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La antropologia mexicana actual y futur: Tres puntos criticos Esteban Krotz EI presente articulo es una contribu- cién al andlisis de la situacion actual de la antropologia en México y sus perspectivas a futuro, que consiste en identificar varios puntos critics que caracterizan el presente, especial aun- que no exclusivamente, de la antropo- jogia socioculmral.' De la manera {Universidad Auténoma de Yucatén 2 La primera versiOn se presents en mayo de 1998 como parte de una serie de cuatro meses sobre. las perspectivas de las ciencias antropélogicas en Mexico, organizada por la Goodinacién Nacional de Investigacién del Instituto Nacionat de Antiopoto- gia e Historia. Poco después se redacto Ia version escrita la cual fue revisada a comienzossde 1996 para lapresente publicacién. Para no tener que modificar el texto original, obligatoriamente breve, se agregé tuna serie de notas que indican algunos cémo la comunidad antropolégica percibe esta problematica y como de- cide enfrentarla, dependeré el desa- rrollo futuro de este campo del conocimiento; por esta razén, varias de las observaciones tienen también forma de propuesta. Sin pretender ofrecer un panora- ma completo, se presentan estos ele- mentos criticos,? agrupados en tres trabajos previos y posteriores, en buena parte del mismo autor, en los que trata, de mocio mas amplio, las tematicas expuestas y en los que se hallan refe- rengiasa otros estudios sobre estos temas. ® Crisis no Gene aqui la connotacién negativa del habla comtin, simplemente significa una situacién de transicin, en la cual algo deja de ser como era y al mismo tiempo surge algo muevo. Véase también 12 Esteban Krotz conjuntos. El primero se refiere a as- pectos de la organizacién social de la antropologia mexicana, el segundo a campos temdticos cruciales para la disciplina, y el tercero a cuatro pers- pectivas mas generales. LA ORGANIZACION SOCIAL, DE LA ANTROPOLOGIA MEXICANA El primer conjunto de elementos c ticos tiene que ver con el hecho de que -como se ha dicho muchas veces- sin narradores no hay historia.’ Es decir, si hablamos de la antropologia mexi- cana y de sus perspectivas a futuro, tenemos que hablar de quienes pro- ducen la antropologfa en México. Hay que revisar la organizacion social de las antropélogas y los antropdlogos que generan el conocimiento antro- poldgico en México. A continuacién se presentan cuatro elementos parti- cularmente relevantes para la aprecia- cién adecuada de Ia situacion actual. a) En primer lugar parece que a veces no nos hemes dado cuenta que la situacién actual no es mas que la de los setenta. A diferencia de entonces, las instituciones académicas ya no ab- F. Krote, “Ta ctisis permanente de la antropotogta mexicana”, en Nueva cIntpalagia, vol. 14, 1995, ning. 48, pags. 8. 18 (especialmente pig. 11). Un esquema que trata de combinar le que frecuentemente se separa como factors exlemas inemos de la ciencia, puede verse en E: Krote, “Hise toria e historiogralia tle las ciencias antiopokigicas una problematica teériea”, en: C: Garcia M., (c0- ord,), Laantropolagia en Mésico, vol. 1, pags. 113-138, México: Instituto Nacional de Antropologia e Histo- sorben un alto porcentaje de quienes egresan de las licenciaturas en antro- pologia. Esto significa que cada vez més antropélogajos trabajan fuera del Ambito académico. De hecho, ante los ojos de muchos, la actividad antropo- légica profesional se realiza en dos grandes sectores: el académico y el no-aca~ démico. Sin embargo, en ceuniones de Ja antropologia mexicana se suclen escu- char s6lo las voces del primero de estos dos sectores. El segundo, estig- matizado ademas con un adjetivo de prefijo negativo, no suele estar pre- sente. Lo mismo vale para las publica- ciones especializadas. éNo plantea esto un problema a la comunidad antropoldgica? 2Acaso es correcto reducir la antropologia mexica- na a las actividades del sector de los atropélogos académicos? Para abordar este problema con- viene recordar dos situaciones. Por una parte, casi cualquier investigacion antropolégica requiere en un deter- minado momento de la informacién generada en instituciones politicas, administrativas, de promocién popu- Jax, culturales, productivas, etc. y es precisamente en estas instituciones en las que laboran los antropélogos no- académicos. Por otra parte, al encon- tvarse un estudiante o investigador universitario con un colega en una institucién como las mencionadas, se suelen establecer relaciones particu- larmente provechosas, ya que se ma- nejan eédigos comunes, se conocen las especificidades de la investigacion antropolégica y hasta se pueden enri- quecer_conjuntamente_ perspectivas de anilisis y discusién de resultados, La antropologia mexicana actual y fatura 13 Assu vez, muchos colegas que laboran en To que también podria Ilamarse antropologia aplicada, Wen ocasional- mente trabajos publicados por los do- centes ¢ investigadores académicos e incluso llegan aasistir a cursos de actua- lizacién impartidos por éstos tiltimos. El dejar de lado los estereotipos frecuentemente escuchados los de la torre de merfil, los que no se preocupan por la relevancia social de sus estudios versus los encargados de la legitima- cidn del sistema, los que lo apoyan con bomberazos de todo tipo y tratar de articular mas organicamente en even- tos, publicaciones y organismos gre- miales a ambos sectores de la actual comunidad antropolégica del pais po- drfa potenciar los vineulos de becho existentes, aumentar la calidad de da- tos e ideas en circulacién y enriquecer eventos y publicaciones.* b) Un segundo aspecto de la or- ganizacion social de la antropologia mexicana son sus eventos. A veces se opina que no hay suficientes foros de debate, de confrontacién de ideas y resultados de investigacién, Pero si uno revisa los calendarios de las institu- ciones y las agendas de los antropélo- gos, se impone la impresin contraria. Incluso prescindiendo de los eventos “ Una situacién privilegiada para experimentos fn este sentido podria ser precisamente Ia institu- cion eonvocante del coloquio, para el cual seelabord el presente trabajo, ¢} Insciuio Nacional de Antwo- pologia« Histor cuenta con wn cent de forsnn cién (que a su ver tiene varios niveles de estudio y planteles), con una red nacional de dependencias encargadas tanto de la investigacién cientifica como del cuidado practico del patrimonio cultural y con tun sistema propio de edicion y distribuciéa de pu- blicaciones de todo tipo. realizados con el tinico objetivo de proporcionar constancias convertibles en puntos de evaluacién y, en conse- cuencia, pesos a quienes los organizan © presentan ponencias en ellos y don- de se crean dindmicas verdaderamen- te increfbles (programas anunciados que se desarrollan s6lo en parte, coor dinadores de mesa sin programa ni ho- rario y a veces ni reloj, ponendes que se retiran antes del inicio del comentario. sobre su intervencién, memorias que no cireulan y que nadie consulta ja- mas), parece haber una despropor- Gién fuerte entre el tiempo dedicado a muchos eventos y sus resultados vi sibles.° A veces uno tiene la impresién que mucho de este desperdicio de tiempo, esfuerzos y recursos se debe a Ia falta de revision sistematica de las formas de organizar estos eventos, Sélo asi, por ejemplo, puede explicar- se la frecuencia con que anunciadas discusiones sobre determinados temas cientificos se convierten en meras se- cuencias de apretadas sintesis de tra- bajos leidas a toda velocidad bajo Ia férula de un director de debates que abo- ga cualquier intento de discusién con Ta excusa del reducido tiempo disponible y ante un piblico casi siempre incapaz de, o poco dispuesto, asimilar en dos horas ocho o diez temas diferentes. é€or qué nosotros, que estudia- mos tantas veces y muchas, no sin sar- casmo, reuniones en ejidos, sindicatos > Se recalea Ia especificaci6n visible ya que, all contsariode la opinidn de no pocos administradores universitarios, cualquier evento bien aprovechado tiene resultados acumulativos a mediano y hasta largo plazo que no pueden ser captados ni evaluadas inmediatamente. 14 Esteban Krotz © asociaciones religiosas, no podemos estudiar con el mismo rigor nuestras propias reuniones? éNo seria éste un primer paso para poder formular y discutir criterios claros y mejores que os actualmente vigentes para la pre- paracién y realizacién de diversos ti- pos de reuniones académicas? ¢No podriamos y deberfamos aplicar nues- tra ciencia a nuestras actividades para mejorar a éstas tltimas?® c) A mediados de los afios echen- ta empezaron a establecerse en el sis- tema educativo nacional los primeros mecanismos de evaluaciin de las activida- des académicas que afectan directamente el salario de los docentes ¢ investigado- res universitarios; como es sabido, des- de entonces cantidad y variedad de tales mecanismos ha aumentado cons- tantemente. Es ficilmente comprensi ble que la mayor parte de la polémica sobre estos mecanismos se ha centra- do en lo que significan para los waba- jadores académicos como individuos. ‘Menos se ha reparado en sus conse- cuencias para las instituciones acadé- micas y, menos atin, en sus efectos sobre la generacién de conocimientos cientificos en el pais. Con respecto a este tiltimo pro- blema resulta preocupante que la ma- yoria de las instituciones universitarias del pais han establecido sistemas de evaluacién que sin darse cuenta o sin explicarlo debidamente, privilegian un tipo de conocimiento cientifico en detrimento de otros. Esto afecta par- * Véase para esto también E, Kroty,“Aspectos de Ia discusién antropoldgica’, en Nueta Aniopologia, vol. Xt, 1992, nim. 43, pags. 9.22 ticularmente a las ciencias sociales y Jas humanidades. Es cada vez mas ob- vio que los sistemas de evaluacion vi- gentes en muchas universidades y centros de investigacién (con sus Tit- mos anuales o bianuales de evalua- ci6n, sus requisitos burocraticos para la acreditacion y valoracién de activi- dades y productos susceptibles de ser convertidos en pequefios aumentos de los ingresos de los académicos) es- tin influyendo directamente sobre la generacion del conocimiento. Tal vez sea un caso extremo aquel colega que dividié, para obtener mayores réditos de puntos, su investigacién sobre la historia de un ejido en seis proyectos diferentes, de los cuales cada uno abarcaba doce afios ¢ iba a producir dos breves articulos por periodo en ver de un (tal vez) significative estudio de con- junto. Pero es patente que muchos de Jos mecanismos de evaluacién. mencio- nados fomentan més la realizacién de la pesquisa breve y de reducida enver- gadura que la investigacion a profun- didad y de larga duracién, que animan més recurrir a métodos y téc- nicas establecidas que el experimen- tar con innovaciones ¢ hipétesis osadas, que alientan més la presenta- cién (a veces repetida, con cambios mindsculos cada vez) de diminutos subproductos contabilizables que la maduracién de modelos interpretati- vos y de perspectivas analiticas, que, para resumirlo de cierto modo, impul- san mds una antropologia conforme al modelo de una ciencia aplicada que de una ciencia basica y, en todo caso, me- nos sujeta a la dindmica de la creacion del conocimiento que al beneplacito La antropologia mexicana actual y futura 15 de la burocracia administrativa, El gremio en su conjunto y los diversos grupos de profesionales de Ia antropologia adscritos a las diferentes instituciones académicas deberfan. prestar mas atencién a Ja influencia que éstos y otros condicionantes ejer- cen sobre la generacién del conos miento cientifico y, por ende, sobre sus resultados.” d) Finalmente hay que pregun- tarse si en la actualidad existe real- mente algo asf como una comunidad antropoldgica mexicana. éNo seria una de sus condiciones de posibilidad ta existencia de circuitos efectivos de co- municacién de ideas y datos, modelos ¢ hipétesis, resultados de investiga- cién y planes de estudio? Pero es sabi- do que un nimero demasiado alto de centros de formacion (incluso @ nivel formal de posgrado y hasta galardo- nados con el calificativo oficial de exce- lencia) y de investigacién no cuentan con una biblioteca cientifica digna de tal nombre, que ni siquiera disponen de las revistas y libros antropol6gicos 7 Véase para este punto también E. Krotz, “Te: queias y grandes consecuencias de Ia eval académnica, para la generacién de conod cientificos”, en: E. Krotz, comp,, fa problematica dela cxaluacibu dcadénica, Ed. pigs. 99-105. Universidad ‘Auténonia de Yucatén, Mévida 1991 y "éCiencias sociales y humnanas en el lecho de procusto? Cons eencias de la evaluacion acadén cn: Boletin de fa Academia d fa Iestigacién Cinlifia, ‘i. 25, septiembre-oetubne de 1995, pags 21-27 ademas, G. de Ia Poias, “Algunas difiealiades en Ia tevaluacidn de los cientificos sociales”, en: M. Derl6, (coord), Las cencias scales en Mésice:analss fers petivas, Ed, Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, México 1994, pags. 209-220 y R. Varela, “La earre- tera acadlémica en la Universidad Auténoma Metro- politara: Problemas y estrategias", en: eridades, vol. 3, 1994, nim. 7, pags, 87-95, editados en el propio pais, por lo que, enwve otros efectos nocivos, los estu- diantes slo han sustituido las anti- guas notas dictadas por el profesor en clase por Jas fotocopias de algunas paginas sacadas de un namero redu- cidisimo de libros de revistas. Si aqui se recuerda que una co- munidad cientifica nacional slo pue- de ser entendida como segmento de Ta comunidad cientifica mundial, en- tonees se agudiza el problema que, ademas, adquiere dimensiones catas- réficas en diversos lugares del interior del pais, donde la escasez de recursos, Ja ausencia de criterios propiamente académicos en el manejo de Ios mis- mos, la Iejanfa del ceniro, ta falta de estimulos intelectuales y el desinterés de los colegas ubicadlos en centros me- jor equipados se confabulan para acercar Jas actividades universitarias cotidianas peligrosamente a una espe- cie de simulaci6n de la actividad cien- tifica. Obviamente, este problema no puede ser visto como un problema de ciertos lugares retrasados del pais, sino como problema de toda la disciplina en su conjunto cuyo desarrollo hipo- teca severamente. Los cuatro elementos menciona- dos (a onganizacién gremial de las antro- pologas y los antropélogos mexicanos, ¢l aumento de eventos académicos in- transcendentes, la fragmentacién de ® Este aspecto se encuentra tratado también en E, Krotz, "éLos prescindibles? Ensayo sobre las ten- siones entre los cientificas sociales y sus campos de actividades”, en: M. ferlo, (coord), Las eiencias soca les en Mésico: Andlisis y perspecivas, Ed. Consejo Me xicano de Ciencias Sociales, México 1904. pags. 235-258, 16 Esteban Krotz proceso de generacién del conoci- miento cientifico en antropologfa por Ja forma de asignar el salario a los universitarios y la reducida y muy de- sigualmente distribuida infraestruc- tra comunicativa al interior de la comunidad cientifica nacional) carac- terizan la situacién actual de Ia disci- plina en el pais y constituyen retos decisives para su desarrollo futuro a corto plazo - precisamente para poder aprovechar cabalmente la Tamativa ex- panstén y consolidacién institucional de las ciencias antropolégicas en todo el pafs durante los tiltimos lustros ACENTOS TEMATICOS, RELEVANTES En cualquier reunién que versa sobre el futuro de una disciplina cientffica suelen surgir miltiples propuestas acerca de la necesidad de ocuparse con mayor énfasis de ciertos fenéme- nos, temas y debates. A menudo, estas propuestas s6lo expresan las preferen- cias personales, a veces momenté- neas, de quien las hace. En otras ocasiones constituyen un esfuerzo de reconceptualizar ciertos aspectos de la realidad empirica. En este sentido, también la siguiente lista es slo una de varias posibles y no pretende ser exhaustiva. a) También en México, un deter- minado sector de la poblacién seguir4 siendo crucial para la antropologia: los pueblos indios. Hay varias razones para esta afirmacion. En primer lugar, la antropologia se define desde sus origenes por el tratamiento cognitivo de la alteridad cultural (y la formulacién de criterios para su tratamiento prdctico).? Aun- que tal alteridad no se reduce a la diferencia entre etnias, estas colectivi- dades constituyen actualmente y en el futuro cercano Ja fuente mas impor- tante amén de més conflictiva de la diversidad cultural; esto es especial- mente valido para América Latina,!° Coincide con esta situactén que amplios sectores de la poblacién na- cionat y de la comunidad cientifica asi como algunos de quienes suelen to- mar las decisiones sobre los asuntos Ppublicos en el pais, consideran a la antropologfa la disciplina especializa- da para el estudio de las poblaciones definidas en términos étnicos; de ella esperan informaci6n, explicaciones e incluso propuestas pertinentes para abordar los problemas particulares de los pueblos y las comunidades indias; conviene senalar aqui que esta proble- matica no es meramente la de la po- blacién indigena, sino que incluye la problemitica de la organizacién na- cional en general, en cuyo marco debe ser tratada la situacién de la poblacién indigena. ‘Una tercera raz6n vincula las dos anteriores con el pasado reciente de la antropologia mexicana. El que ésta haya abandonado casi por completo, ° Esta perspectiva se encucntra desarrollada en. E. Krou, ‘Ateridad y pregunta antropologica, em: Alteridades, vol. 4, 1994, pigs. 5-L1, adm. 8. '° La thtima obra preparada por Guillermo Bon- fil Hacia nuevas modelos derelacionesineroulturaes, Ed Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Colec- cin Prnsar la cultura, México 1993) ofrece una vision panordinica de esta problematica en América Latina, La anwopologia mexicana actual y futura durante aproximadamente dos déca- das, el estudio de los grupos indigenas del pais, no s6lo ha hipotecado la solucién de problemas concretos (aqui puede mencionarse, por ejemplo, el déficit actual de especialistas y de co- nocimientos relativos a la teorfa y et- nografia de los fenémenos juridicos y de las filosofias contenidas en Tas tr diciones orales y rituales de estos gru- pos o el reducidisimo nimero de anwopélogos que manejen al menos uno del medio centenar de idiomas americans todavia vives en México) En cierto sentido puede decirse que el campesinismo, el economisme y el so- ciologismo campantes del pasado mais reciente ha contribuido eficazmente a ocultar Ja problemitica interétnica y multicultural, es més, la existencia misma de pueblos indios en ef pais y, por consiguiente, a eliminar para dos generaciones de antropélogos de la agenda tedtica y practica la bisqueda de formas de organizacién nacional basadas en el fomento y el desarrollo, no en la supresién de la diversidad cultural." b) Comoya se dijoal inicio de este apartado, hay que tomar con cuidado cualquier afirmacion de supuestas ne- cesidacles ineludibles con respecto al fomento de determinados campos o "Aqui como en otras partes de este ensave, no se quiere lamentar el pasuo reciente de ks aunepe- Jogi mexicana y mucho inenes responsabilizar a determrinadas instituciones, grupos o personas de le aque, deste ls perspectiva de hos, se percibe come -cibn 0 como filla, Simplemene se trata de reconocer Jas cauisas de las situacion actual para poder enfrentarla Io mejar posible, lo que inclaye tambien poder apiovecharadecusdamente la logea- doen el pasaulo, temas de investigacién. Hecha esta adver tencia, quieren sefialarse a continua¢ res de ellos como particularmente im- portantes. El primero son los vertiginosos procesos de wrbanizacion y megalopoliza- cién, que afectan particularmente a América Latina y que implican inédi- tas relaciones entre culturas, necesida- des hasta ahora desconocidas de construccién y reconstruccién de iden- tidades colectivas, emergencia de nue- vas formas de idear y ensayar la convivencia de lo diverso y cada ver complejo. EI segundo son Jas maneras de estyacturary ejercer el poder. Temas tales como la democracia y la reforma del estado, pero también Ia desigualdad ente los géneros, el poco estudiado pero cada vez mas importante campo de la violencia simbélica y Ta proble- indica teérica y practica de los dere- chos humanos constituyen aspectos claramente politicos de la vida colectiva que necesitan de una atencién antro- polégica urgente e innovadora. El tercero es una relacién estu- diada desde muchos puntos de vista en la wadicién antropolégica, pero que ha cobrado dimensiones nuevas, Se trata de la relacién sociedad-natu- raleza o, en términos inés generales, de Ja relactén cultura-naturaleza, Esta dista de ser de caracter abstracto, si se cae en la cuenta que las actualmente muy discutidas problematicas de la tecnologia industrial y de la organiza- cién moderna del trabajo social son algunas de sus caras. A su vez, los casos del televisor y de la computadora per- sonal hacen ver inmediatamente que 18 Esteban Krow aqui no nos encontramos ante un pro- blema de tipo técnico, sino ante uno de cardcter claramente cultural y, por ende, de interés obligado para nues- tra antropologia. c) Aunque no seria dificil men- cionar aqui toda una serie de debates pendientes y de gran importancia para la antropologia mexicana actual, conviene aqui la limitacién a una ex- cepcionalmente clave. Se trata de la relacién entre antropologia y marxismo (0, siasf se quiere, entre las tradiciones de origen antropolégico y de origen marxista). Esta relacién fne durante més de un cuarto de siglo un eje cen- tral del debate antropoldgico, no sélo en México. De un modo mas o menos repentino casi ba desaparecido. No parece congeniar con el cardcter pre- tendidamente critico y racional de toda actividad cientifica que no haya balances ni evaluaciones amplias y de- talladas de esta relacién que justifi- quen 0, al menos, expliquen tal desaparici6n.'?

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