Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
CRÓNICAS DE UN DIPLOMÁTICO
JUBILADO
Inocencio Arias
Hace un año, como Cónsul en Los Ángeles, quise hacer mi visita anual a
Arizona, estado situado en mi demarcación. Quería hablar con las autoridades,
ver posibilidades de cualquier tipo para España y, sobre todo, ayudar a una
quincena de descendientes de españoles ansiosos por obtener la
nacionalidad al amparo de la reciente Ley de la Memoria Histórica...
Siendo personas de edad, tomar el avión hasta Los Ángeles resultaba un
engorro para ellos y concluí que no se me caían los anillos si me presentaba
solo en Arizona, los citaba en el hotel y les ayudaba a rellenar formularios etc...
Para mi estupor el Ministerio me dijo que no había dinero para mi viaje. El
coste de mi desplazamiento era modestito, vuelo en turista, una noche en un
hotel discreto, un par de taxis y dos comidas. En resumen, unos 465 euros,
cifra un tanto ridícula para cubrir los objetivos que menciono. Deduje que las
cosas estaban muy mal en Exteriores, que pena.
Hace días, regresé jubilado desde Los Ángeles. Un viaje, con escala, de 17
horas. Los tiempos son austeros y el Ministerio ha decidido que los
diplomáticos que se jubilan, aunque realicen un desplazamiento de 17 o 22
horas, han de viajar en turista. Esto es nuevo, los subdirectores de los
Ministerios y no hablemos de la gente de las Autonomías siguen
desplazándose en 'business' en tramos de siete horas. Colegí que era un
nuevo mazazo a la profesión diplomática pero que estamos en crisis y hay que
apretarse el cinturón.
Llego a Madrid y leo que debuto en mi condición de jubilado con congelación
de la pensión. Esto es más serio aunque, razoné de nuevo, todos tenemos que
sacrificarnos para enderezar el país.
Pero hete aquí que voy al Ministerio, donde el ambiente hierve con el recorte
salarial de los funcionarios. Y te cuentan cosas, bastantes. Una interesante son
los viajes de la señora De la Vega. Parece que nuestra elegante (lo digo sin
sorna) y frugal (esto lo digo con sorna) vicepresidenta ha descubierto los
encantos de Nueva York. Y se monta un viaje con pretextos dispares, un
concierto en la ONU patrocinado por España, la organización de un seminario
sobre la transición española, etc... Parece que hay más.
No cuestiono que De la Vega acuda a la atractiva y consumista Nueva York
para algo que beneficie a nuestro país (aunque, en época de vacas flacas, sea
discutible, la necesidad de la presencia de toda una Vicepresidenta en un
seminario a los 25 años de la transición celebrado en español y para un
puñado de universitarios). Al contrario, si el asunto es de relieve lo aplaudo.
Pero resulta que la Vicepresidenta no se anda con chiquitas. Se lleva el avión
oficial, el grande, la acompañan un mínimo de cuarenta personas, lo que
significa un mínimo de 400 dólares de hotel por persona cada día, dietas,
etc...