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El uso de chupetes y biberones puede

afectar el desarrollo del lenguaje


Si se prolongan en el tiempo hábitos como el uso del chupete,

chuparse el dedo o bien la mamadera, los niños podrían sufrir

de retraso en el desarrollo del habla

Investigadores evaluaron las asociaciones entre los hábitos de


succión y alimentación y los trastornos del lenguaje en
preescolares de entre tres y cinco años. Los resultados mostraron
que retrasar el uso del biberón hasta que el niño tenía al menos
nueve meses reducía el riesgo de desarrollar trastornos del
lenguaje en edad preescolar.

Por otro lado, los menores que succionaron sus dedos o utilizaron
un chupete durante más de tres años mostraron ser hasta tres
veces más propensos en el desarrollo de trastornos del lenguaje.
Los efectos perjudiciales de estas conductas se concretaron en
dificultades para pronunciar ciertos sonidos de palabras o para
simplificar su pronunciación.

La hipótesis de los investigadores se basa en que los niños,


cuando se chupan el dedo o usan de manera habitual chupete o
biberón, no ejercitan todos los músculos de la cavidad oral. Esto
impide que no desarrollen completamente la capacidad para el
habla.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria
(AEPAP) considera que ya en la segunda mitad del primer año se
debe comenzar a limitar su uso y, durante el segundo año,
conviene restringirlo a algunas situaciones, como ir a dormir o en
estados de estrés emocional. No está demostrado que resulte
mejor una retirada paulatina.

No se recomienda recurrir a castigos o medidas humillantes para


forzar el abandono de este hábito. En lugar de reprender al niño
cuando lo use, hay que alabarle si no lo hace, como refuerzo
positivo.

También se recomienda negociar con ellos, establecer retos para


dejar de utilizarlo (el día de su cumpleaños, las próximas
vacaciones...) o trueques.

Es imprescindible no obsesionarse ni impacientarse. En el caso de


niños más mayores, puede funcionar el discurso del propio
pediatra o dentista. Estos le pueden explicar qué podría pasarle a
su boca si usan durante mucho tiempo el chupete. Si tras
conseguir que dejen de utilizarlo vuelven a pedirlo, no hay que
caer en el error de devolvérselo.

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