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8 La medicina en la temprana edad media En el periodo medieval que corresponde al lapso que va desde el siglo vi al x de la era cristiana, la actividad médica, en el sen- tido de la produccién literaria y de la investigacién, se pre- senta en Occidente y en Oriente con rasgos distintos, Mientras que en Occidente esa actividad va decreciendo hasta llegar en la primera mitad del siglo vit a un largo perfodo de estanca- miento, en Oriente se advierte un desarrollo creciente del sa- ber médico con produceién de tradueciones y obras originales, hasta que a fines del perfodo asoman las primeras influencias de ese saber oriental sobre el mundo cristiano occidental. En el mundo bizantino y antes del advenimiento del Islam (siglo vu) pueden atin sefalarse algunas figuras médicas como Pablo de Egina, ultimo representante de la medicina antigua que asiste a la entrada de los arabes en Alejandria, autor de una extensa enciclopedia médica que tuvo influencia en el mundo rabe, pues se tradujo casi de inmediato al arabe, y también en el mundo cristiano, ya que fue traducida parcialmente al latin. A partir del siglo vir, en el mundo latino la medicina se en. claustra, se encierra en los conventos, y durante varios siglos se asocia a la religion sobre la base de una concepeién propia de la salud y de la enfermedad. Para el cristiano occidental s6lo el alma y sus enfermedades interesan; si debe atenderse al cuerpo es por ser éste el depositario del alma, que es lo tini. co que vale, El médico y los medicamentos son recursos auxi- liares secundarios: la Iglesia es el hospital que acoge y cuida a los enfermos; la plegaria es el medicamento més eficaz, Estas 45 concepciones cristianas unidas al folklore médico, a algunas précticas empfricas y a los escasos conocimientos antiguos que los monasterios conservaban en antiguos manuscritos, fueron la base de la medicina de los conventos. En cambio en Oriente este periodo asiste, como consecuencia de la ola islamica, al nacimiento de la llamada «ciencia arabe», como conjunto de estudios e investigaciones de temas cientificos desarrollados en la zona dominada por el Islam, independiente- mente de la nacionalidad y religién de los investigadores. Tales estudios e investigaciones se inician con las traducciones de obras cientificas, ya directamente de escritos persas e hindtes, ya indirectamente de obras griegas mediante versiones persas o sirias. Esta tarea, iniciada en el siglo vit, contintia en el siglo siguiente, pero ahora acudiendo directamente a las fuentes giegas, y ya a mediados del siglo 1x aparecen los primeros fru- tos de la «ciencia érabe». En esa labor de traduceiones fue decisivo el apoyo prestado por los califas de Bagdad, que atrajeron a su corte a traducto- res y cientificos. Asf fueron llamados médicos de la escuela de Gundishapur, entre ellos el nestoriano de nombre latinizado Johannitius en el siglo 1x, que funds en Bagdad una escuela de traductores y que dejé como saldo casi todos los escritos de Ga- Jeno en arabe, muchos de la Coleceién hipocrética y el Dioscé: ides. Se debe ademas a Johannitius un escrito original de of- talmologia, especialidad muy cultivada en el mundo oriental por la frecuencia de epidemias de enfermedades de los ojos. Otra figura del mundo érabe cabe mencionar en este perio- do: el sabio enciclopédico de nombre latinizado Rhazes, de ori- gen persa, que pasé los uiltimos afios de su vida en Bagdad como jefe del hospital de esa ciudad fundado en 918. Se cono- cen de Rhazes dos obras médicas, traducidas al latin en los si- glos X11 y XIII respectivamente, que si bien son compilaciones fundadas principalmente en fuentes griegas e hindties, apor- tan contribuciones originales; sin embargo la fama de Rhazes como médico reside esencialmente en su monografia acerca de la viruela y del sarampién, traducida a varios idiomas, donde se describen ambas enfermedades encarandolas en especial desde el punto de vista terapéutico, ‘También al siglo x pertenece el médico de nombre latiniza- do Haly Abbas, autor de una enciclopedia médica semejante a una de las obras de Rhazes, pero més concisa, cuya traduccién parcial en el siglo xi contribuyé al desarrollo de la escuela de 46 Salerno. En esa obra, se da cuenta de la org permitia a los futuro hospitales. En la Iberia musul nes de este periodo gr dobeses; uno de sus de los latinos, autor d parte médica y otra poco cultivada y poco: que los judfos, tenfan sélo no favorecfan a le jaban las intervencic y charlatanes. De ahs mundo cristiano una rios. Bn el siglo x11 los fueron traducidos al I: contribuyendo a su di tos quirargicos entonc los cuales los utilizad antiguos que se conoe ‘También en el sig] medievales de la med do drabe y que cuente tinizado Isaac Judaei sobre las fiebres, que medieval sobre el ter sus escritos traducic de la escuela de Sale hebreo y al espafol. Salerno, En esa obra, que se tradujo completa en el siglo xu, se da cuenta de la organizacién hospitalaria de la época, que permitia a los futuros médicos una prdctica regular en los hospitales. En Ja Iberia musulmana la actividad médica comienza a fi- nes de este periodo gracias a la proteccién de los mecenas cor- dobeses; uno de sus primeros representantes es el Abulcasis de los latinos, autor de una enciclopedia que, ademas de una parte médica y otra farmacolégica, aborda la cirugia, rama Poco cultivada y poco estimada entre los érabes; éstos, al igual ue los judios, tenian el prejuicio del «horror a la sangre» y no sélo no favorecfan a la diseccién ni a la anatomfa, sino que de- Jaban las intervenciones quirirgicas en manos de barberos y charlatanes. De ahi que esa obra confirié a Abulcasis en el mundo cristiano una fama que no gozé entre sus correligiona- ios. En el siglo x11 los libros quirirgicos de la obra de Abulcasis fueron traducidos al latin y mas tarde al provenzal y al hebreo, contribuyendo a su difusién las ilustraciones de los instrumen. tos quirdirgicos entonces empleados en las intervenciones, entre los cuales los utilizados en las operaciones dentales son los mas antiguos que se conocen. También en el siglo x nacen las primeras manifestaciones medievales de la medicina judfa, que se desarrolla en el mun- do arabe y que cuenta, entre otras, con el médico de nombre la- tinizado Isaac Judacus, autor entre otras obras de un tratado sobre las fiebres, que pasé a ser clasico como el mejor escrito medieval sobre el tema. Isaac escribia en arabe y algunos de Sus escritos traducidos al latin, influyeron en la formacién de la escuela de Salerno. Mas tarde también se tradujeron al hebreo y al espaiiol 11 La medicina renacentista La tendencia general que mostraron los estudios médicos a partir del siglo xi se mantuvo en el siglo largo que va desde fines del xv a comienzos del xvit y que podemos considerar a nuestros efectos como el periodo renacentista. Las universidades facilitaron la formacién de médicos, cuyo niimero aument6 considerablemente, mientras contribuian a atenuar el enciclopedismo medieval sin llegar empero a la es- Pecializacién. Filésofos, humanistas, astrénomos, ete., eran ade- més médicos, y los médicos eran ademas, filésofos, humanistas, astrénomos. Durante el perfodo renacentista la cirugia y la anatomia ex- perimentaron notables progresos, y hasta asomé una nueva anatomia —la «anatomia animada»—: nuestra fisiologia; en cambio, la clinica y la terapéutica siguen estancadas, si se ex- ceptia la excepcional figura de Paracelso y algunos otros per- sonajes aislados. Recordemos ai matematico Cardano, de fama como médico en especial después de haber aliviado de un asma pertinaz a un arzobispo escocés que en 1552 lo hizo viajar expresamente desde Italia y a quien Cardano, entre otros tratamientos, le prohibié el uso de plumas en su cama. Cardano fue un autor versatil: ademas de matematica, ciencia en la que sobresalid, y de medicina, se ocup6 de varias seudociencias conexas. Al regresar de Escocia y de paso por Paris, Cardano se en- contré con otra figura semejante: Jean Fernel, quien después de haberse ocupado de la medicina antigua y de tendencia 57 antiarabista, lleg6 a ser médico de la corte y un atareado mé- dico practico, circunstancias que no le impidieron publicar varias obras: en 1542, De naturali parte medicinae que, por referirse al funcionamiento del cuerpo, es un tratado de fii logia en el sentido actual del término; en 1554 una Medicina donde aparece el vocablo «patologia» como hoy lo entendemos, que se convirtié en un texto eldsico cuyo prestigio perduré hasta después de Harvey, en especial en el ambiente de los santicirculadores», es decir de quienes refutaban la circula- cién de la sangre. Otro humanista y escritor, también médico, fue Rabelais, erudito profesor en Montpellier que tradujo y coments a Gale- no y enseié siguiendo los textos griegos. Dentro de este estado de cosas cabe mencionar también a un par de escritores italianos no médicos que se ocuparon de Jo que hoy lamamos geriatria: Ficino y Cornaro. Marsilio Ficino, el conocido humanista fundador de la Aca- demia platénica de Florencia, compuso en 1489 un tratado en el cual describe un régimen de salud, en especial para intelec- tuales, y expone preceptos para prolongar la vida; el tratado termina ocupandose de la influencia de los astros sobre la vida humana, aunque al respecto Ficino mantiene una actitud muy de la época, vacilante entre el apoyo a la astrologia y la obe- diencia a la Iglesia, que prohibfa esas précticas. Pero la obra més original sobre la longevidad es la de Luigi Cornaro, escritor de temas de arquitectura y agricultura que predicé con el ejemplo, pues en 1558, nonagenario, publica un tratado «de la vida sobria», cabal apologia de la moderacién, no sélo en la dieta y en el ejercicio sino en todos los aspectos de la vida. Cornaro trata el tema en forma empirica, tomando su vida como ejemplo, pues hasta los 35 afios habia sido un ser inguieto y atormentado por tantos males que habia perdido todo gusto por la vida; crisis que habfa superado adoptando el régimen que describe en su tratado en el cual, de paso, hace un elogio de la vejez Polémicas que hoy vemos fitiles reflejan en la medicina los rasgos atin escoldsticos de la época; asf la oposicién entre hi- Pocraticos y arabistas se ve, por ejemplo, en la polémica acer- ca de la sangria. Los hipocraticos sostenian que en la pleure- sfa debia sangrarse abundantemente el brazo del lado del pulmén enfermo, mientras que los arabistas recomendaban la sangria gota a gota en la parte mas alejada de la inflamacién. 58. Hay que pensar que en est: de Paris, el emperador, eter ‘Tampoco el periodo ren categorias sociales de los cuya cumbre estaban los 3 versitario que recetaban, d ban entre sf, exclusivamen tenian el monopolio en la a ras donde los partos eran { los cirujanos que no tenfar vulgar y a los que se tenia p tros barberos que extrafant lizaban operaciones meno Entre los cirujanos se que habjan adquirido un: advenimiento de las arm: que presentaban las herid Por el hecho de penetrar € las consideraba en genera tal mediante cauterizacié sobre todo cirujanos, se 0! tamiento, con algunas vi abundante supuracién de indole venenosa, otros, qu! métodos menos drasticos del hierro candente se m: vocaban las amputacione Este espantoso tratat Ambroise Paré, cirujano de maestro barbero a cit innovaciones en el campo ridas de armas de fuege el tratamiento de partos En el primer caso su que Paré exploté con inte una campaiia militar de trataba las heridas de a! viente posible, al termir gado a utilizar ungiient noche ~continia Paré-n el hecho de no haber ca muertos envenenados lo Hay que pensar que en esta polémica intervino el Parlamento de Paris, el emperador, etcétera. ‘Tampoco el periodo renacentista vio cambio alguno en las categorias sociales de los profesionales del arte de curar, en cuya cumbre estaban los médicos doctores con su titulo uni- versitario que recetaban, daban clase, escribian y se consulta- ban entre sf, exclusivamente en latin; segufan las parteras que tenian el monopolio en la obstetricia, excepto en las altas esfe ras donde los partos eran atendidos por médicos; venian luego Jos cirujanos que no tenjan formacién académica, hablaban en vulgar y a los que se tenia por ignorantes; y finalmente los maes- tros barberos que extrafan muelas, operaban la catarata y rea- lizaban operaciones menores. Entre los cirujanos se distingufan los cirujanos militares, que habian adquirido una importancia especial en vista del advenimiento de las armas de fuego y del cardcter novedoso que presentaban las heridas provocadas por las nuevas armas, Por el hecho de penetrar en esas heridas un cuerpo extraiio, se as consideraba en general envenenadas, y se las trataba como tal mediante cauterizacién o con aceite hirviendo. Médicos y, sobre todo cirujanos, se ocuparon de esas heridas y de su tra: tamiento, con algunas variantes: mientras para algunos la abundante supuracién de esas heridas era buena prueba de su indole venenosa, otros, que no admitian tal cardcter empleaban métodos menos drasticos, aunque el uso del aceite hirviendo 0 del hierro candente se mantenfa en las hemorragias que pro- vocaban las amputaciones. Este espantoso tratamiento terminé con la actuacién de Ambroise Paré, cirujano nato que por propios méritos pasé de maestro barbero a cirujano militar, a quien se deben tres innovaciones en el campo de la cirugia: él tratamiento de las he- ridas de armas de fuego, la detencién de las hemorragias y el tratamiento de partos anormales. En el primer caso su innovacién pudo deberse a un azar que Paré explot6 con inteligencia. Su propio relato dice que, en una campaiia militar de 1536 en la cual, segin las normas, trataba las heridas de armas de fuego con aceite «lo mds hir. viente posible», al terminarse la provisién de aceite se vio obl gado a utilizar ungiientos comunes en su remplazo. «... Esa noche —contimia Paré— no pude dormir bien, temiendo que por el hecho de no haber cauterizado las heridas me encontrara muertos envenenados los heridos a los que no habia aplicado 59 elaceite; de manera que me levanté temprano para visitarlos ¥en contra de lo esperado me encontré que a los que les habia aplicado el ungiiento no habfan sufrido dolores, tenfan sus he. Tidas sin inflamaciones ni tumores y habjan descansado bien por la noche; mientras que a los que habia aplicado el aceite hirviendo los encontré afiebrados, con grandes dolores y tu. mores alrededor de las heridas. De ahi que decidi no quemar mis tan cruelmente a los pobres heridos de armas de fuego.» En cuanto a las hemorragias, Pare introdujo, o reintrodujo Pues ya era conocido por los antiguos, el método de ligar las arterias, mas eficaz y menos doloroso. Por ultimo, Paré agreg6 a Jos recursos obstétricos la «versién podilican Paré es autor de varios libros, algunos de temas quirtirgicos ¥ otros, menos felices, sobre otros temas. Entre los primeros f- gura Sobre el método para tratar las heridas que hacen los ar. cabuces... de 1545, y otros que se ocupan de cuestiones de ci. rugia general y particular, por ejemplo: acerca de miembros artificiales, Entre otras innovaciones quiriirgicas del periodo renacen- tista mencionemos que en 1554 aparece la primera representa, ci6n del férceps; en 1573 el italiano Dalla Croce publica un tex. to clasico con la descripciéri de los instrumentos quirirgicos de la época; que en 1595 se introduce la amputacién de los miem. bros por encima de la zona gangrenada; y que en 1597 el bo. loiés Tagliacozzi se ocupa de cirugia plastica y renueva los métodos de la rinoplastia utilizados por los antiguos hindties, injertando en la nariz piel del brazo ¢ imaginando dispositivos Para mantener el injerto hasta su fijacién, asf como procedi_ mientos semejantes en el caso de injurias en los ofdos, en los labios, eteétera. 60 | La anat Leo: Caracteristicas muy) vantes de la anatom{ El inagotable inte nos naturales y su vi critos, en los que abut acerca de los seres vi sus cuadros y dibujc toda clase de animal cientificos descubrie} vierten a Leonardo y fisiologia compara preocupaciones de cia el hombre en su del mundo» y hacia como campo de inves la representacién de dio de las proporcior nardo comparte sus renacentistas, sus di élel mas grande de | y sélo la cireunstanc numerosos dibujos y que ejerciera la influ la segunda mitad de Leonardo trabajd témicas unos 20 afi 12 La anatomia renacentista: Leonardo y Vesalio | Caracteristicas muy diferentes poseen las dos figuras rele- vantes de la anatom{a renacentista: Leonardo y Vesalio. El inagotable interés de Leonardo da Vinei por los fenéme- nos naturales y su visién pantefsta se reflejan en sus manus- critos, en los que abundan las consideraciones de orden general acerca de los seres vivos y de la continuidad del flujo vital; y en sus cuadros y dibujos que revelan su interés especial hacia toda clase de animales, algunos de los cuales disecé con fines cientificos descubriendo analogias con el hombre, las que con- vierten a Leonardo en uno de los iniciadores de la anatomia ¥ fisiologia comparadas. Pero es natural que en este campo las preocupaciones de Leonardo se dirigieran principalmente ha- cia el hombre en su esencial condicién humana como «modelo del mundo» y hacia la figura humana como obra de arte 0 como campo de investigaciones anatémicas y fisiolgicas. Si en la representacién de gestos y actitudes humanas y en el estu- dio de las proporciones de las partes del cuerpo humano Leo- nardo comparte sus preocupaciones con las de otros artistas renacentistas, sus disecciones y estudios anatémicos hacen de élel més grande de los anatomistas de comienzos del siglo xv, y sélo la circunstancia de no haber hecho conocer en vida sus numerosos dibujos y laminas anatémicas, més de 750, impidié que ejerciera la influencia en ese campo que ejercera Vesalio.en Ja segunda mitad del siglo. Leonardo trabajé en sus disecciones e investigaciones ana- tomicas unos 20 afios, proponiéndose representar y deseribir 61 el ser humano desde el estado de feto hasta el de adulto, sus distintos érganos y funciones, asf como sus actitudes emocio- nales y las fanciones y efectos de los diferentes sentidos. Si en la nomenclatura, divisién y subdivision de esta cabal enciclopedia humana Leonardo utiliza datos de autores ante- riores, por la originalidad de los dibujos es sin duda el funda- dor de la anatomia iconografica. Estos dibujos, algunos insu- perados y todos admirables, los realiz6 solo, actuando como disector, ayudante y dibujante al mismo tiempo, en ambientes ine6modos y con un instrumental totalmente primitivo. Leonardo se habia propuesto una anatomia completa, des- de la cabeza hasta las plantas de los pies, tratando de dar en cada caso la nocién real del érgano y de su funcién; para ello disecé unos treinta cadaveres de ambos sexos y edades dife- rentes, y es posible que dispusiera de un esqueleto armado. Dedieé un estudio preferente al sistema muscular, en espe- cial de los misculos superficiales, siendo notable su estudio de Jos miisculos faciales en su relacién con la mimica. Del siste- ma vascular fue el corazén el érgano que mds le interes6, tan- to el del hombre como el de los grandes mamiferos, y es curio- 80 que Leonardo sucumbiera ante el prejuicio galénico, como sucumbié también Vesalio, al describir y hasta dibujar los ine- xistentes poros del tabique interventricular. Detallé los distin- tos 6rganos de los aparatos digestivo y respiratorio ocupéndo- se en particular de la lengua y de sus misculos asi como de los érganos de la voz, afirmando haber compuesto un tratado s0- bre el tema. Describe los érganos del sistema genitourinario, siendo notables sus representaciones del feto humano aislado 0 en el titero abierto. Del sistema nervioso central se interes6 en especial por el encéfalo, obteniendo ademés los moldes de los ventriculos cerebrales mediante el método de la cera fun- dida para determinar la forma de las cavidades; describié los senos frontales y el maxilar y el hoy llamado «antro de High- more>» por el anatomista Nathaniel Highmore que lo descri- bié en 1651. Un cuarto de siglo después de la muerte de Leonardo y des- conocida todavia su labor anatémica, aparece en 1543 la céle- bre Fabrica de Vesalio que seftala el comienzo de la nueva anatomia. Durante el siglo xv y la primera mitad del siglo xv1 los es- tudios anatémicos, sin experimentar mayores modificacio- nes, fueron estimulados por la aparicién de tratados impresos 62 con ilustraciones y por I zadas con fines didécti mencionar al florenting péstumo de 1507 deseri de las «causas ocultas cuales realiza la autops de la anatomia patolégi Respecto de los trata que merece tal calificat, rio da Carpi, que public mia de Mondino aports ginales, Las hermosas i gue cientifico, muestra al contrastar con su pli ras de los textos anaté1 Jes. Otro anatomista pri habia propuesto public do en sus propias mer fasefeulo en 1541 ¢ misculos de la extremi de continuar la publica la obra de Vesalio. En verdad los tiem Andrés Vesalio, a los 1 «las manos en la mase prefacio de su Fabrica y Tuego en Parts, dond Dubois, galenista emp mana disecando perro voe6 en Vesalio una ri mis fiel. Fue en Paris una manera completa. tumbre entonces, sino nas, arterias y nervios: Después de una nu publica una paréfrasis Padua graduandose de es inmediatamente de publica sus Seis lémin camente la fisiologia tres laminas, dibujade fisiolégicos de acuerdo con ilustraciones y por la préctica de las diseeciones atin reali- zadas con fines didacticos y forenses. En este sentido cabe mencionar al florentino Antonio Benivieni que en un escrito péstumo de 1507 describe un centenar de casos de bisqueda de las «causas ocultas de las enfermedades», en diez de los cuales realiza la autopsia, convirtiéndose asi en un precursor de la anatomia patolégica Respecto de los tratados anatémicos ilustrados, el primero que merece tal calificativo es el del profesor bolonés Berenga- rio da Carpi, que publica en 1521 como comentario a la Anato: mia de Mondino aportando correcciones y contribuciones ori- ginales. Las hermosas ilustraciones, de un valor mas artistico que cientifico, muestran sin embargo un signo de los tiempos al contrastar con su plasticidad el esquematismo de las figu- ras de los textos anatémicos de los uiltimos tiempos medieva- les, Otro anatomista prevesaliano es el ferrarés Canano que se habia propuesto publicar un gran tratado de anatomfa, funda- do en sus propias disecciones, del cual no aparecié sino el pri- mer fasciculo en 1541 con ilustraciones de los huesos y de los, misculos de la extremidad superior. Es posible que desistiera de continuar la publicacién en vista de la aparicién en 1543 de Ja obra de Vesalio. En verdad los tiempos estaban maduros cuando el belga Andrés Vesalio, a los 18 afios, estando en Paris, decide meter «las manos en la masa», como se expresa gréficamente en el prefacio de su Fabrica. Anatomista nato, estudié en Lovaina y luego en Paris, donde conté entre sus profesores a Jacques Dubois, galenista empedernido que ensefiaba anatomia hu- mana disecando perros, circunstancia que seguramente pro- vocé en Vesalio una reaccién saludable hacia una anatomia mis fiel. Fue en Paris donde Vesalio inicia sus disecciones de una manera completa, no sélo de las visceras como era cos- tumbre entonces, sino también de huesos y misculos, de ve- nas, arterias y nervios. Después de una nueva estada en Lovaina, donde en 1537 publica una paréfrasis de un tratado del arabe Rhazes, pasa a Padua graduéndose de médico en esa Universidad, en la cual es inmediatamente designado profesor a los 24 afios. En 1538, publica sus Seis Jéminas anatémicas en las que expone gréfi- camente la fisiologia y la anatomia humanas. Las primeras tres laminas, dibujadas por Vesalio, representan los procesos fisiolégicos de acuerdo con Galeno, mientras que las otras tres, 63, puramente anatémicas, son esqueletos dibujados por el pintor ‘Van Calear. Pero el galenismo de Vesalio tocaba a su fin y en 1543 publica su obra magna De humani corporis fabrica en sie- te libros, gran infolio de unas 700 paginas con unas 300 ilus- traciones, en gran parte obra de Van Calear. Esas laminas cuentan con reproducciones de esqueletos en poses artisticas 0 de figuras con la musculatura al aire en actitudes coreogréfi- cas, en las que Ja libre inspiracién del artista se conjuga con la inteligencia del anatomista a fin de que mediante tales varia- das posiciones del cuerpo se acentsien mejor las distintas confi- guraciones anat6micas. Basta observar la portada de la Fabri- ca, también muy reproducida, en la que una muchedumbre rodea la mesa de diseccién donde Vesalio en persona diseca el cadéver de una mujer, los instrumentos quirirgicos a mano que un ayudante prepara, un hombre desnudo que asoma en la ga- leria y un par de animales en el piso que simbolizan el estudio anatémico in vivo y la diseccién y viviseccién de animales; y com- parar esa figura con las ilustraciones de los textos anatémicos de un par de siglos antes, para advertir y valorar el notable pro- greso experimentado por tan ardua labor anatémica. El tratado de Vesalio contiene la descripcién ordenada de hiuesos, cartflagos y ligamentos que los unen; de los misculos, venas y arterias; luego de los nervios, para pasar al aparato di- gestivo y de la reproduccién y, finalmente, al corazén, encéfalo Yy 6rganos de los sentidos. En un breve capitulo final se ocupa de la viviseccién de los animales, pero en realidad uno de los nota- bles resultados de la obra de Vesalio es el de reconocer que Gale- no «jams disee6 por sf mismo un cadaver humano» y que, con pocas excepciones, tampoco habia advertido las numerosas di- ferencias existentes entre la anatomia humana y la del mono; de ahi que habfa incurrido en errores, cuyo niimero Vesalio exagera algo. Asi comprueba que no existe en el cerebro la «rete mirabile» de Galeno, que habia sin embargo dibujado en sus Seis Idminas, aunque mAs interesante es senalar su posi- cién frente a los poros del tabique interventricular, fundamen- to del movimiento de la sangre en Galeno. En la Fabrica de 1543 Vesalio reconoce que el tabique es de una consistencia muy compacta con numerosos hoyuelos, ninguno de los cuales llega a atravesar el tabique hasta donde la vista alcanza a per- cibir, pero se inclina ante la autoridad de Galeno y se limita a admirar «el arte del Creador por el cual la sangre pasa del ventriculo derecho al izquierdo a través de poros invisibles», 64 pero en la segunda edici la existencia de esos po tabique es de naturalez z6n, ya no ve «eémo la través de él del ventrici La influencia de la aparecié junto con la p da edicién se convirtis clasico de anatomia, Vesalio fue también 6 un aneurisma de la ciente vivo, que la auto m6; pero en realidad 8 con la publicacién de | Madrid como médico 4 en un naufragio. La influencia de Ves donde la cétedra de Pa pal centro anatémico ' anatomistas italianos { Asi, Eustachio, profe importante se perdi, p mosas laminas. En cq anatomica con los rest. lugar a descubrimient, dejé su nombre, por ejert ‘También deseribié el « cual se ocupé el profes: su nombre en el llamac neo y que describe en } El sucesor de Vesal Realdo Colombo, aung donde en 1559, afio de: co en el cual rectifica = cocupa en especial del como uno de los descu El sucesor de Colo gran anatomista, asi ‘Murié joven y dejé pe anatémicas de 1561 4, en el érgano del ofdo, vinculado su nombre { pero en la segunda edicién del libro de 1555, su duda acerea de la existencia de esos poros toma cuerpo y, al reconocer que el tabique es de naturaleza tan compacta como el resto del cora- 76n, ya no ve «cémo la partfcula més pequefa pueda pasar a través de él del ventriculo derecho al izquierdo». La influencia de la obra de Vesalio, del cual un Epitome aparecié junto con la primera edicién, fue notable y su segun- da edicién se convirtié durante varias generaciones en el texto clasico de anatomia, Vesalio fue también un buen médico; asi en 1555 diagnosti- ¢6 un aneurisma de la aorta torécica y abdominal en un pa- ciente vivo, que la autopsia de un par de afios después confir- m6; pero en realidad su actividad cientifica terminé en 1543 con la publicacién de la Fabrica; en el aio siguiente pasa a Madrid como médico de la corte y veinte afios después muere en un naufragio. La influencia de Vesalio se hizo sentir en especial en Italia donde la catedra de Padua fue durante muchos afios el princi- pal centro anatémico de Europa, aunque cabe citar algunos anatomistas italianos fuera de Padua. Asi, Eustachio, profesor en Roma, cuya obra anatémica mas importante se perdié, publicdndose péstumas en 1714 sus her- mosas laminas. En cambio publicé en 1564 unos Opuscula anatomica con los resultados de sus investigaciones que dieron lugar a descubrimientos de érganos, en algunos de los cuales dej6 su nombre, por ejemplo: la «trompa de Eustachior en el ofdo. También describié el origen de los nervios épticos, tema del cual se ocupé el profesor de Bologna Costanzo Varolio, que dejé su nombre en el llamado «puente de Varolio» de la base del cré- neo y que describe en 1573. El sucesor de Vesalio, y su discipulo en Padua, fue Matteo Realdo Colombo, aunque por poco tiempo, pues pasé a Roma donde en 1559, afio de su muerte, publicé un tratado anatémi- co en el cual rectifica algunos errores de sus predecesores y se ocupa en especial del sistema vascular; hoy se le considera como uno de los descubridores de la pequefia circulacién, El sucesor de Colombo en Padua fue Gabriello Falloppia, gran anatomista, asf como reputado médico y farmacélogo. Murié joven y dejé pocos escritos pero en sus Odservaciones anatémicas de 1561 describe sus descubrimientos anatémicos en el drgano del ofdo, en el aparato genital femenino, dejando vinculado su nombre a algunos de ellos. Un discipulo de Falloppia fue el holandés Volcher Coiter, quien después de profesor en Bologna pasé a ser médico de la ciudad de Nuremberg; en 1575 publieé una de las primeras obras modernas de anatomia comparada, en especial de osteo- logia. Otro discipulo de Falloppia y sucesor en la catedra fue Gerolamo Fabrizi d’Acquapendente, que regenté la cétedra casi durante 40 ajios y a quien se debe la ereccién del anfitea- tro anatémico que atin se conserva. La obra de Fabrizi es muil- tiple; investigé en especial en embriologia y en la anatomia del sistema vascular, campo en el cual fue decisivo su des- cubrimiento de las vaivulas de las venas, que observé en 1574 y describié en 1603. Mientras que la observacién es correcta la explicacién es galénica pues después de reconocer que las bo- cas de las valvulas estan dirigidas hacia el corazn, admite que «la naturaleza las ha creado para detener en cierto senti- do la sangre e impedir que toda su masa inunde los pies o las manos...» En embriologia, tema del cual también se habia ocupado Coiter, Fabrizi dejé dos escritos: uno sobre la formacién del feto, de 1600, y otro, péstumo, sobre la formacién del huevo y del pollo, de 1621. Ambos revelan buenas observaciones que lo convierten en uno de los fundadores de la embriologia moder- na aunque las explicaciones son erréneas, en parte debido a que las observaciones fueron hechas a ojo desnudo, Mantiene a concepeién aristotélica del papel del macho como «causa efi- ciente» que transmite al huevo su cualidad formativa median- te la Hamada «aura seminalis», ente vaporoso que hard fortuna en las futuras discusiones embriol6gicas; «aura> que fertiliza por irradiacién al huevo de gallina, pues para Fabrizi, como se- fiala el titulo de uno de sus escritos, el huevo y el pollo obede- cen a formaciones diferentes. El sucesor de Fabrizi en Padua, ya en el siglo xvit fue su discipulo Giulio Casserio que en 1600 y 1601 se ocupé de ana- tomfa comparada, estudiando el érgano del ofdo en los ani- males domésticas. Sefialemos, para terminar esta resefia de los anatomistas renacentistas, que en 1598 aparece la prime- ra anatomfa de un animal, el caballo, cuyo autor, Carlo Ruini, expuso en hermosas léminas la anatomia y las enfermedades de ese animal, constituyendo el libro una de las bases de la medicina veterinaria. Harve} A casi un siglo de la puso en descubierto fal otra obra fundamental ta un golpe también i aportar la solucién del Ja sangre. La explicacién galéx caba la existencia de p primeras dudas surgi¢ mundo arabe y en el X¥ el sirio Ibn Al-Nafis, en aquel tabique es s6lido triculo derecho al izqu nocimiento no se debe rabes, sino a las consi) Pero ese comentario ari que legar al siglo xvi tes. Se trata ahora de y autor de un escrito ¢ cologia, pero también doctrina contraria al hereje, tanto para los ¢ doctrina, que Serveto| y sus investigaciones Ja unién de la sangre ralmente se cree, a t)

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