Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
B. El profesor de teología Cletus Wessels dice que “no hay mención alguna
del clero ni de los laicos en el Nuevo Testamento ni pruebas de que
existieran en tiempos apostólicos” (Wessels, 2003:93).
1. “No permitan que a ustedes se les llame ‘Rabí’ […] y no llamen ‘Padre’ a
nadie en la tierra […] ni permitan que los llamen ‘Maestro’ […] El más
importante entre ustedes será siervo de los demás” (Mateo 23:8-11).
3 Los énfasis son míos, y a menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas serán tomadas básicamente de la Sagrada
Biblia Nueva Versión Internacional en español y de la New International Version en inglés. Cuando se trate de la
traducción al español, la llamaremos NVI; cuando se trate de la traducción al inglés, NIV.
4 Mateo 23:13.
3
4. El énfasis que Cristo puso en dar y en atender las necesidades ajenas
fue lo que hizo tan peculiar su concepto de ministerio. Él educó a
sus propios ministros para ser obreros, pescadores y pastores en
sentido espiritual, más bien que místicos y académicos ataviados de
forma especial (Mateo 4:19; 23:5; Juan 21:15-17).
A. Las Escrituras del Nuevo Testamento enseñan claramente que todos los
creyentes cristianos bautizados son ministros de Dios y que ninguno es
superior o inferior a los demás.
5 Faivre, Alexandre (1990): The Emergence of the Laity in the Early Church, p. 47.
4
1. Hechos 20:28. “Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño
sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para
pastorear la iglesia de Dios,6 que él adquirió con su propia sangre.7”
5
IV. ALGUNAS CONSECUENCIAS DE UNA FALSA ESTRATIFICACIÓN
SOCIAL CRISTIANA.
El apóstol Pablo animó a los creyentes a que observaran aquel viejo dicho que
aconseja “no ir más allá de lo que está escrito” (1ª Corintios 4:6). Y es que,
cuando las personas pasan por alto esta sabia directriz, suelen producirse daños
espirituales. Este ha sido el resultado de la falsa estratificación social de la iglesia
entre clérigos y laicos.
C. Una clase clerical asalariada puede representar una pesada carga económica
para los laicos sobre todo si dicha clase lleva un lujoso estilo de vida. En
contraste, los supervisores cristianos atienden sus propias necesidades económicas
realizando trabajos seculares comunes como los de cualquier otra persona,
poniendo de esta manera un buen ejemplo a los demás discípulos (Hechos 18:1-3;
20:33,34; 2 Tesalonicenses 3:7-10).
E. La separación entre clero y laicos hace que estos últimos releguen tanto los
asuntos religiosos como las responsabilidades espirituales al clero, mientras
ellos se limitan a ir a la iglesia una vez a la semana. No obstante, todos los
cristianos deben tener conciencia de su necesidad espiritual y de sus
responsabilidades como discípulos a fin de convertirse en verdaderos estudiantes
de la Biblia.
F. Cuando los laicos no conocen lo que dice la Biblia, es más fácil que los clérigos
los engañen o hasta los exploten. Las páginas de la historia están repletas de tales
abusos (Hechos 20:29-30).9
9No debe olvidarse la venta de indulgencias, la Inquisición católica e incluso la quema de Biblias por parte de clérigos
que no querían que sus rebaños tuvieran las Escrituras a su alcance.
6
V. UNA REFLEXIÓN FINAL.
“...en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran
reconocidos como dirigentes. [...] El problema era que algunos falsos
hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que
tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizarnos. Ni por un momento
accedimos a someternos a ellos, pues queríamos que se preservara entre
ustedes la integridad del Evangelio [...] eran reconocidos como personas
importantes—aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga
por las apariencias” (Gálatas 2: 2-6).
10 Ver: Toledo, Armando H. (2000); El caso bereano. O sobre el espíritu filoalético del movimiento cristiano del primer
siglo; UCLi-Int’l Ministries-México.
7
El Nuevo Testamento no da lugar a individuos o clases sacerdotales que se
convierten en el foco de atención y servicio del Pueblo de Dios. Más bien, es al revés:
el foco de atención y servicio son el grueso de los individuos que forman la
congregación; un cuerpo formado, quizá, por individuos que, desde la perspectiva de
los “criterios meramente humanos”11 no valemos mucho la pena, porque ‘no somos
muy poderosos, ni de noble cuna, ni muy educados’, pero que Dios, desde su
perspectiva eterna, considera príncipes, sacerdotes, herederos, luz y sal del mundo, y
hasta hermanos de Cristo.
Errores como el que he reseñado en este documento fueron los que mantuvieron
esclavizados ideológicamente durante la Edad Media a los católicos, y desde el
Renacimiento hasta el día de hoy a los evangélico-protestantes. Tanto el clero católico
(sacerdotes católicos) como el clero evangélico (pastores evangélicos) han utilizado
tendenciosamente el concepto de “siervo” (o “ministro”) y “templo” para seguir
justificando la existencia de una clase sacerdotal que medie entre la Divinidad y la
Humanidad, ignorando voluntariamente que toda forma de ejercicio sacerdotal quedó
definitivamente anulada con el sacrificio vicario del Último Sumo Sacerdote, y
contradiciendo la sana doctrina, la cual indica que “hay un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre” (1ª Timoteo 2:5), el verdadero y único Pastor de
nuestras almas.
11 1 Corintios 1:26