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KARL OTTO APEL ESTUDIOS ETICOS ES POSIBLE DESTINGUIR LA RAZON ETICA DE LA RACIONALIDAD ESTRATEGICO-TELEOLOGICA? Acerca del problema de la-raciénalidad de la comunicacion ¢ interacci6n sociales. Planteamiento del problema EI subtitulo de la presente investigaci6n indica que el tema propuesto ha de ser tratado como una cuestién de la teoria de la accin; més exactamenite: sé trata aqui de una dilucidacion reciproca de tipos de acci6n y tipos'de racionalidad:' El titulo caracteriza en este contexto un intérés cognoscitivo que, en iiltima instancia, esta determinado por la cuestion acerca de la esencia de la racionalidad ética.’ Desde’el punto de vista de la teoria de la acci6n, de lo que se trata es de la siguiente cuestion: eExiste una racionalidad especial de la interaccién social que ho puede ser reducida a la racionalidad medio-fin del actuar de os sujetos particulares? En mi opini6n, ef interés é:ico de esta ccuesti6ni resulta de las'siguientes consideraciones previas refe- idas a la tradicio: 1._ Gli. Los siguientes estudios dl autor: “Types of Ratiorality To-day: ‘The Continoum of Reason between Sciencé and Ethie” en Th Guise {comp Rationality Today, Ouawa, Univ. res, 1979, pig. 107-340; “The ‘Common Presoppostions of Hermeneutics and Ethics Types of Rationality beyond Science and Technology” en J. Sallis (com), Phenomemlogy and the Human Sciences, Inc, Humanities ress 197, pigs, 35-5; "Social Action and ‘the Concept of Rationality” en Phenomenology andthe Human Sciences, 198, suplemento de Pilox Topics, 12 (1981), pags. 9-35. El presente estudio se diferencia del citado en iltime lugar, sobre todo, por el hetho de que se puede feferr al tratamiento del mismo tema realizado por Habermas en 50 moni ‘ental Theorie des kommanikaioen Handel, 2 fomor, Pranctort del Meno 181. 2, Chr, al respecto K. O. Apel, “Normative Ethics and Stratepcal Ration- alty®en The New Scho of Social Research, Graduate Faclty Phlosophy Jor= ral, 9 (1982), pgs 81-108, 29 Existen razones para suponer que no puede pensarse en algo asi como racionalidad ética ~dicho de otra manera: en la posibilidad de la fundamentacién intersubjetiva de las normas éticas a través de una raz6n auténoma, legislativa~ si no se puede partir de una racionalidad especial de la interacci6n hu- mana, diferente de la racionalidad teleolégica referida al mun- do de las acciones de los sujetos particulares. Esto significa, entre otras cosas: Ni la invocacién de los kantianos de la libertad del “yo inteligible” ni la de los aristoté- licos del fin en sf mismo o de un fin ultimo pueden fundamentar Ja autonomia de la razén ética en el sentido indicado. La libertad del yo es una condicién necesaria pero no sufi- ciente de la racionalidad ética; pues si no existiera la reciproci- dad de las pretensiones de los sujetos de la accion, si existiera tan sélo la relacién yo-no yo de Fichte o la relacién sujeto- objeto de la ciencia natural y del actuar técnico-instrumental, no tendria sentido alguno la pregunta acerca de una racionali dad ética; naturalmente, en este caso, no podria plantearse la ‘cuestién acerca de una racionalidad especial de la interaccién humana que fuera diferente de la racionalidad referida al mun- do, o mundanal, de las acciones de los sujetos particulares. Por otra parte, tampoco sirve de mucha ayuda el intento de los aristotélicos en el sentido de peraltar la racionalidad ‘medio-fin a través de una racionalidad teleolégica especial que estuviera en condiciones de caracterizar un fin en sf 0 el fin supremo como sumamun bonum, Pues contra esto se puede obje~ tar desde Kar La determinacién del fin supremo o del summun bonum tiene, a su vez, que ser proporcionada por un principio racional 3. No puedo evitar la impresi6n de que el pathos de libertad del Idealismo alemin, tal como se expresa por ejemplo en elrtulo del libro de homenaie a Krings, “Prinzip Freiheit” (compilado por H.M. Baumgartner, Friburgo/ ‘Munich 1979) puede ocultar los aqut indicados problemas de la racionalidad. 1 condone de gue tengo te poder gee principio del mor ‘no basta por si sola tampoco en el caso de Kant para constiur el contenido dde sa sentido ~aungue no sea més que “formal” y para distinguirlo, por tempo, del contenido de sentido de las reglas morales (“natural laws") que ppodemos, segin Hobbes, querer libremente. 30 de la reciprocidad generalizada, es decir, por una “ley ética” valida para todos los afectados. Si esto no sucede, entonces la invocacién del fin supremo conduce o bien al dogmatismo metafisico o bien al utilitarismo de los intereses subjetivos.' Y ‘en la practica no existira ninguna diferencia entre ambas posi- ciones ya que, en caso de conflicto, la invocacién de un fin supremo siempre puede ser denunciada por los participantes como recurso a un interés subjetivo. Para que la invocaci6n de un swemmnum bonunm teleologico pueda contar como argumento ético-racional, hay que mostrar, al menos, que aqui la reciprocidad generalizada de las pretensio- nes de los sujetos de la accion entre si ha jugado un papel consti- tutivo, por ejemplo, en el sentido de que el sxmmum bonum, desde el principio, puede contar con el consenso de todos los afectados, La definicién kantiana del semmum bonum como “coincidencia entre lo digno de felicidad y la felicidad” podria satisfacer esta condici6n; pero la realizacin de este fin supre- mo seria, segtin Kant, un asunto de un dios a postular pero no, por ejemplo, un asunto del Estado humano. En el nivel de una ética del Estado, la concepcién kantiana del summsem bonum se desmorona ~segiin parece~ en las exigencias, no compati- bles bajo condiciones finitas, de la justicia para todos y del ‘mayor bienestar posible para el mayor niimero posible. Pero, se- gin me parece, aun estas dos definiciones incompatibles del fin supremo deben ya su plausibilidad a la invocacién de una specifica racionalidad de la reciprocidad de los sujtos hermanos de la acci6n, que no puede ser referida a la racionalidad medio fin-de las acciones de los sujetos particulares. Esto basta para la declaraci6n provisoria del sentido ética- mente relevante de mi planteamiento a la luz de la tradicién Tyaanse ee reduccién de su principio al Usilitarismo egoista de la Antigaedad (por ejem- pts eames al Use gia dei ide Go er Hoe li oe mpeg emance peipe e r Fete an rp ace mugs elena fc Sapa rae ndanne r de pnci h aoc Ss Tags les be eae ase 31 filoséfica. Pero en lo que sigue quisiera responder a lacuestion de la racionalidad de la interaccidn social indicada ya al'comien- 20, a la luz de una teorta de los tipos de accién qua tipos de racionalidad. Para ello parto de uno de los fundadores de esta forma de consideracion, el soci6logo Max Weber. Aqui puedo basarme en las investigaciones de Schluchter y Habermas.> Il, Max Weber y la ampliacién de Ia racionalidad teleologica en el sentido de la racionalidad estratégica de la interacci6n social Max Weber plante6 la cuestiOn de la racionalidad de la accién social dentro del marco de su fundamentacién de una “sociologia comprensiva”. Y para él la cuestion de la racionali- dad significaba siempre, al mismo tiempo, la cuestién acerca de una mayor o menor racionalidad, es decir, la cuestiOn de la posible racionalizacién progresiva en el marco del llamado “proceso de racionalizaci6n occidental”. El paradigma de la racionalidad y de la posible racionaliza- cin de Max Weber se basaba en el concepto de la llamada “racionalidad teleologica” (més exactamente deberia decirse: “tacionalidad-medio-fin”). Ademés, conocia por cierto la “ra- cionalidad valorativa” como presupuesto para la seleccién de fines, pero la “racionalidad valorativa” ~notablemente~ no re- sntaba segiin Max Weber el concepto mas amplio de racio- nalidad sino mas bien lo contrario. Pucs oficialmente Weber sostenia la siguiente tipologia de la accién en el sentido de su decreciente racionalidad’* 5. Cfr. W. Schluchcer, Retinalisns der Weltbebertscung. Studien 24 Max Weber, Francfore del Meno 1980; del mismo autor, Die Entwicklung des okzi- dentalen Rationalismus. Eine Analyse von Max Webers Guellchafisgeschichte, ‘Tubings 1979; J. Habermas, Theone de kommunikativen Handelys, ci, tomo 1, Cap I 6. Cr, para lo que sigue W. Schluchter, op: cit. (1979) pig. 192: Haber- mma, op. ct tomo pgs 380 y st diferencia de Habermas, que procure 1s. La gtada supremade la:rationalizaci6m'es la vacionali- dad: teleologica. Ella-se da: cuandoel. propio: actor elige:los objetivos o fines sobre el trasfondo de un horizonte valorativo claramente articulado y cuando, ademis, elige los medios ade- cuados para lograrlos, teniendo en cuenta los efectos secunda- ios. + So 2, La segunda grada de racionalizacién es la racionalidad valorativa. Ella se da cuando el actor elige los fines y los me- dios adecuados sin tomar en cuenta las consecuencias secunda: ras, simplemente porque est convencido del valor incondi- cionado interno de una determinada forma de accion de manera tal que, independientemente de-los posibles efectos (ecundarios), merece ser realizada. Este concepto curiosamente reducido de la racionalidad va- lorativa:me parece que es comprensible bajo dos presupuestos de la:propia filosofia de Weber: (1) »-Detras. de la concepcién de unaaccién que ino realiza por ser absolutamente valiosa, sin tomar en cuenta las conse- ‘cuencias (secundarias), se esconde manifiestamente la concep- cién kantiana de un “deber ineludible” en el sentido del impe- rativo categorico; y por esto entiende Max Weber, de acuerdo con la filosoffa neokantiana de los valores, el valor incondicio- nado, interno, de determinadas formas-de accién, no s6lo en sentido ético, sino también religioso y.estético. Q)_ Pero el que Weber considere esta orientacién “racio~ nal-valorativa” de 1a accién como menos racionalizada que la orientacién “racional-teleolégica” esta’ manifiestamente vineu- lado con su conviccién de que los iltimos axiomas valorativos del individuo son inconmensurables y, en esta medida, son asunto de una decision de fe prerracional o irracional (“Cada sual tiene que elegir sus dioses”)” Bajo este presupuesto, las le guess slo la wart rca de Web en amedide en que tase ha vurto paadigmtca para le coneepein de la reconalida Sccnmene dominate, St A concer 7h especie emerson de Mas be “Wine als Beruf” (en «Schriften, 2° edicin Tabinga 1958) y “Poli als Beruf (en Ges Aare ar Winechfetiore, 3? edcion Tobmga 1969) 33 convicciones weberianias:delivalor interno;incondicionado, de unia-forma-de: comportamiento ~por ejemplo, la:rélacién no violenta.con las demés personas~ se convierte en base de la Hamada “ética de la convicci6n”, en el sentido'del Sermén de la’ Montaiia.oven el sentido de Kant. En cambio, una-orienta- cién en el sentido del actuar racional-teleoldgico, que toma en cuenta: basicamente las consecuencias (secundarias) de la ac- idm eoncreta y por ello no puede atarse a ninguna ética de la convicci6n, se:convierte. en: fundamento:de una *ética de la résponsabilidad”, por ejemplo, la ética del politico. Yies evi- dente que Max Weber-otorga a la ética de la responsabilidad un mayor grado de racionalizacién que a la ética de la convic- cién, a pesar de que considera a esta dltima tambiéneomo in- dispensable: ‘Ademis, sogiin ‘Weber, la situacin perece ser la siguiente: la tendencia del proceso occidental de: racionalizacién reside en que la.orientaci6n racional-teleol6gica se impone cada vez con mis.fuerza en'todos los ambitos de la cultura y'de la vida social, mientras que van desapareciendo los tradicionales pre- supuestos cosmovisionales de las orientaciones racional-valo- rativas, de manera tal quella orientaci6n valorativa se convierte cada vez mas en un asunto de la decision subjetiva del indivi duo.” Max Weber Ilamaba’a esto el “'proceso de desencanta- miento” del mundo, con el que necesariamente esta vinculado el “proceso de racionalizacién” occidental. ‘Toda esta concepcién de racionalidad y racionalizacién puede sesunirse en Weber en la siguiente tipologia de tipos de ‘8. Mientras que en “Politik als Beruf" Weber ilustra la ética de la cofvie~ cién tomando sobre todo el ejemplo del Sermén de ls Montafa, en ot pasaje (Ges, Aufstze zur Religionsoziologic, tomo 1, Tubinga 1972, pag. 554) babla también de “rigorismo aprioritico", con lo que manifiestamente se refiere 2 Ia ttiea de la razon de Kant. Cir. al respecto también W. Schluchter, op. ct. (en nota 5) (1980); pags. 85 y 5s 9. Una evaluacion muy parecida de a situacion de la Epoca es expresada por Robert Musil en su novela EY hombre sin propiedades. Aqui se tata del puro "hombre de posibilidades”, a quien ya no le estd dada como evidente Ainguna orientacién valorativa tradicional 10: Cir. H. Habermas, op. ct. (en nota 5), pég. 381 34 “Elementos racionalmente teflexionados-de marco: neo desaccion: “ Medios. Fines © Valores (secundarias) valorativo- racional + + + - efectual + + - = tradicional + - + - En nuestra-actual problemitica, la explicacién weberiana de la racionalidad o de la racionabilidad de las acciones tiene especial importancia porque ella'expresamente pre:ende abar- car también las “acciones sociales”; y ellova pesar de que Max Weber supone unia estructura especial de la interacciOn entre los actores. Poruina parte (en el §1 de Wirtschaft und Gesell- sebafi) di “Se llamara acci6n'social’a aquella accion que, de acuerdo con el sentido intencionado por el o los actores, esta referida al comportamiento de otros y se:orienta en su desarrollo de acuerdo ¢on ello.” De-esta manera; se tiene en mira manifies- tamente la reciprocidad'de lainteraccién social. En el§ 3 hasta se dice: “Sera llamada relacién social un comportarse de varias personas que en su contenido de-sentido-esté reciprocamente referido y orientado a'los demas.” ‘Pero, por otra parte, Weber pretende también para la ac- ion social la racionalidad teleolégica en tanto grada suprema de la posible racionalizacion. Y en este contexto, “determinada teolgica-racionalmente” significa segin Weber: determinada “a través de expectativas del comportamiento de !os objetos del mundo exterior y de otras personas y bajo la utilizacién de 11. Max Weber, Winschaft wd Crellchaft,edicion de J. Winckelmann, Colonia 1964, pig. 4. 12. Tbidem, pag. 19. 35 estas expectativas como ‘condiciones’.a.¢ome.‘medios’ para los propios fines racionalmente aspirados y evaluados como resul- tado”.? ‘Aqui se ve claramente que Weber entiende la racionalidad de la interaccién social como amplidtién de Ja racionalidad telealégica téenico-instrumental en el sentido.de la reciprocidad de acciones teleolégico-racionales. Con esto qued6 signada tuna concepcién estindard de racionalidad y racionabilidad de Ia “accién social” que sigue teniendo vigencia hasta el dia de hoy. Ella es desarrollada, por ejemplo, en la linea de la teoria matematica de la eleccién racional, de la teoria de la decision y de la teorfa estratégica de los juegos." ¥ en el sentido de la teorla de los juegos, se puede lamar a la racionalidad de la interaccion, que Weber ya entreviera, la racionalidad estratégi- Pero, gen qué consiste la racionalidad estratégica de la inte- racci6n? Dicho simplificadamente, ella consiste en que'los ac- tores, en tanto sujetos de la racionalidad teleol6gica aplican su pensamiento medio-fin a objetos acerca de los cuales ellos sa- ben que, en tanto sujetos de la racionalidad teleolégica, hacen Jo mismo con respecto a ellos mismos. En esta reciprocidad reflexionada de la instramentalizacin consiste manifiestamente la peculiar estructura de reciprocidad de la interacciGn estraté- gica. A la luz de la teoria de los juegos estratégicos, es posible aclarar algo més: exactamente esta estructura de racionali- dad.!* En el juego estratégice, los sujetws del calculu de Lenefivios en el sentido de Ia teoria de Ja decision tienen también que tomar en cuenta los célculos de beneficios de los otros jugado- lem, pig. 17. Jey. Neumann/O. Morgenstern, Theory of Games and Economic Be- ‘haviour, Princeton 1944; B.D. Luee y H. Raiffa, Games and Decisions Intro- duction and Critical Survey, Nueva York 1957; G. Gifgen, Theorie der wirt- ‘schafiichen Enacheidang, 1983, 1968. 15. Clr. para lo que sigue O. Hoffe, Serategien der Humanitat: Zur Ethik offenlicher Enscheidungsprozese, Friburgo/Munich 1975, Primera Parte (existe traduccion castellana de E. Garzén Valdes: Estrategias de lo humana, Estudios Alemanes). 36 res-como:condicignes y como medios de los propios céleulos de beneficios. La maximizacién de las ganancias y la minimiza- cién de las.pérdidas; que constituyen la racionalidad de la teo- ria simple de la-decisin, se complican:ya:que:pueden entrar en conflicto con la correspondiente maximizacién de los otros sujetos de la accién. Mas exactamente: el control de los actores sobre los resultados de sus acciones esta no s6lo limitado ~co- mo en la teoria simple de la decision por la falta de informa- cién acerca del mundo en torno relevante, sino ademas tam- én por los autointereses competitivos de los otros agentes de decisiones; y, con respecto a estos intereses competitivos, existe una relacién basicamente ambivalente del propio interés en el éxito: el propio €xito de la'accién depende de las acciones que hay que’ esperar de los demas, los cuales, en el: mejor de los casos, apoyan parcialmente los propios esfuerzos de éxito pero, en todo caso, al menos-en parte, se oponen a ellos. Consecuen- temente, los propios intereses pueden ser realizados, en parte, sélo apoyando los:planes de los dems y, en parte, s6lo hacién- dolos fracasar. A su vez, debido a esta situaci6n, Ia teoria estra- tégica de-los juegos distingue dos tipos de juegos: los juegos

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