Você está na página 1de 4

Soy como soy gracias a ti.

21 de Diciembre de 2008.

La vi, y en el momento en el que esto paso supe que seria importante en mi


vida. No se porque creí eso, simplemente, lo creí.
Estaba en telepizza sentado junto a Marcos, mi mejor amigo, y delante
nuestro Gastón y María, la novia de este ultimo. Iba a darlo un pequeño
mordisco a mi trozo de pizza cuando la vi entrar a la pizzería. Cruzamos las
miradas y nos quedamos mirándonos unos segundo que para mí fueron
eternos.

-Ey tío, ¿sigues ahí? No es tan difícil darle un mordisco a la pizza ¿eh? Pero si
quieres te enseño mira se hace así -me dijo Marcos en tono vacilante
quitándome el trozo de pizza que no llegue a morder.
-Eeeeeeeeh ese trozo era mío -lo fulmine con la mirada y siguieron
comiendo, hablando y riendo pero yo no estaba atento de esa conversación,
estaba pensando en esa chica que acababa de entrar a telepizza.

Ya nos íbamos a ir cada uno a nuestra casa cuando antes de salir de la pizzería
la vi sentada al fondo leyendo un libro. Era mi oportunidad y no iba a
desaprovecharla.

-Ir yendo vosotros ¿vale? Yo tengo una cosa que hacer


-Bueno pero no tardes que mi madre nos espera-dijo María cerrando la puerta
del restaurante tras de si.

Me acerque a la mesa de aquella chica y me senté en frente suya. Levanto la


vista y me vio después volvió al libro, doblo la esquina de la hoja por donde
iba y cerro el libro. Me miro a los ojos.

-¿Y bien?
-Hola
-Hola -dijo sin entender la conversación.
-Me has llamado la atención..-silencio-y quería aunque sea saber tu nombre.-
no me salio nada mas. Seré idiota ¿Qué estoy haciendo?
-Soltó una pequeña carcajada- Me llamo Jessica pero por favor llámame Jessy,
me gusta mas. -Sonrió y yo le devolví la sonrisa- ¿Y tu como te llamas, chico al
que le llamo la atención? -Reímos ambos.
-Álvaro, pero todos me llaman Varo. -Nos quedamos un par de minutos en
silencio, mirándonos a los ojos, sin saber que decir o que hacer. Estuvimos en
silencio, pero no uno incomodo, no, todo lo contrario. Hasta que el sonido de
mi teléfono lo corto.
-¿Qué pasa? -dije contestando a la llamada de Marcos.
-La madre de María tiene prisa asíque o sales ahora mismo o no te lleva a
casa.
-Me quede unos segundos pensando y mirando a Jessy.-No me esperéis, me
quedare aquí un rato mas y luego volveré en bus. No os preocupéis. Adiós. -Y
colgué.
-¿Quién era?
-Un amigo
-Me lo imaginaba-Reímos.
-Es que me iban a llevar a casa, pero prefiero quedarme con una chica guapa
como tú. -Se sonrojo.
-Tú también eres guapo.
-Lo sé, me lo dicen mucho.
-¿también te dicen mucho que eres un chulito?
-Si, también estoy harto de oírlo-Me dio un pequeño golpe amistoso en el
hombro y volvimos a reírnos.
-Podríamos quedar algún día.
-Claro, dame tu numero de teléfono y te llamo.
-Eres rápido -Me sonrío- Dame tu teléfono que te lo apunto anda.
-Voy a ir a una fiesta para celebrar el año nuevo, si quieres.. podrías venirte-
dije mientras ella guardaba su nº en mi teléfono-
-Ya esta coge, pues tenia otro plan pero este me parece mejor.
-Te llamo y te digo detalles ¿vale?
-Vale

Estuvimos hablando hasta que cerraron la pizzería. Ella vivía cerca, se


acababa de mudar. Por eso no me sonaba de haberla visto. Yo en cambio tuve
que coger un bus. Me acompaño a la parada, donde seguimos hablando. Era
tan..no se como decirlo. ¿Especial? Habíamos congeniado bastante bien. Su
sonrisa era tan bonita, tanto o mas como sus ojos. No se lo que me pasa con
ella. Yo nunca había sentido nada parecido a lo que estaba sintiendo por una
chica. Yo era el típico mujeriego que no le importan los sentimientos de las
chicas, y que solo se fija en sus pechos. Pero con Jessy es todo tan distinto.
Ella hace que por una vez me fije en algo mas que en sus pechos.

Desde ese día no nos volvimos a ver hasta la fiesta de año nuevo. Aunque si
que hablábamos por MSN y por teléfono.

Cada día que paso me doy dando mas cuenta de que siento algo, algo especial
por ella. Y el veintinueve de enero me atreví a decírselo. Decirlo lo que desde
un principio me ha hecho sentir. Decirle que ha cambiado mi mentalidad sobre
las chicas. Pedirle que sea mi novia, para siempre.
Se lo pedí y desde el momento en el que pronuncie “¿Quieres ser mi novia?”
hasta que finalmente me dio su contestación se me pasaron tantas imágenes,
tantas palabras, tantas cosas por mi cabeza hasta el punto en que me estaba
arrepintiendo de haber hecho esa pregunta. Pero me dijo “Si” y respire
tranquilo. Y en ese momento lo que hice, lo que mas deseaba, fue besarla. El
primero, el mejor, el mas especial. Seria para siempre. Lo sé.
De aquel veintinueve de enero ha pasado un año. Un año lleno de alegrías,
sonrisas, regalos, calentones. Rayadas, un par de lagrimas, cuernos. Pero
hemos seguido adelante, hemos sido fuertes y nos hemos levantado juntos de
todas las caídas. Ahora que es veintinueve de enero de dos mil diez y estoy
enfrente suya, mirándola a los ojos y apunto de darle mi regalo por nuestro
aniversario pienso en todos eso momento que hemos pasado juntos. Y sobre
todo pienso en esa bendita pizzería que hizo que nos conociéramos.
-Esto es para ti -le di un sobre, el cual dentro llevaba una carta- pero aun no
lo abras. Date la vuelta. -Ella hizo caso, y le puse el colgante que le compre
de plata, ya que el oro no le gusta, y que en el cual ponía VJ, Siempre.
21.31.O8.
-¿Puedo abrirlo ya?-dirigiéndose al sobre.
-Claro. -lo abrió y saco la carta. Empezó a leerla.
- “Hay momentos en la vida, en los que lo mejor sería pararse a pensar en lo
recorrido, en todo lo vivido. Es cierto, que en la vida, hay momentos para
todo. Hay momentos divertidos, graciosos, tristes, calientes. Hay momentos
alegres, bonitos, simpáticos. Hay momentos inolvidables, inigualables. Hay
momentos buenos y momentos malos. Pero cuando todo te va bien, cuando le
sonríes hasta al despertador cuando suena a las 7, cuando te brillan los ojos y
sientes ese cosquilleo en el estómago, el resto de los momentos, pierden
toda importancia. Hoy, creo que es uno de esos momentos en los que he de
pararme a pensar. Si, creo que es uno de esos días que, por un lado te hacen
feliz, pero por otro de inundan de tristeza. Jamás volverá a ser 29 de Enero
de dos mil nueve. Por eso, a mi me gusta decir que es un día especial. Pero
hoy no sólo es un día especial porque no vaya a repetirse jamás, no, sino
también porque hace un año que vivo con la felicidad a mi lado, con la
felicidad de la mano. Ya son muchos momentos, muchas horas gastadas y
apuradas a tu lado, nunca perdidas, contigo, cerca o lejos, nada se pierde…
excepto, una cosa. Si. La tristeza.
Tú eres esa persona que me completa, que me llena, que hace de cada día
uno más especial. Jamás sabría agradecerte una milésima parte de lo que
haces. Porque cada segundo mío es tuyo, y tú lo llenas de color. Contigo el
tiempo no existe, pasa rápido, equilibrado cuando no te tengo cerca, que
pasa lento.
¿Sabes? El tiempo pasa lento para los que esperan, pero rápido para los que
aman; por eso, me gusta vivirlo todo al máximo, dejarme la piel en intentar
hacer las cosas bien. Por eso cada noche me acuesto escuchando tu voz,
mirándote. Por eso cada noche miro al cielo hasta que te encuentro y te
sonrío. Por eso, por eso te amo.
El ser humano es el único capaz de tropezar dos veces con la misma piedra.
Muchas veces lo hacemos, tropezamos. Una y otra vez. Pero la caída es lo de
menos si estás tú para levantarme, porque no sé como lo haces, pero siempre
estás ahí, en el momento adecuado para hacer justo lo que yo deseo. No
puedo pedir más. No quiero pedir más. Eres todo lo que deseo. Eres todo lo
que quiero; todo lo que quise, y sin duda, lo que querré.
Quiero que el tiempo pase lento, que las agujas del reloj se paren. Quiero
llegar a la luna contigo. Pero, no me hace falta hacer nada más que besarte
para conseguirlo. Contigo, levito en Júpiter, ¿recuerdas?
Me gusta que me susurres cosas al oído, me encanta tu voz, como te dije, es
algo por lo que merece la pena vivir, por escucharla. Me gusta también
cogerte y que te enfurruñes para que te baje, me gusta la forma en la que
me miras cuando te miro con placer. Me gustan las locuras, pero sólo si son
contigo. Me gustan tus manos, tus pies. Me gusta arroparte con mis brazos.
Me gusta que me beses sin parar, que me toques, que me desgastes con la
mirada. Me gusta apoyarte lentamente sobre la pared y hacerte el amor. Me
gusta que corras detrás de mí y que me vaciles. Me gusta que me saques la
lengua y me guiñes un ojo, que me enseñes a silbar. Que nos riamos hasta
llorar, que pintemos con nuestro nombre cada lugar, que hagamos historia.
Me gusta tu lengua y que me muerdas el labio inferior. Que te rías de lo mal
que salgo en las fotos o que me tumbe encima tuyo, que tenga más fuerza
que tú y no dejarte levantar, que si te vas a caer, te agarre y luego me ría,
que si te pones tonta te demuestre todo. Me gusta que miremos el cielo, de
día y de noche, que busquemos nubes con formas o estrellas grandes. Me
gusta rallarnos la cabeza pensando si esa persona que hemos visto es famosa
o si la conocemos de algo. Me gusta más aún que se te caigan las pestañas y
pidas deseos, que no me los cuentes, que se cumplan. Me gusta comer tirados
en el césped y mirarnos, morirnos de la risa, hacer tonterías, muchas. Me
encanta, me encantas.”
-Sería incapaz de escribir todos y cada uno de nuestros momentos. Son
demasiados.
-“Quiero que siempre recuerdes que nuestro “siempre” queda escrito, y
cuando no te acuerdes, lo mires, porque lo prometido es deuda, si, siempre
lo es, nosotros lo sabemos bien.
También me gustaría que sepas que eres mi vida y siempre lo serás y que
aunque a veces me ponga tontito y tu insoportable, eso nos hace más fuertes,
porque eso sí, a fuerza, a complicidad y a amor, no nos gana nadie.
Te Amo.
29.1.09 - 29.1.10”
-Te -beso- amo -otro beso.
-Varo, lo eres absolutamente todo. Gracias por ser como eres y por hacerme
feliz.
-Soy como soy gracias a ti.

Você também pode gostar