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Geografía económica

La riqueza de México es principalmente agrícola y minera, aunque la


industria y el comercio aumentan constantemente. México es el
octavo productor de petróleo del mundo, y su economía de libre
mercado se ha modernizado en la última década, singularmente por
efecto de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los
Estados Unidos de América y Canadá en 1994. Todavía existen
importantes sectores y empresas bajo control estatal.

Más de la tercera parte de la población activa se dedica al cultivo del


campo. Los productos agrícolas principales son: maíz, frijol,
algodón, papas, sorgo, caña de azúcar, trigo, cebad, café. Los
productos agrarios más cultivados son los cereales, especialmente
el maíz. La reforma agraria, que comenzó en 1915, ha supuesto la
redistribución por parte del gobierno mexicano de una considerable
extensión de tierra entre los ejidos (del lat. exītus, por exĭtus,
salida: Campo común de un pueblo, lindante con él, que no se
labra, y donde suelen reunirse los ganados o establecerse las eras).

Destaca el papel del Yucatán como productor del cincuenta por


ciento de sisal, conocido localmente como henequén.

Tiene una rica ganadería (bovina, porcina, ovina, caprina, caballar,


mular, asnal, avícola) y abundante pesca (camarón, atún, sardinas).

La importancia que desde antiguo tuvo la minería en México se


mantiene. Entre los metales más abundantes se encuentran el oro,
la plata (primera producción mundial), el mercurio, el grafito, el
plomo, el antimonio, el manganeso, el cobre, el molibdeno y el
wolframio; mientras, los minerales no metálicos que más abundan
son el azufre y la fluorita. Los yacimientos se concentran en el
altiplano y en California, y están ausentes al sur del istmo de
Tehuantepec.
No obstante, es la producción de petróleo lo más fundamental. En
torno a Tampico se presentan dos grandes áreas de yacimientos
petrolíferos: al norte, los de Ébano y Pánuco; y al sur, finalmente,
los de Poza Rica. También sobresalen los de Veracruz, Chiapas y
Tabasco. La producción petrolífera está controlada por Petróleos
Mexicanos (PEMEX), agencia del gobierno.

"La industria mexicana se encuentra entre las más desarrolladas de


América Latina. Desde finales de la década de 1980, la mayoría de
las fábricas de reciente creación se construyeron en el norte de la
República dentro de la categoría de maquiladoras, es decir, plantas
de labor intensiva en las que se ensamblan partes importadas para
convertirlas en artículos para la exportación; no obstante, en los
últimos años algunas empresas estadounidenses han invertido
grandes cantidades de dinero en instalaciones modernas y bien
equipadas en las que se producen vehículos de motor y otros
objetos de consumo para el mercado de este país.

Las principales plantas industriales de México también abarcan las


de fabricación de maquinaria y equipo electrónico, refinerías de
petróleo, fundidoras, plantas de empacado de alimentos,
productoras de papel y de algodón, plantas procesadoras de tabaco
e ingenios azucareros. Otros productos industriales son textiles,
hierro y acero, químicos, bebidas, fertilizantes, cemento, vidrio,
cerámica y artículos de piel. La producción manufacturera anual,
estimada a principios de la década de 1990, fue de 610.000
automóviles, 8,2 millones de toneladas de acero, 2,5 millones de
harina de trigo y 450.000 t de ácido sulfúrico, entre otros."
[Microsoft ® Encarta ® 2007]

El turismo representa uno de los grandes sectores de ingresos de


México. Gran parte del turismo se encamina también a las playas
del Pacífico sur, como las de Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo y Puerto
Vallarta, y a las de la península de Yucatán, como las de Cancún.
El ejido

La Reforma Agraria fue la línea maestra de la revolución mexicana.


La divisa de los campesinos mexicanos era "Tierra y Libertad". La
Constitución revolucionaria de 1917 preveía la repartición de las
tierras de las grandes haciendas entre los campesinos desposeídos
de ellas. La Constitución también quería impedir la formación en el
futuro de grandes latifundios. Estos propósitos no se realizaron del
todo o se fueron realizando con mucha demora. Se prevía dos
formas de posesión de la tierra en usufructo: propiedad privada al
estilo de los caseríos europeos o en forma de ejido o tierras en
usufructo de una comunidad.  Todo ciudadano que se dedique a la
agricultura y no tenga tierras, tiene derecho a recibir del Estado una
participación en usufructo del ejido. Pero sin derecho a la posesión
de la parte del ejido. Éste seguirá perteneciendo siempre al Estado.

La Reforma Agraria comenzada con la revolución en el 1917, no se


ha llevado del todo a cabo. 100 millones de hectáreas se
repartieron, de lo que era el latifundio, en propiedades pequeñas de
5 hectáreas o más grandes (ejidos) como propiedades comunales.
El ejido pertenece al Estado, pero los ejitarios lo tiene en usufructo,
trabajan el ejido en forma cooperativa, pueden heredar el ejido,
pero no lo puede repartir.

"Ejido, terreno no cultivado, de uso común, situado en el linde de


una población, pero que, en el caso mexicano, hace referencia a la
propiedad rural de carácter colectivo, de suma importancia en su
historia agraria.

En lo que respecta al virreinato de Nueva España, su normativa


legal data del 1 de diciembre de 1573, cuando el rey Felipe II señaló
la disposición que correspondía a cada asentamiento poblacional, y
fijó la ubicación de los respectivos ejidos. Pero es a partir de la
independencia mexicana cuando el ejido comenzó a tener una
influencia directa en el devenir político de la nueva nación. El 25 de
junio de 1856, el gobierno presidido por Ignacio Comonfort
promulgó la Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas
(conocida como Ley Lerdo, por ser entonces secretario de Hacienda
Miguel Lerdo de Tejada) que habría de transformar la propia
existencia de los ejidos, al convertirlos en parcelas de propiedad
privada de cada uno de los vecinos de la población correspondiente.
La mayoría de ellas acabaron en manos de los grandes
terratenientes.

A partir de la Revolución Mexicana, las nuevas leyes de reforma


agraria pretendieron devolver a las comunidades rurales la
propiedad de los terrenos todavía denominados ejidos. El 6 de enero
de 1915, el gobierno de Venustiano Carranza promulgó la ley
agraria que reformaba el carácter de la propiedad ejidal, ratificada
por la Constitución de 1917, según la cual la propiedad rural
volvería a ser comunal y pasaría a ser explotada en lotes
individuales ajenos al mercado. A finales de 1920, el gobierno
presidido por Álvaro Obregón aprobó la Ley de Ejidos que habría de
reglamentar su uso. Desde entonces, el proceso de reforma agraria
se extendió paulatinamente, no sin altibajos. Fueron las
presidencias de Lázaro Cárdenas (1934-1940) y Luis Echeverría
Álvarez (1970-1976) las que procedieron con mayor rigor a acelerar
su transformación en propiedad comunal." [Microsoft ® Encarta ®
2007] 

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