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C A P Í T U L O 3 0

VARÓN DE 54 AÑOS
CON CLÍNICA DE REFLUJO
GASTROESOFÁGICO

CASO CLÍNICO

Varón de 54 años sin antecedentes personales de interés, que en

las últimas semanas había presentado un empeoramiento de su clí-
nica de reflujo gastroesofágico, con sensación de ardor retroesternal
desde hacía 3 semanas que no cedía con la toma de inhibidores de
la bomba de protones. Acude a la consulta de gastroenterología,
donde se decide realizarle una endoscopia oral. En dicha prueba se
observó una lesión sobreelevada, no ulcerada, recubierta por una
mucosa de coloración amarillenta, de aproximadamente 5 mm de
diámetro, localizada en el esófago medio. Se realizó una toma de
biopsias cuyo resultado no fue concluyente. Se realizó examen eco-
endoscópico que evidenció la existencia de una tumoración discre-
tamente hipoecogénica, de márgenes lisos y limitada a la submuco-
sa, que medía 4 ⫻ 6 mm. Esta lesión era aparentemente resecable
por endoscopia, por lo que se decidió realizar resección de la lesión
mediante la técnica de mucosectomía endoscópica. La pieza rese-
cada fue analizada posteriormente y correspondía a un tumor de
células granulares, también llamado «tumor de Abrikosoff». Los már-
genes de la resección endoscópica estaban libres de tumor. A las
E. GARRIDO GÓMEZ
4 semanas de la resección endoscópica, el paciente se encontraba
E. VÁZQUEZ SEQUEIROS
asintomático. Se repitió la endoscopia oral en ese momento, y se
observó un área cicatricial en el lugar de la lesión, sin evidencia de
recidiva macroscópica ni microscópica (se realizó toma de biopsias
en la zona de resección).
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358 Varón de 54 años con clínica de reflujo gastroesofágico

A B C

D E F

FIG. 1. Representación paso a paso de la técnica de ME. A) Observación de la lesión esofágica. B) Inyección
submucosa con aguja de esclerosis y suero salino más adrenalina al 1:20.000, con la que se sobreeleva la
lesión. C) Colocación de una banda elástica mediante aspiración con el kit de mucosectomía Duette Cook®.
D) Introducción de la lesión en el asa de polipectomía. E) Corte con corriente mixta. F) Comprobación de
posibles complicaciones inmediatas (hemorragia, perforación).

la resección de lesiones situadas en capas más

DIAGNÓSTICO DEFINITIVO
– Tumor de Abrikosoff.
– Tratamiento radical mediante mucosectomía
endoscópica.
COMENTARIOS
MUCOSECTOMÍA ENDOSCÓPICA
Y OTRAS TÉCNICAS DE RECIENTE INICIO
INTRODUCCIÓN
La mucosectomía endoscópica (ME) o resec-
ción mucosa endoscópica (RME) es una técnica
desarrollada en Japón en la década de 1970 cuyo
objetivo era extirpar las lesiones neoplásicas su-
perficiales, que por definición tienen un mínimo
riesgo de metástasis en los ganglios linfáticos [1].
Posteriormente, esta técnica se ha utilizado para
profundas (submucosa) y de naturaleza benigna.
El origen embriológico de la mucosa intestinal
(se desarrolla desde el endodermo) y de la capa
muscular de la pared intestinal (se origina en el
mesodermo) es distinto. Ésta es la razón por la
que mediante la aplicación de una fuerza externa
se puede llegar a separar ambas capas, a pesar
de que la pared intestinal mide menos de 4 mm
de grosor [1].
El objetivo de la técnica de la mucosectomía
es la curación completa, siendo una alternativa a
la extirpación quirúrgica, que, por su radicalidad,
es considerada por muchos como una auténtica
«cirugía endoscópica» [2].
La ME ha demostrado ser una técnica segura
y eficaz. Se puede aplicar a lesiones situadas en
el esófago, el estómago, el colon o el recto. Pre-
senta un coste menor a la alternativa quirúrgica
tradicional y se asocia con una morbilidad y una
mortalidad inferiores a las de ésta. Se considera
que la ME es la técnica de elección en tumores
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E. Garrido Gómez y E. Vázquez Sequeiros
superficiales intestinales en pacientes de edad
avanzada que no son tributarios de resección
quirúrgica [3, 4].
En los últimos años, los endoscopistas han
desarrollado la ME hasta tal punto que hoy en
día se pueden resecar amplias áreas de mucosa
(> 3 cm) en un solo fragmento. Esto permite rea-
lizar a posteriori una evaluación histológica global
de la lesión, descartando de forma eficiente la
existencia de invasión de la pared en profundidad
o la afectación de vasos y ganglios linfáticos [4].
En diferentes estudios se ha calculado cuál
es el porcentaje existente de adenopatías malig-
nas en los tumores intestinales, según sea el
grado de invasión del tumor en su profundidad,
que al igual que la existencia de adenopatías, se
ha asociado con la supervivencia a largo plazo:
– Esófago. Los tumores escamosos del esófago
confinados a la mucosa presentan adenopatías
malignas sólo en el 4 % de los casos [5]. Cuan-
do el tumor se localiza en la submucosa, el
riesgo de presentar adenopatías malignas
asciende hasta el 35 % y la supervivencia a los
5 años desciende del 85 al 60 % [6]; si el tumor
se extiende más allá de la submucosa, la
supervivencia a los 5 años ronda el 4 % [4].
– Estómago. Los tumores localizados en la
mucosa presentan adenopatías locales en el 0-
5 % de los casos (según las series que se con-
sulten); este porcentaje aumenta hasta el 10-
20 % si el tumor infiltra la submucosa. La
supervivencia a los 5 años de los tumores gás-
tricos superficiales alcanza el 90 %, cifra que
desciende hasta el 12 % cuando el tumor inva-
de en profundidad la pared gástrica [4].
– Colon. Las neoplasias intramucosas presentan
metástasis ganglionares en el 2-3 % de las
ocasiones, mientras que si la lesión invade la
submucosa el porcentaje se eleva al 8-12. La
supervivencia a los 5 años de los tumores
superficiales localizados en el colon es mayor
del 97 %, mientras que en tumores invasivos la
supervivencia a los 5 años desciende al 40 %
[4].
TÉCNICA DE ME (fig. 1)
La ME se inició en la década de 1970 como
método diagnóstico de lesiones colónicas [7].
Posteriormente, los japoneses Tada et al. des-
359
arrollaron el método denominado strip biopsy
para el tratamiento del cáncer gástrico precoz [8].
Cinco años más tarde se empezó a aplicar este
mismo método para tratar las lesiones colónicas
[9]. La técnica de la ME se divide en las etapas
que se estudian a continuación [3].
Observación, tinción y marcado de la lesión
La visualización de una lesión mucosa no
siempre es fácil, por lo que en ocasiones es útil el
uso de la cromoendoscopia. Según la localiza-
ción de la lesión, se utilizan diferentes sustancias
para su tinción:
– El índigo carmín (0,2 %) detecta lesiones pla-
nas o excavadas en el epitelio columnar, que
con frecuencia pasan inadvertidas para el
endoscopista. Este tipo de tinción acentúa el
contorno de las lesiones y facilita su visualiza-
ción.
– El lugol se utiliza para teñir el epitelio pavimen-
toso del esófago.
– El azul de metileno se usa para identificar áreas
de metaplasia intestinal que son características
del esófago de Barrett [4].
Lo ideal sería realizar la tinción antes y des-
pués de la resección de la lesión y así comprobar
la correcta extirpación [3].
Para teñir toda la mucosa del estómago con
facilidad y rapidez se han utilizado catéteres que
actúan a modo de pulverizador, facilitando la apli-
cación del contraste y requiriendo la utilización
de una menor cantidad de tinte.
Algunos grupos utilizan de forma combinada
la cromoendoscopia y el endoscopio de magnifi-
cación en el colon, tanto para el diagnóstico de
lesiones como para comprobar si la resección fue
completa; los endoscopios de magnificación per-
miten estudiar las características histológicas de
la mucosa del colon [3].
Si la lesión se delimita claramente, no es
necesario realizar la tinción, ya que se puede
resecar con seguridad y lo único que se conse-
guiría es prolongar considerablemente la dura-
ción de la prueba.
El marcado de la lesión puede ser útil como
punto de referencia para cuando se pase el efec-
to de la cromografía o tras la elevación de la
lesión para su resección. La forma más común de
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360 Varón de 54 años con clínica de reflujo gastroesofágico
marcarlo es mediante la realización de pequeñas
quemaduras con electrocoagulación a 0,2-
0,5 mm de los márgenes de la lesión [10].
Inyección en la submucosa
La inyección de una solución en la submuco-
sa sirve para elevar la lesión y así disminuir el
riego de perforación. Fue descrita por primera
vez en 1973 por Deyhle, quien utilizó suero salino
fisiológico [7].
La cantidad que se inyecta varía de 10 a
40 ml, dependiendo del tamaño de la lesión. Para
la realización de este paso se utiliza una aguja de
esclerosis convencional [11]. Normalmente se
emplea suero salino, pero si la lesión es de gran
tamaño y se necesita un mayor tiempo para su
resección, no es efectivo, ya que se reabsorbe
rápidamente [3]. En estos casos se ha utilizado
suero salino hipertónico, dextrosa al 50 %, polie-
tilenglicol, hialuronato de sodio [12] y glicerol, que
es incluso más seguro y fácil que la solución sali-
na convencional [13].
El sitio de la punción depende del tamaño de
la misma: en lesiones de menos de 1 cm, suele
ser suficiente una inyección en un borde cual-
quiera de la lesión; en lesiones mayores de 1 cm,
debe inyectarse primero el borde más alejado de
nuestra visión y luego los bordes laterales, para
terminar con el margen que se encuentra más
cerca del endoscopista; si se empezara por este
último, la lesión se escondería detrás de la eleva-
ción [3].
La reacción desmoplástica que acompaña a
la mayoría de los carcinomas con invasión de la
submucosa dificulta la elevación de la lesión para
su resección; es lo que se denomina signo de no
levantamiento o non-lifting, e indica indirecta-
mente invasión profunda en la submucosa. En tal
caso, se debería contraindicar la ME [14]. Sin
embargo, la causa más frecuente de no elevación
de la lesión es la toma de biopsias previas o la
presencia de fibrosis por polipectomía previa [3].
Se han realizado estudios para valorar la sen-
sibilidad de este signo, y se ha determinado que
se sitúa en torno al 100 % [15].
Resección con asa de polipectomía
El tamaño de las asas utilizadas depende del
diámetro de la lesión. Se introduce la lesión en el
interior de un asa, y con un polipótomo de
corriente de corte o mixta se reseca la lesión. En
ocasiones es necesario utilizar la pinza de biop-
sia caliente para eliminar restos mínimos de la
lesión que son difíciles de resecar con la polipec-
tomía convencional [3]. En los métodos de muco-
sectomía con succión, primero se succiona la
lesión (generalmente en el interior de un capu-
chón) hasta que ésta forma un seudopólipo que
luego se enlaza con el asa, se cierra y se estran-
gula para a continuación resecar con corriente
mixta [1].
Comprobación de posibles complicaciones
inmediatas
Una vez realizada la resección se debe visua-
lizar la zona con detenimiento para descartar una
hemorragia o una perforación secundarias a la
mucosectomía endoscópica.
Recuperación y análisis de la lesión resecada
La lesión se recupera utilizando una pinza de
3-5 patas, una cesta de Roth, por succión o con
la propia asa de polipectomía, que se introduce
por el canal de trabajo.
Al recuperar la lesión de forma completa el
patólogo puede evaluar histológicamente todos
los márgenes para comprobar que están libres y
si la lesión invade en profundidad.
TIPOS DE MUCOSECTOMÍA [3]
La técnica de ME fue depurándose y se de-
sarrollaron nuevas alternativas, como la incorpora-
ción de succión [15], la utilización de un capuchón
transparente en el endoscopio (EMRC, «endosco-
pic mucosal resection with a cap-fitted panendos-
cope») [16], o el uso de bandas elásticas similares
a las utilizadas para ligar varices esofágicas [3].
Las técnicas de ME utilizadas se pueden clasificar
en dos grandes grupos:
– Técnicas que no requieren succión (son las pri-
meras técnicas que se utilizaron):
• Inyección y corte.
• Inyección, elevación y corte (método strip
biopsy) [17].
• Inyección, precorte y corte.
• Inyección, precorte y exfoliación.
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E. Garrido Gómez y E. Vázquez Sequeiros
Las diferencias entre los cuatro subtipos son
mínimas. La principal ventaja de estas variantes
es que la lesión puede valorarse sin obstáculos, y
el centro puede introducirse por visión directa en
el asa simétricamente; la desventaja es que se
necesita un endoscopio de doble canal y dos
asistentes para llevarla a cabo [4].
– Técnicas que requieren succión:
• Mucosectomía mediante aspiración endos-
cópica [18].
• Mucosectomía endoscópica con capuchón
[6].
• Mucosectomía endoscópica con ligadura o
bandeo [19].
Este método nace en 1985. Los pasos inicia-
les, consistentes en teñir, marcar los márgenes y
elevar la lesión, son iguales que los realizados en
los métodos sin succión. Posteriormente, la
lesión se succiona, se introduce en un asa y se
estrangula; se para la succión y se inspecciona la
lesión para comprobar que el centro de la misma
ha sido incluido; posteriormente se utiliza una
corriente de corte o mixta (corte y coagulación)
para la resección del seudopólipo creado. Los
métodos de succión tienen la ventaja de que sólo
necesitan un canal endoscópico para su realiza-
ción y un solo asistente; además, presentan un
menor riesgo de perforación [6]. Los inconvenien-
tes de esta técnica son la limitación del tamaño
de la lesión, para que se pueda introducir com-
pletamente en el dispositivo incorporado en el
endoscopio (0,5 a 1 cm) [4], la dificultad para ase-
gurar que el centro de la lesión se ha succionado,
la dificultad de asegurar los márgenes libres de 1
cm, y la reversión del efecto del suero salino.
Para resolver este último problema se han utiliza-
do otras sustancias, como el hialuronidato sódico
y el polietilenglicol, que pueden hacer el proceso
más fácil por la mayor duración de su efecto [4].
CLASIFICACIÓN DE LOS TUMORES
SUPERFICIALES
En el año 2002 se realizó una conferencia de
consenso en la que un grupo de expertos reuni-
dos en París intentaron redefinir y unificar la clasi-
ficación de las neoplasias superficiales. La clasifi-
cación de París divide las neoplasias superficiales
según sus características endoscópicas, y de
361
esta manera pretende relacionarlas con su histo-
logía (invasión submucosa y metástasis ganglio-
nares fundamentalmente): se denomina lesión
superficial (tipo 0) la que endoscópicamente
parece no penetrar más allá de la submucosa, es
decir, no invade la capa muscular propia de la
pared intestinal [20]:
– 0-I: polipoideo:
• 0-Ip: pediculado o protruido.
• 0-Is: sésil.
• 0-Isp: semipediculado.
– 0-I y II: no polipoideo:
• 0-IIa: ligeramente elevado.
• 0-IIb: plano.
• 0-IIc: ligeramente deprimido.
• 0-III: excavado.
La lesión ideal para resecar por ME es la que
tiene un tamaño limitado, es macroscópicamente
identificable y se confina a la mucosa.
INDICACIONES DE REALIZACIÓN
DE MUCOSECTOMÍA ENDOSCÓPICA
Lesión esofágica
La ME se utilizaría según los siguientes crite-
rios:
1. Limitada a la mucosa. La ME se ha utilizado en
ocasiones para resecar tumores submucosos,
como lipomas, hemangiomas, tumores de cé-
lulas granulares, pólipos inflamatorios, tumo-
res del estroma gastrointestinal e incluso
tumores carcinoides. En estos casos la expe-
riencia está muy limitada y no se considera hoy
en día un tratamiento de primera elección [10].
2. Diámetro de la lesión menor o igual 20 mm.
3. Afectación menor de un tercio de la circunfe-
rencia de la pared esofágica Algunos autores
ponen esta condición para impedir el desarro-
llo de estenosis posteriores. Sin embargo, en
el esófago de Barrett con displasia de alto
grado o con carcinoma in situ, la lesión puede
ser multifocal y se precisa la resección de la
totalidad de la circunferencia para una poten-
cial curación, asumiendo que la posterior este-
nosis podrá ser tratada con un balón de dilata-
ción [1, 11]. Existen estudios que comparan el
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362 Varón de 54 años con clínica de reflujo gastroesofágico
tratamiento del esófago de Barret mediante
ablación o con ME, y se obtienen mejores
resultados con esta última, ya que con la abla-
ción se han descrito casos de neoplasias bajo
la reepitelización del epitelio escamoso [1].
Lesión gástrica [3]
La ME se utilizaría según los siguientes crite-
rios:
1. Cáncer intramucoso, elevado y menor de
20 mm (lesiones tipo I y IIa).
2. Cáncer intramucoso, deprimido, sin ulceración
y menor de 10 mm (lesiones IIb y IIc).
Lesión colorrectal
La ME se utilizaría según los siguientes crite-
rios:
1. Limitado a la mucosa.
2. Diámetro de la lesión menor o igual a 30 mm.
Muchas de estas lesiones de mayor tamaño
se resecan «por trozos» en varios tiempos.
CONTRAINDICACIONES
DE LA MUCOSECTOMÍA ENDOSCÓPICA
La invasión en profundidad debe ser conside-
rada como una contraindicación absoluta para la
realización de esta técnica. Dicha característica
puede sugerirse cuando:
– La lesión es mayor de 15 mm.
– El borde de la lesión es elevado o deprimido
(tipo 0-IIa y IIc) y se presenta como un círculo
liso sin formar mellas.
– La lesión no se sobreeleva al inyectar salino en
la submucosa (signos de non-lifting).
– Depresión central en una lesión sobreelevada o
convergencia de pliegues.
Contraindicaciones específicas
de la localización colónica [21]
– Extensión mayor de dos haustras.
– Signo de non-lifting.
– Compromiso del orificio apendicular sin apen-
dicectomía previa.
– Crecimiento intraluminal a través de la válvula
ileocecal.
RESULTADOS OBTENIDOS
En una revisión japonesa publicada en 1998,
en la que se presentaban los resultados de 12
estudios que incluían un total de 1.832 pacientes
a los que se les resecaba una lesión mediante
una ME, se encontraron los siguientes hallazgos
[22]:
– Se consigue una resección completa de la lesión
en 1.353 pacientes (74 %). A 195 pacientes de
los 476 sometidos a reseccción incompleta
(41 %), se les termina realizando una resección
quirúrgica. En el resto de los pacientes que for-
man este grupo se realiza un nuevo tratamiento
endoscópico o se decide adoptar una actitud
expectante (59 %).
– La recidiva tumoral aparece sólo en 35 pacien-
tes de los que se ha realizado resección com-
pleta (2,5 %).
– Existía sólo un caso de muerte secundaria a
metástasis del tumor resecado.
DISECCIÓN SUBMUCOSA
Esta técnica sirve para realizar una resección
de lesiones de mayor tamaño o que invaden la
submucosa. Es de gran utilidad para resecar póli-
pos planos. Se realiza una disección en bloque
de toda la lesión, lo que permite un estudio histo-
lógico de toda la lesión y de sus márgenes. El
riesgo de recidiva de la lesión es menor.
Se han utilizado diferentes instrumentos para
la realización de esta técnica, que data del año
2002. Primero se utilizó el IT (insulated-tip) knife,
que consiste en una cuchilla de diatermia con
esfera de cerámica en su punta, con la que se
han resecado lesiones de localización colónica
[23] y gástrica [24]. Posteriormente se desarrolla-
ron modificaciones en la instrumentación y apa-
recieron el flex knife [17], el hook-knife y el trian-
gle-tip knife [1]. La técnica consta de etapas
similares a la mucosectomía endoscópica: prime-
ro se marca la lesión una vez ha sido observada
y se eleva (es importante inyectar solución salina
hipertónica o ácido hialurónico para mantenerlo
más tiempo), para posteriormente cortar en blo-
que realizando una circunferencia alrededor de la
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E. Garrido Gómez y E. Vázquez Sequeiros
lesión. Los instrumentos que se utilizan presen-
tan menor potencia de corte para evitar la perfo-
ración y permiten, además, coagular si se produ-
cen pequeñas hemorragias [1, 26].
Los criterios que utilizan los japoneses para
realizar la disección submucosa son los siguien-
tes [24]: a) adenocarcinoma diferenciado; b)
lesión sin hallazgos de invasión aparente en la
capa submucosa, y c) lesión sin ulceración inde-
pendiente del tamaño que presente, o menor de
30 mm con ulceración.
UTILIZACIÓN DE LA ECOENDOSCOPIA
La ecoendoscopia es el método in vivo más
sensible para conocer la profundidad de una
lesión.
El uso de un ecoendoscopio radial o de mini-
sondas de alta frecuencia que se introducen por
el canal de trabajo de un endoscopio convencio-
nal es una técnica muy útil para determinar la
profundidad del tumor antes de intentar una
resección curativa [11]. Esto es particularmente
interesante en las lesiones subepiteliales, y para
valorar las estructuras vasculares y los órganos
adyacentes [10].
Los endoscopistas japoneses han desarrolla-
do un sistema de clasificación basado en la afec-
tación mucosa (m) y submucosa (sm), y en su
extensión horizontal [25]:
m1: lesión in situ, no sobrepasa membrana basal.
m2: lesión que invade la lámina propia.
m3: lesión que infiltra la muscularis mucosae.
sm1: lesión que afecta al tercio superficial sub-
mucoso.
sm2: lesión que afecta al tercio medio submuco-
so.
sm3: lesión que afecta al tercio profundo submu-
coso definida por la ultrasonografía de alta
frecuencia: divide cada nivel en alto, medio
y bajo (m1, m2, m3, sm1, sm2, sm3).
a: afectación < 25 % de la circunferencia.
b: afectación del 25-50 % de la circunferencia.
c: afectación > 50 % de la circunferencia.
En general, en los tumores clasificados como
m1 y m2 hay indicación de realizar ME, mientras
que en los m3 y sm1 la indicación es relativa y
363
depende de la localización y características del
paciente (edad, situación basal, etc.) [26].
CUIDADOS DESPUÉS DEL PROCEDIMIENTO [4]
En las lesiones esofágicas se recomienda
que el paciente permanezca en ayunas de 12 a
24 horas, y a partir de entonces se puede iniciar
tolerancia y dar de alta si el paciente evoluciona
favorablemente. Se aconseja añadir al trata-
miento analgésicos potentes durante los prime-
ros días, e inhibidores de la bomba de protones
durante el primer mes para reducir el riesgo de
hemorragia tardía.
Las resecciones gástricas suelen permanecer
ingresadas mayor tiempo (2-3 días), y los pacien-
tes también precisan tratamiento con analgésicos
e inhibidores de la bomba de protones una vez
son dados de alta.
Cuando la lesión resecada se encuentra en el
colon, se deben procurar cuidados similares a los
que se realizan cuando se lleva a cabo una poli-
pectomía; se recomienda observación hospitala-
ria durante 24 horas en pacientes de edad avan-
zada y en aquellos en los que se resecan lesiones
mayores de 2 cm.
COMPLICACIONES
Hemorragia
Es la complicación más frecuente. En el esó-
fago la hemorragia arterial es rara, y es más fre-
cuente un rezumado venoso [4]. La hemorragia
gástrica precoz (12-24 horas) se observa en un
alto porcentaje en algunas series (28 %), mientras
que la hemorragia de inicio tardío es menos fre-
cuente (5 %) [11]. En el colon, la hemorragia pre-
coz (en las primeras 24 horas) o tardía (más allá
de las primeras 24 horas) aparece en el 2 al 29 %
de los casos, según la serie que se consulte [3,
11]. En una publicación del año 1996 se describió
que el riesgo de hemorragia tras polipectomía es
del 0,66 %, mientras que tras la realización de
una EM el riesgo se eleva al 1,16 % [27].
El tratamiento endoscópico es de primera
elección, y se realiza mediante la colocación de
hemoclips, aplicación de sonda de calor, coagu-
lación con argón plasma, inyección de soluciones
hipertónicas o mediante ligadura con bandas del
punto sangrante [3].
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364 Varón de 54 años con clínica de reflujo gastroesofágico
Perforación
El dolor es el primer síntoma que suele apa-
recer. Son más frecuentes las microperforaciones
que las perforaciones francas. Esta complicación
se suele prevenir en la mayoría de los casos gra-
cias a la sobreelevación de la lesión previa a la
resección.
En el esófago, la frecuencia de perforación
varía del 0,06 al 5 % [28], dependiendo del tama-
ño y de la localización de la lesión resecada. En el
estómago, la complicación se suele resolver
mediante laparotomía abierta, aunque en ocasio-
nes, si la perforación es de pequeño tamaño, se
repara colocando uno o varios clips por vía endos-
cópica y añadiendo antibióticos al tratamiento.
En el colon no es frecuente la aparición de per-
foración en relación con la ME. Si aparece una per-
foración en el colon, ésta se puede intentar cerrar
con clips, aunque lo habitual es un tratamiento qui-
rúrgico. Se ha descrito que el riesgo de perforación
realizando una polipectomía es del 0,053 %, mien-
tras que con EM es del 0,35 % [27].
Estenosis
Suele aparecer en el esófago cuando se reali-
zan mucosectomías circunferenciales que abarcan
más de tres cuartas partes de la circunferencia,
como ocurre en los casos de esófago de Barret
con displasia de alto grado o carcinoma intramu-
coso [29]. Algunos autores intentan prevenir esta
complicación realizando sesiones de dilatación
con balón antes del desarrollo de la estenosis [4].
En el estómago también se han descrito estenosis
pilóricas [4].
Bacteriemia
Se ha demostrado la aparición de hemoculti-
vos en sangre positivos a los pocos minutos de
finalizar la prueba, pero que si se repiten varias
horas después se observa su negativización
espontánea. En la actualidad no se aconseja la
realización de antibioterapia de forma profiláctica
en este tipo de pacientes [11].
Resección incompleta
Se confirma por el estudio histológico que
demuestra la existencia de invasión en los már-
genes de la resección. Si se observa invasión de
los márgenes laterales, se puede intentar realizar
un nuevo tratamiento endoscópico; si la invasión
es en profundidad, el tratamiento quirúrgico
debería ser de elección [4].
SEGUIMIENTO
Es importante realizar un seguimiento endos-
cópico al menos 3 semanas después de la reali-
zación de la ME, para valorar la curación comple-
ta y la posible existencia de lesiones residuales.
En dicho caso, éstas podrían tratarse mediante la
aplicación de argón plasma, sonda de calor o
ablación con láser [10].
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366 Varón de 54 años con clínica de reflujo gastroesofágico