TERRITORIO DE LA BAJA CALIFORNIA
RESENA GEOGRAFICA Y ESTADISTICA
DAOC Oty
Edicion Facsimilar
Prologo de Federico Campbell
Estudio introductorio de Miguel Olmos
~ COLECCION ESTADO 29 ~Leén Diguet en
Baja California
Estudio introductorio
Miguel Olmos Aguilera!
én Diguet ¢s uno de los pioneros de la antropologia de
Baja California, pero sus trabajos, lejos de haber sido in-
corporados al patrimonio bajacaliforniano, actualmente son
solo conocidos por un piiblico muy especializado. Pese a que
sus articulos fueron publicados hace mas de cien aftos, solo al-
gunos han sido traducidos al espatiol, y su obra cientifica corre
cl riesgo de permanecer en el olvido dispersa en las bibliotecas,
del pais y del extranjero.
Ledn Diguet nacié el 25 de julio de 1859 en el puerto de Le
Havre, situado al noroeste de Francia y muere a la edad de 67
afios, el 31 de agosto de 1926. A finales del siglo XIX, fechas
en las que Diguet viajé a México, Le Havre era el puerto més
importante de Francia y representaba la puerta hacia el con-
tinente americano. Alrededor de 1889, y con treinta afos de
edad, el joven ingenicro quimico Hega a Baja California para
trabajar en la empresa de El Boleo, situada en Santa Rosalfa,
en el sur de la peninsula, Desde 1885, la empresa instalada en
las costas de! golfo funcionaba con capital de la casa parisina
Rothschild, la cual requeria servicios de ingenieros y quimicos
como Diguet para la planeacién y extraccién del cobre.
Al final de su primera estancia (1889-1892), Diguet rer-
mina su contrato con El Boleo. Durante este primer viaje a
México, y atraido profundamente por las ciencias naturales,
Diguer investigé aspectos de zoologia, botdnica, etnografia y
arqueologia, Ilevando al Muséum National d ‘Histoire Naturelle
de la ciudad de Paris, distintas colecciones recopiladas en la
regién, asi como Fotografias tomadas en diversos sitios del sur
dela peninsula (Rivet, 1927:379).
A decir de Rivet, lo que otros investigadores hubieran es-
crito en voluminosos libros, Diguer lo escribfa de manera con-
cisa y precisa, “sus estudios eran sélidos, objetivos y escritos
cn lengua clara, de gran naturalidad y sin ninguna pretension,
constituyen y permanecerin durante mucho tiempo como
documentos de primer orden para el estudio de las razas y de
las civlizaciones indigenas de México.”
" Doorn antropaogisocaly mall orl Bol des Hawes Eades en Scenes Sc
le Esdctr del Deparment de Eudios Clrales de El Colegio dea Fromtere Noe
En cuanto al hombre, escribia Rivet, Diguet era igual de
sabio, era toda bondad, toda honestidad, toda rectitud. Su be-
nevolencia era extrema, y a mi parecer nunca tuvo enemigo
alguno” (1927:380)*
Para entender la obra de Diguet es preciso ubicarla en el
‘ocaso del siglo XIX, cuando la disciplina de la antropologfa te-
nia pocos aftos de haber formado sus primeras cétedras, tanto
en Estados Unidos (con Franz Boas) como en Inglaterra (con
Edward Tylor). En los primeros afios del siglo veinte, Paul Ri-
vet, quien fundara el Musée de l'Homme de Paris en 1937,
se vio fascinado por las investigaciones de Diguet, al grado
de cetomar su informacién para sostener que el poblamiento
americano fue posible gracias a las migraciones asiéticas. Unas
décadas més tarde, el estadounidense Edward Curtis, realizé
también un trabajo ejemplar de registro forogrifico e invest:
gacién entre los diversos grupos del sur de los Estados, inclu-
yendo algunos grupos californianos.
‘A inales del siglo XIX y principios del siglo XX, perfodo en
el que Diguet redactara sus trabajos, la antropologia adquie-
re sibitamente a la madurez disciplinar. Las reflexiones so-
bre el hombre, imbuidas por el contexto evolucionista, renfan
como eje central el valor que los antropélogos otorgaban a sus
propias culturas europeas; la ideologia de la época situaba all
hombre europeo en a ciispide de la civilizacién, Pese a tener
esta fuerte influencia en los primeros estudios antropolégicos,
los articulos de Diguet supieron franquear una visién euro-
céntrica del “desarrallo civilizatorio’s lejos de realizar juicios
de valor sobre las manifestaciones culturales, Diguet otorgaba
una informacién minuciosa y pormenorizada que lo lleva-
ron a descubrit cuantiosos tesoros arqueol6gicos, botinicos y
2o0légicos.
Desde de la perspectiva de la investigacién, se puede clasifi-
cara Leén Diguet como heredero directo de los pensadores de
la ilustracién, preocupado por tener una visién integral de la
cultura de los pueblos, ya que a pesar de que sus estudios 2cz-
démicos se citcunscribfan a la quimica industrial, éte poseia,
Tredeccin propia.al igual que muchos intelectuales de su época, una vasta cru
dicion para investigar canto las culcuras indigenas, como la ar~
queologia, el arce rupestre, la geografia, la botdnica o la zo0lo-
fa. Fue contemporineo de otros exploradores y antropélogos
europeos que llegaron a México a finales de siglo XIX, y que
también fueron los pilares de muchas de las investigaciones,
antropolégicas realizadas posteriormente a lo largo del siglo
XX. Hay que sefalar que tanto Diguet, como el holandés Ten
Kate, pionero de la investigacién eenografica de la peninsula
de Baja California, o el noruego Carl Lumhlot, estudioso de
las etnias de la Sierra Madre Occidental, 0 en menor medida
el aleman Konrad Preuss, tuvicron algunas ausencias en sus
trabajos, sobre todo lo que tefiere al anslisis de miitiples as-
pectos sociales al interior de sus estudios etnogréficos
Los textos de Diguet sobre Baja California
Los textos escritos por Leén Diguet estén dedicados, en ge-
neral, al estudio del Area mesoamericana, en particular a los
estados de Jalisco Nayarit y Oaxaca. Sin embargo, destaca
su particular interés en Baja California, a la que dedica una
tercera parte de su produccién. Estos trabajos han sido poco
accesibles, en particular los dedicados a este estado de la re-
piblica mexicana, debido a que algunos no se han traduci-
do, 0 se encuentran en ediciones regionales que no tuvieron
suficiente circulacién. El primer texto que escribe Diguet
“Communication sur ls indiens vivant actuellemens dans la
Basse-Californie er sur les indiens yaguis”, 1893, es realizado
durante su primera misién oficial a Baja California durance
los afios de 1893-1894. En este articulo Diguet menciona
algunas de las tradiciones de los desaparecidos pericties que
habitaron en el sur de la peninsula; de esta estancia obtie~
tne informacién tanto de costumbres perieiies como de los
enticrros y de sus objetos rituales. Fn este periodo, el autor
twvo la oportunidad de tomar decenas de forografias a gente
que aseguraban ser los iileimos descendientes pericties y de
los desaparecidos cochimies. No obstante, Diguet también
comé forografias de indigenas yaquis, en particular de los
danzances de venado. Desde luego estos indigenas yaquis no
eran originarios de la peninsula, y al lector le extrafiard que
su referencia se sitite en este tertitorio y no en el estado de
Sonora. Cuando Diguet fotografia a los indigenas yaquis,
cllos ya tenfan por lo menos 100 afios de haberse situado
en esta regidn. Ast lo refiere Miguel del Barco desde el siglo
XVIIL La explicacién de su presencia radica en las migracio-
ines realizadas de Guaymas 2 Santa Rosalia, ya que entre am-
bos puertos se habia mantenido comunicacién maritima. La
migracién de los indigenas cahitas: yaquis y mayos, quienes
‘eran Hlevados a Santa Rosalia para ocuparse en el trabajo en
has minas desde el siglo XVII, prolongindose hasta el siglo
XIX. Los indigenas yaquis participaron tanto en las minas
como en la industria de las perlas. Desde entonces los yaquis,
produjeron memoria cultural de sus tradiciones en la parte
peninsular que tod:
res de Santa Rosalia,
En los afios de 1893-1894, y ya habiendo abandonado la
compafiia de El Boleo, Diguet regresa de Francia a Baja Ca-
lifornia bajo la direccién de la primera expedicién, Durante
este tiempo realizé exploraciones y recolecté gran cantidad
de muestras arqueologicas y bovinicas. Buscando placeres de
oro, Diguet visité en 1895 la ciudad de Beker, en Oregon,
Estados Unidos. Por o:to lado, también estuvo en el Valle de
lear explorando las posibilidades de desarrollo agefcola del
lugar. Durante estos aios se publica Note sur le pictographie
de la Basse-Californie, mostrando ilustraciones de las cuevas
pintadas del norte de la sierra de San Ignacio y de las que
‘estén al oeste de Mulegé. En el mismo, Diguet clasificé més
de 30 sitios con manifestaciones rupestres, cuyas caracteristi-
es posible constatar en los alrededo-
cas no siempre petmitieron precisar su ubicacién exacta. De
los diccisiete cexcos sobre Baja California, éste sobre el arte
rupestre ha llamado la atencién de miikiples arquedlogos y
go2a, actualmente, de por lo menos dos ediciones traducidas
al espatiol y una al inglés. Pese a que este trabajo ha recibido
severaseriticas sobre la precisién de la ubicacién de los sitios,
hay que destacar que el aporte de Diguet es, sobre todo, haber
sido el primer investigador en fotografiar y recopilar materia-
les asociados con los sitios de arte rupestre tanto en el centro
‘como en el sur de la peninsula de Baja California
Entre otros temas wabajados por Diguet en esta regidn
se encuentran La vegetacién de Baja California, de 1896, La
jojoba californiana de 1895 y sobre todo, Los estiones perleres
de Baja California que llamaron poderosamente su atencién.
Estos diltimos estudios no los cealizé solamente en Califor-
nia, sino en las costas de Jalisco. Los aportes significativos
aque reali2é, Diguet en diversas disciplinas se ven reflejados
cn el libro que aqui se presenta, y es un buen ejemplo del
conjunto de cualidades multidisciplinarias que posefa como
investigador.
En 1905, Diguet publica uno de sus textos tardios sobre
Baja California “Anciennes sépultures indigenes de la Basse-Ca-
ifernie méridionale” este trabajo es redactado basado en in-
formacién de las recientes y antiguas visitas realizadas 2 Baja
California, en las que encontré multiples objetos pericties que
formaron parte posteriormente de las colecciones del Depar-
tamento de América del Musée de ! Homme de Paris.
Los textos de Diguet sobre sitios mesoamericanos
En los afios de 1896-1898, Diguer fue alternando sus vistas
ala peninsula con otras expediciones realizadas en tertitorio
mesoamericano, en particular los estados de Jalisco y Nayarit.
De 1899 a 1900 Diguet recorrié lugares de San Luis Potost,
Jalisco y Colima, aunque continué con sus investigaciones en
la peninsula de Baja California. Esta es, sin duda, unas de las
cxapas etnolégicas més prolificas de nuestro auror al escribir
sobre la lengua cora y huichola, el tequila, el maiz, y sobretodo las tradiciones indigenas. En 1899 aparece Contribution a
Vétude echnographique des races primitives du Mexiques la Sierra
du Nayarit ct ses indigenes, (Contribucidn al estudio etnografi-
co de las razas primitivas de México; La sierra de Nayarit y sus
indfgenas) publicado originalmente en Nouvelles Archives des
Missions Scientifiques, y que posteriormente aparecicra tradu-
ido en el libro Por Sierras occidentales, entre sievras y barrancas,
en 1992. Este estudio contiene una vasta eenografia de coras y
huicholes, particularmente aspectos ceremoniales y creencias
religiosas que incluye la trascripcién de misica ritual para vio-
lin, De 1901 2 1904 explor6 algunos sitios arqueolégicos de
Oaxaca, Michoacin y Estado de México; en ese perfodo, sin
dejar de lado su pasién por Baja California, sigue explorando
las islas de la peninsula. En 1907, publica su arciculo sobre el
peyote y su uso ritual entre los indigenas de Nayarit. En estos
atios, también publica sobre los cactus gigantes, y las bebidas
alcohélicas extraidas del agave. En sus iltimos afos producti-
vos publica sobre el cultivo del ostién perlero, Fl drbol de chilte
y Las cactdceas titles de México,
Fl legado material de las colecciones de Diguet
Durante la segunda mitad de la década de los afos noventa
del siglo XX, tuve la oportunidad de realizar investigaciones
sobre los objetos rtuales del noroeste mexicano en museos de
Europa. Fue asi como encontré en el Musée de ! Homme de la
ciudad de Paris los objecos que Diguet habia llevado a Fran-
cia hace més de cien aites. Al principio desconocia por com-
pleto la procedencia de estos materiales pero paulatinamente
i rascreando la informacién contextual de los mismos hasta
percatarme de que se trataba de los objetos que Diguet habfa
traido de México luego de su expedicién a Baja California. La
inmensa mayorfa de los objecos son tinicos y no existe otro de
su género en otros museos de México o el extranjero. Llamé
mi atencidn particularmente la falda pericit que aparece en
cl libro que publicara el CEMCA, Fotografias del Nayar y de
California, 1893-1900, De la misma manera encontré objetos
yaquis que Diguet habia recogido durante su estancia en los,
alrededores de Santa Rosalia, y de los cuales publiqué, recien-
temente, la ficha “Mascara del pascola”, de la coleccién Di-
uct, publicada en el libro Musée die quai Branly. La collection.
Hay que reconocer que la primera misién cientifica encargada
a Diguer por el Ministerio de la Instruccién, pudo realizarse
gracias al éxito de sus primeros hallazgos y que los objecos
antropol6gicos llevados al Muséum d ‘Histoire Naturelle, como
parte de sus resultados, sirvieron al mismo tiempo como tes-
timonio. Por esta razdn se le encomendaron otras cinco mi-
siones de las que antes hemos tratado de reseftar los datos més
relevantes.
En 1905, Leén Diguet obtuvo el premio Ducros-Aubert
de la Société de Géographie, de Paris. El aio siguiente obtuvo
la medalla Geoffroy-Saint Hilaire de la Société d ‘aclimatation
de France, en ese mismo afo fue eondecorado como Caballero
<3
de la Legién de Honor de la Repiiblica francesa, en la catego-
sla de explorador. En 1907 fue laureado por la Académie des
Inscriptions et Belles-Leteres.
Finalmente, al conocer la envergadura de la obra de Di-
guet, es deseable que en un futuro cereano, su obra pueda ser
conocida, difundida y valorada en su conjunto como parte de
Ja historia y de la identidad de los bajacalifornianos. Diguet,
como muchos de los actuales habitantes de Baja California,
fue un migrante que twvo que dejar sus raices para explorar
nuevas tierras. Dej6 su lugar de origen buscando experien-
cias que contribuyeron en su momento tanto a las ciencias
naturales, como a las ciencias antropoldgicas. Por esta razn,
s necesario que su obra se difunda, lo mismo que la de mu-
chos otros antropdlogos e historiadores del siglo XIX que, fas-
cinados ante la riqueza cultural de la peninsula, legaron sus
interpretaciones y sus andlisis de la vida californiana para las
.generaciones por venir.
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