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Oscar Ramírez Lozano

Mayo del 2008

EL PODER DEL MIEDO Y EL TERROR COMO HERRAMIENTA DE CAMBIO

El desarrollo de la sociedad conformada por sujetos atados a la modernidad ha

aumentado su necesidad de libertad, dejando al individuo desamparado ante lo que

verdaderamente es: un pobre humano bombardeado por imágenes televisivas que

muestran una hiperrealidad; un humano alimentado con sustancias procesadas y

embriagantes, sujeto a la inmediatez de la información y la acción, lleno de reacciones

prefabricadas para la vida social.

Individuo encerrado en posición fetal, nacido en tiempos modernos, en una época

llena de preocupaciones sin sentido, banalidades y un miedo profundo a su entorno social

y a la vida misma donde sólo queda un gran vacío, el mito de la libertad.

Configurados en un régimen en donde sedemos el poder, la tiranía y la opresión

en grandes pergaminos de oro depositados en urnas de plástico, listas para su atraco. Nos

hemos convertido en sumisos codependientes de la inseguridad, el miedo y la opresión,

corremos hasta de nuestra propia sombra. Vivimos en una gran película de horror.

Los engendros de la modernidad requieren de tres necesidades básicas: la primera

de inseguridad, una segunda de hambruna y una tercera de ilusión, de expectativa de

vida. Necesidades otorgadas y sublimadas a través de simbolismo e identidad, control


mediático y, principalmente, del miedo generado por agentes modificadores de conducta

creados por y para la sociedad.

El término modificadores de conducta se refiere a todos los grupos que alteran

con su presencia o sus actos las acciones de los otros. Como lo es la policía, pues con el

simple echo de portar el uniforme obtiene la facultad de preservar el orden con la

intimidación, el atentado y la acción. La jerarquización genera un cambio más rápido y

efectivo, todo depende del uniforme y la situación. El resultado que genera un granadero,

un policía federal o un ministerial, no es igual. Aun cuando su función y finalidad es la

misma. Pero para que puedan existir estas entidades fue necesario el acuerdo de varios

lineamientos de conducta aceptable, al cual llamamos leyes. Pero no fue suficiente, se

asegura que en un principio el ser humano es deplorable y está dispuesto a corromper lo

establecido, así que fue necesario un elemento que encerrara los más grandes miedos de

una gran parte de la sociedad y que, aun sin estar frente a ellos, los mantenga en orden y

en amenaza, es decir, las prisiones.

En los primeros tiempos de los sistemas de prisiones, quedó en claro que no


producían el resultado de producir ciudadanos obedientes.
Por qué las prisiones permanecieron? Porque, de hecho, producen delincuentes y
la delincuencia tiene una cierta utilidad económico – política en las sociedades que
conocemos. La utilidad mencionada podemos revelarla fácilmente: cuantos más
delincuentes existan, más crímenes existirán; cuantos más crímenes haya, más miedo
tendrá la población y cuanto más miedo en la población, más aceptable y deseable se
vuelve el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno
permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que
explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del
mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se
tratase de una novedad cada nuevo día. Desde 1830 en todos los países del mundo se
desarrollaron campañas sobre el tema del crecimiento de la delincuencia, hecho que
nunca ha sido probado, pero esta supuesta presencia, esta amenaza, ese crecimiento de
la delincuencia es un factor de aceptación de los controles. Michel Foucault (conferencia
pronunciada en 1976 en Brasil. Publicada en la revista Barbarie, N-° 4 y 5, 1981-2, San
Salvador de Bahía, Brasil.)

Sin delincuentes no hay delincuencia, sin ella no hay policía y, por lo tanto, no

hay orden ni control. El sistema, al requerir con qué llenar las prisiones, es un gran

negocio, crea toda una enfermedad en la que precisa hacer lo indebido, incorrecto,

censurado; el miedo empieza a crecer entre la sociedad, la inseguridad, los actos

delictivos, robo, ultraje, los nuevos grupos modificadores de conducta –llamados en un

primer instante pandillas–, los cuales rechazan lo impuesto por la sociedad y controlado

por la policía. Comienza el círculo vicioso en donde unos son perseguidos por los otros y

los demás que se encuentran fuera de ellos, ya nos saben si correr de un asalto con

cuchillo en mano, o uno con una macana y pistola a la cintura. El abuso del poder

otorgado no tardó en ser sobrevalorado, cayendo en un abuso absurdo, tanto colectivos

como individuales, intelectuales o artísticos, todos empezaron a querer escapar de la

opresión que nosotros mismos permitimos. Mientas, las prisiones siguen creciendo y

siguen llenando de todo tipo de personas, culpables, ladrones, estafadores, asesinos,

corruptos, inocentes, violadores, de todos los pequeños factores de miedo que simulaban

encerrar a la población.

Si hubiera más policías hubiera menos delincuencia, entonces más policías,

nuevas patrullas, armamento, más agentes de cambio y, ahora con la tecnología, cámaras

de seguridad que tengan a una ciudad completamente vigilada. Paranoia total, en donde

en cualquier esquina puede ocurrir algo desastroso, siniestro, concentrando el miedo en

puntos focales que asechan constante a la sociedad. Menos recursos para iluminar las
calles, para hacer funcional el tránsito por la ciudad, pavimentar las calles, mejorar las

instituciones públicas de educación e información. Nos encierran cada vez más y más

donde ellos quieren, caminamos por donde nos obligan a caminar, ciudadanos

preocupados por su inseguridad, ignorantes y sobre todo callados.

El pensamiento evoluciona cuando el individuo se da cuenta de su falta de

espacio, pues algo malo ha de estar ocurriendo, hay demasiados policías por ahí

obligando a caminar por el callejón incorrecto, donde posiblemente le espera otro

individuo más dispuesto a asaltarlo, golpearlo y, lo ideal del sistema, sembrar el miedo.

Hace que jamás vuelva a caminar por donde no hay iluminación pública, lo cual es más

barato para el sistema.

Nos han bombardeado tanto con el miedo que hay fuera de nuestro hogar –y en

otras ocasiones hasta dentro de él– que preferimos tener miedo de a quién le otorgamos

el poder que a un desconocido que es imposible reclamar. Tal cual cuando pequeños en la

primaria, si no pagas al abusivo te toca castigo y si desacatas el reglamento escolar para

pelear por lo tuyo el resultado es el mismo, castigo.

Nos sentimos como hámster de laboratorio en donde toda la comida está

electrificada y morir no es una opción, así que hay que recibir una dosis moderada de

electricidad para poder sobrevivir.


Todo este modelo de delincuencia en donde una mano lava a la otra, ha dejado de

ser miedo dirigido a terror obligado, perpetuado por los medios de información, la prensa

y noticieros televisivos amarillistas y sensacionalistas. Desde que nos levantamos nos es

administrada una dosis de terror para poder tener apaciguadas nuestras necesidades

reales. Todo nos dice algo que no podemos hacer, que no está permitido y tiene una

consecuencia desagradable, intolerante como puede ser caer en prisión. La más temida

por una gran mayoría.

…una nueva justicia el resorte para ellaserá la opinión. Su problema, de nuevo,


no ha sido hacer que las gentes fuesen castigadas; sinohacer que ni siquiera puedan
actuar mal en la medida en que se sentirían sumergidas, inmersas, en un campo de
visibilidad total en el cual la opinión de los otros, la mi-rada de los otros, eldiscurso de
los otros, les impidan obrar mal o hacer lo que es nocivo.(“El ojo del poder, entrevista
con Michel Foucault, en Bentham, Jeremías: “El Panóptico”, Ed. La Piqueta, Barcelona,
1980. Traducción de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uría.)

El sistema ha creado todo un modelo de miedo que nos mantiene en un estado

inconsciente, incapacitados para poder reaccionar, pensar nos crea un conflicto de

esquizofrenia por el doble mensaje de falta de seguridad y la sobre seguridad en ciertos

aspectos. Felix Guattarii (1991) propone manejar el estado inconciente en dos vertientes:

Una como performance oral individual, basada generalmente en un cierto modo

familiarista de ser de la subjetividad, en el contexto de las sociedades desarrolladas.

Aparentar estar sometidos al sistema y hacer ver lo que ellos quieren ver. Y una segunda

llena de manifestaciones afectivas circunscriptas al espacio de la Cura. Perpetuar el modo

y la estructura de conformación del sistema, pero con limitantes que nos permitan jugar

con las normas aparentemente rígidas. Una vez lograda el vínculo con lo permitido, en un

estado completamente consciente, Guattarii (1991) somete a cambio las condiciones, los

territorios del ego, los universos de la alteridad, las complexiones de flujos materiales, las
máquinas de deseo, los agenciamientos semióticos, icónicos y todo lo que conforma a la

sociedad psicológica y visualmente para contrarrestar la psicosis que genera la sociedad,

en este caso resultado del miedo.

En el miedo y el terror no todo es opresión, sino liberación. Pero hay que saber

que clase de miedo es el que nos están inculcando para estar prevenidos, el estado en

alerta contra lo inesperado a una situación desconocida, más aparte controlar la inestable

esquizofrenia de me siento seguro-inseguro. Podemos llegar a dominar la sensación de

miedo y transformarla en un acto de terror que podrán percibir los demás individuos que

se encuentran aún en un estado inconsciente, casi de coma, ya que ha sido constante el

bombardeo mediático y de formación de sociedad que sólo con una carga igual de fuerte

o mayor podrán reaccionar.

No es el sonido de una bomba, ni estruendo de los huesos quebrar por una o

varias balas, sino, Una seducción exquisita -conducida no sólo por la causa de la mutua

satisfacción sino también como acto consciente en una vida deliberadamente bella

(Hakim Bay, Terrorismo Poético, en CAOS: Los pasquines del anarquismo ontológico,

1984). El terror como arte y expresión, como el punto de fuga a la opresión del miedo,

fuego contra fuego, un fuerte estruendo en las mentes de los individuos oprimidos.

Teatro de la Crueldad que no tiene ni escenario, ni filas ni asientos, ni localidades, ni

paredes. (Hakim Bay, Terrorismo Poético, CAOS: Los pasquines del anarquismo

ontológico, 1984).
Secuestra a alguien para que tenga el mejor día de su vida, deja volar tus ideas y

la poesía en pequeños aviones de papel desde el edifico más alto, allana una morada para

redecorarla, roba los sueños de los demás y hazlos realidad, haz explotar la furia con

pintura y grandes paredes blancas, deja un nombre falso para hacer sonreír a los demás,

deja libre tus pensamientos y hazlos llegar en grandes globos de colores que bombardeen

un gran centro urbano. Un acto puro lleno de rebeldía totalmente artístico, poético, sin

recuperación monetaria, el fin último el cambio, la reconfiguración del sistema, sé un

asesino de candados mentales, haz volar en mil pedazos la vida superficial que nos han

creado, haz del terror algo bello, algo que se disfruta, algo que, aunque sabes que ocurrirá

en cualquier momento, siempre te toma por sorpresa y das un gran brinco.

Nunca es tarde para empezar nuestra guerrilla poética, para contrarrestar el miedo

y hacerlo bello, no ruin, atemorizarte, corrupto, sino, embriagarse con su hermosura, todo

lo que hace posible romper la barrera del inconciente. La información es un caos; el

conocimiento es el orden espontáneo de ese caos; la libertad es navegar en la onda de

esa espontaneidad, dicta Hakym Bey , no queremos estar informados, queremos conocer,

queremos ser libres, queremos siempre sorprendernos, pero no asustarnos de lo que

ocurre, de lo que pasa, de lo que creamos de lo que destruimos.

"Si te besara lo llamarían un acto de terotçrismo. Entonces llevemos a la cama


nuestras pistolas, despertemos a la ciudad a medianoche como bandidos ebrios
celebrando con una balacera, el mensaje del sabor del caos".

"Vístete. Da un nombre falso. Sé legendario. El mejor Terrorista Poético está en


contra de la ley, pero nunca es atrapado. El arte como crimen; el crimen como arte".
(Hakim Bay, CAOS: Los pasquines del anarquismo ontológico, 1984).
Referencias:

.-CAOS: Los pasquines del anarquismo ontológico, Hakim Bay

.- Comunicados de la Asociación de la Anarquía Ontológica

.-Gilles DELEUZE, De Lógica del Sentido Traducción: Texto: Miguel Morey /


Apéndices: Victor Molina, Paidós, Barcelona, 1994.

.-MICROPOLITICAS DEL DESEO" de Félix Guattari y S. Rolnik.

.- Guattari. El Inconsciente Esquizoanalítico.


Zona Erógena. Nº 8. 1991.

.-Recrear lo social, entrevista con Feliz Guatarri, por Roland Woerner


http://www.hartza.com/guattari.html

.-Michel Foucault, conferencia pronunciada en 1976 en Brasil. Publicada en la revista


Barbarie, N-° 4 y 5, 1981-2, San Salvador de Bahía, Brasil.

.-“El ojo del poder” Entrevista con Michel Foucault, en Bentham, Jeremías:
“El Panóptico” Ed. La Piqueta, Barcelona, 1980.
Traducción de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uría.
http://www.rie.cl/?a=1009

.- El uso del placer, Michel Foucault, 1984.

.- La preocupación de sí mismo, Michel Foucault, 1984.

.-El Miedo a la Libertad, Eric Frmm, Paidos, 2004.

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