Los ateos descartan y los religiosos defienden ingenuamente la existencia de cuanto ser ficticio se les ofreci como real durante su ms tierna infancia, cuando su razn y su lgica an no haban germinado por completo. Los ateos sencillamente desaprueban la existencia de cualquier criatura cuya existencia no pueda ser explicada a travs de la ciencia, y los religiosos, sin descaro ni evidencia alguna, dividen a estos mismos entes, en buenos y malos. Los ateos afirman que el bien y el mal, son caractersticas netamente humanas, y los religiosos vociferan en tono triunfante que dioses bondadosos y caritativos se encargan de protegerlos de los demonios malintencionados que los acechan constantemente. Pero Qu sucedera si ni los ateos ni los religiosos tienen la razn, o ms bien, si ambos la tienen? Qu sentiras si te dijera que los ateos se equivocan y existen entidades sobrenaturales capaces de hacer mucho dao a los humanos, pero que a su vez, los religiosos tambin erran, al asegurar que existe un dios capaz de ayudarlos y protegerlos contra estos? Te agradara saber que ni los rezos, ni los objetos bendecidos por un charlatn pueden ayudarte en caso de que seas vctima de uno de estos seres diablicos? Pero subamos la apuesta an ms Te reiras tanto como yo, si te dijera que justo en este momento, una de esas entidades malignas se encuentra justo a tu lado, con su libidinosa sonrisa pegada a tu mejilla? A quin le pedirs ayuda? A un dios benevolente? Seguramente se reir de ti por hacer esto Intentaras repelerlo arrojndole agua bendita o con el aroma de una planta que el amigo del primo de un fulano te dijo que serva para ahuyentar a los espritus? Tal vez sienta lastima de ti por ser tan ingenuo, pero creme, no se ir. Estn solos; solos t y l, nadie te puede ayudar y nada se puede hacer ya. Solo te recomiendo que despus de leer este humilde mensaje, ras como nunca antes lo has hecho; como el nio inocente que alguna vez fuiste y que lanzaba grandes carcajadas por cualquier clase de estupidez que deca un amigo tuyo, porque si esa entidad maligna que se encuentra a tu lado, y que ahora, con sus filosas garras, acaricia tu espalda con delicadeza y ternura en un intento desesperado por contener sus ansias de arrancarte las vestiduras y hacerte mucho ms que eso; se llega a enterar de que t tomaste mis palabras enserio y de que ahora eres consciente de su existencia, se enojara, y creme, no quieres verlo enojado porque recuerda, estn solos; solos t y l