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Ecosocialismo, cibersociedad, innovación social y cuarto sector. Son los posibles ejes y
pilares de desarrollo para la sostenibilidad y una democracia 3.0: más participativa, abierta y
que aproveche a fondo las ventajas y desafíos de la tecnología.
Pero también para hacerlo sin pensar en un rendimiento económico y personal inmediato.
Grupos de personas se unen para realizar tareas inasumibles individualmente. Y lo hacen en
busca de bienes comunes, de beneficios para todos y para cada uno de ellos sin exigir una
rentabilidad económica particular. Invierten en bien común, en futuro y en beneficios sociales.
Y lo hacen además haciendo lo que más les gusta y para lo que están preparados por su
educación y habilidades. Con procesos, iniciativas e ideas abiertas a la participación y pensadas
para ser compartidas, porque la unión de los esfuerzos y conocimientos de muchos es mayor
que la suma de la capacidad y poderes individuales.
Dotar a los ciudadanos de las redes necesarias para asegurar la cobertura social imprescindible
para orientar su actividad a conseguir mayores beneficios para todos.
En el eje de ese objetivo está dotar a los ciudadanos del máximo de bienes comunes, de
aquellos que reúnen dos características: son otorgados, constituyen la herencia común de una
sociedad, y son compartidos, pertenecen a todos y nadie debería tener el poder de
privatizarlos.
Son los procomunes (commons): los bienes que pertenecen a todos, a la colectividad de unos
mismos intereses, comprometida con su enriquecimiento y legado, y que aprovecha esos
bienes en una cadena de valor para crear otros. En definitiva, esos bienes de los que todos
somos usuarios, clientes y accionistas.
Los procomunes son bienes materiales --como la naturaleza, los espacios públicos y los
elementos fundamentales para la supervivencia del ecosistema-- y bienes inmateriales como
las ideas y el conocimiento, que permiten el desarrollo de la cultura y la ciencia, pero también
la sociedad y sus instituciones.
La respuesta a menudo es que sí. Pero la experiencia muestra los límites de la regulación
política y social frente a la codicia económica ilimitada. Sólo si el objetivo principal del sistema
operativo de la democracia olvida el reduccionismo económico y se vuelve a situar a la
persona y a la sociedad en el centro del proceso se asegura la lucha por el bienestar público e
individual de todos.
La sociedad está obligada a innovar y reinventarse con orientación social para conseguir la
mayor participación, colaboración y beneficios para todos.
La condición del éxito de las modernas sociedades es su capacidad para inventar, desarrollar
y adoptar los nuevos códigos y los nuevos sistemas operativos.
Son sociedades capaces de responder a los desafíos complejos y a los ritmos vertiginosos de la
innovación tecnológica, científica y económica con políticas para estimular y aprovechar la
innovación y evitar la exclusión. En definitiva, asegurar el saber y el conocimiento, además de
los servicios públicos y sociales necesarios para estimular la innovación y ampliar el acceso de
los ciudadanos a sus beneficios.
Esa reingeniería precisa una nueva redefinición del espacio y los bienes públicos, pero también
de los modelos de propiedad y producción hacia la economía P2P (según el clásico ensayo de
Michel Bauwens), basada en la participación en el conocimiento y los bienes compartidos; el
capitalismo 3.0 de Peter Barnes y sus derechos y gestión de los procomunes; la sociedad del
protocolo, reseñada por David Brooks, donde los grupos de instrucciones necesarios para las
aplicaciones de cada campo social o económico se convierten en bienes más valiosos que los
físicos; o la globalización inteligente promovida por la Rockefeller Foundation y los nuevos
modelos de filantropismo empresarial nacidos sobre todo en los Estados Unidos.
Modelos económicos y sociales donde el beneficio propio no atenta ni conspira contra los
intereses comunes, sino que se empeña en la creación de riqueza, valores, nuevos productos y
servicios, y en la innovación social y económica. Modelos sostenibles ligados a valores sociales
y éticos donde los métodos, el conocimiento y la tecnología empresarial y de la globalización
se utilice para mejorar el bien común, con proyectos sin ánimo de lucro, orientados a obtener
y mantener los recursos necesarios para lograr sus objetivos sociales y comprometidos con la
escalabilidad y el desarrollo sostenible. Donde el objetivo principal no es maximizar el
beneficio de los accionistas, sino sostener la actividad profesional y social de sus impulsores.
Negocios sociales como han sido definidos por Muhammad Yunus: “Una clase de negocios
dedicados a resolver problemas sociales, económicos y medioambientales”2.
Los procomunes tradicionales agrupaban los bienes comunes en tres grandes ámbitos:
1
Daniel Innerarity, Ander Gurrutxaga ¿Cómo es una sociedad innovadora? Innobasque 2009.
2
Muhammad Yunus. Building Social Business. PublicAffairs 2010
Los bienes comunes o públicos: el espacio público, las ciudades, las vías públicas, las
instituciones sociales, los centros cívicos, las leyes, los estándares, las medidas, pero también
las instituciones abiertas y creadas y pensadas para el uso ciudadano, de las universidades o
las bibliotecas a los mercados.
Junto a esos tres dominios debemos incluir los servicios públicos. Entre ellos, los más
importantes y universales son la sanidad, la educación, la atención a la dependencia y la lucha
contra la exclusión social (la pobreza, la marginación, el paro de larga duración, etc.)
Un cambio de modelo cultural y de actitud para superar el excesivo consumismo, animado por
los años de crecimiento económico y dinero barato, para apostar por un crecimiento
inteligente, sostenible y social, donde los servicios básicos y el bienestar social sean la
plataforma universal sobre la que se construye una sociedad creativa y productora de valor
añadido en todas sus actividades.
Sostenibilidad económica, para que las generaciones futuras tengan más activos que pasivos.
Para alcanzarla, es necesario aumentar la renta per cápita, mejorar la productividad, aumentar
la calidad de la educación y del sistema de formación profesional, y generar un elevado
volumen de empleo para niveles de cualificación medios y altos.
Sostenibilidad social, para que las generaciones futuras tengan más oportunidades que la
generación presente. Para ello hay que mejorar la distribución de la renta, lograr una plena
cobertura del sistema de dependencia, o fomentar la conciliación familiar y la racionalización
de los horarios laborales.
Lograr esta sostenibilidad implica conseguir una serie de objetivos cuantitativos que implican
una fuerte reestructuración de la economía. Los expertos de la Fundación Ideas los han
agrupado en una serie de objetivos cuantitativos para un nuevo modelo en 2025.
Reestructuración del sector público. Un Estado Dinamizador; esto es, un Estado internamente
dinámico en su funcionamiento y externamente dinamizador de los agentes económicos y
sociales. Acelerar el proceso de incorporación de las nuevas tecnologías al funcionamiento de
la Administración, y garantizar la integración total de los servicios, en muchas ocasiones
desconectados entre los diferentes niveles territoriales.
A esas 4Rs como elementos principales de una estrategia para asegurar la sostenibilidad y el
desarrollo, debe sumarse el refuerzo de los procomunes y la recapitalización social para
asegurar una sociedad innovadora y del conocimiento.
• Una sociedad donde las personas disfrutan de los elementos y capacidades básicas
para afrontar en las mejores condiciones los desafíos del mundo actual.
• Donde se desarrollan espacios interactivos de aprendizaje –social, cultural, económico
y laboral- con amplia disponibilidad de cultura libre de dominio público.
• Donde el tejido del Estado del bienestar establece una red social sostenida por
servicios públicos que aseguren la sostenibilidad necesaria para reducir las
desigualdades y el riesgo de exclusión social, además de mejorar los derechos sociales
y económicos de la ciudadanía.
Comunicación. Usar las nuevas tecnologías para comunicarse con los ciudadanos, tanto en
procedimientos administrativos como de otra índole, con canales de diálogo permanente.
Transparencia. Acceso con las menores restricciones legales a los datos, informes y decisiones
de la Administración.
Domino público. Devolver a los ciudadanos lo que es suyo. Liberar de derechos de propiedad
la información pública y los contenidos de todo tipo pagados con fondos públicos.
Responsabilidad y servicio público. Los ciudadanos deben poder identificar a los funcionarios
públicos y exigir su responsabilidad informativa.
Debate legislativo. Permitir el debate y voto consultivo de los ciudadanos a proyectos de ley
antes de su tramitación parlamentaria.
Los servicios públicos y los derechos universales de ciudadanía deben ser la plataforma que
asegure a los ciudadanos la protección necesaria contra la exclusión y la pobreza. El objetivo es
asegurar las oportunidades y la cobertura social en la base de la pirámide, para quienes más
los necesitan, y aumentar gradualmente los servicios y su calidad. Una recapitalización social
que apoye a los ciudadanos cuando más lo necesitan y en todas las actividades y prestaciones
necesarias para mejorar su capacidad personal, social, laboral, etc.
Existe un enorme espacio para el desarrollo de iniciativas del cuarto sector. Servicios y
prestaciones públicas y sociales sin ánimo de lucro, gestionadas con dinamismo y que
respondan a los retos de una sociedad en constante cambio y desarrollo. Servicios sociales que
vinculen a administraciones, empresas, colectivos sociales y ciudadanos en el desarrollo de
plataformas de cobertura y desarrollo social que redundan en beneficio de todos.
Gran parte de esas nuevas áreas de cobertura y desarrollo de servicios sociales son el ámbito
adecuado para la innovación abierta y participativa, los emprendedores sociales y la gestión
colectiva.
Su financiación depende de los recursos públicos, pero también del desarrollo de nuevos
productos financieros –finalistas o de incentivos y desgravaciones para donantes- y de la
gestión y aprovechamiento del dominio público, cuyas tasas e impuestos para su utilización
privada y comercial deberían redundar en la financiación de las actividades sociales.
La respuesta es no. Necesitamos un nuevo sistema operativo social y económico para que los
usuarios, los ciudadanos, a través de diferentes programas y aplicaciones (objetivos y tareas
concretas), gestionen, se entiendan y utilicen los recursos que constituyen el hardware y el
software de la sociedad y la economía.
Esa apuesta por la innovación social es la mejor estrategia para superar las limitaciones de un
pensamiento conservador, economicista y conformista. Una cultura donde el consumismo
desplaza a los valores y a la lucha por una sociedad más justa y con mayores oportunidades
para todos.
Una sociedad donde gracias a la tecnología las innovaciones y los desafíos se expanden con la
mayor rapidez. Tanto que a menudo los sistemas tradicionales, las estructuras sociales, la
política, las regulaciones, etc. son demasiado lentas para adaptarse. Y lo peor no es el retraso
en la adaptación, sino la asunción de hábitos pasivos y consumistas respecto al uso de la
tecnología y su potencialidad para mejorar el entramado social, cultural y económico.
El economista y premio nobel Joseph Stiglitz ha avisado que el estado nación, el centro de
poder de los últimos siglos, desde el advenimiento de la modernidad, ha sido superado por la
aceleración de las transformaciones económicas, originadas principalmente por el impulso
tecnológico. Hasta el punto de que “la globalización económica ha sobrepasado la
globalización política”.
Daniel Innerarity, uno de los filósofos españoles que más ha abundado en las nuevas
características de la política cree que “los estados son demasiado lentos en relación a la
velocidad de las transacciones globales. La formación, la política y el derecho no aguantan el
ritmo del mundo globalizado”.
La sociedad española ha avanzado enormemente en los últimos años. Las rentas han crecido y
la desigualdad es a veces menos perceptible en un sistema de hiperconsumo, pero nuestro
ratio de desigualdad es todavía del 5,4 entre el 20% de la población con renta más alta y el
España ha conseguido reducir la desigualdad entre 1997 y el año 2000, pero no lo suficiente.
La crisis y el impacto del desempleo, especialmente el de larga duración, vuelven a poner en
peligro la cohesión social.
La formación continúa siendo uno de los déficits en el entorno laboral, como muestra el
gráfico de la Fundación Ideas, mientras la Comisión Europea ya defiende un crecimiento
inteligente, una economía basada en el conocimiento y la innovación, para la que impulsa la
lucha contra el abandono escolar temprano, del 30% en España frente a un 16% de media
Materiales creados por la comunidad educativa, de dominio público para todas aquellas obras
sufragadas con becas y subvenciones, y la reforma del servicio universal de
telecomunicaciones para conectar con banda ancha todos los centros educativos públicos (lo
mismo que otros centros públicos como bibliotecas, archivos, espacios cívicos, etc.)
Educación 2.0 son profesores con redes, blogs, wikis y herramientas digitales para crear, reunir
y utilizar material para sus clases. Docentes animados a olvidarse de los derechos de autor de
los textos escolares y preocupados por crear materiales multimedia a cambio de recompensas
profesionales y económicas en un sistema de evaluación continua.
3
http://www.proyectoagrega.es
Lo que requiere construir una nueva economía más innovadora, con mayor inversión en I+D y
fundada en industrias y servicios de valor añadido. Y una política orientada a identificar las
áreas prioritarias para la innovación social; animar y apoyar a los emprendedores sociales
capaces de enfrentarse a los problemas con nuevas visiones y métodos; conectar individuos,
comunidades e instituciones a través de nuevas herramientas y técnicas; fijar los incentivos
necesarios; hacer escalable y promover la adopción de los proyectos exitosos, y atraer, reunir y
generar los recursos económicos y tecnológicos necesarios.
Junto a esa gestión, el Estado debe hacerse más transparente y dinámico hasta convertirse
en un gobierno abierto donde se publiquen y compartan el máximo de datos públicos y se
hagan transparentes todos los procesos de la administración y la legislación.
En ese nuevo sistema operativo de mayor innovación social, más tecnología y una sociedad
más interconectada y solidaria es importante la aparición de dos nuevos actores: el
emprendedor social y el cuarto sector.
Emprendedor social es una persona que crea y desarrolla soluciones para conseguir
objetivos y fines sociales aplicando la disciplina de los negocios y de la innovación. Lidera el
cambio atendiendo a la responsabilidad económica, social y medioambiental, los tres ámbitos
de la sostenibilidad citados anteriormente.
Organizaciones híbridas que sobrepasan los límites entre el tercer sector (ONGs,
organizaciones sociales sin ánimo de lucro) y las empresas comerciales. Su motivación principal
es hacer un mundo mejor, más sostenible y con mayor rentabilidad y posibilidades para las
actividades que a menudo quedan fuera de la capacidad o intereses del sector público y el
privado.
Ese servicio público digital debería ofrecer un acceso universal y gratuito a internet con una
oferta y desarrollo de contenidos públicos, sociales y de dominio público.
A través de esa red, los ciudadanos tendrían acceso a todos los servicios públicos (urgencias,
salud, educación) y de administración electrónica, a los contenidos y servicios de la
Un sistema de acceso y contenidos gestionado como un procomún de la era digital. Con una
definición de red pública, multiplataforma, de servicio y dominio público, participativo y
abierto, con contenidos ciudadanos elaborados por y para prosumidores: consumidores y
productores a los que se puede dotar de plataformas y herramientas donde desarrollar
contenidos públicos y dotarlos de visibilidad y organización, y con gestión sostenible,
independiente y transparente.
Ese nuevo servicio público digital debería sustituir al de radiotelevisión, cambiar el concepto
del servicio universal de telecomunicaciones y el uso de las tasas del espectro radioeléctrico,
utilizadas ahora para financiar a las administraciones y a RTVE con el cambio en su
financiación.
Elementos para la definición de ese nuevo sistema operativo social y de servicio público para
estimular, desarrollar, sostener y facilitar la participación ciudadana abierta y la mejora de una
sociedad más transparente, formada y solidaria. Una plataforma social donde se asienten las
bases para el logro de un crecimiento inteligente, sostenible e integrador como el propuesto
como objetivo por la Estrategia Europea para 2020.