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Fue una locura... permitir que ella salga de mi vida, como permití que la mujer que iba a
casarse conmigo se fuera así porque si detrás de otro hombre... un perfecto desconocido,
cuando habíamos invertido, soñado y pasado nuestros últimos cuatro años de vida
juntos... no era justo; la vida solía golpearme una y otra vez, primero me quito a mi
hermana, luego a mi mejor amigo... ahora al amor de mi vida, no sé si podré vivir ya no
me interesa hacerlo. Todo por lo que vivía se fue hace días por esa puerta.
«La conocí un miércoles al salir de compras al mall, días mas tarde conocí a su amiga.
Estefanía –mi novia– y Antonella –su amiga– se habían conocido en un viaje de estudios
en Inglaterra, ambas latinas Estefanía era venezolana dos años mas grandes que
Antonella, ella era Argentina... ambas absolutamente hermosas. Estefanía era una
morena de ojos miel, cabellos morenos y cortos, su cabello era suave al tacto y liso,
rasgos delicados y una piel tersa, tenía mi altura y su figura era armónica; era dulce,
cariñosa, simpática y sociable... le encantaban los niños y mucho la naturaleza; tenía para
mi un defecto... le gustaba demasiado salir, pero era mi sol, mi todo... la mujer que quería
tener el resto de mi vida... Antonella era todo lo contrario, esos cabellos castaños con
ondas grandes, largo casi hasta la cintura, ojos marrones claros, era un poco mas bajita
que yo y su figura era envidiable... le habíamos apodado guitarra española por su figura,
sus rasgos eran preciosos, tenía unos hermosos ojos y una sonrisa que encantaba a
cualquier hombre. Pero para mi era intocable, era la mejor amiga de mi novia, mi mujer
Estefanía: ¿No sabes lo que me paso? –dijo entrando al departamento que Antonella y
ella compartían.
Antonella: No, ¿Qué? –pregunto mientras soplaba el esmalte aun húmedo de sus uñas.
Estefanía: Lo conocí, –dejo los paquetes que traía sobre la mesa de café– no puedo creer
lo conocí –agrego súper entusiasmada sentada en el sofá.
Antonella: ¡Te felicito! –la miro sonriendo cómplice, ambas rieron a carcajadas– ¿A quien?
–indagando.
Estefanía: A Nacho amiga, el latino de los Kingdom –suspiro.
Antonella: ¡Nah!, –no creyéndole– ¿en serio? –Estefanía asintió con la cabeza y ella
curiosa agregó– ¿Y cuéntame? Detalles querida –se sentó a su lado– quiero detalles
Estefanía: Pues es mucho mas hermoso personalmente –suspiro– ay esos ojos, esos
labios –revoleó los ojos divertida– te juro esta para comérselo todo –se rió y hizo reír a
Antonella también.
Antonella: Pero cuéntame, donde lo viste... ¿Cómo lo conociste?
Estefanía: ¡Ok! Te cuento –se acomodó en el sofá y comenzó a relatarle– camine
nuevamente hacia el departamento, pero decidí pasar antes por el mall a comprarme
algunas cosas para mi... yo iba caminando distraída; mirando vidrieras... como siempre
cuando me lleva alguien por delante, tambalee un poco pero pude sostenerme contra la
pared de unos locales que había allí, al darse vuelta para supongo que pedirme disculpa,
hizo un movimiento tan brusco que me tiro al suelo con paquetes y todo
Ignacio: ¡Ay lo siento! –dijo en perfecto inglés, los ojos de Estefanía quedaron atónitos por
lo que veían– no fue mi intención que cayeras al suelo –extendiéndole una de sus mano.
Estefanía: No... –respondió trabada al hablar– te... pre–ocu–pes –le tomo la mano y él la
ayudo a levantarse– ya estoy... bi–en
Ignacio: ¡Lo siento! –la ayudo a juntar sus paquetes– venía distraído, pensando en nada –
ambos rieron– no te vi
Estefanía: Ya estoy bien –pudo articular palabra– solo es algo de polvo –sonrió– y en las
bolsas no tengo nada que se rompa, solo un poco de ropa, es todo.
Ignacio: Permíteme invitarte un trago –dijo quitándose las gafas– por favor
Estefanía: Claro –respondió amable.
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Como hago para seguir sin ella, no tolero no estarlo... cada rincón de la casa me recuerda
a ella... no puedo quitarla de mi mente, los buenos momentos... uf, que fueron muchos,
las vacaciones en el Caribe, en Italia, cuantos viajas, cuantas anécdotas para contarle a
nuestros nietos... todos los planes y proyectos en común y ahora ya no esta, se fue para
siempre, para ya nunca volver
Ignacio: Ya Demian... no van a venir más rápido porque me lo preguntes cada dos
segundos –dijo algo irritado y tomó un sorbo de su bebida.
Demian: ¡Lo siento!, sabes que no me gusta esperar –mofo– además ya como que se me
quitaron las ganas de estar –se levanto.
Ignacio: Allá están –las vio entrar, lo volvió a sentar– ¡Hey! Por aquí –dijo parándose y
agitando los brazos.
Demian: Wow –sonrió bajándose los lentes– ¿Cuál es la mía?
Ignacio: La de pelo mas claro –se volvió a sentar.
Demian: ¡Vaya! ¡Vaya! –dijo alucinado.
Estefanía: ¡¡Wow!! Nacho que bueno es verte –los saludos– por un momento creí que no
vendrías. Lamento la tardanza, pero a ultimo momento mi amiga –señaló– tuvo un
arrepentimiento repentino –sonrió– de todas formas pude convencerla –sonrió– ella es
Antonella mi amiga
Ignacio: Yo soy Nacho, y el es mi amigo Demian... Demian ella es Estefanía... la chica de
quien te hable –Estefanía sonrió contenta– siéntense, –ellas lo hicieron– ¿Qué quieren
para beber?
Estefanía: Un refresco para mi –se dirigió a Antonella– ¿tu?
Antonella: Un jugo exprimido estaría bien –sonrió.»
Bendita... o debería decir maldita la hora en que vi a sus ojos por primera vez, ay Dios
Mío. Esos ojos, esos labios... aún siento el roce de su mano sobre mi piel, sus labios
recorrer mi cuerpo, esas noches de placer... No, no puedo, no puedo dejarla ir... debo
buscarla, decir que vuelva, que aun la amo
Tengo su voz clavada en mi subconsciente, sus te amo... las palabras de apoyo, wow.
Cuantos proyectos realizados juntos, aun recuerdo aquel primer encuentro, cuando por
accidente nos chocamos y ella cayó al suelo
«Ignacio: Aay Lo... –ella se cayo, y le clavo la mirada– ¡Ay lo siento! –dijo en perfecto
inglés, los ojos de Estefanía quedaron atónitos por lo que veían– no fue mi intención que
cayeras al suelo –extendió una de sus manos.
Estefanía: No... –se trabo al hablar– te... pre–ocu–pes –le tomo la mano y él la ayudo a
levantarse– ya estoy... bi–en
Ignacio: ¡Lo siento!, –la ayudo a juntar sus paquetes– Venía distraído, pensando en nada
–ambos rieron– no te vi
Estefanía: Ya estoy bien –volvió a poder articular palabras– solo es algo de polvo, no te
preocupes –sonrió– y en las bolsas no tengo nada que se rompa, solo un poco de ropa,
es todo.
Ignacio: Permíteme invitarte un trago –dijo quitándose los lentes– por favor
Estefanía: Claro –respondió amable.
°° En el bar °°
°° Más tarde °°
Estefanía: Y así fue como nos conocimos con Antonella, luego de dos meses nos salió un
trabajando a las dos aquí en Estados Unidos, esto hace ya –hizo memoria– como 2 años
–sonrió nostálgica.
Ignacio: ¿Y qué puedes contar de Antonella?
Estefanía: Pues Nella, –saco una foto de ella de su cartera– es ella –Nacho miró la foto
ella le iba contando– ella tiene 24 años, es Argentina... a los 21 viajo a Inglaterra con sus
padres y termino los estudios de diseño allí, nos mudamos casi al mismo tiempo, yo
estaba haciendo un perfeccionamiento de mi carrera, una beca que me habían otorgado
desde mi Instituto, y bueno allí nos conocimos; en una junta que habían hecho sobre un
tema que no recuerdo, coincidimos y unas palabras que cruzamos nos hicieron ser
amigas.
Ignacio: Que bonita es la historia –sonrió– y que bonita es ella –le devolvió la foto.
Estefanía: Si, lastima que hace seis meses que no quiere salir, no quiere saber nada de
nada, luego de que rompió con su novio hace ya –se rió– ese tiempo
Ignacio: ¡Ouh, que mal! Yo también tengo un amigo con el mismo problema, hace diez
meses que termino con su novia de cuatro año y aun no puede superarlo –miro su reloj–
¡Ay! Como se me paso el tiempo
Estefanía: ¡Ay que pena!, –sonrió avergonzada– la estaba pasando tan bien contigo
Ignacio: Hagamos algo, encontrémonos este sábado y cada uno traiga a su amigo, será
una cita doble, –sonrió– nosotros podemos seguir conociéndonos y quien dice que
nuestros amigos no consigan al amor de su vida –ambos rieron.
Estefanía: ¡Me parece genial! –dijo entusiasmada– toma llámame a este numero y
arreglamos mejor
Ignacio: ¡Claro!, –lo tomo– así lo haré preciosura –saco dinero de la billetera y lo dejo
sobre la mesa, llamo a la camarera– Vamos, te alcanzo
Estefanía: Acepto porque solo estoy a un par de cuadras –sonrió tomando su cartera– no
quisiera ser la razón de tu tardanza»
Quiero quitarte de mis pensamientos y no puedo, ¿Por qué?... Por qué marcaste tanto mi
vida, como hago para desterrarte... por qué opte por lo difícil, y por qué me enamoré de
ti... Hubiese querido saber mi futuro, para no tener que estar como un estropajo por la
casa, dependiendo de mi gente para no matarme... Mi hermana, pobre de mi hermana,
como la trate... deberá llamarla para pedirle disculpas y decir que venga
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«Luego de la cita doble volvimos a encontrarnos varias veces más... casi siempre en cita
doble, pero la mayor parte Demian y Nella se iban siempre antes y nos dejaban solo,
hasta que un día en el departamento de las chicas, aparte a Demian, mientras ellas
hablaban entre sí y le dije
°° Un rato después °°
Antonella: Me ayudas –dijo desde la cocina– a preparar la mesa, mientras los chicos
vuelven con la pizza –no se dio cuenta de que el estaba apoyado en el marco de la puerta
y se dio vuelta se asustó un poco dando un brinco– que rápido eres –ambos rieron– ¿me
ayudas?
Ignacio: ¡Claro! –entró a la cocina– de hecho, yo tengo algo que ver en que ellos dos se
hayan ido juntos –se sentó en una silla.
Antonella: ¡Ah si!, –la miró confundida, arqueando una de las cejas– pero la mesa no se
pondrá sola si te quedas ahí sentado –se dio vuelta y lo tenía detrás suyo– ¡Dios! Tu me
matarás de un infarto, pareces chita moviéndote así
Ignacio: Pues soy de Leo... por lo tanto –sonrió de lado– descendiente de felinos –la
acorralo contra la mesada– soy sigiloso
Antonella: ¿Nacho qué haces? Tu estas con mi mejor amiga... sabes que mal se pondría
Estefanía si entra por esa puerta y nos ve así
Ignacio: ¿Y cuál es el problema? Que se de cuenta de una vez, que es muy... muy...
como decirlo –se alejo de Antonella.
Antonella: ¿Muy que? –dijo algo nerviosa y molesta.
Ignacio: No es para mi... en cambio –se volvió a acercar– tu si
Antonella: ¡Ah! ¡Ah!, –se apartó de él– yo no. Yo estoy queriendo salir con tu amigo
Ignacio: Vamos Demian no es para ti... no es un chico a tu altura
Antonella: –lo miro confundida– ¿Estas insinuando que Demian es poca cosa para mi? –
no respondió nada– pues te equivocas, yo con él nos llevamos muy bien. Estamos juntos
mucho tiempo, además de las salidas dobles... nos vemos todos los días, y si no se animo
–dijo sonrojada– a pedirme que sea su novia, es por su timidez
Ignacio: ¡Dios!, –se rió con fuerzas– olvídate, si Demian no te invito a salir aún es porque
no le gustas
Antonella: –lo miro triste– No me causa lo que dices –se dirigió hacia el comedor– tu estas
diciendo eso, porque quieres tener algo conmigo –se sentó en el sillón– es mejor que te
saques esa idea de la cabeza
Ignacio: –Él se sentó a su lado– Vamos princesita –sonrió– tu me gustas –agrego algo
avergonzado– y mucho. Intentémoslo, Demian no es para ti. Ni Estefanía para mí
Mi bella dama. Mi niña consentida, la reina de mis sueños... porque me has dejado solo
en este mundo... que haré con todas estas cosas, tus regalos... aún tengo muy presente
el día que me dijiste de ese gran proyecto... que haré con la casa ahora, si era para vivir
contigo... debo deshacerme de ella, me traerá malos recuerdos
«Eran alrededor de cinco o quizás seis semanas después de que recién la había
conocido... estábamos en una fiesta organizada por Marcos uno de mis amigos, bastante
intima... como solíamos hacer. Estaba sentada con su vestido rojo corto, sentada
hablando con una de las chicas, la interrumpí... no había ido conmigo y quería arreglar las
cosas con ella. En verdad comenzaba a importarme más de la cuenta... la veía como una
mujer, y no una simple amiga...
Que bien se ven ellos tres, mi amigo si que supo cuidar a su chica. Si tan solo supiera que
hice mal, el porque me dejo de amar de un día para el otro... podría arrancarla de mi
corazón, o quizás recuperarla... ya no me quedan fuerzas.
°° En la sala °°
Demian: ¿Qué sucede mi amor –la abrazó– por qué te has puesto así?
Antonella: Es que me puse mal –llorando.
Demian: Por retar a Aixa –ella asintió– pero no te preocupes, y tampoco te preocupes por
lo que dijo –la beso– son cosas de niñas –ella rió nerviosa– ya si corazón. Te amo
Antonella: Y yo a ti –él la besó, entraron Aixa y Nacho, la niña dijo.
Aixa: ¡¡Tito mida!! –le jalo de sus pantalones– Papy y mamy se queden –corrió a ellos–
sho tamben losh kelosh
«Y pensar que casi cometo una locura aquella noche cuando por accidente había
discutido con Estefanía, y había ido a beber a un bar hasta hartarme... no se como pero
llegue hasta la casa de Antonella, para ese entonces, Antonella había conseguido una
casa, algo antigua a bajo costo y la estaba remodelando de a poco... toque el timbre de su
casa y ella en desabiye me atendió... eran las 5 am
Antonella: Nacho que haces aquí a estas horas. ¿Le paso algo a Teffy! –dijo preocupada.
Ignacio: No –se tomo de la pared– ella esta bien
Antonella: ¡¡Dios Nacho!! ¿Qué hiciste?, –inquirió preocupada– tu estas muy mal. Entra –
lo ayudo.
Ignacio: Solo tome unas copas –dijo riendo ahogado.
Antonella: Si ya veo que tan pocas –cerró la puerta y lo llevo al living.
Ignacio: Discutí con Estefanía –dijo riendo entre lagrimas.
Antonella: ¿Por qué? –se sentó a su lado.
Ignacio: Porque me cela mucho, y ya me estoy cansando –la acarició la mejilla– contigo
no pasaría eso –sonrió.
Antonella: No lo hagas –le quito la mano delicadamente– no vuelvas a hacer lo de aquella
vez. Además estás ebrio. –Tomo el teléfono– mejor llamaré a Demian
Ignacio: No –dijo cortándole el teléfono– se que tu solas podrás
Antonella: Pero... –dijo dudando.
Nacho: Solo tráeme una frazada y algo para que se me baje esta borrachera –le dijo
sonriendo avergonzado.
Antonella: ¡Ok!, –ella subió a la segunda planta y volvió con una frazada– estoy
haciéndote café –lo tapo.
Ignacio: ¡Gracias! –cerró los ojos.
°° Poco después °°
Antonella: Nacho –hablo despacito– Nacho –le acaricio la mejilla– te traje un café
Ignacio: Mmm… –susurro desperezándose– gracias –se reincorporó sobre el sofá, y
apoyo su espalda contra el respaldo y tomó la taza de café– que suerte tiene Demian en
tenerte –le acarició la mejilla y tomó un sorbo de café– que rico, haces muy bien el café
Antonella: Muchas gracias –sonrió– Demian me dice lo mismo. ¿En serio no quieres que
lo llame?
Ignacio: No, tu te la estas arreglando sola muy bien –sonrió cómplice.
Antonella: Hago lo que puedo –respondió tímidamente.
Ignacio: Y lo haces muy bien –le acaricio nuevamente la mejilla y se abalanzó hacia
delante y la besó en los labios.
Antonella: ¿Por qué lo hiciste?, –se tocó los labios.
Ignacio: Por qué me gustas, y comencé a quererte –suspiró– ya no puedo estar mas sin
ti.»
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Una familia así quería formar contigo Teffy, mi Teffy... pero la veo a ella, no Dios que me
sucede... no puedo querer arruinar una familia... Aun recuerdo el día en que Demian, le
propuso casamiento frente a todos en un día de playa... Antonella estaba alucinada,
parece que hubiese sido ayer
«Estaban todos dispersos por la playa... Regina y Nalia cuidaban a sus niños, Regie
estaba embarazada de su segundo hijo, Gastón comenzaba a salir con una de las amigas
de Estefanía; Laureana... ella es de Uruguay, de la edad de Gastón. Demian intentaba
juntar todos, en especial a su novia quien hablaba con su amiga Estefanía cerca de la
orilla del mar.
Antonella: Nacho nos vamos, la nena se durmió –sonrió cómplice– y bueno, Demian esta
cansado también
Ignacio: Pueden quedarse. Hay habitaciones libres –señalo hacia la planta superior.
Antonella: No queremos molestarte –sonrió.
Ignacio: No molestan –dijo triste– no me gustaría estar solo
Antonella: ¡Ok! Déjame preguntarle a Demian si quiere –se fue.
No me puede estar pasando nuevamente esto... debo controlarme, no puede ser que
cada vez que Estefanía me deje, corra a sus brazos... ella es tan importante en mi vida, a
veces me pongo a pensar en que sentía yo realmente por Teffy. Ay claro. Es amor... esa
figura, su dulzura, su sonrisa. Como puedo pensar que amo a Antonella, si en verdad la
amo a Estefanía. En verdad me siento fatal, pero ella me ha ayudado tanto, y tantas
veces
«Eran las 3 de la mañana, no podía dormir... lo que le habían dicho esa tarde no lo dejaba
dormir, alguien le había ido con el rumor de que su novia lo engañaba con alguien mas,
se vistió y se dirigió a la casa de Antonella, la mejor amiga... ella la conocería, sabe si
fuese verdad. Al llegar a la casa toco el timbre, Antonella tardo en atender, pero cuando lo
hizo, Nacho entre lagrimas se desplomo sobre el hombro de ella
°° En la cocina °°
Antonella: –Preparo el café– Tardará un poco, tengo que prepararlo –sonrió avergonzada.
Ignacio: ¡Esta bien! No te preocupes. No tengo apuros –sonrió– eso creo –revoleo los
ojos, actitud que hizo reír a Nella.
Antonella: ¡¡Esta bien!! –dijo sentándose en la silla frente a él– ¿Tu me dirás?
Ignacio: Tu conoces mejor a Teffy, que yo –tragó saliva– ¿La crees capaz de engañarme?
–sonrió triste.
Antonella: –Se rió a carcajadas– Dios mío... ¿me lo preguntas en serio? –vio la expresión
de Ignacio y agrego– ¡Hey! –lo tomo de la cara– Teffy, jamás te engañaría. Ella te ama –le
acarició le mejilla.
Ignacio: ¿Y crees que yo la merezca? Qué sea digno –se paro dándose vuelta de su
amor, cuando... –se interrumpió solo y trago saliva, le clavo la mirada a Nella.
Antonella: –pregunto confundida– ¿Cuándo que Nacho?
Ignacio: –se acerco a sus pies– Cuando me la paso pensando en ti
Antonella: Tu te sientes bien –dijo en forma de broma y le toco la frente.
Ignacio: No es para que me cargues –se paro molesto.
Antonella: No, perdón... es que esto –se callo y lo vio a los ojos.
Por qué me deje llevar, su aroma, su perfume dulce y suave... su piel que se sentía terso
y suave como una rosa de terciopelo... ese entre blanco alemán y tostado latino... era
única, como mi Estefanía. Pero esa noche no pensé en ella, ni en lo mucho que yo lo
amaba... me deje llevar por la pasión reprimida de lo prohibido, pero como pude pensar
en eso, si él era mi mejor amigo, casi mi hermano... pero ni a ella, ni a mi nos importo
nada esa noche... nos dejamos llevar por la pasión, el placer. Y quizás el amor que nos
teníamos, comenzamos a jugar con caricias sobre nuestros cuerpos, besos en nuestras
bocas y las lenguas que ardían de pasión dentro de la boca del otro. Las manos iban bajo
metiéndose entre la ropa del otro, jugueteando con el placer y con lo prohibido... pero no
pudo llegar a nada, ella termino negándose, y yo apoyando sus ideas... era una locura
seguir así, debía volver con mi novia, ella estaba por casarse y con mi casi hermano. Y
me fui, arregle mi ropa y me fui»
Demian: Nos quedamos –dijo sonriente– me dices las habitaciones –Ignacio estaba
ensimismado en el– ¡Hey Nacho! Amigo, que paso...
Ignacio: ¡Ah! –reacciono– lo siento, estaba sumido en... –se interrumpió– en mi tristeza –
sonrió sin ganas– ¿me decías?
Demian: ¡Ay! Amigo... –lo abrazó por un lado– ya no estés así... no hay mal que por bien
no venga –sonrió con compromiso.
Ignacio: ¡Lo siento! No puedo ponerme bien... no ahora –hizo una mueca– ¿Qué me
decías antes?
Demian: –se lo recordó– Sobre las habitaciones, ¿Cuáles son?
Ignacio: Las dos primera del ala derecha, ahí están las cosas que serían para mi primera
hija –dijo con desgana– te las regalo Demian, yo ya no las necesitaré –se levantó.
Demian: De verdad lo siento Nacho –entro en la cocina sin decir nada– nos vemos
mañana
«No puedo volver a casa, tengo que hacer algo antes de que Estefanía se de cuenta que
salí... Dios donde voy.
Permaneció prácticamente estancado en un semáforo por largo rato, hasta que por su
mente se cruzo la idea de ir a ver a uno de sus amigos, su mentor. Marcos, siempre lo
hacía cuando estaba en problemas y este era uno muy grande. Ya eran cerca de las 5:30
a.m.
Ignacio: Marcos.... –golpeó la puerta y tocó el timbre– Marcos, Marcos... –camino por el
frente de la casa viendo si alguien se percataba de su presencia– Marcos –elevo la voz–
Dios Marcos –grito finalmente– necesito hablar contigo –se encendieron las luces de la
casa y la puerta se abrió.
Nalia: ¿Nacho? –dijo confundida– ¿Que haces aquí y a estas horas?
Marcos: ¿Quien es Nali? –se escucho desde adentro.
Nalia: –se dio vuelta– Es Nacho –le abrió paso– ¡Pasa! –Nacho entró preocupada dijo–
¿Paso algo con Teffy?
Ignacio: No, ella esta bien –miro a Marcos– ¿Podemos hablar?
Marcos: Si claro –sonrió– vamos a mi despacho –se dirigió a Nalia– amor prepáranos dos
café, para mi bien cargado; el de Nacho cortado
°° En el despacho °°
Nacho baja de su habitación, no podía dormir, hacía la cocina... se hace un poco de leche
caliente, para conciliar el sueño. Se dirigió a su sala y se sentó en el sillón principal para
ver algo de televisión. Estuvo largo rato solo, cuando en el ‘‘silencio’’ de la noche, escucho
unos pasos suaves bajar por la escalera; se dio vuelta y la vio a ella en camisón con su
bata puesta, que solo cubría sus hombros, puesto que no la tenia atada y dejaba ver su
bonita figura debajo de ella. El camisón era un rosa viejo semi transparente y se podía
traslucir algo de su ropa interior, bajaba despacio las escaleras, pensando que todo el
mundo dormía y no quería despertar a nadie
Tu cuerpo princesa. Que hermoso que es, tu figura, tu contoneo, eres todo una latina.
Tienes el baile en la sangre, estoy seguro de quien es la mujer de mi vida.. y porque me
siento tan culpable, si pudiera retroceder en el tiempo e impedir aquella noche cuando te
hice mía por primera vez
«Ya habían pasado dos semanas, desde el momento en que Nacho se había alejado
temporalmente de Estefanía, desde ese entonces solo había recibido un llamado de él día
siguiente... le había explicado todo lo que sucedía, obviamente una completa mentira, ella
enseguida llamo a su mejor amiga y le había contado lo sucedido. Antonella no sabía
como reaccionar, sentía que había traicionado a su amiga... por eso acudió a una de sus
mas intimas amigas, su segunda confidente, Nalia. Sobre los hombros de Marcos y de
Nalia se cargaba una gran triangulo amoroso, pero ellos siempre se mantuvieron
neutrales, pese a sus sentimientos y la información obtenida. Antonella dos días después
de que Nacho se hubiese ausentado de la vida de Estefanía, ella se dirigió a la casa de
Nalia preocupada para contarle sobre el porque ella creía de la ausencia de él.
Nalia: Nella que sorpresa, amiga –se abrazaron– pasa –se abrió paso– ¿Cómo estas?
Antonella: Algo preocupada –paso y dejo el abrigo en un perchero que se encontraba en
la entrada.
Nalia: ¿Por qué? ¿Qué sucedió? –intento ocultar lo que sabía.
Antonella: –se sentó en el sofá– Creo saber la razón porque Nacho se fue
Nalia: ¡Ay cariño!, –se sentó a su lado– no creerás que se fue por tu culpa
Antonella: –La miro sorprendida– ¿Ya lo sabes?
Nalia: ¿Saber qué?, –gesticulo.
Antonella: No te hagas Nali –dijo triste.
Nalia: Si lo sé. Vino a ver a Marcos la misma noche
Antonella: ¡Ay! No... Marcos lo sabe –dijo preocupado tomándose la cabeza.
Nalia: No te preocupes, él no dirá nada –sonrió.
Antonella: ¿Dónde esta?
Nalia: En su estudio. ¿Quieres que lo llame? –se paró.
Antonella: ¿Nacho esta aquí?, –inquirió asombrada– pero si Marcos dijo que...
Marcos: En verdad –entro a la sala– si sé donde esta. Pero no esta aquí
Antonella: Por favor, Marcos... dime donde esta –suplico con lagrimas en los ojos.
Marcos: Nella, yo a ti te adoro –se acerco a las chicas– pero él me dijo que no sé lo diga a
nadie, necesita estar solo
Antonella: Por favor Marcos –dijo suplicante– necesito verlo
Marcos: ¿Qué es lo que te pasa con Nacho? –inquirió serio, cruzándose de brazos.
Antonella: Nada, quiero hablar sobre Estefanía con él –lo miro extrañada– ella lo necesita,
debe volver
Marcos: Ok –anoto la dirección– espero no entrar en mas problemas –le dio el papel.
Antonella: Gracias Marcos –suspiro y apretó contra si el papel– lo estoy haciendo por
Teffy –sonrió triste– y por Demian quien esta preocupado –suspiro nuevamente.
Nalia: ¿Y por ti?, –pregunto cómplice– ¿No lo harás?
Antonella: ¿Por mi?, –dijo nerviosa– ¿Por qué lo haría por mi? –Marcos miro fijo a Nalia.
Nalia: –la abrazo– no me hagas caso –sonrió– ahora ve a buscarlo
Antonella: Gracias de nuevo –se dispuso a salir y antes de hacerlo les dijo– si llama
Demian díganle...
Marcos: Que no te vimos –sonrió cómplice– no te preocupes, te cubriremos –les sonrió y
salió de la casa.
Antonella salió de la casa de los Sonchard, arranco su auto y se perdió por el camino en
búsqueda de Nacho. El camino no fue demasiado largo, pero si se hizo pesado... su
cabeza dio vueltas y no sabía que era lo que iba a pasar cuando se vieran, Nacho tuvo
que irse para no hacer algo que perjudicará a personas que eran importantes para ellos.
Que pasaría si se volviesen a ver, que le diría, cual sería la excusa que le daría. Muchas
preguntas rondaron su cabeza. Y llego el momento en que debía enfrentarlo, lo hizo por
inercia, bajo del auto y subió al departamento que Marcos tenía y no usaba. Al llegar al
piso se paro delante de la puerta, titubeo un poco antes de tocar el timbre, pero decidió
hacerlo. Nacho al abrir la puerta se sorprendió al ver quien estaba del otro lado, estaba en
bata y secaba con una toalla azul su cabello
En el momento en el que ella va a cruzar la puerta, Nacho la tomo fuerte del brazo y la
detuvo, mientras que ambos quedaron mirándose a los ojos. Pudo impedirlo hacía dos
noches atrás... pero no ahora, sus miradas eran muy fuerte, se deseaban.... se
necesitaban y para ser honestos, ya no le importaba el mundo, ni Demian, ni Estefanía, ni
que pensarían sus amigos si se enterasen, se dejaron llevar por la pasión que habían
reprimido noches atrás.
Nacho cerro la puerta y la empujo hacia adentro tomándola de la cintura y haciendo que
ella se estremeciera, los brazos de ella se enredaron en su cuello, y sus bocas
comenzaron a besarse, su lenguas llenas de fuego se entrelazaron y ambos cayeron
sobre el sofá de la sala. Él sobre ella, Nacho comenzó a bajar y subir sus manos sobre la
figura de ella, encendiéndola con cada caricia, su respiración iba acumulándose
atragantada en los pulmones y en la garganta, sentían lo prohibido, el deseo reprimido...
él la tomo de la mano y la llevo al dormitorio, la recostó sobre la cama como lo que el
deseaba tener en su vida, una princesa... se recostó sobre ella desabrochando su bata y
quedando desnudo a sus ojos.... quito la blusa de ella y desabrocho el pantalón de
vestir.... y así poco a poco quedaron desnudos debajo de las sabanas, las caricias hacían
que la temperatura subiera en sus cuerpos, los gemidos se agudizaran, y la respiración se
dificultará con cada roce de las manos sobre su piel. Besaron todo su cuerpo, lo
acariciaron lo desearon. Nacho no perdió tiempo en hacerla suya, recostado sobre ella
tomo su barbilla le dio un suave beso en la comisura de los labios en el mismo momento
que la penetraba, ella entrecerró los ojos y disfruto el momento. El ritmo comenzó a subir,
a acelerarse como la respiración, los latidos y los gemidos, que eran cada vez mas y mas
fuerte... sintieron un escalofrío por la espina dorsal de ambos que llego hasta sus sexo y
termino en un gran estallido de placer que los inundo a ambos por todo su cuerpo y alma.
Nacho se recostó a un lado y la coloco a ella sobre su pecho, sin querer entre caricias se
durmieron»
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Capitulo V: Es ella
Ignacio: Como tardaste en encontrar el agua –sintió alguien que se sentó a su lado.
Antonella: Me hice un poco de café, por eso tarde –ambos rieron.
Ignacio: ¡Ouh!, hubiese querido que me lo preparases tu –le clavo la mirada.
Antonella: Si quieres voy por mas –le dio el suyo.
Ignacio: ¿Segura? –sonrió.
Antonella: ¡Claro! –fue por mas, y cuando regreso se sentó a su lado– ya esta
Ignacio: Gracias –tomó un sorbo– como adoro tu café
Antonella: ¡Muchas gracias! –sonrió.
Ignacio: Estas preciosa –le acaricio la mejilla.
Antonella: Nacho, puede bajar Demian y no me lo perdonaría nunca
Ignacio: Solo te acaricie la mejilla –elevo una ceja.
Antonella: ¿Y por qué no podías dormir? –tomo un poco de su café.
Ignacio: Porque me siento mal y no conciliaba el sueño –dijo triste– mi cabeza, da vueltas
y vueltas en varias direcciones –suspiro fuerte.
Antonella: ¡Ay Dios!, –lo abrazo– como puedo ayudarte corazón –se aparto sonrojada–
¡Lo siento! No quise decirte eso
Ignacio: Te amo –dijo con lagrimas en los ojos.
Antonella: No, tu no me amas –se paro– tu amas a Estefanía
Ignacio: Nos estamos engañando, nos engañamos desde el momento en el que nos
gustamos
Antonella: Yo... –titubeo nerviosa– yo amo a Demian, y tengo una familia con él
Ignacio: Por favor –dijo moviendo las manos– no te mientas yo sé que me amas, y creo
mas de lo que yo te amo a ti
Antonella: No estés tan seguro de eso Ignacio
Ignacio: ¿Estas enojada? –dijo asombrado– nunca me dices Ignacio, al menos que estés
enojada
Antonella: Si –se alejó de él– estoy enojada –frunció su ceño.
Ignacio: Pero no te enojes princesita –se acercó y la abrazó por detrás.
Antonella: No me toques –dijo alejándose.
Ignacio: Te amo –la volvió a abrazar– y te necesito... si bien adoraba a Estefanía, tu
nunca saliste de mi, en mas te fuiste metiendo cada vez mas profundo en mi corazón
Antonella: Nacho no –se dio vuelta quedando enfrentados– no está bien
Ignacio: No esta bien no amarnos como queremos
Antonella: Tengo una hija con Demian, Nacho... tengo una familia formada, y adoro a
Demian
Ignacio: Pero no lo amas
Antonella: Esto esta mal –dijo soltándose– me voy a dormir
Ignacio: No te vayas –se lo impidió tomándola de su muñeca.
Antonella: ¡Basta Nacho! –exclamo casi llorando.
Ignacio: ¿Por qué? Yo te amo y te necesito
Antonella: No, no es verdad –dijo dolida.
Ignacio: Si lo es –dijo casi llorando, Aixa apareció llorando al final de la escalera.
Aixa: Mamy motruo –dijo llorando.
Antonella: Mi cielo –camino hacia ella.
Aixa: Motruo comia mi –explico llorando acongojada.
Antonella: No mi amor, nadie te comerá –la abrazo con fuerza.
Ignacio: Si ella fuera mía –dijo triste– todo sería distinto –hubo un silencio incomodo– y
pensar que le pondría Aixa a mi hija, bueno a nuestra hija, de Tefy y mía –comenzó a
llorar ocultando su cara entre las manos y se desplomó en el sofá.
Aixa: Puke shora el tito Nacho
Antonella: Porque –le dijo al oído– extraña a la tita Estefanía
Ignacio: No le mientas a la nena –exclamo entre lagrimas.
Aixa: Mamy, no miete tito. Esha te kede musho –se acerco– y si esha dishe que tañas a la
tita Nella, puke no bucash
Ignacio: Ven aquí –la abrazo con fuerza y Nella se puso a llorar.
Antonella: Aixa es tuya –exclamo sin fuerzas, se sentó en el sofá y dijo entre dientes–
Aixa si es tu hija Nacho –se paró y se fue corriendo a la cocina.
«Luego de un largo día de trabajo en el estudio Antonella se fue lo mas rápido que pudo a
la casa de su amiga Nalia, no tenía a mas nadie que contarle esa noticia... estaba
embarazada iba a ser mamá y las cuentas daban que el padre era Nacho. Nella se bajo
del auto y se dirigió a la casa
No puede ser mía, porque no me lo dijo antes. Es tan parecida a mi, pero tiene tanto de
ella... su color, su calidez, esos cabellos son igual a ella... Es tan hermosa como ella, y es
mía, de seguro Demian debe saber, maldita sea tanto tiempo ocultándome a mi hija
«Eran las 11 de la mañana... todos se prepararon para la boda, los chicos se prepararon
en casa de Demian y las chicas en la casa de Antonella. Tenía que intentarlo por última
vez, o resignarse para siempre. Antes de ponerse la ropa de boda, le aviso a Marcos que
lo cubriese y se dirigió a la casa de Antonella. Sabía por donde entrar sin que nadie lo
descubriese y llegar al dormitorio principal donde se preparaba Antonella, en el momento
en el que llego, Nalia estaba junto a Antonella en el dormitorio
Antonella: ¿Nacho que haces aquí? –ella estaba en bata, y Nali le coloco unas
extensiones.
Ignacio: Necesitaba verte –dijo triste.
Antonella: Nali déjanos solos por favor
Nalia: ¿Segura? –ella asintió con la cabeza– te doy 15 minutos Nacho cuando vuelva, no
quiero verte aquí –salió.
Ignacio: No te preocupes –sonrió triste– serán solo un par de minutos –ella se fue.
Antonella: ¿Qué quieres? ¿Para que viniste? –se paró y cerro la puerta con llave– no me
mires así, no quiero que nadie entre y te encuentre aquí. Denisse esta dando vueltas por
aquí
Ignacio: ¡Ok! La haré corta –suspiro profundamente– no te cases
Antonella: ¿Es todo?, –él asintió con la cabeza– vete y dile a Nali que venga –abrió la
puerta.
Ignacio: Te amo Antonella –se acerco a ella– no te cases, sé que me amas también.
Nosotros –ella lo corto cerrando la puerta de nuevo.
Antonella: Que tu y yo hayamos estado hace una semana y pico atrás juntos –suspiro– no
significa nada
Ignacio: No fue la primera vez Antonella
Antonella: Tómalo como una despedida
Ignacio: No me dejes –dijo con algunas lagrimas en los ojos– yo te amo
Antonella: No –se acercó a él y secó las lagrimas– tu amas a Teffy, y yo a Demian –se
interrumpió para luego proseguir– además estoy embarazada de él –forzó una sonrisa.
Ignacio: ¿Estas embarazada de Demian?
Antonella: Si –dijo seca y sin mirarlo– ahora vete, te deben andar buscando en la casa de
Demian
Ignacio: No te olvides que te voy a amar siempre –le dio un beso y salió de la habitación
sin que nadie lo viese, Antonella se sentó en la cama y se largo a llorar.»
Antonella: Creo que me iré a dormir, pero antes llevaré a Aixa al cuarto –se levantó y fue
a alzar a la nena cuando Nacho le dijo.
Ignacio: ¿Puedo? –pregunto tímidamente.
Antonella: ¡Claro! –se corrió a un lado– despacito –Nacho la alzo y ambos subieron.
Demian observo la escena, pero sin que ellos lo viesen.
°° Al día siguiente °°
Antonella se despertó y fue a ver a su hija al cuarto, volvió adonde estaba durmiendo su
marido, Demian. Preocupada le dijo
°° En la cocina °°
Antonella: Aixa, cariño... estas aquí –antes de que saliera encontró una nota sobre mesa–
‘‘Mamy, salí con el tito Nacho, regreso pronto’’ te ama Aixa –apreto el papel contra su
pecho y salió desesperada de la cocina.
°° En la sala °°
Demian: No esta amor en el patio –la vio salir de la cocina– y veo que en la cocina
tampoco
Antonella: No –respondió molesta– ¿Dónde se la llevo?
Demian: ¿Quién?
Antonella: Encontré este papel. Nacho se la llevo –dijo casi apunto de llorar.
Demian: De seguro... –entraron por la puerta Aixa con un gran peluche y Nacho
ayudándola, también tenía unas cuantas bolsas– ahí están –dijo sonriente.
Aixa: Papi, mamy –salió corriendo soltando el oso– vovimosh
Antonella: ¿Dónde te habías metido? –la alzo en brazos algo enojada.
Aixa: Tito Nacho me llevo de compash –sonrió mirando a su oso, ella la bajo– Papy mida
–sonrió y lo tomo de la mano para acercar el oso– es gandeee –lo abrazo.
Demian: Eso veo –sonrió– ven te ayudaré a llevar todos tus regalos –cargo las bolsas y el
oso, subió ayudado con la nena.
Antonella: Que pedazo de idiota se le ocurre llevar –luego de que se fueran Demian y
Aixa, irónicamente– a una nena de 3 años sin avisarle a sus padres –agrego sarcástica–
¡Oh Si!... a ti –grito.
Ignacio: ¡Para! ¿Qué te sucede?, –dijo extrañado– solo la lleve de compras y además
deje un aviso en la mesa de la cocina
Antonella: Si, –le dio el papel pegándole el pecho– toma tu maldito papel –dijo con ira– no
vuelvas a hacerlo Ignacio, nunca mas –se dio vuelta para irse.
Ignacio: No me amenaces –dijo serio– ella es mi hija también –sonó el celular de Demian–
¿no atenderás? –ella lo miró, miró el celular y atendió.
Antonella: ¡Hola!, –nadie hablo del otro lado– hola, hablen –corto– maldita sea cortaron –
Demian bajo.
Demian: ¿Sonó mi celular? –dijo bajando las escaleras.
Antonella: Si amor pero cortaron –se lo entregó– ¿la nena?
Demian: Arriba –vio sus rostros– ¿pasa algo?
Antonella: No cielo –sonrió forzada– subiré a ver a la nena, espero que no este lastimada
–subió las escaleras.
Ignacio: Ella esta bien –dijo enfadado– ¿Qué clase de demente crees que soy?, –entro a
la cocina.
Demian: ¿Alguien me puede explicarlo que sucede?, –sonó su celular, Antonella
desapareció en la planta superior y Nacho en la cocina– ¡Hola!
Estefanía: ¿Dónde te habías metido?
Demian: Estaba con mi beba. Solo tarde unos segundos del momento en que me
mandaste el mensaje al vibrador
Estefanía: ¿Qué hace tu mujer con el celular tuyo?
Demian: Lo olvide aquí abajo
Estefanía: ¿Podemos vernos?
Demian: Es peligroso Teffy –dijo dudoso, Nacho escucho el nombre– no lo sé
Ignacio: Mi Estefanía, es Estefanía
Demian: No puedo seguir hablando –dijo al ver a Nacho.
Ignacio: Dame eso aquí –le quito el celular– Teffy, Estefanía... ¿mi amor, eres tu?
Estefanía: Si, –se la escucho resignada– soy yo Nacho. ¿Cómo estas?
Ignacio: Como quieres que este. Destrozado –se dejo caer en el sofá– vuelve, hablemos.
Aunque sea por ultima vez
Estefanía: ¡Ok! Iré para allá. Iré a verte. ¿En dónde estas?
Ignacio: En casa
Estefanía: ¡Ok! En un rato estaré allí
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Las horas para Nacho, no pasaban más desde que ella lo había dejado, y tampoco podía
encontrarle sentido a su vida... hasta el momento en que se entero de que tenía un ser
chiquito a quien cuidar y a la persona que realmente amaba, aunque está nunca le
correspondiera su sentimiento. Quizás siendo el ‘‘tito’’ Nacho y el mejor amigo de Demian
podría estar cerca de sus amores, pero porque no podía quitarse a Estefanía de la
cabeza, ni del corazón. Como podía suceder que amase a dos mujeres, pero es que ellas
movían muchas cosas y distintas, muy distintas dentro de él.
«Ay Teffy muero por verte, gracias por haber aceptado volver… por darme una segunda
oportunidad, lo que debo contarte no se si podré vivir solo con eso, tengo una hija, no…
no puedo decirte eso ahora, tengo que callar. Ella no puede saberlo... aun»
Demian: Nacho, quédate quieto, pareces fiera enjaulada caminando en redondo –dijo
incomodo por la situación.
Ignacio: No puedo –caminando en círculos o de un lado al otro.
Antonella: ¿Qué no puedes? –bajo las escaleras con la nena en brazos.
Demian: No puede quedarse quieto –dijo sonriendo– acaba de llamar a mi celular
Estefanía –Antonella le clavo la mirada interrogándolo– se lo di por si necesitaba algo,
eres su amiga
Antonella: ¿Era ella recién? –se acercó a él y bajo la nena.
Demian: No sé, creo que si
Antonella: Si, –hizo muecas– ya veo la amiga que soy –agrego entre dientes sentándose
en el sofá– que no me habla –lo miro a Nacho– entiendo que haya llamado, pero ¿Por
qué tan nervioso?
Demian: Viene para aquí
Antonella: Demian le pregunte a Nacho, déjalo contestar a él –dijo algo enfadada– tu y yo
luego hablaremos –tocaron el timbre de entrada.
Ignacio: Es ella –salió disparado como bola de cañón para abrir la puerta, Nacho no
escucho mas que los latidos de su corazón por aquel momento tan importante para él,
latidos que disminuyeron al abrir la puerta– ¡Ah! Eran ustedes –exclamo desganado
abriéndose paso– ¡pasen!
Marcos: Si nos recibes así, nos vamos
Antonella: Es que espera a Estefanía –dijo sentada en el sofá.
Marcos: ¿A Estefanía, que viene para aquí? –inquirió entrando con su niña en brazos.
Ignacio: Si, viene para aquí –saludo a Nalia– Hola ¿Cómo estas?
Nalia: No tan exaltada como tu, pero bien –sonrió.
Aixa: Tita Nalia –dijo pegándose a su falda.
Nalia: Hola pequeña –la alzó y se acercó al resto– Demian, Nella ¿Cómo están?
Antonella: Bien ¿Y ustedes? ¿Y tu embarazo? –Aixa pasa a los brazos de Marcos.
Nalia: Creciendo –se tocó el abdomen, y se sentó en el sofá– así que viene Estefanía
para aquí –Nacho no presto atención a las palabras asintió por inercia y entro a la cocina.
Antonella: Male –sonrió viendo a la nena– vamos a jugar con Aixa al jardín –Malena
asintió con la cabeza y salieron al patio junto a Marcos.
Unos pocos minutos después llego Gastón a la casa y se unió a las nenas en el jardín,
Nalia conversaba con Demian en la sala y Nacho solo observaba ido desde la escalera
donde se encontraba sentado, un timbrazo lo saco de su ensimismamiento
«Eran por las fechas de navidad, Antonella ya se había casado hacía dos meses, Nacho
estaba por comprometerse con Estefanía, pero terminaría con una historia antes... sin
querer darse cuenta que se metería mas de lleno en la historia con el paso que iba a dar.
Eran cerca de la medianoche, del 18 de diciembre... Antonella estaba sola en la casa,
Demian estaba grabando su CD solista, aprovechaba la noche para el día grabar con los
chicos, tenía mucho trabajando. Nacho se dirigió hacia la casa que ellos compartían. Al
bajar del auto se dirigió a la puerta y toco el timbre, Antonella pensando que era Demian
que había regresado abre la puerta sin mirar
Antonella: Creí que estarías afuera toda la noche –se abrochó la bata y entró a la cocina.
Ignacio: Lamento decepcionarte –cerró la puerta y la siguió, en la cocina le habla– pero no
soy tu marido –ella volteo sobresaltada y al verlo se quedo mas aliviada.
Antonella: Dios que susto me diste nene –se agarro el pecho con la mano derecha–
¿Perdón? Pero no deberías estar con Estefanía –dijo aun asombrada por su visita a esas
altas horas de la noche.
Ignacio: Quise terminar algo antes, puesto que en una semana le pediré matrimonio a
Estefanía –ella lo miró sorprendida y siguió– no me mires así, tu te casaste y me cerraste
toda posibilidad contigo
Antonella: Y que querías que hiciera, lastimar a dos personas muy importante para mi –lo
miro arqueando una ceja– ¿Quieres algo para tomar? –dijo dándose vuelta para servirse
un café.
Ignacio: Si quieres puede servirme uno a mi también –sonrió algo triste.
Antonella: Aquí tienes –le dio el que había servido ya– siéntate o piensas seguir creciendo
todavía –ambos rieron.
Ignacio: No, no creo que siga creciendo –dijo con una sonrisa animada se sienta.
Antonella: Pues tu me dirás –dijo sentándose en frente suyo revolviendo el café.
Ignacio: Vine a terminar lo nuestro –dijo serio.
Antonella: De que nuestro me hablas Nacho –dijo extrañada– la ultima vez que estuvimos
fue...
Ignacio: Hace dos semanas Antonella, no te mientas –dijo cortándola seco.
Antonella: Igual, eso fue una estupidez que sucedió porque... no sé –dijo algo nerviosa.
Ignacio: Así que no me vengas con que no querías lastimar a nadie, porque si Demian se
enterase
Antonella: Ni se te ocurra –dijo preocupada cortándolo– no se te ocurra contarle –tomo
nerviosa un poco de café.
Ignacio: De mi boca no saldrá nada –le dio un sorbo a su café– te dije alguna vez lo rico
que preparas el café –ella negó con la cabeza– pues es muy rico, me encanta... ni fuerte,
ni suave... es muy rico de verdad –volvió a tomar sonriendo.
Antonella: Muchas gracias –dijo apenada– y bien –suspiro fuerte.
Ignacio: Y bien nada Nella, me empujaste a hacer algo que yo no quiero –dijo triste.
Antonella: ¿Yo?, –el asintió– yo no te hice nada
Ignacio: ¡Exacto! Porque tu me has dejado en la nada
Antonella: Entiéndeme a mi Nacho, tu crees como iban a tomar Demian y Teffy si
nosotros decíamos que no queríamos estar con ellos y luego estaríamos enredados
nosotros
Ignacio: Es que a mi eso no me importa, yo a Estefanía no la amo
Antonella: Pero yo a Demian si –suspiro fuerte cerrando sus ojos para sostener la mentira.
Ignacio: Una última noche –dijo cabizbajo, suplicante.
Antonella: No, Ignacio... ¿Quién te crees que soy yo, eh? –dijo algo enfadada.
Ignacio: La mujer que amo, y esto lo hago por ti
Antonella: ¿Por mi?, –se rió sarcástica– Tu dices que me amas y te casarás con otra, eso
es hacer algo por mi
Ignacio: Si, porque no puedo tenerte. ¿Por qué elegiste a alguien mas aun cuando en tus
ojos se refleja el amor por mi?
Antonella: No, basta de decir eso... de decir que yo te amo. Si yo me acosté contigo fue
por simples ganas, y porque a veces uno no sabe lo que hace. ¿Quieres tenerme una vez
más?, –grito– pues me tendrás –se quitó la bata, debajo tenía un camisolín blanco con
encaje– tómame –cerró los ojos y se le cayó una lagrima.
Ignacio: Así no –se levantó y salió de la sala.
Antonella: ¿Y a ti que te pasa?, –se coloco nuevamente la bata y lo siguió, lo dió vuelta
con fuerza y quedaron mirándose a los ojos– ¿No era que querías tener relaciones
conmigo por ultima vez?, –se notó el enojo y la decepción en sus ojos– pues porque no
haces lo tuyo y te vas
Ignacio: Antonella, así no –repitió triste– yo te amo, y quiero hacerte el amor por ultima
vez, antes de cometer una locura –se le llenaron los ojos de lagrima.
Antonella: No llores –se le partió el alma con cada una de las palabras que el decia– yo
no te estoy obligando a nada, yo no te dije comprométete con Estefanía
Ignacio: No me has dejado opción –se encogió de hombros– te casaste con un hombre
que no amas –sin dejarla hablar– ahora hablaré yo –ella suspiró y lo dejó seguir– te amo y
no eres capaz de jugarte por mi. Estefanía si se jugaría por mi, siempre –ella bajo la
mirada– no puedo creer que distintas son –movió sus manos– solo me dejaste la opción
de aferrarme a lo único seguro que tengo –agrego con pesar– Estefanía, es lo único que
tengo, porque –continuo con enorme tristeza– tu me dejaste hace tiempo ya, aunque
hayamos estado juntos hace muy poco –se dio vuelta para dirigirse a la puerta.
Antonella: Espera
Ella se acerco y le dio un dulce beso en los labios, que los llevo a hacerse suyos durante
casi toda la noche. Tomo su cintura entre sus brazos apretándola contra su cuerpo tibio,
Antonella dejo escapar un leve suspiro en acuerdo a aquel movimiento, sus bocas se
entrelazaban como sus lenguas y sus brazos, caminaron hacia la escalera donde ella
perdió la bata que traía puesta, subieron las escaleras sin dejar de sentir su piel, sus
besos, sus ansías por hacerse del otro. Caminaron como pudieron hasta la recamara,
entre sonrisas besos, y abrazos, caricias en el cuerpo sobre la ropa, en la cara. Llegando
a la puerta del cuarto Nacho perdió su camisa, quedando en cuero para ella, sentía los
latidos del corazón que salían del pecho de él, su cuerpo trabajado, era el paraíso para
ella, sus latidos comenzaron a avanzar como lo hacían sus pasos dirigidos hacia la cama,
una vez dentro del cuarto Nacho recostó sobre la cama delicadamente a Antonella, como
si se tratase de una pieza preciosa y muy cara, paso su mano por detrás de la espalda de
ella estrechándola contra su pecho, haciendo que sintiera su respiración sobre el cuello, la
beso hasta el lugar mas recóndito de su cuerpo, gozando con cada beso... en los juegos
de cama fueron acomodándose y despojándose de la ropa que poseían hasta quedar
desnudos debajo de las sabanas, Nacho se acomoda complacido entre sus piernas, para
hacerla suya, la sonrisa de ella no demostraba desencanto, ni obligación... y quizás en
sus ojos decía que no se alejará, pero el compromiso con Demian era mas fuerte. La hizo
suya una y otra vez mientras pudo, se sentían en el cielo, el paraíso... sus orgasmos
fueron consecutivos debajo y fuera de esas sabanas, disfrutaban completamente el estar
juntos y el mundo no existía... luego de casi toda una noche de amor, ella le pidió casi
suplicante que se fuera... él se vistió, ella también y lo acompaño hasta la puerta, el montó
su auto y se fue, ella quedo en la puerta mirando como el auto se perdía en el horizonte y
entre sus lagrimas.»
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Capitulo VII: Lo sabía
Antonella: ¿Como esta Demian? –le preguntó a Marcos que salía de la habitación.
Marcos: Se quedo dormido –suspiro– se ve que los tranquilizante le hicieron efecto muy
pronto
Antonella: Pasaré a verlo –abrió la puerta.
Ignacio: ¿Nella podemos hablar? –apareció con una bolsa de hielo sobre su ojo
izquierdo– por favor –vio su cara de molestia.
Marcos: Ve Nella –dijo cabizbajo– yo cuidaré de Demian, si se despierta, te llamo
Antonella: ¡Ok!, –soltó el picaporte– gracias Marcos
Ignacio: Vamos al parque
ºº En el parque ºº
ºº Dentro de la casa ºº
Demian: Creo que es momento de que siga con mi vida –dijo triste, en ese momento
entraron Nalia y Marcos con Aixa.
Aixa: Papy –se le pego a la pierna, el la alzo en brazos– papy puedo id a complad
cadamelosh con losh tios
Demian: Pregúntale a tu mama –dijo bajándola– papy debe irse –le dio un beso triste.
Marcos: ¿A dónde irás?
Demian: A seguir con mi vida –agrego casi llorando.
Aixa: Papy no llodes –lo abrazo por la pierna.
Demian: No –la alzo en brazos– papy no llora –la nena le seco las lagrimas, y la bajo en el
momento en que Nacho y Antonella entraron abrazados.
Antonella: Bebe –se arrodillo y la nena corrió hacia ella, ella se incorpora alzándola.
Aixa: Papy etaba llodando –dijo triste– y sho no kelo que papy llode –se escondió en el
hombro de Antonella y comenzó a llorar.
Antonella: No, mi vida –la abrazó fuerte– papá no llora –le tomo la carita para que lo vea–
¡Ves! –Demian sonrió– papy esta sonriendo
Demian: Ven aquí –la alzo desde los brazos de Antonella– papy esta bien, no estaba
llorando... solo le había entrado tierrita en los ojos –le habló suavecito– como aquella vez
que estábamos en la carretera con mamá y a ti se te metió tierrita en los ojos y
comenzaste a llorar porque te ardían los ojos –la nena asintió– bueno a papy le paso lo
mismo ahora
Aixa: Pero aquí no hace tierra
Demian: Pero papy tenía la tierra de antes
Aixa: Pedo shoplal ojos, pada que she te pashe
Demian: ¡Claro! –abrió los ojos y el acto que hizo su hija, le hizo llenar los ojos de
lagrimas no solo a él, sino a todos los presente en la lugar– ya esta –la abrazo fuerte
contra él– ¡Gracias princesita!, –la nena volvió a los brazos de la madre– quédate con
mamy, que papy debe hacer muchas cosas –la nena asintió y hundió su cabeza en el
hombre de la madre– yo luego paso por las cosas que me pertenecen
Antonella: ¿Te vas en serio?
Demian: Si, no le encuentro sentido a quedarme
Antonella: ¿Tienes donde quedarte?, –la miro a Estefanía– que pregunta no –elevo las
cejas– tu sabes que esta casa siempre tendrá la puertas abiertas –el asintió– cuídala, si –
le dijo a Nacho– a las dos –Nacho asintió– vamos Estefanía
Estefanía: Si vamos –se dirigió hacia la puerta sin saludar a nadie.
Demian: Nos vemos –se dirigió detrás de Estefanía, Antonella bajo a Aixa y antes de
cruzar la puerta la nena corrió hacia su padre.
Aixa: Papá –ella llego a el, el la alzo y la abrazo.
Demian: Adiós mi princesita, no te olvides que papy te ama si
Aixa: Sho tamben amo a papy –lo abrazo con fuerza y se bajo corriendo a la madre.
Demian: Nos vemos –Antonella lloro al sentir a Aixa aferrarse a su pierna mirando como
el padre se iba.
Nalia: Bien, Aixa –se arrodillo frente a la nena– ven con la tía vamos a abrirte un
chocolate para que comas –la nena corre a ella.
Antonella: No Nali, por favor... antes de la cena no –se seco las lagrimas.
Nalia: Yo solo quiero distraer a la nena –la tomó de la mano.
Antonella: Dije no –repitió seca y autoritaria.
Nalia: ¡Lo siento!, –bajo la mirada– solo quiero ayudar como pueda –suspiro.
Marcos: Antonella deja que Nali se encargue de la nena por hoy
Ignacio: Yo iré con ella
Aixa: Si tito Nacho, mamosh a vel mi pieza y la del bebe –le estiro los brazos a Nacho.
Ignacio: ¿Bebe? –miro a Antonella.
Antonella: Si, estoy embarazada –bajo la mirada.
Ignacio: ¿Y de quien es?
Marcos: De Demian obviamente –agrego con superioridad.
Antonella: No Marcos –lo miro a la cara– también el bebe que tengo en mi vientre es de
Nacho –se tocó el abdomen.
Marcos: ¿Cómo? –pregunto asombrado.
Nalia: Marcos –bajo la nena– mejor vayámonos
Ignacio: Acompáñame arriba con la nena Nalia
Nalia: ¡Si claro! –tomo la cartera y lo siguió a Nacho quien tenía en brazos a Aixa,
Antonella entro a la cocina y Marcos la siguió.
°° En la cocina °°
Marcos: ¿Cómo pudiste Nella?. –entro a la cocina, Antonella se sirvió agua en un vaso.
Antonella: ¿Cómo pude que?, –se dio vuelta apoyándose sobre la mesada levemente–
¿Cómo pude engañar a Demian, o cómo pude ocultarle la hija a Nacho, cómo pude volver
a quedar embarazada de Nacho –agrego sarcástica– o quizás cómo pude enamorarme
de Nacho, Cómo pude ocultarle la verdad a todo el mundo? –se le asomaron lagrimas en
los ojos– ¿Cómo que Marcos? ¿Cómo pensé –elevo la voz– en no hacer sufrir a nadie, y
a pesar de derrumbarme en silencio cada día, calle? ¿Cómo que Marcos? ¿Cómo que? –
comenzó a llorar.
Marcos: No intento juzgarte, niña –se acercó a ella y le secó las lagrimas– intento
entenderte –acaricio su cabellera– ¿Por qué y cómo pudiste hacerlo?
Antonella: No lo sé –se sentó abatida en una silla– solo me salió, intente hacer lo mejor
para todos, y estoy equivocada... estuve muy equivocada, ¿no?
Marcos: Ven aquí –estiró los brazos, ella se levantó y va hacia él– tu hiciste lo mejor que
creías. No voy a justificar tu comportamiento, cuando me entere de lo tuyo con Nacho
sabes lo que te dije, y no es necesario repetir las cosas, pero deben comenzar una vez
mas... todos, Demian con Estefanía, tu con Nacho y tus hijos, como debía de ser en un
comienzo, como debió ser siempre –la abrazó– solo tenme presente para lo que
necesites, tu sabes que yo estaré siempre
Antonella: Gracias Marcos –lo abrazo también.
Prólogo
La vida sabe dar vuelcos terribles, sientes que pierdes todo lo que tenías... y no disfrutas
de lo que esta por venir o de lo que te quedo... Somos tan ciegos que no logramos
observar lo que tenemos alrededor... y nos toma tiempo darnos cuenta de donde esta
nuestra felicidad.
Antonella y Ignacio se dieron cuenta a tiempo de que la felicidad estaba junto al otro y no
con sus parejas actuales... estaban amándose a escondidas por cometer errores en el
pasado, y seguían cometiéndolos... pero se dieron cuenta a tiempo de que debían parar la
situación y replantearla.
Estefanía y Demian se fueron a vivir juntos a meses de comenzar a salir libremente, están
comprometidos y se casarán en poco tiempo.... viven en el estado de Florida. Ignacio y
Antonella tuvieron un varón llamado Marko Dylan, Aixa esta mas grande y muy feliz de
estar con su hermano, con el tiempo llamo a Nacho papá... Antonella y Ignacio también
están comprometidos y cada uno sigue con su respectiva carrera.
A veces hay que pasar por tormentas muy fuertes para darse cuenta del verdadero amor
que existe entre dos personas... pero cuando el momento pasa, todo se olvida y se sigue
adelante... a veces porque se desea, muchas otras por no tener otra opción.