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Ta CLOT ee oR ar: Maw EI, MODELO TOENATURALISTA Po Cal DER: . PE _ ; : . 1 El caneter del iusnat 4 derecho natural sé remonté’2 kt ‘Antigoedad ido durante ¢! medioevo, cuando st habla sin o, con mayor més de «teor brevedad, arin a todas [a5 . ae mos @ fe revit Sei eeaeee : recurrente idea ia. que Je 208 incé durante Ie © Soelcla de juicio desde aes algtn fiempo— oh ttre nabria iniciado exacramente (9583-1645) De inre ‘ac pacis, publica kode de Descartes. ‘aunque RO ye napoleon: d de mayor £ quiere smbolizar podziames clegir €l af Ueber die wissenschafilichen Behandlungearten des Nawurrechts (De les diferentes formas de tratar cientificamente el derecho natural), publicado en 1802, En esta obra cl fildsofo,” cuyo pensamiento representa la disolucién definitiva del iusnaturalismo —y no sélo del moderno, como veremos al final— somete a una erftica radical Jas filosofies del derecho que le han precedido, desde Grocio hasta Kant y ‘Bajo fa vieja etiqueta de «escuela del derecho natural» se esconden autores y corrientes muy diferentes: grandes fildsofos Como Hobbes, Leibniz, Locke, Kant, que se ocuparon también, aunque no principalmente, de problemas juridicos y politicos, enctiadrables en corrientes de pensimiento diferentes incluso opuestas, como Locke y Leibniz, como Hobbes y Kant; juristas- fildsofes, como Pufendorf, Thomasius y Wolff, también con divergencias sobre puntos esenciales de la doctrina (a titulo de ejemplo, Wolff es considerado como e}anti-Pufendorf); profesores universitarios, autores de tratados escolasticos que, después de sus diseipulos, quiz nadie ha viielto a Jeer; y finalmente, uno de.los més grandes escritores politicos de todos los tiempos, e! autor del Gontrato Social. ‘Ademés, mientras para los juristis filésofos Is materia del derecho natural.abarca tanto al derecho privado como al derecho priblico (y ef primero, én medida muche mayor que el segindo),: ‘el resto —en especial para los tres grandes, en cuya obra Calibramos hoy ja importancia hist6rica del iusnaturalismo y en gtenci6n a los cuales quiizé vale la.pena hablar atin de un «derecho -- natural mocerno», contrapuesto al medieval -y al antiguo: me refiero a Hobbes, Locke y Rousseau— el tema de sus obras ¢s.casi exclusivamnente ef derecho piiblico, el problema del fundamento y fe naturzleza dei Estado. Aun cuando la division entre una y otra historiografia particular sea una convencién de la que se puede prescindir y cuya consideracién como barrera infranqueable ha de Ser evitada en todo caso, no hay duda de que unos pertenecen.més bien a la historia de las ideas juridicas y los otros a le de las ideas politicas. 'Y sin embargo, a pesar de Is disparidad de los autores comprendides bajo el roto de una misma escuela, o lo que es lente, bajo idéntico aismo», y no obstante lo que hay de 'y de escoldstico a su vez en el proceder por escuela ¥ Por no puede decirse que si se ha hablado de.una escuela del han sido puestas de relieve en repetidas ocasiones*—, el estilo de su obra, especialmente si se le compara con el de un Hobbes, o un Spinoza, 0 un Locke, es atin el estilo del jurista tradicional que se abre camino y avanza a través de las opiniones de los juristas no da un paso sin apoyarse en la autoridad de los ‘tulo Je correspondiese con pleno derecho, hubiera vio destino para el padre del iusnaturalismo moderno haber sido considerado también como uno de los cuatro autores de Giambattista Vico, que fue el primer gran adversario del raciona: lismo juridico y ético. No se puede negar, sin embargo, también Grocio rindié un homenaje, aunque discreto y sin eft je 108 visibles, en el desarrollo de su trabajo de jurista, al modo de proceder de los matemiticos, cuando, en los Prolegémenos al De ture belli ac pacis, afirma que pretende comporiarse como los matemiticos que al examinar las figuras geométricas hacen: abs- traccién de los cuerpos reaiesf(§60). En realidad, si correspond { alguien: el discutible titulo de Galileo de les ‘ciencias morales “cz-c+. iscutible, porquede la aplicabilidad del método-matemitico a-las ciencias morales atin se discute hoy dfa y la. discusién dista de estar agotada), no es a Grocio, sino al admirador de Galileo, Thomas + Hobbes. Quien, convencido de que e} desorden de la-vida social (de la sedicién-al tiranicidio, del surgimiento de las facciones a la . sss=-guerra, civil). dependia de lis. teorfas.erréneas -de_las que. eran, 5: = autores los eséritores sobre asuiitos politicos. antiguos ¥ modernos “Sy del espitita sectario alimentado por ‘nocivos,tedlogos, y contra- <= ponieniio.te Concordia qué-Feinaba en-el-camipo de las disciplinas * sqnatenidti¢as eoiel reino de la'discordia ‘sin tregaden que’ se agitaban las opiniones de los te6logos, los jufistas y los escritores politicos, sdstiene que las peores calamidades que sufre la humani- dad se climinarfan esi se conocieran las reglas de las acciones humanas con la misma certeza con que se conocen las de las dimensiones de las figuras geométricasy’, «Las que llamamos leyes *Véase Ja concribucién fundamental de"G. AMBROSETTI, 7 presupposti veologici ¢ speculatii della concesione giuridica di Grocio, Bologna, Zanichelli, ‘scienze politiche dei Universi di Torinos, Torino, Giapp- chelli 1968, pp. 240-254. "Bote pasje se encuentra en la Epinoladodizatria del De civ, que cntiene ya Aavegramente i programa dela pollcn ugeometico more demonstrat. coleccién dirigida por L. Firpo, Torino, Utet, 1959, p. 60 | Hay trad, east, de Ancirée Catrysse, Del dudadano, nota ‘prel. de A.” Catrysse ¢ introd. de N Bobbio; Caracas, Instinto de Estudios Pe 66 | de Ja naturaleza —precisa después de habe enumerado-— no semejanza del tedlogo, como un comentador de textos, debers son sino ura suerte de conclusién extraida de Is razén con respecto aprender las diferenies reglas que han de servir pars la compren- 2 Jo que se debe hacer o-evitary’, En el Leviathan pre sién (comproh events! integzacidn del texto (extenso}, asi Conclusiones o oremas®. Si es cierto que ta geometria es «la tnica ‘como para la resolucién de antinomias entre diversos pasaies; en ciencia que hasta ahora Dios ha tenido a bien regalar al género una palabra, las reglas de la interpretatio. Para la anova methoduss, humanon, f2 tinica ciencia «cuyas conclusiones se han hecho ya isin del jurista no es ya la interpretatio, sino i indiscutibles», la misién del filésofo moral serdimitaclas pero, a interpretacién ha sido el método tradicional 3 hhasta la fecha, justamente por carecer de un método riguroso, la de la jurisprudencia, ef método. de la nueva ciencia del derecho 3 ‘ciencia moral Ha sido Ia peor parada. Una renovacién de los serd, a imitacién de las ciencias mas adelantadas, la demostracién, 4 estudios sobre la conducra humana no puede pasar més que por El gran debate entre humanistas y bartolistas, entre mos gallicus y 3 (Luna renovacién del mérodo. 7 mos italicus, que habia enfrentado durante m4s de un siglo a 2 En el campo de las ciencias morales habia prevalecido durante: innovadores y tradicionalistas, era una controversia que nunca q largo tiempo sin contestacién la opinién de Aristételes, segtin el dejé de referirse exclusivamente a diferentes maneras de entender 3 cual en el conocimiento de lo justo y de Io injusto no es posible interpretatio: el objeto sobre el que se ejercitaba el jurista, y: slcanzar la misma certeza a la que lega el razonamiento maveméti- : tratara de un segidor del método exegético o del método histéri- co, siendo preciso conformarse con yn conocimiento probable: co, era en todo caso un derecho escrito, un derecho positive que _—Por eriiinente que fuese o se considerase, especialmente si, como i 2 «Bstarfa tan fuera de lugar —habia afirmado— exigir demostracio- ae \ nes a un orador como conformarse con la probabilidad en “los ~~ ~sostenfan los humanistas, s¢ ‘le ‘habfa liberado ‘de_l6s"estropicios ~*~ = razonainientos de un matemético»’®, Es de sobra conocido el peso que habia causado en ¢! la compilaciés inianea— no era ni mas. = que esta opinidn tuvo en el estudio del derecho. Durante siglos la ni menos que un. conjunto-de textos que habja que interpretar 4 educacién del jutista se realizaba a través de la ensefianza de la correctamente. El paso que dio la jurisprudencia culta més alld de ad t6pica, ésto.es, de los lugares comunes de los que podian obtenerse Ja mera interpretacién ¢ integracidn dél texto fue el que condujo 4 *argumento’. @ feyor 0 efi contra de una opinién, mediante: la» hacia Ja idea: de-esistemay: de-donde surgieron-2 partir-de'-la~- a dialéctica o arte de la discusion y la ret6rica 6 arte de la persuasion, . rimera-mitad del siglo XVI, cada vez con ‘mayor frecuencia, los a + es decir, a.cravés de disciptinas que permanecen en !a.esfera de le- diferentés ‘intentos de-«redigere in-artemo el derecho, esto es de. 4 légica"de lo probable'y no deben ser-confundidas con laLlégica + ~ proponer ériterios para la,ordefiacidn de la iamensa materia. de‘lds oS : propiamente dicha, que analiza“y prescribe las, reglas de los * leyes romanas; en’ véz de comenitatlas segin ‘el orden en. gue se. 3 razonamientos demostrativos. La historia de Ja légica juridica ha 4 habjan transmitido, Pero también Ia-sistemética usaba para sus 4 sido explorada, como nunca antes se habia hecho, por recientes propias construcciones materiales ya dados, que seguian siendo os proporcionados por el derecho romano, esto es, por un derecho yn entre humanismo juridico estudios que han subrayado la rela | wn con Ja renovacién de los | ¥ debate en torno al mérodo, en cor studios dialécticos (de Rodolfo Agricola a Piezre de la Ramée): no te casual que el florecimicnto de los tratados de dieléctica legal llegue hasta los albores de la nova methodus, insteurada por ia escuela del derecho natural", Mientras se considera al jurista, a ‘opera di Francesco Connanon, ea Studi in onore di Gaetano infie, 1965, vol. I, pp. $89-571; A. MAZZACANE, olopia nella’ eiwrspradenaa sedesca del sec, XVI, ‘Milano, més C. VASOLL, La dialeuica ¢ la rerica dell umanesim, smetodor nella culture del XV @ XVI stole icrinelli, 1968, ée G, KISCH, eye ae ei Bochrao, ito. Gecxan Mo, a Gates eon a Huma nF” Nene Steen gal 983 Berlin de Groen 160, af com In erutns monogel bre an de es 1054 b. zt mayores juristas y dialécticos de la época, Cla: Can le. Ein Bester Furist de D. MAFFEL, Gli ini delPurtane- id Humanist di 16. Fahrunderts, Base, ing und Lichtenkahn, Be SPANO MORTAR Dien 1 ond Lichen, ira en patti isa, Milano, Giafire, 80 st histdrico: todo lo més, preferia las Jnstituciones, es decir, un texto mis sistematico, antes que el Digesto. Seria interesante mostrar, aunque no es éste ei lugar apropiado, que en cl campo de la teologia se habia producido wn proceso idéntico, en el que Ja discusion en torno a los textos y al modo de interpretarlos daria paso poco 4 poco Ja teologia racional, al racionalismo tefstico, a la idea de una religién natural, que ¢5 a la religién positiva y a la exégesis de los cextos a wavés de'los cuales una religién positiva se fanuncia y transmite fo que el derecho natural es al derecho romano y.a la compilacién justinianes. fe La novedad del derecho natural no se comprende si no es por contraposicién al estado en que se encontraba el estudio del derecho con anterioridad 2 ese giro teérico, si no se pone un minimo de atencién, como: se decia hace poco, en todo lo que niega. Al proponer la reduccién de la ciencia de} derecho a ciencia demostrativa, los iusnaturalistas sostienen —por primera vez. con tanto impetu en-la secular historia de la jurisprudencia— que la misién del jurista no es la de interpretar reglas ya dadas, que como tales no pueden por menos de resentirse de las condiciones hist6ricas en las que fueron emitides, sino la mucho més noble de * descubrir las reglas universales de la conducta a wavés del estudio dela naturaleza del hombre, a-semejanza de. lo que hace el estudioso de In natuiraleza que por fin ha dejado de lect “Arisiételes y se ha puesto a escudrifar el cielo, Para el jusnaturalis- ‘ta, le fuente del derecho no es el Corpus iuris;sino la enaturaleza.de “jag cosas». «Pose la raz6n —dice Pufendorf—, incluso, en el-~ estado natufal, un criterio de valoracién comtin, seguro y constan- te, la naturaieza de las cosas, que se presenta del modo mis facil y accesible para indicar los preceptos generales de la vida y la ley nauraly!?, En defini jusnaturalistas elimninan de su horizonte es le 5 que los juristas continden comentando las leyes, el iusnacuraliste no ¢s un intérprete, sino un descubridor, Nunca se ha advertido como merecia que el proble- ma de la interpretacién y de yy de los loci, scbre los que los juristas de todas las épocas han. hecho corer rios de tinta, es una cuestién que précticamente desaparece de los tratados de derecho natural. A medida que la wescuelay va ayanzando, las t6picas y las dialécticas, todas las HB, cap. I, §95 tad. it cit ‘precepros de is sects re26n Jeea de las cosas aeentamente _ iperniciosa autoridad de_Aristételes,.a quien se debe la opiniéa, aregulae docendi et discendin que se refieren a la légica de lo probable van desapareciendo. Ei reciente redescubrimiento de fa ret6rica como técnica del discurso persuasivo, contrapuesta 2 la a como técnica det discurso demosirativa |, y el reconosi- mento de que las operaciones intelectuales que los juristas evan a cabo en su funcion de intérpretes pertenecen a la primera, puede servir para ilustrar el caracter especifico del iusnaturalismo con una limpieza de la que generalmente no hay rastro en las historias de Ja escuela. Aun incurriendo en una cierta simplificacién es licito sostener que el iusnaturslismo ha sido el primer intento (v también 2 sitio), ae romper ot nexo entre ef estudio del derecho y la 10 teoria la ar 61 it Terie como teal rgumentacion y de abrirlo a las reglas 2. Razén e histori "EF primero que es plenamente consciente de fa importancia de esta innovacién, hasta e] punto de intentar su justificacién critica y su fuindamentacién teérica, es Puféndorf. Quien advierte a la perfeccién que, antes que nada, es-preciso limpiar el terreno de la ids actfiicamente'dufante’sighds, de que en’el estudio de In cuestiones morales s6lo se pucde alcanzar un conocimiento proba- ble; Obviamente, ‘para: tenet. ent la:cienciat mioral la.misma cériéza «: que-se tiene ‘en: las.ciencias: naturales, hace-falta tener las ideas” ~ lacas sobre cuxil sea su objeto, Resulta ingeniosa la’ teorfa que sostiene al respecto, hasta-el punto de haber influido directamente ~ sobre Locke: junto a los entes fisicos, sobre cuya existencia todo el: mundo esté de acuerdo, hay también entes morales, que, hasta la fecha, han sido olvidados sin razén por la mayor parte de los autores. Los entes morales son modalidades de las acciones humanas que Jes son atribuidas por las réglas puestas en vigor por | marie, sto, como elector ba comprendie yu, a la obea de Ch PEREL aofay Na rhétorique. iid " olvidar dere, Hinchen, Verlagsbuchen hts 96 hay eat at de Lae Die Poy al de Beard lagna scnuados andogens 206 #9 Pando de pesupoeron hth es \ quien desenta’ la autoridad legitima de imponer reglas a los Hombres, Mientras los entes fisicos derivan directamente de ta creacidn, los entes morales derivan de una imposicién y presupo- hen en cuanto tales unas regias dadas. Lo que la ciencia moral Gebe estudiar es la conformidad o disconformidad de las acciones humanas con las reglas estab En cuanto a las regias, pueden ser conocidas con certeza cuando se abandona el terreno Mierto de las leyes positivas que cambian de pais a pais y se considera la naturaleza del hombre, sus pasiones, sus necesida- ddes, las condiciones objetivas de su existencia, los fines @ los que tiende. Pufendorf no llega a aceptar la tesis de Hobbes —que juego adoptaré Vico—, para quien le certeza de Tas cuestiones morales depende del hecho de que son creacién nuestra, como las figuras geométricas; pero rechaze la tesis opuesta, seguin la cua hay cosas buenas o malas en si mismas: bondad y maldad son en todo caso nociones relativas a eyes establecicas (las leyes naturales Estin estiblecidas indirectamente por Dios) que como tales impo- nen, prohiben o permiten hacer algo. * “Aprosimadamente en Jos mismos afios en los que Pufendort eseribe sus obras, Spinoza ‘rabaja en la Evhica, el Tractarus ‘heologico-politicus y el Tractauus politicus. Baste recordar que en tote ditimo, recogiendo le idéa hobbesiana de la politica racional, escribe: «Al dedicarme a Ia'politica no he pretendidonada nuevo € impensedo, sino sélo demostrar con argumentos ciertos ¢ jrref uta “ples, sto €5, deducit’ deta condicidn misma de Ja naturaleza. humana, aquellos pfincipiosque mejor se acomodan a la précticas y,_ para proceder en esta investigacién cientffica con la’ misma Itbartad de énimo con la que solemos aplicarnos a la matematica, he tenido cuidado de no reir ni llorar a propésito de las acciones Locke —aun siendo tan distinto de Spinoza, hasta el punto de poder ser considerado la antitesis del autor de la Ethica, Bifnenos desde el punto de vista metafisico y gnoseolégico— persiguio toda su vide, aunque sin éito, el ideal de una ériea Semostrativa; circunstancia que no pas6 desapercibida a Barbey- fac, que para defender la misma tesis recurre a la autoridad del Bnuayo sobre el entendimiento humehe, citando algunas de sus MSPINOZA, Tractatus poli Droeito, «Pubblicazion) del! li, que cito por led, a cargo de Ax eae, politiche dellUniversit je Enrique Tierno Galvan, paginas!®, No le cabe la menor duds sobre el hecho de que, si la idea de un ser supremo y la idea del hombre como ser racional fueran consideradas debidamente, la moral podria situarse entre alas ciencias susceptibies de demostraciéns, es decir, que «a partir de proposiciones evidentes por si mismas, mediante consecuencias necesarias, tan incontestables como las de la matemética, podria obtenerse la medida de lo justo y de lo injusto, si alguien quisiese aplicarse a esta ciencia con la misma indiferencia y atencién que pone en la otray'®, A titulo de ejemplo (a decir verdad, no demasiado convineente) afiade acto seguido que una proposi- cién como «donde no hay propiedad no hay injusticia» es «tan cierta. como cualquier demostracién que pucda encontrarse en Euclides». En otro-lugar llega afirmar incluso que el hombre es més apto para el conocimiento moral que para el de los cuerpos fisicos.y anuncia vietoriosomente que wa moral es Ia clencia apropiads y el principe acunto de a urunidad en general, que esté vivamente interesada en la bu capacitadd adémés. para la ‘misma ages aera Sid. el $2 del Preface du tra vem de domo ter, va citado, donde Barbeyrac desarral topos clésico sega mbes de-facultades, dinero de asuintos. sno nos hay2 hecho eer rere spines ae ae ee fib ee ap. Meine ey 0 ap Xd eit ren sh 3 set ha eel a anda os wate fo baste compara for Elemento de tema metodico de los deberes que Ia I te tos de este fibro que tot teoremas, problemas 6 LOCKE, An Buay concrsing Haman Understanding LOCK ncenng Taman Onderanding, que i de C, Pellizai, en la coleccion Jos «Cis della flosot ‘moder Gat . eign de ie «Cites dela floofia moderna, Bary Lae 15 cap. $28, ret, yxy ca dea Bagge, gees nes oe eS Hees, Mop. iy La IV, cap. XM, edie, ety vol: IL p. 342. : + 85 Fi “das “todos los puieblos ci Precisamente en virtud de su autoridad de gran logico y de consenso de todos los pueblos ha de considerarse gran jurista, Jo que escribid Leibniz sobre cl método de la nat leva. El consenso de jurispradencia da la plena medida del ado y novedad de Ja Is naturaleza»?, Pero ya Grocio habia afirmado que hay dos concepcién matematizante en la ciencin del derecho: «La teoria del modos de probar que una institucién es de derecho navaral, uno a derecho —escribié— se cuenta entre aquellas que no dependen de priori, que se basa en la consideracién de la naturaleza de las cosas, experimentos, sino de definiciones»; y de acuerdo con esta idea ¥ otro a posteriori, que se funda en el estudio de los usos y las leyes afade a continuacién que se puede comprender que algo sea justo de los diversos pueblos; aun no habiendo tomado posicién en favor aun cuando no haya nadie que pueda hacerlo valer, andlogamente de uno w.otro, habia precisado que el primero era mas riguroso, alo que sucede en matemdticas, donde «las relaciones aritméticas mientras que el segundo, més ai alcance de todos, conducia sin ‘son verdaderas, aun cuando no haya quien numere ni cosas que embargo a conclusiones sélamente probables ®, numerar»'®, Explicando en otro lugar cules son las caracteristicas Una vez mis fue Hobbes quien zanjé la cuestiOn, negando todo de las «ciencias necesarias y demostrativas, que no dependen de valor al argumento a posterion y sosteniendo, respecto al consenso Jos hechos, sino tnicamente de la razén», incluye entre cllas, de los pueblos més civilizados, que no esté claro @ quien corres- ademés de li logica, las matematicas, la metafisica, Ia geometria y ponde establecer cules sean los pueblos civilizados y.cudles no; y, la ciencia del movimiento, a la «cicncia del derccho»'®, Al Fespecto al consenso de todo el género humano, argumentando comienzo de su obra de «ius aaturale methodo scientifica pertrac- are tatum», Wolff no duda en afirmar que todo lo que constituye su 1: ‘propio consentimiento, del consenso de todos los hombres se. ‘objeto «debe' ser demostrado», ya que; si-¢s cierto que la ciencia <=". puede-obtener todo y lo-contrario.de-todo™*. En-el De iure'natuirae \ y ‘de le dos los pueblos es lz voz de consiste en el «habitus demonstcandi», el derecho natural o se vale ‘ Este’ es°el“pasaje fundamental al que SS POCHRON 18 Bi tp ti ale == pruebay ae que’ eistn lye anturless Hse punto oe jue c -°E*caliuesito principal de fos eScépticos es mostrar aue no existe ley alguna que sea ‘pueblos, es-decic, que tenga wen todas partes» ia misma” sdestreza para robat. Los metsimons se csead ito pot le edic, a cargo de V. coleceién de los «Classic politicin, iprwosidad, no hay tido en el uso de alin pueblo OTB at ‘i tute ed it. 219 ( ie Méditatons sur fa notion comme de justices ed. cit, p. 219. (Hay BGROCIO, De inre belli ac pacis, L. 1, cag di ind er ELUNE Epon wed. oat 9 ed ae de Sy conan oot te poe Ge corn i bls sas eto a eRe, Ws, we SIS : sisicin cs supa for oboe que caics atenied ds nee AE Se Donic pata, si, Peg sien np te Hote, ae ies eld a coe new » Canney Stage # Susie ss sonenedos ek ARISTOTELES, Euicanicomachen, 1134 b. Se ux el célebre pasaie en el serupds, 2 Porfirio, Andrénico de Rodes, Ph ‘que Atiesieles distingu riral de Yo justo legal. Al efirmar que se “HOBBES, De sive, Il, 1; ed. cit, pp. Entiende por justo natural aquello gue en todas partes Uene Jz misma eficacie politica, Element of Law N ae fe su primers obra , of Law Natural and Poti x puede daa entender qu sus pretspsions parden deduce observande Toque eatgo de A. Pacchi, Firenze, La Nora ital 1965, pp. {17-119 [Hay wad ests Ee practica en los distacos pueblos, justamente «en todas parce. de Dalmacio Negro Pavén, Madid, Centro de Estados Consttucionsles, 1979 86 87 entre otras cosas que, como todo el que viola tna ley lo hace con el” abi cn do las tesis de Aristoteles y Cicerén con este juticio: «Pero este modo de fundamentar el derecho natural, ademis de ser a posteriori y no permitir en absoluto la comprensién de por qué el derecho nataral ha dispuesto ésto y no aquéllo, es ademas inseguro (lubricus) y exizado de infinitas dificultades»”*, Tras haber expues- to el origen contractualista del Estado afronta la objecién de quienes s¢ preguntan dénde han tenido alguna vez los Estados un origen semejante, y responde de este modo: «Nada impide que se pueda indagar el ocigen de une institucién discurriendo sobre ella (ratiocinando) cuando de dicha institucién no hays quedado docu- mento histérico alguno»®®. ‘A la critica de los argumentos obtenidos del consenso dedieé Locke uno de sus ensayos juveniles sobre ia ley natural, el quinto, ‘que ha permanecido inédito hasta hace pocos afios y significativa- mente titulado La ley natural no puede ser conocida a partir del ‘consenso universal de los hombres*”: distingue all entre el consenso ide Jos usos y cl consenso de las opiniones, y sostiene que, mientras al primero: no-prueba nadz porque no hay accién ruin que los PUFENDORF, De iure naturac et geatium, L. I, cap. HL, §7 (en be eliiones. La ‘obra grociana, 3c, dela que © bret de Enanus Tourn pp. 53-54). Barbeyrac co o sampre lo que es evidente es también en ideme (para Ia ‘que tengo @ Je To. enche por ecpanenc st sore ste oe Fosto mertl no Pr qe be puede oblate eonsens d os os augue san ioe ms 6 PUBENDORE, De ie m 16t, Pulendor hace ext afrmacion a propose de It Que sien 6s fundamen al eta (sobre lta ee becho Ge besa ol estado en une © omit cin eacona que uns conelusgnextaida de ls ers como ple = hair conn? Negete 8 Law of 2, a. by We von Leyden, Oxford, at the Clarendon yp 160 su de Cees eo. de GBs BC, hombres no hayan consentido, el segundo sélo puede servir para revelar la ley natural, no pare demostrarla, ya que, aun pudiendo fortalecer la creencia de que se trate de una ley de le naturaleza, no Mega 2 darnos un conocimiento més cierto de ella: de nuevo, la demostracién s6lo puede obtenerse de la deduccién a partir de principios, no del andlisis de las creencias ajenas. «¢Hay realmente algo tan infame, ten atroz y contrario a todo derecho y justicia que nunca haya liegado a concitar el consenso o mas bien le confabula- ci6n de una multitnd enloquecida?s®, El citado ensayo de Locke, que comienza con estes palabras, esté dedicado en gran parte @ una escandalizada denuncia de todas las. vilezas, todas las infernias, todos los desvarios que lenan las narraciones de los historiadores. sApenas existe vicio, violacién de la ley de la naturaleza o aberracién moral que, para quien conoce la historia universal y observa las acciones de los hombres, no demuestre facilmente haber sido, en alguna parte del mundo, no sélo admitida en privado, sino también aprobada por la autoridad publica y le ‘costumbren*®, Se trata de un-retrato manierista, caracteristico de Ja literature que el pirronismo moral inspiré, pero, aun a desahogo de este género disipa cualquier dude sobre la actitud del -racionalismo ético frente a'la historia,-que es considerada como un embrollo.del que es indi! buscar una explica: Nada cpuede, hacer -comprender mejor ia importancia--del réchazo de! arguments del consenso, que todos los iusnaturalistas comparten, que le obre del primer gran antagonista del iusnature- clismo, fandada precisamente’en’el redescubrimiento y coniiado empleo de dicho ‘argumento. Li Scienoa Nuowa Prima (1725) comienza, y no es casualidad, con estas palabras: ~eE) derecho natural de las naciones he nacido ciertamente con los sos co- munes de las mismnaso™, Y, atin més explicitamente, la Scienza Nuove Seconda enuncia el principio seguin el cual «lo que se siente ‘como justo por todos o la mayor parte de los hombres debe ser la regla de le vide en sociedad, al que sigue-le admonicioa de que todo el que «quiere salir» de estos limites, que udeben ser los x p61; ed. ite p. 4 op. cic p. 166; ed. it, p. 45 : %G. BL VIGO, Lo seienta mace prima, ed. 2 cargo de F. Nicolini, Sexi, Lateczs, 1981, p. 9 [ Hay trad. cast. de José Cerner, Principias de wna ciencia ‘uso on tone a Te naturaleza comin de las hacionss; Y ed, El Colegio de México, 1961; 2° ed., México, F.C. E., 1978 1 89 (bastons sciseativcaiii -f-del*mismo ‘modo que.los grandes cientificos, de Descartes confines de la razén humana», «que cuide de no salirse de la humanidad enteran?! E] vinculo que mantiene ligados ¢ los autores que cominmente solemos esignar 2 2 es del derecho natural puede determinar- se, como se ha dicho, no sdlo sobre le base de lo que unénimeren- ye negaron, sino también sobre te base de lo que otros coincidieron en negar de ellos y de sus teorias. Es indudable que al resultado de hhacer de estos autores algo unitario conwribuyeron sin duda sus propios adversarios, de cuya estirpe Vico puede ser considerado iniciador. 5] iusnaturalismo habia creido que podi descubriz eves universales de le conducta mis allé de la historia, remontin- ‘ose ala naturaleza del hombre abstraida de las condiciones Historicas que determinan sus leyes cambiantes n los pueblos” 'y, las Epocas, y al hacerlo habia ibrado una memorable batalla “ | estudio def Contra el principio de aiitoridad que dominaba derecho; por el contrario el historicismo en sus diferentes versio- “nes rehabilité contra_t2_critice racionaliste ls autoridad, de la ‘histotie, condenando “eh blogue, ihdiscriminadamente, @ todos iquellos que-—aun pecténeciendo.# tendencias metafisicas dife- Fentesy legando # conclusiones politicas contrapuestas, igualmen te fascinados por el éxito de las ciencias fisicas y atraidos por la ea de encontrar un orden racional en el mundo de los hombres, de 1744), ed. e cargo de F. lay trad, cast. con pr. y nueva sobre ia naturalece B, VICO, Le seiensa nuows (sepin a ei 1928, vol. L Coma de lar naciows (4 vol.) Madd, A ‘ere der sus dos ye decit que su eternidad reside en su en fs hi jonde se enciends Je chispa de ino en el sentido de que see igual pio del mundo el ide soos (Lo selensa “como Vieo— considera Jat genres al derecho natural, le variedad de los usos Zico de los pirronisias contce (os racionalistar, pos un ‘oontzs los consensualistas, por ofro— no prueba nade le rn los purronitas oj uns bucrs rez6n pare 1 Titsofoe 16). En resumen, pare derecho nan no ef un argumente ps refotas e} argumento dé ” | ‘on, habia encontrado un orden sacional en el cogmos— habjan empreadido el intento de construir wn sistema universal del derecho, es decir, valido pars cusiquier tiempo y lugar, En Les Origenes del Historicismo, Friedrich Meinecke escribe: «Toda ta n del historicismo ha consistido en atemperar y hacer jante el rigido pensamiento iusnaturalista, con su fe en le invariebilidad de los supremos ideales humanos y en la igualdad absoluta y eterna de Ia natureleza humana» *?, Cuando Meinecke habla dei iusnaturalismo no se refiere sélo al moderne, sino, al menos en abstracto, al iusnaturalismo perenne, que durante dos mil afos he constinuido pare el hombre occidental ls estrella polar en medio de todas las tempestades de le historian °°; pero’ los jusnaturalistas con los que de hecho se ve obligado'a cuentas son los de los sigios XVII y XVIII, A Rousseau —conside- rado segtin la opinién transmitida por le filosofia politica de la Restauracién, que ve en él a su mayor enemigo, como el exponente mis extremo del racionalismo ético y ia abstraccién politica—.se refiere Croce cuando condens Jas «construccionesgeométticas y mecinicas» de toda la escuela del derecho natural, creadas cuando «se desarrollaba y crecia Ja ciencia matemética de ia naturaleza, ¥ cl habito mental que en clla se formaba se trastadaba a todos ios terrenos, a le filosofia, a le historia, a la politicay * x ‘variantes no se ha limitado a hacer une critica’ metodolégica del” ~ iusnaturalismo, ye que en muchas-ocasiones le critica metodolégi-. a no-ha sido sino.un pretexto para.tna critica politica. Con.r0d6, lrcritica politica ha tenido al menos dos caras opuestas (v muchas ‘otras intetmedias) : la conservadora, que he visto en la abstraction de! derecho racional el principio’ de lz subversién del -orden establecido, y la revolucionatia, que en esa misma abstracci6n, ha visto la ilusién —pero s6lo la ilusién, cuando no incluso’ el BR. MEINECKE, Le origin’ dello aonicinme, trad ity Firenze, Sanconi, 1955, tin y Tomés Muhox, EL is, México, P. C. E., 1963; reimp., 1983}. iencia matematizamte de Io uuilidad, la Ariumética politica (como se la Leré primerginente), ole Economie, como le Uaroamos nosetros. El libro de Rousseau es une forma.cxtrema o una de lar formas extremas —y desde luego ‘2 més famosa— de le es surelistay (p. 257). Sobre esta tess de Croce véass comentario de G. COTTRONEO, Croce Pilusinizmo, Napoli, Giannini, 1970, p. 178-183. No.obstante, lo cierto es que el historicismo en, todas’ sus, ~~

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