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V Jornadas
4, 5, 6 y 7 de octubre de 2007
Cordinadores de la edición
José Ruiz Fernández
Juan Pedro Vázquez Guzmán
etnografía
y cultura
popular
Coordinadores de la edición
José RUIZ FERNÁNDEZ
Juan Pedro VÁZQUEZ GUZMÁN
Coordinadores de la edición
José Ruiz Fernández
Juan Pedro Vázquez Guzmán
ISBN: 978-84-8108-485-6
Dep. Legal: Al-1073-2010
Primera edición: Septiembre 2010
Diseño de maqueta de obras colectivas: Amando Fuertes. Servicio Técnico del IEA
Edición digital
Editado en España
ÍNDICE
Introducción.......................................................................................................................9
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad.............................................11
Dr. Fermín Labarga García.
Almería al Sagrado Corazón de Jesús.............................................................................39
Pedro Martínez Gómez
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna . ....53
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
Algunas noticias de la labor pastoral del Dr. Don Antonio Alcayna Guirao,
cura de Vícar (Almería) y procurador en las Cortes de Cádiz...............................73
Rosalía Fernández Amador y Juan Pedro Vázquez Guzmán
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción
de la Almería cristiana...............................................................................................85
José María García Redondo
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII.
Percepción y representación....................................................................................99
María José Ortega Chinchilla
El culto a los santos en adra (Almería) EN la edad moderna......................................117
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
Virtudes: historia y devoción en España a una advocación........................................139
Francisco Rodríguez Prados
La sacralización del medio natural: la Virgen de los Lirios y el parque
natural de la Sierra del Carrascal de la Font Roja.................................................159
Roberto Sánchez Garrido
Mentalidad cofrade infantil en la ciudad de Almeria: orígenes de la
Cofradía del Santísimo Niño del Remedio – “Niños Hebreos” (La Borriquita),
décadas de los años 20 y 40 del siglo XX...............................................................173
Antonio Andrés Díaz Cantón
La obra de imaginería religiosa de los escultores murcianos José Sánchez
Lozano, Juan González Moreno, Francisco Liza Alarcón y José Hernández
Navarro para Almería...............................................................................................187
Jose Luis Melendreras Gimeno
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII).........................197
María Jesús Zamora Calvo
El culto a la infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en
la guerra morisca al devocionario contrareformista.............................................213
Valeriano Sánchez Ramos
Sincronía entre los tiempos litúrgicos y los ciclos festivos en el marco de
la religiosidad popular en Andalucía......................................................................241
Carmen Medina San Román
Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería.............................255
Manuel Francisco Matarín Guil
Riqueza devocional a San Fernando en la Capilla Real de la Catedral
de Sevilla. Liturgia, veneración y reliquias.............................................................271
José Gámez Martín
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid
durante la Edad Moderna. Notas para su estudio.................................................291
María Jesús López Portero
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique y
su patrocinio en el Arahal (Sevilla).........................................................................315
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
Culto y veneración a las reliquias de La Santa Cruz. Los Lignum Crucis de Sevilla.337
Soledad Jiménez Barreras
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en
un barrio motrileño.................................................................................................357
Domingo Antonio López Fernández
La devoción a María Auxiliadora: religiosidad, tradición y fiesta en
el sitio de Palacés.....................................................................................................377
Ana Martínez Ramos
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local,
devoción popular y cambio frente a permanencia...............................................393
Pilar Pérez Camarero
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, Hermandades y
coplas de la aurora...................................................................................................413
Carlos José Romero Mensaque
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las Hermandades
de Nuestra Señora de los Afligidos y del Auxilio..................................................451
Juan Aranda Doncel
La Hermandad de Nuestra Señora de la Aurora María: documentos para su estudio....469
Rafael Retana Rojano
Una hermandad rosariana: la antigua Hermandad del Santísimo Rosario y
Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús de la Oración en el Huerto y
Ntra. Madre y Sra. de Los Dolores de Dos Hermanas..........................................479
Germán Calderón Alonso
Nuestra Señora del Rosario: Patrona coronada de Roquetas de Mar.......................493
Rafael Leopoldo Aguilera Martínez
La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”,
Patrona de La Alpujarra...........................................................................................509
José Ruiz Fernández
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería).
Aspectos curiosos de la Fiesta. ..............................................................................529
Julia Abad Gutiérrez
Las letanías lauretanas: origen, estructura y significación..........................................543
Ramón de la Campa Carmona
Simbolismo de las cuatro estaciones en la religiosidad popular...............................561
Arantxa Marco Hernando
San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y
valores didácticos.....................................................................................................579
José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
Patrimonio y creatividad. La música de tradición oral en contextos devocionales.......599
Modesto García Jiménez
INTRODUCCIÓN
9
encabeza con el texto de su ponencia titulada: La Virgen del Rosario y el fenómeno
rosariano, e igualmente se Incluyen en él nueve trabajos de temas almerienses y
foráneos que enriquecen y complementan el tema.
Las Jornadas se completaron con una Mesa redonda sobre La advocación de la
Virgen del Rosario, moderada por el doctor Juan Aranda Doncel, de la Real Acade-
mia de Córdoba en la que intervinieron destacados estudiosos del tema rosariano.
Como colofón a la celebración de las Jornadas se llevó a cabo un itinerario
rosariano por algunos municipios del Poniente almeriense, con participación de los
asistentes en los actos festivos programados por los pueblos de Enix y Roquetas de
Mar. Posteriormente, en la Biblioteca municipal de esta última localidad se cerraron
las V Jornadas de Religiosidad Popular con la ponencia de Modesto García Jiménez,
profesor Titular de Antropología Cultural de la Universidad Católica de Murcia,
Auroros, troveros y animeros en el Sureste español, cuyo texto cierra las aportaciones
científicas de este volumen.
La clausura de las Jornadas estuvo amenizada con la magnífica actuación del
grupo de Auroros de Chirivel (Almería), que ofreció una variada muestra de can-
ciones y música popular de su repertorio recopilado en los distintos pueblos de
la comarca almeriense de los Vélez, que se cantaban en las celebraciones de los
Rosarios de la Aurora callejeros.
Quedó de manifiesto la extendida opinión entre los participantes, de la gran
acogida por el Instituto de Estudios Almerienses y el común deseo de continuidad
de estas jornadas ya consolidadas, y que representan una magnífica oportunidad a
nivel nacional de reunir en Almería a un numeroso grupo de investigadores en tor-
no a una de las corrientes de pensamiento historiográfico más en boga en el actual
panorama de la investigación española.
Coordinadores de la edición
José Ruiz Fernández
Juan Pedro Vázquez Guzmán
LA PIEDAD POPULAR EN EL CICLO DEL ADVIENTO
Y LA NAVIDAD
Dr. Fermín LABARGA GARCÍA
Facultad de Teología
Universidad de Navarra
1
J. Heers, Carnavales y fiestas de locos (Barcelona 1988) 100.
2
L. Almerich, Tradiciones, fiestas y costumbres populares de Barcelona (Barcelona 1944) 82-83.
11
Dr. Fermín Labarga García
interés que produce el niño en el seno de la familia y, de una forma más general,
la infancia débil, infeliz, desprotegida, la pureza de todos los jóvenes, su valor como
símbolos»3. Todavía hoy las fechas de la Navidad sirven para recuperar, al menos
por unos días, una nueva y diferente perspectiva de la vida y de las personas.
Quizás sea ya la única ocasión en que los adultos recuperan, aunque sea momen-
taneamente, los ojos de niño para ver un mundo menos frío y calculador, menos
materialista y preocupado por el beneficio, más humano y acogedor; un mundo en
el que la felicidad se atisba como algo posible en el pequeño gesto de un saludo,
de una felicitación o de la complicidad colectiva de cada cinco de enero en que,
irremediablemente, se rememoran ilusiones perdidas y sorpresas nunca olvidadas
con la añoranza de un candor que de nuevo se repite en cada generación. Como
dijera Antonio Joaquín Afán de Ribera allá por los últimos años de la centuria deci-
monónica: «Dichosa edad y dichosas costumbres, que los antes hijos y luego padres
conservan en sus pechos y trasmiten como emblemas de ternura, de generación
en generación»4.
En el presente estudio vamos a realizar un repaso a los ciclos litúrgicos del
Adviento y la Navidad extendiéndonos hasta la fiesta del Presentación del Señor,
el 2 de febrero, para reseñar las muchas manifestaciones de piedad popular que
durante este tiempo, unos dos meses, tienen lugar, y en los que Madre, y madres,
e Hijo, e hijos, son actores principales.
1.- El adviento
3
Heers, o.c., 95.
4
A. J. Afán de Ribera, Fiestas populares de Granada (Granada 1885, facsímil 1987) 42.
5
M. Righetti, Historia de la Liturgia I (Madrid 1955) 675-687; J. Pascher, El año litúrgico (Madrid
1965) 357-398.
12
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
6
A. Bergamini, «Adviento», en D. Sertore – A.M. Triacca (dirs.), Nuevo diccionario de Liturgia
(Madrid 1987) 50-53.
7
M. Trens, María. Iconografía de la Virgen en el arte español (Madrid 1947) 75-89.
13
Dr. Fermín Labarga García
escolar por excelencia8 por cuanto el santo se había alzado con el patronazgo de los
escolares, entendiéndose estos por los miembros de la schola o escolanía9. Gonzalo
Correas en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales, publicado en el siglo XVII,
apunta que dicho patronazgo puede deberse también a que en «aquel día se daba
punto y vacaciones por el mucho frío en las partes septentrionales»10.
Su culto se difundió extraordinariamente, sobre todo desde que sus reliquias se
trasladaron a Bari en 108711. San Nicolás es el primer estadio de la popular figura de
Santa Claus (corrupción de su nombre latino Sanctus Nicolaus) o Papá Noél de la tradi-
ción nórdica y anglosajona, ampliamente difundida con posterioridad a escala mundial.
Según narra la Leyenda Dorada, san Nicolás, obispo de Mira, en el Asia menor,
defendió la reputación de tres doncellas, a las que dotó para que pudieran contraer
matrimonio, arrojando durante la noche tres bolsitas con monedas de oro al interior de
su casa. También se cuenta que devolvió la vida a tres niños (escolares) a quienes un
malvado carnicero había asesinado y puesto en salazón12. Así, San Nicolás quedó como
protector de la infancia y en su fiesta se comenzó a entregar regalos a los niños. De esta
forma, en muchos lugares constituye el comienzo de las fiestas navideñas.
Todavía hoy la fiesta de San Nicolás se celebra popularmente en Bélgica, Holanda
(donde se cree que llega de España), Alemania, Suiza y otros países centroeuropeos.
Por ejemplo, en Friburgo, ciudad de la que es patrón, el sábado posterior al 6 de di-
ciembre se organiza una cabalgata, similar a la que en España tiene lugar al atardecer
del cinco de enero, en la que llega el santo ataviado con sus atuendos episcopales. Es
costumbre entonar unas antiguas canciones populares, propias de esta celebración. Por
la noche, se prepara en la casa una mesa con mantel blanco sobre la que se dejan un
platillo de sal y un vaso de vino tinto, para reconfortar al santo tras su largo y cansado
viaje. Por la mañana los niños encontrarán sus regalos así como panecillos de dulce con
forma de muñecos, fabricados con harina blanca y miel, algunas nueces y una naranja.
También es muy colorista la llegada de San Nicolás a la ciudad de Bruselas. En ambos
casos, su representación se atiene todavía a la iconografía tradicional del santo obispo
barbado, revestido de alba, estola cruzada, capa pluvial (normalmente de color rojo,
pero no siempre), y mitra, sin olvidar tampoco el báculo que le sirve de apoyo.
Por desgracia en muchos lugares esta vestimenta tradicional se está transformando
paulatinamente en la secularizada de Papá Noel. Más aún, debido a la globalización
8
Almerich, o.c., 77.
9
L. Réau, Iconografía del arte cristiano, t. 2, v. 4 (Barcelona 1997) 431.
10
G. Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la la
lengua española… (Madrid 1924) 624b.
11
N. del Re – M. C. Celletti, Nicolá di Bari, en Biblioteca Sanctorum 9, 923-948; F. Lanzi – G.
Lanzi, Atlas de las peregrinaciones. Santuarios cristianos del mundo (Milán 2005) 130-135.
12
S. de la Voragine, La Leyenda Dorada I (Madrid 1989) 37-43.
14
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
esta costumbre se ha extendido también por otros ámbitos culturales, como el latino,
invadiendo otras formas típicas. Así, en muchos lugares de Hispanoamérica la con-
memoración se ha trasladado al día de Navidad y ya no queda huella de su origen,
completamente desconocido para la mayoría. Hoy quien triunfa es Santa Claus o Papá
Noel, incluso en países como España con un fuerte arraigo de la tradición de los Reyes
Magos, como consecuencia de la globalización, del esnobismo y de la falta de aprecio
por lo propio en beneficio de lo ajeno (peligroso proceso de aculturización que se está
dando en España, el país promotor de la Alianza de civilizaciones, y cuyas manifestacio-
nes no se reducen tan sólo al Papá Noel sino a acontecimientos tan deplorables como
la fiesta de Halloween, promocionada incluso en los colegios de forma un tanto oficial,
mientras se van arrinconando las celebraciones propias).
El origen de la figura de Santa Claus es el siguiente. En diciembre de 1809 Was-
hington Irving publicó por encargo de la comunidad holandesa de la ciudad el libro
History of New York en la que aparece, como tradición de origen holandés, la figura de
san Nicolás que trae regalos para ser depositados en los calcetines de los niños, junto
a la chimenea de cada casa: dulces para aquellos que se habían portado bien; carbón
para los que se habían portado mal. En 1822, un profesor de teología llamado Clement
Clarke Moore, inspirándose en el personaje delineado por Irving, escribió un poema
como regalo navideño para sus hijos al que tituló A visit from St. Nicholas y en el que
ya aparecía el trineo tirado por renos. Al año siguiente, un amigo suyo lo publicó anó-
nimamente en Troy Sentinel, cosechando gran éxito si bien se le cambió el título, que
pasó a ser Twas’ the night before Christmas. Finalmente, el dibujante sueco Thomas Nast,
inspirándose en dicho cuento navideño realizó su versión en comic para el semanario
Harper’s Weekly titulada Merry Old Santa Claus y publicada el 10 de enro de 1881. Aquí
es donde, por vez primera, el san Nicolás del cuento adquiere la fisonomía de Santa
Claus: un viejo gordo y barbudo, mezcla de obispo y gnomo. Poco después pasó a
Europa, donde se fundió con el Bonhomme Noël de la tradición francesa, cuyos vesti-
dos eran blancos con vivos dorados. En los últimosd años del siglo XIX, y gracias a un
comercial americano de la Lomen Company, se divulgaría la creencia de que a lo largo
del año reside en el Polo Norte y que desde allí viene en Navidad trayendo sus regalos.
El estereotipo de Santa Claus quedo prácticamente concluido a comienzos del si-
glo XX gracias al cuento para niños de L. Frank Baum’s titulado The Life and Adventures
of Santa Claus. En 1931 la marca de refrescos Coca Cola se apropió de la imagen de Papá
Noel, si bien es cierto que encargó al dibujante Habdon Sundblom retocarla con el fin
de hacerla más entrañable. En esta campaña de imágenes quedó fijado el color blanco y
rojo de sus atuendos que, ya con anterioridad, predominaban en la iconografía aunque
lo cierto es que también había numerosos ejemplos de vestimentas de color verde13.
13
P. L. Restad, Christmas in America: a history (New York 1995); A. Cattabiani, Calendario. Le feste,
I miti, le leggende e I riti dell´anno (Milán 2003) 60.
15
Dr. Fermín Labarga García
Con todo, y a pesar de que la figura de San Nicolás no fue tan popular en
España como en otros lugares de Europa, también hubo celebraciones típicas con
motivo de su fiesta y aún se siguen conservando aunque en franco proceso de
desaparición arrolladas por la invasión papanoélica. En todos los casos era un día
dedicado a los niños. Uno de ellos, disfrazado con los ropajes del santo obispo y
acompañado por otros, normalmente revestidos con los ropajes de monaguillos, se
presentaban en la iglesia para recibir la bendición del párroco y luego recorrían las
calles de la población parándose delante de cada casa para pedir alimentos y dinero
para realizar una fiesta infantil. En Navarra14 y el País Vasco (Agurain, Legazpia, Ze-
gama o Segura) todavía se ha conservado la fiesta en varios lugares. Allí, la canción
con la que se realiza la demanda, con sus variantes locales, es la siguiente:
14
J.M. Iribarren, De Pascuas a Ramos (Pamplona2 1970) 69-72; J.M. Usunáriz Garayoa, De Navi-
dad al Carnaval, en Etnografía de Navarra 2 (Pamplona 1996) 468-469.
16
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
tiene un mandato más largo, del 22 de noviembre, fiesta de santa Cecilia, patrona
de músicos y cantores, hasta el 6 de diciembre15.
Los últimos ocho días del Adviento tienen una gran carga simbólica, por la
cercanía del nacimiento de Jesús. La liturgia los celebra especialmente, en lo que se
denominan “ferias mayores de Adviento”, que comienzan el 17 de diciembre. La
antífona del Magníficat de las Vísperas comienza todos los días con una exclama-
ción y una invocación a Cristo: ¡Oh Señor…!, ¡Oh, Raíz…!, ¡Oh, Hijo de David…!
Como ya se ha indicado, a partir de estas antífonas tiene su origen la advocación
de Virgen de la O, cuya celebración tiene lugar el 18 de diciembre, la fiesta mariana
más importante de la liturgia visigótica.
Según Gómez Tabarena, de la celebración de las ferias de la O, también lla-
madas olerías, deriva el Olentzero16, figura que anuncia la Navidad en el ámbito
vasco17. Se trataría de un carbonero gentil o pagano habitante de los montes que
bajaría a la población para anunciar la noticia del nacimiento de Cristo. Esta figu-
ra se relaciona con la sentencia habitual hasta el siglo XIX entre los historiadores
vascongados de que sus antepasados eran naturalmente cristianos, es decir, que
habrían tenido una predisposición natural al cristianismo y que, por eso, cuando
llegaron los evangelizadores, el trabajo prácticamente se lo encontraron hecho. Los
estudios históricos demuestran, sin embargo, que la cristianización de las tribus que
habitaban las zonas de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya no fue rápida y, en algunos,
casos se podría decir que bastante tardía incluso.
La piedad popular celebró, y sigue celebrando, estos días con la costumbre
de las posadas. Esta celebración tiene especial importancia en Hispanoamérica, y
singularmente en México. Su origen arranca a finales del siglo XVI en el convento
de San Agustín de Acolmán. En 1587, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto
V una bula por la que se autorizaba en todo el territorio del virreinato de Nueva
España la celebración de las misas llamadas de aguinaldo entre los días 16 y 24 de
diciembre y que se realizarían en los atrios de las iglesias. Se daba lugar así a una
15
R. Serra i Pagés, La festa del Bisbetó a Montserrat y origens de la mateixa (Barcelona 1910).
16
J.M. Gómez Taberena, El folklore español (Madrid 1968) 209. Sobre el olentzero: E. J. Esparza,
Noticia curiosa sobre “Olentzero”: La comparsa, la escena y la música en la Navidad de
Lesaca (Pamplona 1950); J. M. de Barandiaran, Obras completas. 1: Diccionario ilustrado de
mitología vasca y algunas de sus fuentes (Bilbao 1972) 183-185; J.M. Satrústegui, Etnografía
de Navarra (Pamplona 1974) 45-57; S. Onaindía, Leyendas y tradiciones de Navidad (Bilbao
1978) 13-34; J.M. Jimeno Jurío, Ciclo festivo de invierno (Pamplona 1988) 16-17.
17
Iribarren, o.c., 239-240.
17
Dr. Fermín Labarga García
Ya se pueden ir
No seas inhumano, y no molestar.
tennos caridad, Porque si me enfado
que el Dios de los cielos los voy a apalear.
te lo premiara.
Finalmente, los peregrinos reciben acogida por parte de la familia que se en-
cuentra en el interior. Luego sigue la fiesta con el canto de villancicos ante el Belén
y se termina rompiendo las piñatas y distribuyendo los aguinaldos o aguilandos, dul-
ces, confetti, petardos, etc.18
18
H. Vázquez Santa Ana, Fiestas y costumbres mexicanas I (México 1953) 232-245, 286-296;
F. Sampedro Zárate, Religiosidad Popular (México 2000) 12-14. En general, sobre las cos-
tumbres navideñas en los distintos países de América: F. Coluccio, Fiestas y costumbres de
América (Buenos Aires 1954) 7-27.
18
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
19
N. Espínola, Jornadas que hizo la Santísima Virgen María desde Nazaret a Belén o sea Devotos
ejercicios para el mes de Diciembre (Madrid 1942).
20
R. R. Flores, “Los pastores”: performance, poetics, and politics in folk drama (Ann Arbor 1996).
21
Cattabiani, o.c., 72-78; Sampedro Zárate, o.c., 19-21.
22
Almerich, o.c., 83.
23
A. Beltrán, Costumbres aragonesas (León 1990) 129.
19
Dr. Fermín Labarga García
del norte de Navarra y del País Vasco el gabonzuzi24 o tea de Nochebuena. El tronco
de Navidad se encuentra en toda la cornisa cantábrica e, incluso, en zonas de Ex-
tremadura y Portugal, donde recibe el nombre de canhoto25.
Sin embargo, la principal manifestación decorativa navideña ha sido siempre
la instalación del belén, nacimiento o pesebre. Su finalidad es rememorar gráfica-
mente el acontecimiento originario de la Navidad, el nacimiento de Jesucristo en
el portal de Belén.
La tradición del belén arranca en la edad media y se atribuye a san Francisco
de Asís, quien lo representó en la cueva de Greccio en la noche de Navidad del
año 1209. San Francisco, refiere Celano, «celebraba con inefable alegría la solem-
nidad del nacimiento del niño Jesús; la llamaba fiesta de las fiestas, en la que Dios,
hecho niño pequeñuelo, se crió a los pechos de madre humana. Representaba en
su mente imágenes del niño, que besaba con avidez; y la compasión hacia el niño,
que había penetrado en su corazón, le hacía incluso balbucir palabras de ternura al
modo de los niños. No recordaba sin lágrimas la penuria que rodeó aquel día a la
Virgen pobrecilla». Luego los franciscanos divulgaron la devoción a la infancia de
Cristo de múltiples maneras.
Esta costumbre se popularizó mucho en España e Hispanoamérica, así como
en Italia, donde alcanzaron fama los belenes napolitanos, en los que triunfaba
la representación de la vida cotidiana26. También en España durante los siglos
XVIII y buena parte del XIX los belenes tradicionales sirvieron para plasmar
las formas cotidianas de vida, en una simpática mezcla de ingenuidad y retrato
sociológico. El nacimiento se instalaba en los templos, pero también en los do-
micilios, desde el palacio real a la casa más humilde. Talleres de Murcia, Anda-
lucía y otras zonas de España surtieron de figuras tanto a instituciones religiosas
como a particulares27. Destaca de manera singular en este campo la figura de
24
Tiene diferentes nombres según los lugares: gabon (Trespuentes), gabonzuzi (Cegama), Olent-
zero-enbor, (Oyarzun), porrondoko (Agurain), etc. Sobre este tema, pueden verse: Barandia-
rán, o.c., 91-92; Satrústegui, o.c., 58-63; Iribarren, o.c., 240-242; G. López de Guereñu et alii,
La Navidad en Álava (Vitoria 1976) s.p.
25
M. Carballo, Nacimientos (Málaga 1962) 26-28.
26
A. Perrone, Cenni storici sul Presepe (Napoli 1896); G. Morazzoni, Il presepe napoletano (Na-
poli 1921); F. Mancini, Il presepe napoletano. Scritti e testimonianze dal secolo XVIII al 1955
(Napoli 1983); R. Causa – N. Spinosa, Il presepe napoletano (Napoli 1990); G. Infusino, Il
presepe della Napoli antica (Napoli 2002).
27
Afortunadamente en los últimos años han aparecido valiosas aportaciones sobre el origen, de-
sarrollo y configuración del belén tradicional. Además de los citados más abajo: M. J. Díaz
– J. M. Gómez, El arte belenístico de la región de Murcia (Murcia 1982); P. Martínez Palomero
et alii, El Belén: Historia, tradición y actualidad (Madrid 1992); N. Gockerell, Nacimientos
(Köln 1998); L. Arbeteta Mira, Oro, incienso y mirra. Los belenes en España (Madrid 2000);
Idem, Ya vienen los Reyes. Belenes en Castilla y León (Valladolid 2001); Arte en el Belén (Ma-
20
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
drid 2002); C. I. Ajamil - F. J. Gutiérrez, El Belén de Santa María de los Reyes de Laguardia
(Álava): un Belén barroco en movimiento (Vitoria 2004); L. Arbeteta Mira, Belenes del mun-
do. Historia y actualidad del Belén popular (Valladolid 2005); R. Fernández Gracia, Belenes
históricos en Navarra. Figuras para la memoria (Pamplona 2005); Idem, ¡A Belén pastores! :
belenes históricos en Navarra (Pamplona 2006); L. Arbeteta Mira, El belén, sus personajes y
sus símbolos. La colección de belenes del mundo del Museo del Real Monasterio de Santa
Clara de Carrión de los Condes (Valladolid 2006).
28
E. Giménez Caballero, El belén de Salzillo en Murcia. Origen de los nacimientos en España
(Madrid 1934); C. M. García - C. Belda Navarro, El belén de Salzillo. La Navidad en Murcia
(Murcia 1998); Il Presepio di Salzillo. Fantasia Ispanica di Natale (s. l. 1999); J. Cuesta Mañas
et alii, El belén de Salzillo (Murcia 2001).
29
J. M. Garrut, Ramón Amadeu y la maravilla de sus belenes (Barcelona 1950).
30
A. Cuéllar i Bassols, Els “sants” d’Olot. Història de la imatgeria religiosa d’Olot (Olot 1985); G.
Alcalde et alii, Els Sants d´Olot (Girona 1991); El Museu dels Sants d´Olot (Olot 2002).
31
C. Bravo-Villasante (ed.), Villancicos del siglo XVII y XVIII (Madrid 1978); P. R. Laird, Towards
a history of the Spanish villancico (Warren 1997); E. Casares Rodicio (dir.), Diccionario de la
Música Española e Hispanoamericana, v. 10 (Madrid 2002) ad vocem, 920-925.
21
Dr. Fermín Labarga García
5.- La Navidad
32
L. Duchesne, Origines du culte chétien (París 1909) 262.
33
O. Cullmann, El origen de la Navidad (Madrid 1973); S. K. Roll, Toward the origins of Christ-
mas (Kampen 1995); F. M. Arocena Solano, Sol Salutis: La Navidad en la liturgia mozárabe y
romana (Barcelona 2002).
22
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
34
M. Bouquet – F. Morzadec, La Sibylle: parole et représentation (Rennes 2004).
35
J. Moll (ed.), Dramas litúrgicos del siglo XVI: Navidad y Pascua (Madrid 1969); J. Diaz – J. L.
Alonso Ponga (eds.), Autos de Navidad en León y Castilla (Madrid 1983); F. Lázaro Carreter
(ed.), Teatro medieval (Madrid4 1984); E. Castro (ed.), Teatro medieval. 1: El drama litúrgico
(Barcelona 1997).
23
Dr. Fermín Labarga García
36
Righetti, o.c., I, 687-703; F. X. Veiser, Fêtes et coutumes chrétiennes de la Liturgie au folcklore
(París 1960); B. Botte, Los orígenes de la Navidad y de la Epifanía (Madrid 1964); Pascher,
o.c., 398-424; J. Lemarie, La manifestación del Señor (Salamanca 1966).
37
A. Bergamini, «Navidad / Epifanía», en D. Sertore – A.M. Triacca (dirs.), Nuevo diccionario de
Liturgia (Madrid 1987) 1405-1409.
38
M.V. Hérnandez Pérez, La Isla de la Palma. Las fiestas y tradiciones (La Laguna 2001) 56-58.
24
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
Dentro del tiempo navideño una de las festividades más ricas desde el punto
de la ritualidad y el folcklore es el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. El
evangelista san Mateo 2, 13-18 relata el cruento episodio según el cual, alertado He-
rodes por los Magos de que había nacido el rey de Israel y que venían a adorarlo,
éste ordenó la matanza de todos los niños nacidos en Belén, lugar del nacimiento
del Mesías según le comunicaron los letrados. Avisado por un ángel en sueños, san
José tomó a la Virgen y al Niño y salió de noche huyendo hacia Egipto. Según la
tradición los restos de estos niños se enterraron en una cueva cercana al lugar del
nacimiento de Cristo, donde andando el tiempo se alojó san Jerónimo, y desde el
principio se veneraron por considerarlos mártires, a pesar de no haber llegado aún
al uso de razón en el momento de su asesinato. Desde luego hay que situar en su
justo punto el hecho de la matanza; hoy es insostenible la opinión vertida por los
evangelios apócrifos y mantenida luego por mucho tiempo en la tradición popular
según la cual el número de niños muertos se elevó a tres mil. Esto resulta imposible
ya que Belén en el momento del nacimiento de Cristo rondaría los mil habitantes
y, por lo tanto, el número de recién nacidos en ningún caso pudo sobrepasar en un
arco temporal de dos años más allá de los veinte o treinta39. Los restos de los San-
tos Inocentes comenzaron a venerarse también en otros lugares; por ejemplo, en
Roma, en la basílica de San Pablo extramuros, motivo por el cual la misa estacional
de dicha festividad tenía lugar allí.
Durante la Edad Media sus reliquias siguieron distribuyéndose por toda Euro-
pa40 y muchos orfanatos se pusieron bajo su advocación, así como otras institucio-
nes de caridad destinadas a la protección de la infancia. Todavía hoy se estila en
dicho día a dar la inocentada, si bien poco a poco se está perdiendo la tradición, al
igual que se han perdido casi en su totalidad algunas celebraciones propias de esta
fiesta, como la del obispillo y otras similares, en las que se procedía a la subversión
de la realidad, siendo los niños los principales protagonistas.
Fue costumbre en catedrales, colegiatas y monasterios celebrar el 28 de di-
ciembre la fiesta del obispillo, en la que los niños de coro elegían por un día a uno
de ellos para desempeñar las funciones episcopales. Se revestía de los ornamentos
pontificales y todos debían prestarle obediencia, hasta los mayores, de forma que
incluso imponía multas a los capitulares con cuyo importe sufragaban la cena de
ese día. De igual modo, los escolanos tomaban posesión del coro catedralicio y,
al modo de los canónigos, imitaban el canto de las horas. Parece que pronto dio
39
S. Muñoz Iglesias, «Los Evangelios de la Infancia y las infancias de los héroes», en Estudios Bí-
blicos 16 (1957) 5-36; Idem, «El género literario del Evangelio de la Infancia en San Mateo»,
en Estudios Bíblicos 17 (1958) 243-273.
40
F. Spadafora - F. Csnnata, «Innocenti», en Bibliotheca Sanctorum 7, 819-832.
25
Dr. Fermín Labarga García
41
M. U. Pérez Ortega, Campanas y cohetes. Calendario jaenés de fiestas populares I (Jaén 1996)
65.
42
J. Caro Baroja, El Carnaval. Análisis histótico-cultural (Madrid 1965) 303.
43
E. García Campra, Religiosidad popular y loables costumbres: la fiesta del obispillo en Almería,
en J. Ruiz Fernández – V. Sánchez Ramos, La Religiosidad Popular y Almería (Almería 2001)
525.
44
J. de La Canal, España sagrada XLV (Madrid 1832) 19.
45
J. Tejada y Ramiro, Colección de Cánones de todos los Concilios de la Iglesia Española V (Madrid
1855) 237.
46
J. Albarellos, Efemérides burgalesas (Burgos4 1980).
26
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
47
J. L. Valdivielso Arce, La antigua fiesta infantil del« obispillo» en Burgos, en Revista de Folcklore
18/2 (1998) 58-62.
48
J. Zapater y Ugeda, Historia de la imágen, cofradia y capilla de Nuestra Señora de los Inocentes
y Desamparados, patrona de la ciudad y reino de Valencia (Valencia 1867); G. R. Blasco,
La Virgen de los Desamparados : historia de la Sagrada Imágen que con esta invocación se
venera en Valencia (Valencia 1867); E. M. Aparicio Olmos, Nuestra Señora de los Desampa-
rados, patrona de la región de Valencia (Valencia 1962).
27
Dr. Fermín Labarga García
reparadora. Por otro lado, en dicho día la liturgia romana situó, quizás, la primera
festividad en honor de la Virgen María para conmemorar el misterio de su Materni-
dad divina. Además, a partir del siglo VI comienza a celebrarse en diversas iglesias
del Occidente la circuncisión del Señor de acuerdo con el relato del evangelista san
Lucas 2,21: «Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño,
le dieron el nombre de Jesús». La liturgia romana, sin embargo, no incorporó esta
memoria hasta el siglo XI. Todos estos elementos pasaron al misal de san Pío V,
promulgado tras la celebración del concilio de Trento, si bien en la reforma poste-
rior al Vaticano II el 1 de enero ha quedado dedicado a celebrar la solemnidad de
Santa María Madre de Dios, es decir su Maternidad Divina, ya que, por otro lado,
fue suprimida la fiesta del 11 de octubre, de origen bastante tardío.
De acuerdo con lo dicho, durante los siglos modernos, el elemento central de
la fiesta del 1 de enero era la circuncisión e imposición del nombre a Jesús, según
la costumbre hebrea. La fiesta venía así a incorporarse al creciente movimiento
de devoción al Nombre de Jesús que, desde el siglo XV, venían promoviendo
los franciscanos, destacando entre ellos san Bernardino de Siena, al igual que los
dominicos. Luego se sumaron los carmelitas y, sobre todo, la Compañía de Jesús.
Un medio destacado para la popularización de esta devoción fue la costumbre de
venerar pequeñas tallas del Niño Jesús, que aparecen tanto en los domicilios parti-
culares como en las clausuras femeninas49.
Por otro lado, era casi inevitable que el hecho de la circuncisión e imposición
del nombre a Jesús dejara de relacionarse con el bautismo. Así, por ejemplo, en
Palencia comenzó a celebrarse la ceremonia del Bautizo del Niño, «privilegio único
en toda la Cristiandad éste de bautizar al Niño Dios»50. Todavía en la actualidad,
por la tarde y tras la Misa en la iglesia de San Miguel, la cofradía del Dulce Nombre
de Jesús, por privilegio concedido en 1564 por el papa Pío IV, lleva en procesión
alrededor del templo una imagen del Niño Jesús bailándolo al ritmo de la gaita y
el tamboril mientras se canta un villancico que relata desde las profecías hasta los
acontecimientos que rodearon al nacimiento de Jesús y que es denominado popu-
larmente el villancico del Ea por ser la expresión repetida en su estribillo. Al con-
cluir la procesión, siguiendo el uso tradicional de los bautizos rurales tiene lugar la
pedrea, que consiste en que la madrina tira desde un balcón caramelos y monedas
a los asistentes.
En muchas localidades existe la cofradía del Dulce Nombre, o del Niño Je-
sús. Los dominicos alcanzaron del Papa el privilegio de su erección en exclusiva.
49
J. A. Rivera de las Heras, Imágenes del Niño Jesús (Zamora 1992); F.J. Martínez Medina – F. Bena-
vides Vázquez, Los Niños Jesús del Museo Casa de los Pisa (Granada 1998); L. Arbeteta, Navi-
dad oculta. Los niños Jesús de las clausuras toledanas (Toledo 1999); J. Cuevas Mata (coord.),
Exposición de figuras antiguas del Niño Jesús (Jaén 2000).
50
C. Blanco, Las fiestas de aquí (Valladolid 1983) 11.
28
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
51
A. Gallo, Escultura colonial en Guatemala: evolución estilística de los siglos XVI-XVII-XVIII (Gua-
temala 1979); L. Luján Muñoz, Semana santa tradicional en Guatemala (Guatemala 1982); L.
Luján Muñoz – M. Álvarez Arévalo, Imágenes de oro (Guatemala 1993).
52
V. Sánchez Ramos, «El Dulce Nombre de Jesús: una devoción popular al Santo Niño en los ciclos
de Navidad y Semana Santa», en Veracruz 18 (2007) 5-12.
53
F. Labarga García, «Cofradías de Semana Santa en Alfaro», en Gracurris 3 (1994), 183-188;
Idem, «Algunas notas sobre la devoción a Jesús Nazareno en La Rioja», en C. J. Martínez Soria
(coord.), Las Cofradías de Jesús Nazareno. Encuentro y Aproximación a su estudio (Cuenca
2002) 213-224.
54
G. Llompart Moragues, «Devoción e iconografía popular del nombre de Jesús en la isla de Ma-
llorca», en Mayurqa 7 (1972) 53-64.
29
Dr. Fermín Labarga García
55
A. de S. Ferri Chulio, Guía para visitar los Santuarios Marianos de Valencia y Murcia (Madrid
2000) 119-120.
56
T. Motolinia, Historia de los indios de la Nueva España, edición, introducción y notas de G.
Baudot (Madrid 1985) 268.
57
J. A. Carrizo, Cancionero Popular de La Rioja, II (Buenos Aires 1942) 406.
30
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
Desde el punto de vista popular la última gran fiesta dentro del tiempo estric-
tamente litúrgico de la Navidad es la de la Epifanía, o adoración de los Reyes Ma-
gos60. En el Oriente cristiano aún en el siglo IV el 6 de enero se celebraba la fiesta
del nacimiento de Cristo. Esta fiesta se trasladó a Occidente a través de África y las
Galias a mediados del siglo IV como día de la Aparición, Manifestación o Epifanía,
introducíendose sin dificultad en las liturgias hispánica, galicana y romana. Y de to-
dos los elementos de manifestación de la divinidad de Cristo que en dicha fiesta se
conmemoraban el que más popularidad alcanzó fue, sin duda, el de la adoración de
los Magos. La liturgia romana venía conmemorando este episodio conjuntamente
con el de la Navidad el día 25 de diciembre, pero al incorporarse al calendario la
festividad del 6 de enero desplazó a dicho día la memoria de la adoración en el
contexto global de la expansión del mensaje de Cristo a todos los pueblos, de la
irradiación de la Luz del Sol verdadero a todas las naciones. Con todo, no desapare-
cieron por completo de la liturgia de este día los otros elementos complementarios
del bautismo del Señor y el primero de sus milagros, el de las bodas de Caná, que
en algunas liturgias como la copta, siriaca y etiópica resultan mucho más patentes61.
Tan solo el evangelista san Mateo (2,1-12) refiere la adoración de los magos,
en la que introduce la profecía de Miqueas (5,1), según la cual el Mesías había de
nacer en Belén. Hasta allí llegaron «unos magos que venían de Oriente», sin precisar
nada más, ni cuántos eran ni cómo se llamaban ni de dónde venían exactamente.
Por ello pronto comenzaron a circular detalles más o menos apócrifos. Así, en cuan-
to al número, osciló entre los dos que aparecen en el fresco de las catacumbas de
San Pedro y San Marcelino de Roma y los doce de las tradiciones sirias y armenias;
con todo, se fijó más o menos pronto en tres, como atestigua un sarcófago paleo-
58
P. de Mercado, Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús I
(Bogotá 1957) 370 y passim.
59
J. M. Vargas, El arte ecuatoriano (Quito 1960) 317; S. González, El pase del Niño (Cuenca 1981).
60
M. Centini, La vera storia dei Re Magi: dall’Oriente alla ricerca del Re Bambino (Casale Monfe-
rrato 1997); F. Cardini, Los Reyes Magos. Historia y leyenda (Barcelona 2001).
61
O. Casel, Misterio de lo venidero: Adviento-Navidad-Epifanía (Madrid 1963); B. Botte, Los orí-
genes de la Navidad y de la Epifanía (Madrid 1964); J. Lemariê, La manifestación del Señor. La
liturgia de Navidad y de Epifanía (Salamanca 1966).
31
Dr. Fermín Labarga García
cristiano del Museo Lateranense y los mosaicos de San Apolinar de Ravenna, con
toda probabilidad por el hecho de que fueron tres las ofrendas depositadas ante el
Niño Jesús: oro, incienso y mirra. Los Padres comenzaron a interpretar estas ofren-
das en sentido simbólico: el oro por ser Rey, el incienso por ser Dios, y la mirra por
ser hombre mortal (se utilizaba para ungir los cuerpos antes de depositarlos en el
sepulcro).
En cuanto a los nombres propios de los magos, cabe decir que son relativa-
mente recientes. Aparecen ya en un manuscrito conservado en París fechado a fi-
nales del siglo VII, así como en otro italiano del siglo IX, bajo la forma de Bithisarea,
Melichior y Guthaspa.
¿De dónde venían exactamente? No se sabe. Cierto que del Oriente, probable-
mente de Persia. De hecho cuando en el 614 las tropas de Cosrroes II destruyeron
las basílicas de Tierra Santa, tan sólo se salvó la de la Natividad de Belén porque en
su entrada había un mosaico en el que se representaba la adoración de los magos
y éstos aparecían ataviados a la usanza persa (es decir, con el gorro frigio y unos
pantalones llamados anaxyrides), por lo que los persas respetaron el templo al con-
siderarlo afín a su causa.
Posteriormente los tres magos sirvieron para representar iconográficamente
la totalidad de la humanidad y la diversidad de los pueblos llamados a la fe. Así,
Melchor se representó como un anciano de raza blanca (es decir, la tercera edad
o ancianidad y al continente europeo), Gaspar como un varón adulto de rasgos
orientales (segunda edad o madurez, y el continente asiático) y, finalmente, Baltasar
como un joven negro (primera edad, o juventud, y el continente africano). De esta
forma quedaban representadas todas las edades del hombre y las tres partes del
mundo por entonces conocidas, como ya apuntaba el Pseudo Beda62. No siempre,
por lo tanto, fue representado Baltasar de color negro ni siempre recibió este nom-
bre, aunque es habitual a partir del siglo XIV.
Hasta ahora nos hemos referido a estos fascinantes personajes como magos.
No, evidentemente, como hoy puede entenderse. No eran prestidigitadores ni bru-
jos sino, con toda probabilidad, miembros de una casta persa de hombres sabios,
muchos de ellos investidos de la dignidad sacerdotal, que seguía las doctrinas de
Zoroastro. ¿Cómo se explica entonces que llegaran hasta Belén en busca del Me-
sías? El evangelio tan sólo dice que habían visto salir su estrella y la siguieron hasta
donde estaba, con la parada previa en Jerusalén. Quizás se explique mejor situando
a dichos magos en el contexto de una tradición persa mazdeísta que entronca con
las expectativas mesiánicas judías desde su convivencia durante el destierro de
Babilonia. Parece ser que, fruto del encuentro de esos magos o sacerdotes persas
con las escrituras santas de los judíos, surgió una especie de doctrina sincretista que
62
Reau, o.c., 1/2 (Barcelona 1996) 249.
32
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
auguraba una lucha entre el Bien y el Mal de la que saldría triunfador el Bien gra-
cias a la intervención en la historia de un futuro Auxiliador. Probablemente en este
contexto los magos interpretan la estrella como el signo de la aparición de ese per-
sonaje y acuerdan ir en su busca. Estrella, por cierto, que no parece corresponder
con ningún fenómeno astronómico natural, como quería Kepler, o con un cometa,
como apuntó Wieseler63.
Sólo resta señalar que en ningún momento señala el relato que estos magos
fueran reyes. El origen de esta atribución parece encontrarse en un uso litúrgico ya
que en esta festividad se leía, y lee, el salmo 70, cuyo segundo versículo dice: «Los
reyes de Tarsis y de las islas le ofrecen dones; los reyes de Arabia y Saba le traen
regalos». De hecho, en las más primitivas representaciones iconográficas nunca
aparecen revestidos de los atributos regios. Tertuliano es el primero que señala que
los magos eran también reyes. Luego otros muchos autores, como san Cesáreo de
Arlés, repetirán esta convicción, reflejada igualmente en la iconografía y en la devo-
ción si bien a partir sobre todo de la Edad Media.
Desde el siglo XI se comprueba la existencia de un culto a los reyes magos
directamente relacionado con sus reliquias. Según la tradición, regresaron a sus
lugares de origen y allí fallecieron, siendo enterrados sus cuerpos en Saba. La reina
santa Elena descubrió las reliquias y las trasladó a Constantinopla. Desde allí fue-
ron llevadas a Milán por el obispo san Eustorgio, siendo posteriormente veneradas
junto al cuerpo de éste, también elevado al honor de los altares. En Milán perma-
necieron hasta el año 1164 en que el arzobispo de Colonia Reinaldo de Dassel,
gran canciller del emperador Federico Barbarroja, aprovechó el saqueo de la ciudad
para llevarse las reliquias, que depositó en su catedral. Se elaboró un suntuoso
relicario de oro y, debido a la creciente devoción, que atraía a ingentes cantidades
de peregrinos, el mismo templo hubo de ampliarse ya en el siglo XIII. Los santos
reyes magos fueron declarados patronos de la ciudad renana y allí tenía lugar una
curiosa ceremonia cada año, cuando tres sacerdotes ricamente vestidos y con sen-
das coronas ciñendo sus sienes portaban en procesión el Santísimo Sacramento64.
La devoción se extendió a otros muchos lugares tanto de Occidente como de
Oriente donde, por ejemplo, en el Monte Athos los monjes enseñaban en un reli-
cario algunos de los granos de incienso ofrecidos por los magos al Niño Jesús. Los
tres magos fueron invocados como patronos de los viajeros y peregrinos y en su
honor se acondicionaron, fundamentalmente en Alemania y Suiza, albergues para
ellos que eran fácilmente identificables por la estrella que lucían en su fachada. A
los tres magos se les pedía no sólo un buen viaje, como el que ellos realizaron, sino
63
S. Muñoz Iglesias, Epifanía, en Gran Enciclopedia Rialp 8 (Madrid 1993) 687-689. Sobre la es-
trella: J. B. Beltrán Clausell, La estrella de los Magos: magia, astronomía e historia (Córdoba
1993).
64
Cardini, o.c., 75-85; F. Lanzi – G. Lanzi, o.c., 136-139.
33
Dr. Fermín Labarga García
también «marchar sin cansarse», y al igual que ellos, que tuvieron la dicha de ver y
adorar a Cristo, se imploraba también la gracia de una buena muerte. Más curioso
resulta el patronazgo que se les atribuyó sobre los epilépticos, por el simple hecho
de que, como dice el Evangelio, cayeron de rodillas donde estaba el Niño. Esta
atribución se comprende mejor en el ámbito lingüístico alemán, donde la epilepsia
se denomina fallsucht, término compuesto por el verbo fallen, que significa caer65.
Sea de ello lo que fuera, lo cierto es que esta fiesta en el ámbito hispano siem-
pre ha estado relacionada con la costumbre de hacer regalos, en recuerdo de los
que Melchor, Gaspar y Baltasar ofrendaron al Niño Jesús. Desde antiguo tenían
lugar en esta fiesta pequeñas representaciones teatrales en las que se escenificaba
el relato evangélico de la adoración de los Magos. Surgió así el Auto de los Reyes Ma-
gos66, fechable a finales del siglo XII o comienzos del XIII, de gran tradición en la literatura
española, y cuyas variantes se encuentran en numerosas localidades, si bien es cierto que la
representación se ha perdido en la mayor parte de los casos, conservándose sin embargo en
Sangüesa (Navarra)67, Churra y otras localicades cercanas de la comunidad de Murcia68
y algunos sitios más.
De España pasó a América con los misioneros. Según Mendieta, los indios «la fiesta de
los Reyes también la regocijan mucho, como propia suya, en que las primicias de las gentes
o gentiles salieron a buscar y adorar al Señor y Salvador del Mundo, y representan el acto
del ofrecimiento»69. Esta representación consistía en una especie de auto sacramental: traían
la estrella desde lejos, tirando de un cordel y delante de la imagen de la Virgen y del Niño
Dios ofrecían velas e incienso, palomas y codornices que habían recogido para la ocasión.
Del siglo XVI se conserva el Auto de la Adoración de los Reyes Magos, escrito en náhualt
y también en quechúa, que en algunos lugares los Andes peruanos se ha conserva-
do hasta la actualidad70. Sabemos que esta fiesta de Reyes fue especialmente cele-
brada por los negros debido al papel protagonista del rey Baltasar; en La Habana
hacía grandes regocijos e interpretaban el pasaje de la adoración71.
Sin embargo, desde finales del siglo XIX la cabalgata de los Reyes Magos, el
5 de enero por la tarde, entró a formar parte esencial de las celebraciones navide-
65
Reau, o.c., 250-251.
66
F. Lázaro Carreter (ed.), Teatro medieval (Madrid 4 1984) 97-106; M. A. Pérez Priego (ed.), Tea-
tro medieval, 2: Castilla (Barcelona 1997) 39-50.
67
Iribarren, o.c., 106-108.
68
E. Aranda, Teatro medieval en un pueblo murciano. Reyes en Churra (Murcia2 1986).
69
J. de Mendieta, Historia eclesiástica indiana (edición de F. Solano y Pérez-Lila), II (Madrid 1973)
429.
70
M. Beyersdorrf, La adoración de los Reyes Magos. Vigencia del teatro español en el Perú andino
(Cuzco 1988).
71
F. Ortiz, La fiesta afrocubana del Día de Reyes, en “Archivos del Folklore Cubano”, 2 (1924)
146-165.
34
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
La fiesta del 2 de febrero forma parte también, aunque no litúrgicamente, del ciclo
navideño. Celebra el acontecimiento relatado por san Lucas 2, 22-40 que responde
al mandato del libro del Exodo 13, 1 ss por el que había que consagrar a Dios todo
primogénito varón rescatándolo mediante la ofrenda prescrita, así como la purificación
72
VV.AA., La cabalgata de Reyes Magos del Ateneo de Sevilla (Sevilla 2001).
73
Es singular la de Higuera de la Sierra (Huelva) pues sus vecinos actúan de figuras estáticas re-
presentando los misterios de la Navidad sobre carrozas, cual si fueran imágenes talladas: M.
C. Medina San Román, La cabalgata de Reyes de Higuera de la Sierra (Sevilla 2003).
74
Heers, o.c., 183-186.
75
Jimeno Jurio, o.c., 26-28.
76
Iribarren, o.c., 85; Usunáriz, o.c., 470-471.
77
Almerich, o.c., 11.
78
P. Montoliu Camps, Fiestas y tradiciones madrileñas (Madrid 1990) 30-32.
35
Dr. Fermín Labarga García
de la madre tras los cuarenta días de impureza legal señalados por el libro del Levítico
12,1 ss. En el caso de Jesús y María estos hechos adquieren una dimensión claramente
simbólica constituyendo una prefiguración de la Pasión en tanto entrega y sacrificio,
además de la referencia explícita que aparece en las palabras del anciano Simeón diri-
gidas a la Virgen: «Y a ti, una espada te traspasará el alma».
Como atestigüa la peregrina española Egeria, en Jerusalén se celebraba esta
fiesta ya en el siglo IV a los cuarenta días de la Navidad «con una gran alegría
semejante a la de Pascua». Hay que tener en cuenta que como todavía no se
había trasladado la Navidad del 6 de enero al 25 de diciembre, la festividad
de la presentación caía por entonces en el día 15 de febrero; sin embargo para
comienzos de la centuria siguiente, por similitud con las Iglesias occidentales al
festejarse el Nacimiento el 25 de diciembre la fiesta de la presentación se adelantó
al 2 de febrero, fecha en la que se ha mantenido hasta la actualidad, guardando
estrictamente los cuarenta días señalados para el rito de la purificación. En el
año 534 ya se festejaba con singular solemnidad en la corte de Constantinopla,
siendo generalmente conocida como la fiesta de la Hipappante o del encuentro
al rememorar también el encuentro de Jesús en el Templo con el anciano Simeón
y con la profetisa Ana. Justiniano I en 542, en cumplimiento de un voto después
de una epidemia, ordenó que fuera celebrada «en todo el orbe». En el siglo VII
esta fiesta se celebraba ya en Roma como de la Purificación de la Virgen, siendo
característica una procesión nocturna en la que los fieles participaban con cande-
las marchando desde la iglesia de san Andrés hasta la de Santa María la Mayor.
Poco a poco dicha procesión fue cobrando un carácter penitencial, notable ya en
el siglo VIII, que hizo que los ornamentos dejaran de ser blancos en beneficio de
los de color morado. En los s. IX-X a la procesión se añadió la bendición de las
candelas. Esta procesión pronto se convirtió en el elemento más característico de
la fiesta de forma que incluso, a nivel popular, hizo que se conociera como de la
Candelaria, título luego aplicado a la Virgen, de forma que así se venera en nume-
rosos lugares, como en la isla de Tenerife, de la cual es patrona.
En algunos lugares en la procesión se llevan las imágenes de la Virgen con el Niño
y también la de san José, recordando el relato evangélico. Estos cuarenta días marcaron
también el tiempo de pureza legal de la madre en la sociedad rural. De ahí que, por
ejemplo, en algunos lugares de Castilla y León se canta la copla que dice:
79
Blanco, o.c., 21.
36
La piedad popular en el ciclo del Adviento y la Navidad
80
S. Vila, Antiguas fiestas. Romerías y procesiones del bajo Miño (A Guarda 2003) 25.
37
ALMERIA AL SAGRADO CORAZON DE JESUS
Pedro MARTÍNEZ GÓMEZ
A modo de introducción
1
Para un desarrollo de la conspiración TUSELL GOMEZ, Javier, Radiografía de un golpe de Esta-
do: el ascenso al poder del general Primo de Rivera, Madrid, 1987. Sobre las causas y reac-
ciones de la sociedad española, GONZALEZ CALBET, María Teresa, La dictadura de Primo
de Rivera. El Directorio militar, Madrid, 1987, pp: 19-116; y BEN-AMI, Shlomo, La dictadura
de Primo de Rivera 1923-1930, Barcelona, 1984, pp: 25-66
2
Para una profundización de estos elementos ideológicos, GOMEZ NAVARRO, José Luis, El régi-
men de Primo de Rivera. Reyes, dictaduras y dictadores, Madrid, 1991, pp: 322-329
3
BEN-AMI, Shlomo, La dictadura de Primo de Rivera 1923-1930, Barcelona, 1984, pp: 65
39
Pedro Martínez Gómez
al bolchevismo llegado desde Rusia y con el problema del terrorismo entre patronos y
obreros en Cataluña. A estos temores, se unió la propuesta de los reformistas presentes
en el Gobierno de concentración liberal presidido por García Prieto, para modificar el
artículo 11 de la Constitución de 1876 a fin de posibilitar la libertad de culto4. Ante
este panorama, no es de extrañar que el obispo de Almería, Fray Bernardo Martínez
Noval, al igual que el resto de obispos españoles, se dirigiese a los fieles y clérigos en los
primeros momentos de la Dictadura a través de la siguiente exhortación pastoral que
debía ser leída en todas las parroquias:
4
El artículo 11 de la Constitución de 1876 dice: “La religión Católica, Apostólica, Romana, es la
del Estado. La Nación se obliga a mantener el culto y sus ministros. Nadie será molestado
en territorio español por sus opiniones religiosas, no por le ejercicio de su respectivo culto,
salvo el respeto debido a la moral cristiana. No se permitirá, sin embargo, otras ceremonias
ni manifestaciones públicas que las de la religión del Estado”.
5
Boletín eclesiástico de la Diócesis de Almería, 15 de septiembre y 1 de octubre de 1923
6
Una visión de conjunto sobre las relaciones Iglesia-Estado en la Dictadura, GONZÁLEZ CALLE-
JA, Eduardo, La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria 1923-1930, Madrid,
2005, pp: 94-100; sobre la educación católica en la escuela durante la dictadura de Primo
de Rivera, TOLEDANO MORALES, Carlos, La Instrucción Pública durante la dictadura de
Primo de Rivera, Madrid, 1988, pp: 34-35 y 238-244; sobre la Junta Delegada del Real Patro-
nato Eclesiástico y su relación con la Dictadura, ANDRES-GALLEGO, José y PAZOS, Antón,
M. La Iglesia en la España contemporánea (1800-1936), Vol I, Madrid, 1999, pp: 141-144,
y CARCEL ORTI, Vicente, Historia de la Iglesia en la España contemporánea, Madrid, 2002,
pp: 137-144
40
Almeria al Sagrado Corazon de Jesus
7
BEN-AMI, Shlomo, La dictadura de Primo de Rivera 1923-1930, Barcelona, 1984, pp: 75
8
Sobre la dictadura en Almería, MARTINEZ GOMEZ, Pedro, La dictadura de Primo de Rivera en
Almería (1923-1930). Nuevas leyes para un nuevo régimen, Tesis doctoral, Universidad de
Almería, 2005
9
Archivo Municipal de Almería, Actas municipales, 13 de enero de 1926; y Memoria del XII
Congreso del PSOE
10
La Independencia, 23 de enero de 1926
41
Pedro Martínez Gómez
11
Por no repetir en notas a pie de página, para profundizar sobre la biografía de los almerienses
citados en este estudio, DIAZ LOPEZ, Julián (Coor), Diccionario biográfico de Almería, Insti-
tuto de Estudios Almerienses y Fundación Cajamar, Almería, 2006
12
Contenido de la carta del Alcalde Francisco Rovira Torres al Presiente del Directorio solicitando
como festividad local el 26 de diciembre en Archivo General de la Administración, Presiden-
cia del Gobierno, Sig, 51/44
13
Para una interpretación del Sagrado Corazón, DE LA CUEVA MERINO, Julio, El rey católico, en
MORENO LUZÓN, Javier (Ed.), Alfonso XIII, Madrid, 2003, pp: 277-306.
42
Almeria al Sagrado Corazon de Jesus
14
Un listado, aunque entendemos que incompleto, de monumentos del Sagrado Corazón en
España, en CABALLERO, José, Corazón de España. Historia del monumento del Cerro de los
Ángeles (1900-1976), Madrid, 1977, pp: 131-137
15
Archivo Municipal de Almería, Libro de sesiones, 30 de junio de 1926
43
Pedro Martínez Gómez
16
Datos extraídos en Archivo de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, Censo de
propagandistas; Archivo Histórico Provincial de Almería, Gobierno Civil, Leg. 1028; Boletín
eclesiástico de la Diócesis de Almería, nº 5, Almería, 5 marzo de 1924; y QUIROSA-CHE-
YROUZE MUÑOZ, Rafael, Católicos, monárquicos y fascistas en Almería durante la Segunda
República, Universidad de Almería, 1998, pp: 113-183
17
Las referencias sobre el enfrentamiento con el Delegado de Hacienda y la dimisión de los con-
cejales en Archivo Municipal de Almería, Libro de actas, 16 de julio de 1926
18
La Independencia, 28 de octubre de 1926
44
Almeria al Sagrado Corazon de Jesus
19
La Independencia, 28 de octubre de 1926
20
La independencia, 25 de marzo de 1927
45
Pedro Martínez Gómez
“Días 11 y 12 de abril.-
A las 7 y cuarto de la tarde en la Santa Iglesia Catedral exposición de su Divina
Majestad, Santo Rosario, Oración del Triduo, Sermón que predicará el R.P. Alfonso
Torres, S.J. de la Residencia de Madrid, Bendición, Reserva e Himno final.
21
Archivo Histórico Provincial de Almería, Gobierno Civil, Leg. 4400 y 4399; y QUIROSA-CHE-
YROUZE MUÑOZ, Rafael, Católicos, monárquicos y fascistas en Almería durante la Segunda
República, Universidad de Almería, 1998, pp: 113-183
22
J.C.B. proponía colocar un nuevo cuerpo sobre el campanario decorado con un reloj en cada
fachada. Sobre este cuerpo se colocaría la imagen del Sagrado Corazón. Sin que el autor del
artículo lo mencione, esta propuesta era similar al Sagrado Corazón instalado en la catedral
de Valladolid en junio de 1923, La Independencia, 15 de febrero de 1927.
23
Diario de Almería, 2 de julio de 1927
46
Almeria al Sagrado Corazon de Jesus
Día 13 viernes.-
1º A las ocho de la mañana Misa de Comunión General en la Santa Iglesia Ca-
tedral que celebrará el Iltmo y Rvdmo señor Obispo de la diócesis.
2º.- Por la tarde, a las cinco, bendición del lugar del emplazamiento
3º.- En la misma tarde a las 7 y cuarto, en la Catedral exposición, Rosario, Oración del
Triduo, Sermón del R.P. Torres, Bendición, Reserva e Himno final. La música durante
el Triduo estará a cargo de la Schola Cantorum del Seminario” 24.
La presencia del Padre jesuita, el almeriense Alfonso Torres, tanto en este acto
como en otros posteriores, no hace sino, dar más realce a la consagración y al mo-
numento. Tengamos en cuenta, que Eduardo González Calleja señala la posibilidad
que fuese el jesuita Alfonso Torres el autor del discurso que pronunció Alfonso XIII
en noviembre de 1923 ante el Papa Pío XI en el que mostró su labor decidida y la
de España en defensa de catolicismo25.
En el acto de bendición de la explanada del Cerro de San Cristóbal estu-
vieron presentes las principales autoridades de la provincia con la asistencia del
gobernador civil interino Adolfo Pérez de Santiago, el gobernador militar Félix de
Vera, el presidente de la Diputación Juan María de Madariaga y Orozco, el alcalde
de Almería Francisco Rovira Torres, así como un nutrido grupo de concejales. A
éstos, se unieron los miembros de la Comisión organizadora que presidía Andrés
Cassinello Barroeta. Tras el acto de bendición que corrió a cargo del Obispo, el
alcalde Francisco Rovira Torres tomó la palabra, siguiéndole el Obispo que cerró
el acto.
Coincidiendo con la bendición del Cerro de San Cristóbal se expuso, en la
Papelería Sempere situada en el Paseo del Príncipe, el proyecto del monumento a
escala elaborado con madera y yeso. Según el proyecto, el monumento se compo-
nía de un cuerpo central y dos laterales. La parte central se elaboró en piedra caliza
dura de Huéchar con una medida aproximada de ocho metros sobre el que se co-
locó la estatua de cinco metros en mármol blanco de Macael. Los cuerpos laterales
construidos con piedra franca caliza tenían cinco metros de longitud por cuatro de
altura. Adosados a estos cuerpos se colocaron dos altos relieves en mármol blanco
con representaciones alegóricas del Pueblo y figuras notables sagradas. En el cuer-
24
La Independencia, 10 y 11 de abril de 1928
25
Reproducimos un fragmento del discurso: “Si en defensa de la fe perseguida, nuevo
Urbano II, levantarais una cruzada contra los enemigos de nuestra sacrosanta Reli-
gión, España y su Rey, fidelísimo a vuestros mandatos, jamás desertarían del puesto
de honor que su gloriosas tradiciones les señalan; por el triunfo y por la gloria de
la Cruz, que junto con ser bandera de la Fe, es también bandera de la paz, de la
Justicia, de la Civilización y del Progreso”, en DE LA CUEVA MERINO, Julio, El rey
católico, en MORENO LUZÓN, Javier (Ed.), Alfonso XIII, Madrid, 2003, pp: 304
47
Pedro Martínez Gómez
26
La Independencia, 19 de abril de 1928
27
Diario de Almería, 6 de octubre de 1928 y 11 de enero de 1929
28
Sobre la evolución de los presupuestos municipales, NAVARRO DEL AGUILA, María del Car-
men, “La Hacienda en el Ayuntamiento de Almería 1900-1980: análisis de un caso histórico”,
en Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, Instituto de Estudios Almerienses, Almería,
1999, pp: 109-131; y MARTINEZ GOMEZ, Pedro, La dictadura de Primo de Rivera en Al-
mería (1923-1930. Nuevas leyes para un nuevo régimen, Tesis doctoral, Universidad de
Almería, 2005, pp: 180-188
48
Almeria al Sagrado Corazon de Jesus
Del 22 al 26 de abril:
Catequesis para adultos y niños en la parroquia de San Sebastián, iglesia de las
Adoratrices y barrio del Zapillo a cargo de los Padres Dominicos. En la parroquia de
San Roque y la iglesia de San Juan oficiada por Padres Franciscanos. En la parroquia
de San José y Los Molinos (iglesia del Manicomio) por los Padres Jesuitas. En la
ermita de San Cristóbal por el párroco de Santiago.
Días 24, 25 y 25 de abril:
Al toque de Oración, Triduo misional para hombres en la Catedral a cargo del
Padre Alfonso Torres. En los mismos días y horas para mujeres en la iglesia de San
Pedro a cargo del Padre José Gómez:
Día 24 de abril:
A las once de la noche Vigilia extraordinaria de la Adoración Nocturna en la
iglesia de Santo Domingo.
Día 25 de abril:
De once a doce de la noche ejercicio de la Hora Santa en la iglesia de de los
PP. Jesuitas
Día 26 de abril:
Confesiones en la Catedral y en todas las iglesias de la ciudad
29
No hemos encontrado documentación referida a esta asociación con anterioridad a 1931. En
febrero de 1932 la Unión de Damas contaba con 41 socias en la capital y delegaciones en
41 pueblos de la provincia, Archivo Histórico Provincial de Almería, Gobierno Civil, Leg.
4399
49
Pedro Martínez Gómez
Días 23 al 26 de abril:
A las doce Semana Sacerdotal a la que podrá agregarse la de la Acción Católica
Día 27 de abril por la mañana:
A las ocho y media de la mañana Misa Pontifical en el Cerro de San Cristó-
bal. En la Tienda de Asilo, comida extraordinaria a los pobres y comunión por la
mañana
50
Almeria al Sagrado Corazon de Jesus
divinos, como son los tuyos, nos consagramos a ti y proclamamos tu realeza y tu soberanía
sobre todo lo creado…”30. Francisco Rovira Torres fue el siguiente en tomar la palabra
en su condición de Alcalde en el momento en el que se aprobó la consagración de
la ciudad al Sagrado Corazón. Tras volver a tomar la palabra Ginés de Haro y Haro,
el Cardenal Segura cerró el acto dirigiendo unas palabras a los asistentes31.
Reflexiones finales
30
El texto completo leído por Ginés de Haro y Haro en La Independencia, 29 de abril de 1930
31
El desarrollo de los actos descritos en La Independencia correspondiente a los días reseñados y
en LOPEZ MARTIN, Juan, La Iglesia en Almería y sus Obispos, Tomo II, Instituto de Estudios
Almerienses, Almería, 1999, pp: 1167-1170
32
Véase, SANCHEZ RAMOS, Valeriano, “La capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Berja”, en
SANCHEZ RAMOS, Valeriano y RUIZ FERNANDEZ, José, La Religiosidad popular y Almería,
Instituto de Estudios Almerienses, Almería, 2001, pp: 451-466.
33
Archivo Municipal de Almería, Libros de actas, 28 de marzo de 1932
34
Extracto de la fórmula utilizada por Alfonso XIII en 1919 en la inauguración del Sagrado Cora-
zón en el cerro de los Ángeles, fórmula completa en CABALLERO, José, Corazón de España.
Historia del Monumento del Cerro de los Ángeles (1900-1976), Madrid, 1977, pp: 23-24
51
Pedro Martínez Gómez
35
El Yugo, 28 y 29 de abril de 1946 y LOPEZ MARTIN, Juan, La Iglesia en Almería y sus Obispos,
Tomo II, Instituto de Estudios Almerienses, Almería, 1999, pp: 1316-1317
36
CAZORLA SANCHEZ, Antonio, Desarrollo sin Reformistas. Dictadura y campesinado en el na-
cimiento de una nueva sociedad en Almería, 1939-1975, Instituto de Estudios Almerienses,
Almería, 1999, pp: 121
52
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
1
Francisco González de los Herreros declaraba, el 6 de enero de 1778, que con anterioridad a su
nombramiento de escribano del número y concejo de Adra “no ubo escribano alguno, sólo
si tal qual notario, ante quienes pasavan los contratos que se hacían y los pasaban a proto-
colar a los pueblos circunvecinos en que se podía mantener escribano” (Archivo Histórico
Nacional, Órdenes Militares, caballeros de Santiago, exp. 2.318, s.f.).
2
En Adra las mozas casaderas decían “No lo quiero de la mar aunque me traiga pescao. Lo
quiero de la vega aunque venga entarquinao”. El problema venía de antiguo: la inspección
de la Armada, en informe de 1787, denunciaba el “desprecio con que el paisanaje mira la
matrícula y sus individuos”, vid. M. BURGOS MADROÑERO, Hombres de Mar. Pesca y
Embarcaciones en Andalucía. La Matrícula de Mar en los siglos XVIII y XIX (1700-1850),
Sevilla, 2003, p. 134.
53
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
3
J. A. TAPIA GARRIDO, Almería piedra a piedra, Almería, 1992, t. II, pp. 327-335 y G. PASCUAL
y ORBANEJA, Historia de Almería en su antigüedad, origen y grandeza, facsímil, 1975, pp.
148-151. Todo el discurso providencialista en torno a esta invocación mariana en V. SÁN-
CHEZ RAMOS, “Repobladores y devoción mariana: manifestaciones en el Reino de Grana-
da (siglos XVI-XVII)”, en J. ARANDA DONCEL (coord.), Las advocaciones marianas de gloria.
Actas del I Congreso Nacional, Córdoba, 2002, t. I, pp. 182-183.
4
J. A. TAPIA GARRIDO, La Virgen María en nuestra tierra, Almería, 1988, p. 91.
5
En 1531 se construyó en Málaga un altar en la puerta principal de la ciudad que miraba al mar
-Puerta del Mar-, donde se colocó una imagen de la Virgen que se llamó Nuestra Señora del
Mar, vid. M. MORALES MUÑOZ, “La sociabilidad festiva entre la gente de la mar (siglos
XVIII-XX)”, Bulletin d´histoire contemporaine de l´Espagne, 30-31 (dic.99-jun.2000), p.155.
54
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
Este balcón-oratorio se instaló por orden del concejo malagueño para que “todos los de la
parte de fuera de la puerta y dentro de ella puedan oír misa”, vid. J. M. RUIZ POVEDANO,
Málaga, de musulmana a cristiana. La transformación de la ciudad a finales de la Edad Media,
Málaga, 2000, pp. 247-248. En Cádiz existía, desde finales del siglo XVI, un lienzo sobre el
arco del Pópulo, antigua Puerta del Mar de la villa medieval, que fue mutilado en el asalto
angloholandés del conde de Essex, en 1596, que destruyó la ciudad. El concejo gaditano de-
cidió entonces construir una capilla, que se construyó sobre dicho arco, entre 1621 y 1624,
que es conocida como Capilla de la Virgen del Pópulo, vid. F. CRUZ ISIDORO, Alonso de
Vandelvira, (1544-ca 1626/7) Tratadista y Arquitecto andaluz, Sevilla, 2001, p. 243 y 257.
En Motril, a principios del XIX, existían las tribunas de Nuestra Señora del Rosario, de la
Concepción y del Señor Santiago “que se hayan sobre las puertas de los muros de esta ciu-
dad”, vid. M. L. LOPEZ MUÑOZ, Ermitas y Oratorios en las vicarías de la costa granadina,
Anuario de Estudios de la costa granadina 3, 1991, p. 165.
6
J. SÁNCHEZ REAL, “La sacralización del Espacio en la villa de Adra (siglos XVI-XVIII)”, Actas de
las I Jornadas de Religiosidad Popular, Almería, 1997, pp.52-53.
55
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
las Vírgenes. De este modo, los habitantes, en sus entradas y salidas, se sentían es-
piritualmente protegidos ante posibles invasiones y epidemias. Ignoramos cuando
se construyó la capilla-tribuna aunque sabemos que ya se erigía en la fecha del
asalto turco a la villa, el 14 de octubre de 16207, y que pertenecía al “Gremio de
Mareantes”: hermandad o corporación en la que se integraban todos los marineros
y pescadores de la localidad.
El espacio sagrado operaba no sólo como santuario de veneración a la imagen
de la Virgen sino también como oratorio o ermita en el que, por sus dimensiones,
se podían oficiar misas a las que las gentes del mar eran remisas en concurrir. Se
ejercía de este modo una labor pastoral y evangelizadora sobre un colectivo espe-
cialmente pobre, menesteroso y ajeno a las influencias de la Iglesia, como eran los
pescadores abderitanos: sector marginal, por definición, que con los años debió ir
arrinconándose en los extramuros de la villa, donde malvivía en miserables chozas
y casuchas8, por cuya razón tanto el culto como las limosnas a la imagen pasaron
a ser asumidas por gentes pudientes ajenas al colectivo. Al grupo dominante de la
pirámide social de Adra, residente en su mayor parte en la calle Real o de los Meso-
nes, junto a la puerta del Mar, se debe la apuesta por consolidar y dignificar el culto
en la capilla-tribuna, en una operación que se materializó con la constitución de
tres capellanías que evidencian la progresiva aprehensión de esta devoción popular
a manos de la clase oligárquica del municipio (militares, comerciantes, labradores
acomodados y algunos hidalgos).
La primera de ellas fue instituida, el 5 de mayo de 1691, por los cónyuges
Diego López de Avilés y Catalina Barranco, residentes en la calle Real, y por tanto,
muy próximos a la imagen de la Virgen9, quienes establecieron un número de misas
que “han de ser treinta y cinco en los días festivos de cada un año, que se entiende que no
entran así los domingos, por tenerlas dotadas el licenciado don Tomás de Medina, y se ha de
7
Los piratas turcos se ensañaron con la imagen de la Virgen “El estrago que hicieron fue el prime-
ro en vna Señora del Pópulo, que llaman de la mar, questá sobre la puerta de la mar, tiraronla
mosquetazos y la derribaron en el suelo y la hizieron pedaços a cuchilladas, y al Niño Iesús
le cortaron pies y manos y cabeza, que todo andaua por aquella playa”, vid. el impreso
anónimo titulado Trágica y verdadera relación donde se da quenta del assalto que dieron los
Moros y Turcos a la villa de Adra en la costa de Leuante. Las muertes que vuo de una parte
y otra. La marauillosa diligecia que la muy nombrada y gran ciudad de Granada, con la de
don Luys de Guzmán y Vázquez, Corregidor, y su teniente, el Doctor don Gutierre, Marqués
de Careaga, pusieron a la defensa de aquellos puertos. Las lastimosas muertes y estragos que
hizo la pólvora en la villa de Motril, imp. de Bartolomé de Lorençana y Ureña, Granada,
(16--¿) [Fondos digitalizados de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, A 109/085(044)].
8
D. GÓMEZ DÍAZ, Bajo el signo del cólera y otros temas sobre morbilidad, higiene y salubridad
de la vida económica almeriense (1348-1910), Almería, 1993, p. 148.
9
En 1660 Diego López compró, por 4.000 reales, a Martín y Catalina de Zavala, una casa en la
calle Real “que alinda con casas de Sebastián de Utrera y con casas de Juan Muñoz y D.
Antonio Calizano”, [(A)rchivo (H)istórico (P)rovincial de (Al)mería, P. 667, f. 146)].
56
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
dar de limosna, por cada una de ellas, cuatro reales, con condición que si el capellán de dicha
capellanía las pudiere decir las diga, y a eso le obligamos, y, si no las dijere, las encargamos
a los señores beneficiados, que son o fueren de esta villa, para que por el sacerdote, de su
voluntad, las manden decir en dicha tribuna, porque nuestro fin es el fruto que se saca de las
personas que no pueden oír( misa) en la iglesia, y en dicha tribuna sí”10. Los fundadores,
con perspicaz previsión, dispusieron que “en caso de que algún día o días, por algún
accidente preciso no se pudieren decir en la dicha tribuna, es nuestra voluntad se digan en la
iglesia parroquial”11. La dotación estaba constituida por una casa, en la calle Real, un
cortijo de 15 fanegas en el arroyo de Guainos y 16 marjales de regadío, en el pago
de Arribate, en total con la jugosa cantidad de 1.500 ducados12.
La segunda vinculación fue fundada en el testamento, otorgado el 22 de enero
de 1698, por D. Tomás de Medina y Alcántara, perteneciente a una de las princi-
pales familias de la oligarquía abderitana13, que, en 1655, había obtenido uno de
los beneficios de la iglesia parroquial gracias a la capellanía fundada por su madre,
el 17 de noviembre de 1653, que le reservaba misa, como hemos visto, el último
día de la semana14. En aquellas fechas, consciente el licenciado de la necesidad de
catequización de aquel estrato social, lo que vino a hacer fue consolidar el culto en
la capilla; de tal manera que, tras mandar que se dijesen por su alma 1.000 misas
rezadas, precisaba que los llamados a su vínculo debían decir o hacer decir 52 de
ellas, anualmente, cada domingo, en el altar y tribuna de Nuestra Señora del Mar,
al salir el sol “poco más o menos (…) en cuyo sitio las señalo por haber reconocido ser de
mucha utilidad, porque mucha gente pobre se quedaba sin oírla todos los domingos, por
10
A.H.P. Al., P.803, s.f.
11
Ibidem.
12
A.H.P.Al., P. 803, testamento de 5 de mayo de 1691.
13
Hijo de Cristóbal Linacero de Medina, contador de guerra de Adra, natural de Motril, y de Dª
Águeda de Alcántara y Retes. Esta dama era, a su vez, hija del también contador de guerra de
la plaza, Tomás de Alcántara, herido en el asalto turco a Adra, en octubre de 1620, y de Dª
Mariana de Retes. Dª Águeda otorgó testamento ante el escribano Juan Jerónimo Iluminatti
Segado, el 4 de octubre de 1673: en él ordenó que se dijesen por su alma e intención, entre
otras, 4 misas a Nuestra Señora del Mar en la iglesia parroquial de Adra (A.H.P.Al., P.803).
14
Su dotación estaba constituida por los siguientes bienes: la casa de su morada; un cortijo de 40
marjales en el pago de Algecira, junto al río de Adra, con tierras de riego y arboledas, y otro
cortijo de secano en el Trevolar, en la sierra de Adra, en el paraje conocido como “el pozo de
Segado”, de hasta 40 fanegas de sembradura. Aunque las tres posesiones estaban valoradas
en 2.000 ducados, la capellanía lo fue en 1.000 ducados de principal, correspondiendo per-
cibir al capellán 50 ducados de réditos anuales (A.H.P.Al., P. 803, testamento de Dª Águeda
de Retes de 4 de octubre de 1673). En 1867 era poseedor de la capellanía el presbítero, D.
Nicolás Utrera y Medina, que percibía de renta 8 reales de vellón anuales, pagaderos en el
mes de septiembre, sobre una parte de casa, situada en la cuesta de la Plaza, vendida a D.
Elías Carreño Ramos por D. Enrique Segado Medina, a la sazón teniente del regimiento de
infantería de Málaga nº 40 (A.H.P.Al., P.7.624, f. 135).
57
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
15
(A)rchivo de la (R)eal (Ch)ancillería de (Gr)anada, sig. 9.057, s.f. Los pescadores no acudían
a la iglesia parroquial para cumplir con el precepto de la misa por temor a publicar el mal
estado de sus ropas o vestidos.
16
Estaba constituido, sin contar numerosos morales dispersos en fincas ajenas, por los siguientes
bienes: la casa de su morada frente a la puerta pequeña de la iglesia parroquial de Adra; un
cercado de tapias, en el pago de la Rambla Honda, con viñas, tierra de riego, árboles frutales
y silvestres; un secano, en el mismo paraje, pero fuera del cercado, de 80 fanegas de tierra
de sembradura; 18 obradas de viña, en el pago del Condado; dos torreones de la muralla
de Adra, con sus viviendas, conocidos como “cubo de la cárcel vieja ” y “cubo de Olvera”,
comprados al Conde de Charni, capitán general de la costa del reino de Granada, con la
carga de su reedificación y un censo de 5 fanegas de trigo de renta anual, cargados sobre
el cortijo de Robles, en la sierra abderitana, que el concejo de Adra donó al beneficiado en
compensación a los gastos que realizó en Madrid, ante el Consejo de Hacienda, en el pleito
promovido por aquel, con resultado favorable, contra los recaudadores de la Corona que
pretendían implantar en la villa el impuesto de millones (A.R.Ch.Gr, Ibidem, s.f.).
17
J. SÁNCHEZ REAL, “La sacralización del…”, p. 53 y A.H.P.Al., P. 692, ff. 273r-282r. La capella-
nía subsistía el 10 de junio de 1842 (A.H.P.Al., P. 7.615, f. 176v).
18
A.H.P. Al., P. 669, ff. 33v-35v.
58
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
19
Sobre la familia Ibarra, vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, “Los Ibarra: hidalgos vizcaínos en tierras de
Berja”, Farua 8 (2005), p. 167.
20
A.H.P.Al. P. 692 ff. 344 y ss.
21
A.H.P.Al., P. 810, s.f. Martín Pablo de Moya estaba casado con Sebastiana Sevilla Calizano,
propietaria de la denominada “casa honda”, contigua a la tribuna.
22
A.H.P.Al., P.1.137, ff. 37r-42v.
23
A.H.P.Al., P. 828.
59
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
24
La “parte”, en el régimen retributivo de la pesca de bajura, es la cantidad que corresponde
percibir a un tripulante tras detraerse diversas cantidades de un fondo, constituido con el
importe de la primera venta del pescado, denominado “Monte Mayor”. Este fondo se divide
en dos partes: una que retribuye al armador de la embarcación y otra que se reparte entre los
tripulantes en función de sus responsabilidades en el trabajo. Si tenemos en cuenta todos los
posibles ajustes los recursos de la cofradía, en teoría, podían ser cuantiosos en períodos de
grandes capturas. No obstante, el ínfimo precio del pescado frustraba todas las expectativas.
25
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y Hermandades en la Almería moderna (historia y documen-
tos), Almería-Barcelona, 1997, p. 42.
26
Una costumbre similar de “lavado” del rostro de la imagen se producía en Roquetas de Mar
con Santa Ana, patrona local de los marineros, vid. J. LÓPEZ MARTÍN, La villa de Roquetas
de Mar, Almería, 1978, p.105.
27
Muestras de mandas testamentarias a la Virgen del Mar son las que siguen: Juan de Velasco, el
20 de octubre de 1667, manda que se digan por su alma 2 misas a “Nuestra Señora de la
Mar” (A.H.P.Al. P.802, s.f.); Leonor de Utrera, el 18 de julio de 1669, manda que se digan 4
misas a “Nuestra Señora de la Mar” (A.H.P.Al. P.802, s.f.); Luís de Palomares, el 20 de junio
de 1674, manda 2 misas a “Nuestra Señora de la Mar” (A.H.P.Al., P.803, s.f.); Francisco Ba-
rranco, el 5 de marzo de 1675, manda 4 misas a “Nuestra Señora de la Mar” (A.H.P.Al., P.
803, s.f.); Salvador Toledano, el 24 de agosto de 1696, manda a “Nuestra Señora de la Mar
doce misas en su Tribuna y Capilla” (A.H.P.Al., P. 803, f. 287); el 25 de septiembre de 1732,
Nicolás Tejeda, manda 2 misas a “Nuestra Señora de la Mar” (A.H.P.Al. P.805, s.f.); Marcos
Rodríguez Martín, el 29 de noviembre de 1732, manda 1 novenario de misas a Nuestra Se-
ñora del Mar (A.H.P.Al., P. 805, s.f.) y Juan Guerrero, el 27 de diciembre de 1757, reconocía
ser deudor a la Hermandad de Nuestra Señora del Mar de 20 reales que habían de pagarse
con cargo a sus bienes (A.H.P.Al., P.817, f. 27r).
60
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
28
“en las tormentas invocan su nombre casi tan frecuentemente como el de la Virgen del Mar de
Almería y Adra”, G. BRENAN, Al sur de Granada, Madrid, 1976, p. 95. Especialmente duros
y penosos eran los desplazamientos de los pescadores abderitanos hasta Ayamonte, en la
frontera con Portugal. En efecto, el 15 de febrero de 1775, Jerónimo Montero, Subdelegado
de Marina de Adra, declaraba que Francisco Íñiguez, vecino de dicha localidad, le había en-
comendado fabricar 900 cuerdas de esparto que, por su cuenta y riesgo, debían embarcarse
en Adra para dirigir hasta aquella “con todos los barcos que pasan a ella a ejecutarse en la
pesquera de la sardina” (A.H.P.Al., P.826, ff. 53r-54r).
29
A.H.P.Al., P.820, ff. 295r-296v y P.821, ff. 90r y 185r.
30
El topónimo sugiere la intervención de la Virgen en algún suceso; quizás su aparición milagrosa
o su intercesión en alguna situación embarazosa con piratas turcoberberiscos.
31
M. BURGOS MADROÑERO, Hombres de…, p. 134.
32
Ibidem, p. 82.
61
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
los castillos de la costa, que “se suponen con jurisdicción sobre ellos y se figuran capitanes
de puerto y árbitros para sacar derechos como tales o como jefes de sanidad”33.
En esta crítica situación los oficiales de la Armada, tutelares del gremio de
mareantes desde la creación de la matrícula de mar, en 1737, buscaron solu-
ciones imaginativas intentando obtener rentas persistentes que asegurasen, de
alguna manera, la financiación de la cofradía, aunque las medidas fracasaron.
Así, en 1775, Manuel Sánchez Nieto, teniente de capitán del regimiento de
caballería de la costa, donaba el beneficio de media barca de jábega a Jerónimo
Montero Ferrer, subdelegado de la jurisdicción de Marina de Adra y hermano
de la cofradía de la Virgen del Mar, para que este lo invirtiese en “ayuda a el
gasto de cera que se consume en la tribuna de Nuestra Señora del Mar, de esta villa,
que corre a su cargo, por su mucha devoción, y por estarlo al de los matriculados de
esta playa, por ser privativa suya”34. El subdelegado, en 1777, fundó una obra pía
en su testamento en el que declaraba: “es mi voluntad que la barca de jábega que
su principio tubo el primer origen para culto de Nuestra Señora del Mar por D. Manuel
Sánchez, ya difunto, se quede ésta para dicha imagen y sus productos, como las partes
de monedas que tengo en otras barcas, se agreguen a esta obra pía para adorno, y que
dicha imagen esté adornada y venerada como corresponde”35. El 12 de diciembre de
1782, el administrador de la obra, D. José Antonio Rodríguez Barrera, benefi-
ciado y cura castrense de la iglesia parroquial de Adra, elevó una petición a D.
Francisco de Vera, canónigo de la catedral de Granada y teniente vicario de los
reales ejércitos, exponiendo la difícil situación económica en que aquella se
hallaba, pues a pesar de ser la barca uno de sus mayores recursos “con motivo
de hallarse toda la gente del mar en los reales bajeles de S.M.”, no había persona que
la usase “estando parada sin fructificar mucho tiempo, con lo que se experimentaba
el mayor daño, por cuanto se iba abriendo toda ella, y llegaría el caso de que quedase
inutilizada, todo en perjuicio de dicha obra pía”36. El vicario accedió a la petición y
33
Ibidem, p.141.
34
A.H.P.Al., P. 826, f. 62r-v y J. SÁNCHEZ REAL “La sacralización…”, p. 53.
35
A.H.P.Al., P. 827, f. 313v.
36
En 1738, José Patiño, ministro de marina de Felipe V, instituyó la matrícula de mar,
organización que permitía a los hombres del mar gozar del fuero de marina y les
eximía de impuestos en la venta de sus productos, pero que, a cambio, obligaba
a todos los matriculados hábiles, excluyendo ancianos, impedidos y niños, a pres-
tar servicio en la real armada. Las respuestas generales del Catastro de Ensenada
reflejan con toda crudeza la situación “porque, con el motivo de las ordenanzas
expedidas para que ninguno pueda ser travajador de varcas de pesquería, sin estar
matriculado para servir en la real armada, se an aniquilado enteramente todos los
travajadores y personas que se aplicaban a este ejercicio, y ya no se encuentran
trabajadores para las varcas, sino es algunos hombres viejos e inútiles y muchachos,
62
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
de forma que las faenas precisas no pueden hacerse; y lo mismo en los barcos de
palangre, por lo qual se ba extinguiendo la pesquería” (Archivo Histórico Provincial
de Granada, sala 4, secc. Hacienda, cat. de Ensenada, lib. 947, ff.136v-137r). La
resistencia de los pescadores no era baladí: las guerras, especialmente la que la Co-
rona española sostenía, a la sazón, contra Inglaterra, multiplicaban los riesgos de
lesiones o muerte. Sin ir más lejos, en la toma de la Habana por los ingleses, el 14
de julio de 1762, perdieron la vida los marineros abderitanos Nicolás de Montes,
José Bravo y Antonio Crespo y, aún dos años después, sus respectivas viudas, Leo-
nor de Tapia, Catalina Gómez e Isabel de Montes, no habían percibido los sueldos
devengados por los fallecidos, por cuya razón apoderaron, el 16 de enero de 1764,
al procurador D. Nicolás de Moya, vecino de Cádiz. Las gestiones de cobro, reali-
zadas por este, no dieron resultado pues el 10 de febrero de 1779 aquellas reitera-
ban la petición (A.H.P.Al., P. 820, f. 7r y P.829, ff.27v-29v). El 1 de junio de 1752,
el marinero Juan de Olmedo apoderaba al mismo procurador gaditano para que
percibiera su sueldo de inválido, tras resultar herido en una pierna, en dicho año,
en un abordaje efectuado por un bajel de la Armada a un navío turco (A.H.P.Al.,
P.813, s.f.). El 22 de abril de 1779, Francisco Fernández apoderaba a José de Olvera
para que percibiera los sueldos devengados por Juan Fernández, su hijo, que falle-
ció en la Real Armada (A.H.P.Al., P.829, f.61). El 29 de febrero de 1784, Bárbara de
Crespo apoderaba a Juan de Medina para que percibiera las cantidades devengadas
por su difunto marido, Sebastián Martín Barranco, que “invió en los reales bajeles
de S.M. de artillero y falleció en el navío llamado “Santo Domingo”, habiéndose
volado este en el sitio del estrecho el día de San Antón Abad día diecisiete de enero
de 1779” (A.H.P.Al., P.832, f. 10).
37
A.H.P. Al., P. 831, ff. 12r-13v.
38
A.R.Ch. Gr., sig. 9.057, s. f.
39
M. L. LÓPEZ MUÑOZ, “Ermitas y…”, p.170.
40
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…, p. 41. En 1876 existía una Asociación de la Virgen del Mar
presidida por el Ayudante de Marina, Pareja y Abella, vid. J. L. RUZ MÁRQUEZ, Adra, siglo
XIX, Almería, 1981, p. 243.
63
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
41
J. L. RUZ MÁRQUEZ, Adra, siglo…, p. 150.
42
Dicha organización estaba presidida, a la sazón, por el armador Nicolás Linares
Martín.
43
El 4 de septiembre de 1749 Miguel Ángel Gnecco consideraba, en su testamento, patrona de
Adra a la Inmaculada Concepción (A.H.P.Al., P. 709, ff.572r-574v), al igual que el escritor y
periodista abderitano Ramón Blasco Segado, vid. “Adra. Apuntes para su historia”, folletín
de la Crónica Meridional, Almería, 1891.
44
P. MADOZ, Diccionario geográfico-histórico-estadístico de España y sus posesiones de Ultra-
mar. Madrid, 1845, t. I, p.88 y J.L. RUZ MÁRQUEZ, Adra, siglo…, p. 184.
64
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
45
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…, pp.41 y 45.
46
La Alquería quedó despoblada después de la rebelión morisca, vid. J. SÁNCHEZ REAL, “La
Iglesia de la Alquería”, Farua, Extra I (2006), p. 231 y V. E. RODRÍGUEZ SEGADO, “La lucha
por la tierra en Adra”, Farua 9-10(2006-2007), p.88.
47
Fue impulsada por los arzobispos Martín de Azcargorta (1693-1719) y Francisco de Perea y Po-
rras (1720-1733), vid. J. SÁNCHEZ REAL, “La Iglesia…”, p. 234 y J. J. LÓPEZ-GUADALUPE
MUÑOZ, “Religiosidad popular e imagen. La iconografía de la Virgen de las Angustias de
Granada en el siglo XVIII”, en La religiosidad popular y Almería, Almería, 1998, p. 395.
48
Muestras de mandas testamentarias a esta advocación son las que siguen: Francisco
Capilla, el 11 de junio de 1726, declara: “he criado un zarzo de seda para Nuestra
Señora de las Angustias, sita en la Iglesia de la Alquería (…) declárolo (…) para que
luego se le de” (A.H.P.Al., P.804, s.f.); Cristóbal García, el 10 de febrero de 1735,
manda que “a Nuestra Señora de las Angustias de la Alquería se le digan tres misas
rezadas” (A.H.P.Al., P. 806, s.f.); Eusebia Abad, el 6 de febrero de 1738, manda que
“se digan dos misas rezadas en la Iglesia de La Alquería anejo de esta villa (…) a
Nuestra Señora de las Angustias” (A.H.P.Al., P.807, s.f.); Miguel Linares, el 26 de
febrero de 1738, ordena que “a Nuestra Señora de las Angustias, que se venera
en la Iglesia de la Alquería, se le den cuarenta y cinco reales de vellón” (A.H.P.Al.,
P.807, s.f.); Nicolás Barranco, el 3 de agosto de 1747, declara: “es mi voluntad se
den de mis bienes a Nuestra Señora de las Angustias sita en esta Alquería cincuenta
reales de vellón” (A.H.P.Al., P. 810, s.f.); Manuel Lidueña Sánchez, el 4 de marzo
de 1802, manda “que se digan tres misas rezadas a Nuestra Señora de las Angustias
y que se entregue a su hermandad ciento cincuenta reales de limosna” (A.H.P.Al.,
P.843, f. 39).
65
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
49
A.H.P.Al., P. 1.137, ff. 37r- 42v.
50
A.H.P.Al., P.828.
51
A.H.P. Al., P. 829, f. 265.
52
Escritura de 2 de marzo de 1735 (A.H.P.Al., P. 806, s.f.).
53
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…, p. 45.
66
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
54
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…., p. 44.
55
J. J. LÓPEZ GUADALUPE MUÑOZ, “Religiosidad popular…”, pp. 400-404.
67
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
afirma Sánchez Real, tuvo en la Alquería una gran virulencia56. Para reponerla, en
la posguerra, el párroco de dicha iglesia, el virgitano D. Diego Cara Prados, encargó
la ejecución de una nueva talla, de autor desconocido, de escaso valor artístico, que
actualmente se venera.
La Inmaculada Concepción
56
J. SÁNCHEZ REAL, “La Iglesia…”, p. 238.
57
Entre los primeros y más firmes defensores de la doctrina estaban los jesuitas y los detractores se
alineaban en las filas de los dominicos. La asunción de este dogma de fe no se produjo hasta
el 8 de diciembre de 1854 cuando Pío IX lo proclamó en la bula “Ineffabilis Deus”. El cénit
de su culto en España se produjo tras ser declarada por breve del papa Clemente XIII, de 8
de noviembre de 1760, a propuesta del rey Carlos III, “especial patrona y abogada declarada
de todos los Reynos y dominios de España y de las Indias”, convirtiéndose su día, por tanto,
en fiesta oficial, vid. J. J. LÓPEZ MARTÍN, El Triunfo de la Inmaculada Concepción, Almería,
2004, pp. 82,83, 158 y 159.
58
V. SÁNCHEZ RAMOS, “Repobladores y…”, p. 173.
59
J. M. GÓMEZ-MORENO CALERA, “Arte y Marginación. Las Iglesias de Granada a finales del
siglo XVI”, en La Religiosidad Popular y Almería. Actas de las III Jornadas, Almería, 2004,
p.309.
68
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
el que ejército y clero iban de la mano60. Sin duda, gran parte de su fuerza se
debía al carácter esencialmente castrense de la plaza, que no debió ser ajeno
a la devoción, dado que la Inmaculada Concepción es considerada patrona de
los ejércitos61. Los avatares militares por los que pasó la imagen y la villa no
hicieron sino reforzar esta ligazón con la fuerza armada de Adra, que secundó
su devoción bajo tintes providencialistas. En uno de los relatos, que describe el
asalto turco a Adra en 1620, se dice que un hombre “entró en la Iglesia y tomó
60
Ejemplos de la intensa devoción a la Inmaculada Concepción son las mandas que
siguen: Sebastián Delgado de Luna, el 21 de diciembre de 1667, manda que se
digan 10 misas “a la Virgen de la Concepción” (A.H.P.Al., P. 802, s.f.); Isabel Rodrí-
guez Peña, el 6 de noviembre de 1670, manda 50 reales “para ayuda a un manto
a Nuestra Señora de la Concepción de esta parroquia” (A.H.P.Al., P. 802, s.f.); Luis
de Palomares, el 20 de junio de 1674, tras declarar que es hermano de la Cofradía
de Nuestra Señora de la Concepción, manifiesta: “es mi voluntad se digan diez
misas aplicadas a Nuestra Señora de la Concepción” (A.H.P.Al., P. 803, s.f.); Lucía
Rodríguez, el 7 de abril de 1729, manda que “se den quarenta reales a la cofradía
del Santísimo Sacramento y Concepción de nuestra Señora de quien soy escla-
va” (A.H.P.Al., P.805, s.f.); Pedro Rodríguez Lara, el 18 de marzo de 1738, manda
“ocho misas rezadas a Nuestra Señora de la Concepción” (A.H.P.Al., P.809, s.f.);
Miguel Ángel Gnecco, el 4 de septiembre de 1749, manda en su testamento 12
misas “a la imagen de Maria Santísima de la Concepción mi abogada y protectora,
patrona de la dicha villa de Adra, que se sirve en su parroquial, para que interceda
y pida por mi salvación a su hijo Santísimo, que es lo que desea todo fiel cristiano,
de quien soy hermano y del Santísimo Sacramento, unidas cofradías que se sirven
en dicha parroquia” (A.H.P.Al., P. 709, ff.572r-574v); María Antonia Gnecco, el 1
de diciembre de 1766, manda que se den a “María Santísima de la Concepción
un vestido de tela que se le costee” (A.H.P.Al., P.821, f. 192); María Abad, el 20
de enero de 1770, manda que “se den a María Santísima de la Concepción (…)
diecisete celemines de cebada y quatro docenas de cohetes para que se disparen la
víspera de sus días” (A.H.P.Al., P.822, ff. 26r-27v); Sebastián Sánchez de Mayor, el
27 de junio de 1792, dice que: “es mi voluntad se den por una vez de limosna para
su culto a María Santísima de la Concepción treinta reales de vellón” (A.H.P.Al.,
P.838, ff. 27r-33r).
61
El alférez Juan de la Cerda, en su testamento de 4 de abril de 1623, fundó una memoria en la
que incluía, entre otras, 2 misas “a Nuestra Señora la Virgen Maria, madre de mi redentor y
salvador Jesucristo, y otra a su Santísima Pasión que por los méritos de ellas perdonen mis
pecados” (A.H.P.Al., P.801). El gobernador de Adra, Diego Felipe Enríquez de Luna, mandó,
en su testamento de 8 de septiembre de 1777, que se compraran “dos velos de seda de flores,
uno para Nuestra Señora de Gádor y otro a Nuestra Señora de la Limpia y Pura Concepción,
que se venera en la iglesia de Adra” (A.H.P.Al., P. 738, ff. 118r-122v). El subdelegado de
la jurisdicción de Marina de Adra, Jerónimo Montero Ferrer, declaraba en su testamento,
de 28 de noviembre de 1777, que era “hermano mayor de la Limpia y Pura Concepción”
(A.H.P.Al., P. 827, ff. 312r-314v).
69
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
62
R. BLASCO SEGADO “Adra. Apuntes…”. Como dice Javier Sánchez Real es imposible que
Pedro de Mena fuera el autor de la imagen pues nació en Granada en 1628; es decir, 8 años
después del saqueo.
63
Archivo Parroquial de Adra, lib. 4º de entierros, f. 6r.
64
A.H.P.Al., P.1.137, ff. 37r-42v.
65
A.H.P. Al., P. 838, ff. 27r-33r.
66
A.H.P.Al., P. 832, f. 27r.
67
A.H.P.Al., P.842, ff. 176r-178v.
70
Advocaciones marianas más populares de Adra (Almería) en la Edad Moderna
68
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…, p.41.
69
J. SÁNCHEZ REAL, “La arquitectura religiosa de las Alpujarras; Un patrimonio poco conocido”,
en Legado arquitectónico y turismo rural (Actas de las I Jornadas de Patrimonio de la Alpuja-
rra), Almería, 2000, pp. 63-98.
70
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…, p.41. En septiembre de 1848 D. Pedro Alcántara Cáceres,
presbítero exclaustrado de Murtas, donó 290 reales “a favor de Nuestra Señora Purísima
Concepción que se venera en esta iglesia” (A.H.P.Al., P. 7.617).
71
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
realzó la imagen con una peana que presenta tres ángeles con cuerpo de acanto,
unidos por guirnaldas de flores, sobre las que se sitúa un escudo con el anagrama
del Ave María71.
71
J. SÁNCHEZ REAL, Avance del Inventario de la Escultura de la Iglesia Parroquial de Adra, Adra,
2004 (inédito).
72
ALGUNAS NOTICIAS DE LA LABOR PASTORAL DEL
DR. DON ANTONIO ALCAYNA GUIRAO, CURA
DE VÍCAR (ALMERÍA) Y PROCURADOR EN LAS
CORTES DE CÁDIZ
Rosalía FERNÁNDEZ AMADOR
Juan Pedro VÁZQUEZ GUZMÁN
(Dpto. de Historia del IEA)
Guión
Introducción
El tránsito del XVIII al XIX
Don Antonio Alcayna Guirao
La labor sacerdotal de nuestro personaje
Bibliografía
Introducción
73
Rosalía Fernández Amador y Juan Pedro Vázquez Guzmán
74
Algunas noticias de la labor pastoral del Dr. Don Antonio Alcayna Guirao, cura de Vícar ...
1
Recientemente (2006) José Domingo Lentisco ha publicado en el Diccionario Biográfico Alme-
riense editado por el IEA, pp. 28-29, una reseña sobre don Antonio y en las citas bibliográ-
ficas recoge los tres trabajos que tratan el tema: Bernabé y Lentisco, Antonio María (1931);
Palenques Ayén, Fernando (1917) y Quirós, Paulino (1911).
75
Rosalía Fernández Amador y Juan Pedro Vázquez Guzmán
los objetivos de este trabajo. Con los datos que conocemos trataremos de elaborar
un breve esbozo biográfico que nos ayuden a situar a nuestro personaje, a conocer
su entorno y a tener una perspectiva de su vida en el apasionante tiempo que le
tocó vivir y del que voluntariamente se convirtió en destacado protagonista.
Nació don Antonio el 19 de enero de 1755 en la villa de María, semillero de
sacerdotes. Hijo de Antonio y de Josefa y pasó su infancia en su pueblo natal. Tras
obtener una beca para el Seminario de San Miguel de Orihuela, realizó en él los es-
tudios eclesiásticos y amplió su formación académica con el bachiller, la licenciatura
y el doctorado en Teología, alcanzando el sacerdocio en febrero de 1779.
En 1783 opositó en el Concurso general a los curatos del obispado almeriense
y obtuvo el nombramiento en primer lugar para el curato de Vícar al que dedicó
su labor los cinco años siguientes de su actividad pastoral y de los que trataremos
en el punto siguiente de este trabajo.
En 1789 oposita a la canonjía de Magistral de la colegiata de Baza y ese mismo
año en el Concurso general del Obispado almeriense obtiene el curato de Cuevas
dotado con una renta anual de 25.658 reales de vellón, cantidad importante en
aquella época.
La estancia en Cuevas se prolongará hasta mayo de 1815 con la excepción de
la ausencia por sus deberes como diputado durante el periodo 1810-1813 si bien,
en el transcurso del mismo, siguió cumpliendo su labor sacerdotal para con sus
feligreses cuevenses, enviándoles periódicamente sermones desde Cádiz para que
fuesen leídos los domingos en su parroquia.
Finalizada la contienda y devuelto al trono de España Fernando VII comenzó
una dura represión contra los liberales y su obra, incluida la propia Constitución
gaditana. Don Antonio, gran trabajador como diputado, pero que por su condición
de clérigo, su ideología o su visión de cual debía ser el modelo de País, estaba más
próximo a los postulados conservadores que a los liberales dentro de las Cortes, lo
que no le hacía aparecer ante los ojos del nuevo rey como integrante de las filas
liberales. El monarca al parecer, le propuso para ocupar las sedes episcopales de
Mallorca y la Seo de Urgel a lo que él se negó repetidamente.
Sí aceptó Alcayna el nombramiento real como Dignidad de Chantre de la Ca-
tedral de Orihuela como era su deseo y de la que tomó posesión el día 2 de junio
de 1815 y en la que permaneció hasta el día 25 de octubre de 1826 en que falleció,
siendo enterrado en Panteón del Cabildo del cementerio extramuros de Orihuela2.
No podemos dejar de dedicar unas líneas a la labor política del Dr. Alcayna en
las Cortes de Cádiz que como sabemos por iniciativa de Calvo de Rozas se habían
convocado el 18 de junio de 1810, después de que la Junta Central formada el 21
2
Los datos biográficos que hemos manejado proceden de la obra de Paulino Quirós citada en la
bibliografía del final del trabajo.
76
Algunas noticias de la labor pastoral del Dr. Don Antonio Alcayna Guirao, cura de Vícar ...
3
Las actuaciones parlamentarias de don Antonio las recoge José María García León en su obra
reseñada en la bibliografía al final de estas páginas.
4
Recogido por Don Adolfo de Castro en su obra citada en la bibliografía, pp. 729-730.
77
Rosalía Fernández Amador y Juan Pedro Vázquez Guzmán
durante los tres meses de Julio a Octubre que se vieron obligados a detenerse y peregrinar
desde Cartagena a Santa Pola, hasta llegar a Cádiz con retraso, no obstante sus marchas
por país libre de enemigos y las órdenes y auxilios de la superioridad.
Cuanto haya sufrido el Sr. Alcayna por las mismas causas podemos por ende conjetu-
rarlo teniendo además en cuenta que las Cortes mandaron buques de guerra a mediados
de Diciembre de 1810 con objeto de recoger a los diputados levantinos que aun no habían
podido, como aquel, realizar su viaje. Lo cierto es que él (Alcayna) desaparece de Cuevas a
principios de dicho mes y año, no reapareciendo en los libros del Archivo parroquial donde
siempre escribe y rubrica las actas en que intervino.
En el esbozo que Quirós realiza de don Antonio, lo encuadra en el grupo de
diputados conservadores: “Al sentarse por primera vez en el Congreso, ya se acentuaban
en él las divisiones que con los nombres de tradicionalistas y liberales han llegado en España
hasta nuestros días…”.
Como es natural, dados sus ideas, sentimientos y educación, no tardó en adherirse a los
primeros, según es fama entre sus parientes…”.
Continúa Quirós comentando la labor parlamentaria de Alcayna resaltando
su labor de oposición a la venta de Melilla y los Presidios a Marruecos en 1811,
argumentando que “iba contra el juramento prestado, enajenar esa parte de la patria, bien
necesitada de aquellos puertos de refugio contra los invasores de la Península, y era y era
también deber de todo gobernante español no contravenir respecto a Africa lo dispuesto en
el testamento de Isabel la Católica”.
Don Antonio, una vez concluida la labor de las Cortes vuelve a sus ocupacio-
nes pastorales en la parroquia de Cuevas a finales de 18135.
5
Quirós, Op. Cit., pp. 42-44.
6
Ibídem, p. 37.
78
Algunas noticias de la labor pastoral del Dr. Don Antonio Alcayna Guirao, cura de Vícar ...
7
Los antecedentes familiares de los Zamora están tratados en: Fernández Amador, R. Sánchez
Ramos, V. y Vázquez Guzmán, J.P. (1999): “Entre Beja y Vícar o el ascenso de una familia de
labradores: los Fernández del Amigo”, en la Revista de Humanidades y C. Sociales del IEA,
Almería, pp. 121-132.
8
Archivo Parroquial deVícar, Libro 1º de Colecturía de Misas de Vícar y Roquetas. Año de 1700,
f.125 r.
9
Ibídem, f. 126 r.
10
Ibídem, ff. 102v-103r.
79
Rosalía Fernández Amador y Juan Pedro Vázquez Guzmán
11
Ibídem, ff. 103 r/v.
12
Las actividades de las cofradías de Vícar y los roces con el obispado almeriense están tratadas
en: Vázquez Guzmán, J.P. (2003): Vícar: un pueblo, una historia, IEA-Ayunt. de Vícar, pp.
112-135.
80
Algunas noticias de la labor pastoral del Dr. Don Antonio Alcayna Guirao, cura de Vícar ...
Pedro Gutiérrez Torres y después se pasó a las cuentas que se dieron apresencia del nuevo
mayordomo y Piostre con asistencia del Dr. Dn Antonio Alcayna como Presidente de
dcha. Junta…”13. Apareciendo al final del acta la firma de don Antonio, cuya efica-
cia como presidente parece desprenderse de las anotaciones realizadas en el libro
de Cofradías tras su examen en la visita pastoral que el dos de octubre de 1784
efectuó el Obispo almeriense don Anselmo Rodríguez, en las que se recoge que “...
habiendo reconocido todas sus cuentas desde la anterior visita, las halló puestas con bastante
expresión y claridad y sin agravio alguno notable porlo qe dijo S.S.I. las aprovava y aprovovó
quanto ha lugar en dro…”14 .
Sigue apareciendo la firma de don Antonio en las sucesivas actas de las reunio-
nes cofrades de Vícar, incluso se encarga de la redacción de las mismas de su puño
y letra como en las correspondientes a los años 1785 al 1789. A partir de 1790
ya aparece presidiendo las reuniones de las cofradías don Juan Marín Valdó “cura
propio de esta Parroquia”. En la visita que en el año de 1789 realiza a la parroquia de
Vícar el cura propio de la parroquia de Tabernas cumpliendo el mandato del Sr.
Obispo de Almería don Anselmo Rodríguez se vuelve a dejar constancia escrita de
la buena labor del Dr. Alcayna: “…y habiendo examinado todas sus cuentas desde la an-
terior hasta esta visita, las halló estampadas con la devida formalidad, arreglo y expresión,
sin advertirse agravio alguno considerable, por loqe dijo S. Merz. Las aprovava y aprovó
como ha lugar en derecho…”15.
Las anotaciones con reconocimiento a la correcta contabilidad de las cofradías
dejan traslucir la seria labor desempeñada durante las presidencias de don Antonio.
Esta circunstancia de claridad en la contabilidad cofrade y ausencia de conflictos
no constituyó precisamente la tónica dominante en la actividad cofrade en Vícar,
salpicada en ocasiones por irregularidades contables y enfrentamientos con la au-
toridad religiosa.
Tras su cese en Vícar pasó a desempeñar su labor sacerdotal en el curato de
Cuevas durante casi veinticinco años; desde el 30 de enero siguiente a su cese
en Vícar hasta mediados de mayo de 1815 (Quirós, Pag. 37). En este periodo de
Cuevas, don Antonio, como hemos reseñado, desarrolla su labor política como di-
putado en Cádiz, aunque como también hemos reflejado no descuidó el contacto
con sus fieles cuevenses.
Recoge Quirós en su estudio que tras el regreso de Fernando VII y queriendo
premiar los méritos del Dr. Alcayna fue propuesto para los obispados de Mallorca
y La Seo de Urgel, nombramientos que declinó aceptar, aunque sí lo hizo con el
Chantre de la Catedral de Orihuela, canonjía de la que tomo posesión el 2 de junio
13
Archivo Parroquial de Vícar, Libro de Cofradías y Hermandades, v.II, f. 129 r- 130v.
14
Ibídem, f.131 r.
15
Ibídem, f.134v.
81
Rosalía Fernández Amador y Juan Pedro Vázquez Guzmán
16
Quirós, Op. Cit. Pp. 46-47.
17
Ibídem, ff. 48-50.
82
Algunas noticias de la labor pastoral del Dr. Don Antonio Alcayna Guirao, cura de Vícar ...
Don Antonio entregó su alma a Dios a las cuatro de la tarde del día señalado.
Finaliza Quirós sus apuntes biográficos sobre nuestro personaje, proclamando con
humildad que la talla del biografiado merecería mejor biógrafo. Nosotros en este
trabajo sólo hemos tratado de añadir unas pocas líneas en la trayectoria de este
ilustre almeriense injustamente ignorado por muchos de sus paisanos.
Bibliografía
CASTRO, Adolfo de. (1858): Historia de Cádiz y su provincia desde los remotos tiempos hasta
1814, Imprenta de la Revista Médica, Cádiz, Edic de 1985.
DURÄN LÓPEZ, Fernando:(2006): Crónica de las Cortes del Semanario Patriótico 1810-1812.
GARCÍA LEÓN, José María (2006): Los diputados doceañistas. Una
aproximación al estudio de los diputados en las Cortes Generales y Ex-
traordinarias(1810-1813), Ayuntamiento de Cádiz.
MARLIANI, Manuel (1840): El reinado de Fernando VII, Biblioteca de la Historia de España
nº 11, Madrid, edic. de 1986.
QUIRÓS, Paulino (1911): Biografía del Doctor Don Antonio Alcayna y Guirao Diputado a Cortes
en 1810-1813. En la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses, tomo II, cuaderno
II, pp. 23-52.
VÁZQUEZ GUZMÁN, Juan Pedro (2003): Vícar: un pueblo, una historia, Almería, IEA-
Ayuntamiento de Vícar.
83
URBANISMO CRISTIANO: RELIGIOSIDAD,
ESPACIO Y PODER EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA
ALMERÍA CRISTIANA
José María GARCÍA REDONDO
Universidad de Granada
1
Conocemos dos versiones de las Capitulaciones de Almería -las de Baza, 10 de diciembre se
1489 y Écija, 11 de febrero de 1490- diferentes en forma, semejantes en esencia.
2
Vid. SEGURA GRAÍÑO, C.; El Libro del Repartimiento de Almería. Editorial de la Universidad
Complutense, Madrid, 1982.
3
En su mayoría habrían de ser varones solteros, caballeros y soldados que participaron en la
toma. Es significativo un relativo porcentaje femenino dedicado a la prostitución del que
tenemos noticia por las constantes alusiones a las dos mancebías que existían en la ciudad
en el momento del Repartimiento, siendo una de ellas conocida para entonces como la man-
cebía vieja (vg. Libro del Repartimiento de Almería -en adelante LRA- f. 135 v.).
85
José María García Redondo
4
LRA f. 1 v.
5
LRA f. 4 : “Para Santo Francisco doze tahullas de huertas, en lo qu’está señalado”
6
LRA f. 1 v.
7
LRA f. 6 v.
8
ANDÚJAR CASTILLO, DÍAZ LÓPEZ y LÓPEZ ANDRES; Almería moderna. Siglos XVI-XVIII, Al-
mería, 1994, pp. 49 y ss.
9
Tiene su traslado en LRA f. 8
10
LRA ff. 13 y 13v.
86
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción de la Almería cristiana
11
Vid. SEGURA DEL PINO, M. D.; “La religiosa morisca a través de los testamentos”, en RUIZ
FERNÁNDEZ, J. y SÁNCHEZ RAMOS, V. (coords.); Actas de las I Jornadas de Religiosidad
Popular. Almería 1996, IEA, Almería 1998, pp. 157-167. “La religiosidad de los primeros
repobladores de Almería a través de los testamentos”, en RUIZ FERNÁNDEZ, J. y SÁNCHEZ
RAMOS, V. (coords.); La religiosidad popular y Almería, Almería 1998, IEA, Almería 2001,
pp. 139-149.
J
IMENEZ JURADO, M.I.; “La presencia de religión musulmana, de cristiana y de superstición en
las cartas de testamento en Almería (siglo XVI)” en en RUIZ FERNÁNDEZ, J. y VÁZQUEZ
GUZMÁN, J. P. (eds.); La religiosidad popular y Almería, Actas de las IV Jornadas, IEA, Alme-
ría 2005, pp. 193-199.
12
BERNÁLDEZ, A.; Memorias del reinado de los Reyes Católicos, Madrid, 1962, p. 211.
13
Afirma Caro Baroja que los cristianos viejos llegan al Reino de Granada con aires de vencedo-
res, como si de ellos dependiera la seguridad de la Corona. CARO BAROJA, J.; Los moriscos
del Reino de Granada, Madrid, 1976.
14
CABRILLANA, N.; Almería morisca, Universidad de Granada, Granada 1989, p. 25.
87
José María García Redondo
15
Vg. LRA ff. 8 v. y 9 v.
16
LRA f. 13 v.
17
LRA ff. 79 v., 82 v., 83, 84, 87 v., etc.
18
LRA f. 39 v.
19
TAPIA GARRIDO, J.A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992, p.
18.
20
Desde la erección de 1505 se deja de usar la advocación compartida para ser denominada
únicamente de San Pedro. Esta iglesia de San Pedro y San Pablo corresponde a la actual San
Pedro el Viejo, la parroquia de San Pedro que hoy conocemos se levanta sobre lo que fue
convento de San Francisco.
88
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción de la Almería cristiana
después San Juan y luego Santiago” siendo esto notorio y manifiesto en “el orden en que
han de llevarse las Cruces en las procesiones”21.
Si nos dejamos guiar por las referencias del Libro del Repartimiento, así como
de las noticias que recoge el Deán Orbaneja, podemos afirmar que en un primer
momento la erección de las parroquias en cierto modo respetó las mezquitas. Ex-
ceptuando la noticia sobre el origen de San Pedro y San Pablo22, podemos entender
que la autoridad competente respetó lo capitulado y no estableció las otras dos
parroquias sobre oratorios musulmanes. Sin embargo es probable que el afán con-
quistador y la exacerbada devoción de los primeros repobladores cristianos les lle-
varan a ubicar una serie de ermitas sobre anteriores mezquitas públicas y privadas.
Parece ser que durante mucho tiempo estuvo en la mentalidad popular que todas
las iglesias y ermitas de la ciudad habían sido mezquitas en tiempo de los moros,
sin embargo Orbaneja sólo acepta de esta condición, según la documentación que
maneja, las ermitas de San Juan Evangelista de la Alcazaba, que ya se citó, San
Gabriel, San Roque y Santa Lucía23. Parecida suerte corrieron en el repartimiento
otros oratorios musulmanes, generalmente de carácter privado, que fueron dados a
particulares como vivienda o corrales24, o bien pasaron a manos de los monasterios
ocupando su solar para su planta25.
Nos cuenta Orbaneja que posiblemente la parroquia de San Juan Bautista tuvo
su primera sede en “un corralón grande que alinda y tienen las casas principales... en
la plaçuela que llaman de los Zarçosas”, y hay noticia del momento en que el Deán
escribe que “de dicho corral era muy ordinario sacar cada día huesos de difuntos” 26.
Esta noticia, ya tardía, junto con las referencias que podemos extraer del Libro del
Repartimiento27, nos conducen a plantear su ubicación junto a la Plaza del Juego
de Cañas (actual Plaza Vieja) hacia la actual calle de la Reina28 por la que discurría
el lienzo de murallas que separaba la Medina de la Musalla. Incluso parece muy
probable que estuviese en la explanada de la Puerta de la Carnicería Vieja29 que el
21
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; Vida de San Indalecio y Almería ilustrada..., Almería 1699, p. 136.
22
Orbaneja afirma que es tradición que la parroquia de San Pedro (actual San Pedro el Viejo) se
emplazó en una mezquita, PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 134
23
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., pp. 136-137.
24
LRA, ff. 43, 202.
25
LRA, ff. 10 v., 11, 11v.
26
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 134
27
LRA, f. 46.
28
Tapia ubica esta iglesia y la plaza de los Zarzosa entre las calles Reina y Hércules; TAPIA GA-
RRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo I: Biografía de la ciudad, Almería 1992, p. 174.
29
Según la investigación arqueológica, esta área fue uno de los cementerios de la ciudad musul-
mana hasta la ampliación de la Musalla, lo que vendría a ratificar los hallazgos que presen-
ció Orbaneja.
89
José María García Redondo
Plano dedicado al Marqués de Canales (c. 170030) coloca en este mismo tramo de
la muralla. Tras el traslado de la Catedral a la Musalla esta parroquia se establecería
en los restos de la antigua mezquita mayor en 156031.
La parroquial de Santiago tuvo su emplazamiento primigenio en la parte supe-
rior de la calle Real32, en lo que hoy podría ser el solar del convento de las Claras33.
Orbaneja amplía esta información explicando que se erigió “en una planicie que
está a las espaldas de las casas principales de el Mayorazgo de los Caballeros Briceños”34,
y añade que después del traslado su actual localización el perímetro se cercó con
una tapia y se puso una “cruz grande” como muestra de que aquel lugar, al que
llamaban Santiago el Viejo, había sido sagrado.
Antes de la creación de las parroquias los Reyes Católicos habían fundado los
conventos de San Francisco, Santo Domingo y de la Santísima Trinidad. Don Juan
López ha localizado en el Archivo Vaticano el informe de la Visita ad limina de 1815
en el que consta que estos tres conventos fueron fundados por decreto real en
149235. El convento San Francisco de la Observancia es reconocido por Orbaneja
como el más antiguo de la ciudad36 y parece tener sitio previo al Repartimiento37.
Suscitaron los frailes de este monasterio, sito en la parte oriental de la Musalla (en
la actual iglesia de San Pedro), una gran devoción entre las gentes de Almería, así
es referido en Almería Ilustrada38, con una milagrosa efigie de la Santa Verónica y
otra imagen y cofradía de Jesús Nazareno. Igualmente es probado dicho afecto
por la cantidad de personas que en sus testamentos solicitan enterramiento en San
Francisco o el amortajamiento con los hábitos de la Orden39.
30
Aunque en el Plano original conservado en el Archivo Municipal de la Ciudad aparece la cifra
de 1600 bajo el título, las investigaciones de Manuel Gómez Cruz lo datan más tardío, véase
“Cartografía de la ciudad de Almería en el siglo XVIII” en LÁZARO, R. (ed.), I Encuentro de
Cultura Mediterránea. Homenaje al Padre Tapia, Almería 1988, pp. 289-321.
31
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
p. 133.
32
LRA, f. 13 v.
33
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
p. 18
34
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 136.
35
LÓPEZ MARTÍN, J.; La Iglesia en Almería y sus Obispos. Tomo I, Almería 1999, p. 167; cita 50:
Arch. Vat. Rel., 34, ff. 193-195 v.
36
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 169.
37
LRA. ff. 1 v., 10 v., 11.
38
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 171.
39
SEGURA DEL PINO, M. D.; “La religiosidad de los primeros repobladores de Almería a través
de los testamentos”, en RUIZ FERNÁNDEZ, J. y SÁNCHEZ RAMOS, V. (coords.); La religiosi-
dad popular y Almería, Almería 1998, IEA, Almería 2001, pp. 139-149.
90
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción de la Almería cristiana
40
LRA. ff. 1 v., 11 v.-13.
41
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., pp. 136-138.
42
LRA. f. 1 v., tiene reparto de tierras en ff. 259-261.
43
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., pp. 141-143 y 171-175; y TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería
piedra a piedra. Tomo III: Almería extramuros, Almería 1992, pp. 8-9.
44
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
pp. 285-292.
45
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
pp. 47-52.
91
José María García Redondo
Desde las últimas etapas del dominio hispano musulmán hay constancia de la
decadencia y despoblamiento sufridos en los barrios de la Medina y Al-Hawd46;
esta tendencia se acentúa tras la conquista si observamos los patrones de distri-
bución de la población y de los distintos elementos urbanos. En el Plano de Juan
de Oviedo47 el abandono de estos barrios es notorio, el extremo occidental no se
dibuja y en la Medina -dividida en dos- no se representa ninguna edificación, salvo
la Iglesia de San Juan. Estos sectores son percibidos y representados de la misma
manera que el terreno quedado tras la reducción del perímetro de la muralla de
levante. Así pues la letra “A” designa estos espacios despoblados que, coloreados en
ocre, aprecian la consideración negativa de esta área a comienzos del XVII. Con
mayor descaro es relegado el arrabal de poniente en el plano dedicado al Marqués
de Canales, en el que una alegoría blasonada ocupa un espacio que se deduce de
huertas. Carece de cualquier representatividad la ermita dedicada a San Roque en
el extremo occidental de la ciudad, “en situación que llaman la Chanca, a la entrada
de la Judería”48. Esta iglesia erigida por la devoción de los primeros pobladores49, al
santo también defensor contra la peste, venía a ocupar de manera estratégica la
salida de poniente, a extramuros de la ciudad. La misma función de control del
espacio circundante lo venían a cubrir la ya referida San Sebastián, junto a la Puerta
de Pechina, y la de San Lázaro “al principio de las huertas”50.
En este sentido podríamos afirmar que cristianizar una puerta o entrada, equi-
valía a bendecir lo que tras ella se guarda. Aún hoy en los zaguanes de muchas ca-
sas permanecen imágenes religiosas que invocan la protección a sus moradores. Así
pues otros lugares estratégicos de la ciudad fueron consagrados a alguna devoción.
La Puerta de la Imagen, en el acceso a la Medina, recibió su nombre de una ermita
46
CARA BARRIONUEVO, L.; La Almería islámica y su alcazaba, Almería 1990, p. 12.
47
OVIEDO, Juan de; Plano: Plaza de Almería, 1621. A.G.S. Sección M. P. y D.; XXIX-22; Publica-
do por TAPIA GARRIDO (1970) y GÓMEZ CRUZ (1988)
48
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 137.
49
LRA, ff.46 v., 263.
50
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 142.
92
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción de la Almería cristiana
51
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
p. 118-119.
52
SEGURA DEL PINO, M. D.; “La religiosa morisca a través de los testamentos”, en RUIZ FER-
NÁNDEZ, J. y SÁNCHEZ RAMOS, V. (coords.); Actas de las I Jornadas de Religiosidad Popu-
lar. Almería 1996, IEA, Almería 1998, pp. 157-167.
53
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 137.
54
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
p. 293.
55
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 137.
56
LRA, f. 13 v.
57
TAPIA GARRIDO, J. A.; Historia General de Almería y su provincia. Almería Mudéjar, Almería
1986, p. 157.
58
LRA, f. 8.
59
TAPIA GARRIDO, J. A.; Historia General de Almería y su provincia. Almería Mudéjar, Almería
1986, p. 158.
60
LRA, f. 22 v.
61
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 137.
62
LRA, f. 169 v.
93
José María García Redondo
63
LRA, f. 144.
64
Vg. LRA, ff. 21 v., 22, 28, 28 v., 42 v., etc.
65
LRA, f. 42 v., 53.
66
LRA, f. 210.
67
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 137.
68
TAPIA GARRIDO, J. A.; Almería piedra a piedra. Tomo II: Almería intramuros, Almería 1992,
p. 18.
69
PASCUAL Y ORBANEJA, G.; op. cit., p. 137.
94
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción de la Almería cristiana
70
Servicio Histórico Militar, S.I.-46 T.22. Publicado por GÓMEZ CRUZ, M.; “Cartografía de la
ciudad de Almería en el siglo XVIII” en LÁZARO, R. (ed.), I Encuentro de Cultura Mediterrá-
nea. Homenaje al Padre Tapia, Almería 1988, pp. 289-321.
71
LRA, f. 63, 153 v.
72
LRA, f. 11 v.
73
LÓPEZ MARTÍN, J.; La Iglesia en Almería y sus Obispos. Tomo I, Almería 1999, p. 193
95
José María García Redondo
96
Urbanismo cristiano: Religiosidad, espacio y poder en la construcción de la Almería cristiana
97
PAISAJES SACRALIZADOS: LA DIÓCESIS DE
ALMERÍA EN EL SIGLO XVIII. PERCEPCIÓN Y
REPRESENTACIÓN
María José ORTEGA CHINCHILLA
Miradas
1
Expresión utilizada por Javier Sánchez Real en su artículo “La Sacralización del Espacio en la vi-
lla de Adra (siglos XVI-XVIII)” para referirse a la actitud mantenida por esta localidad durante
los siglos posteriores a la conquista cristiana. Actas de las primeras jornadas de religiosidad
popular. Almería, 1996; pp.51-62
2
Un pormenorizado estudio de estas manifestaciones de arquitectura religiosa menor puede
consultarse en la obra de Yolanda Olmedo Sánchez: Manifestaciones artísticas de la Religio-
sidad popular en la Granada Moderna. Estudio de la Arquitectura religiosa menor y de otros
espacios de devoción. Universidad de Granada. Granada, 2002.
99
María José Ortega Chinchilla
Vélez Rubio: se elige este distrito eclesiástico (el obispado) para organizar el espacio representado
Pero existe otra manera de aproximarse a este fenómeno. Podemos estudiar es-
tos “testimonios vivenciales del día a día de hombres y mujeres”, como diría Yolan-
da Olmedo3, desplazando nuestro foco de atención desde el objeto al observador.
Ahora el individuo que se ubica en ese espacio tintado de sacralidad e impregnado
de religiosidad será el protagonista de nuestro estudio. Más concretamente, su mi-
rada; esa que tras proyectarse en el paisaje se traslada al papel cargada de sensa-
ciones, impresiones, significados, valoraciones, temores, expectativas e intenciones.
Este no es, por tanto, un estudio histórico-artístico sobre las ermitas, santuarios,
calvarios o cruces presentes en el ámbito rural almeriense del siglo XVIII sino que
se trata de un intento de analizar su percepción por parte de aquellos que convivían
diariamente en estos paisajes sacralizados.
La dimensión a la que atenderemos será, pues, la de la percepción espacial; afi-
nando un poco más, trataremos de aproximarnos a unos paisajes que se piensan y
conciben, se sienten y experimentan como sacralizados. La convivencia con los signos
sagrados que jalonan sus lugares cotidianos, la atmósfera religiosa que impregna aún
3
Olmedo Sánchez, Yolanda: Op. cit., p. 12
100
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
4
Para una aproximación a este figura y su método de trabajo, consúltense las siguientes obras: Ló-
pez Gómez, Antonio: “El método cartográfico de Tomás López. El interrogatorio y los mapas
de España” en Estudios Geográficos. Tomo LVII, nº 225, octubre-diciembre 1996. Págs: 667-
101
María José Ortega Chinchilla
Procurarán los Señores formar unas especies de mapas o planos de sus res-
pectivos territorios, de dos o tres leguas en contorno de su Pueblo, donde pondrán
las ciudades, villas, lugares, aldeas, granjas, caserías, ermitas, ventas, molinos,
despoblados, ríos, arroyos, sierras, montes, bosques, caminos, etc. que aunque no
esté hecho como de mano de un profesor, nos contentamos con sola una idea o
borrón del terreno, porque lo arreglaremos dándole la última mano. Nos consta
que muchos son aficionados a Geografía y cada uno de éstos puede demostrar
muy bien lo que hay al contorno de sus pueblos5
A pesar de que se insta a los dibujantes a que incluyan en sus croquis esos
elementos del paisaje rural - ciudades, villas, lugares, etc.-, no todas las imágenes
encierran los mismos contenidos ni los expresan de igual manera. Y precisamente
ahí, en la diversidad de las representaciones, es donde radica el gran valor de esta
fuente documental.
Por otra parte, es este pequeño párrafo el que nos ha brindado la posibilidad
de contar con un material precioso para todo aquél que se atreva a trabajar en su
disciplina con unos recursos originales y atractivos a la vez que enormemente va-
liosos por la cantidad y calidad de los mensajes que pueden llegar a transmitirnos.
Empleamos conscientemente el término atrevimiento porque reconocemos que no
es fácil para el historiador desligarse de la tiranía de la palabra escrita; en nuestra in-
fructífera búsqueda de la “verdad” histórica solemos rendirnos ante la evidencia del
documento escrito, lo que nos incapacita para aceptar que el color, el tamaño, la
forma, la textura, la composición, etc., puedan también contener información. Ad-
mitimos que estas reivindicaciones no son nuevas y que no son pocos los trabajos
que se han llevado a cabo utilizando como fuentes el más variado material visual,
pero también hemos de reconocer que aún queda mucho camino por recorrer
para extraer el máximo partido a estas evidencias, para trascender su empleo como
meras ilustraciones o justificaciones de la información escrita y para emplearlas con
el sentido crítico que exige cualquier disciplina científica. La clave para todo esto
radica en el conocimiento de un lenguaje, el visual6, al que nuestros ojos y nuestra
710. Marcel, Gabriel: “El geógrafo Tomás López y su obra. Ensayo de biografía y cartografía”.
En Boletín de la Real Sociedad Geográfica. T. L (1908) pp. 401-543
5
Segura Graíño, Cristina (Ed.): Diccionario Geográfico de Andalucía: Granada. Ed. Don Quijote,
Granada, 1990; p.5
6
Desde hace unos años contamos con abundante bibliografía sobre este tema que se vincula a
la teoría de la imagen, pero aquí sólo haremos referencia a dos obras que por su carácter
didáctico pueden resultar de gran utilidad para todo aquel que decida introducirse en el
102
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
estudio de las imágenes: Acaso, María, El lenguaje visual. Ed. Paidós. Barcelona, 2006. Vi-
llafañe, Justo y Minués, Norberto: Principios de Teoría General de la Imagen. Ed. Pirámide.
Madrid, 2002.
7
Marina Barba, J.A.: Justicia y gobierno en España en el siglo XVIII. Universidad de Granada.
Granada, 1995; p. 11.
8
De hecho, este es sólo un aspecto de los que desarrollo en la Tesis doctoral sobre que actual-
mente me encuentro realizando. La percepción sacralizada del espacio y su representación
es tan sólo una lectura de cuantas pueden hacerse a partir de estas imágenes “poliédricas”.
103
María José Ortega Chinchilla
9
El estudio de la percepción popular del espacio ha estado relegado a un segundo plano –por
no decir que ha sido ignorado- en los estudios geográficos, por lo que su reivindicación
como un aspecto esencial para geógrafos de la percepción e historiadores es relativamente
reciente. De ello se lamentaba Paul Claval en su capítulo dedicado al lenguaje de los pai-
sajes rurales: «Los especialistas del paisaje, se centraron generalmente en la manera en la
que los paisajes eran concebidos por los agrimensores o peritos, por los propietarios, por los
arquitectos del paisaje, por los jardineros… Pero no exploraron el modo en que el paisaje
era leído y usado por las personas ordinarias, hombres y mujeres que estaban deseosos de
encontrar en las formas que les rodeaban algún respiro o alivio para su inquietud existencial,
un refugio de los peligros de la vida y un significado para su existencia» -traducción del ori-
ginal en inglés-, en Palang, Hannes (Ed.): European rural landscapes: persistenceand change
in a globalising environment. Netherland, 2004.
10
Sobre la complejidad de este concepto que trasciende el simple registro sistemático de informa-
ción podemos consultar la conocida obra de R. Arnheim: El pensamiento visual. Ed. Paidós.
Barcelona, 1998
104
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
11
López Muñoz, Miguel Luis: “Ermitas y oratorios en las vicarías de la costa granadina a comien-
zos del siglo XIX” en Anuario de estudios de la costa granadina, 3, 1991.
12
García Latorre, Juan y García Latorre, Jesús: Almería hecha a mano.Almería, 2007; p.267.
13
Harley, J.B. en varios de sus artículos recogidos en el libro póstumo La nueva naturaleza de
los mapas, Fondo de Cultura Económica, México 2001, realiza una crítica feroz a esta tra-
dicional concepción de los mapas, instrumentos que para él suponen sistemas de códigos
totalmente subjetivos.
105
María José Ortega Chinchilla
cos. Una de esas trampas es, precisamente, ese “efecto realidad” al que tan firme-
mente nos asimos ante el temor de perdernos en el controvertido mundo de las
interpretaciones. Sin embargo, las ventanas al pasado están cerradas; las imágenes-
reflejo de una época no son más que miradas, reinterpretaciones, construcciones.
Representaciones. Las siguientes palabras de Kenneth R. Olwig tratan de dar expli-
cación a este fenómeno:
Lecturas
El ámbito territorial elegido para nuestro estudio pensamos que debía cumplir
dos requisitos. En primer lugar, y puesto que estamos tratando con el tema de la sa-
14
Burke, Peter: Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona, 2001
15
Kenneth R. Olwig: “This is not a landscape: circulating reference and land shaping” en Euro-
pean rural...Op cit.
106
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
16
Andujar Castillo, Francisco, Díaz López, Julián y López Andrés, Jesús M.: Historia de Almería.
Almería moderna. Siglos XVI-XVIII. Instituto de Estudios Almerienses y Diputación Provincial.
Almería, 1994
17
Ms 7294. Biblioteca Nacional
18
Las imágenes de que disponemos proceden del Archivo Histórico Provincial de Granada; ha-
bría resultado interesante –y esperamos hacerlo en otra ocasión- intentar localizar las repre-
sentaciones que faltan en los archivos históricos de las correspondientes localidades.
107
María José Ortega Chinchilla
1
En la información recogida en el Diccionario Geográfico de Tomás López se incluye en la vicaría
de Serón.
2
No aparece en la clasificación dada por el Diccionario Geográfico de Tomás López
3
En el Diccionario Geográfico queda inscrita en la Vicaría de Serón
4
En Tomás López se incluye en la Vicaría de Purchena
5
En Tomás López se incluye en la Vicaría de Purchena
6
No aparece en la clasificación dada por el Diccionario Geográfico
7
Así aparece en la información aportada para el Diccionario Geográfico (de hecho, si consultamos
la obra…
8
Es incluida en la Vicaría de Purchena según los datos del Diccionario Geográfico
9
Es incluida en la Vicaría Mayor según los datos del Diccionario Geográfico
108
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
Por último hemos de advertir que no todas las imágenes con las que contamos
nos proporcionan la misma cantidad ni calidad de información respecto al tema
que nos ocupa. Como ya hemos indicado en párrafos anteriores, el fin último de
estas representaciones no era crear un mapa de los sitios sagrados o elementos re-
ligiosos presentes en el paisaje, sino dar respuesta a dos peticiones muy concretas:
«formar unas especies de mapas o planos de sus respectivos territorios, de dos o
tres leguas en contorno de su Pueblo» en un caso, e informar acerca de «qué terri-
torio ocupa el Término. Cuanto de Levante a Poniente, y del Norte al Sur. Y cúanto
de circunferencia, por horas y leguas. Qué linderos o confrontaciones. Y qué figura
tiene, poniéndola al margen» en otro. Por tanto, en nuestro afán por dar respuesta
a las interrogantes sobre la percepción del espacio sacralizado no podemos dejar
que nuestro “horizonte de expectativas” –como diría Martine Joly19- deje la puerta
abierta a la invención. Un examen crítico de nuestras fuentes nos lleva a concebirlas
como imágenes poliédricas que pueden ser leídas desde múltiples perspectivas y
bajo la óptica de diversas disciplinas: historia económica, política, administrativa,
social y/o cultural; historia ecológica, historia urbana, Geografía, Antropología, His-
toria del arte… Poner el acento en uno u otro aspecto dependerá de nuestros res-
pectivos intereses; de modo que, en este caso particular, como estudiosos de la per-
cepción del espacio en su dimensión sacralizada, atenderemos a unos contenidos
muy concretos, siendo conscientes de que se trata tan sólo de una lectura parcial.
Ciñéndonos, pues, al contenido que exige esta lectura, podemos comenzar
diciendo que el mero hecho de que en unas representaciones que debían servir
para dar noticia sobre formas y localizaciones se incluyan elementos de significado
religioso, resulta ya bastante significativo. En realidad, no podía ser de otra forma.
Recordemos que los autores de los dibujos interpretan de forma personalizada el
encargo de los funcionarios de Ensenada y del geógrafo Tomás López; dando rien-
da suelta a su “pericia” gráfica plasmarán sobre el papel aquello que percibían sus
sentidos. La realidad geográfica en la que se encontraban inmersos es concebida
como una realidad local, municipal, rural, agrícola y sacralizada, con todo lo que
ello conlleva de especificación de límites y caminos, inclusión de relieves, recursos
hídricos, cultivos, masas forestales, núcleos de población, localidades vecinas, corti-
jadas, molinos y por supuesto, elementos religiosos. Y así lo pondrán de manifiesto
en sus representaciones, involucrando, eso sí, estos contenidos en un entramado de
relaciones que, en definitiva, es lo que otorga sentido a los trazos y al color.
En estrecha relación con lo que acabamos de decir, no podemos olvidar que,
en ocasiones, un relieve tan determinante como el de Benitagla hará poner el
acento en la disposición ascendente del núcleo de población, eclipsando cualquier
19
Joly, Martine: La interpretación de la imagen: entre memoria, estereotipo y seducción. Paidós.
Barcelona 2003
109
María José Ortega Chinchilla
110
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
Fines.
Albox. Macael
Partaloa Turre
111
María José Ortega Chinchilla
20
Arnheim, R.: Op. cit.
21
Uno de los aspectos más interesantes del mapa de Vélez Rubio procedente del Dic-
cionario Geográfico de Tomás López y reproducido algunas páginas atrás es la
plasmación sobre el papel de un proyecto que A.J. Navarro –su autor- abrigaba
desde hacía mucho y que acabaría materializándose años después gracias a su la-
bor como Comisionado de caminos. Nos referimos al nuevo camino que, paralelo
a la rambla de Chirivel, llevaría desde las Vertientes hasta Vélez Rubio –evitando
así las deficiencias del viejo camino-. Como decimos, esta nueva vía parece que
se realizaría, como el mismo A.J. Navarro reconoce en uno de sus escritos, hacia
1789; sin embargo, ya en el plano diseñado por el abad de Baza en 1774 figura el
112
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
113
María José Ortega Chinchilla
22
Maldonado, Luis: Introducción a la religiosidad popular. Santander, 1985. p. 161
23
Idem. p. 159
114
Paisajes sacralizados: La diócesis de Almería en el siglo XVIII. Percepción y representación
Cóbdar
115
María José Ortega Chinchilla
Fragmento de Tíjola.
Fragmento de Somontín
Fragmento de Urrácall.
24
Olmedo, Yolanda: Op. cit. p. 37
116
EL CULTO A LOS SANTOS EN ADRA (ALMERÍA) EN
LA EDAD MODERNA
Víctor Eugenio RODRÍGUEZ SEGADO
Licenciado en Derecho
A principios del siglo XVII, Adra era una pequeña villa marítima del reino de
Granada, de 113 vecinos, en su mayoría soldados de la guarnición1. Su gran impor-
tancia estratégica, por ser el único puerto de la Alpujarra, impulsó a la Corona a
fortificarla desde su misma fundación, en 1505, convirtiéndola, de este modo, en
presidio cerrado. Formaba un pequeño caserío urbano, cercado por una muralla de
mampostería de siete torreones, con un castillo en su ángulo sudeste. La religiosidad
popular de sus habitantes se centró, en un principio, en el culto a San Sebastián al
que habían erigido una pequeña ermita, extramuros de la villa, en el cerro de Mon-
tecristo que se levantaba ya en 1591. La devoción a este santo era muy frecuente
en toda España, y, hacia la segunda mitad del siglo XVI, fue muy común la cons-
trucción de ermitas dedicadas al mismo, coincidiendo con el reinado de Felipe II,
en el que España sufrió rigurosas embestidas de peste. Pero el santo por excelencia
de Adra será San Nicolás de Tolentino al que los abderitanos rendían fervoroso cul-
to desde principios del siglo XVII si bien el taumaturgo no será proclamado patrón
de la villa hasta 1865.
Otro santo, venerado intensamente en la villa, era San Marcos, protector de
la agricultura y ganadería, muy presente en la iconografía alpujarreña. El culto
a San Antonio de Padua tuvo gran vigor en Adra, a principios del XVIII, por la
influencia misional de la orden franciscana; especialmente, tras la creación, a fi-
nales del XVII, de los conventos de San Pascual Bailón, en Laujar de Andarax, y
del hospicio de franciscanos mínimos de San Francisco de Paula, en la ermita de
Nuestra Señora de Gádor, en Berja. El fervor a San José alcanzó, también, gran
esplendor por la intensa devoción que le profesaba Dª Rosa Cándida Gnecco
Gnecco, esposa del alcalde mayor de Berja, Adra, y Dalías, D. Pedro Beneito y
Aznar.
1
J. A. GARCÍA LUJÁN, Las Alpujarras a principios del siglo XVII. El manuscrito Domecq-Zurita de
1605, Córdoba, 2002, p. 78.
117
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
2
San Nicolás de Tolentino nació en 1245 en Sant´Angelo in Pontano en la Marca de Ancona
(Italia). A los doce años entró como oblato en un convento de la orden agustiniana, de su
pueblo natal, realizando su profesión religiosa el 4 de marzo de 1261 y en 1269 su ordena-
ción sacerdotal por el obispo san Benito de Cíngoli. En 1275 fue destinado, de forma estable,
al convento de Tolentino- de ahí su sobrenombre -, donde murió el día 10 de septiembre
de 1305, en olor de santidad, después de llevar una vida de duro ascetismo. Pocos años
después de su muerte, llevadas por la fe, visitaban su sepulcro multitudes provenientes de
toda Italia. Sus brazos se conservan en relicarios, en el santuario de Tolentino, y de ellos ha
manado periódicamente mucha sangre. Esta efusión y, su vida de asceta, alimentó a los ojos
de sus fieles su aura de santidad con fama de conjurar los padecimientos de las personas. El
papa Eugenio IV lo canonizó el 5 de junio de 1446. vid. P. PANEDAS GALINDO, Nicolás de
Tolentino. El primogénito de la familia agustiniana, Zaragoza, 1992, pp. 5-11.
3
En 1588 “por los fines del mes de agosto, llegó a esta ciudad de Granada la nueva (de)como
nuestro muy sancto Padre Sixto quinto, en Roma, constituyó la fiesta del glorioso San Ni-
colás de Tolentino, sancto de la orden de los agustinos, con reço doble en toda su religión,
de quien se abía mostrado su majestad muy deboto, cuya fiesta mandó celebrar a dies de
setiembre de cada un año, día en que fue su dichosa muerte; por cuyo regocijo los frailes de
dicha orden hicieron grandísimas demostraciones de alegría, en su convento de San Agustín,
desta ciudad, ayudándoles a la celebración los pechos cristianos de los granadinos”, vid. F.
HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Anales de Granada, Descripción del Reino y Ciudad de Gra-
nada. Crónica de la Reconquista (1482-1492). Sucesos de los años 1588 a 1646, edición
preparada según el manuscrito original por A. MARÍN OCETE, estudio preliminar de P. GAN
GIMÉNEZ, e índice de L. MORENO GARZÓN, Granada, 1987, t. II, p. 526.
118
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
4
Fueron divulgadores de su vida frailes agustinos como Bernardo Navarro, Vida y milagros de San
Nicolás de Tolentino, religioso del Orden de Nuestro Padre San Agustín, Barcelona, 1612;
Juan de Miranda, Vida y milagros del glorioso Padre San Nicolás de Tolentino, religioso de
la Orden de nuestro Padre San Agustín, patrón de la ilustrísima ciudad de México, México,
1615; Jerónimo Román, Vida de San Nicolás de Tolentino, Zaragoza, 1620; Fernando de Ca-
margo y Salgado, El santo milagroso augustiniano, San Nicolás de Tolentino. Sus excelencias,
vida, muerte y milagros. Poema heroico repartido en veinte libros, Madrid, 1628; Francisco
de Ribera, Vida de San Nicolás de Tolentino. Discursos quaresmales en ella. Descripciones
varias en los discursos, Sevilla, 1631 y José Sicardo, Vida y milagros del glorioso San Nicolás
de Tolentino, religioso del Orden de los ermitaños de nuestro Padre San Agustín, con una
devota novena al santo, Madrid, 1701.
5
Docena parte de las Comedias, Madrid, 1619.
6
Constan en su causa de canonización; entre los más destacados figuran la resurrección del hijo
de Blanca María, mujer de Francisco Sforza, duque de Milán, y el sorprendente cese de un
seísmo en México, tras ser elegido por sorteo patrón de la ciudad, cuando el 26 de agosto
de 1611 un terremoto había sembrado el pánico entre la población. Otro de sus milagros,
relacionado con sus grandes mortificaciones, pues ayunaba de forma casi perenne, consistió
en que hallándose el santo muy debilitado por los rigurosos ayunos que practicaba, se le
apareció una noche la Virgen con San Agustín, y le dijo que tomase pan, lo metiese en agua
y comiese en nombre de Cristo y sería libre de su enfermedad, como, en efecto ocurrió, vid.
J. CARMONA MUELA, Iconografía de los santos, Madrid, 2003, p. 345.
7
Refiere este clérigo cómo el alma del hermano fray Pellegrino se le apareció pidiendo misas por
aquellas, en trance de sufrir los rigores de las llamas, y que, al cabo de una semana, se le
volvió a aparecer dándole cuenta del gran número de almas salvadas por sus sufragios. Es
conocida como la visión de Valmanante, vid. J. M. BENÍTEZ SÁNCHEZ, O.S.A., “Un ejemplo
del influjo de la piedad popular en la traza del espacio sagrado. La capilla de San Nicolás de
Tolentino en la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Palma de Mallorca, en “El culto a los
Santos: Devoción, vida, arte y cofradías”, Simposium (XVI edición) organizado por Estudios
Superiores del Escorial, San Lorenzo de El Escorial (Madrid), 2008, p. 888.
8
La expresión más singular del patrocinio sobre las almas del purgatorio será la práctica del sep-
tenario de misas ofrecidas en honor del santo, como válido intercesor, y en sufragio por el
alma del difunto. Estas siete misas corresponden a los siete días que transcurrieron entre la
visión de Valmanante y la oportuna confirmación de la salvación de fray Pellegrino, gracias a
las misas celebradas por san Nicolás y sus oraciones y lágrimas. Las misas tolentinas habían
de celebrarse seguidas, día tras día, en altar dedicado al Santo, con licencia del prior general
119
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
120
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
En Adra tenemos referencias, desde principios del siglo XVII, que avalan la
intensa devoción que suscitaba el taumaturgo entre sus fieles. El origen de la misma
debió radicar en la acción misional de los frailes del Convento de San Agustín de
Granada12, divulgativa de su vida y milagros, y, quizás, en la profesada al agustino
por algún miembro de la familia Levanto, ricos comerciantes genoveses asentados
en dicha ciudad13. En todo caso, es muy posible que, a los ojos de los abderitanos,
la invocación a San Sebastián, culto muy antiguo en la localidad, cuya devoción se
relaciona igualmente con la taumaturgia protectora, no fuese suficiente para frenar
algún foco epidémico, y que la imploración al agustino reforzara la protección del
vecindario. El primer documento, revelador de la consolidación de su culto, es una
escritura de constitución de capellanía otorgada, el 29 de mayo de 1615, ante el
escribano de Adra Pedro de Aranda, por los cónyuges D. Alonso de Cuesta, alfé-
rez de caballería, y Dª Ana de Alcántara, en la que se dispuso que sus capellanes
debían decir, en sus días u octavas, una misa a San Nicolás de Tolentino y otra a
San Sebastián14.
Muestra antigua de la veneración al santo es el relato del Alcalde Mayor de
las Alpujarras, D. Sebastián de Céspedes y Meneses, sobre el asalto turco a Adra,
en octubre de 1620, en el que narra como los piratas turco berberiscos quemaron
una imagen de San Nicolás de Tolentino, efigie venerada en la Iglesia Parroquial15.
Los fieles abderitanos mantuvieron durante todo el barroco una intensa devoción
al fraile agustino, aunque el concejo, falto de rentas suficientes, apenas aspiró a
festejar su fiesta; de manera que fueron nuevamente los devotos los garantes de
su efeméride16, que tenía lugar, siguiendo el santoral católico, el 10 de septiembre,
12
En Adra se rendía especial veneración, junto a San Nicolás de Tolentino, a Santa Rita de Casia,
los santos más invocados en las iglesias de la orden agustina, extendidas por todo el mundo.
Sobre el culto a esta Santa vid. P. MARTÍN, “La Devoción a Santa Rita en Adra”, en Santa Rita
y el Pueblo Cristiano, Agosto-Septiembre, 2006, p. 216.
13
De Horacio Levanto, Henríquez de Jorquera dice que fue enterrado en la “capilla mayor del
Señor San Agustín desta ciudad de Granada”. De Rolando Levanto, dueño en 1620 del inge-
nio de azúcares de Adra, el mismo autor escribe que “fundó a su costa y misión el recoleto
conbento de San Antonio de Padua con la capilla mayor para su entierro a donde se truxo a
sepultar su cuerpo”, vid. F. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Anales de…, t. II, pp. 784 y 825.
Por su parte, Javier Sánchez Real afirma que Rolando Levanto sufragó el sagrario de la Iglesia
Parroquial de Adra, dentro del programa de reconstrucción de la misma, tras su saqueo en el
asalto turco-berberisco de 14 de octubre de 1620 (J. SÁNCHEZ REAL, Avance del Inventario
de la Escultura de la Iglesia Parroquial de Adra, Adra, 2004, inédito).
14
(A)rchivo (H)istórico) (P)rovincial de (Al)mería, P. 801, s.f.
15
J. A. TAPIA GARRIDO, Historia de la Baja Alpujarra, Almería, 1965, p. 292.
16
Muestras de la devoción a San Nicolás son las siguientes mandas testamentarias: Juan de Pera-
les, el 13 de enero de 1623, manda que se pague de sus bienes 1 ducado a la cofradía de San
Nicolás de Tolentino (A.H.P.Al. P.801, s.f.);el alférez Juan de la Cerda, el 4 de abril de 1623,
manda que se diga por su alma e intención 1 misa a San Nicolás de Tolentino (A.H.P.Al., P.
121
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
801); Lucas Muñoz, el 4 de abril de 1672, manda que se digan 10 misas a San Nicolás de
Tolentino (A.H.P.Al. P.802, s.f.); Diego Jiménez, el 9 de mayo de 1673, pide que acompañe a
su cuerpo el día de su entierro “la cera de las cofradías de Nuestra Señora y San Nicolás, de
las que soy cofrade” (A.H.P.Al., P.803, s.f.); María López, el 5 de diciembre de 1673, declara
que es “hermana del señor San Nicolás de Tolentino, patrono de esta villa”, siendo por
tanto la primera alusión a su patronazgo en Adra (A.H.P.Al. P.803, s.f.); Inés Segado,
viuda del alférez de caballería y gobernador de Adra, Pedro de Cuesta, y del genovés Juan
Jerónimo Iluminatti, ordena en su testamento, de 16 de junio de 1693, que se den “dos libras
de cera para la tribuna de Nuestra Señora del Mar y otras dos a San Nicolás de Tolentino”
(A.H.P.Al. P.692 ff. 344 y ss); Antonio Barranco Zabala, el 3 de agosto de 1717, impuso 1
misa rezada anual sobre un aposento de casa en el barrio nuevo “que se ha de decir al señor
San Nicolás de Tolentino, perpetuamente” (A.H.P.Al., P. 692, ff. 273r-282r); Lucía Rodríguez,
el 7 de abril de 1729, ordena que se den 20 reales “al señor San Nicolás de Tolentino, pa-
trono de esta villa, mi abogado” (A.H.P.Al., P. 805, s.f.); Guiomar López-Cabezas, el 2 de
enero de 1731, declara que es “hermana(…)de Nuestra Señora y del señor San Nicolás de
Tolentino, patrono de esta villa” y pide que “acompañe mi cuerpo la cera de estas dos co-
fradías” (A.H.P.Al., P.805, s.f.); Cristóbal Sánchez de Mayor, el 21 de junio de 1763, manda
pesar a su hijo José “y el equivalente peso se dé de trigo de limosna al señor San Nicolás”,
ordenando, asimismo, que “ se le de al señor San Nicolás ciento veinte reales que yo el dicho
D. Cristóbal le debo” (A.H.P.Al., P.819, ff. 112r-113v); Sebastián Sánchez de Mayor, el 27 de
junio de 1792, manda 30 reales de limosna “al señor San Nicolás de Tolentino” (A.H.P.Al.,
P. 838, ff. 27r-33r).
17
El día de la víspera “se quemaban las barbas a San Nicolás”: es decir, se hacía una hoguera con
todos los muebles inservibles, vid. J. M. MARTÍNEZ SÁNCHEZ, Adra y sus gentes en el siglo
pasado, Almería, 2002, p. 91.
18
Así llamada porque sus síntomas consistían en fiebres o calenturas intermitentes que cursaban
cada tres días.
19
“lo cierto es que Adra, pueblo de más de 1200 vecinos, está, casi todo él, reducido a una miseria
con las tercianas contagiosas del año 86”, Archivo de la Real Chancillería de Granada, sig.
4.399.75.
122
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
tintes alarmantes “por cuanto, como es público y notorio en el Reino, ha padecido esta villa
en los tres últimos años una penosa epidemia de tercianas, llegando a constituirse en un es-
tado lastimoso, y lo que, es más, en el desamparo de no haber facultativos para la asistencia
de los pacientes, por no ser bastante estímulo el producto de las igualas, que voluntariamente
ofrece cada vecino, por no haber en esta villa asignado salario ni estipendio fijo para esta
plaza, a causa de carecer de fondo de propios, no pudiendo subsistir este vecindario sin avío
de facultativo de probidad que le asista, porque en otros términos vendrá a verificarse en él
una total despoblación”20.
En 1855 tuvo lugar una importante crisis, hubo otra menor en 186221 y rebro-
tó en 1864, llegando a su punto álgido en agosto22. El interés mostrado por el cura
párroco de la localidad, el granadino D. Diego Fernández de Píñar y Quesada, en
regularizar el patronazgo del santo, por no conservarse documento alguno donde
formalmente constase el mismo, llevó a vecinos y autoridades a aprovechar la
penosa situación para solicitar el amparo del taumaturgo y consolidar, con plenos
efectos jurídicos, su patronazgo, ajustándolo al Decreto de la Sagrada Congrega-
ción de Ritos, de 23 de marzo de 1630, del papa Urbano VIII, sobre elección de
patronos. A tal efecto, se procedió, por votación popular, en el ayuntamiento de
Adra, a la elección del patrón de la villa siendo elegido San Nicolás de Tolentino.
El plebiscito sería posteriormente ratificado por Decreto del papa Pío IX de 27 de
abril de 186523.
20
A.H.P.Al., P. 843, f. 278.
21
F. LUNA y C. GARCÍA-MORO, “Cronología, causas y estacionalidad de crisis de mortalidad
en una población costera de Andalucía”, en Nuevas perspectivas en Antropología, Granada,
1991, pp. 451-458.
22
El 25 de julio de 1864 el insigne novelista egabrense D. Juan Valera Alcalá-Galiano escribía, en
una carta, a su amigo Gumersindo Laverde “Todos ellos han estado en Adra [su madre, su
hermana Ramona, casada con Alonso Mesía de la Cerda, marqués de Caicedo, y su familia]
en un ingenio que allí tienen, de donde han vuelto en su gran mayoría con tercianas”, vid. J.
VALERA: “151 cartas inéditas a Gumersindo Laverde”, Hispania, vol. 69, nº 3, pp.543-544; y
J. L. RUZ MÁRQUEZ, Adra, siglo XIX, Almería, 1981, pp. 206-207. La epidemia palúdica se
evidencia en el testamento de Joaquín Utrera Lidueña y de su mujer Isabel Ortega Amat, de
13 de febrero de 1863, en el que declaran “hace unos 7 u 8 años que estamos padeciendo
calenturas intermitentes en cuyo tiempo nuestra asistencia y cuidado ha estado a cargos de
nuestras dos hijas, Pura y Gracia Ruiz” (A.H.P.Al., P. 7597, s.f.). En el mismo sentido abunda
una escritura de 17 de diciembre de 1867 en la que se señala “siendo indispensable para el
saneamiento del pago de Benaluquete, encharcado por las inmediaciones del río y siendo a
la vez conveniente para la salud pública de esta villa el abrir brazales de desagüe que con-
duzcan al mar los remanentes de dicho pago” (A.H.P.Al., P. 7624, f. 691).
23
Dice así “Visto el expediente canónico, instruido a instancia del señor Cura Párroco y ayunta-
miento de la villa de Adra, nuestro Santísimo Padre, el Papa Pío IX, se ha designado (aceptar)
la elección de Santo Patrono general de la misma, hecha en San Nicolás de Tolentino, de-
clarando su festividad con todos los privilegios de estilo, derecho y costumbres; guárdese y
cumpla lo dispuesto por Su Santidad, celebrándose su fiesta con rito de primera clase, con
123
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
Bien es cierto que durante este siglo el fervor al santo fue menor que en el
barroco. Sin embargo, las epidemias decimonónicas produjeron el efecto de revivir
las prácticas devotas en las que se conjugaban las oraciones al santo y el pan ben-
decido en el día de su efeméride, indicado, como hemos visto, contra la peste y las
enfermedades infecciosas24. La situación sanitaria llegó a ser tan calamitosa que los
abderitanos invocaron al santo, como especial abogado ante la divinidad, formu-
lando un voto religioso de rogativas. Así lo cuenta el erudito abderitano Leopoldo
Segado Aquino “el país figúrense que adolecía de calenturas a causa de los encharcamien-
tos que producían las avenidas del río. Este inconveniente que aún no ha desaparecido del
todo, a pesar de la desviación que sufrió el río, especialmente por la parte de la vega llamada
de las Batatas, Habana, etc., fueron en todos tiempos verdadero azote de la población, azote
únicamente contrarrestado por los rudos barridos de los temporales de poniente que limpia-
ban la atmósfera de los pestilentes miasmas exhalados por los pantanos. Cuando faltaba el
viento o temporal, arreciaba la enfermedad o calenturas y de aquí el voto de la villa de ir en
procesión al cerro de Montecristo en demanda de los vientos salvadores”25. La procesión,
en la que participaban los cabildos civil, eclesiástico y militar, junto al resto del
pueblo, tenía lugar el postrer domingo de abril y se organizaba por la cofradía de
la Purísima Concepción, autorizada para celebrar unas rifas con cuyos productos se
costeaban los gastos que aquella originaba. La romería hacía gala de un intenso co-
lorido y pintoresquismo, con merenderos, puestos de garbanzos tostados, cánticos,
bailadores, cohetes voladores, serenatas y festines. Los problemas infecciosos de la
villa no se resolvieron hasta 1872 en el que finalizaron las obras de canalización y
desviación del cauce del río, en su tramo final, forzándolo a discurrir desde el pago
de Canales hasta la albufera ancha26. A partir de esta fecha puede hablarse de una
octava y siendo de misa de precepto el día en que tenga lugar” (A)rchivo (P)arroquial de (A)
dra. Al parecer la elección se acompañó de una promesa religiosa de los votantes pues el
erudito local Leopoldo Segado Aquino señala que “este Ayuntamiento, con todo su vecinda-
rio, tenía hecho voto perpetuo de ayunar la víspera de San Nicolás de Tolentino, patrono de
esta villa” (Colección particular- manuscrito inédito, fechado hacia 1920-1923). La causa del
patronazgo la recoge la tradición popular “el pueblo, con su Ayuntamiento al frente, pidió su
patronazgo, implorando su intercesión por las fiebres epidémicas malignas que azotaban la
población” vid. S. RODRÍGUEZ BECERRA (coord.), Guía de fiestas populares de Andalucía,
Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, Sevilla, 1982, p. 20.
24
Biblioteca Universidad de Barcelona, Manuale Agustinianum, 1785, ms. 9.387, f. 87; vid.
M. GELABERTO VILLAGRÁN, La palabra del predicador. Contrarreforma y superstición en
Cataluña (siglos XVII-XVIII), tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona, 2003, pp.
326-327.
25
Colección particular. Manuscrito inédito.
26
Sobre las epidemias de tercianas en Adra, vid. D. GÓMEZ DÍAZ, Bajo el…, pp. 44-46; J. L. RUZ
MÁRQUEZ, Adra, siglo…, p. 51 y M. PARACUELLOS RODRÍGUEZ: “Las Albuferas de Adra
y el hombre”, Farua, Extra I (2006), p. 340.
124
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
caída del fervor al santo, pues, acabadas las fiebres, también se terminaba con la
necesidad de recurrir al santo sanador.
Para impulsar el culto a San Nicolás ya existía, en 1623, una cofradía, aunque
su erección formal no tuvo lugar sino hasta 1697. En este año se aprobaron sus
constituciones por el arzobispo de Granada, D. Martín de Azcargorta, tras realizar
una breve visita a la villa. La cofradía, bajo el título de “San Nicolás de Tolentino y
Santa Vera Cruz”, se convirtió en mixta: de culto al santo y penitencial27. Desgra-
ciadamente no se han conservado sus estatutos, pero sabemos que se financiaba,
dados los escasos recursos económicos de los vecinos, con aportaciones económi-
cas voluntarias -mayormente en forma de limosna-, sin que se exigieran cuotas de
entrada ni luminarias. El fervor a San Nicolás de Tolentino, muy presente en los
siglos XVII y XVIII, decayó sensiblemente a mediados de este último y en 1769 la
cofradía se hallaba sumida en una profunda crisis hasta el punto de que sólo tenía
dos miembros y se encontraba prácticamente extinguida28.
La quiebra de la cofradía se resolvió asumiendo el cura de la localidad, el be-
neficiado D. Francisco Antonio Capilla y Acuña, las responsabilidades propias del
culto al santo patrón y recolección de limosnas para su efeméride. El sacerdote
aprovechó las obras de ampliación y reforma de la iglesia parroquial de Adra, du-
rante la segunda mitad del siglo XVIII, para encargar la confección de un retablo
al maestro tallista granadino Juan Serrano, que se costeó con las limosnas del santo
recogidas por él, las de San Antonio de Padua y con 900 reales ofrecidos por Dª
Catalina Iluminatti y Camargo29. Su colocación se hizo “en la capilla del evangelio y
sagrario, y en medio del a dicho señor San Nicolás, y del lado derecho, en su repisa, a señor
San Antonio, por devoción de la referida doña Catalina, y del siniestro a señor San Francisco
Xavier”. A finales de 1780 ya estaba instalado y, para completar el gasto total del
retablo, el beneficiado puso más de 2.500 reales de su caudal, haciendo constar el
aumento en el libro de cuentas de la hermandad de San Nicolás30.
A principios del siglo XIX, con motivo de la invasión francesa, la mentalidad
abderitana experimenta un cambio radical. No en vano en Adra hubo destacados
afrancesados -los hermanos D. Francisco Antonio y D. Juan de Mata Rodríguez-
Chacón y Zavala, así como el capitán D. Pedro Antonio Segado Segado- quienes
27
La Cofradía de la Santa Vera Cruz ya existía en 1623 según se desprende del testamento de Juan
Ruiz de Medina, otorgado el 4 de mayo de dicho año (A.H.P.Al., P. 801).
28
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y Hermandades en la Almería moderna (historia y documen-
tos). Almería-Barcelona, 1997, p. 42 y A.H.P.Al., P. 824, f. 125.
29
Los Iluminatti eran fervorosos devotos del taumaturgo: el 20 de septiembre de 1729 D. Pedo
Iluminatti Zabala manifestaba su devoción a San Nicolás de Tolentino en sus últimas volun-
tades (A.H.P.Al., P.805).
30
A.H.P. Al., P. 824, f. 125; P. 829, ff. 262r-271v, y J. SÁNCHEZ REAL, Avance del …,
125
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
31
Las Memorias de un alpujarreño: Don Juan Gabriel del Moral Villalobos. Entre Fondón y Berja
(1796-1826), estudio preliminar de V. SÁNCHEZ RAMOS, Almería, 1999, p. 39.
32
No es casual la espectacular disminución del número de misas, ordenadas en los testamentos
decimonónicos, así como la caída en picado de las mandas y donativos a la Iglesia.
33
Josefa Bautista, el 3 de septiembre de 1800, manda que se dé “de limosna al señor San Nicolás
de Tolentino un aderezo de diamantes en plata” (A.H.P.Al., P. 842, ff. 176r-178v); Manuel Li-
dueña Sánchez, el 4 de marzo de 1802, manda que se den 50 reales a la hermandad de San
Nicolás de Tolentino (A.H.P.Al., P.843, f. 39) y, el 18 de noviembre de 1814, Diego Martín
Pérez ordena que se “entreguen a los mayordomos de San Nicolás para que lo inviertan en
culto del Santo ciento cincuenta reales de vellón” (A.H.P.Al., P. 848, f. 211).
34
J. SÁNCHEZ REAL, Avance del …,
35
M. G. ESPINOSA SPÍNOLA, M. M. NICOLÁS MARTÍNEZ, R. TORRES FERNÁNDEZ, A. UREÑA
UCEDA, Guía artística de Almería y su provincia, Almería, 2006, p. 248 y J. SÁNCHEZ REAL,
Avance del …,
36
J. CARMONA MUELA, Iconografía de…, Madrid, 2003, pp. 345-347 y P. PANEDAS GALINDO,
Nicolás de…, p.14.
126
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
San Sebastián
37
J. A. SÁNCHEZ LÓPEZ, “Imágenes de San Sebastián. Visiones del cuerpo palpitante y desga-
rrado”, De San Sebastián a la Asunción. Conferencias de Arte, Almería-Barcelona, 2005,
pp. 37-102. En 1588, el arzobispo de Granada, Juan Méndez de Salvatierra, instituyó como
fiesta de precepto, el 20 de enero, día de los gloriosos mártires San Fabián y Sebastián “por
devoción de la peste (…) quedando desde este año por día festivo, con procesión a su her-
mita para perpetua memoria, agradecidos de los beneficios que de su intercesión recibieron”
(F. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Anales de…, t. 1º, pp. 521-522).
38
W. A. CHRISTIAN, JR., Religiosidad local en la España de Felipe II, Madrid, 1991, p. 82.
39
V. SÁNCHEZ RAMOS, “Sanar y proteger en el devocionario alpujarreño: la Virgen de la Salud
de Laujar de Andarax”, en J. ARANDA DONCEL (coord.), La advocación de la salud. Actas
del I Congreso Nacional, Aguilar de la Frontera, 2005, p. 296.
127
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
40
J. M. GÓMEZ-MORENO CALERA, “Arte y Marginación. Las Iglesias de Granada a finales del
siglo XVI”, La Religiosidad Popular y Almería. Actas de las III Jornadas, Almería, 2004, p. 309.
41
J. SÁNCHEZ REAL, “Una obra de Alonso de Mena y Escalante: El Cristo de la Expiración”, Cua-
dernos de Arte de la Universidad de Granada (1993), pp.103-110.
128
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
42
“enterrose en la capilla de San Sebastián que es capilla de la Iglesia” (A.P.A., libro 1º de entie-
rros, f. 27r).
43
Sobre la fecha de construcción de la ermita vid. P. MADOZ, Diccionario Geográfico-Estadístico-
Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, 1845, vol. I, p.87. Sobre la epide-
mia de peste, vid. F. LUNA y C. GARCÍA-MORO, “Cronología, Causas…”.
44
J. SÁNCHEZ REAL, “La sacralización del Espacio en la villa de Adra (siglos XVI-XVIII)”, Actas de
las I Jornadas de Religiosidad Popular, Almería, 1997, pp. 54-56. Son ejemplos de mandas testa-
mentarias para la construcción de la ermita las que siguen: el 30 de abril de 1751, María Josefa
Gnecco, mujer de Bartolomé Gnecco, mandó “sesenta reales de vellón al señor San Sebastián
para ayuda a la obra de su Ermita cuando se empiece” (A.H.P.Al., P. 815, s.f.); el 16 de junio
de 1751, Silvestre Lidueña Medina, manda que “se le de al señor San Sebastián, para ayuda
a fabricar su ermita, diez reales de vellón” (A.H.P.Al., P.813, s.f.); el 24 de junio de 1751, José
Antonio Real, dispone: “que se den para ayuda de la obra de la ermita del señor San Sebastián
por una vez veinte reales” (A.H.P.Al., P. 812, s.f.) y el 11 de junio de 1752, Magdalena Gutiérrez
Armenteros, ordena que “se le dé de limosna a Nuestro glorioso Señor San Sebastián una fanega
de cebada para ayuda a la obra de su ermita en esta villa” (A.H.P.Al., P. 813, s.f.).
45
A.H.P.Al., P.829, ff. 262r-271v.
46
En la ermita de San Sebastián se rendía culto a San José y a Santa Rita de Casia, dos santos a
los que los Gnecco profesaban especial devoción. Buena muestra del fervor que suscitaba la
“abogada de imposibles” en esta familia es el testamento, otorgado el 24 de julio de 1803,
por Dª Catalina Gnecco Costa, viuda de D. Cristóbal de Robles y Barrio, primer Alcalde
Mayor de Adra, Berja y Dalías, en el que manda que se entreguen 3.000 reales “para el culto
de Santa Rita que se venera en la ermita de San Sebastián, extramuros desta villa” (A.H.P.Al.,
P. 843)
129
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
47
A. H. P. Al., P. 7.611, f.169r.
48
A. GIL ALBARRACÍN, Cofradías y…, p.43.
49
Muestras del fervor al santo son las mandas siguientes: el 20 de junio de 1674, Luis de Paloma-
res manda que se digan por su alma 4 misas a San Sebastián (A.H.P.Al., P.803, s.f.); el 26 de
mayo de 1763, Dª Josefa Sánchez de Mayor dispone: “mando se le den de limosna al Señor
San Sebastián quatro pesos de a quinze reales para que se le compre una diadema y para ello
se entreguen a sus comisarios” (A.H.P.Al., P. 819, ff. 61r-62v); María Abad, en su testamento
otorgado el 20 de enero de 1770, manda que “se dé un velo de tafetán para la capilla del
señor San Sebastián en su ermita y otras dos docenas de cohetes para la víspera de su día”
(A.H.P.Al., P.822, ff. 26r-27v); el 22 de octubre de 1771, Juan de Artea manda “al señor San
Sebastián media arroba de aceite para su lámpara” (A.H.P.Al., P.823, ff.190r-1914v); el 8 de
abril de 1777, Antonio Medina y Luna, manda 24 reales para su culto (A.H.P.Al., P. 827, ff.
130r-131v) y, el 22 de julio de 1792, Sebastián Sánchez de Mayor manda que se den “quince
reales al señor San Sebastián” (A.H.P.Al., P. 838, ff.27r-33r).
50
A.H.P. Al., P. 838, ff. 27r-33r.
51
Alcalde ordinario del concejo de Adra en 1755 y 1763 [A.H.P.Al., P.815, f. 101; P.818 f. 5] y
procurador síndico en 1761,1762, 1763, 1769 y 1777 [A.H.P.Al., P.818, ff. 31r-32v; P.819,
f. 2r; P.822, f. 63 y P.827, f. 83r].
130
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
San Marcos
52
En 1588 se celebraba en Granada, el 27 de abril, la procesión de las letanías mayores a San
Marcos, vid. F. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Anales de…, t. I, p.524.
53
J. CARO BAROJA, Ritos y Mitos equívocos, Madrid, 1989, pp. 77-79.
54
J. RUIZ FERNÁNDEZ, Fiestas y tradiciones de la Alpujarra, Berja (Almería), 1989, pp.95-101.
55
Causa seguida contra el escudero Alonso de Avendaño por tentativa de agresión al comendador
Diego de Herrera, capitán y gobernador militar de la plaza de Adra, cuando se disponía a
salir la procesión de San Marcos de la iglesia parroquial ( Archivo de la Alhambra de Gra-
nada, leg. 139-30).
56
A.H.P.Al., P.1.137, ff. 37r-42v.
131
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
57
Muestras de mandas testamentarias son las que siguen: Manuel Navarro, el 5 de noviembre de
1757, manda que “se den dos reales de vellón de limosna por una vez de mis bienes al señor San
Marcos del lugar de Turón” (A.H.P.Al., P. 817, ff.189r-190v); Tomás González, el 5 de diciembre
de 1764, declara que “le debo a el señor San Marcos sesenta reales de vellón, es mi voluntad se le
paguen de mis bienes” (A.H.P.Al., P. 820, s.f.); Antonio Sánchez Peña, el 4 de diciembre de 1767,
manda que “se den de limosna treinta reales al señor San Marcos del lugar de Turón” (A.H.P.Al.,
P. 821, ff. 149r-151v); Juan Martín Herrera, el 23 de julio de 1768, manda que “se den al señor
San Marcos de Turón veinticuatro reales para su culto” (A.H.P.Al., P. 821, f.65v); Inés Martín, el 9
de diciembre 1767, declara que “debo al señor San Marcos sesenta reales de vellón” (A.H.P.Al.
P.821, ff. 163r-165v); Antonio de Medina y Luna, el 8 de abril de 1777, manda “cien reales para
su culto al Señor San Marcos, cuya imagen está en la Iglesia Parroquial de esta villa” (A.H.P.Al., P.
827, ff.130r-131v); el capitán Juan José Segado Utrera, el 16 de diciembre de 1790, pide que se
digan por su alma 3 misas al señor San Marcos que “se venera en mi capilla” (A.H.P.Al., P. 837,
ff. 30r-39v); Sebastián Sánchez de Mayor, el 27 de junio de 1792, manda que se den 15 reales
al señor San Marcos (A.H.P.Al., P. 838, ff. 27r-33r); Pedro Martín y Martín de Villalobos, vecino
de La Alquería, el 10 de julio de 1802, manda que “se le den al señor San Marcos de Turón
trescientos reales” (A.H.P.Al., P.843, f. 119) y Diego Martín Pérez, el 18 de noviembre de 1814,
reconoce una deuda de “cien reales a San Marcos de Turón”, al objeto de que sus herederos la
pagaran con cargo a sus bienes (A.H.P.Al., P. 848, f. 211).
132
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
les: las Ánimas Benditas y San Marcos, de cuyas fiestas nos da noticias a finales
del siglo XIX el padre Amat en sus manuscritos58.
Es posible que en el resurgir decimonónico del santo evangelista tuviese algo que
ver la epidemia de langosta producida en 1845, y que sufrió, entre otros pueblos, Adra.
En aquel año el santo fue invocado por los agricultores para que les liberase de esta pla-
ga59. El estudioso abderitano José Antonio Martín Rodríguez hace una bella descripción
de la fiesta de San Marcos, que describe así “En el primer tercio del siglo XX se sumaba el
pueblo en masa a la celebración. En especial las calles del recorrido, cuyas casas eran revocadas,
blanqueadas y pintadas para tan señalada fecha. Chicos y grandes sacaban sus mejores galas
para la fiesta y rara era la persona que no estrenaba alguna prenda, acontecimiento guardado
para este día. En la procesión se cumplían las “mandas” que se habían hecho, en agradecimiento
a favores alcanzados por su mediación, y como siempre, detrás del Santo, una concurridísima
comitiva de caballerías que también lucían sus mejores galas y portaban sobre sus sufridos lomos
a más de un jinete resultando muy corriente en ver a los padres jóvenes con uno, dos y hasta tres
de sus retoños hacer el recorrido. El cortejo lo cerraban manadas de cabras y ovejas. El itinerario
seguido por la procesión siempre ha sido el mismo; es decir, el archiconocido que popularmente
se denomina “Estación de San Marcos”. Esta salía a primeras horas de la mañana de la iglesia
parroquial, bajaba por la calle Real hasta la cuesta de la Plaza y una vez en ésta el Santo era
asomado a la muralla, donde se cantaba la Letanía de los Santos y bendecía la vega que desde
allí se divisaba en su feraz grandeza; luego, por la calle de la Estrella, y empinada Cuesta de
los Telares, seguía por la calle Santo Cristo hasta el Postiguillo, para bajar seguidamente por la
Fuente y Esperanza, a la calle de la Gloria pasando por las ruinas del cementerio viejo, singular
atalaya siempre ocupada por multitud de personas que contemplaban el paso del cortejo, fina-
lizando en el templo. En este recorrido paraba el Santo en los “descansos” que primorosamente
engalanados hacían sus devotos en franca rivalidad haciendo colchas, sábanas bordadas, tapetes
y toda clase de colgaduras que sirvieran de adorno sacadas del arca de la abuela para tan seña-
lada ocasión.”60.
En la villa costera el calendario festivo a San Marcos, a diferencia de Berja y Da-
lías, donde la festividad dejó de celebrarse, fue en aumento. El estudioso virgitano
José Ruiz Fernández nos dice que en “Adra, en cambio, todavía perdura la fiesta de San
Marcos. La organizan todos los años los mayordomos de la Hermandad de Labradores y
Ganaderos. La procesión sale a las 9 de la mañana y recorre un itinerario fijo que arranca
de la plaza del Maestro Ortiz de Villajos y termina en la calle de la Gloria y calle Real. Al
encerrarse la procesión, se hace una carrera de bestias en la explanada de “La Fabriquilla”
58
Colección particular-Manuscrito inédito. Los anales del padre Amat se conservan en el archivo
parroquial de Adra.
59
Recojo una tradición familiar. Sobre la epidemia de langosta vid. J. L. RUZ MÁRQUEZ, Adra,
siglo…, p. 163 y M. F. MATARÍN GUIL y J. ABAD GUTIÉRREZ, Etnografía y Folklore en un
medio Rural. Alboloduy (Almería), Almería, 1995, p. 136.
60
J. A. MARTÍN RODRÍGUEZ, Adra y la devoción a San Marcos, Adra, 1991, (folleto).
133
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
y se entregan varios premios a los vencedores (animal ganador de la carrera, al mejor enga-
lanado, etc.)”61. La estación duraba nueve días, y algunas mujeres la recorrían descal-
zas. Además de los festejos, se hacían los “roscos de San Marcos”, sin levadura ni sal,
que en los días de tormenta se tiraban a la calle para que el Santo las apaciguara62.
Desconocemos la tesis, que algunos sostienen, que basa la implantación de la fiesta
de San Marcos en Adra en la donación que realizó en 1754 el Alcalde Mayor de Adra,
Berja y Dalías, D. Cristóbal de Robles y Barrio, de una imagen del santo a la parroquia.
Esta teoría, no obstante, se resiente en el hecho de que éste no era natural de Beas de
Segura (Jaén), como se afirma, sino de Granada63. Es más verosímil, aunque no deja
de ser una hipótesis, que el capitán Lorenzo de Utrera y Medina, por su condición de
arrendatario de las tercias de Murtas -lugar perteneciente a Turón- se familiarizase con
la devoción al Santo, y la transmitiese a su hijo, el mencionado presbítero D. Francisco
de Utrera Gutiérrez, del que fue heredero su sobrino el capitán Juan José Segado Utre-
ra, quien declara en su testamento de 1790 que una imagen de San Marcos se hallaba
en su “capilla”, situada en la iglesia parroquial, conocida como “capilla del Santo Cristo
de las Penas” o de “los Utreras”. La imagen que siguiendo una antigua tradición era
conducida desde esta capilla hasta la ermita de San Sebastián donde se oficiaba la “no-
vena” al santo, previa a su festividad, el 25 de abril, fue destruida en los sucesos del 14
de abril de 1936 cuando se produjo el asalto y saqueo del templo. En la posguerra, la
hermandad de labradores y ganaderos adquirió una nueva efigie de escayola, sin valor
artístico, que se conserva en la sede de la Hermandad de San Marcos, en la calle de la
Esperanza. En 1994 el imaginero granadino Eduardo Espinosa Alfambra, a instancias
de dicha fraternidad, labró una nueva talla, que es la que actualmente se venera en su
altar de la iglesia parroquial de Adra.
61
J. RUIZ FERNÁNDEZ, Fiestas y…, p. 102.
62
J. M. MARTÍNEZ SÁNCHEZ, Adra y…, pp. 46-47 y G. BRENAN, Al sur de Granada, Madrid,
1976, p. 74.
63
A.H.P. Al., P. 818, f. 166r y P.843, f. 209.
64
S. RODRIGUEZ BECERRA, La religión de los andaluces, Málaga, 2006, p. 80.
65
A. PUERTAS GARCÍA, El Convento de San Pascual Bailón: Laujar de Andarax, Almería, 1998.
134
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
66
A.H.P. Al., P. 692, ff. 273r-282r.
67
A.H.P.Al., P. 702.
68
A.H.P.Al., P. 807.
69
A.P.A., Libro 4º de entierros, f. 6r.
70
A.H.P.Al., P. 815, f. 151.
71
Sobre el culto en Berja, vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, “Música, moda y el marqués de Yniza. A
propósito de las fiestas de San Antonio de Padua en Berja en 1786”, Farua 6 (2003), pp.
135
Víctor Eugenio Rodríguez Segado
233-247.
72
Ejemplo de mandas a San Antonio: Dª María de Teves, el 3 de mayo de 1673, mandaba 4 misas
a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P. 802); Nicolás de Tejeda, el 5 de septiembre de 1732,
mandaba 1 misa a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P.805); Catalina de Acuña, el 9 de julio
de 1733, manda 4 misas a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P. 806); Ana Martín de Teves,
el 15 de junio de 1734, manda 1 misa a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P. 806); Tomás
de Medina, el 30 de julio de 1734, declara “mando que al señor San Antonio de Padua se
le digan, luego que yo fallezca, seis misas rezadas para que interceda ante S.M. me lleve a
su eterna morada” (A.H.P.Al., P.807); Casilda de Peña, el 5 de diciembre de 1736, mandó 1
novenario de misas rezadas “las que se aplicaran al señor San Antonio de Padua” (A.H.P.Al.,
P. 806); Gabriel Barranco, el 22 de junio de 1745, manda 1 misa a San Antonio de Padua
(A.H.P.Al., P 810). María Utrera Peña, el 25 de junio de 1751, manda que se digan 2 misas
rezadas a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P.812); Antonio Sánchez Botija, el 1 de agosto
de 1751, manda 1 misa a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P.812); María Carreño, el 1 de
noviembre de 1752, manda 1 misa en el altar de San Antonio de Padua de la Iglesia de Adra
(A.H.P.Al., P.813); Magdalena Gutiérrez Armenteros, el 11 de junio de 1752, manda 2 misas
a San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P.813); Josefa Sánchez de Mayor, el 26 de mayo de 1763,
manda que se diga 1 misa rezada a San Antonio (A.H.P.Al., P. 819, ff. 61r-62v); Juan Martín
Herrera, el 23 de julio de 1768, manda que “se den a San Antonio dos fanegas de cebada”
(A.H.P.Al., P. 821) y finalmente Antonio de Medina, el 8 de abril de 1777, manda 20 reales
al señor San Antonio de Padua (A.H.P.Al., P.827).
73
A. H. P. Al., P. 822, ff. 26r-27v.
74
A. H. P. Al., P. 829, ff. 262r-271v.
136
El culto a los santos en Adra (Almería) en la Edad Moderna
En 1936, altar e imagen fueron destruidos, aunque logró salvarse el Niño Jesús
que portaba en su mano izquierda. En la posguerra, la familia Gómez-Pérez donó
una imagen del santo, a la que se incorporó el Niño Jesús, sobre su mano izquierda,
que se había salvado de la ira iconoclasta en la contienda civil.
San José
El culto a San José fue impulsado por la orden carmelita, en la que destacaba
como fervorosa devota la misma Santa Teresa de Jesús.
En Adra el testimonio más antiguo de la devoción al santo es el testamento de José
Fernández Haro que, en 1744, declaraba ser hermano de la cofradía “del señor San José”,
de la que, el 29 de febrero de 1784, también reconocía ser miembro D. José Antonio
Rodríguez-Correa y Utrera75. El 16 de julio de 1748 Dª Jerónima de Utrera y Sáez ma-
nifestaba que sobre una casa de su propiedad, en la calle de la Palma, intramuros de la
villa, se pagaban a los beneficiados de Adra 11 reales de limosna “por el sermón que se
hace en la iglesia parroquial de la villa al patriarca señor San José”76.
No obstante, el auténtico cénit de su culto tendrá lugar por la extraordinaria
devoción que le profesaba Dª Rosa Cándida Gnecco Gnecco, esposa del alcalde
mayor de Berja, Adra y Dalías, D. Pedro Beneito y Aznar. Esta, tras instituir en su
testamento de 3 de abril de 1778 como heredero, de parte y media de sus bienes,
a su hermano D. José Antonio Gnecco, precisaba que lo sería con el gravamen “de
mantener una lámpara encendida de día en obsequio y culto del patriarcha sr. San Joseph y
en el altar de la Yglesia parroquial desta villa de Adra”. En el mismo instrumento fundó
una capellanía servidera en la iglesia parroquial de Adra “en el altar de mi Patriarcha
el sr. San Joseph con la obligación(…) de que sea del Capellán que la poseyese el costo del
Jubileo de cuarenta oras que dexo en dicha Yglesia establecido y anualmente en cuanto a
oras canónicas, misa, sermón, el día del Patriarcha y la reserva con assistencia lo menos de
doze residentes, con su Te Deum laudamus y responso, y según por mi hasta de presente,
en quanto a esto se ha practicado y la Yglesia celebra”77.
La bella imagen de San José, que se venera actualmente en el retablo mayor de
la iglesia parroquial de Adra, fue preservada de su destrucción en 1936. Le repre-
senta cogiendo con la mano derecha al Niño, y está atribuida a algún discípulo del
gran escultor accitano Torcuato Ruiz del Peral, que la debió ejecutar, entre 1773 y
1778, a instancias de la referida Dª Rosa Cándida Gnecco78.
75
A.H.P.Al., P. 809 y P. 832, ff. 4r-9v.
76
A.H.P.Al., P. 811.
77
A.H.P.Al., P. 828, ff. 110r-114v.
78
J. SÁNCHEZ REAL, Avance del…,
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VIRTUDES: HISTORIA Y DEVOCIÓN EN ESPAÑA A
UNA ADVOCACIÓN
Francisco RODRÍGUEZ PRADOS
Profesor De Enseñanza Secundaria
139
Francisco Rodríguez Prados
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Francisco Rodríguez Prados
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Francisco Rodríguez Prados
El tercer ejemplo que vamos a destacar, hay que visitar tierras asturianas para
conocerlo. Se trata de una imagen con la advocación de “Virtudes” en Villayón que
es un concejo de la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias. Villayón se
cita ya como poblado en los geógrafos romanos, cuando escriben de los “Astures
Pésicos”. Y en el territorio de estos se mantiene además del nombre “Navia” que
tiene el río, el de “Villaión” propio de un lugar que está en su ribera. Dentro de su
territorio se encuentra Ponticiella (Ponticella en asturiano) que es una parroquia de
este concejo. Aparece registrada en tiempos del Obispo de Oviedo, Don Gutiérrez
de Toledo (1377-1389) en el Arciprestazgo de Navia de esta forma: “Santiago de
Poteciella (úsanlo de presentar los de la Casa de Anleo y otros. Es Capellán D.
Juan López e Beneficiado. Los Diezmos partense en esta manera, la metad lievan
los padroneros herederos, el Capellán el quarto”. La casa de Anleo tenía mucha
documentación manuscrita de posesiones por esta Parroquia, hoy en el archivo del
Marqués de Santa Cruz de Marcenado. Por otra parte, Pascual Madoz, en su Dic-
cionario histórico geográfico y estadístico del año 1845 nos dice: “Que esta Parro-
quia es de patronato laical, que está servida por un Cura de Ingreso, que tiene unos
trescientos vecinos, con mil doscientas almas y unas veinte ermitas de propiedad
particular distribuidas por los distintos barrios de la Parroquia”. De las ermitas de la
Parroquia la más destacada es la de la Virgen de las Virtudes, en que la romería aus-
piciada por los hijos de la Parroquia, residentes por diversas localidades, se reúnen
en el campo de las Virtudes, en los últimos días de Agosto, para compartir con sus
hermanos los cultos a la Virgen, comida, baile, competición, etc.
144
Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
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Francisco Rodríguez Prados
vividas por el mismo están recogidas de forma espléndida en el libro “Historia del
Real Monasterio de Santa Ana de Badajoz” escrito por la Abadesa Sor Mª Celina
de la Presentación Sosa.
Desde 1480 ya estaban en Badajoz las Madres Clarisas en su Convento de
Santa Clara, que aún está en pie en la calle Joaquín Costa. Extinguido en 1507 a
causa de la peste, el edificio pasó en 1526 a la Cofradía y Hospital de la Vera Cruz.
El Monasterio de Santa Ana lo funda en 1518 Leonor Laso de la Vega y Figueroa,
hija del insigne personaje Lorenzo Suárez de Figueroa y Mendoza, embajador en el
siglo XVI de los Reyes Católicos en Italia y miembro de un linaje muy ligado a la
ciudad de Badajoz, que obtuvo el título de Duques de Feria.
A pesar de los convulsivos avatares históricos vividos en la ciudad, el Mo-
nasterio de Santa Ana se ha mantenido siempre, sirviendo de refugio a otras
comunidades religiosas que vieron desamortizados sus conventos, temporal o
definitivamente, como las Clarisas Descalzas, las Agustinas de Santa Catalina,
las vecinas Madres Franciscanas del Convento de Santa Lucía, las Franciscanas
Descalzas del Convento Madre de Dios de Valverde y las Trinitarias del Con-
vento de los Remedios. En este Monasterio estuvo enterrada la Reina Ana de
Austria, mujer de Felipe II, el cual dirigía la guerra con Portugal desde Badajoz,
junto con Don Juan de Austria. Estos residían en el desaparecido Palacio de los
Fonseca, ubicado en la plaza del mismo nombre, actual de la Soledad, y propie-
dad de una noble familia pacense, los Marqueses de la Lapilla y Marqueses de
Orellana, a su vez patronos del convento. El Rey Felipe III preside la solemne
festividad de la Ascensión en 1619 y regala una cubierta para el antiguo sepul-
cro de su madre, enterrada ya en el Escorial. En 1771 Carlos III concede al
Monasterio el título de “Real”, colgándose las armas de la Casa de Austria y de
la de Borbón en la puerta de su iglesia.
Es de obligado comentario la veneradísima imagen de la Virgen de las Virtudes
y Buen Suceso que preside el templo, considerada “Patrona” de la ciudad de Bada-
joz, con anterioridad a la Virgen de la Soledad. Está situada en un magnífico retablo
del siglo XVII dorado por el Duque de San Germán; la imagen pertenece al grupo
de Vírgenes negras del siglo XV o XVI y apareció oculta en un muro en el madri-
leño Convento de San Jerónimo, junto con otras dos, que acabaron en Trujillo y
Madrid. Esta maravillosa talla aparece repetidamente en las crónicas antiguas por la
fe y devoción que se le profesaba en la ciudad de y por el gran número de roga-
tivas públicas que se le hacían, contándose que el propio rey Felipe II se deleitaba
componiéndole motetes a la imagen.
Y por fin llegamos a Andalucía, donde los ejemplos de imágenes marianas
bajo la advocación de “Virtudes” están al menos en la mitad de las provincias que
componen nuestra región: Huelva, Sevilla, Cádiz o Málaga es decir, cuatro de ocho
provincias, y en un total de siete pueblos: Paterna del Campo y La Nava en Huelva,
La Puebla de Cazalla y Dos Hermanas en Sevilla, Villamartín y Conil en Cádiz, y
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Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
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Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
y quizás de Andalucía Occidental, pues se viene realizando desde finales del siglo
XIII; y las Fiestas patronales el 14 y 15 de agosto. Este último es el día grande en el
que después de la diana, se celebra la Misa de Hermanos a las 12 del mediodía. Al
ponerse el sol, se saca a la Virgen en procesión por todas las calles del pueblo, acto
cargado de tradición y de un gran arraigo popular, siendo una auténtica maravilla
ver el paso de la Imagen.
De Huelva a la vecina Sevilla, para hablar de La Puebla de Cazalla y de Dos Her-
manas. De la primera de ellas, es su patrona y celebra su festividad, como la mayoría
de los ejemplos que hemos visto, el 15 de agosto. La Parroquia de Nuestra Señora de
las Virtudes debió construirse en el siglo XIV y se restauró en el XVI, pero la portada
se le añadió en el XVIII. Ya en el siglo XIX, se opta por una nueva construcción, ya
que ésta quedó muy dañada tras la invasión francesa de principios de siglo. La imagen
más importante sin duda alguna, dentro del fervor popular es sin duda alguna la que
corresponde a la patrona es decir, Nuestra Señora de las Virtudes. Se trata de una talla
en madera policromada y estofada, realizada en 1.949 por el escultor León Ortega.
Nada sabemos del origen devocional a la Virgen de las Virtudes, pero es de suponer
que poseía ermita propia en los años del Renacimiento, pudiendo ser la familia de
los Ureña los verdaderos precursores de esta advocación - aunque sepamos que es
una advocación propia de la Orden de Calatrava a la que pertenecían los Duques de
Osuna, dueños y repobladores de La Puebla de Cazalla, y varias de las poblaciones ya
estudiadas-, aunque algunos estudiosos hayan apuntado que en el Castillo de Luna,
pudiera ser que existiera una capilla destinada a su culto. Según un inventario hecho
en 1.886, a la Virgen de las Virtudes se la mencionaba así: “Una imagen de Nuestra
Señora de las Virtudes de madera tallada con un niño en los brazos la una y el otro en muy
mal estado y de ningún mérito artístico”, por lo que podemos comprobar que no se trata
de la actual y se encontraba en la actual iglesia del Convento de Mínimos, que por
aquellos entonces ejercía de iglesia parroquial hasta que se terminase la que es la actual
parroquia de la localidad, ya que fue derruida por las tropas francesas a principios del
siglo XIX cuando tiene lugar la Guerra Española de la Independencia contra el yugo
napoleónico.
En la no muy lejos población de Dos Hermanas, en la parroquia matriz de San-
ta María Magdalena, existe una talla bajo la advocación de “Virtudes”. Una iglesia
cuya antigüedad no consta, si bien fue remodelada en el siglo XVIII con interven-
ción del Maestro Pedro Benítez y la colaboración del Maestro local Juan López, y
restaurada en 1940 según proyecto del Arquitecto Aurelio Gómez Millán. En ella
se conserva la imagen de Nuestra Señora de Valme (siglo XIII), juntamente con
los restos del Pendón de Ab-Xataf, último Rey moro de Sevilla. Existen imágenes y
cuadros de interés, destacando entre las primeras la Virgen de las Virtudes atribuida
a Duque Cornejo o quizás a alguno de su escuela o seguidores más inmediatos.
La penúltima de las provincias es Cádiz, representada con dos localidades.
Primero escribiremos algo sobre Villamartín que celebra su onomástica, la de la
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Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
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Francisco Rodríguez Prados
habitaban junto al río Cilbo, llamado hoy Salado de Conil. Tras la desaparición de
la hegemonía fenicia, los cartagineses cuidaron las colonias existentes y fundaron
otras nuevas con vista a la fabricación de los salazones de atún y otros pescados
como nos refiere el mencionado Avieno. Otros autores afirman que por estas fe-
chas existió una población cartaginesa en el término municipal a la que identifican
con el nombre de Cybyon, o Cimbilis.
En el siglo XVI, Méndez Silva, en su obra “Población General de España” nos
dice que no existe memoria sobre el Conil antiguo y que él cree que fue fundado
por los túrdulos andaluces. De las fuentes literarias romanas tenemos los datos que
nos proporciona Estrabón, que recorrió esta zona y nos dice que estaba habitada
por los túrdulos o turdetanos (que tiene toda clase de frutos y muy abundantes)
y que de ella se exportaba “trigo, mucho vino y aceite... cera, miel y mucha cochinilla”.
Alude Estrabón a la gran abundancia de conejos en esta zona y Adolfo de Castro
comenta que Conil puede tener origen en “Conillos” voz de baja latinidad que
significa vivar de conejos.
Como vestigios de toda esta época antigua nos queda la necrópolis fenicia de
la Huerta del Sol, las numerosas monedas romanas encontradas en la huerta del
Majadal de Bustos, en la zona de Barrionuevo, y las lápidas funerarias encontradas
en la hacienda del Molino de Buenavista. Por último hacer mención de las nume-
rosas tumbas puestas al descubierto en el año 1889 con motivo de la explanación
de la actual plaza de Santa Catalina, frente a la Torre de Guzmán, que por su
contenido en objetos de cristal y barro, la tipología de los enterramientos y demás
circunstancias, fueron consideradas anteriores a la Era Cristiana.
Caído el antiguo Imperio Romano, la zona de Conil pasa a ser un lugar inse-
guro, difícilmente poblado, lugar de paso de sucesivas invasiones de escasa dura-
ción como las de los vándalos, bizantinos y visigodos; período que culmina con la
invasión árabe del año 711. Para la dominación musulmana la ausencia de datos
relativos a Conil es absoluta. Tras la rápida conquista peninsular la zona de Conil
pasa a formar parte de la cora de Sidonia, distrito militar y administrativo al que
pertenecerá hasta la conquista cristiana.
La conquista de Sevilla en 1248 por Fernando III marcó el inicio del éxodo
musulmán de estas tierras. La victoria cristiana de 1265 sobre la población mudéjar
creó una línea divisoria en el territorio recuperado que recibió el nombre de fron-
tera, topónimo que fue añadido a los nombres de las poblaciones del lugar como
Arcos, Jerez, Chiclana, Conil y Vejer, que a partir de entonces fueron conocidos
como “de la Frontera”. En el reinado de Sancho IV se inicia la repoblación castella-
na de Conil y de lo que hoy es su término municipal. Los repartos de tierras fueron
realizados en el año 1288 y en el 1293, continuando posteriormente, motivado por
los continuos abandonos de los pobladores, hasta el año 1318.
Un hecho de vital importancia para Conil se produjo con su entrada en el
señorío de Don Alonso de Guzmán. El 20 de Octubre de 1299, por privilegio ro-
152
Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
dado otorgado por Fernando IV, Guzmán el Bueno recibe en pago de sus servicios
a la corona, la aldea de Conil, para poblarla, fortalecerla y ampararla. Este hecho
fue el punto de partida del Conil moderno. Fue el primer señorío, el más antiguo
que Don Alonso obtuvo en esta comarca, primera piedra del poderoso monopolio
pesquero de la casa de Guzmán.
La nueva población fue establecida en lugar distinto al de la antigua aldea
musulmana. La nueva al norte del río salado, donde hoy la conocemos y la antigua
quedó al sur de dicho río, en la zona llamada conilejo o conilete.
Las circunstancias del momento no ayudaron al poblamiento, pues además de
los problemas generados por las escaramuzas en la zona fronteriza, la escasez de co-
sechas y ganado provocaron pestes y enfermedades que diezmaron la cuarta parte
de la población. El freno al desarrollo de la industria almadrabera y al crecimiento
de la población seguía siendo el recrudecimiento de las tensiones fronterizas con
el reino de Granada que desde Gibraltar atemorizaba estas costas con constantes
pillajes y piraterías. Debió de quedar con escasa población la nueva villa pues en
1411 el conde de Niebla relanza de nuevo la repoblación del lugar con vecinos de
Jerez de la Frontera.
La segunda mitad del siglo XV supuso la consolidación de la nueva villa, la
organización de su consejo municipal, el aumento espectacular del número de
vecinos, la puesta en cultivo de nuevas tierras, el relanzamiento de la ganadería y
la agricultura. Los condes de Niebla y sus sucesores los duques de Medina Sido-
nia confirman los privilegios concedidos a los vecinos y les otorgan otros nuevos,
aumentan las tierras del consejo facultándolo para repartirlas entre los vecinos sin
pagar pensión o renta alguna. Todo lo que llevará a un mejor poblamiento y en-
grandecimiento de la villa era concedido por los señores, con la sola obligación de
ir a trabajar a las almadrabas.
Otro auge de las almadrabas se detecta a mitad del siglo XVI lo que provoca,
unido al aumento de la seguridad, un crecimiento espectacular de la población que
triplica su número, situándose a finales del siglo en 1.800 habitantes y a mediados
del XVII en 2.700. A este auge se suma el crecimiento espectacular de la produc-
ción de cereales. El aumento productivo fue debido al desmonte y roturación de
gran número de tierras de los propios, comunes y baldíos realengos. Desde la mitad
del siglo XVI a finales del XVII Conil conoce su siglo de oro, época de máximo
apogeo y florecimiento que hace que la villa se configure definitivamente, convir-
tiéndose en un importante centro económico de la época.
El siglo XVIII comienza con un decaimiento en las almadrabas, pero la villa
sigue creciendo gracias al aumento de la ganadería, el olivar y la vid. La nueva orga-
nización municipal propiciada por la política regalista de la Monarquía creó la figura
del Síndico Personero, especie de abogado defensor en los pueblos de señoríos, por
medio del cual, pueblos como Conil pudieron encauzar la oposición frente al señor
y siendo en muchas ocasiones los promotores de la lucha antiseñorial de la época.
153
Francisco Rodríguez Prados
Una gran sangría económica supusieron para el municipio las guerras exterio-
res de la Monarquía, otra circunstancia más que unida a las anteriores provocaron
la desgracia del municipio por las insoportables cargas que tuvieron que padecer.
Así pues, al comienzo del siglo XIX Conil presentaba una situación económica
lamentable a la que viene a poner la puntilla la invasión francesa. El siglo XIX es
para Conil un siglo decadente que comienza con la ocupación francesa que arruina
al municipio y a su población. Las desigualdades sociales y las malas cosechas pro-
vocaron a finales del siglo y comienzo del XX, continuas situaciones de conflictos y
desórdenes públicos, consecuencia de la espantosa miseria que vivía gran parte de
la población. A partir de la primera guerra mundial la población experimentó cierta
mejoría, al tomar las autoridades mayor conciencia de la suerte de la clase obrera.
Ciñéndonos a lo puramente artístico, debemos mencionar el convento de
Nuestra Señora de las Virtudes, actual parroquia y casa de la patrona de la localidad
y titular del edificio. Según Pedro de Medina, cronista de la Casa Ducal de Medina
Sidonia, escribía en 1561: “Había en Conil además de la pesca del atún otra cosa más
señalada y de mucha mayor riqueza y que era la iglesia y casa de Nuestra Señora de las
Virtudes, a la que acudían romeros casi todos los días del año...de día y de noche. Pero el día
grande de peregrinación era el 8 de Septiembre, fiesta principal de Nuestra Señora, día en
que iban tantas gentes de todas las comarcas y de fuera de ellas, que me parece que es una
de las casas de más devoción que hay en España”. El patrono de la fundación del con-
vento fue el duque Don Juan Alonso Pérez de Guzmán en 1567, siendo provincial
de la orden de Mínimos de San Francisco de Paula el padre fray Pedro de Melgar.
Don Juan Alonso costeó las obras e hizo donación de la imagen de Nuestra Señora,
que desde muy antiguo pertenecía a sus antepasados, y les dio a los frailes la huerta
del Hardal con su torre para sostenimiento de la comunidad. La construcción fun-
damental y primitiva es del siglo XVI y de ella es la nave de la iglesia, la sacristía y
las escaleras. La portada y campanario son del primer tercio del siglo XVII, obra de
fray Luís Vázquez de Dueña. El resto del convento, galerías, claustro y patios fueron
levantados de nuevo en las obras de remodelación que se llevaron a cabo en vida
del padre fray José Tentor, corrector del convento en 1760.
A partir de la desamortización del siglo XIX, numerosas obras se han realizado
en este edificio hasta convertirlo en sede del ayuntamiento en 1839, juzgado y
escuela. Refiriéndonos a la arquitectura hay que decir que la iglesia es de una sola
nave con planta de cruz latina y capillas adosadas. La cubierta es una bóveda de
medio cañón sostenida por arcos fajones que descansan sobre grandes contrafuer-
tes. El crucero está cubierto por una bóveda vaída en piedra y en su centro, presi-
diendo el altar mayor, tiene labrado el escudo ducal de la casa de Medina Sidonia.
La puerta principal de acceso al templo es un arco de medio punto, labrado con
casetones y flanqueado por dos pares de columnas dóricas, con frisos y metopas
que sostienen una cornisa que enmarca la portada y sostiene el cuerpo superior. La
torre posee dos cuerpos, el superior rematado por un chapitel revestido de azulejos.
154
Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
En el primer cuerpo de la torre se encuentra una hornacina con una estatua de pie-
dra caliza que representa a Santa Catalina. La sacristía está cubierta por bóveda de
cantería y tiene labrado en su centro el anagrama de la orden de Mínimos: “CHA-
RITAS”, que significa caridad, una de las “virtudes” teologales a las cuales hacíamos
referencia al comienzo.
Dentro del apartado de esculturas son de mencionar entre otras: el Cristo
Crucificado, el Cristo de la Sacristía, la Virgen de la Soledad y la imagen de Nuestra
Señora de las Virtudes, que encandila las calles de su pueblo cuando la sacan en
procesión.
Por último, hablaremos de Nuestra Señora de las Virtudes, patrona de la locali-
dad malagueña de Fuente de Piedra. Su paisaje, de relieve muy suave y cubierto de
campos de olivos y cereal, está dominado por la enorme Laguna de agua salada. La
presencia de la laguna debió determinar el asentamiento de pobladores en la zona
ya en épocas prehistóricas. De acuerdo con los restos encontrados, parece ser que
el hombre ya estuvo aquí en el solutrense y desde entonces permaneció en estas
tierras de forma continuada hasta la llegada de los íberos. Estos se constituyeron en
cultura autóctona y mantuvieron relaciones comerciales con fenicios y cartagineses.
Ocupada la laguna por los romanos en el siglo II a.C., el pueblo recibió el
nombre de “Fons Divinus” -fuente divina- en reconocimiento de las propiedades
medicinales de sus aguas. En 1461, don Rodrigo Ponce de León, Señor de Marche-
na, y Luís de Pernía, capitán de la guarnición de Osuna, toman posesión del lugar
tras la batalla del Madroño y expulsan a los musulmanes que lo habitaban. De este
modo quedó abandonada hasta 1547 en que Antequera decide crear un arrabal
para alojar a los enfermos renales, que en gran número se trasladaban a tomar
aguas de su fuente.
La importancia de estas aguas contribuyó a un apogeo comercial de la zona,
ya que se llegaban a exportar al Nuevo Mundo y al reino de Nápoles. Después de
la prosperidad de los siglos XVI y XVII, el siglo XVIII y hasta principios del siglo
XIX fueron de crisis, ya que las continuas sequías de la Laguna Salada favorecieron
la expansión de epidemias que causaron estragos en la población y mala fama del
lugar.
El único edificio religioso que existe es la iglesia parroquial de la Virgen de las
Virtudes, patrona del pueblo. Fue construido a finales del siglo XIX (1891) en estilo
neomudéjar y en su exterior destaca su fachada principal, con puerta de acceso rec-
tangular y dintel, sobre el que se abre un ventanal de doble arco de reminiscencias
góticas. Cortado en chaflán el ángulo de la portada del lado del evangelio se levanta
una espadaña de doble arco.
Las fiestas patronales en honor de la Virgen de las Virtudes, el 8 de septiembre,
es la celebración más tradicional. La carrera de cintas a caballo, declarada Fiesta de
Interés Turístico Nacional de Andalucía, está presidida por las “manolas”, mujeres
vestidas de mantilla que desfilan en la comitiva acompañadas por la banda de
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Francisco Rodríguez Prados
música, coches de caballos y por los jinetes que van a participar en la carrera. Estos
salen a galope armados con una pica que han de pasar por unas anillas situadas
en una cuerda que se tiende a lo largo de la calle. Cuando acaba la carrera, tiene
lugar la procesión de la patrona. En Fuente de Piedra desde su fundación se han
venido celebrando la Carrera de Cintas a Caballo. De hecho en 1898, el Diario
de la provincia (Málaga), nos habla del carácter singular de las fiestas patronales de
Fuente de Piedra, precisamente por la Carrera de Cintas a caballo, añadiendo, en
aquel entonces, que éstas se venían celebrando desde tiempo inmemorial y consti-
tuían una atracción para los pueblos cercanos. Es posible que las características del
lugar donde se celebra haya sido un factor determinante en cuanto al éxito que han
tenido en todo momento.
Como todo evoluciona, la carrera de Cintas a Caballo también evolucionó.
En la imagen recogida por la prensa en el artículo a que hemos hecho referencia,
vemos que el “caballista” porta una pica de una longitud aproximada a 1 m. El
tamaño disminuye considerablemente, quedando reducida a 1/6 de su longitud
primitiva, pero la dificultad para ensartar el aro permanece, pues se reduce también
en la misma proporción. La evolución continuó y hoy, más de cien años más tarde,
la pica presenta unas dimensiones aún más pequeñas (aproximadamente 20 cm.),
y al igual que en la situación anterior, el aro también sufrió su merma pasando a
ser una anilla de tan solo 2 cm. de diámetro, manteniendo así la dificultad inicial,
que contribuye a que los participantes que se aventuren a competir han de ser muy
diestros en el manejo de la montura. Las cintas, de seda, tienen un tamaño aproxi-
mado de 150 cm. de longitud y 5cm. de anchura. Esta es enrollada en el carrete por
uno de sus extremos, portando el otro extremo una anilla cosida. La cinta se enrolla
en uno de los carretes, presentando el pequeño aro a los “caballistas”, que han de
acertar a pasar la pica por ella para así desplegarla en su totalidad, lo que ofrece
un espectáculo maravilloso. El ganador recibe el trofeo de manos de una de las
“manolas”. Las manolas son aquellas jóvenes, o no tan jóvenes que ataviadas con
mantilla inician el festejo con un paseíllo desde el punto de salida de la cabalgata de
los “caballistas” hasta el palco situado justo al frente de la Guirnalda que porta los
carretes con las cintas. Una vez situadas estas en dicho palco, lo adornan colocando
sus mantillas sobre él, lo que ofrece un espectáculo digno de ver por su belleza y
colorido. De entre los participantes, el que más cintas consigue es el ganador, sin
menoscabo de que los dos siguientes también consigan su premio, consistente en
un trofeo y cierta cantidad en metálico.
El día de la Patrona es el día grande de la localidad, en el que se dan cita propios
y foráneos. Los Villafontenses que residen fuera acuden al municipio y, si por algún
motivo no pueden hacerlo, sienten ese malestar propio de no poder compartir con
los suyos algo que les pertenece. El día 8 se inicia con disparos de cohetes y repique
de campanas anunciando a la población que es el día grande. Nadie trabaja, ob-
viamente es fiesta local. Tras la diana y pasacalles, a las 11 tiene lugar en el templo
156
Virtudes: historia y devoción en España a una advocación”
Ayer y hoy del día 8 de septiembre en Fuente de Piedra: el ayer, con la antigua imagen de Andrés de Carvajal y
perdida durante la Guerra Civil en 1936, y el hoy, con la moderna imagen que tallara Navas Parejo en los
años 40.
157
Francisco Rodríguez Prados
158
LA SACRALIZACIÓN DEL MEDIO NATURAL: LA
VIRGEN DE LOS LIRIOS Y EL PARQUE NATURAL DE
LA SIERRA DEL CARRASCAL DE LA FONT ROJA.
Roberto SÁNCHEZ GARRIDO
Profesor-Tutor Antropología UNED-Elche
Introducción
1
Decreto 49/1987, de 13 de abril, del Consell de la Generalitat Valenciana.
159
Roberto Sánchez Garrido
sido muy destacadas y han contribuido a modelar el paisaje que se muestra hoy
día. Carboneros, canteros, leñadores, pastores, agricultores, la obtención de cal o
el comercio de la nieve, junto con medidas como la de 1332, en la que el cabildo
alcoyano dictó normas para la protección del paraje como forma de regular el uso
y aprovechamiento del bosque, con una función social y económica, han ido con-
formando y transformando el lugar.
Este lugar fue testigo de la aparición mariana del año 1653 y desde enton-
ces forma parte de la identidad de la ciudad de Alcoy. La religiosidad asociada al
entorno ha sido una de las razones, junto a otras, para potenciar la conservación
del paraje y la obtención de la categoría de espacio protegido. La comunica-
ción, en un breve recorrido, trata la relación de la sacralidad de la naturaleza,
la construcción ideológica de asociar pureza natural con divinidad, y analiza
los pormenores de la aparición mariana, el inicio del culto a la Virgen de los
Lirios, su representación material como manifestación social y la festividad que
se articula sobre ella.
El objetivo del texto no es tanto el describir la aparición de una manifesta-
ción sagrada sino la de relacionar cómo se carga de valor un espacio natural a
partir de esa aparición, sacralizando el entorno donde aparece y cómo influye
de forma simbólica y efectiva sobre las posteriores medidas de conservación
oficial. La hipótesis seguida considera que la religiosidad popular en la que se
desarrolla está íntimamente imbricada con las relaciones entre ser humano y
medio ambiente, creando significados que sobrepasan el referente religioso,
aunque se mantiene el mismo como pretexto y contexto que guarda tras ello
una importancia socioeconómica que motiva la conservación del lugar, y que la
devoción religiosa, en el plano que podríamos denominar como cultural, refuer-
za cargándolo de valor simbólico e identitario. De esta forma la protección del
paraje gana valor uniéndose las potencialidades ambientales y socioculturales,
así como los rendimientos políticos y económicos que busca la administración.
Este texto surge del trabajo de campo realizado en la zona y que forma parte
de la tesis doctoral realizada en el área de Antropología Social de la Universidad
de Murcia, que ahonda en las relaciones humano-ambientales, las actividades re-
creativas relacionadas con el medio ambiente, la gestión de espacios naturales pro-
tegidos y su vinculación con la práctica cinegética como elemento conservación y
conflicto2.
2
El texto forma parte de la investigación Caza, cazadores y medio ambiente. Estudio etnográfico
sobre la actividad cinegética y usos del medio natural: el caso del Parque Natural del Ca-
rrascal de la Font Roja, subvencionada por el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Excma.
Diputación de Alicante en la convocatoria de ayuda a la investigación 2006, en la modalidad
de ciencias sociales y humanidades.
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La sacralización del medio natural: la Virgen de los Lirios y el parque natural...
161
Roberto Sánchez Garrido
162
La sacralización del medio natural: la Virgen de los Lirios y el parque natural...
3
Mircea Eliade señalaba la creencia y la importancia simbólica de la tierra como elemento de
vida y que aparece en distintas culturas y momentos:
“
Es ésta del alumbramiento de los humanos por la Tierra una creencia difundida universalmente.
En muchas lenguas se llama al hombre “nacido de la tierra”. Se cree que los niños “vienen”
del fondo de la Tierra, de las cavernas, de las grutas, de las hendiduras y también de los
mares, de las fuentes, de los ríos. En forma de leyenda, de superstición o simplemente de me-
táfora perduran aún creencias similares en Europa. Cada región, y casi cada ciudad o pue-
blo, conoce una roca o una fuente que “trae” a los niños: las Kinderbrennen, Kinderteiche,
Bubenquellen, etc. Incluso entre los europeos de hoy en día perdura el sentimiento oscuro
de una solidaridad mística con la tierra natal. Es la experiencia religiosa de la autoctonía: los
hombres se sienten “gentes del lugar”, y es éste un sentimiento de estructura cósmica que
sobrepasa con mucho el de solidaridad familiar y ancestral” (Eliade, M. 1957 (1992): 121).
163
Roberto Sánchez Garrido
164
La sacralización del medio natural: la Virgen de los Lirios y el parque natural...
“volvió la vista a la derecha del punto donde se encontraba paseando, que era
a unos 200 pasos de la fuente, sobre un pequeño collado que mira a Occidente
en dirección a Polop, y vio, con gran admiración, que de entre unos erizos que
tenía a su frente, y que abundaban en este lugar, brotaba un hermoso lirio blanco,
azotado apenas en morado, quedóse al punto sobrecogido de estupor, sin poder
darse cuenta de lo admirable del caso, y haciéndose reflexiones a sí mismo, ya
persuadido de que no le engañaban los sentidos, vió allí cumplida la primera parte
del versículo de los Cantares, Sicut lilium inter spinas, y para más persuadirse de
la realidad, se arrodilló y recitó con gran fervor la oración del Oficio de la Inma-
cualada. Observó entonces muy atentamente la flor, vara y tallo de la misma y,
valiéndose de un palito, removió la tierra hasta encontrar el bulbo” (BARCELO
BERENGUER, J. 1977: 352).
Se acercó hasta allí el Rector de Confrides que vio parte de la escena, siendo
el primer testigo del milagro. El otro testigo fue un labrador que había ido a por
leña y al que se le enseñó la vara del lirio con la imagen de la Virgen y que dio fe
de su veracidad. Ésta se encuentra en tres lugares, la palabra del que lo encuentra,
sacerdote, primer testigo, sacerdote, y segundo testigo, labriego. Los tres represen-
tan en distinto grado la pureza, los dos primeros por su relación con la divinidad y
la obligación para con la misma, el tercero por todo lo contrario, su ingenuidad y
su carácter puro e incontaminado, como la naturaleza que lo acoge, que le impide
mentir, más tratándose de un caso de fe. La narración que el historiador alcoyano
recoge del presbítero Sanus Aura relata de esta forma todos estos hechos:
165
Roberto Sánchez Garrido
Pavorde una consulta sobre un asunto espiritual. Le enseñaron la flor de lirio con
la vara y raíz, en la que reconoció la imagen de la Santísima Vigen y, quitándose
el sombrero en señal de veneración, dijo admirado: “Es la imatge de la Purísima
Concepción de la Mare de Deu”. A los gritos y exclamaciones de los allí reunidos,
despiertan los sacerdotes y escolares, que aún estaban en la choza, salen en tropel
dirigiéndose a la fuente y al contemplar la realidad de tan grande maravilla, ex-
claman todos, enajenados de gozo y de alegría, que es la imagen de la Santísima
Virgen en el misterio de su Inmaculada Concepción, y la saludan reverentes con
todo fervor” (BARCELO BERENGUER, J. 1977: 353).
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La sacralización del medio natural: la Virgen de los Lirios y el parque natural...
4
Berenguer Barceló, J. Tomo I (1977: 352-357).
5
Vicedo Sanfelipe, R. (1925: 86)
167
Roberto Sánchez Garrido
6
Berenguer Barceló, J. Tomo I (1977: 459)
7
Berenguer Barceló, J. Tomo I (1977: 459)
8
Ibídem pp. 460-461.
9
Ibídem, Tomo II, p. 482.
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Virgen de los Lirios y San Felipe Neri en romería a la ciudad para iniciar los trabajos
que se terminaron finalmente en 189110.
Las dificultades de acceso al santuario eran todavía importantes, por lo que se
pensó en construir una carretera que facilitara tanto el acarreo de materiales como
el tránsito de visitantes. El 21 de junio de 1886 se puso la primera piedra de la
nueva fachada. En 1888 se colocaron cuatro campanas donadas por Miguel Payá
Pascual. Finalmente, el 14 de junio de 1891 fue bendecido el nuevo templo, retor-
nó la imagen de la Virgen en romería desde Alcoy y quedó terminada la carretera11.
Esta es la construcción que ha llegado a nuestros días y que con ciertos retoques es
la que contempla el visitante.
El santuario de la Virgen de los Lirios es la manifestación arquitectónica de la
devoción, y a ella está asociada la celebración que anualmente se hace en su honor.
Hay noticias de fiestas y romerías desde el siglo XVIII, que se mantienen a pesar
del tiempo y de los cambios sociales, económicos y políticos, congregando una
gran multitud en sus celebraciones. Durante la dictadura franquista se exacerbaron
los actos religiosos y de ello no fue una excepción Alcoy, que en 1950 acogió una
Misión Evangelizadora que bajó a la Virgen de los Lirios hasta la ciudad12. Tres años
después, en 1953, se celebró con gran pompa el III Centenario del Hallazgo de los
Lirios13. Incluso, en esta época, llegó a contemplarse la idea de que una comunidad
religiosa de padres franciscanos se hiciera cargo del santuario y lo convirtieran en
monasterio14.
Pero más allá de la intención oficial, las fiestas en honor a la patrona alcoyana
tienen un rasgo común con otras que se articulan alrededor de la romería, y un
componente cultural que evidencia la plurisignificación, la polisemia de las ma-
nifestaciones festivas. La fiesta es un momento donde los distintos significantes y
significados culturales interactúan, definiendo al grupo social que la protagoniza. A
través de ella se expresan sentimientos individuales y colectivos. La fiesta y la reli-
gión en nuestra tradición cultural, como señala Rodríguez Becerra, son difícilmente
separables. Rafael Briones destaca que como expresión cultural es un hecho pluri-
dimensional y complejo. Desde una perspectiva sociocultural habría que considerar
a la fiesta como un “acto total”, donde se reproduce la sociedad a partir de unos
patrones preestablecidos, donde el elemento identitario reinventa la estructura so-
cial donde surge.
10
Ibídem, Tomo II. 1977: 536
11
Ibídem, Tomo II. p. 536 y Vicedo Sanfelipe, R. (1925: 222)
12
Barceló Berenguer, J. Tomo III. (1977: 449)
13
BARCELÓ BERENGUER, J. Tomo III. 1977: 454.
14
BARCELÓ BERENGUER, J. Tomo III. 1977: 456
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Roberto Sánchez Garrido
Conclusión
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La sacralización del medio natural: la Virgen de los Lirios y el parque natural...
Bibliografía
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MENTALIDAD COFRADE INFANTIL EN LA CIUDAD
DE ALMERIA: ORÍGENES DE LA COFRADÍA DEL
SANTÍSIMO NIÑO DEL REMEDIO – “NIÑOS
HEBREOS” (LA BORRIQUITA), DÉCADAS DE LOS
AÑOS 20 Y 40 DEL SIGLO XX
Antonio Andrés DÍAZ CANTÓN
Dpto. de Historia, Instituto de Estudios Almerienses
Con la llegada de los años veinte del siglo pasado, el movimiento cofrade
almeriense experimentó un aumento notable en el número de corporaciones pe-
nitenciales, con relación a las existentes con anterioridad, llegando a un total de
cinco cofradías a las que había que sumar el vía crucis del Cristo de la Escucha1,
constituyéndose en su conjunto como el primer momento de esplendor de las
cofradías almerienses.
Nos situamos por tanto históricamente en un período de transición entre la
Dictadura del General Primo de Rivera y la IIª República. Estando la diócesis de
Almería gobernada eclesiásticamente por el Obispo Fray Bernardo Martínez No-
val, desde su llegada y toma de posesión en 1921. Y va a ser fundamentalmente
a iniciativas personales suyas y secundado por el Cabildo Catedralicio, cuando se
fomenten y en consecuencia se reorganicen y se funden las hermandades peniten-
ciales de la Semana Santa de la ciudad de Almería2.
Hasta tal punto toma interés el tema de las hermandades y cofradías que
en la normativa emanada del Sínodo de 1929 y auspiciado por el propio obispo,
aparecen referencias específicas influenciadas previamente de los acuerdos toma-
dos al respecto sobre las hermandades y cofradías en la Conferencia Episcopal
de la Provincia Eclesiástica de Granada del año 1927 3. Una normativa estricta y
exigente en la que se define a estas corporaciones como “Asociaciones de fieles canó-
nicamente erigidas”. Además solo pueden participar en las procesiones los cofrades,
prohibiéndose la participación de extraños a las mismas. Los cofrades tienen que
asistir a las procesiones con túnicas, así como a los actos de culto celebrados en
sus templos con sus insignias, no pudiendo cambiar ni las túnicas ni insignias sin
permiso previo
En la mentalidad de esta época a las mujeres solo les era permitido inscribirse
en las mismas para ganar las indulgencias. En las procesiones solo pueden parti-
cipar los cofrades, prohibiéndose expresamente la participación de extraños. Los
cofrades tienen que asistir a las procesiones con túnicas, a los actos de los cultos,
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Antonio Andrés Díaz Cantón
celebrados en sus templos con sus insignias, no pudiendo cambiar las túnicas ni las
insignias sin previo aviso.
Así mismo no se permiten en una misma localidad la creación de varias co-
fradías, “en la ciudad se hace excepción siempre que por la distancia juzguemos
conveniente dar Nuestro Permiso, con tal que la nueva Cofradía no perjudique a
las ya existentes”.
El Obispo se reservaba el derecho de presidir por sí mismo o por delegado las
juntas de las cofradías. Pudiendo confirmar o remover con justa causa a los elegidos
para sus cargos. Incluso de ser avisado, puede anular los acuerdos de las juntas.
El sacerdote, como director de las cofradías tiene una gran autoridad para
decidir incluso en los horarios e itinerarios de las salidas procesionales. En general
se prohíbe que salgan de noche, en realidad las normas del sínodo adolecen del
clericalismo de la época.
Es muy importante el capítulo que se dedica en el sínodo a las procesiones. Y
las extraordinarias necesitaban un permiso especial del Ordinario del lugar (como
en la actualidad). Incluso se daban normas sobre la música que debía de acompa-
ñar, y se responsabilizaba a los curas de cortar los posibles abusos.
En las normas mas de carácter general, además de exigir seriedad recogimien-
to, se prohibían las “aparatosas exhibiciones y gastos superfluos. “Se excluían vani-
dades y emulaciones que desagradaban a Dios. E incluso se dictaban normas para
la predicación”.
“Si solo hay aparato externo se encarga a los curas prohibir todo lo que desdiga
de la religión y del verdadero culto”. Pedía el Sínodo ”respetar las antiguas cos-
tumbres de sabor cristiano”.”Las que no obedezcan dejarán de considerarse como
hermandades y cofradías legítimamente aprobadas por el Ordinario”. Entre las nor-
mas más duras se decía que “llegando hasta la destitución de cargos, sin excluir la
disolución incluso de la Cofradía”.
No cabe duda que toda esta normativa influyó en las cofradías almerienses
tanto de la ciudad como de la provincia
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Mentalidad cofrade infantil en la ciudad de Almeria: Orígenes de la cofradía...
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Antonio Andrés Díaz Cantón
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Antonio Andrés Díaz Cantón
Tras la finalización de la Guerra Civil, la década de los años cuarenta del pasa-
do siglo va a significar la reconstrucción con la reorganización por un lado y nueva
fundación por otro de las hermandades y cofradías almerienses, merced al pro-
teccionismo de las instituciones civiles, religiosas y militares con el marcado signo
político de los tiempos.
La diócesis de Almería va a estar gobernada eclesiásticamente por el Obispo
Enrique Delgado Gómez desde 1943 hasta 1947. Y en su preocupación por reor-
ganizar la vida cristiana de la diócesis incluye por su importancia a las hermandades
y cofradías, a las que escribe una circular, de fecha 10 de abril de 1944, sobre
la reorganización de las cofradías y asociaciones de fieles. Realizando un estudio
exhaustivo de la normativa establecida en el Código de Derecho Canónico, reco-
nociendo el derecho de asociación de los cristianos en la Iglesia y dictando normas
para su cumplimiento.
Convirtiéndose de esta manera este período en el segundo momento de es-
plendor de la Semana Santa almeriense.
Los autores Enrique Seijas Muñoz y Manuel Abad Gómez (SEIJAS MU-
ÑOZ E. y ABAD GÓMEZ, M., 1996: Pág. 53) afirman “...que este momento de
esplendor se debe al deseo de manifestar demostrar el fervor religioso por un sector
mayoritario de la población, lo que en unos es realmente sincero quizás como respuesta
a dificultades anteriores sufridas durante la Guerra Civil, mientras que en otros se trata
de un mero oportunismo como ocurre en casi todos los órdenes dela vida. Porque desde
el poder del Estado y también desde la Iglesia como institución, tan vinculados ambos
en esos momentos, no se desperdician ninguna oportunidad para potenciar este tipo de
manifestaciones públicas, en un intento por afianzar, muy posiblemente el carácter de
cruzada que se dio a la contienda” 6.
Con ello no pretendemos en este articulo ni un análisis social, ni político, ni
económico del momento histórico de la posguerra, que reflejaba a una España
empobrecida, con una fuerte pérdida demográfica de población, con una dura
represión socioeconómica y el alza con un nuevo vigor del denominado espíritu
nacional-catolicista en la Iglesia de aquel momento, aspecto un tanto más acentua-
do por el aislamiento y la marginalidad en la Almería de la época.
Como comentábamos se reorganizan las antiguas hermandades ya existentes
7
, como Soledad (1940), Santo Entierro (1942) y los Nazarenos del Encuentro
(1943). Y se fundan nuevas con cierto carácter gremial 8, como Angustias (1941),
Estudiantes (1944); Banca y Bolsa (1944), Silencio (1946), Excautivos (1948) y
Niños Hebreos (1948). Y a este conjunto penitencial habría que sumarle el vía
crucis del Cristo de la Escucha que volvió a celebrarse en 1942, aunque continuase
todavía sin estar constituida ningún tipo de asociación religiosa hasta que se funde
propiamente la hermandad en 1958.
178
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Antonio Andrés Díaz Cantón
180
Mentalidad cofrade infantil en la ciudad de Almeria: Orígenes de la cofradía...
c “... asistir, cada mes o el día 25, o el último Domingo a la Comunión general y función
especial que se hará por la tarde; ... y a la que con la imagen de Niño Jesús se celebrará el
día de la Epifanía del Señor (6 de enero)”).
Articulo cuarto, esta cofradía estará dirigida por un Director Espiritual nom-
brado por el Obispo, un presidente, secretario, tesorero, con sus correspondientes
vices y como vocales los hermanos mayores de las Cofradías del Santísimo Sacra-
mento y Nuestra Señora de los Dolores, Santísimo Cristo del Amor y Ntra. Sra. del
Primer Dolor (aparece tachado “... San Juan Evangelista ...”) y presidente de la Junta
Parroquial de Acción Católica en la parroquia.
Artículo quinto, para los cargos de Presidente, etc. Se elegirán de entre todos
aquellos que se distingan por su piedad, ventajoso cumplimiento de sus obligacio-
nes , seriedad y mejor comportamiento dentro y fuera de la Hermandad.
Articulo Sexto, cada hermano deberá de abonar la cantidad de una peseta
al mes con destino a sufragar los gastos de culto, debiendo procurar los que
puedan, La túnica para la procesión del Domingo de Ramos, y los que no pue-
dan se les facilitará, previa entrega de diez pesetas, las que devolverán finalizada
la procesión.
Artículo séptimo, todos los años, en la primera semana de (aparece tachado
“... Adviento y de ...”) Cuaresma se celebrará junta general para tratar de la proce-
sión (aparece tachado “ .. de la Epifanía ...”) del Domingo de Ramos, en la cual se
tomarán los acuerdos pertinentes y el tesorero dará cuenta del estado de fondos
de la hermandad, así como de las altas y bajas que hubieran ocurrido. Esa junta
será independiente de las que la directiva celebrará periódicamente cuando así lo
estimare el director espiritual.
Artículo octavo, de la constitución canónica de esta hermandad se dará cono-
cimiento oficial a la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, para su inclusión
en la misma a todos los efectos.
Lo que se ha venido denominando como junta de directiva y más reciente-
mente como junta de gobierno fue definido entonces en esta Hermandad como
Junta de Mandos, siendo sus cargos los siguientes niños: Hermano Mayor y Pre-
sidente Francisco Navarro Pérez, Teniente Hermano Mayor Juan Morales Peláez,
Secretario Juan Góngora Martínez, Tesorero Juan Esteban Navajas, Vice-Tesorero
Francisco José Pérez Hernández, Vocal de Procesión José Navarro Pérez, Vocal de
Cultos Joaquín Martínez López, Vocal de Propaganda José Antonio Martínez Ta-
pia. Así mismo son nombrados Vocales Protectores los Hermanos Mayores de las
Cofradías de Banca y Soledad y el Presidente de la Junta Parroquial de Acción
Católica. Lógicamente su Director Espiritual era el párroco de San Sebastián, José
Pardo Medina.
El Domingo de Ramos, día 22 de marzo de 1948, a las diez horas y cuarenta y
cinco minutos de la mañana se estrenaba con su salida procesional esta Cofradía de
los Niños Hebreos, con permiso canónico del prelado para poder establecerla con
181
Antonio Andrés Díaz Cantón
carácter infantil. Ya con anterioridad, a las diez y media se había celebrado el acto
ritual de la bendición de las palmas y ramos de olivo en la Plaza de San Sebastián.
Marchaba en cabeza la Banda de cornetas y tambores del Regimiento de Infante-
ría Nápoles 24, seguía la Cruz Alzada de la parroquia y los niños de los hogares
infantiles y Escuelas del Ave María, a continuación numerosos niños revestidos de
hebreos, con túnicas blancas y con los tocados a modo de faraonas de diferentes
colores, portando todos ellos palmas y ramas de olivo.
La intención de la cofradía era lógicamente tener un paso con imágenes y
trono, pero desde este prime año hasta la semana santa de 1955, la escena simbó-
lica y un tanto improvisada de la “imagen” de Jesucristo en su Entrada Triunfal en
Jerusalén fue representada por un muchacho a lomos de una borriquilla. Seguido
el cortejo por el párroco José Pardo Medina revestido de capa y ayudado por Ra-
món González de la Torre y Felipe Trejo. Figuraban también en una presidencia
representaciones de todas las asociaciones, como Acción Católica y las cofradías
establecidas en San Sebastián. Cerrando el cortejo la Banda de Municipal con mú-
sica sacra. El itinerario que realizó partió de las Puerta de los Perdones por Alcalde
Muñoz, González Garbín, San Leonardo, Obispo Orberá, Navarro Rodrigo, Paseo
del Generalísimo, Puerta de Purchena, Plaza de San Sebastián al templo.
Se va a constituir como cofradía en 1949 con la promulgación del decreto de
erección canónica en la Parroquia de San Sebastián, y con la aprobación de los
estatutos ya corregidos, que anteriormente hemos referido, de fecha 3 de marzo de
1949, con firma rúbrica y sello del Obispo Alfonso Ródenas García. El título que
aparece en el mencionado documento es el de Cofradía del Santísimo Niño del
Remedio, que también se denominará de los Niños Hebreos 10.
Para la Semana Santa de 1949 la Junta de Gobierno de la hermandad ha su-
frido algunos cambios. Continúa siendo Hermano Mayor y Presidente Francisco
Navarro Pérez, Teniente Hermano Mayor Juan Morales Peláez, Tesorero Juan Este-
ban Navajas y Vocal de Procesión José Navarro Pérez. Pero Juan Góngora Martínez
que era el Secretario pasa a Vicesecretario y José Antonio Martínez Tapia que había
desempeñado el cargo de Vocal de Propaganda pasa a Vicetesorero, no aparecien-
do el cargo de vocal de propaganda. Asimismo continúan perteneciendo como
Vocales Protectores los Hermanos Mayores de las Cofradías de Soledad y Banca,
y el Presidente de la Junta Parroquial de Acción Católica. Los nuevos integrantes
en la Junta de Gobierno van a ser Agustín Melero Rayo como Secretario, Joaquín
Martínez Ruiz como Vocal de Cultos y aparece curiosamente como Vocal Protector
el Hermano Mayor de una cofradía suyo titular es San Juan Evangelista.
El Domingo de Ramos 10 de abril de 1949 se inició como ya venía siendo
habitual en San Sebastián con la bendición matinal de las palmas, para a con-
tinuación iniciarse la procesión que recorrió el mismo itinerario del año ante-
rior. Se formó el cortejo en cabeza con dos filas con los niños de las escuelas,
le seguían los niños ataviados a la usanza hebrea portando además de palmas
182
Mentalidad cofrade infantil en la ciudad de Almeria: Orígenes de la cofradía...
Bibliografía:
183
Antonio Andrés Díaz Cantón
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Notas
1
En la época era más conocido como Cristo del Escucha. El primer vía crucis con la venerada
imagen se realizó en la madrugada del Viernes Santo 6 de abril de 1928.
2
En 1918 se reorganiza la Cofradía de la Soledad, en 1923 se funda la Hermandad del Santo
Sepulcro, y en 1928 se fundan tanto la de la Hermandad de Jesús Nazareno, también cono-
cida como Cofradía del Encuentro, como esta que nos ocupa del Niño Jesús del Remedio,
también conocida como de los “Niños Hebreos”.
3
Sínodo celebrado en Almería entre los días 18, 19 y 20 de junio de 1929.
L
a Diócesis de Almería pertenecía entonces a la Provincia Eclesiástica de Granada, en la que se
celebró dicha Conferencia Episcopal en la ciudad de Granada el 22 de noviembre de 1927.
4
Pedro Martín Abad también fue fundador y director espiritual de la también recién creada Co-
fradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, más conocida popularmente como el Encuentro, en
1927.
5
Se le había cambiado el nombre a la calle Real por la de General Riego.
6
SEIJAS MUÑOZ, E. y ABAD GÓMEZ, M. (1996). Nuestra Semana Santa. Ed. IDEAL (Corporación
de Medios de Comunicación de Andalucía, S.A.). Madrid. Pp. 45-48.
184
Mentalidad cofrade infantil en la ciudad de Almeria: Orígenes de la cofradía...
7
Soledad reorganizada en 1940, con primera salida procesional en 1942, puesto que en 1941 y
debido a un temporal de lluvia y viento no pudo realizarla, con sede canónica en la Iglesia
de San Sebastián, debido fundamentalmente a la destrucción parcial de la Iglesia de Santia-
go Apóstol, junto con la pérdida prácticamente total de imágenes y enseres.
S
anto Entierro reorganizada en 1942 en la Iglesia de San Pedro con salida por primera vez en
1945.
Y
los Nazarenos del Encuentro reorganizada en 1943, también en la Iglesia de San Sebastián. Y
procesionando por primera vez en 1943, y no regresando a la Iglesia del Convento de las
Clarisas hasta 1949.
8
Angustias fruto de la fusión de la Congregación de la Buena Muerte, creada en 1911, con la
Hermandad de Angustias fundada por la colonia de granadinos en Almería en 1941 y en un
primer momento con carácter de gloria.
E
studiantes fundada por alumnos del instituto y ya universitarios en Granada.
B
anca y Bolsa fundada por empleados de banca, bolsa, ahorro y oficinas, y en la actualidad de-
nominada como el Amor.
S
indicatos o Silencio fundada por lo sindicatos verticales de obreros y trabajadores.
E
xcautivos fundada por presos y familiares junto con excombatientes de la Guerra Civil, casi todos
ellos por el denominado bando nacional, aunque también aparecen algunas referencias al
denominado bando republicano, al que se le denominaba como los “arrepentidos”.Y en la
actualidad denominada Prendimiento.
Y
los Niños Hebreos que sin ser un gremio propiamente dicho si la van a conformar fundamental-
mente los niños de la ciudad, o por lo menos esa era su pretensión. En la actualidad es más
conocida su denominación como la Borriquita.
9
Estatutos de la Cofradía del Santísimo Niño Jesús del Remedio – Niños Hebreos. Parroquia de
San Sebastián. Archivo Obispado de Almería. 1948.
10
Decreto de erección canónica de la Cofradía del Santísimo Niño del Remedio - Niños Hebreos.
Parroquia de San Sebastián. Archivo del Obispado de Almería. 1949.
185
LA OBRA DE IMAGINERÍA RELIGIOSA DE LOS
ESCULTORES MURCIANOS JOSE SANCHEZ
LOZANO, JUAN GONZÁLEZ MORENO,
FRANCISCO LIZA ALARCÓN Y JOSE HERNÁNDEZ
NAVARRO PARA ALMERÍA
Jose Luis MELENDRERAS GIMENO
Doctor en Historia del Arte, Especialista en Escultura e Imaginería Religiosa
Introducción
En este trabajo estudiamos la vinculación artística que han tenido los artistas
murcianos con las tierras almerienses como Francisco Salzillo, y su gran discípulo
Roque López, con obras muy interesantes para la propia Almería y también para
otras localidades como: Huercal-Overa, Purchena, Olula del Rio, etc, en el siglo
XVIII, continuando en el último tercio del siglo XIX, con el seguidor de la escuela
salzillesca, Francisco Sánchez Araciel. Centrandonos y continuando más tarde en el
siglo XX, con la obra de escultores-imagineros tan importantes como: José Sánchez
Lozano, Juan González Moreno, Francisco Liza Alarcón y José Hernández Navarro
en tierras almerienses.
La proximidad al antiguo Reino de Murcia, y la vinculación a la diócesis de
Cartagena, como una barrera limítrofe hizo que Almeria y su entorno provincial
estuviera ligada a Murcia, en siglos anteriores y concretamente en el siglo XVIII. La
fama inmortal de Francisco Salzillo en pleno siglo XVIII,-cubriendo practicamente
su vida en esta centuria-, traspasó los limites locales, a través de sus grandes obras
maestras, como la Inmaculada Concepción1, que talló para Murcia, y que fue que-
mada en los tristes sucesos que se produjeron durante la proclamación de la 2ª Re-
pública en Murcia, en el mes de abril de 1931, siendo desgraciadamente destruida
como otras obras de insignes artistas. Esta obra tuvo un gran eco con posterioridad,
dejándonos una magnífica copia de esta obra el artista local José Sánchez Lozano,
para la iglesia de los P.P. Franciscanos de Almería, en 1932, un año después, tam-
bién destruida.Junto a esta obra, en los años centrales de mediados del siglo XVIII,
Salzillo realizó obras tan importantes como el San Antón de la Puerta de Castilla, el
San Jerónimo Penitente, para el Monasterio de la Ñora, actualmente en la Catedral
de Murcia, y los nueve pasos que lleva a cabo para la insigne Cofradía de Nuestro
<?>
SÁNCHEZ MORENO, J, Vida y Obra de Francisco Salzillo,Murcia, 2ª edición, 1983,p.132.
187
Jose Luis Melendreras Gimeno
2
SÁNCHEZ MORENO, J,Op.Cit.p.151.
3
MORALES Y MARÏN, J.L,El Arte de Francisco Salzillo, Murcia, 1975, p.55.
4
RODRIGUEZ, Manuel, RAMOS, Lucas, LÓPEZ, Juan y Miguel SÁNCHEZ, La Catedral de
Almería,León, 1975,p.38.
5
SÁNCHEZ MORENO,J, Op. Cit. p.154.
6
A.M.M. (Archivo Municipal de Murcia). Signatura: R:9343. ROCHE, Conde de: Catálogo de las
Esculturas de D.Roque López, discípulo de Salzillo, Diario de Murcia,29-XI-1888.
7
ROCHE, Conde de: Ibid, 4
8
ROCHE, Conde de, Ibid, 9
188
La obra de imaginería religiosa de los escultores murcianos Jose Sanchez Lozano...
En 1788, talla una Dolorosa de vestir, y con peana, de tamaño natural para
Almería en 550 reales9. En el mismo año para Huercal-Overa realiza en madera
policromada el paso de Cristo azotado a la Columna, con dos sayones y sus andas,
por un precio de 6.500 reales y un Crucifijo de cuatro palmos (80 cms), para la
misma localidad almeriense��.
Dos años después en 1790, talla en madera, una imagen de San Antonio de
Padua, de cuatro palmos (80 cms), con el Niño en los brazos, que por mano de
D. Vicente Mauricio se le hara entrega a los monjes de Almería, el documento no
índica la orden religiosa, por valor de 1.000 reales��.
Cinco años más tarde, en 1795, ejecuta dos imagenes para Huercal-Overa, una
Virgen del Carmen de 3 palmos (60 cms), portando un Niño, en la mano y con la
otra sostiene un escapulario en 700 reales, y una imagen de San Blas de seis palmos
(1´20 mts), estofado, con peana para la misma localidad en 1.000 reales��.
En 1797, entrega un Jesús Nazareno de siete palmos y medio, casi tamaño
natural, de vestir: cabeza, manos y pies, con peana, a través del padre Carroza, con
destino a Almería por 700 reales��.
Finalmente, en el año 1805, da por terminado un San Miguel con un Dragón
en dos palmos, para el padre dominico Beltrán de Almería, no constando el precio
(s.p.)��.
Durante el siglo XIX, el contacto y la relación artística de artistas murcianos
con las tierras almerienses, no se interrumpió. Así el escultor salzillesco Francisco
Sánchez Araciel (1851-1918), a comienzos de la última decáda del siglo XIX, con-
cretamente en el mes de mayo de 1890, expone en su taller-estudio la imagen de
un Corazón de Jesús, con destino a la localidad almeriense de Vera15. No hay que
olvidar que Francisco Sánchez Araciel se nos presenta como un auténtico maestro
y un gran especialista en el tema de los Corazones de Jesús, iconografía muy tipica
del siglo XIX, y que el difundió por el sureste español: Murcia, Albacete, Alicante
y Almería��.
9
ROCHE, Conde de, Ibidem
10
ROCHE, Conde de, Ibid,p.10.
11
ROCHE, Conde de, Ibid, pp.11 y 12.
12
ROCHE, Conde de, Ibid, p.19.
13
ROCHE, Conde de, Ibid,p.22.
14
ROCHE, Conde de, Ibid,p. 37.
15
Diario de Murcia, 11-V-1890.
16
MELENDRERAS GIMENO, J.L.,Escultores Murcianos del Siglo XIX,Murcia, 1996, p.173.
189
Jose Luis Melendreras Gimeno
17
SÁNCHEZ MORENO, J, Op.Cit.p. 132.-MORALES y MARÍN, J.L., El Arte de Francisco
Salzillo,Murcia,1975,p.43.
18
MELENDRERAS GIMENO, J.L., Escultores Murcianos del Siglo XX, Murcia, 1999,p.138.
19
MELENDRERAS GIMENO, J.L., Ibid,p.p. 145 y 146.
20
LÓPEZ GUILLAMÓN,I, José Sánchez Lozano,Murcia, 1990, p.106.-MELENDRERAS GIMENO,
J.L., Ibid,p.153.
190
La obra de imaginería religiosa de los escultores murcianos Jose Sanchez Lozano...
sendas cartas de don José Carmona Aznar a nuestro artista, le encarga una imagen
de Nuestro Padre Jesús Nazareno para contentar a tantas parroquias y comunida-
des de Almería, imitando al estilo salzillesco, siendo terminadas en 1950��.
Seis años más tarde, en 1956, don José Marín y Miras, el 16 de febrero le encar-
ga dos Dolorosas para Purchena y Olula del Rio, imitando a la Dolorosa de Salzillo,
ejecutada en ese mismo año22.
Desgraciadamente, otros trabajos para Almería, quedaron en puro proyecto,
después de la guerra. Así en 1940 el ya mencionado don José Carmona Aznar de
la localidad de Cuevas de Almanzora, se ofrecio como intermediario para facilitar-
le encargos para la provincia de Almería, pero Sánchez Lozano no podia hacerse
cargo de tales obras, por sobrecarga de trabajo. De forma que el 14 de febrero del
citado año y mediante petición por carta de este señor, se le contrata un grupo de
la Piedad, un San Francisco y un Niño Jesús23, ninguna de estas obras se llevaron
a cabo.
Tampoco un paso de la Oración en el Huerto, para la localidad de Huercal-
Overa en 195124,como se comentó en una carta de P. Antero Ermosa y Mena,
fechada el 15 de abril del citado año, pidiendo presupuesto para esta obra.
En todas las obras que hizo para Almeria capital y pueblos más notables se
mantuvo fiel a la estetica salzillesca25, como fiel exponente que era de ella, traba-
jando con suma seriedad y dignidad, siempre salvando su impronta peculiar con
cierta originalidad en sus modelos.
El hecho de que Sánchez Lozano no llevara a cabo más obras para Almería y
su provincia se debió a que después de la guerra, le llovieron muchos encargos para
Murcia, Alicante y Albacete, ya que la destrucción de imagenes y pasos procesio-
nales fue enorme y de gran transcendencia, sobre todo en obras de Salzillo y de su
escuela, al ser el más notable restaurador y fiel copista salvando su sello personal,
hizo que todas las miradas se dirigieran a el, como fiel continuador de su obra y de
la de sus más importantes discípulos entre las que se encontraba sin lugar a dudas
Roque López.
No pudo ejecutar más obras para Almería y su entorno, porque desgraciada-
mente tuvo que atender obras de imaginería para Murcia y sus pueblos más nota-
bles, ya que el deterioro y la creación de nuevas imagenes así lo exigían, siguiendo
los modelos anteriores salzillescos y los de nueva creación.
21
LÓPEZ GUILLAMÓN,I, Ibid, 60.
22
La Verdad, 29-3-1953. -LÓPEZ GUILLAMÓN, I, Ibid, 75.
23
LÓPEZ GUILLAMÓN, I, Ibid,132.
24
LÓPEZ GUILLAMÓN, I, Ibid,133.
25
MELENDRERAS GIMENO, J.L.,”José Sánchez Lozano”, en Revista de Investigaciones y Estudios
Alicantinos, 35 (1983),p.106.
191
Jose Luis Melendreras Gimeno
26
MELENDRERAS GIMENO, J.L., El Escultor Murciano Juan González Moreno,Murcia, 1986
27
“La más reciente obra de González Moreno: Un Cristo de la Sangre para Huercal-Overa”, Línea,
16-4-1965.
28
SÁNCHEZ MORENO, J,”D.Nicolás de Bussi. Escultor. (Noticias de su actividad artística.Las
esculturas simbólicas)”, en Anales, Revista de la Universidad de Murcia, 1944, pp.187 y 193
192
La obra de imaginería religiosa de los escultores murcianos Jose Sanchez Lozano...
Figura 1 Figura 2
193
Jose Luis Melendreras Gimeno
194
La obra de imaginería religiosa de los escultores murcianos Jose Sanchez Lozano...
195
Jose Luis Melendreras Gimeno
196
CONJURANDO AL DESTINO
FÓRMULAS SUPERSTICIOSAS (SIGLOS XVI Y XVII)
María Jesús ZAMORA CALVO
Universidad Autónoma de Madrid
Introducción
Todo aquello que los hombres han instituido para hacer y adorar a los ídolos,
o para dar culto a una criatura o parte de ella, como si fuera Dios.
197
María Jesús Zamora Calvo
[…] hemos gastado tiempo y dinero con ellos, y en las medicinas, y nunca
emos hallado remedio en ellos, antes avemos empeorado. Después, con mucha
devoción, nos hemos encomendado a Dios y a los santos, haziendo decir missas,
limosnas, ayunos y otras obras piadosas y sanctas y nunca emos alcançado reme-
dio de sanidad en nuestras necesidades. Y veemos que, con ensalmos y nóminas,
sanamos en pocos días muy fácilmente y a poca costa. Pues, ¿por qué no será
lícito que busquemos otros cualesquiera remedios para nuestros males, por donde
quiera y como quiera que pudiéremos averlos?5
<?>
Los autores de la Antigüedad griega y romana comienzan a relacionar el término ‘superstición’
con la denominación que este va a tener durante el Renacimiento y el Barroco. En este sen-
tido Cicerón considera que la religiosidad del hombre de su tiempo discurre por un doble
plano: el que se ajusta a las normas marcadas por la ley divina y el cargado de intereses
personales cuyas invocaciones se consideran ya supersticiosas. Para la patrística no se trata
más que de una continuación de prácticas religiosas paganas, por lo tanto idolátricas, que
se plasman en ritos como los de la hechicería, la magia o la adivinación. Cf. M.T. Cicerón,
Sobre la naturaleza de los dioses, trad. Ángel Escobar, Madrid, 2000, pp. 149-50.
2
A. de Hipona, «De la doctrina cristiana», Obras de san Agustín, ed. Balbino Martín, Madrid,
1957, XV, pp. 47-349.
3
Cf. R. Albares, «El humanismo científico de Pedro Ciruelo», en La Universidad Complutense
Cisneriana. Impulso filosófico, científico y literario, coord. Luis Jiménez Moreno, Madrid,
1996, pp. 177-205; C. Flórez et alii, Pedro S. Ciruelo: una enciclopedia humanista del saber,
Salamanca, 1990; y R. Rodríguez Vidal, Pedro Ciruelo. Darocense (un intectual ejemplar),
Zaragoza, 2000.
4
A principios del siglo siguiente Martín del Río y Francisco Suárez llevan el orden de lo pre-
ternatural a este tercer orden intermedio de causalidades. Cf. M. del Río, Disqvisitionvm
magicarvm libri sex, Lovaina, 1599-1600; y F. Suárez, Operis de religione, Lyon, 1624-1625.
5
P. Ciruelo, Reprovación de las supersticiones y hechizerías (1538), ed. José Luis Herrero Ingel-
mo, Salamanca, 2003, p. 181.
198
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
Para Ciruelo las únicas soluciones posibles a cualquier enfermedad pasan por
la voluntad de Dios y los límites que el mundo natural marca. De ahí que intentar
trascender estas fronteras lo considere traición y «antes debe perder todos los bie-
nes deste mundo que peccar contra Dios»6.
En el siglo VI las idolatrías paganas y las supersticiones profanas se incluían
dentro de una misma categoría7. Pero a comienzos de la Modernidad se marca
una diferenciación precisa entre el otro-externo (el idólatra) y el otro-interno (el
supersticioso)8. Se considera que Dios mandó a su Hijo al mundo para que «com-
batiesse con el diablo y lo echasse del mundo como a tyrano y falso señor, y que no
tenía justo título para reynar sobre las ánimas que Dios avía criado»9. Pero el diablo
se negó a perder la batalla y, al ver que el cristianismo arrinconaba la idolatría, so-
cavó la fe cristiana desde el interior a través de la superstición.
La idolatría cayó y su puesto fue ocupado por la creencia contraria a la fe reli-
giosa, el instrumento más poderoso en manos del demonio, ya que se inocula en el
corazón del hombre y desde ahí domina toda su existencia. El maligno consigue su
anhelo de hacer actuar bajo su voluntad a los hombres. En esta época se partía de
la convicción de que tras la venida al mundo de Jesucristo la idolatría se mantuvo
en las zonas donde no había llegado el Evangelio; en cambio, en aquellas regiones
en donde se había difundido prevalecían las creencias mágicas y las herejías.
[…] quibus vero regionibus semel recepta Evangelii praedicatio refrixit, vel
variis errorum maculis obsolevit, vel ab haeresibus oppressa penitus elanguit, ut in
Africa et Asia inter mahumetanos; in Germania, Gallia et Britannia inter haere-
ticos; in Italia et aliis locis, inter catholicos plane languidos, quos polyticos vocant,
iisdem quoque in locis magica superstitio nimis invaluit.10
6
Ibidem.
7
Cuando el cristianismo se institucionaliza, cuando se estatalizan su sistema de valores y creen-
cias, el contenido de la religión dominante y de sus fórmulas rituales se va a desviar hacia
la superstición, ya que el creyente va a relacionar la oración con los poderes sobrenaturales.
Por lo que, como con cualquier fenómeno social dominante, surgen excesos afincados en la
cultura popular y multiplicados en periodos de crisis espiritual, económica y social. «Llega
un momento en que Santo Tomás explica sutilmente que hay dos vicios opuestos a la religión
cristiana. Uno, ocasionado por defecto, será la incredulidad. Otro, ocasionado por exceso,
será la superstición precisamente.» Es ahora, en la época del padre Ciruelo, cuando el ex-
ceso y el defecto, la herejía y la superstición se unen para formar un círculo que rodea al
catolicismo. Cf. J. Caro Baroja, De la superstición al ateísmo. Meditaciones antropológicas,
Madrid, 1981, pp. 151-74.
8
F.A. Campagne, Homo catholicus. Homo superstitiosus. El discurso antisupersticioso en la Espa-
ña de los siglos XV a XVIII, Madrid, 2002, pp. 135-76.
9
P. Ciruelo, op. cit., p. 64.
10
M. del Río, «Proloquium», op.cit., p. 4.
199
María Jesús Zamora Calvo
[…] quiero aquí poner algunas reglas cerca de las nóminas y ensalmos y
serán tan verdaderas y católicas, que ningún buen letrado las podrá negar. Y,
pues que los letrados las reciban por verdaderas, es razón que los otros hombres
y mugeres simples, sin letras, passen por ellas, porque en el pueblo de Dios la fe
de los menores y baxos se a de regir por la de los mayores prelados y letrados.11
Artes adivinatorias
Metoposcopia
En una sociedad tan impregnada por la magia como es la de los Siglos de Oro,
los hombres están convencidos de que se pueden obtener resultados idénticos a los
11
P. Ciruelo, op. cit., pp. 117-8.
12
J. de Horozco y Covarrubias, Tratado de la verdadera y falsa prophecía, Segovia, 1588.
13
Cf. M.J. Zamora Calvo, Ensueños de razón. El cuento inserto en tratados de magia (siglos XVII
y XVII), Madrid/Frankfurt, 2005.
200
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
14
G. Cardano, La metoposcopie, París, 1658.
15
Antes de Gerolamo Cardano se desconocía la posibilidad de interpretar las arrugas de la frente.
Todo surge a raíz de la lectura de un pequeño tratado, de apenas dos páginas, escrito por el
griego Melampo, que gira en torno al significado que se podía descubrir en determinadas
marcas del cuerpo humano. A partir de entonces Cardano comienza a observar detenida-
mente la figura humana, de modo especial la cara, hasta intentar llegar a interpretar correc-
tamente lo que tras sus líneas se esconde. Surge entonces la metoposcopia como respuesta
a tal inquietud. Cf. E. Grillot de Givry, Il tesoro delle scienze occulte. Il mondo della strego-
neria, della magia, dell’alchimia, trad. Luciana Marchi Pugliese, Milán, 1988, pp. 199-203.
201
María Jesús Zamora Calvo
encuentre la muerte. Algunas líneas verticales forman con las ‘planetarias’ diversos án-
gulos, si estos tienen forma de aspa nos encontramos ante una persona jovial, mentirosa
y de costumbres un tanto viciosas; y así, sucesivamente.
Cardano completa su clasificación de los trazos de la frente con las diversas
combinaciones que estos pueden ofrecer al encontrarse junto a diferentes marcas
o signos, al mismo tiempo que establece el lugar donde se pueden localizar los
doce signos del zodiaco. En el arte de adivinar el carácter de las personas esta
metodología es mucho más disimulada que, por ejemplo, la quiromancia, ya que
resulta bastante fácil poder examinar las arrugas de la frente sin que el individuo en
cuestión se percate de ello, mientras que el estudio de las líneas de la mano exige
que el sujeto esté dispuesto a dejarse examinar. Entre unas interpretaciones y otras
aclaraciones, en La metoposcopie se contabilizan cerca de ochocientas figuras que
no son producto de meras teorías, sino que surgen de una detallada observación
práctica, dando lugar a un tratado clave en este campo, fruto tanto de la paciencia
y de la agudeza, como de una fantasía desbordante que desea imprimir un nuevo
enfoque a todo lo que se percibe.
Fisiognomía
16
Cf. F. Caroli, L’Anima e il Volto. Ritratto e fisiognomica da Leonardo a Bacon, Milán, 1998;
F. Caroli, Storia della Fisiognomica. Arte e psicología da Leonardo a Freud, Milán, 1995; y
VV.AA., Visage du rôle. Fotografia e fisiognomica dalla collezione Getty Images, Milán, 1999.
17
G.B. della Porta, Chirofisonomia, Nápoles, 1677; Della fisonomia dell’hvomo libri sei, Nápoles,
1610; La fisonomia dell’hvomo et la celeste, Venecia, 1668.
18
B. Colés, Physiognomonia, Estrasburgo, 1533.
19
J. Indagine, Introdutiones apotelesmaticae in physiognomiam, complexiones hominum, astro-
logiam naturalem, naturas planetarum cum peri axiomatibus de faciebvs signorvm et cano-
nibus de aegritudinibus hominum: omnia nvsqvam fere eivsmodi tracta compendio, Estras-
burgo, 1630.
20
G. Ingegneri, Fisionomia natvrale nella qvale con ragioni tolte dalla fisionomia, dalla medicina,
e dall’anatomia, si dimostra, come dalle parti del corpo humano, per la sua naturale com-
202
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
plessione, si possa ageuolmente conietturare, quali sieno l’inclinationi, e gli affetti dell’animo
altrui, Nápoles, 1612.
21
M. Lescot, Physionomie, París, 1540.
22
J. Cortés, Libro de physionomia y varios secretos de naturaleza, Madrid, 1589.
23
R. Goclenio, Physiognomica et chiromantica specialia, Hamburgo, 1652.
24
La obra de Jean Indagine aparece ilustrada por xerografías realizadas por Bernard Salomón,
también conocido como Petit Bernard; a este respecto, la de Coclès contiene reproducciones
de un vigor si cabe más intenso y de un estilo más firme que las anteriores; se desconoce su
autor, aunque parece ser que se inspiró en la imaginería de la catedral de Estrasburgo. Cf. E.
Grillot de Givry, op. cit., pp. 203-6.
203
María Jesús Zamora Calvo
25
M. Lescot, op. cit.
26
J. Indagine, op. cit.
204
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
Paulatinamente se va dando un
repaso a ojos, cejas, nariz, cabellos,
etc., sus formas, texturas, medidas y
particularidades, en deseo de llegar
a desenmascarar la personalidad del
otro, para tomar medidas de de-
fensa, de precaución y de cautela.
En definitiva todo va encauzado a
proteger al hombre contra el pro-
pio hombre, a tener cada vez ma-
yor seguridad en los pasos y en las
decisiones que se van tomando, a
ser desconfiado o abierto con quien
merece serlo. La fisiognomía, por lo
tanto, juega sobre todo con un cú-
mulo de intuiciones difíciles de fijar
en fórmulas racionales; pero, por
otro lado, también se aparta de las
ciencias ocultas, al sentar las bases
de la fisiopsicología actual. Tan solo
personas dotadas de un espíritu
agudo y observador pueden llegar
a ejercerla.
Quiromancia
205
María Jesús Zamora Calvo
206
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
Parece innato dentro de la especie humana mostrar una cierta curiosidad por
conocer lo que el destino depara. De ahí el esfuerzo que durante siglos –y de
manera especial los que abarcan la Edad Moderna– se realiza por llegar al conoci-
miento y dominio de una metodología fiable, que permita descifrar los signos con
los que queda salpicada la vida cotidiana y la misma naturaleza. Aparte de la astro-
logía y de la quiromancia –consideradas como artes adivinatorias mayores–, fruto
del ingenio y de la perspicacia surgen infinidad de procedimientos, con los que se
persigue satisfacer este anhelo.
A este respecto, cada uno de los cuatro elementos dispone de un sistema
adivinatorio individual. De este modo, la piromancia, o piroscopia, es decir, la adi-
vinación a través del fuego, consiste en la interpretación del color, el chasquido y la
disposición de la llama. La aeromancia se fija en las señales e impresiones del aire.
La hidromancia observa cada movimiento y alteración en cualquier medio acuáti-
co, tanto estancado, como subterráneo, ya sea de ríos, como de fuentes, de mares
o de océanos. Finalmente la geomancia centra su atención en la propia tierra y su
método consiste en lanzar un puñado de arena al suelo y mirar la figura que forma.
La variedad de estas artes adivinatorias menores es muy amplia, de ahí que
tan solo podamos hacer referencia a las más significativas o que mayor repercusión
y seguimiento tengan en la sociedad de esta época. Entre todas ellas destaca: la
lacanomancia, en la que prima el sonido que hacen las piedras preciosas u otros
objetos al caer en una jofaina; la aleuromancia y la alfitomancia, procesos bastante
parecidos, ya que ambos consisten en la realización de diversas piezas de harina
que no pueden ser digeridas por aquellos individuos que sean culpables de algún
suceso; la alectomancia o alectiomancia es un célebre y antiguo procedimiento
basado en el canto del gallo o en la piedra de su hígado�.
Existe también la cefalomancia u oráculo realizado a partir de una cabeza de
asno; la lamparomancia, adivinación basada en el movimiento de la luz de una lám-
para; la libanomancia, que se practica observando el humo del incienso; la litoman-
cia, por medio de los diamantes; muy curiosa es la margaritomancia o adivinación
por medio de una perla: «Se comprueba que la perla está encantada –dice De Lan-
cre– introduciéndola en un vaso; cuando se pronuncie el nombre de un ladrón, la
perla salta y golpea contra las paredes del recipiente»�. La cleidomancia se practica
mediante una llave suspendida por un hilo y anudada en la uña del anular de una
virgen, recitándose el versículo «Exurge, Domine, adjuva nos, et redime nos propter
207
María Jesús Zamora Calvo
[…] delante del templo de Ceres, una fuente separada de él por una muralla;
en ella se consultaba un oráculo, no para todos los sucesos; sino solo para las enfer-
medades. El enfermo bajaba a la fuente un espejo suspendido en un hilo, de modo
que no tocase la superficie del agua sino por su base. Después de haber rogado a la
diosa y quemádola perfumes, mirábase en este espejo, y según se hallaba el rostro
pálido y desfigurado, o colorado y rollizo, sabia positivamente si la enfermedad era
mortal, o si sanaría de ella27.
Pitágoras a través del reflejo de los primeros rayos de la luna en un espejo ase-
guraba que podía leer el futuro, tal y como hacían las brujas de Tesalia. Los espejos
mágicos son citados por Spartiano, Apuleyo, Pausanio y Agustín de Hipona. Según
Belot, que se basa en los testimonios de algunos rabinos, el origen de este procedi-
miento de adivinación se encuentra en la observación que los judíos hacen de las
piedras preciosas que decoraban el ephod o pectoral del sacerdote para leer en ellas
las cosas que acontecerán en el futuro.
Cuando Francisco I, rey de Francia, hacía la guerra a Carlos V, un mágico
instruía a los parisienses de todo lo que sucedía en Milán, escribiendo sobre un
espejo las noticias de esta ciudad, y poniendo éste frente a la luna, de suerte
que los parisienses leían en el astro todo lo que decía el espejo. Este admirable
secreto se ha perdido como tantos. ¡Lástima grande que no fuera verdad tanta
locura!28
Si en el hombre siempre ha existido el deseo de conocer los secretos que nos
depara el futuro, utilizando para su logro los procedimientos mencionados ante-
riormente, ¡cuánta importancia ha de tener para él las imágenes condensadas en
los sueños, hechos misteriosos e inexplorados, donde priman lo fantástico e irreal y
donde transcurre un tercio de su existencia! Ya desde la Antigüedad Clásica marcan
el rumbo, las decisiones, incluso las opiniones, no solo de individuos, sino también
de pueblos enteros. Por su parte, la religión cristiana, que desea prohibir la oniro-
27
Cita extraída de M. Collin de Plancy, Diccionario infernal, Barcelona, 1842, pp. 191-2. Las
ilustraciones de este trabajo también han sido obtenidas de este libro.
28
Ibidem, p. 284.
208
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
Bisogna che si procurino del corallo in polvere e della polvere fine di diaman-
te, che scioglieranno insieme col sangue d’un piccione bianco e ne farranno una
pasta che chiuderanno in un grande fico; dopo averla avvolta in un pezzo di seta
blu, la appenderanno al collo e andando a letto metteranno sotto il cuscino il pen-
tacolo del sabato, recitando una preghiera speciale31.
29
J. Tibault, La Physionomie des Songes et Visions fantastiques des persones, Lyon, 1530.
30
G. Cardano, Somniorvm. Synesiorvm omnis generis insomnia explicantes, libri III, Basilea, 1585.
31
P. Mora, Zekerboni, manuscrito de la Bibliothèque de l’Arsenal, n. 2790.
32
P. Ciruelo, op. cit., p. 48.
209
María Jesús Zamora Calvo
Conclusión
33
P. Alonso Palomar, De un universo encantado a un universo reencantado (Magia y Literatura en
los Siglos de Oro), Valladolid, 1994, pp. 95-6.
34
P. Ciruelo, op. cit., p. 48.
35
E.C. Agrippa, Filosofía oculta. Magia natural, trad. Bárbara Pastor de Arozena, Madrid, 1992,
p. 359.
210
Conjurando al destino. Fórmulas supersticiosas (Siglos XVI y XVII)
gente. Los conocimientos eruditos que envuelven a la magia quedan acallados, cu-
biertos con un velo peyorativo, por una sociedad que intenta olvidar su herencia en
aras del elitismo intelectual que la razón pone de moda. Una vía de conocimiento
para el desarrollo de la Humanidad queda cegada. En definitiva, la magia siempre
se canaliza de dos maneras: el deseo de actuar sobre lo que sea y la idea de que
las cosas pueden quedar afectadas por la acción humana. Sin duda alguna, para
Bergson36, la magia es la forma más clara de que el hombre pueda ser optimista.
Bibliografía citada
E.C. Agrippa, Filosofía oculta. Magia natural, trad. Bárbara Pastor de Arozena, Madrid, 1992.
R. Albares, «El humanismo científico de Pedro Ciruelo», en La Universidad Complutense
Cisneriana. Impulso filosófico, científico y literario, coord. Luis Jiménez Moreno, Madrid,
1996, pp. 177-205.
P. Alonso Palomar, De un universo encantado a un universo reencantado (Magia y Literatura en
los Siglos de Oro), Valladolid, 1994.
L. de Barrientos, Trattato sulla divinazione e sui diversi tipi d’arte magica, ed. bilingüe de Fernan-
do Martínez de Carnero, Turín, 1999.
H.L. BERGSON, Las dos fuentes de la moral y de la religión, trad. Jaime de Salas y José Atencia,
Barcelona, 1999.
F.A. Campagne, F. Homo catholicus. Homo superstitiosus. El discurso antisupersticioso en la España
de los siglos XV a XVIII, Madrid, 2002.
G. Cardano, Somniorvm. Synesiorvm omnis generis insomnia explicantes, libri III, Basilea, 1585.
— — —, La metoposcopie, París, 1658.
J. Caro Baroja, De la superstición al ateísmo. Meditaciones antropológicas, Madrid, 1981.
F. Caroli, Storia della Fisiognomica. Arte e psicología da Leonardo a Freud, Milán, 1995.
— — —, L’Anima e il Volto. Ritratto e fisiognomica da Leonardo a Bacon, Milán, 1998.
M. de Castañega, Tratado de las supersticiones y hechizerías y de la possibilidad y remedio dellas
(1529), ed. Juan Robert Muro Abad, Logroño, 1994.
M.T. Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses, trad. Ángel Escobar, Madrid, 2000.
P. Ciruelo, Reprovación de las supersticiones y hechizerías (1538), ed. José Luis Herrero Ingelmo,
Salamanca, 2003.
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— — —, La fisonomia dell’hvomo et la celeste, Venecia, 1668.
36
H.L. BERGSON, Las dos fuentes de la moral y de la religión, trad. Jaime de Salas y José
Atencia, Barcelona, 1999.
211
María Jesús Zamora Calvo
212
EL CULTO A LA INFANCIA EN LAS ALPUJARRAS
ORIENTALES: DEL MARTIRIO DE NIÑOS EN
LA GUERRA MORISCA AL DEVOCIONARIO
CONTRAREFORMISTA
Valeriano SÁNCHEZ RAMOS
Instituto de Estudios Almerienses
1
Un caso fueron los agravios a las Sagrada Forma, que dieron por sí un valor añadido al culto
eucarístico. Vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, “El culto eucarístico en la Berja barroca. Una pro-
puesta de análisis para el ámbito granadino”, en J. Ruiz Fernández y V. Sánchez Ramos (ed.),
La Religiosidad popular y Almería, Almería, 2004, pp. 357-394.
2
Derivado de este trauma colectivo fue el desarrollo del fervor a las Ánimas Benditas, producto
de las muertes y martirios sufridos a manos de los alzados. Vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, “La
devoción y culto a la muerte durante el barroco y la estructuración de la religiosidad popu-
lar. Un modelo metodológico a través del fervor alpujarreño”, en J. Ruiz Fernández y J. P.
Vázquez Guzmán (ed.) La Religiosidad popular y Almería, Almería, 2005, t. I, pp. 201-262.
213
Valeriano Sánchez Ramos
ciembre cuando fueron martirizados la mayoría de los cristianos viejos que cayeron
a manos de los sublevados. Las fechas del martirio coincidieron con las celebracio-
nes de Pascua -de ahí que sea común llamarlas Navidades de Sangre-, en donde el
calendario católico subrayaba una de sus festividades señeras, los Santos Inocentes.
Aquellos acontecimientos coincidentes fueron identificados por la generalidad del
pueblo como algo más que un hecho fortuito, sino una señal inequívoca del desti-
no de una tierra marcada por la palma del martirio desde la antigüedad.
Nuestro estudio ilustrará, hasta donde la documentación ha permitido, esta
fenomenología devocional, siendo el tema central el martirio de los niños cristianos.
Se trata de un grupo martirial muy poco conocido y estudiado que, sin embargo,
marcó sobremanera diferentes manifestaciones del sentir popular. No cabe duda
que al hilo de este fervor específico, con el culto a las reliquias de los pequeños
martirizados, también nos ocuparemos de las diferentes manifestaciones religiosas
relacionadas con la infancia, ya que quedaron enfatizadas en el ámbito comarcal
por este subrayado hecho histórico. En este último caso, su fervor está muy exten-
dido por darle un valor protector de la inocencia y blancura del alma en la niñez y
su primera juventud.
La Iglesia, al menos desde el siglo VI, honra durante los días de la Natividad a
aquellos que reciben en Oriente el nombre de Niños Ejecutados (8 de enero) y en
Occidente el de Santos Inocentes (28 de diciembre). Con ello rememora que fueron
condenados a muerte por Cristo, en lugar de Aquel a quien la liturgia llama el Cor-
dero inocente3. De este modo, el 28 de diciembre, la capital del reino de Granada,
como las demás diócesis del país, conmemoraba en sus iglesias la Degollación de los
Santos Inocentes, ésto es, aquellos 30 Niños que Herodes mandó asesinar4. La histo-
3
La fiesta comenzó a celebrarse en el siglo V y durante el siglo VII ya era institucional, al estar
incluida en el misal de Leonino, siendo España uno de los países en donde adquirió cierta
importancia. Como derivación de la Epifanía, la efeméride también se celebraba el 8 de
enero, ya que en el calendario mozárabe de Córdoba (961) aparece duplicada, conmemo-
rándose tanto el 29 de diciembre como el 8 de enero. Vid. L. DUCHESNE, Origines du culte
chrètien, Paris, 19205, pp. 284 y 162. y C. García Rodríguez, El culto de los santos en la
España romana y visigoda, Madrid, 1966, p. 139.
4
Según señala el Evangelio de San Mateo, Herodes urdió un plan para mandar a los Reyes Ma-
gos y averiguar donde estaba el Niño Dios para matarlo, sin embargo éstos no lo hicieron.
Enfurecido, el rey quedó sin saber dónde estaba el recién nacido, llegando su ira hasta el
extremo de enviar su ejército a la pequeña ciudad de Belén y ordenar matar a todos los ni-
ñitos menores de dos años. El mismo evangelista afirmará que en ese día se cumplió lo que
había avisado el profeta Jeremías: “…Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel
(la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen” (Jer.
214
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
ria hace ver que aquellos 30 infantes inocentes volaron al cielo a recibir el premio
de las almas que no tienen mancha para orar por sus afligidos padres y pedir para
ellos bendiciones. Y que rueguen también por todos, pobres y manchados, que
eran nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios5.
Tras la conquista del Reino de Granada la festividad tradicional se introdujo
normalmente, constándonos cómo en la Capilla Real de Granada se veneraba la
reliquia, posiblemente donada por la Reina Católica, de la camisa de uno de estos
infantes6. La celebración se resumía en unas “danzas macabras” o “de locos” que
se organizaban para recoger dinero para sufragar el culto a las ánimas, recibiendo
en el ámbito granadino el nombre de Fiesta del Obispillo. La ceremonia consistía en
que los niños del coro elegían a uno de ellos -el de menor rango- para que presi-
diera los actos litúrgicos y podría calificarse como una autocrítica de la sociedad y
los estamentos más altos de la Iglesia y, como consecuencia de ello -como alude el
canto del Magnificat- arrojar del trono a los poderosos y elevar a los humildes7. La
figura clave de la fiesta, de la que deriva su nombre, era el obispo-rey de inocentes
y, básicamente -según los estudios etnográficos-, consistía en su proclive broma con
lo sagrado, que no tiene otra respuesta que ser una relación interna, la única, capaz
de aplacar a la muerte, recordando a la propia jerarquía eclesiástica lo efímero de
nuestra vida8.
La festividad de los Santos Inocentes en la ciudad de la Alhambra era organiza-
da por la hermandad del Corpus Christi, Ánimas y Misericordia, corporación que
entró en la ciudad con los Reyes Católicos, y que tuvo constituciones aprobadas
por el arzobispo Talavera en 1502. Esta efeméride se reguló por la Consueta de
1509, que estableció penas severas a quien expresara burla por los actos del día
31, 15). Vid. J. GROS I RAGUER, Niños santos: siluetas de vidas ejemplares, para provecho
de la infancia y juventud, Barcelona, 1943, pp. 15-16.
5
El desarrollo cultual comenzó con la construcción de la capilla dedicada a los mártires del Jesús
Niño se erigió en Belén, muy cerca del establo del Nacimiento. En la Basílica de San Pablo,
en Roma, se veneran algunos de los cuerpecitos; en la abadía francesa de Mauriac, fundada
en el s. VI, hay 3 cuerpos y dos en la iglesia de Saint-Denis, así como la de los Inocentes, en
París, de gran devoción de los reyes Luis VII y Luis XI. Y san Agustín predicó sobre ellos uno
de sus magníficos sermones, ampliando su culto en la Edad Media. Vid. J. GROS I RAGUER,
Niños santos…, pp. 16-17.
6
J. PÉREZ CASTRO, “Las ánimas y su presencia en la etnografía del Eo”, Revista de Dialectología
y Tradiciones Populares, II (1946), p. 670.
7
Esta fiesta se celebraba en todas las catedrales andaluzas. Vid. A. SÁNCHEZ HERRERO, “La igle-
sia andaluza en la Baja Edad Media, siglos XVII al XV”, en Actas del I Coloquio de Historia
de Andalucía, Córdoba, 1982, p. 305.
8
X. TABEADA, Ritos y creencias gallegas, La Coruña, 1982, p. 126.
215
Valeriano Sánchez Ramos
La Degollación de los Inocentes (1951), una de las obras más famosas del pintor almeriense Jesús Pérez de Perce-
val (extraído de una postal editada por el IEA).
9
Como recoge el padre trinitario A. DE LA CHICA, Mamotreto de gazetillas curiosas y semaneros
granadinos, Granada, 7 de mayo de 1764.
10
E. GARCÍA CAMPRA, “Religiosidad popular y loables costumbre: La fiesta del Obispillo de
Almería”, en J. Ruiz Fernández y V. Sánchez Ramos (eds.), La Religiosidad…, pp. 521-528.
216
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
11
L del Mármol Carvajal, Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada,
Málaga, 1600, edición facsímil de la impresión de la BAE, con estudio preliminar de Á Galán
Sánchez, Málaga, 1991, p. 106.
12
Guía de fiestas de la provincia de Almería, Almería, 1997, p. 21.
13
Esta práctica es común en diversas zonas del país y recibe diversos nombres. Por ejemplo, en
Extremadura era común la Ronda de Reyes, desarrollada al anochecer de los primeros seis
días del año y en la que los mayordomos de ánimas salen con capas de paño negro y alum-
brados con la tenue luz de dos faroles que portan los diputados. El séquito, precedido por el
tañido de la esquila de una campanilla, cantan o rezan. Vid. T. MARTÍN GIL, “La cofradía de
217
Valeriano Sánchez Ramos
218
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
17
Archivo de la Curia Eclesiástica de Granada (en adelante A.C.E.Gr.), Leg. 96-F, p. 10.
18
V. SÁNCHEZ RAMOS, “El Dulce Nombre de Jesús: una devoción popular al Santo Niño en los
Ciclos de Navidad y Semana Santa”, Revista Vera Cruz, 18 (2001), pp. 5-12.
219
Valeriano Sánchez Ramos
sangraba por primera vez. Sobre tal base, tras su salida procesional como Niño de
Pasión, se producía la apoteosis barroca al desfilar el Domingo de Resurrección
todo triunfante, momento en el que muchas cofradías sacramentales lo adoptaron
como el símbolo máximo del Niño Eurcarístico. En tal eclosión contrareformista, en
donde el pequeño no es sino el Santo Lagar que salva a los hombres encontrare-
mos todos los matices que tratamos de expresar19.
19
La extensión de este trabajo impide un mayor desarrollo, remitiéndonos al apartado titulado
“Eucaristía y Resurrección”, de un trabajo específico para la diócesis almeriense en época
barroca. Vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, “La diversidad de funciones de las cofradías sacramen-
tales de la diócesis de Almería durante el Antiguo Régimen: más allá del Corpus Christi”,
Actas del II Congreso Nacional de Historia de las Cofradías Sacramentales, La Rioja, 2009
(en prensa).
20
Sirva de ejemplo el afamado culto aragonés al niño Santo Dominguito, fervor no exento de
un origen artificial que sirvió de catapulta a las necesidades de una sociedad fervorosa que
entre los elementos que configuraron su imaginario se encontraba la niñez. Vid. M. J. SÁN-
CHEZ USÓN, “El niño-mártir Dominguito del Val: a la santidad a través de la leyenda”, en
Muerte, religiosidad y cultura popular. Siglos XIII-XVIII, Zaragoza, 1995, pp. 119-150.
21
Un ejemplo interesantísimo es el trabajo realizado sobre el devocionario gallego a este culto de
la infancia, vid. B. GIL VÁZQUEZ, “Los Santos Niños y Galicia. Aproximación a diferentes
lugares bajo su advocación”, Anales Complutenses, XVIII (2006), pp. 95-131.
220
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
22
En 1668 un notario apostólico levantó acta de su existencia, así como del topónimo y el devo-
cionario popular en torno a las mismas. Vid. J. SÁNCHEZ REAL, “La sacralización del espa-
cio: el caso de La Alpujarra almeriense”, en La Almería Barroca, Almería, 2008, pp. 309-310.
23
Jacinto CALERO de VALDIVIA, Auto Sacramental místico representado incruentamente en el
teatro curento de la Iglesia Colegial de Santa María de Uxixar de la Alpuxarra. Dedícalo a el
illustrissimo señor don Diego Escolano, arzobispo de Granada, el doctor don…., canónigo en
la misma iglesia, que lo predicó en ella en la festividad de Nuestra Señora de el Martirio, pa-
trona de la villa. Año 1669, Granada, imprenta real, 1670, f. 10r. Ofrecemos en el Apéndice
Documental un fragmento del mismo que refiere a Gonzalito.
221
Valeriano Sánchez Ramos
24
F. A. HITOS S.J., Mártires de la Alpujarra en la rebelión de los moriscos (1568), Granada, 1936,
edición facsímil con estudio preliminar de M. Barrios Aguilera, Granada, 1993, pp. 155-156.
25
El marqués pernoctó en esta parte del río entre el día 30 de julio (fecha de la batalla de Lucai-
nea) y el 1 de agosto, que se trasladó a Ugíjar. Vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, El II marqués d eos
Vélez y la guerra contra los moriscos (1568-1571), Almería, 2002, pp. 126-129.
26
Archivo Parroquial de Ugíjar (en adelante APU), Actas Martiriales, ff. 399-404. Apud. M. BA-
RRIOS AGUILERA y V. SÁNCHEZ RAMOS, Martirios y mentalidad martirial en Las Alpuja-
rras. De la rebelión morisca a las «Actas de Ugíjar», Granada, 2001, pp. 320-322.
27
En el último tercio del siglo XVI circuló un libro importante en este tema, obra de Rodrigo de
YEPES, Historia de la muerte y glorioso martirio del Sancto Inocente, que llaman de la Guar-
dia, Madrid, 1583.
28
Es un elemento poco estudiado todavía, si bien comenzamos a conocer algunas casuísticas.
Así, en Casar de Cáceres, la cofradía de ánimas, por ejemplo, la víspera del Domingo de
Ánimas (primer domingo de mayo), la fraternidad congrega a los niños de la localidad en el
arancel de la iglesia para repartir la Bolla de Ánimas, un panecillo con granos de anís. Ade-
222
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
Sin embargo una cosa era el fervor popular y otro el dimanado de la autoridad
eclesiástico, por entonces poco interesada en fomentar el culto del martirologio
moriscos. No sería hasta 1669, con motivo de su primer centenario de los hechos,
cuando la Curia de Granada retomase su memoria. Así, donde fue asesinado Gon-
zalico todavía se conocía este punto sagrado donde “…dicho Niño había padecido
martirio en el rebelión de este reino por la confesión de la fe, en el dicho lugar de Lucainena,
en un sitio que hay por encima de él, donde antiguamente había una cruz, a quien llamaba
la «Cruz y sitio del Martirio»”29. A pesar de la generalizada devoción a los inocentes,
las dificultades demográficas y económicas del medio del río Adra habían impen-
dido desarrollar verdaderamente los valores religiosos que la historia ponía en sus
manos.
Fue bajo el pontificado del arzobispo Escolano Ledesma cuando, con motivo
de las averiguaciones que ordenó hacer sobre los martirios, se ensalzara definitiva-
mente a este niño mártir sobre la base de una casuística común a la catequética de
otros lugres del país30. En efecto, en aquel 1669 se ordenó al visitador eclesiástico
Juan de Leyva -capellán real a quien se encomendó realizar las Actas Martiriales-,
que visitase el lugar. Así, el 17 de enero se personó en Lucainena, donde mandó
inhumar el cuerpo del infante en presencia de un nutrido cuerpo sacerdotal de
la colegiata de Ugíjar, con objeto de dar empache al hecho. Tras reconocer como
reliquias los restos del degollado por los moriscos, Leyva ordenó depositarlos en un
escaño que tenía una hermandad para guardar la cera, a la espera de notificarlo al
arzobispo.
Informado Diego Escolano, el prelado dispuso rápidamente que las reliquias se
recuperasen y se buscase un mejor tratamiento. Así, el 2 de febrero se comisionó
al canónigo de Ugíjar -licenciado Salcedo- para que, con el alcalde mayor de Las
Alpujarras -licenciado Ychaso Gaona-, y acompañados del médico Diego Garrido,
más de servir de socorro ante las calamidades de la época, era un buen método para atraerse
a la juventud, práctica que en la actualidad aún se realiza. Vid. “La cofradía de Ánimas de
Casar Cáceres, una tradición viva”, Alcántara, 53-54 (2001), pp. 219-224.
29
Testimonio del presbítero don Francisco de Palomares, Ugíjar, 31 de mayo de 1669. Apud. J.
SÁNCHEZ REAL, “La sacralización…”, pp. 310-311.
30
El caso de Gonzalico Valcárcel es muy parecido a los ya venerados San Dominguito del Val
(en el Reino de Aragón) y Santo Niño de la Guardia (en realidad llamado Cristóbal), en la
diócesis de Toledo. Éstos tenían unas características concretas que marcan todo un código
expositivo: ambos eran monaguillos, infanticos, seises, niños de coro. Los dos eran diligen-
tes servidores del altar, como nuevos Tarsicios, sacrificados como los Santos Inocentes, por
odio a Jesús, haciéndoles la devoción popular Patronos de los monaguillos. Por todo ello,
debemos extrapolar estos datos a la mentalidad barroca de los alpujarreños, pues debieron
ver en “su mártir”, el espejo ideal de los niños con una esmerada educación católica, siem-
pre al servicio de la Iglesia, incluso hasta llegar al bautismo de sangre. No debemos olvidar
que, al igual que los dos pequeños anteriores murieron a manos de los judíos, Gonzalico fue
ejecutado por los moriscos, la otra religión que por estas fechas era enemiga de la católica.
223
Valeriano Sánchez Ramos
31
A.P.U., Actas Martiriales, ff. 399-404 y 512-537. Apud. M. Barrios Aguilera y V. Sánchez Ramos,
Martirios y…, pp. 320-322 y 341-344, respectivamente.
32
J. SÁNCHEZ REAL, “Lucainena: Iglesia del Cristo del Consuelo”, Revista La Alpujarra, 20
(2004), p. 21.
33
A.P.U., Libro de Enterramientos, vid. Apéndice Documental.
34
A.P.U., Actas Martiriales, ff. 542-545. Apud. M. Barrios Aguilera y V. Sánchez Ramos, Martirios
y…, pp. 344-345.
224
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
como mártires da luz sobre la naturaleza misma del martirio, que es, ante todo, un
don gratuito del Señor, al igual que el bautismo.
A finales del siglo XVII, como era de esperar, los vecinos de Lucainena expu-
sieron al arzobispo la necesidad de mejorar el expositor de los restos con un “adorno
del nicho donde está el santo niño” 35. El culto a partir de entonces floreció, teniéndose
la memoria bastante fresca en siglos posteriores. Un testimonio interesante nos lo
ofrece el párroco, José de Peralta, quien en 1770, escribía:
“…descansan en esta iglesia parte de los huesos del venerable niño Gonzalo
Valcárcel, natural del lugar de Mairena, que en la tierna edad de diez años, logró
el triunfo más alto; pues, en el año de mil quinientos sesenta y ocho, en el día vein-
te y ocho de diciembre, esmaltó la limpieza ynobleza de su sangre derramándola
por Jesucristo Señor Nuestro en defensa de la fe y religió cristiana, en compañía de
otros muchos venerables mártires, a quienes con sus ejemplos y palabras confortó
en la fe. Tuvo principio su martirio en la villa de Ugíjar en el levantamiento de los
moriscos de dicha villa, reinando en España el señor Felipe Segundo, y gobernan-
do la Iglesia el señor san Pío Quinto, y se consumó en el camino de dicho lugar
de Lucainena. Hermosa flor, por cierto, que de cándida hizo el cuchillo purpúrea;
siendo tanto más mártir cuanto padeció más niño; apasionado de dicho niño como
también de os otros venerables mártires d ela dicha villa de Ugíjar le consagra los
presentes disthicos.
Desde la segunda mitad del siglo XVII la devoción al Niño mártir fue en au-
mento. Tanto es así que los fragmentos de su cráneo fueron trasladados al camarín
de la Virgen del Martirio de la iglesia colegial de Ugíjar para enfatizar aún más esta
cámara relicario. Estas reliquias fueron introducidas en un nicho junto a la imagen
mariana. En la actualidad la hornacina está decorada con sendas pinturas laterales
de dos ángeles que portan la palma del martirio, algo muy propio como tendremos
ocasión de ver en el apartado siguiente relativo a la angelogía. En fin, para el siglo
XVIII era todo el entorno el que había quedado impregnado con el culto a la in-
fancia, y ésta desvalida.
35
J. SÁNCHEZ REAL, “Lucainena: Iglesia…, p. 21.
36
Diccionario geográfico de Tomás López. Almería, Almería, con edición y estudio de C. Segura
Graíño, 1986, p. 76-77.
225
Valeriano Sánchez Ramos
Detalle interior de la hornaciona, donde se aprecian los restos del cráneo del niño Gonzalico Valcárcel.
37
En 1676 se erigía en parroquia propia. Vid. J. SÁNCHEZ REAL, “Darrícal: Iglesia del Santo Án-
gel Custodio”, La Alpujarra, 20 (2004), p. 16.
226
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
representarse más directamente en un grupo del ángel y el niño, que así recordaba
al Ángel Custodio o de la Guarda, que acompañaba al hombre desde su nacimien-
to hasta su definitiva salvación38. Con carácter general esta sublimación mental de
sentirnos protegidos ha llegado hasta nuestros días -una más entre otras- de forma
generalizada39; de modo debemos extrapolar este sentimiento hasta todo su senti-
do en aquel ámbito geográfico de cuanto debió conmocionarles lo que acaeció en
el martirio del pequeño niño.
Así, pues, la angelogía es otro de los elementos fundamentales de la religio-
sidad alpujarreña vinculada a la infancia, especialmente en el Ángel de la Guarda,
que si bien es uno de las advocaciones barrocas desarrolladas en el siglo XVI en
esta comarca adquiere matices bien relevantes. Éste no estaba sólo en su tarea,
sino que, en función de la necesidad, sus compañeros estaban pendientes de la
custodia. Era creencia extendida que, al margen de las disposiciones celestiales,
siempre acudía en primera instancia este ser celestial. La invocación de los án-
geles era un remedio tradicional de la iglesia en el bien morir, pues permitía a
los católicos evitar engañosas conversaciones con el demonio40. Por la fragilidad
de los niños -siempre expuestos a percances- los ángeles debían estar atentos a
estas almas sensibles y puras que llegaban a ser similares. No en balde se creía
que aquellos que morían en edad pupilar ingresaban -siempre que estuvieran
bautizados- en la corte angelical41. El custodio de nuestra alma -el de especial
protección- en su vida anterior había sido un infante. Las canciones de cuna
38
J.J. LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, “El Santo Ángel Custodio. Notas para su estudio artístico”,
Boletín “El Muñidor”, septiembre-octubre, 1994.
39
Este es un pensamiento extendido que se ha extrapolado, incluso, a la mentalidad actual
referida a ciertos cuerpos de seguridad del Estado. Es el caso de la festividad de la Policía
Nacional que, a semejanza del Ángel de la Guarda, subraya la propia naturaleza simbólica
del cuerpo: custodiar, velar y, en caso necesario, intervenir. La empatía entre un policía y
el ángel está claramente presente en la mentalidad como para que éste cuerpo celebre su
festividad con claras ideas tradicionales sobre la angelogía. Vid. J. L. ANTA FÉLEZ y M. DIA-
GO MARCO, “Guardar, proteger y custodiar. Un acercamiento a la festividad de los Ángeles
Custodios, patrón de la Policía Nacional”, en J. Ruiz Fernández y V. Sánchez Ramos (eds.),
La Religiosidad…, pp. 197-207.
40
La angelogía nos indica que era de especial relevancia la intervención inmediata del ángel que
cada persona tenía asignado, el custodio de nuestra alma. Sin embargo era el arcángel san
Miguel -como general- quien disponía el envío de los ángeles, en función de la necesidad
o méritos. Los teólogos de la época -Poza, De la Fuente,… etc.- nos explican, además, que
en estos trances también se invocaba a san Gabriel, san Rafael…, vid. F. MARTÍNEZ GIL,
Muerte y sociedad en la España de los Austrias, Madrid, 1993, p. 375 n. 278.
41
Siempre y cuando el pequeño estuviera bautizado, pues en caso contrario iba destinado al
limbo, un destino a veces peor al propio purgatorio en tanto y en cuanto su descripción lite-
ralmente era la ausencia de cualquier atención, la indeferencia absoluta, la nada, sin pena
ni gloria. En definitiva, en un lugar eterno entre el cielo y el infierno.
227
Valeriano Sánchez Ramos
que los pequeños alpujarreños han rezado antes de dormirse recuerda perfecta-
mente esta cuestión: “Ángel de la Guarda, dulce compañía,…”; “Jesusito de mi vida,
eres niño como yo” …
El discurso teológico seguido por los canónigos de Ugíjar con motivo de la
redacción de las actas martiriales de 1669 no deja a la duda sobre el destino de las
almas de los mártires. Refiriéndose al Abad martirizado en la colegiata junto a sus
seis canónigos no deja a la duda sobre esta cuestión:
42
Jacinto CALERO de VALDIVIA, Auto Sacramental místico…, f. 7v.-8r.
43
J. SÁNCHEZ REAL, “Lucainena: Iglesia…, p. 21.
228
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
44
Jaime MONTAÑÉS, Espejo y muy breve y provechoso para ayudar a bien morir en el incierto
día y hora d ela muerte, Valencia, Joan Navarro, Valencia, 1565, f. 35v.
45
F. A. HITOS S.J., Mártires de…, p. 158.
46
J. MARTÍNEZ MEDINA, Cultura religiosa en la Granada renacentista y barroca (estudio icono-
lógico), Granada, 1989, p. 236 y, especialmente, p. 305.
229
Valeriano Sánchez Ramos
47
Se trata del padre Arana. Vid. F. Martínez Gil, Muerte y…, p. 273.
48
M. LÓPEZ-GUADALUPE y MUÑOZ, “Jesús de las Penas, Cristo humanizado en la devoción
granadina”, en Juan Aranda Doncel (coord.), I Congreso Nacional de la Advocación de las
Penas, Córdoba, 2006, p. 149.
230
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
En fin una literatura barroca que, en un bucle teológico, no hace sino ponernos
en la mente la angelical figura de un niño mártir cualquiera de la rebelión morisca.
La historiografía actual nos explica cómo los Cristos de las Penas tienen gran
predilección en su hechura por Niños Jesús, cuya festividad se concentra en la
mayoría de los casos en la Navidad y Pascua de Resurrección49. Más aún, hubo
casos explícitos que vincularon este culto cristológico al de San Miguel, arcángel
especialmente asociado a la salvación de almas50. En definitiva, pena y consuelo
eran dos invocaciones comunes y cristológicas que bien podían relacionarse con
el martirio de un tierno infante. Así, pues, el llanto desconsolado de los vivos por
sus muertos aparece en la Piedad de la Virgen, teniendo constancia cómo se de-
sarrolló una singular iconografía pictórica en donde la Madre aparecía, junto con
los ángeles, llorando la muerte de su hijo. En Granada estos lienzos tuvieron gran
predicamento, producto de los modelos inspirados en la talla de Alonso Cano o
Pedro de Moya51. Este tema tiene una variante, denominada Piedad del Ángel, en la
que estos seres celestiales ayudan a Cristo muerto a sostenerse de las axilas sobre
la losa del sepulcro52.
La sublimación mariana más interesante de este fenómeno quedó patente en
la Virgen de Consolación, ya que esta advocación de gloria concentró en todo su sen-
tido el discurso mental que necesitaban los alpujarreños. Esta imagen, ubicada en
el paraje de Tices -en la villa Ohanes-, fue potenciada por los agustinos de Huécija,
49
Un caso sería la Hermandad del Santo Cristo de las Penas y Triunfo de la Santa Cruz, del barrio
de Triana, en Sevilla, fundada en 1644, que contó con dos imágenes de Niños Jesús [F. GAR-
CÍA de la CONCHA y DELGADO, “Antecedentes históricos de la Hermandad del Santísimo
Cristo de las Penas de Triana”, en Juan Aranda Doncel (coord.), I Congreso Nacional…, p.
99]. Más interesante aún es el Santo Cristo de las Penas de la villa sevillana de Almensilla, un
crucificado del siglo XVI que se asemeja a los Cristos de ánimas, y que contaba desde el siglo
XVII con una talla de un pequeño Niño Jesús que se ponía a sus pies [F. AMORES MARTÍ-
NEZ, “El Santo Cristo de las Penas de Almensilla (Sevilla)”, en Juan Aranda Doncel (coord.), I
Congreso Nacional…, p. 269]. Otro caso sería el Jesús de las Penas, titular de las hermandad
del mismo nombre que se erigió en 1753 ene la Casa grande de San Francisco de la ciudad
de Córdoba [J. ARANDA DONCEL, “La advocación de las Penas en tierras cordobesas du-
rante los siglos XVI al XX”, en Juan Aranda Doncel (coord.), I Congreso Nacional…, p. 16].
50
Un caso patente es el Jesús de las Penas de la ermita del Calvario de la villa de Encinas Rea-
les, cuya fecha inicial devocional es 1628, motivada por una plaga de peste que asoló la
comarca, muertes arrebatas que tuvieron su escudo protector en ambos devocionarios. Vid.
F.J. CAMPOS BARRERA, “Jesús de las Penas en la villa de Encinas Reales. Orígenes de una
devoción”, en Juan Aranda Doncel (coord.), I Congreso Nacional…, pp. 329-353.
51
Un estudio estilístico y recopilatorios de esta variante en F.J. SÁNCHEZ CONCHA, “Informe
pericial de la pintura Virgen y Ángeles llorando sobre Cristo muerto. Museo de la iglesia
catedral de Baeza (Jaén)”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 188 (2004), pp. 9-25.
52
En realidad crea una variante del medievo tardío del Varón de Dolores. Vid. J. MARTÍNEZ ME-
DINA, Cultura religiosa…, p. 130.
231
Valeriano Sánchez Ramos
una orden tan castigada por el martirio de los moriscos53. La vinculación de esta
advocación al arcángel San Miguel refuerza aún más la enorme relación existente
en el río Adra entre el consuelo de almas y el acompañamiento y custodia que los
ángeles hacían de los vivos54.
No podemos terminar este apartado sin recordar cómo la fama del niño
mártir Gonzalico cobró tal altura que el 5 de octubre 1787 un decreto del ar-
zobispo Moscoso y Peralta ordenó trasladar la calavera del pequeño infante a la
iglesia colegiata de Ugíjar, capital de Las Alpujarras, con objeto de ser colocada
en el camarín de la Virgen del Martirio en un nicho realizado ex profeso con
puerta de cristal55. Situado en el joyel máximo del devocionario derivado de
la conmocionante guerra de los moriscos, el rubro de la religiosidad popular
tomaba total contundencia.
53
Un acercamiento histórico a esta advocación en A. GÓMEZ MATARÍN, Virgen de Consolación
y su santuario de Tices. Tradición e historia, Granada, 1979.
54
Sólo por citar un ejemplo señero, en 1580 en la parroquial de San Bartolomé, de Zamora,
existía la capilla del arcángel San Miguel, espacio en donde radicaba la cofradía de Ntra. Sra.
de la Consolación, la cual festejaba su fiesta principal a la Asunción. Vid. J. A. CASQUERO
FERNÁNDEZ, “Devociones marianas de la ciudad de Zamora, siglos XII-XIX”, Actas del I
Congreso Nacional de advocaciones marianas de gloria, Córdoba, 2002, t. I, p. 110.
55
F. A. HITOS S.J., Mártires…, p. 164.
56
El obispo de Mira, por la enorme herencia recibida de sus padres, volcó sus actuaciones en
defensa de su feligresía, atribuyéndosele varias acciones que lo recuerdan por su protección
paternal: La primera tiene que ver con la dote que dio a tres jóvenes hermanas ante el peligro
que su padre las vendiera por no disponer de capital para su matrimonio, evitando así poner
precia a su inocencia. La segunda cuando resucitó a tres niños inocentes encarcelados y
ahogados en una cuba. Tras su muerte se le atribuyen dos milagros de gran fama: salvar al
San Luis, rey de Francia, y a su familia de morir en una tormenta a su vuelta de la séptima
cruzada, y al caballero de Lorena, Conón de Réchicourt, prisionero de los sarracenos que
le invocó la víspera de su suplicio y prodigiosamente lo transportó a la su iglesia en Bari.
Vid. D. Lorenzo y A. Rueda, Vida de San Nicolás de Bari, arzobispo de Mira y taumaturgo,
Madrid, 1953 y J. Pero-Sanz, San Nicolás: de Obispo a Santa Claus, Madrid, 2002.
57
Un análisis hagiográfico en J. GROS I RAGUER, Vidas de santos…, pp. 280-282.
232
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
58
Los estudiantes elegían su obispo en san Nicolás y lo sentaban en lugar preeminente, haciendo
el resto de coro. El día de los Inocentes, el obispillo, vestido de pontifical, asistía a los oficios
divinos, representando los demás colegiales las dignidades del señor deán y el cabildo, des-
tacando el arzobispo verdadero por servir de camarero. Vid. D. BRISSET MARTIN, “Fiestas
y cofradías de inocentes y ánimas en Granada”, Gazeta de Antropología, 6 (1988), p. 42.
59
Es curioso que el Patronato Municipal, con una capellanía instituida, estaba íntimamente re-
lacionado con la formación educativa de hijos de la localidad para que se ordenasen como
sacerdotes, llamados, como no podía ser de otra forma, a ser capellanes de este santuario.
Vid. V. SÁNCHEZ RAMOS, “«El control de lo divino»: el patronato municipal en los santua-
rios de la Alpujarra almeriense, en J. Ruiz Fernández y V. Sánchez Ramos (eds.), Actas de las
I Jornadas de Religiosidad Popular, Almería, 1998, pp. 91-106.
60
E. GARCÍA CAMPRA, “San Nicolás de Bari y la cristianización de la Taha de Marchena”, El Eco
de Alhama, 18 (2004), pp. 4-18.
61
Desde finales del siglo XVI los oficiales de Felipe II manifestaban alarmados cómo la política se-
ñorial de los estados limítrofes a las zonas alpujarreñas de realengo favorecía en extremo el
asentamiento pecuario en su jurisdicción, siendo la taha de Marchena una de las más favo-
recidas con estos flujos. Especialmente relevantes eran las salidas de ganaderos de Ohanes,
Almócita y Padules hacia las localidades de la taha de Marchena. Vid. V. SÁNCHEZ RAMOS,
“La repoblación de Felipe II y la ganadería. Una propuesta de estudio a través del caso de la
Alpujarra oriental”, en J.P. Díaz López y A. Muñoz Buendía (ed.), Herbajes, trashumantes y
233
Valeriano Sánchez Ramos
quedando la fraternidad fusionada más tarde con la hermandad de Ntra. Sra. del
Rosario62. La adscripción de la cofradía a esta advocación mariana es un elemento
interesante que potencia las relaciones propias de la religiosidad alpujarreña vin-
culada al providencialismo derivado de la lucha contra los infieles, tema que no
trataremos por su prolija extensión.
Aunque el devocionario alpujarreño no logró subir a los altares al pequeño
niño mártir Gonzalito, su martirio -ejemplo genuino concentrador del maltrato de
la niñez de la comarca durante la rebelión morisca- tuvo su reflejo en otros ribetes
expresivos del fervor popular. Una muestra interesante fue el culto a San Agapito,
patrón de la localidad de Rágol63, pues su biografía es un calco de la que en su
momento sufrió el niño mártir: Agapito fue un jovencito mártir de los primeros
siglos que, apenas empezó a despertar en el uso de razón, con natural inclinación a
la piedad y recogimiento, abandona el regalo y el bienestar de su origen y posición
familiar, para entregarse al servicio de los altares64. El vulgo lo adoptó como eficaz
estantes, Almería, 2002, en especial el apartado titulado “La huida ganadera: de realengo a
señorío”, pp. 233-234.
62
A finales del siglo XVIII San Nicolás de Bari sería votado patrón de la localidad. Vid. M.C.
AMATE MARTÍNEZ, San Nicolás de Bari, patrón de Alhama de Almería. Historia y tradición,
Almería, 1999.
63
Su día se celebra el 18 de agosto, siendo las fiestas patronales de la localidad entre el 17 y 21
de agosto [Guía de fiestas…, p. 82].
64
De padres nobles, este santo niño nació en Roma a mediados el siglo III y desde su tierna in-
fancia destacó por su innata piedad y devoción, que le hacían renunciar a las comodidades
y gozar en el servicio de los ministerios sagrados. Hecho prisionero por Antíoco, prefecto
de Roma, fue llevado con varios sacerdotes y ministros cristianos a presencia del emperador
para obligarles a ofrecer incienso a los dioses. El joven edificaba a todos y daba ejemplos
de valor a todos, respondiendo audazmente al requerimiento imperial: “No y mil veces no,
pues vuestros dioses son imágenes del demonio”. Atormentado con inauditos suplicios, que
vence valerosamente, a cuya vista se convierten multitud de paganos y hasta sus propios
verdugos. Encerrado luego en una lóbrega mazmorra, sin comida ni socorro alguno, recibió
consuelos celestiales que le confortaron e hicieron sanar sus llagas.
L
levado otra vez ante el tribunal, es atormentado con carbones encendidos sobre su cabeza,
mientras él canta alabanzas al Señor. Furioso, Antíoco ordenó que fuese otra vez azotado sin
piedad y colgado de los pies, con la cabeza hacia abajo, sobre un nuevo fuego que le da en
el rostro. Sin inmutarse, como si tales tormentos no le hicieran daño, el santo niño replicó al
tirano: “¿Tan corta es tu sabiduría, que se reduce a hacerme un poco de humo...?”. A la vista
de tan tenaz resistencia, muchos de los presentes gritaron: “Creemos en el Dios de Agapito”,
pidiendo hacerse cristianos. El prefecto, cada vez más irritado, mandó nuevamente colgarlo
boca abajo y al aire libre, para que lo devoren las fieras; mas un ángel bajó del cielo, des-
atándole y curando sus heridas. Tales hechos milagrosos multiplicaron las conversiones a
su alrededor, irritando más al prefecto. Uno de los soldados que le custodiaban, Anastasio,
admirado de la entereza del joven y de sus creencias, confiesa creer en el Dios de Agapito
y valerosamente se presenta al prefecto, diciendo: “No hay otro Dios que el Dios de los
cristianos”. El prefecto, furibundo, mandó cargar de cadenas al soldado y encerrarlo en la
234
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
contra los niños enfermos, acaso el mejor complemento fervoroso al propio San
Nicolás de Bari, también defensor de la infancia. La ubicación devocional de ambos
santos en el ámbito de la taha de Marchena tal vez tenga una relación espacial que
no hemos logrado descifrar. San Agapito contó en Rágol con una cofradía antigua
que, por orden arzobispal de 1764, quedó englobada con la del Santísimo Sacra-
mento65.
Quizás el hecho de que la Curia Eclesiástica granadina, dentro de su discurso
vindicativo de defensa sacromontana, tan vinculada a los santos de la antigüedad,
hiciera proclive la inclusión de santos romanos como el que tratamos. Además de
la localidad de Rágol, en Venta Mincharra (municipio de Alcolea), justamente en el
ámbito geográfico del río Adra, existe una ermita dedicada a San Agapito, si bien
no tenemos referencias documentales suficientes de su desarrollo como para poder
vincularla al desarrollo religioso contrareformista.
No quisiéramos terminar este trabajo sin hacer una referencia a la venera-
ción a San Ramón Nonato, santo mercedario que tuvo especial devoción por su
protección hacia la infancia, especialmente en los natalicios y embarazadas66.
En Laujar de Andarax tuvo capilla y retablo documentado en 1759, siendo
protegido por el hijo de la localidad Ramón Alonso de Ledesma, canónigo de
cárcel para ser degollado poco después, a pesar del aprecio y estima en que hasta entonces
le tuviera como su lugarteniente; y hace traer de nuevo a Agapito, para ser otra vez sometido
a tormento.
P
resentado por tercera vez ante el prefecto, el joven cristiano fue sometido al potro, echándole
agua hirviendo en el vientre. “¿Qué hacéis? -objetó-. Os dijeron agua hirviendo, y ésta es
muy agradable”. Al no conseguir tampoco vencerlo, Antíoco ordenó arrojarlo a las fieras en
el anfiteatro; mas al llegar, lejos de hacerle daño alguno, se echaron mansamente a sus pies y
le acarician. Al ver tal sumisión, Antíoco, encolerizado, exclamó: “¿Qué hacéis, ¡oh dioses!
que no castigáis a este sacrílego que os niega adoración?”, replicando el joven: “No hay
más que un sólo Dios y éste es Cristo”. Esta posición hace que la muchedumbre, indignada,
arremeta contra los falsos dioses y clame al Dios de Agapito, convirtiéndose a la fe más de
quinientos paganos.
A
nte tales hechos y abundantes conversiones, súbitamente murió Antíoco, ordenando el empera-
dor que Agapito sea trasladado a Preneste (Palestrina), donde su pecho fue atravesado con
una espada. Su inmolación tuvo lugar el 18 de agosto del año 274, declarando la iglesia a
este día festividad del santo niño. Sus reliquias fueron encerradas secretamente por algunos
de los nuevos convertidos y al conceder la libertad a la Iglesia en época de Constantino,
éstas fueron halladas, en el lugar que hoy se llama “La Quadrelle”, edificándose allí una Ba-
sílica en su honor. Parte de estas reliquias fueron donadas más tarde a Bélgica, donde existe
gran devoción, particularmente en Tongrineve, donde acuden las madres el 18 de agosto con
sus hijos enfermos para obtener su curación.
65
Informe fechado el 18 de abril de 1769 por Manuel Felix de Arráez Fenoy, cura de Rágol.
A.C.E.Gr., Leg. 96-F, p. 10.
66
F.MARTÍNEZ GIL, Muerte y sociedad…, p. 247.
235
Valeriano Sánchez Ramos
Documento 1.-
1669, julio, 14. Ugíjar
Acta de reconocimiento de los restos del mártir Gonzalico Valcárcel
Archivo Parroquial de Ugíjar, Libro de Entierros
67
F. CATAÑEDA MUÑOZ, Laujar de Andaraj, Almería, 1988, p. 25.
68
Archivo Histórico Provincial de Almería, P-1460, C-1795.
236
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
237
Valeriano Sánchez Ramos
su juramento que juró delante de una cruz y se lo leyó su declaraçión y dijo que
esta bien y es bien y siendo neçesario lo buelve a declarar de nuevo para que sea
firme y ratifica y lo firmó en presencia del dicho señor licenciado don Luis Ychaso
y Gaona. Francisco Valverde, declaró que es de edad de sesenta años, poco más
o menos. Francisco de Salzedo, Juan Ychaço. Francisco de Valverde. Ante mi, Juan
Fenoy, notario público y apostólico.
Y para reçevir estas declaraçiones y examinar más testigos como los examinó
de la partidas de los dichos guesos, tubo comisión el dicho don Francisco de Salze-
do, canonigo del dicho señor visitador, y esta comsiión y declaración e información
se remitieron al dicho yllustrismo señor arzobispo de Granada para que estén con
los demás autos. Y los guesos y canillas de piernas y braços y sobrecanillas, dos
sapaldillas; diez y ocho costillas; otros dos huessos que pareçen de rodillas; dos
guesos de lasçias; veinte y seis guesos de la garganta y espinaço; treinta y siete gue-
seçillos menudos de manos y pies y diferentes partes del cuerpo.
Y para que en todo tiempo conste, lo firme como persona que sirvo la iglesia
del dicho lugar de Lucaynena, juntamente con mi canonicado de la iglesia collegial
de esta villa de Uxixar d elas Alpujarras y va esta declaración çierta, según los autos
y en tres fojas y lo firme en dicha villa en catorze de junio de mill y seisçientos y
sesenta y nuebe años y dicho serviçio guardo horden del señor Abad, don Luis
Quixada.
Documento 2.-
1670
El doctor Jacinto Calero de Valdivia alaba las virtudes martiriales de Gonzalico
Fragmento del Auto Sacramental místico, Granada, 1670, ff. 9v-10r
238
El culto a la Infancia en las Alpujarras orientales: del martirio de niños en la guerra morisca...
pecho menaçandole, para que renegasse, no hizo caso de sus rigores, porque eran
mayores los azeros que su valor mostrava que las puntas de esos aseros. Sacaronle
açotando de la Iglesia, para con este rigor, y el de apartarle de su madre prevaricar
su constancia invicta; más él por despedida, mirando llorosas a todas las christia-
nas viejas, enjugó sus lágrimas con el ayre de estas palabras: Señoras, por que lloran
vuestras mercedes, sepan que todos los christianos que oy mueren son martires, porque
padecen por Iesu Christo. Y volviendo el rostro a todos los christianos viejos quando
le llevavan dixo: señores, salganme a ver morir por Iesu Christo, y para consolar a
su madre, volviendo el rostro a mirarla: Madre de buena gana voy a morir con estos
christianos, sólo me da pena el dexarla sola, porque viendo morir unas muertes tan lindas
como estas, ¡no se quien dessea quedar en el mundo! ¡O palabras de el Divino Espiritu,
apuntador diestro que se las dicta! ¡O que bien las sabes tu oir, y pronunciar Niño
mío!, diestro representante, ya se ve cuyas son essas palabras; pues sólo está su
apuntador te pudo pintar dulze, y linda a la muerte, amarga y fea, separat amave-
mens palida mei, de quien dixo San Pablo D. Paul 7 ¿ad rove infii alego home quis me
liberavit a corpor morii huius? Y aún a él mismo Christo le asombra tanto la memoria
de su visión horrible, que le cuesta gotas de sangre, que de sus sagrados poros des-
pide. Palabras le dava el Espiritu de Dios a el rapaz Gigante, para defenderse de sus
ruegos y porfías, obras les dava el Demonio a ellos para amedrentarle y pervertirle,
veamos quien más puede, estas o aquellas. Firme estavan ellos en sus amenazas, el
constante los menospreciava a todos, y de sus fiermças hazia burla y viendo quan
en vano porfiavan, trocando en saña suntuaria y alagos que le duraron el tiempo
que tardaron en llegar con el niño a el de Lucaynena, allí a cuchilladas le quitaron
la vida y despue´s le jugaron la ballesta. O barbaros inhumanos, no mirais que ese
Divino erizo, cubierto de fechas, o espin cachorrillo en quien las avia empleado, cla-
vándolas en su cuerpecito tierno, siendo ya esas flechas suyas serán contra vosotros
esas flechas, siendo plaga de él que las ha disparado que assi lo estava viendo David
quando dixo Psalm. 63 ¿Sagita parbulorum facta sunt plaga coram? Reparad malvados
atrozes que no es vuestro mayor y esto con el que martirizan ese Angel, si no les
vuestros en no conoçer que ay mucha Deidad, que le asista para darle fortaleza
contra vuestros rigores ¿no mirais que esa fe en que muere es la fe verdader, pues
le dio auxilios para tanto valor, y resistencia tan valerosa?
¡O invicto mártir, valeroso soldado de la vandera de Christo! ¡O niño inocente
martirizado, casi en víspera de los Inocentes!, circunstancia que es muy de reparo como
lo es también el suerte dado Dios por compañeros tantos inocentes martires de un mis-
mo tiempo, a Juanico en Ferreira, a Martín en Pitres, a Pedro y seys niños en Laroles,
en Cobva a Diego Beltrán y en La Peza a Cristóbal, siendo nuestro Gonçalico capitán
de todos, excediéndoles con muchas ventajas a quien pudiéramos decir con razón las
palabras de su papel mismo, pues él las representó con tanta destreza: Eratus venter qui
te portavit, ubiera qua uccisti. Dichoso vientre el que ve engendro fecundo, y os pechos
que te alimentaron dichosos, pues miraron un martir para el Cielo.
239
SINCRONIA ENTRE LOS TIEMPOS LITURGICOS
Y LOS CICLOS FESTIVOS EN EL MARCO DE LA
RELIGIOSIDAD POPULAR EN ANDALUCIA
Carmen MEDINA SAN ROMÁN
GIESRA. Universidad de Sevilla
241
Carmen Medina San Román
-Adviento: comienza con las primeras Vísperas del domingo que cae más cerca
del 30 de noviembre y acaba antes de las Vísperas de Navidad. Abarca cua-
tro semanas
-Navidad: va desde las primeras Vísperas de la Navidad hasta el domingo si-
guiente al 6 de enero, en que se celebra el Bautismo de Jesús.
-Tiempo ordinario: esta primera parte del tiempo ordinario va desde el lunes
que sigue al domingo del Bautismo de Jesús hasta el martes antes de Cua-
resma, inclusive.
- Cuaresma: desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor el
Jueves Santo, exclusive, en que comienza el triduo Pascual que culmina con
la celebración del Domingo de Resurrección
-Pascua: los cincuenta días que van del Domingo de Resurrección hasta Pente-
costés.
-Tiempo ordinario: el espacio de tiempo que la Iglesia considera con esta deno-
minación comienza el lunes después del domingo de Pentecostés y termina
antes de las primeras Vísperas del I domingo de adviento
242
Sincronia entre los tiempos liturgicos y los ciclos festivos en el marco..
243
Carmen Medina San Román
en celebraciones en honor a Cristo, la Virgen o los Santos, como una faceta más de
su afán cristianizador.
En la liturgia romana se puede seguir la evolución del calendario litúrgico a través
de los sacramentarios: la característica frecuente de estos testimonios es la no separación,
como ocurre en los libros litúrgicos actuales, de las celebraciones del propio tiempo
y las del santoral; las fiestas de los santos se intercalan entre el propio del tiempo, y
siempre tienen lugar en el día del nacimiento del santo correspondiente. A partir del
siglo IX y durante la Baja Edad Media el calendario se multiplica por influjo de actas y
pasionarios, muchas veces apócrifos. En 1570 se reforma el Misal Romano y en 1568
el Breviario, suponiendo una drástica simplificación del calendario litúrgico. A pesar de
todo esto, desde las disposiciones del Concilio de Trento a las del Vaticano II se habían
introducido ciento cuarenta y cuatro santos en el misal, algunos de ellos de devociones
muy restringidas pertenecientes a las casas reales europeas. Con este panorama se
lleva a cabo una reforma a fondo, no siempre comprendida por algunos pastores de
la iglesia y no pocos fieles. Como ya hemos citado, el 9 de mayo de 1969 se presenta
a la cristiandad el nuevo calendario litúrgico, que aun sufre algunos retoques antes de
aparecer la edición definitiva en 1970.
Resumiendo, el calendario universal contiene las celebraciones de ciento sesen-
ta y tres santos, de los cuales ciento veinte y seis de Europa, ocho de Africa, catorce
de Asia, cuatro de América y uno de Oceanía. Estos datos pertenecen al momento
de aparecer el calendario en 1969. La reforma realizada años después ha permitido
universalizar dichas listas, así como trasladar algunas de las fechas de celebración.
En el caso del calendario particular de España, los criterios seguidos para el
texto que entró en vigor el 1 de enero de 1972 son semejantes a los del calendario
universal; la prioridad de la celebración de los misterios de Cristo, por ejemplo,
cambió de fecha la celebración de la fiesta de San Isidoro de Sevilla, pasando del
4 de abril al 26 del mismo mes, debido a que siempre coincidía con celebraciones
de la Semana Santa. Asimismo, la devoción popular se tuvo muy en cuenta, por
ejemplo al elevar de categoría las memorias de San Vicente Mártir o de la Virgen
del Carmen.
Analizado, aunque muy brevemente las pautas que rigen las celebraciones
eclesiales y las inscriben dentro de los ciclos correspondientes, veremos a continua-
ción las líneas generales de celebración de fiestas a lo largo del año natural.
En este terreno seguimos al maestro Caro Baroja, cuando presenta las fiestas
agrupadas en los siguientes ciclos, agrupándolas dentro de las estaciones que con-
forman el año natural
- Ciclo de invierno
244
Sincronia entre los tiempos liturgicos y los ciclos festivos en el marco..
- Ciclo de primavera
- Ciclo de verano
- Ciclo de otoño.
A) Consideramos dentro del ciclo de invierno las fiestas que se celebran desde
el entorno de la Inmaculada Concepción hasta el Carnaval, inclusive.
Si hemos de presentar algunas características generales de estas celebraciones,
son notas destacables el carácter de fiesta organizada y realizada en grupos (como
ejemplo tenemos las Cuadrillas de los Vélez almerienses y las fiestas de verdiales
con las Pandas de Málaga), las diversas maneras de celebrar la fiesta de los Inocen-
tes, las agrupaciones festivas de campanilleros y mochileros o las Cabalgatas de los
Reyes Magos. Característica igualmente de este ciclo es el tema de las mascaradas
con sus diversas manifestaciones, que culminan con las celebraciones del Carnaval
que cierran el ciclo.
C) La fiesta de San Juan es la que se considera que abre el ciclo de verano. Son
fiestas de agua y fuego, muy unidas estacionalmente al solsticio de verano, que, en
su origen, celebraban los fenómenos naturales. A lo largo del verano, encontramos
un denominador común en los festejos, destacando las ferias y fiestas patronales
concentradas en fechas muy señaladas, de las cuales son el máximo exponente
el 15 de agosto y el 8 de septiembre. Es esta época de fiestas promocionales, del
pimiento, de la vendimia, etc, en algunos casos, como en Jerez de la Frontera, aso-
ciadas al patrón al que se ofrecen los primeros caldos.
D) El ciclo de otoño comienza con las fiestas de San Miguel con unas conno-
taciones taurinas. Es también el ciclo de la bajada de las imágenes a sus templos de
245
Carmen Medina San Román
origen, de donde subieron a sus ermitas en primavera, así como el momento en que
se ponen en marcha algunas romerías de las más conocidas, especialmente en la
provincia de Sevilla ( Torrijos en Espartinas y Valme en Dos Hermanas entre otras.).
Cierra el ciclo las fiestas de San Lucas, que se consideran la última de las ferias. El
final de este ciclo es escaso en celebraciones, aunque en los últimos años Todos los
Santos y las fiestas de difuntos cobran relevancia, quizás por contaminación con
expresiones como las importadas Fiestas de las calabazas, o quizás porque noviem-
bre es un mes ayuno de celebraciones y, en los últimos años, las circunstancias so-
cioeconómicas han ayudado a que los pueblos gusten de celebrar los más diversos
eventos, con tal de romper la rutina laboral. Llegados a este punto el calendario fes-
tivo enlaza de nuevo con las celebraciones en torno al 8 de diciembre, y comienza
de nuevo el rotar de los tiempos festeros.
246
Sincronia entre los tiempos liturgicos y los ciclos festivos en el marco..
1.- El montaje y las visitas a los belenes. Proliferan cada año los Belenes vi-
vientes, especialmente montados por los ayuntamientos como elemento
turístico o por los colegios como fin de fiesta navideña. . En la mayor
parte de los casos, los que los montan y los que los visitan ignoran que el
Belén es originario de una idea de San Francisco de Asís en el siglo XIII,
basada en una visión del Santo con el Niño Jesús como protagonista; son
los franciscanos los que difunden la costumbre de poner portales de Be-
lén a lo largo y ancho de la Europa del momento y el rito llega a España
y se generaliza a partir de Carlos III, ya que las figuras necesarias para
el montaje palaciego de belenes vinieron esencialmente de Nápoles. En
cada provincia de Andalucía podemos establecer una ruta para la visita a
los belenes en esta época litúrgica, y, como ejemplo, podemos destacar el
caso de la ciudad de Arcos de la Frontera en la provincia de Cádiz, que se
convierte durante el Adviento en una réplica de la localidad donde nació
el Salvador: las casas se transforman en hogares israelitas, en panaderías,
en carpinterías. En una de ellas se establece el lugar del nacimiento del
Mesías, llegan los Magos, los pastores y los diversos vecinos que colabo-
ran con sus regalos al bienestar de la familia sagrada; el establecimiento
de este peculiar belén hace que Arcos se haga peatonal, y toda su vida
gire en esos días en torno al acontecimiento que se celebra.
En cuanto al montaje particular de belenes, puede decirse que en los pueblos
y ciudades de Andalucía no hay prácticamente ningún hogar en el que no
se monte al menos “el misterio”, es decir, la imagen de Jesús, la Virgen y San
José. En la actualidad Granada mantiene una importante industria de bele-
nes, así como Cádiz y Sevilla.
2-- Los villancicos: es el canto popular por excelencia y su cante constituye otro
de los ritos de la religiosidad popular en la época litúrgica del Adviento; cual-
quier elemento casero es útil para ser apoyo instrumental acompañando este
tipo de canciones, convirtiéndolas en algo entrañable. Cantado por voces
ineducadas, pasa de generación en generación sin tener en cuenta las modas
ni los tiempos. Son cantos en torno al misterio del nacimiento del Hijo de
Dios, y su ejecución tiene lugar en escenas tanto públicas como privadas.
En el primer caso, al igual que los belenes, el hecho autonómico ha trans-
formado las actuaciones espontáneas de los grupos en fenómenos turísticos.
Así es el caso de los mochileros de Córdoba, los “campanilleros” del Aljarafe
sevillano y los “mulliores” de Alhaurin el Grande. En la provincia de Almería
las “cuadrillas de ánimas” incluso celebran unos Encuentros culturales que
llevan ya veinte y tres años reuniéndose.. La importancia del flamenco en
la zona del poniente andaluz hace que en Jerez el villancico se cante en las
reuniones llamadas “zambombas gitanas”, que en los últimos años también
se está convirtiendo en atracción turística.
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Carmen Medina San Román
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Sincronia entre los tiempos liturgicos y los ciclos festivos en el marco..
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Sincronia entre los tiempos liturgicos y los ciclos festivos en el marco..
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Conclusiones
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APROXIMACIÓN A LAS FIESTAS PATRONALES DE
LA PROVINCIA DE ALMERÍA
Manuel Francisco MATARÍN GUIL
Introducción
Durante décadas las fiestas han atraído la curiosidad de los estudiosos, espe-
cialmente durante los siglos XIX y XX, tanto en sus aspectos parciales: cantos,
bailes, ritos, etc., como en su totalidad. Al realizar este pequeño trabajo he in-
tentado sistematizar, dentro de la brevedad del mismo, las fiestas patronales de
los pueblos y ciudades de Almería, para ello he seguido las líneas marcadas por
Demetrio E. Brisset Martín (1989) y yo mismo junto con Julia Abad (2001), en
un artículo sobre la devoción a las imágenes de los santocristos patronales en la
provincia de Almería.
Aunque, en un principio, me propuse realizar el estudio sobre las fiestas
patronales de los municipios de Almería, pronto vi que se quedaría corto, ya
que los barrios de las ciudades poseen sus fiestas propias, así como las corti-
jadas, anejos y lugares rurales que también contaban con su patrón o patrona
respectivos y, en casos muy concretos, hasta dos y tres copatrones. Este si es
un dato que hay que reseñar convenientemente, son muy pocos los municipios
que poseen un solo patrón, lo normal es que sean dos los patrones y, en casos
particulares, tres o más, como ocurre en Fondón que celebran las festividad de
San Sebastián y en otra fecha diferente El Cristo de la Luz junto con la Virgen
de los Desamparados o en Fuente Victoria que celebran las fiestas de la Reina
de los Ángeles y el Cristo del Consuelo y en fecha distinta la de San Francisco.
La palma se la lleva Abla que festeja a los Santos Mártires: Isáceo, Crotato y
Apolo, junto con la Virgen del Buen Suceso.
El procedimiento empleado para la consecución de información cualitativa ha
propiciado la obtención de datos y material muy sugestivos. Igualmente he conse-
guido formar una colección de cerca de quinientos programas de las distintas fiestas
de Almería; cantidad que va en aumento gradualmente y que arranca de los años
cuarenta del siglo XX. Del mismo modo he conseguido formar otro expediente
con los artículos periodísticos que reseñan las distintas fiestas patronales, así como
los conseguidos a través de las nuevas tecnologías, como es Internet.
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Manuel Francisco Matarín Guil
La fiesta
Si seguimos a Enrique Gil Calvo (1991: 9), el hombre es el único ser que
hace fiesta, sabe hacer fiesta, es por tanto, un animal festivo. Para poder hacer
fiesta hay que tener una especial predisposición festiva y disfrutar mientras se
está celebrando, de lo contrario se caería en el riesgo de considerarla como un
deber y perdería todo su encanto festivo, todo su embrujo, llegaría un momento
en que nos sentiríamos ridículos por el papel que estamos desempeñando. Es
importante y casi decisivo, separar lo público de lo privado al estudiar el estado
de fiesta. Frente a una cierta maquetación de las fiestas públicas se enfrenta la
fiesta libertaria, la fiesta del desenfreno, siendo su exponente actual la fiesta del
carnaval. No es ésta a la que nos referimos sino la festividad patronal, “la más
importante de la localidad”, controlada totalmente por la autoridad municipal,
que fiscaliza su presupuesto y decide los actos a realizar. En muy pocas ocasio-
nes, salvo en barriadas y cortijadas alejadas, cede su autoridad a otros entes:
comisiones de festejos, asociaciones de vecinos o culturales, etc., sometiendo a
su férrea mano todo el desarrollo de la misma: horarios, lugares de celebración,
contratación de músicos, artistas, etc. Control de los actos: guardia civil, policía
local, protección civil, etc. Atajando cualquier conato de iniciativa particular que
pudiera menoscabar su autoridad: botellón de jóvenes y mayores, carreras de
motos y coches. Cuando ve que no lo puede erradicar, lo engulle, lo fagocita,
lo domestica y acaba de integrarlo en el seno de su amaestrada fiesta. Por todo
ello la fiesta será mejor, a los ojos de los ciudadanos, cuanto más competente
sea el equipo de gobierno municipal encargado de llevarla acabo. Por el contra-
rio cuando la incompetencia de los gestores salta a la vista, peor será la fiesta y
peor serán los resultados electorales para los mismos si esta fiesta está cerca de
unas elecciones municipales.
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Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería
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Manuel Francisco Matarín Guil
a) Vírgenes
<?>
Desde el principio cocina esta paella gigante, para más de mil personas, Antonio Gázquez
Expósito, dueño del restaurante Las Eras de Tabernas y uno de los restauradores más impor-
tantes de Almería.
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Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería
La Virgen del Buen Suceso y los Santos Mártires patrones de Abla: San Isacio, San Apolo y San Crotato. A la
derecha San Sebastián, patrón de Gérgal.
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Manuel Francisco Matarín Guil
b) Santos
c) Santas
Con diferencia son infinitamente menos numerosas que los santos, ya que úni-
camente 10 santas son patronas en la provincia de Almería, de ellas la que cuenta
con más lugares es la abuela de Jesús y madre de la Virgen María, Santa Ana, que
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Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería
10 SANTAS 20 Fiestas
d) Cristos
9 CRISTOS 14 Fiestas
e) Ángeles y arcángeles
De las cuatro advocaciones a las que dan culto en Almería es el arcángel San
Miguel el que cuenta con nueve lugares de culto, limitándose los demás a uno por
localidad.
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Manuel Francisco Matarín Guil
f) Cruces
Seis localidades tienen como patrona a la Santa Cruz y tres a la Cruz de Mayo.
2 CRUCES 9 Fiestas
g) Varios
7 VARIOS 9 Fiestas
h) Fiestas paganas
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Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería
Una vez llegado a este lugar, cabe preguntarnos ¿Cuáles son las características
de las fiestas patronales de la provincia de Almería? Al igual que en otros muchos
lugares de nuestra geografía nacional las celebraciones patronales son muy simi-
lares. En mi opinión dependen en gran medida del número de habitantes de la
localidad y de su poder económico. Cuanto mayor sea éste, mejores y más espec-
taculares serán las fiestas patronales. Pues no son lo mismo las fiestas mayores de
una gran ciudad que las de un humilde anejo, que sólo en ese día verá sus pocas
calles llenas, relativamente, de gente.
Pero atendiendo a la media de las poblaciones de la provincia las fiestas, por
mayoría absoluta religiosas, giran en torno al patrón o patrona. En todos los lugares
se realiza una misa cantada y una solemne procesión, en algunos lugares las misas
y procesiones se celebran todos los días que duran las fiestas. Lo que no falta en
ningún lugar es la verbena
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Manuel Francisco Matarín Guil
Programas de fiestas patronales. A la izquierda deAbrucena (2002). A la derecha del barrio capitalino de Pescade-
ría (2003). Abajo, a la izquierda, de Alhabia (2005) y a la derecha de Vícar (2006) .
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Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería
VOTOS
MOROS Y CRISTIANOS
2
Voto hecho por el pueblo de Alhabia en el año 1676 a la Reina de los Ángeles María Santísima
del Rosario, en su advocación de la Visitación de Ntra. Señora a su Prima Santa Isabel.
3
De fecha imprecisa el voto hecho por los habitantes de Illar a Santa Ana, fue acordado con
motivo de una epidemia que asoló la zona y que milagrosamente abandonó la población.
4
Voto hecho por los habitantes de Terque en 1885 para evitar la epidemia de cólera que infectaba
la comarca.
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LA ZORRA
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Aproximación a las fiestas patronales de la provincia de Almería
FUEGO
TOROS
5
Durante la procesión, declarada de Interés Turístico Nacional se queman miles de cohetes y
durante la fiesta se quema un toro de fuego.
6
En 1980 actuaron El Chino Torero y los Enanitos Rejoneadores (9-8-1980, a las 7 de la tarde).
7
El 23 de julio de 2005, a las siete de la tarde, se celebró la primera corrida de toros de su histo-
ria. Actuaron el rejoneador Joao Moura y los toreros José Olivencia y José Antonio Canales
Rivera. La ganadería pertenecía a Badía Hermanos.
8
En el año 2005 se celebró el día 7 de agosto a las siete de la tarde, intervinieron los diestros
Fermín Bohórquez, Jesulín de Ubrique y Manuel Díaz “El Cordobés”.
9
En 1973 celebraron una novillada en la plaza metálica portátil “Santo Reino”, a las 6 de la tarde.
Participaron Juan Antonio Cobo Carrera “Garbancito”, José Muñoz Ortiz “Joselito” y Juan
Salvador “Juanirri El Fiñanerito”.
10
Actuaron, a las siete de la tarde, Marcos Leal, Daniel Palencia y Alejandro Carmona.
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Manuel Francisco Matarín Guil
GASTRONOMÍA
ROMERÍAS
11
A las siete de la tarde actuaron el rejoneador Sergio Vegas y los toreros José Pacheco “El Califa”
y Luís Bolívar.
12
Además de la corrida de toros realizan una suelta de vaquillas.
13
Obligan a los toros a inclinarse delante de San Marcos, durante su procesión.
14
En su nueva plaza de toros celebran varias novilladas y corridas de toros.
15
Actuaron, a las seis treinta de la tarde, el rejoneador Álvaro Montes y los toreros Jesulín de
Ubrique y José Olivencia.
16
Desde el 25 de septiembre de 1879 en que se inauguró la plaza de toros de Vera, hasta la actua-
lidad, pasando por la reinauguración y readaptación de la plaza de toros el 25 de septiembre
de 1997, han sido numerosas las corridas celebradas en el coso, pasando por él los mejores
toreros del panorama nacional.
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VARIAS
Bibliografía
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Manuel Francisco Matarín Guil
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RIQUEZA DEVOCIONAL A SAN FERNANDO EN
LA CAPILLA REAL DE LA CATEDRAL DE SEVILLA.
LITURGIA, VENERACIÓN Y RELIQUIAS.
José GÁMEZ MARTÍN
Tras la reconquista de la ciudad Fernando III tiene como interés prioritario or-
ganizar la Iglesia Hispalense, devolviendo el culto católico a la urbe tras los años de
dominación musulmana, así tras su entrada triunfal en la ciudad el 22 de diciembre
de 1248, a los pocos días, nombra ya algunas dignidades y prebendados eclesiásti-
cos tomando como modelo los privilegios y estatutos de Iglesia Toledana.
La más solemne iniciativa real fue la purificación de la gran mezquita aljama y
su consagración como catedral dedicada al Misterio de Santa María de la Asunción,
así como erigir veinticuatro nuevas parroquias distribuidas por el centro urbano.
No es extraño que el propio Rey Santo fundara el cuerpo de canónigos para
la responsabilidad de la organización catedralicia, llegando incluso a afirmar los
cronistas el deseo fernandino de que la Iglesia de Sevilla superara a la de Toledo,
Sede Primada de España.
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viembre, día de San Clemente. Con fecha 30 de diciembre de 1254, el rey expide
en Burgos una carta para dotar a la Catedral con el fin de que se hagan fiestas el día
de San Clemente. El documento del Rey nos dice: “... que è de facer bien á la Santa
Yglesia de Santa María de Sevilla, è de llevarla adelante; e porque sea mejor servida e por
honra del Rey don Fernando mio padre que yace hi enterrado; é por su alma, é por remisión
de mis pecados, é porque fagan fiesta el día de San Clemente, do é otorgo á la Yglesia de
Santa María de Sevilla todas las mis tiendas que se tienen con la Yglesia”13
La procesión se celebra por vez primera en 1255 y en la misma se porta por
propia decisión del rey la espada y el pendón de San Fernando, elementos éstos
que adquirirían como reliquias del Santo capital protagonismo devocional en estas
fiestas y conmemoración litúrgica, teniendo que ser llevados ambos por personas
reales o de la mayor nobleza de la Nación. En 1260, por encontrarse en Sevilla el
Rey Alfonso X pota la espada de su padre en la procesión de San Clemente, el
mismo año que se inaugura el monasterio dedicado a dicho santo, fundación del
obispo don Remondo con monjas cistercienses de las Huelgas Reales de Burgos14.
El 5 de noviembre de 1271 Alfonso X firma carta en Murcia dirigida a los cléri-
gos parroquiales de Sevilla obligándoles el día de San Clemente a ir a la que ya era
llamada Procesión de la Espada y después a decir misa en la Capilla de San Clemente
sita en el Alcázar15.
El 23 de noviembre de 1293 porta la espada real el rey Sancho IV, conserván-
dose crónicas de diferentes autores que afirman que la misma fue llevada durante
el S. XIV por los reyes Fernando IV, Alfonso XI, Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique
III16. El año 1518 la espada fue portada por el Rey Fernando el Católico y el pendón
por el embajador del Emperador Maximiliano.
Cuando no se encontraban personas reales en Sevilla las reliquias eran porta-
das por componentes de la nobleza más importante del reino, así en 1488 llevó la
espada el adelantado don Pedro Enríquez, en 1504 el duque de Medinasidonia, en
1515 don Fernando Enríquez de Ribera, en 1517 la llevó el duque de Medinasido-
nia mientras que su hermano Juan Alonso el pendón. La ciudad quería tener este
privilegio, cobrando protagonismo en ceremonia tan solemne, por lo que en 1518,
1526 y 1534 portan la espada los asistentes de Sevilla Sancho Martínez de Leiva,
don Juan de Silva y Ribera y don Fernando de Andrada17.
Para dar a las autoridades sevillanas el puesto buscado, el rey Felipe II firma
el 30 de noviembre de 1576 una cédula en la que ordena que la espada sea ya
siempre llevada por el asistente de la ciudad. El mismo monarca el 30 de agosto
de 1578 firma de nuevo otro documento en el que ordena que la espada le sea
entregada al asistente por el Capellán Mayor, y que ambos la llevaran por la punta
de la hoja, reservándose el privilegio de tomarla por la empuñadura a las personas
de categoría real18.
Esta lucha de privilegio por llevar la espada del Santo Rey nos confirma ya la
devoción que se tenía a la misma, tal y como lo demuestra su protagonismo en
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José Gámez Martín
escoltaban. Así el uniforme de gala de aquellos años estaba compuesto por casaca
y calzón negro de terciopelo liso, chupa y vueltas de raso de plata con bordados
de oro, sombrero liso, medias blancas, bolsa en el pelo y espada y cabo decentes21.
En 1835, con la desaparición del antiguo régimen municipal y la abolición de
la figura del asistente, el gobernador civil comienza a llevar la espada cada 23 de
noviembre. Durante la estancia en la ciudad de los duques de Montpensier, don
Antonio de Orleans mostró especial devoción por San Fernando,razón por la que
portó la espada en múltiples ocasiones, aunque evitó conflictos con el asistente de
la ciudad que mostrara interés en llevarla, como ocurrió en la procesión de 185822.
En el revolucionario año de 1868 no se presentan a la procesión en la catedral
ni el gobernador civil ni el ayuntamiento, llevando la espada y el pendón el pres-
te y el diácono, circunstancia que se mantuvo hasta 1875 con la restauración de
Alfonso XII23. El 23 de noviembre de 1910 el rey Alfonso XIII, que se encontraba
en Sevilla, porta la espada de San Fernando y el pendón el infante don Fernando.
Durante los años de la II República, de 1931 a 1935, las autoridades civiles dejan
de asistir a la procesión, reanudándose la tradición en 193624.
El 23 de noviembre de 1948 se celebró una solemne procesión por el VII
centenario de la conquista de Sevilla, acompañando al paso de la Patrona la Virgen
de los Reyes, la Virgen de Valme de Dos Hermanas, la Virgen de los Reyes de los
sastres, la Virgen de los Reyes de San Clemente, la Virgen de las Batallas, el paso de
San Fernando, la Virgen de las Mercedes del Convento de la Asunción y la Virgen
de las Aguas del Salvador. Detrás del paso de la Virgen de los Reyes marchaba el
Cardenal Segura y tras él la corporación municipal bajo mazas, que escoltaba el
pendón de San Fernando acompañado por reyes de armas25.
El 23 de noviembre de 1977, se modificó el itinerario tradicional de la proce-
sión, dejando de salir por la calle, efectuándose la misma por las últimas naves de la
catedral, también se sustituye la etiqueta tradicional de frac con condecoraciones,
fajín y medalla por el traje oscuro y la medalla capitular. En 1983 se acuerda por las
autoridades civiles y religiosas que sea el alcalde el que lleve la espada por encima
del gobernador civil al habérsele dado mayor rango protocolario a la máxima auto-
ridad municipal. En 1991 no se celebra la procesión de la espada por encontrarse
en obras la Capilla Real, y dos años más tarde es la primera vez que la espada es
portada por una mujer, la primera teniente de alcalde doña Soledad Becerril26.
En los comedios del S. XX se añadió una nueva reliquia para que procesionara
en el cortejo, tratándose de un hueso de San Clemente donado en el S. XVI por el
arcediano de Niebla don Baltasar del Río, en relicario de origen italiano en forma
de copón con la taza de ágata y en cuya tapa aparece la imagen sedente del Santo
Pontífice en plata27.
A las nueve y media de la mañana de cada 23 de noviembre comienzan a can-
tarse las laudes en el altar mayor de la catedral, a su terminación el hebdomadario
(canónigo que celebra misa coral en la semana litúrgica), toma el relicario de San
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Manuel Francisco Matarín Guil
de vísperas solemnes. Al día siguiente, tras recitarse las horas menores, el cabildo
en procesión recogió los restos del santo, llevándolo hacia el artar mayor, donde
se celebró una Misa de Pontifical y por la tarde tuvo lugar una solemne procesión
con la participación de las autoridades y órdenes civiles, militares y religiosas. La
urna de plata del rey era portada en unas parihuelas sostenidas simbólicamente por
ocho cintas de oro, que salían de su basamento y que eran portadas por la familia
real: delante iban el infante don Luis, de dos años de edad, y su hermana la infanta
doña María de tres años; le seguían en el costado izquierdo los infantes don Carlos
(futuro Carlos III) y don Felipe, y a la derecha los príncipes don Fernando y Bárbara
de Braganza, y detrás los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio. El rey decidió que la
procesión sólo recorriera el perímetro de la catedral y que la espada fuera llevada
por el duque del Arco y el pendón por el marqués de Villena. Entrada la noche en-
tró el cortejo en la catedral, y la urna, abierta por un costado acristalado por dentro,
estuvo abierta tres días expuesta a la veneración del pueblo35.
Fue tal la respuesta de los fieles a la exposición de las reliquias incorruptas del
Rey que la nueva urna permitía contemplar, que el 30 de junio se dio en Cazalla
una Real Cédula que permitía que ésta fuera descubierta cuatro veces al año: el 14
de mayo, en recuerdo de la traslación a la nueva urna; el 30 de mayo, festividad
del santo; el 22 de agosto, octava de la Asunción; y el 23 de noviembre, aniversario
de la Reconquista36.
Hoy en día se sigue venerando el cuerpo del Santo Rey en las fechas descritas
y desde el 25 de septiembre de 1805, por Real Orden firmada por Carlos IV, al
Santo Monarca le rinde honores una guardia militar mandada por un capitán con
bandera cada vez que sus restos son mostrados a los fieles37.
La urna es abierta por un capellán real, que descorre una cortinilla que deja
a la luz pública el cuerpo del Monarca a las ocho y veinticinco de la mañana de
los días mencionados, comenzando a las ocho y media una solemne misa a cargo
de los capellanes reales. Esta Eucaristía es celebrada los días 30 de mayo y 23 de
noviembre por el prelado, mientras que los dos días restantes tiene a su cargo la
ceremonia el deán del cabildo o en su ausencia el capellán Real de San Fernando.
Por disposición de Felipe II en los estatutos sobre la Capilla Real la urna es
abierta por dos llaves, estando una de ellas en poder del deán de la Catedral y otra
en el arzobispado a cargo del secretario canciller.
Cada vez que se descubre o reserva el cuerpo real, el corneta del piquete mili-
tar interpreta los sones del Himno Nacional.
La festividad litúrgica del Santo Monarca se celebra el 30 de mayo con el rango
de memoria obligatoria en España, fiesta en Sevilla y solemnidad en la Catedral y
en la Capilla Real. El día comienza con la exposición del cuerpo del Santo y la misa
de las ocho y media de la mañana, comenzando el canto de laudes a las nueve y
media en el altar mayor, concluida la hora litúrgica el cabildo, revestido con capa
blanca pluvial y presidido de cruz patriarcal, ciriales, turiferario y pertiguero, inicia
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del Salvador. Este cortejo procesional, que recorrió hermosas calles del barrio de
Santa Cruz, fue iniciativa personal del Cardenal Amigo Vallejo que, junto al Cabil-
do Catedral, tiene la idea de que se repita en años venideros, dándole así la imagen
religiosa que necesita la festividad fernandina, máxime cuando el Ayuntamiento
la ha declarado Día de Sevilla, celebrando un acto institucional con la entrega de
diplomas y condecoraciones.
A las doce de la mañana comienza en la Capilla Real la misa en honor del San-
to, a cargo del Real Cuerpo de Ingenieros, del que San Fernando es Patrón y que se
denomina desde 1994 como Regimiento de Guerra Electrónica y Estratégica, que
desfila militarmente con banda de música por las últimas naves de la Catedral en
honor del Santo Conquistador.
Desde el 15 de diciembre de 1941 se erigió en la Capilla Real la Asociación de
Fieles de Nuestra Señora de los Reyes por deseo del Cardenal Segura para colabo-
rar en el desarrollo del culto a la Patrona de la Ciudad. El Cardenal Bueno Monreal
el 25 de junio de 1973 aprobaría nuevos estatutos de la Asociación, incluyendo en
su título el de San Fernando.
Junto la cabildo de capellanes reales organizan un triduo al Rey los tres días
anteriores a su festividad y, desde 1983, un pregón disertación en honor del mismo
en el que han ocupado la tribuna, entre otros, Enrique de la Vega, José Guerrero
Lovillo, el Arzobispo Amigo Vallejo, José Sánchez Herrero, Mauricio Domínguez y
Francisco Gil Delgado40.
En 1941 se crea en Sevilla una Real Hermandad de Caballeros de San Fer-
nando, con idéntica denominación a la existente en Madrid y cuyo origen habría
que buscarlo en una Asociación de Fieles dedicada a la Virgen Inmaculada y San
Fernando en los últimos años del S. XVIII.
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Notas
1
.- Sobre la Capilla Real véase:
uan Carrero Rodríguez: Nuestra Señora de los Reyes y su historia. Sevilla, Castillejo, 1989. Págs
J
63-68.
N
uria Casquete de Prado y Isabel González Ferrín: “Inventario de los expedientes de Limpieza de
Sangre de la Capilla Real de Sevilla”, en Isidorianum, Nº 17; Sevilla, 2000. Págs 185-187
2
.- Gonzalo Martínez Díez: Fernando III (1217-1252). Palencia, Diputación Provincial y Editorial
la Olmeda, 1993. Pág 240
3
.- Alonso Morgado: Prelados Sevillanos. Sevilla, 1906. Pág 243.
4
.- J.J Rodríguez de Quesada; Fundación de la Capilla Real de Sevilla por el señor Rei San Fernan-
do III…Biblioteca Capitular Colombina, Manuscrito 58-33
5
.- Ibidem
6
.- Teresa Laguna Paul: “La Aljama Cristianizada. Memoria de la Catedral de Santa María de Se-
villa”, en Metropolis Totius Hispaniae; Sevilla, 1999. Pp 58-59. Un estudio sobre la trascen-
dencia artística del Reinado del Rey Sabio en Rafael Cómez Ramos: Las Empresas Artísticas
de Alfonso X el Sabio; Sevilla, 1979
7
.- RODRÍGUEZ DE QUESADA: Opus Cit.
8
.- Ibidem
D
iego Ortiz de Zúñiga: Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Ilustre y Muy Leal Ciudad de
Sevilla, Tomo I; Sevilla, edición fascímil de 1988, Guadalquivir; Pp 146-149
9
.- ORTIZ DE ZÚÑIGA: Anales…Pág 217-218
10
.- Ibidem; Pág 227-228
11
.- Alfredo Morales Martínez: “Rey y Santo. Ceremonial por Fernando III en la Catedral de Sevi-
lla”, en Visiones de la monarquía hispánica. Valencia, Universidad Jaime I, 2007. Págs 90-91.
12
.- A. Muñíz: Historia de la Real capilla e Imagen de la Virgen de los Reyes de Sevilla; Biblioteca
Colombina; Manuscritos, 58-4-15
13
.- Mauricio Domínguez Adame: “Breve cronología sobre la festividad de San Clemente, aniver-
sario de la conquista de la ciudad y la procesión de la espada”, en Antonio de Solís, S.J: Glo-
ria póstuma en Sevilla de San Fernando Rey de España, desde su feliz tránsito, hasta la última
Traslación de su Incorrupto Cuerpo el año 1729. Sevilla, Imprenta Municipal (Edición Fas-
cimilar conmemorativa del 750 aniversario de la Conquista de la Ciudad), 1998. Pág XVII.
14
.- Ibidem, Pág XVIII
15
.- ORTIZ DE ZÚÑIGA: Anales…Pág 278
16
.- DOMÍNGUEZ: Breve cronología…Pág XIX
17
.- MORALES: “Rey y Santo… Pág 97
18
.- DOMÍNGUEZ: Breve cronología…Págs XXIII-XXIV
19
.- Ibidem. Págs XIX-XX
20
.- Ibidem. Págs XXI-XXII . MORALES: “Rey y Santo… Pág 96
21
.- MORALES: “Rey y Santo… Pág 98-99
22
.- José Gámez Martín: “El mecenazgo artístico de los duques de Montpensier en la catedral de
Sevilla”, en Actas del congreso “El comportamiento de las Catedrales Españolas. Del Barroco
a los Historicismos”. Murcia, 2003. Pág 547
23
.- DOMÍNGUEZ: Breve cronología…Págs XVIII-XIX
24
.- Ibidem, Pág XIX
25
.- CARRERO: Nuestra Señora…Pág 94
26
.- DOMÍNGUEZ: Breve cronología…Págs XXX-XXXI
27
.- María Jesús Sanz Serrano: La orfebrería sevillana del barroco, Tomo II. Sevilla, Diputación,
1976. Pág 178
287
José Gámez Martín
28
.- La Liturgia de la Santa, Metropolitana y Patriarcal Iglesia Catedral de Sevilla. Sevilla, Cabildo
de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, 2004. Págs 46 y 73
29
.- Francisco de Sigüenza: Traslación de la imagen de Nuestra Señora de los Reyes y cuerpo de
San Leandro y de los Cuerpos Reales a la Real Capilla de esta Santa Iglesia de Sevilla. Sevilla,
1579. Esta crónica, minuciosa en su análisis de esta efeméride, fue reeditada por el Ayunta-
miento de Sevilla 1996 con estudio y trascripción de Federico García de la Concha Delgado.
30
.- MORALES: “Rey y Santo… Pág 101
31
.- MARTÍNEZ: Fernando III... Pág 241
Un
estudio sobre el proceso de beatificación en Paulino Castañeda Delgado: “Fernando III: el
Hombre y el Santo” en Archivo Hispalense, Número monográfico “Fernando III y su época”.
Sevilla, Diputación, 1994. Págs 401-416
32
.- Pedro Rubio Merino: “Fiestas de la Iglesia de Sevilla en la Beatificación de San Fernando
a través de los acuerdos del Cabildo Catedral: año 1671” en Memoria Ecclesiae, Vol. XVI.
Oviedo, 2005. Págs 216-221
33
.- Obra fundamental para el estudio de estas celebraciones es el libro de Fernando Torres Farfán:
Fiesta de la Santa Iglesia de Sevilla al culto nuevamente concedido al Señor Rei Sann Fernan-
do III de Castilla y León. Sevilla, 1671. Hay una reedición en Madrid de 1984 preparada por
Antonio Bonet Correa.
Pa
ra las celebraciones desde un punto de vista artístico véase Fernando Quiles García: Por los
Caminos de Roma. Madrid, Miño y Dávila, 2005. Págs 57-102; y Fernando Moreno Cuadro:
“Humanismo y Arte Efímero: la Canonización de San Fernando”, en Revista Traza y Baza, Nº
9. Valencia, 1985. Págs 21-90
34
.- Adelaida Cintas del Bot: Iconografía del Rey San Fernando en la pintura de Sevilla. Sevilla,
Diputación (Arte Hispalense), 1990. Pág 36
35
.- Carlos Ros: Fernando III el Santo. Sevilla, 1990. Págs 232-236
36
.- DOMÍNGUEZ: Breve cronología…Pág XVI
37
.- Ibidem. Pág XVIII
38
.- La Liturgia…Pásg 45, 46 y 64
39
.- Adelaida González Vargas: El ceremonial del Cabildo Municipal sevillano. Sevilla, 1967. Pág
62
40
.- CARRERO: Nuestra Señora…Págs 177-181
41
.- ORTIZ DE ZÚÑIGA: Anales…Tomo IV. Págs 332-334
42
.- Álvaro Recio Mir: “PER ME REGES REGNANT. Carlos IV y María Luisa de Parma en la Capilla
Real de Sevilla: patronato regio, academia y neoclasicismo” en Reales Sitios, Nº 165; Ma-
drid, Patrimonio Nacional, 2005. Pp 26-27 y 36 (nota 10)
43
.- José Gámez Martín: “Nuestra Señora de los Reyes y los Duques de Montpensier. Devoción,
historia y arte en la Sevilla Romántica” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, Nº 550, Di-
ciembre 2004. Págs 909-911
44
.- Todo lo concerniente a este relicario y su donación a la Reina Isabel II lo traté en un congreso
celebrado por la Cátedra General Castaños en 2006 y cuyas actas se encuentran en proceso
de publicación, siendo el título del trabajo “Isabel II y el Cabildo de Capellanes Reales de la
Catedral de Sevilla. Devoción, relaciones y mecenazgo artístico”
45
.- RECIO: “Per me… Pág 36 (nota 9)
46
.- Sobre la urna puede consultarse María Jesús Sanz Serrano: Juan Laureano de Pina. Sevilla,
Diputación (Arte Hispalense), 1981
Heliodoro Sancho Corbacho: “Historia de la construcción de la urna de plata que contiene los
restos de San Fernando”, en Revista de estudios sevillanos, Nº 1
Jesús Palomero Páramo: “La platería en la Catedral de Sevilla”, en La Catedral de Sevilla. Sevilla,
Guadalquivir, 1984. Págs 605-609
288
Riqueza devocional a San Fernando en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla...
289
LA CELEBRACIÓN DEL CORPUS CHRISTI EN EL
SUR DE LA COMUNIDAD DE MADRID
DURANTE LA EDAD MODERNA. NOTAS PARA SU ESTUDIO
María Jesús López Portero
Archivera municipal de valdemoro
Introducción
291
María Jesús López Portero
obligada en los viajes de los monarcas desde Madrid a su lugar de retiro y descanso;
circunstancia que ha incidido de manera notoria en su devenir histórico.
Es fácil suponer que en la alta Edad Media, una vez consolidada la estructu-
ra urbana, ya disfrutara de un templo parroquial de cierta capacidad, donde se
congregaran los vecinos a fin de celebrar las diferentes ceremonias cultuales, pero
pertenece a 1498 el registro documental más antiguo que se conserva sobre la
vida eclesiástica de la parroquia valdemoreña, referido a una partida bautismal,
circunstancia probable de una existencia anterior2. Desde ese momento son abun-
dantes los testimonios escritos indicativos de cómo la presencia de actos religiosos
protagonizados por la comunidad resultaron cada vez más numerosos. Tanto es así
que en el último cuarto del siglo XVI, cuando la villa formaba parte del señorío
jurisdiccional de Melchor de Herrera, marqués de Auñón, el concejo, mediante la
convocatoria de ayuntamiento abierto, solicitaba la construcción de otra iglesia y
un monasterio, ante la falta de espacio para realizar los oficios divinos, resultado del
aumento demográfico y la cantidad creciente de funciones clericales3. El señor mar-
qués se comprometió a ayudar a sus vasallos en la instalación del nuevo estableci-
miento religioso con igual cantidad que la aportada por el regimiento, cuyo monto
fue acordado en 1.000 ducados4 y gracias a esa iniciativa se estableció una comu-
nidad de carmelitas descalzos en el municipio. Demografía y devociones siguieron
en aumento favorecidas, además, por el impulso del nuevo señor de Valdemoro,
el poderoso duque de Lerma, fundador de un monasterio de franciscanas (1609),
tercer centro eclesiástico aglutinador de la religiosidad de los vecinos5.
El culto al Sacramento del Altar había surgido en la Europa del siglo XI pro-
pagándose con posterioridad a través de los postulados de la beata Juliana (1193-
1258), divulgadora de sus creencias en la diócesis de Lieja. Experimentó un notorio
desarrollo tras la publicación de la bula Transiturus de hoc mundo en 1264 por el
4
Ib., ff. 265 v. y 281 r. Compromiso firmado por los regidores Gabriel Correa, Diego
Sánchez Delgado, Pedro Correa, Cristóbal Carballo y Alonso Sánchez el 12 de julio
de 1588.
5
CERVERA VERA, L., “El señorío de Valdemoro y el convento de franciscanas fundado
por el Duque de Lerma”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, (1954-
56), LVIII, pp. 27-87. Y también, IVARS, A. O.F.M., “Origen y propagación de las
clarisas coletinas o descalzas en España”, en Archivo Iberoamericano, (1924), t.
XXI, pp. 390-410; (1925), t. XXIII, pp. 84-108; (1925), t. XXIV, pp. 99-104.
292
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
papa Urbano IV, extendiéndose por todo el continente durante el siglo XIV, sobre
todo entre 1306 y 13236. En el documento se especificaba el carácter festivo de
la ceremonia y se mostraban los elementos alegóricos que más tarde y especial-
mente con el florecimiento del Barroco particularizarían los actos efectuados ese
día. La repentina muerte del pontífice retrasó la práctica plena de la solemnidad,
tal y como había sido proyectada, hasta el Concilio de Viena de 1311. Durante el
mandato de Juan XXII, en la primera mitad del siglo XIV, se añadió el precepto
obligatorio para las parroquias de organizar procesiones, venerando la hostia con-
sagrada por las calles de ciudades y villas a fin de que los fieles cristianos pudieran
contemplarla y adorarla7. A mediados del seiscientos comenzó a ocupar un lugar
destacado entre las fiestas de mayor suntuosidad de las cumplidas cada año por la
Iglesia; pero las costumbres paganas (danzas, juegos, imágenes, etc.) mezcladas con
los actos litúrgicos sustituyeron, en ocasiones, al motivo intrínseco religioso.
Los participantes en el Concilio de Trento (1543-1563) también incidieron en
la exaltación del misterio, al recomendar de forma decisiva la honra del Cuerpo
de Cristo con la fastuosidad y triunfalismo requeridos por la Contrarreforma, a fin
de intentar paliar el avance luterano. Premisas que continuaron divulgándose a
su término en los distintos sínodos provinciales convocados para fijar y propagar
las consignas tridentinas8. Desde entonces, las cofradías sacramentales fueron las
principales difusoras del mantenimiento de la fe eucarística y, por consiguiente, la
solemnidad del Corpus se convirtió en su objetivo fundamental.
Es muy posible que las indicaciones de Trento llegaran pronto a la comunidad
valdemoreña, consecuencia evidente de su posición cercana a la corte y, por tanto,
lugar de tránsito obligado en los desplazamientos regios y destino de nuevas co-
rrientes ideológicas y religiosas; sin embargo, los primeros testimonios conservados
al respecto son tardíos (1596) y refieren la ocasión en que los señores jurisdicciona-
les, marqueses de Auñón, junto a varias personalidades cortesanas, acudieron a su
señorío con el propósito de presenciar los actos destinados a ensalzar el Santísimo
Sacramento. La comparecencia de tan ilustres visitantes propició que los regidores
concejiles no repararan en gastos para agasajar a huéspedes y vecindario: una co-
media valorada en 500 rs., traída desde Madrid, y una corrida de toros consistieron
en las diversiones profanas acompañantes de la fiesta litúrgica. Los espectáculos
6
PEÑAFIEL RAMÓN, A., Mentalidad y religiosidad popular murciana en la primera mi-
tad del siglo XVIII, Murcia, 1988, p. 234.
7
MUÑOZ FERNÁNDEZ, A., “Fiestas laicas y fiestas profanas en el Madrid medieval.
Un primer acercamiento al tema”, en VV.AA., El Madrid medieval. Sus tierras y sus
hombres, Madrid, 1990, pp. 151-175., p. 163.
VIFORCOS MARINAS, Mª. I., La Asunción y el Corpus: de fiestas señeras a fiestas olvidadas,
8
293
María Jesús López Portero
“En el libro de las cofradías de S. Juan y S. Miguel del año 1570 se dice
“para ayuda a la cofradía del Smo. Sacramento para el Corpus 22 reales”. En
el año 1586 nos habla el primer libro de cuentas de fábrica de la Parroquia en
su segunda página “que ansí mesmo se le descargan otros tres mil e dos cientos
maravedises que gastan el mayordomo en los tablados del Corpus”. También en
dicho año “se les descargan doce ducados que la Iglesia da de limosna al cabildo
del Sacramento para su fiesta cada año a cuatro ducados”; y en el libro de acuer-
Existía una diferencia sustancial entre el toreo a caballo (juego de cañas), practicado por caba-
9
lleros de clase social alta y presuntamente introducido por los musulmanes, y el toreo a pie,
más popular. Se había introducido en España por dos vías: el norte, a través del país vasco-
francés, y el sur, con una fuerte carga de tradición morisca. Esta coyuntura especial permitió
una mezcolanza de estilos, siendo un elemento omnipresente en todo tipo de celebraciones,
tanto religiosas como profanas. Véase, LUJÁN, N., La vida española en el siglo XVIII español,
Barcelona, 1988, p. 137 y SANZ AYÁN, C., “Fiestas, diversiones, juegos y espectáculos”, en
ALCALÁ ZAMORA, J. N. (dir.), La vida cotidiana en la España de Velázquez, Madrid, 1993,
pp. 195-215.
10
En Valdemoro encontramos periódicas menciones de estos regocijos públicos unidos a festi-
vidades de contenido eminentemente religioso desde principios del siglo XVII, cuando los
miembros de la cofradía de San José, cuya fiesta celebraban el primer domingo de septiem-
bre, solicitaron al concejo permiso para correr toros. La licencia fue denegada pues al ser
la festividad de Nuestra Señora de la Ascensión quince días antes los munícipes alegaron
los gastos excesivos ocasionados a los vecinos, 21 de julio de 1600, Archivo Municipal de
Valdemoro, Libro de acuerdos, 1596-1621, f. 76.
11
Archivo Parroquial de Valdemoro, Cofradía del Santísimo, 1568-1690.
294
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
dos del Ayuntamiento se lee que “en Ayuntamiento a ocho días del mes de junio
de mil quinientos ochenta y cinco se acuerda “Item e tratose sobre los toros que se
han de dar para las fiestas del Corpus e acordose que sí””12.
12
Archivo Parroquial de Valdemoro, PÉREZ LÓPEZ, L.: Papeles de Don Lorenzo, p. 235.
13
La fundación del monasterio franciscano trajo consigo el establecimiento de diversas asociacio-
nes de tipología esencialmente sacramental, dedicadas, sobre todo, al culto y propagación
del Santísimo Sacramento del altar, los jueves y viernes santos y el día del Corpus, obser-
vando devotamente las disposiciones de Trento. El 27 de marzo de 1616 veían aprobadas
sus ordenanzas los Esclavos del Santísimo Sacramento, con la característica peculiar del
nombramiento como patrón y prioste perpetuo al duque de Lerma. Un año más tarde, el 11
de marzo de 1617, un grupo de dieciséis fieles con la posibilidad de ser aumentados a vein-
ticuatro se constituían como Devotos y Siervos del Santísimo Sacramento, cofradía resultado
de un aumento o reforma estatutaria de la anterior, Capítulo 12 de las ordenanzas, Archivo
Diocesano de Toledo, Esclavos del Santísimo Sacramento del Convento de Clarisas, 1617,
Cofradías y Hermandades, Leg. M. 9, exp. 3.
295
María Jesús López Portero
ción de persona alguna, que hacer la procesión ordinaria del día del Corpus y por
la tarde sacar el Santísimo Sacramento a la puerta de la dicha iglesia a donde se
hace por los vecinos de la dicha villa las representaciones y otros regocijos lícitos y
honestos, que se celebran con mucha autoridad y decencia…”14.
Archivo Municipal de Valdemoro, Carta ejecutoria del arzobispado de Toledo para hacer la fiesta
14
Se conserva interesante documentación no sólo de las grandes capitales castellanas, sino tam-
17
296
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
Campo permiten conocer el desarrollo de la fiesta, los asuntos tratados en los autos y los
dramaturgos elegidos, VIRGILI BLANQUET, Mª. A., “Danza y teatro en la celebración de la
fiesta del Corpus Christi”, Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, (1995), 26, pp.
15-26, p. 23.
18
“
… los regidores de la cofradía del Santísimo Sacramento […] hicieron el inventario de la
madera del toldo y tablado de comedias en la forma siguiente:
Tres mayos grandes con garfios
Siete mayos grandes sin ellos
Siete tablones buenos
Tres mayos pequeños
Siete almas del tablado
Once tablones viejos
Cuatro tijeras para el torno
Dos tornos
Una mesa y dos vigas del toldo
Todo lo cual inventariaron y metieron en el sótano del hospital y lo firmaron”.
A
rchivo Parroquial de Valdemoro, Cofradía del Santísimo Sacramento, Libro de cuentas y nombra-
miento de oficiales, 1632-1690.
19
14 de mayo de 1673, Archivo Municipal de Valdemoro, Libro de Acuerdos 1669-1678.
20
En 1614 la cofradía del Santísimo Sacramento acordó comprar un guión de plata para que sa-
liese en la procesión precediendo a la custodia. Para ello pretendía conmutar el legado de
2.000 mrs. recibido años atrás de Diego Frontón y Francisca Lozano, su mujer, destinado
a confeccionar un pendón cada doce años. Con los réditos corridos desde el momento de
la donación y 24.000 mrs. y 20 ducados más aportados por el duque de Lerma serían sufi-
cientes para acometer la empresa, debidamente autorizada por el arzobispo de Toledo. El
guión debería llevar representado un cáliz y la imagen de Santiago a caballo, insignias que
los fundadores mandaron grabar en el pendón, Archivo Parroquial de Valdemoro, Cofradía
del Santísimo, 1568-1690, f. 117 y ss.
297
María Jesús López Portero
de todo tipo para dotar a la procesión de una mayor espectacularidad, acorde con
el gusto barroco imperante21.
A diferencia de otros lugares, no existen testimonios concretos en cuanto a la
carrera seguida por el desfile procesional, pero distintas noticias aparecidas en las
diversas fuentes documentales permiten reconstruir de manera aproximada el re-
corrido que mantuvo la procesión a lo largo del periodo estudiado. Debemos tener
en cuenta que este aspecto consiguió una importancia inusitada a medida que la
celebración del Corpus se tornó más compleja y la piedad barroca sustituyó a las
prácticas medievales. El cortejo, en cuyos gastos colaboraban las instituciones y los
vecinos más respetables de las ciudades, debía satisfacer a todos los cooperantes
y mostrar su esplendor por las calles principales, donde estaban situadas las casas
ilustres y los conventos más influyentes22.
Antes de trazar el itinerario elegido por los organizadores del Corpus valde-
moreño es preciso apuntar algunas notas sobre el entramado urbano de la villa, a
fin de señalar los motivos que llevaron a la elección de ese trayecto y no otro, en
estrecha relación con la estructura social. Ya mencionamos que parte de la impor-
tancia adquirida por Valdemoro en esta época era consecuencia, principalmente,
de ser parada casi obligada en los desplazamientos de la monarquía hacia Aranjuez;
circunstancia que, unida a los privilegios conseguidos por el duque de Lerma en
beneficio de su señorío, influyó de manera notable en el desarrollo de la localidad.
En 1651 los regidores del Santísimo Sacramento manifestaban haber invertido la suma de
21
43.000 rs. en el pago de una custodia al orfebre Pedro de Buitrago, además de la peana,
andas, erguillas, almohadillas y faldones para procesionar en el Corpus, Archivo Parroquial
de Valdemoro, Libro de memorias I, f. 295.
A pesar de ser éste un factor de considerables consecuencias, la bibliografía indica un trata-
22
miento desigual en las distintas zonas de influencia. Así, durante los primeros momentos del
desarrollo de la fiesta los documentos suelen proporcionar una información insuficiente para
precisar el deambular de la comitiva, MUÑOZ FERNÁNDEZ, A., Op. cit., p. 169, PRADILLO
Y ESTEBAN, P. J., “Rito y teatralidad. La celebración del Corpus en la Guadalajara medie-
val”, en Actas del Simposium Religiosidad Popular en España, San Lorenzo de El Escorial,
(Madrid), 1997, v. II, pp. 391-405, p. 399; tan sólo en contadas ocasiones los investigadores
pueden aproximar cuál era el camino previsto, RUBIO GARCÍA, L., La procesión del Corpus
en el siglo XV en Murcia y religiosidad Medieval, Murcia, 1983, p. 16. En las últimas décadas
del siglo XV comenzó a fijarse el itinerario seguido en Madrid y Málaga, en el primero de
los casos tenía una carga simbólica notable: concentraba el poder municipal y los palacios
y viviendas de la nobleza, guardando cierto paralelismo con la ciudad de Segovia, PORTÚS
PÉREZ, J., La antigua procesión del Corpus Christi en Madrid, Madrid, 1993, pp. 46-58. A
partir de finales del XVI y XVII la necesidad de controlar una estructura de los actos cada vez
más complicada y jerarquizada obligó a los regidores a determinar claramente la carrera. En
León los testimonios más antiguos pertenecen a 1620, pero hasta mediados de siglo no se
fija la trayectoria que intentaba transitar por las vías y plazas públicas del centro urbano y así
complacer a los establecimientos religiosos ubicados intramuros, los mayores favorecedores
de la fiesta, VIFORCOS MARINAS, Mª. I., Op. cit., pp. 129-130.
298
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
Una de las mercedes del Duque, la concesión de feria franca en enero de 1603,
trajo consigo destacados cambios en el antiguo casco urbano. La plaza pública fue
sometida a una profunda reforma, pues el aumento demográfico y la presencia de
los reyes, con estancias cada vez más frecuentes a instancia de su valido, dejaba
pequeño un espacio suficiente hasta el momento. Además de ampliarla los regido-
res quisieron dotarla de cierto sentido estético, en consonancia con las imperantes
corrientes arquitectónicas de otras muchas localidades castellanas y, por ello, reco-
mendaron a los vecinos, cuya vivienda diera al recinto, la edificación de corredores,
siguiendo el mismo canon constructivo. Presenciar las fiestas profanas o religiosas,
homenajear a los monarcas y a los señores jurisdiccionales y acoger a los merca-
deres con cierto desahogo y comodidad, fueron razones sobradas para acometer
uno de los proyectos más costosos de la primera mitad del XVII. La complicada
ejecución y elevado costo (el derribo fue precedido de la expropiación de algunas
viviendas de propiedad particular) supuso el desembolso de una cantidad superior
a 2.000 ducados y prolongó las obras entre 1608 y 161223.
La segunda empresa de gran envergadura durante el señorío de Lerma con-
sistió en la construcción de un edificio conventual destinado a albergar a las fran-
ciscanas clarisas que llevaban ejerciendo su ministerio en el pueblo desde 160924.
Cuando llegaron las primeras religiosas a Valdemoro debieron alojarse en el hos-
pital de San Andrés, administrado por la cofradía de San Sebastián, copatronos de
la fundación, en espera de poder cambiarse a un lugar más apropiado a sus nece-
sidades. La influencia del Duque en la corte y la categoría de las primeras monjas
–todas emparentadas con personalidades de la alta nobleza– fueron factores harto
convenientes para erigir el inmueble donde se instalaron años después. La mayor
capacidad del nuevo emplazamiento y la condición del fundador y de las personas
allí enclaustradas hicieron posible el desarrollo de un activo centro religioso. En él
se concentraron, al menos, dos cofradías dedicadas a enaltecer el Santísimo Sacra-
mento del Altar: los Esclavos del Santísimo Sacramento y los Devotos y Siervos del
Santísimo Sacramento, instituidas en 1616 y 1617, respectivamente25.
23
Archivo Municipal de Valdemoro, Libro 2º de acuerdos, 1596-1621, ff. 184, 188 r., 221 r. y 286
v.
La inauguración del edificio supuso uno de los acontecimientos más destacados de índole sociorreli-
24
giosa en la localidad. Además del patrono asistieron los monarcas, infantes y otros personajes re-
levantes de la corte, junto al arzobispo de Toledo y miembros del consejo arzobispal. El conjunto
de instituciones y todos los estamentos sociales se hicieron eco de la importancia del traslado
para la comunidad monástica por su papel de nueva institución canalizadora de vocaciones y
devociones que pudieran surgir en el pueblo, añadido a la presencia de la monarquía tanto para
agradar a su valido como para magnificar el acto, 11 de mayo de 1616, Archivo Municipal de
Valdemoro, Libro 2º de Acuerdos, 1596-1621, f. 357.
25
Archivo Diocesano de Toledo, Santísimo Sacramento del Convento de Clarisas, 1616-1617, Co-
fradías y Hermandades, Leg. M. 9, exp. 3.
299
María Jesús López Portero
Por último, el templo parroquial, ubicado en la cota más elevada del municipio,
hacia el suroeste, en el límite de la población, ocupaba una situación preeminente,
descollando entre el caserío, como símbolo indudable de la supremacía espiritual
sobre la vida terrenal.
Una vez enunciados los puntos sobresalientes se puede deducir el itinerario segui-
do por el desfile profesional que escoltaba a la custodia recién comprada. El cortejo
estaba formado por las principales instituciones, laicas y eclesiásticas; alcalde y regido-
res26, en representación de las primeras, y la clerecía al completo, a cuyo frente iba
el cura propio de la parroquia, de las segundas. También asistían, mediante un orden
rigurosamente preestablecido, las hermandades fundadas en los tres centros religiosos
(templo parroquial, convento del Carmen y monasterio franciscano), capellanes de los
26
A 1614 pertenece el acuerdo que otorgaba a los regidores y jurados del concejo el privilegio de
portar el palio del Santísimo Sacramento, Archivo Municipal de Valdemoro, Libro de acuer-
dos, 1596-1621, f. 323 v.
300
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
hospitales, frailes del Carmen, padres de la Compañía de Jesús, poseedores de una vas-
ta hacienda agraria repartida por el término municipal, delegados de otras órdenes con
propiedades en la localidad (jerónimos y mercedarios) y, por último, el pueblo llano.
El punto de partida era la parroquia, dejaba a un lado el hospital de la Concepción y,
por la calle de las Monjas, se dirigía al convento de clarisas donde tenía lugar la primera
de las estaciones, allí entraba la custodia en la capilla para que las religiosas, desde su
clausura, pudieran venerar el Sacramento. De vuelta a las calles del pueblo, discurría
por la del Pozo Chico de la Nieve y la de la Sartén, que desembocaba directamente en
la plaza pública por la vertiente sur. En la plaza, delante de las casas consistoriales, en
cuyos balcones debidamente engalanados admiraban el espectáculo las autoridades,
se instalaba el tablado utilizado para la representación de los autos sacramentales o
comedias. Terminada la función, el desfile continuaba por la calle de las Infantas, que
cruzaba entre el edificio capitular y la cárcel, en dirección hacia la parroquia donde
finalizaba el ceremonial en la puerta norte o de la Sierra, según es posible comprobar
en el plano adjunto.
El itinerario, inalterable durante mucho tiempo para la mayor parte de las proce-
siones organizadas en la villa, enmarcaba el antiguo casco urbano medieval a modo de
triángulo, en cuyos vértices se ubicaban las principales instituciones: el templo parro-
quial, el convento de franciscanas y las casas consistoriales; dentro de esta superficie se
levantaban las viviendas de los mayores terratenientes e hidalgos de la comunidad. En
torno al recinto porticado, que rodeaba la plaza pública, estaban agrupadas las casas de
la Audiencia, el colegio de legos de San Juan Bautista, el pósito de labradores pobres,
fundado por Antonio Correa, el Indiano, la cárcel, donde la cofradía de la Misericordia
era titular de una capilla, y las residencias de los vecinos más adinerados que presen-
ciaban la fiesta desde sus balcones como espectadores de calidad. Se conserva un in-
teresante acuerdo concejil que define claramente el sitio ocupado por cada linaje local
en los distintos vanos que rodeaban la plaza. En el documento, elaborado con motivo
del repartimiento fiscal a fin de financiar los actos proyectados para la traslación del
Santísimo Sacramento a la capilla mayor del templo parroquial (1672), se mantuvo en
vigor de la misma manera durante varias décadas y fue respetado para las festividades
del Corpus hasta finales de siglo. El análisis del escrito permite identificar la categoría
de las familias instaladas en los mejores puestos, situadas tanto para ver como para ser
vistas y demuestra el significado del recorrido procesional y también la preponderancia
de los participantes:
301
María Jesús López Portero
[abogado de los Reales Consejos, había sido regidor en 1670], Doña Isabel
Serrano y Diego Delgado Serrano.
Cuarto nicho del dicho corredor: Don Francisco Osorio [hidalgo], Doña
María de Mena Serrano…
… Ventanas del corredor de Ana Barquero:
Primera ventana comenzando desde el tabique: Don Antonio de Eguiluz [ca-
ballero de la Orden de Santiago], Don Francisco de Mesa y Doña Mariana de
Mesa [estos últimos emparentados con la difunta señora jurisdiccional de
Valdemoro, Dª María de Sande y Mesa, fallecida en 1671].
Segunda ventana del dicho corredor como se sigue: el Licenciado Juan de
Mena Cabello, Francisco Correa Aguado y Doña Clara de Eguiluz.
Tercera ventana del dicho corredor: el señor cura, Don José Correa y Doña
Feliciana del Varco.
Ventanas del corredor del Licenciado Felipe Carlos de Castro
Primera ventana: el Señor Corregidor
Segunda ventana del dicho corredor: reserva la Villa para sí
Tercera ventana del dicho corredor, el Licenciado Felipe Carlos de Castro
como suyas propias…
… Y mandaron se paguen por cada ventana veinte reales, la mitad para los
dueños de ellas y la otra mitad para la cofradía del Santísimo Sacramento”27.
Del mismo modo que el itinerario, los actos festivos se consolidaron con el
transcurrir del tiempo. Desde finales del XVI diversiones paganas estuvieron uni-
das a los oficios estrictamente religiosos. Sin embargo, a medida que se arraigaba
la mentalidad barroca, pese a la mayor complejidad del ceremonial y, por tanto,
mayores dispendios, los datos anotados en los libros de cuentas no resultan tan
explícitos y poco se puede indagar sobre el despliegue de las distintas piezas com-
ponentes de la fiesta. Los documentos conservados de la segunda mitad del siglo
XVII mencionan los gastos realizados de manera genérica como fiesta del Corpus28;
en otras ocasiones, aunque se muestran más precisos, sólo permiten imaginar, de
modo aproximado, en qué consistieron los distintos elementos: altar, colgar la igle-
sia, música, danzas29, sermón, cohetes, pólvora, luminarias, juncias, ramos para la
plaza, cera y desembolsos sin determinar constituyen las partidas repetidas año tras
año. A veces es necesario examinar otras fuentes para completar la visión global
Precisamente el año que más se excedieron, 306.000 mrs. (1671), fueron más parcos en su indi-
28
302
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
del ceremonial y así verificar el efecto social que sus gestores obtenían ante sus
convecinos. La estrecha colaboración entre el concejo y los regidores del Santísimo
Sacramento aparece anotada en los libros de acuerdos municipales en sucintas re-
ferencias y completan hasta cierto punto el panorama. Gracias a la solicitud dirigida
al consistorio constatamos, poco después de finalizar la restauración de la capilla
mayor, que la cofradía no tuvo reparos en dotar a su función principal de los mejo-
res recursos, quizá con el afán de acentuar aún más su predominio ante la sociedad
local. En los asientos contables de ese año (1673) aparecen escuetas notas30, pero
los munícipes recogieron en el acta con mayor precisión donde iría destinado el
fondo presupuestario:
“En la villa de Valdemoro a catorce días del mes de mayo de mil y seiscien-
tos y setenta y tres años los señores Justicia y Regimiento de esta villa que abajo
firmaron estando juntos en su ayuntamiento como lo tienen de costumbre dijeron
que atento los regidores de la Cofradía del Santísimo Sacramento de esta villa han
representado a este ayuntamiento como determinaran tener toros mascaras fuegos
de pólvora y cuatro comedias en dos días de compañía de primera clase de Madrid
en celebración de la fiesta de la dicha cofradía de este presente año que todo tendrá
muy considerable costa y respeto de que la principal obligación de hacer esta fiesta
es de esta villa han pedido que para ello se les de de ayuda de costa. Por tanto
habiendo tratado y conferido sobre lo referido reconociendo ser cierto acordaron
se les de para ayuda a la costa de dicha fiesta mil reales y de ellos se les despache
libranza en forma para el mayordomo de propios de esta dicha villa, así lo dijeron
y acordaron”31.
303
María Jesús López Portero
Archivo Municipal de Valdemoro, Relación de actos de posesión con motivo de la petición he-
32
34
El último dato demográfico conocido correspondiente a la segunda mitad del XVII aparece
inscrito en la visita pastoral cumplimentada en 1671, Archivo Diocesano de Toledo, Libro de
visitas, 1666-1671, B, 31.
Funcionario flamenco al servicio del gobierno de Bruselas en asuntos financieros durante varios
35
años, pasó a formar parte de la corte de Felipe V en 1711. La asistencia prestada a la nueva
casa real versó fundamentalmente en la renovación de la marina, hacienda y administración,
animando, de manera especial el asentamiento de industrias autóctonas en la Península,
KAMEN, H., La Guerra de Sucesión en España 1700-1715, Barcelona, 1974, p. 63.
304
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
y beneficio no sólo para la población sino, sobre todo, para la Real Hacienda, ya
que sería una nueva fuente de ingresos fiscales en el reino. No obstante, las buenas
expectativas deseadas en un principio no llegarían a lograrse y el debacle de la
empresa, que con tanto ímpetu e interés fue fundada, languideció paulatinamente
y, por consiguiente, la industria fundada por Aguado no contribuyó en ninguna
manera a paliar el empobrecimiento de sus paisanos.
El progresivo deterioro de la agricultura, así como el fracaso manifiesto del
proyecto fabril sumió a la localidad en una nueva situación de declive difícil de re-
montar. Las influencias cortesanas actuaron a favor y el monarca decidió conceder
un privilegio de mercado franco de alcabalas a la villa a celebrar todos los domingos
del año en perpetuidad. En un principio estuvo muy concurrido, posiblemente de-
bido a las pocas expectativas de la zona, pero como a los mercaderes no se les per-
mitía mantener el género de una vez para otra custodiado en ningún lugar dejaron
de asistir por el desembolso añadido de acarrear cada semana con las mercancías.
De igual forma, el soberano decidió ampliar la antigua concesión de feria que tenía
la villa, otorgada por Felipe III en 1603. Prerrogativas reflejo de la importancia ad-
quirida por esta feria a lo largo del siglo y medio de su existencia y de la voluntad
soberana de favorecer la revitalización de la economía local.
Todos estos impulsos consiguieron una nueva tregua de estabilidad financiera.
Las circunstancias parecían más optimistas según avanzaba el siglo XVIII según
comprobamos en los libros de acuerdos municipales donde se hablaba de la exis-
tencia en el pueblo de muchas casas principales y de gran comodidad, sobre todo
encargadas del alojamiento de oficiales del ejército real cuando pasaba por la villa36.
Noticias que nos llevan a pensar que el intento de Aguado, aunque no resultó un
éxito, unido a la nueva política comercial del siglo XVIII y la cercanía de la Corte
quizá sirvieron para favorecer el asentamiento de personalidades notables en la
población, con lo que ello pudo llegar a representar en beneficio de las gentes del
estado general. La mejora de la economía también influiría en el realce de la fiesta
del Corpus y, así, lo podemos comprobar cuando llegue la segunda mitad del siglo
XVIII, uno de los periodos más radiantes en cuanto a exaltación del Santísimo.
305
María Jesús López Portero
ingresos y gastos realizados por la fábrica parroquial para conmemorar una de las
festividades más importantes del calendario litúrgico.
El libro comienza el 24 de junio de 1753, día de San Juan, y finaliza el 23 de mayo
de 1785. A lo largo de esos treinta y dos años Miguel Maroto, escribano público de la
villa, se responsabilizó puntualmente de repetir la misma estructura al asentar las par-
tidas, fiel reflejo de un sistema perfectamente organizado. En primer lugar, aparecía el
listado de los vecinos comprometidos a pedir limosna los domingos a fin de recaudar
fondos para la fiesta, unos recorriendo el pueblo y otros en el templo parroquial, mien-
tras se oficiaba la misa mayor. A continuación, especificaba la recaudación obtenida en
las distintas salidas dominicales, individualizada por meses y, dentro de ellos, por do-
mingos, añadiendo la cantidad conseguida por los limosneros. Acto seguido, se repetía
la operación, pero respecto al montante recibido por Bernardino Loarte, quien tenía el
cometido específico de pedir en la parroquia, en este caso no sólo los domingos, sino
también en las fiestas solemnes, información que nos permite conocer las festividades
de obligado cumplimiento para los fieles; de ese modo hemos podido saber que desde
el día de San Juan de 1753 hasta el Corpus de 1754, ascendieron a ochenta y siete.
306
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
También recibieron en concepto de ingresos ciertas cantidades cobradas a otras cofradías por el
37
307
María Jesús López Portero
lecta obtenida en las calles de la localidad38 había que agregar la ofrenda desinteresada
efectuada por los labradores, producto de las aradas realizadas con sus ganados en las
heredades39. 1760 también debió ser un año positivo para el comercio, según las limos-
nas recogidas en la época de feria, elevadas a 117 rs. Este conjunto de circunstancias
nos lleva a suponer una etapa de bonanza para los habitantes de Valdemoro: buenas
cosechas y, por ende, excedentes para invertir en la feria y, además, ofrecer notables
donativos para el Corpus. Por el contrario, al finalizar la década de los 70 se vislumbra
un período de crisis. Quizá el cambio de administrador o la penuria de los tiempos lle-
varan a ralentizar el buen funcionamiento acostumbrado durante tres lustros. El nom-
bramiento de Miguel Maroto, nuevamente, como supervisor de la fiesta, abrió una
etapa esperanzadora para los organizadores.
Una vez realizadas estas operaciones se pasaba directamente a tomar las cuentas
del año antecedente. Primero el cargo, donde se inscribían las partidas relativas a los in-
gresos y, después, la data, relación de gastos realizados para conmemorar la fiesta. Será
sobre todo, en esta última partida donde podamos conocer con exactitud la forma de
celebrar el Corpus, según podemos comprobar en el cuadro adjunto de gastos.
En cuanto a los actos, los organizadores intentaban reproducir a pequeña esca-
la los programados en la cercana corte o en la capital de la diócesis, aunque, a ve-
ces, el desembolso en ciertos apartados llegó a semejarse bastante a los del ámbito
cortesano. Así sucedió en el capítulo dedicado a la música, elemento omnipresente
en la celebración, unas veces como protagonista en sí misma y otras acompañando
a las danzas sacramentales, capítulo en el que los organizadores no escatimaron
ningún esfuerzo. Clarines, tambores, timbales, trompas y gaitas amenizaron los
momentos culminantes y requirieron una parte significativa del presupuesto. Los
costes incluían, además de la interpretación musical, el viaje de los músicos, a me-
nudo provenientes de Madrid, Leganés o Aranjuez, el alojamiento y la comida y el
salario de los mozos portadores de los timbales por las calles del pueblo. Llegaron
a rebasar el 50% de la data en todos los años reseñados en el Libro del Corpus40.
Entre el 28 de mayo de 1758 y el 13 de junio de 1759 se recogieron una media de 20 rs. cada
38
día que salieron a pedir los postulantes, destacando el 4 de junio (31 rs.) y el 23 de julio (27
rs.); en ambas ocasiones fueron D. Juan Delgado y Joaquín López los encargados de recau-
dar los fondos, Ib.
En algunas comarcas de Zamora el cabildo, para obtener fondos complementarios, podía acor-
39
mingos y Fiestas para la función del Corpus, 1753-1785. Algunos años los regidores elevaron
hasta tal punto el apartado musical que se acercaron bastante a sus homólogos madrileños.
En Madrid el gasto correspondiente a 1734 ascendió a 1.220 rs., PORTÚS PÉREZ, J., Op. cit.,
308
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
309
María Jesús López Portero
p. 43, mientras que en Valdemoro sólo dos décadas después ascendía a 967 rs., y en 1760
alcanzó la nada despreciable cantidad de 2.116 rs.
PORTÚS PÉREZ, J., Op. cit., p. 83.
41
310
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
Sobre los participantes sabemos, al menos, cómo era su atuendo por el dinero gastado en su
42
confección. Los danzantes iban vestidos con jubones y esclavinas, de tafetán azul y rosa,
adornado de holandilla y espiguilla de plata y badanas en blanco para las esclavinas, Ar-
chivo Parroquial de Valdemoro, Libro donde se ha de sentar la limosna que se recoge los
Domingos y Fiestas para la función del Corpus, 1753-1785.
Este tipo tenía un origen eminentemente popular. Los danzantes se acompañaban con sonajas,
43
castañuelas o cascabeles; estos últimos iban cosidos a los ropajes y sonaban al menor movi-
miento de los intérpretes, VIRGILI BLANQUET, Mª. A., Op. cit., p. 18.
En algunos años sólo aparece un tipo de danzas, sin embargo, hubo otros en que aumentaron
44
Ambas figuras solían escoltar a la custodia que albergaba el Santísimo durante el desfile en la
46
mayoría de ciudades y villas hispánicas, PORTÚS PÉREZ, J.: Op. cit., p. 170.
El esparcimiento de ramajes y plantas aromáticas por donde había de discurrir el cortejo fue un
47
recurso empleado en muchos lugares desde la Baja Edad Media. En Sevilla utilizaban ramos
hincados en el suelo y derrame de hierbas olorosas: juncia, romero y arrayán, GONZÁLEZ
CARABALLO, J.: “Corpus Christi en Sevilla: actores y escenario”, en Actas del Simposium
Religiosidad Popular en España, San Lorenzo de El Escorial, (Madrid), 1997, v. II, pp. 423-
441, p. 429 y ROMEO ABAO, A.: Op, cit., p. 21; en Toledo, el concejo era el responsable
de distribuir las plantas y los adornos vegetales, LÓPEZ GÓMEZ, J. E.: “El Corpus Christi
de Toledo: metamorfosis de la ciudad y procesión”, en Actas del Simposium Religiosidad
Popular en España, San Lorenzo de El Escorial, (Madrid), 1997, v. II, pp. 407-421, p. 412 y
en Guadalajara escogieron espliego y taray para el mismo cometido, según consta en docu-
mentos municipales pertenecientes a la segunda mitad del siglo XV, PRADILLO Y ESTEBAN,
P. J.: “Rito y teatralidad. La celebración del Corpus en la Guadalajara medieval”, en Actas
del Simposium Religiosidad Popular en España, San Lorenzo de El Escorial, (Madrid), 1997,
v. II, pp. 391-405, p. 399.
311
María Jesús López Portero
saria para los hachones rituales y las velas, viajes de ida y vuelta con los músicos, su
mantenimiento y diversos gastos menudos sin especificar completaron, sin lugar a
dudas, el fastuoso programa organizado48.
Bibliografía
FERNÁNDEZ JUÁREZ, G. y MARTÍNEZ GIL, F., La fiesta del Corpus Christi, Cuenca, 2002.
GONZÁLEZ CARABALLO, J., “Corpus Christi en Sevilla: actores y escenario”, en Actas del
Simposium Religiosidad Popular en España, San Lorenzo de El Escorial, (Madrid), 1997, v.
II, pp. 423-441.
GONZÁLEZ CASARRUBIOS, C. y CABANILLAS FERNÁNDEZ, M., La fiesta del Corpus
Christi en Castilla-La Mancha, Toledo, 2005.
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M., El Corpus Christi de La Laguna a través de la historia, Santa
Cruz de Tenerife / Las Palmas de Gran Canaria, 2005.
KAVAMURA, Y., Festividad del Corpus Christi en Oviedo: la fiesta barroca y su entorno artístico y
social en los siglos XVI, XVII y XVIII, Oviedo, 2001.
LÓPEZ GÓMEZ, J. E., La procesión del Corpus Christi en Toledo, Toledo, 1987.
LLEO CAÑAL, V., Fiesta grande: el Corpus Christi en la historia de Sevilla, Sevilla, 1980.
LLOMPART, G. C. R., “Las águilas del Corpus en Pollensa”, Revista de Dialectología y Tradi-
ciones Populares, (1967), t. XXIII, pp. 83-104.
McGRATH, M. J., Corpus Christi, el auto sacramental y otras fiestas religiosas en la Segovia del
siglo XVII, 2006.
Véase cuadro nº XVIII, donde se recoge la partida de gastos realizada en el año de mayor dis-
48
312
La celebración del Corpus Christi en el sur de la Comunidad de Madrid...
313
DEVOCIONES DE UN INDIANO DE NUEVA
ESPAÑA:
JUAN LEONARDO MALO MANRIQUE Y
SU PATROCINIO EN EL ARAHAL (SEVILLA)
Francisco Javier GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Profesor de Enseñanza Secundaria
1.- Introducción
La génesis de un edificio del barroco final, como la iglesia del hospital de la Mi-
sericordia, de El Arahal, es conocida en gran parte gracias al espléndido trabajo de
síntesis que realizó Rafael Martín (2000)1. En cambio era casi desconocida la figura
de su primer promotor, el comerciante Juan Leonardo Malo Manrique; del cual tan
sólo contábamos hasta el momento con las noticias aportadas en el citado trabajo2.
En nuestra intención está acercarnos de una forma distinta al fenómeno religio-
so, en este caso desde el individuo y no desde el colectivo como suele ser habitual
a la hora de abordar la religiosidad popular. A lo largo de la vida de Malo Manrique
estuvieron muy presentes varias devociones, al Santo Cristo de la Misericordia, a la
Inmaculada Concepción, al Santísimo Sacramento y a la Virgen de Guadalupe. Si
las primeras son devociones de su pueblo natal, la última es producto de su larga
estancia en Nueva España.
Presentamos nuevos documentos que arrojan luz sobre su figura, su testamen-
to y una dotación de fiesta a favor de la Inmaculada Concepción, del convento de
San Roque, del Arahal. El proyecto de construcción del nuevo templo en honor del
Santo Cristo de la Misericordia, que era un deseo en su testamento (1732), comien-
za a materializarlo y hacerlo realidad aún en vida, en el año 1743 (vid. lámina 1).
1
Los primeros análisis de la iglesia del hospital de la Misericordia y algunos datos sobre su his-
toria, en VV. AA.: Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla, Tomo I (A-B),
Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, Cuarta Zona – Sevilla, Sevilla 1939,
pp. 173-174 y 179. VV. AA.: Guía artística de Sevilla y su provincia, Fundación José Manuel
Lara, Sevilla 2004, Tomo 2, pp. 127-128. Posteriormente se ha publicado: MARTÍN, Rafael:
La Iglesia del Santo Cristo de Arahal, Ilustre, Venerable y Real Hermandad de la Santa Cari-
dad y Misericordia de Arahal, Carmona, 2000.
2
Además de él, tenemos noticias de la posible próxima aparición de un estudio sobre su
figura a cargo de NIETO JIMÉNEZ, Paulino Antonio; GALLARDO CANO, Sonia: D.
Juan Leonardo Malo Manrique: Un arahalense al otro lado del mundo. En prensa.
315
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
3
ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA (A. G. A. S.). Fondo Arzobispado. (F. A.).
Sección III: Justicia, Serie: Hermandades, Leg. 3242 (signatura nueva: Leg. 12.620). “Arahal.
Año de 1746. Autos que se siguen por la Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericordia
sita en la villa del Arahal, sobre el derribo de la Capilla”. El expediente tiene como fechas
extremas 1746-1755.
4
En 1729 hizo el viaje con dos criados, Francisco Jiménez (natural de Jaén), de 16 años,
y José Bon (natural de Tafalla, Navarra), de 19 años. En julio de 1732 se embarcó en
316
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
la flota que iba a cargo del jefe de escuadra D. Rodrigo de Torres. En esta ocasión
viajaba también con dos criados, José de Rivera (natural de Sevilla), y Fabián Joven
(natural de Gijón).
5
HEREDIA HERRERA, A.: Sevilla y los hombres del Comercio (1700-1800), Editoriales Andaluzas
Unidas S. A., Colección Galaxia, Sevilla 1989, pág. 212.
6
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (A. G. I.). Escribanía, Legajo 208 B. Pleitos de la Au-
diencia de México (1737-1738).
7
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE SEVILLA (AHPSe.). Protocolos de Sevilla.
Oficio 19. Leg. 13.111. Año 1732. Fol. 1134-1339.
317
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
Su primo Pedro Malo de Villavicencio. Tuvo que ser una figura clave en
la vida de Juan Leonardo, con el cual coincidió en la Nueva España, también
vinculado al tráfico mercantil con las Indias y al Consulado de Cargadores al
menos entre los años 1716-1729 8. En 1732, era Caballero de Calatrava, del
Consejo de Su Majestad, y Oidor de la Real Audiencia de México. Aún vivía en
el año 1742 cuando su hijo Félix Venancio Malo de Villavicencio logró promesa
de ocupar plaza de Oidor en la misma Audiencia en su lugar o en la primera
vacante que quedara en ella. Félix pasó a Indias en 1745, posiblemente por
producirse el fallecimiento de su padre. 9
Cristóbal Díaz de Santiesteban, Abogado de la Real Chancillería de Gra-
nada, Corregidor de la villa del Arahal .Ya lo era al menos en el año 1719, y
lo seguía siendo en 1732, cuando fue nombrado por Juan Leonardo como su
albacea10.
8
HEREDIA HERRERA, A.: Sevilla…, 1989, pág. 213.
9
Pedro Malo de Villavicencio. Logró el Grado de Bachiller en la facultad de Artes, de
la Universidad de Sevilla (13.X.1690). Prosiguió sus estudios en la Universidad de
Salamanca, donde alcanzó los grados de Bachiller en Cánones (26.III.1695) y en
Leyes (29.I.1697), así como el de Licenciado en Leyes. Desde el año 1703 aspiró a
una plaza en las Indias, logrando su primer nombramiento en el año 1706, como
Oidor de la Audiencia de Guadalajara (15.I.1706). Con posterioridad fue nombrado
Oidor de la Audiencia de México (13.I.1723), teniendo en propiedad con anterio-
ridad una plaza de Fiscal. Documentos en el ARCHIVO GENERAL DE INDIAS,
que perfilan su trayectoria profesional: (a) Indiferente, 134, n. 62 (28.IX.1699). (b)
Indiferente, 136, n. 101 (18.V.1703). (c) Indiferente, 161, n. 607 (26.VI.1703). (d)
Indiferente, 137, n. 7 (28.I.1705). (e) Contratación 5791, L. 1, F. 105 v. – 108 v.
(15.I.1706). (f) Contratación, 5462, n. 123. (19.II.1706). (g) Indiferente, 141, n. 59
(13.I.1723). (h) Contratación, 5487, n. 1, r. 29. (4.III.1745).
10
Vid. MARTÍN, R.: La Iglesia…, op. cit., 2000, p. 46, nota 27.
318
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
sus cimientos. Su fábrica tendría que ser del “modo y semejanza” que la iglesia del
convento de San Roque, de franciscanos descalzos (vid. lámina 2) 11.
Pretendía que en la nueva iglesia se colocaría la imagen del Santo Cristo de la
Misericordia, con el consentimiento de la congregación de los Obregones, que era
la orden religiosa que atendía el primitivo hospital.
Un nuevo templo que comenzó a ser construido en el año 1743, aún en vida
de Malo Manrique. En 1901 se decoraron sus arcos fajones con pinturas murales,
así en la parte central del tercer tramo se representó a un barco en un mar embra-
vecido que estaba a punto de naufragar, en clara alusión a la leyenda que explicaría
la verdadera razón de la construcción de esta iglesia12.
La financiación de la misma a cargo de Malo Manrique se atribuía a un acto
de agradecimiento. Existía la posibilidad que en alguno de sus viajes como comer-
ciante, por el Atlántico con destino a las Indias Occidentales, estuviera a punto de
naufragar y se encomendara al Santo Cristo de la Misericordia, salvándose “milagro-
samente” de dicho naufragio. Lo que hasta este momento era una “leyenda” pasa a
ser auténtica “realidad”, y se confirma en su testamento.
Su intención era labrar una nueva iglesia, y textualmente dice en él que se-
ría: “(…) en memoria de los grandes y especiales beneficios que he recibido de Su
Majestad sacándome como me ha sacado de graves peligros en mis navegaciones
invocando su santísimo nombre (…)”.
El nuevo templo sería en sí un gran exvoto en señal de gratitud por sobrevivir a
los azarosos y difíciles viajes ultra-oceánicos (vid. lámina 3)13. Solicitaba a los herma-
nos de la cofradía del Santo Cristo y los hermanos de la Congregación de los Obre-
11
Los franciscanos descalzos fundaron su convento en el Arahal, en el año 1624, apro-
vechando una antigua ermita dedicada a San Roque. Malo Manrique tuvo que
tener mucho contacto y afinidad con este convento, tres hechos lo demuestran, su
deseo de enterrarse con hábito franciscano, que la nueva ermita de la Misericordia
fuera como San Roque y su gran devoción a una de sus imágenes, la Inmaculada
Concepción a la cual dotaría con una octavario. Sobre su fundación: SAN JUAN
DEL PUERTO, Fray Fco. de Jesús Mª de: Primera parte de las Crónicas de la pro-
vincia de San Diego en Andalucía de religiosos descalzos de Nuestro Padre San
Francisco, Convento de San Diego, Sevilla 1724.
12
MARTÍN, R.: La Iglesia…, 2000, pp. 45 y 82-83.
13
La imagen del Santo Cristo de la Misericordia que conoció Malo Manrique, era una talla de
finales del siglo XV o inicios del XVI, de autor desconocido, aunque se vincula al círculo del
escultor Pedro Millán. Desde el año 1501 contó con cofradía para darle culto en su ermita.
La imagen fue quemada en los sucesos de 1936, siendo la actual obra de Castillo Lastrucci
siguiendo el modelo de la antigua, de la cual sólo se conserva la mano derecha, la cual se
venera como reliquia en una urna de cristal en el altar mayor. MARTÍN, R.: La Iglesia…,
2000, pp. 16-18.
319
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
gones, que aceptasen el nuevo templo, “atento a dirigirse a mayor culto de Su Majestad
y ser agregación a la primitiva fundación de dicho hospital y alivio de sus enfermos”14.
Además quería que la antigua y pequeña iglesia con la que contaba el hospital,
fuera destinada a situar en ella 1 o 2 salas de enfermería, abriéndoles ventanas a la
callejuela que llamaban del Santo Cristo, para que tuvieran claridad y ventilación.
Aunque no sin graves problemas como veremos, su deseo se convirtió también
en realidad, ya que en la actualidad aún se conserva parte del primitivo hospital así
como su portada, construida en ladrillo agramilado y con arco apuntado y moldu-
rado, típico de finales del siglo XV, que daba acceso a las estancias hospitalarias.
La iglesia original del hospital fue construida a finales del siglo XVI, contaba
con una sola nave, con una superficie de 28 varas de largo por unas 6 varas de
ancho (23,40 mts. x 5 mts.). A finales del siglo XVI se amplió en su anchura con
una segunda nave, quedando ésta en cerca de 10 varas. Por tanto en el siglo XVIII,
contaba con 2 naves, a las cuáles llamaremos mayor (más antigua) y menor (se-
gunda), siendo motivo de una gran polémica el intento de derribo de esta última15.
La geografía andaluza, desde Huelva a Almería, está salpicada de ejemplos de
repatriación de capitales para costear capillas de iglesias parroquiales o conventua-
les y fundar en ellas patronatos y capellanías. Un caso similar al de Juan Leonardo
podría ser el del comerciante Rodrigo de Salinas y la donación de un curioso ex-
voto, un pequeño barquito de plata a la Virgen de Consolación de Utrera en el año
1579, todo un símbolo hoy en día en esta localidad sevillana16. También ha sido
estudiada la religiosidad de distintos indianos de la Sierra Norte de Sevilla, y de la
Sierra de Huelva17.
14
El hospital fundado en el año 1516, fue atendido inicialmente por santeros hasta el año 1639
en que llegaron a asistirlo los hermanos del hábito de San Pablo (1639-1646), y luego los
hermanos Obregones (1664-1771). Las Hermanas del Pozo Santo se hicieron cargo del hos-
pital entre los años 1857-1897, y posteriormente le relevaron las Hermanas Franciscanas
Terciarias del Rebaño de María. MARTÍN, R.: La Iglesia…, 2000, pp. 21-22.
15
MARTÍN, R.: La Iglesia…, 2000, pp. 19, 27 y 30-31.
16
El reciente descubrimiento documental de esta donación por parte de los historiado-
res y amigos, Salvador Hernández y Julio Mayo, está siendo estudiada con mayor
profundidad. Del resultado de sus investigaciones saldrá próximamente una publi-
cación a cargo de ambos: HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador; MAYO RODRÍ-
GUEZ, Julio: Una Virgen marinera en la Campiña de Utrera, Excmo. Ayuntamiento
de Utrera, 2008. En Prensa.
17
Agradezco estas referencias bibliográficas a Salvador Hernández González. ORTIZ
DE LA TABLA DUCASSE, J.: “Emigración a Indias y fundación de capellanías en
Guadalcanal, siglos XVI y XVII”, en Actas de las I Jornadas de Andalucía y América.
Vol. I. Huelva, 1981, pp. 441-460, y “Rasgos socioeconómicos de los emigrantes
a Indias. Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la
metrópoli, siglo XVII”, en Actas de las III Jornadas de Andalucía y América. Vol. II.
320
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
La nueva iglesia del Santo Cristo del Arahal se erigió entre los años 1743 y
1761, gracias al patrocinio inicial de Juan Leonardo Malo Manrique, aunque no sin
incidentes. D. Juan Felipe Tentor, abogado de los Reales Consejos, en representa-
ción de Malo Manrique (residente en Nueva España), propuso a la cofradía el 29 de
abril de 1743, la edificación de una nueva iglesia para el Cristo de la Misericordia:
Sevilla, 1985, pp. 29-62. MENSAQUE URBANO, J.: “El mecenazgo artístico del in-
diano Alonso González de la Pava en Guadalcanal”, en Actas de las III Jornadas de
Andalucía y América. Vol. II. Sevilla, 1985, pp. 59-79. HERNÁNDEZ GONZÁLEZ,
S.: “Cazalla y la emigración a América durante los siglos XVI y XVII: fundaciones
de capellanías y donaciones artísticas con capital indiano”, en Revista de Cazalla
agosto 2006, pp. 15-24. HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, S.: “Alanis y la emigración a
América durante la Edad Moderna: fundación de capellanías con capital indiano”,
en Alanis. Feria y Fiestas 2006, pp. 17-25. SÁNCHEZ, J. M: “Nuevos casos de mece-
nazgo artístico. Indianos en la Sierra de Huelva”, en TEJERA CORTÉS, E.; GARZÓN
GONZÁLEZ, I.; VALIENTE GUERRA, S.: Actas XVI Jornadas del Patrimonio de la
Comarca de la Sierra. La Nava (Huelva), 5, 6, 7, y 8 de abril de 2001, Huelva 2002,
pp. 375-410.
18
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ALMERÍA. Protocolos de Almería. Lega-
jo 1074. Fol. 132-133 y 134). Más información sobre ambos personajes en GU-
TIÉRREZ NÚÑEZ, Francisco Javier: ¡Error!
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Sólo el documento principal.“La vin-
culación americana de Almería. Pasajeros a Indias (siglos XVI-XVIII)”. En prensa.
Sobre Bartolomé González de Poveda: LÓPEZ MARTÍN, José: La Iglesia en Almería
y sus Obispos, Instituto de Estudios Almerienses, Caja Rural de Almería, Unicaja,
Almería 1999, Tomo II, pág. 1527. VILLORIA PRIETO, C.: “González de Poveda y
Montoya, Bartolomé”, en Diccionario Biográfico de Almerienses, Instituto de Estu-
dios Almerienses, Almería 2006, pp. 179.
321
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
19
MARTÍN, R.: La Iglesia…, 2000, p. 43. Una síntesis de la historia de la cofradía en: PASTOR
TORRES, Álvaro “Ilustre, Venerable y Real Hermandad de la Santa Caridad y Misericordia,
y Cofradía de Nazarenos del Santo Cristo de la Misericordia y María Santísima de los Dolo-
res. Iglesia del Santo Cristo. Arahal”, en Misterios de Sevilla, Ed. Tartessos, Sevilla 2003, pp.
131-143.
20
Malo Manrique no aprobaba la idea que tuvo Juan Manuel Tentor y Lozano, de construirle
vivienda, en el solar del hospital, para cuando regresara a Arahal. Su deseo es que antes que
ello se terminara la obra de la nueva iglesia.
21
Los capítulos pueden consultarse en MARTÍN, R.: La Iglesia…, 2000, pp. 50-52.
22
A. G. A. S. – F. A. Justicia, Hermandades, Leg. 3242. “Arahal. Aº de 1746. (…)”. Además del
citado D. Andrés de León Cortés, las otras dos partes del pleito, fueron el Hospital (hermanos
Obregones) y la cofradía del Santo Cristo.
322
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
23
Ibidem. Fol. 12-13.
24
Ibidem. Fol. 25 v.- 26 r., 49 r.-50 v.
25
Ibidem. Fol. 15, 30 r – 31 v y 37 v.
26
Ibidem. Fol. 34 v.-35 r., 37 v.
323
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
27
Ibidem. Fol. 57 r. – v.
28
El hecho que Godoy desapareciera de la dirección de las obras es significativo. Mi-
guel de Reina abogado de la hermandad, argumentó inclusive la alianza entre Cor-
tés y Godoy, para que éste realizara informes “siniestros”, para lograr del Provisor
licencia para derribar la nave. Además acusaba a Godoy de inflar los costos de su
trabajo, para que así Cortés llegara a justificar un mayor valor de las maderas re-
aprovechadas, y reafirmar que eran necesarias para continuar las obras de la iglesia
nueva. Seguía acusando a Godoy de no ser necesario el gasto de su salario de 10
reales diarios, cuando había sido incapaz de predecir la ruina de la nave mayor al
derribar la menor. A. G. A. S. – F. A. Justicia, Hermandades, Leg. 3242. “Arahal. Aº
de 1746. (…)”. Fol. 78 v., 79 v.
29
Ibidem. Fol. 51, 62, 74 r.-v, 81 r. – 82 r.
324
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
imagen del Santo Cristo hasta la nueva enfermería del hospital de la Misericordia,
donde de forma transitoria se le daría culto, aunque no parece que se llevara a tal
efecto30.
A toda esta lucha entre el administrador de la obra, la cofradía y el hospital, se
unió la paralización por completo de la construcción de la nueva iglesia, ante la ra-
lentización de los envíos de fondos por parte de Malo Manrique. En junio de 1749,
la cofradía intenta reactivar la misma y requiere a Andrés Cortés, que se pusiera en
contacto con los apoderados de Malo para que se continuaran con las obras.
Por su parte el abogado de Cortés, en descargo de su cliente, afirmaba ya en
el año 1752, que el motivo de no haber llegado dinero se debía a que Malo no
podía remitirlo, “(…) por las guerras que entonces abía con el Reino de Inglaterra y estar
los mares infestados de corsarios y aversele apresado una cantidad crecida, que remitía con
el destino para dicha fábrica (…)”. Hasta ese momento Malo Manrique había entre-
gado la cantidad de 9.000 pesos, sus apoderados habían fallecido, y era necesario
nombrar otros nuevos.
En carta escrita de puño y letra por Malo Manrique, creemos que a inicios del
año 1755 y que iba a ser remitida a Andrés Cortés, se alude a los problemas que
surgieron en la materialización del proyecto, entre ellos el económico.
Malo afirmaba que estaba imposibilitado de enviar más dinero para la con-
clusión de la fábrica de la nueva iglesia, debido a que su hacienda se resentía, y
dependía de cobrar cantidades que tenía fuera de dicha ciudad. Suponemos que
serían préstamos que habría realizado o bien mercaderías que tendría en otras ciu-
dades hispanoamericanas. Lo cierto es que expresaba que tenía pocas esperanzas
en lograr cobrar lo que tenía invertido en el exterior:
“(…) por algunas malas noticias que he tenido porque parece que en todas
partes se ha puesto malo el comercio y es esperar que se ponga peor, y es intermi-
nable el dolor que me asiste de que no esté concluida dicha iglesia y que antes se
hubiese derribado la vieja (…)” 31.
30
Ibidem, fol. 102 v.
31
Ibidem. Fol. 126 r.-v.
325
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
“(…) espero que la Divina misericordia rezivirá mis buenos deseos, y como si
se hubiere concluido y vivo con el escrúpulo que no se me previno de que quizás
hubiera servido mexor al Señor, haziendole este obsequio en otra parte donde hu-
biera havido mucha paz, y ninguna discordia, que de esto ay abundante y falta de
lo primero de que se desagrada mucho el Señor, su Divina Majestad lo remedio,
y disponga todo como fuere para su mayor Gloria (…)”.
32
Ibidem. Fol. 126 v.
33
NIETO VEGA, Antonio: “Bendición de la Iglesia del Santo Cristo”, en Pabilo. Sema-
na Santa 1999. (Arahal 1999). Sobre la familia de arquitectos Ruiz Florindo, vid.
OLLERO LOBATO, F.; QUILES GARCÍA, F.: Fuentes de Andalucía y la Arquitectura
326
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
Sin embargo el patrocinio que pretendía Juan Leonardo Malo iba más allá
de la erección de la nueva iglesia del hospital de la Misericordia; su deseo era
que los enfermos recibieran todos y cada uno de los Santos Sacramentos. En
su testamento (1732), expresaba que tras su fallecimiento, se cogiera suficiente
cantidad de dinero de su caudal, para que fuera impuesto en tributos o juros
o bien en la compra de fincas, que rindieran una renta perpetua y anual de
200 ducados de vellón. Esta renta sería destinada al pago de un sacerdote que
sería el Capellán de dicho hospital. Las condiciones para serlo eran estrictas,
tendría que ser un clérigo natural del Arahal, “teólogo consumado de buena vida y
costumbre, ejercitado en obras de misericordia”. Las dificultades aumentaban para
acceder al cargo, ya que sería por oposición, controlada por la Mesa Arzobispal,
en concreto por los Examinadores Sinodales. Ellos propondrían el nombre del
candidato y el Arzobispo lo nombraría.
En el caso que no hubiera ningún candidato natural del Arahal con nivel de
teólogo, podría optar a ser Capellán, un buen moralista aunque no fuera teólogo,
haciendo una declaración de intenciones del porque de su interés por esta asisten-
cia religiosa y espiritual:
“(…) porque mi intención y voluntad es que mis patricios gocen de este bene-
ficio por la miseria y falta de medios que se experimenta en aquel pueblo”.
barroca de los Ruiz Florindo, Sevilla 1997. NIETO JIMÉNEZ, Paulino Antonio: “Don
Juan Leonardo Malo Manrique y el barroco colonial en Arahal”, en Actas de las IV
Jornadas de Historia sobre la provincia de Sevilla: Ilustración, ilustrados y coloniza-
ción en la Campiña sevillana en el siglo XVIII, ASCIL, Editorial La Serranía (Ronda),
2007, pp. 177-189.
34
MARTÍN, R.: La Iglesia…, op. cit., 2000, p. 63-64.
327
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
328
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
En el año de 1732, Malo Manrique dio poder a fray Marcos Talancón, Correc-
tor del convento mínimo de La Puebla de Cazalla para que en su nombre realizara
la dotación de un Octavario. Era en favor de la imagen de la Purísima Concepción,
de su “especial devoción”, que se hallaba en el altar mayor del convento franciscano
de San Roque (Arahal).
Fray Marcos cumplió y la Orden Tercera y el Síndico del convento franciscano
de San Roque aceptaron la dotación y la obligación de la fiesta, según escritura
registrada el 16 de abril del citado año de 1732, en el oficio de Juan de Morillas
Godoy escribano del Arahal.
Sin embargo debido a un defecto de forma Malo no estaba de acuerdo con
lo establecido en dicho documento, y realizó una nueva escritura de fundación y
dotación del Octavario, en Sevilla el 8 de julio de 1732, pocos días después de
otorgar su testamento. En éste documento expresaba los motivos de la dotación
del Octavario:
“(…) para que Dios nuestro Señor sea mas servido y su santo divino culto
y el de su vendita madre ensalsado y que mi alma y las de mis padres y deudos
gozen algun alivio como cierto y savedor que soy de mi derecho… instituio, fun-
do y doto el dicho octavario de la Purísima Concepción de nuestra señora en su
sacratísima imagen que se venera en el atar mayor de la iglesia del convento de
Sr. San Roque religiosos descalzos del orden seráfico de dicha villa del Arahal mi
patria (…)”35.
La fiesta se celebraría ya por primera vez ese mismo año de 1732, “en honor
de dicho soberano misterio”. Detallaba las condiciones de cómo debía desarrollarse:
Cada año se iniciaría el día 7 de diciembre y se finalizaría el 15 del mismo.
El día 7 se contaría como víspera, y ya en su tarde se expondría el Santísimo
Sacramento, así como los otros 8 días, tanto por la mañana como por la tarde, con
21 luces encendidas a su alrededor.
Cada mañana se diría una misa cantada, con asistencia de toda la comunidad.
Al menos en 3 días se predicaría sermón relativo a los “elogios del inefable y
soberano misterio” de la Purísima Concepción de María.
Todas las tardes la comunidad abandonaría el convento y marcharía al comple-
to a la iglesia, asistiendo con velas encendidas a cantar la salve y letanías antes de
“encerrar” al Santísimo.
35
AHPSe. Oficio 19. Leg. 13.111. Año 1732. Fol. 1166-1668.
329
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
36
Se trataba de tierras lindantes con el camino que va de Arahal a Carmona, y con tierras del
primer trance del Prado Viejo, que era de bienes propios de Arahal. Otro de sus linderos eran
las tierras del cortijo del convento de la Santísima Trinidad de Málaga. Estaba gravada con el
pago anual de 3 ducados para redimir y quitar 100 ducados de principal que tenía a su favor
la capellanía de Pascual García.
37
La fecha de impresión de 1692 la confirma ESCUDERO Y PEROSO, F.: Tipografía Hispalense.
Anales Bibliográficos de la ciudad de Sevilla, Col. Clásicos Sevillanos nº 18, Sevilla 1999,
p. 470.
330
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
38
FLORENCIA, Francisco de: Narración de la marabillosa aparición, que hizo el arcán-
gel San Miguel a Diego Lázaro de San Francisco, indio feligrés del pueblo de S.
Bernardo, de la jurisdicción de Santa María Nativitas, fundación del santuario, que
llaman de San Miguel del Milagro; De la Fuente Milagrosa, que debajo de una peña
mostró el Príncipe de los Ángeles; de los Milagros, que ha hecho el agua bendita, y
el barro amasado de dicha Fuente, en los que con fe, y devoción han usado dellos
para remedio de sus males…/ Dala a la luz por orden del Ilustrísimo, y Reverendí-
simo señor D. Manuel Fernández de Santa Cruz, Obispo dignisimo de la Puebla de
los Ángeles, el padre Francisco de Florencia, professo de la Compañía de Jesús….
Con licencia en Sevilla: Imprenta de las Siete Revueltas: A costa de D. Juan Leonar-
do Malo Manrique, 1692. El ejemplar consultado se conserva en la Biblioteca de la
Universidad de Sevilla, Fondo Antiguo, A 026/042.
39
LANGUET, Juan José : Tratado de la confianza en la misericordia de Dios/ escrito en lengua
francesa por… Juan Joseph Languet, Obispo de Soissons; traducido en lengua española por
el P. Andrés de Honrrubia de la Compañía de Jesús…, en Sevilla: en la Imprenta de las Siete
Revueltas: a costa de D. Juan Leonardo Malo Manrique, 1725. Se conserva un ejemplar de
esta obra en la Facultad de Teología de la Compañía de Jesús (Granada).
331
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
40
BUSSIÉRES, Jean: Reflexiones santas o máximas grandes de la vida espiritual para todos los
meses del año / escritas en la Lengua Francesa por el Padre Juan de Bussiere de la compañía
de Jesús; y en lengua española por el padre Sebastián Izquierdo, de la misma Compañía…,
Reimpresión en Sevilla, por Manuel de la Puerta, en las Siete Revueltas; a costa de… Juan
Leonardo Malo Manrique, Sevilla 1732. El ejemplar consultado se conserva en la Biblioteca
de la Universidad de Sevilla, Fondo Antiguo, A 023/129.
41
DE FLORENCIA, Francisco: La estrella del norte de México, aparecida al rayar el día
de la luz evangélica en este Nuevo Mundo…para luz en la fé a los indios…: en
la historia de la milagrosa imagen de María Santíssima de Guadalupe/ su autor el
Padre Francisco de Florencia de la Compañía de Jesús; con las novenas propias de
la aparición de la Santa Imagen; dedícala… Juan Leonardo Malo y Manrique, en
México, y por su original en Barcelona, en la imprenta de Antonio Velázquez, a
costa del dicho D. Juan Leonardo, 1741. Ejemplares de esta obra se conservan en la
Biblioteca Pública Provincial de Cádiz (Signatura XVIII-32 y XVIII-2389), en la Real
Academia de la Historia (Madrid) y en la Biblioteca de Cataluña. Curiosamente
uno de los ejemplares conservados en Cádiz lleva la marca del ex – libris de fray
Antonio de Arahal, paisano de Juan Leonardo Malo Manrique.
42
MARTÍN, R.: La Iglesia…, op. cit., 2000, pp. 111-112. PASTOR TORRES, Álvaro:
“Ilustre, Venerable…”, art. cit., 2003, p. 139. QUILES, Fernando: “Sevilla, lugar de
encuentro artístico de la Vieja y la Nueva España”, en VV. AA.: Aportes humanos,
culturales y artísticos de Andalucía en México, siglos XVI-XVIII, Junta de Andalucía
– Consejería de Cultura, Sevilla 2006, pp. 193-247, cit. p. 221. MORILLAS ALCÁ-
ZAR, José María: “Pintura y orfebrería setecentista americana en Arahal (Sevilla)”,
en Actas. VIII Congreso Nacional de Historia del Arte. Tomo I, Comité Español de
Historia del Arte, Universidad de Extremadura – Departamento de Historia del Arte,
Editora Regional de Extremadura, Mérida, pp. 511-514.
332
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
“Lo primero se a de comprar un sitio capaz y competente en la dicha villa del Arahal
mi patria, inmediato a el hospital de la Misericordia y en él labrar de nuevo a toda costa
una iglesia desde sus cimientos cuya fábrica a de ser a el modo y semejanza de la de señor
San Roque de dicha villa, para que luego que esté acabada se coloque en ella la milagrosa
Imagen de el Santísimo cristo de la Misericordia que se venera en dicho hospital en memoria
de los grandes y especiales beneficios que he recibido de Su Majestad sacándome como me
ha sacado de graves peligros en mis navegaciones invocando su santísimo nombre y respec-
to de hallarse esta Santísima Imagen en el referido hospital congregación de los hermanos
obregones, y por la cortedad de su fábrica no tener los enfermos toda aquella capacidad de
salas que se requiere para su curación por lo cual es mi voluntad que la dicha Iglesia que
nuevamente se fabricare quede agregada e incorporada a dicho hospital, y que el cuerpo
que a el presente le sirve de Iglesia se haga en él una o dos salas de enfermería capaces si el
sitio lo permitiere abriendo ventanas a la callejuela que llaman del Santo Cristo así para que
tenga bastante claridad como para la ventilación de los aires haciéndose todo ello con buenas
maderas y materiales para su duración, lo cual lo pido y lo suplico con todo rendimiento a
los cofrades y hermanos de dicha Congregación y hospital lo tengan a bien y consientan
en dicha colocación e incorporación atento a dirigirse a mayor culto de Su Majestad y ser
agregación a la primitiva fundación de dicho hospital y alivio de sus enfermos”.
43
Carta fechada en ciudad de México, a 29 de abril de 1747. A. G. A. S. – F. A. Justicia, Her-
mandades, Leg. 3242. “Arahal. Año de 1746. (…)”. Fol. 12-13. Carta fechada en ciudad de
México, a 29 de abril de 1747.
333
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
10.- Tablas
334
Devociones de un indiano de Nueva España: Juan Leonardo Malo Manrique...
11.- Ilustraciones
Lámina 1.- Portada de la Iglesia del Hospital Lámina 2.- Portada de la Iglesia del convento de
de la Misericordia (Arahal, Sevilla) San Roque (Arahal, Sevilla)
335
Francisco Javier Gutiérrez Núñez
Lámina 3.- Imagen actual del Santo Cristo Lámina 4.- Grabado. Francisco de Florencia, Narra-
de la Misericordia (Arahal, Sevilla). ción de la marabillosa aparición, que
336
CULTO Y VENERACIÓN A LAS RELIQUIAS DE LA
SANTA CRUZ.
LOS LIGNUM CRUCIS DE SEVILLA
Soledad JIMÉNEZ BARRERAS
Parece ser que el culto a las reliquias relacionadas con la persona de Cristo
comenzó ya en la Antigüedad, aunque desconocemos el momento concreto en
que surgió. Sin embargo es un hecho que comenzando en la Iglesia Oriental se
extiende hasta occidente.
El culto a las reliquias ya en época paleocristiana se relaciona fundamental-
mente con los santos mártires. En un principio se trataba de objetos que estuvieron
relacionados con ellos y que pretendían conservar la memoria del mártir, pero
comenzaron a recibir culto y fueron introduciéndose los restos humanos1.
Este culto a las reliquias de los mártires de los primeros momentos de la cris-
tiandad se fomentó fundamentalmente tras las grandes persecuciones, momento
en que comenzaron a predominar unas construcciones dedicadas a este fin deno-
minadas Martyria en cuyo centro se cobijaba la tumba del mártir bajo un ciborio y
que desde sus formas primitivas, más sencillas, fueron evolucionando hasta compli-
cadas edificaciones2 identificables con verdaderos relicarios monumentales.
La veneración a las reliquias de los mártires, una vez ya finalizadas las persecu-
ciones paganas por medio de la libertad y el favor público, aumentó cuantiosamente,
de tal manera que la piedad del pueblo cristiano para con los mártires ya no conoció
límite. Es a partir del siglo IV cuando la profunda devoción que se sentía hacia los már-
tires se traslada a los Santos Confesores como héroes de la virtud, la abnegación y de
la caridad cristiana, aumentando progresivamente el culto tanto a sus reliquias como a
las del mismo Jesucristo y de la Virgen3. Fue San Ambrosio (340-397), obispo de Milán
(347), uno de los grandes precursores del culto a las reliquias.
Tal fue la estima y veneración dirigida a estos sacros restos que se originó en el
fiel un ansia irresistible de adorarlos, iniciándose así las peregrinaciones a los santua-
rios, fenómeno tan característico de los siglos posteriores de la Edad Media4. Una
muestra de la importancia alcanzada por estos centros de piedad es la aparición de
guías de viaje en las que a los peregrinos se les indican las diferentes rutas a seguir,
un ejemplo de ello es el Codex Calixtinus5 destinado a la peregrinación a Santiago.
337
Soledad Jiménez Barreras
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Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
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Soledad Jiménez Barreras
y manifestaba no ser su voluntad ofender a Dios, arrojó la cruz a las llamas, sacán-
dola intacta de ellas con ayuda de unas tenacillas de plata al final de la Eucaristía y
despidiendo un suave y grato olor.
No se sabe con certeza el lugar donde acaeció semejante milagro, aunque en
sus Anales Zúñiga nos refiere que “comunmente se tiene que fue en esta ciudad y en su
templo catedral, donde se guarda con suma veneración”37, Rodrigo Caro no duda de que
fuera en Sevilla y Pablo Espinosa de los Monteros nos dice “que una parte de la cruz,
de las tres que hay en esta iglesia, es la que hizo el portentoso milagro, cuando la arrojaron
en un brasero grande de lumbre en medio de los coros para averiguar si era la misma cruz
en la que murió Cristo Nuestro Señor”38
El Arzobispo Fonseca muere en su villa de Coca el 17 de mayo de 1473,
dejando en su testamento la reliquia a la Catedral de Sevilla, a lo que se negaron
frontalmente sus herederos, lo que hizo intervenir al Papa Sixto IV (1471-1484)
que el 1 de junio de 1474 firma la bula A Supremo Patre Familiis en la que obliga a
acatar la última voluntad del difunto prelado.
Bajo el pontificado del Cardenal Pedro González de Mendoza (1474-1482),
devotísimo de la Santa Cruz y cuyo título cardenalicio era el de “La Santa Cruz de
Jerusalén”, volvió la reliquia a Sevilla en 1482, organizando el Cabildo eclesiástico
una solemne procesión para recibirla en San Bernardo, siendo llevada en manos del
prelado hasta depositarla en la Catedral39.
Por orden del Arzobispo Palafox (1684-17001) se asienta la piadosa historia
de la reliquia en el libro de las mismas de la Catedral, dándose fe notarial de su
autenticidad40.
El Lignum Crucis mide horizontal y verticalmente 5 cm y está engastado en
una chapa de oro por los cantos, teniendo grabadas en pequeñas cartelas las si-
guientes inscripciones: En la parte delantera se lee “O crux que spes unica ornata regis
purpura” y en la trasera “Electa digno stipite tam sancta membra tangere”.
El relicario es una cruz de altar de unos 33 cm de oro con incrustaciones de
perlas, ejemplo de la transición del gótico al plateresco que puede fecharse hacia el
primer cuarto del siglo XVI. Fue reformada por Hernando de Ballesteros el Viejo en
1562, que la dejó en su estado actual41.
Su peana es lobulado-lanceolada, decorados sus lóbulos con motivos florales
góticos. La manzana presenta líneas de torsión góticas y se adorna con campanitas;
La cruz propiamente dicha es griega y presenta decoración plateresca, terminando
sus brazos en coronas imperiales. En el cruce de los brazos lleva un cristal que deja
ver la reliquia. Todo se adorna con esmaltes opacos en los colores rojo, blanco y
verde42.
La quinta reliquia del Santo Madero que llega a la Catedral lo hace en el
relicario con menor valor artístico de todos. Se trata de una cruz de plata dorada,
decorada con rocallas y que en el centro guarda las reliquias correspondiente. La
pieza fue realizada en Madrid en 177643.
344
Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
345
Soledad Jiménez Barreras
de rodillas sobre el mundo con la mano derecha en la Cruz y en la otra manifiesta las cadenas
de la cautividad de que por la Sta. Cruz se liberto el mundo y el otro angel en el aire en ademan
de volar con la una mano cojida a la Cruz y la otra teniendo una palma significando su triunfo.
Tiene de 18 1/2 pulgadas, peza 112 onzas y doce adarmes [sig] y el liquido de oro 99 con 12
que valen 32.500 reales Su echura 21.000 que montan 55.000”. Enviándosele semejante
pieza el 1 de julio del mismo año45.
Este relicario, verdaderamente llamativo aunque en cierta medida carente de
calidad escultórica, encierra en su composición un sentido simbólico: la cruz (pec-
toral de Clemente XIV y relicario), colocada sobre el globo terráqueo simboliza
cómo la Cruz de Cristo domina el Mundo, a su vez el hecho de haber pertenecido
al Papa simboliza el poder de la Iglesia de Roma sobre el orbe católico. El proyecto
debió partir del propio cabildo catedralicio46.
La vuelta de esta pieza a la Catedral se produce en 1817, cuando lo recupera
el Cabildo. Godoy había regalado la pieza a don Patricio Martínez de Bustos, Co-
misario General de Cruzada, quien a su vez lo dejó tras su muerte a su hermano,
a quien se lo compró el Cabildo por acuerdo capitular47. Devuelta la reliquia fue
colocada en la Sacristía, causando tal admiración entre los fieles esta pieza que, se-
gún noticias de Félix González de León, era llevada solemnemente en la procesión
general del Santísimo Corpus Christi48.
También custodia de un pedazo del Lignum Crucis es el relicario de Santiago el
Menor, pieza de estilo neoclásica datable en el siglo XIX49.
Además de estas reliquias catedralicias del Sagrado Madero, que son las que
actualmente se conservan, en el archivo de la Catedral se encuentras diferentes no-
ticias que hacen referencias a otras piezas que formaron parte de la colección pero
que por diferentes circunstancias hoy no se conservan.
Entre las reliquias desaparecidas mencionar una que estuvo reservada en la
conocida como Cruz Verde por los cristales de este color que forman la cruz. Las di-
ferentes partes que componen esta pieza fueron realizadas o profundamente trans-
formadas en diferentes periodos, siendo su datación más antigua en el siglo XV.
Por las noticias que tenemos sabemos que se usaba diariamente en el Altar
Mayor y que en las procesiones era portada por el preste50.
Gran donante de reliquias a la catedral hispalense, de la que fue magno be-
nefactor, fue don Baltasar del Río, Obispo de Sacalas, que en 1526 donó un gran
número de reliquias para que fueran expuestas en la capilla que fundó, entre las
cuales se encontraba un pequeño pedazo del Lignum Crucis51.
En 1588 se produce, por parte de don Francisco de Medina Salazar, la dona-
ción de una cruz de ébano donde se encontraba incluido un pedazo del Sagrado
Madero junto con otras reliquias de diferentes santos52.
El 13 de septiembre de 1787 se produce una nueva donación de un Lignum
Crucis encerrado en una cruz de cristal, procedente del oratorio del canónigo don
José Quijano, pieza de la cual, una vez más, desconocemos su paradero53.
346
Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
347
Soledad Jiménez Barreras
La hermandad de la Vera Cruz fue creada a inicios del siglo XV con el fin de dar
culto a una reliquia del Lignum Crucis, aunque no se consolidó hasta mediados de
348
Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
349
Soledad Jiménez Barreras
grave enfermedad, en la que el Lignum Crucis era portado en unas andas por
cuatro cofrades70.
En los documentos reunidos por Gestoso y que forman colección en la Biblio-
teca Colombina de la ciudad, se hace referencia a una reliquia del Lignum Crucis
que perteneciendo a la Hermandad de la Vera Cruz, la cual debía encontrarse en
una situación decadente y de la cual se dice no estar declarada su constitución,
es solicitado por el Cabildo de la Colegial del Salvador el 6 de enero de 1812 al
comisario regidor general de las andalucias el Conde de Montunez.71 Tengamos en
cuenta que la orfebrería que no fue objeto del saqueo de los franceses en 1810 se
encontraba repartida por casas de particulares e iglesias72. El 11 del mismo mes es
aceptada la solicitud, dejando la pieza “en deposito formal para que permanezca en esa
Colegial y pueda tener adoración publica”73.
Por las noticias que poseemos, es posible que este relicario fuera la cruz-relica-
rio de plata que realizara Juan de Alfaro para la corporación en 161074.
Por la documentación manejada deducimos que la pieza fue devuelta a la her-
mandad por el cabildo colegial antes de una década, acordándose en estas fechas
hacerle un relicario de pie cuyo costo fue sufragado por el Hermano Mayor75.
En el Libro de acuerdos de la Capilla de 27 de enero de 1803, conservado en el
archivo de la hermandad, se nos constata una donación de un Lignum Crucis en
1832 por parte del entonces consiliario Antonio Ruano y Obrién destinado a las
funciones principales y en especial para adornar el paso de la Virgen76.
Entre las piezas mencionadas en el inventario de los bienes que la hermandad
deja en depósito en el Arzobispado el 30 de abril de 1911 se encuentran “un Lig-
num in crucis” de plata y varias Bulas, entre ellas se citan certificación y auténticos
de reliquias77.
350
Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
con sus rayos y dentro estaba colocada la reliquia del Santo Lignum Crucis, la cual estaba
antes en poder del Sr Canónigo Dn Juan de Salvatierra”. Además, el relicario fue colo-
cado “dentro del Sagrario del Altar Mayor”.
Hubo otro ejemplar donado el 19 de enero de 1712 por don Luis Blanco. Se
trataba de “una cruscesita de oro esmaltada y toda ella de letras de medio relieve, unas
latinas y otras que no se entienden y en medio una crucesita del Santo Lignum Crucis que
bien se conoce ser alaja de un principe y digna de toda estimacion”.
Desconocemos cuales fueron las razones, pero lo cierto es que según se hace
constar en el documento estudiado, ninguna de las reliquias del Santo Madero
que había poseido el Salvador seguía permaneciendo allí en el momento en que
se realiza la donación de otro Lignum Crucis, por el citado Mateo Cerero, la cual
realizaba en nombre de “la Señora Maria Luisa Cerero, viuda de don Juan José Cerero
[…]animada de los mayores sentimientos de Religión y piedad, para que lo custodie y con-
serve en su poder y se le tribute las devidas adoraciones y culto publico en los dias, tiempos
y ocasiones que tenga a bien determinarlo; suplicando a V.S que disponga se estrene y se
coloque este Santo Lignum Crucis en el altar de plata sobre la mesa del Altar Mayor en
la presente octava de la Purisima Concepción de Nuestra Señora que con tanto aparato
devocion y solemnidad celebra la Colegial y este a la pública veneración de los fieles y para
consuelo de los muchos que han suspirado por que lo huviese […]y no caresca nunca este
cabildo de una alaja de tanta estimación y aprecio y pueda recurrir en las aflicciones y
tiempo de calamidad con rogativas fervorosas y obtener por el Santisimo Lignum Crucis la
consecución de sus oraciones y clamores (…)”
La descripción del relicario se hace en los términos que siguen: “Es este relicario
de bronce todo dorado de fino y de poco mas de dos tercios de alto. Con varios relieves
sobrepuestos de plata de los atributos de la Sagrada Pasion de Nuestro adorable Redentor
sostenidos estos por dos angeles de cuerpo entero de bronce dorado de fino, y al pie del mis-
mo relicario se halla una medalla de plata con la Santa imagen de Nuestra Señora teniendo
en sus brazos a su hijo santísimo ya difunto. Su construcción y figura de relicario es a se-
mejansa de un viril, con rayos plateados en los intermedios de los brasos de la cruz, y en la
parte superior de el colocada una cruz de cristal precioso, guarnecida toda ella con adornos
de filigrana de plata(…)en cuyo centro de dicha cruz esta colocado el Santo Lignum Crucis
de un tamaño extraordinario y vastante visible(…)”
351
Soledad Jiménez Barreras
Sólo se sabe que desde fecha antigua pertenecía a la parroquia y que el párroco
lo cedía anualmente a la hermandad durante el desfile procesional, colocándose en
el pasa de Virgen80.
Se trata de una cruz relicario decorada con guirnaldas neoclásicas cuya realiza-
ción se sitúa en los inicios del siglo XIX81.
352
Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
La Hermandad de Jesús Nazareno posee otra reliquia del Santo Madero, ésta
se encuentra conservada en un relicario que mide 0´20 cm de altura, es de plata
dorada con forma de ostensorio y se fecha a finales del XVII o primer tercio del
XVIII. El relicario está compuesto por una peanilla con decoración vegetal de poco
realce y un ástil con el mismo exorno que se ensancha y adquiere forma ovoide
en su zona central, teniendo gran profusión de cabezas de angelillos tanto en su
ensanche como en las puntas de las ráfagas que rodean la reliquia.82
En Semana Santa este Lignum Crucis se exhibe en la parte superior del paso
de Cristo.
Sin duda alguna, se trata de un ejemplar antiguo, pero desconocemos su pro-
cedencia e historia83.
En esta iglesia, fundada por el insigne don Miguel de Mañara, se rinde culto a
otra minúscula partícula de la Vera Cruz.
De la historia de este ejemplar del Lignum Crucis poco se sabe, sólo que desde
1856 cada 3 de mayo, en la festividad de la Invención de la Cruz, recibe especial
adoración por parte de los hermanos de la Caridad después del canto del Te Deum
como muestra de acción de gracias por haber eximido la Reina Isabel II a su iglesia
de la desastrosa desamortización84.
También el 14 de septiembre, fiesta principal de la hermandad, en oficio ves-
pertino, se adora esta reliquia, que a la terminación de la Solemne misa cantada es
dada a besar a los fieles85.
El relicario obra anónima de plata dorada, presenta forma de cruz, a cual se
remata con unas florecillas en forma de campanitas. La decoración de la pieza vie-
ne dada por rosas de cuatro pétalos que son características de la primera mitad del
siglo XVIII. En el centro, protegida por un cristal, aparece una reliquia del Lignum
Crucis. Está montado sobre un corazón y peana del siglo XIX, añadido posterior-
mente a la pieza inicial, fechable en la primera mitad del siglo XVIII86.
Notas
1
.- Mª Jesús Sanz: “Reliquias y relicarios del <<Lignum Crucis>>” en Las Cofradías de la Santa
Vera Cruz. Actas del I congreso internacional de cofradías de la Santa Vera Cruz; Sevilla,
CEIRA, 1995; Pg 257-276.
2
.- Richard Krautheimer: Arquitectura paleocristiana y bizantina; Madrid, Cátedra, 1996 (5ª ed)
3
.- Bernardino Llorca: Historia de la Iglesia Católica. Edad Anatigua; Madrid, Editorial Católica,
1964 (4ª Ed).
4
.- Ibidem
353
Soledad Jiménez Barreras
5
.- Los interesados pueden consultar una edición traducida por Millán Bravo Lozano y publicada
en Santiago en 1989 por el C.E.C
6
.- Sanz: “Reliquias. . .
7
.- Francisco Cerezo: Magnus Reliquarum. Seis siglos de devoción a las reliquias en la Catedral
de Sevilla. Trabajo de investigación del doctorado, leído en la universidad de Sevilla en
septiembre de 2003.
8
.- Sanz: “reliquias. . .
9
.- Llorca: Historia de la Iglesia. . .
10
.- Sanz: “Reliquias. . .
11
.- Ibidem
12
.- Alberto Ribelot Cortés: “El Triunfo de la Cruz (sobre su devoción y culto)” en Boletín de las
Cofradías de Sevilla, Nº 495; Sevilla, mayo de 2000; Pp 80-88.
13
.- Krautheimer: Arquitectura paleocristiana. . .; Pp 69-73.
14
.- ibidem
15
.- Ribelot: “El Triunfo de la Cruz. . .
16
.- Ibidem
17
.- Ibidem
18
.- Krautheimer: Arquitectura paleocristiana. . .; Pp 55-57.
19
.- Luis Ortiz Muñoz: “Curiosidades, anécdotas y leyendas de la Pasión (CLXX)” en Boletín de las
Cofradías de Sevilla, Nº 241; Sevilla, octubre de 1979; Pp 11-12.
20
.- Ibidem
21
.- Ibidem
22
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXIII). . . Nº 243; Sevilla, diciembre de 1979; Pp 5-7.
23
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXX). . .
24
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXII)” . . .Nº 242; Sevilla, noviembre de 1979; Pp 6-7.
25
.- Ibidem
26
.- José Gámez Martín: “Los Lignum Crucis de la Santa Iglesia Catedral. Aproximación a una
histórica devoción sevillana” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, Nº 494; Sevilla, abril de
2000; Pp 89-92
27
.- Sanz: “Reliquias. . .
28
.- Ibidem
29
.- Sanz: La orfebrería sevillana del Barroco, Tomo II; Sevilla, Diputación, 1977; Pp 176-177
30
.- Sanz: “Reliquias. . .
31
.- Ibidem
32
.- Álvaro Recio: “Mentalidad suntuaria y ornato del templo: el mecenazgo del Cardenal Delga-
do y Venegas, Arzobispo de Sevilla, patriarca de las Indias y capellán de Carlos III” en Actas
del congreso <<El comportamiento de las catedrales españolas. Del barroco a los historicis-
mos>>; Murcia, Universidad, 2003; Pp 411-424.
33
.- Archivo de la Catedral de Sevilla: Sección IX, Fondo histórico; Legajo Nº.57: Donación de la
reliquia del Lignum Crucis por el Arzobispo Don Pedro Gómez de Albornoz. Año de 1389.
Fols 157- 158.
34
.- Sanz: “Reliquias. . .
35
.- Cerezo: Magna Reliquarum. . .
36
.- Morgado:
37
.- Diego Ortíz de Zúñiga: Anales eclesiásticos y seculares de Sevilla. Madrid, 1677.
38
.- Pablo Espinosa de los Monteros: Teatro de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla; Sevilla, 1986
(Ed Fascimil); Pp 148-150.
39
.- Archivo de la Catedral de Sevilla: Donación de la reliquia del Lignum Crucis de Constantino
por el Arzobispo Don Alonso de Fonseca. Procesión de recibimiento de la reliquia a San Ber-
nardo. Año de 1482; Sección IX, Fondo histórico; Leg Nº.57; Fols. 165 a 167.
354
Culto y veneración a las reliquias de la Santa Cruz. Los lignum Crucis de Sevilla
40
.- Archivo de la Catedral de Sevilla: Auténtico libro de reliquias de esta Santa Iglesia. Regla de
coro de este Cabildo; Sección IX, Fondo histórico; Lib 117; Fols 22-23.
41
.- Jesús Miguel Palomero Páramo: “La platería en la Catedral de Sevilla” en La Catedral de Se-
villa; Sevilla, Guadalquivir, 1984; Pg 587.
“R
eliquias de cuentas y armonía” en Magna hispalensis; Sevilla, 1992.
42
.- Sanz: La Orfebrería. . .; pg 161
43
.- Sanz: “Reliquias. . .
44
.- Sanz: La Orfebrería. . .
45
.- Archivo de la Catedral de Sevilla: Donación de la reliquia del Lignum Crucis de Clemente XIV
por Monseñor Ganganelli a Don Francisco Javier Delgado, Arzobispo de Sevilla. Ubicación
en la Catedral en 1785. Donación de la reliquia por parte del Cabildo a Don Manuel de
Godoy en 1785. Descripción de su relicario. Posesión nuevamente de la reliquia y relicario
por parte de la Catedral en 1817 previa compra. Reforma del relicario: Sección IX, Fondo
histórico; Legajo Nº.57; Fols. 170 a 172.
46
.- Sanz: “Reliquias. . .
47
.- Archivo de la Catedral de Sevilla: Donación de la reliquia del Lignum Crucis de Clemente XIV
por Monseñor Ganganelli a Don Francisco Javier Delgado, Arzobispo de Sevilla. Ubicación
en la Catedral en 1785. Donación de la reliquia por parte del Cabildo a Don Manuel de
Godoy en 1785. Descripción de su relicario. Posesión nuevamente de la reliquia y relicario
por parte de la Catedral en 1817 previa compra. Reforma del relicario: Sección IX, Fondo
histórico; Legajo Nº57; Fols. 170 a 172.
48
.- Félix González de León: Noticia Artística, histórica y curiosa de todos los edificios públicos,
sagrados y profanos de Sevilla; Sevilla, 1844.
49
.- Sanz: La Orfebrería. . .
50
.- Cerezo: Magnus Relicuarum. . .
51
.- Ibidem
52
.- Ibidem
53
.- Ibidem
54
.- Gámez: “Los Lignum Crucis. . .
55
.- Gámez: “La devoción sevillana al Santo Lignum Crucis” en Boletín de las Cofradías de
Sevilla,Nº495; Sevilla, mayo de 2000; Pp 89-92.
56
.- Gámez: “Los Lignum Crucis. . .
57
.- Gámez: “La devoción sevillana. . .
58
.- Ibidem
59
.- Ibidem
60
.- Ibidem
61
.- Ibidem
62
.- Para un estudio en profundidad de la historia de la Hermandad de la Vera Cruz ver:
Mª
de las Nieves Concepción Álvares Moro: Historia y arte en la Hermandad de la Vera Cruz de
Sevilla; Sevilla, Centro Asturiano en Sevilla, 1998.
63
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXIX)”. . . Nº251; . . . Pg 9-11.
64
.- Álvarez: Historia y arte. . .Pg 103
65
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXIX)”
66
.- Álvarez: Historia y arte. . .Pg 103
67
.-Ibidem
68
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXIX)”
69
.- Álvarez: Historia y arte. . .Pg 102
70
.- Juan Carrero Rodríguez: Anales de las Cofradías Sevillanas Sevilla, Castillejo, 1991 (2ª ed);
Pg 558
71
.- Biblioteca Colombina: Fondo Gestoso; Tomo XXXIII; fol 30.
72
.- Álvarez: Historia y arte. . .Pg 95
355
Soledad Jiménez Barreras
73
.- Biblioteca Colombina: Fondo Gestoso; Tomo XXXIII; fol 30.
74
.- Álvarez: Historia y arte. . . Pp 95-96.
75
.- Ibidem
76
.- Ibidem
77
.-Ibidem, Pp 114-115
78
.- Biblioteca Colombina: Fondo Gestoso; Tomo XXXIII; fols 31-33.
79
.- Soledad Jiménez Barreras: “Orígenes devocionales de una reliquia: el Santo Lignum Crucis de
la Estrella” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, Nº 530; Sevilla, abril de 2003; Pp 216-218.
80
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXX). . . Nº 252;. . . Pg 12.
81
.- Sanz: La Orfebrería. . .; Pg 205.
82
.- Federico García de la Concha: Estudio historico-institucional de la primitiva hermandad de
nazarenos de sevilla (. . .)
83
.- Ortiz: “Curiosidades. . . (CLXXX). . .
84
.- Ibidem
85
.- Manual del hermano de la Santa Caridad; Sevilla, Hermandad de la Santa Caridad, 1999.
Pg 91.
86
.- Sanz: La orfebrería. . .
356
LA DIVINA PASTORA DE CAPUCHINOS.
FIESTA, TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN UN
BARRIO MOTRILEÑO
Domingo Aº LÓPEZ FERNÁNDEZ
Licenciado en Geografía e Hª
Motril, ciudad ribereña del sur granadino, es tierra de hondo sentimiento ma-
riano. En su término se encuentran arraigadas varias titulares que tienen a María
como símbolo de su espiritualidad. Virgen de la Cabeza, del Carmen, de las Angus-
tias o Pastora son las cuatro advocaciones que confieren titularidad a las respectivas
patronas de los barrios en que radican. La Virgen Morena es la que ostenta mayor
antigüedad pues fue nombrada patrona en 1635 y se ha erigido en el centro devo-
cional de la población1. El siglo XVIII trajo consigo la entronización de dos nuevas
advocaciones, la Virgen de las Angustias y la Divina Pastora de las Almas, ambas
enraizadas en dos barrios enclavados a las afueras de la ciudad. Desde entonces las
dos han conseguido perpetuar en el tiempo la procesión de alabanza que les ofren-
dan sus fieles devotos. Nuestra Señora del Carmen es la más cercana en el tiempo
y la patrona titular del barrio de pescadores. Son éstos gentes sencillas y humildes
que buscan el amparo y la protección de la que es reina del mar. Las cuatro, en la
medida que les toca, representan el sentimiento de todo un pueblo que refleja en
María el ideal de su fe cristiana.
Una mirada retrospectiva a la particular historia que lleva aparejada cada una
de ellas nos permite detenernos en una lejana efeméride que se conmemora en
el año en que estamos. Se trata del 260 aniversario de la llegada a Motril de la
Divina Pastora, hecho que tiene lugar un 24 de abril de 1747. Esta soberana Se-
ñora, Madre del Buen Pastor, tiene tras de sí una desconocida historia que se hace
preciso desvelar y ello por varias razones. La primera y principal es por acaudillar
una fiesta religiosa que permanece con plena vigencia en los tiempos en que vi-
vimos. Tras el paso de los años y las tristes circunstancias históricas ha que se ha
visto sometida, nunca ha menguado la fortaleza de sus vecinos para perpetuar la
1
En torno a la imagen gira una misteriosa leyenda que anuncia su milagrosa venida hasta la playa
de Motril tras una tempestad. Las crónicas refieren que el hecho aconteció en los comienzos
del siglo XVI, desplegando desde entonces el continuo fervor de la población. Son, pues,
cinco siglos de historia los que la Virgen de la Cabeza lleva tras de sí, aspecto que, en lo fun-
damental, ha contribuido a que fuese coronada canónicamente en el verano del año 2000.
357
Domingo Aº López Fernández
2
Es importante referir que la fundación motrileña fue solicitada por la propia villa al Padre Pro-
vincial Fr. Bernardino de Granada, obteniendo su licencia con el beneplácito de 19 votos a
favor de entre los 23 que contaba el cabildo. Vid. VALENCINA, FR.A., “Reseña histórica de
la Provincia Capuchina de Andalucía”, Sevilla, 1903, p 33.
358
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
que se hacía uso de la facultad real otorgada en 1615, según la cual, los capuchinos
podían fundar 36 conventos en las dos Castillas y Andalucía3.
Posesionado en su cargo el nuevo gobernador del arzobispado, D. Fernando Quei-
po de Llano, los capuchinos obtuvieron para su asentamiento la ermita de San Antón,
una pequeña estancia sagrada enclavada en el extremo oriental de la población. La
posesión efectiva de la comunidad se materializa el día 12 de diciembre de 1641, fecha
en la que el vicario de la villa accedía a la ermita llevando de la mano al P. Fr. Antonio
de Jimena. Ambos, con las formalidades de rigor, tomaron agua bendita e hicieron
oración a la vez que recorrían las dependencias abriendo y cerrando las puertas para
mostrar su asentimiento. Y allí, en presencia del regimiento y del pueblo llano, se dio
conformidad al acto mientras las campanas de la iglesia Mayor tañían en señal de
alegría. La paz y quietud no tardó en romperse pues tanto la comunidad franciscana
como la de los frailes mínimos de la Victoria4 se opusieron a la fundación alegando la
no constancia de la licencia real. El pleito genero malestar en la villa y fue resuelto a
favor de los Capuchinos mediante Real Provisión de fecha 19 de enero de 1644. Me-
ses más tarde, concretamente el día 13 de abril, la municipalidad otorgaba su licencia
y acordaba la designación de dos comisarios para consensuar con el padre guardián el
lugar mas adecuado para la fundación. En el mismo cabildo el regidor Julián de Zarate
ofreció donar a la comunidad un solar lindante a la ermita en el que perfectamente se
podrían adecuar las dependencias del futuro convento5.
Con ayuda de la villa los capuchinos erigen sus primitivas celdas, trazan la cerca
de la huerta y conducen hasta allí el agua que les ha de servir para su sustento6.
3
Por dicha facultad corresponderían asentar 12 conventos en Castilla la Vieja, otros 12 en Castilla
la Nueva, y otros 12 para Andalucía. En realidad el Provincial capuchino utilizó una argucia
que suscitará todo género de controversias pues el número de casas concedidas para An-
dalucía estaba ya cubierto, pero no así el de ambas Castillas. Por su mandado se utilizó el
privilegio real para posesionarse en Motril, entendiendo que con ello podría compensarse la
falta de asentamientos dispuestos para las tierras castellanas. Ibíd., 34.
4
En cierto modo ambas comunidades preservaban su propia pervivencia en la villa pues una
parte importante de su sustento se debía a la aportación del común y a la entrega de las
limosnas de los propios vecinos. Por tanto no es de extrañar esta actitud, máxime si se tiene
en cuenta que en 1612 los mínimos se opusieron a la fundación de la orden seráfica sin
obtener, como en el caso que nos ocupa, el respaldo de la corona.
5
Vid. “Apuntes de la historia de Motril tomados de un cuaderno de D. Antonio Ramón Micas”.
Archivo Iglesia Mayor de la Encarnación, Leg. 72, nº 3. Asimismo, la trascripción íntegra de
los acuerdos del cabildo mencionado puede consultarse en RODRIGUEZ MARTIN, M., Los
franciscanos, Motril, 1995, pp 61-62. Se trata ésta de una edición facsímil del original que
fue editado en 1908.
6
Así lo hace constar el licenciado Aquino y Mercado en su célebre manuscrito, reseñando como
“…ayudados de la villa y deboción christiana han gecho vivienda i cercado una guerta en
tanto que hacen convento en forma an traido agua con inumerable trabajo y gastos y tienen
dos copiosos caños de ello en su claustro…”. Vid. MERCADO, T.A., Historia de las Antigüe-
359
Domingo Aº López Fernández
Bien entrada la segunda mitad del siglo principian las obras de la iglesia, que que-
dará ubicada en el flanco occidental del convento7. El edificio eclesial quedó con-
cluido el día 26 de julio de 1692, fecha en la que sería bendecido dando traslado
al Santísimo Sacramento hasta su altar. Actualmente el templo persiste con notables
modificaciones; es de traza sencilla y con una única nave que sigue, en lo principal,
los propios preceptos de la orden.
Los capuchinos desarrollan su tarea evangélica y pastoral en Motril durante
escasamente dos siglos8. El día 17 de octubre de 1835 se produce su exclaustra-
ción. Los frailes se ven obligados a abandonar todas sus propiedades y la iglesia
permanece cerrada al culto durante algunos años. Contaba por aquel entonces la
comunidad con cuarenta religiosos, de los cuales catorce, incluido el provincial,
eran sacerdotes, diez coristas, ocho legos y ocho donados. En 1851 el Gobierno Es-
dades y Excelencias de la villa de Motril, antigua Sexi, Motril, 1650, cap. 16, nº 284, fol. 245.
Biblioteca Nacional, Manuscritos, 20.110.
7
Sobre este particular, las condiciones que afectan a la misma y las particularidades que rigen el
patronato de la villa sobre el mencionado convento véase SOBRON ELGUEA, M.C., Motril y
su vega en el antiguo régimen. Tres siglos de historia, Motril, 2001, pp 69-70.
8
Tan solo hay que mencionar una etapa sombría que es la que deriva de la ocupación del con-
vento por parte de las tropas francesas durante la ocupación de la ciudad en la guerra de
independencia.
360
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
pañol firma el Concordato con la Santa Sede reconociendo, entre otros, el derecho
de la iglesia a adquirir propiedades y a poder serles devueltos los bienes que aún
no habían sido enajenados. Sobre este particular es importante destacar que tanto
el convento como la iglesia fueron adquiridos por el vizconde de Frías9, siendo
utilizado el primero como almacén y más tarde como criadero de seda hasta que
la municipalidad lo adquiere en 1880. En 1884 y 1885 sus dependencias fueron
utilizadas como hospital de urgencia para las víctimas de los terremotos que asolan
la ciudad y como sanatorio para los afectados por la epidemia de cólera que se
extiende por este último año. Definitivamente, en 1888, se ubica en él el Hospital
de Santa Ana tras quedar en ruina el primitivo edificio enclavado junto a la Iglesia
de la Victoria10. Por lo que respecta al templo capuchino, pasará a manos de la curia
granadina recuperándole nuevamente para el culto cristiano. Desde entonces ac-
tuaría como ayuda de Parroquia para todos los feligreses que residían en la popular
Rambla de Capuchinos y sus calles adyacentes.
Un decreto del arzobispo de Granada, el Excmo. Sr. D. José Messeguer y Costa
fechado el 3 de agosto de 1910 y sancionado por real decreto de 17 de Marzo de
1911 convertiría el templo en Parroquia con el título de su patrona, la Divina Pas-
tora. La nueva parroquia tendrá entonces como limite la calle Hernández Velasco,
vía principal que divide de norte a sur el núcleo de población, extendiéndose su
influencia por todo el extremo oriental de la ciudad. Asimismo asumirá los anejos
motrileños de Los Tablones y la Garnatilla que, definitivamente, pasan a erigirse en
parroquias independientes en 1949 y 1952.
9
DOMINGUEZ GARCIA, M., “La iglesia de Capuchinos”. En VV.AA., El patrimonio histórico-
artístico de Motril. Motril, 2003.
10
LOPEZ, M.A., Las parroquias de la Diócesis de Granada (1501-2001), Granada, 2002, p 353.
11
Se erige su fundación bajo licencia del Padre Provincial de la Provincia de Andalucía Fray Mi-
guel de Árdales, siendo guardián del convento motrileño el reverendo Padre Fray Bernardo
de Exija y comisario visitador de la orden Fray Hilarión de Granada.
361
Domingo Aº López Fernández
12
Los aspectos tocantes a las funciones, culto y sostenimiento de la congregación pueden consul-
tarse en la “Relación circunstanciada de las Hermandades y cofradías que ay y se sirven en la
Insigne Iglesia Colegial y mayor Parroquial, Hermitas y Conventos de esta Ciudad de Motril,
antigüedad de sus erecciones, ingressos y santos fines a que se dirigen…” Archivo Eclesiás-
tico de la Curia Granadina, Legajo 96 F. La trascripción completa del mismo puede consul-
tarse en LOPEZ MUÑOZ, M.L., “Asociaciones de laicos en la costa de Granada. Cofradías y
hermandades en la segunda mitad del siglo XVIII”, en Guadalfeo, Revista de Estudios de la
Costa y Alpujarra Granadinas, 1 (1997) pp 193-201.
362
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
La imagen
Corría el año de 1747 cuando la Venerable Orden Tercera de N.S.P. San Fran-
cisco de Asís acuerda “hazer a sus expensas, cuidado y solicitud nuestra titular la Divina
Pastora de las Almas”. La talla fue encargada a un reputado escultor malagueño, Fer-
nando de Ortiz15, quizás el más relevante imaginero de este siglo en aquella antigua
capital del Reino de Granada16. Ortiz concluiría su obra en el mes de abril de dicho
13
Vid. Libro de Fundación de la Venerable Orden Tercera y su capilla. Año de 1736. Memorias.
Archivo de la Parroquia de la Divina Pastora de Motril, s/l.
14
Ibídem. El lugar elegido para la erección de la capilla fue el testero oeste, espacio en el que se
pudo trazar una amplia estancia de planta cuadrada donde se había de labrar el retablo y
camarín a su titular.
15
Así queda reseñado en el mencionado libro fundacional donde textualmente se expresa como
“en el año de mill setecientos y cuarenta y siete determinó este Venerable Orden Terzero
el mandar hazer a sus expensas, cuidado y solicitud nuestra titular la Divina Pastora de las
Almas en la Ciudad de Málaga a D. Fernando de Ortiz célebre escultor de estos tiempos…”
Ibíd.
16
Fernando de Ortiz realiza la imagen de la Divina Pastora cuando cuenta aproximadamente
treinta años de edad y es su primera obra datada documentalmente. Aunque nacido en Má-
laga (¿1716-1717?), sus raíces le ligan al litoral granadino pues su padre, Diego Ortiz, era
natural de la villa de Albuñol. Con el tiempo hará grande su reputación como artista y de
hecho gran parte de sus obras han sido atribuidas al granadino Pedro de Mena o al insigne
363
Domingo Aº López Fernández
año, recibiendo con alborozo los hermanos terceros la buena nueva17. En seguida,
el Padre Comisario de la Orden, Fray Félix Leonardo de Berja dispuso la marcha
hasta Málaga para hacerse cargo de su traslado.
La llegada a Motril de la Soberana Reina de las Almas supuso todo un acon-
tecimiento para la ciudad. En sus anales ha quedado fijada esta efeméride que
principia a las diez de la mañana del día 24 de abril de 1747, momento en el que la
Divina Señora arriba hasta la ensenada del Varadero a bordo de una embarcación.
Fueron muchos los hermanos terceros que en este ansiado día acudieron al lugar
para recibir con alabanzas a su amantísima Madre. Momentos después, en proce-
sión, y acompañada de numerosos vecinos sería llevada hasta la casa del Licenciado
Joseph Ruiz Cubero, hermano y preclaro bienhechor de la Orden, donde habría de
permanecer hasta la terminación de su capilla.
Fue por espacio de un año y treinta y siete días el tiempo que la Divina Madre
permaneció en ésta, su morada provisional, mientras se ultimaban los trabajos de la
fábrica. Paralelamente se fueron sucediendo gestos de amor y devoción para con
la titular. Así, el licenciado Cubero, en unión de sus hermanas Francisca y Mariana,
hacían entrega del primer vestido que luciría la Virgen18 y subvenían parte de los
gastos de la obra.
Cercano el día de su entronización en la capilla, la imagen fue ataviada con ricas
alhajas para ser conducida primeramente hasta el convento de las Madres Nazarenas,
donde permaneció por espacio de dos días19. Definitivamente, el domingo, 2 de junio,
festividad de Pascua del Espíritu Santo, se verificaba su triunfal entrada en la iglesia de
los capuchinos hasta donde fue llevada en procesión de alabanza “con toda la solemnidad
que esta ciudad fue posible”. En un emotivo acto le fue consagrada su capilla, dedicándole
un sentido sermón el Padre Fray Manuel María de Málaga, lector actual de filosofía. A
lo largo de nueve días le fueron ofrendadas sus novenas quedando de manifiesto su
Divina Majestad mientras la imagen de la Divina Pastora permanecía en el altar Mayor
de la Iglesia. El último día, tras el ceremonial, la efigie fue sacada en procesión en unión
del Santísimo Sacramento y las insignias de San Francisco y San Fidel. De vuelta a su
Iglesia, la Soberana Reina ocuparía definitivamente y por primera vez en su historia la
364
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
365
Domingo Aº López Fernández
Será en 1749 cuando la venerable Orden Tercera de San Francisco deje per-
fectamente regladas las condiciones que han de concurrir en la fiesta de su titular
mariana. Fue en la junta ordinaria que celebran el día 24 de agosto, fecha en la
que entre otros aspectos sus ministros21 acuerdan que el día mas propicio para con-
memorar la festividad fuese el segundo domingo de octubre22. En la misma sesión
determinarán que todos los años el día del capitulo y con el voto de los hermanos
se designasen dos comisarios para organizar su memorable función de alabanza.
Este nombramiento, loable y honroso para quien le tocare, llevaba encomendada
la labor de efectuar una colecta de limosnas entre el vecindario cuyo importe, en su
totalidad, sería destinado a solventar los gastos de la fiesta.
Durante la novena, todas las tardes, un padre capuchino dedicaba su predica-
ción a ensalzar la figura de la Virgen siendo remunerado por ello con una limosna
de dos pesos. Además, por cada plática en cada una de las funciones habría de
recibir, igualmente, un ducado. El día de la fiesta el sermón principal corría a cargo
del R. P. Visitador si así lo quisiere, siempre con el parecer y la aquiescencia de los
hermanos comisarios. Asimismo quedó estipulado que el día de la Virgen habrían
20
Esta lámina será trasladada hasta la capilla de su titular donde a partir de entonces comienza a
recibir el título de “la Aparecida” juntamente con el de “la milagrosa”.
21
Asistieron a dicha sesión el Padre Visitador de la orden, Fr. Félix Leonardo de Berja, el hermano
Ministro, D. Juan Manuel de Ariza, y los hermanos Discretos Luís Moreno Jurado, Juan de
Sierra y Mateo Compan, ocupando asimismo la secretaria D. Miguel Coronel.
22
Así lo decretaron los referidos ministros, instituyendo para siempre que “se celebre dicha fun-
ción en dicho Segundo Domingo de Octubre, empezando su novena, si la hubiere, ocho días
antes, de forma que se venga a acabar el mismo domingo segundo de octubre”. Vid Libro
de Fundación de la Venerable Orden Tercera… Ibídem. Archivo de la Parroquia de la Divina
Pastora de Motril, s/l.
366
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
de ser invitados todos los señores capitulares y las demás dignidades de la ciudad.
El protocolo marcaba que los hermanos terceros debían de recibirles en la puerta
de la iglesia y acceder conjuntamente hasta el interior. Este mismo día la plática del
padre predicador se impartía a una hora más temprana de lo acostumbrado al ob-
jeto de facilitar los preparativos de la procesión. En la orden tercera cada miembro
tenia asignada una concreta función; unos repartían la cera al resto de hermanos y
seglares, otros cuidaban de las mesas en que tenía que ser depositada la Custodia
cada vez que la procesión efectuaba una parada y el resto, finalmente, estaba al
tanto de cualquier contingencia que pudiera surgir.
Iniciada la marcha el frente de procesión aparecía abierto por el estandarte
de la titular mariana, la Divina Pastora23. Los comisarios encargados de los festejos
solían designar para este cometido a personas distinguidas que, como es lógico,
mostraban públicamente su gratitud por la elección. Tras el estandarte de disponía
la imagen de San Francisco de Asís, Patrono de la Orden capuchina, la Soberana
Reina Madre del Buen Pastor y el Santísimo Sacramento. La efigie de la Virgen,
majestuosa, figuraba flanqueada en altura por dos Ángeles que le sostenían una
corona de plata que había sido donada por Gaspar de Reyes y su mujer Isabel
Méndez. Sobre las andas, portadas por diez personas, se disponía igualmente un
pequeño risco en el que pastaban varios corderos. Efectuado el recorrido que había
marcado la comisión y restituida la Virgen a su iglesia, la imagen era ubicada frente
a su capilla para permitir el paso del preste que portaba el Santísimo Sacramento. A
continuación, desprovista de sus andas, sería colocada en una mesa para posterior-
mente darle traslado a su camarín.
Ya en el siglo XIX y salvo las contrariedades surgidas tras el ímpetu desamor-
tizador, la procesión logrará alcanzar una mayor vistosidad en lo que concierne a
su configuración externa. Se seguirán celebrándose los acostumbrados fuegos de
artificio y los disparos de cohetes, a la par que la función de alabanza se enaltece
con la ofrenda de juncia al paso de la Madre del Buen Pastor. Significativa ha de
ser, sin duda, la presencia del estamento militar que marcha junto a la Virgen con
autentico porte marcial. Tras el acto, los hermanos terceros reunían a la tropa para
obsequiarles con una degustación de bizcochos, chocolate y dulces en deferencia a
su participación.
23
Fue confeccionado éste en tonos encarnados y sus puntas aparecían rematadas en ángulos de
plata.
24
Así lo refiere la prensa local para el año de 1884. Precisamente el cronista, en notas sueltas,
aludía a la solemnidad de la procesión remarcando como “concurrieron a ella multitud de
cofradías y fue acompañada de muchísima gente”. La Revista Local y Literaria., 23-10-1884.
367
Domingo Aº López Fernández
La procesión en el siglo XX
25
En el referido año el periódico local Vida Nueva insertaba en sus páginas la noticia de que
“este año no podrá celebrarse la acostumbrada procesión, por falta de fondos”. Vida Nueva.,
10-10-1908.
368
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
bién ostentaba un lugar preferencial con su estandarte. Tras él, la imagen de la Divina
Pastora sobre un sencillo trono adornado con flores y potentes focos de acetileno. En
ocasiones, dos nuevos pasos, el de San Miguel y San José, acompañaban a la Patrona
del barrio rodeados de numerosos feligreses que portaban velas encendidas. Cerraba
el séquito la banda de música y la representación oficial de la ciudad encabezada por
el Alcalde y el resto de miembros de su corporación. Junto a ellos, destacados repre-
sentantes de la autoridad militar, la eclesiástica, la civil y la administrativa completaban
el cuadro de honor tras las andas de la Divina Pastora26. Con el tiempo, esta marcada
faceta lúdico–festiva quedó relegada, pasando el acto a caracterizarse por su estricto
sentido religioso.
Por regla general la comitiva religiosa discurría por céntricas calles de la ciudad,
excediendo, por tanto, la propia demarcación del barrio de Capuchinos. El itinera-
rio, fijado de antemano por la comisión organizadora solía ser alterado con cierta
frecuencia, aunque a veces quedaba condicionado por las propias disposiciones
eclesiásticas27. Durante todo el trayecto era costumbre encender multitud de ben-
galas al paso de la Virgen y disparar incesantes salvas de cohetes que eran acom-
pasadas con los vítores y alabanzas a la popular y querida reina de Capuchinos.
Terminada la manifestación religiosa el público asistente se trasladaba hasta el Paseo
de la Explanadas para disfrutar de las atracciones de feria antes de que la traca final
pusiera colofón a esta tan esperada semana festiva.
En otras ocasiones la obligada estación de fe en la Iglesia de la Encarnación
era suprimida y la organización marcaba un itinerario mas reducido aunque coinci-
dente en parte con el anterior28. En algunos años, sobre todo en los comienzos de
siglo, el acto procesional se convertía en una verdadera fiesta religiosa, quedando
realzado en su aspecto formal con el traslado de la Virgen a la Iglesia Mayor para
ofrendarle allí su novenario. Precisamente la mudanza de la titular tenía lugar al
26
La organización del desfile procesional reseñado corresponde al año 1916 y como se puede
ver, la municipalidad mantiene cierta preeminencia en su disposición al encontrarse inmerso
el acto religioso dentro del programa de fiestas de la popular feria motrileña. El Motrileño.,
31-10-1916.
27
La procesión acostumbrada a partir de su Iglesia dirigiéndose por la calle Vilches hasta acceder
a la calle Hernández Velasco y continuar por Punticas, Cartuja, Cañas y Jazmín. Una vez la
Plaza Moreu (Plaza de la Libertad), la imagen entraba en la Iglesia Mayor, para ser recibida
por todo el clero adscrito a ella. Tras rezar una Salve se verificaba su salida por la puerta prin-
cipal y una vez en la Plaza España se proseguía por la calle Romero Civantos, Díaz Moreu,
Martínez Campos, Plaza Burgos, Marqués de Vistabella, Milanesa, Seijas Lozano y Trapiche.
Finalmente, desde aquí, la comitiva trasponía hasta la Rambla de Capuchinos para proceder
al encierro en su Iglesia.
28
En este caso la procesión discurría desde su iglesia hasta la Plaza de la Aurora, y cruzando
por la Plaza de Bustamante, continuaba por la Plaza Gaspar Esteva, Emilio Moré y Martínez
Campos, hasta enlazar con el trayecto de costumbre.
369
Domingo Aº López Fernández
29
El propio cronista, imbuido de un hondo sentimiento cristiano y sintiéndose parte integrante del
mismo refería como se habían podido escuchar“las notas graves y cadenciosas de magnifica
orquesta, juntamente con los cánticos del pueblo que a coro tomaba parte activa en las
alabanzas consagrada a la Divina Pastora. Pueblo que sin conocer las normas litúrgicas del
canto ordenado por la Iglesia, ha puesto en sus ardorosos pechos y ha inundado sus almas de
tanto entusiasmo y fervor que hemos visto trasmitidos en la Iglesia de Capuchinos aquellos
ecos que también un pueblo cosmopolita, por su variedad de razas y naciones, cuenta con
frecuencia junto a aquella gruta de Massabielle en los Pirineos Orientales”. El Faro., 23-10-
1935.
30
La iglesia de capuchinos fue elevada a parroquia de término bajo el título de la Divina Pastora
en la reforma practicada por el Ilmo. Sr. Arzobispo de Granada D. José Meseguer y Costa
según decreto de fecha 3 de agosto de 1910. Tras su sanción por el rey en fecha de 17 de
marzo de 1911, se elaboraría la llamada “Reforma del arreglo parroquial del arzobispado”,
que fue publicada en el Boletín Oficial Eclesiástico de Granada el día 22 de junio de 1911.
LOPEZ M.A., A. Op. Cit, pp 69-70.
370
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
31
En ellos quedaba estructurada la que había de ser su primera junta de gobierno legalmente
constituida. Componían ésta su Hermano Mayor, Francisco Guillen, el secretario, D. Anto-
nio Muñoz y cinco vocales que quedaban representados por Francisco Rodríguez, Ricardo
Herrera, Manuel Tamayo, Pedro González y Manuel Rodas. Además, la asociación reservaba
un lugar preferencial para su director espiritual, D. Antonio García Titos. El ejemplar original
de estos estatutos en copia mecanografiada puede consultarse en el Archivo Eclesiástico de
la Curia Granadina, Legajo 171, pz 8.
371
Domingo Aº López Fernández
Por último, los vocales, capacitados con voz y voto, intervenían activamente en la
Hermandad pudiendo exigir en cualquier momento los justificantes de los ingresos
y pagos, así como otorgar su conformidad en el balance de las cuentas anuales.
Desde el mismo momento de su organización la Hermandad de la Divina
Pastora dejó concisamente expuestos cuales había de ser sus fines. El primero y
primordial y hacia el que iban dirigidos todos sus desvelos era dar culto público a
la venerada imagen de su Patrona con el mayor celo y esplendor posible. En un
segundo plano quedaba la labor asistencial, que centraría todos sus esfuerzos en
la asistencia a sus hermanos en los momentos de necesidad y, sobre todo, en los
casos de grave enfermedad, extendiéndose su labor hasta darle cristiana sepultura.
En principio la Hermandad estaba abierta a todas aquellas que quisiesen afiliar-
se. La junta rectora solo exigía como condición gozar de plena salud y mantener
una intachable conducta en la vida social. Cincuenta años era la edad máxima
estipulada para solicitar la inscripción, aunque en este sentido también las mujeres
casadas y los menores deberían de obtener la previa autorización de la directiva. De
entrada cada hermano debía de abonar una cuota extraordinaria de tres pesetas en
concepto de vela y admisión. Luego, mensualmente, otra cuota de dos reales servía
para el sostenimiento económico de la Hermandad. El incumplimiento de esta re-
gla, al menos durante un trimestre, implicaba la pérdida de los derechos adquiridos
y la baja en el acto de la confraternidad. Como gracia, cada afiliado tenía derecho
a inscribir como asociado a otra persona de su entorno familiar.
En la labor asistencial para con los hermanos enfermos la Hermandad asu-
mía gastos de alimentos, atención médica y medicinas. A tal efecto la junta
designaría dos miembros de la directiva para efectuar una suscripción voluntaria
entre sus afiliados al objeto de allegar fondos y no gravar el estado económico
de la asociación. Todos, solidariamente, acompañaban al viático con velas y ci-
rios, el palio y la capilla de música, tal y como era costumbre en la ciudad. Los
familiares estaban obligados a dar aviso al Hermano Mayor o a algún miembro
de la junta de gobierno al menos con seis horas de antelación para facilitar la
concurrencia de los asociados a estas funciones. Al producirse el fallecimiento,
la Hermandad entregaba a los familiares cuatro cirios que deberían permanecer
encendidos durante el velatorio y un féretro valorado en treinta pesetas de la
época. Tan bien asumía a su costa los gastos del entierro en la categoría de los
llamados de Hermandad, que estaban arancelados en 75 pesetas. Esta tarifa
incluía cruz alzada, ciriales, nueve estandartes y la presencia de clero con capa
dalmática. Previo acuerdo con la familia, el funeral también era competencia de
la asociación, que celebraría en su memoria vigilia, misa y un responso solemne.
Para tener derecho a estos beneficios los asociados debían de estar al corriente
en los derechos de entrada y en las mensualidades vencidas. Esta regla, en situa-
ciones de epidemias, peste o prohibición expresa de la autoridad, podía quedar
en suspenso. En este caso, en sesión extraordinaria, la junta de gobierno había
372
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
La reorganización de la Hermandad
32
Hay que hacer notar que, en principio, la iglesia de la Divina Pastora no sufrió daños estructu-
rales dado que el edificio fue utilizado como taller. Sin embargo, un bombardeo republicano
acaecido el día 28 de junio de 1937 provocó cuantiosos daños en su cubierta. La situación
pudo haber sido mucho peor si la bomba que le atravesó hubiese llegado a explotar en su
interior.
373
Domingo Aº López Fernández
33
El imaginero cobró por este trabajo 1200 pts. de la época, quedando incluido en este precio la
talla de dos borregos que habían de procesionar junto a la Titular. Este mismo escultor, años
más tarde, realizaría por encargo de la Hermandad los dos ángeles que sostienen la corona
de la Virgen en ademán de colocarla sobre su cabeza.
374
La Divina Pastora de Capuchinos. Fiesta, tradición y modernidad en un barrio motrileño
375
LA DEVOCIÓN A MARÍA AUXILIADORA:
RELIGIOSIDAD, TRADICIÓN Y FIESTA EN EL SITIO
DE PALACÉS.
Ana MARTÍNEZ RAMOS
1. Introducción
377
Ana Martínez Ramos
extrañar que ante tantas desgracias los vecinos imploraran el favor y la protección
de su Patrón San Ramón y el Auxilio de la Madre de Dios.
La intención de esta investigación se centra en comprender de dónde procede
esta devoción, cómo se ha difundido, y de qué manera la han vivido día a día los
vecinos de esta pedanía de Zurgena, desde su implantación hasta la actualidad,
reivindicando al tiempo la soberanía de María Auxiliadora sobre el pueblo de Zur-
gena, olvidada por la mayoría de sus feligreses desde hace bastante tiempo.
378
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
379
Ana Martínez Ramos
380
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
381
Ana Martínez Ramos
382
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
Por otra parte, en los años cincuenta llegó a Zurgena un sacerdote muy devoto
de la virgen del Carmen y añadió su imagen a la parroquia, una persona fervorosa
de esta imagen compró una en la barriada de La Alfoquía y la instaló en dicho ba-
rrio, tras lo que se le construyó una ermita, a la que consideran iglesia. La rivalidad
sostenida entre el barrio de La Alfoquía que es si cabe mayor que el pueblo, con
el núcleo municipal, ha hecho que sus vecinos piensen en la virgen del Carmen
como su patrona y se ha pasado a considerar que los patrones de Zurgena son en
realidad San Ramón Nonato y la Virgen del Carmen, sin saber que están en un
error lamentable.
La religiosidad
383
Ana Martínez Ramos
384
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
La construcción de la iglesia
385
Ana Martínez Ramos
colectiva contra todo aquello que tuviera que ver con la iglesia, fue el tema de la
posible nacionalización de los bienes de las Órdenes religiosas, la noticia de que
desde ciertos ámbitos eclesiásticos se intentaba ocultar, vender o sacar fuera de
España bienes de la Iglesia o de Órdenes religiosas, sublevó a los republicanos que
consideraron que se trataba de perpetrar un robo y cundió la voz de quemar tem-
plos y devastar todo su contenido.
La ermita de Palacés sufrió el mismo destino que el resto y casi todo su con-
tenido desapareció bajo el efecto del fuego. Se salvaron algunos objetos que los
vecinos previamente pusieron a buen recaudo alertados por los acontecimientos
que se iban sucediendo en distintos lugares. Sin embargo se quemaron o destru-
yeron objetos muy apreciados por los vecinos, como la pila bautismal o la misma
imagen de la virgen.
Cuando hubo pasado todo el revuelo, una vecina anciana apodada Catalina “la
morilla”, rebuscando entre las cenizas con el bastón en que se apoyaba, encontró la
cabeza del niño Jesús que la virgen llevaba en brazos y lo guardó en su casa hasta
el día de su muerte. Posteriormente esa reliquia fue celosamente custodiada por
Luisa Domínguez y en la actualidad la conserva una nieta de Catalina en su hogar.
También se recuperó un cuadro de la virgen, ya que se quemó todo el mar-
co, pero milagrosamente el lienzo en que estaba pintada ardió solamente por los
bordes y tras ser recuperado lo restauró Don Antonio, maestro de la escuela de
primera enseñanza de la barriada. Realizó para ello un laborioso trabajo de amplia-
ción tejiendo un entramado de hilos de seda, ya que el cuadro era de pequeñas
dimensiones, para que así pudiera ser enmarcado de nuevo.
Hacia 1980, el templo presentaba un estado muy deteriorado, sobre todo la
techumbre y de nuevo los vecinos se pusieron de acuerdo, para como en sus co-
mienzos, realizar aportaciones monetarias y de mano de obra para su adecuación,
y para la seguridad física de los asistentes a las misas. Con motivo de las obras se
tuvo que retirar todo su contenido, que los vecinos llevaron a sus casas hasta que
los arreglos hubieran concluido, sin embargo, una parte de éste no fue devuelto
por quienes lo retiraron y como basándose en la mutua confianza no se tomo nota
de que llevaba cada uno, no hay noticia del paradero de algunos cuadros, como el
restaurado por el maestro, de la cómoda donde se guardaba la ropa del sacerdote
y de varios libros antiguos de oraciones y canciones.
No se tiene en cuenta que el valor de un objeto depende de la consideración
de la comunidad y no de la veneración particular, muestra de ello es una sagrada
familia que permanecía desmontada en trozos en los cajones traseros del altar y
que Luisa Domínguez con esmero restauró y devolvió al templo, para alegría de
todo el que la admira.
Por las mismas fechas de la reconstrucción se envió la imagen de la virgen a
un taller de Valencia para ser restaurada, pero el arreglo duró surtió efecto poco
tiempo y por miedo a que sufriera más desperfectos, ya que según el restaurador
386
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
Las tradiciones
La organzación de la fiesta
Sobre el origen de las fiestas en mayo, hay que recordar que tienen una re-
miniscencia pagana, de carácter agrícola, se celebraban al terminar la recolección,
387
Ana Martínez Ramos
en honor a los dioses romanos Vulcano y Maia (identificada con la tierra), pero la
iglesia procuró reorientarlas dándoles un cariz cristiano y entroncándolas con las
devociones a la virgen o a determinados santos, eligiendo fechas como Pentecostés
o el solsticio de verano, como es el caso de San Isidro Labrador o San Juan, etc.
El punto de conexión entre el antiguo ritual y la creencia cristiana está en
elementos comunes como la utilización del árbol y de las cruces de mayo, que
recuerdan la Cruz de Jesucristo, con el árbol consagrado para la fiesta del dios Attis,
además del paralelismo existente entre la muerte y resurrección que se presentan
tanto en la vida de Jesucristo como según sus sacerdotes, en la de Attis, que volvía
a la vida en forma de abeto.
La fiesta año tras año reafirma a nivel simbólico y religioso la existencia de
una comunidad sociocultural específica diferenciada de otros lugares, porque, aun-
que puedan compartir con estos las formas de la fiesta, se percibe como única su
celebración y la virgen que los representa; sin embargo, también son sinónimo de
388
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
389
Ana Martínez Ramos
8. Fuentes.
Orales:
Luisa Domínguez Pinilla
390
La devoción a maría auxiliadora: Religiosidad, tradición y fiesta en el sitio de Palacés.
Escritas:
Archivo Parroquial de Zurgena.
Archivo Fotográfico Andrés Sánchez Domínguez
Publicaciones Periódicas:
La Justicia. Diario Republicano. Año 1888. Madrid
9. Bibliografía.
391
Ana Martínez Ramos
www.salesianas.com/web/10_Mundo/10_02_En_espana.htm
www.donbosco.es/pastoral-juvenil/marginacion/proyectos/entidades.asp
www.aciprensa.com/Maria/Auxiliadora/historia.htm
www.auxiliadora.com.ar/principal.php
392
LA FIESTA DE SAN PEDRO EN LA CALLE ALTA DE
SANTANDER: IDENTIDAD LOCAL, DEVOCIÓN
POPULAR Y CAMBIO FRENTE A PERMANENCIA
Pilar PÉREZ CAMARERO
Artista visual y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid
“Porque se acercaba el día de San Pedro, y urgía saber si, por la pri-
mera vez, desde tiempo inmemorial, dejaba el Cabildo de pagar el gasto de
las fiestas, así religiosas como profanas: misa de tres, con música y sermón,
y, entre otras menudencias de rúbrica, novillo de cuerda y el tamborilero
de la ciudad durante dos días y tres noches. Porque había cinco enfermos
socorridos por el Cabildo, que ni sanaban ni se morían”.
“Silda se encogió de hombros, preguntó a Andrés si iría a la Calle Alta
cuando las fiestas de San Pedro. Andrés respondió que sí, y tía Sidora le
ponderó mucho lo que había que ver entonces y lo bien que se veía desde
la puerta de su casa. Habría hogueras y peleles, y mucho bailoteo; tres días
seguidos, con sus noches, así; y en el Santo, novillo de cuerda. Sartas de
banderas y gallardetes de balcón a balcón. Las gentes del barrio, sin acos-
tarse en sus casas, comiendo en la taberna o a la intemperie, y triscando
al son del tamboril. La calle, atestada de mesas con licores y buñuelos. La
Iglesia de la Consolación, abierta de día y de noche; el altar de San Pedro,
iluminado, y la gente entrando y saliendo a todas horas. Pero tan bien
enterado estaba Andrés de lo que eran aquellas fiestas, como la tía Sidora,
porque no había perdido una desde que andaba solo por la calle.”
José María de Pereda. Sotileza.1
En este texto vamos a reflexionar acerca del mito del retorno a través de la
reconstrucción de una fiesta devocional en clave literaria. Parafraseando a Kundera
quien refiriera a Nietzsche “¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como
lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito!
¿Qué quiere decir ese mito demencial?” (Kundera 1986, 11).
1
A lo largo de este trabajo voy a hacer referencias literarias a elementos de esta novela de Pere-
da que perviven en la experiencia de campo que describo, demostrando así el “retorno” o
pervivencia de los arquetipos.
393
Pilar Pérez Camarero
Santander es una ciudad que sus propios habitantes refieren como de “aparien-
cias”; en palabras de un informante perteneciente a la Peña recreativa y cultural
“Los vividores”: “porque ricos, quitando a Botín, nada”2. Es un espacio donde la
identidad se camufla y el escaparate esconde realidades complejas en claroscuro.
Interesada en conocer la identidad devocional local me dicen que las advocaciones
más importantes en Santander son la Virgen del Carmen “con gran diferencia”, Nuestra
Señora Bien Aparecida, y comentan que la piedad a los Santos Emeterio y Celedonio se
intentó rescatar hace unos años pero “no hay ni estampa”. De la devoción a San Pedro
no hay noticia, a no ser en la Calle Alta y es ahí en donde se centra este estudio.
Tratamos sobre una fiesta y la identidad de un barrio de Santander, una calle, la
Alta, cuna de los “mareantes”, de intensa tradición y castigada por una modernidad
donde la palabra marginal es un eufemismo. Santander fue una ciudad pobre de
marineros y jornaleros. Así, en un plano del siglo XVI, se ve el aspecto de la pobla-
ción con el mar extendiéndose muy cerca de la Calle Alta, llamada entonces “Calle
de fuera la puerta”3.
Los referentes de la devoción popular y la fiesta nos acercan a la vida y el sentir
del barrio y su enraizada tradición intemporal. La Calle Alta, es una vía larga que,
partiendo de las inmediaciones de la Calle Isabel II y la Catedral, se extiende hasta
el Mercado de México. Encontré en el verano de 1996, una celebración “la fiesta de
San Pedro”. Este evento es una manifestación de cultura y devoción popular, de
pervivencia frente al cambio.
A través de la experiencia de observación participante y rastreo en archivos
y en literatura local, pude ver el sentido del festejo, profundamente enraizado en
el sentimiento local y las tradiciones santanderinas, también la continuidad de los
arquetipos y las manifestaciones cíclicas y míticas que se expresan a través de esta
fiesta, y, el proceso de una identidad en cambio, afectada por nuevas situaciones
que la van construyendo.
Sobre el túnel Pasaje de Peña subiendo las escaleras que acaban en la Plaza de la
Audiencia, se celebraba la verbena que ponía punto final a la fiesta de San Pedro. El
2
“La señora de Don Venancio Liencres era uno de los ejemplares más netos de las Mucibarrenas
santanderinas de entonces. Hocico de asco, mirada altiva, cuatro monosílabos entre dientes,
mucho lujo en la calle, percal de a tres reales en la casa, mala letra y ni pizca de ortografía”.
(Pereda 1991, 201)
3
En esta nomenclatura aparece ya la idea de frontera que analizaremos más adelante en la iden-
tidad de la calle.
394
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
Tanto los dibujos como las fotografías son originales de la autora de este trabajo de investigación.
4
“Iba muy guapa en la barquía, con su pañuelo de seda encarnado encima del negro y ceñido
jubón; su saya azul oscura”. (Pereda 1991, 274). El rojo y el azul son los colores elegidos por
la Peña Callealtera para vestir. Otra descripción que podría tener una relación con esta indu-
mentaria: “Vestía camiseta blanca con ancho cuello azul sobre los hombros; cubría la mitad
de su cabeza con una gorra azul, con las cintas colgando por atrás”. (Pereda 1991, 454) La
descripción del siglo XIX coincide con la ropa que encontramos en el trabajo de campo.
395
Pilar Pérez Camarero
5
“límite entre lo interno y lo externo, símbolo de la comunicación y la separación de un mundo
con el otro. En esta dicotomía, la seguridad, el poder y la tranquilidad van con lo de dentro;
el mundo extraño y hostil, lo inculto, el espacio desierto y lo salvaje están al otro lado, al de
fuera, pertenecen al exterior, al ámbito de lo desconocido y temible” (Lisón Tolosana 1997,
143).
6
“-¡No te amontones de nuevo, Andrés, por la Virgen del Carmen!”. (Pereda 1991, 310)
7
Hay una imagen de San Pancracio a la izquierda del Altar Mayor de la Iglesia de la Consolación,
también hay un San Pancracio en cada domicilio y en cada local “salud y trabajo”, pero lo
tiene que regalar o haber sido robado para que funcione su efecto.
396
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
a cinco minutos subiendo por la Calle Rúa Mayor –es la distancia relativa de los
espacios simbólicos-.
Durante todo el tiempo en que rastreo sobre la fiesta y la calle me encuentro
con estos dos conceptos: por una parte la identidad Callealtera8 tiene un fuerte
arraigo en la historia popular del viejo Santander (es el único barrio que sobrevivió al
incendio acaecido en 19419 que arrasó la ciudad más de un día pues por el huracán
los barcos tardaron en dar aviso), por otro, es hoy un espacio marginal, donde se
depositan los detritus sociales de la ciudad.
Donde la Rúa Mayor linda con la Avenida de Calvo Sotelo hay pluralidad de co-
mercios, de los más populares a tiendas de marca como uno de Rodier. Es según nos
adentramos hacia la Calle Alta que van escaseando los negocios, hay una tienda, un
establecimiento de puertas blindadas, algunos bares, despachos de comestibles, el
Mesón Logroño con ambiente de trabajadores a la hora de la comida...
En la Calle Alta abundan las dependencias oficiales, está la Audiencia, la Asam-
blea Regional, la Cárcel. A la Cárcel la llaman “el hotel de la Calle Alta10”. También
está la mencionada Iglesia de la Consolación11 que en tiempos fue ermita, con un
altar dedicado a San Pedro12. A la Iglesia de la Consolación van los vecinos que se
8
Pereda define el significado de ser “callealtera”: “Vecina de la Calle Alta, sede del Cabildo de
Arriba..., se verifican en planos de la época (1842-1880)” (Pereda 1991, 71)
9
Si la ciudad es una imagen del centro, del cosmos, el fuego es un símbolo del enemigo que
desde fuera la ataca y provoca el caos “toda destrucción de una ciudad equivale al caos”
(Eliade 1973, 47).
10
En palabras del dueño de un bar en la Calle Alta.
11
“Esta iglesia se comenzó a construir el año 1757 sobre los cimientos de un antiguo hospital y
ermita llamados de Nuestra Señora de la Calzada, primero, y de Consolación, más tarde. (La
primera cita escrita data del año 1321). Fue maestro de obra Francisco Pérez del Hoyo. Se
terminó su construcción el 3 de septiembre de 1773. Fue bendecida y abierta al culto el 8
de agosto del año siguiente. Este templo de los mareantes del Cabildo de Arriba. Los famosos
y esforzados pescadores callealteros, cantados por José María de Pereda en Sotileza. Aquí
durante siglos, celebraron su fiesta patronal de San Pedro. El año 1868, siendo obispo de
Santander D. José López Crespo, esta iglesia fue elevada a categoría de parroquia, bajo la
advocación de Nuestra Señora de Consolación”. Así reza una placa en la Iglesia de la Con-
solación.
12
Es la pieza más antigua de la iglesia, el día de San Pedro sale en procesión de hace ya años
por la Calle San Pedro; hay también una imagen de San Pedro colocada sobre el pórtico de
la Iglesia de la Consolación, las cabezas de los santos Emeterio y Celedonio patronos de
Santander, también están en el mismo pórtico. En Sotileza de Pereda el padre exclaustrado
Apolinar refiere en su sermón la leyenda de la piedra atravesada por la barca de piedra que
397
Pilar Pérez Camarero
clasifican en ese espectro amplio de clase media-baja, van vestidos según el vestido
atemporal de la provincia.
Parece un barrio que se define en torno a la curva que dibuja la Calle Alta y
que en una parte, la próxima a la Calle San Pedro que da nombre a la fiesta, es con-
flictiva, con problemas de drogadicción y prostitutas, y en otra está habitado por
un grupo humano que se molesta por la ubicación de tanto organismo oficial y se
avergüenza de la presencia de ciertos vecinos13. En la Calle de San Pedro, la que da
nombre a la fiesta, se encuentran varios pubs que parecen bares de alterne.
En el periódico Alerta del 3-VII-96, se dice que la zona es insegura a pesar del
despliegue policial, de esta actividad hemos sido testigos en el tiempo de campo.
Los accesos a la Calle Alta son tortuosos, callejones empinados… camino ini-
ciático, los vecinos también se quejan sobre este particular, las aceras estrechas,
resbaladizas, más de veinte años sin hacer una obra, lo que provoca accidentes
entre los viandantes14.
Es una zona poblada con inmigrantes, donde los niños juegan en la calle al
balón a pesar de la falta de seguridad pues el tráfico es intenso y las aceras son
estrechas.
En el otro extremo geográfico de la Calle Alta está el Mercado de México. En la
zona hay cuatro colegios con mil quinientos alumnos.
Entre uno y otro punto en el número 46B de la calle los vecinos se quejan
porque les quieren instalar un centro de rehabilitación de prostitutas. Ahí mismo te-
nemos un Centro de la Tercera Edad que visitaremos para saber de la memoria de los
más mayores, nos entrevistamos con dos grupos, mujeres y hombres por separado,
como están reunidos. En el relato de las primeras hay interesantes referencias a la
fiesta de San Pedro, dicen que se celebra desde antiguo y recuerdan la existencia de
los peleles en aquellos años “había unas figuras, como personas que formaban parte
de la fiesta”, San Pedro, afirman, es el santo principal del barrio y también mencio-
nan la figura de San Ramón Nonato, también en el altar mayor de Consolación y al
398
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
que hay que encomendarse cuando se está “esperando”. Llevan estampillas que me
muestran, las advocaciones a las que piden ayuda suelen ser las de su procedencia
natal o de crianza. Alguna lleva un San Pancracio siempre en la cartera, otras estam-
pas: La Purísima, La Virgen de la Cama de Escalante, El Papa, Santa Lucía 15 , La Virgen
del Perpetuo Socorro, San Antonio, El Sagrado Corazón de Jesús, La Virgen del Carmen,
Santa Gema, La Consolación, San Juan de Dios16 .
Los hombres también recuerdan la fiesta y aportan muchos datos: había churrerías
y se celebraba junto a la Audiencia, están haciendo referencia a la fiesta por los años
cuarenta y tantos y también a un poco antes de empezar la guerra. Se hacía baile en
la bolera, concursos de cante montañés. “Cortaron la quema de peleles porque por
la época de Franco se entendía un acto pagano”. Refieren otras fiestas, recuerdan los
carnavales que se celebraban también antes de Franco, el entierro de la sardina… La
fiesta siguió pero era diferente, una orquesta, unas churrerías. Un palo con un gallo para
subir los mozos, al palo le daban sebo, se llama “la cucaña”17, iban subiendo hasta que
se limpiaba y se cogía el gallo vivo. Los pollos se compraban vivos también y se comían
dos veces al año, se criaba uno para Navidad, en el balcón, “si venía uno del pueblo
se traían un pollo y se quedaban cuatro o cinco, quince días”. Uno recuerda cómo se
le quemó su casa en la quema del 41(aledaños de la Calle Alta, Calle Tantún) y explican
anécdotas de los años mozos y las relaciones con las chicas. Recuerdan las casas de al-
terne de la Calle San Pedro, antes de que llegara la droga “En la Claudia había un pianista,
se daba una perra para el pianista, costaba cinco pesetas (dice el más mayor), costaba
diez pesetas (dice el más joven). Había un recipiente para lavarse”. Volviendo a la fiesta:
“Siempre hubo una pareja, una vez una bruja con una escoba, Cuesta del Hospital o más
arriba, representaban un hombre y una mujer”.
Cerca del Centro de la Tercera Edad se encuentra una guardería privada (con
cuatro San Pancracios, uno de más de cien años de antigüedad, y una Virgen de Co-
vadonga, la dueña es asturiana –advocación que emigra-). A la guardería acuden los
15
Me regala una estampa, la informante, vasca y criada en Santander, tiene 89 años, dice que
Santa Lucía conserva la vista, consume estampa religiosa que compra o solicita en iglesias
y conventos. Junto a un montón de estampas lleva un recorte del periódico en que aparece
con el antiguo alcalde de Santander y una cajita con un San Pancracio y una Milagrosa que
ella misma compra y confecciona para regalar. Nació el día de la Milagrosa, incorpora el
importante dato de la advocación de la fecha del nacimiento.
16
“y en las de la sala había tres estampas: Una de la Virgen del Carmen, otra de San Pedro, após-
tol, y otra del arcángel San Miguel, con sus marcos enchapados en caoba”. (Pereda 1991,
120)
17
“Los ochavos de la cucaña se habían partido entre los que luchaban por ellos; y así y todo,
fue necesario una trampa, consentida por quien pudo no pasarla, para llegar sin zambullida
hasta el extremo de la percha. Muergo, que no halló los zapatos al retirarse, después de ras-
car malamente el sebo que se le había agarrado al pellejo durante la brega y a pesar de los
remojones”. (Pereda 1991, 358)
399
Pilar Pérez Camarero
niños de la calle, la propietaria comenta que no discrimina con los hijos de prostitu-
tas pero que finalmente abandonan porque no tienen dinero para pagar la escuela.
“Es un barrio obrero que pagan mejor que en el Sardinero, el pobre comprende
mejor que el trabajo se paga”18. Comenta que en el barrio hay muchas “razas mez-
cladas”, en su guardería hay hijos de Sudafricanos, una niña Filipina y un gitano.
A partir de la Asamblea Regional hay algún edificio más lujoso que sería corres-
pondiente a la burguesía media del barrio.
En la Calle Alta hay bares y restaurantes a uno y otro lado, vemos la clásica
estatuilla de San Pancracio en varios de ellos. En el Mesón Cabildo de Arriba también
hay un San Pancracio en figura y en estampa. Nos encontramos en el espacio de
la calle más próxima a San Pedro y más conflictiva. En este mesón vemos hombres
del barrio jugando al dominó junto a personajes que parecen tomar el local como
punto de referencia para sus actividades irregulares19, mujeres extremadamente
demacradas, sujetos que llevan chándals y junto a ropas viejas, tatuajes, anillos,
cadenas y pulseras de oro 20.
Sobre la cafetera hay trofeos, una reproducción de los Óscars y un icono de la
Virgen con el niño. Algunas fotos recuerdo.
En el bar se encuentran algunos participantes en la verbena de la fiesta. Hablo
con una madre joven muy deteriorada y su niño de cuatro años Jhonatan, este
nombre lo encontraré entre los asientos de bautismo de los últimos años de la
Iglesia de la Consolación21, donde han desaparecido la mayor parte de los nombres
tradicionales propios de las advocaciones más seguidas, perviviendo, Carmen, Pe-
dro, ante la avalancha de barbarismos y nombres de teleserie.
El dueño del mesón comenta que él deja entrar a todo el mundo, no como
ocurre en otros locales “es un sitio conflictivo, la gente tiene el carácter agrio por
18
En palabras de la informante y en relación a la identidad de provincia y clase social.
19
“La policía patrulla por las calles en automóvil. Justo detrás de mí preparan un porro, están que-
mando la pastilla” ; “El chico de la mesa de al lado pregunta si tengo papel de fumar, parece
que quiere tantear si estoy aquí buscando chocolate”. (de las notas del cuaderno de campo).
20
“Se quitó una cadenilla de la que pendía una medalla de plata con la imagen de la Virgen”.
(Pereda 1991, 455)
21
Comienzo en el tomo de 4-I-1919 a 29-8-1920. Observamos la riqueza de los nombres, mu-
chos compuestos, que hacen referencia a múltiples advocaciones, San Emeterio aparece
como apellido, abundan las Carmen y también encontramos alguna Consolación, varios
Pedros, hay un inmigrante de padre belga (Alfonso Julio Smicth Apraiz: asiento 481), otro
de madre peruana (Antonio Joaquín Fernando de Quesada Bonany: asiento 520) aparece
la distinción de “natural” a “legítimo”. En los bautismos desde 1984 si es un hijo natural
ponen una raya, los nombres se simplifican no hay compuestos, aparecen barbarismos y los
nombres de telenovela: Ainhoa, Zaira, Ígor, Iván, Jhonathan, Joana, Samanta, continúan los
Pedros y las Cármenes como reducto de la tradición, desciende vertiginosamente el índice
de bautizados, un solo libro para doce años.
400
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
Comienzo en el tomo de 4-I-1919 a 29-8-1920. Observamos la riqueza de los nombres, muchos compuestos,
que hacen referencia a múltiples advocaciones, San Emeterio aparece como apellido, abundan las Carmen y
también encontramos alguna Consolación, varios Pedros, hay un inmigrante de padre belga (Alfonso Julio
el problema que tienen, a veces son muy violentos, pero hay que comprender el
problema que tienen y tratar de ayudarles, no rechazándolos”22.
Cuando se pregunta por la fiesta y por los peleles los comentarios apuntan a la
antigüedad de la misma y a que “no es costumbre religiosa, sino pagana, hay dichos,
el otro día decía que si ella le obligaba y le mandaba y él la torturaba”23. Los peleles
los han hecho colaboradores de la Asociación, la tradición se había perdido. La
nueva Asociación Peña de los Callealteros que preside incluye: Rúa Mayor, Rúa Menor,
Cuesta del Hospital, Garmendia, Plaza Ruano, Rampa Sotileza y Calle Alta hasta Asam-
blea. Nació del sentimiento de abandono que tenían respecto a los intereses de la
Asociación de arriba (de la calle en su zona alta) con la que se siente cierta rivalidad24.
22
Palabras del informante.
23
Esta referencia del informante de rivalidad y antagonismo, violencia de género avala la idea de
la alteridad sexual como arquetipo de la otredad que nos recuerda la falta y que proyecta
en el deseo del otro, referida por Libis (Libis 2001, 229), que en este caso se redime con la
quema ritual del matrimonio –hierogamia (Eliade 2002, 31).
24
“...nobles batallas entre los dos Cabildos”. (Pereda 1991, 320)
401
Pilar Pérez Camarero
El número 46 ya no pertenece
a esta Asociación, aquellos les con-
sideran gente marginada, “tratan de
rechazarles, de marginarles y aquí la
gente no tiene cómo subsistir y se
busca la vida como puede...”, ”la Igle-
sia representa tanto la parte de arriba
como la de abajo, no sale muy bien la
intervención de la Iglesia...”.
La advocación de la Virgen del
Carmen es una de las que tiene más
devoción en la calle. Se corresponde
con la tradición marinera, la Cuesta de
Sotileza fue en su día amarre de bar-
cos, hasta ahí llegaba el mar. Se en-
cuentra una imagen de la Virgen del
Carmen en la Iglesia de la Consolación.
Un informante de unos setenta
años que inmigró a Suiza y regresó
después y a quien llamaré Adolfo, es
asiduo del Mesón Cabildo de Arriba y
me acompañará en lentos paseos por
el barrio “La Virgen del Carmen, si no
puedo ir yo, por como tengo los pies,
porque antes iba con mi mujer, íba-
mos descalzos, ida y vuelta, la prome- “Una onza se ha de regatear por cuenta de los Cabildos.
Paece ser que el Ayuntamiento da un guiñón güeno pa
sa que hacíamos25 , íbamos a las dos
una cucaña ensebá...,”. (Pereda 1991, 316)
de la madrugada y volvías a las nueve
o las diez de la mañana, con los pies
hechos migas, pero bien, lo pasába-
mos bien. Yo hace tantos años que no puedo ir por los pies,... me operan el vein-
tiséis, tengo que ir, no puedo poner zapatos, se me monta un dedo sobre otro, no
puedo mudarme en condiciones..., y me gusta mucho el baile y no puedo ir”; “por
aquí en el Puerto de pescadores se celebra la Virgen del Carmen, salen las lanchas
con la Virgen por toda la mar y todo..., la costumbre de ir descalzo por hacer una
promesa, otros en coche, otros andando”.
25
“Estas preguntas leía Andrés en las caras lívidas de sus compañeros. Notó que, puestos de
rodillas y elevando los ojos al cielo, hacían la promesa de ir al día siguiente, descalzos y
cargados con los remos y las velas, a oír una misa a la Virgen, si Dios obraba el milagro de
salvarles la vida en aquel riesgo terrible”. (Pereda 1991, 440)
402
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
Estuvo en el baile de San Pedro y bailó un poco pero no podía. “Estoy hecho
un bailarín de cine, pero así en las verbenas poco se puede bailar, pero en el Chi-
qui, en la sala de fiestas, se me da muy bien el baile”; “en unas sillas se colgaron un
matrimonio en la carretera de un lado a otro y luego se quitó y se quemó..., toda
la calle de banderas, eran banderas pequeñas de todo el mundo, inglesas, holan-
desas, luego el viento las parte, son de papel”; “se hizo chocolate para los niños,
carreras de sacos, concursos de tortillas, si ganas el premio te dan dos mil pesetas
y la segunda mil. Este año se empezó a hacer, estos años porque el Ayuntamiento
no ayudó nada”26.
Es una fiesta a la que asisten solo los del barrio por la fama que le precede, los
informantes insisten en que es “más fama que otra cosa”.
A lo largo del tiempo de campo me interpelan diferentes individuos molestos
por verme fotografiando y tomando notas, no entienden bien qué hago, si soy
periodista, alguno dice que debo pagar por hablar conmigo. Uno de ellos (extrema-
damente delgado, enfermizo, con heridas en los brazos, manos y cara), entablando
conversación comenta que estudia en la UNED psicología y que no quiere ver su
foto en un periódico, retratado en este barrio, porque él vive en una “buena zona”
, “un buen edificio”, en el barrio de Cuatro Caminos. Este caso se repite con otros
sujetos malencarados que al interpelarles aseguran no ser del barrio.
Otra entrevista importante fue la realizada al sacristán de la Iglesia de la Consola-
ción, tiene veinticinco años y lleva toda la vida en el barrio ayuda a misa y las cobra
a setecientas pesetas el culto.
“El barrio antes era más tranquilo, los vecinos se hablaban, no había tanta
delincuencia”; “hay mucha droga, aunque ha bajado porque hubo tres años que
no se podía salir a la calle... la policía ahora está más tiempo”27; “las fiestas de San
Pedro se celebraban en el edificio de la Asamblea hace bastantes años, hace dos o
tres en la Plaza de la Audiencia. La procesión con San Pedro se hace de tres ó cuatro
años por la Cofradía del Cristo de la Salud y Nuestra Señora de Consolación, pero salió
del Hermano Mayor la idea de sacar al Santo por la calle y desde entonces, tres ó
cuatro años sale... los cofrades del Cristo la mayor parte son del barrio pero ellos no
organizan la fiesta de San Pedro, su intervención es sacar al Santo, y la banda toca el
pasacalles (la banda de la Cofradía), pero eso es independiente. La procesión sale
de la Parroquia, baja hasta Cuesta del Hospital por la Calle San Pedro y suben hasta la
Asamblea, las personas que están aposentadas en la Calle San Pedro no se molestan,
suelen incluso verlo”.
26
27
Los peligros de antes: “...tenían la curiosidad de arrojar a la calle, o sobre el primero que pasara
por ella, las piltrafas inservibles, como si el goteo de las redes y de los vestidos húmedos no
fuera bastante lluvia de inmundicia para hacer temible aquel tránsito a los terrestres que por
su desventura necesitaban utilizarle”. (Pereda 1991, 99)
403
Pilar Pérez Camarero
Dice que “las de la Calle San Pedro vienen a la Iglesia a traer flores al Cristo, una
ó dos personas vienen a algún funeral”. “Uno que ha dejado la droga, ha empezado
a salir con la Cofradía este año en Semana Santa, no vive en el barrio, ha vivido,
algunos viven fuera y vienen a por droga. Persona mayores tienen miedo de ir a
la Iglesia por este problema... a la Iglesia van vecinos de arriba, de abajo, de todos
los lados”.
Al preguntar quién hace los peleles dice: “he preguntado por la calle lo que
significa y nadie sabe responder”. Cuando era pequeño también se ponían los pele-
les en la Calle San Pedro. “Las imágenes más antiguas de la iglesia son San Pedro y la
Virgen de la Consolación. Desapareció un Cristo en la guerra. La ermita estaba por la
Asamblea Regional... Las devociones más importantes en el barrio, desde hace cuatro
años el Cristo de la Salud y la Virgen de la Consolación y San Pedro, alguna persona
viene a Fátima, pero pocos. Vienen de todas clases, marginales y de otros. Damos
estampitas de las imágenes. Al principio del Cristo pidieron estampita, ahora todos
lo tienen pero alguna vez viene uno a pedir. Las estampitas se hacen por iniciativa
de la Iglesia”28.
Me dice que ha leído Sotileza “Me ha gustado, cuenta los personajes de antes
que creo que existen ahora..., sales a la calle y les ves”.
En el Archivo Municipal consulto los índices topográficos. No aparecen referen-
cias a las fiestas de San Pedro. Observo que en el siglo XIX debió tener importancia la
Calle Alta y aledaños, por varias referencias a abrir puertas, ampliaciones, permisos
para hacer casas. Me llama la atención que de la escasa información que hay en
el Archivo Municipal sobre fiestas, a las verbenas de barrio se hace alusión, pero no
constan las de San Pedro excepto en el barrio del Monte. Todo parece indicar que han
sido fiestas de iniciativa vecinal.
El dueño del Mesón de Berto me habla de la trayectoria de la Asociación que
organiza la fiesta de San Pedro, se creó en abril de 1995, pactando moción de cen-
sura de 1/5 de los socios. La junta directiva podrá ocupar sus cargos un máximo
de dos años, a no ser que en la Asamblea General se pida la continuidad29 . Habrá
elecciones cada año. Tiene sus estatutos constitutivos30.
La última fiesta de San Pedro se celebró hace doce años, se retomó el año 1995,
hace cuarenta años había fiesta de San Pedro, piensa que la organizarían los vecinos
del barrio.
28
“... y una estampita de San Pedro, patrono del Cabildo, pegada con pan mascado a la pared”.
(Pereda 1991, 101)
29
“Este asunto era el del regateo propuesto por el Cabildo de Abajo, y aceptado por aclamación
a claustro pleno en la taberna del tío Sevilla”. (Pereda 1991, 341)
30
“La Junta, digámoslo así, compuesta de dos alcaldes de mar (primero y segundo), tesorero y
recaudador, ocupaba el sitio más visible”. (Pereda 1991, 141)
404
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
Foto colocada en una repisa del Mesón Berto, están representados los amigos del padre del dueño el día de la boda
de la hermana de “un señor alto con corbata del barrio, que era funcionario del juzgado”. Están todos los
amigos, los reconoce, dice que él tenía entonces la edad de un niño que aparece a la derecha, él también podría
haber salido en la fotografía.
Se costea con una cuota que gestiona la Comisión de festejos. Ahora van a
pedir una subvención. También comenta: “estuvo preguntando el cura el origen de
los peleles, pero la verdad es que no lo sabemos”.
Su madre dice que hace cuarenta años no había tanto coche, “llegaban las
fiestas por toda la Calle Alta, casetas, barracas, era la primera fiesta importante de
Santander. Los mayores hablan de que había tres o cuatro orquestas, una en cada
tramo de calle”.
La asociación tiene cierta rivalidad con la del segundo tramo de la calle (de
arriba) y se sienten discriminados. Llevan una función social de integración con
acciones para los niños (solicitud de una cancha)31.
Siguiendo con el asunto de los peleles y en relación a su origen, pertenece al
relato de las personas mayores, alguna vecina de más de ochenta años que toma
el fresco en la calle me refiere la existencia de estas figuras, solamente que antes se
colocaban en la Calle San Pedro.
31
“Pero el acuerdo era cosa del Cabildo, que bien estudiado lo tendría; y, además, no querían
ellos que en casa de Mocejón llegara a creerse que el intento de apandarse <la ayuda de
costas> ofrecida, era lo que les movía a recoger a la huérfana”. (Pereda 1991, 113)
405
Pilar Pérez Camarero
Conclusiones
32
“El camino que lleva a un centro es un camino difícil (durohana) … el camino es arduo, está
sembrado de peligros, porque, de hecho, es un rito del paso de lo profano a lo sagrado…”
(Eliade 2002, 26)
33
(Eliade 2002, 19).
406
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
34
“ Padre Apolinar: Figura sacada directamente de la realidad. Apolinar Santos nació en Vitoria,
en 1800. Fue dominico en el convento de Ajo, luego, y a causa de la Desamortización de
Mendizábal, permaneció veinticinco años sin destino fijo, hasta que se le vinculó, en 1860,
al servicio parroquial de Santander. Murió el dos de mayo de 1871. Su extraordinaria caridad
y labor de asistencia a los pobres, ensalzada por Pereda, consta en varios documentos de la
época”. En nota al pie (Pereda 1991, 67)
35
“...al padre Apolinar se le encomienda en los dos Cabildos”. (Pereda 1991, 123)
36
(Pereda 1991, 140).
37
(Pereda 1991, 141).
38
(Pereda 1991, 144).
407
Pilar Pérez Camarero
las fiestas que celebran la llegada del verano (Frazer 2006, 36839)... celebrados por
un barrio muy antiguo que se salvó de la quema que asoló la ciudad en el 41, un
barrio muy pobre en el que aun hoy no hay un licenciado apenas entre los vecinos.
En lo que se refiere a la procedencia de los peleles, que todos piensan que
vienen “de antiguo” pero no saben referir, también: “Había hogueras y peleles, y
mucho bailoteo; tres días seguidos, con sus noches, así; y en el del Santo novillo de
cuerda”40. Y coincide con el comentario de un informante del Centro de la Tercera
Edad que atribuye corridas de toros a la fiesta.
El tipo de rivalidad que se lee en la novela entre el Cabildo de Arriba y el de
Abajo que se pone de manifiesto en la competición de remos, se ha trasladado al
cierto pique entre la zona más popular y deprimida del quesito rojo y la del alto de
la calle más rica y cosmopolizada41.
El Mesón Cabildo podría ser equivalente al Mesón del Sevillano42, y muchas niñas
de la Calle Alta recuerdan la Silda de la novela.
La estampería de la zona, el fervor hacia la Virgen del Carmen y San Pedro en lo
más castizo no cambia de los comentarios de Sotileza: “Una estampita de San Pedro,
patrono del cabildo, pegada con pan mascado a la pared”43, “... en las de la sala
había tres estampas: una de la Virgen del Carmen, otra de San Pedro, apóstol, y otra
del Arcángel San Miguel, con sus marcos enchapados en madera”44.
El cabildo se reunía en el Paredón o en la Taberna del Tío Sevilla, si el tiempo
era malo. El Paredón estaba donde arranca la rampa “Sotileza”, así que incluso el
enclave de la asociación perpetúa el espacio antiguo del Cabildo.
La labor social de aquel “ayuda de costas” a los huérfanos, médico, asistencia
a viudas, tiene también una semejanza con la pretendida labor social de la actual
asociación “niños y ancianos”.
Volviendo al tema de la devoción popular, encontramos dos elementos que
no aparecían entonces, la invasión de los San Pancracios, que funcionan a modo de
amuleto que provean de suerte, trabajo, dinero, y las advocaciones emigreras de los
de otras tierras y residentes en el barrio.
39
Frazer refiere diferentes rituales en que se entrega al símbolo de la muerte o a dos iconos repre-
sentativos de una pareja al agua o al fuego.
40
(Pereda 1991, 181).
41
“El de Arriba preguntó al de Abajo, que era el retador, hasta dónde quería el regateo... La lancha
de Arriba se pintó de blanco con cinta roja; la de Abajo, de azul con cinta blanca”. (Pereda
1991, 342)
42
“Que en la taberna del tío Sevilla se pondría de manifiesto, acabado el Cabildo, las cuentas de
la tesorería”. (Pereda 1991, 144)
43
(Pereda 1991, 101).
44
(Pereda 1991, 120).
408
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
Los peligros que ahora asaltan al caminante que se sumerge en estas calles
–asaltos, hurtos, accidentes- son distintos en parte a los que hacían temer a los
vecinos callealteros de Sotileza: “Tenían la curiosidad de arrojar a la calle, o sobre el
primero que pasara por ella, las piltrafas inservibles, como si el goteo de las redes y
de los vestidos húmedos no fuera bastante lluvia de inmundicia para hacer temible
aquel tránsito a los terrestres que por su desventura necesitaban utilizarle”45. Obser-
vando las listas de nombres de los asientos de los libros de bautismos vemos que
han cambiado los credos, la riqueza en el santoral manejada en los años veinte, no
se ve desde 1984, invadidos por barbarismos, repetidos Jonathan, Adrianes y Jessi-
cas, alguna Carmen queda, algún José, normalmente como herencia de los padres.
La Parroquia de la Consolación atiende ahora menos feligreses y además hay
menos nacimientos, un sólo libro recoge los asientos de los últimos doce años.
La descripción de la esposa de Don Venancio Liencres perfectamente cuadra con
tantas descripciones actuales de la burguesía de escaparate santanderina46 .
Las cabezas de San Emeterio y San Celedonio, presentes en el famoso discurso
del padre Apolinar, en el escudo de Santander y en la Iglesia de Consolación son un
ejemplo interesante de la idea mítica del doble, los gemelos, el alter- ego, de la
sombra que diría Jung.
Al llamar “Sotileza”47 a la calle que se llamó “Rampa”, también se pasa a dar un
carácter legendario a la ciudad como mujer honesta y dotada de todas las virtudes.
La ciudad tiene género, ciudad como madre que acoge y devora. Ciudad laberin-
to48 donde perderse y donde encontrarse, como decía al principio, vía de iniciación.
Y la imagen colectiva, el deseo cosmético, la palabra eufemismo balsámico,
que no se dé la ofensa, el recuerdo de la calle San Pedro cuyas prostitutas y casas de
citas evocan entrañablemente los mayores del número cuarenta y seis “parecía una
romería”, en palabras de Adolfo, el informante de setenta años que inmigró a europa
y con quién paseé asiduamente por el barrio; él que debe convivir en un entorno
en pie de guerra, que le hace decir “el barrio no está mal, nos llevamos bien”…,
gentes con heridas físicas y psíquicas, que se dicen extranjeros49 y van al callealtero
a deponer sus miserias.
45
(Pereda 1991, 99).
46
(Pereda 1991, 201).
47
“...así la llamamos ya en casa: Sotileza arriba y Sotileza abajo, y por Sotileza responde ella tan
guapamente”. (Pereda 1991, 213)
48
“En todas las culturas, el laberinto tiene el significado de una representación intrincada y confu-
sa del mundo de la consciencia matriarcal; sólo pueden atravesarlo quienes están dispuestos
a una iniciación especial en el misterioso mundo del inconsciente colectivo” (Jung 1997,
123).
49
Incluyendo el sentido de alteridad, identidad ajena, no pertenencia, distancia, impregnadas de
significados negativos, ver Lisón Tolosana 1997, 55-104 págs.
409
Pilar Pérez Camarero
“Una misa de a peseta tengo ofrecida a San Pedro”50 51; aunque el coste cam-
bie , la sensación es semejante, los niños juegan en las aceras estrechas, los ancia-
52
nos se distribuyen sus dos bancos, las redes ya no cuelgan, que sí lo hacen sábanas
y ropas varias y la bandera alemana que dijo una informante de la Calle San Pedro
estaba “lavándose” en el último día de los paseos. Y los lugareños que siguen llevan-
do velas y caminando descalzos a la Virgen como en la novela53. La pregunta sería
hasta cuándo esta pervivencia de la sociedad tradicional que se perpetúa nostálgica
en las repeticiones, rebelándose del tiempo concreto, del cambio (Eliade 2002, 9).
La repetición de la fiesta, la quema de los peleles (purificación por fuego, renova-
ción, sacrificial54), produce un ritual arquetípico que refiere el mito cosmogónico,
del presente eterno55, con su “reactualización”56.
Bibliografía
50
(Pereda 1991, 328).
51
“No se hartaba de encargarle misas a San Pedro, y a los Mártires, y a la Virgen”. (Pereda 1991,
255) “Pero misas hasta de a duro. ¡Misas de a duro!”. (Pereda 1991, 256)
52
El sacristán cobraba las misas a setecientas pesetas la unidad.
53
(Pereda 1991, 440).
54
(Durand 2005, 179).
55
(Eliade 2002, 29).
56
(Eliade 1973, 73).
410
La fiesta de San Pedro en la Calle Alta de Santander: identidad local, devoción popular...
411
LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO EN ANDALUCÍA:
ROSARIOS PÚBLICOS, HERMANDADES Y COPLAS
DE LA AURORA
Carlos José ROMERO MENSAQUE
(U.N.E.D. Centro Asociado de Sevilla)
1
Sobre el Rosario en Sevilla publiqué completa mi tesis doctoral El Rosario en Sevilla: devoción,
rosarios públicos y hermandades (siglos XV- XXI), Sevilla, Fiestas Mayores, 2004, obra de
referencia del estado de las investigaciones del fenómeno rosariano en la capital. En la ac-
tualidad trabajo en la provincia.
413
Carlos José Romero Mensaque
mitad del siglo XV con las figuras de los dominicos Alano de la Roca, Jacobo Spren-
ger y el español Juan Agustín, coincidiendo con la fundación de las Cofradías del
Rosario (Colonia, 1475) y que muy pronto se asentaron en los cenobios dominicos
andaluces (Sevilla, 1481). Pero la gran difusión del rezo y sus cofradías se produce
tras el acontecimiento de Lepanto (1571), siendo Córdoba diócesis muy adelanta-
da y el real convento de San Pablo centro principalísimo de expansión de una de-
voción que se generaliza y hace posible la iniciativa espontánea callejera a fines del
XVII en la ciudad de Sevilla a partir de las predicaciones del dominico Fray Pedro
de Santa María de Ulloa y que presenta gran similitud con Málaga, ambas a raíz de
misiones populares promovidas por las respectivas mitras que en el caso malacita-
no era regida por otro dominico, Fray Alonso de Santo Tomás. Gracias a la labor
del capuchino Fray Pablo de Cádiz, también en un marco misional a instancia del
obispo Barcia adquirió en la capital gaditana una primera estructuración formal con
sus dos insignias más características: el Simpecado propio y los faroles, o por mejor
decir, las farolas o “marías” de enorme tamaño que acompañaban el Simpecado
no sólo como elemento de luz material, sino casi litúrgico, además de las coplas,
sobre todo las de la aurora, expresión genuina y de enorme interés y que tiene en
la provincia cordobesa quizá sus exponentes más significativos.
A partir del siglo XIX el Rosario público se limita progresivamente a las proce-
siones de la aurora los días festivos y la devoción va centrándose en la imagen de la
Virgen de esta advocación a la que se rinde culto y se la procesiona en su festividad,
proclamándosela patrona de una gran cantidad de poblaciones y su iconografía
escultórica es muy común en las iglesias andaluzas.
El problema con que nos encontramos a la hora de realizar este trabajo es
sobre todo la escasez de estudios específicos sobre el tema. Amén de mis investi-
gaciones sobre Sevilla y provincia, este es el panorama global sobre Andalucía, en
lo que he podido recabar: En Granada López- Guadalupe ha recopilado diversos
datos sobre cofradías rosarianas en una interesante síntesis2. Córdoba cuenta con
los excelentes artículos de Aranda Doncel sobre el fenómeno rosariano y una mo-
nografía sobre la corporación de la Virgen del Socorro3. En Málaga hay que citar
2
Cfr. “Expansión de las cofradías del Rosario en la diócesis de Granada en la época moderna”,
en PAZ CASTAÑO, H. Y ROMERO MENSAQUE, C, (Coords), Congreso Internacional del
Rosario. Actas, Sevilla, 2004, págs. 379- 389.
3
Cfr. “Los dominicos y la difusión de las cofradías del Rosario en la diócesis de Córdoba durante
los siglos XVI y XVII”, en ARANDA DONCEL, Juan, Las Advocaciones Marianas de Gloria.
Actas del I Congreso Nacional, Córdoba, 2002, tomo 1, págs. 75- 102., “Las hermandades y
los Rosarios públicos en la diócesis de Córdoba durante la Edad Media”, en PAZ CASTAÑO,
H. Y ROMERO MENSAQUE, C, (Coords), Congreso Internacional del Rosario. Actas, Sevilla,
2004, págs. 363- 376. Por último la monografía La devoción a la Virgen del Socorro en Cór-
doba durante los siglos XVII al XX, Córdoba, Cajasur, 1998.
414
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
los trabajos que desarrolla sobre las hermandades rosarianas Rafael Retana4. Sobre
Cádiz se documentan estudios sobre la Patrona y su Cofradía de Hipólito Sancho
de Sopranis y Ángel Mozo Polo y recientemente acerca de los Rosarios públicos
en la capital y provincia debido a las investigaciones de Francisco Espinosa de los
Monteros.5 En Huelva hay diversos estudios recientes sobre el Rosario en la Sierra
de Aracena y la Cuenca Minera (Romero Mensaque) y Almonte (Padilla Díaz de
la Serna).6. Respecto a Jaén existe una síntesis sobre la religiosidad popular en la
época moderna (Coronas Tejada) y sobre las cofradías (López Molina).7 Por último,
en Almería constato un trabajo inédito de José Manuel Navarro Ojeda titulado La
devoción del Rosario en la diócesis de Almería. La inmensa mayoría de los estudios se
centran en la época moderna, es decir, entre los siglos XVI y XVIII, la de la gran
eclosión rosariana por excelencia
4
Cfr “Apuntes para la historia de una devoción mariana en Málaga: el Rosario” en La Saeta, nº 24,
Málaga, noviembre 1999., “Fray Alonso de Santo Tomás y su influencia en los orígenes de
los rosarios callejeros de Málaga”, en PAZ CASTAÑO, Herminio y ROMERO MENSAQUE,
Carlos (coords) Congreso Internacional del Rosario. Actas, Sevilla, Fiestas Mayores, 2004,
págs 391- 397 y “las hermandades del Rosario en la Málaga del siglo XVIII”, en Historia
devocional en la Málaga del siglo XVIII. La Antigua Hermandad de Nuestra Señora de los
Remedios de la parroquia de los Santos Mártires, Málaga, 2007, págs. 19-41.
5
SANCHO DE SOPRANIS, Hipólito, Nuestra Señora del Rosario, Patrona de Cádiz y de la Carre-
ra de Indias y su convento de Padres Predicadores. Ensayo histórico documentado, Cádiz,
1927. MOZO POLO, Ángel, “Presencia de V siglos del Rosario en Cádiz”, en Cincuen-
tenario, Cádiz, 4 de mayo de 1947-1997, Cádiz, 1997, págs. 15-46. ESPINOSA DE LOS
MONTEROS SÁNCHEZ, Francisco, “Historia de los Rosarios públicos en Cádiz”, en PAZ
CASTAÑO, Herminio y ROMERO MENSAQUE, Carlos (coords) Congreso Internacional del
Rosario. Actas, Sevilla, Fiestas Mayores, 2004, págs. 419- 424.
6
En el caso de Huelva, recientemente he publicado un pequeño artículo sobre la Sierra de Ara-
cena y la cuenca minera en “Religiosidad popular y tradición en la Sierra de Aracena: el
fenómeno rosariano en la época moderna y contemporánea”, en Anuario de Investigaciones
Hespérides, nº 13-14 (2005-2006), Cádiz, 2006, págs. 161- 177. Santiago Padilla ha realiza-
do un pormenorizado estudio sobre Almonte en “La devoción del Santo Rosario en Almonte
y su relación con la devoción a la Stma. Virgen del Rocío”, en Testimonios históricos de la
devoción de los almonteños a la Madre de Dios. Devociones, imágenes, ritos y cofradías
marianas en Almonte, Almonte, 2006, págs. 25-82.
7
Hay síntesis de la religiosidad popular en la época moderna en CORONAS TEJADA, Luis, “Ma-
nifestaciones de la religiosidad popular en Jaén durante la Edad Moderna”, en ARANDA
DONCEL, Juan (Coord) Congreso de Religiosidad Popular en Andalucía, Cabra, 1994, págs.
141- 150 o bien LÓPEZ MOLINA, Manuel, “De las antiguas cofradías giennenses de Gloria:
siglos XVI-XX”, en ARANDA DONCEL, Juan, Las Advocaciones Marianas de Gloria. Actas
del I Congreso Nacional, Córdoba, 2002, tomo 1, págs. 189- 200.
415
Carlos José Romero Mensaque
416
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
88
Vid. más información en la obra monumental de REYERO, Elías: Misiones del P. Tirso Gonzá-
lez (1665-1686). Santiago de Compostela, 1913.
9
RETANA ROJANO, Rafael, “Fray Alonso de Santo Tomás y su influencia en los orígenes de los
rosarios callejeros de Málaga”, op. cit.
417
Carlos José Romero Mensaque
El Rosario público
10
SERRANO ORTEGA, Manuel, Glorias sevillanas. Noticia histórica de la devoción y culto que
la MN y ML ciudad de Sevilla ha profesado a la Inmaculada Concepción…, Sevilla, 1893,
pág 249. Este Estandarte se encuentra en la actualidad en el convento de San Francisco de
Santiago de Compostela y es el que salió en 1616 en una solemnísima procesión inmaculista
418
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
11
MISSANELLO, Calisto de, O.P., Regola e constitutioni, esserciti espirituali e ceremonie da osser-
varsi dalle congregationi Compagnie del Rosario, Napoli, F. Savio, 1646, parte 8, razón 15.
Existe un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Madrid, que he podido consultar. El original
es italiano y la traducción, muy correcta, es de Martín de Braones en su opúsculo sobre los
primeros Rosarios de Sevilla, de los que fue el cronista de referencia. Cfr. Copia de un papel
remitido a esta ciudad de Valencia, en que se da segunda noticia del grande aumento a que
ha llegado en la Muy Noble y muy Leal Ciudad de Sevilla la devoción del Santísimo Rosario
de la Virgen María, N. Señora, Valencia, Imprenta de Jaime Bordazar, 1691. Se ha utilizado
el ejemplar sito en la Biblioteca Valenciana “San Miguel de los Reyes”, a cuyos responsables
agradezco su colaboración, especialmente a Nuria Soler.
419
Carlos José Romero Mensaque
No obstante, el rezo comunitario como tal por las calles, lo que es propiamente
un Rosario público, con sus insignias y faroles, parece que no se da claramente y
en Sevilla hasta ahora, aunque existen algunos datos en tierras andaluzas antes de
1680 en Málaga, según el cronista local Medina Conde12, en fechas muy significa-
tivas para la ciudad como se ha comentado, donde se intensificaron las Misiones, o
incluso en Utrera (Sevilla), donde se menciona estos Rosarios antes de 1686, aun-
que documentos coetáneos contradicen esta afirmación al tomar como referencia
inicial la capital hispalense y 1690.13
Estos primeros rosarios sevillanos eran muy espontáneos y podemos defi-
nirlos como auténticos trasuntos de aquellos rezos comunitarios que dirigía Ulloa
en el convento de San Pablo cada día a la aurora, mediodía y prima noche y, por
extensión, de las Misiones predicadas en Sevilla por religiosos de diversas órdenes.
Se generaba toda una dinámica cotidiana en torno al Rosario de manera permanen-
te. Sin duda, ni Ulloa pudo prever este fenómeno tan extraordinario.14
12
RETANA ROJANO, Rafael, op. cit, págs 391-92. Este analista afirma que, según documentos
del archivo general del obispados (desaparecidos posiblemente en la Guerra Civil) la Con-
gregación del Rosario de la Aurora fue anterior al año 1680 y fue su fundador Juan Sánchez,
maestro de escuela y tercero dominico que sacaba este rosario con sus alumnos de madru-
gada. No obstante carecemos de las fuentes originales en que se basa.
13
Joaquín González Moreno, en su libro Utrera en el siglo XVIII, Utrera, 1995, pág. 99 así lo afir-
ma, aunque no aporte documentación. He consultado en el ARCHIVO DE PROTOCOLOS
NOTARIALES DE SEVILLA el legajo 3153 PB, donde aparecen diversos documentos de 1716,
entre ellos un convenio entre la Hermandad de Jesús Nazareno y de la Divina Pastora, del
que faltan varios folios (del 55 al 58) curiosamente donde debía encontrarse el dato. Gracias
a D. Antonio Cabrera, he conseguido fotocopia de algunos de estos folios “perdidos” donde
se afirma: “[...] dixeron que por quanto en el año pasado de mill seiscientos y ochenta y seis
o siete tubo principio en esta iglesia (ermita de S. Bartolomé) de salir de noche resando el
Rosario a imitación del que se avía fundado en la casa hospital de la Santa Misericordia de
esta villa [...]”.En un documento posterior, concretamente el de un porfiado pleito acerca
de los derechos de precedencia en actos y procesiones entre la Cofradía del Rosario y el
resto de corporaciones rosarianas en 1743, la hermandad que nos ocupa alega su mayor
antigüedad respecto a que fue la primera en comenzar la devoción al rosario en las calles,
dando a este hecho más valor que el de la fundación en sí. Se refiere concretamente al año
1687, aunque luego afirma que el gran promotor de este uso fue Fray Pedro de Santa María
de Ulloa en la ciudad de Sevilla y a su ejemplo un gran prócer de Utrera D. Juan Fernández
de Henestrosa, marqués de la Cueva del Rey, comenzó esta práctica formando un cortejo
con niños y criados, el que posteriormente asentó en el hospital de la Misericordia, donde
lo halló el mencionado capuchino y se procedió a su erección canónica como hermandad
de Jesús, María y José.
14
Sobre la figura y obra apostólica del padre Ulloa, vid. prólogo de la obra autógrafa Arco iris de
paz, Barcelona 1765 y que redactó Fray Diego de la Llana. Una síntesis biográfica en ARAN-
DA, Gabriel de, S.I., Vida del siervo de Dios, exemplar de sacerdotes el venerable padre
Fernando de Contreras, Sevilla, 1692, pp 891- 896.
420
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
15
Son varias fuentes coetáneas las que confirman la primacía de la parroquia de San Bartolomé
y el vigor y entusiasmo de feligreses y cofrades en tono al rezo y a su común devoción a
la Virgen de la Alegría, que era la imagen de referencia de este primer cortejo, así como la
espontaneidad de unos cortejos en los que no figuraba insignia alguna salvo faroles o hachas
encendidas. Cfr. sobre todo, la crónica de Martín de Braones, que cito en la nota siguiente.
16
Copia de un papel remitido a esta ciudad de Valencia [...]
421
Carlos José Romero Mensaque
almas vigilantes, y avisando deseen el sueño a las que lo tomaron por alivio de sus virtuosas
tareas, rematando su estación en la S. Iglesia Catedral...”
Este Rosario tenía una gran particularidad respecto al de Prima y es que, tras la
recogida de la procesión en su sede, los cofrades asistían a la misa denominada “de
alba”. Esto indica ya un signo de estabilidad en la congregación organizadora en cuanto
a concurso de devotos y cofrades y, por ende, a ingresos económicos que permitiera
sufragar los gastos procesionales y estipendio del capellán de misas. También supone
un medio de comunión con la religiosidad oficial al favorecer la participación de los
cofrades en la máxima expresión de la liturgia que es la eucaristía. Pero aún hay más.
Estas misas de alba, que ahora fomentan estos Rosarios, suponía facilitar el cumplimien-
to eucarístico a los trabajadores del campo que comenzaban muy pronto su jornada
laboral... y también a los pobres y marginados de la sociedad, que a veces no se atrevían
por su indumentaria a participar en los cultos de iglesia.
Con el tiempo, el Rosario de madrugada se va a convertir -ya en el siglo XIX
de manera generalizada- en la procesión rosariana por antonomasia. De hecho,
cuando en su segunda mitad decrecen hasta desaparecer las salidas a diario, esta
procesión se mantendrá en los días festivos, solemnidades y será esencial elemento
de las Misiones. La denominación de “Rosario de la aurora” comienza a hacerse
popular ya en la segunda mitad del siglo XVIII y, sobre todo, en el XIX. No obs-
tante, fue una denominación que se constata desde el principio, sobre todo, en los
ambientes rurales. En este sentido se documenta la existencia de congregaciones y
hermandades tituladas de la Aurora en varias localidades de la provincia desde fines
del siglo XVII, instituciones dedicadas al Rosario público en la madrugada.
Fue el comienzo de toda una explosión rosariana que se multiplicó por las
diversas parroquias, iglesias, conventos, hermandades en un cortísimo lapso de
tiempo y que pronto obligó a una mínima organización por parte de los propios
devotos y el clero secular y regular de las respectivas sedes. Pero la iniciativa pronto
rebasó la órbita de las parroquias y conventos, erigiéndose por los propios vecinos
de collaciones y arrabales modestos retablos en los que entronizaron pequeñas
imágenes de la Virgen, bien pintada en un lienzo, bien de talla. Esta precaria sede
constituía el punto de encuentro para iniciar las estaciones de un Rosario modesto,
erigido por los propios vecinos y mantenido con las limosnas de los feligreses.
422
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
17
Sobre este religioso, vid. ISIDORO DE SEVILLA, La nube de Occidente. Vida y virtudes
de [...] Fray Pablo de Cádiz, Cádiz, 1702. Fray Pablo llegó a erigir 31 rosarios públicos antes
de su fallecimiento en 1694. Fray Isidoro continuó esta labor en Sevilla y otras localidades.
423
Carlos José Romero Mensaque
obispo de Cádiz Barcia y Zambrana18, gran promotor rosariano desde sus tiempos
de sacerdote en Málaga bajo el pontificado de Fray Alonso. Fray Pablo, aunque
no deja de insistir en que la conformación de los Rosarios públicos con estandarte
o Simpecado determinado es obra suya y timbre de honor para Cádiz, reconoce
que el impulso fundacional partió del venerable padre Ulloa y de Sevilla
Cada Rosario va organizándose en función de su propia idiosincrasia y desde
muy tempranas fechas hay ya un prototipo sevillano que, con influencias del clero
regular y secular, aporta indudables singularidades. Caso significativo es el que
organiza en la Hermandad de la Madre de Dios del Rosario de Santa Ana, cuya
composición y normativa aparece en las Reglas fundacionales de 1694.19 y donde
se trasluce la importancia del clero parroquial en su dirección. La Regla describe
con precisión el orden del cortejo: un eclesiástico responsable del itinerario, parejas
de hermanos con faroles, precediendo cada una a su coro, varios faroles situados de
trecho en trecho para alumbrar la procesión y en medio otro eclesiástico encargado
de realizar los Ofrecimientos de los Misterios. Finalmente, cerrando el cortejo, mar-
chaban otros dos eclesiásticos para evitar la agregación de personas de diferente
sexo y cuidar de cualquier contingencia.
No obstante, en el caso de las congregaciones extratemplarias, es el propio
Hermano Mayor o Mayordomo quien dirige, con el auxilio del capellán, la proce-
sión.
18
Barcia es autor de la paradigmática obra “El Despertador Cristiano”, colección de diversos
sermones dedicados a las fiestas del año, destacando en lo que nos atañe el “Marial” que
alcanzó varias ediciones en Cádiz.
19
ARCHIVO DE LA HERMANDAD, Reglas fundacionales. 1694
424
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
20
SERRANO Y ORTEGA, Glorias…, pág 699- 700.
425
Carlos José Romero Mensaque
Son los establecidos en una parroquia con autorización del clero y formado
primordialmente por feligreses. Surgieron ya en 1690 y se encontraban plenamen-
te constituidos en el primer tercio del siglo XVIII. Estos rosarios suponían todo un
revulsivo para la vida de la parroquia, por cuanto dinamizaron su pastoral y crearon
una actividad cotidiana y permanente. El clero controlaba y dirigía activamente
estos Rosarios tanto en su configuración formal como en el desarrollo diario de las
estaciones por las calles.
2. Rosarios conventuales:
Son los establecidos en las iglesias de los conventos, bajo la dirección y amparo
de la Orden religiosa titular. Repiten muchos esquemas de los parroquiales, pero
quizá en ellos se intensifique más ese carácter misional. Son especialmente signi-
ficativos los que se organizan desde los conventos de la Orden de Predicadores ,
Capuchinos, Carmelitas, Franciscanos y otras órdenes de vida activa, sin olvidar,
por supuesto, las iglesias de la Compañía de Jesús.
En el caso de los Dominicos, se promueven procesiones diarias del Rosario
o varios religiosos acuden a algunas de la feligresía de sus conventos o incluso
de hermandades parroquiales como la de San Marcos en Sevilla. A raíz de las
Misiones de Fray Pedro Vázquez Tinoco21 (1735), la Orden reestructura de una
manera extraordinaria la pastoral rosariana reactivando los Rosarios públicos,
que estaban ya en cierta crisis, y creando nuevas fórmulas para su florecimiento
como los cortejos de mujeres, que constituyó un éxito extraordinario, y los de
niños y jóvenes. En Córdoba y su provincia destaca la figura de Fray Francisco
de Posadas. Desde entonces las propias Cofradías que se fundan en la provin-
cia adoptan en sus constituciones el uso callejero. En San Pablo, se observa la
creación de congregaciones rosarianas dedicadas al uso público, formadas por
feligreses bajo la dirección de un capellán de la Orden, pero dotadas de mayor
autonomía que las Cofradías y que promueven una integración efectiva en la di-
námica popular de los rosarios de la ciudad. Hay un problema evidente entre las
feligresías de cada convento y las de las parroquias vecinas, con el consiguiente
litigio entre el clero regular y secular.
21
Sobre este dominico, vid. mi breve artículo “Los rosarios femeninos ” en la revista Humeros,
boletín de la Hermandad del Rosario, nº 54, febrero 2004, págs 8-9 .
426
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
Son los que organizan los propios cofrades de una hermandad diocesana o
bien también las cofradías dominicas y bajo su única responsabilidad, por lo que
gozaban de una amplia autonomía respecto al clero en líneas generales. El Rosario
público pasa a formar parte de su instituto en las ya existentes junto con el culto a
la imagen titular como es el caso de la Hermandad de Nuestra Señora de Europa,
establecida en una humilde capilla-retablo en las Pasaderas de San Martín22 en
Sevilla, o la de Nuestra Señora del Socorro en Córdoba. Otras surgen al amparo
de este uso callejero como la de la Aurora María y Dolores del Puente en Málaga
y , poco a poco, se va creando una devoción concreta a la imagen de la Virgen, a
la que da un título determinado, primordialmente el de Rosario. En el caso de las
primeras, la organización del Rosario se encomendaba a una diputación especial,
que gozaba de gran autonomía jurídica y económica. Era muy común este uso con
los Rosarios de mujeres.
Dentro de las hermandades, cabría distinguir entre las penitenciales, sacramen-
tales, o las de Gloria, mucho más numerosas, pues lo usual era que todas ellas
promovieran entre sus actividades la salida del Rosario público.
Respecto a las cofradías, al principio parecieron reacias a incluir el uso en su
instituto, pero estaba ya extendido y por mor de la competencia devocional, ya lo
asumieron en las primeras décadas del siglo XVIII, como después indicaré.
Fueron los primeros que salieron, pues en ellos apenas había una organización
definida. Poco a poco esta denominación de espontáneo se fue circunscribiendo
a aquellos organizados por grupos de vecinos de una collación o arrabal en un
ámbito separado del templo, normalmente en torno a un retablo adquirido a sus
expensas en plena vía pública y en el que colocaban una imagen de la Virgen, bien
en un lienzo, bien de talla y que constituía el punto de reunión para comenzar el
Rosario. Cuando se consolidaba el uso, se constituían en congregación y, poste-
riormente, en hermandad. Lo usual era ampliar el retablo, para guardar en él las
insignias del Rosario o alquilar o adquirir un local contíguo. Muchas hermandades
rosarianas nacieron así y conservaron como sede canónica este retablo. Eran Ro-
sarios por lo general muy humildes, que apenas se sostenían de las pocas limosnas
del vecindario, pero que crearon en su entorno un sentido muy auténtico de reli-
gión vital y marcaron un primer asociacionismo socio-económico . Fueron, en este
22
Vid. mi monografía La Muy Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de Europa…, Sevilla, Consejo
de Cofradías, 1983.
427
Carlos José Romero Mensaque
Las procesiones del Rosario salían a diario de sus respectivas sedes, primordial-
mente al toque de Oraciones (Prima Noche), pero poco a poco tienden también
a generalizarse las estaciones de Madrugada. Era muy normal que de una misma
iglesia salieran ambas procesiones el mismo día, y no pocas veces organizadas por
entidades distintas. El Rosario de Prima era la más genuina procesión en el siglo
XVIII.
Según el testimonio de Braones, los festivos las parroquias solían organizarlo
también por las tardes, en lo que parecía ser una procesión especial, que reunía
a muchos feligreses y que realizaban estaciones a algunas iglesias, conventos o la
Catedral. Era ocasión de ceremonias festivas de recibimientos que pronto se con-
23
Ave María. Copia de una carta que de Sevilla a Barcelona al Coronel Don Antonio García Pare-
des...escribió el P. Presentado Fr Pedro Vázquez Tinoco, impreso sin fecha.
24
GARCÍA MERCHANTE, Marcos, Manual de noticias concernientes a la iglesia del señor San
Vicente de Sevilla, Sevilla, 1763., fol 273. El impreso está anexo al manuscrito y se titula
“Espirituales coplas que un devoto del Santísimo Rosario componía para meditar sus sacra-
tísimos misterios”
428
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
vertirán en tradicionales y crearán una liturgia muy expresiva de las relaciones entre
los Rosarios. También Martín hace referencia a la salida de este rosario vespertino
“supernumerario” del convento de San Pablo.
Era este propiamente un Rosario específicamente parroquial y familiar. Nuestro
autor nada dice al respecto, pero conocemos que en esta década de los 90 ya salían
mujeres en estos cortejos vespertinos junto a los hombres desde el convento de San
Pablo en Córdoba25. Se trataba de una hora muy prudencial y recatada, donde no
cabía ninguna presunta “irreverencia” . De hecho, cuando se establezcan los Rosarios
femeninos se les señala esta hora de salida. Martín Braones afirma que este ejercicio
fue iniciado por los hermanos de la Orden Tercera de Santo Domingo del convento
de San Pablo de Sevilla, que hacían estación a la Catedral
Se constata que el mismo año de 1690, un 7 de diciembre, la congregación del
Rosario de Nuestra Señora de la Antigua, de las Gradas de la Catedral sevillana salía
en procesión del Rosario al toque de alba26. Poco a poco, el Rosario de madrugada
fue consolidando su práctica y a lo largo del siglo XVIII la mayoría de las congrega-
ciones y hermandades rosarianas solían organizar a diario ambas procesiones, o, al
menos, tenían instituida la de madrugada para los días festivos.
Este Rosario tenía una gran particularidad respecto al de Prima y el de tarde y
es que, tras la recogida de la procesión en su sede, los cofrades asistían a la misa
denominada “de alba”. Esto indica ya un signo de estabilidad en la congregación
organizadora en cuanto a concurso de devotos y cofrades y, por ende, a ingresos
económicos que permitiera sufragar los gastos procesionales y estipendio del cape-
llán de misas. También supone un medio de comunión con la religiosidad oficial al
favorecer la participación de los cofrades en la máxima expresión de la liturgia que
es la eucaristía. Pero aún hay más. Estas misas de alba, que ahora fomentan estos
Rosarios, suponía facilitar el cumplimiento eucarístico a los trabajadores del campo
que comenzaban muy pronto su jornada laboral. y también a los pobres y margi-
nados de la sociedad, que a veces no se atrevían por su indumentaria a participar
en los cultos de iglesia.
Con el tiempo, el Rosario de madrugada se va a convertir -ya en la segunda
mitad del siglo XIX de manera generalizada- en la procesión rosariana por anto-
nomasia. De hecho, cuando en su segunda mitad decrecen hasta desaparecer las
salidas a diario, esta procesión se mantendrá en los días festivos, solemnidades y
será esencial elemento de las Misiones.
La denominación de “Rosario de la aurora” comienza a hacerse popular en
la segunda mitad del siglo XVIII y, sobre todo, en el XIX. No obstante, fue una
25
Cfr. ALCALÁ, Pedro de, O.P., Vida del V. Siervo de Dios el P. Presentado Fray Francisco de Posa-
das..., Madrid, J. Zúñiga, 1737. , pág. 120
26
Todavía se conserva esta fecha en una inscripción mural en lo que fue su capilla- retablo, hoy
entrada a la Institución Colombina.
429
Carlos José Romero Mensaque
• Según su periodicidad
1.- Los de Gala: Eran los más importantes. Se llevaban a cabo en ocasión de la
fiesta principal de la institución que lo organizaba y en alguna efeméride
especial. Tenía la particularidad que en ellos se lucían las mejores insignias:
cruz dorada, farolas artísticas (Marías) y el Simpecado de Gala. En varias
hermandades se organizaba con este Rosario las “Novenas de calle” como
sucedía, por ejemplo, con el de la Hermandad sevillana del Rosario de Santa
Catalina y que consistía en la salida procesional por las calles de la feligresía
durante nueve días, los mismos que se celebraba la Novena de iglesia. Solía
llevar acompañamiento musical de violines y bajones junto a cantores espe-
cializados: tenor, tiples y vicetiples, amén de un coro infantil que entonaba
las avemarías.
Muy pujantes durante el siglo XVIII y primera mitad del XIX, su declinar
coincide con la crisis de los Rosarios de Prima y el progresivo auge de la
Procesión anual de la imagen titular, que viene a sustituir al Rosario de Gala
con todas sus insignias, incluida el Simpecado, pero ya como elemento se-
cundario de lo que ya es centro devocional: la imagen titular.
430
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
2.- Los de Ánimas: Fueron de gran importancia durante el siglo XVIII. Salían en
los primeros días del mes de noviembre (Novena de Ánimas) haciendo es-
tación a cruces, cementerios o retablos de ánimas. Tenían Simpecado propio
de color morado o negro. Fue pionera de este Rosario de Ánimas la Her-
mandad del Rosario de la Asunción de las Gradas de la Catedral de Sevilla,
dependiente de la Sacramental del Sagrario de Sevilla, quien organizó la
primera comitiva el 2 de noviembre de 1712 tanto en su modalidad de prima
como de madrugada. Matute se refiere a Francisco José de Aldana y Tirado
como principal promotor de esta iniciativa27, publicándose un interesante fo-
lleto en que se invita a todos los Rosarios de España a sumarse a esta práctica
que ciertamente gozó de gran predicamento en la ciudad y posteriormente
en toda la provincia28. Durante el mes de noviembre los cementerios de las
parroquias eran lugares obligados para la estación de estos rosarios, donde
cantaban responsos y coplas sobre el tema de la muerte: algunos con carácter
general como el de San Sebastián o el hospital del Amor de Dios o el alto
de los Humeros, todos en Sevilla, muy caracterizados por encontrarse allí
miles de sevillanos enterrados en las pestilencias de 1649 y la de 1800. Las
ceremonias que allí tenían lugar con los rosarios eran auténticas “fiestas de
la muerte”.
Muy importantes durante el siglo XVIII, los Rosarios de ánimas comienzan
a declinar en la segunda mitad del XIX en su expresión callejera, circunscri-
biéndose la devoción al interior de las iglesias durante el mes de noviembre,
donde se seguían cantando las coplas.
3.- Los penitenciales: Salían en Cuaresma y se constata que hacían estación al hu-
milladero de la Cruz del Campo en Sevilla. También lo hacían en los propios
días de la Semana Santa, especialmente el Viernes Santo. En la Regla de la
Cofradía de La Lantejuela (Sevilla) en 1797 se describe que todos los Viernes
Santos “se aga un Rosario, al cual asistan todos los hermanos con las penitencias que
sus fuerzas alcancen (consultando cada uno primero con su confesor las penitencias
que podía hacer) y después de entrar en la iglesia y visitar al Sagrario se rezará el
Rosario leyendo al final de cada diez un paso de la Pasión” Se ha documentado en
ellos los Simpecados negros.
4.- Los de rogativas: Hacían estación en ocasión de alguna calamidad pública de
la ciudad, como los que salieron en ocasión de la Pestilencia de 1800.
27
MATUTE Y GAVIRIA, Justino, Anales...año 1712 (10), Sevilla, 1887.
28
Novenario perpetuo y general con que el Rosario de el Sagrario de la Santa Iglesia Patriarcal de
Sevilla combida a todos los Rosarios de España a que desde el día de los difuntos de cada un
año ofrezcan [...] todos los Rosarios de dentro y fuera de las iglesias por las Benditas Ánimas
del Purgatorio, Sevilla, 1712.
431
Carlos José Romero Mensaque
5.- De acción de gracias: Eran rosarios que salían cuando ocurrían acontecimientos
de especial alegría para la ciudad como ocurrió con la visita del rey Felipe V
a Sevilla.
[...] pidió (Tinoco)se formara y saliera desta dicha iglesia un Rosario de se-
ñoras mugeres las tardes de los días festivos de todo el año, lo que entendido
por diferentes hermanos que se hallaron presentes, dispusieron que se executase
conforme lo encargó el Padre, como así se hizo, empezando desde dicho día (1
de Noviembre) la reforma: llevaron el Simpecado y faroles altos y vajos diferen-
tes señoras. Iba en medio del Rosario un coro de niñas entonando el Avemaría.
Finalmente fueron quatro caballeros eclesiásticos y hermanos desta Hermandad
gobernando el Rosario, poniéndolas en orden y estorbando el que los hombres se
asercasen y les dixessen algo [...]29
29
ARCHIVO HERMANDAD DE SANTA CRUZ, Libro de actas de la Hermandad de la Paz, certifi-
cación de 3 de noviembre de 1736, fols 123 vto- 124.
432
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
30
Se conserva en el archivo parroquial un libro de actas y cuentas que da comienzo en 1751 y
culmina en 1840.
31
Cfr PATRÓN SANDOVAL, Juan Antonio, “Los Rosarios públicos en Tarifa (2)”, en Aljaranda.
Revista de Estudios Tarifeños, nº 59, diciembre 2005, págs 20- 30.
32
MONTÁÑEZ LAMA, José, Historia de La Rambla y apuntes históricos y geográficos de las po-
blaciones de su partido, Córdoba, 1912 (reedición de 1985), pág 114.
433
Carlos José Romero Mensaque
33
Sobre este misionero dominico, natural de Lérida, vid. DIAGO, Francisco, Historia de la pro-
vincia de Aragón de la Orden de Predicadores desde su origen hasta el año 1600, Barcelo-
na,1599, fols 73- 74 vto y 220 vto.
34
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Consejos Suprimidos, legajo 1744, nº 24. 1797.
434
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
35
En el archivo parroquial se conserva un inventario de 1725 de la Hermandad de las Ánimas
Benditas y Nuestra Señora del Rosario. Existía antes la Cofradía de Ánimas que, al encon-
trarse muy decaída a comienzos de siglo, decidiría adoptar el instituto rosariano, merced a
la gran devoción existente y que corrobora una visita pastoral de 1698. Cfr. ANTEQUERA
LUENGO, Juan José, Noticias y documentos para la historia de Camas, Camas, 1981, págs
118- 119.
36
Así se atestigua en muy diversa documentación desde el siglo XVIII, según las investigaciones
de José Luis Ortiz Gómez. Se la conocía popularmente por la de Ánimas.
37
Gracias a las investigaciones de Manuel Morales Morales conocemos que existía ya en 1615
una Cofradía del Rosario y Ánimas del Purgatorio. Cfr. ARCHIVO PARROQUIAL DE VILLA-
VERDE. Libro 98. Cuentas de la Hermandad de Ánimas (1619- 1691)
38
LÓPEZ- GUADALUPE MUÑOZ, Miguel, op. cit, pág. 385.
435
Carlos José Romero Mensaque
39
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Consejos Suprimidos, legajo 1653, nº 21. Expediente de
aprobación de Reglas. 1791.
40
Cfr. Mi artículo, “La nueva fundación de la Cofradía del Rosario de Umbrete en 1725: un acon-
tecimiento pastoral y reivindicativo de la Orden de Predicadores en la diócesis de Sevilla”,
en ASCIl, Anuario de Estudios Locales, nº 1, 2007, en prensa..
436
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
41
Sobre el fenómeno de los Rosarios públicos, vid. mi monografía ya citada El Rosario en Sevi-
lla…
42
Mi artículo citado “Religiosidad popular y tradición en la Sierra de Aracena”...
43
ARANDA DONCEL, Juan , “Las hermandades y los Rosarios públicos..., pág 372.
44
RUEDA JÁNDULA, Ildefonso, “Aproximación histórica al origen de la patrona de Arjonilla. La
crisis de un sistema dual entre asociaciones del Santo Rosario”, en RODRÍGUEZ BECERRA,
Salvador (Coord), Religión y Cultura, Sevilla, 1999, volumen 1, pág 409.
437
Carlos José Romero Mensaque
45
Cfr CUARTERO Y HUERTA, Baltasar, Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas..,
Madrid, 1950, tomo 1 (pág 447) y tomo 2 (pp 27, 183 y 300)
46
RODRÍGUEZ BABÍO, Amparo. “Muy Antigua, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santí-
simo Sacramento y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora del Rosario
y Divina Pastora”, en Nazarenos de Sevilla, Sevilla, Tartessos, 1997, t. III, pp. 268-273.
47
Cfr. “Las hermandades y los rosarios públicos en la diócesis de Córdoba durante la Edad Mo-
derna”, en PAZ CASTAÑO, H. y ROMERO MENSAQUE, C., Congreso Internacional del
Rosario. Actas, Sevilla, Fiestas Mayores, 2004, págs 363- 376.
48
RETANA ROJANO, Rafael, op. Cit, pág 391.
49
Sobre el Rosario en Almería y provincia, el trabajo inédito “La devoción a la Virgen del Rosario
en la diócesis de Almería” que me ha cedido amablemente su autor José Manuel Navarro
Ojeda.
438
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
439
Carlos José Romero Mensaque
50
Cfr. Mi monografía El Rosario en Sevilla: devoción,...págs 349- 387.
440
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
tre ellos y en el que iban los pobres con un Simpecado y distribuidos en dos coros.
Este fraile murió en olor de santidad en 1761.51
51
Sobre este fraile, vid. un volumen facticio sobre frailes de la Orden en BIBLIOTECA PROVIN-
CIAL DE CÓRDOBA, Signatura 2 104 (88)
52
Ídem, págs 401- 402.
441
Carlos José Romero Mensaque
442
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
Las Coplas de los Rosarios de la Aurora se remontan a los años finales del siglo
XVII, adquiriendo sus características más genuinas en los siglos XIX y primer tercio
53
MARTÍNEZ SAMPEDRO, Mª Desamparados, “ Las cofradías de Tabernas” en RUIZ FERNÁN-
DEZ, José y SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano (coords), Actas de las primeras jornadas de reli-
giosidad popular, Almería 1998, págs. 243- 252.
54
Vid mi artículo “Los espacios de poder religioso entre clero y religiosidad popular. El Rosario de
la Aurora de Morón a comienzos del siglo XVIII” en Revista de Humanidades, nº 8, Sevilla,
Centro Asociado de la UNED, 1997, págs 105- 117.
55
RUEDA JÁNDULA, Ildefonso, op. cit, págs. 407- 415.
443
Carlos José Romero Mensaque
“Por los cofrades difuntos/ de esta santa cofradía, / cristianos: dadme limos-
na/ que os la premiará María”
“Benditos sean de Dios/ los que dan limosna/ para librar los cofrades/ y que
vayan a la gloria”
“Afligidos en la cárcel/ de la Divina Clemencia/ se hallan todos aquellos/ que
esperan las indulgencias”
“Vuestros padres angustiados/ claman desde el Purgatorio:/ hijos de mi cora-
zón,/ ¿no me váis a dar socorro?58
56
Sobre las Coplas de Aurora en la provincia de Sevilla, vid. mi reciente monografía El Rosario
de la Aurora y sus coplas. Tradición y religiosidad en Sevilla y su provincia, Sevilla, 2007.
57
El padre dominico Antonio de Cáceres, en un célebre sermón, se hace eco de estas críticas
a los instrumentos, saliendo en defensa de ellos, afirmando que a algunos les mueve más
a devoción el Rosario con los instrumentos “para que salgan con más dulzura las voces” y
que en todo caso cualquier forma de rezar el Rosario es válida y agradable a Dios y, por
tanto, todas ellas ganan las indulgencias concedidas. Cfr. Oración a las rogativas que por la
sucesión deseada de nuestros… Monarcas hizo la Ilustre Parroquia del Sagrario…El Sermón
tuvo lugar el 29 de abril de 1691. Impreso de la Biblioteca Universitaria de Sevilla 112/123.
58
ARCHIVO PARROQUIAL DE PEDRERA, Libro de actas y cuentas de la Cofradía del Rosario.
1764. Se insertan tras los estatutos de la corporación. El libro está sin foliar.
59
PELÁEZ DEL ROSAL, Manuel, “Algunos aspectos formales de los rosarios públicos en Anda-
lucía: el caso de Priego de Córdoba en el siglo XVIII” en PAZ CASTAÑO, H. y ROMERO
444
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
Hay que distinguir entre las coplas propiamente del Rosario, que glosaban los
Misterios, se referían a alguna festividad especial o bien a las ánimas en noviembre
y “las campanillas” que, como su propio nombre indica, eran tocadas por los “avi-
sadores” para convocar al vecindario al Santo Rosario y solicitar limosnas. De estos
segundos derivan los muy numerosos Coros de Auroros y Campanilleros que se
crearon en todas las provincias andaluzas.
Modesto García Jiménez distingue con acierto entre auroros, que conservan
más el estilo antiguo de las coplas, con tonada más lenta, y utilizan muy pocos
instrumentos (esquila, campanillas, guitarras, laúdes...) y campanilleros que entonan
las coplas con tonadas más vivas y ligeras y utilizan muchos más instrumentos:
panderetas, tambor, botellas de anís, triángulos e incluso saxofones, entre otros. En
Aznalcázar (Sevilla), por ejemplo, se distingue por parte del coro “Santiago Apóstol”
entre tonos mayores (alegres, vivos) , menores (lentos, “tristes”) e incluso flamencos.
“Las Campanitas” y “Los Campanilleros” marchaban con antelación por las ca-
lles que debía recorrer el Rosario haciendo sonar los instrumentos, posteriormente
quizá entonando saetas o jaculatorias y finalmente cantando coplas. En algunos
casos se contrataba un clarinero. La finalidad era anunciar a los vecinos el comienzo
del Rosario, animarlos a participar y prevenirlos de las consecuencias nefastas para
sus almas si no lo hacían.
En tu puerta están la campanilla,/ levanta cristiano si la quieres ver/ porque dicen que
viene la Aurora / Repartiendo rosas al amanecer./ Vamos a coger/ a la rosa más grande
y hermosa/ que sembró María contra Lucifer (Coro de campanilleros de Castilleja)60
Coplas de Misterios
Desde finales del XVII se documentan ya coplas propias para cada Misterio,
con breves estrofas y alto contenido teológico. En la segunda mitad del XIX, al rees-
tructurarse el Rosario público con las procesiones de la Aurora y el predominio fe-
menino en estos, son las mujeres quienes entonan estas coplas, creándose modelos
muy populares como los que reproducimos y que aún siguen vigentes en muchas
localidades andaluzas y fueron compuestos por el canónigo Muñoz y Pabón.
MENSAQUE, C., Congreso Internacional del Rosario. Actas., Sevilla, Fiestas Mayores, 2004,
págs 399- 406.
60
Letra facilitada por Salvador Naranjo González- Pola, gran estudioso de las coplas. Pertenecen
al Coro de Campanilleros de la Hdad. de la Virgen de la Soledad de Castilleja de la Cuesta.
445
Carlos José Romero Mensaque
Coplas de Ánimas
Las Coplas de Ánimas, la mayoría concebidas para cantarlas por las calles en
noviembre durante el Rosario de la Aurora, son vivos y expresivos exponentes de
una religiosidad popular, que es vivencia trascendente e inmanente de una actitud
ante la vida y la muerte y recuerdo emotivo de los difuntos, que, gracias al Rosario,
se hacen de alguna manera presente en una dimensión viva y espiritual con los
vivos. Estos Rosarios de Ánimas y sus coplas eran organizados fundamentalmente
por hermandades y congregaciones rosarianas o de ánimas. Hoy en día permane-
cen plenamente vigentes en la provincia de Sevilla Castilleja de la Cuesta por los
campanilleros de la Hermandad de la Soledad y en Mairena del Alcor por la de las
Ánimas Benditas.
El sonido de las campanillas/ y nuestros clamores testigos serán/ de que hacéis por las
benditas almas/ todo cuanto ellas puedan desear./ Y el Señor dirá,/ Padre mío por estos
61
Debo la letra de estas coplas a la gentileza del investigador José Galisteo Martínez.
446
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
devotos/ ya nos vemos libres de tanto penar.(Coplas de Mairena del Alcor. Hdad de
Ánimas)62
Otras coplas
Había diversas coplas que se referían a los tiempos litúrgicos: navidad, cuares-
ma, … o que enunciaban diversos temas teológicos.
Hoy sólo la Hermandad del Rosario de los Humeros tiene instituido un coro
de estas características en la capital hispalense. En la provincia sí se conserva esta
tradición activa en Aznalcázar, Castilleja de la Cuesta, Bormujos, Gilena, Lebrija,
Mairena del Alcor, Los Palacios, Puebla de Cazalla, Tomares, Viso del Alcor… entre
otras localidades.
En las demás provincias de Andalucía están muy extendidas las coplas de la
aurora, predominando muy especialmente en la provincia de Córdoba. Una de las
localidades que con más interés cuidan del mantenimiento de esta tradición es, sin
duda, la de Priego donde permanece muy activa la Hermandad de Nuestra Señora
de la Aurora, con sede canónica en la pequeña, pero magnífica capilla propia y que
desarrolla muchas actividades en pro de la investigación de las Coplas tradiciona-
les, habiendo publicado ya dos libros recopilativos64 y varios artículos en su revista
“Aurora”. Otras localidades bien significativas son: Aguilar, Benamejí, Castro del Río,
Iznájar, Lucena, Luque, Montilla, Monturque, Puente Genil y Rute.
En la provincia de Huelva, concretamente en Riotinto, se conservan la llamada
“esquila” o copla de campanilleros del Rosario de la aurora, cuya memoria se re-
monta a 1883, aunque existía una anterior tradición rosariana tanto en la localidad
como en Zalamea la Real o La Corte de Santa Ana65. Suelen cantarse durante las
madrugadas de la Novena de octubre. En la actualidad, la Virgen del Rosario es
Patrona y Alcaldesa perpetua de Riotinto. En Aracena, los grupos de campanilleros
62
Letra facilitada por Eusebio Pérez Puerto, que fue Hermano Mayor de esta Hermandad.
63
Vid. El repertorio en un interesante librito de Miguel Ángel López Pardo El Rosario de la Aurora,
col. Raigambres, Gilena, 1982.
64
El más importante y pionero, PELÁEZ DEL ROSAL, M. y JIMÉNEZ PEDRAJAS, Cancionero Popu-
lar del Rosario de la Aurora, Priego, 1978
65
En esta pequeña aldea del municipio de Santa Ana, las mujeres cantan una Novena de calle
en las madrugadas previas a la festividad del Rosario y también en agosto para que puedan
asistir la población que hubo de emigrar y en estos días regresan para estar con la familia
447
Carlos José Romero Mensaque
66
CORONAS TEJADA, Luis, op. cit.
67
Esta profesora ha escrito varios trabajos sobre el Rosario en Córdoba, por ejemplo, “Cofradía de
Nuestra Señora del Rosario de españoles en Córdoba del Tucumán”, en XI Congreso Nacio-
nal y Regional de Historia Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2001.
Las Coplas de Aguilar “Versos para recordar al Rosario de la Aurora”y unas pinceladas bio-
gráficas en la Biblioteca de Autores Españoles, tomos 299 y 300, editada por Atlas en Madrid
en 1989. Las coplas en el tomo 300, págs 317- 321. Cristóbal de Aguilar nació en Sevilla en
torno a 1733 y fue bautizado en la parroquia del Sagrario. Un análisis específico de estas
coplas comparándolas con las andaluzas en mi artículo “Religiosidad dominica sevillana y
colonial en Córdoba (Argentina) a fines de la Edad Moderna. Las Coplas del Rosario de la
448
La devoción del Rosario en andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora
“El lucero con sus resplandores/ anuncia que el alba no tarda en llegar,/ des-
terrando tinieblas oscuras/ y llenando al mundo de felicidad:/ venid a admirar/ la
presteza con que huyen las sombras/ cediendo su imperio a la claridad”
“Por un poco de sueño que quites/ a tu cuerpo ahora, lograrás después/ un
descanso que nunca se acabe:/ no quieras por flojo tal dicha perder./ Bien puedes
creer/ a María, que es madre del Verbo/ y nos ruega ahora para nuestro bien.”
Y esta otra copla que compone en homenaje a las cantoras y cantores de los
Rosarios:
“Si al que ama nada le es difícil/ por el dulce objeto de su estimación,/ ¿cómo
amando a María de veras/ te muestras tan tibio en su devoción?/ Mira que el
amor/ que en las obras no se manifiesta/ es amor bastardo, es pura ilusión”
449
COFRADÍAS ROSARIANAS EN LA CÓRDOBA DEL
SIGLO XVIII: LAS HERMANDADES DE NUESTRA
SEÑORA DE LOS AFLIGIDOS Y DEL AUXILIO
Juan ARANDA DONCEL
Real Academia de Córdoba
Introducción
1
El fenómeno rosariano en la urbe hispalense se aborda en la magnífica obra de Carlos J. Romero
Mensaque, El Rosario en Sevilla. Devoción, rosarios públicos y hermandades, Sevilla, 2004.
2
La trayectoria histórica de esta cofradía rosariana ha sido estudiada por Juan Aranda Doncel, La
devoción a la Virgen del Socorro en Córdoba durante los siglos XVII al XX, Córdoba, 1998.
451
Juan Aranda Doncel
452
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
3
. Vid. Juan Aranda Doncel, “Las hermandades y los rosarios públicos en la diócesis de
Córdoba durante la Edad Moderna”, en Actas del Congreso Internacional del Rosario,
Sevilla, 2004, págs. 365-372.
453
Juan Aranda Doncel
4
. En el cabildo general celebrado el 28 de diciembre de 1760 se hace una referencia expresa a la
desaparición de la hermandad y a su posterior reorganización:
“
[...] cumplieron hasta los años de mil zetecientos i treinta y quatro que con el motivo de aver padeci-
do esta Ciudad una grande calamidad dicho año escaeció la limosna de los devotos i cofrades,
y como quiera que dicha hermandad se mantiene solo de las limosnas por no tener ningunas
rentas, faltando aquellas, escaeció poco a poco el fervor de tal modo que a el año siguiente ya
se avía amortiguado del todo aquel culto, se cerraron las puertas de dicha hermita y permane-
cieron así hasta que el año de mil setezientos y cinquenta y siete, movidos solo de ver a esta
Soberana imagen sin culto alguno nos dedicamos parte de nosotros a principiar de nuevo esta
hermandad”.
454
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
Proseción de ella los días y noches de sus Reglas y todo lo demás que por devo-
ción a la dicha Sagrada Ymagen de Nuestra Señora es debido, sin que por esto se
intrometan en cosa peculiar de la dicha Hermandad de la Sangre, por cuia parte se
les bolberá a hacer formal entrego de las Ynsignias, faroles i alahas que tenían para
que usen de ellas”5.
En contrapartida, la hermandad de Nuestra Señora de los Afligidos reconoce
de manera expresa el derecho de la cofradía de la Sangre a la posesión de la ermita
que comparten en el uso. El documento firmado establece asimismo las condicio-
nes de acceso a la iglesia por los respectivos hermanos mayores con la finalidad de
evitar situaciones conflictivas:
“Y igualmente se capitula que los hermanos del Rosario sólo han de poder
celebrar sus cabildos en la Yglesia o Portal primero sin que en adelante puedan
solicitar ni permitíseles el que los hagan en la Sala Capitular los tengan en que
únicamente tiene i ha de tener uso i dominio la Ylustre hermandad de la Sangre”7.
5
. A(rchivo) H(istórico) P(rovincial) C(órdoba). Protocolos de Córdoba. Oficio 2. Legajo 355, f. 131 v.
6
. Ibidem, f. 133 r.
7
. Ibidem, f. 132 v.
8
.”Y así mismo se establece que quantas alaxas i obras aumente la referida hermandad del Rosario
a beneficio de la referida casa y hermita han de quedar con la correspondiente subordinación
455
Juan Aranda Doncel
El documento firmado por ambas partes establece que en las fiestas solem-
nes la imagen de Nuestra Señora de los Afligidos estará colocada en el altar mayor
y en sus salidas procesionales le acompañarán en el cortejo los miembros de la
cofradía de la Sangre:
“Que logrando licencia del Ylustrísimo Señor Obispo de esta ciudad para
que el Jubileo Circular o otra exposición o fiesta se solemnize en la Yglesia de
dicha hermita por la hermandad del Rosario lo ha de poder hacer en el Altar
maior de ella sin pedir ni necesitar de más licencia de la otra hermandad por-
que ambas ban a el fin del maior culto, y así se ha de poder para dicho efecto
poner la imagen de Nuestra Señora en el dicho altar maior, y que siempre que
se saque en processión por la hermandad del Rosario la ymagen de Nuestra
Señora han de dar aviso a el Prioste de la otra hermandad para que concu-
rran sus hermanos a el mismo culto y ha de ir governando dicha Processión
el hermano maior de la del Rosario y los demás en el sitio que dicho hermano
maior le asignase”9.
al Prioste i hermanos de la de la Sangre, sin que éstos puedan por ningún acontecimiento ena-
genarlas ni hacer préstamo de ninguna de ella. Y si se diese caso que la referida hermandad
del Rosario se suspenda o por tiempo se extinga en el intermedio que se buelba a fomentar
solamente se ha de constituir depositaria la de la Sangre de dichas halaxas para bolberlas a dar
a las mismas cofradías del Rosario que de nuevo se creasen o renueven”.
9
. AHPC. Protocolos de Córdoba. Oficio 2. Legajo 355, f. 133 r.
10
. Acerca de la etapa de gobierno de este prelado, vid. Juan Aranda Doncel, “El zamorano Martín de
Barcia, obispo de Ceuta y Córdoba (1743-1771)”, en Actas del Primer Congreso de Historia de
Zamora. Tomo 3. Medieval y Moderna. Zamora, 1991, págs. 681-691.
11
. A(rchivo) G(eneral) O(bispado) C(órdoba). Cofradías. Reglas de la hermandad de Nuestra Señora
de los Afligidos.
456
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
“Por tanto ordenamos que en adelante todos los años víspera de la Pasqua de
Resurección, irá el hermano munidor citando a cada uno de nuestros hermanos,
sin exeptuar ninguno por lexos que viva, para que concurran el segundo día de
dicha Pasqua por la mañana entre diez y onze a el hospital, donde se venera nues-
tra Soberana Ymagen, para la elección de hermano maior, será también citado
para el mismo efecto el señor Rector de la parroquia del Salbador, el que deberá
presidir todos nuestros Cabildos, y en consequencia de esto, siendo ya el segundo
día se tocará por varias veces la campana hasta que estén juntos lo menos doce
hermanos, sin cuio número nunca se podrá celebrar Cabildo, y juntos éstos se
descubrirá nuestra Madre y Señora, hincados todos de rodillas, se le pedirá a la
Madre de Dios nos dé luz para hacer lo que más fuere de su agrado”.
12
. “En todos los actos que se executaren por hermandad conviene que resplandesca en
nosotros aquella paz sólida que aconseja el Señor esté de asiento en nosotros, más en
ninguno ha de resplandecer esta paz que en los Cabildos y elecciones de hermano
maior, pues haciéndolas éstas con sincero afecto y sin pasión alguna conseguiremos
una elección que sea del agrado de Nuestra Señora”.
13
13. “Concluida esta petición se sentarán todos con este régimen, el mejor asiento lo ocupará
nuestro padre Rector y a su lado derecho el hermano maior i a el otro el diputado más anti-
guo; después se seguirán los hermanos seises y albaceas i secretario, exepto quando concurran
hermanos sacerdotes que éstos siempre ocuparán los mejores sitios por razón de su dignidad,
lo que se executará en todos los Cabildos que dicha nuestra hermandad celebre; y observado
este régimen, todos con mucho silencio y una modestia religiosa atenderán a lo que nuestro
hermano maior hablase”.
457
Juan Aranda Doncel
“[...] si se huviese visto que dicho hermano mayor avía cumplido su año con
mucha perfección, mandamos y ordenamos que a boz de toda la hermandad se le
suplique con instancias, siga y exerza su empleo el año siguiente y si se escusare
con pretestos suficientes a no admitir dicha súplica pasará la hermandad a la
nueva elección”.
El primer capítulo de las constituciones alude también a que los cabildos gene-
rales deben celebrarse en paz y armonía, contemplándose sanciones a los herma-
nos díscolos que perturben el normal desarrollo de las sesiones15.
14
. “Pero si en algún tiempo sucediere (lo que Dios no permita), procediesse el hermano maior con
algunos exessos por los quales se vaian desasonando los hermanos y escaeciendo el fervor, en
tal caso se le pedirá licencia a el Señor Ordinario, haciéndole presente los motivos que obligan
a la hermandad para deponer a el hermano maior de su empleo, y conseguida ésta, en Cabildo
público será depuesto de hermano maior, sin que preceda palabras injuriosas ni provocativas
quedando en su lugar y haciendo sus veces hasta que se cumpla el año, el diputado primero
exequtando esto siempre que, o por enfermedad o ausencia, faltase el hermano maior a algunos
de los actos de hermandad, y finalizado el año en que cumplía el depuesto se pasará a elección,
presidiendo ésta el susodicho diputado”.
15
. “Y si sucediere tal ves en algunos de los cabildos que alguno de los hermanos se propasase a
voces o palabras immodestas o algunas acciones o dichos provocativos será reprendido por el
hermano maior con palabras humildes y edificativas, dándole a entender que no avía allí venido
a fulminar discordias.
Y
si no entendiese con esta monición y prosiguiese con su immodestia y alboroto será multado en
media libra de zera para culto de Nuestra Señora y no cumpliendo dicha multa no se le bolberá
a citar para ningún cabildo ni menos ascenderá a ninguno de los empleos”.
458
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
Además de los seises, el hermano mayor tiene la facultad de elegir dos alcal-
des o albaceas, cuya función específica es el cumplimiento de los sufragios por los
cofrades fallecidos:
“Nombrados los seis hermanos diputados pasará a elegir dos hermanos Alcal-
des o Albaceas, cuia obligación será el solicitar luego que se sepan el fallecimiento
de algunos de nuestros hermanos se cumplan prontamente los sufragios que nues-
tra hermandad acostumbrará en adelante decir por qualquiera de sus defuntos, lo
que no omitirán hasta tanto que vean firmadas las misas en un libro que para este
efecto solo tendrá la hermandad”.
“Y dado caso que en la hermandad no aiga quien con perfección exerza dicho
cargo se recurrirá a un escribano público o notario apostólico, el que executará lo
subsodicho dando certificación de todo ello”.
16
. “Después se nombrará a un hermano que sepa sabe bien escrebir para secretario, cuia obligación
será escrebir en un libro que para esto solo avrá, los cabildos con las circunstancias y cláusulas
que en ellos se propusiesen, recojer las firmas de los hermanos que en ellos se hallaren y dar
certificación de todos ellos, dará también ésta en las quentas i gastos de la hermandad, del di-
nero que ai en el arca de tres llaves que adelante diremos, dará también la misma en el entrego
o imbentario de todas las halajas que tenga la hermandad i apuntar en el libro de asentamiento
de hermanos a qualquiera que en nuestra hermandad quisiere alistarse”.
459
Juan Aranda Doncel
“[...] atento a la estreches del hospital, será preciso que se aga la fiesta en la
parroquial del Salvador, llevando la víspera en la noche a nuestra Madre a ella
con la maior devoción y solemnidad y a el día siguiente se hará la fiesta con su
sermón para la qual se combidará a la Ylustre hermandad de la Sangre y a las
17
. “En este tercer capítulo mandamos que cumplidos los ocho días en los quales ya avrán dichos
hermanos revisores a su despacio las quentas i especulizado una por una con la maior fidelidad,
se juntará la hermandad a Cabildo en la forma referida y junta ésta manifestarán los hermanos
revisores el parecer que haigan echo de dichas quentas y hallándolas todas comformes, en los
mismos libros todos tres firmarán su aprovación y dada ésta se conformará la hermandad apro-
vándolas y firmando su aprovación en el libro de Cabildos”.
460
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
El capítulo quinto de las reglas menciona los actos religiosos que está obligada
a realizar la cofradía de Nuestra Señora de los Afligidos durante el año. Todos los
domingos y festivos se celebra misa en la capilla del hospital a cargo de un religioso
y diariamente se reza el rosario ante la titular. Asimismo los miembros de la her-
mandad deben participar en las salidas nocturnas de los rosarios callejeros que se
organizan los martes y viernes de cada semana18.
El último capítulo se centra en los sufragios por los cofrades fallecidos. Las
constituciones imponen como obligación el doblar de la campana de la ermita y el
asistir al funeral una representación de doce hermanos con sus respectivos cirios y
18
18. “Ordenamos en este quinto capítulo que en dicha hermita se zelebre todos los domingos y días
de fiesta del año, el Santo Sacrificio de la Misa para cuio fin se tendrá a un Religioso señalado,
diciéndose ésta en el invierno a las ocho y media y en el verano a las nueve. Juntamente se reza-
rá todas las noches el Santo Rosario a Nuestra Señora con sus dos luces, sacando éste en prose-
ción de noche los días martes y viernes de todas las semanas en donde iremos acompañando a
la Santísima Virgen con nuestro corazón, no exediéndonos en conversaciones ni porfías, procu-
rando no faltar noche a tan grande devoción haciéndonos el cargo que el demonio nos sugerirá
para que no concurramos a alabar a Nuestra amada Reina y por lo mismo resistiremos tan grave
tentación con no dexar de asistir aunque aga frío o aiga alguna imcomodidad en las calles, pues
con ninguna devoción agradaremos más a María Santísima que con esta de su Santísimo Rosa-
rio. Y entretanto que sea hora de que éste salga a la calle, estaremos en la iglesia aguardando a
que se junten los hermanos evitando todo género de conversaciones, haciéndonos el cargo que
estamos en la yglesia que es únicamente para meditar o rezar”.
461
Juan Aranda Doncel
19
. “Por tanto ordenamos que qualquier hermano el día de su recebimiento dé de entrada un real
de vellón i todas las semanas un ochavo, cuias limosnas pararán todas en poder del hermano
maior como depositario o administrador de ellas, por lo qual el tal hermano desde el mismo
día en que se recivió por tal y quedó anotado en el Libro de Caxa, es acreedor a los siguientes
sufragios”.
20
. AGOC. Secretaría. Informe sobre cofradías, hermandades y congregaciones existentes en Córdoba
en Febrero de 1771.
462
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
21
. El inventario de la hermandad describe el ajuar que posee la Virgen de los Afligidos a
finales de 1760:
“
Primeramente una ymagen grande de María Santísima de los Afligidos con tres vestidos,
el uno de terciopelo con zetenta i tres estrellas, otro de damasco llano y el otro de
doble. Ytem un resplandor y corazón de plata, dos estolas, una de cinta ordinaria y la
otra bordadas de plata las ynsignias de la Pasión. Dos pares de tocas, tres camisas y
dos enaguas blancas”.
22
. AGOC. Cofradías. Inventario de la hermandad de Nuestra Señora de los Afligidos.
463
Juan Aranda Doncel
las ollerías cercanas a la puerta del Colodro. También residen pequeños labradores,
hortelanos y una cifra alta de jornaleros23.
A lo largo del segundo cuarto del siglo XVIII el movimiento rosariano en la de-
marcación de Santa Marina está presente con las hermandades de Nuestra Señora
de la Luz y Nuestra Señora del Auxilio. La primera, establecida en el templo parro-
quial, goza de una notoria vitalidad en la centuria del setecientos, mientras que la
segunda arrastra una penosa existencia debido a la precariedad de recursos24.
La hermandad de Nuestra Señora del Auxilio se erige en la ermita de los San-
tos Mártires Acisclo y Victoria que se localiza junto a la puerta del Colodro. Los
efectivos humanos de la cofradía se reclutan entre los vecinos del barrio de Santa
Marina y las aportaciones de los hermanos representan la única fuente de ingresos.
Un elevado porcentaje de los recursos se destina a los sufragios por los cofra-
des difuntos y a la cera. También originan unos crecidos gastos los actos religiosos
que se organizan a lo largo del año, sobre todo las salidas de los rosarios públicos y
la fiesta en honor de la titular.
La cofradía rosariana de la Virgen del Auxilio desarrolla normalmente su activi-
dad hasta mediados de la década de los años treinta del siglo XVIII. El 25 de julio
de 1735 sus miembros acuden a un cabildo general en el que se elige hermano ma-
yor a Pedro de Valdelomar, quien permanece en el cargo durante un par de lustros.
A lo largo de la etapa de gobierno del mencionado Pedro de Valdelomar la
hermandad entra en una fase de postración que concluye finalmente en su extin-
ción. Los primeros síntomas de crisis afloran en las cuentas dadas el 5 de febrero de
1736 en las que el balance de ingresos y gastos arroja un abultado saldo negativo.
El déficit se repite en los años siguientes hasta desembocar en una situación crítica
que obliga a la autoridad eclesiástica a intervenir.
En efecto, el 18 de octubre de 1746 se celebra en la sacristía de la parroquia de
Santa Marina un cabildo general, presidido por el rector Antonio Moreno de Arci-
niega. Los ocho hermanos asistentes se niegan a hacerse cargo de la cofradía por la
penuria de recursos, hasta el punto de que no se han podido cumplir los sufragios
de varias personas fallecidas. Con el fin de hacer frente a esta ineludible obligación
se acuerda vender las alhajas y el importe se destine a pagar los estipendios de las
misas:
23
. El barrio de Santa Marina se encuentra en la zona baja del casco urbano o Ajerquía que compren-
de asimismo las collaciones de los Santos Nicolás y Eulogio de la Ajerquía, San Pedro, Santiago,
Santa María Magdalena, San Lorenzo y San Andrés.
24
. La trayectoria de la hermandad rosariana de Nuestra Señora de la Luz la hemos abordado en nues-
tro estudio “La advocación de la Luz en tierras cordobesas durante los siglos XVII al XX”. En Luz
Mundi. La religiosidad popular en torno a la luz, I. Almería, 2007, pags, 17-43.
464
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
“[...] y habiendo sido preguntado a cada uno de por sí por el señor Rector
si podía ser hermano maior y biendo que no había quien pudiese serlo por la
cortedad de los medios y la poca debozión que de dies años a esta parte se ha
esperimentado y que aquellas alajas que ai en la mencionada hermandad cada
día ban a menos y que hai diferentes almas de hermanos defuntos sin cumplir
las misas, se determinó entre los que se zelebró el cabildo que las alajas que tiene
dicha hermandad se pusiesen en poder del señor Rector y que dispusiese de ellas
para el alibio de las almas de los difuntos”25.
La precaria situación se prolonga todavía unos seis meses hasta que en mayo
de 1747 el rector de la parroquia dirige un escrito al prelado de la diócesis Miguel
Vicente Cebrián y Agustín en el que informa del estado de la cofradía. Al mismo
tiempo pide que las alhajas se adjudiquen a la hermandad de Nuestra Señora de la
Luz con la condición de que supla el débito de los sufragios y las cantidades que se
le deben al último hermano mayor Pedro de Valdelomar26.
La solicitud del párroco Antonio Moreno de Arciniega va a ser atendida, como
lo refrenda el decreto episcopal promulgado el 20 de mayo del citado año:
“En vista del testimonio que acompaña a este memorial por lo que de él
resulta, y conformándonos con lo decretado por los Hermanos de la Hermandad
de Nuestra Señora del Auxilio en el Cavildo o Junta que zita dicho testimonio,
respecto a el estado de decadencia en que se halla la dicha hermandad y que por
considerarse extinguida se hallan expuestas a distraherse sus ynsignias y alajas
que an quedado, damos facultad a nuestro Rector de Santa Marina para que
todas ellas las recoja y, vendidas las que puedan serlo, pague de su producto a el
25
. A(rchivo) P(arroquia) S(anta) M(arina). Cofradías. Documentos de la hermandad de Nuestra Señora
del Auxilio.
26
. “Antonio Moreno de Arziniega, Rector de la Yglesia Parroquial de Santa Marina de Aguas Santas
de esta Ciudad, puesto a los pies de Vuesa Señoría Yllma. digo: que habiendo tanteado el es-
tado de la Hermandad de Nuestra Señora de el Auxilio menzionada en el adjunto testimonio,
encuentro ninguna formalidad en cuentas por falta de pluma de su Hermano maior, por lo que
haziendo un juizio prudenzial se podrán dezir unas cincuenta missas y pagar unos zien reales
a el dicho Hermano maior, con lo qual quedan extinguidos los débitos que dicha Hermandad
tiene a fabor de los Hermanos que han fallezido y a fabor de el Hermano maior por lo que ha
suplido de su caudal; para lo qual= Suplico a Vsª. Yllma. se sirba mandar se adjudiquen las
alaxas de dicha Hermandad (que son de poca considerazión) a la Hermandad del Rosario de
Nuestra Señora de la Luz, sita en la sobredicha Parroquia para que de ellas paguen los referidos
déuitos y si alguna cosa sobrare quede aplicada a esta Hermandad, o lo que más bien pareziere
a Vsª. Yllma. cuia vida guarde Dios muchos años en su santa gracia”.
465
Juan Aranda Doncel
Hermano mayor que a sido lo que se le fuere en dever y las missas que restaron
por cumplirse”27.
“[...] y lo restante de alaxas que son una arca de pino, otra de castaño, un
estandarte viejo encarnado, una mesa de pino vieja, dos faroles y un banco en
donde estaban, una demanda de plata que pesó diez y siete onzas menos quarta y
los libros de dicha hermandad, todo entregué a la hermandad de Nuestra Señora
de la Luz como en dicho decreto se manda”28.
27
. APSM. Cofradías. Documentos de la hermandad de Nuestra Señora del Auxilio.
28
. Ibidem.
29
. “El hermano mayor y seises de la hermandad de el Rosario de Nuestra Señora de la Luz hemos rezi-
bido del señor Don Antonio Moreno de Arziniega, Rector perpetuo de la Yglesia Parroquial de
Santa Marina de Aguas Santas, y nos damos por entregados de las alaxas arriva mencionadas”.
466
Cofradías rosarianas en la Córdoba del siglo XVIII: las hermandades de Nuestra Señora...
30
. AGOC. Secretaría. Informe sobre cofradías, hermandades y congregaciones...
467
LA HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE
LA AURORA MARÍA: DOCUMENTOS PARA SU
ESTUDIO
Rafael RETANA ROJANO
Introducción
En primer lugar quisiera expresar mi gratitud plena, y con ella, mi más sincero
reconocimiento, a mi buen amigo y mejor investigador, Juan Martín Vergara, la im-
portante localización del manuscrito empleado, principalmente, para la realización
de la presente comunicación. El mismo, contribuye a esclarecer sobremanera aspec-
tos fundamentales sobre la fundación y posterior desarrollo de lo que se puede de-
nominar la primera corporación dedicada al ejercicio del rezo callejero del rosario
por las calles de Málaga, conocida con el título Congregación de la Aurora María.
A cuya buena memoria quiero dedicarla.
Uno de los aspectos más fructíferos de la religiosidad barroca lo constituye, sin
lugar a dudas, la devoción rosariana. Aunque sus raíces se hunden en la centuria
decimoquinta, no será hasta las postrimerías del siglo XVII cuando conocerá un
inusitado y rápido aumento sin precedentes. Es, en esta época, cuando comenzaron
a fundarse unas congregaciones o hermandades dedicadas al rezo del rosario de
forma pública y comunitaria por las calles, además de las ya existentes en los ceno-
bios dominicos con la misma advocación. La ciudad de Málaga no se vio exenta de
ambos fenómenos.
Como vamos a comprobar, por un lado desde la llegada de la Orden de Predi-
cadores se erigió la Archicofradía del Rosario en el cenobio dominico, establecién-
dose así de forma fehaciente la devoción al Rosario a través de la misma y de la
propia Orden. Frente a este hecho, casi dos centurias más tarde, en las postrimerías
del siglo XVII, en nuestra ciudad, como en otras de nuestra comunidad, se desarro-
lló el interesante y fructífero movimiento citado anteriormente.
469
Rafael Retana Rojano
Por ello podemos concluir que si en 1544 se le otorgo una renta de tres mil
maravedíes su fundación se tuvo que llevar a cabo en el primer tercio del la centu-
ria décimo sexta. Su presencia está documentada desde el siglo XVI2. Pero no será,
como indicamos anteriormente, hasta las últimas décadas del siglo XVII cuando
comience una auténtica revolución en el ejercicio de esta práctica cultual por las
calles, con la fundación de hermandades creadas ex profeso, conocidas posterior-
mente como rosarios de la Aurora. Fenómeno que no sólo abarcó el territorio de
nuestra Comunidad Autónoma sino que se extendió a todo el territorio nacional.
En el caso particular de la ciudad de Sevilla ha sido profusamente estudiado por el
profesor Carlos José Romero Mensaque3.
El objeto medular de la presente comunicación lo constituye la fundación de
la primera de esas congregaciones o hermandades del Rosario de la Aurora de la
1
(A)rchivo (H)istórico (P)rovincial de (M)álaga. Escribanía de Juan de Sierra. Legajo 3952. Año
1825. Fols. 344r 344v
2
(A)rchivo de la (R)eal (C)hancilleria de (G)ranada, caja 2511, pieza 007 Año 1559. Juan Alonso,
maestro de niños, vecino de Málaga con los hermanos de la Cofradía de Rosario, sita en
el Convento de Santo Domingo de Málaga, sobre ocho fanegas de tierra por su testamento
mandó al Convento.
3
ROMERO MENSAQUE Carlos José, El Rosario en Sevilla. Devoción, rosarios públicos y herman-
dades (siglos XV-XXI, Sevilla, Delegación de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla,
2004.
470
La Hermandad de Nuestra Señora de La Aurora María: Documentos para su estudio
471
Rafael Retana Rojano
comenzó à sacar por las calles un Rosario con sus muchachos muy de madruga-
da: mudose al corralón de Bustamante, y alli se le agregaron vários Hermanos de
mas edad, y comenzaron à formalizar su Congregación. Por salir de madrugada
por las calles à la hora de la Aurora, pusieron este título à la Imagen de N. Sra. de
su estandarte, ó Bandera, llamándose Rosario de la Aurora María; asi siguió con
grande devoción y aumento de Hermanos. Después se paso a la calle de Agustín
Parejo a la casa de un hermano Lucas, y a poco a la que vivia D. Pedro Albur-
querque, calle de la Puente, quien cedió á la Hermandad una sala baxa, para que
en ella, dispuesta en forma de Capilla, se colocasen la Imagen y fuesen formando
una Iglesia . Esta es en la que estuvieron las Monjas de la Aurora, y Divina Pro-
videncia, que les cedió su dueño con otras casas en 1728, luego que se labró la
Ermita de la Aurora, rivera de Guadalmedina. Para ella cedió la Ciudad en 1728
un sitio de 35 varas de largo, y 11 de ancho que es la dimensión de la Iglesia. En
1739 ya estaba algo capaz, y se trasladó la Imagen con su Hermandad. Tardose
en concluir con toda perfeccion, por la cortedad de las limosnas, hasta fin de 757:
en 15 de Enero de 758 se celebró su Dedicación con gran solemnidad y en su
noche sacaron con las misma el Sto. Rosario: para su mejor gobierno, y duración
formaron Constituciones, que aprobó en 19 del mismo el Sr. Ferrer, nuestro actual
dignísimo Prelado, que entonces era Provisor del Ilmo. Sr. Franquis.” 4
Como se desprende del texto, parece obvio que Medina Conde utilizó los docu-
mentos del citado “Archivo general”, ya que da datos muy certeros y ciertos. Como por
ejemplo, el nombre de su fundador, Juan Sánchez, y el de sus sucesores en la jefatura
de la institución, Lucas Navarro y Pedro Alburquerque. Igualmente, nos describe el
particular cambio de sedes que va sufriendo la incipiente Hermandad, que sin duda,
se corresponden con los domicilios particulares de sus primeros hermanos mayores, al
carecer de lugar propio el rosario se iba ubicando en ellos. Así continuo hasta 1728,
fecha en la que la ciudad le cedió unos terrenos para labrar capilla propia, cuyo edifico
todavía hoy sigue en pie, contiguo al puente que lleva su nombre, Aurora, junto al rio
Guadalmedina, tal y como nos explica Medina Conde.
Sin embargo, nos llama poderosamente la atención la fecha de la fundación,
1680 y el dato que nos ofrece a continuación al fijarlo en ocho años después del de
Santo Domingo. Ya que como expresamos anteriormente, si se estaba refiriendo a
la Cofradía del Convento, ésta se fundó en el siglo XVI. Tampoco tenemos constan-
cia fehaciente de que existiera otro Rosario anterior a éste. Bien es cierto que desde
prácticamente la realización del Sínodo de 16715, llevado a cabo por el Prelado
4
MEDINA CONDE Cristóbal, Conversaciones históricas malagueñas, Vol. IV, Málaga Imprenta de
Luis Carreras 1789-93, p. 269, 270
5
ALONSO DE SANTO TOMÁS, Constituciones Sinodales del Obispado de Málaga, Sevilla, 1674,
fol. 497. y ALONSO DE SANTO TOMÁS, Devotíssimo ofrecimiento del Rosario de Nuestra
472
La Hermandad de Nuestra Señora de La Aurora María: Documentos para su estudio
Señora dispuesto por e lIlustrisimo y Reverendisimo Señor D. Fray Alonso de Santo Tomas,
Obispo que fue de Málaga, Murcia, Imprenta de Felipe Díaz Cayuelas, s/f., pp. 63 y 64.
6
Para una mayor profundización sobre este aspecto ver nuestros trabajos: RETANA ROJANO
Rafael, “Las Hermandades del Rosario en la Málaga del siglo XVIII” en Historia Devocional
en la Málaga del siglo XVIII. La Antigua Hermandad del Santo Rosario de Nuestra Señora de
los Remedios de la Parroquia de los Santos Mártires, Málaga, Área de Cultura del Excmo.
Ayuntamiento de Málaga y Antigua Hermandad del Santo Rosario de Nuestra Señora de los
Remedios, 2007. Y RETANA ROJANO Rafael, “Fray Alonso de Santo Tomás y su influencia
en los orígenes de los rosarios callejeros en Málaga”, Actas del Congreso Internacional del
Rosario, Sevilla, 2004, págs. 391-397
7
MESTRE SANCHÍS Antonio, “Religión y cultura en el siglo XVIII español” en MESTRE SANCHÍS,
A, (coord.), Historia de la Iglesia en España, vol. 4, Madrid, BAC, 1979, p. 595. Esta fecha
también es avalada por Jesús Palomero en: PALOMERO PÁRAMO Jesús M, “ Entre el claustro
y el compás” en CAMPOS Jesús y CAMARERO, Concepción (dir.), Magna Hispalensis. E l uni-
verso de una iglesia (catálogo), Sevilla, Comisaría de la ciudad de Sevilla para 1992, p. 216.
8
ROMERO MENSAQUE Carlos José, El Rosario en Sevilla. Religiosidad popular y Hermandades
de Gloria, Sevilla, Eco 21, 1990, p. 23.
473
Rafael Retana Rojano
“ en cuanto al Rosario quel año de 1690 Juan Sanchez tercero que fue domi-
nico e hijo espiritual del Reverendo Padre Prebendado Francisco Vallejo movido de
buen espiritu y con diresion de dicho Reverendo Padre empeso apromoberla santí-
sima devoción del rosario de madrugada de Maria Santísima dela Aurora Maria
y que tuvo muchas contra disiones como todas las cosas buenas las tienen y por su
tolerancia se bensio todo ayudado de su buen director y que este primer hermano
y rrosario tubo su prinsipio en la calle del Rosal ydespues se mudo dicho hermano
ala calle de agustin parejo en el corralon de Bustamante y que la primera ymajen
fue una estampa depapel y después la misma Señora que oy tienen que la compro
el hermano D Miguel de Valensia en un baratillo en seys pesos () como desia la
primera abitasion que tubo la Aurora Maria fue la casa de dicho hermano tersero
dominico Juan Sanchez y vivio donde queda dicho, de donde sacaba el Santísimo
rosario con mucha edificación y buen ejemplo del pueblo pero el Reverendo Padre
Vallejo por principal y cabeza como consta de dicha declaración= por los años de
1698 ofresiendosele a dicho hermano Juan Sanchez un biaje de orden y consejo
de dicho Padre Prebendado Vallejo por escriptura en poder del hermano Lucas
Navarro la Santa Ymajen y los bienes queya tenian dados porsus devotos el Santo
Rosario, cuya escriptura fue celebrada ante dicho D Miguel de Valensiacomo es-
cribano mayor de cabildo en 20 dias del mes de julio de dicho año 98... ”9
Como se puede comprobar este segundo relato fue redactado en fecha más
cercana a los hechos que describe, 1753. Es mucho más explícito y generoso en
datos. Y, como vamos a comprobar, también parece redactado tras la consulta
de documentación fidedigna. Ambos coinciden en muchos aspectos importan-
tes, entre ellos los nombres de los fundadores y de quienes le siguieron en las
responsabilidades al frente de la Hermandad, los diferentes lugares de ubica-
ción, etc. Pero, no coinciden al menos en dos matices. El primero la fecha de
fundación con anterioridad a 1680, frente a 1690. A nosotros nos parece esta
segunda fecha, a priori, más plausible, ya que en este año sucede lo mismo en
otras ciudades andaluzas como Sevilla y Córdoba. Pero nos sigue quedando la
9
Memorial breve de la vida y virtudes del venerable reverendo padre fray Antonio Agustín de
Milla y Suarzo. Cápitulo XII, Fols 78, 79, 80, 81. Málaga 1753.
474
La Hermandad de Nuestra Señora de La Aurora María: Documentos para su estudio
duda de por qué algo más de una década de diferencia, máxime cuando parece
a todas luces que Medina Conde está escribiendo basándose en documentos
que está consultando, por la coincidencia de ambos relatos y de las personas
citadas. El segundo matiz, menos importante, quizás, su primera ubicación, calle
San Jacinto y calle del Rosal el segundo. Lo cierto es que ambas calles se encon-
traban a escasos metros, siendo casi paralelas en el barrio del Perchel y, por lo
tanto, en el entorno del cenobio dominico.
Este segundo texto continúa, al igual que el primero, relatando los avatares
vividos en el seno de esta corporación. A Juan Sánchez le sucedió en el cargo en
1698 Lucas Navarro, el cual vivía en la calle de Agustín Parejo, de donde comenzó
a sacar el Rosario. Posteriormente en el cargo le sucedió Pedro Alburquerque en
1705. Éste le cedió una sala baja de su casa en calle la Puente, a donde se trasladó
el Rosario nuevamente y donde construyeron capilla y camarín propio10.
Todos estos datos en cuanto a los primeros años del devenir de la Hermandad
del Santísimo Rosario de Nuestra Señora de la Aurora María pueden constatarse
fehacientemente al cruzarlos con los existentes en la Escribanía de Cabildo del
Archivo Municipal de Málaga. Así, el veinte de julio de 1698, Lucas Navarro, com-
pareció ante el escribano mayor para una especie de traspaso de poderes y de
10
Ibidem, fols, 82,83
475
Rafael Retana Rojano
recibir por inventario todo el patrimonio del Rosario de manos de Lucas Navarro,
su fundador y máximo dirigente hasta esos momentos. Así se enumera en el citado
documento:
“En la ciudad de malaga en veinte días del mes de julio de mil seicientos
y noventa y ocho años ante mi el escribano maior de cavildo publico y testigos
pareció Lucas Navarro vezino desta ciudad y hermano dela hermandad del santí-
simo Rosario de nuestra Señora dela Aurora quetodos los días sale de alba por las
calles desta ciudad aquien doi fe que conozco y dixo quede orden y consentimiento
del Padre Presantador Francisco Balledo religioso del Real Convento de Santo
Domingo desta ciudad y delos hermanos del dicho santo Rosario harecevido de
mano del hermano Juan Sanchez Rodero por vienes del Santo Rosario dela dicha
hermandad los siguientes.-
Una cruz alta demadera conque sale elrosario con su carcas de Baquita
[…] y dos paños dehombros uno de tafetán rosado y otro de brocado: unes-
tandarte de brocado forrado entafetan verde sencillo armado con su hasta y
escudo: diez faroles debidrio altos con sus astas los ocho ordinarios y los dos
grandes y estos con sus fundas: otros dos faroles dela misma […] e mano: una
farolera de madera enque etran los faroles: dos campanillas y otra quebrada:
una imagen de Nuestra Señora pequeña de talla con sucorona deplata con
dos vestidos de razo el uno en carnado y el otro […] cadauno con siete lasos
conforme[…] a los del vestido una estrella de plata quepesa dos de plata[…]
elpecho: un manto de tafetán seleste: dos frontales uno encarnado roto con
sucamilla[…] todos los quales dicen vienen del dicho Lucas Navarro[…] re-
cibió demano de dicho Juan Sanchez y para su poder en mi presencia deque
doy fe[…] seobligo de tenerlos en supoder como vienen dela dicha hermandad
para con ellos sacar el dicho Santo Rosario todos los días el alba como se acos-
tumbra en lugar del dicho hermano Juan Sanchez y con el suso dicho[…] que
por presio ausentarse desta ciudad el dicho Padre Presentado y hermanos del
dicho Santo Rosario le han nombrado y sostenguido? en su lugar por hermano
maior para el dicho santo excersisio y si Dios no lo permita en algún tiempo
faltare descaiese dicho Santo Rosario o por defecto de hermanos que asistan
o por falta de su con[…] por esto le fuerenpedidos dichos vienes se obliga
de entregarlos con mas losque nuevamente se hisieren y aumentasen […]los
hermanos del Santo Rosario dela Aurora desta hermandad y en su defecto ala
Cofradia delrosario sita enel real convento del Señor Santo Domingo desta
ciudad…”11
11
(A)rchivo (M)unicipal de (M)álaga. Escribanía de Cabildo. Leg. 46. Tomo I. Año 1698. Fols.
166r y v.
476
La Hermandad de Nuestra Señora de La Aurora María: Documentos para su estudio
477
UNA HERMANDAD ROSARIANA: LA ANTIGUA
HERMANDAD DEL SANTÍSIMO ROSARIO Y
COFRADÍA DE NAZARENOS DE NTRO. PADRE
JESÚS DE LA ORACIÓN EN EL HUERTO Y NTRA.
MADRE Y SRA. DE LOS DOLORES DE DOS
HERMANAS
Germán CALDERÓN ALONSO
1
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección de Registros Sacra-
mentales. Libro de Defunciones 84/13 1744-1774. Fol. 25 vto.
479
Germán Calderón Alonso
2
Vid. CALDERÓN ALONSO, Germán: Apuntes histórico-artísticos sobre cuatro templos naza-
renos y evolución de las devociones en Dos Hermanas. Excmo. Ayuntamiento de Dos Her-
manas. Dos Hermanas, 1992. Págs. 50-52 y LÓPEZ GUTIÉRREZ, Antonio José: “ Fray Isidoro
de Sevilla y la Hermandad de la Divina Pastora” en Feria de Dos Hermanas 1983. Excmo.
Ayuntamiento de Dos Hermanas. Dos Hermanas, 1983. Págs. 18-19.
480
Una Hermandad Rosariana: La Antigua Hermandad del Santísimo Rosario...
3
Vid. LÓPEZ GUTIÉRREZ, Antonio José: “Los bienes de difuntos nazarenos en el siglo XVII”, en
Feria de Dos Hermanas 1993. Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, 1993. Págs. 119-121.
4
Vid. LÓPEZ GUTIÉRREZ, Antonio José: “La cofradía de la Soledad a través de sus reglas (1616-
1724)” en Feria de Dos Hermanas 1990. Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos Her-
manas, 1990. Pág. 76.
481
Germán Calderón Alonso
5
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección de Registros Sacra-
mentales. Libro de Defunciones 74/2 1628-1632. Fol. 14.
6
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección Libro de Visitas,
Memorias y Cuentas. Libro de Visitas 316/5 1728-1740. Fol. 36 vto.
7
Vid. SÁNCHEZ NÚÑEZ, Pedro: “La Calle Real”, en Feria de Dos Hermanas 1981. Excmo.
Ayuntamiento de Dos Hermanas. Dos Hermanas, 1981. Pág. 44.
8
Vid. CANELLAS ANOZ, Magdalena: “La Parroquia de Santa María Magdalena en tiempos del
Arzobispo Jaime Palafox”, en Feria de Dos Hermanas 1989. Excmo. Ayuntamiento de Dos
Hermanas. Dos Hermanas, 1989. Pág. 53.
482
Una Hermandad Rosariana: La Antigua Hermandad del Santísimo Rosario...
hiso fiesta del Rosario y toco a la fabrica ocho reales” 9o esta otra “De una fiestta fabrica 7
reales y 18 maravedies. En 16 de octubre de 1757 hizo su fiesta la Hermandad del Rosario
con sacramento, en la Parroquial deesta Villa de Dos Hermanas, y toco a la fabrica siete
reales y dies y ocho maravedies de vellon”10. Como vemos en esta última nota, había
años en que la fiesta de la Virgen no se celebraba el primer domingo del mes, pero,
desde luego, este era el más habitual y el que podemos considerar histórico. En
nuestro siglo la Señora seguía desfilando este día por la mañana, acompañada de
los coros de campanilleros que antes eran muy famosos en nuestra villa. Hoy esta
tradición de los campanilleros se ha recuperado ampliamente, existiendo en Dos
Hermanas una gran afición a sacar campanitas en las Navidades, aunque ya no
acompañen a la Virgen del Rosario.
Pero Nuestra Señora no sólo salía el primer domingo de octubre. También era
sacada, siguiendo la tradición de muchos pueblos, el día de la Candelaria, como
atestiguaban nuestros mayores que llegaron a conocer esta costumbre en los prime-
ros años del siglo XX. En ese día la Virgen salía por la Puerta del Sol de la Parroquia
de Santa María Magdalena entrando por la principal. La Señora portaba una vela y
según se apagara o no era augurio del clima que iba a hacer ese año.
En una tercera procesión desfilaba María Santísima, el día del Corpus Christi.
Por especial privilegio, en Dos Hermanas se celebraba hasta 1959 esta festividad
el día de Santiago Apóstol, patrón de España. La razón de este hecho era que en
la festividad litúrgica del Cuerpo de Cristo el pueblo se encontraba ocupado con
las labores del campo y, por ello, Dos Hermanas consiguió este singular privilegio,
que, en ninguna manera, era único pues otras localidades también celebraban la
fiesta en días diferentes y más o menos por el mismo motivo. Pues bien, en esta
procesión hasta la Guerra Civil salía la primitiva imagen de Ntra. Sra. del Rosario
acompañando al Señor. También procesionaban la Divina Pastora y la imagen del
San Fernando de la Hermandad de Ntra. Sra. de Valme, efigies que acompañaron
al Santísimo hasta 1959. Desde 1989 se ha recuperado que la Pastora salga en esta
procesión –que ahora tiene lugar el Domingo del Corpus-, intentado la Cofradía de
Santa María de Valme que desfile San Fernando. También tenemos que anotar que
otras imágenes marianas acompañaban al Señor en el primitivo Corpus nazareno.
Todo ello al gusto de ese año. En efecto, tenemos noticias orales de que salieron
junto al Señor la Virgen del Carmen, la Virgen de las Virtudes, María Auxiliadora
y la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de la Cofradía de Jesús del Gran Poder.
Por otro lado, está documentado que la Virgen del Mayor Dolor de la Cofradía de
Vera-Cruz también acompaño al Santísimo.
9
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección de Registros Sacra-
mentales. Libro de Defunciones 83/12 1702-1744. Fol. 179 r.
10
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección de Registros Sacra-
mentales. Libro de Defunciones 84/13 1744-1774. Fol. 115 r.
483
Germán Calderón Alonso
484
Una Hermandad Rosariana: La Antigua Hermandad del Santísimo Rosario...
11
Vid. CALDERÓN ALONSO, Germán: “Noticias sobre la devoción al Santísimo Sacramento y
la Virgen del Rosario a través del acta de un cabildo del Concejo de Dos Hermanas en 1707”,
en Tabor y Calvario. Sevilla, nº17. Tercer trimestre, 1991. Pág. 22 y Archivo Municipal de Dos
Hermanas. Sección Gobierno. Legajo 4. Libros de Actas Capitulares. 1707. folio 52.
485
Germán Calderón Alonso
que dhas. reglas y estatutos se examinen a este fin y no hallándose reparo que lo
pueda embarazar nos haga el favor de ynterponer su judicial autoridad y dar su
lizencia para que se pueda juntar y conferir, elejir oficiales y dejecutar las demás
cosas concernientes a la erección y establecimiento que en ello juzgamos será Dios
seruido y glorificada su SSma. Madre que edificados los vecinos de esta villa ya
fervorizados con la deuoción a la Virgen SSma. Assi lo suplicamos Dos Hermanas
y marzo veinte y siete de mil setecientos y veinte y quatro años.
Firmas: D. Francisco Ascarza. Pedro Portillo de Alcoba. Diego Martín de
Mena. Joseph Gutiérrez Rubio. Juan López Mérida. Julián Gutiérrez. Ypólito Fran-
cisco Muñoz Hosa. Dn. Bernardo Francisco Baena. Diego Joseph Martín Ximénez
Mena. Pedro Días Hidalgo. Auto: El Señor Provisor mando dar traslado al fiscal
general deste Arzobispado.”
12
Vid. CALDERÓN ALONSO, Germán: “La fundación de las Cofradías de Ntra. Sra. del Rosario
y de la Oración en el Huerto de Dos Hermanas o historia de un cúmulo de malentendidos”,
en Boletín del Consejo de Hermandades y Cofradías de Dos Hermanas. Dos Hermanas, sep-
tiembre de 1995. Nº39. Págs. 29-33. Archivo General del Arzobispado de Sevilla. Sección
Justicia. Serie Hermandades. Legajo de Dos Hermanas.
13
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección de Registros Sacra-
mentales. Libro de Defunciones 83/12 1702-1744, fol. 231.
486
Una Hermandad Rosariana: La Antigua Hermandad del Santísimo Rosario...
de junio de 1735 don Diego Díaz Hidalgo, marido de doña Ana López Tinoco,
dejó en su testamento cincuenta misas para decir en la capilla de los Dolores y el
5 de marzo de 1759 se cantó una misa en el altar de los Dolores por la salud del
sacerdote don Alonso de Ribas, la cual mandó cantar la Hermandad de los Dolores
y Sagrada Oración en el Huerto. Vemos, pues, que cambió el título. Pero, habría
que preguntarse que papel tuvo la primitiva Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario en
esta historia. Juan José Domínguez González ha querido ver en la hermandad de
los muchachos una derivación del Rosario de gloria y ha escrito al respecto artícu-
los y artículos. Particularmente no lo vemos nada de claro. La documentación no
indica nada en absoluto aunque si es cierto que existieron cofradías del Rosario
que tuvieron sección de gloria y sección de penitencia, como el caso de la de Écija
del Convento de San Pablo y Santo Domingo de P.P.Dominicos. En el caso de Dos
Hermanas, seguramente lo que pasaría es que por ser un lugar pequeño la cofradía
de penitencia no pudo mantener su título de Rosario para que no coincidiera con
el de la de gloria pues no estaba permitido que en un lugar pequeño existieran dos
hermandades del mismo título. Ahora bien, desde luego, lo que no nos atrevemos a
afirmar pues, ya decimos, no existe documentación, es que la Oración en el Huerto
derive de la primitiva Cofradía letífica del Rosario que estamos estudiando.
Otro punto que nos interesa es el de las primitivas reglas que conservamos
de la hermandad rosariana. Es innegable que una cofradía documentada en 1614
y que se fundaría bastantes años antes, tuvo que poseer unos estatutos anteriores
para regirla. Pero lo cierto es que las primitivas reglas que conservamos datan de
1730 y fueron presentadas ante el provisor y vicario general don Antonio Fernán-
dez Raxo –canónigo de la catedral de Sevilla- el 31 de mayo del dicho año. No
vamos a entrar en el estudio de estas ordenanzas –que hemos traducido al español
actual no hace mucho tiempo- pues ello excede ampliamente de los propósitos
de este trabajo. Sólo hablaremos de las fiestas de la cofradía. La principal se fija en
octubre para conmemorar la victoria de la Batalla de Lepanto (1571) que el papa
dominico San Pío V atribuyo a la intercesión de la Virgen del Rosario. Ya sabemos
que se celebraba el primer domingo, día en que fijo la fiesta el papa Clemente XIII.
Hoy como sabemos se festeja a María Stma. del Rosario el 7 de octubre, día en que
lo fijo el papa San Pío X. De todas formas, como hemos dicho, en Dos Hermanas
la procesión se sigue celebrando el primer domingo del mes. Por otro lado, en los
estatutos se asienta que cada mes debía hacerse una fiesta o procesión, en hora que
se determine y que sea la mejor para que acudan los fieles, y a la que asistirían los
cofrades acompañando a la Virgen por la circunferencia de la iglesia parroquial. No
sabemos hasta que punto se cumplió este mandato de las ordenanzas. Por último,
la confraternidad celebraba una solemne misa en honor de sus hermanos difuntos
que tenía lugar pasado el 2 de noviembre. En la tarde del domingo tenía lugar una
vigilia y al lunes siguiente se celebraba una misa cantada con ministros y ofrendas.
Para esta misa se preparaba un túmulo, rodeado de las hachas de la cofradía, la cruz
487
Germán Calderón Alonso
14
Ha estudiado estas ordenanzas Antonio José López Gutiérrez. Vid. LÓPEZ GUTIÉRREZ, An-
tonio José: “La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario a través de sus reglas de 1730”,
en Feria de Dos Hermanas 1988. Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas. Dos Hermanas,
1988. Págs. 61-65.
15
Archivo Parroquial de Santa María Magdalena de Dos Hermanas. Sección Registros Sacra-
mentales. Libro de Defunciones 85/14 1774-1798. Fol. 251 r y 251 vto.
488
Una Hermandad Rosariana: La Antigua Hermandad del Santísimo Rosario...
belleza y empaque, del estilo de las grandes imágenes sevillanas de gloria que pro-
cesionan a lo largo del año. Se veneraba en un retablo neoclásico de orden jónico
en una capilla de la cabecera de la nave de la Epístola que hoy ocupan Jesús Ya-
cente, Ntra. Sra. de la Soledad, Jesús Resucitado y un cuadro del rey San Fernando
rezando delante de la imagen de la Virgen de Valme. Acompañaban a la Señora,
como es normal en muchos retablos rosarianos, Santo Domingo de Guzmán y San
Francisco de Asís. La efigie, su retablo y el paso –que se encontraba en un almacén
detrás- desaparecieron en el incendio de Santa María Magdalena en 1936. Hoy rin-
de culto la hermandad a una efigie neoclásica, comprada en el Convento de Santa
María la Real de Madres Dominicas de Sevilla, hoy ocupado por los Padres Domi-
nicos y llamado de Santo Tomás de Aquino. La imagen muestra un gran hieratismo
y frialdad en su rostro que nos hace relacionarla más con la estética neoclásica . El
Niño es de serie, de nulo mérito. La adquirieron su hermano mayor Enrique Tino-
co Doval y los hermanos de la Oración en el Huerto Enrique Gómez Martínez y
Manuel Mejías Fornet. Se venera en un retablo barroco, junto a dos relieves de San
Cristóbal y Santa Bárbara y una pintura de San José con el Niño. El retablo procede
del Convento de San José de los Padres Carmelitas Descalzos de Carmona. Ocupa
una capilla en la cabecera del lado del Evangelio que antes ocuparon los titulares de
la Hermandad del Santo Entierro, hoy, como hemos visto, venerados en la capilla
paralela de la Epístola. Este cambio tuvo lugar en el año 1964. Por otro lado, la
Virgen posee numerosas ropas, destacando un manto verde de brocado y una saya
bordada en sedas de gran valor y belleza. También posee una corona antigua de
metal y cetro y corona del Niño de plata.
Pero es hora ya de hablar de los últimos años de la cofradía. Ciertamente
vino en decadencia tras los trágicos sucesos de la Guerra Civil. Su nueva titular no
procesionaba y la hermandad se encontraba prácticamente muerta. Recordamos
perfectamente a la imagen de la Virgen en su retablo sin que se la cambiara de ropa
y sin que se la moviera para celebrar en su honor ningún culto. La devoción había
caído, pues, mucho. En este estado de cosas, la Hermandad de Jesús Orando en el
Huerto, cuya primitiva dolorosa, como hemos dicho, se había llamado del Rosario,
se fusionó con ella, lo cual se hizo por decreto arzobispal del 25 de noviembre de
1975. En los primeros años, la cofradía penitencial llevaba a la Virgen en rosario
de la aurora a su casa hermandad el primer domingo de octubre volviéndola en
solemne procesión. Luego, enfriada la devoción, estableció llevarla cada año en ro-
sario a una iglesia diferente de la ciudad, saliendo sólo en procesión cuando el día
del Rosario cayera en domingo. Hoy, aumentado el fervor considerablemente, la
cofradía ha establecido que procesione por fortuna todos los años. Hoy se celebra
solemne triduo y besamanos en la Parroquia de Santa María Magdalena y la Virgen
es llevada el primer domingo de octubre a la Casa de Hermandad de la Oración en
el Huerto en la calle Aníbal González para celebrarle solemne función, volviendo
en procesión por la tarde a la iglesia parroquial. Ahora mismo, se ha aprobado esta
489
Germán Calderón Alonso
nueva disposición en sus reglas. La Virgen ha salido en el año 2005 porque cayó
el día del Rosario en domingo y en el 2006 en aplicación de lo establecido en las
reglas. No nos parece hiperbólico decir que en sus últimas salidas ha llenado de
belleza las calles nazarenas y muchos vecinos han recibido con fervor y agrado su
salida.
Pero nos gustaría sacar una serie de conclusiones sobre la interesante historia
de esta cofradía nazarena:
1)En primer lugar, hay que decir que la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario
de Dos Hermanas se trató de una importante cofradía letífica que responde
al movimiento de creación de cofradías de este título que llenaron el orbe
católico, sobre todo por la predicación de los Padres de la Orden de Predi-
cadores, los Dominicos, que fundaron innumerables cofradías de la que es
considerada patrona de su Orden.
2)En Dos Hermanas, la Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario responde también
al fenómeno de hermandad de entierros que mantuvo hasta tiempos muy
recientes pues una de sus labores principales era dar cristiana sepultura a sus
cofrades. Esta misma labor la desempeñaba en la villa la Cofradía de la Divi-
na Pastora de las Almas, lo que pudo que llevara a un cierto enfrentamiento
entre ambas, del que no podemos hablar mucho, pues no se encuentra hasta
ahora documentado y de él sólo tenemos referencias orales.
3)De la importancia de la devoción en la villa es muestra, por ejemplo, que,
con ocasión del nacimiento del que sería rey Luis I en 1707 la villa decidiera
sacar en procesión a María bajo esta advocación acompañando al Santísimo
Sacramento.
4)También es muestra del amor de Dos Hermanas a María Stma. del Rosario el
que procesionara tres veces al año: día de la Candelaria, día del Apóstol San-
tiago –fecha en que la villa celebraba el Corpus Christi- y primer domingo
de octubre, día de su festividad.
5)Otra muestra de la importancia de la cofradía era que se trataba de una de
las más ricas de la villa. Conservamos fotografías de su antiguo paso dorado,
de la primitiva imagen con su corona y ráfaga, etc. Igualmente se conserva
hoy una saya y un manto, restos de su antiguo ajuar. Por lo conservado por
imágenes gráficas y en ajuar podemos colegir que los nazarenos se habían
volcado en esta cofradía. Lamentablemente el incendio de la iglesia en 1936
se llevó por delante gran parte del patrimonio de esta hermandad, que fue
una de las pocas afectadas pues el incendio no hizo daño a otras muchas
hermandades.
6)Como otras muchas hermandades del Rosario sufrió una época de apaga-
miento con la diferencia de que no se extinguió. En efecto, la cofradía siguió
viva aunque con pocos hermanos y sin celebrar sus cultos. En este estado
490
Una Hermandad Rosariana: La Antigua Hermandad del Santísimo Rosario...
En fin, acabando ya esta pequeña comunicación, sólo nos queda añadir que,
como se ha visto, la confraternidad rosariana es una de las de más interesante histo-
ria de Dos Hermanas, enfrentándose hoy a nuevos retos para propagar la devoción
a su titular, o mejor deberíamos decir a sus titulares, entre los nazarenos. Todos
sabemos que lo logrará ampliamente.
491
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
PATRONA CORONADA DE ROQUETAS DE MAR
Rafael Leopoldo AGUILERA MARTÍNEZ
Roquetas de Mar uno de los rincones más bellos del sur de Europa, dónde
siempre es primavera y verano en sus largas noches centelleantes y marinas ro-
queteras, celebra durante el mes de octubre sus días de feria y fiestas patronales en
honor de la Nuestra Señora del Rosario, Patrona Coronada de Roquetas de Mar.
En el siglo XVIII Roquetas era un anexo de la parroquia de Vícar, ejerciendo
el magisterio eclesial un teniente cura con jurisdicción castrense y que atendía a los
fieles de la población, creándose el 1 de junio de 1900 la parroquia erigida por Don
Santos Zarate Martínez, y que por la creación de nuevas parroquias ha quedado
reducida solo a la parte centro del núcleo urbano de Roquetas (1), así como, en
1916 se le da el patronímico a Roquetas “del Mar”.
Siendo Alcalde de Roquetas Dn. Joseph Pomares y Escribano Dn. Juan de Ho-
jeda se firma el día 17 de abril de 1797 el Acta capitular mediante la cual se decide
el acuerdo sobre elección de Patrono o Patrona para esta población; patronato que
recayó en Nuestra Señora del Rosario y que se ha mantenido hasta el día de la
fecha con gran devoción y fervor entre los ciudadanos, llegando al día siete de oc-
tubre del 2000, en la que fue coronada canónicamente la imagen obra de Manuel
González de Madrid, y que fue donada en 1940 por el Dr. Manuel Marín Amat,
hijo ilustre de Roquetas de Mar y un ferviente católico. La anterior imagen de la
Virgen del Rosario y el archivo diocesano fue quemado en la persecución religiosa
de 1936, y de Roquetas solamente se salvaron los libros sacramentales, y por ello
no se dispone de la documentación del Ayuntamiento referente al patronazgo
“popular”. (2)
Del Acta capitular reseñada se desprende que al no existir en esas fechas en
la población de Roquetas de un Medianero o Medianera que invocara a su Divina
Majestad por las almas del vecindario en los conflictos que en la vida ordinaria
surgía, la Junta del Ayuntamiento constituida por el Alcalde Dn. Josef Pomares
Alcalde, Regidores Antonio y Manuel González, Diputados Silvestre Gutierres y
Tomas de Fuentes, y con la asistencia de Dn. Salvador de Cuenca, Síndico Persone-
ro, se procedió al sorteo entre todos los santos y santas que hubiesen en la Iglesia
(Santo Cristo, Ecce Homo, la Virgen del Rosario, Virgen del Pilar, Virgen de los do-
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Rafael Leopoldo Aguilera Martínez
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Nuestra Señora del Rosario Patrona Coronada de Roquetas de Mar
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Rafael Leopoldo Aguilera Martínez
Previamente a la Coronación
canónica, que fue anunciada me-
diante un cartel oficial distribuido
por todo el municipio, por parte
de la Hermandad de Nuestra Seño-
ra del Rosario, “renovada y vuelta
a restituir por Decreto del Obispo
Don Rosendo Álvarez Gastón de
fecha 12 de octubre de 1999, (16)
constituyéndose su primera Junta
de Gobierno el 31de julio de 2000,
presidida por el Hermano Mayor
Don José Manuel Navarro Ojeda”
(17), se llevaron a cabo actos extra
litúrgicos, y en concreto un serie de
conferencias sobre temas marianos
celebradas en el salón parroquial a
las 21 horas, los días 25 al 29 de
septiembre, impartidas el día 25 de
septiembre, por el M.I. Dr. Don Juan
López Martín, canónigo archivero, y
versó sobre “María en el Concilio
Vaticano II”, el día 26, por el M.I.
Dr. Don Antonio Rodríguez Car-
mona, canónigo lectoral, , y trato el
tema de “María en las Sagradas Escrituras”, el día 27, por Fray Martín Alexis
González, OP., y disertó sobre “María y la devoción del Rosario”, el día 28, por
el M.I. Lic. Don Ginés García Beltrán, Vicario General de la Diócesis, quien
habló de la “Presencia de María en nuestra Diócesis”, y finalmente, el día 29
de septiembre, el Rvdo. Lic. Don Jerónimo Martínez Asensio, Vicario Judicial
adjunto, sobre “Los Dogmas marianos”. (18)
Finalizadas las conferencias, se llevó a cabo un solemne triduo de acción de
gracias los día 4, 5 y 6 de octubre, en los que ocuparon la sagrada cátedra y predi-
caron la palabra de Dios, para Mayor Gloria de Dios y de su Beatísima Madre María
Santísima, el Rvdo. Don Gregorio Gea Martínez, Párroco de Roquetas, Rvdo. Don
Ginés García Sánchez, Párroco del Puerto de Roquetas, Enix, Félix y Marchal de
Enix y Rvdo. Fray Herminio de Paz Castaño, O.P. Provincial de los Dominicos de
Andalucía, respectivamente, finalizando este último día con una ofrenda floral del
pueblo de Roquetas a su Patrona.
Y llegó el momento culminante, ante unos tres mil vecinos, devotos y co-
frades, que llenaban el Pabellón de Polideportivo “Infanta Cristina”, ya que
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Sobre la propia imagen de la Virgen del Rosario coronada, goza en virtud del
propio Derecho Canónico de una serie de prerrogativas, porque se define como
imágenes preciosas, que son antiguas, o tienen valor artístico, o peculiarmente acre-
ditado el culto que les tributa, no pudiéndose presentar mayor prueba de culto,
que la propia coronación. Para proceder a la restauración de la imagen se requiere
previa licencia del Ordinario, y por tanto, por su gran veneración, que se contiene
en la imagen, impide que pueda venderse válidamente, o trasladar a perpetuidad
de lugar sin licencia de la Sede Apostólica (c. 1190), quedando obligado a estar
expuesta para veneración pública (c.1188).
La imagen de la Virgen del Rosario que luce diariamente la corona, preside
el presbiterio del templo roquetero, cuyo rector actual es Don Manuel Cuadrado
Martín, siendo un lugar espiritual idóneo para solicitar la concesión de indulgencias
por las que obtener la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya
perdonados en cuanto a la culpa (c. 992).
Todos los primeros sábados de mes, y antes de la celebración de la Santa Misa
de Hermandad, a las 19 horas, se lleva a cabo el rezo del santo Rosario, que significa
“Corona de Rosas”, siendo una de las devociones marianas más extendidas en el
pueblo cristiano y que arranca del celo apostólico de Santo Domingo, y en cuyo
rezo mensual en el templo intervienen los cofrades y familias de los cofrades de la
Hermandad de la Virgen del Rosario.
Desde ese acontecimiento de gran relevancia para la ciudad de Roquetas de
Mar, preside el Altar Mayor del Templo, que fue levantado en el siglo XVIII con ar-
tesonado de madera en el techo, y franqueado el Altar con un retablo que contiene
unas pinturas del afamado indaliano Jesús de Perceval y del Moral (30) , y espe-
ramos que, como decía Monseñor García Santacruz durante su homilía “que esta
Coronación canónica sea de gran fruto espiritual para los congregantes y acreciente
la devoción de la ciudad de Roquetas de Mar profesa a la Santísima Virgen bajo la
advocación de `La Virgen del Rosario”, deseando que algún día Nuestra Señora del
Rosario, Patrona coronada de Roquetas de Mar sea nombrada Alcaldesa perpetua
y honorífica de la localidad.
Bibliografía
500
Nuestra Señora del Rosario Patrona Coronada de Roquetas de Mar
Hojeda. El acta capitular se encuentra en los ff. 9 v.- 10v. y dice textualmente: En el
regesto del margen del f 9 v. : “Acuerdo sobre elección de Patrono o Patrona para esta
población”. El cuerpo del texto: “ En la población de Roquetas en diez y siete días
del mes de abril de mil setecientos noventa y siete años. Estando en Ayuntamiento
los Sres. que componen esta Junta a saber Dn. Josef Pomares Alcalde, Antonio y Ma-
nuel González Regidores, Silvestre Gutiérrez y Tomás de Fuentes Diputados, con la
asistencia de Dn.Salvador de Cuenca, Sindico Personero de este Común, y además
el presente Fiel de fechos a efectos de tratar de diferentes cosas pertenecientes a esta
Población, entre ellas fue la mas aceptable la que hallándose este Vecindario con su
nueva creencia de Patrono o Patrona, dolencia y grande sentimiento que la aflige por
la falta de dicho Medianero o Medianera que invoque a su Divina Majestad por este
fin, si nos fuese conveniente se haga nombramiento o sorteo entre todos los Santos y
Santas que se hayan de bulto en esta Iglesia y resultando de ellos el que le toque su
suerte, según el agrado de Dios, se le tribute por Patrón o Patrona. A cuyo fin se con-
voquen a las personas condecoradas y demás que quieran concurrir de esta población,
para dicho acto en la tarde de este día. Y así ejecutado se de parte judicialmente al
Sr. Párroco de esta diócesis a fin de que se sirva comunicar lo resultado de ello al Sr.
Ilustrísimo de este Obispado. Y habiéndolo así ejecutado, y con parecido a estas Casas
Consistoriales diferentes personas que componen los ramos de esta población y entre
ellas el Predicador Cuaresmal Fray Tomás de Pinedas, y Dn. Pedro Gaspar Torrente,
como Presidentes de dicha Junta. Se dio principio al referido sorteo habiendo puesto
para él once cédulas en cada hoya que de manifiesto estaban, en dos diferentes partes,
número de que se componían los citados Santos de bulto que en la actualidad perma-
necían, con sus adicamientos en las primeras, y en las segundas solo una negra con el
rótulo de Patrón o Patrona. Ante dicho sorteo fue invocada por los referidos sacerdotes
el Panegírico y concluido se metió la mano por Antonio Villanueva de tierna edad y
en la primera suerte se tuvo el honor de que le tocara para Patrona a la Virgen con
el título del Rosario. En cual virtud se mandó por dicho Ayuntamiento se haga saber
según queda prevenido al Sr. Párroco por medio de oficio para que inteligenciado su
merced, se sirva tener a bien dar parte al Sr. Ilustrísimo de este Obispado, a fin de que
por su Señoría Ilustrísima se de su permiso y tenga efecto de admisión de Patrona en
la Virgen del Rosario. Así lo acordaron y firmaron dichos Señores los que supieron
de que yo el presente Fiel de fechos certifico. Firman Manuel Pomares, Salvador de
Cuenta y Juan de Hojeda.”
4. Cofradías y Hermandades en la Almería Moderna. Antonio Gil Albarracín. 1997. “La
incorporación de la población de Roquetas a la vida asociativa religiosa fue temprana,
al menos existe una noticia presumiblemente del siglo XVII que documenta la exis-
tencia de una cofradía de Santa Ana en la capilla de la fortaleza homónima, aunque
no llegaría a alcanzar la autorización del ordinario y, menos aún, la de la corona. Igual-
mente, han aparecido entre la documentación consultada la noticia de la existencia
de las cofradías del Santísimo Sacramento, las Animas y la Virgen del Rosario antes de
concluir el siglo XVIII y de que ésta última fuera adoptada por sorteo como patrona
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Nuestra Señora del Rosario Patrona Coronada de Roquetas de Mar
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20. Revista Almería Cofrade, Año IV, nº 12, pág. 22 y 23. Joaquín Capel García. Corona-
ciones Canónicas.
21. Documento de la Congregación del Culto Divino está fechado el día 26 de noviembre y lo
rubrica el Pro-Praefectus, + Georgius Medina E. y + Geradus M. Agnelo, Archiepiscopus a
Secretis. El documento señalado con el número Prto. 2308/97L, indica “ ALMERIENSIS.
Beatam Mariam Virginem a Rosario Clerus et christifideles civitatis v.d. “Roquetas de Mar”
peculiari necnon assiduo cultu prosequuntur atque tamquam ad divinarum gratiarum fon-
tem constanter se conferunt ad Ipsam Deiparam venerandam. Inde Excelletissimus Domi-
nus Rosendo Álvarez Gastón, Episcopus Almerienssis, communia excipiens vota atque ipsa
civili auctoritate annuente, electionem beatae Mariae Virginis a Rosario in Patronam apud
Deum praedictae civitatis rite approbavit. Idem vero, litteris die 30 mensis octobris 1997
datis, enixe rogat ut electio et approbatio huiusmodi, iuxta Normas de Patronis constituen-
dis et ad normam Instructionis « de Calendariis particularibus atque Officiorum et Missa-
rum Propriis recognoscendis », n. 30, confirmentur. Congregatio porro de Cultu Divino et
Disciplina Sacramentorum, vigore facultatum sibi a Summo Pontifice IOANNE PAULO
II tributarum, attentis expositis, cum electionem et approbationem ad iuris praescriptum
peractas esse constet, precibus annuit atque. BEATAM MARIAM VIRGINEM A ROSA-
RIO PATRONAM apud Deum civitatis v.d « Roquetas de Mar » confirmat. Contrariis
quibuslibet minime obstantibus. Ex aedibus Congregationis de Cultu Divino et Disciplina
Sacramentorum, die 26 mensis novembris 1997.”
22. La Coronación de una imagen de Santa María Virgen. Devoción, Historia y Derecho.
Separata del Boletín de las Cofradías de Sevilla Año XL, nº 483. Mayo 1999. Alberto
Ribelot.
23. El Sanedrín. Breves notas históricas, teológicas y jurídicas sobre las coronaciones canó-
nicas. Juan Cristóbal Jurado Vela.
24. Homilía de Su Santidad Benedicto XVI en la Solemnidad de la Asunción de la Santí-
sima Virgen María. Castel Gandolfo. 15 de agosto de 2007. “…la luna, imagen de la
muerte y de la mortalidad. María ha dejado tras de sí la muerte; está totalmente vestida
de vida, ha sido elevada en cuerpo y alma a la gloria de Dios y de este modo, en la
gloria, tras haber superado la muerte, nos dice: «Ánimo, ¡al final vence el amor!. Mi
vida consistía en decir: “Soy la sierva de Dios”. Mi vida era entrega de mí misma por
Dios y por el prójimo. Y esta vida de servicio ahora llega en la auténtica vida. Tened
confianza, tened el valor de vivir así también vosotros, contra todas las amenazas del
dragón». Este es el primer significado de la mujer que María ha llegado a ser. La «mujer
vestida de sol» es el gran signo de la victoria del amor, de la victoria del bien, de la
victoria de Dios. Gran signo de consuelo.” En la Biblia, Libro del Apocalipsis 12,1 nos
indica que “Apareció en el cielo una gran señal: una Mujer vestida del sol, con la luna
debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.”
25. Revista Alto Guadalquivir editado por la Agrupación de Hermandades y Cofradías en
la Semana Santa del año 2007.
26. Diario la Voz de Almería, 5 de octubre del 2007, dónde el redactor Julio Valdivia, al pie
de una imagen del Pabellón “Infanta Cristina”, indica que “La imagen de la patrona de
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Nuestra Señora del Rosario Patrona Coronada de Roquetas de Mar
Roquetas de Mar, la Virgen del Rosario será coronada en un emotivo acto que tendrá
lugar por la tarde en al Pabellón de Deportes Infanta Cristina.”
27. Diario El Ideal, de 5 de octubre del 2007, también se hace eco de la Coronación de la
Patrona, quien el redactor Francisco Granados, resalta sobre las fiestas de la Virgen del
Rosario en Roquetas de Mar “Coronación de la patrona. El punto culminante de las
fiestas patronales de Roquetas de Mar será sin duda el acto de coronación de la imagen
de la Virgen del Rosario, y que será previo a la celebración de la procesión. Será el
sábado, festividad de la patrona, a las seis de la tare, y estará organizado por la Her-
mandad de Nuestra Señor del Rosario. Para este acto la imagen será trasladada hasta
el Pabellón Municipal Infanta Cristina, en donde se celebrará la misa de la coronación.
Con ello se pondrá fin a los actos que se han desarrollado en las últimas semanas para
conmemorar tan solemne momento y que han incluido la celebración en el Salón
parroquial de unas conferencias marianas y triduo que concluye mañana viernes con
la ofrenda floral a la patrona”.
28. Diario El Ideal, de 8 de octubre del 2007, “La Patrona fue coronada ante miles de
roqueteros. El acto estuvo presidido por el obispo de Guadix, Juan García Santacruz.”
29. Himno de la Coronación: “Dios Te salve Reina y Madre/Reina y Señora nuestra Patrona/
Dios te salve. Bajo tu manto nació Roquetas, blanca y hermosa, como la espuma de nues-
tro Mar. Bajo tu amparo sigue creciendo y uniendo a todos los roqueteros en gestos de
fraternidad. Dios Te salve Reina y Madre/Reina y Señora nuestra Patrona/Dios te salve.
Hoy te traemos esta corona, que simboliza nuestra ilusión de venerarte como Señora, en
la ciudad que te eligió. Dios Te salve Reina y Madre/Reina y Señora nuestra Patrona/Dios
te salve. Vuestro Rosario en nuestros lugares será un lazo que una más y los misterios bien
meditados el Evangelio a meditar. Dios Te salve Reina y Madre/Reina y Señora nuestra
Patrona/Dios te salve. Con tu Hijo en brazos visítanos, como aquel día en Ain Karín. Y la
alegría, don del Señor, inunde a todos el corazón. Dios Te salve Reina y Madre/Reina y
Señora nuestra Patrona/Dios te salve. ¡Viva la Virgen! ¡Viva el Rosario!.
30. Los indalianos. Una aventura almeriense. 1945-1951. Catálogo de la exposición Ca-
tálogo de la exposición celebrada en Roquetas de Mar del 22 de junio al 21 de agosto
de 2005 organizado por el Área de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Roque-
tas de Mar. En la citada edición con motivo de la exposición que se llevó a cabo en el
Teatro Auditorio de Roquetas de Mar, aparecen las distintas secuencias del retablo del
Altar Mayor obra de Jesús de Perceval, y en el que se representa distintas secuencias
de la vida de María Santísima y de la Sagrada Familia realizado en 1951, óleo sobre
tabla, 135 x 135 cm. Y 194 x134 cm. (La Encarnación del Hijo de Dios, la visitación
de María a su prima Isabel, el Nacimiento, la presentación de Jesús en el Templo, la
huida a Egipto, la vida de la Sagrada Familia y la Asunción de María en Cuerpo y Alma
a los Cielos).
507
LA CONVERSIÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
EN “VIRGEN DEL MARTIRIO”, PATRONA DE LA
ALPUJARRA
Introducción
El pasado día 15 de agosto la Virgen del Martirio, a quien desde tiempos inme-
moriales se la considera como la patrona de La Alpujarra, fue coronada canónica-
mente en el pueblo de Ugíjar (Granada). Esta circunstancia junto al hecho de ya me
ocupé de esta advocación hace casi veinte años, con motivo de la publicación de mi
primer libro Fiestas y Tradiciones de La Alpujarra, y el haber sido testigo de sus fiestas,
a las que suelo acudir casi todos los años, fiestas que se van a celebrar la próxima
semana de octubre, han influido a la hora de decantarme por un tema para estas
Jornadas.
Y es que la devoción, el culto y las fiestas que se celebran en honor a la Vir-
gen del Martirio han despertado el interés y la curiosidad de historiadores, antro-
pólogos y etnógrafos de todas las épocas, tanto españoles como foráneos: desde
el Padre Hitos en su libro (Mártires de La Alpujarra) hasta los estudios realizados
por el Padre Tapia o por Julio Caro Baroja; desde el hispanista británico Gérald
Brenan (Al Sur de Granada) hasta el médico colombiano Harold López-Mendes;
desde el etnólogo suizo Jean-Cristian Sphani (La Alpujarra, el secreto de Andalucía)
hasta las investigaciones más recientes de historiadores locales que han aparecido
en estos últimos años.
Pero es que, además existen fuentes documentales, que nos hablan de la exis-
tencia de esta advocación desde finales del siglo XVI y de las fiestas en su honor que
ya se celebraban a principios del siglo XVII: me refiero a las Actas Martiriales, que
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José Ruiz Fernández
510
La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
El marco geográfico
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José Ruiz Fernández
(…) Esta originalidad climática ha dado lugar a que se distingan una Alpu-
jarra Alta, coincidente con la ladera meridional de Sierra Nevada donde se dejaría
sentir el clima frío de montaña; una Alpujarra Media, de tierras con clima más
matizado como consecuencia del abrigo de la depresión longitudinal; y una Alpu-
jarra Baja, donde gracias al clima suave y húmedo de la costa y al abrigo de los
valles transversales florece una de las agriculturas más prósperas de Andalucía: los
cultivos tropicales en los valles de la costa más occidental y los cultivos de huertos
“enarenados” o cultivos “de primor” en invernaderos bajo plásticos que salpican
casi toda la costa (Jerez, 1992, pp. 14-15).
(…) En síntesis, nosotros llamamos Alpujarra a toda la tierra delimitada al
norte, por la divisoria de aguas de Sierra Nevada; al sur el mar Mediterráneo; al
oeste una línea que bajaría del Cerro del Caballo hasta el puente de Tablate, río
Ízbor y Guadalfeo, hasta ascender por la sierra de Lújar a su cumbre y de ahí has-
ta caer en el mar por Calahonda; por el este, parte de la cumbre del Montenegro
para caer al río Nacimiento, río Andarax y vertiente oriental de la Sierra de Gádor
hasta caer al mar por la Punta del Sabinal (…) Considerada en toda la amplitud
descrita, La Alpujarra consta de 64 municipios, que reúnen a unos 150.000 ha-
bitantes muy desigualmente repartidos (Jerez, 1992, pp. 41-42).
Sin entrar ahora en relatar la historia de la comarca alpujarreña, por otra parte,
muy rica en sublevaciones, escaramuzas y levantamientos de los alpujarreños con-
tra los pueblos invasores que trataron de someterla, vamos a detenernos en una
fecha clave: finales del siglo XV, y más concretamente en el año 1492, fecha en la
que los Reyes Católicos ceden la comarca alpujarreña al último rey nazarí, Boabdil
El Chico, en virtud de las Capitulaciones que se firmaron para consumar la entrega
del Reino de Granada.
Por esta fecha, La Alpujarra árabe estaba dividida en doce “tahas” (distritos):
seis integradas por pueblos que actualmente pertenecen a la provincia de Granada
(Orgiba, Poqueira, Ferreira, Jubiles, Ugíjar, los Ceheles), y seis formada por pueblos de
la actual provincia de Almería (Berja, Dalías, Andarax, Lúchar, Marchena y Boloduy).
Una de las primitivas “tahas” árabes cobró especial preponderancia, alzándose
con la capitalidad de La Alpujarra: me refiero al pueblo de Ugíjar, que ya a media-
512
La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
dos del siglo XVII con los Austrias era la Alcaldía Mayor del viejo Corregimiento, y
en el año 1834, cabeza del Partido Judicial de su nombre.
Ugíjar, a 599 metros de altitud, está situado en medio de de una pequeña llanura
algo inclinada hacia el río de su nombre, que fertiliza su vega. El término municipal, que
se extiende desde las últimas lomas de Sierra Nevada hasta la media ladera septentrio-
nal de La Contraviesa, tiene 66´18 km2 de superficie. Limita al norte con los términos
municipales de Válor y Nevada; al este, con Nevada, Alcolea y Darrícal; al sur, con
Darrícal y Murtas; y al oeste, con Alpujarra de la Sierra y Cádiar. El término municipal
está integrado por el núcleo principal, Ugíjar, con sus barriadas de Las Canteras y Los
Montoros. A partir del año 1.972, se incorporó también a Ugíjar el municipio de Che-
rín y en el año 1977, el municipio de Jorairátar, lo que hace que su población sea algo
superior a los 3.000 habitantes, que viven principalmente de la agricultura basada en
el almendro, el olivo y algunos frutales, como el naranjo. Ugíjar dista 115 kilómetros
de Granada y 79 de Almería, con la que está más relacionada comercialmente, por su
proximidad y por las numerosas personas que se desplazan a trabajar en los invernade-
ros del poniente almeriense (Jerez, 1992, p. 192).
Aunque el informante local de Madoz calificó a Ugíjar de “villa con ayunta-
miento”, sin embargo desde época árabe reunía las características de una gran
513
José Ruiz Fernández
“ciudad”, título que le fue concedido expresamente por la Reina Regente María
Cristina de Habsburgo-Lorena por Decreto de 1 de mayo de 1884, y que fue ratifi-
cado en fecha reciente con la visita que los Reyes de España, Juan Carlos I y Sofía,
hicieron al pueblo el día 4 de mayo de 1994. Aquí, en este marco alpujarreño,
vamos a centrar nuestro estudio.
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La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
Ugíjar como parroquia principal dedicada a Santa María, y como anejos los lugares
de Lucainena e Inquiría. El documento (cuyo original está escrito en latín) dice así:
Y como se necesitaba un aporte económico para sufragar los gastos que supo-
nían el mantenimiento y servicios de las recién creadas parroquias, los Reyes Cató-
licos ordenaron transferir a las iglesias las rentas y propiedades de las mezquitas y
fundaciones piadosas musulmanas, es decir, los “bienes de hábices”.
También está documentada la visita que hizo el Arzobispo de Granada, Fray
Hernando de Talavera, a Ugíjar en el año 1502, instalándose en el barrio del Bárbol,
todavía existente hoy, donde se encuentra el pozo al que fue arrojada la Virgen del
Martirio tras la profanación que sufrió la imagen a manos de los moriscos alpujarre-
ños sublevados en las Navidades de 1568, como tendremos ocasión de ver. Pero
unos años antes, el Emperador Carlos V en su visita a Granada en el año 1526 con
motivo de su luna de miel, prestó especial atención a Ugíjar al disponer:
“Asimismo, para mejor y más doctrina, os mandamos que pongáis luego por
obra que se edifique e hagan cuatro monasterios de la orden de Santo Domingo
e San Francisco: uno en Uxixar de la Alpujarra, e otro en Almuñécar e otro en
Motril; e que en cada uno de ellos residan ocho o diez frailes, que sean personas de
buena vida y exemplo, e para su sustenciación platicado con vos, daremos la orden
que convenga” (Archivo de la Iglesia Catedral de Granada. Reales Cédulas.
Libro II duplicado, folio 91 vto.).
515
José Ruiz Fernández
Pero hablemos de la rebelión de los moriscos del Reino de Granada. Tres han
sido los historiadores-cronistas clásicos que han tratado el tema del alzamiento mo-
risco: Diego Hurtado de Mendoza, Luis de Mármol Carvajal, y Ginés Pérez de Hita.
La mayoría de historiadores contemporáneos siguen a Mármol Carvajal al estudiar
la rebelión.
Según el Libro de Apeos de Ugíjar, en el año 1568 Ugíjar tenía una población
de 200 cabezas de familia moriscos, a los que había que añadir la población cristia-
na, compuesta por linajes y oficios relacionados con la iglesia, la justicia, la milicia,
la administración y algún que otro de carácter laboral (herrero, horneros o sastres).
Sin entrar en mayores detalles las causas de la rebelión fueron bastante com-
plejas: económicas, socio-culturales, religiosas, judiciales y étnicas. Julio Caro Baroja
añade también el argumento sobre la diferencia de la producción y la calidad del
trabajo social. Pensamos que la causa principal fue la publicación de sucesivas Prag-
máticas, Reales Cédulas y Sínodos (años 1520, 1528, 1541, 1554, 1566, 1567…
etc.) que impedían a la población morisca el uso de la lengua, la vestimenta, el
adorno (uso de la alheña), el baño, la celebración de zambras y leylas, tomar parte
en ceremonias como bodas o entierros según la costumbre y el rito musulmán y,
sobre todo, las diferencias en el lenguaje (el uso de la algarabía). Todo ello deter-
minó que el día 23 de diciembre del año 1568 los moriscos conjurados tendieran
las primeras emboscadas asesinando a varios cristianos y gentes de milicia, aunque
hubo algunos supervivientes que dieron la señal de alarma de lo que se avecinaba.
Y al día siguiente, la rebelión se generalizó por los pueblos de La Alpujarra.
¿Qué pasó en Ugíjar? Que alertados por Luis Moya, que logró escapar del
asedio del pueblo vecino de Yegen y venía herido, los cristianos de Ugíjar –“que
son como unos doscientos cuarenta, sin las mujeres”- decidieron refugiarse en la igle-
sia y en dos torres cercanas. Esto ocurría el viernes, veinticuatro de diciembre de
1568. Poco después, hacia las ocho o nueve de la mañana se observó la llegada
por el camino de Inquiera de un grupo de 80 o 100 moriscos con dos banderas
y sus capitanes Esteban del Partal y Lope el Xenic que habían participado el día
anterior en la matanza de Cádiar. Se les unieron más de cuatrocientos gandules de
lugares cercanos y se dispusieron a sitiar las torres para poder entrar en la iglesia.
Los cristianos se debatían entre el temor y el abatimiento, siendo reconfortados por
el abad mayor, Diego Pérez de Guzmán, quien decidió confesar y administrar la
Eucaristía a los fieles refugiados. Viendo los moriscos sublevados la imposibilidad
de rendir las torres e iglesia, se dirigieron a la cárcel del partido donde, tras liberar a
516
La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
sus presos, degollaron a tres cristianos que había encerrados. Después, se dirigieron
a los juzgados donde quemaron todas las escrituras y procesos judiciales. En un
primer momento, los cristianos encerrados en las dos torres, indignados al conocer
los hechos, intentaron salir y hacerles frente, pero finalmente desistieron.
Al día siguiente, veinticinco de diciembre, hacia las once o las doce de la maña-
na más de seis mil moros con muchas banderas y atabalillos se dedicaron a saquear
las casas de los cristianos, a la vez que se dirigían a la salida de la población por el
camino de Berja hasta detenerse ante la Cruz Blanca, a la que atacaron con saña y
desfiguraron a cuchilladas. Esa misma noche, horadando las casas contiguas, con-
siguieron penetrar en una de las torres y quemaron la puerta levadiza que la unía
con su torre comenzando a arder. Durante la noche las mujeres se descolgaron por
la torre, mientras los hombres casi se abrasan en su interior por la acción del fuego.
El día veintiséis de diciembre el capitán Diego de Gasca acudió en socorro de
los sitiados. Los cristianos, creyéndose a salvo, comenzaron a dar muestras de ale-
gría, haciendo gran fiesta y disparando a los enemigos, quienes decidieron huir a las
sierras próximas. Sin embargo, el capitán cristiano interpretó estos movimientos de
forma diferente, al entender que lo que pretendían los moriscos era rodear a las tro-
pas cristianas y cortarles el paso de vuelta, por lo que decidió retirarse en dirección
a Adra, con lo que la suerte de los cristianos de Ugíjar estaba echada. En un último
intento, los cristianos encerrados en la iglesia intentaron llegar a un acuerdo con los
sitiadores, cosa que en principio lograron, pero finalmente se rompió el acuerdo.
Entonces los acontecimientos se precipitaron. Los moriscos, tras dos días de
asedio, consiguieron practicar un agujero a las espaldas de la iglesia por la capilla
mayor, penetrando por él y matando a aquellos cristianos que no habían cabido en
la torre. Una vez dueños del recinto, se ensañaron con los ornamentos sagrados,
con los que se hicieron ligas, turbantes, calzones y otros ropajes y se vistieron del
revés albas y casullas. Posteriormente, se dirigieron al altar mayor destrozando su
rico retablo, profanando las imágenes de bulto de Cristo y de otros santos y las
hicieron pedazos, entre ellas el arca del santísimo Sacramento que sacaron a la
calle, junto con los bancos, escaños y esteras y los quemaron en una hoguera que
hicieron bajo el puente levadizo, con el fin de avivar las llamas que en algunos mo-
mentos sobrepasaron a la propia torre. Fue en esta hoguera donde arrojaron el día
28 de diciembre de 1568 la imagen de Nuestra Señora del Rosario o de la Limpia
Concepción, que estaba en un Tabernáculo sobre el altar mayor y que tenía un
Niño Jesús en sus brazos.
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José Ruiz Fernández
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La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
de Córdoba dice haber oído que uno que vivía en la casa soñó que en el pozo ha-
bía un tesoro y descubriendo, halló dicha imagen (Francisco A. Hitos, 1935, p. 184).
De todas formas, la tradición piadosa completó esta información sosteniendo que
cuando la Virgen fue sacada del pozo por sus limpiadores pronunció estas palabras
(Rincón Carmona, 1997, p. 51):
519
José Ruiz Fernández
520
La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
521
José Ruiz Fernández
una cabalgaban dos o tres personas que intentaban llegar a sus aldeas lo antes
posible. Algunas emplearían tres horas de viaje, e incluso más, hasta poder reposar
en sus camas” (Brenan, 1983, pp. 99-101).
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La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
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José Ruiz Fernández
Conclusiones
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La conversión de la Virgen del Rosario en “Virgen del Martirio”, Patrona de la Alpujarra
4ª) Que si bien es cierto que los martirios alpujarreños fueron instrumentali-
zados desde sus orígenes como medio de la propaganda contrarreformista
desde la jerarquía eclesiástica granadina, y también como un instrumento de
cohesión ideológica por la sociedad repobladora, necesitada de una mitolo-
gía religiosa (Barrios Aguilera, 1993, XLVI), las muertes ocurridas en Ugíjar y
en los pueblos alpujarreños, con motivo de la sublevación de los moriscos,
que dio origen a la Guerra de Granada, tienen un fundamento real, según la
crónica de Luis de Mármol y los relatos de los familiares de los supervivientes
de la matanza morisca.
5ª) Aunque al hablar de la instauración de las Fiestas en honor a la Virgen del
Martirio se suele recurrir al Acta del Cabildo celebrado el día 15 de septiem-
bre de 1606, sin embargo el nacimiento de su Fiesta canónica es anterior a
dicha fecha, ya que el arzobispo Escolano en el Memorial que compuso con
glosa de las Actas de Ugíjar resumió muy bien el nacimiento de la misma:
“Y desde el año 1598 (treynta desde su martirio) se celebró su festividad con Indulgencia
Plenaria a todos los que asistiesen á ella, ó visitassen la Iglesia, que concedió la San-
tidad de Clemente octauo, Pontífice Summo. Y desde el año1606, hasta el tiempo
presente, por voto de aquella villa, el día Lunes después de la Dominica primera de
Octubre, se celebra esta Festiuidad con primeras Vísperas, Procesión y Missa solem-
ne el otro día, siendo grande el concurso de gente que acude á ella, y no es menor
la deuoción de todos á esta Santa Imagen de el Martirio” (Barrios Aguilera, 1993,
XLIV).
6ª) Que la devoción a la Virgen del Martirio en los albores del siglo XXI sigue
una línea ascendente, como lo prueba la reciente coronación canónica de la Vir-
gen en Ugíjar, donde los alpujarreños costearon por suscripción popular la co-
rona que luce la Virgen desde el pasado mes de agosto. Este acto constituye
el colofón de la veneración a una imagen que hermana a todos los pueblos
de La Alpujarra y que los alpujarreños tienen por Patrona desde hace varios
siglos, aunque la jerarquía eclesiástica no haya declarado de manera oficial el
patronazgo de la Virgen sobre la comarca alpujarreña.
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527
LA DEVOCIÓN AL ROSARIO EN EL VALLE DEL
NACIMIENTO Y BAJO ANDARAX (ALMERÍA).
ASPECTOS CURIOSOS DE LA FIESTA.
Julia ABAD GUTIÉRREZ
Introducción
1
También llamados cátaros. Los cataros o albigenses fueron cristianos disidentes del catolicismo
oficial. Fundaron un movimiento de carácter gnóstico que se extendió por Europa Occiden-
tal a mediados del siglo X. Frente a su creciente influencia el Papa convocó una cruzada
contra ellos y, con el apoyo del rey de Francia consiguió derrotarlos en la batalla de Muret
(1213), comenzando así el fin de la secta, cuyo exterminio y erradicación consiguieron a
mediados del siglo XIV.
529
Julia Abad Gutiérrez
una carta referidas al mismo. Insertó en la Letanía el título de Reina del Santísimo
Rosario, por lo que se le conoce como el “Papa del Rosario”
Cofradías
Los primeros datos que tenemos del culto al Rosario en la comarca del Na-
cimiento- Bajo Andarax datan del siglo XVI y son referidos a las cofradías que
existían de la Virgen del Rosario. Según los datos recogidos por Antonio Gil Alba-
rracín en su libro Cofradías y Hermandades en la Almería Moderna, las cofradías más
antiguas de la zona son las de Fiñana (fecha más antigua 1593) y la de Instinción
(1595). Junto con las de Vélez Blanco (1571), María (1580) y Laujar (1588) son
las primeras que se constituyeron en la provincia de Almería. De Fiñana nos dice:
El inicio de esta hermandad se remonta al siglo XVI ya que, según se ha indicado, en la
visita realizada el 6-8-1593 por Juan Arroyo Pulgarón hizo referencia a que en Fiñana
había cuatro cofradías, sin citarlas, cuyas cuentas no se habían tomado desde hacía 12, 13
y casi 20 años, siendo con toda probabilidad una de las referidas la de la Virgen del Rosario,
que tanta implantación tuvo en el reino de Granada por el impulso de la orden de Santo
Domingo (A.P. Fiñana: LIS, f, 56v) (Gil, 1997: 233). También hay expresa referencia
a esta asociación en el acta de visita realizada el 7 de mayo de1653 por Cristóbal
Fernández Ordóñez, prior de la catedral de Guadix. En cuanto a la de Instinción,
Antonio Gil nos dice que se han conservado cinco libros de esta asociación, de los cuales
el primero con el siguiente rótulo: Instinción, año de 1595. Libro de la cofradía de Nuestra
Señora del Santo Rozario que se prinsipió el año de mil y quinientos y noventa y cinco
años, siendo ofiçiales della Miguel Compán, prioste, y Alonso Losano y Melchior Colomina,
mayordomos del dicho año que fue el fundamiento della. Más adelante esta cofradía se
asoció con la del Santísimo Sacramento figurando como Cofradía de Santísimo Sa-
cramento y Hermandad de Nuestra Señora del Rosario. Al parecer esta hermandad o
cofradía estuvo un tiempo sin funcionar, según la comunicación remitida el 2 de
enero de 1783 por Antonio de Torres Escobar al prior del convento de Santo Do-
mingo de Almería, en la que expone: Hallándome en este lugar de Instinción, taha de
Marchena, con el cargo de Párroco y entre las muchas cosas que necesitan de restauración
es la no menos principal la del Santísimo Rosario que, aunque no está perdida porque se
reza diariamente en su Iglesia y se canta por las calles algunas veces por hombres y mujeres
separadamente y hay Cofradía y Capilla y todo ello unido a la del Santísimo Sacramento,
con todo no se ganan las indulgencias por no estar incorporada en algún convento de Santo
Domingo, sin embargo de haberla exigido el año de 1594 el Reverendo Padre Prior de ese
Convento en veinte y cuatro de Enero de dicho año. Por todo ello solicitaba la concesión
de la facultad de sentarlos de nuevo, bendecir los rosarios, las candelas, etc., el prior
fray Diego de la Cueva concedió dicha autorización el 4 de enero de 1783, en el
convento de Santo Domingo de Almería. Ya en el siglo XVII encontramos las cofra-
días de Terque (1623) y Alboloduy (1632). De la de Terque tenemos conocimiento
530
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería). Aspectos curiosos...
En la comarca existen dos pueblos que en fechas diferentes y por causas simi-
lares (epidemia de cólera) hicieron “voto” a la Santísima Virgen del Rosario: Alha-
531
Julia Abad Gutiérrez
bia y Terque. El voto que hizo el pueblo de Alhabia está publicado desde 1999
en todos los programas de fiestas y comienza de la siguiente manera: Don diego
Gil Palomino, Beneficiado y Cura de este Lugar de Alhabia y Alsodux y en nombre de
sus sucesores….que eran gustosos convenir en que se echasen cédulas en algunas de las
advocaciones de nuestra Señora la Virgen María y de todos los Santos Apóstoles y otros
muchos número de Santos para tomarlos por protectores y Santo titular al que saliese por
suerte, para lo cual se echen cédulas y el que saliese dos veces ese ha de ser nuestro Patrono
y Protector y Dios servido que saliese la Reina de los Ángeles María Santísima del Rosa-
rio por nuestra Protectora y Madre, para perpetuamente nuestra intercesora en nuestras
necesidades, desde ahora para siempre jamás, la convocamos y llamamos en la necesidad
presente de falta de salud que goza este Lugar... Se volvieron a echar cédulas para ver
en que día debían celebrar el “voto” y salió por tres veces la Virgen de la Visitación
de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel, que es el día dos de julio …con que ese
día nos obligamos a guardar perpetuamente como fiesta de precepto, guardándole su vigilia
y hacemos “Voto” y promesa todo el Lugar junto y de mancomún… Y se obligaron en su
nombre y en el de sus sucesores con pena de pecado mortal a guardar esta fiesta
y vigilia, ayunando todos los que fuesen mayores de diez años …Lo hacemos en la
Iglesia delante del Santísimo Sacramento y de la Reina María Santísima del Rosario todo el
pueblo junto a dicho Beneficiario revestido. Como dicho día es el 25 de Mayo, segundo de
Pascua del Espíritu Santo de este año de 1676. Al parecer el Voto se hizo con ocasión
de un cólera que azotaba la zona, que era tan fuerte que las casas quedaban cer-
radas por morir todos sus moradores.
En el verano de 1885 ante la amenaza de la epidemia de cólera, se reunió la
Junta Municipal de Sanidad de Terque para tomar algunas medidas que evitaran
la epidemia. Sin embargo estas no fueron suficientes ya que en agosto se dieron
los primeros casos de muerte. La enfermedad, el miedo al contagio y el desabas-
tecimiento llevaron a los vecinos del pueblo a la desesperación como podemos
apreciar por la carta que dirigen al alcalde: Así mismo es público que a pesar de haberse
observado con toda exactitud estas medidas sanitarias, fueron por desgracia infructuosas,
pues la temible epidemia vino a visitarnos en los últimos días del mes de agosto causando en
este reducido vecindario el pánico consiguiente. (López y Buendía, 2001: 290). En este
maléfico año de 1885 a la epidemia de cólera se unió la perdida de la cosecha de
uva de embarque a causa de la plaga del mildiu2, esto llevo al pueblo a tal situación
de desesperación, que los vecinos se encomendaron a la Virgen del Rosario, a
través de un voto, por el que se comprometían a celebrar su fiesta el primer do-
mingo de octubre. Celebrándose por primera vez en octubre de ese mismo año.
Por un escrito enviado por el ayuntamiento al Comandante de la Guardia Civil de
2
Enfermedad de la vid, producida por un hongo microscópico que se desarrolla en el interior de
las hojas, y también en los tallos y en el fruto. DRAE.
532
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería). Aspectos curiosos...
533
Julia Abad Gutiérrez
Durante los domingos del mes de octubre, la Virgen del Rosario recorre los cuatro
sectores en que se divide el pueblo, visitando todas las casas. La imagen se detiene unos ins-
tantes delante de las puertas que están abiertas. Los fieles van detrás de la Virgen cantando
la Salve y el Ave María. Cada vecino entrega al mayordomo de la hermandad una pequeña
cantidad en metálico para sufragar los gastos del culto. Sólo se detiene unos breves minutos.
534
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería). Aspectos curiosos...
Hasta los años sesenta se cantaba delante de cada puerta la Salve completa y algunas veces
más, pues lo s vecinos pagaban para que les cantaran varias salves. La procesión se hacía
interminable durando hasta bien entrada la madrugada” (Matarín y Abad, 1995:144).
Actualmente se siguen realizando estos recorridos durante el mes de octubre. Se
saca la imagen de la Virgen del Rosario a hombros, detrás va el sacerdote acom-
pañado por mujeres cantando “La Salve” y el “Ave María”. Por las investigaciones
de campo realizadas creemos que sólo Alboloduy conserva esta tradición, aunque
algunas comunicantes nos dijeron que se hacía algo parecido en otros pueblos de
la comarca en el siglo pasado. Curiosamente no se celebra de forma tradicional la
Virgen del Rosario.
El Rosario de la Aurora
535
Julia Abad Gutiérrez
sólo se celebra en Fiñana donde los “Auroros” salen en varias ocasiones a la calle. En
Terque, según el testimonio recogido por Lourdes López y Alejandro Buendía (López
y Buendía, 2001: 129) era el tío Luis Sopedra el encargado de avisar a los vecinos, con una
campanilla recorría el pueblo despertándolos para que acudieran al rosario y posterior misa.
Portando un estandarte, en el que se representaba por un lado a la Virgen del Rosario y por otro
a Santo Domingo, se organizaba el rosario. En las paradas de las estaciones se cantaban unos
versos… La procesión llegaba a las puertas de las casas y se preguntaba ¿Quieres Salve? Si
aceptaban rezaban o cantaban una Salve y a cambio daban un donativo.
En Alboloduy hacía las cuatro de la mañana un hombre tocaba una tambora
en la parte alta del pueblo para llamar a los “auroros” que iban acudiendo con sus
respectivos instrumentos, después recorrían las calles y plazas del pueblo rezando
el rosario y cantando unas estrofas de la canción del Rosario. Generalmente partici-
paban más mujeres que hombres, no asistiendo el sacerdote. El objetivo de los auroros era
recoger a la gente para que participaran en el Rosario de la Aurora y el fin primordial de
éste era despertar a los fieles para que asistieran a misa. (Matarín-Abad, 1995: 145). Se-
gún una comunicante de Alboloduy (María Gil) a mediados del siglo XIX salía un
grupo de hombres, llamados los auroros, cantando el Rosario todos los domingos y
días festivos del año.
Despierto de Alboloduy
Despiértate dormilón
levántate de la cama.
Despiértate dormilón
que ya llegó la mañana.
Venid cristianos, venid
que la iglesia abierta está.
Qué hermosa está la mañana
parece el pueblo un vergel
de rosas y avemarías
todos venimos a ofrecer.
Venid cristianos, venid
que la misa va a empezar.
Coplas del Rosario de la Aurora de Alboloduy
Al balcón del cielo se asoma
la Reina del cielo, Madre y Emperatriz.
Los angeles cantaban alegres
al ver que el Rosario ya quiere salir.
536
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería). Aspectos curiosos...
-Música.
Ya sabrás Soberano Misterio3
que hemos dado vueltas por todo el lugar,
dando voces y llamando a los hombres
que el Santo Rosario vengan a rezar.
-Música.
A la una, a las dos de la tarde
se vio4 en el cielo una gran señal,
una cruz con tres clavos,un cáliz y un fuerte martillo
que a todo el infierno hizo temblar.
-Música.
San Francisco se perdió una tarde
sus hijos gloriosos lo van a buscar,
lo hallaron en el Paraíso
cogiendo las rosas del Santo Rosal.
-Música.
Es María la espiga de trigo
San José la caña, el Niño la flor,
y el Espíritu Santo es el grano
que está encerrado por obra de Dios.
-Música.
Un devoto por ir al Rosario
desde una ventana se quiso arrojar
y le dijo la Virgen María:
-detente devoto y por la puerta sal.
-Música.
Es María la nave de Gracia
San José la caña y el Niño el Timón,
donde embarcan las almas cristianas
que van en carrera a la salvación.
4
Algunas veces dicen vido.
537
Julia Abad Gutiérrez
Cuando en los años cincuenta llegaron los misioneros agregaron al Rosario las
estrofas siguientes:
A la iglesia no voy
porque estoy cojo.
A la taberna si voy
poquito a poco.
El demonio en la oreja
Te está diciendo,
no reces el Rosario
sigue durmiendo.
5
Tomado de Internet: http://www.finana.com/ocio/ocio.htm
6
En una entrevista realizada el 11 de septiembre de 1992 por Manuel F. Matarín Guil.
538
Rosario de la Aurora (Fiñana)
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería). Aspectos curiosos...
Es la Aurora
tan clara y tan bella
que el sol cuando nace
no le tiene igual
y nosotros cantando decimos
Purísima Virgen
Reina Celestial
venir y levantar.
De los lechos
donde estáis durmiendo
si al amanecer la Aurora
queréis alabar.
539
Julia Abad Gutiérrez
De los lechos
donde estáis durmiendo
si al amanecer la Aurora
queréis alabar.
En algunos pueblos y ciudades fueron tantos los rosarios que se organizaban y tan
numerosa la asistencia, que daban lugar a alborotos, peleas y escándalos por el jaleo que se
formaba. La participación de ambos sexos, la oscuridad de la noche y el acompañamiento
de músicas invitaban al desorden. Popular se hizo el dicho “…acabó como el Rosario de la
Aurora.” (López y Buendía, 2001: 130).
Aunque en Santa Cruz ya no salen con el Rosario de la Aurora, desde hace
varios años, las personas mayores lo recuerdan con gran devoción, no habiendo
olvidado el “Despierto” que cantaban y que han recogido en un C.D., recientemen-
te publicado, bajo el título “Echando la vista atrás” Canciones populares de Santa
Cruz de Marchena (2007).
540
La devoción al Rosario en el valle del Nacimiento y Bajo Andarax (Almería). Aspectos curiosos...
El Rosario en la madrugada
es para los pobres que no tienen pan.
Y los ricos están en la cama
gozando los bienes que el Señor les da.
La, la, la………
Bibliografía
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los Ángeles María Santísima del Rosario, en su advocación de la Visitación de Ntra.
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541
Julia Abad Gutiérrez
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LAS LETANÍAS LAURETANAS: ORIGEN,
ESTRUCTURA Y SIGNIFICACIÓN
Ramón de la CAMPA CARMONA
543
Ramón de la Campa Carmona
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Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
por el nártex, costumbre que todavía hoy perdura al acabar las grandes vísperas
antes de las fiestas del Señor y en los entierros, y recibe el nombre de ectene o letanía
del diácono. Es esencialmente la plegaria por toda la Iglesia encontrada en todas las
antiguas liturgias orientales. A las invocaciones del diácono la asamblea responde
Kyrie eleison. Se distingue de la letanía de la misa por las invocaciones a la Virgen y
a los santos y por la más frecuente repetición del Kyrie eleison.
En los ritos orientales podemos encontrar otras muchas letanías en uso en la
actualidad. En la liturgia eucarística, hacia el fin de la liturgia de la Palabra, el diáco-
no invita a la plegaria: él formula las peticiones a las que se responde Kyrie eleison;
cuando los catecúmenos han partido, el diácono invita a los fieles a la oración por
la paz y prosperidad del mundo, por la Santa, Católica y Apostólica Iglesia, por los
obispos y sacerdotes, por los enfermos, por los que se han extraviado, etc., respon-
diéndose a cada súplica: Kyrie eleison, Te rogamos Señor, Escúchanos Señor, etc.
En la Misa Romana, en 1969, se ha restaurado esta oración responsorial con el
título de Oración Universal u Oración de los Fieles, que sólo se había conservado en
los Oficios del Viernes Santo. Los Kyries con que concluye el acto penitencial son
también restos de una letanía. En el Rito Ambrosiano de Milán, los domingos de
cuaresma se recitan dos letanías en lugar del Gloria in excelsis.
En Occidente, el I Sínodo de Orleáns (511) prescribe para toda la Galia las leta-
nías para los tres días precedentes a la Ascensión. En el Sínodo de Gerunda del 517
se proveen dos triduos de letanías: uno (de jueves a sábado), en la semana posterior
a Pentecostés con ayuno, y otro, desde el uno de noviembre.
En la misma área galicana, el II Concilio de Vaison del 529, formado por doce
obispos, se decretó por primera vez: “sea observada esa bella costumbre de todas las
provincias del Este y de Italia de cantar con gran efecto y compunción el Kyrie eleison en
la Misa, en los Maitines y en las Vísperas, porque es un canto tan dulce y agradable que
aunque continuara día y noche sin interrupción, nunca produciría disgusto o hastío”.
El Sínodo de París del 573 ordenó letanías al principio de la cuaresma, y el V
Concilio de Toledo en el 636 decretó que fueran observadas en el reino visigodo
durante tres días desde el catorce de diciembre.
La primera mención referente a la Iglesia de Roma se remonta al 555, al pon-
tificado de Pelagio I, pero implica que se refería a una práctica ya establecida ante-
riormente. El número de repeticiones y de invocaciones dependía originariamente
del celebrante. Esta letanía estaba prescrita en el Breviario Romano preconciliar
como Preces Feriales y en el Breviario Monástico para cada Hora (Regla de San Benito
IX, 17). Como el Kyrie y otras peticiones eran pronunciadas una sola vez o con más
frecuencia, las letanías se denominaban: planæ, ternæ, quinæ, septenæ.
La Letanía de los Santos es la más antigua conservada, que se documenta, por
supuesto no en la misma forma que conocemos, en el siglo IV. Su estructura básica
actual en dos partes (invocaciones a Dios, a la Virgen y a los santos y peticiones
específicas: deprecaciones, intercesiones, súplicas) parece datar del siglo VII, incre-
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Ramón de la Campa Carmona
Letanías y procesiones
546
Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
el 511 por el Canon XXVII del Concilio de Orleáns. En Roma fue introducida por
el Papa León III en el 799.
En el Rito Ambrosiano era celebrada lunes, miércoles y viernes después de la
Ascensión. En la Península Ibérica existía una letanía similar desde el jueves al sába-
do de la octava de Pentecostés, otra, del uno al tres de noviembre, ordenada por el
Concilio de Gerunda del 517, y una tercera en diciembre, prescrita por el Concilio
de Toledo del 638. En Inglaterra la Letanía de los Días de Rogativas (Gang-Days)
era practicada desde tiempos muy tempranos. En Alemania fue ordenada por el
Sínodo de Maguncia en el 813.
La popularidad de las letanías por su uso procesional, difundido en Europa por
los monjes irlandeses, hizo que surgieran muchas modalidades en la Edad Media:
dirigidas al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, a la Preciosa Sangre, a la Santísima
Virgen, a la Inmaculada Concepción, a cada uno de los santos honrados en los
diferentes territorios, por los Ánimas del Purgatorio, etc.
En las liturgias protestantes se conservaron las letanías mayores con la omi-
sión, como es natural, de las invocaciones a los santos y de las peticiones por el
Papa y por los difuntos, aunque no gozaron de mucha simpatía, hasta que fueran
rechazadas casi sin excepción donde el calvinismo tuvo mayor influencia que el
luteranismo.
547
Ramón de la Campa Carmona
548
Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
Letanías Deprecatorias
Reciben este nombre por tener su difusión a partir de la Basílica de San Marcos
de Venecia, en donde permanecieron en uso hasta 1820, y que se cantaban en las
procesiones de imagen de la Virgen Nikopeia. De finales del siglo XIII o principios
del XIV conservamos un códice en la Biblioteca de la Basílica de San Marcos. Son
muchos los manuscritos conservados, lo que demuestra que fueron bien conocidas
y favorablemente recibidas.
Tienen su origen en la Iglesia de Aquileia, antigua y floreciente comunidad
cristiana de la Italia nororiental, que ya gozaba de notable importancia en el siglo
IV, cuyo Patriarcado acabó por trasferirse a Venecia. El rito aquiliense se difundió
por las Iglesias de su entorno (Venezia, Norico, Pannonia…) y desapareció en 1596,
merced a la labor unificadora tridentina, tras la celebración de un Sínodo de Obis-
pos del antiguo Patriarcado que así lo decretó.
En estas letanías las invocaciones no siguen un orden riguroso, característica
que se acentúa a medida que el formulario se va enriqueciendo con nuevas in-
vocaciones. En cuanto al número de elogios, un texto veneciano de 1716 registra
cuarenta y tres. Podemos catalogar hasta setenta y seis, teniendo en cuenta todas
las recensiones conservadas.
Todas se inician con la expresión Sancta Maria y se agrupan en torno a los
títulos de Madre y Virgen, pero sin una sucesión lógica de apelativos, que se han
tomado libremente, sucediéndose a veces por asonancia, antítesis, paralelismo, etc.
Presentan una cierta discursividad en la formulación (Sancta Maria, iter nostrum ad
Deum; Sancta Maria mater veri gaudii; Sancta nostra resurrectio vera, por ejemplo) que
puede ser interpretada como una preocupación por precisar y definir el papel de
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Ramón de la Campa Carmona
Letanías Peruanas
550
Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
551
Ramón de la Campa Carmona
sarrollo de las Letanías Lauretanas en la forma que hoy las conocemos. Algunos
eruditos declararon honradamente que nada sabían de su origen e historia; otros,
en cambio, las remontaban a la traslación de la Santa Casa (1204); otros las retro-
traían al Papa Sergio I (687), al Papa San Gregorio I Magno (590), o, incluso, a los
tiempos más tempranos de la Iglesia.
La primera edición de este texto de las Letanías consideradas como “Loretanas”
se halla en un libro de oraciones impreso en Dilligen en 1558. A partir de 1572 se
suceden las ediciones en los textos relacionados con la Santa Casa. Aunque San Pío
V Ghislieri, en su reforma postridentina de los libros litúrgicos, por Motu proprio
Superni Omnipotentis de veinte de marzo de 1571, publicado en cinco de abril, las
suprimió al desaprobar todos los formularios de Oficios de la Virgen existentes y
sustituirlos por uno oficial, en el que no aparecían, se siguieron usando.
Para la costumbre de cantar las letanías en honor de la Virgen los sábados,
se elaboró en Loreto un nuevo texto, inspirado directamente en los textos de las
Escrituras aplicados a María en la liturgia de la Iglesia. Fueron musicalizadas por el
franciscano conventual Costanzo Porta (+1601), Maestro de Coro de la Basílica
Lauretana, publicadas en Venecia en 1575. Es la primera noticia de unas letanías
marianas puestas en música. Al año siguiente, 1576, estas letanías bíblicas fueron
publicadas en dos devocionarios diferentes para uso de peregrinos.
El cinco de febrero de 1578 el Arcediano de Loreto Giulio Candiotti envió al
Papa Gregorio XIII Boncompagni los Laudi o lettanie moderne della santísima Vergine,
cavate dalla sacra Scrittura, con las partituras de Porta, para la extensión de su uso
a San Pedro y a otras iglesias, a lo que éste contestó que, aunque eran dignas de
alabanza, no consideraba oportuno introducirlas en Roma o en el uso de la Iglesia
universal con la autoridad pontificia, después de haber sido suprimidas otras simi-
lares existentes en los viejos oficios parvos de la Virgen. Con todo, concluyó que la
letanía debía ser cantada en Loreto como una devoción propia del santuario, y que
si otros deseaban adoptarla podían hacerlo por el cauce de la devoción privada.
Habiendo fracasado esta tentativa de sanción oficial, estas letanías bíblicas em-
pezaron a perder su vigencia y fueron una vez más rescatadas las Lauretanas, como
se demuestra en el manual de peregrinos publicado por G. Angelita en el mismo
1578, en el que las bíblicas son omitidas y aparecen las otras con la denominación:
Letanie che si cantano nella Santa Casa di Loreto ogni Sabbato et feste della Madonna.
Eran cantadas, como dice el P. Orazio Turselino, por una Capilla de Cantores, con
asistencia de los Capitulares y personas notables.
A pesar de todo esto, en una reedición de este manual en 1584 también se
incluyen las letanías bíblicas, aunque en un segundo plano, con el título: Altre letanie
che si cantano. Esto demuestra que por un tiempo estuvieron ambos formularios litá-
nicos en uso. En ediciones siguientes del devocionario citado así como de otros, las
letanías bíblicas aparecen con el lacónico título de Litaniae ex S. Scriptura depromptae,
hasta desaparecer completamente en el siglo XVII.
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Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
553
Ramón de la Campa Carmona
marianos, como a los hermanos Joseph Sebastian y Johan Baptist Klauber, maes-
tros grabadores alemanes de Augsburgo de la segunda mitad del siglo XVIII. Éstos
desgranaron, bajo la inspiración teológica del jesuita Ulrich Probst, las invocaciones
en una serie de sesenta estampas, acompañadas por un comentario en latín del
predicador de Fridberg Francisco Javier Dorn, publicadas bajo el título de Litaniae
Lauretanae en Augsburgo en 1758.
Esta obra fue traducida a varios idiomas durante los siglos XVIII y XIX. La pri-
mera versión española fue publicada en Sevilla, en la Imprenta de Manuel Nicolás
Vázquez, en 1763, seguida por la de la Imprenta de la Viuda de Joseph de Orga, de
Valencia, en 1768, ambas bajo el título de Letanía Lauretana.
De la misma manera, aparte de las melodías gregorianas, importantes músi-
cos han compuesto partituras para su interpretación. Entre ellos, podemos espigar,
entre los renacentistas, como Palestrina (+1594), con once versiones polifónicas;
Orlando di Lasso (+1594), con doce, o Tomás Luis de Vitoria (+1611).
Del barroco citaremos a Heinrich Biber (+1704), que compuso unas en 1693;
a Johan Caspar Ferdinand Fischer (+1746), con su Opus 5 en 1711; Alessandro
Poglietti (+1683), con sus Litaniae Lauretanae para solistas y coro; a Jan Dismas Ze-
lenka (+1745), del que se han conservado cuatro versiones: ZWV 149, ZWV 150
y las tituladas Consolatrix Aflictorum ZWV 151 y Salus Infirmorum in F-Dur ZWV
152; a Ignac Frantisek Tuma (+1774) con su Partita in do minore; a Tomás Norbert
Koutník (+1775), con una ex C de 1760; a Václav Jan Kopriva (+1789).
En el clasicismo tenemos al célebre Mozart, con dos versiones: Litaniae de Beata
Maria Virgine (Lauretanae) K 109 de 1771 y Litaniae Lauretanae en D-Dur K 195 de
1774, y a Joseph Schuster (+1812), que compuso unas Litaniae Lauretanae en B-Dur.
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Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
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Ramón de la Campa Carmona
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Las Letanías Lauretanas: Origen, estructura y significación
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559
SIMBOLISMO DE LAS CUATRO ESTACIONES EN LA
RELIGIOSIDAD POPULAR
Arantxa MARCO HERNANDO
Introducción
Hay muchos modos de ver, como decía John Berger, y en estas líneas pre-
tendemos mostrar una forma de mirar las expresiones de religiosidad popular en
nuestro país siguiendo las pautas de la antropología visual, priorizando los procesos
simbólicos y valorando la globalidad y la creatividad. Una interpretación simbólica
atiende a “otras formas de registro y expresión diferentes de la forma escrita (verbal o
estadística)”1, como obras plásticas, fotografías, videos, danza... a la comunicación
por medio de imágenes, viendo en ellas otras realidades asociadas. La devoción
popular puede ser considerada una puesta en escena, un espectáculo, un arte total,
una manifestación estética que genera imágenes y transfigura los espacios en luga-
res simbólicos:
“La fiesta hermana la fantasía con la acción, hace fluir significados emblemá-
ticos de la escultura y la pintura, engasta la poesía en el ritual, concierta la danza,
el color, el canto y la música, unce excitación sensorial con la mística, disuelve lo
profano en lo sagrado y en el misterio… En cualquier fiesta de pueblo se dan cita
la imaginación, la creación metafórica-metonímica, la emoción trascendente, la
estética y el pensamiento simbólico-visionario”2.
1
FERREIRA SANTOS, M., Crepusculário, Sao Paulo, 2005, p 29.
2
MALDONADO, L., 1985, p 94.
561
Arantxa Marco Hernando
3
BOHANNAN, P., Para Raros Nosotros. Introducción a la antropología cultural, Madrid,
1992.
562
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
la importancia de los fenómenos naturales se han tenido que reflejar en cada lugar
en mayor o menor medida. El término fiesta deriva del latín festus (festivo, feriado,
vacación) y su sentido original ha estado ligado al calendario anual de la gente re-
gulando su ritmo vital de duro trabajo y descanso. Trabajo, ocio, estaciones y fiestas
religiosas tienden a formar un engranaje coherente. Los Solsticios y los Equinoccios
han marcado momentos cumbre del año y muchos folkloristas dividen el año litúr-
gico a partir de las estaciones astronómicas: Ciclo de Invierno, Ciclo de Primavera
y Fiestas Veraniegas y Otoñales.
4
PORTAL, F., El simbolismo de los colores. En la Antigüedad, la Edad Media y los tiem-
pos modernos, Palma de Mallorca, 2005 (e.o.: 1939), p 84.
5
Ibidem.
563
Arantxa Marco Hernando
“El Génesis y las cosmogonías mencionan el combate que la luz lleva a cabo
contra las tinieblas; la forma que adoptan las fábulas varía según cada pueblo,
pero el fondo es siempre el mismo en todas partes; la escuela materialista ve en
estas tradiciones los emblemas del regreso periódico del invierno y del verano, del
día y de la noche; en otros términos, ve en ellas la lucha del calor contra el frío y
de la luz contra las tinieblas. Resulta difícil, en efecto, ver en ellas otra cosa, pero
¿es material ese combate? En tal caso, todas las religiones se han fundamentado
en la meteorología.”7.
6
HUSAIN, S., La Diosa, Taschen, 2006, p 158.
7
PORTAL, F., El simbolismo de los colores. En la Antigüedad, la Edad Media y los tiem-
pos modernos, Palma de Mallorca, 2005 (e.o.: 1939), p 83.
564
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
que surge el orden del mundo. Otros autores en cambio, ven un exceso previo a
la abstinencia cuaresmal. Por doquier los valores se invierten, las tabúes se liberan,
la realidad cotidiana se enmascara y se juega al mundo al revés. En los carnavales
de Bera en Navarra, hombres y mujeres se intercambian papeles: ellas se vestían
de pastores y ellos de niñeras. El Carnaval más conocido en el mundo es el de Rio
de Janeiro, pero en España tiene fama el de Santa Cruz de Tenerife y originalidad
el Carnaval de Lanz, en Navarra, en el que unos seres grandes vestidos con telas
de saco asustan a los viandantes. El Carnaval es el Festival de la carne, del cuerpo,
del caos, una fiesta provocadora no siempre del agrado de los poderes civiles y
eclesiásticos: “El Carnaval, lo sabéis perfectamente, es el teatro donde muchos corren desa-
lados, [...] es el horno en que se enciende el fuego de las pasiones más bajas e inmundas”8.
Después de los excesos carnavalescos, llega la Cuaresma, un ayuno de cuarenta
días que se inició con el Concilio de Nicea, en el 325. El Papa Gregorio Magno
alabó este nuevo sentir popular a favor de la austeridad. Cuaresma y Carnaval se
oponen simbólicamente y se enfrentan en las actuaciones populares de Don Carnal
y Doña Cuaresma.
El Equinoccio de Primavera es el instante del triunfo de las fuerzas del sol, la
luz, el Bien y la vida, frente a la noche, la oscuridad, las tinieblas y el Mal. La Pascua
de Resurrección cristiana es la heredera de una fiesta solar de renacimiento y vuel-
ta a la vida. Este momento intersticial se plasma en la palabra Pascua, del hebreo
pesaj9, que significa “paso”, “transición”. Como la naturaleza renace en primavera
después del hastío invernal, de igual modo la Iglesia tras el recogimiento y la aus-
teridad de la Cuaresma, celebra con alegría la Resurrección de Jesucristo. Por estas
fechas, el huevo de Pascua, tan popular en los países anglosajones o el hornazo en
muchas localidades españolas, aluden a un arquetipo universal del huevo cósmico,
del embarazo, del óvulo donde se gesta la esencia de la vida. Uno puede enrique-
cer su imaginario gracias al símbolo del misterio de la creación y de la magia del
nacimiento, más que con una única visión culinaria y estética de los huevos de
chocolate.
En plena Primavera, el labrador ve brotar de la tierra la semilla germinada con
una mezcla esperanza y preocupación. Preocupadas las gentes porque como dice
J.M. Usunáriz, “las lluvias primaverales eran vitales para que el trigo granara”10, llega el
momento de las plegarias y rogativas al cielo para conseguir el favor de las fuerzas
de la naturaleza en la época estival. En España abundan las romerías y ofrendas a la
Virgen pero destacan sobre las demás las procesiones de Semana Santa. El pueblo
8
USUNÁRIZ, J.M., “Ocio, ritos y creencias. Ritual de infancia, casamiento, muerte, fertilidad,
ciclos festivos, juegos, deporte rural, música, danza, etc.”. En Etnografía de Navarra II, Pam-
plona, 1996, p 493.
9
MALDONADO, L, Introducción a la religiosidad popular, Santander, 1985, p 98.
10
Ibid., 498
565
Arantxa Marco Hernando
sale a la calle con los paso portando las representaciones de las figuras protectoras
y se respira un ambiente colectivo como de exculpación de penas y pecados. En
algunos pueblos eran también habituales los toques de campana cada mediodía
desde mayo a septiembre como rito de protección de las cosechas11. El domingo de
Ramos, la Dominica in palmis, no sólo rememora el relato bíblico de la entrada de
Jesús en Jerusalén, sino que es ejemplo de cómo un elemento natural es sacralizado
para invocar las fuerzas beneficiosas de la naturaleza. Según J.M. Jimeno, las ramas
bendecidas tenían en la sociedad rural “una doble finalidad mágica: proteger vivienda
y cultivos”12.
11
JIMENO, J. M., Calendario festivo Primavera. Tomo 15. Pamplona, 1990, p 51.
12
JIMENO, J. M., Calendario festivo Primavera. Tomo 15. Pamplona, 1990, , 12.
13
USUNÁRIZ, J. M., 1996, p 498.
566
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
14
No sorprende que exista el color verde esperanza.
15
PORTAL, F., El simbolismo de los colores. En la Antigüedad, la Edad Media y los tiempos mo-
dernos, Palma de Mallorca, 2005 (e.o.: 1939), p 106.
16
GONZÁLEZ PALENCIA, A., y MELE, E., La maya, notas para su estudio en España, Madrid,
1944, p 81.
17
Ibid., 62.
567
Arantxa Marco Hernando
Fig. 3
568
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
Fig. 5
Fig. 6
tividad en la estética de las Mayas: trajes de estilo goyesco o castizo (fig.6), Cruces
de Mayo en los altares (fig.7), cuadros de la Virgen o de otros géneros (paisajes,
reproducciones de Goya, bodegones, etc.) (fig.8 y 9). Se diría que algunas Mayas
parecen auténticas diosas o ninfas de la naturaleza rodeadas de ramas, plantas y
flores (fig.10). Otras Mayas parecen princesas en pequeños palacios llenos de fan-
tasía y con objetos pertenecientes al mundo femenino (espejos, abanicos, etc.) (fig.
11 y 12).
569
Arantxa Marco Hernando
Fig.7
Fig.8 Fig.9
570
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
Fig.10
Fig.12
Fig.11
571
Arantxa Marco Hernando
18
A. GONZÁLEZ PALENCIA da ejemplos de casos en que las autoridades se proponían eliminar
esta fiesta “por la indecencia de sus danzas y truhanadas; y otras especies de moharrillas y
botargas, igualmente empleados en tan rudos espectáculos” (Ibid., 88)
572
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
19
JIMENO, R., “Mitos y leyendas”. En VVAA, Etnografía de Navarra, II, p 452.
573
Arantxa Marco Hernando
etc.20. La palabra estío proviene del latín æstas tempus. Muchos simbolistas, según
dice F. Portal21, relacionan la etimología de æstas con el nombre de la diosa romana
Hestia o Vesta, la protectora del fuego sagrado, del calor y del hogar, representada
en su templo rodeada por jóvenes vírgenes llamadas Vestas o Vestiales. Desde el
principio de los tiempos, el fuego siempre ha maravillado al ser humano. El fuego
que ilumina la noche es el sustituto metafórico del poder solar y “forma parte de los
ritos en los Equinoccios y Solsticios”22.
Sin duda, las hogueras más celebradas en toda Europa son las de San Juan, el
23 de junio. Mucha gente sigue sintiendo la celebración del Solsticio de Verano
como una noche mágica de cambio estacional. Se piensa que la Iglesia medieval
identificó los cultos precristianos en torno al fuego del inicio del verano con la fi-
gura de San Juan Bautista. La conexión de San Juan Bautista con el fuego y con las
hogueras se debe a que cuenta la tradición que tras morir decapitado por orden
de Herodes, su tumba fue profanada por orden de Juliano el Apóstata y sus huesos
calcinados en una hoguera para impedir que quedara reliquia alguna para los fieles.
Por otro lado, el santo bautiza a Jesús en el Jordán en el relato bíblico y esto lo rela-
ciona directamente con el bautismo, el agua y la purificación. En muchas partes de
España ha sido creencia común que las aguas de fuentes y ríos adquieren poderes
curativos en la noche del 23 de junio: “[...] yacía una multitud de enfermos, ciegos, co-
jos, mancos, que esperaban el movimiento del agua, porque el ángel del Señor descendía de
tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua, y el primero que bajaba después de la agi-
tación del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que padeciese” (San Juan, 5, 3-4).
El periodo estival es la época de la cosecha. La palabra cosecha viene del la-
tín collecta23 (coger, recoger), aunque también podía referirse a la recaudación de
tributos. El antiguo calendario vasco relaciona cada uno de los meses del año con
una imagen. Así como mayo se relaciona con el término loraila (flores), junio con la
palabra garagarilla (mes de la cebada). Julio se conecta con dos significados: garilla
(mes del trigo) y uztailla (mes de la cosecha o de la abundancia). La etimología
de Otoño proviene de autumnus, voz derivada de auctus (aumento, crecimiento,
incremento), y ésta a su vez de augere (acrecentar, robustecer), todos ellos términos
que aluden a la productividad de la tierra y de la naturaleza. En realidad, la época
estival era contradictoria para las gentes del campo; por un lado se vivía la abun-
dancia y un mayor número de fiestas y consumo, y por otro, como un periodo de
20
Los fuegos artificiales podrían ser la versión más moderna de la fascinación por el fuego
nocturno.
21
PORTAL, F., El simbolismo de los colores. En la Antigüedad, la Edad Media y los tiempos mo-
dernos, Palma de Mallorca, 2005 (e.o.: 1939), p 98.
22
JIMENO JURÍO, J. M., Calendario festivo de Invierno. Tomo 10. Pamplona, 1990, p 6.
23
CARO BAROJA, J., El estío festivo. Fiestas populares del verano. Madrid, 1986 (e.o.: 1984), p
14.
574
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
duro trabajo. Caro Baroja distingue en el estío festivo los ritos de recolección, las
fiestas de fines de cosecha y las ferias y mercados: “para las transacciones comerciales
a que da lugar la cosecha”24, y afirma que en textos de antropología clásicos estas ce-
lebraciones estivales son consideradas “muy caracterizador de lo español”25. Fiesta de
cosecha englobaría a gran variedad de costumbres a ella asociadas: ferias, romerías,
fiestas patronales, etc.
El rojo es el color del Verano y del Otoño, del fuego, de las hojas otoñales,
de la sangre, de las pasiones humanas. El rojo aparece en los pañuelos festivos de
muchas localidades españolas que se celebran en verano. Y el rojo es el color de
la sangre del toro, que tiñe las plazas y calles en numerosas fiestas patronales de
España. El toro es identificado en la Iglesia con el evangelista San Lucas y simboliza
el trabajo. En general, puede que España se sienta atraida por el toro porque en el
inconsciente colectivo es sinónimo de fuerza y nobleza ibéricas.
Mientras que el trigo es el fruto del Verano, de la abundancia y el atributo más
común de la diosa de las cosechas, Ceres, la vid es en nuestros campos el elemento
más característico del Otoño, del que nace una auténtica cultura del vino en los paí-
ses mediterráneos. Curiosamente, de la elaboración de estos dos frutos de la tierra,
el trigo y la vid, producimos el pan y el vino, los dos elementos fundamentales de
la Eucaristía cristiana, el cuerpo y la sangre de Jesús. En la Biblia, Jesús dice: “Yo soy
la verdadera Vid, y mi Padre es el Labrador”26.
Todo el ciclo de las estaciones se podría resumir en el acto de la Eucaristía.
Ante la imagen arquetípica del sol que muere en Invierno y renace cada Primavera
para alimentar a los seres humanos durante el año, uno puede imaginar que la
Eucaristía recrea la muerte y resurrección de Jesús en cada uno de nosotros como
un rito portador de esperanza, purificador y transformador. El cáliz o la copa de
la Eucaristía, que también aparece en los cultos de otras religiones (copa búdica o
taoísta,...), sugiere de forma inconsciente la idea de ofrenda, de flor abierta, de útero
femenino portador de vida. La esperanza de la llegada de la Primavera cada año
después del duro Invierno recreado simbólicamente en la Eucaristía, plasma el ansia
cristiano por el eterno ciclo de la vida y la existencia de vida después de la muerte.
Conclusiones
La religiosidad popular puede ser una excusa para acercar a las culturas, par-
tiendo en primer lugar de un hecho incontestable: el ser humano es un ser profun-
24
Ibid., 16.
25
Ibid., 22. Un ejemplo de texto citado es Antropología de Kant.
26
PÉREZ-RIOJA, J. A., Diccionario de símbolos y mitos (7ª ed.), Madrid, 2003 (e.o.: 1962), p
416.
575
Arantxa Marco Hernando
27
MALDONADO, L., Intro-
ducción a la religiosidad popular, Santander, 1985, p 15.
28
LADERO, M. A., Las fiestas
en la cultura medieval (2004).
576
Simbolismo de las cuatro estaciones en la Religiosidad Popular
dentro de este tiempo cargado de cualidades y de hechos concretos, que se mide también por
medio de vivencias”29.
El ser humano ha visto en el devenir de la naturaleza un reflejo de su propia
vida y se han ido depositando en el inconsciente colectivo imágenes simbólicas
del ciclo de las estaciones que expresan el paso del tiempo, el cambio constante,
la transformación sin destrucción, ... Las fiestas más populares del mundo son las
que celebran los cuatro momentos principales del recorrido del sol: los Solsticios
y los Equinoccios. Cada cambio de estación se ha marcado con un rito de paso, al
igual que siempre se han celebrado las distintas fases de la vida. Ante las distintas
etapas de maduración personal o ante una crisis vital, para la salud psicológica de
las personas, se necesita ritualizar, simbolizar, crear momentos sagrados, en el afán
de poner en comunicación a hombres y mujeres con la energía de la naturaleza.
En muchos de sus escritos, el psicoanalista Carl Jung, el padre de los conceptos de
inconsciente colectivo y arquetipo, lamenta que se pierda esta terapeútica conexión
simbólica con la naturaleza: “A medida que el conocimiento científico ha ido creciendo,
nuestro mundo se ha ido deshumanizando. El hombre se siente aislado en el cosmos, por-
que ya no participa en la naturaleza y ha perdido su ‘identidad emocional inconsciente’
con los fenómenos naturales que lentamente han abandonado sus implicaciones simbólicas.
El trueno ya no es la voz de un dios colérico, ni el rayo su proyectil vengador. Ningún río
alberga un espíritu, ningún árbol es la personalización de la sabiduría, ninguna caverna, la
morada de un gran demonio. Ahora no hay voces que hablen al hombre desde las piedras,
las plantas y los animales, ni tampoco él les habla con la convicción de que pueden oírle.
Su contacto con la naturaleza se ha perdido, y con él la profunda energía emocional que le
proporcionaba esta conexión simbólica”30.
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CARO BAROJA, J. (1986c): El estío festivo. Fiestas populares del verano. Madrid: Taurus. (e.o.:
1984).
29
CARO BAROJA, J., La estación de amor. Fiestas populares de Mayo a San Juan., Madrid,
1986 (e.o.: 1979), p 19.
30
JUNG C.G., El hombre y sus símbolos, Barcelona, 1999, p 92).
577
Arantxa Marco Hernando
578
SAN JUAN EN ALMERÍA, FIESTA DE ILUSIÓN Y
SORPRESAS. ASPECTOS SIMBÓLICOS Y VALORES
DIDÁCTICOS
José Miguel MARTÍNEZ LÓPEZ. jmmartin@ual.es
Donato GÓMEZ DÍAZ. dgomez@ual.es
Resumen:
Las fiestas más significativas de Almería son las populares al aire libre y tienen
como elementos básicos los actos religiosos, el baile y la participación espontánea.
Este último elemento es lo que define una fiesta en auge pero con escasa tradición
en la preparación de una programación organizada y con actividades relevantes. El
control del espacio estará durante la famosa noche en poder de los vecinos, grupos
de amigos y familias y no de la iglesia o de la decisión de los dirigentes políticos
que reducirán su participación a legalizar los actos, mantener la seguridad y sub-
579
José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
580
San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
La fiesta de San Juan tenemos que entenderla en el marco del ciclo festivo
completo de tradiciones y rituales que se celebran como homenaje a la PRIMAVE-
RA, destacando eventos como las salidas al campo, meriendas, jueves lardero y la
vieja. En unos lugares se celebra con más intensidad el ciclo de primavera y en otros
el de otoño por su relación con la producción, el patrón elegido o las necesidades
de la población atendiendo al número de habitantes o a la dedicación profesional.
También existen fiestas que sin ser consideradas como oficiales tienen tanto arrai-
go en el lugar que se convierten en fundamentales por el grado de aceptación y
de participación popular. Este el caso de la celebración de La Vieja en numerosos
pueblos del Levante almeriense, el Jueves Lardero en los pueblos de las comarcas
del Andarax y Nacimiento; las Meriendas en el Almanzora, en el marco de la ce-
lebración de la Semana Santa con sus antecedentes o etapa preparatoria para la
581
José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
Cuaresma. Por tanto no debemos separar este ritual de la celebración del carnaval
ni de la semana de pasión para poder entender su significado, ya que “los ciclos de
la vida están ritualizados y su grado de complejidad, duración y significados está en
función de la importancia que concede cada sociedad a este tránsito o período que
comienza o que termina o del valor que tienen el acto ritualizado para la misma”
(R. Becerra). SAN MARCOS, y su relación con los animales; siguiendo la leyenda
dice que los animales fieros que servían para la diversión de los romanos con el
sacrificio de los cristianos, ante la presencia de Marcos doblaron las patas y bajaban
el cuerpo. Esta leyenda es el origen de la costumbre que hay en algunos festejos
de intentar que los toros hagan la reverencia al santo, como es el caso de Ohanes,
Adra, El Ejido y numerosos lugares lo celebran con procesión y romería de tipo re-
ligioso‑folclórico, centrada en los animales y siendo protagonista el pan. Estamos en
época de ROMERÍAS, entendidas como manifestación lúdico-religiosa de recono-
cimiento del campo como lugar de convivencia tienen una parte lúdica gastronó-
mica y otra parte de milagro, peregrinación y reconocimiento de fe religiosa por un
Cristo o una Virgen. Las Fiestas- Romería en honor de la Virgen de Fátima son las
más numerosas al coinciden con la fecha. Son fiestas relativamente nuevas debido
a que la aparición es reciente, estamos hablando de 1917, año de la aparición de la
Virgen a los niños Lucía, Francisco y Jacinta, en Fátima, pueblo de Portugal, donde
hoy se celebra ese día y es centro de peregrinación. DIA DE LA CRUZ, en mayo,
significando la victoria obtenida por Constantino bajo el signo cristiano de la cruz.
Está relacionada la Cruz también con Elena en su búsqueda de la Cruz de Cristo
en Jerusalén, mandando hacer excavaciones en el Calvario donde se encontraron
tres cruces. Una de ellas se identificó como la de Cristo obrando el milagro de una
curación cuando se aplicaron las 3 cruces sobre una persona enferma. Los lignum
vía (partes de la cruz o astillas de madera) se encuentran repartidas por muchos
lugares del mundo. Uno de ellos se encuentra en la iglesia de Canyáyar. El trozo
de madera más grande está en el templo de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma.
La celebración y el ritual festivo se relaciona con el hallazgo, considerando el mes
de mayo como el de la celebración por ser el mes de la primavera, vida y alegría.
SAN ISIDRO y la bendición de los campos. El Ejido destaca por ser una religiosa‑
folclórica y considera como fiesta Mayor, pero la tradición y algunas singularidades
las encontramos en lugares como Alboloduy, Barranco Almerín (Adra), Bentarique,
El Parador (Roquetas), Níjar, Rambla de Gérgal (Alhabia), Regiones (Almería), Rioja
o Villegas (Tíjola). CORPUS CHRISTI que se inicia en 1280 en Toledo y posterior-
mente se generaliza al resurgir los autos sacramentales. Está considerado como un
acontecimiento popular, destacando los altares adornados que colocan en las calles
por donde pasa el Santísimo. Se celebraba en jueves, (aquel dicho popular “hay 3
días en el año que relumbran mas que el sol,...”, pero en la actualidad la iglesia lo ha
pasado de forma oficial al domingo posterior. Destacamos: Procesión, decoración
de las calles y balcones durante el recorrido, paradas delante de los altares donde se
582
San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
La mente sueña con mejorar la vida, eliminar los obstáculos y encontrarse con
nuevos amores, es la ilusión puesta en la noche del 23 de junio, cuando a partir
de las doce se inician los ancestrales rituales para aprovechar la magia de la noche
del fuego, el agua y la convivencia. En la actualidad, casi todo se relaciona con San
Juan el Bautista y el solsticio de verano, porque el día 24 se celebra el nacimiento
del Santo, el acto simbólico del bautismo en las aguas del río y su relación con la
llegada de Jesús. El nacimiento ocurrió en una fecha muy cercana al solsticio y con
el ello el día más largo del año y la noche más corta siendo protagonista el sol y el
agua. “Es un canto al sol, cuyos primeros rayos hay que recibirlos con el cuerpo y
el alma purificados por el humo y el rocío de la mañana”. El origen pagano de la
fiestas procede de los rituales celtas, pero que los cristianos celebran desde el naci-
miento de San Juan Bautista, cuyo padre Zacarías, anuncio a sus familiares el even-
to encendiendo hogueras y saltando sobre ellas. “Aparece el hecho en el Evangelio
de San Lucas, con la implicación y anuncio del ángel San Gabriel, cuando Zacarías
había perdido la voz por dudar que su mujer estuviera embarazada. Al nacer el
hijo recuperó la voz y lo celebra, según la tradición religiosa, encendiendo hogueras
para anunciar a parientes y amigos la noticia. Cuando siglos después se cristianizó
esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada,
sin abandonar por eso su aura mágica. Los celtas adoraban al sol, principalmente
en una fiesta que organizaban en la mitad del verano. Era evidente una fiesta paga-
na, que después del nacimiento de San Juan se cristianizó. Hablamos de cristianizar
las leyendas como la que se transmite “desde que aparece en el horizonte el sol
baila durante la mañana de San Juan”. Antes del nacimiento de Jesucristo se obser-
va la posición del sol, así como su influencia y la de la luna en la vida cotidiana y
estos momentos de magia son los que celebraban los celtas y otros pueblos. Antes
de cristianizarse esta fiesta, lo pueblos de Europa encendían hogueras en sus cam-
pos pata ayudar al sol, en un acto simbólico con la finalidad de que “no perdiera
fuerza”. El fuego pensaban que destruye lo malo y lo dañino. Rendir un homenaje
al sol que en ese día tiene un especial protagonismo (en el hemisferio norte es el
día más largo) (J. Callejo, 1999 y Celtiberia.net, Jesús Callejo (2002). Tradiciones y
Fiestas. Publicada por Silberius (internet, noche de San Juan). La cristianización se
produce a partir del nacimiento del “enviado San Juan” para preparar la llegada de
Jesús (hogueras) y su relación posterior con el agua por el mandato de bautizar a los
cristianos y a Jesús (cristianizar ese momento). Leyenda, fantasía, cristiandad, amor,
gastronomía y diversión se unen en la noche de San Juan a través de la historia.
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
Sobre SAN JUAN BAUTISTA: “Es tan general la alegría casi en todas las
naciones, que se ve cumplido el vaticinio del ángel, cuando predijo a Zacarías que
el nacimiento de Juan causaría alegría universal a todo el mundo; como se está
verificando aun el día de hoy, habiéndose pasado casi diez y ocho siglos. Testifica
el citado San Bernardo que este día no solo es uno de los más alegres en el Cris-
tianismo, sino que hasta los mismos gentiles le solemnizan con luminarias, con
hogueras y con otros regocijos. Lo mismo hacen en él los turcos y todos los orien-
tales, según nos lo refieren los viajeros. Lo cierto es, que después de las principales
fiestas de la redención, no hay otra más solemne desde los primeros siglos de la
Iglesia que la Natividad de San Juan Bautista” (J. Croisset, Año Cristiano, p.575)
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
del nacimiento del Bautista, que en realidad no debería festejarse porque el dies
natalis de los santos siempre fue el de la muerte”
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
inversión de toda jerarquía y de todos los papeles del mundo profano, la participación
colectiva hasta el éxtasis a partir de un orden nuevo, o mejor de un desorden, que
no mantiene los elementos de organización de la vida cotidiana” (Colomer). En el
interior se conservan algunas tradiciones como la búsqueda de hierbas medicinales,
lavarse los ojos, quemar lo viejo, hacer una petición mirando a la luna y saltar en el
fuego para evitar las dolencias, entre otras (las cenizas curan las enfermedades de
la piel, por eso se saltan las hogueras. Se suelen saltar apoyándose en cañas fuertes
cuando hay fuego y sin apoyo sobre las ascuas). En las playas, fiesta nueva con parti-
cipación masiva, baño y gastronomía alrededor de pequeñas hogueras y, en el mejor
de los casos, amenizado el lugar con un conjunto musical y fuegos artificiales. En
Galicia y Alicante las hogueras tienen sentido simbólico con los monumentos que
construyen y queman (simulan castillos, barcos, personas, brujas, etc., o quemar un
barco viejo como protesta por el recorte en las capturas de pesca o en Garrucha por
ser la barca vieja). En las playas de Almería y alrededores no encontramos ninguna
singularidad que despierte el interés externo a nosotros. La Iglesia interviene poco en
la celebración, ya que puede provocar recelos al relacionar la doctrina de la iglesia
con las supersticiones, rituales paganos y apasionamientos alejados del sentir religioso.
En cualquiera de los casos todas las costumbres, tradiciones y eventos festivos suelen
formar parte del patrimonio cultural de un pueblo si al paso de los años se van con-
solidando y son aceptados por la mayoría.
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
carretillas, juegos de luces con fuegos artificiales, barrenos y tracas es lo más corriente
y popular. Además tenemos que destacar por su singularidad la ZORRA o el TORO
DE FUEGO como un espectáculo pirotécnico relevante en algunas fiestas de la pro-
vincia, preferentemente en las comarcas del Andarax y Levante. En unos lugares se
denominan TOROS de FUEGO como en Alhama con la explosión de numerosas
carretillas por sorpresa, carreras junto al desplazamiento del artilugio, como ocurría en
la feria de Almería hasta los años setenta que se corría el toro por el Paseo con gran
animación de público. Se sustituye posteriormente por la traca corrida que se organiza
el último día de la Feria de Agosto en el Paseo Marítimo. Los toros más espectaculares
y con mayor asistencia de corredores aficionados son los que se queman en las fiestas
de San Miguel en Pulpí, Cristo de la Luz en Dalías y Palomares de Cuevas del Alman-
zora. También son destacables en relación con el fuego las HOGUERAS, CHISCOS
o LUMINARIAS; QUEMAR EL JUDAS; CARRETILLAS y, sobre todo, la NOCHE
DE SAN JUAN junto al mar o en fuentes emblemáticas de los lugares de interior. Estas
celebraciones o tradiciones como LOS HUMARRACHOS en Berja y las HOGUERAS
DE SAN ANTÓN o NOCHE DE LAS LUMBRES, en la víspera de San Antón y San
Sebastián. Aunque la tradición está menos extendida también en encienden hogueras
en honor a SANTA LUCÍA, continuando el evento en lugares como Purchena donde
se mantiene la costumbre de saltar el fuego con cañas largas y resistentes creándose
en torno a la lumbre un ambiente de juego ancestral y emoción entre los asistentes.
Pero las CARRETILLAS permanecen en todo su esplendor organizativo de de máxima
expectación sobre todo en Cantoria la víspera de San Antón, Olula del Río por San
Sebastián y Santa Inés y en Níjar con los Chisperos. Miles de cohetes explosionan a
la salida y entrada en el templo del CRISTO DE LA LUZ en un espectáculo de luz,
fuego y sonido sin precedentes, para finalizar los actos con la traca. Resplandor, colo-
rido, humo, bombas y cohetes. En Abla también podemos asistir al espectáculo de los
barrenos en la rambla durante el traslado de los Santos Mártires y cuando explosiona el
último barreno la originalidad pirotécnica de LA NIÑA DE FUEGO entre los aplausos
de los asistentes y los sones del “Recuerdo de los Santos Mártires” interpretado por la
banda de música. Y la QUEMA DEL MUÑECO en Purchena. Al finalizar la Semana
Santa también encontramos el fuego en momentos puntuales como la QUEMA DEL
JUDAS, muy extendida por los pueblos del Almanzora
Toda la playa hasta el río servía de embarcadero. Dice Texeira en 1630: “De
Almería a Levante se extiende una legua una larga y desabrigada playa de arena,
y en toda ella se puede desembarcar y dar fondo, como lo hacen algunos navíos,
que viene a cargar vino y pasas.”
A ese lugar (playa de la Chanca, cerca del Puerto) bajaban como en pere-
grinación los musulmanes de nuestra ciudad y de los pueblos del río a esperar la
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
Noche de San Juan, como hacen aún los de Marruecos. Continuaron la costumbre
del rito ancestral del agua de los cristianos, que San Juan Bautista es santo de las
dos religiones. La copla popular lo recuerda:
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
Continúa la tradición de lavarse los ojos y la cara en las fuentes o cerca de las
balsas de la mayoría de los lugares de interior con peticiones para la mejora social,
económica, suerte en la salud y el amor, como por ejemplo en la balsa de Cela.
También es una noche propicia por el misterio que encierra la tradición, el pedir
agua y vida para los animales y los campos. Y con el mar y su riqueza la Virgen
del Carmen es la guía y seña de los marineros buscando protección y abundantes
capturas para la supervivencia. Con el gesto simbólico de lavar los ojos, la cara y
las manos estamos pidiendo suerte, mucha salud y emociones amorosas. Cada vez
menos las hogueras tienen presencia en la festividad de los pueblos del interior,
pero si gozan de costumbres y tradiciones de mayor interés histórico y simbólico y
reunirse para cantar y, a veces, comer y beber entre amigos. Destacamos los actos
que se organizan en esta noche especial en el Almanzora: Bacares (hogueras), Tahal,
Fines, Olula del Río, Serón, Albox, Macael (barrio de San Juan), Purchena, Somontín,
Lúcar (Cela). Poniente: Berja (Alcaudique), El Ejido y Dalías. Andarax: Illar, Abrucena,
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
Rágol, Nacimiento (verbena de los Caños), Alboloduy, Abla, Bayárcal y Ohanes. Los
Vélez: Chirivel (barrio de las Flores) y Vélez Blanco. Alhamilla-Tabernas: Sorbas (La
Mela) y Lubrín (Rambla Aljibe). En Huércal (Buenavista), Níjar (Los Pipaces) y Viator.
“En Abla San Juan se vuelve a recuperar a partir de 1990 en la barriada de la Cruz, or-
ganizando numerosos actos durante el fin de semana próximo a día 24 con procesión del
Santo, velada musical, invitación a ponche y la interpretación por la banda de municipal
de música del himno dedicado a San Juan. En otros tiempos se celebraba una verbena en
el Paseo amenizada también por la banda municipal. Siguiendo a Ortiz, A. J. (2002) “La
recuperación de la fiesta fue una iniciativa de los vecinos y sirve para suplir el vacío festivo
dejado por la Feria local que se celebraba en el barrio en el mes de octubre” Recoge también
el autor local el himno dedicado al Santo y reproducimos algunos versos: San Juan nos
habló, con cariño y amor, que en el río Jordán, el Mesías llegó; porque él es un buen Santo,
con amor y con bondad, y sus fiestas se celebran, con el nombre de San Juan”. En Vera se
celebra en la antigua Fuente de los Cuatro Caños, recordando que generaciones
anteriores, a la puesta de sol se organizaban las famosas serenatas a los juanes. El
Barrio de Las Flores de Chirivel, celebra por primera vez en el año 2000 a San Juan
como la fiesta de los barrios patrocinada por el Ayuntamiento, cambiando cada año
de lugar. Olula del Río utiliza la fuente del Cañico para la lavarse la cara y parte del
cuerpo. Esa noche cuando cambia el solsticio los más jóvenes inician juegos y activida-
des en torno al agua y al misterio de una noche de magia, coincidiendo con la fiesta
gitana. En el año 2000 la famosa fuente fue remodelada pensando en esta actividad
lúdica y en la diversión.
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
Pero también se acompañan con otros productos y abundante bebida. Es una fiesta
donde comer, beber y divertirse en familia es la esencia misma de la celebración. En
el interior, más acostumbrados a las fiestas gastronómicas de “las meriendas” com-
pletan en algunos lugares la noche con cestas abarrotadas de exquisitos y variados
manjares para degustar los productos típicos de cada lugar. Pero la noche se centra
en los símbolos del mar como elemento de renovación, el fuego para la purifica-
ción, la vida nueva y próspera. Se acentúan los sueños con nuevas aventuras amo-
rosas y evitamos enfermedades lavando los ojos y las manos con petición de suerte
en la salud y el amor. Noche muy esperada en las playas de la costa almeriense,
así como en algunos lugares del interior donde mantienen la costumbre ancestral.
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
relación con el fuego, agua, sol, plantas, etc. Se celebra en todos los países ame-
ricanos destacando Brasil (especialmente en Bahía y Pernambuco donde es muy
popular), México, Perú, etc. En chile es destacable que durante la noche recuperan
los juegos tradicionales propios de la etapa precolombina de los pueblos andinos,
Mapuche o Rapa-Nui. En Europa también es una costumbre ancestral, por ejemplo
en Dinamarca donde colocan en la parte alta de la hoguera una bruja y el fuego se
acompaña con canciones alusivas y el “discurso de la hoguera”.
En España se mantiene la celebración destacando la costa mediterránea, el
norte en general y Galicia. Hay rituales y costumbre que distinguen unos lugares
de otros, por ejemplo en Cataluña existe la costumbre de buscar los chopos más
altos y colocarlos en las plazas de los pueblos, se encienden hogueras en las calles
y se organizan verbenas; en Coria (Cáceres); en San Pedro Manrique de Soria (los
asistentes cruzan descalzos sobre las ascuas de la hoguera en el denominado “paso
del fuego”); Haro (La Rioja); en Ciudadela (Menorca) se celebra mediante una
representación tipo medieval; variedad de actividades en Cantabria y muy intere-
sante en Palencia (Baños de Cerrato). Pero hay dos lugares que destacan sobre los
demás, en toda la provincia de La Coruña con la categoría de Fiesta de España (por
conocer su importancia en Almería no hay ninguna fiesta con esta distinción y si
con la de I.T.N. de Andalucía) y las Hogueras de Alicante, sin duda las más famosas
y conocidas, de Interés Turístico Internacional por la crítica social y valor artístico
de los monumentos que se queman durante la fiesta. En Santiago de Compostela
a las hogueras se les llama “cacharelas” donde se mantiene la costumbre de saltar
sobre ellas para evitar el peligro de las meigas y los malos espíritus; en Cádiz (Véjer)
se quema a Juan y Juana, dos muñecos; en Córdoba (Cabra) los vecinos se lavan
en la cueva de San Juan; en Guadalajara (Albróndiga y Sigüenza), corren los gallos
y cantan coplas; Huelva, Jaén, Málaga, Mallorca, Navarra, Pontevedra, Salamanca,
Tenerife, Toledo, etc., en casi toda España con numerosas particularidades con mú-
sica, bebida, comida, fuego y agua.
En Argentina, además de la Fiesta del Olivo (Córdoba), Día de la Cruz
(Varios-Salta, Los Quinteros-Catamarca),San Isidro (Cachi-Salta, Catamarca),
Santa Rita (Corrientes); San Antonio (Corrientes) como fiestas en primavera
de interés, San Juan se celebra con características similares a las de España en
Tinogasta-Catamarca, Buenos Aires y varios lugares con singularidades como
Puna Jujeña (Jujuy) donde esa noche se hacen telones (luminarias) en las calles
y junto a las casas para alumbrar al santo, se bebe y reza. Al día siguiente se
juega con agua y al estar “bendita” nadie enfermará; Cachi (Salta) con grandes
fogatas en los cerros y en las playas (de los ríos). Se juega con agua y a las
sorteadas con plomo, que consiste en echar plomo detergido en agua fría e in-
terpretar la forma saliente; Tinogasta (Catamarca) con celebración en la iglesia;
Posadas y otros lugares donde colocan un manto de brasas de 4 ó 5 metros por
donde van pasado todos, especialmente los que tienen pendiente una promesa.
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
Algunos autores creen que los ritos motivados por estas fiestas tienen idéntico
origen; así, Calderón Escalada afirma que la fiesta que los celtas celebraban “hacia
la mitad del verano”, tanto ramos como hogueras, es la misma que la que se viene
conmemorando en la víspera de San Juan y su significado idéntico, aunque exista
influencia de la Iglesia “en su afán de cristianizarlo todo”. Dice Luis de Hoyos Sainz
que esta fiesta, “siendo milenaria y de origen mítico”, ha pasado a ser religiosa por
la coincidencia con el solsticio, que suponía adoración al sol. Muchas de las formas
podrían rechazarse, desde el punto de vista católico, pero el pueblo las ha aceptado
de plano, sin que nadie se haya escandalizado por ello. García Lomas nos habla
de una noche transfundida en el misterio. Con sentido del humor, hace alusión al
“judío errante”, dice que murió aquella noche, llena de embrujos, pero retomó a la
vida, porque resulta imposible morir en el transcurso de ella y continuó viviendo
“como si tal cosa”. Igual le pasa a la noche misma que continúa en plena vigencia
durante todo el tiempo que llevamos de cristianismo, gracias al bautismo que re-
cibió con la advocación de San Juan. El mismo autor comenta otras muestras de
adoración al fuego, que se celebran en distintas fechas, por ejemplo, en Navidad,
a propósito del “travesero”, nombre que se da al grueso tronco que se atraviesa en
el llar, o fogón de cocina, y sostiene el fuego, según dicho popular aplicado en las
fiestas navideñas, “quemando el culo al año viejo”. Era costumbre echar al fuego
troncos mas pequeños, cuyos tizones se apagaban, sin que llegaran a calcinarse en
su totalidad, retirándolos para guardarlos, ya que se creía en su eficacia contra las
tormentas. En cuanto al “travesero”, se tomaba siempre la precaución de mantener-
lo encendido, pues si se apagase sobrevendrían enfermedades, que afectarían a los
moradores de la casa; nunca debería encenderse de nuevo, en el caso de extinción
del fuego, sino sustituirlo por otro: “si se apaga el travesero habrá enfermos en Ene-
ro”. El hecho de estar encendido es una bendición para la familia, pues unifica en
las penas y alegrías, proporciona un buen entendimiento y, también, se conseguirá
que los manjares junto a él preparados, resulten apetecibles para todos y todos dis-
fruten comiéndolos. Otra prueba más del culto al fuego la proporcionaba el humo
de las velas que era considerado como el incienso de los ritos católicos y suponía
un tributo a la divinidad.
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
El enramado es otra costumbre “de San Juan”, apunta Luis de Hoyos, conside-
rándolo como un elemento más “de esta noche de amoríos, en la que las mozas
ponen en practica fórmulas para averiguar el nombre o el oficio del novio, pero
también servían para quedar libre de enfermedades, hacer desaparecer las cicatrices
de las viruelas, conocer el número de hijos o la suerte que ha de corresponder a
la familia en el transcurso del año. Para averiguar el nombre del novio, basta con
arrojar debajo de la cama siete habas, en las que se graban las iniciales de los siete
preferidos y será el afortunado aquel cuya inicial figure en el haba que tenga la
suerte de coger la primera, a la mañana, cuando la moza despierte”. Con respecto
al enramado, dice Agustín Rodríguez que en la zona de Los Carabeos, antes del
enrame, los mozos recorrían las casas del pueblo y las mozas les obsequiaban con
leche, cuajadas, queso y sangría. Se solía instalar una maya en el centro del pueblo
y ramos diversos en los atrios de las iglesias, lo que Calderón consideraba como una
cristianización de la costumbre. Respecto a la maya, se trata de una planta herbácea
perenne, que aparece en mayo, mes de la floración, se habla de las mayas en el cul-
to que los celtas daban a los árboles, sacándolos en procesión por estas fechas. En
Olea, venía siendo costumbre enramar, no sólo la víspera de San Juan, sino también
en las de San Pedro y Nuestra Señora de Agosto. Tras el cumplido del ramo, llegaba
la canción: Ya colocamos el ramo/a la moza de mis sueños/mañana, cuando despierte/se
acordará de su dueño.
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
La tradición de los Enramos en Almería ha sido siempre muy popular el colocar ra-
mos de flores en las puertas y ventanas de las mozas más simpáticas, guapas o enamo-
radas y objetos de burla a las antipáticas, se celebraba y todavía continua la costumbre
en algunos lugares sobre todo la noche del Sábado Santo (Domingo de Resurrección).
Las puertas de cerraba a cal y canto bajo la vigilancia de los familiares en las casas de
las “mozas menos simpáticas” suponiendo que en vez de flores les dejaría algún regalo
desagradable, por ejemplo pencas. Pero la mayoría de las ventanas aparecerían adorna-
das con ramos y flores, conviviendo en la noche con los famosos Pencones, Coronas,
Carros, etc., según el nombre que se le da en determinados lugares. Se rondaba y se
repetía en las noches de San Juan y sobre todo en la noche de Resurrección, aunque la
tradición prácticamente está desaparecida debido al nuevo ritmo de la vida y el cambio
de los jóvenes en el modo de divertirse en estas fiestas paganas relacionadas con las
coronas, letreros, pencones, carros, etc. Fiestas que contravienen las normas oficiales
de los municipios y están consideradas fuera de la programación oficial. Se ha pasado
a partir de los años setenta de una noche de sorpresas agradables y simpáticas a una
noche de escenas desagradables y perturbadoras para los vecinos, por el descontrol de
los jóvenes en la búsqueda de diversión en grupo y no obligados a normas. Pero lo
importante es mantener la tradición aunque se tengan que soportar algunos hechos no
muy adecuados (J.M. Martínez, 2006).
En esta noche de magia, además del agua y el fuego, las otras protagonistas
serán las plantas y su búsqueda en el campo. En la costa no es posible, pero en el
interior además de agua y fuego lo símbolos que destacan ese día son la higuera y
las plantas silvestres, aromáticas y medicinales por sus cualidades curativas y de pu-
rificación. La búsqueda de ramas de tomillo, romero, menta, manzanilla, valeriana,
etc. Y, sobre todo, encontrar un trébol -si es de 4 hojas sería la locura- Parte de las
hierbas serán arrojadas al fuego para que purifiquen el entorno o introducidas en
agua para lavarse la cara. La planta más buscada en la historia ha sido la “verbena”
(hierba de hojas opuestas y flor pequeñas de colores rojizo y lila. Crece en los bor-
des de los caminos, barbechos, ribazos, etc., y se le han atribuido virtudes curativas
o mágicas), de ahí el nombre de Verbena de San Juan y posteriormente cogen este
nombre la mayoría de los bailes de las fiestas populares. Quien encuentre la hierba
verbena se cura de todos los males. Verbena: “Velada y fiesta que en ciertos sitios
se celebra en las noches de la víspera de San Antonio, San Juan, San Pedro y otras
festividades, para recreo y regocijo popular” También en la edad Moderna se cele-
braba con la costumbre de salir al campo, en muchos casos disfrazados con ropas
de colores alegóricos propios de la primavera y teniendo como centro la búsqueda
y consolidación del amor. Lo podemos ver en algunos párrafos de la obra de Lope
de Vega sobre La Noche de San Juan.
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San Juan en Almería, fiesta de ilusión y sorpresas. Aspectos simbólicos y valores didácticos
Bibliografía
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José Miguel Martínez López y Donato Gómez Díaz
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PATRIMONIO Y CREATIVIDAD.
LA MÚSICA DE TRADICIÓN ORAL EN CONTEXTOS
DEVOCIONALES
Modesto GARCÍA JIMÉNEZ
Área de Antropología
UCAM
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Modesto García Jiménez
600
Patrimonio y creatividad. La música de tradición oral en contextos devocionales
Por otra parte, las nuevas ideas en torno a la noción de patrimonio, se llevan
muy bien con estas definiciones de la música oral, en varios sentidos, pero fun-
damentalmente en el que armoniza legado y herencia con uso, recurso y riqueza
(evidentemente en su acepción menos prosaica). Es un verdadero síntoma de la
riqueza espiritual de los pueblos, a los que dota además de una herramienta im-
prescindible como es la de disponer de ese algo que identifica, que proyecta hacia
fuera, que encierra y resume aspiraciones y reivindicaciones, que indudablemente
construye sentido social. El patrimonio no sólo se ve hoy como un legado sino
como un derecho de los pueblos a buscar en su propia historia, en sus trayectorias
colectivas, algo que les explique el porqué de un itinerario común.
La música de tradición y transmisión oral es patrimonio por todos sus costados.
Lo es porque es legado, porque es recurso y riqueza y, seguramente también por-
que no hay expresión artística que aglutine y defina mejor que la música la acepta-
ción histórica de llevar a cabo una trayectoria en común, lo que los científicos de la
cultura y la sociedad llaman reproducción de identidades.
Considerado como patrimonio, su primera característica es la enorme variedad
y riqueza, sobre todo si al sustrato musical popular tradicional añadimos el flamen-
co, fenómeno artístico musical de gran protagonismo social, en su génesis, en sus
marcos de reproducción, sus protagonistas, etc., de riquísima esencia musical y
artística y de imprevisible proyección en un futuro. Pero, además, así considerado,
es necesario otro tratamiento articulado en torno a varios criterios: su investigación
y conocimiento, su conservación, restauración y registro, su divulgación y la resti-
tución para su disfrute.
En esta línea hay que valorar desde el conocimiento de lo propio, hasta su evolución
y la repercusión que en otras esferas de la música o en otros países, tiene. Es importante
considerar el papel de los nuevos medios técnicos y de comunicación audiovisual: por
la incidencia fundamental que han tenido en el desarrollo de la música tradicional y de
sus marcos y por las posibilidades que nos brinda en cuanto al registro, al tratamiento
y a la divulgación de nuestro patrimonio. Y, de igual manera, es importante analizar la
influencia negativa que la música grabada ha tenido en el desplazamiento de la música
en vivo, y el fenómeno que de aquí se deriva: el cambio de los marcos de actividad
musical vivos hacia los que ofrecen música grabada. Del baile a la discoteca.
La preservación del patrimonio musical tradicional pasa por una toma de pro-
tagonismo de los jóvenes. No porque tengan que adoptar unas formas que no son
las suyas, sino porque el conocimiento y la comprensión de su cultura pasada y
presente les permite una proyección crítica de su actuación social y de los elemen-
tos culturales que la conforman.
Pasemos, después de estas líneas genéricas sobre rasgos patrimoniales y de
transmisión adquisición de los modos musicales, a analizar aspectos más concretos
sobre la historia y los contextos tradicionales de escenificación de la música que,
por ello, hoy llamamos de tradición oral.
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Modesto García Jiménez
602
Patrimonio y creatividad. La música de tradición oral en contextos devocionales
enorme y exquisita tradición musical y literaria. Así, la obra resulta ser un verdadero
compendio de costumbres y descripción de sus marcos sociales de reproducción,
a la vez que un testimonio conmovedor y veraz de los tiempos difíciles, trágicos,
de aquellos andaluces que se vieron obligados al destierro y a la aniquilación. La
época que describe es de fundamental importancia para entender el resultado pos-
terior de las costumbres musicales en Andalucía como pone de manifiesto el libro
de Reynaldo Fernández Manzano De las melodías del reino nazarí de Granada a las
estructuras musicales cristianas. Pero, entendámonos. No se trata de una pervivencia
que pueda percibirse de una manera directa y patente, no estamos hablando de
formas que han sobrevivido a una etapa histórica y han pasado, sin saltos, a otra
posterior: nos referimos más bien a dos ámbitos culturales –el morisco y el cristiano
viejo- muy próximos y en contacto, de maneras muy parecidas de entender la vida
y de estructurarla socialmente, y por supuesto dos partes de una misma trayectoria
histórica por mucho que en ese momento los separaran unas prácticas religiosas
distintas. En todo ello, en las relaciones entre personas y comunidades, más allá de
la política y de los estamentos religiosos y militares de la época, latían esas mismas
maneras de entender la vida y la misma propuesta de articular unas normas para
la convivencia, entre las que como es lógico entraban con un peso específico espe-
cial las ceremonias y los rituales que contenían estas músicas colectivas y de clara
función social.
Hay pruebas documentales históricas muy evidentes de estos procesos socia-
les. Cuando el primer arzobispo de la Granada reconquistada, Fray Hernando de
Talavera, en aquel primer intento tolerante y filantrópico de armonizar la vida entre
conversos y cristianos viejos (como tantas veces, relativamente viejos, pues en el sur
de la Península la limpieza de sangre era, como todos sabemos, algo sujeto a situa-
ciones históricamente subjetivas), invitaba a las zambras (grupos mantenedores de
la música y el baile populares de la época en la Andalucía musulmana) de la Axar-
quía y de la Hoya malagueñas o de la Vega granadina a participar en actos tan so-
lemnes como las procesiones del Corpus y las ceremoniosas misas en las primeras
iglesias fundadas allí, lo hacía porque al fin y al cabo la costumbre musical de una y
otra parte eran muy próximas y parecidas. Es impensable que se hubiera tratado de
formas tan distintas como luego la historiografía se ha encargado de proyectar. Ese
momento es absolutamente sintomático de la pervivencia en la música popular de
los modos melódicos y las maneras del baile que fueron comunes desde las épocas
mozárabes y que pasaron el tamiz musulmán con relativamente pocas influencias,
de manera que el carácter hermano de las manifestaciones de una y otra parte de
aquella frontera más ideológica e imaginaria que real, era más que evidente. Lo ex-
pone con claridad meridiana uno de aquellos defensores de la “españolidad” de los
últimos habitantes del Al Andalus hispano-musulmán, Francisco Núñez Muley, que
en su Memorial para que se suspendiese la ejecución de la Pragmática dada contra
los moriscos en 1566 (Archivo de la Alhambra, legajo 159) dice que
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Modesto García Jiménez
“(...) sin que pudiese serles descargo a los dichos naturales [se refiere a los
moriscos] el capítulo que hablaba sobre las bodas, placeres, zambras e instrumen-
tos y músicas de ella (...) no siendo estos de moros, sino es costumbre de reinos y
provincias, certificando lo expresado de que los instrumentos de este reino no eran
como los de Fez ni otros pueblos de Berbería ni Turquía, pues de unos y otros eran
diferentes (...)”
La música culta de las cortes y las principalías islámicas permaneció casi imper-
meable a otras influencias, y a su vez influyó poco en las músicas populares de la
época, ese es el motivo de que haya escaso parecido entre las muy bien conserva-
das nubas de la música culta andalusí y la música popular andaluza, y sin embargo
si que lo hay entre algunas músicas populares del norte magrebí y el sur andaluz.
Todo este ambiente cultural histórico que tanto tienen que ver genéticamente
con las actuales expresiones patrimoniales, ha sido visto desde posiciones distintas,
unas deudoras de la literatura y de la política de la “limpieza de sangre”, y otras
preocupadas por la dimensión humana, por los aconteceres que tan determinante-
mente afectaban a los españoles de aquel tiempo. Una de estas “interpretaciones”,
la proyectada por la historiografía oficialista de nuestras décadas autárquicas del
franquismo como un enfrentamiento entre unos, poseedores de la verdad, y otros,
vencidos y obstinados en su error, ha pesado enormemente en nuestra visión actual
sobre esa época histórica.
Volviendo a nuestro argumento inicial, resultaría ciertamente complejo trazar
unas líneas en torno a la relación evolutiva de la celebración de momentos estacio-
nales del año con determinadas celebraciones religiosas, pues estaríamos hablando
de la historia misma de la religión, la más inexplicable y explicada de las conductas
humanas. De todas formas, aunque no suficientemente explícita, dicha relación
existe. Las manifestaciones culturales que exteriorizan formas de relación y conduc-
ta social, como es el caso de las musicales que aquí nos ocupan, en cuanto están
esencialmente ligadas a la estructura estacional -natural- anual, lo están también
a las celebraciones religiosas con las que históricamente hemos identificado esa
división anual.
A los dos grandes periodos festivos del año –comentados en otro lugar-, que a
su vez se relacionan con dos fiestas religiosas importantes: la navidad y la semana
santa, cabe añadir otros que, sin perder la relación primigenia con epiciclos orbita-
les, ya se sitúan claramente e una dimensión más cultural que telúrica y celebran
fiestas santorales. Quizá no tan extendidos, pero sí de una gran repercusión -casi
siempre, y como en el común de los casos, más social que religiosa-, entre estos
otros destaca con peso específico propio el carnaval (quizá el periodo festivo en
el que menos se aprecia esa relación fiesta-religión y, por tanto, la más cercana al
carácter profano); y, por otro lado, se pueden considerar cíclicas las fiestas patro-
nales de los distintos núcleos de población o las tan aceptadas romerías. Como
604
Patrimonio y creatividad. La música de tradición oral en contextos devocionales
Las coplas de las Misas de Gozo son cantos de muy marcado sabor navideño
y, de hecho, se practicaban durante una serie de misas que daban paso a esta gran
fiesta religiosa y civil. Existió en la península durante todo el medievo una muy
difundida costumbre religiosa de misas con su advocación y su rito específico y que
en su mayoría respondían a lejanos recuerdos de misas y de actos religiosos paleo-
cristianos. La mayoría de estas misas “autóctonas” fueron suprimidas por el Concilio
de Trento que prohibió su práctica, pero el concepto de esas misas específicas siguió
siendo impuesto en los reinos cristianos, a medida que eran reconquistados, con
un carácter marcadamente penitencial. Estos cantos (no sabemos si con melodías
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en el caso andaluz podemos rastrearlas desde Almería hasta Huelva, con casos muy
representativos en estas provincias y en Granada, Jaén y Málaga. Los campanilleros
parecen darse con mayor presencia en las de Sevilla y Cádiz, y cuentan con una
modalidad flamenca que crearan en su día Manuel Torre y la Niña de los Peines.
Es posible hacer una distinción dentro de este tipo de cantos que sería, por un
lado los cantos y toques de Campanilleros y de algunos villancicos muy relaciona-
dos con ellos, la música en este caso es mucho más viva y conlleva gran profusión
de instrumentos populares de percusión (campanillas, platillos, botella de anís, cán-
taro, sonajas, almirez...). Y por otra parte, con la misma estructura literaria y melo-
días, derivando de un patrón esencial pero más adaptadas a su intención religiosa,
están los Cantos o Coplas de Aurora.
Desde el siglo XVI se articulan estas manifestaciones en torno a Hermanda-
des y Cofradías que se crean para ordenar la vida social cultural y religiosa de
los habitantes de Andalucía y los del recién conquistado Reino de Granada, que
en su mayoría eran moriscos. La misión de estas Cofradías y Hermandades era
la de reciclar los modos y formas culturales, entre las que hemos de contar las
de carácter musical, a las nuevas necesidades y a la nueva estructura social que
iba a presidir y controlar la Iglesia.
El uso tradicional de estas formas musicales ha propiciado una enorme
proliferación de letras relacionadas con el culto a la Virgen del Rosario o a la de
la Aurora, y existen numerosos estudios musicales y literarios de carácter local
sobre estas formas, de entre las que cabe destacar las elaboradas en Priego de
Córdoba.
Además de la afinidad melódica y una muy parecida ejecución instrumental
entre esta gran diversidad comentada, la verdadera característica común a todas
las variantes, diferenciadas con preferencia en el ritmo y en la cadencia musical, es
la estructura literaria de las estrofas cantables. Se ha insistido mucho en la métrica
atípica y extraña a la mayor parte de los metros utilizados en castellano de estas
coplas. A primera vista se trata de una combinación de versos de diez y doce sílabas
que pueden evocar reminiscencias italianizantes. Sin embargo a poco que profun-
dicemos en su estructura la realidad es otra.
La copla consta de un cuarteto con diez sílabas en los versos primero y tercero
y doce en el segundo y cuarto que son los que contienen la rima asonante; le sigue
un verso de pie quebrado que da entrada al estribillo que está formado por un
pareado de diez y doce sílabas.
En la cueva de la penitencia
Santa Rosalía su pelo cortó,
el demonio le daba combate
y ella se consuela con mirar a Dios.
Vamos con fervor:
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Si os bais, ya sidi,
K’ante besar-os-e
[la] bekella hamra
fermelya Ka-l-wars.
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El criado antiguo
que antes me servía,
si por mí pasaba
no me conocía.
O:
yo me remendaba,
yo me remendé,
yo me eché un remiendo,
yo me lo quité.
Como hemos visto todas las estrofas se basan en el hexasílabo, al igual que
otras formas populares del siglo de oro y, curiosamente, el canon estrófico de la
seguiriya flamenca:
Nochesita oscura
por aonde s’ha dío
pa jablá con mi compañero
sin ser conosío.
(Machado y Álvarez Colección de cantes flamencos, 1885, pág. 131)
Pa qué me dijiste
que iba a vení
y me has tenío toa la nochesita
sin poé dormí
(A. C. A. Archivo)
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Día de Santiago
ar ponerse er so,
cómo mararon a mi bata y bato
¡miren qué doló!
(M. y A., pág. 191)
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Saetas
De ellas dice Benito Mas y Prat en su La tierra de María Santísima (Sevilla, 1925):
En las antiguas reglas de algunas Hermandades de María Santísima se ordena “que
los hermanos echen saetas en verso breve, con un aviso moral capaz de despertar a
los pecadores del sueño del vicio”. Y, por su parte, Joaquín Turina en La Música An-
daluza. (Madrid, 1927) añade, con actitud muy subjetiva: “es en el siglo XIX cuando
la saeta cambia su carácter con la intromisión de otros cantares en su campo, como
las fórmulas de seguiriyas gitanas o dejos de peteneras, y la avalancha, funesta
siempre, del virtuosismo local, con adornos abusivos y el falsete fatal, que todo lo
desvirtúa, hizo que la saeta saliese del pueblo para pasar al dominio del cantaor
profesional, quien hizo de la oración una pieza de concierto callejero”.
El ensayista sevillano Manuel Barrios en una interesante aportación sobre la
naturaleza y origen de la música tradicional y flamenca andaluza (Gitanos, moriscos
y cante flamenco, Sevilla, 1989), y a quien interesan especialmente las claves de
ese característica sincrética varias veces comentada, dice que “el morisco aporta
a ella [se refiere a la música andaluza no culta en general] su capacidad creado-
ra; el gitano, su fantasía, su hondura y su especial sentido estético”, y añade que
“liberadas estas etnias de la “persecución legal” por las pragmáticas de Carlos III
de 1783, el flamenco toma carta de naturaleza y, junto a las formas esenciales,
otras coplas andaluzas se aflamencan; entre estas, la saeta, expresión genuina de
una fe que el pueblo andaluz manifiesta en la calle”. A lo largo de la mencionada
aportación se puede seguir leyendo que cumpliendo sus reglas, algunas herman-
dades -andaluzas o no andaluzas- entonaban unos pregones y trovos dentro del
templo en conmemoraciones solemnes, como las de Semana Santa y que los ju-
díos conversos adoptaban voluntariamente estas expresiones, como protestación
de fe y como penitencia, para disipar en la población creyente los recelos que
despiertan los “cristianos nuevos” y que lo hacían mediante una adopción que
incorpora a los trovos los característicos melismas de las endechas sefarditas, para
terminar aseverando que en el s. XVIII, cuando surgen las formas acabadas del
cante jondo, el pueblo andaluz las asume por propias, y de esta conjunción nace
la saeta con aires de toná.
En todo caso, el reencuentro con las raíces no debe significar más que una
curiosidad erudita, muy inferior a la realidad, pues tanto la forma flamenca como
la que pudiéramos llamar popular coexisten con plena autonomía y sin aparentes
incompatibilidades. La zona en que más “fresca” se conserva la práctica de las saetas
es en pueblos de la Subbetica cordobesa, sobre todo Puente Genil y Lucena (co-
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Saetas y “aguilandos”
Como venimos diciendo estamos ante una forma musical, la saeta, que no
se da de manera genérica en Andalucía, es más, se puede decir que es muy res-
tringida. Está claramente ubicada en esa gran zona coincidente con la Andalucía
central y occidental, y tiene una relación obvia con el hecho histórico que supone
la hegemonía festiva de la Semana Santa en esa media Andalucía, contra el gran
ciclo festivo de la Navidad que se constituye como el más importante de Andalucía
Oriental. Aunque como es lógico la geografía musical no viene a corresponderse
con exactitud con los imperativos geográficos de los mapas, y menos de las divisio-
nes administrativas. Así esa distinta hegemonía festiva que se disputan las dos partes
entre Semana Santa y Navidad, aun siendo apreciable, como lo es, no es fácilmente
delimitable ni se puede contornear una zona separada absolutamente de la otra;
ambas zonas se interfieren y se prestan mutuamente formas musicales y maneras
rituales. Además es apreciable que las grandes y medianas ciudades de una zona u
otra albergan grandes y complejos ceremoniales de semana santa, mientras que no
sucede lo mismo en los pueblos y pequeñas ciudades; da la impresión de que el
periodo festivo navideño tiene que ver con los marcos poblacionales rurales y agrí-
colas y que por el contrario la liturgia que celebra la pasión de Cristo está más re-
lacionada con lo urbano y la pequeña actividad artesanal, gremial y protoindustrial.
De todas formas, la evolución espectacular en las procesiones y otros actos li-
túrgicos de Semana Santa, la brillantez, el barroquismo y la extraordinaria fuerza es-
tética y emocional que ésta ha adquirido durante al menos el último siglo y medio,
sin duda apoyados en el enorme patrimonio artístico de tallas, figuras y pasos que
arrancan del Renacimiento y del Barroco en Andalucía y en una muy enraizada tra-
dición de riquísima exhuberancia formal y espiritual, ha dotado a las celebraciones
de esta fiesta cristiana de un sello muy especial. En ellas, la música casi no es lo más
importante, pero sin duda ocupa un lugar preeminente entre los actos que se rea-
lizan. Estas formas musicales con que se revisten los ceremoniales de semana santa
son, de manera muy genérica, las marchas de las bandas de tambores y cornetas,
algunos cantos a coro, como salves, canciones rogatorias o alusivas a la Pasión, Vía
Crucis, otros cantos procesionales y las imprescindibles saetas. A todo ello hay que
sumar algunas danzas muy singulares y específicas que nosotros resumiremos en la
de los Incensarios de Loja como ejemplo de todas ellasCabe matizar que, como en
la mayoría de las formas musicales de la Andalucía central y baja u occidental que
se han encontrado históricamente muy próximas a ese gran ámbito interpretativo
del flamenco, han adquirido por completo naturaleza flamenca, salvo en los casos
muy particulares de poblaciones de las Sierras Subbéticas cordobesas y algunas
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Patrimonio y creatividad. La música de tradición oral en contextos devocionales
formas muy antiguas y populares de las provincias de Sevilla y Málaga (se trata de
un fenómeno con carácter de generalidad por el que las formas musicales de la
tradición popular en contacto con los modos flamencos sufren una influencia deter-
minante de éste en sus maneras interpretativas; son ejemplo de esto los fandangos,
las sevillanas, verdiales, tangos y tanguillos, alegrías, etc., etc.).
Lo que para esta vislumbrada zona andaluza de más clara influencia semana
santera son las saetas, para la otra zona de reafirmación festiva navideña son los
aguilandos o aguinaldos, coplas de pascua, cantos de campanilleros y de mochile-
ros, belenes, pastoradas, etc.
Una de las modalidades musicales de la tradición oral más genuinas y extendi-
das, así como practicadas, en una amplia zona de Andalucía oriental son los Cantos
de Aguilandos (en muchos sitios conocidos también como Cantos de Pascua o,
simplemente, Pascuas). Esta extensión las hace objeto de nuestra atención, a la vez
que ejemplifica muchas de las cosas que hemos querido reflejar en este pequeño
estudio.
Una de ellas, la más evidente, es la constatación de que la música de tradición
oral y de carácter popular en gran parte de la Península tiene un sustrato musical
común y son los aspectos rituales impuestos por distintas concepciones culturales
los que cambian. Y no sólo evolucionaron de los mismos étimos, sino que, en gene-
ral, comparten la misma secuenciación estrófica literaria y musical y las estructuras
rítmicas y melódicas.
Las saetas y los aguilandos son la expresión condensada de los dos grandes
ciclos festivos anuales, el del solsticio de invierno y el del equinoccio de primavera,
o lo que es lo mismo, la Pascua de Navidad y la de Pasión del calendario cristiano.
En ambas formas se puede detectar una característica muy demostrativa de la
maestría que impone una trayectoria musical que arranca de tiempos inmemoria-
les jalonada con etapas de brillantísima actividad: el contenido literario, las letras,
son -o lo fueron en su tiempo- improvisadas sobre la ejecución musical, lo que
llamamos repentizadas; vestigio, lejano y cercano al mismo tiempo, de ancestrales
habilidades líricas.
Las dos, latentes en el sentido musical y literario andaluz desde un periodo lin-
güístico común, afloraron también, con su aureola de necesidad fideista, en nuestro
tormentoso siglo dieciséis; y volvieron a servir de salvoconducto social, de garantía
de cumplimiento y observancia de los dogmas religiosos desde los que se ordenaba
el buen funcionamiento social.
Los aguilandos (deformación morfológica del término aguinaldo) son peque-
ñas coplas, compuestas de una cuarteta octosílabica -estrofa que como hemos visto
es desde la génesis misma de la literatura romance la base prosódica primordial-
que generalmente canta el solista, seguida de otra que canta el coro a modo de
estribillo. Se interpretan musicalmente en compás de 3x4, con acordes y cadencia
muy parecida a la de los fandangos, lo que muy a menudo ha inducido a musicó-
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logos a suponerlos una forma derivada de éstos. Como ya hemos señalado, estos
cantos han sido tradicionalmente improvisados sobre la base musical, aunque en
algunos lugares, en nuestras comarcas en la mayoría de ellos, se han fijado unas le-
tras que han quedado asociadas a la forma musical y son las que en la actualidad se
cantan; habiéndose adaptado unas a los cantos de aguilandos propios de la liturgia
de la misa y otros a las preceptivas visitas domiciliarias de la cuadrilla. En cuanto a
los estribillos se simultanean la repetición de parte de la copla cantada por el solista,
o bien la de una “letra” determinada.
La práctica tradicional de cantos y coplas peticionarias es antiquísima, y en
opinión del musicólogo Germán Tejerizo, puede remontarse a los tiempos de la
Bética romana, cuando, curiosamente, coincidían aproximadamente con las fechas
que señala el calendario cristiano como Natividad del Señor, que son en las que se
celebran las fiestas que acogen esta actividad.
Aparte de las formas musicales propias de baile, las que algunas veces hemos
llamado de rituales paganos o civiles, estas coplas de aguilandos son las más exten-
didas; cabe decir que se repiten con gran similitud en la estructura literaria y musi-
cal, en la melodía y en el ritmo, y, como no, en el tipo de marco o de ritual en el
que se desarrollan, en la casi totalidad de las poblaciones en las que todavía pervive
la tradición musical y que componen la gran zona en la que están comprendidas
nuestras comarcas. Lo que creemos significa que esta homogeneidad responde a
un periodo común de constantes histórico-culturales y de parámetros y pautas de
comportamiento social uniformes, lo que en el plano simbólico se refleja en unos
rituales, religiosos o civiles, con toda su periferia de formas y expresiones culturales,
comunes y repetidos en toda la zona.
Estos cantos de aguilandos adquirían un enorme protagonismo durante el
transcurso de ese gran periodo festivo que es la Navidad y todo su contorno de ce-
lebraciones. Formaban parte principal en las misas de los días de más solemnidad y
en las llamadas de Gozo -o de los Gozos- que se celebraban a manera de novenario
antes de la llegada de la propia Navidad. Pero, sobre todo, tenían especial relevan-
cia en las visitas de la cuadrilla de músicos a las casas y a los cortijos, precepto que
se cumplía exhaustiva y sistemáticamente. Y cuando, durante estas visitas, las cua-
drillas se encontraban en su transito de un lugar a otro, cosa que solía ocurrir dado
el elevado número de éstas tanto en los núcleos importantes de población como en
los más pequeños, estos encuentros se convertían en una verdadera fiesta musical
y literaria, en la que a manera de justa, los “guiones” de las cuadrillas y sus músicos
más brillantes competían, algunas veces hasta la extenuación, logrando momentos
de gran intensidad creativa que muchas veces han quedado en la memoria de los
pueblos formando parte de su universo simbólico y mítico.
Íntimamente ligadas a esta capacidad de repentización y de improvisación lite-
raria sobre una melodía dada, tan fundamental en otros tiempos en nuestra geogra-
fía ritual de la música, existen otras formas, pero esta vez conservando la estructura
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y las maneras del fandango, en las que se pone de evidencia esta facultad lírica
que tanto nos conecta con esa gran tradición músico-literaria enraizada en lo más
hondo del nacimiento de la lengua romance española, aquella época de los juglares
y trovadores herederos a su vez de la gran corriente poética latina, y por si fuera
poco, en el caso de la mitad sur de la Península, aderezado con la sutil y exquisita
fuerza creadora de los poetas hispano musulmanes y andalusíes. Estas formas, hoy
muy localizadas, son el trovo alpujarreño y los cantos de los llamados “poetas”, en
el sur de la provincia de Córdoba y norte de Málaga y en algunos lugares de la de
Granada muy próximos a esta zona. Y decimos que muy localizadas en la actua-
lidad porque ésta de la improvisación de letras fue una práctica muy generalizada
en toda Andalucía, y no sólo en el sentido creativo de aportar letras a las coplas de
fandangos, que como todos sabemos son muchas veces de una sencillez y geniali-
dad inauditas y cuya prueba más evidente es el corpus literario del flamenco, tan
lleno de lirismo y de genio creativo, sino también en la recreación del gusto por lo
efímero, por lo dicho en un momento irrepetible, por la voluntad de ese derroche
de palabras y de gestos que sólo quedaran, y difícilmente, en el recuerdo, que dan
naturaleza de legendario a un momento aparentemente vacuo, esa gratuidad en
el esfuerzo y esa filosofía tan alejada de lo utilitario. Todavía, en cualquier reunión
de cualquier lugar de la Alpujarra, de alguna comarca de Andalucía oriental, de los
Montes malagueños, de la sierra de Córdoba, del Andévalo onubense... aflora ese
arte literario y musical que hoy es una reliquia, pero que habla bien a las claras de
esa potencia creadora que siempre caracterizó a la música andaluza y peninsular.
La desconexión que pudiera apreciarse entre esos modos creativos tradicionales y
las nuevas maneras de reproducción musical es posible que se deba a una situación
que se produce porque no hemos sabido mantener una circularidad necesaria en
el devenir histórico, porque nuestra idea de linealidad evolutiva no nos ha dejado
ver las cosas con el necesario sosiego, por las circunstancias histórico-sociales muy
especiales de nuestra historia reciente (todo ello hace que el esfuerzo de reapropia-
ción de nuestro patrimonio literario-musical sea doble, supuesto que la ruptura fue
más violenta de lo que un paso armónico supone). A todo esto, como es lógico,
hay que sumar, y de manera muy consciente, la enorme y dudosa influencia que la
irrupción de los nuevos medios técnicos de reproducción de sonido e imagen han
tenido en nuestra época. Ese gran fenómeno, que sin duda tiene mucho que ver
con el impulso y las leyes del mercado, propició en nuestro país unos efectos toda-
vía no evaluados pero de unas dimensiones y de unas consecuencias imprevisibles:
la colonización musical. No estamos diciendo que todo sea negativo en este perio-
do de colonización anglosajona de la música; cabe, aquí, considerar positivamente
las posibilidades desatadas de fusión y de mestizaje, el enriquecimiento que supone
en sí la oportunidad de tener acceso a otras formas y a otras tradiciones distintas
a las nuestras; sin embargo, esta “colonización” se produjo de manera impuesta,
involuntaria, sin posibilidad real de escoger, lo que de alguna manera la desvirtúa
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Con la publicación de las Actas de las V Jornadas de Religiosidad Popular celebradas
en Almería en otoño de 2007 culmina un largo proceso que cierra por ahora el proyecto
que el Instituto de Estudios Almerienses puso en marcha hace quince años.
En ella encontrará el lector una treintena de trabajos sobre el fenómeno de las
manifestaciones del pueblo en su relación con la divinidad, cada vez más en auge,
contrastando las que se celebran en distintas zonas de la geografía española con las de
nuestra tierra almeriense.
Al igual que en ediciones anteriores, se trata de un estudio multidisciplinar realizado con
un gran rigor científico, con participación de historiadores, antropólogos, investigadores,
etnógrafos, e historiadores del Arte, que conforman un mosaico variado de aportaciones
que enriquecen la publicación.
En esta ocasión, se le ha dado un protagonismo especial a las celebraciones en torno
a la Virgen del Rosario, por estar esta festividad muy arraigada y extendida por toda
Andalucía y, en particular, por los pueblos almerienses, hasta el punto de que goza del
patronazgo de muchos de ellos. Hay que tener en cuenta que el fenómeno rosariano ya
mereció un Congreso nacional celebrado en Sevilla en el año 2004, con participación de
destacados estudiosos de toda España.
Por primera vez la edición de las Actas va acompañada con ilustraciones en color, lo
que resalta aún más el contenido de los textos que se inserta en la misma, ganando
bastante en amenidad y colorido.
Confiamos que la presente edición sea del agrado del lector y constituya un instrumento
de trabajo imprescindible y útil para el investigador en estos temas, y, al mismo tiempo,
que Almería siga siendo un referente en los estudios de Religiosidad Popular a nivel
todos los pueblos y ciudades de España.