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EW (Ze) i tera (elat| pat cs) AEM s ol (ols Esera liad te) Editado por Dario Paez y Amalio Blanco Yr} a “\ Coleccién Cultura y Conciencia / Culture and Consciousness Series Fundacién Infancia y Aprendizaje Naranjo de Bulnes 69 28707 San Sebastiin de los Reyes Madrid (Espaia) www.fia.es fandacion@fiaes Dissto de la exbierta: Aner del Dario Pier y Amalio Blanco (Eds): La Teoria sociocultural y la Psicologia social actual © De los textos: los autores respectivos. © De la presente edlicidn: Fundacién Infancia y Aprendizaje, 2006 1° Edicién: 1996 ISBN: 84-921753-0-3 Depésito legal: M-24.534-2006 Astiviz Fotomecinica Impreso en Espaita — Printed in Spain Graficas Rogar. Navalcarnero (Madrid) ‘Todos los derechos reservados. Esta publicacién no puede ser reproducida, ai en todo ni en parte, ni regisceada en, o teansmitida por, un sistema de recupecacién de informacin, ea ninguna forma por ningiin medio, sea mecinico, fotoquimico, electrénico, maynético, electrosptico, por fotocopia © cualquier otto, sin el permiso previo por escrito de la editorial. Copyrighted material vigenci: los chdsicos. Dag O PArzy AMA\ 10 BLANco. 9 Algunas promesas y limitaciones de la perspective sociocultural. Psicologia logia implicativa (DERE ees 14) explicativa y psico- Vogotski, Lewin y Mead: tos fundamentos cldsicos de la Psicologla social. Desde el pesto basta ef self: perspectivas comunes en las Sociopsicologias de George Mead y Lev Viygotski. Jaan VAISINER Y RENE VAN DER VEER... CAPITULO 3 Los origenes sociales del funcionamiento cognitive individual, CAPITULO 4 Individlvalismo epistomolégico frente a wna posicién sacicultural: Piaget, Vygotski y la teon ria del aprendizaje mediado. hime Kevin a Una integracitn de las perspectivas gibsonianas y vypotskianas sobre el cambio de actitudes en combextos, grupales. ReuBen M. BARON ¥ STEPHEN J. MisovicH CAPITULO 6 El arte como mecanismo semistice para la swcializacién de la emwién. Daxlo PAnz, JUAN José Icantua y Jos ANTONIO ADRIAN A CAPITULO 7 Ew busca de las dimensiones epistemoligicas de las reprsentaciones sociales. Ivana Masxové 5 163, Janes V. Wentscit .. Copyrighted material PRESEN TACION La vigencia de los clasicos Dario PAgz y AMALIO BLANCO. A estas alturas del milenio y muy a pesar de los indiscutibles avances protagoni zados por las Ciencias sociales, no es todavia muy segura la posibilidad de esgrimir dentro de este Ambito del conocimiento el contundente argumento que manejaba hace ya unas décadas un ilustre hiscoriador de la ciencia, C. Gillespie: cualquier estu- diance universitario de primer aiio, escribia en las primeras paginas de su conocido ensayo sobre 1a historia de las ideas cientificas, sabe mis fisica que Galileo ¢ incluso superaria al mismisimo Newcon, la mente mis preclara de cuancas se han aplicado al estudio de la naruraleza. La raz6n no estriba can solo en que nos las tenemos que ver con uno de los pensa- dores mas originales de cuantos se hayan aplicado al estudio de la mente y del com- porcamienco humano; la razén por la que no resulca posible aplicar a las Ciencias sociales, y como parte de ellas a la propia Psicologia, el argumento de Gillespie estri- ba en que ésras se fundamencan de manera muy notable sobre los clisicos, sobre una serie de aurores a los que se sigue concediendo una dererminada capacidad para orien- tar la actividad cientifica, Jeffrey Alexander lo ha expresado con especial acierto: Loe elésicos son productos de la iavestigacin 4 los que se les concede un rango peivilegiado frente a las investigaciones contemporineas del mismo campo. El concepto de rango privilegiado significa que ‘os contemparineos dedicados 4 esa disciplina ceeen que entendiendo dichas obeas ancerio- ‘ex pueden aprender de au campo de investigacidn tanta como pueden aprender de la ebea de sus preo- pios contemporineos» (Alexander, 1990, p. 25). Esa y no orra es, a la postee, la filosoffa que transpira este libro: la creencia de que Vygorski posee, en palabras de Ortega, esa inexhausta vitalidad que rodavia le permi- ce florar sobre las curbulentas aguas de esta postmodernidad tan dicharachera como vacua. Otro ranto cabrfa decir de Wundt, Baldwin, Piaget, Lewin, Mead y Gibson, los autores que a lo largo de este capitulo comparten proragonismo con Vygorski, Cada uno a su manera, con un eco bien distinto y con intereses muy definidos siguen en plena actualidad. En palabras incroductorias de Orcega a las Lecciones sobre la Filoufia de la Historia de Hegel, la obra de cabecera del joven Vygorski «Lo cldsico no es lo ejemplae ni lo definieivo: no hay individuo ni obea humana que la humanidad, en rmatea viva, 20 heya superado. Pero he ahi lo espectfico y sorprendente del hecho clisico, La humani- did, al avanzar sobre ciertox hombres y cicetas obras, no los hu aniquilado y sumezgido, No se sabe qué excrato poder de pervivencia, de inexhausta vitaidad le peemite flocar sobre las aguas, Quedan, sin duds, coma un pretérico, pero de tan rara condicién, que siguen poreyendo actualidad. Esta oo depende de nuestra benevolencia para atenderlos, sino que, queramos o no, se afieman frente a noso- tros y tenemos que luchat con ellos como si fuesen comtemporineoss (Ortega, 1980, p. 16). Es posible que al hablar de los cldsicos en estos términos hayamos servido los ingrediences para una polémica que todavia persiste en separar de maneca definitiva la naruraleza y Ia psique, el mundo natural y el mundo histérico, el organismo y la persona, el SNC y el comportamiento social. Copyrighted material 10 WY No es precisamente nuestea intencién volver a reproducir dispuras Henas de retd= rica y ajenas « las exigencias aceuales de la ciencia social, Ello no obstance, resulta per fectamente comprensible la advertencia de Merton (1964). «La teadicién cumulativa es todavia tan ligeea, que los hombeos de los gigantes de la ciencia saciol’- _gica no ptoporcionan una base muy sdlida sobee la cual apoyaese. El apotegma de Whitehead (una iencia que tieubea en alvidar 4 sus fundadores esed perdida), puesto como epigrafe a esta introduce cid, es en contecuencia mucho ads valedero cn Sociologia que en las ciencias fisicas, que tienen un mayor progeeso selectivamente cumulatives (Merton, 1964, p. 15). Precisamente un de los objetivos de la propuesca tedrica de Vygorski fue mostrar el sinsentido de ese hiato radical entre rérminos que aparecian irteconciliablemente enfrentados en la Psicologia, A ello dedicaron cambién sus mejores esfuerzos genres como Lewin, Mead, Baldwin y, en menor medida, Pinger. La presencia y pertinencia de los clisicos en la ciencia social no elimina, matizando un poco la idea de Merton, la posibilidad de una ciencia social empirica ni la posibilidad de acumulacién, de una acumulacién sai generis si se quiere. En las ciencias sociales, advierte Alexander, el pro- blema no reside tanto en la acumulabilidad del conocimiento como en la dificultad de acuerdo y de consenso en rorno a los references empfricos y a las abstracciones te6- ricas, pero ello no riene por qué conducir, sigue argumencando Alexander, a la defen- sa de que el discurso es la caracterfstica central de la ciencia social, A lo largo de los capiculos de esra monografia, rendremos la oportunidad de ver cémo algunos de los clisicos mas sobresalientes de la Psicologia social se oponen a este reduccionismo empobrecedor, en un claro paralelismo, aunque no el Ginico, con la teo- ria sociocultural, Nuestra intencién era no limitarnos a la mera exégesis de la obra de Vygorski y otros aurores clisicos. De hecho, las colaboraciones comparan los puntos de vista de la teoria sociocultural con los desarrollos empiricos y teéricos de la Psicologia social. De Wundt a Mead y Vygorski, de Lewin a Vygorski, pasando por Gibson, los grupos y el cambio de actirudes; de Baldwin y Cattaneo a Vygorski, pasando por la investigacién contemporinea sobre Psicologia social del desarrollo cognitivo, y de la Psicologia del Arre de Vygorski a los medios de comunicacién como amplificadores culturales de la Zone Prixima de Desarrollo, pasando por la investiga- cign psicosocial sobre afectividad y cognicién, Los conrenidos de estas ceorfas mues- tran el fecundo didlogo entre la ceoria socioculcural y la Psicologia social basado en desarrollos concepeuales y empiricos reales, y no meras repeticiones més o menos bri- ances de las ideas de los clisicos. La importancia de Vygorski para la Psicologia social concemporanea esttiba en su capacidad de dar respuesras a algunos de sus problemas mas acuciantes y se enmarca en ineas de desarrollo Henas de acrualidad. Vygorski, al igual que otros autores que han parrido de una aproximacién individualisca de la cognici6n social, concibe el pensa- miento como una empresa colectiva, como un proceso psicolégico instalado en una diada o que cransica a lo largo de un grupo (Levine, Resnick y Higgins, 1993). Ademas, ‘Vygorski, en consonancia con la tcorfa de las representaciones sociales, considera que la cognicién es social porque: a) se origina en el cranscurso de la comunicacién ¢ interac- cidn social; b) provee un cédigo consensuado que facilira la comunicacién, y finalmen- te, ©) porque se asocia no solo a la regulacién ineraindividual, sino a la interindividual; es decir, porque cumple funciones sociales. Por si fuera poco, Vygorski no opone lo piiblico a lo privado y planrea una teoria de la internalizacién, algo que, entre otras cosas, permire superar las simples dicoromias de influencia social normaciva asociada al cambio piblico superficial de creencias frente a la influencia informariva asociada al cambio real de creencias (Hogg y Abrams, 1992). En la Psicologia social se opuso la Copyrighted material VW 11 fluencia basada en la informacién a la influencia basada en In aprobacién social Vygorski plancea que la presiGn interpersonal es una fase del cambio de crecncias 0 desa- rrollo del conocimiento y una base previa para la internalizacién de este cambio de cre- encias 0 desarrollo cognitivo. El hecho de que, como quedé parenre en los experimen- os de Sherif (1936), los sujeros se alineen por lo general con las normas emanadas del ‘grupo e infieran sus actirudes a parcie de las conducras ejecutadas en un contexto gru- pal, confiemaen parte Ia idea de que lo incerpersonall precede a la internalizacién de cier- tas condiciones. No se trata, evidentemente, de plantear una visién sobsesocializada del sujeto como una marioneta conformisra; el sujeto no copia, mis bien se reapropia del conocimienco que le ofrece el grupo. La reapropiacién (la caregorizacién como miembro de un grupo, por ejemplo) no es solo un proceso individual, sino el producto de la inte raccién con los oreos; en este sentido se rrata, efecrivamente, de un proceso social Vygorski insiste en que la cultura concede conocimiento estabilizado en artefactos 0 ins- crumencos semiérices que, junto con la interaccién, constitayen una base esencial part el desarrollo psicolégico del sujeto. Bl desarrollo de una Psicologfa social de corce trans- cultural capaz de otorgar a la cultura un papel esencial como programacién colectiva de Ja mente (Kitayama y Markus, 1994), sugiere que la teorfa sociocultural puede hacer aportaciones nada despreciables al desarrollo de una Psicologia social algo més sofisti- cada, Finalmente, Vygotski analiz6 el clesarrollo emocional como una forma de com- plejizacién cognitiva asociada a la exposicién y reaccidn ance las obras de arre, las que, junco con el lenguaje y Ia interacci6n, constituieian uno de los insteumentos semiéricos fundamentales para el desarrollo emocional, La visidn sociocultural de las emociones es rambién un rea de desarrollo importante en la Psicologia social actual (Kitayama y Markus, 1994; Russell, Fernindez-Dols, Manstead y Wellenkamp, 1995). Vygorski y los desarrollos posteriores de la teorfa sociocultural aporran elementos de respuesta a los problemas antes mencionados, Sin embargo, algunos aspecros no fueron directamence desartollidos por Vygorski y sus seguidores como ocurre con las funcio- nes grupales y macrosociales del conocimiento que se elaboran prefereatemence en la eorfa de las represenraciones sociales, por ejemplo. Ocros aspectos como la ceorfa de la sernalizaci6n (véase el comentario final de Wertsch) requieren de elaboraciones mas suriles y todos han de ser leidos a la luz de la Psicologia ciencifica de los tilrimos sesen- taaiios. No hay que olvidar que Vygorski murié en 1934 y que el estalinismo congels buena parte del porencial cientifico en genenil y de la Psicologia més en particular. La incroduccién de P. del Rio y A, Alvarez entrega una perspectiva general del libro, poniendo en relacién los aportes de la Psicologia social con una visién cultural més general de la relacién entre medios de comunicacién social, el pensamienco y la idencidad social. El capitulo de A. Blanco intenta escudrifiar los consensos te6ricos y epistemolégi- cos que dos de las figuras centrales de la Psicologia social, George Herbert Mead y Kure Lewin, mantienen con la propuesta de Vygotski para llegar a la conclusin de que, mds all de coincidencias puntuales en el uso y manejo de determinados concep= 05, ese! modelo de sujeto lo que verdaderamente une a estos eres aurores: se trata de un ser que se desenvuelve psicolgicamente a partir de su incuestionable socialidad y lo suele hacer en una dindmica que tiene su punto de partida en el exterior del sujeto y que requiere la inevirable ayuda de mecanismos (herramientas, si queremos emplear los céeminos de Vygorski) que nos ponen en contacto y relacién con los otros. Pero se trata cambién de un sujeto claramente comprometido con el medio que le rodea gra- cias a su creencia en la capacidad emanciparoria de la racionalidad ciencifica en perfec ta sintonia, por cierto, con los grandes hombres de la ciencia social: Saine-Simon, Copyrighted material 12 YY Comte, Marx, Tocqueville, Durkheim, etc., algo que parece estar en vias de extincién en corrientes psicosociales actuales que se muestran tan orgullosamente deudoras de la postmodernidad, Se crara de una racionalidad cientifica que, entendida en sus rérmi- nos mas psicosociales, empieza por el propio sujeto: la conciencia, la persona no es algo que se nos concede en virtud de la herencia cultural o biolégica, sino algo que vamos creando y construyendo (conquistando es el rérmino que emplea Mead, por ejemplo). Van der Veer y Valsiner vuelven sobre la similaridad de perspectivas encre Vygorski y G.H. Mead. Los autores muestran pormenorizadamence cémo ambos se inspiraron en la reoria wundriana del gesto y su relaci6n con el desarrollo simbélico. Reconstcuyendo su argumentacién, tanto Mead como Vygorski van a coincidir en que el gesto empieza siendo un gesto en sf (demostrativo), como expresién afectiva de la actividad, pasa a ser un gesto para el otro (descriprivo) y culmina en un gesto para si mismo (simbélico). Mead internaliza la relacién sujero-objeto haciendo que dentro del sf mismo coexistan y dialoguen un Yo y un MZ El movimiento dentro y fuera de los roles de los otros se asocia al movimiento entre el Yo, sujeto en primera persona, y el Mr objeto en rercera. Este es el proceso de construccién del s/ mismo para Mead La reflexién del Yo sobre el Mf ayuda a sintecizar, a hacer emerger nuevos niveles de funcionamiento psicolégico. Vygorski plancears también que la conscienci pecriva se deriva de un momento anterior, interacrivo y social, en el que sujero juega externamente diferentes roles, Primero, juego mi rol de manera espontinea. Luego, soy consciente de la visi6n del otro sobre mi rol - el otro introduce un surplus de sig- nificacién social, Finalmente, paso a ser consciente de mi rol. Estos dos primeros capitulos proponen argumentos para una integracién redrica entre corrientes de la Psicologia social y la teotia sociocultural. Los capitulos siguientes ‘no sélo examinan las posibles integraciones te6ricas, sino que integran también inves- tigaciones empiricas que contrastan y permicen desarrollar el marco sociocuttucal. El repurado psicélogo social europeo W. Doise, expone una sintesis de su progra- ma de investigacién sobre los efectos facilitadores que ejerce el conflicto social sobre el desarrollo cognirivo entre sujeros de diferente estatus social y conocimienro. El autor sintetiza la investigacién sobre el conflicto sociocognitivo y el marcaje social y examina los antecesores de una Psicologia social del desarrollo de inspiracién socio- cultural, Baldwin y Cartaneo, El primero planted 1a prioridad de lo social para el desarrollo de lo individual, aunque se limité a la imitacién, Cattaneo, en cambio, desartollé la hipécesis de que el conflicto de ideas es la fuente de progreso cognitivo. Las investigaciones que Doise sintctiza confirman que la mera contradiccién de las opiniones incorrectas de un nidio permice que éste desarrolle su capacidad cogaitiva (la conservacién por ejemplo). Este desarrollo se da en una serie de condiciones de las que Doise ofrece una revisin. Ademés, explicira su posicién ante la obra de Vygorski y los malentendidos que la difusién cardia de sus trabajos han provocado. Un autor importante para las investigaciones de Doise y colaboradores es Piaget El Piaget de Doise es un Piager durkheimiano que insiste en la imporrancia de las representaciones colectivas y de las relaciones sociales para el desarrollo cognitivo Kozulin mencionaba en su libro sobre Vygotski, ampliamente citado, la influencia de Durkheim sobre la teorfa del ruso: Ja idea de las caregorias colectivas de pensamien- 10 como instrumentos externos que el individuo utiliza. La colaboracién de Kozulin nuestro libro justamente examina la oposicién entre el individualismo epistemols- gico de Piaget frente a la posicién socioculeural de Vygorski. Dos conocidos psicélogos sociales estadounidenses, Baron y Misovich, integran la concepcién de Vygostki de Zone Prixima de Desarrollo con la dindmica de grupos lewi- nted ma VW 13 niana, Ademés, planrean una alcernativa critica a la cognicién social y su posicién representacionista individual del pensamiento desde la perspectiva realisea evolucio- nista de Gibson, El concepro vygorskiano de acrividad sieve como unificador reérico de las perspectivas gibsonianas de la percepcién y las de Lewin sobre la dindmica de grupos y el cambio de acticudes. Lewin planteé que el cambio de actitudes era mas probable mediante la discusién grupal activa que mediante la asimilacién pasiva de informacién, una idea en parce similar a la de Cattaneo sobre la importancia del con- flicro para el desarrollo de creencias. Amas de casa norteamericanas cambiaban mis de acticud y consumian més ripos de alimentos previamente desechados cuando par- ricipaban en geupos de discusién sobre el cema que cuando escuchaban una charla persuasiva de expertos en nutricién. El grupo es una Zona Préxima de Desarrollo en la medida que acrua como un porenciador de la actuacién del sujeto que lo eleva hasta tun nivel superior de tendimienco. Los medios de comunicacién de masas también se pueden concebir como amplificadores culrurales que permicen el desarrollo cogniti- vo (al menos ciertos contenidos y ciertos tipos de mass media), Para Baron y Misovich, Gibson y Vygorski parren del rechazo a la concepciéa representacionalista individual del conocimiento y coinciden en que el conocimiento es accién y se encuentra inserro en ef mundo que nos rodea. Al mismo tiempo, ambos coinciden en que las formas bisicas de conocimiento (percepcién) consisten en saber qué hacer en tun contexto dado. Las oportunidades (affordances) que los estimulos oftecen, las capacidades (effectivi- ties) que los sujetos poscen y la armonizacién 0 sintonizaci6n (attunement) de los su os ante los estimulos, son los concepros basics de la concepcién ecolégico realisra de la percepcin de Gibson. El cambio de actitudes se concebird como un proceso mediance el cual el grupo sirve como andamiaje para cambiar la sinconizacién de los sujetos ante el escimulo y la percepcién de nuevas posibilidades ofrecidas por éstos. En el ejemplo clésico de Lewin, las amas de casa reoriencarin su sintonia con las vis- ceras (callos, etc.) que pasarin de ser percibidas como desechos ser consideradas como fuentes protefaicas. El grupo acruaré como fuente de cambio de las larirudes de acepracién y rechazo de lo que son objeros comestibles. $i el grupo adopra la nueva actitud como norma social, anclaré relacionalmente este cambio y se producité un cambio mas esrable, ya que éste se apoyard en el cambio de las oportunidades soci les. La creacién de nuevas percepciones compartidas y los cambios en las capacidades son los mecanismos mediante los cuales el grupo provoca el cambio de actitudes, En particular, cuando el grupo reune de forma sinérgica capacidades discribuidas, actiia como un contexto que cambia las oportunidades que los estimulos ofrecen Pier, Igarcua y Adridn revisan los desarrollos contemporineos de la Psicologia social de la afecrividad y la cognici6n, integrindolos en una visién de inspiracién vygorskiana sobre las obras de arte como insteumentos externos de socializacién emo- cional que se apoya en la Psicologta del Arte. Las obras de arte, como los medios de comunicacién de masas, se conciben «como amplificadores culturales» que permiten el desarrollo cognitivo-afectivo, El conocimiento emocional se inspira en la aceién del mundo excerno gue crea la obra de arte. Como amplificador cultural, ésta cransmice conocimiento en la prictica, haciendo que el sujero vivencie, cerenga y complique su respuesta emocional, La existencia de elementos concradictorios entre la forma y el contenido, entre los caracteres del drama y la narcacién hacen que los sujeros experi= menten emociones diferentes y hasta contradictorias. El movimiento dentro y fuere de los roles de los personajes se asocia al movimiento entre el Yo sujero en primera per- sona idencificado con los personajes y la posicidn del espectador que observa al actor pyrighted mate a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book 16 YY Este aislamienco intelectual se hace especialmente patente en a divisiOn que separa los estudios de psicologia individual de los estudios dedicados al entorno sacioculeueal en el que viven los individuos En psicologia tendemos a considerar la culsura o la sociedad como una variable a see incorporada a dcterminados modelos de funcionamicnte individual. Esto implica un tipo de reduccionisme que de ‘por supvesto que les fendmenos socioculcutales pueden see explicados a partie de los procesos psico~ logicos. Inversamente, tanto los socislogos como las reiricos sociales suelen considerar exentos de pro- bblemas a los procesos psicoldgicos al considerac que estos derivan direccamence de los fendmenos soxia~ les, Aunque este enfoque no parta del reduccionisma propio de los psicélogos no por ello es mene ingenuo. Gran parce de los aspectos del funcionamiento psicolégico no pueden ser explicados desde el supuesto de que decivan exclusivamente del wilion socio-culearale (Wertsch, 1985, p. 19). «La auseacia hoy de este tipo de visién global ha producido una evsis on fas cewcias visles . Bo lugar de integrar los descubrimicatos teéricos y empiticos de las diferentes disciplinas, hemos creado Seas aisladas de investigacién que en algunos casos ya no podeian ser integrucas ai en el caso de inteatar- lo» (op. cit. p. 238, el subeayado es auestto) Amalio Blanco repasa en este libro las grandes cradiciones de 1a Psicologia que si abordaron el problema humano en cuanto social, Como subraya Valsiner en orra revi- sién sobre las grandes tradiciones sociogensticas (en prensa), el planteamiento socio- genético no es algo insdlito en psicologia y desde sus ptimeros pasos constieuyé una de las lineas de desarrollo y crecimiento mas porentes de nuestra ciencia: lo insélito es que hayamos Hlegado a olvidarlo. El hecho es que estudiar al hombre como abjeto ha ido de la mano con tratarlo como tal, La construccién hisrérica de la cultura ciencifica y la de la cultura popular han confluido en la reificacién 0 cosificacién del sujeto humano. Si el desarrollo mate- rial y la culcura material se han producido al dictado de las relaciones de produccién y han tenido al objeto como parrén, el desacrollo de la conciencia y las mediaciones que la hacen posible, de la culrura «espiricual» se han producido cambién al dicrado de la ciencia tecnolégica y la racionalidad de las ciencias naturales, como sefialé el filésofo social G. Lukécs. Esta cosificacién del conocimiento iguala objerivizacién con objerividad y al sujeto con el objeto. El objeco con mente que se comporte con una predictibilidad controlada por la racionalidad cientifica posiiva es el sujeto ideal de una Psicologia que dese encajar en ese modelo. Kozulin (1990) ha sugerido que una ciencia asf no serfa propiamente un psicolo- gia, sino una psicoparologia: si es que consideramos a este modo de rrarar a los suje- tos como objeros y de redefinir socialmence las interacciones como alienaciones como algo anormal y no como algo normal. Habermas (1983) ha intentado extender la racionalidad més alld de esta limiraci6n aponiendo una racionalidad moral-préctica y estético-prictica a la racionalidad cognitivo- para la praxis, es decir, para la accién comuni Definie esa racionalidad moral priccica habermasiana plantea a su vez serios proble- mas. Uno no menor es el sefialado por el propio Habermas (op. cit.) de que la ética racio= nal no garantiza el paso a la praxis moral, Otro lo ejemplificé en came propia Vygorski, como ha sefialado Puzyeei (1989). Vygorski mantuvo durante los diez afios significarivos de productividad intelectual dos vias en paralelo, que s6lo en su nivel personal o en las reflexiones mas abiertas se manifescaba, pero que no aparecia en su presentacién pablica més cuidada para «la ciencia»: una psicologia racional y abstracta (la que explicarfa la psicorecnia histérico-culrural del pensamiento), y otra psicologia que él denominé con- ccreca y que muy bien podria corresponder a la «ciencia roméntica» de Luria (1978). Esa psicologia concreta era la que Vygorski buscaba en el arte 0 en el juego como psicorec nia de los sentimienros, aquella que trata de los niveles mas complejos de la mediacién que esta derrés de los procesos de sentido, la emocidn, la moral y las intenciones. Copyrighted material VW 17 La filosofia de la ciencia del hombre como sujero de acciones objetales y a su vez objeto, se opone pues a rodo lo largo del siglo con la que estudia un hombre como sujeto de acciones sociales, como persona, prosan, Es el hombre novela frenre al hom- bre reloj en términos de Unamuno, el hombre hermenetitico, que trata de encontrar a nivel personal y social, una estructura narrariva y no mecanica de su devenir y cau- salidad (de Unamuno, 1927/1966/1990). En este nivel, no podemos reducie lo social un proceso de distribucién eficience de las representaciones o de comparacién y con- flicco encre ellas. Lo social se convierre en la propia rrama argumencal de las expl ciones y las implicaciones. La psicologia (la social, la sociocultural, la cognitiva...) se enfrenta, o se debe enfrentar al problema de articular esas dos Iineas, ambas perti- nentes, de explicacién, Abordaremos esta cuestién en las reflexiones de los puntos que siguen, NIVELES DE EXPLICACION, NIVELES DE IDENTIDAD La propuesca de asumir diversos niveles articulados de explicacién (Doise 1986) se ha venido a conectar hoy con la dificil o multiforme definicién del se/f en los actua les estudios sobre la identidad cultural, y de los diversos niveles de las conciencias sociales que emergen en los estudios sobre culcura, comunicacién de masas y repre sentaciones sociales. Desde Ia formalacién walloniana del se/f como producto de una psique natural basicamente simbidcica (Wallon, 1936, del Rio y Alvarez, 1995a), los estudios de la construccién de la idenidad en el nifio ante el espejo 0 el video que muestran el cariccer murante y mulrinivel de la nueva identidad (Zaz20,1954, 1993) © la conceptualizaci6n de las conciencias compartidas que hacen posible el mecanis- mo de la ZDP (Brunet, 1990, Wertsch, 1991, Baron y Misovich, 1993, del Rio y Alvarez, 1995b), todo ello, habla de una arquiteccura social de la identidad como crama bisica que, mediante las mediaciones culrurales ha ido haciendo consciente esta identidad social y constrayendo diversos niveles de identidad articulados, todos ellos sociales y andamiados por mecanismos culturales de mediacién para producie pensa- miento y sentimiento. Tambien la conciencia individual es social, como Valsiner y van der Veer analizan en su capitulo sobre Mead y Vygorski. La consteuccién de s6li- dos otros interiores serfa la via para una fuerte individualidad, para un rico soliloquio: como dice Machado, casi poniendo verso a la tesis dialégica del pensamiento de Vygorski, «quien habla solo, espera hablar a Dios un dfa, Mi soliloquio es plitica con este buen amigo Cada cultura genera diversas férmulas y complejos de simbiosis-ideatidades socio- culturales y cada una de ellas cuenta con mecanismos culturales de mediacién para hacer efectivo y conscience su nivel de identidad. La simbiosis inicial bebé-madre, el hogar-familia, el grupo de crianza de iguales, el grupo de actividad y trabajo, el grupo culcural en que toma arraigo lo cultural o nacional, etc. podemos verlos desde fuera como grupos e instituciones sociales, 0 desde dentro, como sistemas funcionales 0 grupos de conciencia compacrida y disrribuida en que se ejercen, aprenden, ensenian, y comparten fanciones. Es claro que existen transferencias y participaciones de un nivel a otro y que los diversos niveles funcionales (de identidad, de explicacién) man- ticnen entre sf relaciones dialécricas y constructivas atin poco definidas: un valor, cee- encia 0 acticud aprendida en la familia se cransfiere a otras wnidades funcionales como la individual (que es también social: social con uno mismo). Baron y Misovich (op. cit), al analizar el proceso por el que las actitudes se cam- bian con mas facilidad en grupo, en el ambito que denominan Zona de Cambio Copyrighted material YY . vienen a subrayar ese canerer genéricamente social de las funciones psico~ logicas. Es evidence que la unidad funcional del grupo hace aflorar percepciones (oportunidades percibidas en la ecologia percepriva de Gibson, «valencias» a lo Lewin © affardances ) que no lo serian quiza igual para otra unidad funcional. Y que cuenta con funcionalidades de acciGn (¢ffrtivities) que quiz tampoco estarian al alcance del individuo, al menos en un momento inicial. Lo que es quizé oportuno sefalar es que el enfoque ecolégico gibsoniano debe ampliarse para incluir o distinguir, de aquellas nacurales, las affordances construfdas mediante la mediacién culcural (que podriamos llamar «valencias culturales» (del Rio 1996). ¥ en igual medida, las capacidades fun cionales o ofactivities, que podsian perfectamence llevarnos al modelo vygorskiano de funciones naturales y culturales. Porque efectivamente los diversos ripos de media ciones culruralmenre construidos (medios y artefactos, sistemas simbdlicos, estructu- ras como génetos formatos 0 esquemas, mitos y narrarivas) amplifican el dmbito per- cibido de accién de las diversas unidades funcionales de conciencia, Nuestra impresién es que, desde que la ingenierfa ha hecho caer el taba del pro- cesamiento distribuido, a la psicologia social se le ha dado licencia para ser aucénci- camente social y se le ha abierto un camino para hacerse histérico cultural. Ances de la manufacturaciéin de los procesadores en paralelo, hablar de psique distribuida o funciones compartidas parecfa un sacrilegio tedrico 0 un despropésito metodolégico ©, en codo caso, una metifors (como la «sociedad de la mente») cesteingida al funcio- namienro bajo la piel. Una vez que existe instrumenralmente el PDP, parece que el tabi ha caido y escamos legitimados para investigar las funciones psicol6gicas bisicas en su discribucién social. La psicologia social puede ya ser social si es su deseo, ade- mas de denominarse social. La propuesta tedrica del pensamiento social ha debido esperar un siglo para concar con un respaldo cecnolégico de la ingenieria que le per- mira romper las barreras intradisciplinares: la psicologia social puede ahora hacerse psicologia general (0 a la inversa) porque, como sostenia Vygorski (1927/82), psico logéa solo hay una, Una de las muchas consecuencias de la fragmentacién interdreas en la disciplina psicoldgica es que el gran desafio histérico-cultural que subyace como propuesta en la formulacién vygorskiana, a saber, levantar un mapa de los sistemas funcionales de distintos niveles, social y culeuralmente arriculados, est4 atin por realizar, Vygotski y sus colaboradores, Wallon y los suyos, slo Ilegaron a avanzar en la formulaci6n del sistema funcional social, apantando dnicamente sugerencias de aproximacién meto- dolégica y algunos ejemplos de su estructura y mecanismo, Cartografiar, medir y comprender las funciones cognitivas y directivas (arencién, percepcién, memoria, actitudes, intenciones, deseos, planes, control, etc. etc.) es una tarea por orta parte cambiance y dialéccica: cada culeura y cada unidad funcional construye sistemas en buena parte propios, y el sistema social-cultural de Rusia o Uzbejistsin en 1930 no es el de Andalucia 0 Wisconsin en 1996, Si las capacidades, valencias, acticudes, discribuidas y cambiantes, 1a psicologia bésica o general no tiene més remedio, lo quiera 0 no, que ser social ¢ histérica, $i yo sé hacer una cortilla pero necesito a mi esposa para darle la vuelta, 0 sé hacer un problema en un examen, pero necesito una calculadora, o el «soplo» de un compaitero para recordar un nombre, 0 consultar una fGrmula que no he memorizado pero puedo ejecutar, ztengo o no rengo La comperen cia? Para Vygorski si, porencial 0 proximamente. La mediacién social no es slo una andadera o prétesis circunsrancial en una erapa de larva de la conciencia, sino el meca- nismo bisico y distribuido de funcionamienra regular. En cualquier trabajo, en el matrimonio, el pacernazgo, la religién, o hasta en el didlogo interior, la estructura dis- Copyrighted material VW 19 tribufda socialmente es norma hasta el final de la vida, y su empobrecimiento social es un sfnroma inequivoco de envejecimiento, no ya fisiolégico, sino psicolégico. La amenre fuera de la piel» no nos oftece s6lo ejemplos puncuales pintorescos, sino que es la trama misma del cortex humano que, come muy bien decia Vygorski, es en gran parte, un cortex «exeracortical» En esta perspectiva, la recuperacién de la herencia sociogenética que plancean Blanco cuando analiza las grandes figuras de la psicologta social, Van der Veer y Valsiner, al glosar el crabajo de Mead y Vygorski, 0 Willem Doise al comentat las concepciones de Baldwin, Piaget y Catraneo, se hace especialmence necesaria, En la perspectiva de Cartaneo o Piaget, el conflicto sociocognitivo es esencialmente rele vante, Seria importance rener aqui en cuenta cémo un conflicto cognitivo socialmen- te mediado puede desembocar en muy diferente resultado si se procesa denero o fuera de un «grupo funcional de conciencia». La conceptualizacién crucial de patrones intraespecificos e interespeciticos de regulacién (Lorenz, 1978) podria extrapolarse al funcionamiento social y mediado de la mente. Como se ha visto en comunicacién de masas, una misma propuesta de un colectivo exterior puede reforzar el sectarismo y saldarse con un mecanismo defensivo de «reduccién de disonancia», planteando la confrontacién rerdrica de un sistema sociofuncional con otro (interfuncional); la misma propuesta de una minorfa interior puede Hlevar a un conflicto cognitivo pia- getiano constructive, en la confroncacién dialégica intrafuncional Bs evidence que ef desafio que debe aftoncar la psicologfa si desea de verdad cons- cruir una psicologia social del sistema funcional es inmenso, pero no es menos cierto que le permiriri reconciliarse con las dos grandes herencias de su historia: la investi- gacién de las mediaciones o herramientas instrumentales de la mente y la invesciga- cién de las mediaciones sociales y las iclentidades funcionales. LA MEDIACION SOCIAL DEL APRENDIZAJE Y EL DESARROLLO. Decfa Vygorski que el camino de la cosa al nifio pasa a través de ovea persona. Lo inverso también es cierto y es complementario de la observacién del psicélogo rusos: el camino hacia otra persona pasa en la culrura cravés de las cosas y de los media- dores instrumentales. Ambos tipos de mediacién se arriculan y hacen posibles mediance mecanismos de «triangulacién» (del Rio, 1996) que permicen crabar el sis- tema funcional interno y externo en sus distintos niveles y unidades, funciones y acti- vidades. Es esencial analizar y relacionar con deralle los escenarios instrumencales y sociales en que se producen estos procesos de conecrar un nivel con otro, Cuando Plata defiende el tamaiio ideal de la polis condicionandolo al ntimero de ciudadanos que pueden reunirse en ef Agora para mantener un debare Hevadero, esré trarando de garantizar la posibilidad instrumental y social de compartir referencias de esa unidad funcional que seefa la comunidad ciudadana, ;Son los procesos de triangulacién gene- rados por la cultura de masas ran poderosos como para garantizar esos mecanismos funcionales en el mundo masificado y superurbano actual? ¢Es la aldea global algo mis que una metéfora? ¢Cémo se traba, se triangula técnicamente, el discurso mi do de la cesfera piblica» definida por Habermas? La madre «triangula» con el nifio y la cosa en los niveles més primarios de refe- rencia desde el principio de la comunicacién social en la ZDP (yo mito la cosa, miras mis ojos y sigues mi mirada a Ia cosa, la ves moverse y vuelves a mirar mis ojos, © mi mano etc.). La cosa (ejemplo una foro, un dibujo, el video) se puede convertir en nted ma 20 YY un orto (el osito, paps, etc.), El otro se puede convertir en una cosa (mira aquel sefior de all), ¥ los niveles funcionales de idencidad pueden articularse unos con otros, hablar unos de otros 0 co-actuar y co-referirse unos sobre otros. Fl desarrollo de zonas de re-presentacién mediante mediadores culturales cada vez mas porentes y de narra- tivas sociales cada vez mas ricas ha hecho este proceso de ttiangulacién enormemen- te elstico y poderoso, y la polis puede realmente haberse quedado pequefa. Pero el crecimiento parece cener sus problemas pues esos procesos son incompletos y cam- biantes. Las criangulaciones entre la diada, la familia, el grupo de iguales, el geupo de trabajo, «la partia», la humanidad, exc, pueden cener graves lagunas y desequilibrios El yo postmoderno se hace asi un yo muy fragmenrado, en culturas cuya arquirecru- 1a funcional sociocultural se hace cambiante, fluida y con frecuencia descompensada Alex Kozulin propone en su capitulo una nueva ponderaciéa de las propuestas pia- getiana y vygorskiana para reforzar justamence la mediacién social. Si Piaget hace mediar de alguna manera en la accién entre el sujeto y el objero al esquema o las estructuras mentales internas (el chip légico, inccacortical), Vygorski -dice Kozulin- enfaciza la mediacién de los mediadores inscrumencales o las herramiencas simbélicas externas, y propone compensar ese déficic de los mediadores sociales con propuestas que concedan un papel mas relevanre en el aprendizaje y el desarrollo a los otros socia- les, como en las propuestas de «aprendizaje mediado» de Feuerstein. La verdad es que algunos de los discfpulos de Vygorski como Elkonin © Zaporozhets atcibuyeron un papel central a la mediacién social, y la viltima década muestra un ripido erecimien- to de Los estudios sobre a mediacién social y sus mecanismos en la interacci6n direc ta «micro» y en la mediacién a su vez muy re-mediada «macro», incluidos los estu- dios de comunicacién de masas, Los estudios sobre educacién formal ¢ informal han mostrado que las culruras agsi- colas y tradicionales atribuyen un papel celevante al mediador social, miencras que las formales lo hacen al simbélico. Si aquéllas basan su configuracién en un contexco social porente (alta mediacién social), éstas lo hacen en un contexto instrumental (alta mediacién inseeumental), Probablemente ambos son positives y hacen falta. Una de las perplejidades mas grandes que he tenido como investigador se me produjo cuan- do, trabajando con un grupo de nifios de 9 a 10 afios en la interiorizacién de media- dores para la construccién espacial y 1a cransferencia del control del avance 4 esos mediadores(del Rio, 1987), una parte de ellos se negaba sisceméricamente a aceprar esa reansferencia y preteria venir una y otra vez a verme para cotejar el avance «con el calor humano». No habéa una imposibilidad cognitiva, 0 cécaica: Gnicamente les parecia més relevante psiquicamente (probablemente era més diverrido y socialmen- te reconfortanre) la mediacién y distribuci6n social excracortical que la distribucién inscrumencal. En una erapa de predominio instrumental hemos asumido, quizd con precipira- cin, que la apropiacién de mediadores u operadores cognitivos (es decir, el avance instrumental, ya sea externo o interiorizado, en una funcién), es superior a la distri- bucidn social de esa funcidn y de sus operadores (por ejemplo, demostraria mas ince ligencia recordar mentalmente, 0 mirar una fSrmula cn un libro, que peeguncarla a un colega). ¥ ello en ranco el primer tipo de distribucién permice una individuacién progresiva, mientras que el segundo supone una «dependencia» social, ya sea provi- sional (ZIDP) o estable (simbiosis). Pero bien podria ser ésta una perspectiva heredera del paradigma individualista y asocial de la psique. Sin duda, este enfoque beneficia en la escuela o el trabajo a suje- nted ma a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book VW 23 de dar el pecho o el biberén mirando al bebé a la cara, son todos producciones o dise- jios de unidades (niveles) y funcionamiencos sociales que propician diseiios funciona- les humanos muy diversos. Todos ellos tienen en comiin el hecho de nacer desde la discapacidad bisica y la simbiosis que convierten nuestra debilidad individual en nuestra fuerza social y hacen de la «especie discapaz» 0 distribufda, la mis flexible y capaz -por el momento- del planeta. Hay un punto en que los disefios de mediaciones sociales ¢ instrumentales, los ope= radores culrurales del significado y del sencido, se encuentran, Es en lo que hemos denominado hace un momento mediadores de la implicacién : \a religi6n, el juego, el arce, las narrativas y mirologfas. Al revisar el complejo problema de las represenraciones sociales, Markova, sefiala que atribuimos una encidad y existencia a las represenraciones, concepros e insciru- ciones sociales, exactamente igual de acabada que a las entidades fisicas. Un med dor (el concepto de recta, de niimero, de virtud, de amor..), cuando es a su vez medi do y converrido en objeto visible y conscience, se convierte en un objeto o realidad tan «real» como un objeto de accién no mediada. Markova propone un método para definir las representaciones sociales en funcién del papel y de las actividades y obj ros que median, sacando a estas represeotaciones del cepo esencialista de remitir a una onrologia unfvoca y definida, y permitiendo verlas como construcciones culturales. Esto nos lleva a vernos como aprendices de brujo que estamos generando, median te nuestros mediadores, el mundo en que vivimos, La agenda setting, aniquilacion somdntica, etc. y otros concepros de la actual cultura de masas subrayan este caricrer de una realidad cultural que es definida, oculrada, desvelada, enfatizada, creada, u olvidada, operando sobre los operadores culturales y las mediaciones e instiruciones sociales. EL postmodernismo nos ha permitido relativizar, al deconstruir las represencacio- nes culeurales, la historia «hacia acrés» pero nos deja sin hiscoria «hacia adelante». En este sentido, si el postmodernismo se lee como un simple corolario negative del sacionalismo, puede seguir siendo «antigenérico», Es preciso entender la necesidad de la hermenéucica en Ja propuesta socioculeural, El auréntico problema no es enconerar «el valor de verdad» de mitos, narrarivas y teorias, sino su valor formative para la con- ciencia, No es que un mito sea cierto y ortos no, 0 que éstos también sean ciertos: eso nos remirir‘a a una Gnica verdad estética o bien a varias verdades, pero también esta- ticas. Los mitos no «son» ciertos, «se hacen» ciertos: son psico-cultural-genética- mente causales; definen un suevo sistema funcional y una capacidad para oriencar la accién humana en el presente entre el pasado y el fururo ligando la accién y la emo- cién al conocimienro. Bs cierto que Vygorski engendra una psicologia desde el modernismo, pero lleva en su seno la semilla del postmodernismo e incluso del post-postmodernismo, que es lo que proponemos aqué: formular el libra de caballerfas y el libro de ciencia como objeros cientificos y a la ciencia como escritora de estos libros desveladores de la rea~ lidad y prospectores de avencuras aurocumplibles de la humanidad. Paez, Igartua y Adeidn, al revisar las cesis vygorskianas sobre el arte y las reaccia- nes emocionales del espectador, nos evan a esta gran preocupacién de Vygorski por explicarse, igual que el mecanismo de la referencia y el significado mediados bisicos (l «acco instrumental» 0 «psicorécnico») el mecanismo no menos bisico del sentido y la catarsis, de la reaccién-accién hacia el mundo y hacia une mismo. Como ha sefia- pyrighted mate 24 YY lado Kozulin, la herencia de este segundo Vygorski, menos conocida, es no menos importante que Ia del primero. Es la via para tracar de entender (como lo intentaron ‘Wallon y Zazzo con las reacciones posturales ante el cine) cémo el organismo que re- acciona a los estimulos narurales, sigue vivo en el animal humano que re-acciona a los estimulos culturales, pero convirtiendo a estos objeros culturales en elementos de un mundo redimensionado, La identidad en sus diversos niveles y los modelos para verse y verse actuar se construyen asi en este juego protagonizado real (juego de rol) 0 vir- tual (novela, cine, rearro). Es esta la construccién cultural hermenéurica que permite al hombre disefiarse a si mismo. Pueden ser las novelas de uno mismo, de su pafs 0 de la humanidad que Unamuno arriculaba en un criple acco de vida como escrirura, © puede ser la actual culrura de masas fragmentada y audiovisual El hombre actual, en odo caso, sigue necesitado de sus catarsis, sigue necesirando aprender con refuerzos posturales draméticos, olvidar sin borrar (posibilidad que el condicionamiento nigga, sino metamorfoseando el acto anterior mediante un ritual que lo supera). La propia racionalidad parece necesitar de sus mitos y de sus rituales. La psicologia social se enfrenta asf a la necesidad de adquitir la pericia cognitiva para analizar los operadores mentales o los mediadores culturales del significado, pero también de entrar en el rerreno de los operadores culturales del sentido y la emocién, de Ia intencién y la moral, Quiza esta nueva orientacién le permica reforzar su espe- cificidad, Que es la especificidad de lo humano, que es la de un ser que no procesa por que si, sino que procesa para vivir, y pata vivir socialmente y en el mundo virtual de los micos creados por la culrura, En estas paginas he utilizado de manera indistinta pero no indistinguible, socio- cultural ¢ histérico-culrural, James Wertsch sefiala en su capitulo la necesidad de aler- tar sobre una lectura de la palabra shistérico» que aliente interpretaciones de «linea Sinica», ilusiones de un progreso cultural escalonado universal ¢ ininrerrumpido. Creo que esa es una raz6n de peso para hablar de psicologia «sociocultural». Orea es la apunrada por Kozulin y que he ido también sefialando en esta reflexién, y es el subra- yar el ingence rrabajo que queda por hacer a la hora de levantar una carcogeafia de las mediaciones sociales y de los diferentes niveles de articulacién de la mente humana discribuida socialmente. Con todo creo que, con la caurela resefiada, debemos reivindicar también el rér- mino chistérico», mirando en este caso, Mas que hacia acras, hacia adelante: es el tér~ mino histérico el que nos recuerda que la humanidad cambia -esté cambiando- y que estos cambios suponen auténricos «disefios de humanidad», explicitos © implicitos, que son en dltimo término responsabilidad de nuestra especie en general, y de qui nes estudian cémo esta especie se disefia a sf misma, en particular, Referencias BARON, MR. y Misovictt, $J. (1993). Ao integration of Gibsonian and Vygotskian perspectives on changing actitudes in groups contexts. British Jauraal of Social Psychology, 28, 53-70. BRUNER, J. 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Ahi si que puede tener razén Merton al advercir de rendencias inrelectualmente degene- rarivas que se conforman con una exégesis mas 0 menos erudita de los elasicos pero carente de originalidad y sobre rodo de guia para la praxis ciencifica accual A pesar de que no hizo presidir ninguna de sus grandes obras bajo el tieulo de Psicologia social y de que esta denominacién suele hacer acto de presencia de manera fugaz a lo largo de su produccién cientifica, la nueva Psicologia de Vygorski eva impreso un claro estilo y actitud psicosocial. La nacuraleza relacional, inte~ racriva e interdependiente de los fenémenos psicolégicos ¢s el argumento sobre el que se erige la teoria sociohistérica; serd, ademis, la hipétesis central de la filoso- fia galileana de Kurt Lewin y acabara por erigirse en la picza angular del rransi- to del organismo a la persona en la propuesta de Mead. No es nueva la mencién de esta coincidencia; nos haciamos eco de ella al final del capitulo dedicado a la tradicién histérico dialéctica en la Psicologfa social (Blanco, 1988) en unos tér- minos que, pasados ya algunos afios, seguimos manteniendo en su integridad: no es mucha la distancia que media entre la perspectiva hist6rico-social de Vygorski y las propuestas teéricas de Kuct Lewin y George Herbert Mead. En los eres jue- ‘gan papeles decisivos factores externos a la interioridad del sujeto (los modelos de produccién, la organizacién socioeconémica, los instrumentos de comunicacién creados por el hombre, el ambiente fisico y social dentro del que se inserta la con- ducta, el grupo); los tres estuvieron comprometidos con los problemas de las sociedades en las que les cocé ejercer su actividad y lo estaban desde el mismo supuesto: el de la tacionalidad ciencifica, Fueron también decididamente gestil- ticos (es una manera de expresar su defensa de la toralidad frente a la segmenta- cién, una forma de reafirmar su antiesteucturalismo) en su concepcién de la psi- que y del comportamiento humano, y en todos ellos la incetaccién entre elemen- tos aparentemente dicotémicos (la interdependencia murua entre las polaridades a que hace referencia Markova en el tiltimo de los capitulos) e irteconciliables se 28 YY eleva a categoria fundante de sus propuestas te6ricas (sintesis dialéctica en Vygotski, génesis en Lewin y reflexividad y conciencia del significado en Mead). La conciencia y/o los fenémenos de La experiencia interna ocupan en sus respecti- vas tcorfas un Iugar primordial y lo hacen desde el doble supuesro de que se trata de fenémenos pertectamente suscepribles de estudio cientitico y se encuentran, a su vez, indefectiblemente sometidas a un continuo proceso de evolucién y cam- bio La singular armadura conceptual empleada en las teorfas de estos tres autores y los marcos de referencia que emplean tienen un fuerte sabor psicosocial si por tal entendemos la perspectiva y el punto de vista desde la que se aborde el estu- dio del comportamiento y de los procesos psiquicos humanos y el material re6ri- co que para ello se emplee. DE LA CULTURA A LA CONCIENCIA PASANDO POR LA SIGNACION, En un determinado momento de la introduccién a On Social Psychology, uno de Jos cinco libros que Mead nunca escribi6 (los otros cuatro son, para informacién de los etuditos, The Philosophy of the Present editado por Arthur E. Murphy en 1932, Mind, Self, and Society recopilado por Charles W. Mortis en 1934, Movements of Thought in the Nineteenth Century, obta que cortié a cargo de Merritt H. Moore en 1936 y The Philosophy of the Act editado también por Charles W. Morris en 1938) Anselm Strauss, su editor y prologista, nos ofrece un motivo para aventu- rar la siguiente hipéresis: el clima intelectual cransido de cierto romanticismo neoicealista en el que se Mavis la generacin de estos tres autores quedé despoja- do de misticismo trascendente gracias a la influencia que sobre ellos ejercieron los movimientos cientificos de su €poca provenientes sobre todo de la Fisica y de la Biologia, En Mead la influencia de Darwin fue def ; también seria muy notable la que ejerciera sobre Vygorski. Este, ademas, vivié la necesidad de una Psicologia postrevolucionaria cuya area ceneral, en autorizada opinién de Ledntiev (1991, p. 421), «consistia en elaborar una nueva teoria en lugar de la psicologia incrospectiva de la conciencia individual basada en el idealismo filos6- fico que se cultivaba durance el periodo precedente a la revolucién». Lewin, por su parte, vivi6 con pasién los avances de la Fisica y de la Biologia de su época y de ellas daria debida cuenta en una reflexién epistemolégica de una altura pocas veces conscguida en la Psicologia, Der Begriff der Genese in Physik, Biologie und Entwicklungsgeschichte. Pero el argumento de Strauss tiene en estos tees autores un contrapunto: La influencia idealista ejercié el suficiente contrapeso como para no acabar definitiva- mente abandonados al realismo objetivo, sensible, cuantificable y directo que se propugnaba desde una Psicologia que adopraba, en cuanto al mérodo (la medicién y cuantificacién de los datos) y al objeco (sdlo existe cientificamente hablando aquello que es susceptible de observacién a través de los 6rganos de los sentidos), el modelo de las ciencias naturales. En este sutil equilibrio se movieron; en un equilibrio que cada uno abordé y mancuvo con una actitud bien distinca. Vygorski lo hizo con una celeridad ampliamente celebrada; pero se trataba de una celetidad impuesta por los pasos letales de una severa dolencia que acabaria a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book VW 31 Gestalt (Vygorski, 1926b, 1930b, 1934b); c) la formacién y el desarrollo de los fenémenos de la conciencia se suceden dentro de un juego de interdependencia dia- léctica; d) finalmente, la estructuta psicolégica superior obedece a procesos media- dos de cardcter eminentemente social. Este tiltimo daré lugar a la hipéresis de la singularidad del desarrollo humano; sobre ella descansa el postulade acerca del desa- rvollo sin cambios en el tipo bioligico Vygorski, 1930a, 1931a) que sitve de base a la ley genética del desarrollo cultural (Vygorski, 1930c, 1931) en torno a la cual se con- solidard la hipétesis del caricter secundario (histérico) de la conciencia, el concep- co de actividad claramence formulado ya en el primer Vygorski (Vygotski, 1925b) y la dialéctica del desarrollo. A la vista de ello quizas cengan razén quienes, como Wertsch (1988) y Ledntiev (1991), atribuyen a la mediacién la concribucién més original y decisi- va de Vygotski. Para ello podrian ayudarse de alguna afirmacién del autor en este sentido como la que hace, por ejemplo, en Pensamiento y Lenguaje: de acuerdo con los datos que se desprenden de diversas investigaciones empiricas «todas las fun- ciones psfquicas superiores comparten el rasgo de ser procesos mediados, es decir, incluyen en su estructura, como elemento central ¢ indispensable, el empleo del signo como medio esencial de direccién y control del propio proceso» (Vygotski, 1934c/1993, p. 126). Claro es que el marco desde el que Leénriew hace la lectura de Vygorski es de claras cesonancias marxistas: cuando éste habla del papel rector de la Psicologia aplicada (lo hari de manera especialmente contundente en su obra de 1927) estd aludiendo, matiza Lednciev, a la actividad laboral del individuo: , escribe Lewin, 1951/1978, p. 70) y el que da lugar a la conocida formula de fa conducta como functin del campo en ed momento en que aurre que puede traetnos de nuevo a colacién la idea del com- portamiento como experiencia duplicada (Vygorski) 0 la de la naturaleza como algo social de cabo a rabo (Mead): «Bn resumen puede decirse que la conducta y el desarrollo dependen del estado de la persona y de su ambiente, C = {(P,A). En esta ecuacién, la persona (P) y su ambience (A) deben conside- rarse como variables mucuamente dependientes. En otras palabras, para comprender o predecit Ia conducta, la persona y su ambiente han de considerarse como wa constelacién de factores interdependicates. Llamamos «la toralidad de estos factorcs el espacio vital (EV) de ese indivi- duo, y escribimos C = (PA) = £(EV)» (Lewin, 1951/1978, p. 222). Hay, pues, una clara apuesta por una perspectiva genética en Lewin que no nace, como en el caso de Mead y de Vygorski, de consideraciones evolucionistas, sino que es una consecuencia de la critica a la reoria de la asociacién, una teoria, repetita a la mis minima ocasién, sometida al hechizo de la causaciéa por el pasa- do (apuesta por una causacién histérica) como antidoto contra el peligro de que- dar atrapada en una metafisica de la teleologia, acada a la idea de repeticidn, ajena al concepto de conciencia y defensora de un concepro de lo cientifico que pasaba ine- vitablemente por el método: «Durante la Glrima parte del siglo pasado, ¢] desarrollo de conceptos dindmicos en la Psicologia cientifica estuvo regido por el temor a caer dentro de la metafisici de ta telealogia, La idea de que el pasado y no el futuro debia considerarse como la caus de la conducta fue une de los mayores mocivos para desarrollar el asociacionismo. En aquella epoca cualquier cosa conectaca con ef com- cepto de direcciéa cra considerada como un cnfoque tcleolégico. Se sospeché de ba concepcién de meta y hubo de reemplazarse con otro que no implicara el concepto de direccién... El asocia- cionismo incenté con ardor evitar estos elementos declaradamente no cientificos. Traté de desa- Copyrighted material a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a 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La teoria de las representaciones sociales es fundamentalmente una tcorfa del conocimiento ingenuo. Busca descubrir cémo los individuos y los grupos cons- truyen un mundo estable y predecible partiendo de una serie de fenémenos diver- sos y estudia cémo a partir de ahi los sujeros «van més alld de la informacién dada» y qué légica utilizan en rales careas, A diferencia de la mayoria de las teo- rias del conocimiento lego, la teoria de las representaciones sociales se ocupa de la interdependencia de los procesos de pensamiento conscientes (reflexivos) y no conscientes (babi- tuales, automatizados). Al igual que otras formas de pensamiento relativamente estables, las represen- raciones sociales son parte de un enrorno social simbélico en el que viven las per- sonas. Al mismo tiempo, este enrorno se re-construye a través de las actividades de los individuas, sobre todo por medio del lenguaje. Estos dos componentes de las representaciones sociales, lo social y lo individual, son mutuamente interdepen- dientes. Ademds, estos dos elementos son rasgos fundamenrales de todos los fend- mi para cabo por los individuos, el entorno social simbélico no pertenece: consiguiente no existiria como tal $ socio-culrurales institucionalizados, como por ejemplo los idiomas, los ades Hevadas a aa nadie y por igmas cientificos o las tradiciones. $i no fuese por las activi El concepro de inrerdependencia murua entre los aspectos sociales ¢ indivi- duales de los fendmenos socio-culsurales relativamente estables (insticuc dos) puede remontarse filos6ficamente al expresivismo (Berlin, 1965; Taylor, 1975; Markov, 1982) del siglo XVII, En primer lugar nos vienen a la memoria las opiniones de Humbolde (1836/1971) sobre el lenguaje: aunque se rrara de un producto colectiv (un entotno social simbélico), se mantiene y ¢s elaborado mediante ¢l habla (actividades Hevadas a cabo por los individuos), Mientras que el lenguaje se hable esraré vivo y se estard desarrollando y reconstruyendo de manera permanente. Por el contrario, las lenguas muertas son solo una categoria histérica: en la medida en que no se hablan, no consticuyen el ambiente social simbélico de nadie, Esta misma idea con respecto al lenguaje vuelve a aparecer en pnaliza- a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book VW 167 comunicacién cientifica, co-autoria, etc. (Gholson ef a/., 1989). Ambos temas son fireas vilidas de estudio; sin embargo son claramente diferentes. De igual manera, los invereses de la teorfa de las representaciones sociales difie- ren de aquellos planteados por el construccionismo social. Las metas de esta tilri- ma orientacién son las de definir la Psicologia como un tipo concreto de empeiio humano y moral. Al asumir que el sustrato intransigente de la accién humana es la conversacién, el construccionismo social examina «las condiciones necesarias para la posibilidad de la prictica discursiva en general» (Harré, 1992, p. 156) y afirma que trae consigo un cambio en Ia agenda de invesrigacién en Psicologia (Shotter, 1992; 1993, p. 182). Shorter afirma que es en la conversacién en la que roma forma todo lo concernience a la vida social y que la conversacién es la esfe- ra esencial para el juicio de los fenémenos humanos. Ademis, se ha de tener cuidado con hacer atajos entre teorias y meta-teorias sobre la base de que algunos términos son utilizados en ambos contextos. Por ejemplo, la « ¢ «igualdad de oporcunidades», estos sujetos pueden proporcionarnos las mismas respuestas, como, por ejemplo, «buenos servicios sociales para todos», Por lo tanto lo que a primera vista parecia ser un desacuer- do en la definicién de «democracia» no era de hecho mas que un pseudo-desa- cuerdo superficial. Rommetveit (1974) sostenfa que la comunicacién humana siempre contenfa remanentes en términos de lo que se da por supuesto como una realidad social compartida, y lo que es una comunalidad con respecto a la incer- a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book VW 179 CONCLUSION Pensar con la ayuda de dicotomfas y polaridades posiblemente sea tan viejo como el propio pensamiento, Bain (1868), por ejemplo, caracterizé la disc nacién de la diferencia como un aspecto esencial de la inteligencia. El principio del conocimiento 0 de las ideas comienza con la discriminacidn encre cosas; por ejem- plo, entre «calor y fio» y «rojo y azul». Este autor consideraba que la disc nacién de la diferencia era una propiedad tan bisica y auro-evidente de la inteli- gencia que no requeria ninguna aclaracién posterior y por lo tanto aingtin cag tulo especifico en su libro sobre la Psicologia (Bain, 1868, pp. 82 y ss). Lloyd (1962) revis6 la amplia evidencia sobre el hecho de pensar en polarida- des y clasificaciones de la realidad en opuestos ampliamence extendidos desde las sociedades antiguas a las modernas. Atin cuando el pensar utilizando polaridades sea un hecho muy bésico de la inceligencia humana, no es un proceso tinico. Lloyd idencificé numerosos tipos de pensamiento en polaridades. Por ejemplo, algunos tipos como «negro y no-negro» son mutuamente exclusives mientras que otros como «blanco y negro» no Lo son. Algunas polaridades tales como el Ying y el Yang chino son muruamente interdependientes, mientras que otras como las que se encuentran en la ley de no contradiccidn de Aristoreles (una cosa no puede ser al mismo tiempo algo y no ser esa misma cosa) no lo son. Orras polaridades pertenecen al mismo tipo de realidad, como por ejemplo «fio y caliente». Sin embargo, aquellas que se encuentran en las formas de Platén no lo son: el mundo de las formas pertenece a la divina, uniforme e inmortal realidad, mientras que el mundo de los particulares pertenece a Ia realidad humana, miil- tiple y mortal, Los componentes de algunas parejas de opuestos (por ejemplo, cimpar» y «par>) cienen el mismo estatus, al menos en algunas culturas, mien- tras que en otras parejas de opuestos un componente es superior al otto (por ejemplo en el pensamiento chino el Yang, superior, y el Yin, inferior) (Lloyd, 1966, p. 23). Las culturas, ciencias y filosofias europeas se basan en gran medida en el pen- samiento griego antiguo. Las polaridades en la filosofia griega eran conceptuali- zadas en su mayoria como independientes entre sf (es decit, como contrarios) en vez de como mutuamente interdependientes (es decir, como complementarios). Por ejem- plo, la légica arisrorélica concebéa las proposiciones como verdaderas 0 falsas, En la retérica el atte era destrozar un argumento en favor del otro, etc. Ademés, una preconcepcién bisica de la ciencia occidental ha sido la de que la Verdad se des- cubre buscando caracteristicas subyacentes fnvariantes y las leyes de los fenémenos sociales y naturales, Desde Plarén a Descartes se ha aceprado en general que aun- que tales fenémenos cambian en el cranscurso del tiempo, sus «esencias» (sea lo que quiera que signifique este término) sin lugar a dudas han de ser inmutables y atemporales. Como resultado de ello, a lo largo de la historia de la ciencia nacu- ral y social ha existido una dificultad permanente para conceptualizar fendmenos que son inherentemente dindmicos. En conrraste, la ciencia social hegeliana y post-hegeliana considera las polati dades como muruamente interdependientes. Como se ha mosttado en este capi- tulo, ni las reorfas socio-culcurales del conocimiento, ni la teoria de las represen taciones sociales ttabajan con conceptos como «el individuo» y «la sociedad», a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book 186 YY de arte, escritura, exquemas, diagrumas, mapas y dibujos mecinicos, todo tipo de signos con- vencionales, etc.» (Vygotski, 198]a: p. 137). El anilisis que tealiza Vygotski sobre la mediacin es fundamental para enten- der su conrribucién a la Psicologia. En efecto, ¢s la lave en su aproximacién para entender cémo el funcionamiento mental humano esta ligado a marcos culrura- les, institucionales ¢ histéricos en la medida en que éstos son los escenarios que proporcionan las herramiencas culturales de las que hardn uso los individuos a la hora de poner en marcha sus procesos mentales. Bajo esta perspectiva, los instru- mentos de mediacién son los «portadores» de patrones socioculcurales y del cono- cimiento. Al desarrollar su pensamiento sobre estos temas, Vygotski tendia a centrarse en el proceso de dominio de los instrumentos mediacionales existentes y precisé rel tivamente poco acerca de cémo Ia utilizacién activa de estos medios genera y transforma los significados y las herramientas culturales, y de cémo dan lugar a nuevos significados y hertamientas, Esto no ha de entenderse como una muestra de que Vygorski vefa el proceso de dominio de los inserumentos de mediacién simplemente como un aprendizaje mecénico; en efecto, una de sus mayores con- cribuciones fue la de esbozar cémo el significado de la palabra se desarrolla en la ontogénesis de manera compleja. Sin embargo, el éxito de este desarrollo se enten- dié sobre rodo en rérminos de dominio de un sistema de significado, y por lo tanto, como algo ajustado aun marco sociocultural en vez deen términos de cémo la utilizacién activa de un sistema de significado pudiera transformarlo. Diversas aportaciones a este volumen nos proporcionan importantes reflexio- nes acerca del papel activo que juegan los agentes en la accién mediada, Estas amplian la formulacién de Vygotski de manera importante. Para los propésitos actuales, cabria centrarse en los capitulos de Doise y Valsiner. Doise se centra en el «conflicto sociocognitivo» en su exposicién de los orfgenes sociales del fun namiento mental individual, una forma de conflicto que no puede set reducida a un andlisis de instrumentos de mediacién. El conflicro cognitivo implica un tipo de interaccién social dindmica y a veces impredecible que parece ttascender la influencia restrictiva de herramientas culturales tales como el lenguaje. En estos andlisis se hace evidente el papel del individuo activo y presentan unos retos muy interesantes a gran parte de la investigaci6n sociocultural que se ha realizado hasta ahora, Las afirmaciones de Doise y de otros aurores como Smolka, de Goes y Pino (1995), hacen surgir una pregunta que se puede ditigir de manera idéntica a los trabajos que han tenido como punto de partida la reoria de Vygorski sobre la accién mediada, Muchos relatos de cémo el funcionamiento intramental se deri- va de procesos intermentales, especialmente en la Zona Prixima de Desarrollo, pre= suponen un tipo de asimilacién benigna por parte de los/as aiftos/as. Los datos de Doise y de Smotka et ai. parecen sugerit que gran parte de la historia puede tener que ver con el conflicto con los encuentros retéricos y la resistencia, en vez de con la imitacién y asimilacién 0 apropiaci6n pasiva, Como sefiala Doise, la perspecti- va que se tiene depende en gran medida de la «cleccién de los ancestros» y su inclusi6n de figuras como Baldwin y Cattaneo le ha llevado a reconocer el papel que juega el conflicto y el sujeto activo en los procesos intermentales e intramen- a You have elther reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing lil far this book Otros libros de la coleccién "CULTURA ¥ CONCIENCIA” Explorations in Socio-Cultural Studies (General Editors: P. pet Rio, A. Atvarez & J.V. WertscH) Vol. 1. A. Rosa & J. VALSINER (Eds.). Historical and Theoretical Discourse Vol. 2. J. WertscH & J.D. Ramirez (Eds.). Literacy and other Forms of Mediated Action Vol. 3. N. Mercer & C. Coit (Eds.). Teaching, Learning and Interaction Vol. 4. A. Atvarez & P. DEL Rio (Eds.). Education as a Cultural Construction La socializaci6n en la escuela y la integracién de las minorias. Perspectivas etnograficas en el anilisis de la educacién de los alos 90 (Coordinadoras: IsaBet MARTINEZ Y ANA VASQUEZ-BRONFMAN) En prepavacion C. Cou y D. Epwaros (Eds.). Ensefanza, aprendizaje y discurso en el aula. J. Wertsc, P. pet Rio y A. Atvarez (Eds.). Estudios socioculturales sobre la mente. C. Cou & D. Eowarps (Eds.). Discourse in the classroom.

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