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Así, como cada verano, estoy de nuevo en el aeropuerto de un país que te puede ofrecer

vuelos más baratos y en la Europa que está padeciendo su cfamosa crisis. ¿en dónde
reside la sencillez? Es posible acaso cque se puede ser feliz y alegre (como lo era el mes
pasado en Belgrado) aquí también?
O será que la sociedad del consumo lo está carcomiendo todo?
Es curioso. Aquella sensación que sale de repente de toda esta estancia en el extranjero.
Será que se están ampliando mis vistas? O que simplemente estoy tratando de huir.
Sin embargo, cada sensación que provca “Samson”, aquella sensación que hace que se
me ponga la piel de gallina. Le extraño.
Y quisiera hacer un cambio.
Será que los europeos en realidad son relajados y que les importa una mierda todo lo
que pasa alrededor suyo?
Si es así, qué más se puede desear?
La libertad de actos en una sociedad tan parecida a mi mente.
Pero cómo llegar a explorarlo a fondo?
Y con él?
Cuando desaparece la inquietud y el cansancio me doy cuenta de todo lo que él es para
mí. Sólo hace falta hacer una comparación de mis años anteriores. Tanta frustración.
La negra que va a Suecia. Abrir la mente. Expandir las vistas. Sin malos rollos.
No quiero volver.
Es verdad. Europa tiene aquel esplendor. Pero tiene libertades. Que son alcanzables.
Sólo hay que desearlas. y ponerlo todo en la balanza. Y decidir qué hacer. Como si
fuera tan fácil y como si no tuviera una repercusión en cuanto a toda la vida.
Dejarlo todo y empezar a vivir según nuestros propios antojos y desoes? Algo que voy
profecionando hace tiempo ya. Ya veremoes qué tal. Los aeropuertos. La atmósfera en
general. Tanta gente diferente. Un emigrante moreno con dos hijos, adorables y guapos.
Qué será de ellos?
Y yo con mis dosis de M&M’s de 430g.
Ataque de chocolate.

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