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El  y primer desarrollo del



tuvo lugar dentro del marco cultural y político del
 . Es cierto que durante tres siglos la
Roma pagana persiguió a los cristianos; pero sería
equivocado pensar que el  constituyó tan sólo
un factor negativo para la difusión del Evangelio. La
unidad del mundo grecolatino conseguida por Roma
había creado un amplísimo espacio geográfico,
dominado por una misma autoridad suprema, donde
reinaban la paz y el orden. La tranquilidad existente
D   hasta bien entrado el siglo III y la facilidad de
comunicaciones entre las diversas tierras del 
favorecían la circulación de las ideas. Cabe afirmar que las calzadas romanas y las rutas del mar
latino fueron cauces para la Buena Nueva evangélica, a todo lo ancho de la cuenca del
Mediterráneo.


 

El
, desde el siglo I, fue considerado como «  
  º, y esta calificación hizo que la mera profesión de la fe cristiana Ͷel
«! ºͶ constituyera delito. Ello explica que muchas
violencias anticristianas del siglo II tuvieran su origen, más que en la
iniciativa de los emperadores o magistrados, en agitaciones o denuncias
populares. Por esta razón, la persecución en esta época no fue general ni
continua, y los cristianos gozaron en ocasiones de largos períodos de paz,
sin lograr por ello ninguna seguridad jurídica ni quedar a salvo de
ulteriores agresiones, que podían surgir en cualquier momento.

  
La ambigua actitud de ciertos emperadores del siglo II  reflejada en la célebre respuesta de
" a la consulta elevada por , gobernador de Bitinia, acerca de la conducta que debía
seguir con los cristianos. " declara que las autoridades no habrían de perseguirlos por su
propia iniciativa, ni hacer caso de denuncias anónimas; pero debían actuar cuando recibiesen
denuncias en regla, llegando hasta la condena y muerte de los cristianos que no apostataran y
rehusaran sacrificar a los dioses.  Ͷapologista cristiano y buen juristaͶ pondría luego
de relieve el absurdo que encerraba la respuesta trajánica: «|    Ͷdice, refiriéndose a
los cristianosͶ,              º

En el siglo III, las persecuciones tomaron un nuevo cariz. En los intentos de renovación del 
que siguieron a la «    º Ͷun período de peligrosa desintegración políticaͶ, uno de
los capítulos principales fue la restauración del culto a los dioses y al emperador, en cuanto
expresión de la fidelidad de los súbditos hacia Roma y su soberano. La Iglesia cristiana, que
prohibía a los fieles participar en el culto imperial, apareció entonces como un poder enemigo.
]sta fue la razón de una nueva oleada de persecuciones, promovidas ahora por la propia autoridad
imperial y que tuvieron un alcance mucho más amplio que las precedentes.

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La Biblia sitúa el Jardín del Edén en la cercanía de los ríos Tigris y ]ufrates, en la región del Medio
Oriente donde hoy existen Irak y Siria. Allí puso Dios al hombre «para que lo labrara y lo guardaseº
(͚Génesis͛, capítulo 2, versículo 15).

La ciencia nos dice que los humanos venimos de África. Nuestros antepasados de hace dos
millones de años eran ya humanos, pertenecían a la especie ͚Homo erectus͛ (hombre erguido).
Eran individuos de 1,3 a 1,4 metros de altura y con un cerebro de un kilo de peso, cuatrocientos
gramos menos que el nuestro. Construían utensilios rudimentarios de hueso y de piedra, de los
cuales se han encontrado muchas muestras. Los ͚Homo erectus͛ son los primeros homínidos que
salen de África, su continente natal, para esparcirse por otros continentes. ͚Homínidos͛ es el
término con el que nos referimos a nuestro linaje, una vez que se separa del de los simios.

Nuestros parientes animales más próximos son los chimpancés. Tanto sus antepasados como los
nuestros vivían en África tropical. El linaje de los homínidos se separa del de los chimpancés hace
seis millones de años. Los primeros restos fósiles de homínidos que conocemos son de África, de
hace 4,5 millones de años. Eran bípedos, como nosotros, de algo más de un metro de altura y con
un cerebro mucho más pequeño que ͚Homo erectus͛, de unos 300 gramos, como el de los
chimpancés actuales. A estos homínidos y a sus descendientes durante dos millones de años más
se les llama ͚Australopithecus͛.

Los primeros homínidos que reciben el nombre ͚Homo͛ aparecen en África tropical hace algo más
de dos millones de años; pertenecen a la especie ͚Homo habilis͛. Son también los primeros en
hacer utensilios de piedra. Son individuos todavía menudos, pero su cerebro llega hasta los 800
gramos, más del doble del de ͚Australopithecus͛, los primeros homínidos.

Los individuos de ͚Homo erectus͛ son los primeros viajeros intercontinentales. Desde África se
dispersan a través de Asia Menor y el Próximo Oriente, llegando por un lado hasta España y por el
otro hasta cerca de Pekín, en el norte de China, y hasta la isla de Java, en Indonesia. Los fósiles
más antiguos de Atapuerca, cerca de Burgos, que tienen 800.000 años, son descendientes de ellos.
Los ͚Homo erectus͛ más antiguos de Europa se han encontrado en Georgia, donde vivían hace 1,6
millones de años. (La localidad de Dmanisi, donde se han encontrado estos fósiles, está cerca del
límite generalmente reconocido entre Europa y Asia; algunos autores caracterizan estos fósiles
como asiáticos.)

La dispersión de ͚Homo erectus͛ por los continentes del Viejo Mundo es la primera diáspora
africana. Una segunda ocurriría mucho más tarde, hace sólo 100.000 años. Una cuestión debatida
es si los descendientes no africanos de la primera diáspora se extinguieron completamente o si
nuestra especie, llamada ͚Homo sapiens͛ (hombre ͚sabio͛, como inmodestamente nos hemos
bautizado), desciende de individuos procedentes de ambas diásporas.

Según la hipótesis llamada multirregional, los ͚Homo erectus͛ dispersados por Europa, Asia y África
tienen descendientes actuales, es decir, se transformaron gradualmente de una especie a la otra,
del ͚Homo erectus͛ al ͚Homo sapiens͛. La hipótesis multirregional era aceptada por los
antropólogos hasta hace una veintena de años, basándose en estudios de cráneos fósiles. Pero se
ha ido desmoronando poco a poco a consecuencia de las investigaciones de los genéticos. Los
genéticos examinan el ADN -ácido desoxirribonucleico, que contiene los genes que transmiten la
herencia biológica- en individuos de orígenes geográficos dispares. Comparándolos, reconstruyen
el ADN ancestral de todos ellos e infieren así su origen geográfico.

Un descubrimiento importante fue el desafortunadamente conocido como la ͚Eva mitocondrial͛ o


͚Eva africana͛, que tuvo lugar en 1987. El hallazgo deriva del estudio de una molécula llamada ADN
mitocondrial, que se transmite sólo por línea materna. La madre la pasa a hijos e hijas, pero sólo
las hijas la pasan a sus descendientes. Algo así como lo que ocurre con el apellido familiar: lo
pasamos a hijos e hijas, pero sólo los varones lo pasan a las generaciones siguientes.

Este descubrimiento de 1987 demostraba que el ADN mitocondrial de los humanos actuales
estudiados, que eran de varios continentes, venía de antepasados africanos que vivían hace unos
100.000 años. La designación ͚Eva͛ para la hipótesis es desafortunada porque parece implicar
descendencia a partir de una sola mujer, lo cual ciertamente no es el caso. Por el contrario, los
cálculos indican que el número de antepasados nunca habría sido menor de 10.000 por
generación.

Pero la fecha de 100.000 años para nuestros antepasados africanos más recientes excluye de
nuestro linaje a todos los humanos que vivían en otros continentes antes de esa época. La
hipótesis del origen multirregional fue sustituida, en la opinión de muchos antropólogos y
genéticos, por la hipótesis llamada ͚Desde África͛, según la cual los emigrantes de la segunda
diáspora africana, hace 100.000 años, habrían reemplazado completamente a los descendientes
de la diáspora africana anterior, ocurrida casi dos millones de años antes, que se habrían
extinguido.

En 1995, otro grupo de científicos, estudiando un segmento de ADN llamado ZFY, que se transmite
sólo de varón a varón, llegaba a la misma conclusión de que todos los hombres actuales hemos
heredado nuestro ZFY de antepasados que vivían en África hace unos 100.000 años.

Más importante todavía fue el análisis, llevado a cabo hace pocos años, de un conjunto de más de
un centenar de genes en individuos representativos de las poblaciones más diversas del mundo. La
genealogía de estos genes sitúa también en África el tronco de donde derivan todas las
poblaciones.

Lo que parecía hace unos meses una conclusión casi definitiva ha cambiado recientemente. Dos
equipos científicos han publicado este año resultados que indican que el reemplazamiento que
ocurrió durante la segunda diáspora africana no fue completo, sino que persisten en los humanos
actuales algunos genes y rasgos anatómicos que evolucionaron en los continentes no africanos a
partir de los colonizadores de la primera diáspora.

Uno de los trabajos, publicado en ͚Proceedings of the US National Academy of Sciences͛,


demuestra la presencia en humanos actuales de ADN derivado de australianos que no descienden
de los africanos de la segunda diáspora. El segundo estudio, publicado en la revista ͚Science͛,
indica que dos poblaciones contemporáneas, una de Chequia y la otra de Australia, retienen
rasgos anatómicos heredados de homínidos que vivían en esas regiones antes de la segunda
diáspora africana.
Estos dos trabajos matizan, así pues, la hipótesis ͚Desde África͛, que tiene que ser ahora
interpretada sin implicar un reemplazamiento total, aunque fuera mayoritario. Claro que esto
depende de que los resultados de estos dos trabajos recientes sean confirmados por otros
investigadores.
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A partir del III Milenio antes de Cristo surgieron grandes civilizaciones, creadoras de imperios
territorial y orgánicamente más vastos cada vez. Los principales núcleos de civilización fueron los
siguientes:

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&' Alrededor de los ríos Yangtsé y Hwang-ho surgió la cultura Xia y la cultura Shang.
Esta sucumbió ante los invasores Zhou, que gobernaron China durante la primera mitad del I
Milenio antes de Cristo. A finales del período Zhou crecieron dos grandes escuelas filosóficas, el
Confucionismo y el Taoísmo. A su vez, en el siglo VI a. C., la antigua hegemonía Zhou se trizó en
varios reinos, los cuales entraron en un estado crónico de guerra, durante el período de
Primaveras y Otoños, y el de los Reinos Combatientes. El Emperador Qin Shi Huang unificó a China
y le impuso un régimen administrativo basada en la filosofía del Legalismo, pero a su muerte
sobrevino una nueva guerra civil. En el año 206 a. C., el general Liu Bang unificó nuevamente a
China, e inició la Dinastía Han, siguiendo a continuación unos cuatro siglos de relativa paz y
estabilidad política.

©?   'En el norte de la India, en el río Indo, surgieron las ciudades de Mohenjo Daro y
Harappa. Su cultura sucumbió ante los invasores arios, hacia 1500 a. C. La India se consolidó como
una sociedad de castas; paralelamente empezó el desarrollo de una rica filosofía religiosa que
encontró concreción en los Vedas y los Upanishad. En el siglo V a. C. florecieron algunas
importantes escuelas de pensamiento, incluyendo al Budismo y el Jainismo. A finales del siglo IV a.
C., un guerrero llamado Chandragupta unificó a la India, dándole estabilidad bajo el Imperio
Maurya.

©?   c ' Alrededor del río Nilo surgieron varios asentamientos neolíticos, los nomos,
encajonados entre barreras geográficas como el desierto del Sahara y la península del Sinaí, a
pesar de lo cual desde temprana época comerciaron con el Medio Oriente.[75] Hacia el año 3100
a. C., dichos nomos fueron unificados en un solo gran imperio bajo la autoridad del faraón. La
cultura egipcia desarrolló los jeroglíficos como forma de escritura, las mastabas, pirámides e
hipogeos como métodos de sepultura, y la momificación como método de inhumación, así como
una religión emparentada con los dioses Ra y Osiris, entre muchos otros. La corona faraónica vivió
épocas de crisis y esplendor, pero siempre dentro de sus fronteras, hasta que invasores externos,
los hicsos, se apoderaron del Delta por cerca de una centuria (hacia 1650 a. C.), hasta que fueron
expulsados. En respuesta, los ejércitos egipcios cruzaron el desierto del Sinaí y se expandieron
hasta el río ]ufrates, interviniendo de lleno en la política del Medio Oriente. En su etapa de
decadencia, la cultura antigua egipcia aún era lo suficientemente prestigiosa como para inspirar a
los reyes de Kush y Axum, reinos que surgieron en el I Milenio a.C. en lo que actualmente es
Etiopía, y que incluso invadieron a Egipto y lo gobernaron como "Faraones Negros" durante tres
cuartos de siglo.[76]

©?  (' Hace 5,000 años en la costa peruana, en Supe existió Caral. Una civilización que sin
influencias externas adoptó medidas que demuestran su alto grado tecnológico y de desarrollo.
Esta cultura se dedicó a fines religiosos y a practicar rituales mágico-místicos de alabanza a la
tierra y el cosmos, tanto como eran excelentes pescadores y mejores agricultores. Conocieron y
domesticaron especies de flora y fauna. Co-existieron con Mesopotamia, entre otras civilizaciones
de la época, pero a diferencia de todas estas, Caral nunca tuvo injerencia ni influencia externa.

©? ' Sucesivos asentamientos (El Obeid, Eridu) llevaron a la civilización, hacia el IV


Milenio a.C. En el III Milenio a.C. destacó la civilización de los sumerios, cultura entregada a
guerras civiles hasta ser unificados bajo caudillos militares como Lugalzagesi, Sargón de Acad, Ur-
Nammu y Hamurabi. Después de Hamurabi, que llevó a Babilonia a su apogeo, la región cayó en
manos de los invasores casitas, y se deprimió culturalmente, hasta resurgir en el Imperio Asirio.

©? $' En el siglo XVIII a. C., Anatolia fue dominada por el pueblo de los hititas, quienes crearon un
gran imperio que, bajo Shubiluliuma y sus sucesores, fue capaz de rivalizar con Egipto.

©?
 ' En el II Milenio adC., en la isla de Creta surgió una talasocracia que gobernó el
Mar Egeo hasta cerca de 1.450 a. C., cuando su capital de Cnossos fue saqueada por los aqueos.
Los principales asentamientos aqueos fueron Micenas y Tirinto; se hicieron famosos por la Guerra
de Troya; y sucumbieron finalmente frente a todos los invasores, los dorios, hacia el año 1100 a. C.

©? c' Una serie de culturas se desarrollaron en Europa, dejando como testimonio los
megalitos, gigantescos monumentos en piedra como por ejemplo Stonehenge. Hacia el año 1000
a. C., los principales asentamientos fueron Hallstatt y La Tène.

©? $!)'Acabado el poderío de Egipto y Hatti, surgieron varias culturas en Canaán. Los


hebreos fueron fuertes bajo Salomón, y dominaron a los filisteos, sus eternos enemigos instalados
en la costa; después decayeron, pero legaron la Biblia a la posteridad. En la costa del Líbano
floreció Fenicia, un pueblo de mercaderes que navegó hasta Gran Bretaña en busca de comercio, y
cuyos vástagos de Cartago llegaron a formar un gran imperio: el Imperio Cartaginés. En Siria se
hicieron fuertes los principados arameos, que aunque sucumbieron después ante los asirios,
hicieron pervivir su idioma hasta más allá de la época de Jesucristo.

©? 
' Hacia el siglo VIII a. C. los asirios, un pueblo del norte de Mesopotamia, iniciaron
una vasta expansión militar contra Palestina, llegando incluso a Egipto. En 612 a. C. fueron
derrotados por una coalición liderada por los caldeos; el Imperio Caldeo gobernó Mesopotamia
hasta 538 a. C., fecha en la que fueron derrotados por los persas.

©? # ' Después de una Edad Oscura, época en la que florecieron Homero y Hesíodo, los
griegos iniciaron una gran expansión geográfica, que los llevó a fundar colonias por todo el Mar
Mediterráneo. Jonia primero, Atenas después, y Alejandría al último, fueron lumbreras de la
civilización, en donde filósofos, científicos y artistas llevaron a cabo grandes creaciones
intelectuales.

©? c' En Italia surgió la cultura de los etruscos, que gobernó el norte de la península entre los
siglos X y III a. C., aproximadamente, sucumbiendo ante la presión cultural y militar de los
romanos.

©?
' Los celtas se aposentaron en Europa Occidental durante el I Milenio a.C., y su cultura se
propagó desde España a Polonia, y desde Inglaterra hasta Turquía. Finalmente, fueron derrotados
por los romanos, y sólo sobrevivió un único reducto, en la lejana Irlanda, hasta que éste fue
aniquilado por los vikingos.

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