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éPublico o privado? Un debate cultural BERLIN — Losentusiastas del arte estadounidense tienden aido- atrar el planteamiento del Viejo Mundo porelcualel Estado sub- vencionalacultura. Perounade Jas consecuencias MICHAEL — esquetasinstitu- cionesculturales KIMMELMAN europeascasino ————— tienen, encom- ENSAYO paraciénconlas estadounidenses, tradicion de donaciones privadas. Enmuchos paises hay pocosin- centivos fiscales, oninguno, para atraer donativos de particulares. Hasta setiendeamenospreciar el trabajo voluntario: los trabajado- resasalariados parecen conside- rarlounaamenaza, no una bendi- cin parael servicio publico. Talvezeso esté cambiando. El portavozde cultura del Partido Conservador britanico, Jeremy Hunt, prometianohace mucho introducir “una cultura filantr6- picaalestilo estadounidense” si Jos conservadores llegan al poder. Enundiscurso pronunciado du- rante un congreso dedicado ala Situacién delas Artes y celebrado en Londres, Hunt pronosticaba, una “edad de oro” dededucciones fiscales para fomentar las dona- ciones privadas y ayudar aredu- cir el gasto publico. En Paris, elmuseo Pompidou permanecia cerrado mas de dos semanas y otros museos varios dias debido a una huelga porque elpresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, también quiere reducir lasayudasalasartes, Elpresiden- tefrancésha propuestorecortar el nimero defuncionarios publicos, conuntrabajode por viday gene- rosas pensiones, incluidos los que trabajan eninstituciones comoel Louvre y el palaciode Versalles. Elplanes que s6loun trabajador sustituyaa dos que sejubilen. Se supone que los museos fran- ceses deben conseguir financia- cidn siquieren mas trabajadores, Enresumen, americanizar el sistema, como Hunt propone en Reino Unido. Maia de la Baume colaboréen esta informacién desde Paris. New Yor Tes, Didier Alaime, representante dela Confédération Générale du Travail, el mayor sindicato del pais,en as conversaciones con el Ministerio de Cultura, declaraba que “cuanto masdependanlas politicas publicas dela financia- ciénprivada, masriesgocorrende sufrirlosaltibajos del mercado”. Yafiadia: “Cuantomasdependa- mos—enreferenciaalos ciudada- nos franceses—delafinanciacion externa, menoscontrolaremos las politicas que sefinancien”. En Berlin, suelo escaparme durante unao doshoras alaGe- miildegalerie, el museo pictorico municipal dedicado alos viejos maestros. Es uno delos mejores del mundo, pero comose encuen- tra fuera de los circuitos turis- ticos, ycomoes Alemania yno Francia, est casi siempre vaci Elbenévolo descuido burocrati- La financiacién ptblica de los museos europeos, en peligro. cosostieneigualmentedocenasde compafifas de operaalemanas, cu- yaproliferacién constituye un or- gullonacional. Almismo tiempo, alliberaraestas compafifas de las fuerzas del mercado, les permite notener que rendir cuentas a casi nadie exceptoas{mismas. Unade Jas consecuencias es laabundan- ciade producciones operisticas mediocres en Alemania. Hastacuandola cultura patro- cinada por el Estado empiezacon grandesambiciones, lamaquina- riaestatal puede destrozarla. Del mismo modo que Georges Pompi- dou, el presidente francés, disené elmuseo Pompidou, su sucesor, Francois Mitterrand, inauguré el Orsay, y después Jacques Chirac hizolomismo conel museo Branly de culturas nooccidentales. En esos casos—la politica distorsiona elmodo de exponer los objetos, como productos deunadudosa JoEVES 4 De FEBRERO DE 2040 historia revisionistaen el Orsay y, aunque involuntariamente, como muestrasdeun zoo coloniallista en el Branly—también produjeron museos estilo centro comercial. éLaraz6n? Elmecenazgoes- tatal no es la panaceaen Europa. Elmecenazgo privado, por otra parte, puede tener claras ventajas. Cierto que lleva sus condiciones. Perolavariedad dedonantes tien- dea ofrecer masindependenciay flexibilidad a unainstituci6n. En Italia, dondelos museos pablicos luchancontra una burocracia esclerética, varios coleccionistas privadosy empresashan creado fundaciones comola Fondazione Prada de Milan y la Fondazione Sandretto Re Rebaudengo de Tu- rin, que establecen la pautapara elartecontemporaneoenambas ciudades. En Alemania, la Fests- pielhaus Baden-Banden, unteatro dela 6peray sala de conciertos criticado por muchos por basarse enelmecenazgoparasufinancia- cién, compite con los festivales de Bayreuth y Salzburgo. Los directores delos museos estadounidenses se pasan eltiem- posolicitando donaciones, pero ahora mismolas subvenciones estatales en Estados Unidos, que siempre fueron pequefias, estan dedicadasaintereses especiales. Enun mundo ideal, Estados Unidos se pareceria mas a Euro- pa,y viceversa. Probablemente enelcasode Estados Unidos sea demasiado tarde. Por el momen- to, losmuseos europeosestan estancados entrela privatizacion ylafalta de donantes privados. Nohace falta ser conservador para creer quelas deducciones fiscales fomentaran las donacio- nes. A pesar de lo que ha dicho el sindicalista francés Alaime,la financiacion pablicano protege a lasinstituciones culturales dere- cortes presupuestarios cuando la economia mundial hace aguas. Y losdonantes ricos podrian inclu- soayudar acompensar cuando corren malos tiempos. En cual- quier caso son necesarios. Nos guste ono, almenos eneste aspecto, Europa avanza hacia Estados Unidos,

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