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ICAP

INVENTARIO PARA LA PLANIFICACIÓN DE SERVICIOS Y


PROGRAMACIÓN INDIVIDUAL

EXPOSICIÓN

Elaborada por:

Alejandra María Estrada P.

Asesor de Práctica:

Diego Tamayo

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
2010
ICAP

INVENTARIO PARA LA PLANIFICACIÓN DE SERVICIOS Y PROGRAMACIÓN


INDIVIDUAL

¿Qué es?

El ICAP, es una herramienta que permite realizar evaluaciones normativas de la


conducta adaptativa y de los problemas de conducta.

En esencia, el ICAP se compone de un registro sistemático de datos relevantes


sobre la persona atendida y de dos instrumentos normativos de medida, uno de
conducta adaptativa y el otro de problemas de conducta.

• Un registro del diagnóstico de la persona, datos personales, y limitaciones


funcionales (movilidad, visión, audición y estado de su salud)

• Un test de conducta adaptativa que mide el nivel de la personas en relación


a destrezas básicas para desenvolverse con independencia en su entorno.

¿Cuál es su origen?

Aparece en el año de 1986, bajo la dirección de Robert Bruininks, Bradley Hill,


Richard Woodcock y Richard Weatherman.

La adaptación española es realizada por el Instituto de Ciencias de la Educación


(ICE) de la Universidad de Deusto, Bilbao (Mensajero), en 1993. Posteriormente,
el ICAP fue tipificado en la Comunidad Autónoma del País Vasco por Montero, en
el año de 1996, utilizando una amplia muestra (N=900), representativa de la
población.

¿Por qué se habla de conducta adaptativa?

El concepto de conducta adaptativa se popularizó en el campo del retraso mental


a principios de la década de los sesenta, cuando la Asociación Americana de
Retardo Mental definió el retraso mental sobre la base de dos criterios que deben
presentarse simultáneamente antes de la entrada en la vida adulta (18 años):
limitaciones significativas en la inteligencia y destrezas adaptativas de una
persona. La inclusión de la conducta adaptativa en la definición de retraso mental
generó obviamente la necesidad de valorarla, favoreciendo así la creación de gran
número de herramientas.
¿Con cuáles otras poblaciones se utilizan instrumentos que midan la
conducta adaptativa?

El empleo de instrumentos de medida de la conducta adaptativa ha ido


extendiéndose a otros colectivos de personas con discapacidades como: autismo,
deficiencias motoras y/o sensoriales, personas con trastornos del aprendizaje,
ancianos, etc. En la actualidad, su uso no sólo se limita a la evaluación de
personas, sino que, entre otras aplicaciones, se utilizan en el diseño de planes de
intervención individualizada, en el análisis de las variables implicadas en el éxito
de programas de integración, descripción de grupos clínicamente definidos,
evaluación de programas y gestión de recursos, etc.

¿Cuál es el estado actual de los instrumentos de medida de habilidades


adaptativas?

La evaluación de la conducta y las habilidades adaptativas ha evolucionado desde


de la década de los setenta. En la actualidad, se encuentra una mayor calidad en
la mayoría de instrumentos que se emplean, tanto en su evaluación como en la
intervención. Una reflexión que surge contemplando esa evolución es que, a pesar
de los intentos realizados, resulta difícil construir una herramienta que cubra todos
los posibles usos dentro del continúo que va desde de la descripción de la
conducta hasta lo más prescriptivo de un plan de intervención.

¿Para qué personas está diseñado el ICAP?

El ICAP es aplicable a personas de todas las edades y fundamentalmente está


pensado para ser utilizado en personas con discapacidades, aunque puede admitir
un uso con otro tipo de poblaciones, que en ocasiones se excluyen de la categoría
anterior, por ejemplo con menores con problemáticas de marginación, tercera
edad, personas con problemas de salud mental, etc.

¿Qué hay que tener en cuenta para aplicarla?

En cuanto al procedimiento, el ICAP es una prueba relativamente sencilla y rápida,


diseñada para ser completada por alguien que conozca bien a la persona
evaluada, a partir de una relación cotidiana de un mínimo de 3 meses. Su
aplicación dura aproximadamente unos 20 minutos. Cualquier profesional, con un
mínimo de práctica en completar cuestionarios, puede realizar el ICAP (profesores,
monitores, asistentes sociales, psicólogos, etc.) Obviamente, la interpretación del
ICAP y las decisiones posteriores sobre las personas evaluadas las tendrá que
tomar personal debidamente cualificado para ello.

¿Validez de criterio, confiabilidad test- retest?

En lo relativo a la fiabilidad del ICAP, la investigación efectuada sobre todo en


muestras de personas con discapacidad señaló que posee una sólida validez de
criterio, evidenciando la potencial significación de las puntuaciones ofrecidas por el
ICAP en decisiones profesionales vinculadas a la educación especial, residencias
para personas con discapacidad, centros especiales de empleo, centros
ocupacionales, centros de día y en el diagnóstico del retraso mental y de los
problemas de conducta. Además, posee una satisfactoria fiabilidad test – retest y
que las estimaciones realizadas por evaluadores independientes son consistentes
entre sí.

¿Cómo está conformado?

Formado por 77 ítems, los cuales miden el nivel de la personas en relación a


destrezas básicas para desenvolverse con independencia en su entorno. Se
estructura en cuatro escalas:

Destrezas motoras: tanto finas como gruesas. Está conformada por 18 ítems.

Destrezas sociales y comunicativas: esta escala evalúa las destrezas


implicadas en la interacción social en distintos entornos y también la comprensión
y expresión del lenguaje transmitido a través de signos, de forma escrita u
oralmente. Este inventario también permite evaluar problemas de conducta. Está
conformada por 19 ítems.

Destrezas de la vida personal: esta escala evalúa la satisfacción de una manera


independiente de las necesidades personales más inmediatas, como por ejemplo
comer o vestirse. Está conformada por 21 ítems.

Destrezas de la vida en la comunidad: en esta escala se evalúa el nivel de


capacidad para desempeñarse en el diario vivir en una comunidad, por ejemplo, la
utilización autónoma de transportes públicos, la habilidad de la persona para
utilizar dinero o emplear el reloj. Está conformada por 19 ítems.

¿Cómo se califica?

Cada ítem es puntuado de 0 a 3 de acuerdo a la frecuencia o calidad de ejecución.

¿Qué datos o puntuaciones normativas se obtienen?

Puntuaciones de escala
Puntuaciones de edad
Rangos instructivos
Puntuaciones diferenciales de escala
Percentiles
Puntuaciones típicas
Índice de rendimiento relativo
Niveles de funcionamiento
Intervalo de confianza
Como se mencionó inicialmente, el ICAP también evalúa problemas de conducta.
Para ello esta herramienta arroja un índice, llamado Nivel de Servicio, que
combina las puntuaciones de conducta adaptativa en un 70% y de problemas de
conducta en un 30%, para ofrecer una estimación de la intensidad de atención,
supervisión o enseñanza que requiere la persona.

Una prueba de problemas de conducta, que los analiza en base a ocho áreas de
las cuales se extraen cuatro índices normativos de problemas de conducta:
Interno, Asocial, Externo y General. Para su evaluación se utiliza el grado de
gravedad y la frecuencia de estas conductas. También se registra la respuesta
que habitualmente reciben estas conductas por parte de personas significativas
del entorno del individuo.

Antes de diseñar un posible plan de intervención, tener en cuenta estas


áreas:

I. AREA FUNCIONAL

Autonomía personal

- Vestido
- Comida
- Higiene
- Actividades Domésticas

Autonomía social

- Cruzar las calles solo


- Utilización de recursos de la comunidad (realizar compras, utilizar
transporte público).
- Aprendizajes instrumentales (dinero, teléfono, reloj, entre otros).

II. MOTRICIDAD

Deambulación
Coordinación de piernas
Coordinación brazos
Coordinación visomanual
Praxias motoras

III. AREA COGNITIVA

Lenguaje:

- Comprensión auditiva de palabras/ de relatos


- Expresión verbal
- Capacidad de denominación
- Integración gramatical
- Integración comunicativa

Memoria:

- Recuerdo de información verbal a corto y largo plazo: secuencial


auditiva.
- Recuerdo de información visual.
- Nivel de memoria necesaria para la funcionalidad óptima en la
vida diaria.

Percepción:

- Orientación temporal
- Orientación espacial

Atención:

- Selectiva
- Sostenida
- Control de impulsividad

IV. AREA CONDUCTUAL

Valoración de las siguientes conductas:

- Autoagresividad
- Heteroagresividad
- Destrucción de objetos
- Conducta disruptiva
- Hábitos atípicos (Tics, discurso reiterativo)
- Conducta social ofensiva
- Conducta no colaboradora (resistencia a las normas)
- Retraimiento – falta de atención
- Baja tolerancia a la frustración (irritabilidad, susceptibilidad)
- Miedos poco frecuentes

V. AREA DE TIEMPO LIBRE Y OCIO

¿Cómo diseñar programas de intervención, después de obtener los datos y


puntuaciones del ICAP y teniendo en cuenta las anteriores áreas?

A partir de la evaluación de los resultados de la prueba anteriormente mencionada,


se establecen programas de intervención personalizada con una serie de objetivos
grupales e individuales enmarcados dentro de las áreas anteriores. También se
recogen, de una manera estructurada, las recomendaciones sobre rehabilitación,
educación y de los objetivos del apoyo de los diversos servicios. De la siguiente
manera:

1. La consecución de estos objetivos se realiza a través de diferentes


actividades de desarrollo personal, integradas en rutinas altamente
normalizadoras, que se adecuan en cada momento a las
necesidades individuales en un proceso totalmente dinámico y
flexible.

2. Para conseguir el progreso de cada persona con discapacidad


intelectual se van a trabajar una serie de objetivos a partir de
situaciones propias de la vida cotidiana. Dado que el objetivo es el
mantenimiento de la calidad de vida de las personas con un alto
grado de dependencia y déficit debido al deterioro por
envejecimiento, las personas deben entrenar habilidades que les
sean funcionales para sus vidas, por lo tanto, es útil trabajar a partir
de las múltiples situaciones que la vida real nos ofrece.

3. En estas situaciones reales se ponen en juego las habilidades de las


personas para interactuar con el entorno. Por ello se han
seleccionado una serie de situaciones reales, propias de la vida
diaria que nos proporcionan un escenario de intervención idóneo
para mejorar las competencias de cada persona y para detectar las
áreas de ayuda con más necesidad de apoyo.

Se plantean cuatro niveles de apoyo, en función de su intensidad:

Intermitente: Apoyo ‘cuando sea necesario’. Se caracteriza por su naturaleza


episódica. Así, la persona no siempre necesita el(los) apoyo(s), o tan solo requiere
apoyo de corta duración durante transiciones en el ciclo vital (pérdida de trabajo o
agudización de una enfermedad). Los apoyos intermitentes pueden proporcionarse
con una elevada o baja intensidad.

Limitado: Intensidad de los apoyos caracterizada por su persistencia temporal por


tiempo limitado, pero no intermitente. Puede requerir un menor número de
profesionales y menos costes que otros niveles de apoyo más intensivos
(adiestramiento laboral por tiempo limitado o apoyos transitorios durante la
transición de la escuela a la vida adulta).

Extenso: Apoyos caracterizados por su regularidad (por ejemplo, diaria) en al


menos algunos ambientes (como el hogar o el trabajo) y sin limitación temporal
(por ejemplo, apoyo a largo plazo y apoyo en el hogar a largo plazo)

Generalizado: Apoyos caracterizados por su estabilidad y elevada intensidad;


proporcionada en distintos entornos; con posibilidad de mantenerse toda la vida.
Estos apoyos generalizados suelen requerir más personal y mayor tendencia a
intrusión que los apoyos extensos o los limitados. Pues bien, referirse a una
persona con necesidades de apoyo generalizado implica que dicha persona
requiere de modo prácticamente continuos recursos y estrategias muy específicos
y complejos para acrecentar su participación en la sociedad y para aumentar el
desarrollo personal.

El ICAP posee un programa de ordenador que permite el tratamiento informático


de los datos obtenidos de un gran número de usuarios, corregir los cuestionarios,
generar informes, crear bases de datos y explotarlas con el objeto de mejorar la
planificación de servicios o centros. En resumen, es un instrumento que permite
fundamentar con solidez decisiones con respecto a la planificación y programación
de servicios y planes de intervención.
BIBLIOGRAFÍA

Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-IV. España:


Masson, 2002.

Manual del ICAP. España: ICE- DEUSTO, 1993

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