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. 1? ~ i Desde Colón América es el continente de Ios malentendidos.
El almirante buscaba la ruta de las Indias, descubrió a los
indios, es decir el Nuevo Mundo. Un mundo que aún sigue
siendo nuevo. La permanente aparición de cliché s y mitos
que suscita, tercermundistas o liberales, lo testifica. Si bien
el buen revolucionario sucedió allí ~l buen salvaje, el capi-
tán de industria héroe del desarrollo sin obstáculos rem-
plaza hoy al pionero o al colonizador. ¿ Acaso no decían los
portugueses en el siglo XVII que "al sur del ecuador ya no
hay pecado"? Quizás esa sea una de las razones del interés
por la "otra América". No es la única. No podemos hoy igno-
rar la importancia de esta clase media de orden planetario.
Más de 300 mil millones de dólares de deuda la distinguen
de otros continentes en desarrollo a los cuales jamás se les
concedió semejante crédito, 390 millones de habitantes, 610
según todas las probabilidades en el año 2000. Otros tantos
elementos que no son sólo muestra de exotismo. Para esa fe-
cha las dos ciudades más grandes del planeta serán la ciu-
dad de México y Sáo Paulo. Triste récord, en verdad, el de
esas megalópolis congestionadas y monstruosas. Sin embar-
go elgigp.nte brasileño con sus 130 millones de habitantes,
México, potencia petrolera de 80 millones de almas a las
puertas de Estados Unidos, una Argentina con un territorio
.igual al de l~ India dan razón hayal profético título del libro
que publicaba en 1954 Tibor Mende: L 'Arnériq ue [atine entre
en scéne. Si a ello se añaden Cuba y Nicaragua podemos su-
poner que no está por salir de apuros.
Esta América es mucho más todavía. Tiene sentido, si no
es que un sentido para nosotros los occidentales. Cierto, la
proximidad cultural no es muy popular. Aun cuando ese Ex-
tremo Occidente no podría sernos extraño, esa familiaridad
ess¿spech()sa.E~·~~·liCi~Üizaci()nes;i-demaslad.o próxi'masñ'o
merecerüin" ser objeto de curiosidad' cien tífica. N i las religio-
nes, ni los sistemas de parentesco n'i las lenguas y las cultu-
ras nos alejan de la vieja Europa. Por, ello quizá, si bien en
I
[11]

[
12 (, .~'R(~l.üC"'. PROL, " ,.) ( 13

nuestras escuelas é,; res.oe-rable ser sinólogo o islarru sta el",,; "exp. ~,ación" del subcontinente. Más sencillamente, tras ha-
presente, el "americano.t..: no puede sin perder pl'i":stígl( ber j.-.orrido prácticamente todos los países de América La-
más que estudiar lt.~ mr-ite rios precolombinos o los ilbo:cíg¡-, tima, «-viclo por mucho tiempo en dos o tres y estudiado va-
nes supuestamente ·¡an~l.1ksde hi stor ia. Cuando voces auto r'ios u- ellos, sentí. la necesidad de hacer un balance de mis
rizadas hablan de LIs "t_J!.lt-blosarnericmos", jamás seiL;Ü,h ínvesr.gaciones a menudo expuestas en trabajos especializa-
de los uruguayos o .Ie l(¡~c')staí~l1censes sino de los ;Otpacht':~: dos, {!<" nuestros conocirnientos y a veces de nuestras igno-
de los onas o de lo.. jíbaros. rancr..-i, es decrr también de los debates sobre la América La-
Dado que al pr in. ipio es-aba el indio, el sentimiento de fa tirra .•. .ntemporánea. Espero que no se considere prematuro
miliaridad que desptert.. e.ita An?~l:ica más mestiza de roqu- hab", , mtentado esta provisional y precaria síntesis tras me-
confiesa es a la vez ,;igni;-ic-ttivü-e insignitic;ii.te:·Es-de!nasi~. nos (i<- un CUhi.--(O de siglo consagrado a descifrar la "América
do fáciJdeJaiseeng:--'_I1~lÍ.')("'J8. apal"ienda Ilusor-ia de esas C,' desarv.rrunada.". Quizás era presuntuoso querer abarcar de-
vil izaciones deduci. .as y '.11_, .néticas. La ausencia de eXútislT!<' n.1aSL-H lo, yendo de la geografía a las sociedades, de los pro-
radical y de íncom.míc..bl- particularismo no podrra dctLl blem;-,''': económicos a las ideologías, de la historia a la diplo-
tarnos el sutil desfase, L. e.iclarecedora disonancia di'" 10 qu-- mac». No obstante nunca tuve la sensación de haber salido
Lucien Febvre Ilan-aba xc-rtadamente el "Iaboratoi«. la'!" del t-. citorro que es habitualmente el mío, el del politólogo.
noameiicano". Más aún, e, una diferencia inteligible: la qlk Esta »rtroducción a América Latina que se aventura a los
precisamente nos r.,:Opú,lf esta Amél-ica que sólo se revela i()t)árgGnesde diversas disciplinas es esencialmente política,
rernitiéndonos a nosotr. ,-;r.rismos. "Brus il me hizo intelrger» puesr- que se habla de geografía y de economía políticas.
te": esa profunda í,'ase de Ferriand Braudel al final de: SI, E~"~,-O libro está escrito como la mayoría de los que le han
vida no es ninguna (,,±un',~n,ja. La similitud de las cai:f::go:dél," p,'eo-:dido en una perspectiva comparativa, la única adapta-
y de los valores, lejos d. volver insu lsos los procesos socia da a 'i~,.srealidades latinoamericanas. Sin embargo, una vez
les o las realidades '.JoIL,e.-cultur'ales "otras", obliga al oh, más ',-'.'.ehe negado a alinear monografías nacionales. Ese
servador a una acti ¡!udoiüpal-aüva permanente, factor dr- proc-rtirniento de presentación repetitivo y cómodo no se
rigor y de realismo, ¿Ac-,s( hacer surgir una mismamstíru ajusrsoa en absoluto a mi propósito. Por lo demás, si -bien a
eión en dos tierras (dfel,cni.~s no es resultado del método ex

J
vece. ~ana en información, pierde en comprensión. André
perimental? Sileg¡r.,ed escribía muy acertadamente a propósito de Améri-
Por ello este lib r. , se ! -re-sta, creemos nosotros, a dos lec ca lLd!"'l-Qa: "Los paises particulares deben, creo, explicarse '\
turas. Una inforrnadva, inmediata, utrlitaria. La orra !'ná~ en fF .•ción del continente al que pertenecen; se. descubren
exigente, dirían algunos ¡le, rrfstica porque puede, si nü apo). ente» "es [. , ,] f,nntos de vista generales que aclaran los pun-
tar su I,;rano de are.ia a' saber acurnularivo que consrfruv-: tos d.~. lista particulares. Por tanto cuando se estudia un país
la ciencia de las sor .eda.ie-. por lo menos alimentar .ura :n:-: conv '•...I1e saber elevarse al plano continental [... ].1
flexión. Pü'" ello el enfoque elegido es transversal; lo cual es tanto
Dado que esta An .ér ic.» "ale la pena y que desde hace mo CO!u•. decir qu« escapa a las generalizaciones superficiales y
eho tiempo me pare. ió b-er. tornar la ya '-'11 serio y resuetarla él las .-dllapolaciones aproximativas para buscar las diferen-
el lector no debe esperar .en- .ontrar aquí un complaciente "h ..:.~iías-;j!~nincm1.ies/. <ORas concomitancias explicativas en el
bro ca tast rofe" ni m, a cacái tica Iragiog raf ía de la miseria !\!;
siquiera un ensayo vjue -Ierienda una fesrs sorprendente v
unívoca. Por lo demas e.ca obra tiene más bien algo. de ,Ha 1 Aw!1"é Siegb:ic"d, prefacio 8l Jacques Lauwe L'América ibérique, París,
Gallin,,, ,'d, 1938, p. 2:.
nual. Sin embargov.pre, ic demasiado la modestia mtele«
Z \""",':;é R,h'. Oo1"e. "Latín American and lapan compared", en 1.1. John-
tual corno para pensar q,te se trata de un estudio de socío r

son, ( 'T-tiYluhy ancl change in Latin America, Stanford, Stanford University


íogía de América Lé, tina ," menos aún de una tentaov.. d,- q"r,:"ss -)62, Pl). 2f¡-~49'.
14 c PROLOGO PROLOGO( 15

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9 10,00 km
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Istmo de América Central América del Sur

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16 ( PRÚLUG(, (
espacio y el tiempo. A l.iem •.Io me pregunté si. no era la ,!.lb 11-1; RODUCC1ÓN
rúa vez que una aprehei .'SiÓl'global y comparada del suboon
tíuente se revelaba ope-ato..a. .:Acaso América Latina, como
unidad de destino, no i -erte-. re- '.Q'; de ahora e-n adelante al pO'
sado? La fragmentación de: s.'rbcontinente y la divergeu..ia
de los caminos seguidos p. ".' ,as naciones ¿acaso no ponen
fin a innegables paralei ism- 's .istóricos y el pesadas ten-ten ¿, " ,!~ ES Alvl1~RICA LA TINA?
eras continentales? No ;~all,~re-spuesta a este problemapero
tampoco intenté eludí. lo. ii -rcuso se halla en el centro di'-
eSl<,~ libro, entre otros que p,', re cerán menos, abstractos y !!!lI p, "de parecer paradójico comenzar a hablar de un '~~E'.~~
elH, más importantes al .lec« .r la independencia, el de sa.rro cr. ' , ural mencionando la precariedad de su definición. Por
110, la democracia. Para ést. ':;, , nadie se le ocurriría daruna s-i, 'F,uTal q ue pueda parecer: '~lj-¡;~~~~§j:~;.il's.~9'de-¿"~éri~
r.•-spuesta única y global. L:,;,na x'epresenta un problema. No es inútil pues intentar
Lo que hoy pierde L· Arnér-ca Ilamada jatrna en unidad, pí r,.iS~'I:i~,'l:e¿()rda~ 'su'hisToria y hasta criticar su uso. De
sin duda lo gana en un-ver-sal-dad. Así les pese a los afir.ío el·', .leo corriente hoy en la mayoría: de los países del mundo
nado s a la desorientacion, s.m .iuest.ros problemas aumenta y la nornenclatu ra internacional, no tiene todo el pr ivile-
dos, hipertrofiados,. dramát.zadosIos que ',~ri¿ºi?~ra'n~os ct1!! gi. Iel rrgor. Un poco al estilo del más reciente y muy ambi-
p{¡'l :"ellü;'c¡;moháce drl,;os':i¡e;I(,,·;,e'se nuevo. mundotiene ;n~~ gh. "Tercer Mundo", ese término a veces parece ser fuente
dlO que enseñarnos. Ojalá \'c:-;1t libro aporte- su modesta con de onfusión más que instrumento de delimitación preciso.
tribución a ese intércarnbi.. 2ué se entiende geográficamente por América Latina?
Para facilitar la Iecti ':ra), la consulta de este libro, reduje ¿ conjunto de los países de América del Sur y América
al mínimo el aparato cvitico A! final de cada capítulo el lec Ce,!, ITal? Desde luego, pero según los geógrafos México per-
toi podrá sacar de las oviem.actones bibliográficas sumarias te o-ce a América del Norte. ¿ Quizá para simplificar debe-
cornplernentos o un cor-trap.tnco al contenido de la obraVo m.». conformarnos con englobar bajo esta denominación a
Iuntariamente elegí los títuíos más accesibles, sobre todo (le la,' .iaciones al sur del río Bravo? Pero entonces. habría que
autores franceses. Justa dende, para con mis colegas y rnaes- aci" .i ti r que Guyana y Belice donde se habla inglés y el Suri-
t ros y homenaje merecido -s-n chovirii srno alguno-e- a una n,!'" de habla holandesa forman parte de América "Latina".
escuela "Iatinoamerica.rist.." de calidad cuyas obras susci A!", irnera vista se trata de un concepto cultural. y nos incli-
tan el respeto al otro lado del Atlántico. n~,.' a11'lOS a pensar que cubre exclusivamente las naciones de
cu: f ur'a latina de América, Ahora bien, aunque con Ouebec,
Ca .adá sea infinitamente más latina que Belice y tanto como
Pue-rto Rico, estado libre asociado de Estados Unidos, nunca
na.t le ha pensado inoluirlo. ni siquiera al nivel de su provin-
ci. i'rancohablante, en su subconjunto latinoamericano.
Iviásallá de estas imprecisiones, podríamos pensar en des-
cu i!,jr.~Ylª,~Qe.l~tTda.a::·s·lllic.QeJ;~in~JltfJ,lJ~~rte,
tejida de diver-
S3" solidaridades, ya sea que se refieran a una cultura co-
m.'¡' loa vínculos de otra naturaleza. Sin embargo la
div-rrs idad misma de las naciones latinoamericanas, amena-
za ,·on menospreciar esta justificación. La escasa densidad
de ::!.5 relaciones económicas, y hasta culturales, de naciones
[17]
( (
18 INTRODUCCION INTRODUCCION 19

que durante más de un siglo de vida independiente se volvie- sur chileno? En realidad se hace' referencia a la cultura de ')
ron la espalda mirando deliberadamente hacia Europa o los conquistadores y de los colonizadores españoles y portu- I
América del Norte, las enormes disparidades entre países gueses para designar formaciones sociales de componentes \
-ya sea desde el ángulo del tamaño como del potencial eco- múltiples. Se comprende así a nuestros amigos españoles y j
nórnico o del papel regional- no favorecen una real concien- muchos otros que hablan más fácilmente de América hispa-
cia unitaria, a pesar de las oleadas de retórica obligada que na, y hasta, para no ignorar el componente de habla portu-
este tema no deja de provocar. guesa del que es heredero el gigantesco Brasil, de Iberoamé-
Por eso uno se interroga sobre la existencia misma de rica. En efecto el epíteto latina tiene una historia aun
América Latina. De Luis Alberto Sánchez en Perú a Leopoldo cuando Haití, francohablante en sus él ites, puede hoy servir
Zea en México, los intelectuales se han planteado la cuestión de coartada: aparece en Francia bajo Napoleón III, vincula-
sin dar respuesta definitiva. Lo que está en tela de juicio no do al gran designio de "ayudar" a las naciones "latinas" de
es sólo la dimensión unitaria de la denominación y la identi- América a detener la expansión de Estados Unidos. La desa-
dad .s=. encIerra frente "aTa:""p:rGr~JIél;i"craelas--sodeaaaes""de"- fortunada locura mexicana fue la realización concreta de
hiAmérlCallámadá"la: tiriá:Enl efecto, en ese' casü;paáí' poner esta idea grandiosa. La latinidad tenía la ventaja, al borrar
"¿l'iiC'entoen'ladiveI-sidad y evitar cualquier tentación gene- los vínculos particulares de España con una parte del Nuevo
ralizante, bastaría con eludir la cuestión hablando, como
i Mundo, de dar a Francia legítirpos deberes para con esas
por lo demás se ha hecho, de "Américas latinas";' Este tér- "hermanas" americanas católicas y romanas. Esa latinidad
mino tiene la ventaja de reconocer una de las dificultades, fue combatida por Madrid en nombre de la hispanidad y de
pero al precio de acentuar la dimensión cultural. Ahora los derechos de la madre patria, donde el término América
bien, también plantea un problema. Latina sigue sin tener derecho de ciudadanía. Estados Uni-
dos, por su parte, opuso el panamericanismo a esa máquina
de guerra europea antes de adoptar esa denominación verti-
¿Por qué latina? cal conforme a sus propósitos y que contribuyó a propagar.
Esa América conquistada por los españoles y los portu-
¿Qué abarca esta etiqueta ampliamente aceptada hoy? ¿De gueses es bastante latina, al menos hasta 1930, en la forma-
dónde viene? Las evidencias del sentido común desaparecen ción de sus élites donde la cultura francesa reina exclusiva-
pronto en el caso de hechos sociales y culturales. ¿ Son lati- mente. ¿Quiere esto decir que esa América sólo es latina por
nas esas Américas negras descritas por Roger Bastide? ¿La- sus "preponderantes" y sus oligárqutas, que la América del
tinas la sociedad de Guatemala donde el 50% de la población primer ocupante y de los de abajo que sólo recoge migajas
desciende de los mayas y habla lenguas indígenas, y la de las de latinidad y resiste a la cultura' del conquistador represen-
sierras ecuatorianas donde domina el quechua? ¿Latino el ta por sí sola la autenticidad del subcontinente? Los intelec-
Paraguay guaraní, la Patagonia de los agricultores galeses, tuales de la década de los treinta, particularmente en los paí-
la Santa Catarina brasileña poblada de alemanes así como el ses andinos, que descubrían al indígena olvidado, desconocido,
lo creyeron. Haya de la Torre, poderosa personalidad políti-
ca peruana, propuso incluso una nueva denominación regio-
I Desde el famoso número de los Annales de 1949 (4), subtitulado "A tra- nal: "Indoamérica". Tendrá menos éxito que el indigenismo
vers les Amériques latines", este término ha sido muy utilizado por todos literario en el que se inscribe o 'el partido político de voca-
aquellos que deseaban poner el acento en las particularidades nacionales ción continental al cual Haya dio origen. El indio no tiene
huyendo de las generalidades anodinas. Como los Cahiers des Amériques mucho éxito en América ante las clases dirigentes. Marginado
latines que publica el Institut des Hauts États de l'Amérique latine de París,
y excluido de la sociedad nacional, es culturalmente minori-
o la obra clásica de Marcel Niedergang, Les vingt Amérique latines (París,
Seuil, 1962). [Las veinte jóvenes Américas, Madrid, Rialp.] tario en todos los grandes estados e incluso en los de viejas

1,
'.0 ( INTROUl.ICCl<)¡\¡
Ii' ""-ODUCe J:'¡
21

riví lizaciones precolc.mbi.ra.. y de fuerte!:>resencia indige:na,


C'." tales corno el SELA o el BID incl uya n entre los estados
As í, según el último !«~ns(' (1 '·)80), de 66 millones de habrtan
h,! 'tl0americanos a Trinidad y Tobago, las Bahamas y Guya-
leS sólo había en México n-illones de no hispanohablante-s
ni, dan al perfil de la "otra América" una innegable colora-
y menos de 7 mi llone-s de .n--xicanos que conocían una o V",
ci,., 1 socioeconómica y hasta geopolítíca .. ,
iias lenguas indígenas. l'.)(kmos seguir soñando, con ,);:tI
ques Soustelle, imagi.ian. ro ,m México "c¡ue a semejanza de,l
t'ocfa-s-es~:E;-naclom:!s-;-cuc'flesCIuiera que sean su riqueza y
s,)rosperidacl, ocupan en efecto el mismo lugar en la dis-
lapón moderno hubi-ira :,,)(1 ido conservar en lo eserr.i al ,;n
e: '-dancia Norte-Sur. Aparecen en vías de desarrollo o de in-
I.,ersonalidad autóctc.ua Sl/1 ,iejm' de introducirse en el rrruu
d. irialización y ninguna forma parte del "centro" desarro-
i.
do de hoy". No fue ,.sí, \' e~·~con tinente está condenado ,,1J
mes t izaje y a la sínt-sis , u] .ur'al. ..'-" Il.« ;0. Dicho de otra manera, esos países se inscriben entre
le -est ados de la "periferia" del mundo industrial. Pero tie-
, No ob stan te, inclu.ioei. le:; países más "blancos" la i!.am,:t
Ik" por ai1aclidul--a--;i"a-daspárheliladdade's-cornunes.
mdígena jamás está tot.vm-ente ausente- y participa ('lal'",
«rente en la conforrracion
I
de la fison. .mía nacional E,Sci
CI".
-odos dependen
'o productores
históricamente del mercado mundial
de materias primas y de bienes alimenta-
-;

.
!.l¡,m~ri~a,según. l~ ~) I?re:lól' d1.'Sandino, es "indolatrna'
SI bien la definicio.i Ia: .n» drl subconr.inente no abarc» m,
r-i. (en ello el estaño de Bolivia no es diferente de la nuez \
m- ».ca da de Granada), pero igualmente del "centro", que de-
! egral ni adecuadamente ,e,-,lidacles multiformes y en --vo lu
te' .niria las fluc tuaciones de precios, les proporciona tecno-
; ión, no por ello podemo a I,andonar una etiqueta evo)(;,adu,
loCf_'.;t civil y militar, los capitales y los modelos culturales. _,'
ra retornada hoy por bdü' y particularrnente por los P!'upjo~:
N. «able particularidad e innegable factor de unidad, todos
-nteresados ("nosotr .s 1(" lvtinos"). Esos señalamient.os i:fc
e~"" paises situados en el "hemisferio occidental" se hallan
.rían PO)' único obje. iVOLll ,}-aya1-que el concepto Aruéj'ju,
r'
Latina no es ni plena,!~en,,: c ul tural ni so1.ªJI!~I!:!egeogratico
Utilizaremos
I ... -_ ..~
...
~__.__.______

pues ~",;e 1." rrrino cómodo, pero con-, .oriocr


__
a ,í, versos niveles en la esfera de influencia inmediata de la
pi" .lera potencia industrial del mundo que es también la
( !( . '

pr ' ·,¡era nación capitalista. Peligroso privilegio que ninguna


.niento de causa, es .-Iecil;i., ignorar sus, límites y sus ambr
oi·· región del Tercer Mundo comparte. A este respecto, los
güedades. América) atin.- t xiste, pero sólo por oposi.aon y
.3,,~~Okilómetros de frontera entre México y Estados Unidos
desde fuera. Lo cual .ign. iIc,:íqúelos ';;t:lIÚi.()a~TIerican\)s" f:])
co. ,;tituyen un fenómeno único. La famosa "cortina de torti-
,uañto";'ategoría no cep),~s,ntan ninguna realidad t2ü¡giblr
lb que fascina a millones de mexicanos candidatos a la in-
.nás allá de vagas ex .rap- .Ia .iones o de t~eneralizacioof:s C(!
m!~,'ación clandestina en el país más rico del planeta'. forma
i iardes. Lo cual sign fica .a-nbién que el término pOSh"- Iln~!
l
ui c- línea, de demarcación a la vez cul tural y socioeconómica
dimensión oculta que CUIl11:.(etasu acepción,
ex.'. sivamerite cargada de valor simbólico.
,l -uizá podríamos clasificar entre las naciones latinoame-
r ir arias a todos los países del continente ame ricanoenyjas
Una América peritér.ca.
d~ desarrollo, independientemente de su lengua y su cultu-
A primel-a vista, nos hall a.n. .s frente a una América marcada
ra u·m cle'i:to es que a nadie se le ocurriría incluir en la opu-
lellLt América anglosajona a las AnÚllas anglohablantes o a
por la colonización e.spanola y por t ugue.sa (y hasta fiaucesa
Guvana. Tan cierto es también que en esa zona la, política do-
en Haití) que se define po. contr-aste con la América anglosa
miu.. mucho más que la geografía -¿acaso el presidente Rea-
lona. Así pues allí St- hal. ia español y portugués en le" esen
ga. 110 incluyó recientemente, en nombre de los eventuales
cial, a pesar de florecientes culturas precolombinas v hasta ben-ficiartos de su Iniciativa de la Cuenca del Caribe (Carib-
de núcleos inrnigratorios recientes más 1) menos bie~ asirni
lados. Sin embargo .a ause icia de Canadá (a pesar (Ú=' Que
vease por- ejemplo: Banco Interamericano de Desarrollo, Pro gres eco-
bec) en ese conjunto y el he-cho de que organi srnos interna no un q ue el' social en Amérique [atine, Washington (informe anual).
"
( (
22 INTRODUCCION INTRODUCCION
23

bean Basin Initiative), a El Salvador que sólo tiene fachada y capitales. Asimismo las naciones de América Latina apare-
marítima en el Pacífico? En todo caso, ¿por qué no seguir a cen en la estratificación internacional como una especie de
quienes, haciendo a un lado la geografía, proponen llamar "clase media", o sea en una situación intermedia. Entre las
"América del Sur" a la parte "pobre" y no desarrollada del naciones en transición sólo una, Haití, pertenece al grupo de
continente? los países menos avanzados (PMA), en compañía de numero-
sos compañeros de infortunio asiáticos y africanos (pero con
un ingreso per cápita igual a más del doble del de Chad o
... que pertenece culturalmente a Occidente Etiopía). La mayoría de los grandes países de América Lati-
na tienen economías semiindustriales (dado que la industria i
entra en un 20"C)"Jü%--en-Jacornposición del PNB) y los tres
J
Con relación al resto del mundo en desarrollo la sipgularidad
del subcontinente "latino" también es flagrante. For~ap;;'r- grandes, Brasil, México y Argentina, se sitúan entre los nue-
te, para emplear la' frase de Valéry, de un mundo "deduci- v<?sJ?ª!~~~_~nd.tls.t.r.i.~iz~_do_~_(los
NIC, de la nomenclatura de la
do": una "i~~('!~jg.D~_ Europa que por la conquista entró ONU). Los indicadores de modernización colocan a Brasil,
a la esfera cultural occidental. Las civilizaciones precolom- México, Chile, Colombia, Cuba--'y-Venezuela por encima de
binas, en crisis para algunos en el momento de la llegada de los países africanos y de la mayoría de las naciones de Asia
los españoles, no resistieron en efecto a los invasores que (salvo las ciudades-estados). A este respecto Argentina y Uru-
impusieron sus lenguas pero también sus valores y religión. guay se hallan entre los países avanzados.
Los propios indígenas y los africanos llevados como ésclavos Si más allá de esos grandes rasgos, se buscan los factores
a ese "Nuevo Mundo" adoptaron bajo diversas formas sin- de homogeneidad de un conjunto que no es ni Occidente ni
créticas la religión cristiana. Brasil es hoy la primera nación el Tercer Mundo, pero que a menudo aparece como síntesis
católica del mundo. Todo ello da a la región un lugar aparte o yuxtaposición de los dos, nos damos cuenta de que casi to-
en el mundo subdesarrollado. Por ello América Latina apa- dos proceden del exterior del subcontinente, sobre todo si
rece como el Tercer Mundo de Occidente o el occidente del /(" volvemos a una acepción restrictiva de América Latina, es
Tercer Mundo. Lugar ambiguo si así puede decirse en el que __ \ decir esencialmente cultural y clásica: las antiguas colonias
el colonizado se identifica con el colonizador. de España y Portugal en el Nuevo Mundo.
Así pues, no podría sorprendernos que el conjunto de los I
países latinoamericanos haya propuesto en la ONU; en 1982,
contra el sentir de los países afroasiáticos recién descoloni- Paralelismo de las evoluciones históricas
zados, que la organización internacional celebre a Cristóbal
Colón y el "descubrimiento" de América. A diferencia de Si bien la existencia de una América Latina es problemática,
Africa o Asia, ¿acaSo ese continente no es una provincia a ve- si la diversidad de las sociedadeJ y las economías se impo-
ces lejana, cierto, pero siempre reconocible, de nuestra civi- ne, si la separación de las diferent.es naciones es un elemento
lización, que ha ahogado, ocultado, absorbido los elementos básico de su funcionamiento, no por ello deja de ser cierto
culturales y étnicos preexistentes? que una relativa unidad de destino, más sufrida que elegida,
Ese carácter "europeo" de las sociedades de América La- acerca a· las "repúblicas-herma1iIts,r:···P·uecfele-erse--e-~ l~s
tina tiene consecuencias evidentes sobre el desarrollo so- g-ralidesTra~es·de·la"hisrorra;ype,rcibirse en la identidad de
cioeconómico de los países involucrados. La continuidad los problemas y las situaciones a las cuales esas naciones se
con Occidente facilita los intercambio~'--G.\Jltur'aTeSyteciiTcos enfrentan hoy.
que nü·fienen ningÍln Obstáculo lingüístico ~··ldeológit6." La Las antiguas colonias de España y Portugal, políticamen-
fluidez-delas-·corrÍeiúe-s·-ihigralÜrias delVlej6· Mundo al te independientes (con excepción de Cuba que no se emanci-
Nuevo ha multiplicado las transferencias de conocimientos pa sino hasta 1898) desde el primer cuarto del siglo XIX, es-
.\

,'.4
( INTROD'CJCC1I)i',j IN"'ODucL ,,¡ 25

i:án más cerca en es •.:'~de J~s!ados Unidos que de los países sru.ues to excluida, al desorganizar las corrientes comercia-
recién descolonizados de Af,ica o Asia. Sin embargo, siglo V le : E~ final del mundo liberal es también el de la hegemonía
medio de vida Indepe.ndie.ut. no podría hacer olvidar la, pro- brí rán ica. Es¡:-ados-ullldü's;' ya'domIl:1anteerr-su-ttaspafío' ca-
tunda influencia de i:res3i~;los de colonización (153(),l82.0 r it.eño, sustituirá la preponderancia del Reino Unido por la
aproximadamente) qlle mar-ar-on de manera irreversible las SI1',' 1. y se convertirá en la metrópoli exclusiva de toda la re-
configuraciones sociales ·1 .abr aron el singular destino de gi.» l. Asirnisrno el período que comienza es determinado por
las futuras naciones ) la. ,'elaciones de Arnérica del Norte con los países de la re-
A partir de la inde penden- .ia, los estados del subcontinen gi.» , o, más precisamente, por los tipos de políticas latinoa-
.• l,

te recorren -con diferer» ias y retrasos en el caso de cie rtos m-iicanas que Washington pone en práctica sucesivamente.
países= grosso modo traye-ctori as paralelas en las 'uales Si', embargo par-alelamente a esta periodización internacio-
aparecen períodos cíaraiuer.te discernibles. nn! se inscriben fases económicas muy diferenciadas, sin
Primeramente cor.iien,a ,Jara los estados recién ernanci ql',Cpor lo demás pueda discernirse un lazo causal evidente.
pados lo que el histo riador '~'ulio Halperm Donghi ha Ilarna rs ta periodización sólo tiene valor de punto de referencia
do la "larga espera", dUL1I1t.-: la cual la destrucción del Esta y .«: objetivo es subrayar que, más allá de las especificidades

i .~, do colóu'ia(no' perr. dte v.ú., la instauración de un J II.1'-"'VO n¡-" .onales, algunos fenómenos comunes rebasan las fronte-
.,'
orden. Mientras a esas 1,aU.ucientes naciones les es difíc:il r;:,;< Las similitudes no se derivan simplemente de la histo-
hallar un papel a su »redi. ta, las repúblicas hispanas atravie ri , sino que se hallan igualmente en estructuras análogas y
san largos períodos de . uroulencias anárquicas donde se P), .nlernas idénticos.
.Iespliega el desorde-n de-, ir-clador de señores de la gUf:1Tél
(los caudillos), y el :B.rasi.t .ndepencliente parece p roíougai Relaciones con I : Modelo de
.iin sobresaltos, bajo ia ég!d;·.de la monaiquía urntar ia (te tos Estados Unidos desarrollo
Gráganza y del emp-r ad. .r ~'edro 1, el statu quo C0101l1aL 1,,', ,-
, ,
Política de buena vecin- In dus tr ial izaci ón autónoma
Entre 1.~.'?.Q_y}880 COI! ra las excepciones concerniéntes a 1~:)nO dad. escasamente inter- que sustituye importacio-
algunas pequeñas reuúbhcas de AméricCi Central o del Carr vencionista. nes. Producción industrial
be, las naciones del sube- .n t merite entran en la "edad e-conó destinada al mercado nacio-
mica", que algunos han b.rutizado corno "ordéi~ñe()(::cd(\ nal y que sobre todo utiliza
ríial": las economía» lat» IOrlmericanas, y por consigurente ¿apitales nacionales.
las sociedades, se integra \l ;:,1 mercado internacional. Piodu ¡l)lO! ; Ciis is de las relaciones La sustitución de importa-
cen y exportan rnatevias I,r,(i~a~. Impo"i:ianl;Te~es mauufac
in teramer icanas. en res- ciones entra en crisis. Halla
curados. Mecanismo esencial de la riueva división iui:enÚi
puesta al desafío casrris- su límite en las capacida-
cional del trabajo q\Je .;c efectúa baje. la égida de- (¡ran ta: política de contención des tecnológicas y financie-
Bretaña, cada país S',-: esr-ec .aliza en algunos productos. y 8 del comunismo, dado que ras de los países de la zona
veces en uno solo. el activismo de Estados para la producción de bienes
Es entre 11380 y 1'!;?0 ,détlldo ese nuevo orden alcanza su Unidos adopta diversas duraderos o de equipo. Se
punto máximo:'Los}.aíse::- eI,-,;lsubcont inente viven en el apo formas, desde la ayuda asiste a la "internacionali-
geo de un crecimien. o ex. ra vertido que lleva en sí la ilusión económica hasta la inter- zación de los inercados na-
de un progreso iride.rinirt.. "l1. el 'marco ,te una depen.tencia vención militar directa o cionales" a través del esta-
aceptada por sus b-riefl..», cios locales y racionalizada e:u indirecta. blecimiento de sucursales
nombre de la teoría de L,,,'entajas comparativas, La crisis de las grandes sociedades
de 1929 pondrá fin é· la (':.\11, riagadora euforia de esta ·br.lla mul tinacioriales en la indus-
tria.
época", de la cual L. .rna vocía de los trubajadores exr» PO)
( (
26 INTRODUCCION INTRODUCCION 27

Semejanzas de las obligaciones y las estructuras industrialización tardía y escasamente autónoma corres-
pondió uria urbariiz aciófi'fuerte, anterior al nacimiento de la
Las similitudes no podrían ser sobrestimadas. Con todo, his- industria. El ex-cesi~o--des-arrollo del sector terciario de las
torias paralelas han forjado realidades que, sin ser semejan- economías es el efecto más aparente de una urbanización re-
tes, tienen numerosos puntos comunes que las distinguen, fugio, vinculada a los factores de expulsión del campo debi-
por lo demás, de otras regiones del mundo desarrollado o dos a la concentración territorial.
subdesarrollado. Sólo mencionaremos tres: No es casual que se prevea que de continuar la actual evo-
1. La concentración de la propiedad de la tierra. La<#s1!:l- lución, la ciudad de México y Sáo Paulo serán en el año 2000
bución desigual de la propleaaaterrrtorfáTes-una caracte- las dos ciudades más grandes del mundo, con 31 y 26 millo-
rística común de los países de la región. Es independiente de nes de habitantes respectivamente.
la conciencia que de ella tienen los actores y no siempre apa- 3. La am.p litud de los contrastes regionales es también re-
rece como una fuente de tensiones sociales o de debate' polí- sultado de la u~bañ1Zación-c6ñC-~ntrada,--de- las particulari-
tico. No obstante el predominio de la gran propiedad agraria dades de las estructuras agrarias y de la industrialización.
tiene consecuencias evidentes sobre la modernización de la Así, dentro de cada país se reproduce el esquema planetario
agricultura, así como sobre la creación de un sector indus- que opone un centro opulento a periferias miserables. Los
trial eficaz. Afecta directamente la influencia social y por
tanto el sistema político. El fenómeno de la gran propiedad
va a la par con la proliferación de micropropiedades exiguas
1 contrastes internoSsonmasllagran-iesqti-e-énTa--mayoría
los países en vías de desarrollo. Al grado de que, tras haber
descrito asépticamente estas disparidades bajo la etiqueta
de

y antieconómicas. Si bien esta tendencia se remonta a la épo- de "dualismo social", se ha llegado a hablar de "colonialis-
ca colonial, no ha cesado hasta nuestros días: la conquista .\ mo interno". Por' su parte, los sociólogos han evocado acer-
patrimonial cont inuada aparece como un elemento/situa- tadamente la ".~imlJ.ltª-O--e~de lo n.o contemporáneo", pero
ción permanente a escala continental a la cual sólo escapan ---- -- -------- ~_ ..
ésta no se limita a la pintoresca evocación de indios en la
las revoluciones agrarias radicales (Cuba). Algunos indica- edad de piedra que viven a dos pasos de laboratorios científi-
dores evaluados en cifras permitirán definir las ideas, a pe- cos ultramodernos. En Brasil, el estado de Ceará en el nor-
sar del alcance necesariamente limitado de estadísticas que deste ocupa el tercer lugar en el mundo, tras dos de los paí-
abarca el conjunto subcontinental tornado como un todo in- ses menos avanzados, por la mortalidad infantil, ¡mientras
diferenciado: el 1.4% de las propiedades de más de 1 000 Sáo Paulo tiene la primera industria farmacéutica del conti-
hectáreas concentraba hacia 1960 el 65% de la superficie to- nente, algunos de los hospitales más modernos del mundo y
tal, mientras el 72.6% de las unidades más pequeñas -de Río goza de una reputación internacional en cuanto a la ciru-
menos de 20 hectáreas- sólo abarcaban el 3.7% de las su- gía estética! Para continuar con Brasil, "tierra de contras-
perficies.) Desde la publicación de estos datos es poco pro- tes", si así se le puede llamar, un economista brasileño pudo
bable que se hayan dado cambios que puedan modificar su decir con cierta razón que su país se parecía al Imperio bri-
significado global. tánico en la época de la reina Victoria, si África, India y Gran
2. La antigüedad de la independencia así como los mode- Bretaña hubieran sido reunidos en un mismo territorio.
los de desarrollo adoptados han determinado la singulari- Podríamos intentar multiplicar las similitudes y las con-
dad de los procesos de modernización. Para resumir, a una comitancias. Los rasgos compartidos no están ausentes. No
se limitan, como veremos en los siguientes capítulos, a esas
3 Según Jacques Ch~nchol, "Land tenure and development in Latin
características estructurales. El término América Latina, si
America", Claudio Véliz et al., Obstacles lo change in Latin America, Lon- se Je da un contenido ampliamente extracultural, designa
dres, Oxford Universit.y Press, 1965_[Obstáculos para la transformación de pues--una realidad discernible y específica. Sin embargo esta
América Latina, México, FCE, 1969.] especificidad fuerte, innegable, rebasa las peripecias socioe-
"

28
( INTRoOUCCrÓI'!
II'!<",ODUCC, .,1 29

conórnicas. Se insc. ibe \11,::1 tiernpo y el espacio regionales m 1'.ma pertenencia cul tural a Occidente y una dependencia
Antes de formar pa-rte cidfercer Mundo, esta América ¿SF) rn tiforn~e en -~-~Tc~~i¿~-:-C~~'
j,; ~~~~~~~r<?_ t;t.n.i~<?_sltü~.~~~·en::"d
y
Nuevo Mundo "des.subi.vr-t.." en el s iglo xv conqw..:;¿;cIO"é" m ,c.mo contirien te;' Tos factores de. unidad rebasan fortale-
el XVI. Po'see:'se'g{; .:;-Pi,-rr,,::-''Ch-aunu,su'üe'mpo p rop io, tu ci-. .do la sorprendente continuidad lingüística de la Amé ri-
i, tiempoamericano '-l'in\;·,-s aeriso;"rhá~; cargado de modifica G,le habla portuguesa y, a [ortiori, de la América española;
ción, por lo tanto que covr- más rápido que el nuestro". pro al llegar de nuestra Europa exigua y fraccionada siempre
dueto de una "historia c!t;elerada" hecha de una "g igantesca nc»: sorprende hallar la misma lengua y a veces la misma.
recuperación" que '.om]I'l1.!:acon la prehistoria del coutinen ar.nó sfera de una capital a otra separada por cerca de 8 000
te, tardíamente poblad. orobablernente por migraciones ki !..,metros y nueve horas de avión. Sin embargo a esta ho-
Quizá podría pensa-rse ;"si, nísmo en la pluralidad, en le",va rll,,/:,.;eneida¿[responde una no menos grande heterogene-ídacf
.. . .'. . , ,,- - ··..···-..-·_··_ --0· -.----. .. - ..--- ----.--- --.----.- --
riedad de ese "tiempo <'t! m'ricanó''';' .>;"e;1Su·esür~lrriieúTO;·f" de.: .aciories contiguas. Las ispariaades entre países sahan
-ae~lr ·e\l'sils-Vli:Tüdf.s·cé.l1s;-i~\iadoras.No sólo los indios neo a i.;,,~ista:'sLi·t·all.:;al~oante todo. Es evidente que Brasil, quin-
líticos se rozan aqu· o allá .on las técnicas de punta de lúlt. to fstado del mundo por su superficie, gigante de 8.5 millo-
mo cuarto del siglo xx, <ino que las sociedades Iat inoamer, nh, de km-, es decir igual a 15 veces Francia y 97 veces Por-
canas aparecen con 10 v-vdaderos conservatorios de forrnas tt1f';;:!1,su rnadre patria, no puede ni medirse ni confundirse
sociales superadas ';:-'nel resto del mundo occidental, incluso con el "pulgarcito" del istmo centroamericano, El Salvador,
como "museos polít (ICOS donde las sus ti tuciones de élites s',. ma pequeño que Bélgica, con sus 21 000 km", Haciendo a
efectúan por yuxtai,osic'Ól' más que por eliminación. Por le- un lado la variable lingüística que diferencia a Brasil de to-
demás, ¿acaso no es cie.tc. como señalaba Alfred Métraux dc.. sus vecinos, podemos retener cierta cantidad de crite-
que "las especies al, ernajes hoy extintas se han mantenido el> r i,,', sencillos que dan cuenta de la diversidad de los es tados
América hasta unarechs. m ucho más reciente que en el Viejo y ¡;·,ssociedades. En el caso de los 'primeros, la geopolítica
Mundo"? do» .ina, y sobre todo la situación ~n relación con el centro
También se ha pe-dido hablar de una .'naturaleza ame rica hegemónico norteamericano; en el de: las segundas conviene
na", no sólo para sub ravai la desmesura 'de-Tos"ereáieni6s:v to.r.ar en cuenta los componentes etnoculturales de la pobla-
<éCgigantismo del espacio CJ • re no deben Alada al hombre, sine. cior.. y los niveles de evolución social, a fin de poner un poco
para señalar la huei la sí.cgular de éste en el paisaje. La nato de .vrden en el mosaico continental.
raleza ha sido vior:ilj~·y::.gi·,~díaa··p61~Ta depredaciÓn V el des
perdicio de una "ag,-icUJi:u"a minera" (llené Dumon c) que 1<-,
ha dejado "l1:.2...._.?,?dv~j~,_y mo disminuida" (Claude- Lév- Fan cerca de Estados Unidos ":
Str auss) y por tan tu po- '0 {lürllai1."i"z'aClá;'a:· semejanza de un p oi, ncias emergentes y "repúblicas b'ananeras"
continente conquisL-ldo.;oura decir cuanto nos equivocar ía
mos al ignorar los renóure. lOS transnacionales en el estudr« Co-.ocemos la triste reflexión del presidente Porfirio Díaz
de es te conjunto re.rion»l. (1<'.! 6-1911) sobre México: "[... ] Tan lejos de Dios y tan cerca
de !';stados Unidos." Sin duda sabía de qué hablaba, dado
qlk la república imperial había amputado a su país la mitad
dé'iu territorio en 1848 durante la guerra qué siguió a la
DIVERSIDAD DE LAS ~>)cIF ..1 lA. lES. an r,,·ión de Texas por Estados Unidos. Los actuales estados
SINGULARIDAD DE Ll; . NAt (O"IES no,' eamericanos de California, Arizóna, Nuevo México y,
ad-. nás de Texas, una parte de Utah, Colorado, Oklahoma y
Kar.sas (o sea unos 2.2 millones de krn-) pertenecían a Méxi-
Un destino co lect.i-, ,fOl¡;3.C'O por evoluc iones paralelas, una co •..rtes del tratado de Guadalupe Hidalgo.
( (
INTRODUCCION INTRODUCClú,..t 31
30
I

»>~ La dominación de Estados Unidos es hoy particularmente de "garantizar el respeto a las vidas. los bienes y las liberta-
¡ notoria en este "Mediterráneo americano" que forman, en- des". Esta cláusula incorporada a la Constitución cubana
I tre el istmo centroamericano Yel arco de las Antillas, el gol- presidió de hecho las relaciones desiguales entre ambos paí-
I fo de México y el mar Caribe. Ese mare nostrum es conside- ses hasta 1959.
../ rado. por Washington como la frontera sur estratégica de Es ta pun tillosaheg~J1J_Q.Di<;LlliLC,amhió _nLswunéto,dos_ui
Estados Unidos: supuestamente todo lo que afecta a esta sus objetivos a la hora de los misiles intercontinentales. Las
zona afecta directamente la seguridad del país "líder del tropas estadunidenses"'intervi'ñieron 'en'-ía-R~'p'~bii~~ Domi-
mundo libre". El.s;<?,!!..t!,"ol
de los estrechos" y del canal inter- nicana en 1965 para evitar una "nueva Cuba", y en octubre
oceánico, así como de' los"poslbi'es trazados denuevos' pasos de 1983 en la pequeña isla de Granada para echar a un go-
del Atlántico al Pacífico, es considerado vital para Estados bierno de tipo castrista. La ayuda.poco discreta de Washing.-
Unidos: la comunicación marítima entre las costas este y ton a las guerrillas contra rrevolucionarias de Nicaragua
oeste transforma, es cierto, el canal de Panamá-en una vía de hostiles al poder sandinista obedece a las mismas preocupa-
agua doméstica, mientras las líneas de comunicación con los ciones si no es que a los mismos reflejos. Más generalmente,
aliados europeos serían puestas en peligro, según se dice, la exasperación neocolonial estadunidense ha conducido a
por una presencia host.il en el conjunto de las Grandes Anti- Estados Unidos a apoyar en la zona a cualquier régimen con
llas. Sea lo que fuere, los estados ribereños insulares o conti- tal de que fuera claramente proestadunidense y a derrocar,
nentales están en libertad vigilada. La soberanía de las na- o por 10 menos a desestabilizar, a cualquier gobierno que in-
ciones bañadas por el "lago americano" está Iímltada por tentaba sacudirse la tutela del hermano mayor, o afectaba
10ITntei-esesñ¿Icion.:al-es'de'lamefropcili septentnonal:Desde sus intereses privados y más generalmente el modo de pro-
Theodore Roosevelt, que no se conformó con "tomar Pana- ducción capitalista.
má", donde Estados Unidos impuso en 1903 el enclave colo- Además de su sit~~s:j.2P'-_g~g~~J.r-ªJ~gif:a, los estados de la
nial del canal, éste se ha arrogado un P9_der de policía inter- zona de influencia norteamericana, con excepción de México,
nacional en la zona, ya sea controlando directamente las son pequeños, __ 9{ó!.Pol:>11l~ié>qr~,ft1,!~19a
(el peligroso Nicaragua
'ffru;;zas de estados en apuros, o haciendo desembarcar a los nene ffi"enos"'de3 millones de habitantes, ¡Osea aproximada-
marines para poner fin al "relajamiento general de los lazos mente el número de inmigrantes hispanos de Los Ángeles!),
de la sociedad civilizada" en los países vecinos meridiona- cuando no se trata de microestadós como los que componen
les. Por ello Nicaragua fue ocupada militarmente de 1912 a el polvo insular de las pequeñas Antillas: ¡es comprensible
1925, y luego nuevamente de 1926 a 1933, Haití de 1915 a que Granada "la roja" y sus 120'000 habitantes no podían
1934, la República Dominicana de 1916 a 1924. Finalmente, oponer mucha resistencia militar al cuerpo expedicionario
Cuba sólo se liberó del yugo español en 1898 para convertir- de la primera potencia mundial! Es evidente que las posibili-
se en semiprotector'ado. dado que la enmienda Platt de 1901 dades económicas de esos estados entre los cuales se hallan
impuesta por los vencedores de la guerra hispanoamericana los más pobres y atrasados del subcontinente, no corripen-
I
preveía un derecho de intervención permanente de Estados san ni su exigüidad ni su infortunio geopolítico. A causa de.,
Unidos en la isla cada vez que el gobierno no pareciera capaz la importancia histórica de la monoexportación agrícola.ial-:
gunas de esas repúblicas tropicales han~ibido"eC~~bre- ;
nombre despreciativo y cada vez menos exacto de repúblicas \
4 Esos estrechos que separan a Cuba de México. a Haití de Cuba y a la bananeras: dado que las grandes sbciedades fruteras nortea- \
República Dominicana de Puerto Rico son de oeste a este: el canal de Yuca- mericanas, la United Fruit, sus competidoras o sus filiales, ,
tán, el Windward Passage o Canal del Viento y el Canal de la Mona. Esta
preocupación parece explicar el que Puerto Rico se haya convertido en po-
ejercieron allí durante mucho tiempo un poder casi ab sol u- ¡
sesión estaduniderise Y que Estados Unidos siga ocupando la base de Guan- to. Todo lo contrario ocurre con los estados más alejados de '\
tánamo en Cuba. América del Sur. _.-1
'1'

32 ( IN"CROOUC( 11',;·1
IN'''''ODUC~'
33

Los estados de la A m.er ica rnerid iorial. con excepción d," di ¡; ,;aciones de la historia, la de las sociedades es más esta-
aquellos que, en la Ld1:-1da caribeña son producr.. dCI ,11é, bl- y quizá 111ássignificativa para riues t ro propósito.
1
descolonización ecie-.ltt (Guyana, Surinam) y que /)1)(1 '<1
1

mos asimilar a lé" na. io.ies delt'Merliterr-áneo arül"ct'i,'alt",.


son ,'l la vez que ,yjali<)Sde Estados Unidos, más grande-: \' Ct : .ia, población y sociedades
más ricos: los do.: rná.. extensos de la región, Br asil \' Arpr'll
tina, son tarnbié. L lo> dos países mas industr iahzado» ,!.f'1 N, ,~sfácil dividir subconjuntos regionales que tengan algu-
subcontinente. S, vo: cuenta, su autonomía pol ít ica P:": a uri ne, oherencia en eI"'colltinente, dacloqDela historia a menu-
gua. Por lo demas. la-. iaciones de_A.m~tica deL(?~~11',janla>: d. ,ontradice la geografía. Así, Panamá, ex provincia colom-
han p_a,<:i~cidoalg. .na ¡l!!tcr:v~ncjónmilitar directa de Estados bia.ia, al igual que México no forma parte de América Central,
Unidos, ql.lrell-pa ,'a '(:':\1 -Ilos utiilza estrategiasmás SL,.r.1\;~>: ql ..- se reduce a los cinco estados Federa dos duranta la inde-
o porIomeiiósmásmdi ;,:e'cta's.Pero también la fascmar.ro.. pt·"lencia en el territorio de la capitanía general de Guate-
del American wa~1of ¡de se da en menor medida, yv igorosa. m-ua.. Lo cual no impide que entre AI(1érica del Sur y Estados
culturas nacionales, ddhnás de la influencia prcservada vt- Uiu.íos exista por imposible que parezca una "América me-
Europa, hacen frxcasar ,dlí una "cocacolon ización" aIa ,:' idl di» . zona de transición y de un establecimiento humano an-
raros países esca I)an 01&5 al norte en esta Arné r ica interrr.e.
! tiguo, lugar de brillantes civilizaciones precolombinas en
dia donde Washington «icta la ley. ti« ,,'as de un volcanismo que no ha dicho su última palabra,
De esta "clase .necua' a la cual pe rrenece igualmente iVle y ':!Ue desde todos los puntos de vista posee una personali-
xico-que a pesa e de ('o,'firio Díaz y la fatalidad geográfica, dad propia. En América del Sur generalmente se distingue
cuenta con la fue-rza .Ie sus 2 rnillones de krn-, sus a.pr-oxi- UI.k' América templada que ocupa el "cono sur" del continen-
madamente 80 millones <lehabitantes y su personalidad (1.d te '/ que comprende a Argentina, Uruguay y Chile, que por su
turaJ y política- se deSI)renden estados capaces de indivi cln r.a, sus cultivos y su población es la parte más cercana al
dualizarse en la e-scena i.iternacional y cuyo perfil propio Si" Viejo Mundo, y una América tropical, en donde generalmen-
destaca claramente sobre un conjunto latinoamericano (:uD' te :i(-' clasifica a los países andinos, Paraguay y Brasil. Por lo
denado todavía éo, ver,; 1:1 imitación ,'i aún hoy en mucho al demás este último difícilmente se deja etiquetar. País conti-
anonimato bajo una vutela paternal y condescendiente, fl,.si ne .., le que tiene fronteras con todas las naciones sudameri-
vemos surgir pote-ncias i nedias que a veces aspiran d. C(eSl';Ü'J e
R!! i-lS , excepto Ecuador y Chile, comprende en efecto un sur
peñat~!?:..~l?_err~,gi;;~J~lI' ·,;-hasta extrac,on tinental~' Sin embai teiu olado, poblado de europeos que se dedican a cultivos me-
g-üningún dete-¡'ñúñTsl!io(:ra'¿ii{~ilta'dit-ectame'nte de ese vigo ditevráneos. Sin embargo Chile, país andino si lo es, parece
roso avance, La pres+ncia de un recurso valorizado el! el mas templarlo que tropical; en cuanto a Bolivia, andina cier-
mercado mundial o tu la coyuntura favorable pueden eleva .• taru--rite, también es parcialmente tropical, pero vinculada
a un país modesto a ia .iategorfa de los "grandes" del sub h istor'icamente a la América templada, mientras que Colom-
continente: recienten.ence ése fue el caso de Venezuela, P)'O' b ia v Venezuela son a diferentes grados a la vez andinos y ca-
movida por el boom 1,,,~t,'olero,La ruptura con lametrópolí r ib-tos. Puede verse la dificultad de establecer esas clasifi-
ea. .i.mes ,
una inversión de aliar.za o de sujeción pudieron da!' él urt pt~
queño país una S.I tua« JÓ1, sin relación con su importancia .=es, it·" .dernos pensar que la población es un indicador mejor-'1
pecífica: fue el caso cl,,~h Cuba cas tris ta, a partir de I96(Y Y y mas manejable para una tipología rigurosa, Es cierto que I
la Nicaragua san.Iini ...ta parece querer seguir hoy, en un 'f: se '-'lcuentra cierta correspondencia entre climas y pobla- i
;-:~!
gistro menor, el oeliuroso camino tornado por SI! herrnana
mayor.
Si bien la clasi dca.iól. de los estados está sujeta él las uro-
cio.ies. en conexión, sobre todo con los, tipos de culturas his-
tórívarnen te privilegiadas. En efecto la
•• '" •••• __ ••• _
ibución regional '-'-j<
de l. .s tres componentes de la población americana -el sus-
, ••• _ ••••• -. "O •• __ • __ ••••• __ ._ ••• _",_, __ , "_ •• _ •• •• ~.-
t:
./

34 ( INTRODUCCION INTRODUCCI[ 35

trato amerindio, los descendientes de la mano de obra escla- bién allí con grandes concentraciones en las zonas rurales
va africana:-y-Ta'T~~igraci6Yleut-opea-deJ siglo XIX~ dibuja montañosas.
ioñas déaominantewenfífícable"b~-~-~os-'dóminante, pues Los pUf!.:/;JloUr..as.p.la..l1!.!!:...4:2sforman la América blanca: si-
las naciones mestizas son las más numerosas y, a menudo, métricos de los angloamericanos del norte, son los rioplaten-
en sociedades de población compleja, se yuxtaponen espa- ses de Uruguay y Argentina. En esas tierras de población re-
cio¿ étnícamente homogéneos. Así, en Colombia, los resguar- ciente donde indígenas nómadas de escaso nivel cultural
dos indígenas de las "tierras frías" de altura a menudo están fueron despiadadamente eliminados antes de la oleada inrni-
en contacto con los valles "negros" de las "tierras calien- grator ia, nació una especie de Europa austral. Sin embargo
tes". Groseramente, podemos sin embargo distinguir: una esos espacios aparentemente abiertos, al igual que Nueva
zona de densa población india que abarca la América media Zelarida, Australia o Estados Unidos, presentan característi-
y el noroeste de 'América del Sur, donde florecieron las gran- cas sociales diferentes, lo cual e,tplica su evolución poste-
des civilizaciones: de las Américas negras al noreste en el rior. Su singularidad es fuerte. Los argentinos se enorgulle-
I
perímetro caribeño, Antillas y Brasil, ligadas a la gran espe- cían a principios de siglo de ser el' "único país blanco al sur
culación azucarera de la época colonial sobre todo; y final- de Canadá". Y esas prolongaciones del Viejo Mundo que por
mente un sur, pero sobre todo un sureste "blanco", tierra mucho tiempo ignoraron el continente no se sentían muy
templada que recibió a la mano de obra libre europea, que "sudamericanas" que digamos sino hasta fechas recientes.
se diseminó allí a partir del último cuarto del siglo XIX. Finalmente los pueblos nuevos,entre los cuales Darey Ri-
Utilizando las mismas variables, el antropólogo brasileño beiro coloca a Brasil,' Coiomblay Venezuela, así como a Chile
D~~ro ha propuesto una tipología que no carece de y las Antillas, son producto del mestizaje biológico y cul tu-
atractivo aun cuando podamos juzgarla ideológicamente ar- ral. Para él, allí está la verdadera América, aquella donde, en
I
tificiosa. Distingue tres categorías de sociedades: los el crisol racial de dimensiones planetarias, se forja la "raza
pueblos testigos, los 'pu~bT~s--trasplai1taaos-'y-1os~ pueblos cósmica" del futuro cantado por José Vasconcelos. Esa cla-
nuevos. Los pu~o: te~tigos, en sus variedades mesoameri- sificación, incluso así jerarquizada, posee cierta lógica y
cana o andina, son os éscendientes de las grandes civiliza- contribuye a dar una apreciación global más clara de la rosa
ciones azteca, maya e inca. Corresponden pues a esos países de los vientos latinoamericana.
donde la proporción de indígenas es relativamente elevada, Sin querer multiplicar las clasificaciones, no 'es inútil in-
lo cual significa entre otras cosas que una importante frac- troducir una última, basada en la homogeneidad cultural y
ción de la población habla otra lengua vernácula y que en las la importancia del sector tradicional de la sociedad. Estas ti-
comunidades autóctonas ha hecho poca mella la civilización pologías son tan arbitrarias como los criterios elegidos para
europea. Así ocurre en el caso de la América media, Guate- construirlas, pero indudablemente son indispensables para
mala con cerca de 50% de indígenas, pero también Nicaragua aportar los matices necesarios para un estudio transversal
o El Salvador que sólo cuenta con el 20%, muy acultu rados, de los fenómenos sociales continentales.
u Honduras con menos del 10% (cifras que deben manejarse Si se toma como indicador la más o menos grande homo-
con todas las reservas que merece la definición de indígena geneidad cultural, estimándosela en función del grado deIñ-
en ese continente). México igualmente con apenas el 15% de te--gra;ión social' y de la existencia de una o varias cul turas
ciudadanos que hablan una lengua india pero que tiene con- en el seno de la sociedad nacional, es posible discernir tres
centraciones muy grandes en algunos estados del sur (Oaxa- grupos."
ca, Chiapas, Yucatán), y reivindica el pasado de los "venci-
dos" en su ideología nacional. En la zona incaica, los
indígenas que hablan quechua y aymará constituyen hasta el 5 Según Gino Germani, "América Latina y el Tercer Mundo", en Apor-
tes, núm. 10, París, octubre de 1968.
50% de la población de Perú, de Bolivia y de Ecuador, tam-
36 ( IN'rfZI)(lI ICCI,),··I n.1 1 IZODUC(
37
-Homogéneos Ars-er.t ina, Chile, Uruguay; en UlJ'l'W-, "-,, Xe. siecle (1889-1939), París, Richelieu, 1973,
>

grado Haití, El ~,:.llva.to' y Venezuela,


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Los cri terios cl,~ se" ,e',ante clasificación pueden SI:':I. (:u:••..s ~ i\i!étailié, 1982,
de ra dos erninen kmel' té: subjetivos, El grado de i:1·~«:l1CÚ,!.I;:' R, I.••.i ro, Da rey, Las Américas y {a.civilización, Buenos Aires, Centro
lismo puede med rse «ie ¡or pues las más de las veres ,'C)J",,';:, \ ditor de América Latina, 1969, 3 vals,
de con la impor-tancia dé t sector agrado y del an alta.betisn«. R,',,,,ano, Ruggiero, Los conquistadores, Buenos Ai re s, Abril.
Bajo este ángulo -sta ia.. los países más tradicionales corno Se" ·;telIe, Jacques, Los cuatro soles: origen y ocaso de las culturas,
rvvaclr'icl, Guadarrama.
Haití, Honduras, Parvgt ,ay, El Salvador, Guatemala '/ 'f-1:(,[¡
y,..",é, V,L, Histoire de l'Amérique latine au X/Xe, siecle, París,
via, mientr-as ser -an .no.lernas las suciedades de f~xgf:ni'"llri e, ub ie r, 1945.
Ch il«, Uruguay, ' 'olo.ub .a y Veriez u-da o Cuba. .•.
La mul tip licar .ón ,le ·as tipologías permite cÍllunsci'jI,j,
cierta cantidad d. .parses en los dos extremos de la Ladené! ,L-¡ i'f
una idea aproxir. .ativ», ,~rosera, es verdad, pero utrl, de ta- .'

diferencias y, poi consiguiente, del abanico de rea.lidades su


ciales heterogénets q. ,e ·;eocultan bajo la etiqueta ób8f'C;,tf(l'
do de América La tina sin por ello ceder a los espejismos !'Ir I
particularismo nacional y de la singularidad históiica .. Uos
dimensiones cap, tale-. q.re sin embaigo no propoicíor.an let:,
claves que buscamos Ve. que éstas sólo pueden provenir '.Ir
un incesante varvén ei .t re los múltiples niveles de i.ülA
aprehensión global de las sirnili tucles y las diferencias, de' 1,',
cont:inental a lo tócaí p.-sando por la nación y la región

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