Ricardo Cáceres Fecha: 07-12-2010 Pedagogía en Historia y Geografía Manuel Rodriguez fue un patriota que realizó innumerables acciones en pos de la independencia de Chile, como, abogado, político, guerrillero y luego militar chileno, es considerado como uno de los principales gestores y participes del proceso de independencia de Chile. Durante la fase denominada Patria Vieja, fue ministro de hacienda y de defensa del gobierno de José Miguel Carrera, además su secretario personal, y a pesar que tuvieron varios y graves desencuentros, siempre retomaron su amistad, camaradería y trabajo en conjunto, por eso fue la persona con quién Carrera gobernó más estrechamente. En el periodo de la Reconquista española, en que gobernó el bando monarquista, su labor como guerrillero, espía y principal figura de la resistencia independentista en Chile lo transformó en mito y leyenda popular. Tras la victoria independentista de Chile, en la Batalla de Chacabuco, durante la Patria Nueva, Rodríguez conspiró más de una vez para deponer del cargo de Director Supremo a Bernardo O'Higgins. Reapareció en la escena pública tras el Desastre de Cancha Rayada, asumiendo brevemente en Santiago como Director Supremo Interino, para evitar el desbande general de la causa patriota. Tras dejar su puesto, una vez que se supo que O'Higgins no había muerto, y luego de la victoria en la Batalla de Maipú, fue apresado por O'Higgins. Durante su traslado fue detenido y custodiado por soldados, siendo asesinado a mansalva de un balazo en la espalda en las cercanías de Tiltil, mientras se encontraba trasladándose a la cárcel de Quillota. Orígenes Su padre fue el peruano Carlos Rodriguez de Herrera y Zeballos, oriundo de Arequipa, según lo consigna su propio testamento. Arribó a Chile alrededor de los 26 años, en 1780, como secretario de un importante emisario español de las aduanas reales de Lima, luego permaneció trabajando en dicha institución como funcionario público, haciendo carrera como funcionario de la corona y alcanzando el cargo de director de Aduanas de la Gobernación de Chile. Sin ser un hombre acaudalado, pero gracias a la dote de su esposa que era viuda y su vida de tesonero y abnegado trabajo, pudo entregar un buen pasar a su familia. Aunque con mucha austeridad, educó a sus cuatro hijos, y uno de ellos, vástago de su esposa de matrimonio anterior, en el mejor colegio de Chile de la época, el Convictorio Carolino, del que obviamente fue alumno Manuel. Su madre, Maria Loreto De Erdoíza y Aguirre, era una criolla de elevada posición social, descendiente por su madre de los primeros conquistadores y emparentada con las más prominentes familias coloniales. Era hija del acaudalado comerciante vasco Juan de Erdoíza y Olaguibel, y sobrina directa del Marqués de Montepío, Nicolás de Aguirre, prominente realista, el cual era hermano de su madre. Doña Loreto tenía fuerte raigambre vasca por su madre y su padre. Antes de su unión con Carlos Rodríguez, se había casado en primeras nupcias con Lucas Fernández de Leiva, adinerado comerciante español, del que enviudó prematuramente, dejado solo un hijo, llamado Lucas Fernandez de Leiva y Erdoiza, el cual fue medio hermano de los Rodríguez Erdoíza. Carlos Rodríguez, aún cuando provenía de una tradicional familia Arequipeña (Perú) no tenía fortuna, sin embargo tenía educación y un buen trabajo. La familia Rodríguez Erdoiza, era de jerarquía, educada y culta, además se relacionaba con la sociedad y la élite de la época; sin embargo tenían la siempre presente estrechez económica, por lo que se decía que eran "aristócratas pobres" razón por lo que veían seriamente limitados en su convivencia con sus pares sociales. La familia vivía del siempre insuficiente sueldo de un funcionario público, complementado por la herencia recibida de su esposa, por lo que los hermanos Rodriguez Erdoiza siempre se sintieron algo disminuidos en su relación con la gente de sociedad con que se relacionaban. Este hecho, se marcó a fuego en su mente, por lo que se fraguó su persistente rebeldía y rechazo de Manuel Rodríguez contra el orden establecido que a todas luces era de la mayor injusticia ya que no tomaba en cuenta para nada la meritocracia, es decir el mérito, ya fuera en los estudios o trabajo, solo existía un sistema de castas inalterable, a la cabeza de ella, siempre figuraban los peninsulares (nacidos en España), luego los criollos de fortuna, mas atrás una pequeña clase media educada a medias, y finalmente el pueblo, sometido a la más soberana ignorancia y pobreza. La enorme e imponente casa, actualmente en el lugar que ocupa el Banco Central de Chile y en la que vivieron siempre los hermanos Rodríguez Erdoíza, era una herencia dejada por el primer marido de Doña Maria Loreto. Dicha casa poseía numerosas habitaciones, patios, y salones. Sin embargo, se respiraba un ambiente de mucha austeridad y de estrechez económica, ya que contaban con muy pocos sirvientes además de mínima vida social, comparado con otras familias de alcurnia en las que abundaban una larga corte de personas a su servicio, tales como cocineras, cocheros niñas de mano y en muchas familias los esclavos, que en todo caso solo realizaban labores de la casa, siendo muy diferente su naturaleza a la esclavitud de los países mas al norte, aunque en ambos casos carecían de su libertad como hombres, pero su calidad de vida, era infinitamente superior en Chile. Estudios Manuel Rodríguez cursó sus primeros estudios en el aristocrático y exclusivo colegio Convictorio Carolino de Santiago, pagado a medias por su padre y también con ayuda de becas. Allí Manuel fue compañero y el mejor amigo de otro futuro prócer independentista, José Miguel Carrera, y además de todos los jóvenes que serían los que provocarían la independencia y posteriormente gobernarían los destinos de Chile en los primeros años de la república. Mientras el hogar familiar de los Rodríguez se ubicaba en la esquina sur oriente de la intersección de las actuales calles Morandé y Agustinas, la casa de los Carrera se encontraba en la esquina sur poniente, sobre la actual Plaza de la Constitución, razón por lo cual desde su infancia, y luego en el colegio, fueron amigos entrañables. Rodríguez siguió sus estudios superiores de Derecho en la Real Universidad de San Felipe, recibiendo su doctorado de leyes en 1804. Ejerció la profesión posteriormente como procurador del Cabildo de Santiago, pero no habría podido titularse, según la explicación tradicional, debido que a que el sistema colonial de privilegios relativos al lugar de nacimiento (España o América), lo postergó frente a otros estudiantes con mayores influencias y nacidos en la península, versión que no es consistente con el hecho de que Joaquín Fernández de Leiva y Erdoíza, medio hermano y tutor de Rodríguez, era vicerrector de la misma universidad. Los tres hermanos Rodríguez Erdoíza: Manuel, Carlos y Ambrosio, más su medio hermano, Joaquín Fernández de Leiva, estudiaron derecho. Joaquín Fernández de Leiva y Erdoíza, quien el mayor de todos y medio hermano de los Rodríguez Erdoíza, era el hijo del primer matrimonio de la madre con el comerciante español Lucas Fernández de Leiva, Joaquín tuvo una exitosa carrera como magistrado, llegando a ser diputado representante de Chile en las Cortes de Cádiz en 1810,y luego miembro de la corte Virreinal en Lima, falleciendo en esa ciudad por 1814. El Tomó como protegidos a sus hermanastros Manuel y Carlos, animándolos a seguir estudios en abogacía. Mientras Manuel participaba en las últimas convulsiones de la Patria Vieja, Joaquín figuraba como miembro de la corte virreinal limeña, en calidad de oidor de la Real Audiencia de Perú, hasta que murió muy joven en 1814. Carlos Rodríguez Erdoíza, por su parte, tuvo una dilatada carrera política durante los primeros años de la independencia. En 1814, José Miguel Carrera lo nombró secretario (ministro) de Guerra. Más adelante, durante la llamada Organización de la República, alcanzó el cargo de diputado, Ministro de Gobierno y Relaciones e integrante de la Corte Suprema. En 1833, exiliado en Lima, mantuvo una ácida polémica de prensa con Bernardo O'Higgins acerca del asesinato de su hermano Manuel, responsabilizándolo del crimen. Por su parte, Ambrosio Rodríguez Erdoíza, también estuvo involucrado en el proceso de independencia, llegó a ejercer como intendente de Chillán. Los 3 hermanos Rodríguez Erdoíza fueron compañeros de luchas políticas, participando durante la Patria Vieja principalmente en el bando carrerino. No obstante, existió un temporal distanciamiento entre los Rodríguez y los Carrera, en enero de 1813, cuando Manuel y Carlos fueron acusados de complotar contra la junta presidida por José Miguel Carrera. Manuel Rodriguez como personaje icono En Chile, el recuerdo del patriota ha inspirado desde un nutrido folclore y literatura oral, hasta reivindicaciones políticas de su imagen. Esa imagen, y el personaje de Manuel Rodríguez siempre ha sido un icono de la cultura popular y mítica de su país. Tal es el caso de que en Chile, muchas compañías de Bomberos lo tienen como Patrono y llevan su nombre, como la Primera Compañia de Bomberos de Quinta Normal y Cuarta Compañia de Melipilla con asiento en la localidad turistica de Pomaire. No obstante, su figura se ha comenzado recientemente a representar en su digna proporción, como un hombre de estado, y padre de la patria también. Su rostro se imprime en los billetes de $2.000. Debieron pasar casi doscientos años desde su muerte, para que durante 2007 se hiciera una película televisiva (Hijo de la Rebeldía), la cual reivindicara su figura, así como la real actuación del patriota durante esos días de lucha por la libertad de la patria. Sin ser la película de fidelidad exagerada con la historia, aclara su origen, su vida y muerte, además de dejar para los historiadores, las pistas y misterios que rodearon por siempre su descendencia. Manuel Rodríguez es considerado y capturado por la izquierda política chilena como su inspirador y una de las figuras mas destacables, así como el verdadero padre de la patria relevando a O'higgins de aquel puesto. Así también es visto por los chilenos como el "patriota del pueblo" Manuel Rodríguez se convirtió tempranamente en un tema de creación literaria. Existen registros de décimas dedicadas a él en diversos periódicos populares, las llamadas liras, aparecidos en la segunda mitad del siglo XIX. Por lo que es de suponer incluso una presencia previa en las canciones folclóricas, que usaban la misma métrica de décimas, y que inspiraban estos impresos. Por otro lado, sin dedicarle aun una gran obra o una biografía mayor, la naciente historiografía chilena venía prestándole gran atención a Rodríguez desde mediados del mismo siglo, en textos centrados en Carrera y O'Higgins y en historias generales del periodo independentista Narrativa En la década de 1870s comenzaron a ser muy populares las novelas por entregas o folletines de Liborio Brieba inspiradas en las andanzas del guerrillero. Algunas de ellas fueron reunidas en el volumen Episodios nacionales en 1960. La mayoría de estas obras se volvió a publicar como libro, sobre todo durante la primera mitad del siglo XX, sumando en total más de 40 reediciones de obras relacionadas con Manuel Rodríguez. Es el caso de: – Los talaveras (1871, 7 reediciones como libro) – El capitán San Bruno (1875, 7 reediciones) – Manuel Rodríguez (6 reediciones) – Chacabuco y la libertad de Chile (5 reediciones) – Los favoritos de Marcó del Pont (7 reediciones) – Los guerrilleros insurgentes (6 reediciones) – Entre las nieves (4 reediciones) – El enviado (2 reediciones) – La San Bartolomé de los patriotas – El fin de la Patria Vieja, etc. Durante la Reconquista (1897), novela de Alberto Blest Gana, ampliamente reeditada, en la que Rodríguez, un héroe romántico en sintonía con el gusto de la época del autor, protagoniza la acción. Los húsares trágicos (1964), de Jorge Inostroza: Saga de 3 volúmenes de novelas históricas protagonizadas por Manuel Rodríguez y José Miguel Carrera, ampliamente reeditada durante los años 1960s y 1970s. El patriota Manuel Rodríguez (1950), novela de Magdalena Petit. Manuel Rodríguez: flecha ardiente y fugaz (1994) novela de Ana María Larraín, escritora de literatura infantil y juvenil. Dramaturgia Carlos Walker Martínez, Manuel Rodríguez: drama histórico en cuatro actos: representado por primera vez en el Teatro Municipal de Santiago el 5 de enero de 1865, bajo la dirección del primer actor i director de escena, don Juan Risso, Santiago, Impr. de la Unión Americana, 1865, 86 páginas. José Lietti, Manuel Rodríguez: drama histórico y popular, escrito para el Circo Wallace, estrenado con gran éxito en Santiago en el Circo Océano el 26 de mayo de 1896, Santiago, Imprenta Santiago, 1896, 28 p. Eduardo Valenzuela Olivos, Comedias para niños: Una aventura de Manuel Rodríguez. La epopeya de Iquique, Santiago, Imprenta i Enc. La Economía, 1918, 40 p. Luis Enrique Délano, Manuel Rodríguez (1939). Jorge Díaz, Manuel Rodríguez (1959). Sergio Arrau, Un tal Manuel Rodríguez (1972). Víctor Molina Neira, “Una aventura de Manuel Rodríguez”, en Alberto Blest Gana [et al.]; prólogo de Floridor Pérez, Aventuras de Manuel Rodríguez, Santiago, Publicaciones Lo Castillo, 1985, p. 111-114. Víctor Molina Neira, “Un bando”, en Alberto Blest Gana [et al.]; prólogo de Floridor Pérez, Aventuras de Manuel Rodríguez, Santiago, Publicaciones Lo Castillo, 1985, p. 115-121. Isidora Aguirre. Manuel Rodríguez: epopeya popular con música centrada en la vida del guerrillero, Santiago, Ediciones Clan, 1999, 84 p. Marcelo Bailey, El rebelde (1999). El húsar de la muerte: un espectáculo basado en las hazañas de Manuel Rodríguez (2000), del colectivo La Patogallina, obra basada en la película homónima de 1925. Música Hace falta un Guerrillero, de Violeta Parra Tonada de Manuel Rodríguez (1959), música de Vicente Bianchi sobre versos de Pablo Neruda publicados en su libro Canto General. El cautivo de Tiltil (1966), canción de Patricio Manns. A Manuel Rodríguez (1967) de Los Chileneros. Cuecas al guerrillero, de Ester Soré. Esquinazo del guerrillero, de Fernando Alegría y Rolando Alarcón. Versos por Manuel Rodriguez, Investigada por Héctor Pavez