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LAS OLAS DE LA VIDA

Recuerdo aquellas tardes en la playa, cuando todavía era un niño,


en las que pasaba horas jugando con la arena en compañía de mi familia.
Eran tardes largas, tardes en las que no existía la noción del tiempo,
en las que, con la ayuda de mis cubos y palas,
disfrutaba eternamente creando castillos, figuras, espacios mágicos que nacían en mi corazón.
Recogía arena con los cubos, la mojaba con la fresca agua del mar,
y daba rienda suelta a mi imaginación.
En todo momento sentía la protección de mi madre y mi padre,
que pacientemente me ayudaban y me ofrecían el cobijo de sus hermosos corazones.
Sentía la frescura de la brisa marina en mi cara, el calor del sol en mi piel,
escuchaba el tranquilo sonido del mar, percibía que aquel hermoso lugar
era el más mágico que jamás hubiera conocido.
Pero cada atardecer, cuando el sol se despedía y el mar abrazaba toda la playa,
mis emociones de felicidad y tranquilidad de veían truncadas.
El agua del mar, con la calmada pero imparable fuerza de las olas,
se llevaba consigo mis creaciones, esas figuras nacidas en mi corazón,
que tanto trabajo me había llevado realizarlas.
Nada en aquel momento ponía fin a mi frustración, ni siquiera las sabias palabras de mi padres:
- “Mañana tendrás otra oportunidad para crear algo nuevo y diferente”.
Y ahora, recordando aquellos momentos,
me doy cuenta de las grandes lecciones que me ofrecía el mar.
Siempre he sabido que la vida proviene del mar, que allí fue donde empezó todo,
que allí cobró vida la vida.
Y ahora me doy cuenta de que el mar es como la vida misma.
A lo largo de esta vida he intentado dar forma a mis sentimientos;
todo lo que he hecho y he creado ha salido de mi corazón.
Pero la vida me ha quitado muchas de ellas:
Tuve un cómodo trabajo, pero ahora me dedico a otros quehaceres;
tuve una familia, pero ahora estoy solo, sin mujer ni hijos;
tuve muchos amigos, pero ahora estoy rodeado de unos pocos;
tuve unas ilusiones, pero ahora tengo otras muy diferentes.
Y lo que antes era enojo, frustración y malestar contra la vida,
ahora es gratitud y amor.
He comprendido que la vida nos va dando lo que necesitas en cada momento,
para poder crecer y unirnos con la energía divina del universo.
Cuando has aprendido una tarea, cuando has conseguido un objetivo,
te despoja de ese apego para que renueves tu ser
y busques el crecimiento, para llegar a la esencia.
Esa esencia que es el amor hacia todos los seres y todas las cosas del universo,
envuelto en la gratitud por haber podido disfrutar de tal majestuosidad.
Cuando creas que la vida te quita algo, cuando te sientas agredid@ por ella,
piensa que te está renovando, que te está dando una nueva oportunidad
para llegar a tu verdadera esencia.
CADA VEZ QUE ESCUCHES EL SONIDO DEL AGUA, DE LAS OLAS, O EL LATIR DE TU CORAZÓN,
DA GRACIAS Y SIENTE LA MANO QUE TE GUÍA Y TE PROTEGE: ES EL UNIVERSO

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