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Puertas de castros gallegos Florentino Lopez Cuevillas ‘Del Seminario de estudios gallos Las numerosas excavaciones y el intenso trabajo ca~ ‘talogadar levado a cabo en estos iltimos afios en los ceastros gallegos y del Norte de Portugal, permite ya hhacerse cargo de notables particularidades de su ar- ‘quitectura militar, que aparece ahora mucko menos sen- cilla y mis variada, en la organizacién de sts elemen- tos, de Io que antes se erela, y aun de lo que era de ‘esperar en tn medio cultural tenido mucho tiempo por rrudo y escasamente desenvuelto. El aprovechamiento de tas condiciones naturales det terreno, la reduplicacién de defensas en bos sitios mas vulnerables, la habil disposicién de las marallas y pa- rapetos, los sistemas de recintos concéntricos o articu- Jados con la acrépoli, Ia ingencia de ciertos fosos abier~ tos en roca viva, que, como el de la cividade de Trofia, alcanzan en ocasiones 5 metros de profundidad, y Ia existencia de baluartes destinados a batir de flanco wna. tropa atacante, dan a los castros del Noroeste hispinico tun interés del que carecian cuando su estudio no es- taba aiin tan avanzado, ‘Explca y justifica este desarrollo del arte dela forti~ ficacién el estado permanente de guerra en que estuvieron. 5 66 Florentino Lépes Cuevitas, las tribus galecas antes de la conquista romana, época. azarosa reflejada por Estrabén * cuando dice que las gens que vivian entre el Tajo y los Artabros eomba~ tian incesantemente entre si, y a la que aluden también Justino * y Silio Italico * al contar que en la Galecia sélo las mujeres se ocupaban de los quchaceres de Ia casa y de la agricultura, por estar los hombres entre- Bados por completo al oficio de soldados, ‘Tenienda en cuenta esta circunstancia, ada, fijindose en que la campaiia de Décimo Ju- io Bruto fué breve y costera y en que no pasé de Tas riberas del Mifio, no ignordndose el cariicter maritimo de las expediciones de Licinio Craso y de César, que o profundizaron en el interior, y sabiendo csimismo que las guerras cdntabras, en las que se liquid de mo- do definitive la independencia galeca, slo rozaron en sut fase final los territorias del Noroeste, no es aven- turado suponer que las fortificaciones de nuestros cas ‘70s se levantaron, no para desafiar el empuje disci- plimado de tas legiones, provistas por otra arte de abundantes maquinas expugnadoras y dueflas de tina sabia técnica de los sitios, sino simplemente para pre= servarse de los ataques menos temi enemigas que vivian en el propio pai Carecian estas tribus de artificios para tatir las ‘murallas y de instrumentos para lanzar grandes pie- ddras o materias incendiarias, ignoraban la constriic- cidn de terraplenes y de torres movibles, y aun sys mis- ‘mas armas arrojadizas, entre las que faltaban la hon day el arco, se reducian a cateias, anilogas a las apa- ¥ Geogréfico, TH, 2 2 XLIV, 3. 3. Panic, Puertas de casiros gellegos. & recidas en el Castromao y en la cividade de Trofia, 0 a las jabalinas, todas de hierro o de hierro y madera, del tipo de las descritas, como usadas por los lusitanos de entre el Tajo y el Cantabrico, por Diodoro * y por Estrabén’, y que quizis som las mismas que, en mtimero dde dos, aparecen en la mano de uno de los guerreros representados en la diadema de Ribadeu. Se comprende facilmente que para una tropa ar- mada de esta manera, un castro dotado de una mura~ la alta y de fosos profundos tenia que resultar vi tualmente inexpugnable, dando idea de le escasa aten- cién que se prestaba a los tiros de jabalinas y cateias el hecho de que algunos recintos fuertes se emplacen en laderas dominadas por altozanos préximos. Pero si no eran de temer ni los asetios en regla, ni los asaltos con previa apertura de brechas, conse widas con obras de zapa oa golpe de ariete, ni aun siquiera el répido tirar de los arqueros y honderos, que ahuyentara a los defensores de una muralla, eran, en cambio, temibles las sorpresas, principalmente noctur- nas, faciles de levar a cabo euando la vigilaneia afloj Fa 0 cuando los hombres mas jévenes y aguerridos del poblado estuvieran fuera de él ocupades en alguna ineursién 0 razia de las que con frecuencia realiza- ban *. ¥ contra sorpresas de este género, muy propi de gentes de organizaciOn militar rudimentaria, era de seguro contra las que se redupticaban los garapetos y los fosos, con objeto de dificultar In marcha de los atacantes y de dar tiempo a los atacados para acudir a coronar los, ‘moras, y era también para prevenirse contra un gol~ 4 Biblioteco, V, 34, 5 Geopréfica, 1, 2, 6 Rstrabin, Geogréfico, 11, 2, 5. oe Florentino Léper Cueville. pe de mano de esta clase por lo que se protesian las crn on te y Bins, aietooatetas pn sistemas defensivos de gran complicacién de tno tatable caer espaol Ce __ Abundan, asi y todo en los castros del Noroeste hi inc las entradas secs, format por toa es ple solucién de continuidad practicada en un muro 0 Tarapeto, De este tipo es la puerta de Te maralla me dia de Briteros (igura t, A)’, y de forma andlga son Jas entradas de otros michos eastros de Gallen y del norte de Portugal, Es de suponer que en este geaero de puerta, las torres y bastiones de piedra estavieran sustituidas’ por barricadas de troncos o por obras de madera que estorharan el paso, viendo a coefrmar tal hipétesis el hecho de que en la muratla media de Biiteiros se observe un saliente, en el que es posible batiera una hoja de sidas ‘abla, y que en un pasad ze ase del Cid Beco aperercan caro uicialeras apareadas que se empotran en marc gadon alas defen "sy aun fuera de muito ee lo cultural encontramos en las fortifcaciones extrio- res de Temascia uh abertra praca heieno que se encaans en caso necorio vignso ene Por otra parte, ex frecuente el ver en los casos que 7 Véase plano publicado por Maria Car i soto Same, lento por Mara Caos en Ca 8 Statin Cones Guc-Pas, Nala de repo tiones arqueolgicas en ls castros de Borncro Bari Ictin de le Universidad de Santa i protect Re. eels ‘Sotiage. Homenaje al profaor Ro. 9) Adolfo Schlen, Monuaentos e hist i Boletin de le A. de ta Historia, mS peat 2a “isto tomo EXIT, 393, pigs 461 9 Pucrtes de castros gllegos. © ostentan entradas de esta especie, que el suelo del re- into interior acusa una pronunciada depresion en la parte inmediata a la puerta, depresion que quizi se {cba a la existencia de tn antiguo camino 0 pasadizo hhondo, comnicado direetamente con la solueién de con tinuidad de la muralla y determinado por paredes de ccontencién de tierras y de seguro por ‘in parapeto del aque no quedan hoy vestigios. Escanas complicaciones ofrece también la puerta del castro de Barofia (Bgura 1, B) " algo semejante otra de Numancia, que Gonzilez Simancas ** com para con eonstrucciones similares de las Galias, El muro tn que se abre, provisto, por cierto, de los paramentos {nteriores que tanto se prodigan en I arquitectura celta, se ensancha en el lado derecho hasta formar una cspe- je de torre triangular que alcanza wn espesor ma- Simo de 1 metros, enérenténdose con el otro lienzo de ja muralla que no’Febasa apenas su ancho normal de § metros, y flanqueando ambos un estrecho pasadizo Gayo acceso estaba ain dificultado por una ingeniosa dispocicién de la entrada, en la que se aprovecharon com acierto las especiales condiciones éel terreno. ‘El eastro de Barofia est emplazado en un peatiefio promontorio de laderas altas, pefascesas y muy pro- humeladas, cercano al Porto do Son, en la ria de Mu- ros, Como es natural, la porein istmica, en que el pro- nontorio se une a la tierra firme, ests inica fortifiea- ta, alzandose alli un muro exterior, destraido en la ac- tualidad en sus extremos, y otro murc interior que r0- dea parte del poblado. La puerta de esta defensa in- nz, Op. et Toe. cit, pag. 23 ‘Sehastiin Gonzilez Gare yy limina TT, 11. Les jortficaciones de Numencia. Menoria nimero 74 Je la J. Side, y Antigiedades, pig. 11 y eroquis HT. re Florentino Lépes Cuevas seats eae al mar, y se la dispuso de modo que un Srupo ds asaltantes que la atacara tuviera que mani. ‘brar en un espacio angosto y en la posicion incémeda ue supone el tener enfrente tina torre aétidamen truida y a la espalda un ingente acantilado, A un sistema anilogo al empleado en la puerta del Poblado de Barofia pertenecen otras much da del castro de San Xiio do Monte, en tierras dle Me, ae (fig: 4, ©), *, presentan Ia entrada protegida per Gos torres de flangueo articuladas en la muralls y cove Perfil salimte se acusa mis en el interior que en ol exe, Hor del recinto cercado, rea Satiante de este tipo de entrada se produce con ‘reeuencia en los casos en que el suelo del recinto que- dla mucho mis alto que el nivel del foso que corre a sus Pies. La dificultad que supondria el cortar entonces a Turalla por medio de una escalera o de un callejon muy Pendiente que la atravesara en sentido perpendicular, Se resolvié abriendo una rampa que forma en el muro ima especie de escalén oblictio, que sube poco a poco, ¥ en cuya terminacién se alzan las dos torres de flan, ueo, dispuestas ahora en lineas distintas y enlazadas algunas veces, como en la Aurela do Castro, del Valle ‘menos largo, se conseguia también, sin necesidad de excavar una trinchera profunda, revolviendo aélo el ‘uuuro en que la puerta se practicaba y alargando los ls- 13 Terre de Melide, Publcscie Galegos, nig. 74, n del Seminario de Estudos Puertas de castros gallegos. 7 dos restltantes hacia dentro o hacia fuera del area cer~ es saron de ars dee os fren dx ‘buenos ejemplos de esta clase de forti SS de Pua i 2A) secre on ges 4 fm, gue irre fret eee tr ens demas ie or Suteiguos etn nero veins 2 GaN acraio( oars = Sse Mela afer fran’ ert de Uo quefios baluartes que determinan un estrecho pasadi- a 6 tas, que cree ‘Ac fr poe de porta ge se a age yo eon so 08 eis ae Cogtss, cals provna de Ava, we eA ts oe du extreda vocal eo acrépoli, una especie de fuerte bastién proyectado para fuera y en sentido casi perpendicular a la soar | 4 ‘| portillo norte del encerradero de gan: los los “hor extremos Je la solucin de continuidad flexona- 9s hacia dentro ™. : S En otras ocasiones, y con objeto de dificultar mas. ta ate de i asa, los onion de defen # oe Stee amma lcaleode ese SET RadS etd On Kip y de a pra Ta Ge legos ls, gor an"sgpcedosnade inne 15, Terre de Meld, Palicaibn del Seminario de Estudos legos, pgs. 69 ¥ To = od ce fee de ihe, Poblacion det Senitrio de Es Memoria nimero tio de fa J. 5. de E. 9 Antigiedades, pi. 32 y figure 3 36. Juan Cabré, Op. ef loc. eit, pig. 32 y figura 2. p Florentino Lopes Cueviles. diatamente por los tiros de la muralla, Se lograba este Propisito, bien construyendo, como en Sabroso, una cor- tina exterior enlazada con el muro (fig. 2, C)", o bien, como pasa en el castro de Amboade, en el pais de Le, ‘mos (fig. 2, D), interrumpiendo el foso algunos metros después de la entrada, formando asi tn pasadizo an- gosto que podia batirse desde el parapeto del foro y desde la misma muralla principal. En los cases en que existen dos murallas que co- rren muy préximas, Ia entrada se abre oblicuamente por medio de una articwlacién que junta una obra con ote, Esta cireunstarcia se da, por ejemplo, en el castro Ge Cabras, en el valle de Deza (Sig. 3, A), euya pterta iniclada por una solucién de continaidad del murc ex- terior sigue después por un callején que asciende sta- Yemmente entre ‘as dos murallas unidas por un lienzo de pared en el lado derecho, ensanchindose la de fuera, ‘en el lado izquierdo, para cefir ef pasadizo, Semejante a la disposicién de esta puerta del cas- fro de Cabras es la que ofrece Ia entrada del recinto inferior del castro de la Goleta, también en el valle de Peza (ig. 3, B). Se halla determinado este recinto por ‘un muro, que en vez de continuar en la misma linea, se Separa en dos, que dejan entre si un paso de 31 me- tros de ancho, flanqueado en su comienzo por dos to- res triangulares que se tnen a los respectivos lierzos de muralla, pudiendo cruzarse, en tal tugar, los pron yeetiles disparadas descle las dos torres y desde el mu- 0 del recinto. A tna concepeién defensiva de diferente orden co- responden las ptertas que se protegen con torres exen= ‘tas, aisladas por completo de la muralla, Estas torres y ari, Cartoco. Citania e Sabroso, pig. 52 y figura 45. Puertas de cestros galego 7 to ren ee oer da san Sava, cn la tierra de Melide (fig. 3, C) ™, 0 dos panies ae ae ee Gok Slade calm én y con un ancho andlogo al de la puerta. Bein aI “ios ce entre ellos SS a aeatnasleora eal Cantelle, en el valle de Camba (fig. 3, D), ee la fortificacién se completa con otras dos torres de flanqueo, formadas por ensanchamiientos de los dos la- A ane ae = Sefiala ya la puerta del castro de Cantelle un corde san in dee dena ee San sn abet Ey eto meiro, en el Ayuntamiento de Carbia, la puerta ( gw ra 4) se halla protegida por una torre exenta, colocada ‘en Ja misma posicién que la del castro de San Salvador, fo Heda Zu pres cu ee Se wed acer ad ‘Seid, on nia de 18 sero de fro, Hanged Fe as aia cliagde eo de b me eS Peart por goa ree tele aise Hur eee cere oalceiee : Se er rete Este sistema de torre y mu fo, any ange a ge Corer oreo Serie come ‘mas tipico en los poblados prerramanos de las regione ee es Pe Sausamatbe cocoa re fie on tsi ena end ao de Gata situado en términos del Ayuntamiento de Eee e gue Ver ayo ie, nant btn Nee ea at atone awl TB Tera de Mle, Pubicaione del Senivari de Estudos Galego, 6. ° BE cove 1. Seite Argciogia primitive de lo rei Bde to A tla Histor, tano LV, 190, fa. 1 rl ” Florentino Lépes Cuevilas del muro del re- into externo, desembocando al callején comprendido en- tre ambas defensas, delante y muy cerca de la entrada de la acrépoli, que ostenta tna puerta doble determi- nada por un torreén central de planta rectangular que ‘se emplaza en la misma linea de la muralla Curiosisimo es también el dispositivo de la entrada del castro de Pedrotizos, en tierra de Melide (fig. 6) °, corganizado en dos pasadizos inmediatos. El primero, que es recto, queda cefiidy a derecha © izquierda por Brandes ensanchamientos triangulares del parapeto del foso, y el segundo, que se proyecta oblicuamente den- tro del recinto, va flanqueado por la muralla principal, ‘que se separa y revuelve hacia el interior, siendo digno de ser notado que para poder batir con mayor eficacia tuna especie de plazoleta que se abre en el punto de eon- fluencia de los dos pasadizos, se proveyé al muro de la izquierda de wn saliente, a manera de pequeio baluar- te, que permitiera fanzar tiros en tres direcciones dis- tintas y cruzarlos con los que se dispararan desde lo alto de los otros muros y desde las torres de flanqueo el primer pasadizo, Pero ninguna de las organizaciones defensivas que hasta ahora Hlevamos resefiadas puede compararse a la que ostenta la entrada del castro de Gresande, en el va- Me de Deza (fig. 7), que es, sin duda alguna, la mas completa de las conocidas hasta el dia en el Noroeste peninsular. Tiene este castro de Gresande una acrépoli ¥ un reeinto exterior que se une con ella sin rodearla en la totalidad de sti perimetro, y las puertas de am- bos aparecen colocadas una después de la otra, enla- 20 Terra de Molle. Pablicacion det Sominerto de Eotutos Gotegos, pig. By. Puerta de castros golleo. 7 zéndose por la abil disposicién de elementos interme- La primera puerta se practic, como ene castro de ta Goleta, haciendo correr en dos Tineas el muro del re- cinto externo y logrando asi un eallejn de 57 metros a lo largo, que se estrecha y curva en Jngulo, gracias al desarrollo considerable del muro de la derecha, que alcanza 11 metros de espesor. El yasadizo asi forma- do desemboca oblicuamente en una plazoleta defendi- dda por tres torres: dos grandes, que quedan frente a la puerta de In acrépoli, determinada sencillamente por wellas det aro Baca el interior, otra pene, que tapa el acceso directo al pasadizo que dejan entre si as dos torres grandes. De estas tres torres, la pequeiia y In grande de la derecha son exentas, articulindose la de Ia izquierda con el muro interno del primer pasadizo. Estas son las entradas de castros gallegos que hasta <1 oresente putios conocer y estar. Dada a gran variedad que ofrecen, es de Suponer que el avance de te eaalgain slo niga etdment,y ass vvaciones que se emprendan en lo suresivo, proporcionen huevos tips que eniguerean el etadro que aabamos de trazar. "Seminario de Estudos Galegos 2 de agosto de 1934 =e Foun 4 Pesta del castro de Cameito, { 11000, ory

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