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Apariencias -Ausencia de amor-

Capitulo I: El día que te conocí

Fue una locura... permitir que ella salga de mi vida, como permití que la mujer que iba a
casarse conmigo se fuera así porque si detrás de otro hombre... un perfecto desconocido,
cuando habíamos invertido, soñado y pasado nuestros últimos cuatro años de vida
juntos... no era justo; la vida solía golpearme una y otra vez, primero me quito a mi
hermana, luego a mi mejor amigo... ahora al amor de mi vida, no sé si podré vivir ya no
me interesa hacerlo. Todo por lo que vivía se fue hace días por esa puerta.

: ¿Te sucede algo?


: No, nada –salio de su ensimismamiento.
: Y entonces, ¿Por qué tu carita? –dijo con una gran sonrisa– vamos hermanito,
ella no te merecía. Jamás llegarían a nada –le sobó la espalda– no vale la pena llorar por
algo perdido, recuerda que aun tienes a tus tres sobrinos, Ian, Markus, y Karen ... sin
contar los tuyos de sangre –volvió a esbozar una sonrisa– y tu aijada, la hija de Demian y
Nella
: Si todo es absolutamente hermoso, pero ella me hace falta
Geraldine: Vamos enano, no te pongas así. Se que la amabas.
Ignacio: Aun.... –dijo en seco– la amo, más que a mi vida
Geraldine: Pero ella se fue te dejo por alguien mas. Ella no te ama Nacho, no puedes
seguir atado a un recuerdo a una persona que no te ha dejado ni la mas mínima chance
de que quiera volver. No te ha pedido tiempo –se hamaco– te ha dicho que...
Ignacio: No sigas, me hace mal –contuvo las lagrimas– ya no quiero escuchar hablar de
ella, cada palabra que escucho –se levanto de la hamaca en donde estaba– me hace
amarla mas –se viro hacia su hermana– me hace recordarla mas y sentirla cada vez mas
cerca, y yo... –hizo una pausa y suspiro– debo desterrarla –se cae sobre sus rodillas
rendido y escondió su cara entre las manos, se largó a llorar.
Geraldine: ¡Ay! No hermanito... por Dios –se arrodilló frente a él– no lLaurs así no lo tolero
–intentó abrazarlo– enano, allí afuera –le levanto la mirada y le seco las lagrimas– hay
alguien quien realmente te valorara como el hombre que eres, Estefanía no era para ti, yo
siempre lo supe... y es hora de que te dieras cuenta
Ignacio: No puedo –respondió con congoja– aun la amo –agrego con su voz ahogada– no
puedo –se derrumbó en el césped por completo.

«La conocí un miércoles al salir de compras al mall, días mas tarde conocí a su amiga.
Estefanía –mi novia– y Antonella –su amiga– se habían conocido en un viaje de estudios
en Inglaterra, ambas latinas Estefanía era venezolana dos años mas grandes que
Antonella, ella era Argentina... ambas absolutamente hermosas. Estefanía era una
morena de ojos miel, cabellos morenos y cortos, su cabello era suave al tacto y liso,
rasgos delicados y una piel tersa, tenía mi altura y su figura era armónica; era dulce,
cariñosa, simpática y sociable... le encantaban los niños y mucho la naturaleza; tenía para
mi un defecto... le gustaba demasiado salir, pero era mi sol, mi todo... la mujer que quería
tener el resto de mi vida... Antonella era todo lo contrario, esos cabellos castaños con
ondas grandes, largo casi hasta la cintura, ojos marrones claros, era un poco mas bajita
que yo y su figura era envidiable... le habíamos apodado guitarra española por su figura,
sus rasgos eran preciosos, tenía unos hermosos ojos y una sonrisa que encantaba a
cualquier hombre. Pero para mi era intocable, era la mejor amiga de mi novia, mi mujer

Estefanía: ¿No sabes lo que me paso? –dijo entrando al departamento que Antonella y
ella compartían.
Antonella: No, ¿Qué? –pregunto mientras soplaba el esmalte aun húmedo de sus uñas.
Estefanía: Lo conocí, –dejo los paquetes que traía sobre la mesa de café– no puedo creer
lo conocí –agrego súper entusiasmada sentada en el sofá.
Antonella: ¡Te felicito! –la miro sonriendo cómplice, ambas rieron a carcajadas– ¿A quien?
–indagando.
Estefanía: A Nacho amiga, el latino de los Kingdom –suspiro.
Antonella: ¡Nah!, –no creyéndole– ¿en serio? –Estefanía asintió con la cabeza y ella
curiosa agregó– ¿Y cuéntame? Detalles querida –se sentó a su lado– quiero detalles
Estefanía: Pues es mucho mas hermoso personalmente –suspiro– ay esos ojos, esos
labios –revoleó los ojos divertida– te juro esta para comérselo todo –se rió y hizo reír a
Antonella también.
Antonella: Pero cuéntame, donde lo viste... ¿Cómo lo conociste?
Estefanía: ¡Ok! Te cuento –se acomodó en el sofá y comenzó a relatarle– camine
nuevamente hacia el departamento, pero decidí pasar antes por el mall a comprarme
algunas cosas para mi... yo iba caminando distraída; mirando vidrieras... como siempre
cuando me lleva alguien por delante, tambalee un poco pero pude sostenerme contra la
pared de unos locales que había allí, al darse vuelta para supongo que pedirme disculpa,
hizo un movimiento tan brusco que me tiro al suelo con paquetes y todo

Ignacio: ¡Ay lo siento! –dijo en perfecto inglés, los ojos de Estefanía quedaron atónitos por
lo que veían– no fue mi intención que cayeras al suelo –extendiéndole una de sus mano.
Estefanía: No... –respondió trabada al hablar– te... pre–ocu–pes –le tomo la mano y él la
ayudo a levantarse– ya estoy... bi–en
Ignacio: ¡Lo siento! –la ayudo a juntar sus paquetes– venía distraído, pensando en nada –
ambos rieron– no te vi
Estefanía: Ya estoy bien –pudo articular palabra– solo es algo de polvo –sonrió– y en las
bolsas no tengo nada que se rompa, solo un poco de ropa, es todo.
Ignacio: Permíteme invitarte un trago –dijo quitándose las gafas– por favor
Estefanía: Claro –respondió amable.

Antonella: ¿Y fuiste con él a tomar algo? –dijo curiosa.


Estefanía: Claro, estuvimos hablando de un montón de cosas... me contó sobre su
trabajo, lo mucho que estaban, bueno habían estado ocupados con la gira últimamente...
y que ahora tenían unas semanas libres antes de volver a trabajar
Antonella: ¿Y qué mas te contó?, –volvió a preguntar– ¿no le preguntaste si estaba en
pareja?
Estefanía: ¡¡Claro!! –Antonella la interrogo con la mirada– pues no –se le asomo una
sonrisa pícara.
Antonella: Es tu oportunidad Teffy. ¿Y cómo lo viste? O sea, tu eres muy perceptiva,
¿Crees que le gustaste?
Estefanía: Si no le interesará –sonrió sintiéndose importante– me hubiese invitado para ir
al cine este fin de semana –intento esconder una sonrisa.
Antonella: ¡Wow! Tu con una celebridad y encima el hombre que tu adoras. Que fuerte
amiga –la abrazo– te felicito y te deseo lo mejor
Estefanía: Pero –Hizo unas muecas– hay un detalle –dijo algo tímida.
Antonella: Teffy
Estefanía: Como me invito el sábado a la noche...
Antonella: Val, saldríamos juntas el sábado
Estefanía: Lo sé –respondió avergonzada– por eso me tome la atribución de decirle a
Nacho, que llevará a un amigo suyo... así podríamos salir los cuatro.
Antonella: ¡Ay no! No y no. Yo prefiero quedarme en casa. No me llevo bien con las
celebridades, lo sabes.
Estefanía: Vamos será divertido. Además quien dijo que su amigo lo sería, él también
tiene amigos anónimos –dijo sonriendo.
Antonella: Ay no puedo ni pensármelo ¿verdad?, –dijo mosqueada– yo veo si salgo con
Laureana
Estefanía: Nella, Laur sale del país hoy a la tarde por un desfile. ¿Lo olvidaste?
Antonella: Si, lo había olvidado –se frotó la cabeza– es verdad –ambas sonrieron y Nella
agrego– Ok, acepto
Estefanía: Ay amiga millones de gracias –la abrazo fuerte.
Antonella: Bueno ya –dijo cómica– pero no es necesario que me dejes sin aire, mira que
no podré ir el sábado… sino.
Estefanía: ¡Lo siento! –exclamo apenada.»

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Capitulo II: El encuentro

Como hago para seguir sin ella, no tolero no estarlo... cada rincón de la casa me recuerda
a ella... no puedo quitarla de mi mente, los buenos momentos... uf, que fueron muchos,
las vacaciones en el Caribe, en Italia, cuantos viajas, cuantas anécdotas para contarle a
nuestros nietos... todos los planes y proyectos en común y ahora ya no esta, se fue para
siempre, para ya nunca volver

Geraldine: ¿Vas a comer algo?, –dijo asomándose en la cocina.


Ignacio: No, no tengo ganas
Geraldine: No puedes seguir toda la vida así, Estefanía no valía la pena –dijo subiendo la
voz colérica.
Ignacio: No hables así de ella –dijo sin mirarla y en el mismo tono de voz.
Geraldine: Sabes que Nacho –salió de la cocina– quédate solo hasta que se te pasa –se
dirigió hacia la cocina– no entras en razones –salió y cerró la puerta de un golpe.
«Me encontraba ese sábado esperándola junto a Demian, me costo convencerlo, ya que
estaba todo los días encerrado después del momento en que corto con su novia de
mucho tiempo... Demian estaba al lado mío sentado en una mesa doble, armada
especialmente para nosotros... Demian estaba a cada rato preguntándome, solo habían
pasado 15’ minutos desde que nosotros nos habíamos sentados, hasta el momento en
que aparecieron por aquella puerta

Ignacio: Ya Demian... no van a venir más rápido porque me lo preguntes cada dos
segundos –dijo algo irritado y tomó un sorbo de su bebida.
Demian: ¡Lo siento!, sabes que no me gusta esperar –mofo– además ya como que se me
quitaron las ganas de estar –se levanto.
Ignacio: Allá están –las vio entrar, lo volvió a sentar– ¡Hey! Por aquí –dijo parándose y
agitando los brazos.
Demian: Wow –sonrió bajándose los lentes– ¿Cuál es la mía?
Ignacio: La de pelo mas claro –se volvió a sentar.
Demian: ¡Vaya! ¡Vaya! –dijo alucinado.
Estefanía: ¡¡Wow!! Nacho que bueno es verte –los saludos– por un momento creí que no
vendrías. Lamento la tardanza, pero a ultimo momento mi amiga –señaló– tuvo un
arrepentimiento repentino –sonrió– de todas formas pude convencerla –sonrió– ella es
Antonella mi amiga
Ignacio: Yo soy Nacho, y el es mi amigo Demian... Demian ella es Estefanía... la chica de
quien te hable –Estefanía sonrió contenta– siéntense, –ellas lo hicieron– ¿Qué quieren
para beber?
Estefanía: Un refresco para mi –se dirigió a Antonella– ¿tu?
Antonella: Un jugo exprimido estaría bien –sonrió.»

Bendita... o debería decir maldita la hora en que vi a sus ojos por primera vez, ay Dios
Mío. Esos ojos, esos labios... aún siento el roce de su mano sobre mi piel, sus labios
recorrer mi cuerpo, esas noches de placer... No, no puedo, no puedo dejarla ir... debo
buscarla, decir que vuelva, que aun la amo

Nacho se dirigió hacia la puerta de entrada, lanzado como un cohete al exterior de la


tierra... tomó su campera marrón clara de cuero, las llaves del auto y se dirigió a la puerta
y al abrirla se encuentra con su amigo Demian y su mujer Antonella
Ignacio: ¡Ouh! ¡¡Que sorpresa!!
Demian: Lamento no haberte avisado, pero tu sobrinita –sintió que le jalan de los
pantalones, ve hacia abajo y la alza– quería verte
Aixa: Tito Nacho –le extendió los brazos y Nacho la alzó.
Ignacio: Hola mi princesita. ¿Cómo esta la nena mas hermosa del mundo?
Aixa: Bem
Ignacio: Pasen –les dijo abriendo paso, ellos pasaron y Nacho cerró la puerta por detrás.
Demian: ¿Dónde ibas? –Nacho no contesto nada, y soltó la nena que se fue corriendo
hasta la madre– ¿ibas a buscarla? –el baja la mirada– ¡¡ibas a verla verdad!! –dijo
molesto– Vamos bro, te seguirás rebajo por ella, no vale la pena es una cualquiera
Antonella: Demian modera tus palabras, esta la nena –dijo tapándole los oídos a Aixa.
Aixa: ¿Que esh cuadquieda ma?
Antonella: Ven vamos a visitar a los perritos del tío
Aixa: Shi –salieron al patio.
Demian: ¿Y bien? –dijo poniendo una de sus manos en la cien.
Ignacio: ¿Y bien que?, –levanto una de las cejas– ¿Quieres algo para tomar?
Demian: No, gracias –ambos se sentaron en el sofá– ¿A dónde ibas a buscarla, ah?
Ignacio: No sé –escondió su cara entre sus manos– no lo sé... pero debo decirle que aun
la amo
Demian: Nacho, D... ella te dejo, para que quieres buscarla?, –le palmeo el hombro.
Ignacio: Porque aun la amo, y.... –se largo a llorar.
Demian: No, no llores bro. Te hará mal –lo abrazó y él acepta ese abrazo.

Tengo su voz clavada en mi subconsciente, sus te amo... las palabras de apoyo, wow.
Cuantos proyectos realizados juntos, aun recuerdo aquel primer encuentro, cuando por
accidente nos chocamos y ella cayó al suelo

«Ignacio: Aay Lo... –ella se cayo, y le clavo la mirada– ¡Ay lo siento! –dijo en perfecto
inglés, los ojos de Estefanía quedaron atónitos por lo que veían– no fue mi intención que
cayeras al suelo –extendió una de sus manos.
Estefanía: No... –se trabo al hablar– te... pre–ocu–pes –le tomo la mano y él la ayudo a
levantarse– ya estoy... bi–en
Ignacio: ¡Lo siento!, –la ayudo a juntar sus paquetes– Venía distraído, pensando en nada
–ambos rieron– no te vi
Estefanía: Ya estoy bien –volvió a poder articular palabras– solo es algo de polvo, no te
preocupes –sonrió– y en las bolsas no tengo nada que se rompa, solo un poco de ropa,
es todo.
Ignacio: Permíteme invitarte un trago –dijo quitándose los lentes– por favor
Estefanía: Claro –respondió amable.

°° En el bar °°

Ignacio: ¿Cuéntame que haces para vivir? ¿A qué te dedicas?


Estefanía: Pues soy diseñadora de interiores, vivo junto a una amiga... también trabaja de
lo mismo
Ignacio: Su lugar debe ser una maravilla
Estefanía: Pues –sonrió– es lo que intentamos. ¿Tu eres cantante, verdad?
Ignacio: Así es, cantante y actor. Además últimamente he incursionado en las bienes
raíces, me di cuenta que es un buen negocio y mas estable que el mundo del
espectáculo; donde hoy estas y mañana no puedes saberlo –esbozó una sonrisa– ¿Tu no
eres acá?
Estefanía: No, soy venezolana, estuve viviendo dos años en Inglaterra donde conocí a mi
amiga la chica que vive conmigo
Ignacio: ¿Cómo se llama?
Estefanía: Antonella –sonrió.
Ignacio: ¿Y tu?
Estefanía: Estefanía Monterrey –le extendió la mano– para servirte –ambos sonrieron.
Moza: Que van a servirse
Ignacio: ¿Tu que deseas?
Moza: Un refresco light, esta bien
Ignacio: Dos entonces
Moza: Algo mas –ambos negaron– bien ya se los traigo
Ignacio: Me decías que te llamas Estefanía... que bonito nombre.
Estefanía: ¡Muchas gracias! Tu nombre también es muy bonito y peculiar.
Ignacio: Es verdad no es muy común mi nombre, pero hay más padres locos que le han
puesto así a sus hijos –ambos rieron– ¿y tienes novio?, –ella se sonrojó– ¡Ay lo siento! No
quise incomodarte
Estefanía: No, esta bien. Solo que no me lo esperaba; y no, no tengo novio. ¿Y tú, tienes
novia?
Ignacio: No, no tengo demasiado tiempo para una relación estable

°° Más tarde °°

Estefanía: Y así fue como nos conocimos con Antonella, luego de dos meses nos salió un
trabajando a las dos aquí en Estados Unidos, esto hace ya –hizo memoria– como 2 años
–sonrió nostálgica.
Ignacio: ¿Y qué puedes contar de Antonella?
Estefanía: Pues Nella, –saco una foto de ella de su cartera– es ella –Nacho miró la foto
ella le iba contando– ella tiene 24 años, es Argentina... a los 21 viajo a Inglaterra con sus
padres y termino los estudios de diseño allí, nos mudamos casi al mismo tiempo, yo
estaba haciendo un perfeccionamiento de mi carrera, una beca que me habían otorgado
desde mi Instituto, y bueno allí nos conocimos; en una junta que habían hecho sobre un
tema que no recuerdo, coincidimos y unas palabras que cruzamos nos hicieron ser
amigas.
Ignacio: Que bonita es la historia –sonrió– y que bonita es ella –le devolvió la foto.
Estefanía: Si, lastima que hace seis meses que no quiere salir, no quiere saber nada de
nada, luego de que rompió con su novio hace ya –se rió– ese tiempo
Ignacio: ¡Ouh, que mal! Yo también tengo un amigo con el mismo problema, hace diez
meses que termino con su novia de cuatro año y aun no puede superarlo –miro su reloj–
¡Ay! Como se me paso el tiempo
Estefanía: ¡Ay que pena!, –sonrió avergonzada– la estaba pasando tan bien contigo
Ignacio: Hagamos algo, encontrémonos este sábado y cada uno traiga a su amigo, será
una cita doble, –sonrió– nosotros podemos seguir conociéndonos y quien dice que
nuestros amigos no consigan al amor de su vida –ambos rieron.
Estefanía: ¡Me parece genial! –dijo entusiasmada– toma llámame a este numero y
arreglamos mejor
Ignacio: ¡Claro!, –lo tomo– así lo haré preciosura –saco dinero de la billetera y lo dejo
sobre la mesa, llamo a la camarera– Vamos, te alcanzo
Estefanía: Acepto porque solo estoy a un par de cuadras –sonrió tomando su cartera– no
quisiera ser la razón de tu tardanza»

Quiero quitarte de mis pensamientos y no puedo, ¿Por qué?... Por qué marcaste tanto mi
vida, como hago para desterrarte... por qué opte por lo difícil, y por qué me enamoré de
ti... Hubiese querido saber mi futuro, para no tener que estar como un estropajo por la
casa, dependiendo de mi gente para no matarme... Mi hermana, pobre de mi hermana,
como la trate... deberá llamarla para pedirle disculpas y decir que venga

Antonella: ¿Qué haces D? –dijo entrando a la sala, Demian se encontró en el parque


jugando con su hija.
Ignacio: Llamo a mi hermana, debo pedirles disculpas. Hoy me comporte mal con ella –
colgó el teléfono– pero no me atiende, –agrego preocupado– tengo miedo que le haya
pasado algo malo
Antonella: No –se sentó junto a él– no pienses cosas feitas –le sonrió– ella debe estar
bien, solo dolida por eso no quiere atenderte
Ignacio: Siempre me dejas tranquilo tu –le acarició una mejilla.
Antonella: Eres –trago saliva– el padrino de mi hija, y mi mejor amigo. Siempre estaré
contigo
Ignacio: Si, tu me robaste a mi mejor amigo
Antonella: No te robe un amigo, –rió divertida– ganaste una amiga y una hermosa sobrina
Ignacio: Aijada –ambos rieron y junto entró Demian y su hija– no es lo mismo
Demian: ¿Qué no es lo mismo? –dijo serio.
Aixa: Tito, mamy –se tira sobre ambos.
Antonella: Despacito hija –la sentó sobre su falda.
Aixa: Quiero leche
Antonella: ¿Tienes?, –lo mira a Nacho.
Ignacio: Si, en la alacena
Antonella: Ven mamy –tomo de la mano a la niña y fueron hacia la cocina– te hará un
poco de leche
Ignacio: Que hermosa que es, es igual que su madre
Demian: Se nota –se sentó– que esta mucho tiempo contigo –Nacho lo miro extrañado–
tiene mas de uno de tus gestos –ambos rieron– ¿De qué hablaban con mi mujer?
Ignacio: De nada importante
Demian: ¿Y qué es lo que no es lo mismo? –inquirió con tono celoso– no estarías
queriendo conquistarla, ¿verdad?
Ignacio: –Lo miro sorprendido– Tu me estas cargando verdad, acabo de perder el amor
de mi vida y tu dices que me fijo en tu mujer –Antonella escucho todo desde la cocina,
Nacho se levanto– no puedo creerlo –se dirigió al jardín.
Demian: ¡Lo siento bro!, –se paro también y lo siguió– no quise poner eso en duda. Es
que noto a mi Nella muy distante, y aún recuerdo cuando apenas conociéndolas quisiste
conquistarla en vez de a Estefanía

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Capitulo III: Ella en mi mente

«Luego de la cita doble volvimos a encontrarnos varias veces más... casi siempre en cita
doble, pero la mayor parte Demian y Nella se iban siempre antes y nos dejaban solo,
hasta que un día en el departamento de las chicas, aparte a Demian, mientras ellas
hablaban entre sí y le dije

Ignacio: Demian, ¡dime algo!


Demian: Algo –dijo gracioso.
Ignacio: Lo digo en serio –dijo elevando ambas cejas.
Demian: Pues dime entonces
Ignacio: Estefanía no es con la chica que quisiera salir, ayúdame a sacármela de
encima... aunque sea cinco minutos
Demian: ¿Tu dices que la conquiste? –dijo extrañado.
Ignacio: No, no es eso. Te pido que vayan no se a comprar algo. Así yo tengo tiempo para
decirle a Antonella, que su amiga es hermosa, y me gusta pero siento que no
encajaríamos, no me animo a decirle yo mismo, y buscaré ayuda en su amiga
Demian: ¡Ay! Demian... tu te metes en cada una y con cada chica –rezongo– esa bien te
ayudaré
Estefanía: –Apareció por detrás de Nacho abrazándolo– Se escondían de nosotros
Demian: Nada que ver, solo teníamos que hablar de negocios –abrazando a Antonella–
no queríamos aburrirlas –sonrió– esto me dio algo de hambre –besó en la frente a Nella–
Teffy, ¿Por qué no me acompañas a comprar algo?
Estefanía: ¿Por qué no vas con Nella?
Demian: Es que mi nena –abrazó fuertemente– esta algo cansada, vamos... así de paso
le sacamos el cuero a ellos –sonrió señalándolos.
Estefanía: No te enojas amor
Ignacio: No claro, como me voy a enojar –sonrió y la besó.
Estefanía: ¡Ok! Vamos –miro a Antonella– cuídamelo –dijo en tono de broma– que no se
escape –los cuatro rieron y Estefanía se fue con Demian.

°° Un rato después °°

Antonella: Me ayudas –dijo desde la cocina– a preparar la mesa, mientras los chicos
vuelven con la pizza –no se dio cuenta de que el estaba apoyado en el marco de la puerta
y se dio vuelta se asustó un poco dando un brinco– que rápido eres –ambos rieron– ¿me
ayudas?
Ignacio: ¡Claro! –entró a la cocina– de hecho, yo tengo algo que ver en que ellos dos se
hayan ido juntos –se sentó en una silla.
Antonella: ¡Ah si!, –la miró confundida, arqueando una de las cejas– pero la mesa no se
pondrá sola si te quedas ahí sentado –se dio vuelta y lo tenía detrás suyo– ¡Dios! Tu me
matarás de un infarto, pareces chita moviéndote así
Ignacio: Pues soy de Leo... por lo tanto –sonrió de lado– descendiente de felinos –la
acorralo contra la mesada– soy sigiloso
Antonella: ¿Nacho qué haces? Tu estas con mi mejor amiga... sabes que mal se pondría
Estefanía si entra por esa puerta y nos ve así
Ignacio: ¿Y cuál es el problema? Que se de cuenta de una vez, que es muy... muy...
como decirlo –se alejo de Antonella.
Antonella: ¿Muy que? –dijo algo nerviosa y molesta.
Ignacio: No es para mi... en cambio –se volvió a acercar– tu si
Antonella: ¡Ah! ¡Ah!, –se apartó de él– yo no. Yo estoy queriendo salir con tu amigo
Ignacio: Vamos Demian no es para ti... no es un chico a tu altura
Antonella: –lo miro confundida– ¿Estas insinuando que Demian es poca cosa para mi? –
no respondió nada– pues te equivocas, yo con él nos llevamos muy bien. Estamos juntos
mucho tiempo, además de las salidas dobles... nos vemos todos los días, y si no se animo
–dijo sonrojada– a pedirme que sea su novia, es por su timidez
Ignacio: ¡Dios!, –se rió con fuerzas– olvídate, si Demian no te invito a salir aún es porque
no le gustas
Antonella: –lo miro triste– No me causa lo que dices –se dirigió hacia el comedor– tu estas
diciendo eso, porque quieres tener algo conmigo –se sentó en el sillón– es mejor que te
saques esa idea de la cabeza
Ignacio: –Él se sentó a su lado– Vamos princesita –sonrió– tu me gustas –agrego algo
avergonzado– y mucho. Intentémoslo, Demian no es para ti. Ni Estefanía para mí

La beso de improviso, en ese momento entraron Estefanía y Demian por la puerta


principal, ambos quedaron duras al ver la escena, Nella se zafo y al levantarse del sofá
los vio a los dos parados en la puerta... Estefanía y Antonella quedaron mirándose sin
poder articular palabra alguna, Demian solo le clavaba la mirada a Nacho quien tenía la
mirada escondida, entre sus hombros y jugaba con sus manos algo nervioso, sentado en
el sofá. Estefanía soltó unas lagrimas, no podía creer lo que habían visto sus ojos y salió
corriendo hacia la calle, Antonella la siguió, mientras que los chicos se quedaron duros en
el lugar.»

Mi bella dama. Mi niña consentida, la reina de mis sueños... porque me has dejado solo
en este mundo... que haré con todas estas cosas, tus regalos... aún tengo muy presente
el día que me dijiste de ese gran proyecto... que haré con la casa ahora, si era para vivir
contigo... debo deshacerme de ella, me traerá malos recuerdos

Antonella: ¿Y ahora a quien llamas? –sonrió.


Ignacio: –Colgó– A alguien que me ayude con la venta de la casa
Antonella: ¿Venderás la casa? –Dijo asombrada–
Ignacio: Sí para que la quiero –hizo ademan a irse– ¿Dónde esta mi niña?
Antonella: Querrás decir –agrego nerviosa– mi hija –remarco las palabras.
Ignacio: Sí, pero no te pongas así –se acerco a ella– no te la quitaré
Antonella: Esta con el padre –respondió seria– fueron a comprar algo para la cena
Ignacio: Te noto tensa –se sentó al lado de ella– quieres unos masajes
Antonella: No, no me toques
Ignacio: ¡Hey! No voy a morderte –le hizo los masajes– soy tu amigo
Antonella: Tu sabes que eso no es totalmente cierto
Ignacio: Eso solo fue una aventura –sonrió cómplice– y no tomamos nada en
consecuencia
Antonella: Es verdad –ella se levantó del sofá– jamás pensamos en las consecuencias –
se le llenaron los ojos de lagrimas.
Ignacio: ¿Tu estas ocultándome algo? –inquirió confundido.
Antonella: Creo que hace rato –lloro con mas fuerza y se sentó abatida en una silla.
Ignacio: Pero no llores Princesa –dijo tierno acariciándole la mejilla– ¿Qué me has
ocultado?
Antonella: No sé como lo puedas tomar –entraron por la puerta principal Demian y Aixa
con la cena.
Demian: Familia estamos en casa –Aixa salió corriendo hacia su madre.
Aixa: Mamy, compamosh comida para todos –vio las lagrimas en los ojos de su mamá–
¿poque yodash mamy?
Ignacio: Ven princesita –la alzo– ayuda al tito Nacho, a preparar la mesa para la cena –
paso caminando por al lado de Demian, le dijo algo en el oído y tomo las bolsas con la
cena y se dirigió hacia la cocina.
Demian: –se acerco a ella arrodillándose a sus pies– ¿Qué sucede cariño?, ¿Por qué
lloras? –le secó las lagrimas.
Antonella: Nada, es una sonsera –sonrió forzadamente– estábamos con Nacho
recordando cuando Nacho y Teffy comenzaron a salir... no me gusta ver a Nacho así, tu
sabes soy muy llorona. ¿Por qué no los alcanzamos?, tengo algo de hambre

«Eran alrededor de cinco o quizás seis semanas después de que recién la había
conocido... estábamos en una fiesta organizada por Marcos uno de mis amigos, bastante
intima... como solíamos hacer. Estaba sentada con su vestido rojo corto, sentada
hablando con una de las chicas, la interrumpí... no había ido conmigo y quería arreglar las
cosas con ella. En verdad comenzaba a importarme más de la cuenta... la veía como una
mujer, y no una simple amiga...

Ignacio: ¿Estefanía, podemos hablar?, –le dijo tocándole el hombro.


Nalia: Yo los dejare solos –se paro– luego seguimos hablando
Estefanía: Siéntate –dijo señalándole la silla.
Ignacio: Prefiero caminar, sino te molesta
Estefanía: –respondió algo molesta– ¡Ok! –se paro– vamos –comenzaron a caminar– ¿Y
bien tu dirás?
Ignacio: Lamento la escena de hace tres días. Solo me deje llevar... estábamos
bromeando, e hicimos algo que no debimos
Estefanía: Antonella no me dijo lo mismo, dijo que fuiste tu el que la besaste. Creí que
estábamos saliendo –se le llenaron los ojos de lagrimas.
Ignacio: Ok –dijo triste– reconozco mi error, yo la bese. Pero –la cortejó– eso me hizo dar
cuenta de lo mucho que tu me gustas –ella arqueó las cejas– mas de la cuenta
Estefanía: Mira Ignacio, yo no sé que intentas decirme, pero no estoy para tus jueguitos,
ok –respondió secamente.
Ignacio: –agrego algo avergonzado– Solo quiero decirte –trago saliva– ¿Si quieres ser mi
novia?
Estefanía: –Se le dibujo una sonrisa en la cara– No estas jugando conmigo, ¿verdad?
Ignacio: No –dijo sonriente.
Estefanía: Ni tampoco ya habrá terceras para ti –reclamó.
Ignacio: Tampoco habrá terceras –sonrió y la beso.»

Que bien se ven ellos tres, mi amigo si que supo cuidar a su chica. Si tan solo supiera que
hice mal, el porque me dejo de amar de un día para el otro... podría arrancarla de mi
corazón, o quizás recuperarla... ya no me quedan fuerzas.

Aixa: Tito ven a comel conmigo, al lado mío


Ignacio: ¡Ok!, –se sentó al lado de la nena– ¿y tu comerás todo esto? –miro su plato.
Aixa: Cado, para poneme tan fuete como papy, y mamy y como tu, tito Nacho –rieron.
Ignacio: Oye Aixa –dijo como en secreto– tu crees que el tío es lindo
Aixa: Shiiii... mamy sempe she lo dishe a la tita Kish y la tita Leid
Antonella: Ejem –toceó incómoda– mejor come tu comida ahora
Aixa: –se largó a llorar– Pedo tu dishesh esho –lloró con mas fuerza y Demian la alzó,
pero siguió llorando.
Ignacio: No llores princesita –la nena le tiro los brazos y el la alzó, Antonella se puso mal,
se levanto y salió a la sala, Nacho la quedó mirando.

°° En la sala °°
Demian: ¿Qué sucede mi amor –la abrazó– por qué te has puesto así?
Antonella: Es que me puse mal –llorando.
Demian: Por retar a Aixa –ella asintió– pero no te preocupes, y tampoco te preocupes por
lo que dijo –la beso– son cosas de niñas –ella rió nerviosa– ya si corazón. Te amo
Antonella: Y yo a ti –él la besó, entraron Aixa y Nacho, la niña dijo.
Aixa: ¡¡Tito mida!! –le jalo de sus pantalones– Papy y mamy se queden –corrió a ellos–
sho tamben losh kelosh

«Y pensar que casi cometo una locura aquella noche cuando por accidente había
discutido con Estefanía, y había ido a beber a un bar hasta hartarme... no se como pero
llegue hasta la casa de Antonella, para ese entonces, Antonella había conseguido una
casa, algo antigua a bajo costo y la estaba remodelando de a poco... toque el timbre de su
casa y ella en desabiye me atendió... eran las 5 am

Antonella: Nacho que haces aquí a estas horas. ¿Le paso algo a Teffy! –dijo preocupada.
Ignacio: No –se tomo de la pared– ella esta bien
Antonella: ¡¡Dios Nacho!! ¿Qué hiciste?, –inquirió preocupada– tu estas muy mal. Entra –
lo ayudo.
Ignacio: Solo tome unas copas –dijo riendo ahogado.
Antonella: Si ya veo que tan pocas –cerró la puerta y lo llevo al living.
Ignacio: Discutí con Estefanía –dijo riendo entre lagrimas.
Antonella: ¿Por qué? –se sentó a su lado.
Ignacio: Porque me cela mucho, y ya me estoy cansando –la acarició la mejilla– contigo
no pasaría eso –sonrió.
Antonella: No lo hagas –le quito la mano delicadamente– no vuelvas a hacer lo de aquella
vez. Además estás ebrio. –Tomo el teléfono– mejor llamaré a Demian
Ignacio: No –dijo cortándole el teléfono– se que tu solas podrás
Antonella: Pero... –dijo dudando.
Nacho: Solo tráeme una frazada y algo para que se me baje esta borrachera –le dijo
sonriendo avergonzado.
Antonella: ¡Ok!, –ella subió a la segunda planta y volvió con una frazada– estoy
haciéndote café –lo tapo.
Ignacio: ¡Gracias! –cerró los ojos.
°° Poco después °°

Antonella: Nacho –hablo despacito– Nacho –le acaricio la mejilla– te traje un café
Ignacio: Mmm… –susurro desperezándose– gracias –se reincorporó sobre el sofá, y
apoyo su espalda contra el respaldo y tomó la taza de café– que suerte tiene Demian en
tenerte –le acarició la mejilla y tomó un sorbo de café– que rico, haces muy bien el café
Antonella: Muchas gracias –sonrió– Demian me dice lo mismo. ¿En serio no quieres que
lo llame?
Ignacio: No, tu te la estas arreglando sola muy bien –sonrió cómplice.
Antonella: Hago lo que puedo –respondió tímidamente.
Ignacio: Y lo haces muy bien –le acaricio nuevamente la mejilla y se abalanzó hacia
delante y la besó en los labios.
Antonella: ¿Por qué lo hiciste?, –se tocó los labios.
Ignacio: Por qué me gustas, y comencé a quererte –suspiró– ya no puedo estar mas sin
ti.»

~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~

Capitulo IV: Enamorándome

Una familia así quería formar contigo Teffy, mi Teffy... pero la veo a ella, no Dios que me
sucede... no puedo querer arruinar una familia... Aun recuerdo el día en que Demian, le
propuso casamiento frente a todos en un día de playa... Antonella estaba alucinada,
parece que hubiese sido ayer

«Estaban todos dispersos por la playa... Regina y Nalia cuidaban a sus niños, Regie
estaba embarazada de su segundo hijo, Gastón comenzaba a salir con una de las amigas
de Estefanía; Laureana... ella es de Uruguay, de la edad de Gastón. Demian intentaba
juntar todos, en especial a su novia quien hablaba con su amiga Estefanía cerca de la
orilla del mar.

Demian: Cariño acércate –le hizo señas– vamos apresúrate


Antonella: ¿Qué sucede?
Demian: Estamos todos –miró a su alrededor– bien –la abrazó por un lado– los reuní a
todos aquí porque quiero hacer un gran anuncio
Antonella: Dinos que es cariño –lo abrazo también.
Demian: –Nervioso– Este... –dubitativo– ¡Ay Dios! Esto es tan difícil –miró cómplice a
Marcos y Jeremías, quien se dieron cuenta.
Ignacio: Ya vamos Demian, dinos que es de una vez –dijo ansioso.
Demian: ¡Ya! ¡Ya! –sacó de su bolso una cajita color verde– mi amor –se arrodillo frente a
ella– quisiera saber... si tu –tragó saliva– ¿Quieres casarte conmigo?
Antonella: ¿Qué? –exclamo sorprendida– ¡Ay! Mi Dios ¿Es en serio? –el asintió– Si, si
acepto... acepto –se abrazaron y besaron, el resto se acerco a saludarlos menos Nacho.
Estefanía: Amor no los felicitará –él no dijo nada y se aparto de todos.
Ignacio: No me siento bien –se fue.»

Donde estarás, por qué no me diste explicaciones de tu partida... solo me voy, ya no te


amo, y el amor que nos teníamos, donde lo perdiste... cuando dejaste de amarme... Aaay
me haces tanta falta, no sé como seguir adelante sin ti... dime cómo hago, cómo hago

Antonella: Nacho nos vamos, la nena se durmió –sonrió cómplice– y bueno, Demian esta
cansado también
Ignacio: Pueden quedarse. Hay habitaciones libres –señalo hacia la planta superior.
Antonella: No queremos molestarte –sonrió.
Ignacio: No molestan –dijo triste– no me gustaría estar solo
Antonella: ¡Ok! Déjame preguntarle a Demian si quiere –se fue.

No me puede estar pasando nuevamente esto... debo controlarme, no puede ser que
cada vez que Estefanía me deje, corra a sus brazos... ella es tan importante en mi vida, a
veces me pongo a pensar en que sentía yo realmente por Teffy. Ay claro. Es amor... esa
figura, su dulzura, su sonrisa. Como puedo pensar que amo a Antonella, si en verdad la
amo a Estefanía. En verdad me siento fatal, pero ella me ha ayudado tanto, y tantas
veces

«Eran las 3 de la mañana, no podía dormir... lo que le habían dicho esa tarde no lo dejaba
dormir, alguien le había ido con el rumor de que su novia lo engañaba con alguien mas,
se vistió y se dirigió a la casa de Antonella, la mejor amiga... ella la conocería, sabe si
fuese verdad. Al llegar a la casa toco el timbre, Antonella tardo en atender, pero cuando lo
hizo, Nacho entre lagrimas se desplomo sobre el hombro de ella

Antonella: ¡¡Nacho!! –exclamo preocupada– ¿Paso algo con Teffy?


Ignacio: No –sonrió intentando dejarla tranquila– ella esta bien. Esta durmiendo en casa,
yo no podía dormir... tenia que hablar con alguien –miro hacia dentro– ¿Estas sola?
Antonella: Si, si pasa –se abrió paso y detrás de ella cerró la puerta– ¿Pero qué paso?
¿Quieres algo de tomar?
Ignacio: Necesito contarte algo, y que me des un consejo –se sentó en el sofá– y un café
estaría bien
Antonella: ¡¡Claro!!, –sonrió– acompáñame a la cocina hablamos allí

°° En la cocina °°

Antonella: –Preparo el café– Tardará un poco, tengo que prepararlo –sonrió avergonzada.
Ignacio: ¡Esta bien! No te preocupes. No tengo apuros –sonrió– eso creo –revoleo los
ojos, actitud que hizo reír a Nella.
Antonella: ¡¡Esta bien!! –dijo sentándose en la silla frente a él– ¿Tu me dirás?
Ignacio: Tu conoces mejor a Teffy, que yo –tragó saliva– ¿La crees capaz de engañarme?
–sonrió triste.
Antonella: –Se rió a carcajadas– Dios mío... ¿me lo preguntas en serio? –vio la expresión
de Ignacio y agrego– ¡Hey! –lo tomo de la cara– Teffy, jamás te engañaría. Ella te ama –le
acarició le mejilla.
Ignacio: ¿Y crees que yo la merezca? Qué sea digno –se paro dándose vuelta de su
amor, cuando... –se interrumpió solo y trago saliva, le clavo la mirada a Nella.
Antonella: –pregunto confundida– ¿Cuándo que Nacho?
Ignacio: –se acerco a sus pies– Cuando me la paso pensando en ti
Antonella: Tu te sientes bien –dijo en forma de broma y le toco la frente.
Ignacio: No es para que me cargues –se paro molesto.
Antonella: No, perdón... es que esto –se callo y lo vio a los ojos.

Por qué me deje llevar, su aroma, su perfume dulce y suave... su piel que se sentía terso
y suave como una rosa de terciopelo... ese entre blanco alemán y tostado latino... era
única, como mi Estefanía. Pero esa noche no pensé en ella, ni en lo mucho que yo lo
amaba... me deje llevar por la pasión reprimida de lo prohibido, pero como pude pensar
en eso, si él era mi mejor amigo, casi mi hermano... pero ni a ella, ni a mi nos importo
nada esa noche... nos dejamos llevar por la pasión, el placer. Y quizás el amor que nos
teníamos, comenzamos a jugar con caricias sobre nuestros cuerpos, besos en nuestras
bocas y las lenguas que ardían de pasión dentro de la boca del otro. Las manos iban bajo
metiéndose entre la ropa del otro, jugueteando con el placer y con lo prohibido... pero no
pudo llegar a nada, ella termino negándose, y yo apoyando sus ideas... era una locura
seguir así, debía volver con mi novia, ella estaba por casarse y con mi casi hermano. Y
me fui, arregle mi ropa y me fui»

Demian: Nos quedamos –dijo sonriente– me dices las habitaciones –Ignacio estaba
ensimismado en el– ¡Hey Nacho! Amigo, que paso...
Ignacio: ¡Ah! –reacciono– lo siento, estaba sumido en... –se interrumpió– en mi tristeza –
sonrió sin ganas– ¿me decías?
Demian: ¡Ay! Amigo... –lo abrazó por un lado– ya no estés así... no hay mal que por bien
no venga –sonrió con compromiso.
Ignacio: ¡Lo siento! No puedo ponerme bien... no ahora –hizo una mueca– ¿Qué me
decías antes?
Demian: –se lo recordó– Sobre las habitaciones, ¿Cuáles son?
Ignacio: Las dos primera del ala derecha, ahí están las cosas que serían para mi primera
hija –dijo con desgana– te las regalo Demian, yo ya no las necesitaré –se levantó.
Demian: De verdad lo siento Nacho –entro en la cocina sin decir nada– nos vemos
mañana

«No puedo volver a casa, tengo que hacer algo antes de que Estefanía se de cuenta que
salí... Dios donde voy.

Permaneció prácticamente estancado en un semáforo por largo rato, hasta que por su
mente se cruzo la idea de ir a ver a uno de sus amigos, su mentor. Marcos, siempre lo
hacía cuando estaba en problemas y este era uno muy grande. Ya eran cerca de las 5:30
a.m.

Ignacio: Marcos.... –golpeó la puerta y tocó el timbre– Marcos, Marcos... –camino por el
frente de la casa viendo si alguien se percataba de su presencia– Marcos –elevo la voz–
Dios Marcos –grito finalmente– necesito hablar contigo –se encendieron las luces de la
casa y la puerta se abrió.
Nalia: ¿Nacho? –dijo confundida– ¿Que haces aquí y a estas horas?
Marcos: ¿Quien es Nali? –se escucho desde adentro.
Nalia: –se dio vuelta– Es Nacho –le abrió paso– ¡Pasa! –Nacho entró preocupada dijo–
¿Paso algo con Teffy?
Ignacio: No, ella esta bien –miro a Marcos– ¿Podemos hablar?
Marcos: Si claro –sonrió– vamos a mi despacho –se dirigió a Nalia– amor prepáranos dos
café, para mi bien cargado; el de Nacho cortado

°° En el despacho °°

Marcos: Y bien tu me dirás –se sentó en su sillón de cuero.


Nacho: No sé por donde empezar Marcos –se tomo de la cabeza– pero estoy haciendo
las cosas mal –lo miró a los ojos y entró Nalia en ese momento.
Nalia: Aquí están sus cafés –sonrió, apoyo la bandeja con los café, tomo el suyo y se paro
detrás de Marcos. Nacho la quedo mirando.
Marcos: –Se dio vuelta– Amor, ¿Nos dejas solos por favor? –ella sonrió y se fue– ¿Qué
es lo que te esta pasando?
Ignacio: Fui a ver a Antonella –dijo tímidamente.
Marcos: ¿Y? –Nacho no dijo nada, pero su actitud lo dijo todo– No, dime que no es
verdad –Nacho escondió la mirada– ¡Ay Dios! –se paro y dio una vuelta al escritorio para
pararse delante de él– en que estabas pensando. Tu amigo, es tu amigo Ignacio. Es
nuestro amigo, casi hermano –dijo lleno de rabia– como pudiste acostarte con ella
Ignacio: Para –dijo parándose– no me acosté con ella
Marcos: –lo miro confundido y aturdido– ¡Dios! –se tomo de la cabeza– ¿A que fuiste? –lo
interrogo.
Ignacio: Creo que me enamore de ella Marcos –dijo tímidamente.
Marcos: ¡Ay mi Dios! Es más grave de lo que pensé –se paro delante de él–
¿Qué vas a hacer?
Ignacio: No lo sé, no lo sé Marcos –dio vuelta sobre sus pies– Demian es mi hermano
prácticamente, Estefanía la mujer que mas adoro en este mundo –se le llenaron los ojos
de lagrimas– pero ella –dijo con cierta nostalgia– ella es hermosa y siempre ha tenido
buenas maneras para tratarme, ni Teffy me trato así nunca –se desplomo sobre el sillón–
no sé que hacer. Esta mal pensar en querer estar con ella
Marcos: Es mejor que... –lo miro.
Ignacio: Ya sé que tengo que olvidarme de ella –dijo triste.
Marcos: Si, si –exclamo exasperado– debes olvidarte –se trono los dedos– debes olvidar
que ella...
Ignacio: Nos besamos –dijo interrumpiéndolo.
Marcos: No, Dios Ignacio... ¿Por qué te metes en estos problemas, ah? –dijo irritado.
Ignacio: Estuvimos a punto –volvió a sentarse– pero no lo hicimos –dijo con su cara entre
las manos, y seco algunas lagrimas– se dio cuenta
Marcos: –agrego seco– Y lo bien que hizo
Ignacio: Tienes que cubrirme Marcos –dijo desesperado– tengo que irme un par de días
por ahí, para pensar –agrego casi suplicándole.
Marcos: –No pudo negarse era su amigo y su cara lo dijo todo necesitaba su ayuda, no
podía contar con mas nadie– esta bien, esta bien –suspiro– necesitas dinero –Nacho
asintió– ¿Y donde irás?, –saco dinero de su maletín.
Ignacio: Aun no lo sé, pero –tomo el dinero– te lo diré cuando llegue al lugar –se paro– lo
único que no quiero es que Estefanía se entere, necesito aclarar mis ideas, si –salió los
dos del despacho.
Marcos: ¿Y qué hago? –pregunto preocupado por su amigo.
Ignacio: Yo la llamo y le diré algo –dijo apesadumbrado– ya se me ocurrirá algo, si –le
palmeo el hombro– ¡¡Gracias!!
Marcos: Ya no te preocupes –sonrió triste– espero que nadie salga dañado
Ignacio: Es lo que no quiero –llegaron a la puerta de entrada.
Nalia: Nacho, ya te vas –sonrió saliendo de la cocina y acercándose a ellos.
Ignacio: Si preciosa –sonrió amargamente– cuida a mi amigo –hizo una mueca con los
labios.
Nalia: Claro –lo abrazo sonriendo sin entender nada.
Ignacio: Gracias Marcos otra vez
Marcos: Ya sabes, cualquier cosa llámame –dijo sacudiendo la cabeza afirmativamente.
Ignacio: Lo sé. Adiós a los dos –los saludo, subió a su auto y se fue, Marcos cerro la
puerta.
Nalia: ¿Qué paso?
Marcos: Ahora te cuento –dijo abrazándola.»
No puedo dormir, no puedo comer, no me dan ya ganas de vivir, y no entiendo el porque...
que le hiciste a mi vida, porque siento esto. Tu presencia borra la de ella, no hace ni horas
que me dejo solo, con todos los proyectos y las cosas bonitas y no tantas que hemos
pasado y ya pienso en ti

Nacho baja de su habitación, no podía dormir, hacía la cocina... se hace un poco de leche
caliente, para conciliar el sueño. Se dirigió a su sala y se sentó en el sillón principal para
ver algo de televisión. Estuvo largo rato solo, cuando en el ‘‘silencio’’ de la noche, escucho
unos pasos suaves bajar por la escalera; se dio vuelta y la vio a ella en camisón con su
bata puesta, que solo cubría sus hombros, puesto que no la tenia atada y dejaba ver su
bonita figura debajo de ella. El camisón era un rosa viejo semi transparente y se podía
traslucir algo de su ropa interior, bajaba despacio las escaleras, pensando que todo el
mundo dormía y no quería despertar a nadie

Ignacio: ¿Qué haces tan tarde despierta?, –dijo haciéndola sobresaltar.


Antonella: Creí que dormías –se acerco– solo vine por un poco de agua
Ignacio: –Sonrió– Pues ve –Antonella se dirigió hacia la cocina y Nacho quedo mirándola
admirado.

Tu cuerpo princesa. Que hermoso que es, tu figura, tu contoneo, eres todo una latina.
Tienes el baile en la sangre, estoy seguro de quien es la mujer de mi vida.. y porque me
siento tan culpable, si pudiera retroceder en el tiempo e impedir aquella noche cuando te
hice mía por primera vez

«Ya habían pasado dos semanas, desde el momento en que Nacho se había alejado
temporalmente de Estefanía, desde ese entonces solo había recibido un llamado de él día
siguiente... le había explicado todo lo que sucedía, obviamente una completa mentira, ella
enseguida llamo a su mejor amiga y le había contado lo sucedido. Antonella no sabía
como reaccionar, sentía que había traicionado a su amiga... por eso acudió a una de sus
mas intimas amigas, su segunda confidente, Nalia. Sobre los hombros de Marcos y de
Nalia se cargaba una gran triangulo amoroso, pero ellos siempre se mantuvieron
neutrales, pese a sus sentimientos y la información obtenida. Antonella dos días después
de que Nacho se hubiese ausentado de la vida de Estefanía, ella se dirigió a la casa de
Nalia preocupada para contarle sobre el porque ella creía de la ausencia de él.

Nalia: Nella que sorpresa, amiga –se abrazaron– pasa –se abrió paso– ¿Cómo estas?
Antonella: Algo preocupada –paso y dejo el abrigo en un perchero que se encontraba en
la entrada.
Nalia: ¿Por qué? ¿Qué sucedió? –intento ocultar lo que sabía.
Antonella: –se sentó en el sofá– Creo saber la razón porque Nacho se fue
Nalia: ¡Ay cariño!, –se sentó a su lado– no creerás que se fue por tu culpa
Antonella: –La miro sorprendida– ¿Ya lo sabes?
Nalia: ¿Saber qué?, –gesticulo.
Antonella: No te hagas Nali –dijo triste.
Nalia: Si lo sé. Vino a ver a Marcos la misma noche
Antonella: ¡Ay! No... Marcos lo sabe –dijo preocupado tomándose la cabeza.
Nalia: No te preocupes, él no dirá nada –sonrió.
Antonella: ¿Dónde esta?
Nalia: En su estudio. ¿Quieres que lo llame? –se paró.
Antonella: ¿Nacho esta aquí?, –inquirió asombrada– pero si Marcos dijo que...
Marcos: En verdad –entro a la sala– si sé donde esta. Pero no esta aquí
Antonella: Por favor, Marcos... dime donde esta –suplico con lagrimas en los ojos.
Marcos: Nella, yo a ti te adoro –se acerco a las chicas– pero él me dijo que no sé lo diga a
nadie, necesita estar solo
Antonella: Por favor Marcos –dijo suplicante– necesito verlo
Marcos: ¿Qué es lo que te pasa con Nacho? –inquirió serio, cruzándose de brazos.
Antonella: Nada, quiero hablar sobre Estefanía con él –lo miro extrañada– ella lo necesita,
debe volver
Marcos: Ok –anoto la dirección– espero no entrar en mas problemas –le dio el papel.
Antonella: Gracias Marcos –suspiro y apretó contra si el papel– lo estoy haciendo por
Teffy –sonrió triste– y por Demian quien esta preocupado –suspiro nuevamente.
Nalia: ¿Y por ti?, –pregunto cómplice– ¿No lo harás?
Antonella: ¿Por mi?, –dijo nerviosa– ¿Por qué lo haría por mi? –Marcos miro fijo a Nalia.
Nalia: –la abrazo– no me hagas caso –sonrió– ahora ve a buscarlo
Antonella: Gracias de nuevo –se dispuso a salir y antes de hacerlo les dijo– si llama
Demian díganle...
Marcos: Que no te vimos –sonrió cómplice– no te preocupes, te cubriremos –les sonrió y
salió de la casa.

Antonella salió de la casa de los Sonchard, arranco su auto y se perdió por el camino en
búsqueda de Nacho. El camino no fue demasiado largo, pero si se hizo pesado... su
cabeza dio vueltas y no sabía que era lo que iba a pasar cuando se vieran, Nacho tuvo
que irse para no hacer algo que perjudicará a personas que eran importantes para ellos.
Que pasaría si se volviesen a ver, que le diría, cual sería la excusa que le daría. Muchas
preguntas rondaron su cabeza. Y llego el momento en que debía enfrentarlo, lo hizo por
inercia, bajo del auto y subió al departamento que Marcos tenía y no usaba. Al llegar al
piso se paro delante de la puerta, titubeo un poco antes de tocar el timbre, pero decidió
hacerlo. Nacho al abrir la puerta se sorprendió al ver quien estaba del otro lado, estaba en
bata y secaba con una toalla azul su cabello

Antonella: Hola –dijo tímidamente.


Nacho: ¿Qué haces aquí?, –pregunto sorprendido.
Antonella: ¿Puedo pasar? –suspiro.
Nacho: Si claro –el entro y ella detrás de él cerrando la puerta luego de pasar– no quiero
ser descortés –dejo la toalla en la mesa– ¿Pero qué haces aquí?
Antonella: Vine hablar contigo –tomó aire– tienes que volver, Estefanía te necesita.
Demian me tiene loca, al no saber sobre ti
Ignacio: ¿Y tu? –se acercó.
Antonella: ¿Yo que? –se echo un poco para atrás.
Ignacio: ¿Y qué hay de ti? –la acorralo– ¿no me necesitas, no te preocupo? –quedó
atrapada entre él y la pared.
Antonella: Yo tengo por quien preocuparme y a quien necesitar –intento zafarse– y es tu
amigo, es Demian, prácticamente tu hermano
Ignacio: –Se alejo– Yo me fui, porque yo no sé si necesito a Estefanía –se dio vuelta para
verla– quizás te necesite a ti
Antonella: ¿Qué dices? –dijo haciendo gestos de ademán– estas muy confundido
Ignacio: Es por eso exactamente que me aleje –se dirigió a la puerta.
Antonella: Allá afuera hay personas que te necesitan y extrañan –movió sus manos.
Ignacio: Y yo lo que necesito ahora, es estar solo para pensar –exclamo fastidiado
abriendo la puerta– ahora déjame solo
Antonella: –Tomo su cartera enojada– Estas seguro que quiere que te deje –camino hacia
la puerta.
Ignacio: Si –sostuvo su cuerpo por la puerta– seguro

En el momento en el que ella va a cruzar la puerta, Nacho la tomo fuerte del brazo y la
detuvo, mientras que ambos quedaron mirándose a los ojos. Pudo impedirlo hacía dos
noches atrás... pero no ahora, sus miradas eran muy fuerte, se deseaban.... se
necesitaban y para ser honestos, ya no le importaba el mundo, ni Demian, ni Estefanía, ni
que pensarían sus amigos si se enterasen, se dejaron llevar por la pasión que habían
reprimido noches atrás.

Nacho cerro la puerta y la empujo hacia adentro tomándola de la cintura y haciendo que
ella se estremeciera, los brazos de ella se enredaron en su cuello, y sus bocas
comenzaron a besarse, su lenguas llenas de fuego se entrelazaron y ambos cayeron
sobre el sofá de la sala. Él sobre ella, Nacho comenzó a bajar y subir sus manos sobre la
figura de ella, encendiéndola con cada caricia, su respiración iba acumulándose
atragantada en los pulmones y en la garganta, sentían lo prohibido, el deseo reprimido...
él la tomo de la mano y la llevo al dormitorio, la recostó sobre la cama como lo que el
deseaba tener en su vida, una princesa... se recostó sobre ella desabrochando su bata y
quedando desnudo a sus ojos.... quito la blusa de ella y desabrocho el pantalón de
vestir.... y así poco a poco quedaron desnudos debajo de las sabanas, las caricias hacían
que la temperatura subiera en sus cuerpos, los gemidos se agudizaran, y la respiración se
dificultará con cada roce de las manos sobre su piel. Besaron todo su cuerpo, lo
acariciaron lo desearon. Nacho no perdió tiempo en hacerla suya, recostado sobre ella
tomo su barbilla le dio un suave beso en la comisura de los labios en el mismo momento
que la penetraba, ella entrecerró los ojos y disfruto el momento. El ritmo comenzó a subir,
a acelerarse como la respiración, los latidos y los gemidos, que eran cada vez mas y mas
fuerte... sintieron un escalofrío por la espina dorsal de ambos que llego hasta sus sexo y
termino en un gran estallido de placer que los inundo a ambos por todo su cuerpo y alma.
Nacho se recostó a un lado y la coloco a ella sobre su pecho, sin querer entre caricias se
durmieron»

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Capitulo V: Es ella

Ignacio: Como tardaste en encontrar el agua –sintió alguien que se sentó a su lado.
Antonella: Me hice un poco de café, por eso tarde –ambos rieron.
Ignacio: ¡Ouh!, hubiese querido que me lo preparases tu –le clavo la mirada.
Antonella: Si quieres voy por mas –le dio el suyo.
Ignacio: ¿Segura? –sonrió.
Antonella: ¡Claro! –fue por mas, y cuando regreso se sentó a su lado– ya esta
Ignacio: Gracias –tomó un sorbo– como adoro tu café
Antonella: ¡Muchas gracias! –sonrió.
Ignacio: Estas preciosa –le acaricio la mejilla.
Antonella: Nacho, puede bajar Demian y no me lo perdonaría nunca
Ignacio: Solo te acaricie la mejilla –elevo una ceja.
Antonella: ¿Y por qué no podías dormir? –tomo un poco de su café.
Ignacio: Porque me siento mal y no conciliaba el sueño –dijo triste– mi cabeza, da vueltas
y vueltas en varias direcciones –suspiro fuerte.
Antonella: ¡Ay Dios!, –lo abrazo– como puedo ayudarte corazón –se aparto sonrojada–
¡Lo siento! No quise decirte eso
Ignacio: Te amo –dijo con lagrimas en los ojos.
Antonella: No, tu no me amas –se paro– tu amas a Estefanía
Ignacio: Nos estamos engañando, nos engañamos desde el momento en el que nos
gustamos
Antonella: Yo... –titubeo nerviosa– yo amo a Demian, y tengo una familia con él
Ignacio: Por favor –dijo moviendo las manos– no te mientas yo sé que me amas, y creo
mas de lo que yo te amo a ti
Antonella: No estés tan seguro de eso Ignacio
Ignacio: ¿Estas enojada? –dijo asombrado– nunca me dices Ignacio, al menos que estés
enojada
Antonella: Si –se alejó de él– estoy enojada –frunció su ceño.
Ignacio: Pero no te enojes princesita –se acercó y la abrazó por detrás.
Antonella: No me toques –dijo alejándose.
Ignacio: Te amo –la volvió a abrazar– y te necesito... si bien adoraba a Estefanía, tu
nunca saliste de mi, en mas te fuiste metiendo cada vez mas profundo en mi corazón
Antonella: Nacho no –se dio vuelta quedando enfrentados– no está bien
Ignacio: No esta bien no amarnos como queremos
Antonella: Tengo una hija con Demian, Nacho... tengo una familia formada, y adoro a
Demian
Ignacio: Pero no lo amas
Antonella: Esto esta mal –dijo soltándose– me voy a dormir
Ignacio: No te vayas –se lo impidió tomándola de su muñeca.
Antonella: ¡Basta Nacho! –exclamo casi llorando.
Ignacio: ¿Por qué? Yo te amo y te necesito
Antonella: No, no es verdad –dijo dolida.
Ignacio: Si lo es –dijo casi llorando, Aixa apareció llorando al final de la escalera.
Aixa: Mamy motruo –dijo llorando.
Antonella: Mi cielo –camino hacia ella.
Aixa: Motruo comia mi –explico llorando acongojada.
Antonella: No mi amor, nadie te comerá –la abrazo con fuerza.
Ignacio: Si ella fuera mía –dijo triste– todo sería distinto –hubo un silencio incomodo– y
pensar que le pondría Aixa a mi hija, bueno a nuestra hija, de Tefy y mía –comenzó a
llorar ocultando su cara entre las manos y se desplomó en el sofá.
Aixa: Puke shora el tito Nacho
Antonella: Porque –le dijo al oído– extraña a la tita Estefanía
Ignacio: No le mientas a la nena –exclamo entre lagrimas.
Aixa: Mamy, no miete tito. Esha te kede musho –se acerco– y si esha dishe que tañas a la
tita Nella, puke no bucash
Ignacio: Ven aquí –la abrazo con fuerza y Nella se puso a llorar.
Antonella: Aixa es tuya –exclamo sin fuerzas, se sentó en el sofá y dijo entre dientes–
Aixa si es tu hija Nacho –se paró y se fue corriendo a la cocina.

«Luego de un largo día de trabajo en el estudio Antonella se fue lo mas rápido que pudo a
la casa de su amiga Nalia, no tenía a mas nadie que contarle esa noticia... estaba
embarazada iba a ser mamá y las cuentas daban que el padre era Nacho. Nella se bajo
del auto y se dirigió a la casa

Nalia: Nella –abrió la puerta– que agradable sorpresa


Antonella: Hola Nali –dijo algo agitada– ¿Podemos hablar? –inquirió con lagrimas en los
ojos– ¿estas sola?
Nalia: Si, si estoy sola –dijo preocupada– ¿Paso algo malo? No me preocupes –cerró la
puerta.
Antonella: Estoy embarazada –dijo sin mas remedio.
Nalia: Ay amiga eso es genial –dijo contenta y la abrazo.
Antonella: No es de Demian, Nali –se echo a llorar con fuerza.
Nalia: Qué intentas decirme –se sentaron en el sofá– no, tu –dijo entrecortada– no me
digas... que tu... es-tas embara-zada de alguien mas –se sorprendió con la actitud de
Antonella y la forma en que asintió con la cabeza– ¡Ay! No niña. Eso no se hace
Antonella: No sé que hacer vine a pedirte ayuda. No a que me sermonees Nali –dijo
secándose las lagrimas.
Nalia: Dios no sé que decirte. ¿Sabes ya lo que harás? ¿Supongo que dirás la verdad,
no?
Antonella: Es que no se, no quiero perder a Demian; pero sé que no es justo ocultarle al
padre la verdad
Nalia: ¿Quién es el padre? –dijo sentándose a su lado.
Antonella: Este.... –dudo en decirlo– es... Nacho –escondió la mirada.
Nalia: ¿Qué? –dijo choqueada– como que de Nacho... dijiste que te habías cuidado
Antonella: ¡Y nos cuidamos! Pero no sé que paso –dijo triste y casi llorando.
Nalia: Bueno ya cálmate –dijo levantándose– encontraremos una solución
Antonella: ¡Dios! ¿Por qué me pasan estas cosas a mi? Cuanto mas quiero hacer las
cosas bien, peor me salen –suspiro– tan mala persona soy
Nalia: No Nella, las cosas a veces pasan para que uno crezca y no cometa los mismos
errores una y otra vez
Antonella: Esta en juego muchas cosas porque no antes, no entiendo.
Nalia: Porque las cosas debieron ser así, pero tranquila ya encontraremos una solución,
sea buena o no tan buena
Antonella: No quiero perder a Demian, ni a Estefanía. Dios por querer –se paro– todo, tal
vez me quede sin nada –escondió su cara entre las manos.»

No puede ser mía, porque no me lo dijo antes. Es tan parecida a mi, pero tiene tanto de
ella... su color, su calidez, esos cabellos son igual a ella... Es tan hermosa como ella, y es
mía, de seguro Demian debe saber, maldita sea tanto tiempo ocultándome a mi hija

Ignacio: ¿Por qué no me lo has dicho antes? –inquirió enojado.


Antonella: Porque te recuerdo que estaba con tu amigo y estaba por casarme
Ignacio: ¿Y qué?
Antonella: Cálmate o despertarás a la niña –dijo asustada por su actitud.
Ignacio: De ti –miro con desprecio– podía esperarlo, pero de mi hermano Demian, porque
habría de ocultármelo –miró a la nena.
Antonella: Demian no sabe que es tu hija, y espero que siga así –suspiro.
Ignacio: ¿Estas amenazándome? –la acorralo contra la pared.
Antonella: No yo –dijo asustada– solo no quiero perder al hombre que amo
Ignacio: ¡Por Dios!, tu no lo amas a él. Tu me amas a mi –le acaricio la mejilla– ¿aun
seguirás evitándolo?
Antonella: No hay nosotros Nacho... y si alguna vez lo hubo se acabo, termino –dijo
terminante.
Ignacio: Si hay un nosotros de tres años –dijo señalando a la beba que dormía en el sofá.
Antonella: Eso no nos une como pareja, para la nena el padre es Demian –suspiro– sabes
el trauma que le causarías
Ignacio: Tú no me puedes negar que deje de verla –dijo triste.
Antonella: Y no lo haré... pero tampoco permitiré que digas nada
Ignacio: Ella es mi hija –se sentó en el sofá– no puedes negarlo, hasta Demian se dio
cuenta de que es parecida a mi
Antonella: Es verdad tiene gestos tuyo, pero es porque esta tiempo, mucho tiempo contigo
–dijo resignada– nada mas
Ignacio: Nella, mi amor, princesa no nos mintamos mas, yo te amo, tu me amas
Antonella: –Cortándolo– Yo no te amo, que te quede claro –ve que la nena se mueve–
Ignacio: Ella es mi hija –dijo sin creerlo.
Antonella: Si Nacho, pero no...
Ignacio: ¡Ok! No le diré nada –sonrió– pero no la alejes de mi
Antonella: No la alejaré –sonrió triste– te lo prometo
Ignacio: Gracias –la abrazo– ¡Muchas gracias!
Antonella: No tienes porque agradecer
Ignacio: Aun recuerdo el día en que te casaste con él –miro hacia el segundo piso.

«Eran las 11 de la mañana... todos se prepararon para la boda, los chicos se prepararon
en casa de Demian y las chicas en la casa de Antonella. Tenía que intentarlo por última
vez, o resignarse para siempre. Antes de ponerse la ropa de boda, le aviso a Marcos que
lo cubriese y se dirigió a la casa de Antonella. Sabía por donde entrar sin que nadie lo
descubriese y llegar al dormitorio principal donde se preparaba Antonella, en el momento
en el que llego, Nalia estaba junto a Antonella en el dormitorio

Antonella: ¿Nacho que haces aquí? –ella estaba en bata, y Nali le coloco unas
extensiones.
Ignacio: Necesitaba verte –dijo triste.
Antonella: Nali déjanos solos por favor
Nalia: ¿Segura? –ella asintió con la cabeza– te doy 15 minutos Nacho cuando vuelva, no
quiero verte aquí –salió.
Ignacio: No te preocupes –sonrió triste– serán solo un par de minutos –ella se fue.
Antonella: ¿Qué quieres? ¿Para que viniste? –se paró y cerro la puerta con llave– no me
mires así, no quiero que nadie entre y te encuentre aquí. Denisse esta dando vueltas por
aquí
Ignacio: ¡Ok! La haré corta –suspiro profundamente– no te cases
Antonella: ¿Es todo?, –él asintió con la cabeza– vete y dile a Nali que venga –abrió la
puerta.
Ignacio: Te amo Antonella –se acerco a ella– no te cases, sé que me amas también.
Nosotros –ella lo corto cerrando la puerta de nuevo.
Antonella: Que tu y yo hayamos estado hace una semana y pico atrás juntos –suspiro– no
significa nada
Ignacio: No fue la primera vez Antonella
Antonella: Tómalo como una despedida
Ignacio: No me dejes –dijo con algunas lagrimas en los ojos– yo te amo
Antonella: No –se acercó a él y secó las lagrimas– tu amas a Teffy, y yo a Demian –se
interrumpió para luego proseguir– además estoy embarazada de él –forzó una sonrisa.
Ignacio: ¿Estas embarazada de Demian?
Antonella: Si –dijo seca y sin mirarlo– ahora vete, te deben andar buscando en la casa de
Demian
Ignacio: No te olvides que te voy a amar siempre –le dio un beso y salió de la habitación
sin que nadie lo viese, Antonella se sentó en la cama y se largo a llorar.»

Antonella: Creo que me iré a dormir, pero antes llevaré a Aixa al cuarto –se levantó y fue
a alzar a la nena cuando Nacho le dijo.
Ignacio: ¿Puedo? –pregunto tímidamente.
Antonella: ¡Claro! –se corrió a un lado– despacito –Nacho la alzo y ambos subieron.
Demian observo la escena, pero sin que ellos lo viesen.

°° Al día siguiente °°

Antonella se despertó y fue a ver a su hija al cuarto, volvió adonde estaba durmiendo su
marido, Demian. Preocupada le dijo

Antonella: Mi amor –lo zamarreo suavemente– la nena desapareció


Demian: Mmm… –dijo entre dormido– debe estar en el baño
Antonella: No amor. Ya me fije
Demian: Cariño –abrió los ojos, se coloco el pantalón– no se irá de la casa –ambos
salieron del cuarto– ya no te preocupes
Antonella: Como quieres que no lo haga –apunto de llorar, él la abrazó.
Demian: No me llores bebota –sonrió y bajaron las escaleras– ve a buscarla en la cocina
yo iré al parque –él se fue hacia el parque y ella entro en la cocina llamándola.

°° En la cocina °°

Antonella: Aixa, cariño... estas aquí –antes de que saliera encontró una nota sobre mesa–
‘‘Mamy, salí con el tito Nacho, regreso pronto’’ te ama Aixa –apreto el papel contra su
pecho y salió desesperada de la cocina.

°° En la sala °°

Demian: No esta amor en el patio –la vio salir de la cocina– y veo que en la cocina
tampoco
Antonella: No –respondió molesta– ¿Dónde se la llevo?
Demian: ¿Quién?
Antonella: Encontré este papel. Nacho se la llevo –dijo casi apunto de llorar.
Demian: De seguro... –entraron por la puerta Aixa con un gran peluche y Nacho
ayudándola, también tenía unas cuantas bolsas– ahí están –dijo sonriente.
Aixa: Papi, mamy –salió corriendo soltando el oso– vovimosh
Antonella: ¿Dónde te habías metido? –la alzo en brazos algo enojada.
Aixa: Tito Nacho me llevo de compash –sonrió mirando a su oso, ella la bajo– Papy mida
–sonrió y lo tomo de la mano para acercar el oso– es gandeee –lo abrazo.
Demian: Eso veo –sonrió– ven te ayudaré a llevar todos tus regalos –cargo las bolsas y el
oso, subió ayudado con la nena.
Antonella: Que pedazo de idiota se le ocurre llevar –luego de que se fueran Demian y
Aixa, irónicamente– a una nena de 3 años sin avisarle a sus padres –agrego sarcástica–
¡Oh Si!... a ti –grito.
Ignacio: ¡Para! ¿Qué te sucede?, –dijo extrañado– solo la lleve de compras y además
deje un aviso en la mesa de la cocina
Antonella: Si, –le dio el papel pegándole el pecho– toma tu maldito papel –dijo con ira– no
vuelvas a hacerlo Ignacio, nunca mas –se dio vuelta para irse.
Ignacio: No me amenaces –dijo serio– ella es mi hija también –sonó el celular de Demian–
¿no atenderás? –ella lo miró, miró el celular y atendió.
Antonella: ¡Hola!, –nadie hablo del otro lado– hola, hablen –corto– maldita sea cortaron –
Demian bajo.
Demian: ¿Sonó mi celular? –dijo bajando las escaleras.
Antonella: Si amor pero cortaron –se lo entregó– ¿la nena?
Demian: Arriba –vio sus rostros– ¿pasa algo?
Antonella: No cielo –sonrió forzada– subiré a ver a la nena, espero que no este lastimada
–subió las escaleras.
Ignacio: Ella esta bien –dijo enfadado– ¿Qué clase de demente crees que soy?, –entro a
la cocina.
Demian: ¿Alguien me puede explicarlo que sucede?, –sonó su celular, Antonella
desapareció en la planta superior y Nacho en la cocina– ¡Hola!
Estefanía: ¿Dónde te habías metido?
Demian: Estaba con mi beba. Solo tarde unos segundos del momento en que me
mandaste el mensaje al vibrador
Estefanía: ¿Qué hace tu mujer con el celular tuyo?
Demian: Lo olvide aquí abajo
Estefanía: ¿Podemos vernos?
Demian: Es peligroso Teffy –dijo dudoso, Nacho escucho el nombre– no lo sé
Ignacio: Mi Estefanía, es Estefanía
Demian: No puedo seguir hablando –dijo al ver a Nacho.
Ignacio: Dame eso aquí –le quito el celular– Teffy, Estefanía... ¿mi amor, eres tu?
Estefanía: Si, –se la escucho resignada– soy yo Nacho. ¿Cómo estas?
Ignacio: Como quieres que este. Destrozado –se dejo caer en el sofá– vuelve, hablemos.
Aunque sea por ultima vez
Estefanía: ¡Ok! Iré para allá. Iré a verte. ¿En dónde estas?
Ignacio: En casa
Estefanía: ¡Ok! En un rato estaré allí

~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~@~*~*~

Capitulo VI: El adiós

Las horas para Nacho, no pasaban más desde que ella lo había dejado, y tampoco podía
encontrarle sentido a su vida... hasta el momento en que se entero de que tenía un ser
chiquito a quien cuidar y a la persona que realmente amaba, aunque está nunca le
correspondiera su sentimiento. Quizás siendo el ‘‘tito’’ Nacho y el mejor amigo de Demian
podría estar cerca de sus amores, pero porque no podía quitarse a Estefanía de la
cabeza, ni del corazón. Como podía suceder que amase a dos mujeres, pero es que ellas
movían muchas cosas y distintas, muy distintas dentro de él.

«Ay Teffy muero por verte, gracias por haber aceptado volver… por darme una segunda
oportunidad, lo que debo contarte no se si podré vivir solo con eso, tengo una hija, no…
no puedo decirte eso ahora, tengo que callar. Ella no puede saberlo... aun»

Demian: Nacho, quédate quieto, pareces fiera enjaulada caminando en redondo –dijo
incomodo por la situación.
Ignacio: No puedo –caminando en círculos o de un lado al otro.
Antonella: ¿Qué no puedes? –bajo las escaleras con la nena en brazos.
Demian: No puede quedarse quieto –dijo sonriendo– acaba de llamar a mi celular
Estefanía –Antonella le clavo la mirada interrogándolo– se lo di por si necesitaba algo,
eres su amiga
Antonella: ¿Era ella recién? –se acercó a él y bajo la nena.
Demian: No sé, creo que si
Antonella: Si, –hizo muecas– ya veo la amiga que soy –agrego entre dientes sentándose
en el sofá– que no me habla –lo miro a Nacho– entiendo que haya llamado, pero ¿Por
qué tan nervioso?
Demian: Viene para aquí
Antonella: Demian le pregunte a Nacho, déjalo contestar a él –dijo algo enfadada– tu y yo
luego hablaremos –tocaron el timbre de entrada.
Ignacio: Es ella –salió disparado como bola de cañón para abrir la puerta, Nacho no
escucho mas que los latidos de su corazón por aquel momento tan importante para él,
latidos que disminuyeron al abrir la puerta– ¡Ah! Eran ustedes –exclamo desganado
abriéndose paso– ¡pasen!
Marcos: Si nos recibes así, nos vamos
Antonella: Es que espera a Estefanía –dijo sentada en el sofá.
Marcos: ¿A Estefanía, que viene para aquí? –inquirió entrando con su niña en brazos.
Ignacio: Si, viene para aquí –saludo a Nalia– Hola ¿Cómo estas?
Nalia: No tan exaltada como tu, pero bien –sonrió.
Aixa: Tita Nalia –dijo pegándose a su falda.
Nalia: Hola pequeña –la alzó y se acercó al resto– Demian, Nella ¿Cómo están?
Antonella: Bien ¿Y ustedes? ¿Y tu embarazo? –Aixa pasa a los brazos de Marcos.
Nalia: Creciendo –se tocó el abdomen, y se sentó en el sofá– así que viene Estefanía
para aquí –Nacho no presto atención a las palabras asintió por inercia y entro a la cocina.
Antonella: Male –sonrió viendo a la nena– vamos a jugar con Aixa al jardín –Malena
asintió con la cabeza y salieron al patio junto a Marcos.

Unos pocos minutos después llego Gastón a la casa y se unió a las nenas en el jardín,
Nalia conversaba con Demian en la sala y Nacho solo observaba ido desde la escalera
donde se encontraba sentado, un timbrazo lo saco de su ensimismamiento

Ignacio: Yo voy –salió corriendo.


Demian: No se va ir –le respondió desde el sofá.
Ignacio: Cállate –contesto molesto, abrió la puerta y la vio parada allí con un pantalón
negro de cuero una camisa de gasa blanca semi transparente, y el pelo suelto... casi sin
poder articular dijo– Ho-la
Estefanía: Ni que hubieses visto un fantasma –dijo cómica.
Ignacio: No, es que estás hermosa –dijo entrecortadamente.
Estefanía: ¿No me invitaras a pasar? –sonrió.
Ignacio: Si, claro... pasa –le abrió camino y el cerro la puerta.
Estefanía: ¡Vaya! Estas con visitas –sonrió algo disgustada, se acerco al resto– hola
Nalia, hola Demian –los saludo, se dio vuelta y le pregunto a Ignacio– ¿Podemos hablar a
solas?
Ignacio: Si vamos a mi despacho –Antonella, Gastón, y Marcos entraron con las niñas
quienes corren hacia a Estefanía.
Aixa: Tita –la abrazo por una pierna.
Malena: Tía –la abrazo por la cintura.
Antonella: Hola Teffy –dijo algo triste.
Estefanía: Vaya están todos –sonrió– Marcos, Nella, Gastón ¿Dónde esta tu mujer?
Gastón: En casa –sonrió mientras se balanceó sobre sus pies.
Estefanía: Bueno, nos vemos luego –dijo a punto de entrar al estudio.
Antonella: No tan rápido –exclamo.
Gastón: Niñas, vamos a seguir jugando... quiero esconderme yo ahora –dijo sonriendo,
las nenas corrieron a él, salieron juntos al patio.
Estefanía: ¿Me quieres decir que te sucede? –Nacho salió del estudio.
Antonella: ¿Qué es eso de que sales con mi marido? –pregunto seria.
Estefanía: ¿Qué?, –sonrió nerviosa– ¿de qué hablas Nella?
Antonella: A partir de ahora, para ti soy Antonella –agrego con el seño fruncido–
contéstame, ¿Dime que es eso de que sales a escondidas con mi marido?
Estefanía: No sé de que me hablas, yo no salgo con tu marido –Nacho se paró detrás de
ella– Demian, dile la verdad. No me cree
Demian: Bueno, la verdad es que... –Estefanía se asusto– que no, no somos nada...
vamos yo te amo –se acerco para abrazarla pero ella lo rechazo.
Antonella: No me toques –dijo sacándole el brazo– eres tan basura como ella
Ignacio: ¿Por qué no explica alguien lo que estas diciendo? –dijo serio soltando a
Estefanía.
Antonella: Gastón, los vio a los dos a los besos limpios en plena playa –miro a Demian– el
tigre pierde las manchas pero no las mañas, ¿No Demian?, –arqueo las cejas.
Ignacio: ¿Eso es verdad Estefanía?
Estefanía: –intercambio miradas con Demian, y luego miró a Nacho– Si, es verdad
Antonella: Eres una hija de mil puta –se abalanzó para golpearla, pero Demian se lo
impidió– no la defiendas más a esa... –comenzó a llorar.
Ignacio: ¡Ok!, –respondió decepcionado– me parece bien que lo reconozcas –todos en la
sala quedaron viéndolo– yo tengo un hijo, mejor dicho una hija –Antonella le clavó la
mirada para que no dijera nada.
Estefanía: ¿Una hija? –dijo asombrada– ¿Como una hija?
Ignacio: Si que parte no entiendes del todo –dijo sarcástico– tengo una hija, una hermosa
hija
Estefanía: ¿Y para qué me llamaste?, ¿Para que querías verme? –pregunto con ira.
Ignacio: Yo acabo de enterarme, hace horas
Estefanía: ¡Ah si!, –exclamo sin terminar de creerlo– ¿Quién es la madre? –inquirio
sarcástica.
Ignacio: La madre es… –Antonella le suplico con la mirada a Nacho para que no lo dijera–
No importa, a ti no te importa quien es la madre
Estefanía: Sabes –dijo desafiándolo– no te creo, no creo que exista ninguna hija, lo hace
por despecho
Ignacio: Antonella es, tu mejor amiga... es la madre de mi hija –todos quedaron
boquiabierto, Antonella oculto su rostro bajando la mirada, Demian y Estefanía quedaron
perplejos antes la noticia y le clavaron la mirada, Marcos y Nalia aunque sabían sobre
eso, no esperaban que Nacho se enterase y menos en estas condiciones que lo supiera
Demian y Estefanía.
Marcos: ¿Lo sabía? –pregunto mirando a Antonella.
Ignacio: ¿Cómo ustedes lo sabían? –dijo algo enojado.
Marcos: Si Nacho, pero no te enfades. Ella debía apoyarse en alguien con todo esto.
Nalia: Ella no quería perder a Demian –agrego nerviosa– iban a casarse –Marcos abrazo
a Nella que lloraba desconsolada– no quería perder a su amiga
Ignacio: Claro, de seguro –dijo molesto caminando por el lugar.
Demian: No puedo salir de mi asombro –choqueado– ¿Como que tienes un hijo? –vio a
Nacho– con mi mujer –señaló con la mirada clavada en Antonella– te acostaste con la
persona que es prácticamente mi hermano. Y luego la tildas a Estefanía de basura, si tu
eres peor que ella
Ignacio: ¡Hey! No te lo permitiré –le dio un puñetazo a Demian con la mano cerrada.

«Eran por las fechas de navidad, Antonella ya se había casado hacía dos meses, Nacho
estaba por comprometerse con Estefanía, pero terminaría con una historia antes... sin
querer darse cuenta que se metería mas de lleno en la historia con el paso que iba a dar.
Eran cerca de la medianoche, del 18 de diciembre... Antonella estaba sola en la casa,
Demian estaba grabando su CD solista, aprovechaba la noche para el día grabar con los
chicos, tenía mucho trabajando. Nacho se dirigió hacia la casa que ellos compartían. Al
bajar del auto se dirigió a la puerta y toco el timbre, Antonella pensando que era Demian
que había regresado abre la puerta sin mirar

Antonella: Creí que estarías afuera toda la noche –se abrochó la bata y entró a la cocina.
Ignacio: Lamento decepcionarte –cerró la puerta y la siguió, en la cocina le habla– pero no
soy tu marido –ella volteo sobresaltada y al verlo se quedo mas aliviada.
Antonella: Dios que susto me diste nene –se agarro el pecho con la mano derecha–
¿Perdón? Pero no deberías estar con Estefanía –dijo aun asombrada por su visita a esas
altas horas de la noche.
Ignacio: Quise terminar algo antes, puesto que en una semana le pediré matrimonio a
Estefanía –ella lo miró sorprendida y siguió– no me mires así, tu te casaste y me cerraste
toda posibilidad contigo
Antonella: Y que querías que hiciera, lastimar a dos personas muy importante para mi –lo
miro arqueando una ceja– ¿Quieres algo para tomar? –dijo dándose vuelta para servirse
un café.
Ignacio: Si quieres puede servirme uno a mi también –sonrió algo triste.
Antonella: Aquí tienes –le dio el que había servido ya– siéntate o piensas seguir creciendo
todavía –ambos rieron.
Ignacio: No, no creo que siga creciendo –dijo con una sonrisa animada se sienta.
Antonella: Pues tu me dirás –dijo sentándose en frente suyo revolviendo el café.
Ignacio: Vine a terminar lo nuestro –dijo serio.
Antonella: De que nuestro me hablas Nacho –dijo extrañada– la ultima vez que estuvimos
fue...
Ignacio: Hace dos semanas Antonella, no te mientas –dijo cortándola seco.
Antonella: Igual, eso fue una estupidez que sucedió porque... no sé –dijo algo nerviosa.
Ignacio: Así que no me vengas con que no querías lastimar a nadie, porque si Demian se
enterase
Antonella: Ni se te ocurra –dijo preocupada cortándolo– no se te ocurra contarle –tomo
nerviosa un poco de café.
Ignacio: De mi boca no saldrá nada –le dio un sorbo a su café– te dije alguna vez lo rico
que preparas el café –ella negó con la cabeza– pues es muy rico, me encanta... ni fuerte,
ni suave... es muy rico de verdad –volvió a tomar sonriendo.
Antonella: Muchas gracias –dijo apenada– y bien –suspiro fuerte.
Ignacio: Y bien nada Nella, me empujaste a hacer algo que yo no quiero –dijo triste.
Antonella: ¿Yo?, –el asintió– yo no te hice nada
Ignacio: ¡Exacto! Porque tu me has dejado en la nada
Antonella: Entiéndeme a mi Nacho, tu crees como iban a tomar Demian y Teffy si
nosotros decíamos que no queríamos estar con ellos y luego estaríamos enredados
nosotros
Ignacio: Es que a mi eso no me importa, yo a Estefanía no la amo
Antonella: Pero yo a Demian si –suspiro fuerte cerrando sus ojos para sostener la mentira.
Ignacio: Una última noche –dijo cabizbajo, suplicante.
Antonella: No, Ignacio... ¿Quién te crees que soy yo, eh? –dijo algo enfadada.
Ignacio: La mujer que amo, y esto lo hago por ti
Antonella: ¿Por mi?, –se rió sarcástica– Tu dices que me amas y te casarás con otra, eso
es hacer algo por mi
Ignacio: Si, porque no puedo tenerte. ¿Por qué elegiste a alguien mas aun cuando en tus
ojos se refleja el amor por mi?
Antonella: No, basta de decir eso... de decir que yo te amo. Si yo me acosté contigo fue
por simples ganas, y porque a veces uno no sabe lo que hace. ¿Quieres tenerme una vez
más?, –grito– pues me tendrás –se quitó la bata, debajo tenía un camisolín blanco con
encaje– tómame –cerró los ojos y se le cayó una lagrima.
Ignacio: Así no –se levantó y salió de la sala.
Antonella: ¿Y a ti que te pasa?, –se coloco nuevamente la bata y lo siguió, lo dió vuelta
con fuerza y quedaron mirándose a los ojos– ¿No era que querías tener relaciones
conmigo por ultima vez?, –se notó el enojo y la decepción en sus ojos– pues porque no
haces lo tuyo y te vas
Ignacio: Antonella, así no –repitió triste– yo te amo, y quiero hacerte el amor por ultima
vez, antes de cometer una locura –se le llenaron los ojos de lagrima.
Antonella: No llores –se le partió el alma con cada una de las palabras que el decia– yo
no te estoy obligando a nada, yo no te dije comprométete con Estefanía
Ignacio: No me has dejado opción –se encogió de hombros– te casaste con un hombre
que no amas –sin dejarla hablar– ahora hablaré yo –ella suspiró y lo dejó seguir– te amo y
no eres capaz de jugarte por mi. Estefanía si se jugaría por mi, siempre –ella bajo la
mirada– no puedo creer que distintas son –movió sus manos– solo me dejaste la opción
de aferrarme a lo único seguro que tengo –agrego con pesar– Estefanía, es lo único que
tengo, porque –continuo con enorme tristeza– tu me dejaste hace tiempo ya, aunque
hayamos estado juntos hace muy poco –se dio vuelta para dirigirse a la puerta.
Antonella: Espera

Ella se acerco y le dio un dulce beso en los labios, que los llevo a hacerse suyos durante
casi toda la noche. Tomo su cintura entre sus brazos apretándola contra su cuerpo tibio,
Antonella dejo escapar un leve suspiro en acuerdo a aquel movimiento, sus bocas se
entrelazaban como sus lenguas y sus brazos, caminaron hacia la escalera donde ella
perdió la bata que traía puesta, subieron las escaleras sin dejar de sentir su piel, sus
besos, sus ansías por hacerse del otro. Caminaron como pudieron hasta la recamara,
entre sonrisas besos, y abrazos, caricias en el cuerpo sobre la ropa, en la cara. Llegando
a la puerta del cuarto Nacho perdió su camisa, quedando en cuero para ella, sentía los
latidos del corazón que salían del pecho de él, su cuerpo trabajado, era el paraíso para
ella, sus latidos comenzaron a avanzar como lo hacían sus pasos dirigidos hacia la cama,
una vez dentro del cuarto Nacho recostó sobre la cama delicadamente a Antonella, como
si se tratase de una pieza preciosa y muy cara, paso su mano por detrás de la espalda de
ella estrechándola contra su pecho, haciendo que sintiera su respiración sobre el cuello, la
beso hasta el lugar mas recóndito de su cuerpo, gozando con cada beso... en los juegos
de cama fueron acomodándose y despojándose de la ropa que poseían hasta quedar
desnudos debajo de las sabanas, Nacho se acomoda complacido entre sus piernas, para
hacerla suya, la sonrisa de ella no demostraba desencanto, ni obligación... y quizás en
sus ojos decía que no se alejará, pero el compromiso con Demian era mas fuerte. La hizo
suya una y otra vez mientras pudo, se sentían en el cielo, el paraíso... sus orgasmos
fueron consecutivos debajo y fuera de esas sabanas, disfrutaban completamente el estar
juntos y el mundo no existía... luego de casi toda una noche de amor, ella le pidió casi
suplicante que se fuera... él se vistió, ella también y lo acompaño hasta la puerta, el montó
su auto y se fue, ella quedo en la puerta mirando como el auto se perdía en el horizonte y
entre sus lagrimas.»

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Capitulo VII: Lo sabía

Antonella: ¿Como esta Demian? –le preguntó a Marcos que salía de la habitación.
Marcos: Se quedo dormido –suspiro– se ve que los tranquilizante le hicieron efecto muy
pronto
Antonella: Pasaré a verlo –abrió la puerta.
Ignacio: ¿Nella podemos hablar? –apareció con una bolsa de hielo sobre su ojo
izquierdo– por favor –vio su cara de molestia.
Marcos: Ve Nella –dijo cabizbajo– yo cuidaré de Demian, si se despierta, te llamo
Antonella: ¡Ok!, –soltó el picaporte– gracias Marcos
Ignacio: Vamos al parque

ºº En el parque ºº

Antonella: ¿Tu dirás?, –pregunto seria.


Ignacio: ¿Qué vas a hacer? –se coloco la bolsa de hielo sobre el ojo.
Antonella: ¿Qué haré con que?, –inquirió molesta.
Ignacio: Con todo esto, conmigo... con Demian, nuestra hija –dijo con lagrimas en los
ojos.
Antonella: No se –elevo la voz– que pretendes que haga –movió sus manos– que deje a
Demian así porque si, y corra a tus brazos y nos vayamos lejos con la nena –asintió– no,
tu estas loco... yo no voy a dejar a mi marido, él me ama y yo a él
Ignacio: Tu no lo amas –se quitó la bolsa de hielo– y lo sabes. No entiendo porque te
mientes –le acarició la mejilla y ella se estremeció– ¡Ves! Eso es porque amas a tu
marido, de seguro pensabas en él, ¿no?
Antonella: ¡Ok! Fine no amo a Demian, pero a ti tampoco. Y el me ha dado una familia,
protección y seguridad
Ignacio: Él no te ha dado a Aixa, a Aixa la concebimos nosotros dos –Estefanía escucho
todo de lejos y sin que ellos la viesen– y yo te he dado mas del amor que jamás te han
dado, y eso tu lo sabes
Antonella: Eso a veces no alcanza sabes –dijo triste– tu nunca te has jugado como él
conmigo
Ignacio: Carajo Antonella –tiro la bolsa al suelo– ¿Qué no me he jugado? ¿Qué no me he
jugado? Tu me estas cargando –Antonella se asustó– he estado contigo todas las veces
que me eran posible, dejando a Estefanía sola y no me importaba, jamás me arrepentiré...
porque tu me robaste el corazón desde el primer momento en que te conocí hace mas de
5 años atrás –se puso nervioso y comenzó a caminar en círculos– no me la quites –le
clavó la mirada y con lagrimas en sus ojos le dijo– no la alejes de mi
Antonella: No lo haré, pero no puedo arrancarla de su padre. Demian para ella es su
padre Ignacio –Demian se paro detrás de Estefanía escuchando todo, ambos parados en
la puerta sin ser notados.
Ignacio: Él no es el padre
Antonella: Padre no es el que concibe, es el que cuida y educa
Ignacio: Tu no me has dado la chance –dijo amenazándola– si tu la alejas, te hago juicio y
te la saco
Antonella: No, tu no lo harías –dijo tranquila– jamás harías eso, te conozco
Ignacio: No juegues conmigo –la tomó del brazo, Demian vio eso y se dispuso a salir al
jardín pero Estefanía se lo impidió– te amo Antonella, ¿Qué parte del te amo no entiendes
eh? ¿Cómo hago para tenerte?
Antonella: Tu –dijo con los ojos llenos de lagrima y llorando– me tienes desde el momento
en que me hiciste el amor por primera vez –se sentó en el césped escondiendo su cara
entre las manos y largándose a llorar con fuerza.
Ignacio: No, no llores princesita –se arrodillo frente a ella y la abrazo, Nella se hundió en
su hombro.

ºº Dentro de la casa ºº

Demian: Creo que es momento de que siga con mi vida –dijo triste, en ese momento
entraron Nalia y Marcos con Aixa.
Aixa: Papy –se le pego a la pierna, el la alzo en brazos– papy puedo id a complad
cadamelosh con losh tios
Demian: Pregúntale a tu mama –dijo bajándola– papy debe irse –le dio un beso triste.
Marcos: ¿A dónde irás?
Demian: A seguir con mi vida –agrego casi llorando.
Aixa: Papy no llodes –lo abrazo por la pierna.
Demian: No –la alzo en brazos– papy no llora –la nena le seco las lagrimas, y la bajo en el
momento en que Nacho y Antonella entraron abrazados.
Antonella: Bebe –se arrodillo y la nena corrió hacia ella, ella se incorpora alzándola.
Aixa: Papy etaba llodando –dijo triste– y sho no kelo que papy llode –se escondió en el
hombro de Antonella y comenzó a llorar.
Antonella: No, mi vida –la abrazó fuerte– papá no llora –le tomo la carita para que lo vea–
¡Ves! –Demian sonrió– papy esta sonriendo
Demian: Ven aquí –la alzo desde los brazos de Antonella– papy esta bien, no estaba
llorando... solo le había entrado tierrita en los ojos –le habló suavecito– como aquella vez
que estábamos en la carretera con mamá y a ti se te metió tierrita en los ojos y
comenzaste a llorar porque te ardían los ojos –la nena asintió– bueno a papy le paso lo
mismo ahora
Aixa: Pero aquí no hace tierra
Demian: Pero papy tenía la tierra de antes
Aixa: Pedo shoplal ojos, pada que she te pashe
Demian: ¡Claro! –abrió los ojos y el acto que hizo su hija, le hizo llenar los ojos de
lagrimas no solo a él, sino a todos los presente en la lugar– ya esta –la abrazo fuerte
contra él– ¡Gracias princesita!, –la nena volvió a los brazos de la madre– quédate con
mamy, que papy debe hacer muchas cosas –la nena asintió y hundió su cabeza en el
hombre de la madre– yo luego paso por las cosas que me pertenecen
Antonella: ¿Te vas en serio?
Demian: Si, no le encuentro sentido a quedarme
Antonella: ¿Tienes donde quedarte?, –la miro a Estefanía– que pregunta no –elevo las
cejas– tu sabes que esta casa siempre tendrá la puertas abiertas –el asintió– cuídala, si –
le dijo a Nacho– a las dos –Nacho asintió– vamos Estefanía
Estefanía: Si vamos –se dirigió hacia la puerta sin saludar a nadie.
Demian: Nos vemos –se dirigió detrás de Estefanía, Antonella bajo a Aixa y antes de
cruzar la puerta la nena corrió hacia su padre.
Aixa: Papá –ella llego a el, el la alzo y la abrazo.
Demian: Adiós mi princesita, no te olvides que papy te ama si
Aixa: Sho tamben amo a papy –lo abrazo con fuerza y se bajo corriendo a la madre.
Demian: Nos vemos –Antonella lloro al sentir a Aixa aferrarse a su pierna mirando como
el padre se iba.
Nalia: Bien, Aixa –se arrodillo frente a la nena– ven con la tía vamos a abrirte un
chocolate para que comas –la nena corre a ella.
Antonella: No Nali, por favor... antes de la cena no –se seco las lagrimas.
Nalia: Yo solo quiero distraer a la nena –la tomó de la mano.
Antonella: Dije no –repitió seca y autoritaria.
Nalia: ¡Lo siento!, –bajo la mirada– solo quiero ayudar como pueda –suspiro.
Marcos: Antonella deja que Nali se encargue de la nena por hoy
Ignacio: Yo iré con ella
Aixa: Si tito Nacho, mamosh a vel mi pieza y la del bebe –le estiro los brazos a Nacho.
Ignacio: ¿Bebe? –miro a Antonella.
Antonella: Si, estoy embarazada –bajo la mirada.
Ignacio: ¿Y de quien es?
Marcos: De Demian obviamente –agrego con superioridad.
Antonella: No Marcos –lo miro a la cara– también el bebe que tengo en mi vientre es de
Nacho –se tocó el abdomen.
Marcos: ¿Cómo? –pregunto asombrado.
Nalia: Marcos –bajo la nena– mejor vayámonos
Ignacio: Acompáñame arriba con la nena Nalia
Nalia: ¡Si claro! –tomo la cartera y lo siguió a Nacho quien tenía en brazos a Aixa,
Antonella entro a la cocina y Marcos la siguió.

°° En la cocina °°

Marcos: ¿Cómo pudiste Nella?. –entro a la cocina, Antonella se sirvió agua en un vaso.
Antonella: ¿Cómo pude que?, –se dio vuelta apoyándose sobre la mesada levemente–
¿Cómo pude engañar a Demian, o cómo pude ocultarle la hija a Nacho, cómo pude volver
a quedar embarazada de Nacho –agrego sarcástica– o quizás cómo pude enamorarme
de Nacho, Cómo pude ocultarle la verdad a todo el mundo? –se le asomaron lagrimas en
los ojos– ¿Cómo que Marcos? ¿Cómo pensé –elevo la voz– en no hacer sufrir a nadie, y
a pesar de derrumbarme en silencio cada día, calle? ¿Cómo que Marcos? ¿Cómo que? –
comenzó a llorar.
Marcos: No intento juzgarte, niña –se acercó a ella y le secó las lagrimas– intento
entenderte –acaricio su cabellera– ¿Por qué y cómo pudiste hacerlo?
Antonella: No lo sé –se sentó abatida en una silla– solo me salió, intente hacer lo mejor
para todos, y estoy equivocada... estuve muy equivocada, ¿no?
Marcos: Ven aquí –estiró los brazos, ella se levantó y va hacia él– tu hiciste lo mejor que
creías. No voy a justificar tu comportamiento, cuando me entere de lo tuyo con Nacho
sabes lo que te dije, y no es necesario repetir las cosas, pero deben comenzar una vez
mas... todos, Demian con Estefanía, tu con Nacho y tus hijos, como debía de ser en un
comienzo, como debió ser siempre –la abrazó– solo tenme presente para lo que
necesites, tu sabes que yo estaré siempre
Antonella: Gracias Marcos –lo abrazo también.

Prólogo

La vida sabe dar vuelcos terribles, sientes que pierdes todo lo que tenías... y no disfrutas
de lo que esta por venir o de lo que te quedo... Somos tan ciegos que no logramos
observar lo que tenemos alrededor... y nos toma tiempo darnos cuenta de donde esta
nuestra felicidad.

Antonella y Ignacio se dieron cuenta a tiempo de que la felicidad estaba junto al otro y no
con sus parejas actuales... estaban amándose a escondidas por cometer errores en el
pasado, y seguían cometiéndolos... pero se dieron cuenta a tiempo de que debían parar la
situación y replantearla.

Estefanía y Demian se fueron a vivir juntos a meses de comenzar a salir libremente, están
comprometidos y se casarán en poco tiempo.... viven en el estado de Florida. Ignacio y
Antonella tuvieron un varón llamado Marko Dylan, Aixa esta mas grande y muy feliz de
estar con su hermano, con el tiempo llamo a Nacho papá... Antonella y Ignacio también
están comprometidos y cada uno sigue con su respectiva carrera.

A veces hay que pasar por tormentas muy fuertes para darse cuenta del verdadero amor
que existe entre dos personas... pero cuando el momento pasa, todo se olvida y se sigue
adelante... a veces porque se desea, muchas otras por no tener otra opción.

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