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PERÍODO PRECERÁMICO.
Grupos Humanos ingresaron a América desde Asia cruzaron el estrecho de Bering como
recolectores, cazadores, especializados y portadores de una eficiente y variada tecnología lítica.
Estos pobladores llegaron a lo que hoy es el Ecuador y se adaptaron plenamente a las
condiciones ecológicas de este territorio.
En la región Andina tuvieron como forma de ocupación campamentos temporales que les
permitieron la apropiación de los recursos mediante la cacería, la recolección de frutos y raíces
silvestres y la obtención de materias primas para la elaboración de sus artefactos. Evidencias
de esto han sido encontradas e investigadas en los sitios denominados El Inga, Chobshi y
Cubilán
Si nosotros decimos Período Precerámico o lítico, debemos considerar dos etapas; el Paleó
indio, donde el hombre se dedica a la pesca, recolección de frutos silvestres y caza de mega
fauna y el arcaico que comprende la domesticación de plantas y eventualmente la de
animales.
Las Vegas
Las prácticas sociales fueron rituales y tendencia a la sedentarización. Fue un pueblo que
amando su tierra nos lega desde la distancia la singularidad de la lucha por la supervivencia
dentro de una naturaleza generosa para quienes la trabajan.
PERÍODO FORMATIVO.
Como consecuencia de una larga experimentación en el manejo de las plantas la gente de esta
época desarrolló la producción de varios cultígenos, especialmente el maíz. también desarrolló
la pesca y la cría de animales, que junto a la caza y a la recolección , permitieron la subsistencia
de amplias poblaciones agrupadas en asentamientos aldeanos.
A este nuevo modo de vida se sumaron la alfarería y el trabajo artesanal en concha, piedra,
hueso y la actividad textil, en sus inicios la producción cerámica se caracterizó por formas
sencillas y poco elaboradas que alcanzaron luego gran complejidad técnica y estética, tanto en
la manufactura y los recipientes como en las representaciones humanas siendo estás las más
tempranas tradiciones figurativas de América. Al final de este período se tecnifica la
agricultura, dando lugar a una mayor estabilidad y dependencia de esta actividad, suscitándose
una especialización de la población en diversas actividades productivas." 1
Valdivia. 4000 a 2000 AC., considerando su periodo de existencia fue una sociedad compleja,
los estudiosos del tema encuentran influencia en la Cultura Jomón, en Japón. Considerada
sociedad pesquera sin agricultura (Evans, Meggers y Estrada 1965). Por posteriores
excavaciones en el sitio Real Alto (Latrap y Marcos 1975), facilitan la conclusión de una
organización con espacios deliberadamente construidos:
Como el resto de las sociedades de la época, Valdivia tendría una organización de tipo tribal.
Regulaban su vida a través de relaciones de reciprocidad y lazos de parentesco, que aseguraban
la supervivencia del grupo. Es posible que contaran con jefes y especialistas en las relaciones
con la esfera sobrenatural. Un buen resumen de la arquitectura formativa y de los poblados
tempranos que puede ser de interés para el lector fue escrito hace pocos años por Echeverría
(1998). La presencia de entierros debajo del piso arcilloso de las chozas residenciales es
bastante característico de muchas sociedades agrícolas. En efecto, los entierros sirven como
títulos de propiedad que indican cual linaje es dueño de la propiedad. Quizás los valdivianos
hacían lo mismo. En muchas sociedades agrícolas en este nivel de desarrollo en el mundo, la
propiedad pertenece a las mujeres y los linajes se definen por el lado femenino ("sociedad
matrilineal"). La presencia de una "matriarca" en entierro muy especial en el montículo del
osario de Real Alto posiblemente refleje una organización matrilineal para la Cultura Valdivia.
Este mismo entierro sugiere algo más que un simple sistema matrilineal, porque esta mujer
recibió atención muy especial. Primero, su tumba fue recubierta por piedras de moler. Luego, a
los pies fue enterrado un hombre degollado y descuartizado, evidencia de un posible sacrificio
en honor a la mujer. Tercero, hay evidencia de siete entierros secundarios en la misma tumba,
probablemente realizados durante distintos ritos posteriores. Otro dato interesando sobre el
osario es la presencia de entierros de niños en lo que parece ser recinto muy especial.
La cultura Valdivia presenta un alto grado de urbanismo; las casas son de bahareque, se
construye alrededor de un centro ceremonial. Los montículos son de fiesta y funeraria, esto
último deducido por poseer restos de huesos. Existe especialización en el trabajo y
diferenciación de labores entre el campo y el centro urbano.
La figura de barro creada a partir de la alianza hombre-arcilla produjo figuras que testimonian
un pueblo amante del adorno. En Valdivia florece la urbe como sitio donde converge
ceremonias y fiestas y sus artistas o quizás todos, creaban del barro las figuras que recreaban su
realidad, su sexualidad, sus labores, sus mitos, sus dioses. Los vestigios de un pueblo que vivió
junto a una naturaleza que necesitaba dominarla, son muchas las obras: ollas, cuencos y vasijas.
La ubicación se encuentra en los cauces del río Daule y en las provincias de Manabí, Guayas y el
Oro.
Fueron pescadores y cultivan la tierra. Los Valdivianos no estuvieron excepto de practicar ritos
para los muertos, ceremonias para los muertos, practicaban la medicina natural y sobre todo
esta cultura tenían un gran respeto por la mujer; sobre todo por las cerámicas de la Venus de
Valdivia.
Machalilla 1800-1500 aC
Al norte de la provincia del Guayas se desarrolla una sociedad con una estructura similar a
Valdivia, denominada Cultura Machalilla. La evidencia hace suponer que esta cultura es una
evolución de la Valdivia por su superior organización y producción cultural.
Es mérito de la cultura Valdivia haber creado botellas con pico cilíndrico o en forma de estribo.
Analizando su cerámica, encontramos la pasta más fina, la superficie pulida y alisada, las
paredes más delgadas; aparece la pintura en bandos sobre todo negro sobre blanco, fue
estudiada por Porras en 1980
La presencia de esta cultura es evidente en todo el Litoral desde el Sur de Esmeraldas hasta el
Norte de la provincia del Oro.
Es poco estudiada y pudo constituirse por la asimilación mutua de varios grupos sociales que
explotaban su mismo territorio.
La característica de Cerro Narrío y Chorrera son semejantes. Cerro Narrío mantuvo contacto
con las Culturas de la Costa a través del río Jubones y Naranjal y por el Oriente a través del río
Paute.
En la fase Narrío Tardío, trabajaron el oro, este perfeccionamiento en la metalurgia trajo
muchos buscadores por lo que la información es escasa dificultado a los arqueólogos
conclusiones como llegaron a manufacturar los metales.
La falta de evidencia más contundente ha creado entre Porras (1982) y Villalba (1988)
divergencias sobre la forma de subsistencia; el primero dice que tuvieron una agricultura
incipiente, mientras el segundo afirma que Cotocollao es una sociedad fuertemente
dependiente de la agricultura del maíz
La cerámica de Cotocollao tiene predominancia el rojo que la vincula con Machalilla, Chorrera y
Valdivia.
PERÍODO DE DESARROLLO
Este Período se caracteriza por el avance de los pueblos tanto en el aspecto social como en el
cultural.
En este período los grupos humanos se asientan en un territorio porque encuentran los
suficientes medios para subsistir. La agricultura se desarrolló. Se cultivaron numerosos
productos tales como: maíz, papas, ocas, achocchas, quinua, capulí, taxos, camote, yuca, guaba,
coca, ají...
Para el vestido, utilizaban algodón, lana, plumas y cortezas de árboles. Por primera vez en la
Prehistoria Ecuatoriana hay evidencia del uso de ciertos metales tales como: oro, cobre y
platino.
Los hombres que vivieron en este período comerciaban por vía fluvial, marítima y terrestre.
Cultura La Tolita. Su nombre se debe a la isla Tolita que se encuentra en la desembocadura del
río Santiago, en la provincia de Esmeraldas. Los hombres de La Tolita comerciaban por mar y
por tierra, productos agrícolas, pesqueros y mineros. Los habitantes de La Tolita trabajaron en
platino, muchos años antes de que lo hagan en Europa. Se han encontrado joyas de oro, platino
y piedras finas pertenecientes a esta cultura.
Cultura Tuncahuán. Se llama así porque fue descubierta en el sitio Tuncahuán, provincia de
Chimborazo. Se supone que esta cultura se extendió en gran parte de la Región Interandina.
Los objetos que corresponden a esta cultura son: compoteras, botijas, caracoles marinos, finos,
bordados, adornos con borlas y mullos. Los hombres que pertenecieron a esta cultura fueron
agricultores, cazadores, tejedores y ceramistas.
Cultura Yasuní. Se desarrolló en la provincia del Napo, a lo largo de los ríos Yasuní y Napo.
De esta cultura se han encontrado los siguientes objetos: hachas, machacadores, vasijas de
color gris vasos cuencos y otros recipientes. Los hombres de esta cultura fueron agricultores,
pescadores y recolectores.
PERÍODO DE INTEGRACIÓN.
La paulatina desaparición de las fronteras de los grupos menores y la integración del imperio
Incas con culturas menores constituyen una de las principales características del Período de
Integración. Otros rasgos distintivos de este período se pueden sintetizar en los siguientes
puntos:
* Existe una mayor tecnificación de la agricultura, sobre todo mediante la utilización de terrazas
de cultivo que dejarán su huella indeleble especialmente en el paisaje andino.
En el litoral ecuatoriano tres culturas importantes se ubican en este período: la cultura milagro,
la manteña, y la huancavilca. La primera ocupó áreas geográficas del Golfo de Guayaquil y todo
el sistema fluvial del Río Guayas. Los asentamientos manteños se encuentran alrededor del
norte de Manabí, rodeando parte de Bahía de Caraquez, la Isla de la Plata, y la actual ciudad de
Manta. Los huancavilcas se circundan desde el norte del Guayas hasta el norte de la pronvicia
de El Oro.
Cultura Manteña
La Cultura Manteña se desarrolló aproximadamente desde el año 600 hasta el 1534. Las
crónicas españolas dicen que los manteños tenían conocimientos de navegación y pesca, vivían
en pequeñas casas de madera, y poseían artesanías de oro y esmeraldas. Uno de sus centros
religiosos era la Isla de la Plata, así como el Cerro de Hojas, ubicado entre lo que actualmente es
Manta y Portoviejo, donde se encontraron sillas o tronos de propósitos religiosos.
Los manteños constituyeron una cultura precolombina de la región litoral del Ecuador y fueron
quienes, desde sus poblados, contemplaron las naves españolas por primera vez surcando las
aguas ecuatoriales del Mar del Sur. Los manteños poblaron las zonas geográficas de la actual
Bahía de Caráquez hasta el Cerro de Hojas entre la actual Manta y Portoviejo en el sur de la
Provincia de Manabí. La cronología determinada para la cultura se extiende desde
aproximadamente el año 600 de nuestra era hasta 1534, año en que Francisco Pacheco fundó
la ciudad de Portoviejo.
Las crónicas de las conquistas españolas describen a la cultura manteña como una tribu
principalmente de pescadores, con viviendas pequeñas hechas de madera. También destacaban
por su construcción de balsas y su artesanía en oro y plata. Su religión se basaba en un culto a la
serpiente, el jaguar o puma, y a la diosa Umiña, que estaba representada por una gran
esmeralda. En el Cerro de Hojas se encontraron además una serie de sillas o tronos de fines
religiosos, alineados de tal forma para que los que se sentaran en ellos pudieran ver tanto el
mar como el centro de su tribu en Manta. Tenían la costumbre de hacer sacrificios humanos y
practicar la sodomía.
Cultura Huancavilca
La Cultura Huancavilca tiene unos setecientos años de antigüedad entre los 800 - 1500 a. C.
Dicen los historiadores que los huancavilcas se extraían los dientes a temprana edad como
señal de sacrificio a sus dioses, por ello los llamaban "los desdentados". Desarrollaron la
agricultura y eran excelentes guerreros. El cacique Huancavilca vivía en la Isla Puná frente a los
que actualmente es la ciudad de Guayaquil, dentro de lo que ahora es la Provincia del Guayas.
Ocuparon el mismo territorio que en milenios pasados fueron habitados por culturas como las
de Valdivia, Chorrera, Guangala, Bahía de Caráquez y otras, siendo los manteño-huancavilcas
sus descendientes directos. Es decir, que se trata de sociedades nativas adaptadas a la realidad
geográfica y ecológica del espacio costero, que como sabemos se destaca por la diversidad de
zonas de vida, relieve, clima y características naturales. Desde este punto de vista y siendo la
cultura un fenómeno permanentemente acumulativo, es de entender que tanto los manteños
como los huancavilcas, asimilaron costumbres anteriores, expresadas en las formas de
sobrevivencia, en la tecnología y por cierto en las tradiciones rituales y ceremoniales.
Los españoles los describieron como una tribu con apariencia impactante por su costumbre de
deformarse el cráneo y trasquilarse, dejándose una corona a "manera de fraile". También
tenían como ritual religioso extraerse los dientes incisos a temprana edad como un sacrificio al
dios sol. Eran conocidos por ser una raza guerrera y también se presume practicaban la
sodomía (Punáes).
-Los señoríos de la Sierra septentrional fueron los territorios más emblemáticos a la llegada de
los incas, ya que se encontraban, probablemente, en proceso de conformación de un Estado -
nación.
Pasto y Quillacinga
Al ser el mundo andino y sus diversas facetas un mundo que parte de la integración y armonía
de los distintos aspectos de la vida, podemos entender la distribución de los señoríos en este
territorio como un diálogo entre los grupos sociales y su medio ambiente, lo que da como
resultado una serie de adaptaciones culturales apropiadas al entorno. Los señoríos de la Sierra
norte ecuatoriana tuvieron como rasgo común la lengua, la explotación complementaria de
distintos pisos ecológicos con entradas hacia la ceja de montaña, el cultivo del maíz como base
y la construcción de montículos y pirámides.
En la Sierra norte -Región Andina septentrional-, que incluía el sur de Colombia, convivían
señoríos y tribus. El extremo norte estaba habitado por varios grupos étnicos, entre los que
destacan las sociedades tribales de Pasto y Quillacinga. Sus territorios también abarcaban
algunas entradas hacia zonas más bajas a ambos lados de la cordillera, lo que les permitía
complementar su producción. Ambos grupos étnicos practicaban de manera intensiva la
agricultura, usando incluso terrazas para aprovechar las intensas pendientes de la región.
Tenían asentamientos en distintos pisos ecológicos y manejaban una red de intercambio con
regiones apartadas. Hasta el siglo XIII d. C., los pastos tenían una notable orfebrería y alfarería
para los ritos y las ceremonias; sus tumbas reflejan la existencia de una sociedad estratificada.
Eran cacicazgos autónomos que nunca se consolidaron a nivel regional como señoríos.
La zona entre el río Chota y el Guayllabamba estaba poblada por varios señoríos que
compartían diversos rasgos comunes, entre ellos la lengua. Se cree que estuvieron en proceso
de formar una gran confederación o Estado a partir de alianzas que hicieron para defenderse de
la conquista inca. Los señoríos eran: Caranqui, Cayambi, Cochasquí y Otavalo. Durante 15 ó 20
años estuvieron unidos para enfrentar a los incas, bajo la jefatura de los curacas de Puento de
Cayambe. En el territorio caranqui, que va desde Chota hasta Imbabura, destacan dos lugares
con numerosas pirámides y tolas que, según las investigaciones, eran centros administrativos,
religiosos y poblacionales. Otro señorío era el de Cochasquí. Las pirámides y montículos
encontrados ahí dan cuenta de un señorío con numerosa población distribuida en aldeas y una
organización social compleja que hizo posible la construcción de obras colectivas como las
pirámides. Al parecer, empezó siendo un centro poblado importante en el siglo X d. C., hasta
convertirse en un poderoso señorío hacia el siglo XV.
Cayambe y Otavalo
El señorío de Cayambi, que dominaba en toda la Sierra norte, destaca por las numerosas
fortalezas construidas en su territorio para defenderse de la invasión inca. Solo en el macizo de
Pambamarca hay 13 fortalezas, también conocidas como pucarás. Practicaron, asimismo, la
agricultura intensiva, apoyados en el uso de terrazas y camellones.
El último señorío en la región es el de Otavalo. Similar a los anteriores, tal vez con un ámbito
territorial menor, este señorío destaca por su prosperidad, atribuida en parte a la explotación y
el comercio de sal, ají, algodón y coca. Gracias a la habilidad de los mindalaes, no sólo fueron
prósperos, sino que sus caciques o curacas gozaron de gran prestigio en la región.
La alianza entre los señoríos del norte para enfrentar a los incas terminó trágicamente en la
batalla de Yaguarcocha, cuando los ejércitos de caranquis.