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Espacios Criticos es ear Pea oer eee re miento de aquellos Eien] diversas disciplines, Pees Decne rd eae Cee et Cee eae en de contrbuira sudfu- Pee Coe et cs Preise Il Wil, Edward W. Soja es un gedgrafo aclamado por sus aportaciones a los aspectos espaciales de la teoria social, la globalizaci6n y la economia politica urbana y regional. Profesor de planiicacién urbana y regional en la UCLA, Soja ha dedicado sus in- vestigaciones a los procesos de reestructuracion urbana de Los Angeles y a construir una pers- pectiva critica sobre el desarrollo de las ciudades ylas regiones. Ademés, Soja ha teorizado brilan- temente sobre el papel del espacio y de la geo- gratia, especialmente en su relacién con el tiempo y la historia, utlizando las teorias y propuestas de Lefebvre para proponer una perspectiva geogratica post moderna. En sus ultimas publicaciones ha sugerido una mirada geohistérica a las ciudades, desde sus inicios hasta su mas reciente desarrollo que él llama "postmetrépolis’. Sus investigaciones mas recientes estan relacionadas con la accién de las comunidades locales en relacién a lajusticia espacial Este libro es un ensayo eritico sobre el autor y su ‘obra que incluye ademas una seleccidn de textos fundamentales y un articulo inédito. Noria Benach es profesora de geogratia en la Universidad de Barcelona dedicada a analizar las nuevas tendencias del pensamiento geogratico, los disoursos sobre las transformaciones urbanas y la construccién socio-espacial de la diversidac. ‘Abel Albet es profesor de geografia en la Uni- versidad Auténoma de Barcelona, Interesado por las geogratias criticas, los estudios urbanos y las nuevas geogratias culturales, NURIA BENACH y ABEL ALBeT Epwarp W. Sova Use Nuria Benachi y A Epwarp W. SOJA La perspectiva postmodern de un gedgrafo radice LALBET Tearia $ Espactos CRITICC cualquier otra polis, del pasado o del presente. Este profun- do y permanente compromiso con los valores del socialismo libertario y con la democracia espacial participativa, aparente- mente pucde observarse en toda la wrama construida y en las précticas sociales de la planificaciéa urbana, la cultura popular y la vida cotidiana. Uno siente que Amsterdam no solo esta sosteniendo su propia Edad de Oro sino que esta mantenien- do activamente viva la auténtica posibilidad de un urbanismo socialmente justo y a una escala humana. ¥ lo esti haciendo al afadir, a nuestras formas habituales de pensamiento, el entre- tenido estinvuts de un pequefio desconcierto. 180 ‘TERCER ESPACIO: EXTENDIENDO EL ALCANCE, DE LA IMAGINACION GEOGRAFICA* Mi propdsito aqui, el mismo que tuve al escribir Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places (1996), es el de alentar el desarrollo de una nueva manera de pensar sobre el espacio y sobre otros concepts relacionados con la espacialidad inherente a la vida humana y con todo lo que se describe en este volumen como Human Geography Today, Cuando animo a gedgrafos y ano gedgrafos a «pensar de modo diferente» sobre nociones familiares como espacio, lugar, territorio, ciudad, regi6n, localizacién y medio, no estoy sugiriendo que descarten los tradicionales modos de pensar, ya conocidos y familiares, sino mas bien que estos se cuestionen de formas nuevas para poder asi abrir y extender el aleance y la sensibilidad critica de las imaginaciones espaciales y geogrs~ ficas ya asentadas. En este capitulo he comprimido lo que eseribi en Thirdspace en cinco argumentos o tesis recapitulativas. Cada una esté expresada con atrevimiento, dirigida especificamente auna audiencia de gedgrafos humanos, y de una forma cor- dial y abierta en sus implicaciones para la geografia humana de hoy. Los breves comentarios que siguen a cada afirmacién amplifican y espero que clarifiquen los puntos fundamentales yqueal mismo tiempo proporcionen variaciones acumulativas ‘como si de una fuga se tratara; variaciones, en definitiva, sobre las muchas maneras de definir el Tercer Espacio.** No se de- Taducido de , pero hasta muy recientemente esta espacialidad estaba subordinada bisicamente @ la dialéctica dominaate de historicalidad-socialidad, la interaccidn entre lo que puede llamarse més colectivamente la formacidn de las historias y la constitucién de las sociedades. En ha actualidad, sin embargo, Taespacialidad inherente y abarcadora del ser y del devenir esta empezando a ser claramente més reconocida de lo que jamés habia sido antes, infundiendo un poderoso tercer término en la ontologia de la existencia humana. Este desarrollo trascen- dental esté creando lo que he descrito como triuéctica espacia~ lidad-socialidad-historicalidad 0, m4s simplemente, como una manera de conceptualizar y entender el mundo con tres cares uma creciente conciencia de la acio y con la extensisn del 183, en lugar de dos. Dicho de una manera algo diferente, la pro- duccion social de la espacialidad humana o la «formacién de las geografias» se ha convertido en algo tan fundamental para entender nuestras vidas y nuestros contextos vitales como la produc | de nuestras historias y nuestras sociedades. La Figura 1 es un intento de capturar de forma visual esa relacidn de tres caras primarios aparece en la cubierta tle Thirdspace. En esta confi- guracidn hay tres relaciones interactivas que son de aplicacién no solo a fa ominlogia sino también a otros niveles de forma- cin de concciniento: epistemologia, construccidn de teorias, anilisis empirico y praxis, transformacidn del conocimiento en accidn. No solo existe | dad, que ha sido el foca dominante del pensamiento critico dental al menos durante los tltimos doscientos aiios, sino n soc Una versidn diferente con los colores tigua relacién historicalidad-socia- o también la telseidin entre socialidad y espacialidad, que afios atras descsilsi come Ta «dialéctica socio-espacial; y la relacién entre historicalidad y espacialidad, tiempo y espacio, que da lugar a una substancial dialéctica geohist6rica 0 espacio-tem- poral que esploré con detalle en Postmodern Geographies (1989) y despucs on Thirdspace, especialmente en el capitulo 6, «Re-Presenting the Critique of Historicism», Figura 1 La tialéction el ser jpubticada originalmente en Sola, 1986: p. 71) nome TRIALECTICA 5 184 La clave para entender la «trialéctica del ser», y una razén fundamental por la cual la reafirmacién del pensamiento es- pacial critico es de importancia trascendental y no sdlo por su impacto entre gedgrafos, arquitectos, urbanistas y otros, para quienes el pensamiento espacial es una preocupacisn profes nal principal, reside en la ausencia de cualquier superioridad a priori de ninguno de los tres términos. Estudiar Ia historicali- dad de un acontecimiento, persona, lugar o grupo social, no ofrece necesariamente una mejor aproximacion que estudiar su socialidad y su espacialidad. Los tres términos y las comple- jas interacciones entre ellos deben estudiarse conjuntamente como fuentes de conocimiento fundamentales y entrclazadas, ya que «ser-en-el-mundo» consiste precisamente de ello. La combinacién de las perspectivas hist6rica, social y espacial da mejor cuenta tedrica y prictica del mundo, Los diferentes especialistas (historiadores, gedgrafos, sacidlogos) pueden centrarse con mayor profundidad en uno de estos modos de pensamiento pero, cuando al hacerlo se deja de prestar una ateneién significativa a las otras dos dimensiones existenciales, se corre el peligro de silenciar una parte demasiado importante de la vida humana, de caer en un determinismo histérico, so- cial o espacial-geogrifico corto de miras. La utilidad préctica © la preferencia puede levar a que enfaticemos uno de los tres campos por encima de los dems pero siempre debemos intentar mantener una conciencia critica sensible y abierta al potencial que ofrece la interdependencia de los tres. Sin embargo, la misma naturaleza y el tempo social de esta «reestructuracién» ontol6gica lleva a tener que resaltar temporalmente, incluso a conceder una prudente supremacia a la espacialidad. No porque la espacialidad sea intrinsecamente mas importante sino porque hasta hace relativamente poco ha ocupado una posicién periférica en las humanidades y en las ciencias sociales y, de modo especial, en la construccién 185 de una teoria social critica. En Postmodern Geographies y en Thirdspace sefialé espectficamente a la enraizada tradieién del historicismo como uns razén fundamental para esta limita- ion del pensamiento espacial critico. Por desgracia, ello ha sido interpretado s menudo, y afiadirfa que con mayor fre- euencia por parte de los geégrafos, tanto como un intento de reducir la importancia del andlisis histérico —una especie de storia que raya en el espacialismo— o bien como el no saber reconocer que los buenos historiadores siempre han sido sensibles al espacio y al andlisis geogréfico. No podré enfatizar suficientemente que mi critica espacial al historicismo no es tuna anti-historia, un rechazo desmedido de la historiografia critica o del poder emancipatorio que emana de la imaginacién geogréfica creativa. Los historiadores han producido algunas de las mejores geografies humanas y deben continuar hacién- dolo. Mi critica al historicismo puede describirse de mejor modo como un intento de reequilibrar la trialéctica bisica historicalidad-socialidad-espacialidad, para lograr que los tres modos de pensamiento operen conjuntamente «a pleno ren- dimiento» en todos los niveles de formacién de conocimiento sin que ninguno esté de entrada privilegiado 0 minimizado respecto a los demés. Si el actual giro espacial transdisciplinar continta con la misma intensidad que en los afios 1990, puede alcanzarse un punto en el que ya.no haya necesidad de scentuar la importan- cia de la imaginacidn espacial critica o de enfatizar emo un historicismo o un sociologismo persistence impiden ver el pa- pel del espacio. Del mismo modo que hemos llegado a aceptar que todo en el mundo y que todo maida de pensamiento sobre el mundo tiene una dimensién hist6rica 0 social significativa hasta el punto de que tenemos historiadores y socidlogos de la ciencia, de la filosofia, de la geografia, incluso de los deportes y de la sexualidad, asf también finalmente reconoceremos la 186 inherente y abarcadora espadialidad de todo y de todo modo nos aceptados de pensimiento, siendo los gedgrafos hun como analistas criticos de la condicin humana de igual a igual con los historiadores y con los cientificos sociales. Pero este momento atin no ha Hegado. El proyecto de recquilibrar la trialéctica atin tiene un largo camino que recorrer y el poder persistente del historicismo y el sociologismo (go deberiamos llamarle «socialismo»?) para restringir el desarrollo y la expan- sidn del alcance de Ia imaginacién geografica contintia siendo algo contra lo que luchar. Pero, ¢seré capaz In imaginacién geogrifica y la geograffa humana actual de afrontar este reto? Ello me lleva a mi segundo razonamiento, TESIS I: La imaginacién googréfica, especiaimente tal como ha sido desarrolada en las discolinas sociales, contin estando limitada nor un duslisme omripresente, 6 ura ldcica binare, que ha tencida a palarasr €l ponsamierto espacial alreiedor de sposiciones fundamentales tales ivdad frente 8 subjevvided, material frente a mont, eal frente a imaginado, ease on of espacie frente a pansemiontce sabre a espacio, Expandir l slcance de la imaginacén geograica la ampited Y protundided que han aleaneado lo historical y Ia soci. y por {arto reequiltcar su capacided erica, xige una daconstuccign creative Y un repansar esa bilureacion de dos modos de analiss y gensamienio| espacial. La Figura 2 resume visualmente una idea central de Thirdspace que pertenece a lo que llamo, siguiendo la triada ontolégica mencionada anteciormente, la «trialéctica de la espacialidad». Ve en el Tercer Espacio, definido aqui por la no- cidn de espace véew de Henri Lefebvre, un modo alternative de investigaci6n espacial que extiende el alcance de a imaginacién geografica mis alld del dualismo restrictivo de lo que describo como epistemologias de Primer Espacio y de Segundo Espacio —0 lo que Lefebvre se refiere como a las practicas espaciales © «espacio percibido» por un lado, y las representaciones del espacio 0 «espacio concebido» por el otro—. Unas pocas defi- 187 niciones simples ayudan a explicar Jas ¢elaciones del diageama que refleja la Figura 1 Figura 2 Lo tialéucica dela espacialidad ;publieada originaimente en Soja, 1996: p. 24) la viving TRIALECTICA on | csrncaoao ff EI Primes Espacio (espacio percibido) se refiere al mundo experimertalo dircctamente de los fendmenos cartografiables y empiricamneite mesurables. Esta espacialidad materializa- da, que presenta a las geografias humanas bésicamente como resultados, ha sido La dominante y es el enfoque familiar del andlisis govyrifivo, a menudo conllevando la exelusién de otros modos de pensamiento sobre el espacio y la geografia. Para muchos, especialmente para aquellos que ven la geografia como una ciencia formal, éste ha sido el tinico objetivo 0 es- pacio «real» que valia la pena estudiar. Constituye el «texto» 0 contenido fandamental del gedgrafo y puede «lecrse» o expli- carse dle dos modos claros. Los enfoques enddgenos explican las geografias de Primer Espacio a través de descripciones precisas de paivones y distribueiones (como en el estudio de la diferenciacidn de éreas), la busqueda de regularidades empi- ricas recurrentes (el fundamento de la ciencia especificamente espacial), y la correlacién de la covarianza espacial de una 188 configuracién geogréfica con otra (el método bisico tanto de |a geografia idiog 2). El punto clave aqui es que tanto cl andlisis empirico como la construccién de teorias y la explicacién permanecen como algo interno a la geografia, es decir, que la geografia se utiliza para explicar otras geografias. Los enfoques exdgenos explican las geogra- fias materiales centrindose en los procesos fisicos 0 sociales subyacentes que las producen, Las geografias humanas son aqui contempladas como el producto o el resultado de fuerzas que no son en si ni geogrsficas ni espaciales sino que se derivan de la socialidad o historicalidad que se encuentra detras de los patrones empiricos, distribuciones, regularidades 0 covarian- zas. Estos enfoques estan particularmente bien desarrollados en la mayor parte de las formas criticas de pensamiento ¢ in- terpretacién geografica, tales como en la aplicacion del andlisis de clase en Ia geografia marxista o el andlisis del impacto en cl espacio del patriarcado y la masculinidad por parte de las gedgrafas feministas, Pero diversas elases de andlisis exdgenos, incluyendo aquellos que utilizan el medio fisico como variable explicativa, también penetran en todos los campos de la inves- tigacidn geogrifica. El Segundo Espacio (espacio concebido), por el contrario, es més subjetivo e «imaginado», més preocupado por las ima genes y las representaciones de la espacialidad, por los proce- sos pensados que se supone que modelan tanto las geogeafias humanas materiales como el desarrollo de una imaginacién geogrifica, Mas que concentrarse exclusivamente en los espa- cios y las geografias materialmente perceptible, se concentra y explora los mundos mas cognitivos, conceptuales y simbélicos. Tiende asi a ser més idealista que materialista, al menos en su énfasis explicativo. $i el Primer Espacio proporciona el texto empirico bésico del gedgrafo, el Segundo Espacio representa los principales «discursos» ideoldgicos y generadores de ideas a como a nomon 189 del gedgrafo, las maneras en que pensamos y escribimos sobre este texto y sobre la geogralia ura sobre la Tierra») en general. Si bien hay una epistemologia para estudiar el Primer Espacio, es en el Segundo Espacio donde el discurso epistemoldgico recibe una mayor atencién. En Ia larga historia del pensamiento geogrifico, las aproximaciones de tipo Segundo Espacio han surgido con mayor frecuencia cuando los enfoques dominantes de Primer Espacio se han vuelto demasiado rigidamente materialistas y «cientificos», como en las diversas eriticas que emergieron en respuesta al cierre epistemolégico de la geogratia humana positivisea. Para Henri Lefebvre, sin embargo, el Segundo Espacio no es tan secundario. En The Production of Space (1991) argumenta que el «espacio concebido» es el espacio dominante en el sentido de que controla poderosamente [a manera en que pensamos, analizamos, explicamos, experimentamos y afectamos 0 «prac- ticamos» la espacialidad humana (0 la «formaciéne de las geo- grafias), No puedo alargarme aqut sobre ello pero lo que estoy sugiriendo es que proporciona una manera muy diferente de aproximarse al contenido que convencionalmente se incluye cena llamada historia del pensamiento geografico. La mayoria de geégrafos humanos no trabajan en los ex- tremos de estos dos enfoques sino en algsin lugar intermedio, concibiendo el materalismo/objetividad puros y el idealismo/ subjetividad como polos opuestos de un continuum de enfo- ques, Sin embargo, ha habido una tendencia persistente a ver el Primer Espacio y el Segundo Espacio en conjunto como la totalidad de la imaginacion geogréfica, como abarcando en mezclas variables todas las maneras posibles de conceptuali y estudiar la geografia humana y la espacialidad de la vida hu- mana, Este confinamiento «bicameral» de la imaginacién geo- grifica, 0 lo que yo llamo dualismo Primer Espacio-Segundo Espacio, ha sido el principal responsable de la dificultad que iteralmente, «escri 190 muchos gedgrafos y otros pensadores espaciales tienen para entender y aceprar el significado més profundo de la reestruc- turacién ontolégica tratada anteriormente y, por tanto, de comprender el Tercer Espacio (espacio vivido), que representa una llamada a una manera diferente de pensar sobre las geo- grafias humanas. En vez de reaccionar al creciente giro espacial como un reto para desarrollar un nuevo modo de entender la espacialidad de la vida humana (geografia humana en su sen- tido mas amplio) que es conmensurable en alcance y perspec- tiva critica con Ia historicalidad y la socialicad intrinseca de la a humana, muchos geégrafos, complacidos con la creciente atencién que se ha concedido a su disciplina, simplemente han vertido nuevo vino en el mismo viejo odre, reforzando asi los limites y las ilusiones del dualismo Primer Espacio-Segundo Espacio, No debe sorprender por tanto que las fuentes princi pales para reconceptualizar In espacialidad y la expansién del alcance de la imaginacién geogrsfica hayan procedido de fuera de las disciplinas tradicionalmente espaciales. Saber dénde se manifest6 por primera vez y de manera convincente el intento de pensar de modo diferente sobre el espacio nos leva a mi tercer razonamiento. TESIS Il: Una ruptura radical a este duaismo limitante $e inicé 2 finales de los afos 1960 en Francia, mayormente a través de los trabajos de ‘Michel Foucault y de Henri Lefebvre. Yo deseribo sy método de erticar fl dualismo Primer Espacio-Segundo Espacio como un whirding as Otherings? critica, y attibuyo los origenes det Tercer Espacio 6 sus e5- timulantes imaginaciones geogréticas, como una manora radicalmente diferente de ver, inteprotar y actuar para cambiar la espacialidad que ‘barca tode la vide humana, Basindonos principalmente en el trabajo fundamental de Henri Lefebvre The Production of Space (para una discu- Ne Treralmente, sun tercero-como-otro» 191 sién de las sheterotopologias» de Foucault, véase el capitulo 5 de Thirdspace), podemos divisar un cuadro muy diferente del aleance y la substancia de la imaginacién geogréfica. Para Lefebvre, cl persistente dualismo entre los enfoques materialista y mental del espacio, o entre lo que él llamé préctica espacial y representacin del espacio, era una forma de reduccionismo pa- recida a la producida por otras muchas «Grandes Dicotomias» que han atravesado la historia de la filosofia y la teoria social oc- cidental: sujeto-objeto, abstracto-concreto, agencia-estructura, real-imaginado, local-global, micro-macro, naturaleza-cultura, centro-periferia, hombre-mujer, negro-blanco, burguesia-pro- letariado, capitalismo-sovialismo. Confinada de esta manera, la imaginacién geogréfica nunca ha podido capturar la com- plejidad de la experiencia, la amplitud y el tal vez inescrutable misterio del espacio vivido, 0 lo que él deseribié, quiza algo cripticamente (de manera intencionada?) como los Espacios de Represesitacivn (traducido en inglés como «Representational Spaces» o Lispacios Representacionales). Siempre que se enfrentaba a esas grandes dicotomias, Lefebvre buscava romperlas mediante posibilidades nuevas y diferentes. Como decia repetidamente, dos tétminos no son munca suficientes para tratar con el mundo real y el imaginado. Ly a toujours Autre, Siempre hay Oro término, una tercera posibilidad destinada a vencer la ldgica categoricamente cerra- da del «uno u otro» en favor de una logica diferente, mas flexi- ble y expansiva del «a la vez y también». Obsérvese que esta aproximacién no consiste en buscar una posicién intermedia en el supucsto continuum que conecta los puntos extremos de Ia dicotoma, porque una posicién asi continuarfa dentro del dualismo cotalizante. En su lugar, Lefebvre busca escaparse de la Grar Dicotomia limitadora introduciendo un Otro, una alternativa diferente que reconstituya y a la vez amplie la opo- sicién original 192 Este pensamiento no ¢s exclusivo de Lefebvre. Ha sido una caracteristica del pensamiento dialéctico desde los antiguos ‘griegos hasta Hegel y Marx, y ha tenido también un papel des- tacado en el desarrollo reciente de las criticas postmodernas, postestructuralistas, postcoloniales y feministas de las epis- temologias modernas y de las binarizaciones «cerradas» tales como las de agencia y estructura, hombre y mujer, colonizador y colonizado, etc. Pero Lefebvre fue el primero en aplicar de forma amplia este método critico a las maneras de pensar y practicar a lo que,el describié como la produccién del espacio 6, en otras palabras, a la formacidn de geografias humanas. Al hacerlo, entré en otro proyecto filoséfico (y politico): la espa- cializacién del mismo pensamiento dialéctico. Lefebvre llamé a.ese enfoque une dialectique de triplicité. Yo he escogido lla- marlo un «thirding-as-Othering» eritico, quedéndonos con el énfasis en maytisculas del Ovhering, es decir del Otro. El thirding-as-Othering eritico desatrolla la dialéctica de Hegel y Marx, llevindola més alld de la supuesta totalidad y la estricta secuencia temporal del encuadre clisico del esquema tesis-antitesis-sintesis. Mas que una sintesis final 0 una afirma- cin concluyente que puede a su vez desencadenar otra ronda dialéctica de tesis-antitesis-sintesis, el tercero introduce una perturbadora opcidn de «otro-diferente», Este Otro no deriva simple y secuencialmente de una opo- sicién y/o contradicci6n binaria original sino que, en su lugar, busca desordenar, deconstruir y reconstruir provisionalmente toda la secuencia y légica dialéctica. Desplaza el «ritmo» del pensamiento dialéctico, de un modo temporal a uno més espa- cial, de una secuencia lineal o diacrénica o las simultaneidades y sincronias configurativas que he intentado capturar visual- mente en los diagramas de las Figuras 1 y 2. Tal como Lefebvre lo describié, «la dialéctica ya no se ajusta a la historicidad y al tiempo histérico, o a un mecanismo temporal del tipo ‘te~ 193 sis-antitesis-sintesis’ (...). Reconocer el espacio, reconocer lo que alli ‘tiene lugar’ y para qué se utiliza, es volver a la dialé- ctica». Para remarcar su punto de vista y para evitar reducir las «contradicciones del espacio» sélo a un dualismo Primer Espacio-Segundo Espacio, él afiade: «No estamos hablando de una ciencia del espacio sino de un conocimiento (una teorta) de 4a produccién del espacio (... siendo éste el mas general de los productos» (Lefebvre, 1976: p. 18; cursivas en el original), Lefebvre vis este rhirding como el principio de una cadena heuristica de «aproximaciones» que se construye acumulati- vamente en un proceso, en continua expansion, de formacién de conocimiento. No hay conclusiones, ni estructuras perma- nentes de conocimiento, ni epistemologias privilegiadas per se. Uno debe estar siempre moviéndose, buscando nomédi- camente nuevas fuentes de conocimiento préctico, mejores aproximaciones, llevando consigo slo lo més ttil que se ha aprendido en viajes anteriores. Para evitar los peligros de un hiper-relativismo y de una filosofia irresponsable del «todo vale» que a menudo va de la mano de estas aperturas epis- temolégicas radicales, uno debe estar guiado por y compro- metido con un proyecto intelectual y politico estimulante, El thirding no termina con la afirmaci6n de un tercer término 0 con la construccidn de lo que algunos pueden describir como una Santisima ‘Trinidad. Entender el mundo de modo tedtico y prictico exige una continua expansién de formacién de co- nocimiento, una apertura radical que nos permita ver mas alla de lo que se sabe en la actualidad, explorar «otros espacios» (0 sea, des espaces Autres y las . En est reconocimiento de la diferencia, los mapas sociales bidi mensionales son inadecuados. En su lugar, son necesario espacios estructurados en multiples dimensiones. (p.124) 20 Rose afiade su propio desarrollo de la apertura radical del espacio de hooks y de lo que yo he estado describiendo como Tercer Espaci El tema del feminismo, por tanto, depende de una geogra- fia parad6jica con el fin de reconocer tanto el poder de los discursos hegeménicos como para insistir en la resistencia Esta geografia describe aquella subjetividad tanto como Prisionera y como exiliada; permite que la cuestidn del fe- minismo ocupe tanto el centro como el margen, el interior y el exterior, Es una geografia estructurada por la tensién dinimica entre estos polos, y es también una geogralia multidimensional estructurada por la diversidad de rela- ciones sociales simulténeamente contradictorias. Es una geografia que es tan miiltiple y contradictoria y diferente como la subjetividad que la imagina (..) una clase diferente de espacio en la cual la diferencia se tolera més que se bo- rra. (pp. 124-125) Gloria Anzaldia, poctisa y critica cultural de los espacios vividos que se encuentran en los espacios fronterizos alo largo de la frontera entre los Estados Unidos y México, crea otra forma de «plurilocalidad» alrededor de fo que ella llama la conciencia de la mestiza* o mestizaje** (1987), otra manera de estar dentro y fuera al mismo tiempo: ‘Como mestiza, no tengo pais, mi tierra natal me expulsas aunque todos los paises son mios porque soy hermana o amante potencial de cada mujer, (como lesbiana, no tengo raza, mi propia gente me niega: pero soy todas las razas NITrEn castellano en el original “NT: En eastellano en el original. 202 porque tengo lo més extrafio de cada raza en mi) (...). Soy un amasijo, que une y junta, y que no solo ha dado lugar a.un producto de la oscuridad y a un producto de la luz sino también a un producto que cuestiona las definiciones de luz y oscuridad y les da nuevos significados. (pp. 128 129) La pottica de Anzaldiia también viaja en la teorizacidn del espacio: Necesitamos teorias que reescriban la historia utilizando la raza, la clase, el género y In ernicidad como categorias de 8 que crucen fronteras, que disuelvan limites rar en el discurso, por- anilisis, teori Porque no se nos permite quea menudo estamos apartados o excluidos de él, porque Jo que pasa por teorfa estos dias es un verritorio prohibido para nosotras, es vital que ocupemos el espacio de la teo- rizaci6n, que no permitamos que sea ocupado tinicamente por hombres y mujeres blancos, Introcuciendo nuestros propios enfoques y metodologias, transformamos este es- pacio de teorizacién. (p. 129) ntrismo y el post- dward Said quien De entre todos los eritivos del euroc: colonialismo, probablemente haya sido ha recibido mayor atencién por parte de los gedgrafos hu- manos, La excelente exposicién de Derck Gregory subre lis «Geografias imaginativas» (1995) nos proporciona las siguien- tes observaciones de Said: Asi como ninguno de nosotros esté fuera o més alld de la seografia, ninguno de nosotros queda completamente al margen de a lucha por la geografia. Esta lucha es compleja ¢ interesante porque no se basa sélo en soldados y caiio- 203, nes sino también en ideas, formas, imagenes e imaginados (--.). Por mi parte, lo que hago es repensar la geografia siguiendo de cerca la constelacin cambiante de poder, co- nocimiento y geografia. (pp. 137-138). Finalmente, algunos pasajes de Homi Bhabha, cuyo fasci- nante trabajo sobre la «localizaci6n de la cultura» y la nocién de «hibridacién» se enmarca en su propia conceptualizacién de un «third space» similar y sin embargo diferente de lo que se ha venido definiendo como Tercer Espacio en este capitulo. mado de «The third space» (1990): Todas las formas de cultura estén continuamente en un proceso de hibridacién, Pero, para mi, la importancia de la hibridacién no esta en ser capaz de encontrar dos momen- tos originales a partir de los cuales emerge un tercero, si mas bien Ja hibridacién es un «third space» que permite la emergencia de otras posiciones, Este third space desplaza las historias que lo constituyen y establece nuevas estructuras de autoridad, nuevas iniciativas politicas, que son entendi- das de modo inadecuado a través del conocimiento recibido (..). El proceso de hibridacién cultural da como resultado algo diferente, algo nuevo e irreconocible, una nueva area de nnegociacidn del significado y la representacién. (p. 140) Bhabha fundamenta su third space en las perspectivas del postmodernismo, el post-colonialismo y el post-feminismo, pero nos insta a ir «mis alld, a eruzar fronteras, «a vivir de algtin modo més alld del limite de nuestros tiempos», De «The Location of Culture» (1994): Fs significativo que las capacidades productivas del third space tengan una procedencia colonial o postcolonial. 204 Porque la disposicin para descender a este territorio ajenc —al que yo os he levado— puede revelar que el recono: cimiento teérico de este espacio repartido de enunciaciér puede abrir el camino a conceptualizar una cultura intema ional, basada no el exoticismo del multiculturalismo o de diversidad de culturas, sino en la inscripeién y articulacié: de la bibridacion de la cultura. Con ese fin debemos recor dar que es en el «inter» —lo mas avanzado de la traducci6: y la negociacién, el espacio in-between— el que carga con e peso del significado de la cultura (..). ¥ al explorar este thire space, podemos cludir la politica de la polaridad y emerge como otros de nosotros mismos. (p. 141) TTESIS V: Continuande can el proyecto iniciado por Lefebvre y desarro- Ilindolo en nuevas direcciones que repercutan con mayar relevancia ‘contemporanea, los nuevos geégrafos humanos que emergen de los festudios culturales crlticos estén expiicitamente espacializando la subje tividad radical ylapractica politica, imbuyendo ambas con una concioncia > espacial ertica que 8e extiendle mucho mds ald de lo que ha existido en el pasado. Reflejando le que antes se describi6 como un giro ontolégica yun thidingas-Othering cttico, estos autores estén abriendo un campo ‘huevo y relatvamente inexplorado de accién politica radical centredo y st ~tuado en la prodluccién social de! espacio vivido, una eleccién estratégica {que se dirge a la constitucién de una comunidad de resistencia que pue- {de ser tan empoderadora y potencialmente emancinadora como aquellas formadas alrededor de la forracién de la historia y 'a constitucion de las sociedades humans Nunca antes las geografias humanas han recibido tant atencidn transdisciplinar. Pero las mejores geografias humana son de un tipo diferente, mas amplias en su alcance, mas empo deradas y potencialmente empoderadoras, mas explicitament politizadas en muchos niveles diferentes de formacién de co nocimiento, de la ontologia a la praxis, de lo materialment conereto a lo imaginativamente abstracto, del cuerpo al plane ta. Se hacen més «reales» al ser al mismo tiempo «imaginadass 20 El uso metaférico de espacio, territorio, geograffa, lugar y regién raramente va més alld de una base material, un «realei- maginado» que sefiala su alteridad intencional de las geograffas ms convencionales. El ‘Tercer Espacio como Espacio Vivido se caracteriza como multifacético y contradictorio, opresivo y liberador, apasionado y rutinario, conocible ¢ inconocible. Es un espacio de obertura radical, un sitio de resistencia y de lucha, un espacio de miiltiples representaciones, investigable a través de sus oposiciones binarias pero también donde il J 4 toxjours l'Autre, donde siempre hay «otros» espacios, heterovopologias, geografias paraddjicas a explorar. Es un terreno de encuentro, un sitio de hibridacién y mestizaje* y movimiento més alld de los limites establecidos, un margen 0 un borde en el que los lazos pueden cortarse o también donde nuevos lazos pueden forjarse. Puede trazarse un mapa de él pero nunca podré ser capturado en las cartograffas conven- cionales; puede imaginarse de modo creativo pero sélo tiene sentido cuanto es practicado y vivido completamente. En los dos tiltimos siglos, la subjetividad radical y la ac= cién politica progresista en relacién a las desiguales relaciones de poder asociadas con la clase, la raza y el género han estado relacionados fundamentalmente con intervenciones delibera- das en Ia historicalidad y socialidad de la vida humana, con la manera en que las sociedades hacen la historia y organizan sus relaciones sociales y modos de produccis parte, estas luchas han tendido a permanecer relativamente confinadas a canales separados de identidad y conciencia co- lectiva, con la clase, la raza o el género (codificados en Grandes Dicotomias rales como Capital frente a Trabajo, Blanco frente a Negro, Hombre frente a Mujer) ocupando posiciones esta- in. En su mayor oT Fn castellano en el original 206 blecidas y arraigadas tan privilegiadas teorética y politicamen- te que la formacién de coaliciones efeetivas entre esos canales a menudos chauvinistas y exclusivos ha sido extremadamente dificil. Incluso cuando se han establecido vinculos, éstos han tendido a ser inestables, dado que cada movimiento radical te- nia una priorizaci6n distintiva y exclusiva de su particular eje binario de opresién. Inspirado por la ruptura de estas epistemologias politicas modernas totalizantes (esto es, las ortodoxias del marxismo, el feminismo radical y el nacionalismo negro) y por la posi- bilidad de un postmodernismo radical (una posibilidad que atin muchos en Ia izquierda rehiisan reconocer), un muevo movimiento socio-espacial o «comunidad de resistencia» es empezando a desarrollarse alrededor de lo que estoy descri- biendo como una conciencia de Tercer Espacio y una politica cultural progresista que busca romper y borrar los diferencia les de poder especificamente especiales que surgen de la clase, la raza, el género y muchas otras formas de marginalizacién o periferizacin (ambos procesos fundamentalmente espaciales) de grupos determinados de personas. Mas que funcionar a tra vvés de canales separados y exclusivos, este nuevo movimiento/ comunidad es insistentemente inclusivo (radicalmente abierto) y recombinativo, buscando nuevas formas de construir puen- tes y coaliciones a través de todos los modos de subjetividad radical y resistencia colectiva. En esta construccién de coali- ciones, hay una conciencia espacial compartida y una determi nacién colectiva a tomar un mayor control sobre la produccién vde nuestros espacios vividos que proporciona un fundamento basico —el aglutinador largamente ausente— para la solidari- dad y la prictica politica. La construccién de coaliciones es una estrategia politica consolidada, pero estas coaliciones progresistas inicialmente se habian movilizado en el sentido mas amplio para tomar el 207 control colectivo sobre el curso de la historia y de la manera en que las relaciones sociales de poder y status se constituyen y mantienen; es decir, para redirigir las desigualdades y la opresién producidas en el curso histérico del desarrollo de la sociedad. Las nuevas coalici poder ala movilizacién y a la identidad politica, pero le afaden una conciencia y subjetividad espacial revigorizada, una con- ciencia de que la espacialidad de la vida humana, la formacién de las geografias humanas, el nexo espacio-conocimiento-po- der también contiene las fuemtes de la opresién continuada, la explotacién y la dominacién, 1a nueva forma espacializada de lucha individual y co lectiva estd ain en sus fases iniciales y no es todavia una gran fuerza en la politica contemporanea. Y debe reconocerse que Ja nueva politica espacial no se limita exclusivamente a las fuerzas progresistas. Ciertamente, los enfoques conservadores y neoliberales de la politica espacial en la nueva era de la glo- 6n y reestructuracién econémica ha ganado fuerza de modo significativo en los wltimos treinta afios en todo el mun- do. Por ello es de la maxima importancia que los pensadores y activistas progresistas dejen de lado sus conilictos internos s0- bre cl postmodernismo (y la geografia) para encontrar nuevas formas de enfrentarse estratégicamente con Ja derecha post- moderna en la lucha por modelar nuestros mundos contempo raneos. Debemos reconocer y participar en los crecientes sitios y comunidades de resistencia y afirmacién a los que bell hooks y otros nos invitan a entrar, para avanzar en una solidaridad conscientemente espacial ¢ iniciar un proceso de re-visién del futuro. Esta oportunidad para afirmar la creciente importan- cia, estratégicamente teorética y politica, de la imaginacién espacial critica tal vez sea lo mas nuevo y diferente —y lo mas estimulante y fascinante— de la geografia humana actual. nes retienen esas fuentes que dan 208 Bibliografia ANZALDUA, Gloria (1987), Borderlands/La Frontera: the new mest za. San Francisco: Aunt Lute. ANZALDUA, Gloria (ed.) (1990), Making Face/Making Soul. Sa Francisco: Aunt Lute BHABtIA, Homi K, (1990), «The third space: interview with Hon Bhabhar, en Jonathan Rutherford (ed.). Identity: Communit, Culture, Difference. Londres: Lawrence & Wishart, pp. 207-221 — (1994), The Location of Culture. Nueva York: Routledge. {trac casts Bllugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial, 2002) DE LAURETIS, Teresa (1987), Technologies of Gender: Essays Theory, Film and Fiction. Londres: Macmillan. DEUTSCHE, Rosalyn (1988),

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