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Psicodrama

Dalmiro Bustos

Para poder trasmitir mi concepción del psicodrama es necesario decir


que su esencia consiste en validar las diferentes maneras de concebirlo.
En mis largos años de trabajo en esta área, he visto tantas variedades
de comprensión del psicodrama que me resulta difícil definir de manera
clara y universal su “verdadera” característica. He asistido a la
aplicación de sus técnicas con una comprensión teórica psicoanalítica, o
gestáltica o vista desde el cognitivismo, o la psicología analítica, o, o,
o…

Todos estos modelos representan diferentes ángulos para comprender al


ser humano. Son válidos caminos recorridos por quienes insistimos en la
búsqueda de aliviar el sufrimiento humano y ayudar al desarrollo de su
potencial. Cuando Moreno crea el psicodrama, lo hace buscando
encontrar un camino para comprender el alma humana. Ni la mente, ni
el cuerpo ni el psiquismo ni los aspectos parciales de una persona, sino
que va en busca de la totalidad: mente, cuerpo, espíritu y el mundo de
relaciones en el que un ser humano se mueve. Al emprender esta
búsqueda abre un espacio en el que la ductilidad puede albergar
muchas miradas que en algún momento puede llevar al caos, la menos
temida de las instancias para Moreno.

Personalmente, comencé por introducir al psicodrama en cuanto técnica,


con un marco referencial psicoanalítico. En los años sesenta el
psicoanálisis era sinónimo de seriedad. Y todo lo que no respondiera a
sus dictados era visto como herejía. No me excluyo de ese tipo de
fundamentalismo. La duda creativa sólo se permite cuando el temor a la
relatividad de todo conocimiento humano da paso a diferentes
perspectivas. Pero la práctica de las técnicas me hicieron mirar aspectos
hasta ahora ignorados por mí: el ser humano en interacción, propuesto
por Moreno desde la sociometría. Los grupos ya habían sido un espacio
de trabajo privilegiado en mi formación desde un comienzo. Pero el
grupo que proponía Moreno era mucho más amplio. El modelo de
terapeuta que proponía me asustó: presente, espontáneo, participativo.
Y esto implicaba en privilegiar los aspectos emocionales incluyendo los
racionales, pero no subordinando la emoción a la razón.
Recuerdo que en una ocasión llevé a supervisión -por cierto netamente
kleiniana-, una situación en la que me emocioné en forma evidente
frente a mi paciente. Se me dijo que se trataba de una actuación
contratransferencial. Al comenzar a ver trabajar a Moreno y a Zerka, su
mujer, pensaba que las actuaciones contratransferenciales eran una
constante en psicodrama. Pero el nombre que le ponía a estas
conductas terapéuticas provenía de otra manera de mirar al ser
humano. Comprendí que la propuesta de Moreno era básicamente una
cosmovisión. Y esa manera fue entrando y transformando mi mirada.
Recuerdo un día, durante mi training con los Moreno, en el que
practicábamos el doble -técnica central para el trabajo psicodramático y
para la convivencia humana-. Yo lo hacía con Zerka, mientras
caminábamos por los jardines de Beacon. Para los que no conocen la
técnica del doble, consiste en ponerse al lado del otro, quien aporta los
contenidos, e ir entrando en la esencia, hasta “ser” el otro. Desde ese
lugar se trata de ir ampliando la comprensión de los contenidos
manifiestos y latentes. Comencé el trabajo siendo Zerka la que
desempeñaba el rol de mi doble. Mi confianza en ella hacía que me
entregara sin retaceos al trabajo. El problema apareció cuando yo tuve
que ser el doble de Zerka. Ella exponía sus sentimientos libremente, sin
saber la batalla que se libraba dentro de mí. Zerka había dirigido varias
sesiones en las que yo era protagonista, era además la directora de
enseñanza del Instituto. ¿Cómo podía yo, entonces, oficiar de eventual
terapeuta? Mis mitos caían, confundiéndome. Me sobrepuse y pude
hacer el rol. Tiempos después me di cuenta del aprendizaje real que
estaba ocurriendo.

Los modelos de autoridad que había utilizado hasta entonces estaban


basados en figuras lejanas y que mantenían una prudente distancia y
ejercían el poder desde una clara verticalidad. Se me presentaba ahora
otro modelo, humano, falible, concreto, real. No había un misterio que
distanciara la experiencia. Me dispuse a ver qué sentía frente a este
cambio. Mi respeto por ella creció, así como mi confianza. Y al hacerlo
mi ideal de terapeuta se aproximaba de mi ser concreto, falible, fuerte y
frágil a la vez, con dudas, miedos, certezas. Un dolor de columna que
sentía casi permanentemente cedió. Era un permiso para ser yo, sin
impostaciones. A partir de ese momento pude decir “no sé”, como una
expresión verdadera, sin silencios escondedores. Paradójicamente, mis
conocimientos se fortalecieron. Y desde allí pude aprender sin
vergüenza.
Hasta entonces el psicodrama había sido una técnica. Allí se convirtió en
una cosmovisión. Y lentamente fui descubriendo la sociometría, como la
ciencia de las relaciones interpersonales. Entendí que cada persona, al
relacionarse con otras, entra en un sistema de estimulaciones
recíprocas. No hay compartimentos estancos, sino una infinita gama de
conductas estimuladas por nuestros interlocutores, a los que a su vez
estimulamos.

Estos hallazgos me llevaron a querer profundizar el estudio del ser


humano desde una óptica abarcativa. No sólo a partir de sus aspectos
inconscientes, sino desde la perspectiva de sus relaciones con el mundo,
en constante movimiento. Recuerdo que, en una supervisión Moreno
tomo mi mano y dijo: “la mente está aquí”: en los vínculos que se
establecían. Lo llamaba los aspectos interpsiquicos.

Una de las definiciones de Moreno sobre el Psicodrama dice que “es un


método para comprender el alma humana a través de la acción”. ¿Cómo
se llega a conocer el alma humana? ¿Es posible? ¿Puede algo fuera de
un alma, llegar a aproximarse a otra? Su concepto de espontaneidad
como premisa vincular me condujo a la siempre parcial respuesta. Sua
sponte, desde dentro. ¿Qué es dentro? Moreno lo denomina
intrapsíquico. Esta condición deseada, ¿es posible en psicoterapia? Las
respuestas abren nuevas preguntas. Huyendo de definiciones
preconcebidas, todos tenemos claro los momentos de plenitud, de estar
en contacto con la totalidad de ser. Aquellos maravillosos momentos en
los que nada se disocia, todo fluye, como un río que busca su cause sin
conocerlo previamente. En los que uno se siente parte y todo, en una
natural conjunción. Momentos que se dan sin buscarlos, pero que se
saben pasajeros, fugaces. Nada puede ser indefinidamente así. La
infancia y sus enseñanzas, se junta con los dolores adolescentes y los
errores conviven con los aciertos. Todo este potencial fluye hacia al otro.
Pero fluye relativizado por una instancia llamada adecuación. Como un
canal que conduce el adentro hacia afuera, este aconseja, relativiza, le
dice cómo acercarse. La cultura crea diferentes formas de
comportamiento. Mi amiga Marcia Karp, angloamericana, una de las
destacadas discípulas de Moreno, que con frecuencia ha trabajado en
Latinoamérica, me preguntaba por qué nos estrechamos tan
frecuentemente las manos y nos abrazamos. Solo pude contestarle: ¿por
qué no? Cada cultura tiene sus reglas del juego. Trabajando en
Inglaterra o Alemania, no se me ocurre siquiera tomar la mano de un
protagonista o acercarme demasiado. La adecuación relativiza la
espontaneidad. Sin esta instancia, el espontaneismo conduce a una
peligrosa torpeza. Los países andinos como otras culturas, no usan el
NO. Es una descortesía imperdonable. Pero hay subtextos que informan
al interlocutor sobre los verdaderos significados de la comunicación.
¿Esto indica falta de espontaneidad? De ninguna manera, sólo indica
que el canal de apertura hacia al otro difiere de acuerdo a la cultura.

En ese mismo lugar se ubica el conocimiento, el aprendizaje. Toda


nuestra cultura proviene de una matriz disociada y disociativa. El
aprender significa abdicar de nuestros conocimientos “naturales” para
sustituirlos por otros que suponen ser los verdaderos. Negar el adentro
para ser sustituido por el afuera, que nos coloniza. Nadie me preguntó
nunca, en los primeros pasos escolares (ni en los siguientes), qué sentía
sobre tal o cual tópico. “Callados y aprendan”. Aprendan que lo que ya
tienen no sirve, que sólo lo que repiten es válido. Esta matriz es
disociativa y al ser aplicada disociada, reproducirá la onda expansiva.
Nadie valorizó los sentimientos como una forma de aprender y crecer.
Moreno propuso un método en el que el aprendizaje se hace desde la
apertura de la intimidad. Se supone que el aprendiz sabe, a este saber
se lo puede ampliar, juntar con otros saberes. Lo que no se puede hacer
es negarle al alumno sus conocimientos, aún cuando intuitivos, ya que
se corre el riesgo de mutilarlo. Creó el teatro de psicodrama y en él se
privilegia el ser. El superyoico acceso al conocimiento se sustituye por el
muchas veces caótico flujo espontáneo. Lloro, río, aprendo, dudo, leo, no
lo sé todo, pero quiero saber.

Al sostener estos postulados, también introduce el concepto del


“sharing” (compartir) como la forma de comunicación ideal y coherente
con la propuesta. Privilegia el intercambio experiencial frente a la
opinión, el consejo o el juicio de valor. Compartir no es sólo una etapa de
la sesión de psicodrama: es una manera de comunicarse enriquecedora.

El sociodrama es un método ideado por Moreno, con el fin de trabajar


con las personas concretas, presentes y en interacción. El psicodrama
privilegia el “otro interno” representado por yo auxiliares. El sociodrama
enfoca las interrelaciones con el otro real y presente. Personalmente, los
dos momentos de máxima comprensión del valor de la propuesta
fueron: la guerra de Malvinas y en una propuesta comunitaria que se
llamó “Armando un Psicodrama”. En la primera, en la que estuve
directamente involucrado a través de mi hijo, conseguimos armar un
grupo de padres que llegamos a ser mas de 700 personas. El
sociodrama nos permitió crear un ámbito de cordura frente a la locura.
(El otro frente de la guerra, E.D. Ramos, Americana, 1982). En el
segundo vimos cómo miles de personas se reunieron en plazas y
escuelas, buscando darle voz al ciudadano común. (Escenas de los
pueblos, M. C. Bello comp. Universidad Autónoma de México, 2004). Se
hace sociodrama cuando trabajamos con familias y parejas.

Con estos parámetros fundamentales, mi búsqueda se centró en


encontrar una manera de comprender el alma humana. Tomé con punto
de partida la teoría sociométrica, con su célula central, el rol. Los roles
se agrupan en ramilletes, clusters, y hay un intercambio experiencial
entre ellos. Moreno lo llama “efecto cluster”. Distingo tres tipos
fundamentales: el materno, en el que sé, a partir de una extrema
fragilidad, el bebé aprende a depender, recibir, contar con el otro. Su
palabra clave es SI, su rol complementario es la madre. Con la
maduración aparece el cluster dos: el paterno, en el que aprende la
autonomía, la actividad suplanta la pasividad primigenia. La palabra
clave es NO y el rol complementario es el padre. El tercer cluster, que
predomina en la vida adulta, es el fraterno, en el que se aprende a
compartir, competir, rivalizar. Son roles simétricos y la responsabilidad
es compartida. Las experiencias de las tres etapas van marcando
nuestra postura frente a la vida. Las palabras claves son SI_NO. (Para
mayor comprensión de este breve resumen se puede consultar Manual
de Psicodrama Ed R. Vergara, 2008.)

No ha sido mi intención dar algo más que un pantallazo que permita


comprender el psicodrama en sus más amplias perspectivas. Una
propuesta de vida, un canto de no violencia, una manera de comprender
al ser humano desde su más amplia expresión.

Narcisismo y vincularidad
Dalmiro Bustos

No es ninguna novedad decir que la subjetividad está en consonancia


con la dinámica de una comunidad. Tampoco estaré diciendo algo nuevo
al señalar que tanto Argentina como Brasil se encuentran atravesando
por una larga y penosa crisis. Que por larga y penosa ya dejó de ser
crisis para convertirse en un estado permanente. Podríamos agregar
una extensa lista, como mínimo todo el tercer mundo, profundamente
afectado por la nueva dictadura económica llamada globalización.

Pasamos por una transformación profunda en la que los valores e


ideales comunitarios se encuentran subordinados a los objetivos
personales y fundamentalmente a los económicos. Este hecho nos
encuentra habitando países pobres. Es decir, que si los ideales
económicos no se cumplen, se convertirán en constante fuente de
frustración. Las metas económicas carecen de un ideal comunitario que
genere el deseo de una lucha que exceda los límites del individualismo.
Pero esto es sólo una parte del problema.

Tengo el privilegio de ser invitado a coordinar talleres y dar clases en


diversos lugares del mundo, como Europa y los Estados Unidos. Además
de mis lugares habituales - Argentina y Brasil- he trabajado
frecuentemente en Chile, Uruguay y México. Y en todos estos países
hay un aspecto que se repite: el individualismo aumenta en progresión
geométrica y junto a esto cunde la sensación de profundo vacío.

¿Cómo podemos comprender este hecho? Moreno nos enseña que el ser
humano no existe a menos que sea comprendido en relación. Es
concebido tan sólo por existir un vínculo que le da una matriz. Siempre
que alguien es mirado, hay alguien que lo está mirando. Siempre hay
que incluir al observador en el resultado de lo observado. Nada puede
ser concebido a no ser dentro de un vínculo. Vínculo que forma parte de
una red, que llamamos red sociométrica que da origen al átomo social,
que será la matriz vincular del niño. Esta matriz vincular se encuentra
impregnada por los valores de la sociedad que la circunda.

No hace falta una mirada muy profunda para comprender cuáles son los
valores que propugna nuestro mundo. La competencia es exaltada de tal
manera, que nuestro adiestramiento tiene como objetivo ganar a
cualquier precio. El valor de un ser humano está centrado en su
competitividad, no en su competencia.

Los vocablos son parecidos, pero no nominan el mismo proceso. La


competencia, o ser competente significa dar lo mejor de si mismo, sea
cual sea la materialización de esta cualidad. El aporte a la comunidad, el
nivel y calidad de los vínculos que establece, son aspectos esenciales en
la conformación de la autoestima. Es interesante recordar que en la
antigua Roma había dos categorías de habitantes: los ciudadanos, que
eran los que participaban activamente en su comunidad, y los llamados
idiotas, denominación reservada para aquellos cuya acción no se
revertía en beneficio de los demás.

Aún cuando las metas de un ser humano se extiendan al otro inmediato,


tales como familia o amigos, ese otro anónimo, ese desconocido pero
existente habitante de nuestro mundo configura una dimensión noble
del ser humano, tal vez la más alta. Esto nos permite salir del límite del
sí mismo para extendernos primero hacia el otro próximo y llegar hacia
esa maravillosa dimensión que revela la máxima expresión del ser
humano: la presencia del otro desconocido que necesita de nuestra
activa participación. Todos los que hemos sentido la plenitud alcanzada
cuando se pueden ultrapasar las barreras del individualismo, podemos
dar testimonio de que ciertamente las metas que configuran las
propuestas individualistas y competitivas de los tiempos que corren, solo
pueden ser fuentes de depresión como señal de la falta de sentido
profundo del maravilloso y complicado arte de estar vivo.

NARCISISMO Y LA FANTASÍA DE DETENCION DEL TIEMPO

El mito de Narciso fascinó a todos los investigadores de la mente


humana desde el principio de los tiempos. Es uno de los mitos que más
versiones tiene: cada época da origen a la preponderancia de una nueva
versión según las necesidades y prejuicios de la época. En la versión
original, que corresponde a una leyenda Beocia, Narciso era un hermoso
joven del cual se enamora un joven llamado Aminias. Narciso
despreciaba el amor, de cualquier denominación, y le regala una
espada, con la orden de que se diera muerte. Aminias obedece, pero
antes lo maldice y al pasar por un lago, ve su imagen reflejada en él
mismo y se enamora de ella, terminando en el suicidio por imposibilidad
de concretar su pasión. El evidente contenido homosexual del mito, lo
convierte en algo difícil de asimilar por los mitólogos de otra época los
que producen un amor incestuoso por su hermana gemela Eco. Ovidio,
por su parte, nos dice que el adivino Tiresias predice que el muchacho,
siempre bellísimo, viviría una larga vida, siempre y cuando no llegara a
conocerse a sí mismo. Para hacerlo Narciso vive su vida entera amado
por hombres y mujeres, pero sin corresponder a nadie.

Cada versión agrega un aspecto de los innumerables ángulos que ofrece


la leyenda, que como sabemos refleja aspectos del inconsciente
colectivo. Si Narciso no llega a conocerse, según Tiresias, puede
sobrevivir. Pero conocerse implica en reconocer sus necesidades de
amor, de contacto. Todo aquello que no se puede obtener por uno
mismo. El otro, sea quien sea, señala la ruptura de la omnipotencia y la
quiebra de la fantasía de detención del tiempo y el advenimiento de la
consciencia de finitud.

NARCISIMO Y TEORIA VINCULAR

Si observamos el concepto de narcisismo desde la teoría vincular de


Moreno, tendremos que referirnos al primer universo, aquel momento
del desarrollo en la que el bebé se siente como parte indivisible del
mundo que lo circunda. En la vivencia de totalidad la noción del tiempo
es inexistente. La ternura, como sentimiento primario, es la precondición
necesaria para que un ser humano adquiera la capacidad de establecer
vínculos íntimos. Si los vínculos que contienen al bebé en esta temprana
etapa del desarrollo, contienen ternura, el bebé incorpora al
diferenciarse, la sensación de la existencia de la plenitud que otorga la
ternura con su presencia. Sabrá así que el amor existe, no como
concepto sino como realidad existencial y palpable. Y al reconocerla,
sabrá buscarla.

La espontaneidad, como centro de la teoría de Moreno, necesita de la


ternura para propiciar su emergencia. Cuando la espontaneidad está
ausente, el clima de tensión queda también incorporado como parte
constitutiva del ser. En su lugar emerge la angustia, situada en las
antípodas de la espontaneidad. La angustia es profundamente temida
por el ser humano por su carácter desintegrador, va haciendo necesaria
la implementación de estrategias que llamamos mecanismos de
defensa, que la van haciendo tolerable. Las condiciones de seguridad
necesarias para el establecimiento de la autoestima, aquello que Ronald
Laing llamó seguridad ontológica básica, constituye la base de una
buena capacidad vincular. Las heridas en esta etapa dificultan el flujo de
la espontaneidad necesaria para dar respuestas adecuadas a estos
estímulos.

La maduración psicofísica marca el momento de ruptura de la fantasía


de totalidad. También la mitología nos ayuda a comprender este
momento crucial para el futuro de un ser humano. Crono, Dios del
tiempo, libera a su madre de la dictadura sexual de su padre,
castrándolo. La omnipotencia tiene en el tiempo su peor enemigo. Para
que sea más evidente la ecuación presentada, al caer al mar los
testículos del padre de Crono- Zeus- nace Afrodita, Diosa del Amor. Es
decir que el amor nace de la pérdida de la omnipotencia.
NARCISO ACTUAL: de lo temido a lo deseado.

En el mismo lugar de valoración se encuentra la preponderancia de la


imagen versus el contenido. Parecer joven es primordial, y parecer
sustituye al ser. Dorian Grey es el modelo predominante. La fantasía de
detención del tiempo está centrada en la apariencia. A veces al precio
de innúmeras cirugías que permiten comprar la ilusión de eterna
juventud. Las bellísimas modelos pasan a ser modelos identificatorios de
una juventud que se pelea por comprar marcas de griffes de moda, las
que los acercarán a sus idealizados referentes.

Con este cambio de paradigma, el narcisismo pasó de ser una instancia


patológica temida, para convertirse en un ideal social. Este hecho tiene
muchos y claros antecedentes en los cuales una característica temida
pasa a ser constitutiva del deseo. La homosexualidad era clasificada
como instancia patológica, denominada perversión sexual, mientras que
actualmente se la considera como una de las alternativas de elección
sexual de un ser adulto. Lo mismo ocurrió con los aspectos deseables de
la femineidad: el amor igual al sufrimiento que constituían ideales
femeninos de una época, pasaron a ser sustituidos por sus derechos al
placer y a la autorrealización. Lo degradado en una época se constituye
en el ideal de la siguiente.

La autonomía se va estableciendo gradualmente permitiendo una


realización personal deseable y que nutre, en parte, la autoestima. Pero
sólo lo será si se encuentra balanceada por una capacidad de
dependencia madura que permita el acceso al amor. En estos momentos
la autonomía está endiosada y la dependencia es temida como sinónimo
de debilidad. En un taller que coordiné recientemente en Inglaterra, pedí
al grupo que produzca imágenes ligadas a la palabra autonomía. La
postura erecta inmediata fue la primer respuesta y luego aparecieron
personajes como reyes, reinas, superman, millonarios. Poderosos y
triunfadores. Como eco a la palabra dependencia aparece primero una
actitud corporal curvada y los personajes eran el jorobado de Notre
Dame, un lisiado, un ratón asustado etc.

No hay relación de pareja -como origen o no de un núcleo familiar-, que


se pueda sostener sin un grado de dependencia adulta. Los objetos de
amor no son descartables o fácilmente sustituibles El amor genera una
dependencia que, al estar denigrada, es vivida como una amenaza.
Narciso odia y trata de destruir a quien lo ama porque lo hace sentir
vulnerable. Y como tal genera angustia, ya que atenta contra el ideal del
yo. Lo paradójico de esto es que la tan temida dependencia reaparece
disfrazada, ya que no hay narciso sin el lago que lo espeje. Y el lago
interactivo es la mirada del otro. Se busca el aplauso y la aprobación
que confirme el valor de los logros. Con lo cual Narciso vuelve a morir
dentro del lago que lo fascina y destruye. El agravante es que como
Ulises es fascinado por el canto de las sirenas, la atracción es promovida
por falsos objetivos que prometen el paraíso tan sólo con ir atrás de
valores que no son más que engañosas metas.

Los vínculos de pareja conformados en este contexto, son lábiles desde


un comienzo. Una joven pareja me consultó recientemente. Ambos son
profesionales, ambos con éxito y bienestar económico. Había llegado el
momento de decidir si querían o no tener un hijo, ya que el reloj
biológico marcaba los límites. Ella aduce que como mujer tiene derecho
a tener un hijo, pero no obligación. Lo cual indica una postura madura al
ejercer un recién adquirido derecho de la mujer. Cuántas mujeres se han
forzado a una temprana maternidad no deseada por tener que obedecer
a un mandato que condicionaba su prestigio. Pero investigando un poco
mas profundamente, aparece un deseo profundo de tener un hijo, junto
con un pánico: perder la carrera que tiene con su marido. Ella gana más
que él, lo cual crea dificultades en él y sensación de triunfo y
supremacía en ella. Según sus palabras, ser madre, supremo valor
femenino de una época, la convierte en perdedora, con deterioro de su
autoestima.

LOS VINCULOS AMOROSOS

El amor de pareja se nutre de sexualidad, predominante en un primer


período, el proyecto común, que contiene la idea de familia, y la
afectividad que determina el compañerismo. Las tres instancias
construyen una relación de pareja no circunstancial. Cada una de ellas
predomina en los diferentes momentos de la vida. La ternura es un
elemento condicionante de la intimidad, importante en las tres
instancias. La ternura y el narcisismo son incompatibles. Alguien puede
hasta conseguir placer sexual por sí mismo, pero nadie puede ser su
propia fuente de ternura. La presencia de ternura en un vínculo implica
en abrir hacia el otro la vulnerabilidad, que al ser compartida configura
las bases para establecer encuentros profundos. La intimidad amenaza
la fantasía de autoabastecimiento y de autonomía absoluta.
Para una estructura narcisista, necesitar a otro es sinónimo de fracaso.
La vulnerabilidad es una condición humana basada en la consciencia de
finitud y en que las necesidades y deseos de un ser humano, en gran
parte, nos lleva a buscar a quien pueda satisfacerlas. Los valores
actuales llevan a denigrar estas necesidades que pasan a ser sentidas
como fragilidad. Esta temida condición hace que muchas veces se
termina huyendo o atacando a quienes despiertan tan deplorables
sentimientos. Quienes paradójicamente serían potencialmente
deseables objetos de amor. Estos temores eran predominantemente
sentidos por los hombres. Actualmente las mujeres también sienten esta
dificultad. En una sesión de pareja, la esposa le dice a su marido:
"Quiero separarme porque cada vez que estamos cerca, siento el
intolerable deseo de ser protegida".

NUEVOS MODELOS

¿Puede sobrevivir la relación de pareja a esta dinámica?. Siempre que


trato este tema intento no caer en una visión apocalíptica dada por la
realidad que va cambiando vertiginosamente y dejándonos al margen
de la posibilidad de participar en ella. La época que vivimos como
protagonistas nos ofrece el amparo de lo conocido. El cambio nos deja
atónitos, como ha dejado atónitos a las generaciones que nos
precedieron y que veían con espanto las relaciones prematrimoniales, o
la mujer ejerciendo el derecho a tener una realización extrafamiliar.
Actualmente las parejas pueden decidir seguir un vínculo sin convivir, o
dejar de lado la fidelidad como valor indispensable. La posibilidad de
divorcio configura una opción no catastrófica desde el comienzo mismo
de la constitución de las parejas. Economías separadas son establecidas
sin que nadie se asombre. Asistimos a cambios que harían temblar los
valores que predominaban en el pasado.

La temporalidad se incorpora de manera claramente diferente. "Hasta


que la muerte nos separe" fue un ideal vincular durante muchos años y
su trasgresión traía culpa para el que la provocaba y profundo
sufrimiento para la víctima. Estaba claramente establecido que un
vínculo era para siempre. Por lo menos hasta la demostración de lo
contrario. Actualmente los vínculos son considerados temporales desde
el comienzo. Las jóvenes parejas se refieren a la posibilidad del divorcio
con toda naturalidad. "Hasta que el juez nos separe" sustituye el
romántico para siempre. Sabemos los que llevamos algunos años en el
difícil arte de vivir, que el falso "para siempre" costó muchas vidas, ya
que se forzaba a mantener vivo a un vínculo que ya se había agotado.
Que semejaba a Karen Quinlan aterradoramente sujeta a aparatos que
la ataban a una vida vegetativa. Pero también sabemos que
actualmente se apela a la separación con excesiva ligereza. Como
terapeuta de parejas con muchos años sobre los hombros, veo que se
contempla la separación ante cualquier alternativa. Y que superada la
crisis se podría continuar con un vínculo saludable. Así como debo decir
cuántos sufrimientos y anulaciones de seres humanos han ocurrido por
no apelar a una separación a tiempo. Frente al avance inexorable de
estos cambios puedo compartir con Uds. mis reflexiones.

PARA FINALIZAR

Estamos presenciando dolorosamente, la explosión del modelo social


vigente. La violenta explosión motivada por la intolerancia por cualquier
diferencia nos ha conmovido a todos. Como si fuera una trágica
caricatura de un mundo injusto y fanático -me refiero tanto al fanatismo
religioso como al económico- se hicieron evidentes el 11 de setiembre.
Con el agravante de que los medios de comunicación convirtieron en
espectacular, un hecho trágico. Los adoradores del poder por el poder
en si mostraron sus caras dejando atónitos a los que queremos el poder
verbo, como acción transformadora. Y las caras de odio de los que
festejaron el hecho brindando por un hecho incalificable, nos mostraron
una patética escala de valores. Como también fue incalificable que ese
mismo 11 de Setiembre, pero de 1973, la CIA hubiera decretado la
caída del régimen de Salvador Allende. Abuso narcisista del poder en
ambos casos. Para citar sólo eses dos. El narcisismo feroz se mostró en
su peor cara: la del culto por la destrucción del amor.

Vivimos en un tercer mundo que quiere afirmar sus derechos de


sobrevivencia. Nuestros valores como latinoamericanos incluyen
esencialmente la emocionalidad, para bien y para mal. Los efectores de
las dinámicas viven un mundo que tiene necesidades y características
diferentes. Son pueblos más racionales, con más capacidad de
organización mucho mayor y con necesidades primarias mucho mas
satisfechas. Aún así la juventocracia los angustia. Los ejecutivos,
símbolos de nuestros tiempos, viven con el temor de no poder
acompañar los cambios vertiginosos, perder el tren. No hay tiempo para
descansar, para el placer, para el amor, para el sexo. Las casas de
masajes funcionan como los Mac Donalds´s del sexo. Satisfacción
rápida. Fast Food. Fast Sex. ¿Fast love? Las necesidades de ternura,
afecto e intimidad son reducidas al mínino. Las metas son otras. Para un
anglosajón o un germánico, esto es serio, pero soportable. El Prozac
ayuda a obtener la indiferencia y la disminución del sufrimiento. Las
drogas, el tabaco, el alcohol, también son sustitutos del contacto
afectivo y permiten el placer solitario. Y pasado el efecto, terminado el
problema. O tan solo postergado.

Pero somos latinos. El sol, el mar, el color nos estimulan al placer y el


contacto. La sensualidad nos impregna. Si nuestro ideal comunitario
está imbuido de valores importados se imprime una sensación de pasar
la vida haciendo esfuerzos para llegar... bien lejos de nuestra esencia. La
depresión por falta de un sentido profundo de vida nos marca el peligro
de una sociedad que precisa luchar para rescatar sus valores
fundamentales, aún cuando se incluya en los cambios que marca un
mundo globalizado. Hace poco tiempo, un paciente millonario y
poderoso, habiendo llegado a la etapa final de su vida se planteó que, si
hubiera un más allá, sólo llevaría consigo los momentos inefables de
encuentros afectivos con su mujer, sus hijos, sus padres y sus amigos.
Es decir, el amor. Que no se puede sustituir por celulares o internet a
autos ultramodernos. Ni por el inexistente Fast love.

Observando la evolución del ser humano a través del tiempo, podemos


comprender que cada crisis de valores encuentra sus defensas para que
aquellos que son esenciales perduren. La sabiduría permanece aún
cuando cada individuo se empeñe en hacer todo lo posible por
destruirla. Y esta sabiduría nos lleva al borde del precipicio para poder
comprender nuestra responsabilidad para mantener viva la llama del
amor. Y no me refiero meramente al amor interpersonal. Es también
amor preservar nuestro planeta. Es también amor contribuir a erradicar
o por lo menos paliar la miseria que hace que diariamente miles de
niños mueren por desnutrición. O que la famosa globalización sea en
realidad que estamos siendo englobados, para que el enriquecimiento
de los nuevos dictadores sea a costa de nuestros pueblos. El
analfabetismo nos esclaviza. No conviene a los nuevos Hitlers de la
economía que podamos pensar. Usan la nueva dinámica para encarecer
cada vez más la educación. Lo cual la hace accesible sólo por algunos
privilegiados, que son sus aliados. Y esto no es un caldo de cultivo para
el amor, ya que es amor permitir que todos tengan derecho a educarse
de acuerdo a sus capacidades. Es amor hacer que alguien pueda
desarrollar su competencia.
Sería una maravillosa propuesta que Aminias, el joven enamorado de
Narciso, hubiera luchado en vez de suicidarse. En vez de obedecer el
mandato destructivo, Aminias hubiera podido decir que no y enseñarle a
Narciso que nadie merece morir por el solo hecho de amar a alguien.
Pero no fue así y como consecuencia, Aminias se mata y después lo
hace Narciso. No hay salida constructiva en la lucha por el poder por el
poder en sí: ambos se suicidan. Así como se asiste a la posible
destrucción del ser humano si no desarmamos a Narciso. Y este
desarme exige una lucha colectiva. Si la indignación se convierte en
consciencia y la conciencia da origen a un estruendoso NO, ahí Aminias
puede sobrevivir.

Bibliografia
 BUSTOS DALMIRO M., NOVOS RUMOS EM PSICODRAMA, ED ATICA, SAO
PAULO, 1992. PSICOTERAPIA PSICODRAMATICA, ED BRASILIENSE, SP,
1979.

 O TESTE SOCIOMETRICO, ED BRASILIENSE, SP, 1980.

 PERIGO AMOR A VISTA, ED ALEPH, SP, 1990.

 MORENO JACOB L, PSYCHODRAMA VOL 1, ED BEACON HOUSE, NEW


YORK, 1977. PSYCHODRAMA VOL 2, BEACON HOUSE, NY, 1976.

 WHO SHALL SURVIVE, BEACON HOUSE, 1976.

 GRIMAL PIERRE, DICCIONARIO DE MITOLOGIA GRIEGA Y ROMANA, ED


PAIDOS, BS AS, 1986.

Fuente: http://www.depsicoterapias.com/autorbio.asp?IdAutor=50 (visitada el 17


de agosto de 2010)

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