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CUENTOS DE

INVIERNO

Fotografías de
Elisabete Miguel
“En el lindero de un frondoso bosque vivía un pobre leñador con su
mujer y sus dos hijos: el chicuelo se llamaba Hänsel y la niña Gretel.
Poco era lo que tenían para pinchar y cortar e hincar el diente; y en una
ocasión, cuando una gran alza de precios azotó el país, ni siquiera podía
llevar a la casa el pan de cada día”.
“Soportando la intensa lluvia que sobre ellos caía, los
hombres del circo se dedicaron a la dura tarea de
levantar una vez más la carpa. Al día siguiente todo tenía
que estar listo para la función, y no podían permitirse el
lujo de esperar a que hiciera buen tiempo para poner
manos a la obra. Todos los elefantes, incluido el pequeño
Dumbo, ayudaban sin desmayo en las tareas más duras:
levantando postes, tensando cables, transportando
troncos para las cercas de los animales”.
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.”
“La casa d’en Gepet era un recambró a pla terreny que
rebia llum per sota d’un tram d’escala. El moblatge no podia
ésser més modest: una cadira atrotinada, un llit no massa
bo i una tauleta malmesa. A la paret del fons hom veia una
petita llar amb el foc encès, però el foc era pintat; sobre el
foc hi havia una olla, també pintada, que bullia alegrement i
treia una nuvolada de fum que semblava de debò”.
“MERLÍN - ¿Bueno, muchacho, cómo te encuentras siendo una ardilla?”
“Todo era diminuto en la casita, pero tan primoroso y limpio, que no hay
palabras para describirlo. Había una mesita cubierta con un mantel
blanquísimo, con siete minúsculos platitos y siete vasitos; y al lado de cada
platito había su cucharilla, su cuchillito y su tenedorcito. Alineadas junto a
la pared se veían siete camitas, con sábanas de inmaculada blancura.”
“La muchachita avanzaba, pues, con los pies descalzos, que estaban
amoratados por el frío. En un delantal llevaba unos cuantos fósforos y
sostenía en su mano un paquete. Nadie le había comprado en todo el día; nadie
le había dado ni un céntimo. Tenía hambre, estaba helada, su aspecto era
lamentable. ¡Pobre pequeña! Los copos de nieve caían sobre sus largos cabellos
dorados que, en forma de bucles, se posaban sobre sus hombros. Pero la niña
no tenía tiempo para pensar en eso. Las luces brillaban en todas las ventanas,
y un delicioso olor a pato asado se extendía por toda la calle”.
“La Caputxeta i la seva àvia no van patir més que un gran
espant, però la Caputxeta havia après la lliçó. Va
prometre a la seva àvia no parlar amb cap desconegut
que trobés pel camí. D'ara endavant, seguiria les
recomanacions de la seva àvia i de la seva mare”.
“Con gran sorpresa de Cenicienta, la calabaza se convirtió en un magnífico
carruaje. A continuación, el hada madrina convirtió a los ratones en
hermosos caballos que tirarían del carruaje y a los lagartos los convirtió
en dos distinguidos uniformados lacayos”.
“-Llévame junto a mi esposa –le pidió Aladino.
Y el genio le transportó en un instante hasta África, al
lugar a que había llevado el Mago el palacio y a la
Princesa Brudulbudura.
Aladino corrió junto a su esposa, que recibió una gran
alegría al verle.
Ahora -dijo Aladino- hemos de recuperar la Lámpara
Maravillosa que nos robó el Mago”.
“Empezó a llover torrencialmente, lo que fue un serio
contratiempo. Cuando cesó la lluvia se acercaron dos chicuelos de
la calle.
-¡Mira! –exclamó uno- . Es un soldadito de plomo. Vamos a hacer
que navegue.
Los pilluelos hicieron un barco con un periódico, colocaron al
soldadito en el centro y lo echaron en el arroyuelo.”
” -Bonjour, dit le petit prince.
-Bonjour, dit le marchand.
C’était un marchand de pilules perfectionnées qui apaisent la soif. On en avale une
par semaine et l’on n’éprouve plus le besoin de boire.
-Pourquoi vends-tu ça? dit le petit prince.
-C’est une grosse économie de temps, dit le marchand. Les experts on fait des
calculs. On épargne cinquante-trois minutes par semaine.
-Et que fait-on de ces cinquante-trois minutes?
-On en fait ce que l’on veut…
“Moi, se dit le petit prince, si j’avais cinquante-trois minutes à dépenser, je
marcherais tout doucement vers une fontaine…”
“Cuando me vi de pie miré a mi alrededor, y debo confesar que nunca se
me ofreció más curiosa perspectiva. La tierra que me rodeaba parecía
toda ella un jardín, y los campos, cercados, que tenían por regla general
cuarenta pies en cuadro cada uno, se asemejaban a otros tantos
macizos de flores. Alternaban con estos campos bosques como de
media pértica; los árboles más altos calculé que levantarían unos siete
pies. A mi izquierda descubrí la población, que parecía una decoración
de ciudad de un teatro.”
“Todas las mañanas Blanquita se adentraba en el bosque a recoger
hermosísimas flores silvestres, con las cuales formaba un ramo que
llevaba a su madrina, la cual vivía en la ciudad. El camino estaba lleno de
encanto, no siendo la menor maravilla que en él se encontraba el lindo
puentecillo que Blanquita tenía que cruzar diariamente”
“Al cabo de muchos y largos años llegó al país un nuevo
príncipe que oyó hablar a un anciano del seto de
escaramujos: tras él se ocultaba un palacio en el que una
hermosa princesa, llamada Zarzarrosa, dormía desde hacía
ya cien años; y con ella dormían también el rey y la reina y
toda la corte”.
“PERRO -¡Guau! ¡Guau! ¡Guau!
MARY POPPINS -Sí claro que sí. ¡Vamos corriendo a casa del
tío Alberto! Gracias por avisarme.
MICHAEL - ¿Pero tú entiendes lo que dicen los perros?”
Fuentes
Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm. Hänsel y Gretel. Cuentos. 2ª ed. Madrid: Alianza
Editorial, 1979
Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm. La bella durmiente del bosque. Cuentos. 2ª ed.
Madrid: Alianza Editorial, 1979
Carlo Collodi. Les aventures d’en Pinotxo. 2ª ed. Barcelona: Editorial Joventut, 1981.
Aladino y la lámpara maravillosa [Las mil y una noches]. Bilbao: Fher, 1964.
Walt Disney. Dumbo. León: Editorial Everest, 2002.
[Hermanos Grimm] .Cenicienta. Barcelona: Libérica, 1992.
Antoine de Saint-Éxupery. Le petit prince. New York: Harbrace Paperbound Library, 1971.
Hans Christian Andersen. El soldatito de plomo. Cuentos humorísticos y sentimentales.
Barcelona: Ramón Sopena, 1962.
Hans Christian Andersen. La vendedora de fósforos. Cuentos humorísticos y sentimentales.
Barcelona: Ramón Sopena, 1962.
Lewis Carroll. Alicia en el País de las Maravillas. 8º ed. Barcelona: Editorial Juventud, 1971.
Walt Disney. Mary Poppins. 2º ed. Madrid: Dumbo, 1966.
Walt Disney. Merlín el encantador. 2ª ed. Madrid: Dumbo, 1967.
La estatua del rey. Mis cuentos de hadas. Bilbao: Ed. Vasco Americana, 1966.
Jonathan Swift. Viaje al país de Lilliput. Los viajes de Gulliver. [Consulta: 2 de enero de
2010].
Hermanos Grimm. Blancanieves y los siete enanitos. [Consulta: 2 de enero de 2010].
Félix de Samaniego. La lechera. [Consulta: 2 de enero de 2010].
Charles Perrault. La caputxeta vermella. [Consulta: 2 de enero de 2010].

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Recopilación de Marta- R. Domínguez Senra (Aaoiue)

2 de enero de 2010

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