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24. MAQUIAVELO (NICCOLO MACHIAVELLD (1469-1527) 1. Bt PRINCIPE, 1. Cudintos son los géneros de principados y por qué modos se adquieren ‘Todos los Estados, todos los dominios que han tenido y tienen soberania sobre los hombres, han sido y son repiblicas 0 principados. Los principados son © hereditarios, en aquellos casos en los que impera desde hace largo tiempo el linaje de su sefior, o bien nuevos. Los nuevos, o son completamente nuevos —como lo fue Milin para Francesco Sforza— 0 son a modo de miem- bros afiadidos al Estado hereditario del principe que los adquiere, como es el caso del reino de Napoles con respecto al rey-de Espaita. Los dominios asi adquitidos o estén acostumbrados a vivir bajo un principe o acostumbran a set libres; y se adquieren con las armas de otro o con las propias, gracias a la fortuna o por medio de la virtud. Il. De fos principados hereditarios Dejaré a un lado la cuestién de las repiiblicas por haber razonado extensa- mente sobre ellas en otro lugar. Atenderé solamente al principado y, siguien- do el hilo de las distinciones anteriores, discutiré las formas en que estos principados se pueden gobernar y conservar. Digo, pues, que en los Estados hereditarios y acostumbrados al linaje de su principe la dificultad de conservarlos es bastante menor que en el caso de los nuevos, puesto que es suficiente con respetar el orden de sus antepasados y, por lo demés, adaptarse a los acontecimientos; de esta forma si el principe fen cuestién es de una habilidad normal, conservaré siempre su Estado, a no ser que una fuerza exiraordinaria y excesiva le prive de él. Incluso si es priva~ do de él, Io recuperard a la minima adversidad que sobrevenga al usurpador. bel (El Principe. Trad. M. A. Granada, Alianza Editorial, Madrid 1981, pp. 33-34) IIL. De tos principados mixtos Las dificultades se encuentran, sin embargo, en el principado nuevo. Y, primeramente, cuando no es totalmente nuevo, sino un miembro afiadido a tun Estado anterior, lo cual origina un principado que podriamos denominar mixto, Los problemas que plantea emanan en principio de una dificultad natu- ral presente en todos los principados nuevos y consistente en que los hombres cambian de buen grado de sefior con la esperanza de mejorar: esta esperanza 12 LLECTURAS DE HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS les hace tomar las armas contra su seflor, pero se engafan, pues después la experiencia les hace ver quc han sali perdiendo. Ahora bien, todo esta viene determinado por otra necesidad, natural y ordinara, la cual bliga ne vitablemente a agraviar a los nuevos subsitos tanto por medi de tropas corny por las otras muchas violaciones de derechos que trae consigo la nueva adgut, Siig. [.] (J Verdaderamente es algo muy natural y ordinario el deseo de adguirr y cuando lo hacen hombres que pueden, siempre seran alabados y nunes cee, rados; pero cuando no pueden y quieren hacerlo de cualquier manera, aqui esti el error y las juss razones de censura. Por tanto, si Franca pod asalar Napoles eon sus propias fuerza, debia hacerlo; sino podi, no debia dvi lo, Sise repartié Lombardia con Venecia estaba excusada, pues con slo habla conseguido poner el pie en Italia; sin embargo, el repaito de Népoles con Espafia merece ser censurado por no estar ya presente aquella necesidad El rey Luis cometis, por tanto, los siguientes cinco erores: destruy a los ‘menos poderosos; aument6 el poder de quien de por sera ya poderoso; trajo a Ttalia'a-un extranjero poderosisimo; no fij6 aqui su residencia y no envis colons. (..]De todo ello se extrac una regla general que nunca, 0 alo sumo raramente, falla: uien propicia el poder de otro, labra su propia ruina, pues. to que dicho poder lo construye o con la astucia 0 com la fuerza y tanto le una como la otra resultan sospechosas al que ha llegado a ser poderoso. (ibid, pp. 34-43) IV. Por qué razdn el reino de Dario que habfa sido ocupado por Alejandro no se rebel6 tras la muerte de éste contra sus sucesores Examinadas las dificultades a que se ha de hacer frente en un Estado recién adquirido a la hora de conservarlo, podria alguien preguntarse asom- brado como fue que Alejandro Magno legs a ser duefio de Asia en pocos afios y —muerto al poco de ocuparla, cuando parecta razonable que todo el reino se alzara en rebelién—, sin embargo sus sucesores lo conservaron sin ninguna otra dificultad que Ia que surgia entre ellos mismos como consecuen- cia de la ambicién de cada cual. A esto respondo que los principados de los. que tenemos memoria se encuentran gobernados de dos maneras distintas: 0 Por un principe y algunos siervos que, convertidos en ministros por gracia y coneesién suya, le ayudan en el gobierno del reino; © por un principe y por nobles, los cuales poseen dicho grado no por la gracia del sefior, sino por herencia familiar. Dichos nobles tienen Estados y siibditos propios que les Teconocen como su principe y les profesan el natural afecto. En los Estados gobernados por un principe y por siervos el principe goza de una autoridad mayor, ya que en todo su territorio nadie reconoce otro superior que él y si obedecen a algtin otro lo hacen en tanto que ministro y funcionario del princi Pe, sin que haya de por medio un afecto especial. En nuestro tiempo los ejemplos de estas dos clases de gobierno son la se te 8 Se an .s administradores @ 10 res el cotati, ver son fae sin CO! Fepseguido encontrard st t VL. De los principados n ue nadie se srprem gos corietamet nue sega rgd cla cargo en sis A107 stad os pasos dK Geos anes an fobresalido extra0! nat ungue 0 $e aleat Kghetios que, de viasaue exges ved wer So acid. Las emo pata foNe Sona de conseguir ieimpantacion 8m Segue e promotor SiMe orden ¥ em ‘i beneiiados Po prender bien exo Pa rejopenden de tr: care pore conta Saban mal y 0 It mismos y pueden f ocasiones. Esta es | Yon desrmases P ucbos es incon Mrantenerios come Cuando dejn de © AS POLITICAS se engaflan, pues después la ndo. Ahora bien, todo esto ordinaria, la cual obliga ine~ to por medio de tropas como + trae consigo la nueva adqui- nario el deseo de adquitir y erin alabados y nunca censu- 6 de cualquier manera, aqut nto, si Francia podia asaltar sino podfa, no debia diviir- excusada, pues con ello habia », el reparto de Napoles con esente aquella necesidad, ‘cinco errores: destruy6 a los por si era ya poderoso; trajo igui su residencia y no envi6 neral que nunca, 0 a lo sumo +, labra su propia ruina, pues- 6 con la fuerza y tanto la una ado a ser poderoso. (ibid., pp. 34-43) sido ocupado por Alejandro 2 hacer frente en un Estado {a alguien preguntarse asom- ser duefio de Asia en pocos varecia ‘razonable que todo el sucesores lo conservaron sin Ios mismos como consecuen- do que los principados de tos 's de dos maneras distintas: 0 dos en ministros por gracia y sino; 0 por un principe y por Ja gracia del sefior, sino por »s y stibditos propios que les atural afecto. En los Estados incipe goza de una autoridad roce otro superior que él y si isto fnelonario del print ‘3 clases de gobierno son la MAQUIAVELO = smonarquia turca y el rey de Francia. La primera esté gobernada por on stor sromne axsten sus siervos: divigdo su reino en provinias, envia a els die” ol ave administradores a os que cambia y permuta seg le parece. El rey de tenia, por el conirario, se encuentra cotocado en medio de una antsy Frafiiud de sefores cuya situacin es reconocida por sus sibditos y que 2 so ti amados por éstos. Tales sefiores tienen sus prvilegios, que el rey no Ke puede arrebatar sin correr serio peligro, Quien reflexione, pues, sobre vp Kes Pig y otto, encontrard dificil la conquista del Estado tureo, pero uns vez Eepeegurdo encontrar su conservacién extraordinariamente fécil tal (ibid., pp. 43-44) Vi. De los principados nuevos adquiridos con las armas propias y con viriud ‘Que nadie se sorprenda si en la exposicién que voy a hacer de los princiPs dos completamente nuevos, tanto por su principe como por su organizacion politica, traigo a colacién ejemplos nobilisimos. La raz6n no es otra que, Paminando casi siempre los hombres por las vias holladas por otros y proce Giendo en sus acciones por imitacién, aunque no se pueda seguir con estricla fidelidad los pasos de los demas ni sea tampoco posible alcanzar la virtud de aquellos @ quienes imitas, sin embargo un hombre prudente debe discurrit siempre por las vias trazadas por los grandes hombres ¢ imitar a aquellos que fan cobresalido extraordinariamente por encima de los demas, con el fin de que, aunque no se alcance su virtud, algo nos quede sin embargo de su aroma, if ‘Aquellos que, de manera semejante @ ellos, alcanzan el principado por ‘vias que exigen virtud, Tlegan a dicha situacién con difieultad, pero se ‘mantic- Non con facilidad. Las dificultades que encuentran en la adquisicion de} print- pado nacen en parte de las nuevas instituciones y modos que s¢ Yen forzados PB introducir pata fundamentar su Estado y su seguridad. Y a este respecto se saoe toner en cuenta hasta qué punto no hay cosa mds dificil de tratar, ni més ‘dudosa de conseguir, ni mas peligrosa de conducir, que hacerse promotor de Ja implantacién de nuevas instituciones. La causa de tamafia dificultad reside ten que el promotor tiene por enemigos a todos aquellos que sacaban provecho el viejo orden y encuentra unos defensores timidos en todos los que 56 ¥* rian beneficiados por el nuevo. [...]Es necesario, por tanto, si se quiere com prender bien esta parte, examinar si estos innovadores se valen Por si mismos, © dependen de otros, es decir, si para llevar adelante su obra necesita predi- car 0 por el contrario pueden recurrir a la fuerza. En el primer caso Sen PI Seaban mal y no llevan adelante cosa alguna; pero cuando dependen de si mnismos y pueden recurrir ala fuerza, entonees s6lo corren peligro en esc0l Deasiones. Esta es la causa de que todos los profetas armados hayan vencido y los desarmados perecido. Pues, ademas de lo ya dicho, la naturaleza de los pueblos es inconstante: resulta facil eonvencerles de una cosa. pero dificil Frantenerlos convencidos. Por eso conviene estar preparado de manera que cuando dejen de creer se les pueda hacer creer por la fuerza. Moisés, Ciro, 14 LECTURAS DE HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS ar de que tenga abierta! peste de a gcedimientos # de dicho™ Cuando se ascier Teseo y ROmulo no hubieran podido hacer observar a sus pueblos duran mucho tiempo sus instituciones de haber estado desarmados. Esto fie lo que eurrid en nuestra época a fray Jerdnimo Savonarola, el cual cays junto coy, resent ego ey hurt Sus nuevas instituciones tan pronto como la multitud empez6 a perder sy Bona pe “ wierte en prin confianza en él, pues carecia de medios para conservar firmes a su lado a log se ce aiiemo SE {que habian creido y para hacer ereer a los incrédulos, Estos hombres experi. “entan en su actuacién grandes dificultades y su camino esté sembrado de peligros a los que deben hacer frente y superar con la ayuda de la virtud Ahora bien, una vez los han superado y comienzan a ser respetados, al haber peivos os, in entrar mes uago que bast 0 pure siediano Agatoctes sino inclust destruido a quienes tenian envidia de su situaci6n, permanecen ya poderoses, jon prin ada una © Seguros, honrados y dichosos. rate oa de " ‘ so ts opel pes (bid, pp. 47-50) Bor nto, sen we se puedan atibu VII. De los principados nuevos adguiridos con armas ajenas y por la fortuna wno Hego al principale [el smilitaress eee t lero aducir dos ejemplos que a nuestra propia época nos ha proporcio- tivo 3e tg es posible nado a propésito de las dos maneras de llegar al principado, 0 Sea, por la Ee erjgos, carecet d a saber entrar en el mal si se ve (Ibid., p. 96) XXI. Qué debe hacer un principe para distinguirs cuidado de que no le salga jamds a popes 1s cinco cualidades que acabamos cucha, todo clemencia, todo fe, més necesaria de aparentar que ‘Nada proporeiona a un principe tanta consideracién como las grandes em- presas y el dar de sf ejemplos fuera de lo comiin, En nuestros dias tenemos a Fernando de Aragon, el actual rey de Espaiia, a quien casi es posible llamar m LECTURAS DE HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS ug medida estdn som rincipe nuevo porque de rey débil que cra se ha convertido por su fama Labs bs ya ae Ve forma se fe ha de hac por su gloria en el primer rey de los cristianos. Si examindis sus acciones, encontraréis que todas son notabilisimas y alguna de ellas extraordinaria: af comienzo de su reinado asalts el reino de Granada, y esta empresa le propor. cioné la base de su poder. En primer lugar la llev6 a cabo en un momento en. que no tenia otras preocupaciones y sin peligro de ser obstaculizado. Mantuvg ‘ocupados en ella los Animos de los nobles de Castilla, quienes al pensar en aquella guerra dejaban ya de pensar en promover disturbios en el interior Entretanto, y sin que ellos se dieran cuenta, iba consiguiendo reputacién y sometiéndolos a su poder. Pudo sostener sus ejércitos con el dinero de la Iglesia y del pueblo y aquella larga guerra le dio la posibilidad de proporcio- nar un Solido fundamento a su ejércto, el cual le ha conquistado con posterio- ridad gran renombre. Ademas de todo esto, para estar en condiciones de acometer empresas mayores —sirviéndose siempre de la religiin— recurri6 a una santa crueldad expulsando y vaciando su reino de marranos. No ¢s posible encontrar una accién més triste y sorprendente que ésta. Después, arropado siempre con la misma capa, atacé Africa, llevé a cabo la empresa de talia y ‘iltimamente ha atacado a Francia, De esta forma ha realizado y tramado siempre grandes proyectos que han mantenido siempre en suspenso y asom. brados los dnimos de sus sibditos, atentos al resultado final. Estas acciones suyas se han sucedido de tal manera la una a la otra que nunca ha dejado ‘espacio de tiempo entre una y otra para que se pudiera proceder contra él con cx gue mucho go estan goberma 5 ea eset ue IO" erles remedio algun, Pr Ho sara esforzarse ‘demasiado tivo Pore el azar. Esta opinion | Sess de los grandes cambios a caja posible conjetura hur de tor me he inclinado en Pi ire otuntad no gue er ato de Te mite Gea, neuso PC eros toons ro fo aboles ¥ ei Sean era tos hombres Mu aque ge resistencia slg. ante ego, ie 10s HOME si err precauciones med mages dscuriian BO post erjudcal. Lo msm No se me ‘euandds est fortuna se casi, 008 & a uno de 6s ” sea ni : ‘eso vuelve sus impetus a la aitnn ws) Yeu rene ‘1 eenaio de oe ceren qe es utc ren esevardada Or rap sta nund 0 Fra ow siguiet be ome efit a 3 ayo, portato vreau SPE te Sn mi, wre gus et mH oreo ae Pr ames aes ami oe marin XXIV. Por qué han perdido sus Estados los principes de Italia La observacién prudente de las reglas expuestas hasta aqui hace parecer a tun principe nuevo como antiguo y lo sitda inmediatamente en su Estado en luna posicion mas firme y segura que si estuviera asentado en él desde antiguo, Pues las acciones de un principe nuevo son observadas con mayor atencién que las de un principe hereditario y si se las ve virtuosas ganan a los hombres los ligan al principe en una'medida mucho mayor que la antigiedad de la Sangre. Y esto es asi porque los hombres se dejan convencer mucho més por las cosas presentes que por las pasadas y cuando encuentran el bien en el presente, gozan de él y no buscan nada mis; incluso procederain a la defensa mas esforzada del principe siempre que éste no omita cumplir sus restantes wiones. De esta forma su gloria sera doble: habré dado origen a un principado nuevo y lo habré adornado y fortalecido con buenas leyes, buenas armas, buenos aliados y buenos ejemplos; por la misma raz6n, doble seré la vergiienza de aquel que nacido principe pierde su Estado por su poca pruden- cia. Le (ibid., p. 115) LAS IDEAS POLITICAS ee . ara ejecutar a alguien son més raroy tiene que esta tltima cualidad, pues los hombres en general juzzan mas pot jos que por las manos, ya que a todos es dado ver, pero palpar a pocos: + ia uno ve lo que pareces, pero pocos palpan lo que eres y estos pocos no _EXiueven a enfrentarse a la opinién de muchos, que tienen ademés la auto "Sag del Estado para defenderlos. Ademds, en las acciones de todos los hom- fate. y especialmente de los principes, donde no hay tribunal al que recurrit, Pjtiende al resultado. Trate, pues, un principe de vencer y conservar su Estado, y los medios siempre serdn juzgados honrosos y ensalzados por todos, puss el Vulgo se deja seducir por las apariencias y por el resultado final de las Pisa. en el mundo no hay mas que vulgo. Los pocos no tienen sitio cuando fe mayoria tiene donde apoyarse. Un principe de nuestros dias, al cual no es Jprrecto nombrar aqui, no predica jamas otra cosa que paz y lealtad, pero de In una y de la otra es hostilisimo enemigo y de haber observado Ta una y la tra hubiera perdido en més de una ocasién o la reputacién o el Estado. (Ibid., pp. 90-93) fe tos 0} (Ibid., pp. 87-89) principes ta palabra dada ner Ia palabra dada y comport mundo to sabe. Sin embargo, se quienes han hecho prandes cons eos miramientos hacia sus propag ui e ngenio de os homer” A do en Tela dente —ni debe— guardar fidelidad en contra suya y han desaparecido Silos hombres fueran todos bue- 2 puesto que son malos y no te tienes por qué guardarles ia tuya anes legttimas con las que disrazar © de esto infinitos ejemplos moder. vesas han permanecido sin ratificar eS: y quien ha sabido hacer mejor necesario saber colorear bien esta ulador: y los hombres son tan sim- lecesidades presentes, que el que agafar, XIX. De qué modo se ha de evitar ser despreciado y odiado L.1 Entre los reinos bien ordenados y gobernados en nuestra época se halla et de Francia. Hay en él infinitas instituciones buenas de las que depende la libertad y seguridad del rey. La primera de ellas es el parlamento y su autori dad; porque quien establecis la forma de gobierno de aquel reino juzg6 —co- nociendo la ambicidn y la insolencia de los poderosos— que habia necesidad de una tienda capaz de contenetlos: conociendo por otro Indo el odio —basa do en el miedo— que el conjunto del pueblo experimentaba hacia los nobles y deseando garantizar su seguridad, no quiso, sin embargo, que ello fuera preocupacién particular del rey, a fin de evitarle el peso odioso que podria sobrevenirle si favorecia al pueblo en contra de los nobles 0 @ los nobles en contra del pueblo. Por eso instituy6 un tercer juez para que, sin carga alguna del rey, castigara a los nobles y favoreciera a los inferiores. Esta ordenacién ro podia ser mejor ni mas prudente, ni capaz de dar una mayor seguridad al rey y al reino. De ella se puede extraer, ademds, otro principio importante: Jos principes deben ejecutar a través de otros las medidas que puedan aca- rrearle odio y ejecutar por sf mismo aquellas que le reportan el favor de los stibditos. Concluyo, pues, de nuevo que un principe debe estimar a los nobles, pero no hacerse odiar del pueblo, tal © poseer todas las cualidades ante- ario que parezca tenerlas. E inclu € las observa siempre son perjudi- 5 por ejemplo: parecer clemente, © tener el énimo predispuesto de tedas y sepas adoptar la cualidad 4n principe —y especialmente un aguellas cosas por las cuales los ‘nudo se ve obligado, para conser- la caridad, contra la humanidad, nimo dispuesto a moverse segin ‘ortuna, y, como ya dije anterior- >a saber entrar en el mal si se ve (Ibid., p. 96) cuidado de que no le salga jamas Soe ara re 4s cinco cualidades que acabamos 2scucha, todo clemencia, todo fe, ‘mas necesaria de aparentar que Nada proporciona a un principe tanta consideracién como las grandes em- presas y el dar de si ejemplos fuera de lo comin. En nuestros dias tenemos a Fernando de Aragén, el actual rey de Esparia, a quien casi es posible llamar AS IDEAS POLfTicas fa se ha convertido por su fama tianos. $i examindis sus accion sun de es exraorainai: iranada, y esta empresa 1 lav 3 cabo en un momenee, 870 de ser obstaculizado, Mantuvg de Casilla, quienes al pensar oo ‘omover disturbios en et interior a, iba consiguiendo reputaciGn y Sus ejéreitos con el dinero de la € dio la posiblidad de proporcio. al le ha conquistado con poster. ©. para estar en condiciones de empre de la religién— recurris « reino de marranos. No es posible nte que ésta. Después, arropado ¥6 a cabo la empresa de Italia y | forma ha realizado y tramado fo siempre en suspenso y asom. "eeultado fina, Esta accion 4 Ia otra que nunca ha dejade € pudiera proceder contra él con (1bid., p. 108) rincipes de Italia estas hasta aqui hace parecer a neafatamente en su Estado en asentado en él desde anti tiguo. bservadas con mayor atencién virtuosas ganan a los hombres nayor que la antigtiedad de la Jan convencer mucho més por ‘ndo encuentran el bien en el \eluso procederin a la defensa © omita cumplir sus restantes wble: habré dado origen a un {ide con buenas leyes, buenas la misma razén, doble seré la uu Estado por su poca pruden- (ibid., p. 115) © gpsas del mundo estin gobernadas por la for MAQUIAVELO XV. En qué medida estén sometidos « la fortuna los asuntos humanos y de qué forma se le ha de hacer frente No se me oculta que muchos han tenido y tienen la opini6n de que las tuna y por Dios hasta tal pulfo 's hombres, a pesar de toda su prudencia, no pueden corregir su rumbo les remedio alguno. Por esta razén podrian estimar que no hay mo- esforzarse demasiado en las cosas, sino més bien para dejar que las gobierne cl w2at.Fsta opinién ha encontrado mis valedores en nuestra época Berausa de 10s grandes cambios que se han visto y se ven cada dia por encima de toda posible conjetura humana. Yo mismo, pensando en ello de vez en fuando, me he inclinado en parte hacia esta opinién. No obstante, para que fiuestra libre voluntad no quede anulada, pienso que puede ser cierto que la fortuna sea drbitro de la mitad de las acciones nuestras, pero la otra mitad, o asi, n0s es dejada, incluso por ella, a nuestro control, Yo la suelo comparar uno de esos ris torreneiales que, cuando se enfurecen, inundan los campos, tiran abajo dtboles y edificios, quitan terreno de esta parte y lo ponen en aguella otra; los hombres huyen ante él, todos ceden a su impetu sin poder plantearle resistencia alguna. Y aunque su naturaleza sea ésta, esto no quita, fin embargo, que los hombres, cuando los tiempos estn tranquilos, no pue- dan tomar precauciones mediante diques y espigones de forma que en crecidas posteriores 0 discurririan por un canal o su impetu ya no seria ni tan salvaje ni tan perjudicial. Lo mismo ocurre con ta fortuna: ella muestra su poder ‘cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente y por ‘30 vuelve Sus impetus alld donde sabe que no se han construido los espigones y los diques para contenerla. Y si ahora dirigis vuestra atenci6n hacia Italia, al escenario de los cambios que he mencionado y quien les ha dado el movi miento, veréis que es un campo sin diques y sin defensa alguna: pues si hubie- ra estado resguardada por la necesaria virtud —al igual que Alemania, Espafia © Francia— o esta inundacién no hubiera originado los grandes cambios que ha ocasionado o ni siquiera hubiera tenido lugar. Y con esto quiero que baste ee eis refiere al hacer frente a la fortuna en general Concluyo, por tanto, que —al cambiar la fortuna y al permanecer los hom- bres obstinadamente apegados a sus modos de actuar— prosperan mientras hay concordancia entre ambos y vienen a menos tan pronto como empiezan a separarse. Sin embargo, yo sostengo firmemente lo siguiente: vale més ser impetuoso que precavido porque la fortuna es mujer y es necesario, si se quiere tenerla sumisa, castigarla y golpearla. Y se ve que se deja someter antes por éstos que por quienes proceden frfamente, Por eso siempre es, como mujer, amiga de los jévenes, porque éstos son menos precavidos y sin tantos miramientos, més fieros y la dominan con més audacia (Ibid., pp. 116-119) que lo ni oponer! tivo para na LECTURAS DE HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS XXVI. Exhortacién a ponerse al frente de alia y liberarla de los bérbaros ‘Tras reflexionar, pues, sobre todas las cosas expuestas hasta aqui, y pen- sando conmigo mismo sien Italia, en el momento actual, cortian tiempos que permitieran a un nuevo principe obtener honor y si habia aqui materia que diera a un hombre prudente y capaz la oportunidad de introducir en ella una forma que le reportara a él honor y bien a la totalidad de los hombres de Talia, me parece que concurren tantas cosas en favor de un principe nuevo que yo no sé si ha habido otro tiempo més propicio que el actual. [...]Se puede ver como Italia ruega a Dios que le envie alguien que la redima de estas crucldades y ultrajes barbaros. Se la puede ver también presta y dispues- ta a seguir una bandera a falta tan s6lo de alguien que la enarbole. No se ve cen el momento presente en quién pueda depositar mejor sus esperanza que cen vuestra ilustre casa, la cual con su forma y virtud (favorecida por Dios y por la Iglesia, de la que ahora es principe) pueda ponerse a Ia cabeza de esta redencidn. La tarea no sera muy dificil si tenis ante vuestros ojos las acciones y la vida de los hombres que antes he mencionado. Pues, aunque aquellos hombres fueran excepcionales y portentosos, a pesar de todo fueron hombres y cada uno de ellos tuvo una oportunidad inferior a la presente: porque su empresa no fue mas justa que ésta, ni mas fécil, ni Dios les fue més propicio que a vos. [...] Ll Si vuestra ilustre casa, por tanto, desea emular a aquellos hombres emi- nentes que redimicron sus paises, es necesario con anterioridad a cualquier otra cosa, como verdadero sostén de toda empresa, proveerse de tropas pro- pias, porque no puede haber soldados mas fieles, ni mas auténticos, ni mejo- res. Y aunque cada uno de ellos sea bueno, todos juntos resultaran mejores cuando se vean mandados por su principe, honrados y sostenidos por él. Es necesario, por tanto, formar este ejéreito para poder con Ia virtud italiana defendernos de los extranjeros. [Todo esto forma parte de aquellas innova- ciones cuya ejecucidn proporciona reputacién y grandeza a un principe nuevo, No se debe, en consecuencia, dejar pasar esta oportunidad para que Italia ‘encuentre, después de tanto tiempo, su redentor. No puedo expresar con qué amor seria recibido en todos aquellos territorios que han padecido estos alu- viones extranjeros, con qué sed de venganza, con qué firme lealtad, con qué devocién, con qué ligrimas. ,Qué puertas se le cerrarfan? {Qué pueblos le rnegarian la obediencia? ; Qué envidia se le opondria? ;Qué italiano le negaria su homenaje? A todos apesta esta barbara tiranfa, Asuma, pues, la ilustre casa vuestra esta tarea con el énimo y con la esperanza con que se asumen las, empresas justas, a fin de que bajo su ensefianza se vea ennoblecida la patria yy bajo sus auspicios se haga realidad aquel dicho de Petrarca: [DISCURSOS SOBRE LA PRIN [Walor de ta Historia; inmus “i ‘veces (por no habl: juntamente. Y con mayor t eel Virtud contra el furor tomard las armas y hard corto el combate: que el antiguo valor en el coraz6n italiano atin no ha muerto. (ibid., pp. 120-124)

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