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Charla fogonera del SEI para los Jóvenes Adultos • 1º de noviembre de 2009 •
Universidad Brigham Young
Mis queridos hermanos y hermanas, si tomamos los dos himnos que acabamos
de escuchar: “Loor al Señor, el Todopoderoso” y “Haz tú lo justo”, y los
convertimos en el lema de nuestra vida, estaremos bien encaminados para
regresar a nuestro Padre Celestial. ¡Qué panorama tan hermoso presentan! En
mi imaginación, puedo ver muchos otros rostros como los suyos: miembros
jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de todas
las naciones del mundo. No todos se ven iguales, pero tienen muchísimo en
común. Considero que ésta es una oportunidad selecta, y le agradezco al
presidente Monson por darme esta oportunidad de pasar unos cuantos minutos
con ustedes.
El patito feo
Uno de los autores más queridos de todas las épocas fue el escritor danés
Hans Christian Andersen. En una de sus historias, “El patito feo”, una mamá
pata descubre que uno de sus pequeños patitos es muy feo y más grande de lo
normal. Al principio, la madre se pregunta si habría incubado el huevo de un
pavo, pero el feo pequeñito podía nadar tan bien como sus otros hijos;
entonces llega a la conclusión de que el pobrecito simplemente es anormal y
que está desfigurado.
Sin embargo, los otros patitos no dejan al patito feo en paz. Lo molestan
despiadadamente, lo picotean, se burlan de él y lo hacen sentir miserable.
Finalmente, el patito feo decide que será mejor para todos si deja a su familia;
entonces se escapa. Durante el crudo frío del primer invierno que pasa solo, el
pobre patito casi muere de frío, pero se las arregla para sobrevivir. A pesar de
las privaciones que pasa, siente que se está haciendo más fuerte y le encanta
desplegar las alas y levantar vuelo, aun estando solo.
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No es cosa insignificante. A lo largo de la historia, emperadores y filósofos
hubieran ofrecido grandes tesoros por lo que Dios ha dado libremente en
nuestro tiempo. Dado que es misericordioso y ama a Sus hijos, Dios ha dado
nuevamente, en estos últimos días, la verdad concerniente a de dónde vinimos,
por qué estamos aquí y a dónde vamos.
Mis queridos y jóvenes amigos, este conocimiento les permite ver su propio
reflejo en el agua. Les asegura que no son comunes, que no se les rechaza y
que no son feos. Ustedes son divinos: más hermosos y gloriosos de lo que
puedan imaginarse. Este conocimiento lo cambia todo. Cambia su presente,
puede cambiar su futuro y puede cambiar el mundo.
Ser o no ser
Ésta es la primera pregunta: “Estoy infeliz y deprimido. A veces parece que el
mundo sería mejor si yo no estuviera en él. ¿Para qué continuar viviendo?”.
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Piensen de dónde proceden. Ustedes son hijos e hijas del ser más grandioso y
glorioso del universo. Él los ama con un amor infinito y desea lo mejor para
ustedes. ¿Creen ustedes que nuestro Padre Celestial desea que se sientan
deprimidos y tristes? No. Él nos ha dado los mandamientos, que son el camino
real hacia una vida con propósito, paz y gozo, y lo único que tenemos que
hacer es seguirlo. El conocer los mandamientos de Dios y vivir de conformidad
con ellos realmente nos lleva a la satisfacción y al gozo.
Recuerden que hay “un tiempo de llorar”, pero también uno de “reír; un tiempo
de lamentar y un tiempo de bailar” (Eclesiastés 3:4). Si su corazón ha estado
apesadumbrado durante algún tiempo, quizá sea hora de permitir que la luz del
Hijo de Dios entre en su corazón. Les suplico que simplemente miren al agua ¡y
observen su verdadero reflejo! ¡Dense cuenta del propósito por el cual fueron
creados! ¡Levanten el rostro y eleven la vista hacia el horizonte!
¡Es bueno que rían! ¡Es bueno que estén felices! Eleven sus voces y “alab[en]
al Señor con cantos, con música, con baile y con oración de alabanza y acción
de gracias” (Doctrina y Convenios 136:28).
No tienen que esperar que alguien les dé permiso para llenar su corazón de
acción de gracias y felicidad; pueden hacerlo muy bien por ustedes mismos.
Reúnanse como jóvenes, en sus barrios o ramas, pero también con los jóvenes
de estacas y distritos vecinos. Bailen, estudien el Evangelio y presten servicio
juntos; presten servicio a sus semejantes y diviértanse al hacerlo. Es mi ruego
sincero que el conocimiento de quiénes son y lo que pueden llegar a ser llene
su alma del apacible amor de Dios y que ello encienda en ustedes una felicidad
digna de su verdadero legado, puesto que en realidad son príncipes y
princesas, reyes y reinas.
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Ahora bien, otra pregunta que escuchamos de ustedes, jóvenes, es: “Me siento
tan solo o sola. ¿Llegaré a encontrar a mi alma gemela?”. Tengo varias cosas
que decir al respecto, pero comencemos con el concepto de encontrar a la
persona que fue hecha para ustedes, la que es perfecta para ustedes.
Hay un viejo cuento sobre una jovencita que está en una excavación
arqueológica y descubre una lámpara antigua. Cuando la frota, aparece un
genio que le ofrece cumplirle un deseo. Ella piensa por un momento y le pide
paz mundial: que las personas se amen y vivan en armonía para siempre.
Entonces, la jovencita piensa de nuevo y dice: “En algún lugar está la persona
que fue hecha para mí. Lo quiero encontrar: alguien que sea guapo, atento y
que tenga sentido del humor; alguien que ayude con los quehaceres de la
casa, que le gusten los niños, que no vea deportes todo el tiempo, que tenga
un muy buen trabajo, que piense primero en mi felicidad; alguien que salga de
compras conmigo y que se lleve bien con mi familia”.
Sé que esto será una desilusión para algunos, pero no creo que haya una sola
persona correcta para ustedes. Creo que me enamoré de mi esposa, Harriet, la
primera vez que la vi. Sin embargo, si ella hubiera decidido casarse con otra
persona, creo que yo hubiera conocido a alguien más y me hubiera enamorado
de esa otra persona. Estoy eternamente agradecido que esto no haya sido así,
pero no creo que ella haya sido mi única oportunidad de lograr la felicidad, ni yo
la de ella.
Así que me fui; me uní a la Fuerza Aérea y luego me fui al otro lado del mundo
para aprender a ser piloto en los Estados Unidos. No fue sino hasta que
regresé a Alemania, tras haber completado mi entrenamiento como piloto de
guerra, años después de haberla conocido, que esta hermosa jovencita me vio
y dijo las palabras mágicas que, durante tanto tiempo, había anhelado
escuchar: “Maduraste desde la última vez que te vi”.
Así que no se den por vencidos, hermanos y hermanas. Sólo porque los han
rechazado una o dos veces ---o tres o cuatro o doscientas veces--- no se
desesperen. Hermanos, el secreto de encontrar a la mujer de sus sueños es
conocer a muchas y entonces, cuando se enamoren y sientan que es lo
correcto, pídanle que se case con ustedes. Si dice que no, continúen su
búsqueda y oren hasta que finalmente lleguen con una joven al altar del
templo; así que, no se den por vencidos.
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Una de las tendencias que vemos en algunas partes del mundo es que nuestra
gente joven sólo se junta para “pasar el rato” en grupos grandes en vez de salir
en citas. Si bien no hay nada de malo en reunirse con frecuencia con otras
personas de su edad, no sé si realmente puedan llegar a conocer a las
personas cuando siempre están en grupo. Una de las cosas que deben
aprender es cómo tener una conversación con una persona del sexo opuesto.
Una forma magnífica de aprender esto es estando a solas con alguien,
hablando con ella o él sin una red de seguridad, por así decirlo.
Las citas no tienen que ser ---y en la mayoría de los casos no deberían ser---
ocasiones costosas y de grandes planes. Cuando mi esposa y yo nos
mudamos de Alemania a Salt Lake City, una de las cosas que más nos
sorprendió fue el proceso detallado y a veces estresante por el cual los jóvenes
tenían que pasar para pedir y aceptar citas.
Relájense; busquen formas sencillas de estar juntos. Una de las cosas que
más me gustaba hacer cuando era joven y buscaba una cita, era acompañar
caminando a alguna jovencita a su casa después de una reunión de la Iglesia.
Recuerden que su meta no debe ser tener una filmación de su cita para que la
vean un millón de personas en YouTube. La meta es llegar a conocer a una
persona particular y aprender a desarrollar una relación significativa con el sexo
opuesto.
Ahora, hay algunos entre ustedes, excelentes jóvenes de la Iglesia, que tal vez
nunca se casen. Aun cuando sean dignos en todo sentido, es posible que
nunca encuentren a alguien con quien sellarse en el templo del Señor durante
esta vida. No hay manera de que alguien que no haya sentido esta
desesperación realmente comprenda la soledad y el dolor que ellos
posiblemente sientan. Sé de muchas mujeres que lo que más desean en esta
vida es ser esposa y madre, y no pueden comprender por qué sus oraciones
nunca han sido contestadas. También hay muchos hombres solteros que, por
alguna razón, también se encuentran solos.
A veces es difícil ver lo que está más allá del sendero que está frente a
nosotros. Somos impacientes y no queremos esperar el cumplimiento futuro de
nuestros más grandes deseos. Sin embargo, el breve período de esta vida no
es nada en comparación con la eternidad. Si tan sólo tenemos esperanza,
ejercemos la fe, y perseveramos hasta el fin con alegría, y digo perseverar
hasta el fin con alegría; allí, en ese futuro celestial se cumplirán los deseos
justos de nuestro corazón y muchísimo más de lo que podemos comprender
ahora.
Mientras tanto, no esperen que alguien más complete su vida. Dejen de dudar
de ustedes mismos y de preguntarse si tienen algún defecto. Por el contrario,
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procuren lograr su potencial como hijos de Dios; esfuércense por aprender;
ocúpense en una profesión significativa y busquen la satisfacción en el servicio
a los demás. Utilicen su tiempo, sus talentos y sus recursos para mejorarse a sí
mismos y para bendecir a los que los rodean. Todo esto es parte de su
preparación para tener una familia. Participen activamente en su barrio o rama,
y procuren magnificar sus llamamientos, sin importar cuáles sean.
No podía mirar esas nubes sin quedar fascinado por su belleza y majestad. Se
extendían y formaban enormes figuras negras, dentro de las cuales los rayos
brillaban con luz resplandeciente de una punta a la otra en una furia de fuego
indescriptible. ¡Qué panorama tan glorioso y fascinante!
Pero ¿qué piensan que hacen los pilotos cuando se acercan a esas tormentas?
Las evitan, sin importar cuán hermosas e intrigantes parezcan ser. Conforme la
humedad se eleva en esas nubes, comienza a congelarse, formando granizo
del tamaño de pelotas de fútbol que pueden perforar el metal y destruir un
avión. La turbulencia severa y las descargas eléctricas pueden incapacitar los
aviones y sus sistemas.
¿No es acaso verdadero el mismo principio cuando ven cosas que pueden
causar daño espiritual? La tentación no sería tentación si no pareciera
atractiva, fascinante o divertida. Pero, tal como el piloto que se acerca a la
tormenta, hay que aprender a evitarla, sin importar cuán hermosa o intrigante
pueda parecer.
Puesto que nuestro Padre Celestial ama a Sus hijos, nos ha dado
mandamientos para mantenernos a una distancia segura de esas tormentas
dañinas. Él no obliga a ninguno de Sus hijos a caminar en Su senda. Él permite
y espera que nosotros tomemos la decisión. Pero deben saber esto: algunas
decisiones llevan al desastre; por lo tanto, escojan lo correcto.
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Agrego mi testimonio al coro de advertencias en contra del terrible problema de
la pornografía. Evítenla; manténganse alejados de ella. Las mismas palabras
que usábamos para entrenar a los pilotos en cuanto a las tormentas eléctricas
se las digo en cuanto a la pornografía: “Eviten, eviten, eviten”.
No supongan que pueden poner la trompa del avión sólo un poco dentro de la
tormenta; no coqueteen con la pornografía. Recuerden que con frecuencia las
cosas más repugnantes y destructivas pueden parecer atractivas al principio.
Eviten las cosas que puedan ponerlos en peligro.
¿Es verdad?
Vayamos al siguiente punto: ¿Qué sucede con las dudas y las preguntas?
¿Cómo llegan a saber que el Evangelio es verdadero? ¿Está bien tener
preguntas en cuanto a la Iglesia y su doctrina? Mis queridos jóvenes amigos,
somos personas que hacen preguntas, porque sabemos que el preguntar
conduce a la verdad. Fue así que comenzó la Iglesia, por un joven que tenía
interrogantes. De hecho, no estoy seguro de cómo se puede descubrir la
verdad si no se hacen preguntas. En las Escrituras, rara vez encontrarán una
revelación que no se haya recibido en respuesta a una pregunta. Cuando
surgía una pregunta y José Smith no sabía la respuesta, le preguntaba al
Señor, y el resultado de ellas son las maravillosas revelaciones de Doctrina y
Convenios. Con frecuencia el conocimiento que José recibía iba más allá de la
pregunta original, y eso se debe a que el Señor no sólo puede contestar la
pregunta que hacemos, sino, más importante aún, puede darnos respuestas a
las preguntas que deberíamos haber hecho. Prestemos atención a esas
respuestas.
Dios nos manda buscar respuestas a nuestras preguntas (véase Santiago 1:5–
6) y sólo nos pide que las busquemos “con un corazón sincero, con verdadera
intención, teniendo fe en Cristo” (Moroni 10:4). Cuando lo hacemos, la verdad
de todas las cosas nos será manifestada “por el poder del Espíritu Santo”
(Moroni 10:5).
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“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos
que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”
(Isaías 55:8-9).
Sin embargo, ustedes saben que uno de los propósitos de la vida terrenal es
llegar a ser más parecidos a su Padre Celestial, en sus pensamientos y en sus
caminos. Desde esta perspectiva, el buscar respuestas a sus preguntas puede
acercarlos más a Dios, lo cual fortalecerá su testimonio en vez de debilitarlo. Es
cierto que “la fe no es tener un conocimiento perfecto” (Alma 32:21), pero al
ejercitar la fe, aplicar los principios del Evangelio todos los días, bajo cualquier
circunstancia, probarán el dulce fruto del Evangelio, y por este fruto sabrán de
su verdad (véase Mateo 7:16-20; Juan 7:17; Alma 32:41-43).
Sin importar cuáles sean las circunstancias o las pruebas de su vida, los
exhorto a que recuerden quiénes son, de dónde provienen y a dónde van, ya
que las respuestas a esas preguntas realmente brindarán confianza y dirección
a su vida.
Su Padre Celestial vive; Él los conoce. Él les habla en estos últimos días por
medio de profetas y apóstoles. El presidente Thomas S. Monson es el profeta
del Señor en la tierra en la actualidad. La Iglesia es dirigida por el Salvador
Jesucristo; yo lo sé; Él está a la cabeza de esta Iglesia.
En el día de hoy les hablo con imperfección y con acento alemán, pero les
prometo que las palabras que sienten en el corazón y en la mente y en el alma
les llegan por medio de la elocuencia, la pureza y el poder del Espíritu Santo; y
por el poder del Espíritu Santo pueden saber la verdad de todas las cosas.
Hermanos y hermanas, mis queridos amigos: los amo, los amo con todo mi
corazón; estoy agradecido por ustedes; estoy agradecido por su bondad. Como
apóstol del Señor Jesucristo, nuestro Salvador, los bendigo en forma individual
y colectiva, para que aprendan a saber quiénes son en realidad y qué deben
hacer y ser para llevar una vida feliz y satisfactoria.
Es mi ruego y bendición que, cuando vean su reflejo, ver más allá de las
imperfecciones y dudas, y que puedan reconocer quiénes realmente son: hijos
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e hijas gloriosos de Dios Todopoderoso. En el sagrado nombre de Jesucristo.
Amén.
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