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PROLOGO La GRaN iiTeRATuRA lacinoamericana del siglo XIX es de indole marcade- mente burguesa. Desde las guerras de Independencia de 1810-1825 hasta la lucha de Cuba por su liberacién, a fines del siglo, en que ya asoma una nueva coyuntura imperialist, un desarrollo general se diseia en los pueblos del continente que resulta determinante para todas sus manifes- taciones culturales. Con rasgos nacionales especificos, por supyesto; con orientaciones y tonos diferentes; con modalidades genéricas que van desde el ensayo hasta la poesfa civil, desde el panfleto politico hasta la litica in- timista; con la singularidad de sus temperamentos, los principales autores de esa centuria se hallan vinculados a las ttansformaciones que, con mayor 0 menor sclidez, se producen en tos distintos paises de América Latina. Aun los escritores que alcanzan a entrever las luchas del fututo, las del presente siglo, como es el caso de Marti, siguen ligados esencialmente en lo esiético, en lo cultural ¢ incluso en lo politico a formas del pensamien- to burgués. Este pone le base y ef marco general a la cultura de la époce. Por lo tanto, habria que utilizar de manera sostenida, como criterio de pe- tiodizacién histérico-sistemdtico, esta correspondencia de Ia literatura his- penoamevicana del siglo pasado con Ja instalacién de las condiciones eco- némicas del capitalismo, con Ja lucha entre liberales y conservadotes (apa- rente en muchos casos, peo nunca exenta por completo de repercusién para el afianzamiento politico de la burguesta} y con el desplicgue de una idcologla también liberal, que sc hard dominante en el nivel de la cultura y en Jas segiones del arte y de fa produccién literatia. En el cuadto de fos representantes intelectuales de la burguesfa, Alberto Blest Gana ecupa un puesto significativo. Junto a Domingo F. Sarmiento y a los demés liberates argentinos (Echeverria, Alberdi, etc.); junto al peruano Ricardo Palma; a Juan Monvalvo, en el Ecuador; a Jorge Isaacs, en Colom- bia; a José Maria de Hostos, en Puerto Rico, y a José Marti, en Cuba, inte- gra una galeria decisiva en el panorama cultural del siglo anverior, Natural- x menic, entre Jas limizaciones ideol6gicas ¢ incluso incoherencia de fondo de en Montalvo, ' por ejemplo, y el caricter avanzado, francamente revoluciona- xio de Marti por otro lado, Blest Gana parece situarse en un punto inter- medic, cn un fugaz equidiscante de ambos extremes. Y en esa situacion parecen radicar tanto ef mérito como la flaqueaa del escritor, su seguro equilibrio de narrador per una parte y su tibieea, a veces decidida chatara de su personalidad intelectual, Entre la serenidad y a indiferencia como actitud de un novelista hay una froniera indiscernible, ante Ta cual los Unicos guias parecen ser un tacto y un gusto adecuados a cada obra en particular, ? Esta ubicacidn de Bless Gana dentro de la gama de su tiempo, se muestra mejor si se la compara, a modo de coniraste, con le posicién de Palma o de Isaacs. Las Tradiciones peruanas (1872-1883) del primero miran hacia atris, pues van dizigidas a buclarse y a ironizar un orden colonial todavia imperante en el Pert en la segunda mitad del siglo XIX. Criticas y tode, y a pesar de que representan un primer momento en la expresién literaria del Tiberalismo peruano, son y siguen siendo “tradiciones”. * En cambio, ef proyecto novelesco de Blest Gana, su concepeién hacia 1860 de un ambicioso ciclo histérico, se vuelca a captar las condiciones presentes de la vida chilena, desde la gesta de la Independencia hasta Ia decadencia de las grandes familias en el Paris de la Belle Epoque; desde les ilasiones he- coicas y populares de Durante ta Reconguista hasta la agonia, reales pos- trimerias, del credo fiberal en Los trasplantados Y es que, en el fondo, la estatura artistica, cl alcance y la estela de estas obras poseen una final correlacién con ef desarrollo nacional de los paises respectivos. El cardcter regional y provinciane del liberalismo de Isaacs, por lo menos de 1865 adelante, no sdlo se expresa en el idilio que es Maria (1867), sino en la lucha ditigida contra el esclavismo todavia subsistente en los valles colombianos. El hecho mismo de que la vida de Isaacs termine miserablemente, hacia el fin del siglo, buscando tiquezas petroliferas en la costa atkinticz, revela su condicién de tardfo pionero en un pais signado por un considerable atraso de desenvolvimiento capitalis- ta. A tal pais, tal liberal, podtia decirse, no enfatizando inexistentes con- diciones de un ser nacional, sino efectives y determinados grados en su desarrollo historico. En su patria misma, Blest Gana convive con otros representantes des- tacados del movimiento liberal. Desde luego, el principal sigue siendo José LV. Agustin Cueva: Le literatura ectatosiana, pp. 27 ss. Bucnos Aires, Cedal, 1968. Y¥ antes, su excelense enyaso incerprerativo del desarrollo cuicural del Ecuador: Entre te ira 4 Ia esperanza, Quico, Case de Ja Culiura Ecuacoriana, 1967 2 Acerca de este punto, crucial para ia prictica narrative y su correspondiente valora- ciéo, hay que volver a las siempre vigentes teflexiones de Lukars: Die Theorie des Romani, J, 4, pp. 63 ss. Darmstadt und Neuwied, Luchsethand, 1971. 8 Sobre Palma y sus Tradicianas, sigue valico el analisis de Maridtegui, contenido en sus Siese enseyos de interpretacidn de le realidad peruans (1928); a él se suman, més e+ Gentemente, los trabajos de Adalbert Dessau sobre el libecalismo ‘peruano del siglo XIX. x Victorino Lastarvix, que ya en 1842 encabeza un proceso de renovacién intelectual cuye efecto necesario seré Ia agitacién polftica de los présimos decenies. Por su obra como pensador y pot su aceién como tribuno (sobre todo Ia que realiza hasta 1851), Lastatria debe ser considerado como uno de los fundadores del pensamiento democrdtico chileno, Pero lo mismo que ocurtird con los mejores liberales europeos y americanos, también él, cn Ja ctapa fina] de su vida, su ctapa perlamentatia y diplomética, dard paso a una cteciente involucién, a un retroceso ideoldgica que to leva a atmonizar grotescamente ¢! pensamiento comtiano con las condiciones de a sociedad chilena. El que comenzé siendo un epigono dindmico de la Tlustracién y que pude set uno de Jos deméctatas més combativos hacia la mitad del siglo (véase, si ne, su Diario Politico de esos afios), termina convertido en un ecléctico componedor del positivismo. Sus Recuerdos literarios (1878) mestran bien este proceso de acomodamiento, de acu- mulada obsecuencia. En ellos no tienen cabida Jas revoluciones liberales de 1851 y de i859: es que Lastatria quiere olvidar a toda costa sa juventud jacobina, Los equivalenies del romanticismo de Echeverria son, en Chile, Fran- cisco Bilbao y Santiago Arcos. Ambos participan acrivamente en el levan- tamiento liberal de 1851; ambos dan cabida iguelmense en sus escritos y proclamas a clementos de una nueva ideologia: al social-cristianismo de Lamennais, el primezo; a aspectos del socialisma utépico, el segundo (y alin hay quienes piensan que, por el andlisis clasista contenido en su Carta desde la céreel, en 1852, Arcos debia conocer el Martifiesto Comunista, de ‘Marx-Engels *). En todo caso, los dos idedtagos han sido reivindicados por Ja clase obrera de Chile como precursores de sus luchas sociales. Otra figura interesantisima y muy poderosa es Vicente Pérez Rosales, exponente ante todo de un liberalismo plebeyo. Es como si, a falta de un real jacobinismo cn la arena politica del siglo XIX, se hubiera dado en Chile a través del arte memorialistica de los Recuerdos del pasado (1886), una rica visién de las energias progresistas del pais, visién desde abajo, substanciosa y potence, ligada a las muchedumbres y a la poblacién traba- jadora y aventurera dentro y fuera del territorio nacional. Desde la muerte de los Carrera, que cierra una de ins orientaciones més consecuentes en la rewolucién de !a Independencia, pasando pot la experiencia de las insurrec- ciones europeas y del fendmeno masivo de Ia biisqueda del oro en Califor- nia, hasta la epopeya cosmopolita de la colonizacién del sur de Chile, los Recuerdos del pasado despliegan una vasta gama de empuie, de tensién y de actividad colectiva, Sin el amplio y miltiple diseiio de la produccién na- stativa de Blest Gana, esta obra la supeta, sin embargo, en fuerza y vitalidad, cualidades « las que era fundamentalmente ajeno el arte de equilibrio del autor de Martin Rivas. 4°V, Gabriel Sanhuexs: Seaviage Arcos. Santiago, Editorial del Pacifica, 1956. XI Una de Jas facetas més valiosas entre las manifestaciones culturales de nuestto liberalismo decimonénico es, sin duda, sa produccién historiogré- fica, Historiadores como Diego Barros Arana, los hermanos Amunategui y, més tarde, José Toribio Medina constituyen un conjunto soto equiparable a Ia serie de historiadores argentinos (Vicente Fidel Lépez, Bartolomé Mitre...) 0, en menor grado, a los histotiadores mexicanos de la época del Porfiriato. Entze todos ellos descuella, sin disputa, Benjamin Vicutia Mackenna, no sélo por su impetu jacobino nunca desmentido, por su sin- cero y activo civismo, sino también por su veracidad historiogratica, capaz de hacer justicia a los enemigos tradicionales del liberalismo, Puede decir- se que, a su modo y de acuerdo a las particularidades que el arte de escri- bir la historia implica, su biografia de Dox Diego Portales (1863) es otra expresién més y un magnifico ejemplo de eso que Engels lamé una vez el “triunfo del realismo”.® La obcecacién de Lastartia en no admitir la fide- lidad del retzato pintado por Vicuiia revela en este punto las debilidades del maestro y la grandeza det discipulo. Il EL MEpio FAMILIAR parece daz cuenta de algunas preferencias politicas y literarias de] futuro esczitor, Alberto Blest Gana nace el 16 de junio de 1830, en el hogar formado por don Guillermo Cunninghan Blest_y por dofia Maria de Ja Luz Gana. Los padres habjan contrafdo matrimonio unos pocos afios attds, en 1827. El, nacido en I:landa, habia Iegado a Chile comienzos de la década de 1820, cuando la reciente Independencia del pats y el gobierno de O'Higgins abrfan buenas cxpectativas a los inmigran- tes sajones. Médico de profesién, habla hecho sus estudios en las Universi- dades de Dublin y de Edimborgo. Muy pronto, apoyado primero por el Ministro Portales y, luego, por don Andrés Bello, contribuiré a desarrollar en Chile el estudio y la ensefianza de la Medicina, Por tales conexiones, pudiera pensarse que el liberalismo de don Guillermo no era tan pronun ciado y que poseia més bien un cufio inglés, al estilo de la Gloriosa Revo- lucién de 1688. Sin embargo, ottos hechos y, sobre todo, su participacién en el acto de repudio organizado por algunos universitarios con ocasién de la prohibicién del libro de Bilbao, Sociabilidad chilena, en 1844, tienden a mostrar que su moderacién no era tan constante. Sea lo que fuere en cuan- t0 a los sentimientes politicos suyos, es claro, si, que en su hijo debieron tener fuerte influjo tante su formacién inglesa como su actividad médica. Las obras de Walter Scott y de Charles Dickens, por ejemplo, figuraron sin duda entre las primeras lecturas del nifio Blest Gana; y aunque la crf- 5 Ea Ja célebre cart a Miss Harkness, escrita originaimente en inglés y fechade en abril de 1888. Ver ahora en taduccién francesa: Georg Lukics: Berits de Moscox, p. 290. Paris, Editions Sociales, 1974. xn tica se baya orientado a seialar mds bien las influencias provenientes del lado francés (Balzac, Stendhal, Sue y hasta Hugo ®), parece evidente que, en sus primeras novelas, hay detalles técnicos y compositivos, por no decir morales, que se deben a su temprano contacto, a la delicia de Dickens, En segundo término, es muy posible que el ejercicio médico del padze haya desarrollado en el nifio wna actitad analitica que, si bien no sc conciliba mcho con la fase histérico-literaria que vivia Chile (aunque el hijo del médico de Rouen ya ha publicado Madame Bovary, esto nada tenia que ver con una novela que en 1860 sdlo comenzaba a fundarse), contribuyd seguramente a formar. dotes de observacién para un sereno enjuiciamicnto de las cosas. Por el lado matemo, Blest Gana procede de una familia de origen vasco, Ulegada a Chile a mediados del siglo XVIIE. Se cata de una familia vinculada a la propiedad de Ja tierra y a la carrera de las armas, En efecto, algunos parientes maternos suyos participaron como oficiales en las luchas dela Independencia. ¥ seré finalmente este aspecto de la tradicién familiar el que va a predominar en Ja temprana formacién det muchacho que, nego de enirar en el Instituto Nacional en 1841, ingresard en 1843 a Ja Escuela Milter Los hermanos del novelista confitman iguatmente el abanico de pre- ferencias existentes en la familia Blest Gana. Amén de uno que otto hijo natural, cosa cortiente en esa época en Chile y dondequiera, los tres va- tones se dedican a tarcas intelectuales 0 decididamente literarias. Alberto, ya se sabe; pero también su hermano mayor, Guillermo, y Joaquin, el menot. Poeta y dramaturgo histérico el primero, poeta civil ¢ intimista a Ja vez, ha dejado ies volfimenes de escritos que, en gran medida, no han perdido vigencia nacional.1 Es, casi con certeza, el mds importante poeta romantica de] siglo XIX chileno, fo cual, a decir verdad, no es mucho ponderar, dado el cardcter debilisimo de nuestro romanticismo. En todo caso, a fines de siglo, cuando Dario visita por primera vex Valparaiso, no deja de hacer una elogiosa alusion a Guillermo Blest, que no es al parecer una pura y convencional cortesia de recién Hegado. * Junto a su obra lite- ratia, hay que tener en cuenta su actividad politica, que lo llevs a paxtici- par ea una conjuracién contra el gobierno de Montt en 1958 y a servir abnegada y ficlmente mds tarde al Presidente Balmaceda. Lo primeto estd a punto de costarle la vida, pues Ja condena sélo se suspendié debido a © Los dos primeros son mencidn freuente en toda critica sobre Blest Guna. Volve- temos a ellos un poco mas adelante, Sue es menos aludido, quizé poque se teme rebajac la jerarquts Literaria del autor chileno, Sus obcas, sin embargo, son uy leldas por el pibblico tnacional en los diatios de mediados de sigio. (Cf. més abajo, nota 42). El caso de Huy ha sido tocado, como partlelismo digno de ser torado en cucnta, en ef notable trabajo ce Guillermo Asaya: "El amer y la reyolucion en Martin Revas", Bulletin Hispaniqne (Bor- deaux), Janvier-Juin 1975, pp. 3-33. 7 Son dos yolmenes de poesia y uno de teatro, publicados a la muerte del autor (Santiago, 1904). ; #°V. Rubéa Daclo: Obras de javentud, p, 162. Sandago, Nascimento, 1927. xIT las relaciones del padre con los cfreulos gobernantes. Debe, si, salir deste- rrado al Pert, de donde podré valver en 1862, gracias a la amnisefa decre- tada por el préximo Presidente. Joaquin, por el contrario, es una figura menos simpitica. Seprin todos los testimonios, parece haber sido acomadaticio y trepador. Periodista y politico, siempre supo halagar a los gobernantes de turno, lo que le permi- 6 medrar a Ja sombra de los ministerios y del Parlamento. Vemos, entonces, que en la familia misma de Blest Gana se expresan las condiciones del “contrato politico” de los clanes gobernantes. La bur- guesia profesional del padre enlaza con Ja propiedad oligérquica de la madre; y el [iberalismo moderado, ocasionalmente exaltado del padre, se extrema en el caso de Guillermo, pero se hace romo y chato en fa con- ducta de Joaquin. Como siempre, Alberto Blest Gana se ubica aqui de nuevo en un punto intetmedio, ecuénimemente, lo que le permitité juntar en Martin Rivas y en otres novelas ambas formas de conducta politica, mostrar su contradiccién, refutando la moderacién con la exaltacién y viceversa... Logra ast sensibilizar en sus relatos lo que ocurria en la rea- Jidad social de su tiempo y en su propia familia: que, en fo que a los Ti berales toca, los dos extremos se frotan entre si, se embotan mutuamente. Punto de vista superior, objetividad de novelista? Més bien, czeemos, arte del equilibrio, de la mesura y de las medidas prudentes. ;Téctica de diplemdtico mds que tacto de narrador! El propio novelista, pese a la grisalla diplomdtica en que se desen- vuelve la mayor parte de su vida, tampoco estuvo ausente de importantes acontecimientos politicos que se producen en la sociedad chilena y en ¢] mundo entero. Fue testigo directo, en efecto, de los dos episodics princi- pales de la lucha de clases entablada en Europa: fa insurreccién de Junio de 1848 y la Comuna de Paris, en Mayo de 1871. Cuando estalla la primera gran revolucién del proletariado francés, el joven Blest Gana, que apenas cuenta con dieciocho afios, se encuentra én Versalles, becade por el gobier- no de Chile para estudiar Ingenieria Militar. Cuando arrecia la lacha de los comunergs de Paris, el autor se halla en la misma capital francesa de- sempefiando tateas diplomdticas que tienen que ver sobre toda con la reciente guerra franco-prusiana. Esto en lo internacional. Dentro del pafs, pudo conocer, a su regreso de Francia, los tiltimos estertores del alza- tmiento liberal de 1851. Es evidente, entonces, que la presencia del autor en acontecimientos de mdéxima importancia histérica en el siglo pasado no pudo ser indiferente a su obra novelistica, tan nutrida, por lo mismo, de historia y de ideales libertatios. Por lo tanto, se hace dificil aceptar un juicio como el siguiente: “No lo seducfa a politica. Los problemas socia- les lo dejaban frio. Pasaron sin dejarle huella sensible los hervores de 1848...".° 8 Alone: D. Aiberto Bless Guna. Biografia 9 critica, pp. 38-39. Santiago, Nascimento, 1940. XIV Hay una prueba inmediata del interés con que el joven novelista con- templa los heches que provocaron Ja caida de la Monarquia de Julio (1830-1848). Se irata de su breve relato Los desposados, publicado poco después de su vuelta a Chile, en las piginas de la Revista de Sartiaga 1 ‘Aunque su base es un melodrama amoroso, Ia novela nos ofrece un cuadro relativamente vivido de los sucesos parisienses: “BI 23 de junio de 1848, Paris era el reatro de uno de los més encar- nizados combates que hayan tenido lugar en su agitado recinto: el ruido del cafién y de la fusileria resonaba por todas partes, las calles todas. se kallaban ocupades militarmente y el terror se vefa pintado en los semblan- tes de los rates curiosos que se attevian a pasar el umbral de sus habita- ciones, Una guerra atroz y sin cuartel, le guerra de los partidos sin freno, se habia trabado en aquellos dias nefastos par Ia gran capital, Hablébase de legitimistas y bonapartistas coaligsdos para derrocar el poder de le Asam- Blea Nacional: estos partidos, decian, explotando ¢! licenciamiento de los obreros, babian agitado los dnimos hasta hacer estaller el tertible motin denominado después los dfas de junio; dias de sangre y desolacién, duran- te los cuales mas de diez mil ciudadanos, entre muertos y heridos, fueron Jas victimas de aquel sacrificio esréril, aunque tenaz y valeroso”. *! Les figuras principales del melodrama no carecen de representatividad. Alphonse Dunoys, obstéculo insuperable para la felicidad de los dos jéve- nes, estd caracterizado en términos socialmente definidos: “Este comerciante, miembro de la gran familia de la bourgeoisie fran- cesa, gracias a Ja felicidad mercantil y al puesto de diputado de fa Asam- blea Nacional, se habia revestido de un sello de importancia y dureza que Je procuraba cierta influencia en el ministerio y un imperlo absoluto en todos Jos actos de la vida domestica”. ™* Mis adelante, insistiendo en esta impresidn, califica al mismo personaje como “‘tirano doméstico”, en claro contraste con las acciones y fa condi- cién de Luis d’Orville, et enamorado de su hija, quien aparece descrito como “pobre estudiante, sin fortuna ni apoyo". La méxima incorporacién social que alcanza el joven héroe es llegar a sec empleado en el Ministerio de Trabajos Publicos, de donde es expulsado por influencia del asambleista. Se ve entonces con clatidad que en Los desposados encontramos como par opuesto (Dunoye - d’Orville) lo que en Martin Rivas sera déo fraguado (Démaso - Martin), y que, ademés, el joven d’Orville anticipa tanto a Rafael San Luis, por su combate directo en pro de [as ideas liberales, como a Martin Rivas, en un aspecto de su personalidad social: el de su oscuta condicién. Junto a esto, es igualmente significative que el pueblo, la masa 20 Los desposados. Novela original. Fechada en octubre de 1885, aparecié ea. tues entrogas, con un total de doce eapirulos, ea Ia Revists de Santiago, ditigida por Diego Barros Arana. Imprenta Chilens, 1855, pp. 659-668, 726.737 y 777-800. 11 Idem, p. 665. 12 Idem, p. 726. xv beligerante de las barricadas, apatezca como “‘tutba indisciplinada y rabio- sa”, adelantando también un rasgo que le seré attibuido en la novela de 1862. Il Los vesposapos (1855) pertenece a la primera etapa de produccién no- velistica de Blest Gana. Dos afios atrds el joven ha dejado el ‘Ejército; trabgja ahora en labores administrativas. Su designio principal es llegar a ser novelista y, antes que nada, echar las bases de [a literatura na- cional. A través del epistolario con su amigo y camatada de viaje a Europa, José Antonio Donoso, es posible seguir, por lo menos. parcial- mente, ef interés y tes6n puestos por Blest Gana en su trabajo creador. En una de esas cartas, estimula a Donoso a “echar los cimientos del edi- ficio literario” que el pais necesita. * La carta es de 1856 y corresponde a sus afios de pleno aprendizaje del autor. “Desde que leyendo a Balzac...”, esctibiré més tarde, expresiva- mente, en otra catta ahora dirigida a Vicufia Mackenna, # Explica alli gue, gtacias al ejemplo ¢ inspiracién del maestro francés, abandond el cultivo de la poesia lirica (restos del cual se pueden encontrar todavia en las composiciones incluidas en sus primeras novelas). Con ello Blest Gana separa definitivamente su destino del de su hermano y proclama su vocacién de novelista. Sin embargo, esta prehistoria poctica, proato apagada por su autor, quedard flotando en sus relatos mds tempranos, en una de sns figuras més constantes: cl personaje del poeta a, a lo menos, el tipo de joven sensitive y sofador. No es casual, por lo demds, este artanque a partir del més grande novelist europeo de la primera mitad del siglo KEX. La conexién resul- ta significativa en varios aspectos. En primer logar, por el propésito ciclico que forja Bles: Gana y del cual ya da cuenta en 1860; propésito cidico que, a imitacién de la Comedia bumana y de Ia historia revolu- Gionaria y postrevolucionaria de Francia (1789-1848), quiere extender Blest Gana a su patria, En segundo término, este decenio de tanteos novelescos que va desde 1850 a [860 es muy similar —guardando na- turalmente las proporciones que hay entre un coloso genial y un talen- 1050 escritor local— a los afios iniciales de Balzac, que cotren desde el esbozo dramético de ‘Cromwell, en 1819, basta sus trabajos no firma. 38 Carta det 24 de junio de 1856, Cf, Ricardo Donoso: “Un amigo de Blest Gana: José Antonio Donoso”, p. 190. In: Homenaje de la Universidad de Chile a se ex Rector, don Domingo Amundiegni Solar, 1, pp. 177-200. Santiago, Imprenta Universitaria, 1935. 44 Se trata de una catva fechada en 1864. El cexto preciso, ea su pasaje pertinente, dice asi: "Tienes razén: desde un dia en que, ieyendo a Balzac, hice ua auto de fe en mi chimeaes, condenando 2 las Mamas las imptesiones rimadas de mi adolescencia, jusé ser novelista...”, XVI dos como folletinista. El arte de Balzac y la Comedia bumana en particu. Jar nacen, como se sabe, con Les chouans, en 1829, esa joyita que narra las acciones contrarrevolucionarias de la Vendée en las provincias del Oeste francés. En tercer lugar, se da también en Blest Gana un ciclo novelesco conecbido y escrito en una etapa post-revolucinaria. Lo mis- mo que Balzac esctibe después de las jornadas de Julio, entre 1830 y 1848, y que Zola igualmente concibe su gran friso sobre el Segundo Imperio luego de ocurrida la Comuna de Paris, también Blest Gane, de un modo menor, empezard lo mds representative de su obra una vez apagados los estallidos “‘girondinos” de 1851 y de 1859. La novela burguesa es casi siempre —para glosar titulos de Blest Gane— un intento de reconguista de los ideales petdidos. Vitalidad y canto del cisne se dan la mano en la mejor épica busguesa, pues la historia, en todos estos casos, potencia a la novela y ésta surge como un melancélica, a veces animado colofén de lo que ya, en la realidad, permanece exdnime. ¥ en cuarto lugar y finalmente: gBalzac o Stendhal? ¢Quién es, a la posize, de entre estos dos grandes realistas el de influjo mayor y decisivo sobre Blest Gang? El problema no es agui un problema de fuenzes o de modelos literasios; porque bien pudiera resuliar que lo que es filolégica- mente verificable, deba ser denegado en el plano, m4s determinante, de las otientaciones y del sentido de esta novelfstica. En categorfas lukacsianas, parece claro que el espfritu liberal del arte de Blest Gana est en fos anti podas de Ja inisansigencia jacobina de Stendhal. Y, sin embargo... Pero volveremnos a esto muy luego, en relacién con la préxima etapa natrativa del autor, cuando aludemos a la unidad de significado que constituyen Martin Rivas y El ideal de un calavera. Por el momento, en esta su fase inictal, To que predomina es la resistencia por parte del escritor a aceptar Ia reconciliacién con ¢l mundo. En esto residen los rasgos definivorios y, paradojalmente, la limitacién de sus ptimeras obtas. Aparte de un aislado intento dramético (El jefe de la familia, 1858), Blest Gana esctibe en este tiempo siete breves novelas, que distribuyen su ambientacién asi: 2 son de escenario parisiense (Los desposados, 1855, que ya hemos visto; y Ls fascinacidn, 1858, enmarcada ésta en el mundo ele. gante y la vida artistica de Ja capital francesa); 4, de ambiente nacional y urbano (Una escena social, 1853, Engafios 9 desengafios, 1855; El primer amor, 1858, y Juan de Aria, 1859); y solamente una novela se asoma ¢ incorpora elementos del paisaje rural (Ua drama en el campo, 1859). Sui- cidios, muerte, Jocura dan ei tono mayoritatio de los desenleces, al par que fija la nota truculenta y melodramética de situaciones y episodios. 2 18-V., en traducciém inglesa, sus Studies in European Realism (New York, The Universal’ Library, 1964), especialmente sa artical “Balzac end Stendhal”. 38 A voces, muy 2 la mancca de Dickens, cl autor establece nna correspondencia consclente entre la csfera de sus personajes truculentos y el bestiario febril de ia nifez. Ese pasaje de Juan de Aria es bien kevelador: “Singular individuo, exclamé Juan en. XVIL Eugene Sue y Dickens se juntan aqui, sin divergencias nacionales, para netrir personajes y acciones sentimentalmente recargados y deshacer el didlogo en retorica gesticulante, El problema de fondo que afronta Blest Gana en estos relatos es la imposibilidad de concilier sentimientos y realidad, el alma y Ja sociedad, el amor y el dinero. Vestigios de esta actitud persisti- rn en la préxima etapa, en relatos como El pago de las deudas (1861) y en Venganza y Mariludn (ambos de 1864). Es evidente que, a estas altu- ras de su desarrollo, Blest Gana no ha logrado dar con una férmula ade- cuada para eso que él Ilema las ‘condiciones de la vida” y ‘‘sus incidentes ordinarios”, #°” Su éptica es unilateralmente idealista. Para captar Je subs- tancia de la vida social, no sdlo tendré que trabajar en las fabulas, en la técnica del didlogo y de tas descripciones, en ef trazado de caracieres, sino implantando todos estos elementos en un sélido terreno material, en el te- rritorio histérico que le ofrece el Chile de su época. lv EL 7 pe picremere de 1863, en carta ditigida al cortesponsal ya mencio- nado, escribe Blest Gana: “ gNecesitaré decirte que la mayor parte de Jas escenas y de los tipos de Ef ideal son tomados de la realidad? Ta sabes, o te lo diré por si lo gnotas, que desde que escribi La aritmética en el amor, es decit, desde que esctibi la primera novela a la que doy e] carécier de literatura chilena, he tenido por principio copiar los accidentes de Ia vida en cuanto el arte lo permize. Este principio lo he aplicado con particular esmero en El ideal de un calaveva”. 7? A la fecha de esa carta, Blest Gana ha publicado tres de sus novelas mds importantes, a saber: La aritmética en ef amor (1860), Martin Rivas (1862) y Ef ideal de um calavera (1863). Con posteriotidad a estos aitos, sobrevendré un extenso hiato en ‘su actividad literaria, debido principal: mente a sus funciones administrativas como Intendente de Colchagaa y, més tarde, a su trabajo diplomatico desempefiado en Washington, Londres y Paris. Durante el perfodo presidencial de José Manuel Balmaceda (1886- 1891) renunciard a sv catgo como representante del gobierno chileno, para terminar su larga vida en Paris, en 1920. A este tiltimo perfodo de su existencia pertenecen algunas grandes novelas suyas: Durante la Recon- guista (1897}, Los trasplantados (1904) y EI loco Estera (1909). Ellas sus adentros. 2Qué tenemos ambos de comin? Nada por cierto, y sin embargo su vista me encrisiece como el anuncio de venideras desgracias, Hay en sus ojas algo de fatidico que me recuerda los monstruos que poblabsn los suefios de mi nifez y cuando menos, parece la growesca figura de Sacnis escapada de alguna visja pinura de coavento™ (Jan de Aria, p. 15. Santiago, Libreria Micanda, 1904) 185 CE, Ricardo Donoso, art. cic, pp. 190, 199 passim AT ides, p. 199. XVI contienen una problemética diferente, que desborda el propésito de este prélogo. Sélo incidentalmente serén mencionadas més adelante, por via de relacién con Martin Rivas. Las tres novelas mas destacadas de su. segunda época poseen un rostro extremadamente unitario, Hay entre ellas interrelaciones que proyectan luz sobre cada obra en particular. Desde fuego, en su evolucién como novelis- ta Blest Gana da un paso decisivo con Martin Rivas, que —de nuevo— guarda un puesto intermedio respecte de las otras. Con La aritmética com- parte su dnimo dominante de conciliacidn, con Ef idea! la materializacién de un trasfondo histérice social que da densidad y amplitad a la narracién. Con Fortunato Esperanzano, el petsonaje de Le aritmética, s¢ emparenta Martin por sw éropisme de encumbramiento social; y con Abelardo Man- xique, el héroe de Bl ideal, se hermana el deuteragonista Rafael San Luis. De este modo, la progresiva concreciéa de [a materia histérica determina que Ja figura burguesa, central en su novelistica, se desdoble en dos per- sonajes que el esctitor quiere ver como complementarios, pero que se le imponen neceseriamente como antitéticos. Este Jano burgués tiene dos caras, la del jacobine y la del liberal. Pero ellas son mds bien el alma y ef cuerpo de una historia que ba exigido Ja muerte de uno para el triunfo confortable y prosaico del otro, El rebelde anti-portaliano de 1837 y el héroe girondino de 1851 caen vencides en sus novelas; el burgués, a partir de esa misma fecha, sube vencedor en la escala social —vencedor salvado de las batallas, como Martin Rivas—. La pardbola de este proceso es Jo que veremos a Continuacién v La NARRACION de Martin Rivas transcurre entre fechas sefialadas con pre- cisién por el autor. Desde comienzos de julio de 1850 hasta fines de octu- bre de 1851 se despliega una peripecia novelesca que capta un momento politico culminante en la historia de Chile. Son los afios en que se gesta y prepara la primera revolucién Iiberal, fenémenc colectivo de gran enver- gadura, que crece desde motines y sublevaciones castrenses hasta alcanzar una magnitud nacional, cuyas principales manifestaciones son la rebelién de las provincias aortinas, el levantamiento del Ejército del Sur y los sangrien- tos hechos protagonizados por Cambiaso en Punta Arenas. Hay un vinculo indisoluble entre estos episodios de la vida nacional y los acontecimientos franceses de 1848. Lo han destacado todos los histo- tiadores que se han referido al asunte, desde Benjam{n Vicufia Mackenna hasta Francisco Antonio Encina. Este incluye, entre el conjunto de factores que explicarfa la génesis del movimiento, “la poderosa influencia de la revolucién de 1848 y de la caida de la monarquia de Francia”. 18 Los acti- 38 Historia de Chile, 1. 13, p. 139. Santiago, Nascimento, 1949. XIX vistas de esta propagacién histérica no son otros que los Ilamados girondinos chilenos, esos expattiados en Francia, como Francisco Bilbao o Santiago Arcos, que, én el seno de la Sociedad de la Igualdad, pondrén un fermento de liberalismo exaltado y extremo, Esta gravitacién det acontecimiento internacional sobre la vida interna del pais la presenta claramente Blest Gana, utilizando nada menos que el procedimiento del didlogo trenzado. Con su caracteristica frivolidad, el hijo de don Démaso se refiere a esos hechos: “En Paris hay muchos colores politicos —dijo Agustin—; los orlea- nistas, los de la brancha de fos Borbones y los republicanos. —2La brancha? —pregunté don Dimaso, —Es decir, la rama de los Borbones —repuso Agustin. —Pero en el norte todos son opositores —dijo don Démaso, dirigiéndo- se otra vez a Martin. —Creo que es lo més general —respondié éste”. 9 El acontecimiento nacional es contemplade por el autor con diez afios de distancia. Sin embargo, hay que aclarar desde la partida que el lapso que media entre el asunto histérico y su plasmacién literaria no puede ser conce- bido como un elemento puramente formal. De naturaleza histérica, pot el contratio, determina que ese transcurso no sea algo homogéneo, sino que esté sometide y regido por los avatares politicos del momento. Esos diez afios que van desde 1851 a 1862 no constituyen una relacién, sino una ex- periencia; no implican meramente una distancia temporal, sino un distan- ciamiento ético. Significan un techazo, en definitiva. Aqui reside la expli- cacién del discrimen temédtico que ha operado la novela sobre su materia histérica, Efectivamente: Martin Rivas omite por completo la Revolucién de 1859 y recorta substancialmente los sucesos de 1851. Nada aparece en ella del magno levantamiento de Jas provincias, y toda su trama se centra en el motin de Urriola, ¢l hecho capitalino por excelencia. El relato finaliza justa- mente en vispera de la expansidn nacional de Ja sublevacién. Es, pues, este sistema de exclusiones y preferencias lo que llena de sentido esa perspectiva decenal. Y ello implica no sélo prescindir cuidadosamente de la ingetencia familiar en las acciones revolucionarias (la del hermano cn 1859), sino, al mismo tiempo, privilegiar un acontecimiento dentro de un vasto y ramifica- do proceso politico. Es esta eleccién fundamental la que es necesario consi- derar con detalle. Ya es significativo lo que ocurre en La aritmésica en el amor. La critica se ha desconcertado ante su “segunda parte”, menos armeda, segtin se ha dicho, y que no Jogra aptesar todos los aspectos del mundo que promueve. No se ha destacado, sin embargo, un rasgo principalisime: toda ese conjunto de intrigas que transcuzte en una provincia innominada es una especie de 38 Martin Rivas, p. 21-22 de esta edicién, XX grotesca parodia de los malentendidos que por entonces marcaban la poli- tica nacional. La pugna y las enemistades, con sus entendimientos satfo voce, entre los Selgas y los Ruiplén, no son sino un remedo de las divisiones, més aparentes que reales, que se producian en la famitia chilena de esos aiios. Tatento fallido, mas que seguro, 2 pesar del premio de la Universidad de Chile; pero las mismas fallas literatias revelan la impotencia en que ya co- menzaba a encontrarse Blest Gana para dominar una materia que le repug- naba, potque esta misma situacién que origina el {racaso de su novela sobre 1858 es la que retrotrae su relato siguiente a los hechos de 1851. Durante estos afios se produce uno de los caracteristicos reagtupamientos politicos ¢ ideoldgicos entre los partidos de oposicién al gobierno de Manuel Montt. Al comenzar éste su segundo mandato, el grueso del Partido Liberal hace alianza (se funde, se ha dicho) con una importante fraccién del Partido Conservador, unién que responde, més que al odio a Montt como se ha pretendido, a intereses materiales comunes. Es la fusién liberal-conservadora que siembre [a confusién entre liberales y conservadores. Organizada por Manuel Antonio Tocornal y Domingo Santa Maria, especialmente, tal elian- za de los enemigos de ayer no puede dejar de resentit a toda un grupo de liberales que, reivindicando tos principios del antiguo pipiolismo, juzga como amalgama ideolégica inaceptable la convivencia de las ideas cletica- les con los postulados racionalistas. Esta experiencia de 1857 —triste ex- periencia para muchos liberales de la época— es Ja que estd en el centro de la critica de Blest Gana, El oportunismo politico y la apostasta ideolégica de sus corteligionarios son tratados por él, en su novela, con punzante co- micidad, lo cual se acuerda con Ja descripcién que nos hace un historiador contemporaneo: “Pata complacer a los pocos sobrevivientes que, con don Benjamin Vi- cufia Mackenna a Ja cabeza, hacian una grita ensordecedora, y a los futuros radicales, duefios de Copiapé y de la mayor fortuna de la época, dispuesta a emplearse en la regeneracién de Chile, se concerté una farsa. Tocornal abrirfa fa puerta al acuerdo formal, preguntando a los liberales qué opina- ban sobre la situacién, y le contestaria don Domingo Santa Maria, exigien- do como precio de Ja alianza Ia seforma de [a Constitucién de 1833 y Ja libertad de culto’. ®° Como se ve, en otro plano, se trata de la misma falta de conviccién que detecta Blest Gana en los burgueses de Ia época, de la misma ‘farsa po- Itica. Ciega @ la historia de 1859, marginando las dimensiones nacionales del acontecimiento de 1851, la seleccin temética que practica Martin Rivas no es en modo alguno arbitratia. Antes bien: su justificacién profunda re- side en ef rechazo implicito que se da en la novela a las transacciones de 1837, verdadera fecha clave en la produccién literaria de Blest Gana. Por 2 F, A. Encina, cit, z 13, pp. 258-259. Ch. asimismo René Leda Echaiz: Reolucién bistdrica de tor patvidos poliitcos ckilenos, pp. 35 ss. Buenos Aires, Bdit. Francisco de Aguirre, 1971 XXL algo Martin Rivas llevaba en sus ptimeras ediciones un subtitulo que mds adelante desaparecié (y tal vez n0 por casualidad). Martin Rivas (Novela de costumbres politico-sociales): tal es el nombre con gue la concibié y Ja publicd su autor. Ninguna novela, de entte las muchas que escribié Alberto Blest Gana, se referird ya a asuntos de la historia necional posteriores a ese afio crucial. A la inversa: es f4cil darse cuenta de que sus grandes creaciones {salvo el caso de Los trasplantados, 1904, que, por narrar Ia vida de la burguesia chilena en ef extranjero, o queda fuera de estas consideraciones o las rati- fica de una manera concluyente) irdn retrocediendo cada vez més en la historia patria. El ideal de un calavera narra el asesinato de Portales, en 1837; El loco Estero se ambienta en los afios en que termina la guerra con- tra la Confederacién Pert-Bolivianes y, m4s palmariamente que todas, Duran- ie la Reconquista va a buscar algo asi como los origenes del desarrollo nacional en los lejanos dias de la Independencia, La situacién de esta no- vela es bien reveladora. Publicada en 1897, luego de la experiencia de Ia guerra civil de 1891 que, aunque seguida de lejos, no tuvo menos efecto sobre la conciencia de Blest Gana, Durante la Reconquista elige y tecorta dentro del amplio proceso independentista, la etapa en que alcanza mayor despliegue la energia patridtica y las fuerzas populeres (la guerrilla y las montoneras campesinas de Manuet Rodriguez).'Su caso contrasta, por ejem- plo, con ef de Luis Orrego Luco, que en 1810. Memorias de un voluntario de la Patria Vieja, prefiere tematizar la fase inicial de la Independencia, don- de predominan Ia intriga politica y las discusiones Jegales y donde fa figura central no puede ser otra que In del abogado Juan Martinez de Rozas. Hay, por lo tanto, si atendemos a la curva descrita por fas obras de Blest Gana, un som plus ultra en ta cronologia de los asuntos: el medio siglo 0, mds exactamente, 1857. Es como el horizonte insuperable de su ideologia liberal, A medida que avenza el siglo XIX o que empieza el nuevo siglo, Blest Gana vuelve con més intensidad a las primeras décadas del desarrollo nacional. Su novela de 1897, ya lo hemos visto, trata de hechos ocurridos en 1814: son extremos que dejan en medio un gran abis- mo, justamente el abismo abierto por esa crisis ideoldgica que es el motor secreto de Martin Rivas. Por eso el motin de Urriola es ef acontecimiento de fondo de Ja novela, su nudo y desenlace parrativos. Multitudinario, tur- bulento, es el hecho en que Blest Gana resalta el heroismo actuante de la burguesia. Sdlo alli, dentro de las fronteras de Chile, el lax individual, la auteola sobresaliente del tribuno se fusiona con la masa andnima y comba- tiente del pueblo, Este, de elemento pintoresco que era en la escena de la Plaza de Armas y figura para un retablo costumbrista en Jas fiestas pa- trias, pasa a ser ahora materia colectiva en que se apoyan las fuerzas del XXH ptogreso y la libertad. * Es, en toda plenitud, el éxtasis de las revolucio- nes butguesas que Marx ha caracterizado en El 18 Brumario: “Las tevoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan atrolla- dotamente de éxito en éxito, sus efectos dramdticos se atropellan, fos hom- bres y las cosas parecen iluminados por feegos diamantinos, el éxtasis es el estado permanente de la sociedad; pero estas revoluciones som de corta vida, Tegan en seguida a su apogeo y una larga depresién se apodera en- tonces de la sociedad, antes de haber aprendido a asiilar serenamente los resultados de su perfode tempestuoso y turbulento”. El sactificio de Rafael San Luis, el que Martin sea herido en el combate, aseguran la investidura heroica de las jornadas de abril. De ahora en ade- lente —a partir de Martin Rivas, precisamente— la concurtencia del hétoe y del pucblo no serd ya mas un dinamismo histérico, sino, por el contrario, una teminiscencia, algo que es necesatio actualizar a través de un proceso de teconstruccién novelesca, Nunca el pueblo alcanza més grandioso rclic- ve en Blest Gana que en Durante la Reconguista; pero se trata de una gtandeza pasada, de una gesta ya hundida a comienzos de siglo. Popular, libértima, revolucionaria en su materia, Durante la Reconquista significa el responso a las ilusiones liberales de su autor. Estas han quedado sepul- tadas definitivamente més allé de ese limite ideolégico que representan [os afios promediantes de! siglo XIX. A partir de esto, es posible establecer, como hipétesis. verosémil, Ie que podria lamarse ulterioridad ideoldgica en Martin Rivas. Es sugestivo, desde este punto de vista, que la obra esté dedicada a Manuel Antonio Matta, uno de los ms intransigentes defensores de los principios anticlericales del liberalismo. Matta seré muy pronto, como se sabe, el principal funda- dor del Partido Radical. La imprenta que publica Martiz Rivas es la misma que edita La voz de Chile, periédico cn que el pensamiento de Jos liberales disidentes se ird plasmando hasta Megara la separacién y a la formacién de una nueva colectividad politica, En ese mismo diario yespettino, Martin Rivas se publica primero como follecin, al pie de las paginas en que aparc: cian articulos de Isidoro Frrézutiz, de los Gallo y del propio Matta. De este wiltimo, entre muchos de gran interés, destacaremos sélo los siguientes: “Politica”, ** en ef que su autor pore @ la volumtad individual, subrayada por el liberulismo en su fase inicial, un sistema de leyes para regular la atbitzariedad de las conductas, lo cual deriva, como es facil comprender, de una nueva etapa de organizacién y racionalizacién a que acceden la clase y su ideologia; “Proyecto de ley pata exceptuar del pago de derechos al cobre 2 Mavices y restricciones @ este punto de vista pueden hallarse en el articulo, ya citado, de Guilletmo Araya (supra, note 6). Vale fa pena consular igualmene la monografia de que son actores Enzo Faletto y Julieta Kickwood: Sociedad burguess 9 Uberalismo romaniico en ef siglo XIX. (Copia’ mimeografiada). Der achtechnte Brumaire —, p. 229. In: Marx-Engels: Axsgemablte Sebrif- im, Diew Verlag, 1966. 28 La vor de Chile, 3 de julio de 1862 XXIII furdide con combustibles del pais”, * en ef que se plantea gue la abolicién de los impuestos de exportacién debe constituit una abolicion general y no particular, de acnerdo con los principios enuaciados pot Coutcelle-Seieuil y en estzicta correspondencia con los inteteses de la burguesia minera; y “El carbén de piedra nacional”,*® en el que, con clara concieacia de una base comin de aspitaciones, Matta postulaba: “No (...) establecemos un an- sagonismo entre las industrias minecas del sur y del norte de la Reptblica”. Sumado todo esto a Ja prestancia que adquiere en la novela el héroe representative de Jas provincias nortinas (de la burguesta minera, justa- mente de aquella fraccién de clase que constituiré la principal fuerza social del partido emergente), resulta legitimo postular que, més que un libera- Hismao coeréneo que se juzga conculcado, Martin Rivas expresa los ideales de! conglomerado en gestacién, Mejor ain: Ja misma novela de Blest Gana se convierte en vehiculo idealigica que coadyuva a difundir y a propagar fa mentalidad que surgia. De esie medo, una vex mds —como antes Lasta- rria en la década de los 40— la literatura adelanta o plasma patalelamente Jas aspizaciones que también se manifiestan en el orden pelitico. Esta precisién nos permite explicaraos, de paso, un error muy comtin que la critica ha cometido con Martin Rivas. “Héroe de la clase media”, Hara Domingo Melfi al protagonista, con una ilusién nada inocente, que rastrea allé a mediados de! siglo XIX un teflejo anacténico de tas nuevas capas medias chilenas. * Y, més exultante, Alone exclama en tela- cién con el sentido de Ia novela: “es el triunfo de la clase media laboriosa, pobte, inteligente, sobre la alta clase envanecida, aunque no desprovista de méritos”." ¥ es claro que este espejismo arraiga en la composicién social del radicalismo, cuyo nucleo burgués logré atraer hacia si a ottos sectores de la poblacién, mas modestos, deseosos también de conquistas democrdticas. Resumiende: nacido en los ofios del auge pipiolo, antes de la batalla de Lircay, pues en 1850 el personaje tiene, segiin el narrador, “veintidés 0 vein- titrés afios” de edad; procedente de la zona de Coquimbo y Copispé, centros de dominaciéa incontrattestable de la nueva burgues‘a; ingresado 4 una carrera que, de dingtin modo, cs en esa época indice de pertenencia a las capas medias, sino prueba de una extraccién social afin a las capas domi- nantes; * por todo ello, Martin Rivas es un claro y simple representante de la burguesia, pero no en ef nivel de su consolidacién econémica, sino en el de la inscauracién ideoidgica. 24 Idem, 24 dc julio de 1862. 25 Hem, 30 de agosto de 1862. 26 Domingo Melfi: Estudios de literatura chilens, p. 9. Santiago, Nascimento, 1938. #1 Alone, cis, p. 163. 2% “En esa fecha el satus social de fos shogados y de los médicos no estaba detes- tpinado fandamemtaimente por ol eleccicio de fa pioiesién sespectiva, Tenemos la fsta de dichos profesionales y podemas afismar que la gran mayoria de ellos pertenecia a rangos aristocraticos”. (César A. de Leda: “Las capas medias en le sociedad chilena del sigio XIX". Anales de la Universidad de Chile, n, 132, octubrediciembre de 1964), xxv VI Los atios QUE cUBRE Martin Rivas estan en el centro de un prodigioso desa- rrollo de crecimicnto capitalista en Chile. Sdlo una cifra: en apenas 16 afios se cuadraplican Jos ingresos por exportaciones que realiza el pais, principal- mente en los tubtos agricolas y minero (plata y cobre).° En dos oporte- aidades Ia novela se zeficre a la importancia que adquiere el mercado tti- guero de California, que, llevando a sa epogeo la demanda extranjera de productos ags{colas, consolida e] tropismo exportador de nuestta economia, determine que el crecimiento de la burguesia industrial no se halle desligado de las inversiones en le tierra y que se produzca, por lo tanto, una fusién relativa de intereses entre Jos hecendados tradicionales y los nuevos capitalistas, En este matco general, y sobre este trasfondo, Martir Rivas nos pre- senta, perfectamemte diferenciados y enlazedos, dos momentos en la cons- tituciéa de Ia burguesia chilena. Son dos niveles cronolépicos, que se articu- lan para disefiar una gradecién de sentido Don Damaso representa y caracteriza la gestacién de Ja clase, sus nego- cios dudesos y florecientes, un camino de progresivo enriquecimiento a través de los cauces que en ese momento abria el desarrollo capitalist en Chile. Acerca de esto, Blest Gana ¢s rotundo, y resnme en pocas Hineas los hitos de crecimiento de las fortunas burguesas: “Don Dimaso se habia. casado a los veinticuatro afios con dofia Engra- cia Nite, mds por especulacién que por amor. Doha Engracia, en ese vem- po, carecfa de bellera, pero posefa una herencia de treinta mil pesos, que inflamé de pasién al joven Encina hasta el punto de hacerle solicitat su mano. Don Damaso era dependent de una casa de comercio en Valparaiso y no tenfa mds bienes de fortuna que su escaso sueldo. Al dia siguiente de 3y matrimonio podia gitar con tcinta mil pesos. Su ambicidn desde ese momento no tuvo limites”.*t Después nos describe su ascciacién con el padre de Martin, su inversiéa en riquezas mineras, sus especulaciones financieras (lo que todavia el na- rracor denomina “usura en graa escala”), la adquisicién de un fundo cerca de Santiago y de una mansion en La capital y, para rematar su carrera but- guesa, sus aspiraciones a un sillén de senador en el Parlamento. Asf, i ciado al calor de los sectores de comercializacién del capitalismo btiténico, que tenia su centro més bullente en Valparafso, el modesto empleado que fue don Démaso, Iuerando con el auge de la plata en el pafs (son los afios de Chafarcillo}, tocéndose, como empresatio agricola, con la antigua aris- 29 1844: scis millones de pesos de la época; 1840: veinticuatco millones de pesos. Gf Anibal Fira Sena Crus: Chil, am cao de deerolo frairado, Sandago, Batol fnivessivaria, 1957. 30 Martin Rivas, pp. 21 y 30. 4 Martin Rivas, p. 9. xxv tocracia de la tierra, pretende consolidar su poder econémica a través de la influencia politica y legislativa que otorga el Congreso. Es todo un iti- netario, un eprendizaje social que el autor pone ante nuestros ojos. Cuando comienza la novela, vemas a don Damaso pedir fos periddicos para reali- zar su lectuta cotidiana. En esos diarios, que difunden las ideas del gobier- no o de [a oposicidn, el personaje se lee a sf mismo. ;Su lectura es una intcospeccién de clase! Este burgués ha iniciado su despegue econémico y social a los veinti- cuatro afios. Martin tiene, en el afio 1850, “‘veintidés 0 veintitrés afios”, segtin ya recordamos. Casaré, pot tanto, a la misme edad que su protector. Esta puntualizacién cronoldgica es, pues, una verdadera contigitidad exe establece tn puente de enlace entre el burgués que estd en la cima del poder y-el joven que, al par que inicia su ascenso, representa otro grado en el set de su clase, el grado consistente en la formacién de la conciencia. Esta pro- yeccién cle Martin se Heva a cabo en tres ditecciones: por su origen, en su amistad y a través de su amor El otigen: el joven es hijo de José Rivas, un aventurero, cateador de mings, gue se nos describe como “un loco que habia perdido su fortuna petsiguiendo una veta imaginaria”. En este sentido, cl padre de Martin no representa otra cosa que el an individualista, el prodigioso esfuerzo de le voluntad que esté en el alba cruda del capitalismo, Es lo que cottesponde, en Chile, a la leyenda del minero Juan Godoy, leyenda aprovechada y mo. nopolizada mds tarde por los Cousifio, los Urmeneta y los Gallo. Los valo- res de sactificio y de tenacidad se unen aqui, en el caso de José Rivas, al hecho de su derrota econémica para engrandecer con una auzeola conmo- vedora la fria prosa y los cffealos de una buzguesia ya consolidada. A través de su padre, entonces, Martin Rivas destaca el ancestto heroico de su clase, la fase de su ascenso inaugutal. La amistad: Jo que José Rivas representa en ef plano de la actividad eco- némica, lo es Rafael San Luis en el orden de las ideas y de la accién politica, Es esto lo que hace tan representativa la pateja juvenil constituida por Martin y su amigo més insigne, Herido en el mismo combate en que Rafael sucumbe, sobtevivicnte del mismo acto en gue su amigo se sacrifica, Martin participa activamente de las “ilusiones heroicas” de la burguesta, Las Ua- maradas de la voluntad de San Luis parecen quedar prendidas al corazdn de Martin, pero no como brillo de su mirada, sino en el fulgor interior, invisible, de sus “ojos de mirar apagado”. El quijotismo econémico del padre y el pathos libertario de su amigo se sumetgen en la nueva apatiencia de la clese, més bien frfa, austera, meditativa, Producto de su propia clase, de sus avatazes, de sus luchas, he aqui an burgués pulcro y mesurado, todo talento, que btota de sucias andanzas en el desietto y de sangrientos en- cuentros colectivas. Es la flema inglesa a fuerza de pitaterfa: el suicidio de Clive o Ia foria de Kitchener floreciendo en la compostura celecta del ford inglés XXVE

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