1309. Foligno, de la penitencia al amor El Libro della beata Angela da Foligno, en el Hoy en la audiencia general que está recogida la documentación sobre CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 13 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a nuestra Beata, narra esta conversión; indica continuación la catequesis que el Papa los medios que le fueron necesarios: la Benedicto XVI pronunció hoy durante la penitencia, la humildad y las tribulaciones; audiencia general, en la Plaza de San Pedro, y narra sus pasos, la sucesión de las ante miles de peregrinos procedentes de todo experiencias de Angela, comenzadas en el mundo. 1285. Recordándolas, tras haberlas vivido, ella intentó contarlas a través de su fraile Queridos hermanos y hermanas, confesor, el cual las transcribió fielmente, Hoy quisiera hablaros de la beata Angela de intentando después organizarlas en etapas, Foligno, una gran mística medieval que vivió en que llamó “pasos o mutaciones”, pero sin el siglo XIII. Normalmente, uno se fascina por conseguir ordenarlas plenamente (cfr Il los momentos álgidos de experiencia de unión Libro della beata Angela da Foligno, con Dios que ella alcanzó, pero se tienen quizás demasiado poco en cuenta sus primeros pasos, Cinisello Balsamo 1990, p. 51). Esto debido su conversión, y el largo camino que la condujo a que la experiencia de unión para la beata desde el punto de partida, el “gran temor del Angela supone una implicación total de los infierno”, hasta su meta, la unión total con la sentidos espirituales y corporales, y de lo Trinidad. La primera parte de la vida de Angela que ella “comprende” durante sus éxtasis no es ciertamente la de una ferviente discípula queda, por así decirlo, solo una “sombra” del Señor. Nacida hacia 1248 en una familia en su mente. “Escuché verdaderamente pudiente, quedó huérfana de padre y fue estas palabras – confiesa ella después de educada por su madre de forma más bien un rapto místico – pero lo que vi y superficial. Fue introducida muy pronto en los comprendí, y que él [o sea, Dios] me ambientes mundanos de la ciudad de Foligno, mostró, de ninguna forma dé o puedo donde conoció a un hombre, con el que se casó a los veinte años y del que tuvo hijos. Su vida decirlo, aunque revelaría de buen grado lo era despreocupada, hasta el punto de que se que comprendí con las palabras que oí, permitía burlarse de los llamados “penitentes” – pero hubo un abismo absolutamente muy difundidos en aquella época – es decir, de inefable”. Angela de Foligno presenta su aquellos que para seguir a Cristo vendían sus "vivencia" mística, sin elaborarla con la bienes y vivían en la oración, en el ayuno, en el mente, porque son iluminaciones divinas servicio a la Iglesia y en la caridad. que se comunican a su alma de forma imprevista e inesperada. Al mismo fraile Algunos acontecimientos, como el violento confesor le cuesta recoger estos eventos, terremoto de 1279, un huracán, la larga guerra “también a causa de su gran y admirable contra Perusa y sus duras consecuencias reserva respecto a sus dones divinos” (Ibid., incidieron en la vida de Angela, la cual p. 194). A la dificultad para expresar su progresivamente fue tomando conciencia de sus pecados, hasta un paso decisivo: invoca a experiencia mística se añade también la san Francisco, que se le aparece en una visión, dificultad para sus oyentes de para pedirle consejo de cara a hacer una buena comprenderla. Una situación que indica con Confesión general: estamos en 1285, Angela se claridad cómo el único y verdadero confiesa con un fraile en San Feliciano. Tres Maestro, Jesús, vive en el corazón de todo años después, el camino de la conversión creyente y desea tomar totalmente conoce otro giro: la disolución de los vínculos posesión de él. Así en Angela, que escribía afectivos, pues en pocos meses, a la muerte de a un hijo espiritual suyo: "Hijo mío, si vieras su madre siguieron la de su marido y la de mi corazón, estarías absolutamente todos sus hijos. Entonces vendió sus bienes y obligado a hacer todo lo que Dios quiere, en 1291 entró en la orden terciaria de san porque mi corazón es el de Dios y el misterio, que tu ardentísimo e inefable corazón de Dios es el mío”. Resuenan aquí amor realizó, junto al amor de la Trinidad, las palabras de san Pablo: “Ya no soy yo es decir, el altísimo misterio de tu santísima quien vive, sino que es Cristo que vive en encarnación por nosotros. […]. ¡Oh amor mi" (Gal 2,20). incomprensible! Más allá de este amor, que hizo que mi Dios se hiciese hombre para Consideremos entonces sólo algún "paso" del hacerme Dios, no hay amor más grande" rico camino espiritual de nuestra Beata. El (Ibid., p. 295). Con todo, el corazón de primero, en realidad, es una premisa: "Fue el Angela lleva siempre las heridas del conocimiento del pecado, – como ella precisa – pecado; incluso después de una confesión a continuación del cual el alma tuvo un gran bien hecha, ella se encontraba perdonada y temor de condenarse; en este pasaje lloró amargamente" (Il Libro della beata Angela da aún con el corazón roto por el pecado, libre Foligno, p. 39). Este “temor” del infierno y condicionada por el pasado, absuelta pero responde al tipo de fe que Angela tenía en el necesitada de penitencia. Y también la momento de su "conversión"; una fe aún pobre acompaña el pensamiento del infierno, de caridad, es decir, del amor de Dios. porque cuanto más progresa el alma en la Arrepentimiento, miedo del infierno y vía de la perfección cristiana, tanto más se penitencia abren a Angela la perspectiva de la convencerá no sólo de ser “indigna”, sino dolorosa "vía de la cruz" que, desde el octavo al de merecer el infierno. decimoquinto paso, la llevará después a la “vía del amor”. Cuenta el fraile confesor: “La fiel Y he aquí que, en su camino místico, Angela entonces me dijo: He tenido esta revelación comprende de modo profundo la realidad divina: 'Tras las cosas que habéis escrito, haz central: lo que la salvará de su “indignidad” y escribir que quien quiera conservar la gracia no de “merecer el infierno” no será su “unión con debe quitar los ojos del alma de la Cruz, tanto Dios” y su poseer la “verdad”, sino Jesús en la alegría como en la tristeza que le concedo crucificado, “su crucifixión por mí”, su amor. En o permito'" (Ibid., p. 143). Pero en esta fase el octavo paso, ella dice: "Sin embargo, aún no Angela aún "no siente amor"; ella afirma: comprendía si era más grande mi liberación de "El alma siente vergüenza y amargura y no los pecados y del infierno y la conversión y la experimenta aún el amor, sino el dolor” penitencia, o más bien su crucifixión por mí" (Ibid., p. 39), y está insatisfecha. (Ibid., p. 41). Es el inestable equilibrio entre amor y dolor, advertido en todo su difícil Angela siente el deber de tener que darle camino hacia la perfección. Precisamente algo a Dios para reparar sus pecados, pero contempla con preferencia a Cristo crucificado, porque en esta visión ve realizado el equilibrio lentamente comprende que no tiene nada perfecto: en la cruz está el hombre-Dios, en un que darle, al contrario, de “ser nada” ante supremo acto de sufrimiento que es un acto Él; comprende que no será su voluntad la supremo de amor. En la tercera Instrucción, la que le dé el amor de Dios, porque ésta sólo Beata insiste en esta contemplación y afirma: puede darle su “nada”, el “no amor”. Como "Cuanto más perfecta y puramente vemos, ella dirá: solo "el amor verdadero y puro, tanto más perfecta y puramente amamos. […] que viene de Dios, está en el alma y hace Por ello, cuanto más vemos al Dios y hombre que ésta reconozca sus propios defectos y Jesucristo, tanto más somos transformados en la bondad divina […] Este amor lleva el él a través del amor. […] Lo que he dicho del alma a Cristo y ella comprende con amor […] lo digo también del dolor: el alma seguridad que no se puede verificar ni cuanto más contempla el inefable dolor del haber engaño alguno. Junto a este amor no Dios y hombre Jesucristo, tanto más se se puede mezclar algo de lo del mundo" duele y es transformada en dolor” (Ibid., p. (Ibid., p. 124-125). Abrirse sola y totalmente 190-191). Ensimismarse, transformarse en el amor y en los sufrimientos del Cristo al amor de Dios, que tiene la máxima crucificado, identificarse con Él. La conversión expresión en Cristo: "Oh Dios mío – reza – de Angela, iniciada con esa confesión de 1285, hazme digna de conocer el altísimo llegará a la madurez sólo cuando el perdón de más profunda e intensamente lo veas, tanto Dios aparezca a su alma como el don gratuito más lo amarás; cuanto más lo ames, tanto más de amor del Padre, fuente de amor: "No hay te deleitará; y cuanto más te deleite, tanto más nadie que puede dar excusas – afirma ella – lo comprenderás y serás capaz de porque cualquiera puede amar a Dios, y el no comprenderlo. Sucesivamente llegarás a la pide otra cosa al alma sino que le ame, porque plenitud de la luz, porque comprenderás que no él la ama y de su amor" (Ibid., p. 76). puedes comprender" (Ibid., p. 184).
En el itinerario espiritual de Angela el paso Queridos hermanos y hermanas, la vida de la
de la conversión a la experiencia mística, Beata Angela comienza con una existencia de lo que se puede expresar a lo mundana, bastante alejada de Dios. Pero después se encontró con la figura de san inexpresable, tiene lugar a través del Francisco y, finalmente, el encuentro con el Crucificado. Es el "Dios-hombre de la Cristo Crucificado despierta el alma a la pasión", que se convierte en su "maestro de presencia de Dios, por el hecho de que sólo con perfección". Toda su experiencia mística es, Dios la vida llega a ser verdadera vida, porque por tanto, tender a una perfecta llega a ser, en el dolor por el pecado, amor y “semejanza” con Él, mediante alegría. Y así nos habla a nosotros hoy la Beata purificaciones y transformaciones cada vez Angela. Hoy estamos todos en peligro de vivir más profundas y radicales. En esta como si Dios no existiera: parece muy alejado estupenda empresa Angela se implica de la vida actual. Pero Dios tiene mil maneras, totalmente, alma y cuerpo, sin ahorrarse para cada uno la suya, de hacerse presente en penitencias y tribulaciones desde el el alma, de mostrar que existe y que me conoce y ama. Y la Beata Angela quiere hacernos principio al final, deseando morir con todos atentos a estos signos con los cuales el Señor los dolores sufridos por el Dios-hombre nos toca el alma, atentos a la presencia de crucificado para ser transformada Dios, para aprender así el camino con Dios y totalmente en Él: "Oh hijos de Dios – hacia Dios, en la comunión con Cristo recomendaba ella –, transformaos Crucificado. Oremos al Señor para que nos haga totalmente en el Dios-hombre de la pasión, atentos a los signos de su presencia, que nos que tanto os amó hasta dignarse morir por enseñe a vivir realmente. Gracias. vosotros de muerte ignominiosísima y del todo inefablemente dolorosa y de un modo penosísimo y amarguísimo. ¡Esto solo por amor tuyo, oh hombre!" (Ibid., p. 247). Esta identificación significa también vivir lo que Jesús vivió: pobreza, desprecio, dolor, porque – como ella afirma – "a través de la pobreza temporal el alma encontrará riquezas eternas; a través del desprecio y la vergüenza obtendrá honor y grandísima gloria; a través de una poca penitencia, hecha con pena y dolor, poseerá con infinita dulzura y consolación el Bien Sumo, Dios eterno" (Ibid., p. 293).
De la conversión a la unión mística con el Cristo
crucificado, a lo inexpresable. Un camino altísimo, cuyo secreto es la oración constante: "Cuanto más reces – afirma ella – tanto más serás iluminado; cuanto más seas iluminado, tanto más profunda e intensamente verás al Sumo Bien, al Ser sumamente bueno; cuanto