Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
donde tantos años viví y no más... con aquel personaje que debiera ser protagonista y,
al contrario, es cada vez más un ser extraño al cual, sorprendentemente, hacerlo
familiar cuesta solo un parpadeo, un rápido pero en extremo cauteloso parpadeo.
Una vez más, como hacía ya muchos meses no, aceptando una invitación me dirigí a
sus puertas, a sus complejos laberintos disfrazados de simpática sencillez, a sus
enredos intrigantes e intrigosos disimulados por sus inocentes intenciones. Una vez
más me abrí a escuchar y a inundarme de ese análisis necesario que me obliga a saber
qué decir y qué no decir, me abrí de nuevo lentamente a dar el primer paso a un
camino que ya conozco y que no he sabido pisar.
Curiosamente mientras escribo esto y recuerdo la temperatura del auto y la vista del
camino, mi mirada atentamente ausente y mis manos al volante, reconozco ese tipo de
mañas...: "saber qué decir... y qué no".
Quedé mirando, dejé esbozar una leve pero significativa sonrisa, bajando un poco la
mirada para encontrar el botón; el tiempo ha pasado, la cosas han cambiado y yo he
crecido, muy aparte de mi estatura, me di cuenta de que era una niña de 19 años la
que venía manejando el auto con aquellos miedos y descontroles, con esos fantasmas
añejados y desconocimientos de lo que puede llegar a hacer... la que buscaba el
timbre a la altura de sus ojos es aquella que simplemente llegaba a ser golpeada una
vez más por los complejos e intrincados vacíos de aquel que habita esa casa... la que
era capaz de pasar un par de horas en agonía por no molestarlo y sostener una plática
inapropiada que no correspondía. La que bajó la mirada para encontrar ese botón era
la que finalmente había roto el cordón de la dependencia emocional y económica, para
toparse con otros obstáculos de diferentes rubros...
Era otra, solo era cuestión de recordarlo.
Una última respiración para encontrar la altura adecuada y actual de aquel timbre, que
finalmente terminé por tocar sonriendo y un poco más libre, un poco más tranquila, un
poco más yo, de aquel yo que todavía no termino de armar, entró a su casa cuando
abrió aquel, el mismo de siempre...
V.