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La medicina
en la temprana edad media
En el periodo medieval que corresponde al lapso que va desde
el siglo vi al x de la era cristiana, la actividad médica, en el sen-
tido de la produccién literaria y de la investigacién, se pre-
senta en Occidente y en Oriente con rasgos distintos, Mientras
que en Occidente esa actividad va decreciendo hasta llegar en
la primera mitad del siglo vit a un largo perfodo de estanca-
miento, en Oriente se advierte un desarrollo creciente del sa-
ber médico con produceién de tradueciones y obras originales,
hasta que a fines del perfodo asoman las primeras influencias
de ese saber oriental sobre el mundo cristiano occidental.
En el mundo bizantino y antes del advenimiento del Islam
(siglo vu) pueden atin sefalarse algunas figuras médicas como
Pablo de Egina, ultimo representante de la medicina antigua
que asiste a la entrada de los arabes en Alejandria, autor de una
extensa enciclopedia médica que tuvo influencia en el mundo
rabe, pues se tradujo casi de inmediato al arabe, y también en
el mundo cristiano, ya que fue traducida parcialmente al latin.
A partir del siglo vir, en el mundo latino la medicina se en.
claustra, se encierra en los conventos, y durante varios siglos
se asocia a la religion sobre la base de una concepeién propia
de la salud y de la enfermedad. Para el cristiano occidental
s6lo el alma y sus enfermedades interesan; si debe atenderse
al cuerpo es por ser éste el depositario del alma, que es lo tini.
co que vale, El médico y los medicamentos son recursos auxi-
liares secundarios: la Iglesia es el hospital que acoge y cuida a
los enfermos; la plegaria es el medicamento més eficaz, Estas
45concepciones cristianas unidas al folklore médico, a algunas
précticas empfricas y a los escasos conocimientos antiguos
que los monasterios conservaban en antiguos manuscritos,
fueron la base de la medicina de los conventos.
En cambio en Oriente este periodo asiste, como consecuencia
de la ola islamica, al nacimiento de la llamada «ciencia arabe»,
como conjunto de estudios e investigaciones de temas cientificos
desarrollados en la zona dominada por el Islam, independiente-
mente de la nacionalidad y religién de los investigadores. Tales
estudios e investigaciones se inician con las traducciones de
obras cientificas, ya directamente de escritos persas e hindtes,
ya indirectamente de obras griegas mediante versiones persas
o sirias. Esta tarea, iniciada en el siglo vit, contintia en el siglo
siguiente, pero ahora acudiendo directamente a las fuentes
giegas, y ya a mediados del siglo 1x aparecen los primeros fru-
tos de la «ciencia érabe».
En esa labor de traduceiones fue decisivo el apoyo prestado
por los califas de Bagdad, que atrajeron a su corte a traducto-
res y cientificos. Asf fueron llamados médicos de la escuela de
Gundishapur, entre ellos el nestoriano de nombre latinizado
Johannitius en el siglo 1x, que funds en Bagdad una escuela de
traductores y que dejé como saldo casi todos los escritos de Ga-
Jeno en arabe, muchos de la Coleceién hipocrética y el Dioscé:
ides. Se debe ademas a Johannitius un escrito original de of-
talmologia, especialidad muy cultivada en el mundo oriental
por la frecuencia de epidemias de enfermedades de los ojos.
Otra figura del mundo érabe cabe mencionar en este perio-
do: el sabio enciclopédico de nombre latinizado Rhazes, de ori-
gen persa, que pasé los uiltimos afios de su vida en Bagdad
como jefe del hospital de esa ciudad fundado en 918. Se cono-
cen de Rhazes dos obras médicas, traducidas al latin en los si-
glos X11 y XIII respectivamente, que si bien son compilaciones
fundadas principalmente en fuentes griegas e hindties, apor-
tan contribuciones originales; sin embargo la fama de Rhazes
como médico reside esencialmente en su monografia acerca de
la viruela y del sarampién, traducida a varios idiomas, donde
se describen ambas enfermedades encarandolas en especial
desde el punto de vista terapéutico,
‘También al siglo x pertenece el médico de nombre latiniza-
do Haly Abbas, autor de una enciclopedia médica semejante a
una de las obras de Rhazes, pero més concisa, cuya traduccién
parcial en el siglo xi contribuyé al desarrollo de la escuela de
46
Salerno. En esa obra,
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permitia a los futuro
hospitales.
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de la escuela de Sale
hebreo y al espafol.Salerno, En esa obra, que se tradujo completa en el siglo xu,
se da cuenta de la organizacién hospitalaria de la época, que
permitia a los futuros médicos una prdctica regular en los
hospitales.
En Ja Iberia musulmana la actividad médica comienza a fi-
nes de este periodo gracias a la proteccién de los mecenas cor-
dobeses; uno de sus primeros representantes es el Abulcasis
de los latinos, autor de una enciclopedia que, ademas de una
parte médica y otra farmacolégica, aborda la cirugia, rama
Poco cultivada y poco estimada entre los érabes; éstos, al igual
ue los judios, tenian el prejuicio del «horror a la sangre» y no
sélo no favorecfan a la diseccién ni a la anatomfa, sino que de-
Jaban las intervenciones quirirgicas en manos de barberos
y charlatanes. De ahi que esa obra confirié a Abulcasis en el
mundo cristiano una fama que no gozé entre sus correligiona-
ios. En el siglo x11 los libros quirirgicos de la obra de Abulcasis
fueron traducidos al latin y mas tarde al provenzal y al hebreo,
contribuyendo a su difusién las ilustraciones de los instrumen.
tos quirdirgicos entonces empleados en las intervenciones, entre
los cuales los utilizados en las operaciones dentales son los mas
antiguos que se conocen.
También en el siglo x nacen las primeras manifestaciones
medievales de la medicina judfa, que se desarrolla en el mun-
do arabe y que cuenta, entre otras, con el médico de nombre la-
tinizado Isaac Judacus, autor entre otras obras de un tratado
sobre las fiebres, que pasé a ser clasico como el mejor escrito
medieval sobre el tema. Isaac escribia en arabe y algunos de
Sus escritos traducidos al latin, influyeron en la formacién
de la escuela de Salerno. Mas tarde también se tradujeron al
hebreo y al espaiiol11
La medicina renacentista
La tendencia general que mostraron los estudios médicos a
partir del siglo xi se mantuvo en el siglo largo que va desde
fines del xv a comienzos del xvit y que podemos considerar a
nuestros efectos como el periodo renacentista.
Las universidades facilitaron la formacién de médicos, cuyo
niimero aument6 considerablemente, mientras contribuian a
atenuar el enciclopedismo medieval sin llegar empero a la es-
Pecializacién. Filésofos, humanistas, astrénomos, ete., eran ade-
més médicos, y los médicos eran ademas, filésofos, humanistas,
astrénomos.
Durante el perfodo renacentista la cirugia y la anatomia ex-
perimentaron notables progresos, y hasta asomé una nueva
anatomia —la «anatomia animada»—: nuestra fisiologia; en
cambio, la clinica y la terapéutica siguen estancadas, si se ex-
ceptia la excepcional figura de Paracelso y algunos otros per-
sonajes aislados.
Recordemos ai matematico Cardano, de fama como médico
en especial después de haber aliviado de un asma pertinaz a
un arzobispo escocés que en 1552 lo hizo viajar expresamente
desde Italia y a quien Cardano, entre otros tratamientos, le
prohibié el uso de plumas en su cama. Cardano fue un autor
versatil: ademas de matematica, ciencia en la que sobresalid,
y de medicina, se ocup6 de varias seudociencias conexas.
Al regresar de Escocia y de paso por Paris, Cardano se en-
contré con otra figura semejante: Jean Fernel, quien después
de haberse ocupado de la medicina antigua y de tendencia
57antiarabista, lleg6 a ser médico de la corte y un atareado mé-
dico practico, circunstancias que no le impidieron publicar
varias obras: en 1542, De naturali parte medicinae que, por
referirse al funcionamiento del cuerpo, es un tratado de fii
logia en el sentido actual del término; en 1554 una Medicina
donde aparece el vocablo «patologia» como hoy lo entendemos,
que se convirtié en un texto eldsico cuyo prestigio perduré
hasta después de Harvey, en especial en el ambiente de los
santicirculadores», es decir de quienes refutaban la circula-
cién de la sangre.
Otro humanista y escritor, también médico, fue Rabelais,
erudito profesor en Montpellier que tradujo y coments a Gale-
no y enseié siguiendo los textos griegos.
Dentro de este estado de cosas cabe mencionar también a
un par de escritores italianos no médicos que se ocuparon de
Jo que hoy lamamos geriatria: Ficino y Cornaro.
Marsilio Ficino, el conocido humanista fundador de la Aca-
demia platénica de Florencia, compuso en 1489 un tratado en
el cual describe un régimen de salud, en especial para intelec-
tuales, y expone preceptos para prolongar la vida; el tratado
termina ocupandose de la influencia de los astros sobre la vida
humana, aunque al respecto Ficino mantiene una actitud muy
de la época, vacilante entre el apoyo a la astrologia y la obe-
diencia a la Iglesia, que prohibfa esas précticas.
Pero la obra més original sobre la longevidad es la de Luigi
Cornaro, escritor de temas de arquitectura y agricultura que
predicé con el ejemplo, pues en 1558, nonagenario, publica un
tratado «de la vida sobria», cabal apologia de la moderacién,
no sélo en la dieta y en el ejercicio sino en todos los aspectos de
la vida. Cornaro trata el tema en forma empirica, tomando su
vida como ejemplo, pues hasta los 35 afios habia sido un ser
inguieto y atormentado por tantos males que habia perdido
todo gusto por la vida; crisis que habfa superado adoptando el
régimen que describe en su tratado en el cual, de paso, hace un
elogio de la vejez
Polémicas que hoy vemos fitiles reflejan en la medicina los
rasgos atin escoldsticos de la época; asf la oposicién entre hi-
Pocraticos y arabistas se ve, por ejemplo, en la polémica acer-
ca de la sangria. Los hipocraticos sostenian que en la pleure-
sfa debia sangrarse abundantemente el brazo del lado del
pulmén enfermo, mientras que los arabistas recomendaban la
sangria gota a gota en la parte mas alejada de la inflamacién.
58.
Hay que pensar que en est:
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vocaban las amputacione
Este espantoso tratat
Ambroise Paré, cirujano
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innovaciones en el campo
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el tratamiento de partos
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trataba las heridas de a!
viente posible, al termir
gado a utilizar ungiient
noche ~continia Paré-n
el hecho de no haber ca
muertos envenenados loHay que pensar que en esta polémica intervino el Parlamento
de Paris, el emperador, etcétera.
‘Tampoco el periodo renacentista vio cambio alguno en las
categorias sociales de los profesionales del arte de curar, en
cuya cumbre estaban los médicos doctores con su titulo uni-
versitario que recetaban, daban clase, escribian y se consulta-
ban entre sf, exclusivamente en latin; segufan las parteras que
tenian el monopolio en la obstetricia, excepto en las altas esfe
ras donde los partos eran atendidos por médicos; venian luego
Jos cirujanos que no tenjan formacién académica, hablaban en
vulgar y a los que se tenia por ignorantes; y finalmente los maes-
tros barberos que extrafan muelas, operaban la catarata y rea-
lizaban operaciones menores.
Entre los cirujanos se distingufan los cirujanos militares,
que habian adquirido una importancia especial en vista del
advenimiento de las armas de fuego y del cardcter novedoso
que presentaban las heridas provocadas por las nuevas armas,
Por el hecho de penetrar en esas heridas un cuerpo extraiio, se
as consideraba en general envenenadas, y se las trataba como
tal mediante cauterizacién o con aceite hirviendo. Médicos y,
sobre todo cirujanos, se ocuparon de esas heridas y de su tra:
tamiento, con algunas variantes: mientras para algunos la
abundante supuracién de esas heridas era buena prueba de su
indole venenosa, otros, que no admitian tal cardcter empleaban
métodos menos drasticos, aunque el uso del aceite hirviendo 0
del hierro candente se mantenfa en las hemorragias que pro-
vocaban las amputaciones.
Este espantoso tratamiento terminé con la actuacién de
Ambroise Paré, cirujano nato que por propios méritos pasé
de maestro barbero a cirujano militar, a quien se deben tres
innovaciones en el campo de la cirugia: él tratamiento de las he-
ridas de armas de fuego, la detencién de las hemorragias y
el tratamiento de partos anormales.
En el primer caso su innovacién pudo deberse a un azar
que Paré explot6 con inteligencia. Su propio relato dice que, en
una campaiia militar de 1536 en la cual, segin las normas,
trataba las heridas de armas de fuego con aceite «lo mds hir.
viente posible», al terminarse la provisién de aceite se vio obl
gado a utilizar ungiientos comunes en su remplazo. «... Esa
noche —contimia Paré— no pude dormir bien, temiendo que por
el hecho de no haber cauterizado las heridas me encontrara
muertos envenenados los heridos a los que no habia aplicado
59elaceite; de manera que me levanté temprano para visitarlos
¥en contra de lo esperado me encontré que a los que les habia
aplicado el ungiiento no habfan sufrido dolores, tenfan sus he.
Tidas sin inflamaciones ni tumores y habjan descansado bien
por la noche; mientras que a los que habia aplicado el aceite
hirviendo los encontré afiebrados, con grandes dolores y tu.
mores alrededor de las heridas. De ahi que decidi no quemar
mis tan cruelmente a los pobres heridos de armas de fuego.»
En cuanto a las hemorragias, Pare introdujo, o reintrodujo
Pues ya era conocido por los antiguos, el método de ligar las
arterias, mas eficaz y menos doloroso. Por ultimo, Paré agreg6
a Jos recursos obstétricos la «versién podilican
Paré es autor de varios libros, algunos de temas quirtirgicos
¥ otros, menos felices, sobre otros temas. Entre los primeros f-
gura Sobre el método para tratar las heridas que hacen los ar.
cabuces... de 1545, y otros que se ocupan de cuestiones de ci.
rugia general y particular, por ejemplo: acerca de miembros
artificiales,
Entre otras innovaciones quiriirgicas del periodo renacen-
tista mencionemos que en 1554 aparece la primera representa,
ci6n del férceps; en 1573 el italiano Dalla Croce publica un tex.
to clasico con la descripciéri de los instrumentos quirirgicos de
la época; que en 1595 se introduce la amputacién de los miem.
bros por encima de la zona gangrenada; y que en 1597 el bo.
loiés Tagliacozzi se ocupa de cirugia plastica y renueva los
métodos de la rinoplastia utilizados por los antiguos hindties,
injertando en la nariz piel del brazo ¢ imaginando dispositivos
Para mantener el injerto hasta su fijacién, asf como procedi_
mientos semejantes en el caso de injurias en los ofdos, en los
labios, eteétera.
60
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La anatomia renacentista:
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| Caracteristicas muy diferentes poseen las dos figuras rele-
vantes de la anatom{a renacentista: Leonardo y Vesalio.
El inagotable interés de Leonardo da Vinei por los fenéme-
nos naturales y su visién pantefsta se reflejan en sus manus-
critos, en los que abundan las consideraciones de orden general
acerca de los seres vivos y de la continuidad del flujo vital; y en
sus cuadros y dibujos que revelan su interés especial hacia
toda clase de animales, algunos de los cuales disecé con fines
cientificos descubriendo analogias con el hombre, las que con-
vierten a Leonardo en uno de los iniciadores de la anatomia
¥ fisiologia comparadas. Pero es natural que en este campo las
preocupaciones de Leonardo se dirigieran principalmente ha-
cia el hombre en su esencial condicién humana como «modelo
del mundo» y hacia la figura humana como obra de arte 0
como campo de investigaciones anatémicas y fisiolgicas. Si en
la representacién de gestos y actitudes humanas y en el estu-
dio de las proporciones de las partes del cuerpo humano Leo-
nardo comparte sus preocupaciones con las de otros artistas
renacentistas, sus disecciones y estudios anatémicos hacen de
élel més grande de los anatomistas de comienzos del siglo xv,
y sélo la circunstancia de no haber hecho conocer en vida sus
numerosos dibujos y laminas anatémicas, més de 750, impidié
que ejerciera la influencia en ese campo que ejercera Vesalio.en
Ja segunda mitad del siglo.
Leonardo trabajé en sus disecciones e investigaciones ana-
tomicas unos 20 afios, proponiéndose representar y deseribir
61el ser humano desde el estado de feto hasta el de adulto, sus
distintos érganos y funciones, asf como sus actitudes emocio-
nales y las fanciones y efectos de los diferentes sentidos.
Si en la nomenclatura, divisién y subdivision de esta cabal
enciclopedia humana Leonardo utiliza datos de autores ante-
riores, por la originalidad de los dibujos es sin duda el funda-
dor de la anatomia iconografica. Estos dibujos, algunos insu-
perados y todos admirables, los realiz6 solo, actuando como
disector, ayudante y dibujante al mismo tiempo, en ambientes
ine6modos y con un instrumental totalmente primitivo.
Leonardo se habia propuesto una anatomia completa, des-
de la cabeza hasta las plantas de los pies, tratando de dar en
cada caso la nocién real del érgano y de su funcién; para ello
disecé unos treinta cadaveres de ambos sexos y edades dife-
rentes, y es posible que dispusiera de un esqueleto armado.
Dedieé un estudio preferente al sistema muscular, en espe-
cial de los misculos superficiales, siendo notable su estudio de
Jos miisculos faciales en su relacién con la mimica. Del siste-
ma vascular fue el corazén el érgano que mds le interes6, tan-
to el del hombre como el de los grandes mamiferos, y es curio-
80 que Leonardo sucumbiera ante el prejuicio galénico, como
sucumbié también Vesalio, al describir y hasta dibujar los ine-
xistentes poros del tabique interventricular. Detallé los distin-
tos 6rganos de los aparatos digestivo y respiratorio ocupéndo-
se en particular de la lengua y de sus misculos asi como de los
érganos de la voz, afirmando haber compuesto un tratado s0-
bre el tema. Describe los érganos del sistema genitourinario,
siendo notables sus representaciones del feto humano aislado
0 en el titero abierto. Del sistema nervioso central se interes6
en especial por el encéfalo, obteniendo ademés los moldes de
los ventriculos cerebrales mediante el método de la cera fun-
dida para determinar la forma de las cavidades; describié los
senos frontales y el maxilar y el hoy llamado «antro de High-
more>» por el anatomista Nathaniel Highmore que lo descri-
bié en 1651.
Un cuarto de siglo después de la muerte de Leonardo y des-
conocida todavia su labor anatémica, aparece en 1543 la céle-
bre Fabrica de Vesalio que seftala el comienzo de la nueva
anatomia.
Durante el siglo xv y la primera mitad del siglo xv1 los es-
tudios anatémicos, sin experimentar mayores modificacio-
nes, fueron estimulados por la aparicién de tratados impresos
62
con ilustraciones y por I
zadas con fines didécti
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es inmediatamente de
publica sus Seis lémin
camente la fisiologia
tres laminas, dibujade
fisiolégicos de acuerdocon ilustraciones y por la préctica de las diseeciones atin reali-
zadas con fines didacticos y forenses. En este sentido cabe
mencionar al florentino Antonio Benivieni que en un escrito
péstumo de 1507 describe un centenar de casos de bisqueda
de las «causas ocultas de las enfermedades», en diez de los
cuales realiza la autopsia, convirtiéndose asi en un precursor
de la anatomia patolégica
Respecto de los tratados anatémicos ilustrados, el primero
que merece tal calificativo es el del profesor bolonés Berenga-
rio da Carpi, que publica en 1521 como comentario a la Anato:
mia de Mondino aportando correcciones y contribuciones ori-
ginales. Las hermosas ilustraciones, de un valor mas artistico
que cientifico, muestran sin embargo un signo de los tiempos
al contrastar con su plasticidad el esquematismo de las figu-
ras de los textos anatémicos de los uiltimos tiempos medieva-
les, Otro anatomista prevesaliano es el ferrarés Canano que se
habia propuesto publicar un gran tratado de anatomfa, funda-
do en sus propias disecciones, del cual no aparecié sino el pri-
mer fasciculo en 1541 con ilustraciones de los huesos y de los,
misculos de la extremidad superior. Es posible que desistiera
de continuar la publicacién en vista de la aparicién en 1543 de
Ja obra de Vesalio.
En verdad los tiempos estaban maduros cuando el belga
Andrés Vesalio, a los 18 afios, estando en Paris, decide meter
«las manos en la masa», como se expresa gréficamente en el
prefacio de su Fabrica. Anatomista nato, estudié en Lovaina
y luego en Paris, donde conté entre sus profesores a Jacques
Dubois, galenista empedernido que ensefiaba anatomia hu-
mana disecando perros, circunstancia que seguramente pro-
vocé en Vesalio una reaccién saludable hacia una anatomia
mis fiel. Fue en Paris donde Vesalio inicia sus disecciones de
una manera completa, no sélo de las visceras como era cos-
tumbre entonces, sino también de huesos y misculos, de ve-
nas, arterias y nervios.
Después de una nueva estada en Lovaina, donde en 1537
publica una paréfrasis de un tratado del arabe Rhazes, pasa a
Padua graduéndose de médico en esa Universidad, en la cual
es inmediatamente designado profesor a los 24 afios. En 1538,
publica sus Seis Jéminas anatémicas en las que expone gréfi-
camente la fisiologia y la anatomia humanas. Las primeras
tres laminas, dibujadas por Vesalio, representan los procesos
fisiolégicos de acuerdo con Galeno, mientras que las otras tres,
63,puramente anatémicas, son esqueletos dibujados por el pintor
‘Van Calear. Pero el galenismo de Vesalio tocaba a su fin y en
1543 publica su obra magna De humani corporis fabrica en sie-
te libros, gran infolio de unas 700 paginas con unas 300 ilus-
traciones, en gran parte obra de Van Calear. Esas laminas
cuentan con reproducciones de esqueletos en poses artisticas 0
de figuras con la musculatura al aire en actitudes coreogréfi-
cas, en las que Ja libre inspiracién del artista se conjuga con la
inteligencia del anatomista a fin de que mediante tales varia-
das posiciones del cuerpo se acentsien mejor las distintas confi-
guraciones anat6micas. Basta observar la portada de la Fabri-
ca, también muy reproducida, en la que una muchedumbre
rodea la mesa de diseccién donde Vesalio en persona diseca el
cadéver de una mujer, los instrumentos quirirgicos a mano que
un ayudante prepara, un hombre desnudo que asoma en la ga-
leria y un par de animales en el piso que simbolizan el estudio
anatémico in vivo y la diseccién y viviseccién de animales; y com-
parar esa figura con las ilustraciones de los textos anatémicos
de un par de siglos antes, para advertir y valorar el notable pro-
greso experimentado por tan ardua labor anatémica.
El tratado de Vesalio contiene la descripcién ordenada de
hiuesos, cartflagos y ligamentos que los unen; de los misculos,
venas y arterias; luego de los nervios, para pasar al aparato di-
gestivo y de la reproduccién y, finalmente, al corazén, encéfalo
Yy 6rganos de los sentidos. En un breve capitulo final se ocupa de
la viviseccién de los animales, pero en realidad uno de los nota-
bles resultados de la obra de Vesalio es el de reconocer que Gale-
no «jams disee6 por sf mismo un cadaver humano» y que, con
pocas excepciones, tampoco habia advertido las numerosas di-
ferencias existentes entre la anatomia humana y la del mono;
de ahi que habfa incurrido en errores, cuyo niimero Vesalio
exagera algo. Asi comprueba que no existe en el cerebro la
«rete mirabile» de Galeno, que habia sin embargo dibujado en
sus Seis Idminas, aunque mAs interesante es senalar su posi-
cién frente a los poros del tabique interventricular, fundamen-
to del movimiento de la sangre en Galeno. En la Fabrica de
1543 Vesalio reconoce que el tabique es de una consistencia
muy compacta con numerosos hoyuelos, ninguno de los cuales
llega a atravesar el tabique hasta donde la vista alcanza a per-
cibir, pero se inclina ante la autoridad de Galeno y se limita a
admirar «el arte del Creador por el cual la sangre pasa del
ventriculo derecho al izquierdo a través de poros invisibles»,
64
pero en la segunda edici
la existencia de esos po
tabique es de naturalez
z6n, ya no ve «eémo la
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‘También deseribié el «
cual se ocupé el profes:
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neo y que describe en }
El sucesor de Vesal
Realdo Colombo, aung
donde en 1559, afio de:
co en el cual rectifica =
cocupa en especial del
como uno de los descu
El sucesor de Colo
gran anatomista, asi
‘Murié joven y dejé pe
anatémicas de 1561 4,
en el érgano del ofdo,
vinculado su nombre {pero en la segunda edicién del libro de 1555, su duda acerea de
la existencia de esos poros toma cuerpo y, al reconocer que el
tabique es de naturaleza tan compacta como el resto del cora-
76n, ya no ve «cémo la partfcula més pequefa pueda pasar a
través de él del ventriculo derecho al izquierdo».
La influencia de la obra de Vesalio, del cual un Epitome
aparecié junto con la primera edicién, fue notable y su segun-
da edicién se convirtié durante varias generaciones en el texto
clasico de anatomia,
Vesalio fue también un buen médico; asi en 1555 diagnosti-
¢6 un aneurisma de la aorta torécica y abdominal en un pa-
ciente vivo, que la autopsia de un par de afios después confir-
m6; pero en realidad su actividad cientifica terminé en 1543
con la publicacién de la Fabrica; en el aio siguiente pasa a
Madrid como médico de la corte y veinte afios después muere
en un naufragio.
La influencia de Vesalio se hizo sentir en especial en Italia
donde la catedra de Padua fue durante muchos afios el princi-
pal centro anatémico de Europa, aunque cabe citar algunos
anatomistas italianos fuera de Padua.
Asi, Eustachio, profesor en Roma, cuya obra anatémica mas
importante se perdié, publicdndose péstumas en 1714 sus her-
mosas laminas. En cambio publicé en 1564 unos Opuscula
anatomica con los resultados de sus investigaciones que dieron
lugar a descubrimientos de érganos, en algunos de los cuales
dej6 su nombre, por ejemplo: la «trompa de Eustachior en el ofdo.
También describié el origen de los nervios épticos, tema del
cual se ocupé el profesor de Bologna Costanzo Varolio, que dejé
su nombre en el llamado «puente de Varolio» de la base del cré-
neo y que describe en 1573.
El sucesor de Vesalio, y su discipulo en Padua, fue Matteo
Realdo Colombo, aunque por poco tiempo, pues pasé a Roma
donde en 1559, afio de su muerte, publicé un tratado anatémi-
co en el cual rectifica algunos errores de sus predecesores y se
ocupa en especial del sistema vascular; hoy se le considera
como uno de los descubridores de la pequefia circulacién,
El sucesor de Colombo en Padua fue Gabriello Falloppia,
gran anatomista, asf como reputado médico y farmacélogo.
Murié joven y dejé pocos escritos pero en sus Odservaciones
anatémicas de 1561 describe sus descubrimientos anatémicos
en el drgano del ofdo, en el aparato genital femenino, dejando
vinculado su nombre a algunos de ellos.Un discipulo de Falloppia fue el holandés Volcher Coiter,
quien después de profesor en Bologna pasé a ser médico de la
ciudad de Nuremberg; en 1575 publieé una de las primeras
obras modernas de anatomia comparada, en especial de osteo-
logia. Otro discipulo de Falloppia y sucesor en la catedra fue
Gerolamo Fabrizi d’Acquapendente, que regenté la cétedra
casi durante 40 ajios y a quien se debe la ereccién del anfitea-
tro anatémico que atin se conserva. La obra de Fabrizi es muil-
tiple; investigé en especial en embriologia y en la anatomia
del sistema vascular, campo en el cual fue decisivo su des-
cubrimiento de las vaivulas de las venas, que observé en 1574
y describié en 1603. Mientras que la observacién es correcta la
explicacién es galénica pues después de reconocer que las bo-
cas de las valvulas estan dirigidas hacia el corazn, admite
que «la naturaleza las ha creado para detener en cierto senti-
do la sangre e impedir que toda su masa inunde los pies o las
manos...»
En embriologia, tema del cual también se habia ocupado
Coiter, Fabrizi dejé dos escritos: uno sobre la formacién del feto,
de 1600, y otro, péstumo, sobre la formacién del huevo y del
pollo, de 1621. Ambos revelan buenas observaciones que lo
convierten en uno de los fundadores de la embriologia moder-
na aunque las explicaciones son erréneas, en parte debido a
que las observaciones fueron hechas a ojo desnudo, Mantiene
a concepeién aristotélica del papel del macho como «causa efi-
ciente» que transmite al huevo su cualidad formativa median-
te la Hamada «aura seminalis», ente vaporoso que hard fortuna
en las futuras discusiones embriol6gicas; «aura> que fertiliza
por irradiacién al huevo de gallina, pues para Fabrizi, como se-
fiala el titulo de uno de sus escritos, el huevo y el pollo obede-
cen a formaciones diferentes.
El sucesor de Fabrizi en Padua, ya en el siglo xvit fue su
discipulo Giulio Casserio que en 1600 y 1601 se ocupé de ana-
tomfa comparada, estudiando el érgano del ofdo en los ani-
males domésticas. Sefialemos, para terminar esta resefia de
los anatomistas renacentistas, que en 1598 aparece la prime-
ra anatomfa de un animal, el caballo, cuyo autor, Carlo Ruini,
expuso en hermosas léminas la anatomia y las enfermedades
de ese animal, constituyendo el libro una de las bases de la
medicina veterinaria.
Harve}
A casi un siglo de la
puso en descubierto fal
otra obra fundamental
ta un golpe también i
aportar la solucién del
Ja sangre.
La explicacién galéx
caba la existencia de p
primeras dudas surgi¢
mundo arabe y en el X¥
el sirio Ibn Al-Nafis, en
aquel tabique es s6lido
triculo derecho al izqu
nocimiento no se debe
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Pero ese comentario ari
que legar al siglo xvi
tes. Se trata ahora de
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cologia, pero también
doctrina contraria al
hereje, tanto para los ¢
doctrina, que Serveto|
y sus investigaciones
Ja unién de la sangre
ralmente se cree, a t)