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SEMÁNTICA
FUNCIÓN DE INTERPRETACIÓN
A cada letra de enunciado que introducimos en el lenguaje le corresponde un
enunciado que puede ser verdadero o falso. Esta circunstancia puede representarse
utilizando el símbolo 1 para decir que un enunciado verdadero, y el 0 para decir que es
falso. Son sus valores de verdad. La operación de asignarle el valor 0 o 1 a una
determinada letra de enunciado se denomina interpretar. Técnicamente, una
interpretación puede entenderse como una función que asigna valores de verdad a letras
de enunciado del lenguaje. Con el símbolo I representaremos a la función de
interpretación. Por ejemplo, “I(p)=1” significa que la función de interpretación asigna
el valor 1 (verdadero) a la letra de enunciado “p”. Veremos como puede establecerse el
valor de verdad para cualquier expresión que podamos construir en el lenguaje de la
lógica proposicional.
Toda fórmula dentro del lenguaje tiene letras de enunciado como componentes
primitivos. Una vez que se las interpreta (se le asigna un valor de verdad) puede
establecerse el valor de verdad de cualquier fórmula molecular construida con ellas.
Para que pueda hacerse necesitamos, entonces:
((pq).(qr))(pr)
((pq).(qr))(pr)
1 0 0 0 1 0
SEMÁNTICA DE CONECTIVAS
Ahora necesitamos saber cuáles son los resultados que nos arrojan las fórmulas
moleculares (con las distintas conectivas) para cada valor asignado a las fórmulas
atómicas. Para hacerlo debemos tener en cuenta la semántica de conectivas, que se
explicita en los siguientes cuadros:
Condiciones de verdad para conectivas veritativo-funcionales:
Una fórmula negada es verdadera si, y sólo si, la fórmula sin negar es falsa. Y si
ésta es verdadera, su negación será falsa.
Una conjunción es verdadera si, y sólo si, sus dos componentes son verdaderos. En
cualquier otro caso será falsa.
Una disyunción es falsa si, y sólo si, sus dos componentes son falsos. En cualquier
otro caso será verdadera.
Un condicional es falso si, y sólo si, su antecedente es verdadero y su consecuente
falso. En cualquier otro caso será verdadero.
Un bicondicional es verdadero si, y solo si, sus dos componentes tienen el mismo
valor de verdad. En cualquier otro caso será falso.
a b C d e f g h
α β α β α.β αβ αβ αβ
1ª I0 0 0 1 1 0 0 1 1
2ª I1 0 1 1 0 0 1 1 0
3ª I2 1 0 0 1 0 1 0 0
4ª I3 1 1 0 0 1 1 1 1
Ambos cuadros expresan la misma idea, en el primer caso enunciando una regla;
en el segundo consignando los valores en forma tabular. Ahora estamos en condiciones
de analizar la fórmula expresada más arriba.
((pq).(qr))(pr)
1 0 0 0 1 0
1) ((pq).(qr))(pr)
2) 1 0 0 0 1 0
3) ( 0 . 1 ) 0
4) 0 0
5) 1
VECTOR DE INTERPRETACIÓN
Considerando a las letras de enunciado en orden alfabético podemos usar
vectores de interpretación. Por ejemplo, si queremos especificar la interpretación que
dimos, para la fórmula analizada, deberíamos proceder así:
p q r
I(1, 0, 0)
En la parte superior del vector mostramos el orden en que deben interpretarse los
valores que figuran dentro. Dado que hemos establecido convencionalmente el orden
alfabético prescindiremos en lo sucesivo de especificaciones de ese tipo. Así, para
nuestra fórmula del ejemplo, el vector de interpretación “I(0, 1, 1)”, dice
abreviadamente que interpretemos las fórmulas atómicas como sigue: I(p)=0; I(q)=1;
I(r)=1. Y cuando utilizamos la notación: “I(x1, x2,…,xn)=[0, 1]”, establecemos que para
los valores xn (que puede ser 0 o 1) de las fórmulas atómicas, el valor de la fórmula
molecular es el que se especifica a continuación del signo “=”. En el ejemplo que hemos
dado tenemos que: “I(1, 0, 0)=1”.
Una ventaja de la notación que hemos asumido es la posibilidad de utilizar la
numeración binaria (con ceros y unos) y su aritmética para introducir orden en las
distintas interpretaciones posibles. Veamos como hacerlo.
Para comenzar debemos asignar un valor numérico a cada posición dentro de un
vector de interpretación. Como es sabido, en el sistema de numeración binario a cada
posición dentro de una expresión numérica le corresponde una potencia de la base 2
(dado que el sistema tiene dos caracteres). Nos servimos de este principio de la
siguiente manera:
Vector Suma Nº
1ª I(0,…, 0, 0, 0) 0+…+0+0+0 0
2ª I(0,…, 0, 0, 1) 0+…+0+0+1 1
3ª I(0,…, 0, 1, 0) 0+…+0+2+0 2
4ª … … …
5ª I(0,…, 1, 1, 1) 0+…+4+2+1 7
6ª … … …
7ª I(1,…, 1, 1, 1) 2n+2n-1+…+4+2+1 ?
La tabla que hemos dado depende de los siguientes supuestos: que todos los
valores del vector en la primera fila son ceros, y que los correspondientes de la última
son unos; además, que todos los valores desconocidos (indicados por los puntos
suspensivos) son ceros en las filas segunda, tercera y quinta. Más adelante veremos
cómo obtener sistemáticamente todos los valores para una determinada cantidad de
fórmulas atómicas.
TABLAS DE VERDAD
Podemos querer calcular el valor que una fórmula tiene para cada una de sus
posibles interpretaciones. Existe un procedimiento mecánico consistente en: a) agotar
todos los casos posibles, b) disponerlos en forma tabular y, c) resolver la fórmula. Se
construye para ello una tabla de verdad. Cada una de sus filas es una posible
combinación de valores de verdad o interpretación.
Sabemos por el principio de bivalencia que cada enunciado puede ser verdadero
o falso. Si tenemos, por ejemplo, una fórmula compuesta por dos fórmulas atómicas (α,
β) existen sólo las siguientes posibilidades: a) ambas verdaderas, b) verdadera una y
falsa la otra, c) falsa aquella y verdadera ésta, d) ambas falsas. Expresado en forma
tabular:
α β
I0 0 0
I1 0 1
I2 1 0
I3 1 1
Si tenemos tres fórmulas atómicas (α, β, γ) la cuestión se complica un poco más:
α β γ
I0 0 0 0
I1 0 0 1
I2 0 1 0
I3 0 1 1
I4 1 0 0
I5 1 0 1
I6 1 1 0
I7 1 1 1
Sabiendo que los valores de verdad posibles son dos, y que el número de
fórmulas atómicas de una fórmula molecular es n, podemos utilizar el teorema
fundamental del conteo1 para determinar el número de combinaciones posibles que será
igual a 2n. El número resultante corresponde a la cantidad de filas que tendrá la tabla de
verdad de la fórmula. Como se ha visto en los ejemplos, para dos oraciones el número
es 22=4, y para tres 23=8.
Una vez que disponemos de todos los posibles valores de verdad, entonces
podemos comenzar a resolver la fórmula del caso. Comenzamos con las conectivas de
menor alcance, progresando hacia aquellas más abarcadoras, teniendo en cuenta, claro
está, la semántica de conectivas. Veamos a continuación un ejemplo. Tomemos la
siguiente fórmula y su árbol:
(((pq).(rs))((r.s) (ps))) ((q.p) (r.s))
p q r s r s p s q
1
El teorema fundamental de conteo dice lo siguiente: Sean E1, E2,..., Ek, una sucesión de k hechos. Si para
cada i, puede ocurrir el hecho Ei de mi maneras, la cantidad total de formas en que todos los hechos
pueden tener lugar es el producto m1 m2 ... mk. En nuestro caso, cada Ei es una oración, que sólo puede
ocurrir de dos maneras, como verdadera o como falsa, y por lo tanto m=2 para cada Ei. De ahí que la
cantidad de formas en que pueden combinarse los valore de verdad de las oraciones de una fórmula sea
2k.
Y la tabla de verdad correspondiente es:
Como vemos en la tabla, partimos del extremo de las ramas del árbol
constructivo, que son las oraciones atómicas, y les asignamos todos los valores de
verdad posibles. A las que se encuentran bajo los símbolos de las oraciones atómicas les
llamamos columnas de referencia, pues en ellas estipulamos los valores que tomamos
en cuenta para resolver la fórmula (en el ejemplo son aquellas que van desde la segunda
a la quinta, encabezadas con las letras p, q, r y s, respectivamente). Establecemos
primero los valores para las conectivas de menor alcance, y luego para las que les
siguen en orden creciente. Cuando finalizamos estas operaciones hemos encontrado el
valor de la fórmula completa para cada posible combinación de valores de sus
componentes. El resultado quedará expresado en la columna que se encuentra bajo la
conectiva de mayor alcance, que por ello se llamará: columna de resultado. Es un
procedimiento efectivo: puede utilizarse para resolver cualquier fórmula bien formada
mediante un número finito de operaciones.
Sin embargo, el método presenta un inconveniente. A medida que crece el
número de fórmulas atómicas componentes la cantidad de filas requeridas se hace cada
vez más grande y las tablas correspondientes se vuelven engorrosas. De acuerdo a la
ecuación que dimos antes necesitamos una tabla de 32 filas para 5 fórmulas atómicas. Si
aumentamos una, necesitamos una tabla de 64 filas, y 128 con solo añadir otra. Para
muchas fórmulas atómicas puede ser más efectivo el uso de otros métodos.
EQUIVALENCIA LÓGICA
Decimos que dos fórmulas son lógicamente equivalentes si sus valores de verdad
son iguales para cada interpretación posible. Sean dos fórmulas α, β, y representemos la
relación de equivalencia utilizando el símbolo “”:
El principio de sustitución:
Entre fórmulas equivalentes se cumple el principio de sustitución salva veritate:
si reemplazamos, dentro de una fórmula dada, una subfórmula cualquiera por otra
subfórmula equivalente a ésta, obtenemos una fórmula equivalente a la primera. Sean
las fórmulas α, β, γ:
Si:
1. β es una subfórmula de α. Representamos este hecho como αβ.
2. βγ.
Entonces:
3. αβαγ.
Idempotencia:
- α.α α
- αα α
Conmutatividad:
- α.β β.α
- αβ βα
- αβ βα
Advertencia: el condicional NO es conmutativo.
Asociatividad:
- (α.β).γ α.(β.γ)
- (αβ)γ α(βγ)
Distributividad:
- α.(βγ) (α.β)(α.γ)
- α(β.γ) (αβ).(αγ)
Leyes de DeMorgan:
- (α.β) (αβ)
- (αβ) (α.β)
Omisión de paréntesis:
- (α.β).γ α.(β.γ) (α.β.γ)
- (αβ)γ α(βγ) (αβγ)
Observación:
- Obsérvese que sólo vale para las expresiones en donde las conectivas son de un
mismo tipo.
- Convengamos en llamar a las expresiones del tipo “(α1.α2….αn)” cláusulas
conjuntivas; y a las de tipo “(α1α2…αn)” cláusulas disyuntivas.
Definiciones:
Es posible expresar la misma función que expresa una conectiva en términos de otras
conectivas. En la siguiente tabla exploramos algunas de estas posibilidades2:
2
Pueden probarse construyendo tablas para cada equivalencia postulada. Pruebas analíticas se dan en
el Cap. 8 de Badesa, Jané y Jansana (1998).
Expresión Def1 Def2
αβ αβ (α.β)
αβ (αβ).(βα) (α.β)(α.β)
α.β (αβ) (αβ)
αβ αβ (α.β)
( αβ) α.β (αβ)
(αβ) (α.β)(α.β) (αβ)(βα)
SATISFACIBILIDAD
Dado un conjunto de n fórmulas {α1, α2,…, αn} es satisfacible si, y solo si, existe
al menos una interpretación I de las fórmulas atómicas que las componen que hace
verdadera a cada una de las αn. En otras palabras: todas y cada una de las fórmulas del
conjunto deben ser verdaderas bajo dicha interpretación.
Obsérvese que el conjunto {α1, α2,…, αn} será satisfacible cuando la fórmula
compuesta “α1.α2…αn” sea satisfacible. Una forma de probar satisfacibilidad es,
entonces, componer una fórmula que contenga la conjunción de todas las fórmulas del
conjunto y desarrollar la tabla de verdad correspondiente.
Por ejemplo, dado el conjunto {pq, rs, sp} podemos probar que es
satisfacible dando la tabla de verdad de “(pq).(rs).(sp)”. Pero un poco de
reflexión nos ahorrará trabajo: cuando I(p)=0 y I(s)=1 las tres fórmulas del conjunto
serán verdaderas, sin que importen los valores asignados a “q” y “r”. Un vector de
interpretación puede consignar este resultado de la siguiente manera: “I(0, q, r, 1)=1”.
(Compruébese mediante una tabla de verdad que, para cada interpretación donde “p” es
falso y “s” es verdadero, el resultado es uno)
Tomemos un segundo ejemplo: evaluar {pq, qr, p.r}. Un sondeo previo
mostrará dificultades para encontrar una interpretación que haga verdadera a todas las
fórmulas. Veamos la tabla correspondiente a la conjunción:
Para cada fila, es decir, para cada interpretación, al menos una de las fórmulas es
falsa. Y, por ello, la conjunción de ellas también lo es. El conjunto es insatisfacible.
ANALISIS VERITATIVO-FUNCIONAL
Vamos a estudiar una técnica de análisis de fórmulas que, si bien incorpora la
pauta de pensamiento propia de las tablas de verdad, no presenta los problemas propios
de éstas (concretamente, que tienden a hacerse excesivamente voluminosas a medida
que incorporan mayor cantidad de letras enunciativas). Puede decirse que es una
manera estratégica de recorrer una tabla de verdad, de forma que nos permite
reconocer ciertas propiedades lógicas de las fórmulas sin necesidad de desarrollar la
tabla completa. La idea se debe al eminente lógico y filósofo norteamericano Willard v.
O. Quine.
Lo que nos interesará, en casi todos los casos, es saber si un determinado
conjunto de fórmulas son tautológicas o no. Este método puede aplicarse luego para
determinar la validez de razonamientos dados. Aunque es particularmente útil para
mostrar que un razonamiento no es válido. Para ello basta con encontrar un
contraejemplo: es decir, una interpretación bajo la cual las premisas de un razonamiento
son todas verdaderas, pero su conclusión no.
La técnica consiste en interpretar las letras proposicionales sustituyéndolas, en
cada aparición, por los signos 1 (por verdadero) y 0 (por falso). Luego calculamos el
valor de verdad de la fórmula completa. Se denomina resolución al proceso de
establecer los valores de verdad de la totalidad de una fórmula.
Además de la obviedad de la sustitución de 1 por 0, y de 0 por 1, se deben
seguir las siguientes:
REGLAS DE RESOLUCION:
(i) si '1' aparece como componente de una conjunción, suprímasela. En
una conjunción si uno de sus componentes es verdadero, el valor de
verdad de la conjunción dependerá de sus otros elementos. Por lo tanto,
a los fines del análisis veritativo puede prescindirse del componente en
cuestión.
(ii) si '0' aparece como componente de una disyunción, suprímasela. La
razón es análoga a la anterior: la verdad de la disyunción dependerá de la
verdad de los otros componentes.
(iii) Redúzcase toda conjunción que tenga un '0' como componente a '0'.
El cero es elemento absorbente para la conjunción.
(iv) Redúzcase toda disyunción que tenga el '1' como componente a '1'.
El uno es elemento absorbente para la disyunción.
(v) Elimínese el '1' como antecedente de cualquier condicional en que
aparezca. Cuando el antecedente es verdadero, el valor de verdad del
condicional dependerá del valor de verdad de su consecuente.
(vi) Redúzcase todo condicional que tenga un '0' como antecedente, o un
'1' como consecuente, a '1'. Por definición del condicional, es
verdadero si tiene antecedente falso o bien consecuente verdadero.
(vii) Si un condicional tiene un '0' como consecuente, redúzcase todo el
compuesto a la negación del antecedente. Un condicional con
consecuente falso será también falso si su antecedente es verdadero: su
valor de verdad será el mismo que el de negar el antecedente. Pero si el
antecedente es falso toda la expresión es verdadera y, una vez más,
equivalente a negar el antecedente.
(viii) Elimínese el '1' como componente de cualquier bicondicional. Si el
otro componente es verdadero se mantendrá el valor del bicondicional; si
es falso también; por lo tanto, no perdemos nada eliminando el
componente verdadero.
(ix) Si un bicondicional tiene un '0' como componente, suprímaselo y
niéguese el otro lado. El bicondicional será falso cuando el componente
restante sea verdadero: negándolo mantenemos el valor de verdad. Lo
mismo ocurre cuando el bicondicional es verdadero.
La expresión de estas reglas puede resumirse de forma más gráfica, cosa que
hacemos en el siguiente esquema:
RESOLUCIÓN
Dada la fórmula:
α: ((p.q)r)((rp).(rq))
Queremos averiguar sus valores cuando p y r sean verdaderos, pero q sea falso.
Dado el orden alfabético p, q, r, el vector que representa lo que deseamos saber será:
I(1, 0, 1). Reemplazamos estos valores en la fórmula y resolvemos:
1) ((1.0)1)((11)(10))
2) ( 0 1)( 1 0 ) (iii), (v)
3) 1 ( 0 ) (iv), (iii)
4) 10
5) 0 (vii)
Ejemplo 1:
α: p(pq)
Si p=0
1) 0(0q)
2) 0( )
3) 1 (vi)
[Nota: dejamos en blanco el espacio entre paréntesis para demostrar que lo importante es, en este
caso, la consideración que hacemos del antecedente del condicional, sin importar mucho lo que hay
en el consecuente. Esto es sólo a título didáctico]
Hemos establecido que cuando I(0, q), es decir cuando interpretamos “p” como
falso y “q” verdadero o falso indistintamente, el resultado de la fórmula completa es 1.
Es decir:
I(0, q)=1, o bien, con más precisión: I(0, 0)=1 y I(0, 1)=1.
p q α
I0 0 0 1
I1 0 1 1
I2 1 0
I3 1 1
Todavía no sabemos cuales son los valores para la fila 2 y 3 de la tabla. Para
averiguarlo hacemos:
Si p=1:
1) 1(1q)
2) 11 (iv)
3) 1 (vi)
Lo cual prueba que los casos de la tabla que restaban considerar también resultan
verdaderos: I(1, q)=1. La fórmula es una tautología.
Es conveniente utilizar las tablas de posibilidades veritativas mientras nos
familiarizamos con la mecánica de la resolución. Allí podemos llevar el control de las
posibilidades que vamos descartando.
Ejemplo 2:
α: p(p.q)
Si p=0:
1) 0(0.q)
2) 1 (vi).
Por lo tanto: I(0, q)=1.
Si p=1:
1) 1(1.q)
2) 1.q (v)
3) q (i)
Para probar que una fórmula no es una tautología basta con que obtengamos cero
para cualquier interpretación. Allí podemos detenernos, enunciando el vector que
especifica los valores para los cuales la fórmula es falsa (el vector contraejemplo).
Veamos un ejemplo un poco más complejo:
Ejemplo 3:
α: ((pq).p)q
Si p=0:
1) ((0q).0) q
2) 0 q (iii)
3) 1 (vi)
Si p=1:
1) ((1q).1)q
2) (( q ).1)q (v)
3) qq (i)
4) 1 (por tautología).
En el último caso hemos llegado a una fórmula que es verdadera sin importar
como interpretemos a sus componentes. Toda fórmula de la forma αα, es decir que el
condicional tiene como antecedente y como consecuente la misma subfórmula, es una
tautología (siempre da 1). Podríamos haber continuado desde el paso (3) de la siguiente
forma, para comprobar lo que hemos dicho:
3’) qq
CASOS NOTABLES
En la resolución podemos ahorrarnos mucho trabajo si tenemos en cuenta ciertos
casos especiales. Podemos dividirlos en tres clases fundamentales:
Contradicciones notables:
a) Conjunciones en las cuales alguno de sus componentes aparece afirmado y
negado. Una fórmula del tipo α.α es siempre falsa. Y las conjunciones como:
“qpqr”, o también “(pq).(pq)”, etc.
b) Bicondicionales del tipo αα. Por ejemplo: “pp”, o también “(pr)(pr)”.
Tautologías notables:
a) Disyunciones en las que aparece un mismo componente afirmado y negado. Las
fórmulas del tipo αα siempre son verdaderas. Por ejemplo: “pqrps”.
b) Condicionales o bicondicionales en los que ambos lados sean idénticos. Es decir,
fórmulas del tipo: αα, o αα (caso del que nos aprovechamos en el último
ejemplo).
Casos de idempotencia
a) Disyunciones en las que se repite una subfórmula (atómica o molecular): αα es
equivalente a α. Esta equivalencia nos permite eliminar repeticiones de una
misma subfórmula en la disyunción. Por ejemplo: “pp” y “pp…p” son
equivalentes a “p” solo; “pqrp” es equivalente a “pqr”; “(p.q)(p.q)” es
equivalente a “(p.q)”.
b) Conjunciones en las que se repite una subfórmula (atómica o molecular): αα es
equivalente a α. La justificación, y ejemplos análogos a los de la disyución,
valen también para la conjunción.
Advertencia: sólo podemos simplificar de esta manera en conjunciones y
disyunciones.
Resumen:
ANÁLISIS V-F: CASOS NOTABLES.
TAUTOLOGÍAS CONTRADICCIONES IDEMPOTENCIA
αα = 1 α.α = 0 αα = α
αα = 1 αα = 0 αα = α
αα = 1
Ejemplo 4:
α: ((pq).(qr))(pr)
Si p=0
1) ((0q).(qr))(0r)
2) ( 1 .(qr)) 1 (vi)
3) 1 (vi)
Si q=0:
3) (0.(0r)) r
4) ( 0 )r (iii)
5) 1 (vi)
I4,5(0, 0, r)=1.
Pero si q=1:
3’) (1.(1r)) r
4’) rr (i), (v)
5’) 1 (Por tautología)
Por lo tanto, I6,7(0, 1, r)=1: es tautología.
((pq).(qr))(pr)
((0q).(qr))(0r) ((1q).(qr))(1r)
((0q).(qr)) 1 (q.(qr))r
1 (0.(0r))r (1.(1r))r
0r rr
1 1
Obtenemos en todos los casos 1.
Ejemplo 5:
Del esquema dado al final del ejemplo anterior podemos extraer la idea de un
algoritmo de resolución.3 Queremos saber si el conjunto de premisas {1...n} permiten
deducir la conclusión :
[(pq).(rq).(sq)][(prs)q]
p=0 [(0q).(rq).(sq)][(0rs)q]
[1.(rq).(sq)][(rs)q]
[(rq).(sq)][(rs)q]
[(r0).(s0)][(rs)0] [(r1).(sq)][(rs)1]
(r.s)(rs) [1.(sq)]1
(0.s)(0s) (1.s)(1s) 1
ss 01
1 1 [(1q).(rq).(sq)][(1rs)q] p=1
[q.(rq).(sq)][1q]
[q.(rq).(sq)]q
[0.(r0).(s0)]0 [1.(r1).(s1)]1
00 1
1
RESUMEN:
ANÁLISIS V-F: ALGORITMO DE QUINE
Es un procedimiento efectivo para determinar si una formula es tautológica. Consta de los siguientes
PASOS:
Dada la fórmula base:
b) Si ya asignó el valor 1 a la última variable
1. Reemplace la primera variable en orden interpretada:
alfabético por el valor 0. α) Si no hay nodos abiertos, fin del
algoritmo: es tautología.
2. Resuelva utilizando las reglas de análisis V-F. β) Si hay nodos abiertos: retroceda a la
Obtendrá alguno de los siguientes resultados: fórmula que contiene la penúltima variable
a) Un 0 (Fin del algoritmo: no es tautología. interpretada y vuelva al paso (4.a)
Enuncie el vector contraejemplo).
b) Un 1. (Salte al paso 3). NOTA: decimos que queda un NODO ABIERTO
c) Una fórmula más breve (sin ceros, unos, ni la cuando no hemos probado el valor 1 para alguna
última variable interpretada). Aplique al variable a la que previamente le asignamos 0.
resultado las acciones desde el paso (1).
REGLAS DE ANÁLISIS V-F:
3. Si obtuvo un 1: (i) α.1 = 1.α = α (vi) a. α1 = 1
a) Si NO ha asignado el valor 1 a la variable (ii) α0 = 0α = α b. 0α = 1
que está considerando, hágalo y vuelva al (iii) α.0 = 0.α = 0 (vii) α0 = α
paso (2). (iv) α1 = 1α = 1 (viii) α1 = 1α = α
(v) 1α = α (ix) α0 = 0α = α
3
Un algoritmo es una sucesión ordenada de acciones elementales que permiten obtener, de manera
mecánica, una solución para un tipo específico de problemas. Un ejemplo es el algoritmo de la adición
que se enseña en aritmética elemental.