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José Aricd La cola del diablo Itnerario de Gramsci en América Latina BOrGR: Tale sntorial ey be Prot. ‘by copyright lan. (Title 17 U.S. Cove) galis « TNSTITUTO 7. Dt TELLA BIBLIOTECA BE OCIAS wuntosut Perens aD ww particular al propio Palmiro Togliattt, No debe sorpren- Geos, entonces, que los comunistas argentinos se nega~ ran siempre a publicar su “Memorial de Yalta”, clevado a la eategoria de testamento por su lamentado deceso ape- nas termnado de redactar 50 ‘Cuando en 1963 el grupo de intelectuales cordobeses ‘que dio vida a la experiencia de Pasado y Presente fue expulsado del paride, sancién seguida por otras que colo- ‘caron fuera del comunismo argentino a la mayoria de su sector untversitario en Cordoba y a un grupo numeraso de estudiantes e intelectuales de Buenos Aires, Rosario y ‘Mendoza, ee elausuré por largos aftos la tenue y controver- luda presencia de Gramsci entre los comunistas. En ade- lante, ni siquiera sera mencionado. Y aunque es posible ‘afirmar que Agosti nunca reneg6 de la deuda intelectual ‘que habla reconocido tener con el pensador y revoluciona- Ho italiano, dejo si de manifestar la vocacién entusiasta deotrora. En abril de 1969 inicla su publicacion en Cérdoba una re- vista trimestral de ideologia y cultura de clara inspira- ‘an gramsciana, Su Utulo, Pasado y Presente, recogia ¢! fmisino con el que Gramsc! rubricé aquellas notas de sus Cuadernos destnadas a examinar experiencias civiles y ‘morales de las que quiso alcanzar una conciencia exacta ¥ a las que traté de dar “una expresién no stlo teérica st- hho también politica". El presente como critica del pasado. ‘ademas de su superaclof €ra su embletia y fue también el de los que emprendieron en la cludad mediterranea una travesia que atin no cesa. 1 Pasado y Presenie se propuso'ser la expresion de un cen- tro de elaboracién cultural relativamente auténomo de 1a estructura partidaria yun punto de convergencia de les in- felectuales comunistas con aquellos que provenian de fires sectores de la taquierda argentina. La revista, cuya primera serie concluye en septiembre de 1965, pretendia Drganizar una labor de recuperacion de la capacidad hege- ‘monica de la teoria marxista sometiéndola a la prueba de lis demiandas del presente. Desde esta preocupacién. ¥ ‘aunque ello no fuera muchas veces expuesto de manera ro- funda en sus contnbuciones, cuestionabames el llamado os 13 ‘smarismo-leninismo* como patrimonlo te6rico y polite co fundante de una cultura de la transformacién. Lenin era, para nosotros, la demastracién prictica de la vital- dad de un método y no una suma de principios abstractos e inmutables: su Slosofia no debia buscarse alli donde se creia poder encontrarla sino en su accién prictica y en las relledones vinculadas a ésta. No en Materlismo y emprroerticisme, sino en las Tests de Abri, para dar un Jemplo. Recuerdo que en el editorial del primer numero, que fue el texto por el que acabamos todos por ser expulsades del Partide Comunista,afirmabamos enfaticamente una com viceidn que, a cabo de los afos transcurridos, ereo que ¢a- acteriza bien lo que distingut6 a tal expertencia de otras ppublicaciones de iequierda de la €poca, a las que en mu- hos otros sentidos se asemejaba, Deciamos alli “La auto- nomi y la orgitalldad absaluta del marcismo se expre- sa también en su capacidad de comprender las exigencias alas que responden das concepelanes del mundo, No es broquelandose en la defensa de las posiciones preconst- ‘tuidas como se avanza en la busqueda de la verdad, sino partienda del enterio dialéctico de que las posiciones ad- Yersarias, cuando no son meras construceiones, dertvan de la realidad, forman parte de ella y deben ser reconside- adas por una teorla que las totalice’. Por una teorfa, en fin, que pueda extraer de todas esas posiciones “todo lo que de verdad, de conocimiento” efectivamente conten: gan. Y citdbames a un flésofo ttaliane. Antonio Bani, Comunista también 4, para recordar que el mateisnio tstunfa usando las armas del propio adversario y enrique- cléndose de sus tesgros, no como botin de guerra, sino co- "ho premio de una reconocida victoria 5! Esta conviceién, que nosotros elevames a principio ar- quimédico para la elaboracién de las hipotesis de traba- Jor SuTg-Gel modo en que considerdbamas las raices del ‘marcismo y de la influencia que elercian sobre nosotros otros flones de la cultura europea a los que tuvimos acce- 50 por razones del todo ocasionales debidas a historias personales de los miembros del grupo, pero que nos a } hablan de las virtualidades de los viajes, de los efectos fe- ccundes de los eruces de culturas, Estuvimas ast en condi- ‘clones de recibir y de analzar a partir del mardsmo _. eorrientes tales como ¢l_existenclalismo sartreang y la C \ Tracerlo porque encont fenomenologia d Claude Lew-Sirauss yelestruc- falismo, Braudel y la nueva historia, y hasta las co- “Frientes todernas del palcoandlisis que giraban en torno Fret ie un sol apenas conocido por estas terras: Jacques Lacan, sin comprometernos con ningiin ismo. Y pudimos ‘en el marsmo italiano, yen Gramsci en particular, un punto de apoyo. el suelo r- tne desde'el cual incursionar, sin desdecimos de nuestros Ideales socialistas y de la confanza en la capacidad criti ca del marxismo, en las mas disimiles de las construccio- nes tebricas, Es verdad que estas nuevas corrtentes del Saber despertaron el interés de muchos intelectuales de formacion marxista y que otras revistas de izquierda pu- ‘bicaron trabajos dedicados a analizarias. En este sent do podriamos hablar de una suerte de “espiritu de época” facil de adverur en todas esas publicaciones. Pero lo inso- Ito en nuestro caso era el hecho de que pudiéramos sus- tentar una amplitud de intereses y un desenfado ante la ‘cultura “burguesa’ que no era comin. Para citar un solo lemplo, el ulumo niniero dela primera serie, de sep- tiembre de 1965, incorporaba un aiticula de Oscar Masct- ta sobre Lacan, tal vezel primero en su genero que se publi: ("caba en espaiiel, con un texto de Héctor Schmucler en que enjuicia la Iteratura a través de Rayueia y el anallsis del clicto de os obreros de la empresa Flat de Cordoba. La \ encuiesta obrera de Mare, junto a Lacan, Prebisch y Corté- | "Ai mencionar esta modalidad de trabajo con la cultura ‘no postulo tuciar una dlscusién acerca dela legitmldad Ge Lodos estos cruces floss y culturales, sino simple- mente reconocer que no se trataba de un mero eclecticis- ‘mo sin fronteras, qué Todo eso era posible porque habia 1 Girpunto de pariga que lo admit: un punto de parta sustentado en el pensamiento de un marxista que admitia inite aperturaa-Enr este sentdoryreneo que stlo en €. por 6 Jo menos desde una perspectiva grupal, falmos “gramscia- (/ mos” y como tales revvindicabamos nuesta identidad en ((eVambito del debate argentino. Cast como un desafio, C como una forma de nadar contra la corriente. Y st para la ortodada comunista esa condicién era en definitive la prueba mas evidente de nuestro “revisionismo™. para algu- nos sectores de la tquierda expresaba tin camino de bus- ‘queda y una manera de encarar los problemas tedricos y politicos que debian ser alentados. por encima de la opi- “high que le merecieran nuestras posiciones politicas con- cretas. En un articulo dedicado a comentar nuestra activi- dad, y en el que por vec primera se nos identificé con un ,, mote destinado a tener fortuna: “los anos argenti- hos’, la revista Nasoral icseabe Ge SE “Guletiemode: ~" : “El surgimiento de una corriente intelectual de inspira- ‘ién gramsciana en la Argentina forma parte de este pro- ceso de esclarecimiento que divide a la intelectualidad ‘manaista, Y puesto que la personalidad de Antonio Grams- (ces una de las mas ricas del siglo. no seremos nosotros quienes desdenemos el valor de su produccién intelectual y la importancia de su influencia. Por el contrarto, cree- ‘mos necesano destacar el cardeter que deben asumir sus ensefanzas en el campo especifico de nuestra realidad [.. El gramscianismo en nuestro pals se maniflesta mas en ‘térnainos de autoconciencia dei fracaso de la direccién del Partido Comunista, es decir. como critica interna del mis- ‘mo, que como aplicacién consecuente del eemplo dado por Gramsci en Italia. Sin embargo, el cardcter que asume esta bifurcacién 0, mejor expresado, este soslayar el pro- Dlema central del proceso revoluctonario en la Argentina ‘inediante la eritica de las direcciones politicas de la i2- uierda tradicional, no tendran las consecuencias que en el pasado debieron padecer algunos intelectuales. Las vie~ Jas acusaciones |. que debieron soportar varias genera- ‘clones nada podrian en el presente. Irremediablemente ‘para ellos, la nueva generacién tnicia una nueva etapa y, a Jo sumo, podrin precipltar su incorporacién a las Iu- chas concretas.en elterreno nacional."S2 \ i i Bi articulista (por qué me empecino en creer que de- trds del seudénimo pudo haber estado la persona de mi amigo Emesto Lacia. por esos afi integrado a la revs- waa) “can los redactores de Pasado y Preserie en Gque el problema central a resolver era "el de una renter- | pretaeiin de todo el pensamlento argenting desde y con el | marxismo’, Finaliment?, se preguntaba: ignide vari Jos Jovenes. os?” Su respuesta era en eondicio- Fal. “Ello depende ce la iifluencia que como grupo de op \ lén sean eapaces de jercer” 59 a 0 foe ta tntencia ral 1 v Presente y cts empresas que anumo™ Que produ en trminos de fecultados una expencncia CARUY que mirada desde el Drssenteevdeneia vr muy vasla, aunque estvicraacoa Senada Ge graves ecrres polticos, de impacienclas Pfutocos, de mowabics Imaciones teéreas y de una ‘Scapacidad manta de soatener con gory Tesponsa Diidad algunas de sus mis feruls itulcones? El balan- Er citi davis no ha sido hecho, pero deberia impont- Sscn come una exgencia porque feimos part aciva de ( Seprocese incontclade que condujo ala sociedad arg Giebrume merce espual de volenda. El Coloquo de Ferrara tl ver oper cn nosotros, sin que sus organizado- Forno hubicran propueste consientemente, como un Tetonule eflcar para encarar el reexamen erisco de ‘una SSperenela que consituyé tambien un expiulo signi ‘Soar ion evetare del ramacimnoen Ameren Latina "al propostto me permto hacer algunos sefalamien- tot que noeearin eleentos oecessros para la compre wida'de is “geoprata’ que nos proposimos delinear. Ba Seamer trainer sefalo ia relatia’disponibidad de la / cultura argentina para abrirse a la influencia de las co- CSBinesovenientos y figuras més sgnieauvas de ta fete uatana de posgueta, En os aoe que sgueron @ 7 - Ja caida del faseismo y al alljamiento del control pero- rista sobre la Ubre circulacion de los bienes culturales, , udimas acceder y compartir todo lo que de nuevo 0 reno. {( vado ereatia en los Uerspes dificles de la reconstruceion nacional una cultura que se habia liberade dela opresién fascist y en la que el marxismo tenia una presencia rele- ante, por no decir hegeménica. Gramsci acompan en certo modo la invastén del neorrealismo (mica, y a tra és de algunas publcaciones, de Chere: Nuowo en espe- ial. segumes los debates que provecaron sus reDedones sobre problemas estéices y culturales. Lemos con pasion Vittoria! y pudimos reconstruir en la Cronica de los po- bres aries de Pratoln la tragedia que signed fas- Smo para €l mundo popular subalterno: Las traduedlo- ines de Attllo Dabini hos permiveTon descubrir a Carlo Levy su Cristo se detiso en Eboll nas evocé la existencia ‘en nuestro propio pais de pueblos que se aferraban con dig- nidad a sus culturas primigenias, ‘Atos anes, el exilo provoeado por las leyes raciales smpuestas por Mussolini habia traido a nuestro pais pen sadores que como Rodolfo Mendelfo.o Renato Treves di- fandieron la cultura foséfea taliana, Wicieron tradvelr Yeditar a Benedetto Croce y al propia Franceaco De Sanc- tus. ‘Con Chiarinl, Salinarty ‘otras eriicos seguimos el debate sobre el realismo y a través de eos irrumpe el Lukées dedicado a a socislogia dela lteratura, En las pur Dixcaciones periodicas dedicadas a la critica cinematogré- fica de la ¢poca ~lamentablemente fenecdas sin que otras las susttuyeran— los nombres de Guido Arstarco y de Umberto Barbaro eran menciones obligadas, El des” “ lumbratilenio por una cultura que mostraba tanta Tique- zay versatlidad en la tarea de incorporar temas y proble- sas de ors Areas alas que nes reulaba died aceeder F razones idiomaticas =a alemana, por elemplo~ en Centon la gura de Gene Paves ina Conktacion ssubyugante. En una epoca todos fulmos pavesianos,leto- \ 7s incansables de su obra potiica muy tempranamente ‘traducida en el pais pero tambien de exe lire de chevet ‘que por aos fue Blofciode vir, ry ee Gude 181 ate aan sata dee una mura pons aa era qu poe mn el pesca Heese Sepia gare scat str 9 oi tins tulos de Realidad y realismo en la narativa argentina, tae ly lay ar oe cue sn ais Ho ene see este oe ns imeeeecn Oem cor arson ese Cat copra cg feed Su pes es prc rie ian dun paar ren J etre aot cond ee er ears mers ce thas come hee eer, ce oeeooe cre aun Gob soon ana: ena eng re he cee ee ae a fees metas alae pe Sot & podiamos afectar una tradicién desde la que reconocia- pss soon de oe sy Seri et Be neon spn Se ae Pa ee en ge ee a ar en Gn sis pars life 6 rac ent oe oh i errno ui a pena se sesame on or areas A fur ple ia orn coc Seno Sep es» un ta tannda “vaio, ssn soo on Mae cree es at ot ce ee fps me“ Gat a once wade ee nt Fr Pa sr. oes te, es wan met Seep rs ce etn ccm me ne Fr, ree aren era cond a nrarismo, La lequierda argentina, y més en particular la comunista, nacié y crecié sin la herencia de una gran tradicién teérica nacional. No tuvimos en este campo fl guras equivalentes a las que en otros paises, eacasos por lero, leon inclo aun tinerario propio. No las bo fampoco en América Latina, con la sola excepeién de Ma- Htegul, pero a éste sélo pudimos descubririo tardiamen- ‘ey io por azar a través de Gramsci. En condiciones tale éseeraelcamino que senos ofreciay lo tomamos. 3 4a busqueda de la realidad Pero cual era esa realidad (ue pretendiamos aferrar? Recordemos que la revista se ublicd en Cordoba, una ctudad de provincia, Tal vez esta transterrados en el propio pais, que soporiamos la asf ‘lante eentralzacién de la vida nacional que una TEEN impone a todas la otras, nos remite a una historia de pos- tergacion y desvalimienta eantra la cual muchos aman Bero nadie se atreve acortar. Hasta dénde este Recho nos {stalaba, en cierto modo, en la situacton de “tples © cua druples provniaoa” dela que hablaba Grama Pen. so que buena parte de la gravtacion que alcancé la revis- ta deberia ser rastreada aqul. Un grupo de inelectuales rulltantes de nquierda, comunistaa y no comunistas, uni verstarios y otros que no lo eran, protagonizaba, una experiencia insélita. Refledonaba sobre los problemas. politicos y cuturales de la nquierda desde un Sito ale do de ia Gran Cludad donde histércamente crstalizé la fGoclinde pear 5 * En realidad, Cérdoba era algo més que una ciudad de provincia. Desde fines de los afos vente y en mayor medl- 4a en los tempos del goblemo peronista, fue el ugar de Aasentamiento y expansion de la industria metalmeeanics en torno a tres grandes complejos de la rama automotriz: ‘Que ocupaban una parte signiieativa del proletariado fa- 70 br, un proetariado de rectens 8 que se muta fe cas caeulas Gch fa sunencia de fronteras denidas entre tance Joy mundo ecco inclectualpeseraba tar Soe deck dtancla de casey de nga Cracrouca dl Gran Buenos Aires, Aqui, en cambio, un acercamiento mor Iecular de las fguras tipicas del obrero y del estudlante ‘lrecia un cuadro variado pefo relativamente homoginco fenel que las diferencias se aienuaban sin disiparse. Laestructura misma dela cludad creaba. a su vez, cond!- clones Tavorables para tna composicién de estratos socia- Jes a los que la profundizacién del desarrollo industrial habia tendido a separar y diferenciar. Un sistema de transporte urbano radial y convergente hacia un eentro oliico-purveratics, comercial y cultural bastante re ia Legslaturs fa | ucla, cast untas la Casa de Cob | Reet General lf yb Urea I fpedioe de comonicacin y la policia. los locales paride ‘Tios, ibrerias, biblictecas. salas de conferencias y dece- | fas de faleras, bares y cafeterias. Todo un Conjunto abl | JaPado'y complejo de estratos sociales y de instituciones | \ Que formaban un entramado del que finalmente nadie | quedata excluido, Es logico entonces que en los momen. | {bode ensis esa trama urbana tan compuesta diera mues- tra de una comunicativdad social y politica de vigor ex TE los afss cincuenta y sesenta Cordoba fue el epicen-\ {co del conflict socia). a dad dela revuelta urbana ele- ee ein ae motdo al-cudebase de ia) | irupatg eh sndeaione cask ea aye arose tacion de la taquierda peronista a la que se reconocia 30- | | | Galsta, de hs testatvas icipientea de contrl cbr, | de la democratzacion de los sindicatos fabrles del acer- | famiento y hasta fusion de los estudiantes con el mow. fhlento obrero, de la radicalizaclon de los jovenes eatSl- ‘cos. Alli nacié aftos después la of sn Montoneros, Sis a er ngs ota pane eee Reval ‘are el Ejreito Revol ‘nario del PUEBIO_ Porque (odo esto eclosion tumultuos iaite th 50s tiempos el desenlace fue mds terrible, sig | n ‘nado como estuvo por una represion sangrienta y despia- dada acaso como ninguna otra. ¥ no deja de ser emblem. ‘Uco que haya sido esta cludad precisamente la que mutri6 a las tes figuras mis relevantes del sindicalismo de ela- ; S€: Alo Lopez, Agustin Tosco y René Salamanca, los tres (Vitis deta 26 ~""Esa era la cludad en la que nacié Pasado y Presente yen estos sectores sociales encontré su mundo de lectores, “aPorque éramos gramscianes al publicar la Tevista ‘nos {_magindbamos vivir en una Turin latinoamericana, 9 a¢- \ cedimos a Gramsci porque de algiin modo Cérdoba io ea? ‘Tal vez, simplemente, estabamos predestiniadosa Serio, En los incandescentes afes. y deade una perspectiva que fue por mucho Uempo lenintsta, limos « con pa sién; aun més, aprendimos el idioma para leerlo'en Sus ‘ientés onginales: Pudimos conocer sus escritos anteno- esa los Cuadernés y toda una abundante Iteratura inter- pretativa que nos Hegaba de Italia. Pero leimes tambien a Toglatd, Luporint, Bani. Della Volpe, Collett: traducia- ‘ios $s escritos y los hadiamos eireular. Nuestro debate Jos incorporaba. De algin modo, lo que estaba germinane / 2g Lerdaba era un movieno scaly pio de ca racteristicas nuevas y en ese grupo en fusion pignamos \. or que las ideas de'Gramsc! cicularan como st fueran roplas, Estas son las razones por las que creo que ms all dela discusién que hay pueda hacerse acerca dela vi gencia actual de su pensamiento, ¢ independientemente de las dudas respecte de lavalides de sus Categorias estra. ‘égieas, es indiscutible que tuvo para nosotros un formida- ble efecto Uerador. Nos permit reparar en problemas {QUE antes se nos escapaban, porqué'no éstabamos en con. ‘iciones de captarios 6 porque No podiamos dar de ellos explicaciones plausibles. En una palabra, Gramsci nos, (// permits introducimos en los grandes problemas naclo: ales. = = \.¥esto que parece obvi, o quads hasta banal, para no- sotres marstas argentines y lauinoamericanos repre- sento, surembarge, un grave diléma, Sicomo se afirmaba dogmaticamente en las direcciones partidarias el marxis- ‘mo era una verdad universal, la realidad, e! mundo de to, gonereto, no podia ser sino ia manfestacibn de tal ver [un wiero epilendasena- Noves-que'se-eiers tal Osa, “SMmpIEHIeNTe Ge Tz premisa se dedueia una falsa empiria aque se asummia como lo real. Aquello que se presemtaba co- ‘mo el prodcto de la indagacion era simplemente la encar- nadura de lo pensado, Para elaborar una propuesta Poll Nea no era imprescindible desentrafar previamente las complejdades histéricas y genéticas de una formacion so- lal porque su destino ya estaba Sado de a clencia del tiarcisms ocultaba con sus oropeles tna Ideo- logia legtimante: entre historografia y- politica se habia pfedueido un hhiato tan profundo que el debate acerea de 5u insoslayable vinculacion era en los hechos un punto a ‘mente entre el nactonalisma burgués y la lnquierda au- {ottulada marsista El discursa que enfatizabala singula- /Tidad_de las realidades nacionaes perienecia cast COB pulares © po- Bullstas. El discurso marzista-leninisa, et cambio, sos -Pecaba de todas aquells posiciones que al enfaticar Ia “excepcionalidad” dejaban supuestamente de lado la uni- formiad capitalist de tales realidades. Cuando a un pe- rand geblal se le'ecurrié escribir el primero, tal vez e ‘unico libro en la region al que le cabe con mas derecho el calfieatvo de marxsta. lo Uamé precisamente 7 Bnsa bos de tuerpretacién de la realidad peruana. Y fue esta idea de la exstencia de una “realidad nacional” propia € frreductbie lo que motv6 la eniuea malevolente y bur: Jona de los dirgentes de la Comintern en la conferencia de los partidos comuntstas latinoamericanos de 1929, Ea ‘su optaién, que fue compartida por el resto de los deicga- dos excepto ios peruanes, no exstian realidades naciona- Jes que diferenciaran ead process y tomaran especiicas las diferentes propuestas de accién politica. tert es que te Feleo a un hecho demasiado aejado nel uempo. Pero st recordamos que en los anos euarenta Y cincuenta la formacion teériea y politea de un comu hista argentino —y seria interesante indagar hasta qué ‘Punto era distinta la de sus afines launcamericancs~ se 73 bbasaba en el estudio de una obra cuya lectura era cast obll- gatoria, la Histor del Partido Comurisia bolcheuique dde la URSS, no resulta difcd tmaginar los obsticulos que ‘habia que superar para “descubrir la nacion. No era este bro, aceptado en forma acritica y reverencial, el que podia permitimos alcanzar una forma de trabajo teérico apto para ese “culdadoso reconocimiento de caradcter na- ‘clonal57 que Gramsci creia poder tnferir de las agudas observactones de Lenin en el I Congreso de la Interna ‘clonal Comunista de 1921, No era por los avatares de una historia afena, y que nos era transmutida a través del velo de una deologia que en definitiva ocultaba una nacion de Ja que no conociames ni siquiera su idioma. como podia- ‘mos deteiminar los elementos de nuestra sociedad civil Precisamente esos elementos que definen la trama real de, las relaciones entre gobemantes y gobernados. el_telido molecular del dominio y del consenso sobre el que se Suslenta un Upo particular de Estado y sus formas de di- receién politica, Para todo esto era menester efectuar un trabajo de reconocimlento de su historia politica. de sus, formas de conciencta, de sus todos de organizacibar pero fo teniamos a nuestro alcafice los conceptos que pudle- ran consentimos tal trabajo y no era en Stalin precisa- ‘mente donde debiames buscarles. Nunca dispusimos de algo equivalente al sustrato histo- rico sabre el que se fundaron las propuestas estratégicas y poliicas formuladas por los comunistas italianos en las ‘Tests de Lyon. Ninguna discusién sobre la validez 0 no de tales tests puede opacar el deslumbramiento que 10s pro- ‘vocaron cuando pudimos leerlas. Alli habia ‘una manera de sttuarse frente a los problemas, una forma de construir 1a accién politica, que nosotros debiamos de algin modo adoptar. Es verdad que en todo esto hubo de parte nuestra ‘mucha ingenuldad, limites teéricos ¢ inexpertencia polit- ca, pero debemos recordar el hecho de que estabamos fren- te-a la necesidad de desandar un camino para recorrer lz sn ingin maestro que nos guar. sin tadciones ‘ie apoyamos, sin una corriente ideal lo suficten- {emente ampla y dferenciada como para coregir en la ” ‘propia accién politica una inexpertencta que nos era con- genta, 4 Por estos motives no pudimos evitar ser eclécticos; mas ‘un grupo arrastrado por la dilatacion extrema del pensa~ iento'y de la accién politica de iaqulerda, que un niicleo formadar de una nueva tradicién de pensamiento. Epige- ‘nos mais que hacedores. En su primera etapa de existencia / (0963-1965), Pasado y Presente fue expresion politica y (C cuttural de la tzquierda cordobesa, con fuerte prestigio en- ie clertos medics intelectuales y vinculada a las corrien- “es Jeninistas castristas, De otras ‘corvientés ‘simlares Surgidas en el interior tel Partido Sociaista, 0 producto de fraccionamientos del comunismo, o de raices catslk 2s, nos diferenciaba nuestra filacion gramsciana. ¥ ex to no dejaba de tener suis consecuencias, En la teoria, el curstionamiento de cualquier tpo de doctrinarsmo: en la prictica, la bésqueda de los comunes denominadores de todas aquellas fuerzas a las que sus respectivas ideclo- {Gas distanciaban. Reconociendo la potencialidad revolu- Slonaria de los movimientes tercermundisias, castistas, fanonlanos, guevarisias, etc. tratsbamos dc establecer guevarisas toplatlansa. Si fue posible. nosotros Hi ex- Desde ia tentativa tnictal de trabajar en el interior del Partido Comunista para contribuir a renovarlo 0, hiego de nuestra expulsién, el descubrimiento de la potencalidad reyoluctonaria alofada en la sociedad argentina erreondi= cfonies de offecer una base de slstentacioa para una ‘mas que nos platiteaba en términos del anclaje “orgini- 7 co" de una tequierda intelectual en el mundo de los traba- adores, Pasado y Presenie fue la expresién ideolégiea y ‘cultural de un grupo que recorria contradictoriamente un camino que le permitiera indvidualizar un interlocutor clase deslents gue sues al arate dela gue: os sesenta yeaa de go ccado, en definitiva, auitca, Pero se trataba Unicamente del aislamiento ‘an grupo o habia algo mas? .No expresdbames nosotros 1 problema general de todo un amplio sector soctal exciut ‘os hechos de Ta'vida politica sin que tuviera con- ‘ienela de €36, aunque soportara sis efectos? El cuadro de Aisolueton de un sistema politico al que por razones ob- _ vias rechazdbamos como flegtimo nos eolocaba ante una \ / eisyantwva para la cual no estdbamos preparados. Creyen- | doser actores de un proceso histérico que marchaba en et ‘sentido de nuestros Weales revolucionarios. sélo ramos \ as clegas vielimas de una guerra civil en cleric, El recha- ‘ao de salldas politicas fandadas en la exclusion de los tra- ajadores por su flizcion colocaba objetivamente fuera cde cualquier recomposieién democrdtica a un movimlen- to social de extraccién medicdlasista al que la prolon- gada crisis nacional —y no sélo el mito guevarista— Qrrastraba al privileglamiento de la violencia, En una Soctedad que ho dejaba para huestras demandas otro espa- ‘io que el de la revuelta, se comprende que consideréra- ‘mos las formas habituales de la politica como puros ins- ‘trumentos de neutralizacién de los reclamos de poder que elconflieto social expresa. No fue necesarto que nos manl- festdramos en conta de metodo democrético ~ aunque lo Tucimas— ‘2 decir verdad, éste no era prnade furs Guns sodedad sempre inde Instalada ef la violencia, la democracia argentina io tena partidarios fl Cusiodsos. De manera cast tnel ‘Table, ln ela de clases se fue convirtiendo en guerra de clases * | | 5 La revista reanudé su publicacén por un breve periodo en- ‘ge abrily diciembre de 1973, con un grupo de redactores ‘en parte distinto con Stree en Buenos ates. Vinculada al proyecto de formacton ce una tenden: erda so ellista en el interior de un movimiento peronista en re- composiciin, sucumbe con el fracaso estrepiteso de las ‘usiones revolucionarias que a6 contrbuyé cama nin- {on otro momento a despertar. Su estacian fe muy corta, Spenas des nimeros, pero con una mayor eapacidad de n= {erveni? ex Fealigad politica iamediata que en su elapa anterior. Gravité deciatvamente sobre la visiin que tro) let queda de una crea de Tha que rane el “cordobazo" hasta el fracaso del segundo peroata- Agra corsderaron camo “oi organo e- de Montoneres en el sentide de que hizo suyas pro- estan que venian de este movimiento porque ereyé des- sbrr en él una pesiblidad conereta de reconstruccion del eronismo en tin plano elope pico mks avan- nado En realidad, si se Jeen con menos prejulcios que ater cién sus articulos redaccionales y se hace un esfuerzo por indivdualizar las tensiones tnternas de un discurso que nunca buscabs errars, al deliniclon resulta fuera de lu {gar 0, por lo menos. cicestva. La revista mantuvo fuertes Feservas frente a un movimiento que mlltartzaba set pre ms la politica con todas las consecuencias noctvas {Tue este deslizamiento acarreaba: la sustitucion de 10s {strumentes polices que le posftaron conquistar tun expacio de Felatva importancia por una estrategia te _Frorsta tendlente a golpear el corazén del Estado: la Con- “Golldacion de una estructura organativa groseramente ‘lutortariay el desprecto cada ver mis evidente por aquel movimiento social y politico que contrbuyeron primero a crear y que no ayadaron luego a preservar de su aniqui- lament 'Y sin embargo, estabamos en el mismo bando, De nada sive introdueir un julcio fetrospectivo que silence el cli 7 _,ma de época en el que se produjo la aproximacion y el en /* cuentro de una isquierda intelectual con el movicilento peronista de ssquierda dirigido por Montoneros. En los \Setenta, algurios ms, otros menos, flimos todos monto- A "| neros. Quienes se les opusieran no Jo hicieron desde un| Cuestionamiento de la violencia politica: discrepaban ! on su signoideol6gzo,y no estaban dispuestos a daimu- ‘Grsu alarmante fata de dca en su accionar pollsco, Es ‘e defecos eatvteron siempre presentes, pero cl vigor de {un movimiento pollico en aacen los hacia aparecer co- to residuoo de un infantlismo que la experiencia de di Feelin contrbuiria a disipar. Por eso relatiizabamos , Bu importancla: sofames con lo ojos ablertos porque te- | Slams la sceretaintulciéa de que con su suerte se jugaba {ambien a nuestray la dela aqulerda argentina, Para el grupo de la revista, Montoneros. y la constela- cit de grupos meneres que gindban alrededor de su érbl- {a, representaba la encamnacion de una propuesta que en ‘soos esto planteada desde tediados de lo sesenta. 1, Partendo de una critica Tadeal del vanguardiamo 1. (( Gilerdzante y de los requerimientos de una “nueva opost (len social” que Ouia de una sociedad que marchaba a {umbos, indvicualidbamos en el imertor del peroniamo \ el "Unico" proceso verdaderamente valldo y signicatvo, de agregacin polidea reveluconaria y socialists (1 No ‘tatamos prgagando (| estamos simplemente airman do lo que i Nistona de laa doa Gitumas décadas nos ha dejado como lecclén: hoy Ta pastilidad del soctalisme Sitavian el siorimiento petonista y sobre ls eapaldas de fos peronistas revolucionarios Terae la responsabilidad de que esa posibilidad no se frustre" 59 Esta apuesta se fun- daba en una concepeién de neta Aiacién po ca del papel de las masaa y desis formas proplas de orga _tzacidds Fue el Gramsci “nacional popular” quien en 1965 nos ayadé a plantear la cuestion de a cadetdad de luna forma histértea de pensar la soldadura dels intel: | tuales con fos traboadores, ¥ digo plantear. no reoWer, \ porque la pregunta no tuvo respuestas. En 1979, en cam: Bio, fue i experiencia de los consejos obreros la que all , rment6 nuestras refleciones sobre un contrapoder de ma- bas que veiamos erecer en la sociedad argentina °° Pienso aque todas estas complicadas combinaciones culturales y politicas que he tratado de esbozar fueron posibles en vir- Tod de la presencia de dos componentes sigificativos por i modo en que condiclonaron el espacio que la revista, Considerd necesario ocupar. El primero se reflee alas ¢a- Tacteristicas mismas del grupo redactor. desde 1969 priva- do de lgazones politcas definidas y estables y hablando Sempre para una laquierda mas virtual que real. 2QUé cr- idcabamos de ela? Su estrecha experiencia politica, su es: ‘casa vineulactén con la clase obrera industrial y com las experiencias de lucha dé les trabajadores, su excesiva in- Clnacion al ideologismo y al sectarismo, su tendencia a ~ privilegiar éxperiencias paruéulares deformando la tma- fen de a realidad. au permanente osclacion entre una po- Stein empirista y demagégiea en la accion préctica y una posicioa esquematica y principista en las generalizacio- Bes poliicas y estratégicas ©! En los sctenta, la incesante ‘busqueda de un puerto donde anclar parecié concluir para osoues [Luna ver mids nos equtvocamas, El espacio mis Hdeoligico-polilico que politce a secas que ocupamos no ros preservé de las equivocaciones: por el contrario, las potenclé, porque faltaba el ple en Uerra que permitera Qransformar un razonamiento en una propuesta politica. En nuestras virtudes estaban también muestras mita- clones. “El segundo se vincula a las matrices leninista y graims- lana’ qué GonsUtuian el fundamento tedrico de nuestras fefledones. La lectura de Gramsqi enriquecio, con nuevas probiematicas y_categorias analiticas, una concepcién, Bei marxismo que pretendia compaginar una aguda sensi bilidad por los fendmenos de creatividad de las masas. “un espontaneismo consciente” sept Ia formula de) ia- fn un leninismo diluido pero nunca superado. Gramsci nd-nos Uberé de Lenin, simplemente ns permi- (tb tener concepeion mas comple. mis ablerta y adherente a su vertiente sovietsta, Nuestro Le- hin em. como dims, el de las Tests de Abrd y no el del 7 ———rF ( Qué hacer? En realidad, nos quedamos siempre a mitad ‘Seleamino.62 6 Para resumir, y consciente de la dosis de arbttrariedad {que toda sintesis arrastra consigo, diria que la revista ~¥ on ella, el grupo que erecié en su derredor 0 recibi6 su tn uencia— se mantuvo siempre en el terreno del marxis- ‘mo milfante y de la tzquierda soctalista. Gramiscl nos ermitié aferrames’ a dos orlentacionies generales que on mayor o menor nilides estuvieron presentes de mane: fa constante en las dos series de la revista y determina yon las caracteristicas del cast centenar de nimeros de Cuademos de Pasado y Presente que la acompataron ¥ prosiguleron: a) la preocupacion por el examen del condor {o nacional desde el cual deben pensarse los problemas de la tansformacion y de la perspectiva socialista: b) el Feconceimiento pleno del soctalismo concebido como un ‘proceso que se Gespliega a partir de la sociedad, de las ma- Easy de sus propos rganustos einstituciones, Estas dos ideas centrales contenian un potencial ert ‘co que nos permilis mantener siempre una clerta distan- fla. que como hemos visto estuvo més en el plano teérico que en el politica prictico, respecto de las vertientes cas- _tistas-guevaristas, peronistas, maoistaa.o aun socialde:, ‘méeratas, Tal distancia critica fue defendida por nos- \ Gros no como una lmitacién, sino como una virtud. Re ‘chazabamas con firmeza cualquler clase de “ismos" a la Gque los avatares de la realidad o las presiones de los he- Ghos politicos mos arrastraban. Este rechazo se fundaba fen uma hipdtesis de trabajo que, mantuvimos con rara constanla, pero ue en nuestra labor teérica y prictica ‘punea pudo arribar ala conqulsta de una autonemia elec wa, El tipo de maraismo del que buscabamos apropiamos, yy para el cual venian de Gramsc los mis altos estimulos } contrtbuctones, no intentaba encontrar en si mismo su 80 es principio de validacién. Lo buscaba, en cambio, en su ca- Facidad de medirse con los hechas de una realidad en pro- Piso de eaiabio. Sin embargo, esta capacidad no const {us una evidencia de su supuesta condicion de teoria ver~ Gadera, sino que era un resultado de la incorporacién en Se propia estructura tedrica de las adquisiciones de la Stedeiay de la cultura moderna. Si se acepta que son dos fas categorias esenciales del anéliss teorico de Gramsct, a ovtilad y la histerttdad, me atreveria a sostencr que fueron te ésas las que quisimes privile- (Bar, sin habetlo logrado munca del todo, en nuestra lect- aide los hechos del mundo y en la problematizacion de la Fisona del mareismo. Pienso, por lo demas, que fueron iss categoriae las que traté de poner en funelonamien- GEN tenlativa de reconstraceién de las relaciones en- 2c pensamiento de Mare y América Latina, como un car Ditulo aparte delvia cructs del manxssmo.%9 Ey atte sentido. y tl vez sélo en OJ, el saber mandsta det que buscé aproplarse y que defends el grape Pasado y Fecaue era aquel en condiciones de sopartar un dialogo Productive con el mundo y la cultura del presente, Esta vi Piet eaprejuiciada, no ideologica, 0, para decirio mejor, Julca del'marcismo contribuyé a hacer de nuestro grupo una ‘marginal, inelasificable ¢ incémoda de experiencia margi ca ln cultura de zquierta et Argentina, a

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