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Colección “Vení que te cuento...

Angela Sánchez
Una mañana la gente del pueblo se sorprendió con el ruido de
motores en marcha. Eran camiones: grandes, medianos, largos,
altos, con lonas coloridas, que en fila interminable llegaban por
el camino en marcha lenta.
Algunos chicos, los más atrevidos, corrían detrás de los
vehículos y se colgaban de los paragolpes traseros.
Los adultos, mientras tanto, bastante curiosos, se reunían en
grupos y conversaban, preguntándose cuál sería la carga de los
camiones misteriosos.
_Van a abrir una fábrica_ dijo un hombre decidido_ y de
zapatillas.
_ ¡No! Son juegos para un parque_ dijo una señora_ para que
se diviertan nuestros hijos.
_Es para una usina nuclear_ agregó otro en tono dramático.
Y seguían intentando adivinar ¡Son ladrones! ... ¡Una sorpresa!
Pero a medida que los camiones estacionaban en el campito de
fútbol, algunos hombres comenzaban a descargar cajas que podían
contener cualquier cosa.

Las dejaron allí toda la noche.


Nadie durmió porque la curiosidad era muy grande.
Con las primeras luces del día corrieron hasta la canchita
para seguir averiguando y vieron una carpa de circo
armada, con su lona impecable y cintas multicolores.
También un cartel donde se leía

El horario de la primera función: 19 h. Y lo más intrigante, el


valor de la entrada que decía: Tu curiosidad.
A la hora indicada se formó una fila frente a la boleteria, con
las personas que llegaban apresuradamente y que pretendían
presenciar el espectáculo circense. Habían venido desde todos los
rincones de la ciudad y a pesar de no encontrar a nadie en la
puerta de entrada parecieron no darle importancia al hecho y
pasaron de largo, pero se sorprendieron al ver en el picadero todo
dispuesto como para dar comienzo al espectáculo.
Estaba el león encima de una banqueta junto al domador, el
payaso y el contorsionista pero ninguno se movía y todos tenían
cabezas en forma de libro, lo que impresionó a la gente.
_¿Por que no hacen nada? preguntó una nena.
_Esto es re aburrido _ dijo otro chico.
_ ¿Para qué sirve este circo si los artistas y animales no se
mueven?_ rezongaron muchos.
Y en medio de la confusión algunos adultos comenzaron a
arrojar pochoclos mientras otros se iban.
Entonces el presentador del circo vestido con su lujoso traje
anunció “Buenas tardes señoras y señores, niños y niñas...
Bienvenidos al circobiblioteca... El gran CIRCURIÖ... El
circo de los curiosos”.
Y la gente volvió a sentarse para escuchar.

Y el señor continuó:
Cada uno de nuestros artistas
y animales tiene un libro en la
cabeza porque es de esa forma
en que todos ustedes
podrán satisfacer su
curiosidad... si desean
saber cómo es la vida
de cada uno y qué es lo
que hacen sólo bastará con
que abran esos libros y lean...
Entonces” -y aquí gritó bien fuerte-
“Queee comieeence laaa fuuunciónnn”
De esa manera todos corrieron a abrir los libros y supieron
qué eran y qué realizaban en el circo. Pero una señora
preguntó,
_¿Y como hacemos con los trapecistas que están allá
arriba?
Los trapecistas dieron unas vueltas en el aire y bajaron
para ser conocidos por todos.
Así, a medida que todos leían, la diversión prosperaba
porque leer es como estar dentro de las historias y toda la
magia queda a nuestro alcance.

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