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Descartes comienza el recorrido de sus meditaciones tratando de las cosas que

pueden ponerse en duda, ya que el fin del tratado es fundamentar la nueva ciencia.
Desde pequeo l ha admitido como verdaderas muchas opiniones, de las cuales
muchas eran falsas. Como consecuencia de esto considera los fundamentos de su saber
como poco slidos. Por eso desechar todas las opiniones que tena previamente y
empezar de nuevo, destruyendo los fundamentos, de manera que todo el edificio se
desmoronar. Estos fundamentos son los principios de las opiniones.
As, lo primero atacado son los sentidos, que como han engaado una vez, no
puede uno fiarse de ellos. Muchas veces, dice Descartes, ha soado estar en el mismo
lugar en el que est en ese momento escribiendo, cuando en realidad estaba en la cama.
Por lo tanto, no hay indicios ciertos para distinguir el sueo de la vigilia1.
En cuanto a las cosas captadas por los sentidos, hay cosas generales que pueden ser
imaginarias, como el cuerpo, la cabeza, las manos, etc. Pero hay otras ms simples y
universales que son verdaderas y existentes2, como la naturaleza corporal en general y
su extensin y las figuras de las cosas extensas, su cantidad, magnitud, lugar y tiempo.
Por este motivo, la aritmtica, la geometra y este tipo de ciencias, que tratan de cosas
simples y generales, tienen algo que es cierto e indudable.
Sin embargo, Descartes tiene la opinin de un Dios que todo lo puede, y pudiera ser que
l no haya querido que haya cielo, tierra, etc., y que Descartes tuviera igualmente
sensacin de todas ellas. Tambin puede haber querido que se engaara al hacer una
operacin matemtica. Pero Dios es la suprema bondad, por lo que no puede haberlo
hecho a Descartes de modo que se equivoque siempre. Y, aunque pareciera tambin
contrario, s permite que alguna vez erre. Supondr entonces que existe un genio maligno
poderoso, que es quien lo engaa. A este ha de combatirlo no dando crdito a ninguna
falsedad.
Por eso, desde ahora, si halla algo cierto y seguro en la ciencia, se abstendr de
darle crdito, como si fuera manifiestamente falso.

1 Descartes, R., Meditaciones metafsicas, Caronte filosofa, La Plata, 2004, p.


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2 Descartes, R., Meditaciones metafsicas, Caronte filosofa, La Plata, 2004, p.
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