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En defensa del defensor
El editor es un periodista de reconocible experiencia (https://cancionespn.files.wordpress.com
y su buen trabajo hace que sea calificado de /2015/11/trapecio.jpg)
«excelencia». A sus ojos no se escapa la pertinencia y Trapecio
la actualidad de las noticias que un periódico quiere
contarles a sus lectores. Es como si fuera un
trapecista, de cuyos movimientos está pendiente ese espectador que abre un periódico y no quiere
que haya el mínimo error, la mínima caída.
El corrector, en cambio, es el trapecio; aquel soporte suspendido en el aire por cuyos extremos
sujeta al periodista para que no se caiga. Pero siempre hay probabilidades de un accidente: un mal
trapecista, un trapecio inseguro o ambos.
Por ello, urge que cada quien se especialice en lo que le corresponde. Aquel desarrolla su olfato
periodístico para detectar la noticia donde menos se la espera; el corrector –cual si fuera un
pintor– hade reunir en una paleta aquellos argumentos que le permitan a un periódico pintar sus
ideas con claridad, con sencillez y con una verdad honesta ante sus lectores.
En la paleta del corrector también están los tonos de la gramática y de la ortografía; tonos que
siempre se renuevan porque la forma en cómo hablamos determina las reglas de escritura.
Pero ojo, pues una de sus funciones primordiales consiste en estar actualizado con las normas de
escritura, tiene que saber identificar anglicismos depredadores y neologismos innecesarios. Debe,
en resumen, defender su idioma; y al hacerlo, defiende a los lectores y a su derecho de que lean
noticias bien redactadas.
En la paleta del corrector reside también su sello personal, su
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17/11/2015 En defensa del defensor | Un sitio para compartir sensaciones
En la paleta del corrector reside también su sello personal, su
estilo, aquella manera particular en cómo percibe, de mejor
manera, al lenguaje. No se trata de cambiar el sentido de lo que
el periodista pretende decir; sino, mejorarlo.
No se trata de una actitud caprichosa; se basa –más bien– en la
mejor elección disponible frente a las ya existentes; es, pues, un
acto de amor. Muchas veces, el trapecista desconoce eso y
prefiere confiar en su buen tino. Pero en otras, cae al vacío…
El corrector de estilo no se ocupa tan solo de los errores de
puntuación. No, ese obrero de las palabras es –en cierto modo–
un defensor del lector. Si bien le ayuda al periodista a que no
caiga, también lucha por el derecho de que las personas reciban
noticias escritas con calidad.
(https://cancionespn.files.wor Es una calidad que también tiene que ver con la enseñanza al
dpress.com/2015/11/paleta6.jp público que lee un periódico. En este país, como en otros, los
g) periodistas (primero por desconocimiento, luego por un
Paleta complejo de inferioridad) escriben los cargos de altos
funcionarios con mayúscula inicial: «Presidente», o «Papa», por
ejemplo; cuando bien sabemos que los sustantivos comunes –cualquiera sea su naturaleza– se
escriben siempre en minúscula porque no son nombres propios. Los periodistas pasan por alto ese
atentado a la ortografía. Entonces, cae el trapecio…
Y la gente se mal acostumbra a reconocer la escritura de las palabras de una manera equivocada.
«¡Ah, no!, pero si en el periódico está escrito así», solemos escuchar cuando observamos esa clase
de errores en algunos estudiantes de colegio.
¿Qué necesita un periódico o una revista en estos tiempos? Al trapecista y al trapecio. A personas
capaces de reconocer la noticia y contarla de una manera honesta, sincera, sin presiones ni
preferencias políticas de ninguna clase. Es la ética del trapecista.
Necesita un trapecio sólido, capaz de resistir el peso de las reglas de trabajo, la presión del tiempo
y que tenga en su paleta de pintor el tono de la sensibilidad con la que pueda –sin presiones ni
preferencias políticas de ninguna clase– pensar en los lectores. Es la ética de un corrector, de un
defensor del lector.
Posted on 5 noviembre, 20155 noviembre, 2015 by Óscar Ordóñez ArtegaPosted in
AnálisisTagged calidad, corrección, estilo, periodismo
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