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ESTUDIO MEDICO-PSicoLdgico ONANISMO EN ELHOMBRE PREOEDIDO DE UNA INTRODUCCION SOBRE Los DEMAS ABUSOS GENITALES por et Di POUILLET ern pal e JOSH DE OLAVE ¥ ALONSO. MADRID BL COSMOS EDITORIAL Montera, 24 1884 Bs propiedad. Gueda hecho ef depsito que marca (a ley. ‘Madrid: 16#8,—Imprenta de A. Pérez: Plor Baja, 22 INTRODUCCION. DE LOS ABUSOS GENITALES. Antes de dar principio al estudio de la masturbacién, y como introduceién 4 este tra- bajo, nos ha parecido interesante decir breve~ mente lo que debe entenderse por abusos ge- nitales, y, merced & dos definiciones, mostrar en Jo que se diferencian de los excesos vené- reos, con los que muy frecuentemente so con- funden. Bascesos venéreos.—La repeticién del coito normal, fisiolégico, fuera de un verdadero deseo natural, constituye el exceso venéreo, ya que esta inmoderada prictica sea debida, bien al ardor de la imaginacién, bien al uso de excitantes determinados. Abusos genitales.—La realizacién, 6 la ten~ tativa, del acto gonilal, de un modo irregular, anormal, contra natura; en una palabra, sin que por objeto tenga la reproduceién de la es- pecie, constituye el abuso de los drganos gene- radores, soa cual fuore la edad y el sexo del individuo que asi procede, y cualesquiera que 6 RL ONANISMO EN FL HOMBRE, asimismo sean las causas (idiosincrasia, es- tado mérhido, interés, depravacién, etc.) que arrastren 4 la accién. Dividiremos los abusos genitales 4 que el hombre abandonarse puede, en cuatro clases: la bestialidad, el coito in- completo, los coitos extra-genitales y la mas- turbacién. Bestialidad. — Por bestialidad se entiende toda relacién genital 6 contra natura, asi del hombre como de la mujer, con un ser vivo que no pertenezea & su especia. La bestialidad era conocida de los hebreos, y Moisés, en el Leoitico, formula de este modo el castigo de este crimen de lesa humanidad. «V. 14, El hombre que se haya manchado con una bestia, sera castigado de muerle.— Mataréis también la bestia.» «V. 15, Y cuando alguna mujer se haya prostituido & cualquier bestia, matarés esta mujer con la bestia ; morirén, porque su san- gre ha cafdo sobre ellos (1).» (1) Gap. xx. Biblia de J. F. Ostervald, Cambridge, 1873.—Asimismo en el Deuteronomio condena el legisla dor del pueblo hebreo las imparezas de Baal, dieiendo: «No ofreceris on ol tomplo del Sefor el Iucro de la prostitucién, ni el precio del perro, cualquiera que sea al voto que hayas hecho, porque estas dos cosas son abo- ‘minaciones delante del Seftor ta Dios.» Los libros eventan quo una ciorta reinade Oriente, do- minada por la Inbricidad mas violenta, hubo de mandar ‘eonstruir una vaca de bronee hueea, dentro de la cual so DE LOS AUUSOS GENITALES 1 Nacido en las ardientes comarcas asiaticas, como los refinamientos todos de la lubricidad, este torpe vieio faé conocido desde muy anti- guo en Egipto, donde aleanzé hasta los hono- res de un culto religioso. Las mujeres tenfan, en efeeto, relaciones con Mendés 6 Pan, el mo- rueco sagrado, Desde las orillas del Nilo se repartié por Grecia, y de aqui por el imperio latino, some- tiendo ’su yugo los hombres lo mismo que las mujeres, «Nain et cabras, poreas, equas iniverunt, acomodaba, para de esta suerte recibir lascaricias de un toro, que, engefiado por el arfificio, creia cubrir a nna vaca verdalera, siendo asi que lo que gozaba era no ‘menos que una mujer, y reina, degradada por el deseo Iibrico, hasta su grado mis extremo, Los historiadores afirman asimismo que Caligula, de quien Tiberio decta, por su indole porversa : ‘como también: liste es una serpiente qu vive para el género humano ;» amd y eas6 con su caballo Jucifato, para quien bizo construir caballerizas de mérmol, pese~ ‘bres de marfil, eabezadas de porlas y eapararones de piir- ‘pura, poniendo 4 servicio del animal multitud de pajes, tun mayordomo, y hasta un seeretario. Hizo que los ebn- sules mismos comieran en compania de su caballo, al que agregé al colegio de sus sacerdotes ,llegando hasta dosignarle como ednsul para uno de los aftos venideros. La hoche anterior al dia que debia salie Incifato velaban los pretorianos alrededor do la cuadra, & fia de que nada pudiera turbar el sueno del animal. (N, del Traductor,) ‘ Bt, ONANISMO EY HL HOMBRE, yiri et feminz insano mascularam bestiaram amore exarserunt (1). En Roma, las serpientes criadas en el tom- plo deHsculapio, 6 conservadas en ciertas casas de placer para las _matronas, servion, segiin diversos comentadores, para contactos extra- naturales, 4 los cuales se las aleccionaba con cuidadosa especialidad. Se deduce de un pasaje de Suetonio, que Alia, la madre de Augusto, fué manchada por una serpiente cierta noche que hubo de quedarse dormida en el templo de Apolo. «Lego Atiam quam solemne Apollonis sa~ crum media nocte veniset, posita in templo lectica, dum ceterse matrona dormirent, ob- dormisse: draconem repente irrepsisse ad eam pauloque post egressum : illamque experge- factam quasi a concubitu mariti purificasse se et statim in corpore ejus exlitisse macu- Jam, velut depicti draconis, nec pottisse unquam eximi, adeo ut mox publicis balneis perpetuo abstinuerit (2). Sin embargo, las mujeres buscaban espe- cialmente los asnos , cuya salacidad bien conocida podia promoter mayor voluptuosi- dad & su insaciabilidad histérica. (1) Platareo: Bruda animalia ratione utt,e. xv (2) Vita Augusti, 0. 94. DE Los ABUSOS GBNITALES, 9 ae Hie si Quaeritur, et desunt homine; mora nulla per ipsam, Quominus imposito elanem sammitat aselio (1) » En la Edad Media, la bestialidad se habia repartido tanto, si no en mayor grado que en Ja antigiiedad. Los hombres de armas se aban- donaban 4 ella por todas partes donde pasa- ban, y todo era bueno para su apetito ; asnos, puercos, carneros, aves. Al decir de los histo riadores, las compafifas, cuando iban de mar- cha, eran soguidas de un rebaiio de cabras ricamente enjaezadas, y que se reservaban & los jefes y 4 sus familias, El vieio se hizo general, gracias al contagio del ejemplo. As{ no es extraiio hallar on las obras toolé- gicas la recomendacién hecha al confesor de presentar 4 su penitente esta cuestién : «Pecisti fornicationem contra naturam , id est, cum masculis vel animalibus coire, id est cum equo, cum vacea vel aliquo animali, cum avibus et piscibusty Preciso es reconover igualmente que tiene razon de ser el pasaje siguiente de los estatu- tos de la Compuiiia de Jestis: «Semper a viris gravibus atque in vita spi- rituali exercitatis audivi ne feles quidem ant canes tangi & nostris oportere regulam per (1) Juvousl, sat. vi, v. 332-333. 40 EL ONANISMO EN BL HOMBRE, cum tactum violari ponas irrogari vidi fis qui feles per jocum tetigissent (1).» Debe asimismo admitirse qué necesaria era Ja sancidn penal, unida al pecado bestial eon- cebido por un individuo del clero: «tem episcopus cum cuadrupede peceans decem annos poniteat, presbyter quinque, diaconus tres, clericus duos.» Felizmente en nuestros dias este abuso ge- nital es menos frecuente. Sin embargo, toda- vfa se le encuentra entro algunos caballistas, en los campos entre los mozos de mulas , los arrieros; pero especialmente los pastores, por- queros, cabreros, vaqueros, guardadores de patos, paveros, etc., son los que mas frecuen- temente se entregan al acto bestial, con los animales encorendados & su guarda. Hay pocos pueblos donde no se conozca alguno de estos seres degradados, que los vecinos desig- nan con los epitetos de capreadores, saltadores, cubridores de bestias. No es muy raro (2), por lo tanto, ver & los tribunales condenando sujetos sorprendidos (1) Regule communes, xxx00. (2) En Francia sf, pero en Espafa nuestros tribuna- Jes no intervienen por Io comin en delitos do esta nat ralezs. Alo menos, con la freenoncia que paed hacer suponer lo comtin de este abuso erdtico, (N. del Traductor.) DE LOS ABUSOS GENITATES “ en flagrante delito de bestialidad en los Inga res piblicos. Por un caso de esta naturaleza, una de las Camaras corraccionales de Parfs, conden6 el 5 de Enero de 1880 4 cuatro meses de prisién y 16 francos de multa 4 un viejo de setenta y cuatro ailos, detenido el 2del mismo mes, & las ties y media de la mationa, dentro de un uri- nario dela calle Puebla, en el momento mismo que habia introducido supene en la garganta de un gran perro de Terranova, y se disponia & manualizar al animal. Del mismo modo otra Camara, en 1879, pronuncié la pena de seis meses de prisién y 16 francos de multa contra el Hemado D....., natural do Paris, casado y padre de tres nifos, quien se habia dejado sorprender 4 las cuatro de la madrugada, en un urinario también, del boulevard Voltaire, de rodillas y teniendo un perro entre los muslos. El agente que hizo la deposicién verbal sofialaba , en st declaracién del 7 de Febrero, que, guiado por los aullidos lastimeros de un animal, se habia decidido 4 pe- notrar en el urinario, deteniendo al delincuen- te, cuyos vestidos estaban cubiertos de agua. Coit incompleto.—El coito incompleto es un acto, normal al prineipio, pero que brusca~ mente deja de serlo en el momento mismo de Ja eyaculacién espermatica, A fin de que ésta se efectie fuera de la vagina. 2 EL ONANISNO EN EL HOMBRE, Esta antigua maniobra—Onan la practica~ ba,—a la que con razén se debiera dar el nom- bre de Onanismo, jamas se ha visto tan exten- dida como en nuestros dias. Sin embargo, los confesores y los casuistas la han conocido, pues que por estas palabras : emillere semen ewtra vas, la caracterizaban; lo que parece demostrar que, en mas 6 menos grado, se ha ejercido siempre, no cesando de existir con el transcurso de los tiempos. En la época actual, este extravio, si no ge- neral, por lo menos se encuentra ampliamente realizado en todas las clases sociales, lo mismo en la ciudad queen el campo; y su causa prin- cipal, casi tinica , puede decirse, es el terror & Ja progenitura No obstante, digamoslo de pasada, seme~ jante manera de proceder esta lejos de no ofre- cer peligros para los que de ella usan, como lo han demostrado las investigaciones del doctor Bergeret (1). ¥ fuera de desear que, tanto para la sociedad, como para la familia y el indivi- duo, se conociera por todos la obra de este observador ; pues abriria los ojos de gran nvi- mero de imprudentes y egoistas libertinos, deteniendolos, sin duda, en la pendiente que recorren, no sospechando acaso el mal que (1) Des fravdes dans Vaccomplissement des fonctions ghnératrices.—Pavss, 1877, quinta edivion. DE LOS ABUSOS GENITALES, 3 ocasionan, tanto 4 la especie humana, como & ellos mismos. Coitos extragenitales.—Las relaciones ex- tragenitales comprenden la sodomfa y los coi- tos intermamario, axilar, interfemoral, popli- te0, interghiteo y bucal. Sodomia.—La palabra sodomia es un tér- mino complejo, genérico, que sirve para desig- nar el coito rectal (1). Este acto, que para su realizacidn exige dos actores, un activo y un pasivo, oftece diversos modos de cumpli- miento, segiin que las condiciones del pasivo son diferentes. Tan pronto, en efecto, este es un hombre adulto, en cuyo caso la sodomia se llama andrerastia; tan pronto es un ado- lescente, 6 las mas de las veces un nifio del uno 6 del otro sexo, denominandose enton- ces pederastia la sodomfa , que no debe con- fundirse con la Pedofilia. A las veces el pasivo es una mujer; pero no sabemos que exista calificacién determinada para esta va- riedad de sodomfa que designe & los desgra- ciados que se abandonan 4 semejantes contac~ tos: en cuanto 4 los hombres que 4 ellos se someten, se les conoce bajo los nombres de cinedes 6 cinedeos, de pathici, de mifiones; (1) Alganos autores, D. Pedro Mata entre otros, de- signan con el nombre de sodomia al coito con animales: dando el nombre de pederastia al contacto rectal. (N. del Traduetor,) “ BL ONANEOMO BN BL woMDRE, seflalandoles el pueblo con los dictados de tas y marigquitas (1). Si es que en todo tiempo no ha existido este infame abuso, puede decirse quo seguramente es muy antigo. La Biblia lo prueba; y en la ciudad de Sodoma, que le lega su nombre, casi todos sus habitantes estaban dados & él con furor. «V. 1. Llegaron, pues, los dos Angeles & Sodoma 4 la caida de la tarde ; y Loth estaba sentado & la puerta de Sodoma. Y viéndoles Loth, levantése 4 recibirlos 6 inclinése hacia el suelo (2). 4.4, Yantes que se acostasen, cerearon Ja casa los hombres de la ciudad , los varones de Sodoma , todo el pueblo junto, desde el mas joven hasta el mas viejo.» «V.5. Yllamaron 4 Loth, y le dijeron: aDénde estén los varones que Vinieron 4 ti esta noche? Sacanoslos para que los conoz— camos.»> (1) Mata dice que so deberia lamar poderastia al uso deun homibre 6 una mujer d tergo; pederasta & la parto activa, y andrégino, hinodo 6 pético & In parte pasiva, (Tralado de medioina y cirugta legal : 1875, pie gina 486, tomo 1.) (W, del Traductor.) @) La cireanstancia de ofrecer ol original francés algunas deficiencias on este punto, ha hecho que se co- plaran {ntegros de la Biblia los verstenlos senalados. (WV. det Traductor.) DE LOS ABUSOS GBNITALES. “6 «¥. 6. Entonces Loth salié 4 ellos 4 la puerta, y cerré las puertas tras si.» «V.'1. ¥ dijo: Os rnego, hermanos mios, que no hagais tal maldad.» «V.8. He aqui ahora, yo tengo dos hijas que no han conocido vardn: os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere: solamente 4 estos varones no hagais nada, pues que vinieron 4 la sombra de mi-te- jado.» «V.9. Yellos respondieron: Quita alla. Yaiiadieron: Vino éste aqui para habitar como un extrafio. ¢Y habra de erigirse en juez? Ahora te haremos mas mal que 4 ellos, y ha~ fan gran violencia al varén, & Loth, y se acer- caron para romper la puerta.» sobre So- doma y sobre Gomorra azufre, y fuego de parte de Jehova desde los eielos.» «V.25. Y destruyé las eiudades y toda aquella Manura, con todos los moradores de aquellas ciudades y el fruto de la tierra (1).» El castigo celeste hirié & los culpables, pero no alcanzé6 al mal, sobre el cual Moisés vuelve 4 hablar mas de una ver en sus libros en términos que prueban que la sodomia era am— pliamente practicada en aquella época, (A) Genesis, cap. xix. “ BL ONANISMO EN RL HOMDRE, «V. 22. No to echaras con macho como con mujer ; es abominacién (1).» «V.24. En ninguna de estas cosas os amancillaréis : porque en todas estas cosas se han enviciado las gentes, que yo echo delante de vosotros.» «V. 29. Porque cualquiera que hiciere al- guna de todas estas abominaciones, las perso- nas que tal hicieron serdn cortadas de entre su pueblo (2). @V. 13. ¥ cualquiera que tuviere ayunta- miento con varén como con mujer, abomi- naeién hicieron: entrambos hande sor muertos, sobre ellos sea su sangre (3).» V. 27, Jehova te heriré de la plaga de Egiplo, y con almorrana, y con sarna, y con comezén, de que no puedas ser curado (4).» En ol libro de Joél, en los de los Macabeos, se halla la prueba de que la prostitucién pede- rastica existia entre los israclitas, como lo prueban los siguientes pasajes : (1) Bl vorsfeulo 23 afiade: «Ni con ningéin animal tendrds ayuntamiento amancilléndote con él: ni mujer alguna 89 pondré delante de animal para ayuntarse con 41: es confusién.» Lo que prueba que no aélo la sodomia 6 pederestia, sino que el bestialismo asimismo eran eosa por denis freeuonte on ol pacblo israclita. (WY det Traductor.) (2) Levitico, cap. xvut. (3) Ibid, cap. xx. (&) Deweronomio, cap. xxvut. «V. 3. Porque ellos han arrojado la suerte sobre mi pueblo, y que ellos han dado el joven mozo para Ja prostitucidu, y han vendido la hija por vino que ellos han bebido (1).» «Porque él osa construir un gimnasio bajo Ja ciudadola misma, y poner en los lupanares los adolescentes los mis hermosos (2).» Importada por los fenicios 6 los lidios des- de Asia 4 Creta, la pederastia penetra bien pronto en la peninsula heléniea, donde, bajo el nombre de «amor griego,» es tan frecuente- mente hallada entre los hombres, como el amor lesbio 6 tribadia (3) entre las mujeres, Los habitantes de Tebas, de Chaleis, de Chios, de Sipfaos, gozaban entre sus contem- pordneos de la reputacién merecida de sodo- milas. Atenas, en fin, no tardé casi en po- seer alrededor de sus gimnasios estableci- mientos de barberos, perfamistas,cambiantes, medicastros y casas de baiios, donde se reunfan los cinedeos y los que 4 buscarlos iban, siendo esto en ntimero tal, que la ciudad de Minerva (1) Joel, cap. ut (2) Macabeos, cap. 1, 12. (3) La tribadia eufemismo, amor lésbico 6 séfieo, denominaciones con que so dosigaa la falaa ebpula entre mujores, os antiqufsima. Se encuentra mencionada en el Antiguo Testamento. Los yersos do Safo, la eélebre cuanto desdichada amante do Faon, revelan la pasién que llegaron inspirarla algunas de sus amigas favo- ritas. (N. del Praductor.) 2 8 HL ONANISMO BN BL KowDRE, adquitié tanta celebridad por sus pederastas, como Corinto por sus Elarias. De aquf el vi- cio irradié en todos sentidos, sin respetar nada. La sodomfa so reparte por toda la Grecia; las escuelas de los fildsofos se cambian en ca sas de corrupeién , y los grandes ejemplos de amistad legados por el paganismo, no son, para la mayor parte, otra cosa que una infame tor- peza velada por una santa apariencia (1).» Plauto, Virgilio, Horacio, Juvenal , Petro nio, Catulo, Marcial, Ausonio, en sus escritos no se ocultan para hablar de Ja pederastia, para demostrar asi de una manera precisa que este abuso genital, introducido por la conquis- ta entre los dominadores del mundo, se habia implantado en las costumbres del imperio latino. En Roma toms proporciones considerables: Ja prostitueién de los hombres tuvo sus espe- ciales lapanares, que frecuentaban los jévenes de buena famili in tusco vieo sunt homines qui ips venditant (2).» uori ingenui cam meritoriis versabantar (3).» (1) Za Médécine des yassions, por ol Dr. Descuret.— Paris, 1844; 2." edicidn, pig. 480. (2) Plauto, Curew., 490. (8) Gieerén : Phitip., 1, 1. DEE Loe AnUcos GRNrTALRS, ” Lo que no impedfa , sin embargo, encon- trar jévenes afeminados en las casas piiblicas ordinarias , como lo prueban estos versos de Marcial : «V.10. Et ideireo percussit eum Deus eo quod rem detestabilem faceret (1).» Para hacer comprender bien esta frase bi- blica, debemos hacerla preceder de algunas notas sobre los habitos y costumbres hebreas, datos que nos va 4 proporcionar el quinto bro de Moisés, «Y.5. Cuando algunos hermanos estu- vieren juntos y muriero alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se easara fuera con hombre extraiio : su eufiado entraré ella, y la tomara por mujer, y hara con ella tal parentesco.» «V. 6. Y sera que el primogénito que pa- riese ella, se levantara en nombre de su her- mano él muerto, porque el nombre de éste no sea raido de Israel» 4Y.7. Ysiel hombre no quisiere tomar 4 su cuifiada, ira entonces la suya 4 Jos puortas (1) Gap. xxxvm i- 38 ‘by ONANIEMA EN HL, HOMBRE, de los ancianos, y dira: Mi cufiado no quiere suscilar nombre en Israel 4 su hermano: no quiere emparentar conmigo.» «WV. 8. Entonees los ancianos de aquella ciudad lo haran venir y hablaran con él;_y si 1 se levantare y dijere : No quiero tomarla,» eV. 9, Legarise entonces su cufiada 4 él, delante de los ancianos, y le desealzara el za~ pato de su pid, y escupirale en ol rostro, y ha~ blara, y dira : «Asi sera hecho al varén queno edificare la casa de su hermano (1). Esto conocido, podemos reconstituir veri- dicamente el episodio que concierne 4 Ondn. De la hija del Cananeo Sua, Juda habja te~ nido tres hijos, Er, Ondn y Sela. GY, 6. ¥ Judd tomé mujer para su primo- génito Er, la cual se llamaba Thamar.» . 7. Y Er, el primogénito de Juda, fué malo & los ojos de Jehovd, y quitéle Jehova la vida.» Como acebamos de ver , era para Onan un deber desposarse con la viuda de su hermano; asi, el @énesis, contintia : «WV. 8. Entonces Juda dijo a Onan : «En- tra 4 la mujer de tu hermano, y despésate con ella, y suscita simiente 4 tu hermano.» (1) Dewteronoméo, eap. xxv. ‘Los versiculos todos estan tomados literalmente de 1h Biblia, por ser doficiente el original francés. (N. del Traductor.) ounuantipapes. 9 Onan se guarda bien de desobedecer & su padre ni & la ley, pero «V. 9. Y sabiendo Onin que Ja simiente no habia de ser suya, sucedfa que cuando en traba & Ja mujer de su hermano, vertia en tie rra por no dar simionte 4 su hermano.» &V. 10. ¥ desagradé en ojos de Jehova lo que hacia, y tambign quit64 Onin la vida.» Es evidente que Onan cometia, en sus rela- eiones con Thamar, un acto reprensible, un abuso genital; pero salta & la vista que este abuso era el eoito incompleto , y en modo al- guno Ia masturbacién, El contacto era nor mal, regular hasta la eyaculacién , que tenia lugar eatra oas, es decir, fuera de las partes sexuales de la mujer. Y si de esta suerte procedia el hijo segundo de Judd, no lo hacia sin razén. Cambiado, por Ja muerte de su hermano, en el mayor de la familia, y autorizado por la ley para tener mu- chas mujeres , podia esperar de una de ellas un hijo que realmente le correspondiera , Ile- vando legalmente su nombre y perpetuando su linea en Israel. Por esto consideraba como una cosa sumamente perjudicial 4 su interés ha~ cer concebir ‘Thamar un vastago, cuyo naci- miento le arrebataba el derecho de mayorazgo ¥ toda la herencia desu hermano. Hagimoslo notar ; ol castigo del Eterno se dirige menos al acto mismo que 4 la intencién, 40 EL ONANISMO RN HL, HOMBRE criminal de Onan; 4 Ja fraudulenta habilidad, mediante la que elude Ja ley formal, que, bajo Ja sancin de un escindalo piblico y del gene- ral desprecio, le obliga & desposarse con su cufiada. Polucién , polucién genital, polucién pro~ yooada , significan ordinariamente en patolo- gfa excrecién espermatica , evacuacién semi- nal independiente del coito. Comprendidas de este modo, tales voces no son superiores 4 las otras ya enumeradas. No obstante , si en vez de concederla la extensién aceptada general- mente, aun cuando sea forzada , se diese 4 la palabra polucién su sentido etimolégico , que no abarea la idea de eyaculacin (polluere, profanar, corromper; polluéio, corrupeién, man- cilla), la denominacién de polucién genital, lo mismo que la de mancilla genital, sorfa la me- jor que pudiera emplearse, Podria, efectiva- mente, aplicarse tan exactamente 4 los puibe- res, que tienen verdaderas emisiones de licor prolifico, como é los imptiberes, en los que esto no tiene lugar; sefialarfa satisfactoriamente un acto antifisiolégico distinto de los coitos in- completo y extra-genital , obrando sobre los 6rganos sexuales, sin especificar demasiado absolutamente el modo de su produccién, como la palabra mastuthacién , ni ol procedimiento exclusivamente personal, como la denomina- cidn de libertinaje solitario , ni tampoco, por GENERALIDADES, “ xiltimo, una procedencia errénea, como la pa Jabra onanismo. Es indudable, & pesar de todo, que por largo tiempo todavia se hara uso de las denominaciones precedentes , que han de prevalecer , aun cuando sélo sea por haberlas consagrado el uso hace mas de medio siglo, por lo que nos hemos visto obligados , no obs- tante nuestros eseriipulos , 4 servirnos en la portada de este libro de Ja palabra impropia onanismo, & fin de ser ficilmente y por todos comprendidos. Definicién,—Dospués de este resumen eri- tico, paréconos posible dar una definicién mas exacta y mejor limitada que las citadas més arriba, segiin como nosotros lo entendemos, de la polucién genital. En el hombre, lo que se llama impropia~ mente masturbacién tt onanismo, es «una ma- niobra personal’ 6 extrana, que produce toda ana serie de cosquilleos, estirones, titilaciones, ‘frotaciones, sacudidas, conmociones, ejecutadas independientemente de wn coito normal 6 anor- ‘mal sobre las partes secuales, mediante la ayu- da de wn cuerpo vivo , de instrumentos cuales~ quiera 6 de movimientos conporales determina- dos, con el inmediato objeto de provocar el eretismo genital, y: 1.°, hacer nacer en los im= piberesunaespecie de estadoroluptuoso, seguido de una relajacién nerviosa; 2.", determinar en los piiberes la produecidn de un espasmo erdtico, n EL ONANISMO EN 1, HOMBRE, acompaitade generalmente, pero no siempre, de la salida al exterior del ticor seminal.» Origen.—Mas facil es decir que la polucién genital , antigua como el mundo, ha existido en todos los tiempos , que probar esta afirma- cidn cuando se tieno la persuasién de que Onén, lejos de ser un masturbador, era no mis que un defraudador vulgar en el cumplimien- to de las funciones conyugales. No existen, con efecto, pruebas irrecusables de la existen- cia de este abuso en las épocas primitivas. Sin embargo, ésla no es razdn bastante para negar se practicara entre los primeros hombres. Giertas deduceiones andlogas nos permiten, por el contrario, tener, no una certeza absolu- ta, pero 4 lo menos grandes presunciones, de que la masturbacién era conocida por los ha~ bitantes de la tierra en los tiempos més re- motos. . Por una parte, est averiguado que los ma- chos de los animales privados de sus hem- bras, y torturados por el celo, se esfuerzan en provocar en s{ la emisién espermatica , y que algunos consignen su propésito. Uno de los elefantes de la casa de fieras, muerto hace veinte ailos ,— escribia Lalle- mand (1) en 1836,—se procuraba eyaculacio- nes frecuentes y abundantes con la ayuda de (1) Loe. cit, pig. 406, tomo 1. mwErAt inane. a ciertos movimientos que sabia imprimir & su maza, habiéndose creido que este habito habia contribuido 4 su fin prematuro. »Yohe visto on las yeguadasun pollino vi- goroso, que habia necesidad de vigilar muy de cerca cuando su ardor nose empleaba en la reproduccién de mulas; este animal colocaba los pids delanteros sobre un pesebre, y acer- caba en seguida el cuarto trasero, hasta que el pene pudiera ser abrazado por los miembros anteriores. yEl doctor Montegre relata un hecho se- mejante, referente & un caballo andaluz que existia por su tiempo en la escuela de vete- rinaria de Alfort. 2Quién no ha visto é los perros que ordi- nariamente viven encerrados, masturbarse contra Jos piés de una silla, de una mesa , del lecho, y aun cotftra el suelo? Se ha notado ademas que los animales mas dedicados & este abuso son aquellos cuya con- formacién se aproxima 4 Ja del hombre, tales como el oso, ¥ especialmente el mono ; dos animales que se sirven generalmente de sus manos. {Qué de extrafio tione que el hombre, & quien su organizacién permite todos los mo- vimientos, y cuyas partes genitales se en- cuentran, por decirlo asf, bajo la mano, qué oxtrafio ¢s que el hombre dominado por la pa a EL ONANISMO EN EL HOMBRE, sién er6tica, y casi privado por este hecho de la razén, no haya procedido del modo que losanimales, supliendo por un abuso la im- posibilidad del eoito; él, cuyo ingenio es tan grande, y 4 quien la necesidad hace tan in- dustrioso? Por otra parte, como lo veremos al hablar de la etiologfa, existon causas, tan pronto ana- tomo-fisiolégicas como patolégicas, que pue- den indistinta y espontincamente engendrar la idea de masturbarse , lo mismo en el nifio que en el adalto. Ahora bien: estas causas existirian hace seis mil ailos lo mismo que al presente, y debian antiguamente determinar los mismos resultados que hoy, puesto que son de esencia fisica 6 inherentes 4 la natura- leza propia del hombre. Tales son las razones de analogfa sobre las que fundamos la presun- cién emitida por nosotros de la existencia de la masturbacién en todas las épocas del mundo, Historia.—Si prescindimos de los versicu- Jos del eap. xxvii del Génesis, cuyo sentido verdadero hemos restablecido, no encontrare~ mos en el Pentateuco y en el Antiguo Testa— mento nada de nombrado, nada de preciso, & propésito de la masturbacién. Esto no prueba gran cosa ciertamente, y no se debe razonablomente inferir de aqui que los israelitas y sus contemporaneos, acusados Gewunatmanes, oy de actos més vergonz0sos, no practicasen éste. Todo lo mas se puede dedueir, 6 que no sien- do de ordinario este abuso sino un atentado sobre si mismo ficil de ejecutar y permane- cer secreto, era menos aparente y no tan apreciado como la sodomia y la bestialidad, 6 todavia que estaba ciertamente menos repar- tido durante la época mosaica, después de ha~ ber sido, por el contrario, de los masfrecuentes enlos tiempos anteriores 4 Abraham, el vulga- rizador de Ja cireuncisién , como piensa un autor & quien no es extraiio el Talmud. Conociendo sin duda la frase siguiente que en 1836 escribia el rabino Zahira (1): «El ar- bol que leva el fruto prohibido significa el miembro viril; no es el arbol_colocado en me- dio del Eden, sino el que esta en medio del cuerpo, que no es el centro del jardin, sino la poreidn central dela mujer, porque aqui es donde el jardin esta plantado,» el Dr. Va~ nier, del Havre (2), levanta con atrevida mano el velo simbélico que esconde el sentido bi- blieo, y eree ver entonces que el fruto reser vado del arbol de la ciencia del bien y del mal es el placer ilegitimo de la carne, y que la falta cometida por Adin y Eva, personifica- ciones de a primera generacién humana, no ) Nork-Braminen und Rabinen, p. 01. (2) Causes morales de la circoncisitn des isradlites. Paris, 1819. 46 BL ONANISMO EN SL HOMBRE. es otra sino el abuso (1) del érgano carnal. da raza de Addn ha pecado contra las le- yes de su propia naturaleza. En esto ha con sistido su desobediencia, y el mal ha entrado en el mundo con esta rebelign del hombre y de la mujer contra ol grito de su conciencia, en el fondo de la cual una voz seereta, que era la do Dios, habia colocado el instinto y la po sibilidad del acto ilicito, al lado del instinto y de la posibilidad del acto licito y natural... Esta falta, que ha perdido el mundo; este vieio por el cual la primitiva humanidad se ha allorado en su origen, nosotros le indicamos: nosotros no podemos trazar el nombre ; él Heva consigo Ja vergtienza de la humani- dad (2).> Si es verdadera esta interpretacidn , a la vox que demostrando perentoriamente la prac tiea de Ja manualizacidn en los tiempos primi- tivos, explica juntamente, no de una manera mistica y revelada, sino moral é higiénica, la institueidn de Ja circuncisién, con ayuda de Ja que Abraham, y después Moisés, han que- rido poner un freno al azote que degradaba su pueblo. En efecto: buscando la razén fisica del abuso genital, estos legisladores ereyeron en- (A) @No seria el uso en vez del abuso? (del 7.) 2) Leiden, p. 86. (GENERALIDADES, a” contrarla en la existencia del prepucio, de ese repliegue mévil, que por los frotamientos, los cosquilleos que ejerce sobre el glande, irrita los nervios y engendra el eretismo local. Ellos vieron en el prepucio cuna causa incesante del mal, una excilacién permanente 4 Ja perpetra- cién de un coito, contra el cual la naturaleza protestaba lo mismo que el porvenir de la so- ciedad (1).» Conocida la causa, el remedio estaba en- contrado : el prepucio debia caer bajo la cor- tante piedra. Esta operacién venia 4 ser el medio preventivo de la masturbacién. Mas para hacer aceptable una institucién semejan- to, preciso se hacia ocultar el verdadero por qué; habia necesidad de darla una sancién po- derosa, indiscutible, Se hace, por lo tanto, punto de fe, se le rodea del misterio, y se pro- mulga el establecimiento de la circuncisién en nombre del Eterno, bajo la forma siguiente: «He aqui el pacto de la alianza eterna que Dios hace con su pueblo, hasta la tiltima ge- neracién: corlaréis vuestro prepucio. Eu seiial de esta alianza, todo nifto vardn sera cireun- cidado el octavo dia de su nacimiento, que sea libre 6 esclavo, que pertenezea 6 no & vuestra raza. jEl que conservara su prepucio entero, sera maldito!» (1), Venier (da Havre), Joc. cit. p. 105, 8 EL ONANIGMO EN EL HOMBRE, Es cierto que la postetomia es un remedio preventivo, no infalible, pero lo menos muy poderoso de la masturbacién en la juventud y en la infancia: ast su aceptacién y practica * entre muchos israelitas, 4 partir de Abraham, ¥ entre todos los judios, desde Moisés, expli- can perfectamente el silencio de la Biblia so- bre esta costumbre genital, sin duda muy poco frecuente y casi excepcional entre los cireuncidados. En Grecia la masturbacién debia hallarse muy repartida. Frecuente entre las mujeres, que la ejerefan en comtin bajo los nombres de tribadismo 6 amor lésbico, seria ilégico creer que los hombres no la practicasen; ellos, que apenas estimaban & la mujer y que, al decir de Galeno, pensaban que el licor seminal era un humor nocivo, del que se hacfa necesario desembarazar el organismo Jo mas pronto po- sible. De una parte, la existencia de la pederas~ tia es una prueba indirecta de la existencia de Ja manualizacién. En efecto: en todos los tiem- pos los sodomitas activos se han esforzado en dar & sus paticos la mayor suma posible de voluptuosidad. Ahora bien: gla masturbacién no es el medio mas simple de proporcionar el objeto deseado? Los cinedeos,—esto para nos- otros esta fuera de duda y resalta admirable~ mente de los retratos que los antiguos escri- GoNenarsmanes. 0 tores nos han dejado, retratos que se pueden trazar hoy de lo es,—Ios cinedeos, decimos, er de la manualizacién personal, 6 mejor, extra, fa. Ahora bien : los miaones eran numerosos en Grecia, cireunstancia que no habla muy alto en favor de la rateza del abuso de que on, tamos tratando. Por otra parte, la existencia de Ja esper- natorrea, deserita por Hipdcrates bajo el nom. bre de cousuncién dorsal, yque, sogin dl, ata. caba no ya sélo 4 los jvenes casados,, si que ‘gualmente 4 los libertinos, es todavia tna Prueba més afirmativa de la practica manual, Sabemos, en efecto, que si la tabescencia re, 3onoce entre otras eausas el exceso venéreo, una consecuencia Je la polucién provocada. Philipo refiere que 4e 109 espermatorréicos observados por él 97 \tribuian su enfermedad 4 las maniobras taa~ dualizadoras, mientrasque delos restantes, dos ‘olamente rechazaban la etiologia basada en 0S excesos coitales, Nosotros nos contenta- os con este ejemplo elocuente, Parécenos, por lo tanto, que el silenejo de 8 autores sobre la mancilla genital, no debe ‘acer nacer en el espiritu la no existencia de Ste habito en el pueblo griego ; por otra par- ®) este silencio es menos absoluto de lo que @ dicho Lallemand. ;No nos diee Galeno que ‘ analogos & los $ masturbado- ‘an las victimas 80 BL ONANISMO EN BL HOMBRE, Didgones, el filésofo cinico, se masturbuba co- ram populo? Ausonio, gno acusa & Philoctetes el herede- ro de Hércules, de haberse abandonado en la isla de Lemmosal vicio solitario en la signien- te enumeracidn de las torpezas de la imptidica Crispa? aSudsoriptum picture Orispe mulieris impudice (1). Prester legitiml gonitalia foxdora comtus Reperit obseanas veneres vitiosa libido. Herealis hieredi quam semina suasit egestas , ‘Quam toga facundi scenis agitavit Afrani Et quam Nolains capitalis luxut inussit: Crispa tamen cuneatis oxercet corpore in uno: Deglubit, follat, molitus per utramque eavernam No quid inexpartum frustra moritura relinquat.» Esto que de los griegos acabamos de decir, puede con justa razén aplicarse 4 losromanos. Roma vicioriosa traspasé en materia erdtica los limites de lo posible, si permitido es em- plear esta hipérbole. Todos los vicios, todas Jas corrupciones, todas las torpezas, todas las monstruosidades del Asia, del Egipto, de la Grecia y de los otros paises del mundo cono~ cido, sé dan cita en la capital latina, se im- plantan, toman derecho de ciudadania, se muestran, en fin, dla plena luz. (1) Odscona ¢ teotu Ausoniano resecla, p. 4. Carmen, TA. in Opera ad sum Delphini, J. B. Souchay. Paris, 4730, in 4.2 Nada de lo imprtidico es extratio 4 los des- cendientes de Rémulo. Su furor erético no ha igualado mas que 4 su ingenio, para encontrar medios de satisfacerlo. La dasiaria , la pede- rastia, la féllaria , la andrerastia , la irruma- ‘ria, la cunnilingua , la bestialidad, se ejercen 4 laluz del sol, se ensefian , tienen su voca~ bulario especial, sus sitios particulares y sus reglas de ejecucién. La pasién genital se en- cuentra por todas partes , lo mismo arriba que abajo , entre el pastor que el sefior , el César que el esclavo ; domina al hombre y 4 la mu- jer} no excluye ni 4 los jovenes ni los viejos. El puer, con efecto, es patico; la puella se hace fellatri; en cuanto alosviejos, se de- dican @ la irrumacién , como nos dice Marcial en este verso: Nemo est , Thate , senox ad inrumendum (1).» Las matronas romanas, de quienes las hijas de Leshos y de les orillas del Nilo, de quien las mujeres de Mileto (2) no tienen nada que aprender, se arrastran en todas las in mundicias , se revuelcan en todas las ohsceni~ dades, utilizando para sus placeres 6 los de los demas todas las partes de su cuerpo, como (1). Lib. ry, epig. 50. (2) Las milesianas ejecutaban entre si el simulacro del coito con Ia ayuda de un falo de cuero Mamado Ohistos. 82 BL ONANISMO BN BL HOMBRE, acabamos de ver en el epigrama de Ausonio sobre Crispa. Los hombres con los animales, con los ni- ios de uno y otro sexo, con las mujeres, 6 en tresi, practican los numerosos modos de la Venus ilegitima, las cien infamias del amor contra natura. Excediendo en refinamiento Jos habitantes de Siphnos, que en la polucién anal , en Ia onania péstica, no empleaban més que los dedos (1). Los romanos, & semejanza de Baco, después de la muerlede lapederasta Poly- phymnos, recurrierond penesartificiales, pria- pos ongrasadlos con aceites aromaticos y exci- tantes, como nos lo explica Petronio (2). Antes de calificarnosde inexactitud y de pseudologia, los que tentados estén de hacerlo, pueden re- correr las Priapias, escuchar en las comedias de A. Plauto el hablar de los personajes, y en las mismas églogas de Virgilio los lamentos de los pastores que s¢ consumen por un amor en el que la mujer apenas si ocupa lugar; que Jean la segunda satira de A. Horacio; el Ars amatoria, y el De remedioamoris,deP. Ovidio; (d) Los siphniacos no eran solamente sodomitas, sino que asimismo practicaban una especie de masturbacién posterior, con In ayuda del dedo introducido en el recto. Esto es el Sepvigtaly 6 Kecaharwtite. Segin Sutdas, Eel crag yapace poaxy roy Bore ioc (2). Profert Enothea scorteum fascimum quod ut oleo et minuto pipere atque urticw trito cireumdedit se- ‘mine paulatim ecepit inerere ano, GENEHALIDADS, 83 las clegias y los epigramas del docto Catulo; que se detengan en las poosias del oscuro Pro- percio; en la tercerastira de A. F. Perseo; en las sétiras novena y sexta deD.J. Juvenal; que fijen la atencién en el Satyricon de E, Petro- nio; en el banquete de Trimaleién; que abran los catorce libros de epigramas de V. Marcial y las historias do Tacito; que conozcan , en fin, las Vidas de los doce Césares de G. T. Snetonio , asi como los epigramas y el del Cento nuptiales de D. M. Ausonio. Después de este estudio, que les edificara sobre las costumbres de los romanos, desde el, aio 200 antes de la era actual, hasta el afio 400 después de Jesucristo, modificaran su opi- nidn, ¥ no nos calificardn de exagerados. Lo- gicamente entonces seran llevados 4 convenir, en unidn nuestra, que en aquellos hombres entre los cuales la depravacién habia Ilegado A este punto paroxistico, la masturbacién ha~ hia de encontrarse forzosamente muy des~ arrollada, puesto que en el orden de Jos abusos genitales esta maniobra puede ser considerada como la mas simple, la mas practica, la pri- mera 4 la cual se entrega el individuo antes de hacerlo & Jas demas, Se ha dicho—lo sabemos, y no tememos hacerlo notar—que si la masturhacién hubiese sido practicada como hemos llogado 4 pensar, los autores hubieran hablado de ella cual lo st nL ONANIENO HN HL, OUND han hecho de la poderastia, de la fellacién , de la bestialidad 6 de Ja irrumacidn: esto no es sino un argumento especioso y sin valor. En efecto: los eseritores que nos han suminis~ trado relatos sobre los actos sexuales de su 6poca, no son, estan lejos de serlo, moralistas 6 médicos que estudien especialmente los abu- sos de los érganos genitales. Todos, por ef contrario, son poetas, satfricos, historiadores, que relatan lo que ven, refieren lo ridfeulo, flagelan lo vergonzoso, segiin el grado de ins piracién de su musa y de su gusto, segiin sus actitudes, su instinto 6 su fantasia, Nada les esfuerza 4 decir todo lo que saben. Ellos, squé nos deben? Preciso se hace contentarnos con Jo que nos quieren dar, sin crecr, & pear de. esto, que ignoraban lo que han omitido decir- nos, sin concluir que no existia el vicio no sefialado en sus escritos, acaso porque no lo han considerado como tal, acaso porque lo han visto tan exteridido, que les ha parecido banal hablar de ello. Por otra parte, buscando bien, se ve queel si- Ieneio de los latinos sobre la masturhacién no es tan completo como se ha dicho presurosamente. «uetonio, Perseo, Juvenal,no nos han ocul- tado nada de todas las torpezas de las costum- bres romanas ;» escribe Lallemand (1), y aila~ (A) Loc. cit, t.1, pig. 437. ORNRRALIMADRS. 88 de: «Pero no han seftalado ésta ; Galeno, Celso, ete., guardan por su parte el mismo silencio.» Esta tltima parte de la frase esta lejos de ser exacta: Galeno conocia la masturbacién. Es mas : sacrificando & la preocupacién de los antiguos, que, como es sabido, despreciaban un poco la mujer, gno ha alabédo & Didgenes de dar por su propia mano satisfaccién 4 sus de seos carnales en el siguiente pasaje? qiogenem cynicum narrant, virum alio~ qui omnium mortalium quod ad continentiam pertinet constantissimum , libidini tamen in~ dulisse, non a copulata illa voluptate veluti ono aliquo illectum, sed ud noxam a retento semine provenire solet,, evitaret. Cum mere- trix adire pollicita, cum diutius eessaret, ipse manu pudendis admota, semen projecit ac venientem deinde muliereulam remissit; in quiens: Manus hymenceum celebrando te prevenit. At plane constat modestos viros non ob voluptatem sed ud ob impedimento preservarentur libidini indulgere perinde ac si nulla esset ei voluptas conjugata (1). Esto por lo que se refiere Galeno. Celso, 4 su vez, después de haber deserito la manera de practicar la infibulacién, dice: nfibulare quoque adolescentulos inter= (1) De locorum affeetorum notitia, segunda parte, 1. v1, pag. 163. 86 BL ONANISMO EN RL HOMBRE, dum vocis, interdum valetudinis causa quidam consuerunt (1).» Esta costumbre de infibular los j6venes para conservarles Ja voz y la sa Jud, prucha que una -y otra (se habfa notado) podian alterarse bajo una influencia genital, 4 consecuencia de maniobras erdticas ejercidas sobre el pene; pero jeuales eran estas manio~ bras peligrosas? gran el coito? Evidentemente no, porque Celso no hubiera empleado el di- minutivo adolescentuli para designar los seres aptos al congreso sexual. Lo que so queria conservar & los uiflos, atravesandoles el pre- Pucio, era su costidad: lo que se queria impe- dir era la masturbacién. Si Juvenal, Perseo, Suetonio, no han eserito nada 4 este propdsito, como quiere Lallemand, otros autores no estén en el mismo caso. Ya hemos citado un epigrama de Ausonio con- tra Crispa, en el que la polucién voluntaria, de que él le acusa, lleva el nombre de vicio de Philoctetes; sin embargo, vamos 4 reproducir un pasaje de Mareial, que no deja subsistir la menor duda en su significativa erudeza. «In Ponticum, Pontico, quod numquam futaris, ged pellice lava Uteris, et Venari sorvit amica manus: Hoc nihil esse putas? seelus est , mihi erede, sed ingens, Quantum vix animo coneipis ipso tuo. (1) Cap. vu, 25. GENERALIDADRS, a Nempo somel futuit, coneraret Horatius ut tres, ‘Mars semel, ut geminos Ilia easta daret. Omnia perdiderat, si masturbatus uterque Mandassot manibus gandia fede suis. Ipsam crede tibi naturam dicere rerum : Istud quod digitis, Pontice, perdis homo est (1).» «In pediconem masturbaxten, seoessu, sed sit satis: inguina saltem Paree fatutrici sollicitare mana. Levibus in pueris plus have quam mentala peccat; Bt faciant eligiti, precipitant quem virum, Inde tragus edoresque pili, miranda que matri Barha, nec in clara balnea luce placent (2).> ln Tuccam, Ah! Sacinos! tuniea patot inguem utrimque levata; Inspiciturque tox mentuls facta manu (3). ln Lygium, Gnm frustra tacui longa, prarigine tentus Saecurrit pro te scope sinistra, mihi (4). : > Masturbabantur Phrygit post ostia servi, Hestoreo quoties sederat uxor equo (6). (1) Lib. nx, ep. 41, @) Lib, xr, ep. 23. (3) Lib. xy, op. 71. (Lib. xr, ep. 74. (©) Lib. x1, ep. 405, 88 EL ONANISMO BN BL HOMBRE. «Ad Instantium Rufer: ‘Museoi pathicissimos libellos Qui certant sybariticis libellis Bt tinetas sale pruriente chartas, Instanti, loge, Ruf, sed puella Sit tecum tua, ne Thalassionom In ducas manibus libidinosis Bt flas sine femine maritus (1).» «Puella Gaditona. ‘Tam tremulum erissat, tam blandum pruritut ipsum Masturbatorem fecerit Hippolytam (2).» Mis arriba hemos hecho notar que Ia acti~ va propagacién de la moral de Cristo, el des~ membramiento y caida del imperio romano, cambiando las hases de la sociedad , pusieron un freno 4 la corrupeién que atacaba el mundo antiguo; pero esto no significa que los abusos genitales cesaran : fueron menos frecuentes, menos aparentes sobre todo, pero no desapa~ recieron por completo, como parece ereerlo el autor del tratado de las Pérdidas seminales in- voluntarias, escribiendo las Iineas siguientes: «nego que el cristianismo vino & purificar las costumbres disolutas de los vencedores del mundo, la continoncia de los nedfitos fué sos- tenida por un entusiasmo ardiente, por una fe inquebrantable que les hacfan desafiar todas Jas torturas y desprociar la muerte ; la pasién (1) Lib, xt, ep. 96. (2) Lib. xv, ep. 201. ounepanipapes, 80 mis egoista, la mas degradante, no podia apro~ ximarse 4 hombres que se abandonaban espon- taneamente 4 todas las persecuciones, para propagar su ereencia. »Bien pronto después Hegaron las nume- rosas invasiones de los barbaros , los tiempos de la caballeria y el régimen del feudalismo; es decir , Ia guerra hajo todas las formas; el reinado de la fuerza y del valor. Cada uno de- bia entonces prover por si mismo 4 su defensa y su salud. »Después que un poco de orden fué estable- cido en medio de todos estos desquiciamientos, el poder quedé para los hombres cubiertos de hierro, euya educacién, empezada desde la in- fancia, cra més ruda que la de los atletas, Des- de que este régimen de violencia y de devas- tacion se suaviz6, las insurrecciones de las eo- munidades comenzaron ; en esta lucha de los oprimidos contra los opresores , la fuerza y la energia no eran menos necesarias que en la guerra entre vecinos. »lin fin, euando la aristocracia, diezmada por Richelieu, fué bastardeada por Luis XIV, encuentra en la corte una gran facilidad de cos~ tumbres , cubierta por un ligero barniz de ga- lanterfa, Luis XV y el Regente dieron en se- guida el ejemplo dela mas desenfrenada rela~ jacién, que desde la corte fué descondiendo de unos 4 otros, 6 inficionando la sociedad toda, * Xt, ONANISMO BN aL HounnE, En este estado de disolucién general , las relaciones sexuales eran muy faciles para de- jar muchas probabilidades al desonvolvimien- to de las pasiones solitarias. »Todo, por lo tanto, concurre & hacer pen= sar que la masturbacién no ha causado jamas tantos destrozos como en nuestros dias (1). Esta apreciacién filoséfica, al mismo tiem- po que historica, aponas es justa, y la conclu- sién es de las mAs atrevidas, por lo que su au- tor, eomo para quitar 4 esta opinidn Io que ofrece de demasiado absoluto, se apresura & aiiadir : «Notardse bien que en todo esto se trata de masturbadores euya salud se ha alterado mas 6 menos profundamente. En cuanto & los que no han sufrido nada, su existencia ha debido ser numerosa en todos los. tiempos ; pero los documentos nos faltan & propésito de ello, y Yo no tengo que ocuparme. En ol sentido p= Tamente patolégico es on el que debe enten- derse todo cuanto acabo de decir de los desas~ tres de la masturbacién ; y bajo este aspecto, yo creo que se ha tenido razén al considerar esta pasién como el azote de los tiempos mo- dernos (2). Pero esla restriceién, lena de sutilidad, queda por debajo de la verdad. (A) Zoe. cit., tomo t, paginas 438-139, (2) Tbid., pig. 439, GENERALIDADES, o Preciso es admitir, 6 quo la masturbacién era practicada, 6 que no lo era ; ms dificil es de creer que este vicio haya existido mucho anteriormente sin ocasionar consecuencias mérbidas, mientras que en nuestra época en trafia resultados sensibles, graves 6 terribles, lo que no es ni ldgico, ni sostenible. La mas- turbacién, en otros tiempos como hoy , debfa, en idéaticas circunstancias , producir seme- jantes resultados, determinando siempre una misma causa, en igual caso, el mismo efecto, y, ciertamente ha debido ser asi, digase lo que se diga ; solamente ha faltado la observa- cién, y los médicos de la época no se han dado cuenta de la relacién de causa 4 efecto ; han conocido las enfermedades producidas por la masturbacién, pero no han sabido,, careciendo de conocimientos etioldgicos,, atribuirlas 4 su verdadero origen, lo que aun hoy se encwen~ tra, por otra parte, frecuentemente. Ta pagina precitada de Lallemand no es ‘menos errénea que las Iineas que la terminan. Digamos de paso, para no detenernos mu- cho en refutar el contenido , que el principal defecto de esta teorfa es coneluir de lo particu- lar 4 lo general. Es probable, y estamos firmemente dis- puestos 4 croerlo, que no estaban corrompidos los nedfitos cristianos; pero el imperio no es taba poblado de nedfitos solamente, y Ausonio, 6a RL ONANISMO EN RL, HOMBRE, partidario 61 mismo de la nueva creencia, con- vertido, bautizado y muerto cerca de cuatro- cientos afios después que Cristo, se ha encar- gado de mostrarnos las costumbres de su tiempo. Pensamos que los barbaros eran rados gue- rreros, eriados en la castidad militar; queromos admitir quo los eaballeroscubiertos de hierro los semejaban por la misma virtud ; pero los pat ses no estaban habitados solamente por bar- baros; las naciones no contaban caballeros nada mas, Los trabajos de la guerra, esta ocupacién constante de la Edad Media, necesitaban un va- lor bien templado en un cuerpo sdlido, y no enervado por los abusos genitales : sea; pero todos los hombres no eran soldados. Por iiltimo , la facilidad de las relaciones sexuales, la disolucién general, los liberti~ najes mis desenfrenados de los reinados de Luis XIV y Luis XV, parece que estin lejos de ser un obstaeulo 4 los abusos genitales de toda suerte, Tenemos la prueha en el pasado y en el presente. Entre los hebreos , entre los grie- gos, y en Roma, existfan en gran ntimero los open, las helarias, las meretrices, las aurice, las fornicatrices, las domine, es decir, muje~ res prostituidas, jivenes galantes , de un ex- terior tan animoso y de un comercio tan facil, como el de las nobles damas de la corte y de puymnaLiDapes, a Jas ciudadanas de Paris. El coito estaba tan practicado , por lo menos, como en nuestros dfas lo esta , 6 en otros términos, considera~ blemente : esto, sin embargo, no ha puesto di- que, ni entonces ni al presente, los compor- tamientos abusivos. El exceso venéreo, al contrario, por la saciedad que produce, empu- ja fuertemente 4 la depravacién, & los vicios sexnales. Ahora bien ; lo repetiremos cuantas ‘veces sea necesario; todos los abusos genita- es son corolarios los unos de los otros; son Jos eslabones de una misma cadena; se tocan. Cuando uno de ellos se practica, todos los de- mas se ejecutan , 6 no tardan en ejecutarse. No vemos , por Jo tanto, aqui pruebas contra la existencia de la masturbacién. Tan ligeramente como para la antigiiedad lo habia hecho, el sabio profesor de Montpe- lier anticipé que, desde la Edad Media has- tala mitad del siglo xvim, los documentos que establecen la certoza de la practica de la polucién voluntaria faltan : seguramente el sabio gineedlogo no se ha tomado el. trabajo de buscar. He aqui , en efecto, las preguntas con- fesionales , recomendadas 4 los sacerdotes por el obispo de Worms, que vivis en el siglo xr, las cuales no dejan duda ninguna sobre la exis- ‘tencia de los habitos manualizadores , y sobre su frecuencia, «Fecisti solui tecum fornicationem ut qui- 6 BL ONANISMO EN EL HOMBRE. dam facere solent, ita dico ut ipso tuum mem bram virile in manum tnam acciperes et sic duceres preputium tuum et manu propria con- moveres, ut sic per illam delectationem semen projicores? »Feciste fornicationem , ut quidam facere solent, ut tum virile membrum in lignum perforatum aut in aliquod hujus modi mitte- res et sic per illam commotionem et delecta~ tionem semen in te projiceres?» En todo tiempo los casuistas catélicos, es- tos legisladores de la conciencia, profund: mente versados en la ciencia de los humanos vieios, han tenido la masturbacién como ob= jetivo de sus pensamientos: asi los vemos no vacilar en presentar 4 los jévenes de que son los directores espirituales, cuestiones como estas: «An usque ad pollutionem se tetigerint, quanto tempore et quo fine se tetigerint; an tune guardam motus in corpore experti fue rint, et per,cuantum temporis spatium, an ces- santibus tactibus, nihil insolitum et turpe acciderit; an non longe majorem in corpore voluptatem perciperint in fine tactum quam in eorum principio, an tune in fine quando ma~ gnam delectationemcarnalem senserint, omnes motus corporis cesaverint; an non maléfacti fuerint, etc., ete.» Serfa imitil y fastidioso multiplicar estas crevenatipapes, os citas; parécenos suficientemente demostrado el error de los que han creido que la mastur- dacién es un vicio especial de nuestro tiempo, y que no data sino de un siglo préximamente. Para reunir en pocas palabras lo que da caracter 4 esta parte do la historia, diremos que la masturbacién ha existido en todos los tiempos; que, como los demas abusos euyas fluctuaciones sigue, ha tenido momentos de extremada frecuencia y periodos de ostanca~ cién 6 calma; que on los tiempos pasados, lo mismo que hoy, ha debido producir resultados fanestos, desttozos considerables; y que si los eseritores médicos no han seiialado apenas las consectencias de su prictica, es porque no han sabido relacionar los efectos con su cau- sa primitiva, en su ignorancia de los lazos que Jos unfan, Aitadiremos, en fin, que, gracias 4 Jos progresos incesantes de las ciencias antro- poldgicas, y sobre todo al espiritu de los mé- dicos modernos, coustantemente yuello hacia las investigaciones ctioldgicas, so ha comen- zado, ptéximamente en la segunda mitad del siglo wltimo, 4 remontarse & la fuente de gran niimero de afecciones cuyo origen se ignoraba anteriormente, y que entonces es cuando se ha conocido que el uso anormal de los Grganos de la generacién entraba por una gran parte en Ja producciéa de numero- sos estados mérbidos, Este descubrimiento 5 66 EL ONANIEMO EN EL HOMBRE, despierta, porlo tanto, la ateneién, haciendo nacer observaciones, memorias y libros sobre la masturbacién. El escrito y la publicidad, que fueron el resultado, pudieron entonces hacer pensar equivocadamente 4 algunos que este habito genital databa del momento mismo en que se notaban sus consecuencias peligro- sas para Ja salud, Epoca actual.— Frecuencia, —Eiad.—Pro {fesion.—Tomando por base lo que dicho que- da, no serfa justo acusarnos de que la polu- cidn provocada no era mas practicada después de una centena de aiios, que loera , por ejem- plo, en los primeros tiempos del cristianismo, j Lejos de nosotros tal opinidn, tan distante de Ja verdad! Por el contrario: persuadidos estamos de que este habito genital se halla en uno de esos altos de que hace un momento hablabamos, siendo muy frecuente y excesivamente repa tido : convencidos estamos, por el contrario, de que se entregan 4 él los individuos con tanto ardor como en los tiempos mas relajados ; He- gamos hasta comparar, de buen grado, el actual perfodo 4 los tiempos peores de depravacién de la antigiiedad. La situacién es casi idéntica: on vex de hallarse en una época de decadeneia, la socie- dad no hace mas que atravesar una crisis civi- lizadora : esta es la tinica diferencia ; pero un (GuvmaLipaDes, 61 corolario forzado, lo mismo del segundo como del primero de estos dos estados sociales, es la desmoralizacién general. Nos encoutramos, preciso es confesarlo, bajo la influencia de una constitucién erdtica, 4 la cual no escapa nadie, ni hombres, ni mu jeres, ni jovenes, ni viejos, El materialismo gravita con todo su peso sobre nosotros, y los Organos genitales hacen oir su voz como sefio- res principales del orgenismo. Los medios en que vivimos son enervantes: el aire que respiramos se halla cargado de deseos que aguijonean nuestros sentidos y nos crean imperiosas necesidades, contra las que no sabemos 6 no queremos Iuchar. El placer es nuestro pensamiento tinico; la alegria nuestro supremo fin, La cabeza nos gira, y vacila Ja raz6n ; 1a voluptuosidad nos es necesaria 4 toda costa, Esta maquiavéliea regla : «Qué importa el medio si el fin se consigue?», es al cédigo que nuestra imaginacién sobrexeitada trata de in~ terpretar en el sentido mas amplio y en pro= vecho suyo. De este modo es cémo vemos sin extra~ dieza 4 éste arrojarse en cuerpo y alma en los excesos venéreos, al de mas allé entregarso 2on rabia & los abusos gonitales de toda espe~ sie, Verdad banal, pero dolorosa ; la mastur- vacidn se extiende en todas y sobre todas las os EL UNANISMO SC HL HOMBRE. clases de la escala social : es un vieio general, universal, que ha pasado al estado de costum- bre, como el del tabaco y el de las bebidas es- pirituosas. ¥ no se nos acuse de exegerados, porque no adelantamos nada que no pueda probarse. Los numerosos individuos de todas clases que hemos interrogado desde hace trece afios, nos hon confesado sus maniobras después de una 6 muchas nogativas. Diez mil sujetos interro- gados por nosotros en el hospital du Midi se han declarado culpables de polucién provocada, ya durante su nifiez, ya durante Ja virilidad. ‘A los inerédulos , si los hay, que duden de nuestra aseveracidn, les decimos : preguntad & vuestros amigos y 4 los que conozcais; solici- tad con habilidad y tacto su franqueza, y que- daréis asombrados de los resultados de vues ra investigacién; las confesionesde la inmensa mayorfa no os permiliran abrigar la menor duda, Acakiamos de decir que la masturbacién se extionde sobre todos; pero no hemos dicho que todos la practican igualmente y con idéntica frecuencia. La edad, la profesién, el sexo, son efoctivamente el punto de partida de las dife- renoias mareadas. No habremos de detenernos en la cuestin de sexos, toda vez. que el hombre es el que sola mente debe ocuparnos aqui: haremos, sin em: Geveratimanes, 69 bargo, notar de pasada que largo tiempo se ha crefdo, que muchos creen todavia hoy, que el sexo femenino no es tributario de Ia ‘polucién genital, 6, si lo es, es tan sélo excepcional- mente. Esle es un prejuicio sin fandamento, una creencia errénea: la mujer usa tanto de la masturbacién como el hombre, y acaso mas que él, porque causas inherentes 4 su organi- zacin, y exigencias sociales partiewlares & ella, la arrastran al mismo tiempo que todos Jos demas motivos que comunes son 4 los dos sexos, Si ciertamente no es raro hallar viejos, adultos, jévenes, adolescentes, nitos, es de~ cir, el hombre en todas las épocas de su vida, entregéndose 4 la manualizacién, preciso es decir, para ser exacto, que esta practica se en- cuentra mas cesarrollada en ciertos momentos de la existencia. El periodo vital, en el que el abuso de si mismo es mas frecuente y mis re- petido, es la adolesconcia, 6, en otros lérminos, desde Ia edad de once afios 4 Ja de veinte. En seguida vienen por orden de frecuencia: la primera mitad de la juventud,—de veinte a veinticinco afios;—la segunda mitad de la ni- fiez,—de cinco 4 once afios;—el fin de la ju= ventud,—de veinticinco’a treinta aiios ;— Ia virilidad,—de treinta & cincuenta eflos;—por ultimo, la primera parte de la infancia,—desde Ja cuna 4 los cinco aiios,—y la vejez. m EL ONANISMO EN RI, HOMBRE. Bion entendido que en esta idea general hacemos abstraccidn de las condiciones par- ticulores 6 individuales, tales como la reelu~ sién, la absoluta privacién de mujeres, los viajes maritimos, elc., ele., que pueden, para determinados sujetos, hacer variar la época correspondiente al maximum de la manuali- zacién. ‘Todas las clases de la sociedad producen masturbadores; pero se ha notado, sin embar- g0, que diversos medios, diferentes profesio- nes, predisponen ventajosamente 4 las pola ciones voluntarias, No es este el momento de detenernos sobre este punto, reservdndonos hacerlo especialmente en el capitulo relativo 4 la Etiologia. Influencia de ta civilizacidn.—Para ser tan completo como corresponde , no podemos ter- minar estas generalidades sin hablar de la bi- bliografia de nuestro asunto, sin decir antes algunas palabras sobre la causal influencia de Ja civilizacién. $e ha acusado & la civilizacién de ejercer una aceién poderosa sobre el desorrollo de Ta manualizacién ; y esta idea, una vez sentada, hha sido admitida sin réplica, y reproducida como una tradicién por la mayoria de los médicos y de los moralistas. Es fundada esta opinién? No; por el contrario, es un lugar co- min, que los autores anteriores imponen y GENRRALIANRS, n ‘transmiten, lo mismo que cien otras banalida- des, 4 los que les siguen, sin que ninguno se tome la pena de someterlos Ja prueba de un anilisis serio, Dejando aporte al Dr. Teraube, que, en su Tratado de ta quiromania, hace una requi- sitoria contra la civilizacién, el profesor Lalle- mand demuestra, por un lado, que no es favo- reciendo el desarrollo de Ja inteligencia y la diseminacién de las Inces como la civilizacién puede empujar hacia el vieio; de otro lado,—y esto es incontestable,—que la tan alabada ind- cencia de los campos no es sino una palabra vana, y no debe, generalmente , ofrecerse en contraste con la corrupeién de las grandes ciudades, sobre todo bajo el punto de vista de Jos abusos genitales, El error de los que eulpan 4 la eivilizacién procede , en nuestra opinién, de que no han considerado bastante ampliamente en el trans~ curso de los tiempos el vieio que nos ocupa. Parece nose fijan en él sino desde el momento que se han sefialado sus desasires, esto es, desde que se le ha reprochadojustamentesu no~ cividad. Ahora bien : como esta época coinci- de con una marcha hacia adelante del progre~ so, han ereido deber acusar a este ultimo, sin pensar que los mismos desastres , conse~ cuencia de un mismo orden de actos anorma- les , han debido existir en todo tiempo, mis 6 ” BL ONANIGNO EN HL HOMBRE. menos , bien que no se haya sabido referitlos 4 su verdadera causa, Sin embargo, por nues~ tra parte, estamos lejos de no admitir una cierta influoncia de la eivilizacién ; pero esto no constituye , como va 4 verse , una contra- diccidn con lo dicho anteriormente. Queremos decir tan sélo que en nuestra época la eiviliza— cién activa de una manera secundaria, peto po- derosa, Ja produccién de los abusos genitales, y de la masturbacién en particular, no haciendo nada en contra de ello. Expliquémonos. De una parte, los progresos realizados y que se siguen hoy, son menos individuales que socia- les; y si bion es cierto que estamos muy ade~ Jantados en civilizacién material, no lo es me- nos que lo estamos muy poco en civilizacién moral. Por otro lado, el perfeecionamiento personal parece no haber tenido hasta aqui més que un solo objeto , el desenvolvimiento de la inteligencia , mientras que apenas débiles es- fuerzos se han intentado para el mojoramiento del cuerpo y la depuracién de las costum- bres de cada cual. Una consecuencia forzosa do este estado de cosas es hacer germinar, erecer y arraigarse en los espiritus la idea materialista de los goces fisicos ,en primer término de los que, se coloca la voluptuo- sidad genital, con su cortejo de abusos, de los que el menor , el mis ficil , es la mastur- bacién. onvenatsoapas. a Tales lainfluencia,—tinica negativa,—que atribuirse debe 4 la civilizacidn, la cual, por otra parte, no merecerd el nombre de progre~ siva sino cuando, habiendo elevado el nivel moral del hombre 4 la altura de la ciencia, guie seguramente la sociedad por el eterno camino de la perfeccién. Bibliografia.— Hemos hecho notar ya que Jos médieos de la antigiiedad uo parecen haber escrito sobre la polucién genital, y que, en todo caso, sus obras, si es que han existido, no han Hegado hasta nosotros. Preciso se hace llegar 4 Ja segunda mitad del siglo precedente para ver la atencién de los précticos desperlar su solicitud sobre esta tesis, A partir de esta 6po~ ca es cuando solamente aparecen observacio~ nes de enfermedades causadas por la mastur- bacién, cuando se imprimen las Memorias, cuando se reparteny publican las monografias; el abuso genital toma puesto en la etiologia de diversos casos patolégicos , y todo autor que de cerca 6 de lejos trate de las afecciones de los drganos sexuales, consagra algunas pigi- nas & este habito nocivo. Después de haber sefialado las observacio- nes del compilador M. Schurigius , de Boerha- ave, de Van-Swieten, de Sydenham, de Kempf, de Rast, de Stehelin, de Oest, de G. Vogel , de Zimmermann , de J. Franck , de T, Hoffmann, ete.; después de haber citado de ” EL ONANISM EN BI. HOMBRE, Senac (1), y la obra de Levis A practical essai upon the tabes dorsalis , publicada en Londr en 1748 ; después de haber nombrado , por til timo, & Bekkers, doctor londonense y autor presunto de la Onania, «an verdadero caos, so- giin Tissot (2), la obra mas indigesta que se ha eserito hace mucho tiempo, y de la que sélo pueden leerse las observaciones, no sien- do otra cosa que trivialidades teolégicas y mo- rales todas las reflexiones del autor, » hemos Hamado la ateneién del lector sobre todo lo que se ha escrito antes de 1760, & propésito de la polucién genital. En este afio de 1760 aparece la primera obra un poco exténsa sobre la masturbacién. Esta es un tomo en 8", impresa on Lovaina; esté escrita en lengnalatina, y levael titulo de Tentamen de morbis ea manustupratione ortis. El mismo affo, y cuatro después, en 1764, esta obra es traducida al francés, no se sabe por quign , y editada en Lovaina y en Paris bajo la forma deen 12.°, coneste titulo: Z’Ona- nisme ow dissertation physique sur les maladies produites par la masturbation. Mas tarde, el 15 de Mayo de 1768, en Lau- sanna, el autor, ‘Tissot, refundiendo y aumen- tando en un tercio su trabajo primitivo, le (1) Solamente on la primera edicién do us Znsoyos, (2), Zoe. cit. pag. 29, edie. de Lausanna, GRNERATIDADES. n presenta de nuevo al publico; pero esta vez es- crito en francés, y dandole este titulo defini- tivo : L'Onanisme , dissertation sur les maladies produites par la masturbation. Esta obra esta dividida en cuatro articulos: 1.°, los sintomas; 2.°, las causas; 3.°, la cura cidn; 4.*, enfermedades andlogas. Elart. 1." comprende cinco secciones : 1. cuadro tomado de las obras de los médicos; 2.*, observaciones comunicadas; 3.", cuadro sacado de la Onania; 4.", las observaciones del autor, y 5.", consecuencias de la masturbacién en las mujeres. Bl art, 2.° lleva tres secciones : 1.", impor~ tancia del licor seminal; 2.", examen de las cir cunstancias que acompailan la emisién; 3. causas de los peligros particulares 4 la mastur- bacién. El art. 3." se divide en : 1.", medios de cu- racién propuestos por los otros médicos; 2.°, prictica del autor : el aire, los alimentos , el stefio, los movimientos, las evacuaciones, las pasiones, los remedios. En fin: al art. 4,” corresponden dos seccio- nes : 1.', las poluciones nocturnas: digresio- nes sobre las enfermedades ocasionadas por exceso de semilla; 2’, gonorrea simple. No emprenderemos el anilisis de esta obra que ha hecho tan popular el nombre de suau- 6 BL, ONANISMO EN BL HOMBRE. tor, y queun niimero considerable de ediciones heehas en todas las lenguas , desde su apari~ cién hasta estos tiltimos atios (1), ha permitido leer & todo el mundo. Una critica semejante nos cansarfa tanto acaso como al lector , cuya paciencia serfa sobradamonte puesta 4 prueba Nos contentaremos con decir que el trabajo de Tissot es pesado, sin claridad y sin orden. Los excesos venéreos estin confundidos con los abusos genitales, lo que es ya un grave error; pero noes esto todo : contiene gran nimero de observaciones, en las que las enfermedades atri- bufdas la manualizacién no son imputables realmente sino 4 la espermatorrea, apenas en- trevista sumariamente por el médico de Gine~ bra, En fin: las teorfas expuestas en esta larga disertacién son atrasadas para nuestro tiem- po, y el tratamiento propuesto , que , por otra parte, no se dirige sino & las consecuencias de Ja masturbacién, es completamente deficiente, mal entendido, sin ninguna utilidad ni lame- nor eficacia. En una palabra : es un libro lleno de imperfecciones. Nuestra apreciacién, un poco dura , pero justa, se encuentra corroborada por la opinidn de uno de esos hombres euyo valer no puede sor puesto en duda : de Lallemand (2). (1) Lauiltima edicién quo conoeomos leva la fecha do 1876. (2) Zoe, cit., tomo, pag. 313. OBNERALIDADES, W «Bajo el punto de vista cientifico (dice el profesor de Montpellier), es una mala compila~ cidn, sin eleccidén, de autoridades viejas , de teorias erréneas 6 arriesgadas, de observacio- nes incompletas, frecuentemente mal elegidas 6 insignificantes , y de errores graves , sobre todo en terapéutica. El todo, en estilo muy incorrecto, y las mas de las veces declamato- rio. Por esto no ha obtenido un gran éxito en- tre los sabios y los pricticos.» Sin embargo de este juicio severo , aiiade: «Pero los que han reprochado 4 Tissot de ha- er exagerado la verdad, de haber errado el objeto, y hasta de haber ocasionado mas mal que bien, estos ciertamente han sido muy in- justos , porque han hablado de lo que no en- ‘endian. Para mi he visto muchas veces el mismo furor, las mismas miserias seguidas dela muerte, y las numerosas confidencias que he recibido de los que se habian corregi- do, me hacen creer que ningiin libro de este género ha sido més witil 4 la juventud (1).» Después de la disertacién de Tissot apare- cen, segiin el orden cronoldgico: En 1775. — Andnimo. — Instruction courte mais intéressante sur les suites facheuses aurguelles on expose la santé par la pol- lution colontaire, in-8. Paris. (1). Zoe. et., tomo 1, pig. 344, 8 BL ONANISMO EN aL HOMBRE, En 1780.—C. F. Barrwer.— Praktisches werk von der Onanie.—D'rataio prictico del Ona- nismo. Woipzig. En 1784.—C. G. Gaunse.—Dissertatiode Mas- turbatione. Tena. En 1786.—8. G. Vooe., — Unterricht fur Altern und Kinder-Aufscher , wie das wn~ glaubliche gemeine Laster derzersterenden Selbstbefleckung am sichersten zu verhitten und 2u heilen, in-8. Stendal. — Instruccio= nes & los parientes y vigilantes de ninos so- bre el increible y comtin vicio de la mastur= bacion, y sobre el medio mds seguro de evi~ tarlo. En 1787.—Hatui.— Encyclopédie methodique de mddecine, Paris. Art. Asus DE sor MEME. En 1788.—Huscuxs.—Dissertatio de Mastur- datione , in~4. Tena. En 1791. —J. G. Borrricuer.— Wink far Hiltern, Evzicher und Junglinge die Selbst= befleRung Ddetreffend , in-8. Koenigsberg. —Consejos & los padres, & los maestros y & los jévenes concernientes d la masturbacién. En 1792. —Watse.—Dissertatio de signis ma- nustuprationis certioribus, in-4, Erfurth. Rn 1795.—Kurze.—Geschichte eines Onaniten der sich selbst Kurirt hat , in-8. Gera.— Historia compendiada de un onanista que se ha curado él mismo. Onn sKALIDADES. 9 En 1798.—F. J. V. Roraz.—Von der Wahren Ursacheder Selbstheflehung und Ausschivei- fung in der Liebe, nebestder einzigen Heil- ‘mittel, in-8. Leipzig.—De la causa verdade- ra de la masturbacion y del libertinaje en et amor, con los tinicos medios de remediarlo, En 1798.—Gounstan.—Dissertatio de manu- stuprationis nowa temere in dubium vocata, in 8, Franefurt. En 1798.—Lavas.— Dissertatio de singalari super onanism vitio sententia, in-4, Frane~ fort. En 1799.—C. G. Saxzmann.—Ueber die heim- lichen Sinden der jugend, in-8. Leipzig — Sobre lus pecados secretos de la juventud. En 1801.—CaNasraint, — Onanismus medici, politice et moratiter, consideratus , in-8, A. Enopontis. En 1802.—C. W. Recxsn. — Verhitung und Heilung der Onanie, in-8. Leipaig.— Me- dios de prevenir y de curar el onanismo. En 1802.—A, H. Cunvtse.—Das wahre Gemo- elde der Selbstbeflekung, die Ursachen und Folgen, in-8. Breme.—Llverdadero cuadro de la masturbacion, sus causus y sus con- secuencias, En 1802.—A. L, Iwz8.— Ueber das cerstoeren- de Laster der Selbstbeflekung, in-8. Rostok. —Sobre el vicio destructor de la mastur- bacion, a0 1, ONANISMO EN HL, HOMBRE, En 1805.—K. J. Kuuceromn.—Die Leiden des jungen Huberts, oder die Folgen der Ona~ ‘nie, in-8. Andernach. — Los sufrimientos del joven Hubert , 6 continuacisn del Ona- nismo. En 1807.—C. F. A. Darung.—Ueber de Nach- theil relchen das tiefe stillschmeingen un- serer Eraicher in Rucksicht des Geschlechts- triebs nach sich zieht, in-8. Leipzig.— Dé los inconvenientes que trae consigo el silen- cio de nuestros institutores relativamente al instinto del amor. En 1809.—Maro-Anr. Perrr.—Onan 6 él se~ gnulero del Monte-Cindra. Hecho histérico, in-8. Paris y Lyon. En 1813.— Corrix-Roswy.—De la naturaleza ultrajada. Nuevo tratado del Onanismo y Guia fisiologica de la juventud. Paris. En 1815, delante de Ja facultad de medici~ na, un médico del 10.” regimiento de infante~ ria ligera, Aloyse Schwartz, presenta y so: tiene para el grado de doctor 1a tesis siguiente: Disertation sur les dangers de Vonanisme et les maladies quien résultent. Este estudio contiene 40 paginas y seis pa- rrafos, En el primero establece el autor la de~ finicidn, la sinonimia y el origen del onanis- mo; en el segundo trata de la etiologia; en el tercero habla de los efectos del onanismo, so- bro Ja economia animal, y de las enfermeda— GenteaLiDaDes, 8 des que resultan del lado de los érganos de la digestion y de la respiracién del sistema ner vios0, de los sentidos y de las faeultades intes Jeotuales, del aparato genital, ydel organisino en general. El parrafo cuarto’ esti reservade la importaneia del licor esparmético y 4 los peligros del onanismo, en Jos heridos, los enfermos y los convalecientes, Los signos del onanismo'sirven de titulo al quinto parrafo En cuanto & la tltima parte, comprende la exposicién dol tratamiento, cuyas indicaciones especiales son: 1.°, emplear todos los medios posibles para prevenir 6 para hacer perder el habito fanesto del vieio; y 2.°, curar las enfer- medades 6 los desérdenesde la economia que haya ocasionado. El trabajo de A, Schwartz, aun cuando me- nos largo que el de Tissol, es, cientificamente hablando, preferible a este wltimo. Mejor or- denado y masdialéctico, contiene, porotra par- te, mésdo una observacién euriosa y algunos buenos trozos. Sin embargo, al lado de esto Presenla defectos graves, teorias extraiias, errores groseros y antiguallas médicas, La parle mas descuidada es la relativa al trata- miento : ésta no es sino un sumario, en todo insuficiente. En 1819, Fournier y Bogin,en el Dicoionae rio en sesenta volimenes, hacen un excclente articulo, que merece ser leido, y al cual mas ‘ ° EL ONANISMO EN Bt, HOMBRE. de un autor posterior ha sustrafdo fragmentos, olvidandose frecuentomente de indicar la fuen- te de donde tomaba sus materiales. Seis afios mas tarde, Doussin: Dubreuil es- cribe sus Cartas sobre los peligros del onanis- mo. Paris, 1825. Llaiio siguiente, 1826, ve aparecer el Zra- tado de la Chiromania, de J. B. Teraube. Estas dos obras, desembarazadas en parte de los antiguos errores de sus predecesores, valen mas que las anteriores. Poseen un. ca- racter més moderno, especialmente la tltima; ysienella no hormiguean los hechos nue- Yos, como lo reprocha Lallemand, contienen, no obstante, restimenes originales 6 ideas nuevas, aunque frecuentemente atrevidas. La Chiromania de Teraube es un libro de 172 paginas en 8. dividido en tres partes y nueve capitulos, de los que 4 seguida pone mos el contenido. 1! eaure. De las catisas que dan_naci mieuto 4 la chiromania.—Capitulo I. De las causas que dependen del género de vida que lleva la juventud y de su educacién.—Capitu- lo Il. De las causas que se derivan de la de- pravaeidn de las costumbres y de la corrup- cién de los hombres. 2. panne. De las enfermedades produci- das por la chiromania.—Capitulo III. Efectos de la chiromania sobre las funciones dela vi- GENeRALIDADES, 83 da de nutricién.—Capitulo IV. Efectos de la chiromania sobre las funciones de la vida de relacién.—Capitulo V. Efectos de la chiroma- nia sobre las funciones de la vida de reproduc- cién.—Capitulo VI. Teoria de los fenémenos mérbidos que se ven sobrevenir consecuen. cia de la chiromania, “parts. De los medios de curacién de la chiromania.—Capitulo VII. Medios de en rain proporcionados por la higiene.—Capi- tulo VIII. Medios de curaci in proporcionados por la terapé utica y la materia médica.—Ca- pitulo IX. Medios de euracién proporcionados por la medicina. Se ve por este cuadro que el plan de la obra est mejor entendido y difiere sensible. mente de los que hemos examinado ya. El sélo reproche, pero es capital, que puede ha- corse al Zratado de la Chiromania,es el de ser muy incompleto. El cuadro era bueno 6 casi bueno: faltaba Henarle concienzudamente. Te- raube no ha sabido hacerlo, Se ha detenido sin raz6n en discusiones innecesarias y en recri- minaciones intempestivas é injustas contra la civilizacién, sin reparar que pasaba en silen~ cio un gran mimero de puntos importantes que precisaba enumerar y dilucidar. Los eapi- tulos relativos al tratamiento, mejores que los desus antecosores, son muy corlos y contienen muy pocas indicacioues tililes y practicables. st mL ONANTOMO BN RL HOWRRE. Menos de diez afios después de Teraube, en 1835, el Dr. Leopoldo Deslandes publica un libro De P Onanisme et des autres abus vé- néviens considérés dans lewrs rapports avec la santé. Este es un grueso volumen de mas de 550 piginas, dividido en dos secciones, de las que trata Ja primera de los efectos de los excesos venéreos, y la segunda de las reglas de pre- yencidn y de tratamiento rolativas & estos mis- mos excesos. No podemoshacer nada mejor, para dar una idea del trabajo del Dr. Deslandes, que trans- cribir una especie de sumario. 1." ranre.—Capitulo I.—De los peligro: qne pueden tener los excesos venéreos. § 1. Potencia de los érganos genitales considera: dos.en estado de reposo. § 2.” Potencia de lo: 6rganos genitales considerados en estado di vigilia, § 3.° Potencia de los 6rganos genitale considerados en el estado de accién.—Capitu Jo Il. De las circunstancias que hacen el act -venéreo mas 6 menos nocivo a la constituciés y ala salud. § 1." Cireunstancias concernien es al acto venéreo que le hacen mas 6 meno nocivo. § 2.” Circunstancias extrafias al act yenéreo que le hacen més 6 menos nocivo.~ Capitulo III. Sintomas.y enfermedades resu! tado de los excesos venéreos. § 1." Sintoma generales de los excesos venéreos. § 2.’ En GENERALIDADES. 3 fermedades que se ha visto resultar de los ex- cesos venéreos. panrg.—Capitulo I.—Medios de preser- vacién relativos 4 los excesos venéreos. § 1.* Primera indicacién. Hacer que el deseo que conduce 4 masturbarse no se presente, 6 no ‘venga jamas, 6 tenga la menos fuerza posible. § 2. Segunda indicacién. Hacer que la volun - tad resista al deseo de masturbarse. § 3.” Ter- cera indicacién. Quitar 4 los que desean y quieran masturbarse el poder de hacerlo. Capitulo II. De los medios de reparacién rela- tivos los excesos venéreos. Este libro es excelente bajo casi todos los puntos de vista. Encierra en verdad algunos restimenes sobradamente hipotéticos, algunas interpretaciones falsas de hechos, y muchas digresiones, originales si, pero imililes. Sin embargo, esta exento de todos esos errores groseros que pululan en las obras anteriores. Este es un libro cientifico en toda la exten- sign de la palabra, robusto, sélido, bien con- cebido, convenientemente expuesto y desarro- lado; pero que no ha tenido, sin saber por qué, el éxito que merecia y tenia derecho 4 esperar del puiblico médico é instruido ‘Acaso con razén debemos reprochar 4 L. Deslandes, en una obra tan extensa, el haber dejado en la sombra absolutamente, como sus predecesores de otro tiempo, todo cuanto hace 86 ML ONANIEMO BN si, HOMBIOS. referencia 4 Ja definicidn, 4 la sinonimia, al origen, 4 la historia y 4 la bibliograffa de la masturbacién; acaso debamos asimismo acu- sarle de haber descuidado el estudio de las formas do la polucidn genital, y de no haberse detenido suficientemente sobre su etiologia y su tratamiento; acaso, en fin, nos dolamos de haber confundido en una gran parte de su tia- bajo los excesos venéreos, tales como los he~ mos definido en nuestra introduceién, con las maniobras abusivas propiamentedichas, loque simplifica singularmentesusinvestigaciones y su trabajo, sea; mas 4 pesar de todo, y tal como es, no vacilamos en repetir que es el me- jor libro escrito sobre la cuestién por wn hom- bre de talento, justo yno sistematico, que dis- cute los hipétesis y las doctrinas, y juzga las cosas con la razén'y sin provencidn primitiva, Asi, aceptamos Ja elogiante apreciacién de Lallemand, que dice : «Kste tratado, superior 4 todos los que le han precedido, esta escrito con un gusto sostenido, lleno de concienzudas investigaciones y do discusiones imparciales. Diré mas : si yo hubiese debido tratar las mis mas cuestiones y considerarlas del mismo mo- do, me hubiera contentado con enviaral lector 4 la obra del Dr. Deslandes, en vez de escribir este capitulo (1). (A) Loc. cit, tomo x, paginas 315-318. GENBRALIDADES, 81 No nos resta ya por citar mas que dos obras posteriores : Ja primera es debida 4 la pluma de Julius Rosewbaum , erudito profesor de Halle: se publicé en Leipzig, en 1845, y se titula: Die Onanie; el segundo es un librito de 175 paginas, editado en Paris en 1877, y del que, por la raz6n de cuerpo y por el honor médico, no daremos ni el titulo ni el nombre del autor. Este optisculo no es efectivamente, fuera de las lineas tomadas & buen ntimero de autores contempordneos , mas que un montén de frases y series enteras de paginas unidas de cualquier modo, y tomadas aqui y alla de Tissot, de Schwartz, deTeraube, de Fournier y Begin, etc., yde otros médicos del pasado, sin que ol impradente compilador se haya euidado de establecer su origen, sin que se haya pre- ocupado de refrescarlas y de quitar & las teo~ Nias que encierran, su barniz anticuado ; sin que, en fin, le haya dado la idea, antes de ex- ponerlas de nuevo, de privarlas de su olor de- masiado revelador de cosas antiguas exhuma- das de repente. Todos los que acabamos de nombrar, no son los tinicos escritores que han hablado dela masturbacién y de sus consecuencias ; hay otros que, sin tomar a polucién genital como el principal asunto de sus eseritos , sin em- bargo se han ocupado mas 6 menos de esta practica, y merecen hallar sitio aqui, después 83 BL ONANIMO EN FL Nonna, de los primeros, por las contribuciones que han aportadoal estudio dela cuestién que nos ocupa. Los unos se han detenido mas 6 menos largo tiempo sobre la manualizacién y sus con- secuencias, en observaciones , en articulos do los periédicos 6 en el curso de sus obras; tales son: Morgagni, Chopart, Sainte-Marie, el traductorde Wichmann, Alibert, Dupret-Rony, Melot, Davila, H. Kaula, Lende, Brachet, Poli- niére, Monlégre, Virey, Serrurier, Guerry- Duvivier, Georget, Descuret, Desruelles , Ré~ veillé-Parise, Philips, Mayer, Bergeret, Paul Moreau (de Tours), etc., ete., ete. Los otros han tocado de una manera mas directa la manualizacién en estudios, memo~ tias, tesis, articulos do diccionario, ete., que se refieren 4 los érganos genitales ; estos son: A.J. Wenpue.—Hssui sur les pollutions noc turnes produites par la masturbation chee les hommes, el Exposition d'un moyen sim- ple et str de les guerir vadicatement. La Fléche, 1811, LaLtEMann.—Des pertes séminales involontai- res, 3 vol. Paris, 1836-1842, Connis.—De la virilité. Londres, 1840. Pa~ ris, 1851. Vawusr (du Havre).—Cause morale de la cir concision des Israclites. Institution préven- tive de Vonanisme des enfants, etc. Paris, 1847, ‘uNEnALIDaDES. 8 F. Rovaaun.—T'raitd de Vimpuissance et dela stérilité chez Phomme et chez la femme. Pax ris, 1855. Bexttor—Conseils auer hommes affaiblis. De Vinpuissance prématurde. Paris, 1859. Bournox —De Vinfluence du coit et de Vonanis- ‘me dans la station sur la production de pa~ ralysies. Those de Paris, 1859, w 115, W. Actow.—Konctions et désordres des organes de In generation chez Venfant, le jeune hom- me, Vaduite ot le vieillard. Paris, 1859. E. Jozan.—D'une cause fréquente et peu con nue d'épuisement prématuré, Paris, 1863. Soutsrev.—Revue des principales causes W'infé coniité ches Vhomme. These. Strasbourg, 1866. A. Bouraxors.—Les passions dans leur rapport avec la santé et les maladies. L'amour et le libertinage. Paris, 1871. H. Barapuc.—De l'ulecration des cieatrices ré- centes symptomatiques de la nymphomanie ou de? Onanisme, Broch, Paris, 1872. Prapet.—Quelgues considérations sur Vhygione de la jeunese. Amour et onanisme. Broch. Paris, 1876, Moussaup.—Précis pratique des organes géni- to-urinaires, Paris, 1876. Cn, Mavatac.—Arl. Onantsa in Dictionnaire de médecine etdechirurgie pratique, t. xxix. Paris, 1877. (Originalisima diserlacion de 90 EL ONANI'MO EN EL HOMBRE, més de 40 paginas, Mena de gracia y de escepticismo.) J. Acntpa.—Za premidre flétrissure, in-8 de 88 pages. Paris, tercera edicidn, 1877. E. Govserr.—Les agents perturbatewrs du dé- celoppement de la jeunesse. Paris, 1878. Lasiiove.—Lecon faite d Vhdpital de la Pitid. Paris, 1882. CAPITULO I. FORMAS Y PROCEDIMIENTOS. La masturbacién no es tinica en su modo de ser; por el contrario , hay muchas maneras de mancillarse. Segin su edad , su mayor 6 menor conocimiento de las cosas intersexua- les, su saciedad , la fecundidad y la deprava~ cin de su imaginacién, el hombre emplea diversos medios de obrar , diferentes procedi- inientos para llegar al objeto deseado, esto es, 4 la produccién de la voluptuosidad. Deesta ardua cuestién es de lo que nos ‘vamos 4 ocupar en el presente capitulo, en el que nos esforzaremos por clasificar, tanto como os posible, las numerosas formas de la manua- lizacién. En primer término , segin que el acto es practicado en el estado de soledad 6 en com- paitia, tenemos dos variedades : la polucién solitaria, la polucién en comin. En segundo lugar , en la polueién en co- imiin , tan’pronto las maniobras son ejereidas por un individuo sobre otro, como lo son por oF BL ONANISMO £4 RI. HoWnRe, el individuo sobre sf mismo, de donde la sub- divisién en polucién personal, y en polueién extrafia. Cualquiera que sea , solitaria 6 en comtin, personal 6 extrafia, la polucién puede ser ejecutada con la mano, 6 sia el socorro de este érgano , lo que nos lleva 4 distinguir Ja polu- cidn manual de la polucién no manual. En fin: la polucién puede ser completa 6 incompleta , practicada en tal 6 cual posicién del ewerpo, y acompaiada de maniobras preli- minares 6 simultaneas sobre los érganos ve~ cinos del pene. 93 FORMAS ¥ PROCEDITENTOS. {9p opoy ous & ‘souroea souvl9 sor 9p oper 1ep stoupyinmE 9 searujtayosd SeaqoquUEE HOD AS opeonsinoe ‘opeimoe — ‘eqosew U9 9 ogodox ue—‘pit ep —‘sopEys00U : seuDIORTSD SU OH -eayeat of 9p ree 1p wo souenze godsono 9p uopsonpostur tog ws0ue8 oyuojunypnoes sod & sojmpadss soysiodzoo soyu2yunqaout s0a| ‘ouvig 089 oP supapesto seaoqoq9st09 sozey sod & wsayab ten oruons wn wo ou ‘upyoonponjat s0q oynbyuno odaon9 un aaqos oued tap uotseadeuoo & oquorueyo%} tod ‘oyaan tap & 0300089 ‘ottane 19 9 sozeaq sot dod ozone top vorsuedsns ey eyavsnp \. / sneqdmnoony squouvsteat +-sjaidai000i} ‘eytdavooay puoMNyeo, PAE aget09 Ut 080d out eceyttos / avarwao xora Tg % EL ONANISMO AN RI, HOMBRE. El precedente cuadro permite abrazar de una sola ojeada el conjunto de estas divi- siones. Polucién solitaria. — De todas las formas, Ja mas frecuentemente empleada es ésta, y por la misma causa es por lo que tantos autores han dado @ la polucién genital los nombres de pasién, de vicio, furor, maniobras solitarias, Por este modo es por el que principian, & este modo es al que volveran 6 vuelven mas 6 menos frecuentemente los que se entregaron primero, 6 ya se entregan, & los demas proce- dimientos. “Puede practicarse, efectivamente, en todo lugar, en todo tiempo, en todas partes donde se encuentre el individuo solo, y su realizacién, por lo mismo que es secreta, deja 4 cubierto al sujeto de la vergiienza casi ins- tintiva que engendra la vista de una accién culpable. Por lo comtin, la polucién solitaria ¢s manual; sin embargo, entre los adolescen- tes y los adultos, entre Los que poseen algunas nociones de las relaciones intersexuales, en- tre los seres ya estragados, pero ingeniosos, en aquellos, en fin, que no pueden servirse de la mano por una causa cualquiera, es algunas veces realizada de un modo diferente , como veremos mas adelante. Polucién en comiin.—Menos frecuente que la anterior, por lo mismo que requiere un con- curso de circunstancias innecesarias para la PoRWAS ¥ puocnnuteNTos, os polucién solitaria, esta forma se halla, & pesar de todo, mas extendida de lo que podria pen- sarse. Se comprende esto reflexionando que el pudor genital, aun cuando al estado de germen en los hombies todos, es, sin embargo, un sen- timiento mis bien adquirido y razonado que nativo, y consecuentemente general. Se dedu- ce, por una parte, que en ciertas épocas de la vida, durante la infaneia, por ejemplo, la ver- giienza de una cosa reprensible é inmoral no es tan sensible ni se halla tan desarrollada en los seres, para impedir su ejecucidn; se deduce también, por otra parte, que el comercio habi- tual entre personas de un mismo sexo, y la intimidad entre personas. de sexos diferentes dostruyen frocuentemente on ellos toda reser va; fendmeno este que se presenta muy fre- cuentemente entre los amantes , los esposos y Jos grupos de camaradas; se deduce, por iilti~ mo, que en el mundo se encuentran muchos individuos en los cuales el pudor ha permane- cido en estado embrionario, y muchos otros & los que el atractivo del placer hace olvidar el respeto de si mismos y desdefiar el vituperio 6 el desprecio de sus semejantes. Estas razo- nes son las que explican la escasa rareza de la polucién en comtin en sus subdivisiones , que ‘vamos estudiar. Polucion personal. — Ysta, tan pronto es puesta en uso por los amautes y aun los esposos 26 EL ONANISMO EN FI, HOMBRE, en el lecho conyugal para terminar el acto se- xual empezado por un coito incompleto, como es practicada por los sodomitas pasivos duran- te el acto contra natura & que se prestan, y sobre todo por los nifios, los compatieros de juego, de escuela 6 de aprendizaje, que salidos de la casa paterna, de la clase 6 del taller, se ‘van por bandos bajo los puentes, sobre las mu- rallas , 4 los lugares aislados , las calles de- siertas, cerca de los arroyos , 6 4 los bosques. Apoyémonos sobre ejemplos, y demos prin- cipio por esta observacidn del Dr. Bergeret (1): Mujer de treinta afios, delgada, profanda- mente gastrilgica y neuropatica. »Casada hace diez y nueve afios. Un nifio al principio, aunque su marido defraudaba, no queriendo tener hijos antes de cierta edad. »Atribuyendo este embarazo inesperado & queel fraude con aproximacién de los érganos sexuales no es seguro, no ha vuelto a usar este medio; pero muy lubrico por naturaleza, ha ejecutado con los dedos maniobras tan frecuen- tes y variadas sobre su mujer, que ha con- cluido por determinar en ésta un eretismo nervioso, levado hasta la neuropatia general mas dolorosa. »En cuanto él, cuando se halla sobrex- citado por el especticulo del orgasmo venéreo, (1) Loe. eit, pig. 107-108 FORMA® ¥ PnOCEDIUENTOS, 7 Hevado hasta los iltimos limites, en su mujer, se satisface por si solo, exigiondo de ella que le preste este innoble servicio, ete., ete.» Zimmerman reliere que un colegio entero engailaba & veces su fastidio por la manuali= zacién, buscando de este modo la manera de evilar el suelo inspirado por las lecciones de una metafisiea escolaslica que un viejo profe- sor daha durmiendo casi (1). El autor del Zratado de la experiencia re~ lata atin que un dia se descubrié en un pueblo que una sociedad entera de bribones de trece quince afios se reunfan para practicar la ma- nualizacién (2). En 1874, que habitabamos la calle de las Escuelas, desde nuestra ventana, situada en el rinedn de la calle San Jacobo, por dos veces nos ha sido dado ver siete a ocho pilletes de nueve 4 doce ailos que se habian introducido en un terreno de venta, cercado de tablas, lindante con la Sorbona; y alli, después de repetidos simulacros de maniobras sodomitas, terminar sus laseivos recreos por la mastur- bacién personal practicada en comin. «Cuando muchos pastores estiin reunidos (1) Bocerptum tottus Tlaliae et Heloctiae Witterature pro ann, 1759, tomo 1, pag. 93. (2) Zimmermann, De (a experiencia, tomo m, pigi- na 400, 1 "8 11 ONANIEMO BN Ht, KOMDRE. habitualmente, escribe Lallemand (1), los des- 6rdenes no son menores ; los més jovenes son pervertidos bien pronto por el ejémplo de los demas, y la ociosidad da 4 su pasién un alto grado de intensidad y de imprudencia. Mi ami- go Dunal, decano de la facultad de ciencias, durante una herborizacién en los Cevennes, sorprendié un dia en medio de un bosque cinco 6 seis pastores jévenes, sentados en cireulo, y entregindose 4 sus infamias, los unos fronte & los otros, Apenas su inopinada presencia pudo impedirles continnar, demostraron mas bien contrariedad de haber sido importunados que vergitenza por haber sido sorprendidos. EL mayor de estos miserables apenas era paber.» in 1876, un juez de instruccién del tribu- nal del Sena estaba eneargado de proceder contra una sociedad de ladrouzuelos, de los que el mayor apenas tendria veinte ailos: no estaba arrestada la banda entera, y era preci so, a fuerza de habilidad y aun de amenazas, arrancar & los que estaban detenidos los nom- pres de los que la policia no habia podido atrapar. En un interrogatorio, y respondiendo al juez uno de los prevenidos, dijo con mofa: GY bien! Si, falta todavia Cuarenta y siete; pero yo no sé dénde se habré ocultado.» El magistrado quiso suber la explicacién de tan (A) Loc. cit., tomo t, paginas 442 y 443, FOKMAS ¥ PRUGEDIMIENTOS, 9 singular nombre de guerra. Entonees, el jefe de los aprendices de handido refiere que se habia dado este sobrenombre 4 uno de sus compafieros, porque necesitaba cuarenta y siote movimientos de mano para determinar la eyaculacién espermatica. Los diez 6 doce muchachos de que se com- ponia la banda se reunian efectivamente en un cuarto, y se mancillaban en comin, pero personalmente, contando en alta voz el mi mero de los movimientos necesarios para la terminacidn del acto. {Un convenio fijado de antemano condenaba al que de entre ellos eyaculaba el tiltimo, 4 pagar 4 los demas. me- dia pinta (1) de vino, una copa de ajenjo 6 cualquier otra cosal, Polucion eatraiia.—Como indica su nom- bre, esta especie de abuso, tan ordinario como los precedentes, es ejecutado por un in- dividuo sobre otro. Generalmente el acto es reciproco, Aqui son condiscipulos que de esta suerte acortan las largas horas de estudio, 6 embellecen la ociosidad de los recreos y sali- das; alla son prisioneros que han logrado es- capar 4 la vigilancia de sus guardianes ; fre~ cuentemente son amantes y esposos, que te~ men las consecuencias de un contacto sexual, 6 sifildfobos y seres gastados que exigon este (1), Lapinta os igual dun ootavo do galléu, scan 0,57 lito. (N. del Traductor,) wo HL ONANISMO RN RIL HOMDRE, servicio 4 las cortesonas que visitan frecuen- temente. Algunas veces son impotentes viejos, que pagan 4 nifios adiestrados en este repug- nante trabajo; 6, asimismo, son mifiones, que antes , durante 6 después del acto sodémico, abandonan su pone en mano de los pederas- tas, 4 quienes excita en el mayor grado la vi ta del eretismo que desarrollan en sus paticos. Todo el mundo conoce los términos de cazador y conejo con que en los liceos se de~ signa 4 los masturbados y masturbadores, flagrante prueba de que la polucién extraiia se ejerce diariamente en las casas de ins~ truccién. ‘Un amigo, escribiéndome la historia de dos jovenes con motivo de la muerte de uno de ellos 4 consecuencia de la tisis, me referia tl- timamente que durante su nifiez los habia sorprendido mas de una vez detras de los se- tos al salir de un baiio frio que tomaban en la ‘Ternoise. Estos compatieros de placer, después de haber jugueteado algunos minutos en el agua, salian 4 la orilla, corrian un momento de aqui para alla, 4 fin de engaiiar 4 su eriado; ganaban diestramente un matorral , y alli se maneillaban reefprocamente. Hecho esto, vol vian al agua, para comenzar su entreteni miento algunos momentos después. Una de las mis instructivas observaciones de Bergeret, que acabamos de relatar mas arri- VORMAS ¥ pHOCuDIMIENTO®. we ba, prueba asimismo que ol lecho nupeial no se halla exento de esta clase de: polneién. A decir verdad , la masturbacién reciproca , que vaya 6 no precedida de coito incompleto, es uno de los més comunes fraudes entre uniones legitimas 6 concubinatos, porlonezeon a la clase que se quiera. De un gran niimero de prostitutas interro- gadas & este propdsito, sabemos que de elas se solicita con tanta frecuencia la masturba~ cidn como la fellacién, y los solicitantes son, ora adultos dominados por el temor de las en= fermedades venéreas, ora viejos,, & los que ya el coito deja completamente apiticos. Algunas de estas mujeres, lo mismo que otras del con- tacto a3 ore, han sabido hacerse de este modo de proceder una especialidad de las més lu- erativas. Aun enandoteniendo por objetoordinario los pederastas el coito rectal, no se limitan 4 este solo abuso, ¥ muchos de entre ellos se entre gan 4 as pricticas manualizadoras extratias. Este hecho no ha pasado desaporcibida por A. Tardien, que define de la manera siguiente los nombres de «Casse poitriney y de «Reni - flours» (1) asignados 4 determinadas sectas de estos personajes. (1) Se han conservado los nombres franceses, por ‘que st orivalencia en espatial nada aclara acerca ile la especialidad a que slude Tardien. —(N. del Traductor.) 402 Bi ONANISNO LN HE HOMBRE «Omnes flagitiorum species apud =m concurrunt, et variis quas nequitia gennit sectis, nomen peculiare servat abjectorum istorum hominum sermo. Qui manustupra de- diti sunt «Casse-poitrine» appellantur.... Foe- dissimum tandem, et singulare genus libidi- norum vivido colore exprimit appellatio «Re- nifleurs,» qui in secretos locos nimirum cirea theatrorum posticos convenientes quos com- plures femine: ad micturiendum festinant, per nares urinarij odare excitati illico se invicem polluunt (1). Polucién manwal.—La mayor parte de los que se mancillan lo hacen con la mano, lo que hace decir que la masturbacién, en el sentido etimolégico de la palabra, es el procedimiento mas usado con el objeto de engendrar la vo- luptuosidad. De idéntico modo que hemos ex- puesto al hablar de la forma solitaria, pode- mos decir, sin temor de equivocarnos, que casi siempre los seres dados 4 la polucién ge- nital se sirven, se han servido 6 se serviran de la mano, cualquiera que sean los otros me- dios empleados 6 que puedan emplear. Esta manera es la que efeclivamente se presenta primero al espiritu como-més simple, como la mas al aleance de todos, y, si se permite la frase, la mis natural. Aun cuando la polucién (A) Bude medico-legale, ete., p. 210-24, voRMAs ¥ PhocepndtrNtos, 103 manual pueda ser, y frecuentemente lo sea, ejeculada en comin, lo mas ordinario es que se practique en la soledad; lo que permite sen- tar este principio: La masturbacién solitaria es de todas las formas de maneilla la més ex tendida, la que se ve practicada en mayor grado. Polucién no manual.—A pesar de lo que acabamos de exponer en Jas lineas preceden- tes, la verdad nos obliga 4 sefialar que existen casos numerosos en los que la mano, abando- nada para ls polucién, se encuentra reempla- zada en su accidn por diversos instrumentos, por procedimientos extraiios, por operaciones particulares. Aqui son nifios inconscientes de sus ac- tos, guiados por una especie de perversién ins- tintiva, que hacen uso de estos procedimien- tos: alli son adolescentes que, por una razén particular, no pueden servirse de Ja mano: alld son puberes, que, teniendo alguna idea del coito, tratan do simularlo, 6 bien ain, son j6- ‘venes imbuidos de las ideas religiosas, que, sabiendo cometen una falla masturbindose, buscan un medio de obrar que no piensan sea punible. Tan pronto-son adultos perseguidos por el temor do la sifilis 6 de la blenorragia, qneinventan un medio de preservarse, evitando aquellos que pueden producirles estas afeccio- nes; & veces, en fin, son hipocondriacos dis- 408 RL ONANISNO EN x. HOMBRE, gustados de la mujer, neuropsticos atacados do perversidn 6 de aberracién de las faculta- des mentales, depravados, gastados por los proceditnientos manuales, victimas de la psy copatia sexual, a los que su imaginacién arrastra bajo cl dominio del delirio gonital, en la esperanza de saciar su libidinosa onfor- medad. Dividiremos en cuatro grapos los procedi- mientos de la polucién no manual. Frotamientos y compresidn del pene sabre un cuerpo cualguiera.—Los frolamientos de la ‘verga contra cuerpos mas 6 menos resislentes, tales como los colehones en el dectibito abdo- minal, el borde de un mueble, el pie de una mesa, el angulo de una silla, 1a arista-de un baneo....; la compresién del pene sobre uno de estos euerpos 6 solamente entre los muslos, han determinado el eretismo gonital y una sensacién de placer on nifios inconscientes, que, agradablemente sorprendidos por este des~ cubrimiento, han tratado ya conscientemerite de renovar cl mismo goce, colocindose nue= vamente bajo la accidn de la causa producto~ ra, He aqui ojemplos de polucién por compre~ sién del pene: ‘@otado de wn temperament muy precoz, —escribe un espermatorreico en una memoria divigida 4 Lallemand (1),—abusaba de mi des- (1) Zoe. eit, tomo 1, pig. 457. FORMAS ¥ PROCEDIMIENTOS. 105 de la edad de ocho 4 nueve afios, para entre- garme 4 la masturbacién, 6 mejor dicho, maniobras todavia mas nocivas. Por la com- presién de la verga entre mis muslos 6 contra elasiento sobre el cual me hallaba colocado, es como me provocaba estos deplorables goces, seguidos ordinariamente de algunas golas de un liquido viseoso y transparente; esta mani- obra, que repelia muchas veces al dia, duré hasta la edad de diez y seis afios, época en la cual me detuve, completamente asustado por la sangre que vi salir casi pura muchas ve- ces, etc., ele.» Vogel (1) refiere la historia de un mucha- cho de un aiio que tenfa ya la pasisn de frotar Jos tnuslos uno con otro, produciendo de este modo la ereccién peniana. Las mujeres que le voian, rofan. Sin embargo, la madre prohibié tolorar semejante abuso; pero los gritos y las lagrimas inutilizaron las érdenes maternales. El nifio repetia muchas veces al dia, y aun por la noche, en ocasiones durante un cuarto de hora segnido, el acto, durante el cual su cara se inflamaba, los ojos le brillaban y la respira- cién se hacia entrecortada. En fin: debilitado 6 inundado de sudor, el nido acababa por caer en un profundo sueno. El profesor de Montpellier relataasé el caso “(h) Taterwickt fiir Bern, oe. ote. Véaso asimis~ imo Schwartz, pig. 10 406 BL ONANISMO HL HOMBRE, de wn oficial superior que habia legado & ha~ cerse tahescente & consecuencia de una pric- tiea andloga 4 Jas anteriores. Este militar ha- bia percibido por primera ver, 4 la edad de diez aiios, el placer genital por Ja compresién de la verga contra una mesa; por espacio de mu- chos aiios habfa seguido usando el mismo pro- codimiento (1). No habia escapado este modo de manci- larse & Deslandes, 4 juzgar por las siguientes Iineas: «Precuentemente sucede (escribe) que no se aporcibe la masturbacién alli donde existe, porque se seiiala 4 su posibilidad condiciones demasiado exclusivas. Sin entrar en detalles que no se pueden confiar 4 un libro, diré que la masturbacién, no obstante la etimologia de esta palabra, puede practicarse en el unoy en el otro sexo sin el auxilio de la mano. Esta posibilidad ha permitido 4 nitios y nifias en- gaiiar largo tiempo la mis atenta vigilancia, aun cuando se entregaban 4 su deplorable ha- bito hasta en la clase misma, delante de sus maestros, 6 en un salén en medio de su fami- lia. Operando por medio de prosiones que en cierlos sujetos han conelufdo por determinar una desviacién permanente de los cnerpos ca- vernosos, estos individuos no ejocutaban nin- (1) De Onanisme, ete,, pig. 380. PORMAS ¥ PROCEDINIENTOS. vor gino 6 casi ningtin movimiento; podfan, pues, hallarse vestidos, sentados, tener las manos libres, parecer atentos & una conversacién, & una leclura, 4 un trabajo cualquiera, y proce- der, sin embargo, al onanismo.» Mas frecuentemente que la compresién son utilizados los frotamientos del pene, sobre to- do en el dectibito abdominal, durante el cual Ia verga eréctil se encuentra entre dos planos slidos, el colehdn de una parte y el hipogas- trio de la otra. Uno de nuestros antiguos condisefpulos nos ha confesado no haberse mancillado jamas de otro modo, y més de una vez nos llamé durante la noche para librarle de violentos calambros on los miembros, que habfansobro- yenido 4 consecuencia de poluciones de esta clase, de las que, no obstante nuestros con- sejos y su voluntad misma, conservaba la costumbre 4 los veintiocho afios. Refiriendo el caso del joven Eugenio C., acostumbrado desde la edad de siete afios al dectibito abdominal, y que, como resultadé de esta posicién, habia sentido, aun cuando en él no existiera ningiin signo de pubertad, poner- se su pene en ereccién, y engendrarla presién contra el lecho itilaciones, frotamientos, de los que se originaron abusos tan funestos co~ mo los de la masturbacidn, Lallemand certifi- ca, con autoridad, queesta posicién por si sola 10% EL ONANISMO KN al, HOMBRE, provocé el descubrimiento del placer genital en este nifio, puesto que el desgraciado per- maneefa atin en la ignorancia mas completa de todo cuanto concierne & las relaciones soxuales, y no habia tampoco recibido ningtin mal ejemplo. «Por el contrario, afiade este au- tor, era naturalmente tan pridico, tan reser- vado, que jamas se habia permitido ni habia podido sufrir el menor toque manual. La pri- mera impresién ha sido, por lo tanto, instin- tiva y accidental; pero no por esto ha dejado de ser la causa de un habito que se habia transformado en pasién irresistible, sin cam biar jamds de naturaleza (1).» La observacién ntim, 61 del Zratado de las pérdidas sominales , tiono mucha analogia con la precedente : se trata de M. A., que ala edad de ocho aiios se acostaba con su nifiera durante algtin tiempo, y contra la cual gustaba de arri- marse, sin saber por qué. La visla de las formas deesta niujerhizo trabajarsujovenimaginacién, sumi6ndoleen unaespecie de tristeza, euyo ori- gon ocaltaba cnidadosamente todoel mundo. A los treceafios, una joven dedioz yocho so sirvié muchas veces de él paraengaiiarsusdeseos, sin permitir ninguna introduecién, y si solamente frotamientos exteriores; poco tiempo después fué enviado al colegio, donde le siguicron estos (1) Loe, cit, mo t, paginas 367-308 RORMAS ¥ PROCRDIMTEN TOS. 409 funestos recuerdos; repasaba continuamente su imoginacién, y por la nochese colocaba euanto le era dable en las mismas posiciones , para repetir los mismos frotamientos. De este modo es c6mo contrajo un habito tan pernicioso como Ja masturbacién, aunque siempre se abstuviese de hacer uso de sus manos. Su salud se resin tid, aun antes de que hubiese visto una emi- sidn espermitica. Su crecimiento se detuvo, y su vista se debilitd, lo mismo que su memoria y su inteligeneia (1). Podriamos todavia citar el ejemplo de mu- chos jévenes, sumamente religiosos, y que ha- bian legado & hacerse espermatorreicos 4 con- secuencia de abusos repetidos de este género, y que, sin embargo, considerando el tocamiento Uigital como un grave pecado , no lo hubiesen ejecutado una sola vez por nada del mundo. Mas lo que precede pensamos que debe satis~ facer ampliamente al lector. Introduccion del pene en un cuerpo cual- quiera. — Lazos constrictores alrededor del ‘iniembro ciril. Este modo de mancillarse, muy raro en el nifio, es més especial del priber, de aquel que no es completamente ignorante de Ja manera o6mo se ejecuta el congreso sexual. La mayor parte de las veces , en efecto , es un simulacro del coito. Los enerpos que reciben el (1) Zoe.cit.; tomo 1, paginas 371 y 372. 0 HL ONANISMO EN HL HOMBRE, pene son excesivamente variados : hay jéve- nes que se sirven de los colchones 6 de las al~ mohadas, en las que previamente abren un agu- jero; otros han utilizado las cavidades que pre- sentan ciertos troncos de arboles, 6 lasaberturas hechas en el suelo por los topos, ratones cam- pestres, 6 por cualquier circunstancia; otrosse han contentado con las rodajas de diversos ins - trumentos. Un mozo de veinte aiios, de oficio carnicero, nos ha confesado se mancillaba en un pulmén de ternera caliente ain, y perfo- rado para el uso. Larrey ha encontrado en un joven dado 4 la masturbacida un anillo de oro que se hallaba estrangulando el pene; Saba- tier ha referido muchas observaciones en las que los cuerpos extraiios eran virolas de hierro 6 de cabre, anillos de llaves, etc., ete. Legros ha visto un colegial do diez y seis ailos , cuyo pene habia sido metido en el cuello de unfras- co de esencias. iCuantos individuos han rodeado su pene de lazos constrictores, cuerdas, lazos, cintas, ete., y victimas de su imprudencia erética, han te~ nido que recurrir 4 los cirujanos, que de este modo han conocido sus maniobras! Lallemand piensa que el Dr. Deslandes co- mete un error atribuyendo 4 hibricas inten- ciones la introduccidn del pene en cuerpos ex- tratios y las aplicaciones de lazos constricto- res alrededor del miembro. Para el eminente FORMAS ¥ procenrwrmnnos, 4 genilalista no es el delirio erdtico—expresion de que se sirve Deslandes — el que empuja A estos imprudentes , sino el vivo deseo de im- pedir las pérdidas seminales involuntarias y penosas. Para apoyar su opinién, cita la obser vacidn de Deslandes, relativa 4 un aprendiz de tonelero que habia venido 4 la clinica con un cubo de candelero alrededor del pene , y afia- de: «Hubiendo sido encargado por Dupiytren de interrogar al paciente y de tomar un erd- quis de las partes, he sabido que el enfermo estaba agotado por las poluciones nocturnas, y que, con el fin de prevenirlas , era por lo que al acostarse introducia el miembro en esta par- te del candelero. Yo he debido creerlo, por la sencilla razén de que su miembro no hubiera podido jamas pasar por este conducto de cobre, 4 no ser en un completo estado de flaci- dex (1). Esta tiltima razén no prueba nada, por cuanto generalmente los masturbadores que recurren 4 semojantes medios son seres gas lados, casi impotentes , en los cuales la erec- cidn es lenta, y que justamente tratan de con- soguirla por medios extraiios. No obstante, si por una parte queremos adinitir con el pro- fesor de Montpellier que 4 veces los esperma- torreicos se comprimen 1a uretra con la espe- (1) Loe. cite, tomo 1, pig. 455. 1 BL ONANISMO EN KL HOMDRE, ranza de impedir de este modo las emisiones nocturnas; si persuadidos estamos con Nélaton de que los niiios se atan algunas veces el pone con la esperanza de no orinarse en la cama durante su sueiio, queda, por otra parte, com- plotamente demostrado, y fuera de discusién para nosotros, que en lagran mayorfa de los ca- sos os el erotismo el que arrastra & los manua- lizadores estas acciones peligrosas. El deseo del goce,lorepetimos, anima 4éstos4aprisionar el érgano copulador en un instrumento duro 6 metilico; la misma causa, mas frecuentemen- te la imposibilidad de otra maniobra, y sobre todo la necesidad de ocultar el habito genital impidiendo la eyaculacién brusca del esper- ma, suministra 4 otros la idea do servirse de un lazo constrictor. éBran tabescentes , y querfan evitar emi- siones séminales involuntarias los dos solda- dos de que habla Larroy, y quo habian in- troducido su miembro, el uno en la anilla de una badila, el otro en el cubo de una bayo- neta? as la espermatorrea la que movi6 & un jo- ven en un establecimionto balneario & intro~ ducir su pene en el agujero practicado en la fila para el desagiie, y que, no pudiendo reti- rarlo por la tumefaecién del glande , prorum- pid, a pesar de su vergiienza, en espantosos grilos para que se viniera a hacer cesar el FORMAS ¥ procupmenros Try afrentoso suplicio que suftfa por su falta (1)? Permitasenos unatillima observacién. En 1869, en Sielle, se nos llamé cerca de un nitio de seis aifos y medio que se habia cortado todo el pene menos la uretra, & mee dio centimetro préximamente del pubis, por medio de un asa de hilo. Sus padres, sabiendo que so masturbaba & toda cosla , le obligabon, durante su permanencia en el lecho, & tener fuera de las cubiertas los brazos y las manos, que ademas sujelaban para mayor seguridad. Pero el deseo habia hecho al nitio avisado, en- sefidndole a salvar las dificullades. Durante el dia so ataba un hilo alrededor del pene, y por la noche, a la hora de acostarse » colocaba el cabo libro entre sus dientes. Dentro del Ie- cho, la flexién y extensidn sucesivas de la ca- era ponian tenso y aflojaban el hilo, dando & su pene un movimiento de va y ven bastan- te para engendrar el placer. Muchas veces hax bia realizado con éxito su maniobro, hasta que una noche el hilo se rompe al nivel del nudo, cl'miembro se hincha, se gangrena, y el do- Jor, asi como Ja imposibilidad de Ia’ marcha, obligaron al muchacho 4 declarar su pade~ cimiento , del que le hicimos confesar ‘la causa. (1) Diccionario de as ciencias médicas, art. de Foure nier y Begin sobre la Masrunsaci6x, pég. 109, t. xxx, 8 ab HL ONANISNO RN it, HOMBRE: Movimientoscor porales.-Conmocion genital, —Los movimientos especiales del cuerpo , ta~ Jes como los de propulsién y retropulsidn de Ja pelvis en las posiviones de pié 6 sentado, Ja contraccién repelida de los abductores del muslo y de los misculos del periué , y las rigideces del cuerpo, son otros tanlos mo- dos de polucién particular 4 ciertos seres. Lo mismo sucede con la accién de dejarse es currir 4 lo largo do un vastago vertical, y con la conmocién general impresa 4 Ja masa del cuerpo teniéndose suspendidos por las manos. Georget en el Diccionario en tireinta volii- ‘menes, articulo ONaNtswo, sofiala de pasada alguna de estas maneres de proceder, pero sin cilar observaciones. En el Pratado de las pérdidas seminales encontramos , por el contrario , dos relaciones muy curiosas 4 este propésito. En la primera, se trata de un niiio de echo afios, que, habiéndose montado sobre uno de esos caperos méviles destinados para limpiar Jos vestidos, se dejé esourrir 4 lo largo del palo, coxperimentando por este movimiento una sen- sacién agradableen las partes genitales, «Se apresura 4 subir al mismo sitio, volviendo & ajar de la misma manera , hasta que la repe~ ticidn y variedad de las evoluciones le procu- Taron tim goce, cuyas consecuencias estaba FORMAS ¥ PROCHOIMIENTOS, 448 Jejos de prever (1).» Mas tarde legs a ser ta- bescente. El segundo no cede al anterior en origi- nalidad : hele aqui. «Vuelvo nuevamente, dice elautor, & las aberraciones que me han sido confesadas por gran niimero de enfermos. »Uno de ellos me ha dicho que en la época de la pubertad, colgandose un dia de un bra- zo, habia experimentado una ereccién pronta y enérgica, acompaiiada de plecer, y que sus esfuerzos para levantar el cuerpo habfan determinado una abundante emisin de esper- ma: ésta fué la primera. Al siguiente dia repi- te los mismos movimientos, y obsorva exec- tamente idénticos fenémenos. Desde entonces no conocié otro placer. Segiin los _principios que de muy temprano le habfan sido inculea- dos, se hubiera creido deshonrado teniendo relaciones con una mujer 6 permitiéndose el menor toque sobre si mismo; pero st. concien- cia estaba tranquila relativamente estos ejercicios, porque no le habfan sido prohibi- dos. Continud, por lo tanto, suspendiéndose de los muebles, de la puerta, etc., sin hacer nadie, & pesar de todo, confidente de su proceder, cayendo poco 4 poco en el estado de debilidad y-deterioro & que llegan los mas (A) Zoe. city pig. 419, 448 eu ONAMEMO mat mL HOMME, turbadores mas desenfrenados. En fin: toda suspension Ilegé & ser imposible por exceso de debilidad , y las emisiones voluntarias e saron, pero siendo bien pronto reemplazadas por nocturnas poluciones, que fueron tanto mas dificiles de curar, cuanto que los érga- nos genilales estaban mas predispuestos & ellas (1).» Este es el lugar de ocuparnos de a polucién por ahorcamiento , incompleto, se entiende. El ahoreamiento, como es sabido, deter- mina la ereccién y produce la eyaculacién, sea por la asfixia, sea por la compresin y exten- sign de Ja médula oblongada, sea, en fin, por la conmocidn general del cuerpo que ocasiona, acaso por las tres causas 4 la vez. Pues bie! jse han encontrado sujetos que no han temido solicitar este extrafio procedimiento para con- seguir la emisién seminal! En la cindad de las rarezas y las excentri- cidades, en Londres, se nos ha asegurado que existe una sociedad clandestina de estramb- ticos gendlemen , que se reunen con el objeto de conmocionar por el ahorcamiento incom- pleto su apatico sistema nervioso, haciendo nacer de esta suerte el espasmo erético. Este hecho pareceria increible, si no se supiera que €l libertinaje es capaz de todo. Por otra parte, (1) Zoe. cit., tomo t, p. 456. FORMAS ¥ PROCEDMUTENTOS. a7 véase lo que puede ayudar 4 creer en la exis— tencia de semejante club. El 27 de Setiembre de 1863 , en la calle de Ja Universidad, se encontré en un lugar ex- cusado un aprendiz de diez y seis afios ahor- cado, mediante una correa atada 4 las barras de una ventana. Nada podia arrastrar & seme- jante determinacién 4 este sujeto. Se investi- ga, por tanto, se examina un poco su pasado, y se viene & conocer que era un manualizador prototipo. Habia oido hablar de la eyaculacién. espermatica en los ahoreados , y traté de re- presentar sobre si mismo un ahorcamiento para gozar del mismo acto emisivo. A este re- finamiento de un placer que crefa encontrar, es al que sacrifies su vida sin querer. Un hecho parecido 4 éste se reprodujo al~ gtin tiempo después en un viejo masturbador de Bercy, para el cual el simulacro del ahor- camiento fad también una realidad. Introducciin de cuerpos extraitos en la ure tra. —Si, como hemos dejado sefialado en una obra precedente (1), las mujeres se introducen. frecuentemente los objetos mas diversos, los instramentos mas variados, en la vagina, el iitero, la uretra y la vejiga, los hombres no () Batudio médico flosifico sobre las cansas, ete, del Onanismo ex la mujer. Pouillet, pas. 16 y siguientes: versién espatola, 1883, Bt Cosmos kditorial. (MN. del Traduetor.) 448 BL ONANISMO EN EL, HOMBRE, quedan por debajo de ellas en este punto, sien- do igualmente ingeniosos para perjudicarse. Los desgraciados cuyo pene ha llegado & ser insensible 4 los contactos manuales, cuya im~ potencia temporal no basta 4 hacer cesar la insuciabilidad de los deseos, legan & imagi~ nar medios de mancillarse, que claramente de~ muestran la debilidad del hombre ante la idea del placer (1). «El espititu que el sentido venéreo domi- naba en absoluto,—eseribe L. Deslandes (2) en una de sus mejores piginas,—quiere domi- nar su vez; pero no es, no puede sor obe~ decido. »Preciso seria, cuando llega esta especie de paralizacidn, que se perdiera el recuerdo de los goces pasados ; pero sobrevive desapasic= nadamente: en este reenerdo nico, sin em- bargo, es en el que existe el deseo , que poco antes venfa de los partes generadoras. Ator- mentatlo por él, el masturbador gastado ator~ menta 4 su vez sus drganos alelargados. No obteniendo resultado de sus antiguos métodos, losinventa nuevos, y acaba por caer en lo extra vagante, en lo monstruoso, en lo horrible. Sus (1). No ta debilidad det hombre ante la idea del pla- eer, sino una alteracién completa de sus fucultades intelectuales, una erotomanta 6 quiromania. (N. deb Traduetor.) (2) Loe, cit, paginas 295 y 276. PORMA® ¥ PRooBDruteSTOR, 49 pensamientos de otro tiempo, comparados con los que al presente le asedian, no eran sino pensamientos de candor 6 inocencia. El ona~ nismo, tal como lo practicaba, podria pasar como una accién casi loable al lado de los que suefia al presente, y que practicaria si pudie- se. Si lleva la mano sobre si todavia, ésta va armada, porque sola no bastaria, Ya no es en la superficie de sus érganos donde busca las sensaciones que su desapiadada memoria le exige: esta superficie esti muerta para el pla~ cer; asi que, lo busca mas profundamente alli donde su mano no habia legado jamais. No duda en entregarse 4 las maniobras que pre- cedentemente habia mirado como una tortura, Si es preciso se mortificara, se desgarrard; no retrocedera delante de nada con tal de sen- tir, aunque sea el dolor, porque & cualquier precio es necesario que sienta, Esto dura has- ta el momento en que tan dolorosos recursos Hegan 4 faltarle, lo que sucede inevitablemen- te, sea porque se gastan por si mismos, sea & consecencia de graves uccidentes que aca- dan por ocasionar.» Bajo la influencia de su deseo, se ha visto, Jo mismo 4 jévones que 4 hombres ya liechos, introducirse diariamente en la uretra objetos de todas clases. Seria tan intitil como fasti, dioso enumerar todos los cuerpos extraiios hallados en este drgauo yen la vejiga, 6 intro- 420 BL ONANIEMO EN RL HOMBRE, ducidos en dichos drganos por masturbadores sofiadores, 4 los que el suftimiento acaba por arrestrar delante de los cirujanos asombrados, Bastara que citemos algunos , para demostrar Ja variedad. Nombremos al correr dela pluma los fragmentos de madera, trozos de ballena, alfileres de cabeza gruesa, lapices, correas de euero, pasadores, tubos de pipa, agujas de co- ser, plumas de ave, espigas, caiias de las gra- mineas 6 lallos de junco, clavos, mangos de pincel, elc., ete., etc. Nos adelantaremos & toda acusaeién de fal- sedad, relatando, bajo la forma de extracto, los ejemplos siguientes, que entresacamos aqui y alld en el campo de la ciencia, donde las ob- servaciones de este género son tan numero- sas, que se hace embarazosa la eleccidn. «il llamado N., sargento del 6.° de li nea, se introducfa habilualmente en la ure~ tra, para pereibir voluptuosas sensaciones, un cuerpo redondo, tal como un lapicero, un por ta-pluina, etc, Un dfa que se entrogaba 4 este ejercicio, un repontino estornudo le hizo sol- tar el porta-pluma, que bien pronto penetra en Ja vejiga (1), ete., ele...» Hubo necesidad de practicarle la talla. «Un joven de M. de veinticincoatios, que (1) Tomaulo de tos Archives Uelges de médecine mili taire, por vi Journal de méd. et chir. pratig.—Afto 1850, pig. 198. FORMAS Y PROCKDIMIENTOS, ro) servia en calidad de doméstico en casa del se- fior B.... de C...., se me present el 20 del mes de Julio de 1825 para que le curase una reten- cidn de orina, acompafiada dedolores muy vivos enla raiz del pene. »Después de haber preguntado y examina- do 4 este individuo, adquiri el conocimiento de que la retencién de orina, asi como los do- lores, eran debidos 4 la presencia de un cuerpo extrafio en la uretra. Acosado por mis pregun- tas, el joven me confesé entonces que desde hacia algtin tiempo habia contraido la desgra- ciada costumbre de introducir en el canal de la uretra, como agente de excitacién, un alfi- ler de laton muy largo, y que en un momento de desenido s0 lo habia eseapado, penotrando enelcanal y permaneciendo adherido desde hacia dos dias en’ la parte inferior del miem- bro (1), ete., etc.» Su extraceién exigié un procedimiento quirirgico especial. Durante mi permanencia como interno en el hospital Lariboisiére en 1859, dice Mous- saud (2), presté mis cuidados & un aficionado 4 los placeres solitarios, que por esta causa se habia introducido en el canal de la uretra dos pendientes de forma irregularmente olivar. (1) Carta del De. Gazan do Vallauris al Journal de médecine et de chirurgie pratique.—Aio 1850, pag. 97. (2) Précis pratique des malad. des org. génit wrinai- res, pig. 356.—Parls, 1876. 12 EL ONANISMO EN EL HOMBRE, Uno de ellos habia caminado hacia la vejiga; el otro habiase detenido en la porcién mem- branosa de la uretra. La extraccién de estos cuerpos extratios ocasioné dificultades, dolo- res ¥ peligros, los que, convencido estoy, no habrén curado al enfermo de su detestable mania. En Enero de 1777, el cirujano en jefe del Hotel-Dieu de Clermont, M. Bonnet, comuni- caba & la Academia de Cirugia un caso, repro- ducido por Chopart, del modo ‘siguiente: «Un hombredecuarentay cincoafiosdeedad, hallandose sentado cerea de unacepa, tomé un pequeiio trozo de sarmiento, que se introdujo en la uretra para mancillarse y excilarla eya- culacign del somen. Habiondo ompujado doina- siado adentro la rama durante la embriaguez del placer que experimentaba, y habiéndcla sollado, se insimia este cuerpo en la vejiga y ocasiona bien pronto los accidentes ordinarios 4a penetracidn de cuerpos extratios en esla viscera. M. Bonnet hizo 4 este sujeto la opera~ cién de la lalla, extrayendo con una pinza de polipo el cuerpo, que tenia tres pulgadas de longitud, ocho lineas de circuuferencia, y que estaba incruslado de gran cantidad de materia calculosa (1).» () Traité des malad. des vies wrinaires, anvtado y adicionado por Sogalas, piig. 312, 1." col. Paris, 1855, PoRMAS ¥ PROGEDINIENTOS. 12 Deslandes (1) toma dela Lancette Francaise del 1. de Octubre de 1881, esta historia de un duefio de pensién de los alrededores de Sau- mur: «liste hombre se serviaespecialmente de un alambre de siete & ocho pulgadas de largo, euyo extremo habia tenido cuidado de encorvar , en forma de gancho 6 anzuelo , indudablemente para procurarse goces mas vivos. Un dia que se entregaba 4 esta singular maniobra , y que abandonaba su mano & los mas desordenados movimientos, sintié de repente un vivo dolor. El canal se habia rasgado en su porcién mem- branosa. Este desgraciado practic numerosas tentativas para retirar el largo alambre ; pero el ganeho, que se habfa prendido en las partes blandas, hizo 1a cosa absolutamente imposible, Presa de la vergiienza y del sufrimiento, quiso verse libre & toda costa , y & este propésite doblé la parte libre del alambre en forma de anillo, proponiéndose asi hacer la leusién mas enérgica. Tird, en efecto , cuanto pudo, al ex- tremo de romperse el anillo , sin que por esto el alambre dejara de permauecer en el mismo sitio. Abandonandose entonces dla desespera- cidn mas espantosa, esperaba la muerte, cuan- do el exceso de dolor Je decidié 4 lamar &un cirujano. Hste fué el doctor Fardeau, de Sau- (1) Loe, eit, paginas 281 y 282, a HL ONANISMO EN si, HOMBRE, mur, El miembro estaba enormemente tume- facto, lo mismo que la piel del escroto ; todos Jos limites que se hallan en el punto de unign del pene con el pubis se encontraban igual- mente hinchados, calientes y dolorosos. El vienlre comenzaba 4 meteorizarse; habia re- tencién de orina; el semblante estaba rojo y el ojo viscoso ; empezaba 4 perder la cabeza ; el pulsoera duro, frecuente y concentrado. M. Far- deau asié la extremidad libre del alambre, ejer- ciendo sobre ella ligeras tracciones, y adquiri6 asi la prueba de que la otra extremidad estaba dotenida por un obstaculo invencible. Explo- rando entonces las partes con la mayor aten- cién, no qued6 poco sorprendido al reconocer, sin ninguna duda, que el gancho estaba encla- vado en el borde interno de la tuberosidad quidtica, $e practiced una incisién oblonga en este lugar; el gancho pudo cogerse, siendo ex- trafdo el alambre por el periné, etc., ote.» M. Luis Senn, en el Journal universel des sciences médicales , correspondiente al mes de Octubre de 1829, refiere el caso de un joven de diez y nueve afios, que se mancillaba introdu- ciendo en el canal urinario un tallo herbaceo, el cual so rompié un dia, penetrando en la ve- jiga y siendo el punto de partida de muchos calculos. M. Rigal vié asimismo un hombrede treinta y ocho ailos queutilizaba con un objeto erdtico PORMAS Y PROCEDIMIENTOS. es un tallo de gladio. Hste tallo se rompié en la vejiga, permaneciendo en ella dos meses, y ha- ciendo necesaria la operacidn dela talla. Tenia neve pulgadas de longitud, yestabareeubierto de una costra calcdrea de una 4 dos Iineas de espesor (1). EI Dr. Deslandes cita todavia esta obser- vacién publieada en el Journal de médecine, de chirurgie et de pharmacie,tomoxxxttt, pag.290, por el Dr. Séraillé: «Blenfermo, quetenia cinenentaaiios, hizo Hamar este cirujano el 18 de Octubre de 1813, declardndole que habia tenido la desgracia de dejar escapar en el canal dela uretra una agu- ja de colehonero de cuatro pulgadas de largo, ‘con la que desde hacia tres aiios se masturba- ba, Este instramento habfa desaparecido de sus dedos en el momento precedente ala eya- culacién. El enfermo creyé que serfa expul- sado cuando ésta se verificara , pero las cosas no sucedieron asi; la aguja habia sido introdu- cida en la uretra por el talén , y la punta, di- rigida hacia artiba, se habia fijado cerea de la raiz del miembro. Al cabo de ocho dias de su- frimiento, durante los cuales la existencia de este cuerpo ocasionaba frecuentes ereceio nos, M. Lallemand, de la Salpétriére , con- (1) Observacién presontada 4 Ia Sociedad de Mont pellior en sus Anales, tomo x, pig. 267. 496 EL ONANISKO EN RL HOMBRE, signié extraerlo mediante una operacién (1).» No podemos terminar mejor la exposicién de los ejemplos de polucién extraiia, que re- firiendo , casi in ewtenso, el caso del famoso pastor Galien con sus sorprendentes detalles, y tal como nos lo ha transmitido Chopart : «Gabriel Galien se entregaba 4 la mastur- bacién desde la edad de quince afios, con tal exceso, que la repetia diariamente ocho veces, Poco tiempo después, la eyaculacién del licor seminal llegé 4 ser raray tan dificil, que se fatigaba durante una hora para conseguirla, Jo que le ponia en un estado de convulsién general, no obteniendo , & pesar de todo , mas que algunas gotas de sangre y nada de liquido prolifico. No se sirvié mas que de su mano hasta la edad de veintiseis aflos para satisfa- cer esta pasion peligrosa. No pudiendo excitar Ja eyaculaciGn por este medio , que no hacia otra cosa sino mantener el pene en un estado de priapismo casi continuo , imaging urgarse el canal de Ja uretra con una pequefia varilla de madera, de unas seis pulgadas de longitud préximamente, que introducia mas 6 menos sin recubrirla de ninguna sustancia grasa 6 mueilaginosa, capaz de suavizar un poco la ruda impresién que debfa ocasionar sobre una parte tan sensible. La profesién de pastor que (1) Loe. cit., pig. 283. FORMAS Y PROCEDIMIENTOS, an habia abrazado le proporeionaba ocasién de hallarse solo y abandonarse facilmente 4 su pasidn , empleando on diferentes sesiones al~ gunas horas del dia para titilarse con su vari- ta el interior de la uretra. De ella hizo uso constantemente por espacio dé diez y seis afios, procurdndose de este modo una eyacu- lacién mas 6 menos abundante. El canal de Ja uretra Hegé & hacerse duro, calloso y abso- Iutamente insensible, como resultado de un tratamiento de esta naturaleza tantas veces repetido y sostenido tan largo tiempo. Golien, encontrando entonees su varilla tan initil como la mano, se ereyé el mas desgraciado de Jos hombres. La aversién inveneible que tenfa por las mujeres , la abstineneia & que se veia redueido , la ereccidn continua que provocaba su pasién, sin que pudiera aplacarla, pareefan, en efecto, justifiear su idea. En tal estado de efervescencia melancéliea, que radicaba asi en lo fisico como en lo moral, el pastor dejaba errar freeuentemente su ganado, no ocupdn dose mas que de encontrar un nuevo medio propio para satisfacerse. »Después de numerosas tentativas igual- meute infruetuosas, volvié con mayor encar- nizamiento al uso-de la mano y do la varita; mas viendo que estos medios no hacfan sino irritar sus falsos deseos, saca desesperada- mente un mal euehillo de su saco, con el cual 138 EL, ONANISMO KN EL HOMBRE, se incinde el glande, siguiendo la longitnd del canal de la uretra, Esta incisién , que 4 eual- quierotro individuo hubiera ocasionado losmas agndos dolores , no le produjo m&s que una agradable sensacidn, segnida de una eyacula- cidu completa. Encantado de su feliz deseu- brimiento, resulvié indemnizarse de su abs- tineneia forzada cuanlas veces le dominara su furor. Los fosos, los_pefiascos, los matorrales, le servian de asilo para repetir 6 ejercer su nuevo procedimiento, que siempre le procuraba el placer y la eyaculacién esperada. En fin, concediendo todo el vuelo posible 4 su pasién, Negé el caso , después de mil repeticiones , de hendirse el miembro en dos partes exacta- mente iguales , desde el meato urinario hasta la porcién de la uretra y de los cuerpos ca vernosos que corresponde por encima del es- croto, cerea de la sfnfisis pubiana. Cuando 1a sangre corria en abundancia, delenia la hemorragia, ligando circularmente el pene con un lazo, y apretando suficientemente la ligadura, para evitar el derrame sanguineo sin interceplar Ja circulacién en los cuerpos ca~ ‘vernosos. Tres 6 cuatro horas después quitaba la ligadura , abandonando las partes & si mis mas, Las diversas incisiones que hacfa en el miembro no bastaban 4 extinguir sus deseos. Los cuerpos cavernosos, aun cuando secciona- dos, entraban freeuentemente en ereccién, FORMAS T PROCKDIMIENTUS. 49 separdndose 4 derecha 6 izquierda. M. Ser- nin, cirujano jefe del Hotel-Diew de Narbona, que me ha comunicado este hecho, ha sido testigo del fendmeno de esta ereceién. No pu- diendo servirse del cuchillo, puesto que la seceidn del miembro Megaba hasta el pubis, se encontré Galien en nuevos desastres : vol vid al uso de una segunda varilla mas corta que la primers, introduciéndola en el resto del canal uretral, y titilando 4 su deseo esta parte del canal,, como también los orificios de los con- ductos eyaculadores, y asi provocabalaemisién del licorseminal. Asies cémoeste masturbador, verdaderamente extraordinario , se ha entre- tenido los diez tiltimos aiios de su vida, sin experimentar la menor inquietud acerca de la divisidn de su miembro. La larga practica que tenfa en el ejercicio de su varilla, le hacia ser atrevido y descuidado 4 veces en su uso. El 12de Junio de 174 la introduce con tan poco euidado , que sele escapa de los dedos y cae en la vejiga. Bien pronto se manifestaron graves accidentes: dolores agudos en esta vis~ ceray en ol poriné ; dificultad en la miccién, fiebre, hematuria, hipo, vomitos, disrrea san guinolenta. Atormentado por estos sufrimien- tos, todavia hacia tentativas para desembara~ zarse de tan cruel enemigo. Mas de cien veces so introdujo el mango de wna cuchera, forzan- do de atras adelante, 4 fin de hacer salir la va- 9 rt) BL ONANISWO EN HI. HOMBRE, rilla por la misma via que habia penetrado; pero el mal estaba por cima del socorro que de si mismo podia esperar. Se le insté para que volviera al hospital de Narbona, donde habia sido recibido ya tres distinlas veces en el transeurso de dos meses y medio, y de donde habia salido sin conseguir alivio, porque ja~ mas quiso consentir quesele examinara para conocer la causa de su enfermedad. {ual no serfa la sorpresa de M. Sernin , cuando, exa- minando la regién hipogastriea de este des- graciado pastor , que se quejaba de una reten- cin de orina, le encuentra dos miembros, cada uno de los que ten‘a préximamente el grosor y volamen de una verga natural? Esta singularidad aumenté la atencidn del cirujano; y aun cuando el enfermo aseguré en un prin- cipio haber nacido con esta conformacién , el coxamen de las partes, las cicatrices sobrado aparentes , las induraciones callosas & lo lar- go de la incisién, hicioron comprender que aquello no era un vicio de conformacién. Ga- lion hizo entonces la historia de su vida, dan- do todos los detalles que acabamos de referir. M. Sornin se aseguré de la presencia de un cuerpo extrafio en la vejiga con ayuda de la sonda, y se decidié 4 practicar sin dilacién la extraceién por medio de la talla, practic&ndo- la el 6 de Octubre del mismo afio , en presen- cia de gran nimero de hombres de ciencia y FORMAS Y PRoceDIMIENTOS, 434 de curiosos , 4 quienes habia atrafdo la singu- Jaridad de este hecho (1).... A los tres meses de cicatrizar la herida quirtrgica , Galien mu- ri6 de tisis ‘pulmonar. Palucin completa.—Hemos dicho al prin- cipio de este capitulo que la polucién podia ser completa 6 incompleta; que, por otra parte, era practicada segvin el gusto de los sujetos en diferentes posiciones; que 4 ve- ces, por tiltimo, se acompaitaba de maniobras preliminares 6 simultaneas sobre otros ér- ganos, A pesar de nuestro deseo, imposible nos es poner término desta parte ingrata de nuestro trabajo sin dar algunas explicaciones sobre astos puntos. La polucién completa, y esto facilmente se somprende, es la que se termina por la eyacu- acion seminal. Si, por lo tanto, es posible en os individuos llegados 4 la pubertad , enton- 2es que la secrecién del esperma se halla esta~ dlecida y funciona, no puede, por el contrario, ener Jugar en los impiberes, ni en aquellos ue originaria 6 accidentalmente carecen de esticulos; sea cual fuere el procedimiento mesto en prictica para ejecutarla, 4 ella es ila que tienden la generalidad de los mastur- vadores, puesto que la mayor suma de volup~ (A) Ghopart, Zoc, cit, paginas 310-311. ae HL ONANISMO EN EL HOMBRE, tuosidad genital se produce en el momente de la eyaculacién del esperma. Polucidn incompleta.—La.polucién incom- pleta es la que tiene lugar sin emisién algune de lfquido seminal ; de ella s6lo son capaces los impuberes y los andrdginos. Gracias & lat practicas, sean cuales fueren, ejercidas sobre su pene, estos sujetos desarrollan en si Ie erecoién y un cierto placer, que cesa brusca- mente cuando el sistema nervioso, llevado A st tiltimo grado de eretismo, se detiene. Ni difiere de la polucién completa sino en k ausencia de la eyaculacién y de la especia voluptuosidad inherente al paso del esperm: por el canal uretral, En los puberes existe otro género de mas turbacidn incompleta, que se divide en do: especies. Polucion realmente incompleta.—La prime ra noes sino la consecuencia de maniobra: ejercidas sobre el pene, sin que sean continua das por tiempo bastante para engendrar el es pasmo y la emisidn espermatica. Tal como es esta variedad se presenta con poca frecuencia pues pequefio es el ntimero de los que se de tienen en el camino de la voluptuosidad qu presienten ; pero como medio de excitacién como preliminar del coito, de la pederastia, di Ja sodomia y de la bestialidad , se encuentr: muy extendida, Por otra parte, todos los mas FORMAS Y PROCEDIMIENTOS, 433 turbadores interrogados sobre este punto con- fiesan que antes de entregarse al acto final, so abandonan mas 6 menos ntimero de veces 4 la polucién incompleta, 4 fin de aumentar, dicen ellos, la intensidad de la sensacidn genital, instigando el sistema nervioso repetidas veces. Polucion falsamente incompleta—La se- gunda, 6 polucidn falsamente incompleta , es la que, provocada de uno 6 de otro modo, de- termina el espasmo voluptuoso y la contrac cién terminal de los misculos perineales, sin que, & pesar de todo, aparezea exteriormente la menor sefial de esperma, porque ha sido establecida una compresién bastante fuerte en el momento de la eyaculacién sobre un punto cualquiera de la uretra , generalmente en la base del érgano. Propiamente hablando, esta polucién no es incompleta sino en apariencia; en realidad, es decir, fisiolégicamente, es tanto mas completa, cuanto que finaliza con la eyaculacién prolifica. Efectivamente: en los dos casos, las vesiculas seminales se vacian y arrojan el contenido fue- ra de sus cavidades en los canales eyaculado- res: solamente que Ilegado que es a la uretra, en vez de caminardeatras 4 adelante, para ver- terse al exterior, encontrando un obstéculo infranqueable en la polucién falsamente in- completa, camina dedelante 4 atrés, para ir & verterse en la vejiga. Gomo se ve, el fendme- 438 EL ONANISMO EN EL HOMBRE, no eyaculatorio existe, importando poco el lu- gar alonde va 4 parar el esperma desde el momento que es expulsado de sus reservorios naturales. Esta clase de polucién, sin ser frecuento, noes absolutamente rara. Dos causas arrastran 4ella 4 los sujetos: los unos la ejecutan por temor de ser deseubiertos , por miedo de que las manchas de las ropas no deseubran su hi- bito: otros piensan que desde el momento que Ja omisién exterior falta, no son de temer los peligros inherentes & Ja masturbacién, persua- digndose de que pueden gozar de los placeres permaneciendo indemnes de los eastigos oca- sionados por sus maniobras. Ahora bien : esté muy lejos de suceder como ellos piensan, y acabamos de ver la razon: afladiremos atin que 4 mas de las afeeciones comunes los manua- lizadores, hay otras queson especiales &los que so dan 4 la polucidn falsamente incompleta. He aqui dos ejemplos de polucién de este gé- nero, que tomamos el primero & Deslandes (1), quele ha sacado del Diccionario en sesenta voliimenes, articulo Masrursaci6y, y el segun- do Lallemand (2): «MM. Fournier y Bégin refieren el ejemplo de un joven que omprimia las partes mas (1) Zoe. cit, pag. 341. (2) Loe. eit, tomo 1, pig. 450. FORMAS ¥ PROCEDIUIENTOS. 438 posteriores de la ureira en el momento de la eyaculacidn, de tal manera, que no perdia una gota de esperma : sin embargo, la fatiga que sucedia a los esfuerzos de este género era muy grande, & pesar de estas precauciones. En fin: las fuerzas disminuyeron, y la demacracion hizo tan rapidos progresos, como si la evacua- cién espermatica hubiera sido completa.» «He aqui lo que me escribia uno de mis enfermos —dice el profesor de Montpellier: «A los catorce afios me entregaba a la mastur- hacién tres 6 cuatro veces por semana, y en algunos casos muchas veces en el mismo dfa. Para evitar la emisién del esperma, apretaba fuertemente la raiz del miembro. En efecto: yo no veja salir nada on el momento que mo Salisfacia ; pero observé mas tarde que el es= perma salia con Ja orina 4 la primera vez que ejeculaba la miccidn. Segui tomando estas precauciones durante dos aflos préximamen- tevssny ele, €LC.> Polucion en diversas posiciones.—Todas las posturas son buenas para los que se mastur- ban: los unos realizan sus maniobras echados en decibito dorsal, lateral 6 abdominal ; otros prefieren la posicidn sentada ; otros proceden de pié, parados 6 andando; aquéllos se sieutan 4 la turea; los de mas alla eligen las mas ex- traas posiciones, tales como la suspension por los brazos 6 por el cuello, Sin embargo, 436 YL ONANISHO EN Ht, HOMBRE, las mas ordinarias son el dectibito lateral (1) y Ja estacién sentada, que parece veasionan me- nos fatiga. Es de notar que aqui, como en to~ do, el habito deja sentir su poder, y que el mas- turbador cambia dificilmente por otra la posi- cién en que desde un principio se acostumbra A colocar, y que tinicamente, segiin él, es capaz de permitirle sentir la mayor suma po le de voluptuosidad. Mis adelante se verd que, no sin razéu, es por lo que acabamos de decir algunas palabras sobre la posicién del cuerpo eu la poluciéa genital. La posieidn, en efecto, parece jugar un importante papel en la produccién de ciertas afecciones consecutivas 4 Ja masturbacién; por ejemplo : la paraplegia se encnentra mas cominmente entre los ma- nualizadores, que cometen sus abusos de pid. Polucivn con maniobras sobre los drganos vecinos, y principalmente sobre el escroto y et recto. — Algunos individuos no so contentan con las maniobras penianas , y, bien 4 fin de desportar nna sensibilidad que se gasta , bien con objeto de mantener a ereecién en el grado necesario para el cumplimiento del acto cuan- do la causada ha legado 4 ser impotente y no reacciona sobre los drganos, emplean estos seres procedimientos harbaros y repugnantes.. La geuoralidad de ellos se malaxan , se frotan (1) Do profereneia el inquierdo, para servirse de la many dereeha, (N. deb Praductor.) FORMAS ¥ Procenmuentos. S437 los testiculos, 6 piden este servicio 4 una com- paiiera, & un cémplice; otros no vacilan en exigir, tan pronto sobre el escroto como sobre el pering, el ano, la base de los muslos y el hi- pogastrio, los cosquilleos, las caricias lascivas, y hasta [os contactos linguales femeninos 6 infantiles. Estas maniobras son mas frecuen- tes de lo que puede imaginarse. Algunos van mas alla todavia; se conoce el ejemplo de adul- tos y jévenes que, con la ayuda de agujas 6 alfileres, se han picado y hasta atravesado de parte a parteel miembro 6 los testiculos, éPuede , por otra parte, existir en materia gonital nada que deba extrafiar al que haya Jeido el caso de Gabriel Galien? Por wiltimo: faltanos sefialar una maniobra preliminar 6 simultanea con la masturbacién: nos referimos 4 la polucin posterior, Este modo , tomado de los antiguos griegos y lati- nos, comprende dos especies : la sodomfa ar tificial, y la sodomia verdadera. Ya hemos te- uido ocasidn de decir que los sodomitas acti - vos tenfan por costumbre durante el acto rectal mancillar 4 sus mifiones , y no insisti- remos sobre ello; en cuanto 4 la sodomia arti ficial, consiste en la introduccién de los dedos 4 la manera de los siphniacos, en la introdue~ cién de priapos al modo romano, 6 de cual- quier otro objeto, en el interior del recto. {Cudntos cuerpos extrafios no se han en 438. BL ONANISMO EN BL HOMBRE. contrado en el intestino grueso de individuos tenidos por sodomitas , cuando no eran otra cosa sino refinados masturbadores? Extraiias 6 personales, las maniobras accesorias son may frecuentes en los adultos y en los viejos. Se nos ha asegurado que estos tllimos mastur- badores se servian para la polucidn rectal de una pequeiia bola de marfil, armada sobre un lallo de acero, cuya extremidad libre quedaba durante su uso fuera del recto. Un movimien- to bruseo que se imprimia al tallo metalico engendraba una serie de vibraciones que se comunicaban 4 la bola de marfil, hundida has- ta la préstata, determinando de esta sirerte en los Grganos vecinos una conmocién favorable al eretismo genital. No hablamos de este sin- gular instramento mas que como memoria, pues hasta hoy no hemos logrado adquirir de visu la prueba de su existencia; pero no suce- de lo mismo con otros objotos diversos. No son, en efecto, raros los ejemplos de in- dividuos que vienen 4 reclamar la interven- cin quirdrgica para la extraccién de cuerpos extrafios que han hecho penetrar en el recto con objeto de hacer desaparecer una constipa- cién penosa, dicen unos, a fin de calmar los dolores intestinales, dicen los otros ; en reali- dad , con la tinica y exclusiva idea, debemos decir, de crearse algiin goce erdtico, Aqui (refiere Moran en las Afémoires de PORMAS ¥ PROCEDINENTOS, 439 P Académie de Chirurgie), es un sexagenario que viene 4 la Caridad & quejarse de tener en el intestino una canula de jeringa , y que una vez que siente asido el cuerpo extratio por las pinzas del profesor Gerard, termina por si misino la operacién, huyendo fuera del hospi- lal, pero dejando entre las manos del asombra- do operador un grueso palillo de madera. Alla es un hombre de treinta aiios, que abandona en su recto un trozo de madera c= nico, de tres pulgadas de largo y de dos de anchura en su base, que no puede ser extraido por Saucerotte sino con la ayuda de una ba- rena. + Véaso un tejedor que se introduce por el ano una lanzadera, guarnecida de su palillo, y todavia provista del hilo correspondiente. Véa- se un religioso, eitado por J. Nolet, que insi- nila en su recto para curarse un célico, dice devotamente, un frasco leno de agua de la reina de Hungria, Dessault nos conserva en su diario la ob- servacién de un memorialista que se habia metido en el intestino un bote de confilura, de cinco pulgadas de largo, eénico, sin asa ni suelo y cuya extremidad menor tenia dos pul- gadas de diémetro, M. Tuffet participa 4 la Sociedad Médica de emulacién el caso de un individuo que, ha- bigndose introducido en el recto un vaso de 450 HL ONANISMO HN EL HOMBRE, taberna, cuyos fragmentos tuvierou que ser extraidos por medio de las pinzas, no curd por esto dv su exlraiia fantasia, introduciéndose mis tarde una garrafa de cristal , que él mis- mo rompié en el paroxismo del dolor & golpes con el mango de una badila. Este practico refiere asimismo la historia deunlabradorde cuarenta y seisaiiosque, amas de polucionarse ordinariamente con ayuda de tuna espiga de centono introdueida en la uretra, no desdefiaba, sin embargo, la polucién poste- rior. De primera intencién, con efecto, se in- trodujo en el recto una tabaquera, de forma casi cilindrica que, no queriendo salir, te obli- g6 4 reourrir al cirujano: pero esta experien~ ia no le aproveché, porqueal poco tiempo atin se introdujo en el intestino un eubilete de ma- dera, que esta vez no pudo ser extraido, oca~ sionandole la muerte (1). (1) Como una pracba del extremo hasta donde Ile- ‘gar puode la aberracién de los sentidos, citaremos ol ca- 80 siguiente quo, tomado do Bt Siglo Médico, 1879, s0 in- sorta on Ia traduccién espatiola de la Patologia y Clinica rgicas del Dr. J. A. Fort. OssenvaciOn XXX1.—Cuerpo eatraito introducido en el intestino recto. (Cas0 varo observado en el Hospital general, sala do San Nicolés, por el profesor de namero D. Juan de Lugue,) «N. N., de cuarenta y cinco a euarenta y siete hos de edad, natural de un pueblo de la provinoia de Lago, sle tomperamento sangatneo linfitica, de bue- causas, aa na constitueién y conformacin, residente en Madrid hace diez y ocho 6 veinte aftos, y dedicado sucesiva- mente 4 los oficios de barquillero, aguador y mozo de cordel , fué el dia 2del mes de Febrero préximo pasado, al anocheeer, é llevar un encargo 4 la calle An- cha do Sn Bernardo, y 4 si regreso se encontrd a un amigo, con el eual se entretavo como hora y media, separindose de él 4 lasnueve de la noche en a misma calle. Poco después se le acered un eaballero pregun- tandole si queria hacer un mandado, y habiéndole con- testado aflemativamente, le siguié hasta una casa situada hacia la mitad de la referida calle, on un piso tereero 6 ‘cuarto; la habitaoién se encontraba, segtin pudo conocer, deselquilada; ol caballero le hizo entrar on una pieza donde habia un banco y una sola luz, y le mand6 sentar en el banca; pero sospechando algo por el aspacto de la habitacién, se nogé 4 obedecerle, ectando mano a una navaja. Entonces le sorprendieron ottos tres hombres que no habia visto, los oualos lo sujetavon, tapandole la ova, echindole boca abajoon el banco y atindole los pigs, manos y euello. Bn seguida apagaron la loz. Bn esta situacidn, segiin refiere el enfermo, le introdujeron ‘una cosa por el ano y después le desataron, y entre dos le bajaron 4a calle y le dejaron tendidoen laacera, cara ila pared, donde permaneeié privado, hasta que por casualidad, y al poco rato, pasaron unos trabajadores ¢o- noeidos, los que le cogieron euestas y le levaron 4 su casa, travesia do la Gomadro, donde vivia con dos paisa nos, 4 los quo nada dijo del suceso. Se metié en cama, sa- friendo las incomodidades producidas por la lesién dol ano, euya causa ignoraba, hasta el dia siguiente alas diez, de la mafana, que fu 4 Ia ealle del Duque de Alba a ver- se con un enrandero, el cual le dijo que su mal le eura- rian en el hospital. Se volvié & su casa, y pormanecié en canoa sin decit & nadie lo qne sontia, hasta que, viendo que sus sufrimientos aumentaban de dia en dia, deter- miné trasladarse al hospital 4 los seis 6 siote dias de la an EL ONANISMO EN RL HownnR, courrencia, y sin haber hecho uso de ninguna medicina ni tomado el menor alimento, & pesar de ofrecérselo sus vecinos, A su ingreso en esto establecimiento presentaba los sintomas siguientes: inquietud general, flebre modera- da, insomnio, inapetencia y dolor en el bajo vientre, que se irradiaba d la regién lumbar, principalmente cuando queria hacer algin movimiento en la cama. Interrogado acerca de las causas & que pudiera atri buir su mal, exposo confusamente la rolacidn que deja ‘mos referida, por euyo motivo ereimos oportano pro- coder & un reconoeitniento rectal. En el oriflcio interno no se observaba ningtin signo de violencia; introducido ‘1 dedo, se pudo observar la integridad do ambos estin= teres; pero llegando 4 mayor altura se tropezaba con un euerpo duro, inmévil, de consistoncia dadosa, entre la- pidea y leftosa, de superficie desigual en unos puntos y lisa en otros, Persuadidos ya de Ia presencia de un euer- po extrafo on la cavidad del intestino, aunque no podi mos determtnar con precision su naturaleza, compron- dimos que la primera indieacién era proceder 4 la extraceién del referido cuerpo. Convenientemente pro- parado el enfermo, y situado en dectbito lateral izquier- do, en el borde de la eama, se trats de ver si se podia extraer con el auxilio de 1a mano; pero ni esto fu po- siblo, ni se logré siquiera hacer mover el objeto de la pposicidn que ocupaba. Recurriése entonces 4 las tenazas ¥ cucharas quo so emplean en la operacién de la talla, y faoron vanes nuestras tontativas, porque el cuerpo per manecié inmévil, No quedaba més recurso que un des+ bridamiento que interesase los esfinteres y aun la por- cidn inferior del intestino. Para practicarle se introdajo el dedo indice de la mano izquierda, sobre el cual se desliz6 un bisturt recto de bot6n, hasta tropezar con el cuerpo extrafio: incindigronse las porciones dichas, y entonces se logré dosenclavar parte de aquél. En soguida sehicioron algunas tracciones, y viendo que no alia, 60 caueas. 40 roconoels de nuevo y se encontré otro cuerpo identif- ceado con el primero, pero de inclinacién perpendicular 4 éste y transversal respecto al intestino: haciendo trac- en direcoiones diversas hacta elano y otra incisién s¢ logré extraer parte del cuerpo, y en vista de Ia situa- ci6n perpendicular quo ooapaba respecto A la otra, di: rigimos los esfuerzos en sentido oblicuo, para hacor que aquel travesaiio se colocara paralelo al eje del intestino, BL éxito corcespoadié 4 nuestras toatativas, Darante la operaciéa no oxnerié mas aecidonto que una hemorragia proporcionada al estado congestivo en que se encontra- ba la rogién afeeta; no habiendo sido necosario ligar nin- gain vaso. So audministe6 al enformo una lavativa de agua acidulada, y habiendo hecho un simple taponamieato y dispuosto tina mixtura ealmante, se le dejé en una posi- cidn adeouada, encargindole el més profando reposo, Bl euorpo extrano era un parte-pifones de madera do alamo negro, de la figara y dimensiones ordinarias : de- Did introducirse cerrado , y se extrajo con las ramas o- paradas, formando un angulo muy obtnso, segtin estaba ‘en el intestino. Notable, bajo todos aspectos, ha sido el caso que aca- damos de referit ; ningano de los que Ia ciencia tione consignaddos ofrece la originalidad del actual, en atencién 4 que no se trataba do un eerpo més 6 menos volumi- noso, sino de tino euya posieién y forma le colgcan en Ia categoria de un dilatader en extremo activo. Semejante disposiciéa mecénica no podia menos de producir eu 1a oquenia pelvis desdrdones tervibles, y , en efeoto , des- pués de la operacién s@ formé on absceso de naturaleza sgangrenosa en el tejido celular pori-rectal , que, unido & Ja abstinencia de los dias anteriores y é la operacién, produjevon trastornos graves en la inervacidn del sujeto, oeasiondnilole 1a muerte cuatro dias después de la ex: traceidn dol cuerpo extratio. Deseando conocer 10s desbrdenes materiales que el Intestino pudiera presentar, y no siéndonos Icito practi- 166 BL ONANISNO RN EL HOMBRE, car Ia autopsia elfniea, porque do este hecho criminal te- nia conocimiento el juez, esperamos 4 quo la ejacutaran os meédieos forenses, quienes nos han suministrado el siguiente extracto de las principales lesiones encontradas en Ia inspecoién del cadaver. Bl vientre estaba aumontado de volamen y eon ex- tensas livideces , existiondo unas chapas negruzeas alre~ dodor y 4 bastante distancia de 1a margen del ano , que estaba muy dilatado, asi como taunbiga en el escroto. En In cavidad del vientre observaron : la triniea externa dé los intestinos, dol color violado , mas mareado en los ‘gruesos que en Jos delgados, é interiormente se velan en aquellos, manches irregulares pronunciadas y del mismo color. En el intestino recto existian dos perforaciones cn su parte suporior, una dol didmetro de una peseta , y Ja otra més poquetia , muy dilateda la eavidad de dicho Intestino, y alteradas sus ttinicas por Ja gangrena, la que so oxtendfa 4 los tajidos inmediatos. Hacia la parte info- rior y externa del ano existia una dilatacién hecha du- rants Ia vida, con arreglo & los proooptos dol arte , quo no interesaba mas quo tejidos de poca importanei Nuestros lectores comprenderin , con su ilastrado criterio, que la eompresién producida por el parte-p ‘nes en la polvis , tenia quo dar lugar & estos des6rdenes, que desde luego indicamos, y yor euyo motivo formamos ol pronéstico gravisimo y fatal, que desgraciadamente 80 ha eonfirtiado.» Hemos transcrito integra esta observacién, porque la vareza del caso le da importancia indiscutible, no supri- rmiendo nada de ella, & posar do.su incorreceién y pe: sadez. (ON, det Traduetor.) CAPITULO Ill. causas. El estudio de Jas cansas de la polueién go- nital es cosa muy importante, y que debe des. pertar la ateneién en el més allo grado. Kn efecto: gno es mis facil y preferible impedir la explosién del manualismo, que destruirle una ‘Ver que se halla arraigado? Ks, por otra parte, posible llegar al objeto deseado si no se cono. con Jas inhereneias que arrastran al abuso de los 6rganos generadores? Conocer Ia etiologia de Ia masturbacién es poseer un arma poderosa, easi infalible, para la profilaxia, siempre necesaria en el trata miento curativo; porque, de una parte, si la imposibilidad Nevada al establecimiento de la causa evita la produccién del efecto, por otra parte, la ablacién de la misma, cuando exis te, le suprime frecuontemente, 6 &lo men nos le debilita de un modo notable, permitien- do entonces combatirla de una manera efican y segura. 40 16 st ONANIEMO RN Bi, HOMBRE, iones no han debito esea- par & la clarividencia de los autores que nos han precedido; y, sin embargo, en lugar de marehat hasta el fondo del asunto, la mayor parle de estos eserilores se han: contontado con permanecer en la superficie. Han hecho nolar las causas vulgares y salientes, pero hon dejado en silencio circimstancias menos conocidas, més secretas, y sin embargo ignal- mente activas. Ninguno hay que eu su enume- racién etiolégica no haya dejado una parte al azar, como si éste fuera una fuerza capaz de hacer nacer cualquier cosa. Ya ha pasado el liempo en que se hacia uso de expresiones vagas 6 vacias, y en el que Ja palabra azar ven‘a 4 suplir on un enunciado a causas que escapaban freewentemente por falta de investigaciones. No se masturhan los individuos; no se aprende 4 masturbarse por azar; detris del azar, como bajo un velo espe~ so, se encuentran influeucias escondidas, que importa hacer conocer, sacdndolas de la oseu- ridad en que se encuentran. ‘Trataremos de hacerlo, y para esto cree- mos uilil establecer on primer término algunas proposiciones geuerales, que servirén de pun- ios de partida 4 nnestro trabajo eliolégico, y dominaran la clasificaciéa que vamos & dar. Bl mévil de la polucién provocada es el casas, a8 placer, 6, en otros términos, el deseo de ex perimentar una sensacién material es el mo- tivo por exceleneia quo arrastra 4 los hombres 4 Ja masturbacidn. Que los individuos se man- cillen en la cuna euaudo no saben lo que ha- cen, 6 més tarde, durante la adolescencia, la juventud 6 la virilidad, cuando la razén les perwite comprender el ‘aleance de sus actos, es lo cierto que no proceden de esta suerte, dense 6 no se den cuenta, sino en la idea de un solo fin : el placer. La diferencia que existe entre los sores rae zonables y los que no lo son todavia, 6 no quieren serlo, es que en los primeros el deseo del placer, viniendo del cuerpo 6 del espiritu, es subordinado 4 una voluntad inteligente, consciente, reflexiva, mientras que en los se. gundos, viniendo del cuerpo solamente, nace de una voluntad irreflexiva, inconseiente, esto es, fisico-instintiva. Tal es la primera propo- sicién, que, como so ve, es do orden filoséti Ja siguiente proviene de la fisiologia. En la vida del hombre bien coustituido hay una época, que da principio en la pubertad y coneluye a la vejez, en la que levanta la voz el aparato de la generacién,, reclama su fun— cionalismo, reacciona de un modo poderoso, Jo misino sobre la imaginacién que sobre los diversos drganos, y erea necesidades superio- es, a las que dificilmente se puede resistir, 148 nt oNaNteMo nN 1, HoMuRe, Sontadas estas verdades, todas las circuns- tancias, cualquiera que sca su clase y natura- leza, cuya aceién directa 6 indirecta, préxima 6 distante, engendraré de un lado el deseo de experimentar una sensacién material agrada- ble , haciendo presentir el placer genital, 6 indicando los medios de hacer nacer este pla~ cor, y de otro impedira la satisfaceién del na tnral deseo de la conjuncién sexual, todas es- tas cireunstancias, decimos, deben con justo titulo ser sefialadas y consideradas, tan pronto como causas mediatas, tan pronto como inme- diatas de la polucién provocada. Sin embargo, estas diferentes influencias que hacen que el hombre aprenda 4 polucio narse son insuficientes , debemos hacerlo no- tar, por si mismas , para hacer de él un mas- turbador en la verdadera acepeién de la pala bra , que sobreentiende la idea de continuidad en las maniobras. Es necesario, para que esto tenga lugar, la intervencidn de otros elemen- tos eausales consecutivos 4 una 6 muchas po- Iuciones. Esto constituye nuestra tiltima pro posicisn. En consecuencia con lo que precede, divi dimos las causas de masturbacién en tres gru- pos primordiale: El primero comprende las causas que, provocando una sensacién particular del lado de los érganos sexuales, cuyo eretismo deter casas 49 minan, despiertan la idea del placer genital; ineluyéndose en él los que indican un modo operatorio propio para engendrar el placer presentido. Al segundo grupo so reficren las cau- sas que, siendo un obstéculo 4 la aproxima- cién, invitan al puber, instigado por el deseo, & suplir el eoito por procodimientos abu- sivos. La tereera se compone de las causas que , sosteniendo la idea del placer ya senti- do y el deseo de sentirlo nuevamente, ani~ man al individuo Areiterar frecuentemente las pricticas quehan producido la sensacién agra- dable. ARTICULO PRIMERO. . Causas que, provocando wna senstciin partilar del lado de tos frganos sesuales, euyo eretismo doterminan , despiestan Is idea del placor genital Causis quo hacen descubrir un proce- ‘dimiento operatorio para engendrar el placer presenti, Estas influeneias que pueden obrar sobre el hombre en las diferentes edades dela vida, pero un gran mimero de las cuales son mas especiales 4 los impiiberes, pueden ser demuy diversa naturaleza, por lo que nos parece 150 HL, ONANISMO EN Et, HOMBRE, indispensable clasificarlas para facilitar su enumeracién metédica. ‘Tan pronto estas causas proceden del hom- bre mismo, como, por el contrario, proceden del exterior; de donde se establece una pri- mera divisién, en causas exteriores 6 inte- riores. De las causas interiores, unas son inheren~ tes al organismo sano y particulares 4 algu~ nos, 6 comunes 4 todos los individuos; las otras son consecutivas 4 un estado morboso, Jo que nos hace dividirlas en A, causasanato~ mo-fisiologicas: 1.°, individuales, y 2.°, comu- nes; y en B, causus patoldgicas : 1.", locales; 2.°, de vecindad, y 3.", generales. En cuanto 4 las eausas oxteriores, son: A, fisicas; B, sociales; C, intelectuales y mo- rales. § T-—Causas interiors. A.—Causas andtomo-fisioldgicas. — dividuales. Constitucién erotica.—Idiosincrasia geni- tal.—Precocidad seaual,—Caracterizadlas fisi- camente por una circulacién activa 6 por una irritabilidad extrema del sistema nervioso cen- tral y periférico, é intelectualmente por un espiritu curioso, despierto, tenaz. é ingenioso, como también por una ardiente imaginacién, cavsns. 11 las constituciones sanguineas, nerviosas, bi- lioso-nerviosas y nervioso-sanguineas, deter minan frecuentemente un estado especial del organismo, que se revela por un marcado pre- dominio del aparato generador, constitueién & la que con razén se puede asignar el nombre de constitucién erdtica. Pero del mismo modo que existen natura lezas sanguineas 6 nerviosas que no presentan Jos caracteres de la constitucién erética , lo mismo se encuentran individuos en los que, predominando el aparato genital, no son, sin embargo, dendores de este predominio gonésico al desarrollo exagerado del sistema nervioso 6 sanguineo, sino, por el contrario, 4 una disposicién particular del encéfalo, que Hamaremos, si se quiere, idiosincrasia ge- nital. EL erotismo constitucional y la idiosinera- sia sexual , pueden reconocer tres diferentes origenes: la herencia , la inneidad y la adqui- sicién. Cosa admitida en nuestros dias y suficien- temento probada, e3 que las aptitudes fisicas y las cualidades morales, buenas 6 malas, se transmiten porla via de herencia; de modo que el producto de la unidn de padres que ega- ron & hacerse masturbadores 6 libertinos, se halla fuertemente dispuesto 4 ser 6l_mismo masturbador 6 libertino, Del mismo modo que 152 BL ONANISWO EN RL, HoMARE, tiene grandes probabilidades de ser nervioso 6 sanguineo, sien sus ascendientes han domi- nado la sangte 6 los nervios. Notemos de pa- sada que el descendiente no hereda exelusi- vamente de su padre y madre,—herencia di- recla,—y que algunas veces, no teniendo nada de estos, presenta, por el contrario, los atribu- tos de un pariente colateral,—herencia indi- recta,—6 de un ascendiente mas 6 menos dis- tante,—herencia de rotorno.—Hasta sucede, por iiltimo, que pueda el individuo parecerse fisiea y moralmente 4 un individuo extraito para él, 4 un hombre que en época anterior su coneepei6n ha tenido relaciones feeundantes consumadre,—herencia porinfluencia,—rareza que parecerfa inereible, si la experiencia no hubiese demostrado la realidad, primero en los animales, y ulteriormente en la especie hu- mana. Hemos dicho mas arriba quo el hijo sélo est fuertemente predispuestod las pasiones y 4 la organizacién de sus ascendientes, y, en efecto, esto no es absoluto: es una regla que suffe una excepeidu: la inneidad. Esta fuerza, opuesta 4a herencia, hace que un individno presente caracteres corporales y psiquicos que no tenfan aquellos de quienes nacié. Por la fuerza deesta inneidad, cuya esencia se nos es- capa, pero cnyas manifeslaciones sirven para probar su existencia real, un individuo euyos causAS 483 padres eran apasionadamenteersticos viciosos, puede ser apitico, virtuoso y casto; pero la reciproca existe, y aun cuando sea nacido de ascendientes poco inclinadosal amor y 4 lalu- juria, el descendiente puede ser muy aficio- nado 4 los placeres y 4 la lascivia, del mismo modo que se ve & hombres de una mediana inteligencia engendrar hijos enyo genio asom- bra al mundo. Una nodrizaeserofulosa, sifilftica, transmite al nifio sano que erfa la enfermedad de que asti atacada , 6 4 lo menos alguna afeccién de olla derivada, y esto por el intermedio de la leche que le suministra. Esto es un hecho ad- quirido. La lactancia puede, por lo tanto, mo- dificar de una manera durable y profunda la organizacién del nitio, y hacer que en él se desarrolle una constitucién analoga 41a de su nodriza. Si ésta posee un apetilo erdtico gran- de, de origen moral 6 fisico , el pequeiio ser que nutre podra estar asimismo dotado de tun pecado somejante, Esta especie de herencia sectindaria no ha pasado desapercibida de los médicos antiguos , & juzgar por el siguiente extracto de la Spermatologéa de Schurigius: «Verum etiam vitiorum quaramqunque se- menta moralia cum lacte intro penetrant ac in vitam porseverant , observavi sic wutricein salacem, furlivam , avaram, iracundamque suai fragililatem transtulisse in pueros.» 18 BL ONANISMO EN RL HOMBRE. Algunos autores, apoydndose sobre este hecho, generalmente admitido, han legado hasta decir, con cierta razén, que la lactancia animal directa 6 indirecta pofa, hajoel punto de vista genital, determinar resultados del mismo género que los de la lactancia merce- naria. Han crefdo notar que los individuos criados por cabras 6 burras habian mamado, por decirlo asi, conel liquido nutritivo, la traordinaria salacidad, en todo tiempo recono- cida, de estos animales. Sea cual fuere el origen de la constitucién erdtica y de la idiosincrasia genital, estos dos estados predisponen poderosamente 4 los indi- viduos 4 la polucién provocada, desarrollando enellos una actividad mayor de los érganos sexuales, una exaltacién de la sensibilidad de estos érganos, dotados de una superabundan- cia de vida. En los piiberes, gracias 4 la constitucién erdtica, el tejido eréctil se Ilena prontamente, y el miembro entra en ereccién facilmente, ra- pidamente, frecuentemente. Reaccionando este eretismo sobre el cerebro, hace nacer y remo- ver los deseos tenaces 6 imperiosos; gracias & Ia idiosincrasia genital, la imaginacién, sie pre despierta, crea imagenes lascivas pers tentes, que 4 su vez entrafian bien pronto la fluxién sanguinea y la ereccién viril. Ahora bien: en tales circunstancias, si es conocida cavsas. 188 Ja manera de acabar yoluptuosamente el sue~ jio liibrico, de hacer cesar el deseo causal, se emplea pronto; sino se conoce, es buscada, inventada, encontraday puesta inmediatamen- te en aceién. Se consuma la polucién. En el nifio, la constitucién genital, la idio- sincrasia erdtica , exageran la irritabilidad nerviosa general, este patrimonio exclusivo dela primera edad, sobre el que hemos de vol ver mis adelante , localizando mas especial- mente esta exageracién do la impresionabili- dad en el aparato genorador. Obrando cada cual en su sentido, ambas son el punto de partida, muchas veces desconocido , de un anticipado crecimiento orginico , y del prematuro des pertar del sentido genital, de la precocidad sexual, Esta sexual precocidad, que apresura la oxplosién del instinto genital, hace inquieto y curioso al nifio; le erea el deseo de conocer Jo que él mismo no sabe qué; le empuja 4 bus- car la utilidad, el objeto final de eiertos 6rga~ nos; determina en él aspiraciones vagas , mal dofinidas, sobrecogimientos intimos, seguidos de deseos desconocidos, pero impetuosos; le ba- co prosentir la diforencia de los sexos, sin que se dé cuenta exacta de los caracteres que les distinguen; le arrastra maquinal, pero inven- ciblemente, hacia Ja mujer. 4 Quién uo ha visto @ algunos jovencillos 135 RL ONANISMO EN aL, HOMBRE, abandonar la compaiifa de sus camaradas por Ja de las nifias, de las adolescentes, de las mujeres, hacia las cuales se sienten atraidos y por las que se muestran llenos de atenciones carifiosas? ,Quién no ha visto asimismo, mas de una vez, 4 ciertos padres, asombrados, pero encantados & la vez de estas disposiciones infantiles, hacer matrimonios de palabra, y favorecer imprudentemente de este modo la candidatura de sus hijos 4 la masturbacién? Observador de los mas minuciosos, Lalle- mand, no ignoraba la posibilidad de la apari- cidn del instinto genésico antes de la puber- tad, lo mismo que en la més tierna edad, Este autor ha trazado sobre los niiios precoces, li- neas que merecen ser reproducidas aqui, y que corroboran lo que hemos predicho. «lis evidente, escribe (1), que ellos tratan bien distintamente una mujer de un hombre; que buscan en ellas los atributos de su sexo, aun cuando de ellos no tengan una idea clara. Este es un misterio que les preoeupa, y cuya solucién les atormenta sin cesar. Se les ve continuamente luchar con sus nifieras, con las doncellas, con todo lo que Ileva faldas; or- dinariamente causan risa estas niiierfas; pero si de cerca se las examinara, habria de reco- nocerse que él instinto genital se ha desperta- (1) Loc. cit., tomo r, pig. 413 y sigaientes. causas. 487 do. Se les ve inclinarse duleemente detras de ana mujer que trabaja encorvada; aproximar- se 4 una escalera sobre la cual hay subida otra; permanecer -en contemplacién bajo un baledn para ver una pierna que sobresale; in- trodueirse furtivamente en una aleoba para asistir al tocado de una hermana, 6 bien ace- charla durante su suefio. Ellos no saben lo que buscan; pero una secrela impulsién los empujacon perseverancia, despertandoy guian- do su inteligencia; acabarin por descubrit alguna cosa, y lo conseguirdn, tanto mas facil- mente, cuanto que nadie desconfia de ellos. Sus ideas son vagas, pero todas las sensacio- nes que ellas se refieren son muy vivas y de- jan en su joven imaginacién una impresién profunda, permanente, cuyo recuerdo se con~ serva todavia con una claridad perfecta en la edad madura y hasta en la vejez. »Yo he podido juzgar dela fuerza de estos recuerdos y de los destrozos que habian oca~ sionado, por los minuciosos detalles en los que han entrado muchos de mis enfermos so~ bre circunstancias de esta naturaleza, queda taban de treinta 6 cuarenta afios y que habian influido poderosamente en el resto de su vida Uno de ellos habia estado 4 punto de morir, & los seis aiios, por haber contemplado con de- masiada aficidn las piernas desnudas de una lavandera; de tal modo se haba aproximado 4 458 HL ONANISNO EN EL, HOMBRE, Ja orilla del rio 4 fin de ver un poco mas arri- ba, que el terreno se hundid bajo sus piés, y era tan pequetio, que se hubiera ahogado no acudir en su socorro la misma mujer. Cuaren- tay cinco aiios tonfa el sujeto cuando me da- ba estos detalles: su salud se hallaba deterio- rada 4 consecuencia de poluciones diurnas ocasionadas por la masturbacién, 4 la que el recuerdo de aquellas piernas desnudas habia contribufdo mas que toda otra causa, haciendo trabajar su imaginacién. »0tro, habiendo sido llovado 4 lossiete aiios 4 tomar un baiio de rio con su madre y algu- nas amigas, nota may bien, & pesar de los peinadores y de todas las precauciones que to- maron, sus formas diferentes de las del hom bre, y cuando se encontré sobre las rodillas de ama de estas sefloras, sentfa un placer inexpli- cable en rozat con sushombros las eminencias que habia notado, y cuya dureza apreciaba con un vivo sentimiento de gozo. Las sensaciones que experimentaba se revelaron por signos tan evidentes, que se juzgé conveniente no expo- nerle en lo sucesivo 4 nuevas observaciones; pero las que habia hecho no salieron jamas de su memoria; la imaginacién se apoderé de ellas mas tarde, para reaparecérsele y alimon- lar los solitarios placeres que arrainaron su salud. »Otros habian sorprendido & una mujer dor- cavsas. 190 mida, en una posicidn algiin tanto atrevida, 6 dien habian pereibido el seno descubierto de una nodriza 6 de una cocinera, elc., y estas apariciones, tan insignificantes en apariencia, habian sido para ellos el objeto de conjeturas sin fin, hasta el momento que otro azar les ha- bia hecho encontrar pérfides goces que 4 ali- mentar venian estos suefios.» Esta cita nos dispensa de detenernos por mas tiempo sobre este punto, permitiéndonos asimismo afirmar que la precocidad sexual, consecueucia de Ja idiosincrasia genital 6 de la constilucién erdtica, es una causa activa de Ja masturbacién, on el sentido de que hace germinar en los jovenes ideas de placer, dolo- rosos deseos quo los hacen habiles para busear y frecuontemente encontrar los medios de sa~ tisfacer sus vagas uecesidades: en el sentido de que les preparan & comprender cosas que otros individuos no podrian acoger, conducién- doles fatalinente 4 sprovechar con alegria los descubrimiontos ocasionados por causas sobre Jas cuales hemos de insistiren la continuacién de la obra. Criptorquidia.—No es sino por recuerdo por lo que cilamos la criplorquidia, estado muy raro, por olra parle, y ocasionado, como es sabido, por una detencién en el descenso de los testiculos y su permanencia en la cavidad abdominal. 100 Tet OWANESMO FEN RH, HOMMAR, Los autores antiguos consideraban esta anomalia como una poderosa causa de In cidad, Tal era la opinidn de Arnaud, de Sehu- rigias, de Sinnibolus y de otros, que pensa~ ban que las ghindulas espermaticas, mis cAli- damente colocadas, debfan por esto mismo ser elasiento de mayor excitacién. Estoes posible, pero sin embargo exige nue- vas pruebas. No obstante, en el articulo Puaer- rap del Dictionnaire des sciences médicales (1) existe este propésito una observacién. Al sucederse los escritores unos 4 otros, no han hecho sino resumirse mutuamente , y por no remontar al origen, han allerado sin que- rerlo el sentido de la observacién; por esto re- producimos el caso, tal como lo ha transerito Poliniére. «Yo he visto en Brest (dice este sabio) un joven de diez y siete aiios, cuyo abdomen pre- sentaba dos tumores de la forma y grosor de dos gordos huevos de gallina, Estaban situados detris de los anillos inguinales, méviles y so- portando sin dolor una presién moderada; eran evidentemente los testiculos, 4 los que los te~ gumentos daban una apariencia muy volumi- nosa. El escroto estaba vacio y retraido; el miembro, de una longitud y grosor nolable, anunciaba el uso inmoderado de los goces vené- (1) Tomo xiv, pig. 39. caveas. 461 reos, que habian legado 4 ser una necesidad para este joven. Durante muchos afios se en- tregé, sin peligro notable para su salud , 4 los placeres de un amordesenfrenado éinsaciable. Por tiltimo cayé en una demacracién inguie~ tante; el pecho parecia afectarse peligrosa— mente, ¥, sin embargo, los mas sabios conse- jos, hasta las amenazas de una muerte proxima, fueron imtitiles. No estaba en su mano poner frono a su lubrieidad. Ignoro cual ha sido la lucha entre su deseo de ser razonable y la es= pocie de furor venéreo que debfa conducirle & una pérdida segura.» Causas andtomo-fisioldgicas.—2." Comunes. Las causas orginicas de que acabamos de hablar no obran sino sobre determinados su- jetos ; las que van & seguir , por al contrario, son generales : pueden ejercer su accién sobre todos los hombres, porque sou inherentes 4 la estructura y conformacién de las partes que constituyen el enerpo humano. Eecitabilidad nerviosa infantil.—B1 siste- ma nervioso est muy desarrollado en el nitio, relativamente & los demas; desde el nacimien- to se halla completo, por decirlo asi, y en ap- titud de funcionar, Las masas encefilicas , dotadas de una ex- citabilidad exquisila , estin , permitasenos la frase, virgenes de tuda clase de sensacio~ nes: la menor impresin es transinitida rapida- 4 403 mt ONANISM EN, HOMER, mente, por los tubos periféricos intermedios, flos centros, que vivamente la perciben. En tesis general, la pereepeién es tanto mas intensa, cuanto mas susceptible es el ele- mento impresionado. Ahora bien: en la infan- cia, Ja sensibilidad es exagerada, es una verdar dera irritabilidad; asi que, en esta época de la vida , las sensaciones son mas rapidas, mis fuertes, mis durables que en los adultos. Una impresién que en estos tllimos no lendria sino un resultadominimo,y hasta puede que negati- yo, determina, por el contrario, en la juventud, toda una serie de fendmenos consecutivosdelos masmarcados. Un corolario de este estado espe- cial delsistema nervioso, es que lasensibilidad simpaticay la refloja, gozan de una energia mu- chomayor. En efecto: todos los dias vemosque unadiarrea, la presencia de oxiuros 6 de aseé- ridesen el recto, un simple arailazo 6 pieadura dela piel, queenel hombre adalto no determinan reaccién alguna, engendran en el nifio violen= tas alteraciones de la inervacién; la eclampsia, ieil deducir la consecuen- cia de este estado de cosas, por relacién al su jeto que nos ocupa, es decir, comprender eémo Ja excitabilidad infantil puede ser una causa predisponente de la masturbacion. Una im~ presidu, coutacto, frotamiento, prurilo, se ejer- co sobre las partes genitales 6 eu su vecindad, causas 163 se transmite & la médula 6al cerebro (1); y por- cibida en unos casos, no pereibida en otros, Hega 4 ser el origen de una accién simpatica 6 refleja, cuyo resultado final es el eretismo de los érganos impresionados, la fluxidn de los cuerpos cavernosos, la ereceién del miem- bro. Ahora bien: estos fendmenos traen consi go otros secundarios, de orden voluntario y consciente, 6 de orden instintivo é incons- ciente, los cuales hacen. que el individuo lleve sul mano al sitio de la impresién, lo frote , lo

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