Você está na página 1de 9

EDUCACION Y MODOS

DE PRODUCCION
Mariano Femhndez Enguita
Dpto. Sociología 111
Universidad Complutense
Es ya habitual pensar la relación entre la educación, de un
lado, y la economía, la producción, el trabajo o el empleo, de
otro, como si no existieran otra producción ni otra economía
que la capiíaiista ni otros trabajos y empleos que los asalariados.
Esto ocurre por razones diversas que van desde la mera negli-
gencia hasta la consideración de que nada que no esté bajo el
sol del capital merece ser examinado, pasando por la idea de
que las otras actividades productivas tienen poco o nada que ver
con la educación. Así, si pensamos en los trabajos más destaca-
dos sobre la tan traída y llevada conexión difícilmente lograre-
mos recordar siquiera una alusión a los sectores no capitalistas
de la economía y el trabajo.
Quizás la razón principal de esta omisión haya que buscarla
en algunos postulados del marxismo, particularmente en aquel
según el cual el modo de producción capitalista, que sucedería al
modo de producción feudal y a una efímera producción mercan-
til simple, está llamado a dominar plenamente la vida económica
y social hasta que llegue el momento de su sustitución por el
socialismo. Pero esta fe inquebrantable en los dones que nos
traerá el porvenir está sometida hoy a una dura prueba. No
solamente se sobrevive espectacularmente a sí mismo el modo
de producción capitalista, sino que junto a él perviven, se man-
tienen y, ocasionalmente, hasta crecen otras esferas no capitalis-
tas en las que, no obstante, se trabaja y se produce.

MODOS DE PRODUCCION EN LA SOCIEDAD AcZZrAL

Si pensamos simplemente en la economía monetaria, o sea,


en el conjunto de actividades cuyos resultado fmal se cambia por
dinero, ya topamos con el problema de que el sector capitalista
es solamente una parte, y no espectacularmente grande, de la
misma. Si tomamos en consideración, por ejemplo, las cifras de
I

población activa, ocupada o no, encontramos que los "trabajado- de la asignación de recursos escasos para la consecución de unos
res autónomos autónomos" más las "ayudas familiares" repre- fines. Va de suyo que esta definición no concierne unicarnente a
sentan en España, con pocas variaciones, aproximadamente una aquellas relaciones en las que se acude al mercado con el
cuarta parte del total (De Miguel, ....; I.N.E.,1986). Por otra resultado del trabajo, con el trabajo mismo o con la Fuerza de
parte, los asalariados del sector público han pasado en un dece- trabajo, es decir, en las que hay mercancías o trabajo asalariado.
nio de poco más de la décima parte de la población activa Incluye también a otro sector de producción que nunca hace
ocupada a poco menos de un quinto (ibid.) El Cuadro 1 recoge acto de presencia en las estadísticas oficiales, el sector más
la distribución de la población activa ocupada según la Encuesta sumergido de todos, el del trabajo doméstico. Si tenemos en
de Población Activa en el segundo trimestre de 1.986. En él cuenta que éste transcurre a lo largo de jornadas interminables,
empleamos las expresiones "sector público" y "sector autoem- que no sabe de fiestas ni vacaciones, que no conoce de jubila-
pleo" porque son de uso bastante común, la primera desde hace ciones y que, aunque protagonizado esencialmente por las muje-
mucho tiempo y la segunda desde que se ha puesto de moda la res, comprende aportaciones de varones y ancianos y niños de
idea de que los parados tienen que buscarse la vida por si ambos sexos, no nos sorprenderti que se afirme que puede llegar
mismos, puesto que ni el capital ni el Estado parecen esforzarse a comprender hasta tres cuartas partes y más de las horas
mucho por solucionársela. No obstante, a partir de ahora emplea- trabajadas en una sociedad como la española, por no hablar ya
remos también las expresiones modo de producción burocrático o de las sociedades en las que todavía predomina la producción
M.P.B., en sustitución de la primera, y modo de producción agraria. Este trabajo que tan facilrnente ignoramos (por ejemplo,
mercantil o M.P.M., en lugar de la segunda. , cuando le preguntamos a alguien: "¿Tu mujer trabaja?") consti-
tuye un sector específico de la actividad económica, al que
denominaremos modo de producción doméstico o M.P.D.
CUADRO 1
CUADRO 11
Distribución de la poblad611 activa ocupada (Yo)
Características de los modos de producción
Empleadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 2 MPC MPM MPD MPB
Asalariados sector privado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52,9
SECTOR CAPITALISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56,1 Produce valores de uso sí si sí sí
Produce valores de cambio sí sí no no
Asalariados sector público . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17,6 i.e. produce para el mercado sí sí no no
SECTOR PUBLICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17,6 Demanda solvente predomina
Empresarios sin asalariados o sobre necesidades sí sí no no
trabajadores independientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19,4 Manipula las necesidades sí no no sí
Ayuda familiar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6,6 Supone organización compleja sí no no sí
El trabajador controla el
SECTOR AUTOEMPLEO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26,O proceso no sí sí no
"Otra situación" + "No clasificables" . . . . . . . . . . . . . . . 0,4 Produce trabajo excedente
Predominan bienes sobre
sí no no sí

Fuente: EPA 2.O trimestre 1.986 y elaboración propia. servicios sí sí no no


Elevada composición técnica sí no no sí
Distribuye más de lo que
En seguida intentaremos una definición más precisa de estos produce no no sí sí
modos de producción. Antes debemos señalar, sin embargo, Interferencia otras esferas
algo que parece todavía más importante. Suelen empezar los no económicas no no sí sí
manuales de economía diciendo que esta es la ciencia que trata
Cada uno de estos modos de producción tiene sus caractens- LOS CONFLICTOS INTERNOS A LOS MODOS
ticas específicas en cuanto a qué produce, quién lo produce y DE PRODUCCION
cómo lo produce. Todos producen valores de uso, pero sólo dos
de ellos, el mercantil y el capitalista, producen valores de cam- Cada uno de estos modos de producción presenta su propia
bio, o sea para el mercado. Los que sólo producen valores de dinámica interna, generalmente conflictiva y en tomo a la cual
uso determinan qué producir en función de las necesidades se forman los grupos sociales. Sin duda la mejor conocida es la
existentes, si bien éstas han de ser reconocidas desde las estruc- del sector capitalista, que opone a los propietarios de más medios
turas de poder asociadas a ellos - e l Estado al M.P.B. y la familia de producción que los que necesitan para su propio trabajo a
al M.P.D.-; los que producen valores de cambio determinan el quienes no poseen otra cosa que su fuerza de trabajo y tienen
contenido de su producción material de acuerdo con la demanda que vendérsela a los primeros para sobrevivir. Aunque la casuís-
solvente, al margen de cuáles sean las necesidades (toda deman- tica de las situaciones individuales puede llegar a ser infinita, y
da solvente tiene detrás una necesidad, pero no toda necesidad aunque estas diferencias individuales hacen quebrar reiterada-
puede presentar por delante la solvencia). mente la posibilidad de una acción colectiva, en tomo a ese gran
eje se constituyen dos clases sociales con intereses básicamente
Los modos capitalista y burocrático funcionan a través de contrapuestos: el capital y el trabajo.
organizaciones complejas y presentan procesos productivos en
los que el trabajador pierde el control sobre el objeto y el Las características del modo de producción burocrático son
procedimiento de su trabajo, mientras los modos mercantil y parecidas a estos efectos, aunque en él la dicotomía no se da
doméstico lo hacen a través de unidades simples y permiten que entre propietarios y no propietarios de los medios de produc-
el trabajador retenga el control. En los dos primeros hay com- ción. Estos, como tal, pertenecen al Estado mismo y vicariamen-
praventa de la fuerza de trabajo y apropiación de trabajo exce- te a la sociedad en su conjunto, pero, como modo de produc-
dente en el proceso mismo de producción, mientras en los otros ción, el burocrático se ve polarizado entre quienes poseen la
no. autoridad y quienes no. Los primeros actúan frente a los segun-
dos -si bien no sobre los medios de producción- con prerroga-
Los modos capitalista y doméstico presentan con mayor fre- tivas muy parecidas a las de los capitalistas en el sector privado,
cuencia una elevada composición técnica, i.e. una masa mayor mientras los segundos se encuentran en la obligación de vender
de medios de producción en relación al trabajo vivo. Por otra su fuerza de trabajo para sobrevivir al igual que sus homólogos
parte, los modos capitalista y mercantil tienden a concentrarse asalariados del capital. Esta homogeneización de las condiciones
en la producción de bienes, mientras el doméstico y el burocráti- se debe a toda una serie de condiciones entre las que destacan
co lo hacen en la de servicios. la lógica inherente a las organizaciones complejas, la ideología
que sustenta y expresa la división del trabajo, la emulación
Finalmente, debe considerarse que, aunque aquí los designa- desde el sector público de las empresas capitalistas como aparen-
mos como "modos de producción" para abreviar, en realidad se te modelo de éxito y, sobre todo, la relación entre ambos secto-
trata de modos de producción y distribución. Esto reviste mayor res a través del mercado, que aproxima las condiciones de venta
importancia que la meramente semántica, pues, a través de las y compra de la fuerza de trabajo y empuja a los directivos del
transferencias de valor o de bienes y servicios materiales, el sector público a someterse a prioridades y criterios de producti-
volumen de recursos que cada modo distribuye raramente coin- vidad similares a los del sector privado. No obstante, una vez
cide con el de los que produce (por ejemplo, el modo de establecidas las similitudes entre ambos modos de producción,
producción burocrático se apropia mediante los impuestos de hay que reseñar también las importantes diferencias: en compa-
parte de lo producido en los modos capitalista y mercantil, el ración con el sector capitalista, el modo de producción burocrátiT
modo de producción doméstico distribuye todos los bienes, pro- co presenta regularmente condiciones de trabajo menos duras,
ducidos o no por él mismo, que no se destinan a la reproduc- empleos más estables, mayor igualdad salarial, una división del
ción en los otros sectores, etc.). Toda esta serie de diferencias se trabajo menos desarrollada, superiores exigencias formales de
expresa esquemhticamente en el Cuadro 11. educación, etc. En todo caso, el conflicto interno al sector buro-
crático se configura, de manera muy similar al que desgarra al cotos cerrados sin relación entre sí. Comprende tambi6n sus
modo de producción capitalista, entre quienes venden su trabajo relaciones mutuas, y puede decirse que la historia de la evolu-
a cambio de un salario y quienes ejercen la propiedad económi- ción de las sociedades es, en gran parte, la evoluci6n de estas
ca y la posesión, aunque no sean titulares de la propiedad relaciones, en particular del desplazamiento de un modo de
jurídica, de los medios de producción. producción por otro. La componente catastrofista del marxismo
El modo de producción doméstico está oculto, como la esfe- mecanicista, para el cual cada modo de producción surge pseu-
ra en la que se desenvuelve -la familia- en la más oscura dohegelianamente de la destrucción del anterior, ha hecho que
bruma. Como suele decirse: cada uno en su casa y Dios en la de se considerara a cada formación social como el espacio casi
todos; pero, puesto que Dios no existe, resulta que sabemos exclusivo de un sólo modo de producción, obligado como mucho
mucho menos sobre la economía doméstica que sobre cuaiquie- a coexistir con reminiscencias de modos anteriores perfectamen-
ra de los otros sectores, a pesar de que ocupa a mucha más te controladas y determinadas por él (p. ej., Fioravanti, 1972).
gente y produce una gran pro.~orciónde la riqueza. Sin embar- Por lo demás, en las sociedades capitalistas no se consideraba
go, no parece arriesgado afirmar que, como modo de produc- que pudieran existir otros modos de producción que los adecua-
ción, presenta una oposición entre quienes producen los bienes damente descritos en los textos sagrados, o sea el capitalista, el
y los servicios que le son propios y quienes solamente o apenas mercantil simple y, en su caso -países del tercer mundo-, el
los consumen, lo que en la casi totalidad de los casos quiere "feudal". Por supuesto, nada permitía tener en cuenta al modo
decir entre las mujeres y los hombres. Con ello, en este modo de producción doméstico, una vez relegadas la familia y las
de producción se constituyen también grupos sociales con ,fun- mujeres al ámbito de lo privado, fuera de la "producción social".
i
ciones, posiciones e intereses diferenciados. Esto no deja de ser Y tampoco al modo de producción burocrático, pues ello habría
cierto por el hecho de que el amor, el intercambio material u significado casi automhticamente poner en cuestión el carácter
otras pautas de relación hagan tal conflicto más llevadero, así socialista de los países del Este y coincidir peligrosamente con
, como tampoco porque el aislamiento de las mujeres en las los defensores de la teoría de la confluencia de los sistemas
familias tome más difícil la acción colectiva. económicos.
i

1Í Por último, el modo de producción mercantil es el único que Eppur si muovono, los modos de producción no capitalistas:
no presenta una escisión clara. Esto se debe precisamente al no sólo perviven sino que actúan, reaccionan e incluso surgen
t \
hecho de que, en puridad, no necesita de ninguna organización donde no existían. Entre todos ellos existe una relación básica
productiva -aunque, de hecho, siempre coexiste con alguna: de complementariedad: en cierto modo, cada uno de ellos pro-
gremios, empresas familiares, etc.-, lo que vuelve tautológica- duce algo que los demás no producen pero necesitan. Esta
mente imposible la existencia de conflictos y la formación de complementariedad supone un cierto reparto de funciones, aun-
grupos sociales en el proceso de producción. Los conflictos se que no rígido: así, por ejemplo, el M.P.D. se ocupa esenciaime-
reducen aquí a la relación entre productores independientes a ne de la reproducci6n de la fuerza de trabajo, el M.P.B. se ocupa
través del mercado, o sea, a la competencia. Quizá sea esto lo de lo mismo y de la creación y el mantenimiento de las condi-
que convierte a este modo de producción en el material privile- ciones generales de la producción, el M.P.C. produce grandes
giado de todas las fábulas económicas de carácter ideológico, por cantidades de bienes con una productividad laboral muy elevada
un lado, y en algo que siempre ha tenido prisa por ver desapare- y el M.P.M. es comparativamente más innovador. También exis-
cer el marxismo oficial, por otro. Efectivamente, es el único \ te complementariedad entre ellos como modos de distribución:
lugar donde no se encuentran grupos sociales antagónicos, sino en el M.P.D. tiene lugar la mayor parte del consumo "no pro-
tan sólo un agregado de individuos sumergidos en pequeñas ductivo", o sea, el que sirve para producir y reproducir la fuerza
pugnas o armonías interindividuales. de trabajo, cualquiera que sea el origen de los bienes y servicios
consumidos. El M.P.B. lleva a cabo una redistribución de la
LOS CONFLICTOS ENTRE LOS MODOS DE PRODUCCION riqueza que compensa en parte las profundas desigualdades gene-
La dinámica social no se reduce a las fuerzas que actúan en radas por el predominio del sector capitalista. El M.P.C., en fin,
el interior de cada modo de producción, como si éstos fueran al expropiar masivamente trabajo excedente, ha hecho posible
llevar la acumulación y, con ella, el aumento de la productividad como sucede hoy con la llamada descentralización de la produc-
del trabajo hasta límites que el M.P.D. y el M.P.M. nunca ción, que parte de la base de que las empresas capitalistas que se
hubieran alcanzado por si mismos. deshacen de actividades conservan el monopsonio de las mis-
mas. Las únicas "ventajas" de que puede valerse el M.P.M.
Además, aunque hoy los veamos coincidir en el tiempo, frente al M.P.C. son dos: la primera, que hay sectores cuyas
tienen fechas muy distintas de nacimiento. El M.P.D. es tan condiciones técnicas no ofrecen ninguna posibilidad de econo-
viejo como la humanidad misma -si es que ésta es tan vieja mías de escala ni de aumento de la productividad a base de
como la producción, al decir de la antropología- y ha reinado en elevar la composición técnica -o sea, de invertir más en medios
solitario durante milenios y milenios. El M.P.M. es el producto de producción-, lo que significa que no ofrecen ventajas para el
de un desgajamiento del M.P.D. de factura relativamente recien- capital y, por tanto, dejan a ambos modos en igualdad de condi-
te, pues, aunque el intercambio ocasional de bienes y servicios ciones; la segunda es que no está sometido a "rigideces" como
entre unidades familiares independientes es algo ya muy viejo, la la jornada de ocho horas, el salario justo, etc.
producción sistemática para el mercado apenas comenzó a desa-
rrollarse en los exiguos reductos de las ciudades medievales para El M.P.C. y el M.P.M., pero sobre todo el primero, pugnan
extenderse luego, muy lentamente, a partir de los albores de con el M.P.D. para sustituirlo en la tarea de suministrar muchos
nuestra era. El M.P.C., por su parte, surge todavía más reciente- servicios y, especialmente, bienes en cuya producción era tradi-
mente a costa de los dos modos de producción anteriores, en lo cionalmente autosuficiente. En realidad, todo lo que hoy se
que concierne a qué bienes y servicios sustituye, y del M.P.M. adquiere en el mercado satisface de manera igual o nueva nece-
en cuanto a su organización, de la que sólo se diferencia por la \ sidades que, en su momento, fueron cubiertas por los productos
adición del trabajo asalariado (ilo que no es poco!). Por Último, del trabajo doméstico: vestidos, alimentos, educación, etc. La
aunque podemos rastrear la pista del M.P.B. dondequiera que el historia de la producción para el mercado es la historia del
poder publico haya producido algo d e s d e los antiguos imperios desplazamiento del modo de producción domdstico.
I fluviales hasta las monarquías absolutas modernas-, su realidad
actual arranca de la reciente postguerra mundial. El M.P.B. y los M.P.C. y M., a su vez, pugnan entre sí por la
producción de buena parte de los bienes y servicios extradomés-
Los conflictos entre estos cuatro modos de producción, una ticos, especialmente aquellos que son necesarios para la repro-
vez que ya coexisten, son sobre todo pugnas por el espacio 1 ducción de la fuerza de trabajo. El desarrollo del llamado Estado
relativo, es decir, por qué corresponde producir a cada uno. La protector puede considerarse como un avance temporal del M.P.B.
pugna entre el M.P.C. y el M.P.M. adopta más bien la forma de frente a los sectores que producen para el mercado, avance que
victimización del segundo por el primero. El M.P.C. absorbe sin tuvo lugar en un período de crecimiento económico, en el que
cesar áreas y mercados que habían sido descubiertas o abiertos el reparto del pastel cobraba dimensiones menos dramáticas, y
por el M.P.M., lo que constituye el bien conocido fenómeno de de expansión de los derechos democráticos. Por el contrario, las
la concentracion "del capital" a u n q u e , en realidad, el capital tendencias actuales hacia la privatizacion de los servicios públicos
sólo es tal una vez que pasa al M.P.C., pues no debe confundir- deben ser entendidas como la reacción del M.P.C. y el M.P.M.,
se con los simples medios de producción-. En esta pugna, el especialmente el primero, contra la magnitud alcanzada por el
M.P.M. lleva siempre las de perder, pero esto no quiere decir M.P.B. en una época de mercados estancados y dificultades para
que se cumpla la vieja profecía marxiana sobre su desaparición la valorización del capital.
ineluctable, al menos no tal y como normalmente ha sido enten- \
dida. Lo que sucede es que se ve expulsado de unos sectores de Finalmente, el reparto de funciones, especialmente en lo que
la actividad económica para reaparecer en otros, donde volverá a concierne a la producción de los bienes y servicios necesarios
ocurrir lo mismo, y así sucesivamente. El dominio del M.P.C. para la reproducci6n de la fuerza de trabajo, entre el M.P.B.y el
sobre el M.P.M. no solamente se manifiesta por la vía del M.P.D., puede considerarse como resultado, en cada momento,
desplazamiento, sino también a travks de la apropiacidn de valor de una pugna a tres bandas. Puesto que las mujeres quieren hoy
por medio del intercambio; por eso, ocasionalmente, puede ser liberarse de o aliviar el trabajo doméstico y los hombres no
el propio M.P.C. el que genere una ampliación del M.P.M., tienen excesivo inconveniente en ello siempre que no les toque
rasero formal y distribuyendo entre ellos distintas oportunidades
sustituírlas ni afecte a la jerarquía interna de la familia, el M.P.D. de acuerdo con los resultados de cada cual. Aunque esto es
tiende casi esponiáneamene a delegar funciones en el M.P.B.; parte de la Iógica del capitalismo, es también, por excelencia, la
pero, en el otro bando, el M.P.C. y el M.P.M.,salvo que puedan lógica del sector mercantil, en este caso no contradicha por la
ocuparse directamente del negocio, y el mismo M.P.B.,en cuanto organización no igualitaria sino jerárquica y autoritaria de la
que consumidor de fuerza de trabajo, se benefician directamente producción. Esto es así porque el M.P.M.y el M.P.C. se com-
del abaratamiento de la fuena de trabajo que supone encargar su portan de manera formalmente igual en la esfera de la distribu-
reproducción al trabajo doméstico, de jornada infinitamente elás- i ción, puesto que ambos producen para el mercado. Quizá por
tica, en vez de al trabajo asalariado en el sector público, donde l

los costes son más altos y varían en proporción a las horas de ello se ha señalado con frecuencia a la escuela como realización
de la ideología de la pequeña burguesía, la clase social única del
trabajo invertidas. M.P.M. (especialmente Lerena, 1976, pero también Baudelot y
Establet, 1976).
LA DINAMICA DE LA ECONOMIA Y LA CONFIGURACION Por otro lado, la escuela también reune características que la
DE LA ESCUELA aproximan en primer lugar al modo de producción burocrático.
l

t
Configurada como servicio público, forma directamente parte del
¿Qué aspectos de la dinámica, o las dinámicas, de la econo- M.P.B. o bien, aun perteneciendo al sector privado, es estrecha-
mía han encontrado una expresión en la escuela y han influido i mente regulada por el Estado en condiciones muy similares a las
en su conformación actual? No estamos pensando aquí de dón-
de viene el dinero de las escuelas o quién determina su presu-
\ del sector público. Participa como mecanismo de producción de
una serie de servicios de la lógica burocrática del sector público,
puesto, sino a qué responden los rasgos principales de su organi- 1 sólo distinta de la del sector capitalista en el hecho de no estar
1
zación. Lo habitual en estos casos es contestar rápidamente que J sometida al contraste del mercado.
I
reflejan y sirven a los intereses del capitalismo, pero esta res-
puesta es manifiestamente insuficiente. Ciertamente, esto ha 1 Por otra parte, en la distribución de tales servicios se rige por
principios igualitarios e independientes de la demanda solvente
sido señalado por todo género de autores, desde el funcionalis-
mo al marxismo, debido al isomorfismo entre los valores (o
algunos de ellos) y las formas de organización y funcionamiento
( que son también propios del sector público.
En definitiva, puede decirse que la escuela reúne la ilusión
de las escuelas y los propios del capitalismo. Así, por ejemplo, meritocrática del modo de producción mercantil, las relaciones
los valores de logro, independencia, universalismo y especifici- sociales en el proceso de trabajo características del modo de
dad (Dreeben, 1968); la diferenciacion segun una evaluación producción capitalista y los criterios distributivos pertenecientes
diferencial del logro individual y la selección y asignación al
sistema de roles adultos (Parsons, 1976); la reproduccibn de la j al modo de producción burocrático.
división social del trabajo, i.e. de la existencia de clases sociales ¿Y el modo de producción doméstico? Probablemente es el
y de la pertenencia a las mismas (Baudelot y Establet, 1976); o la que tiene menor influencia sobre la escuela y, además, la menos
reproducción de las relaciones sociales del proceso capitalista de visible, precisamente por estar excluido de la producción "social".
producción, i.e.de la alienación respecto del producto y el proce- Pero también la tiene, y ésta se manifiesta, al menos, en dos
so, el sometimiento a jerarquías, los mecanismos de motivación aspectos: por un lado, en el sexismo de la escuela, que es reflejo
extrínseca (Bowles y Gintis, 1976; sobre los diversos aspectos de la dominación de los hombres sobre las mujeres en el patriar-
citados versan los capítulos anteriores). cado en general y en el modo de producción doméstico en
particular; por otro, en una función asistencia1 creciente que se
Ultimamente, sin embargo, tal vez se haya olvidado un tanto enfrenta a las necesidades de los niños de manera individualiza-
lo que la configuración de la escuela debe a la Iógica del modo da -"personalizada", dicen los pedagogos-, lo que implica un
de producción mercantil. Como se ha insistido hasta la saciedad, criterio distinto tanto del igualitarismo burocrático como de la
la escuela es un mecanismo sedicentemente meritocrático que mera atención a la demanda solvente capitalista y mercantil.
trata a todos los alumnos por igual, sometiéndolos a un mismo I
LA INFLUENCIA DE LA ESCUELA EN LOS CONFLICTOS muy sexista que sea, lo es bastante menos que la sociedad en
INTRASECTORLALES general y muchísimo menos que la familia y el M.P.D. al que
engloba, en particular. El acceso a la educación y al saber
Pero la relación entre la educación y la economía es bidirec- socialmente reconocido y, sobre todo, la experiencia comparativa
cional. Frente a las representaciones arcádicas que atribuyen a la de igualdad en las aulas, es posible que hayan estado entre los
escuela un papel liberador o, lo que parece más modesto, inde- principales impulsos hacia la contestación del papel de la mujer
pendiente de la economía, es preciso recordar su papel "repro- en la esfera domCstica.
ductor", o sea, la medida en la que es producto de la sociedad En lo que concierne al modo de producción mercantil, pues-
que la rodea y contribuye a perpetuarla y a justificarla. No to que hemos partido de afirmar que no existen conflictos gru-
obstante, una vez hecho esto se corre el peligro contrario: caer pales en su interior no tiene objeto interrogarse sobre la contri-
en un pesimismo paralizante que, por lo visto, resulta muy bución de la educación a los mismos.
"critico" y muy "sociológico", pero no conduce sino a la impotencia.
De hecho, solemos aceptar ya que la escuela puede desem-
peñar un cierto papel transformador. Cuando analizamos su OTROS EFECTOS DE LA EDUCACLON
relación con el capitalismo ciframos éste en la generación de
expectativas y demandas que el trabajo no es luego capaz de En lo dicho hasta aquí nos hemos limitado a considerar el
satisfacer desde su organzación actual; en que la escuela es, a fin efecto de la escuela sobre los distintos modos de producción
de cuentas, más democrática que el lugar de trabajo; en que la coexistentes ciñéndonos al papel de aquélla en la conformación
escuela pertenece a la esfera democrhtica e igualitaria del Estado de los rasgos no cognitivos de las personas, como espacio de
mientras el trabajo se ubica en la esfera totalitaria y nada iguali- relaciones sociales o como campo experiencial. Pero, aparte de
taria de la producción; en que aquella esfera se rige por los esta "conexión", la educación presenta otras dos con el mundo
derechos personales mientras en ésta dominan los derechos de de la economía y el trabajo: imparte conocimientos y administra
la propiedad, etc. Como todo esto ha sido ya tratado en los credenciales.
capítulos anteriores, no necesitamos volver sobre ello.
Los conocimientos impartidos por las escuelas no benefician
Poco hay que añadir en lo que concierne a la influencia de la por igual a todos los sectores, por más que a primera vista
educación sobre los conflictos internos al modo de producción parezca lo contrario. Sin duda se llevan la parte del león los
burocrático como tal modo de producción. Puesto que aquí sectores capitalista y burocrático, aunque solamente sea por el
también está generalizado el trabajo asalariado -pero no sólo: hecho de que son los más poderosos socialmente y porque nos
piénsese en el trabajo forzado de los conscriptos y, en muchos hemos acostumbrado a confundir el trabajo con el trabajo asala-
casos, los presos-, los efectos de la educación son similares a riado. No es dificil ver, por ejemplo, que el modo de producción
los ya descritos para el sector capitalista. Sin embargo, parece mercantil solamente se beneficia de la escuela en la medida en
verosímil atribuir a las credenciales educativas un mayor efecto que comparte numerosos oficios con los sectores capitalista y
sobre la estructura interna del empleo, dada la estabilidad de los burocrático. Efectivamente, un albañil o un contable pueden
asalariados del sector público, la mayoría funcionarios. Además, trabajar, en principio, como asalariados para una empresa capita-
es probable que este sector sea el más directamente beneficiado lista o pública o por su cuenta como trabajadores autónomos:
por la labor de inculcación ideológica de la escuela, ya que ésta quizá por eso la escuela enseña contabilidad a unos y albañilería
es parte estricta o putativa de un servicio público y nadie habla o construcción a otros. Sin embargo, oficios como fontanero o
mal de sí mismo -y, menos que nadie, los enseñantes-. carnicero, que apenas se encuentran fuera del M.P.M., no exis-
ten para la escuela.
Muy importante, sin duda, es la influencia de la escuela
sobre el conflicto social interno específico del modo de produc- De todos los sectores, no obstante, el más beneficiado con el
ción doméstico. A pesar de la justicia de las críticas de sexismo tipo de conocimientos, capacidades y destrezas que transmite y
dirigidas contra la educación, está fuera de discusión que, por produce la escuela es, con mucha diferencia, el modo de pro-
ducción burocrático, en la medida en que en él se da la mayor LA INFLUENCIA DE LA ESCUELA EN LOS CONFLICTOS
densidad de actividades "cuaternarias", o de tratamiento de la INTERSECTORIALES
información. Por contra, el menos favorecido es el sector domés-
tico, ninguna de cuyas destrezas, conocimientos o capacidades Debemos ahora preguntamos cuál ha sido y es la influencia
necesarias es transmitida o adquirida de propósito en la escuela. de la escuela en la pugna entre los distintos modos de produc-
ción que hoy coexisten.
No es distinto el orden de los efectos en lo que se refiere a En primer lugar, la expansión de la educación ha impulsado
las credenciales educativas. Estas son relevantes en la selección a los modos de producción capitalista y burocrático a costa del
y en las aspiraciones de los trabajadores en el sector capitalista, mercantil. Al organizarse la experiencia escolar sobre el modelo
donde contribuyen a la segmentación y jerarquización de la de las relaciones de producción capitalistas, es decir, al acostum-
l
fuerza de trabajo pero también a reforzar sus expectativas y, brar a la población activa potencial a someterse a rutinas organi-
llegado el caso, su descontento. Por las mismas razones, pero zativas, desestimular la iniciativa, etc., la escuela ha favorecido la
con mayor fuerza, se dejan sentir susefectos en el interior del búsqueda de empleos asalariados en detrimento del trabajo autó-
sector burocrático, donde los criterios de asignación a distintos nomo, la actividad de las organizaciones en perjuicio de la
lugares de la escala jerárquica suelen estar objetivados en bare- actividad de los indviduos.
mos más o menos estrictos en los que las credenciales juegan
un papel esencial. Muy en especial, la escuela ha favorecido al modo de pro-
ducción burocrático frente a cualquier otro. Es bien sabido que
Por el contrario, se reducen a poco más que nada en el la secuencia que lleva de los estudios voluntarios al funcionaria-
sector mercantil. En el modo de producción mercantil en senti- do es tan vieja, al menos, como la monarquía absoluta o más.
do estricto no juegan ningún papel en absoluto, ya que no No es casual que los primeros "sistemas" escolares fueran siem-
existen organizaciones que las reclamen o las puedan hacer pre asociados a las grandes estructuras burocráticas: el acceso al
valer. Sin embargo, sí que lo juegan, y muy importante, en un sacerdocio en los imperios fluviales, los funcionarios del Bajo
subsector específico del M.P.M.: las profesiones, o profesiones Imperio romano, los missi dominici del imperio carolingio, el
liberales -o el ejercicio liberal de las profesiones-, en las que las sistema escolar pnisiano, etc. Entra dentro de la lógica espontá-
credenciales educativas no sólo son un criterio de inserción en nea, cuando el Estado se dedica a certificar capacidades median-
la jerarquía laboral, como en el M.P.C. o el M.P.B. en general, te las credenciales educativas, reclamarle la oportunidad de ejer-
sino la condición inexcusable para poder formar parte de ellas y cerla si ésta no existe en el mercado -e incluso si existe-. Sin
desempeñar las funciones que monopolizan. En realidad, lo que necesidad de retroceder lo más mínimo en el tiempo, Baudelot y
sucede aquí es que ya no estamos estrictamente en el M.P.M. otros (1987) han analizado muy brillantemente el camino fatal
sino en sus fronteras con el M.P.B. -las profesiones no serían que conduce de estudiante izquierdoso a funcionario defensor
tales si el monopolio de su ejercicio quedara fiado al mercado; de los sevicios sociales. Como ya se ha dicho, la contrapartida ha
son lo que son porque el Estado les confiere ese monopolio-. sido el efecto desestimulante sobre el sector mercantil. Hoy en
El mismo caso se repite cuando el ejercicio de las funciones día, cuando el sector capitalista parece incapaz de crear empleos
profesionales se ubica dentro de los sectores público o capitalis- y el sector público se resiste a hacerlo, se habla incesantemente
ta, debido a las condiciones impuestas igualmente, con carácter de la necesidad de educar en el sentido de la iniciativa para que
, la gente sea capaz de componérselas acudiendo directamente al
excepcional - e n comparación con otros grupos ocupacionales no
monopolistas-, por el Estado. , mercado con su trabajo o el producto de su trabajo en vez de
1
buscar empleos asalariados. De ser posible, tal tarea pasaría más
Por último, huelga decir que las credenciales no desempeñan l por la reforma de las relaciones sociales de la educación que por
ningún papel en absoluto dentro del modo de producción cambios en el contenido de la enseñanza, ya que la iniciativa no
doméstico. es un conocimiento ni una destreza sino, sobre todo, una actitud
y una disposición. Sin embargo, parece poco probable que la
escuela sea capaz de educar en el sentido de la iniciativa si por

Você também pode gostar