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CAUSAS DE HIPERTIROIDISMO
Enfermedad en la que toda la glándula está aumentada de tamaño de forma difusa, y que
asocia tres componentes clásicos: hipertiroidismo, protrusión de los ojos (exoftalmos) y
lesiones de la piel. El exoftalmos puede preceder o acompañar al desarrollo de hipertiroidismo,
y puede llevar a la pérdida total de visión.
La enfermedad de Graves puede ocurrir de
forma familiar. Los factores que pueden
desencadenarla incluyen el stress, el
tabaco, la radiación en el cuello, distintas
medicaciones (como la interleukina-2 y el
interferón-alfa), y algunos virus. La
enfermedad de Graves se diagnostica por la
tríada característica de hipertiroidismo,
protrusión de los ojos (exoftalmos) y
lesiones de la piel (exantema en la cara
anterior de las piernas), y se confirma por
una gammagrafía tiroidea, y
determinaciones de hormonas en sangre,
incluyendo niveles del anticuerpo TSI
(Thyroid Stimulating Immunoglobulin),
anormalmente alto en la enfermedad de
Graves. [No confundir con la hormona
hipofisaria "thyroid stimulating hormone" o
TSH, cuyos niveles son siempre bajos en la
enfermedad de Graves, como ya se ha
dicho].
• Nódulos tóxicos.
La glándula tiroides a veces contiene nódulos. Un nódulo puede hacerse hiperactivo y producir
un exceso de hormonas tiroideas. Si el nódulo es único, se llama adenoma tóxico, y si son
muchos los nódulos hiperactivos, bocio multinodular tóxico.
• Hormonas tiroideas.
• Yodo.
La glándula tiroides utiliza yodo para fabricar las hormonas tiroideas. Un exceso de yodo puede
causar pues hipertiroidismo, sobre todo si existía un tiroides anormal previo, como por ejemplo,
un bocio (= aumento de tamaño del tiroides). Se encuentra yodo en grandes cantidades en
algunos medicamentos, como la amiodarona (Trangorex®) que se utiliza para tratar arritmias
cardíacas.
• Tiroiditis.
Inflamación de la glándula tiroides, que puede ocurrir tras un embarazo o una enfemedad
vírica. En ambos casos puede llevar a un estado temporal de hipertiroidismo, tras el cual el
paciente suele quedarse con hipotiroidismo , es decir, con una función baja de la glándula.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Los pacientes con hipertiroidismo leve pueden no tener ningún síntoma. Los síntomas se hacen
más importantes a medida que la enfermedad empeora, y generalmente se relacionan con un
aumento del metabolismo corporal.
• CIRUGIA.
• YODO RADIACTIVO.
• MEDICAMENTOS.
Los fármacos antitiroideos bloquean la producción de hormonas por la glándula tiroides. Los
más usados son metimazol y propiltiouracilo. También se utilizan fármacos szlig;-
bloqueantes para combatir los efectos de las hormonas tiroideas.
Hipertiroidismo
Etiología
Características clínicas
Manifestaciones bucales
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en los datos clínicos y la determinación de las hormonas tiroideas (T4
y T3) en sus formas totales y libres.
Tratamiento
Hipotiroidismo
Etiología
Características clínicas
Hay retardo en la maduración ósea. Hipotonía con hiporreflexia. La piel es fría moteada.
Facies características con frente arrugada, párpados abogatados, hipertelorismo, nariz
trilobulada con depresión en su raíz.
Puede haber síntomas depresivos, hay ptosis palpebral que cede con el tratamiento de
tiroxina.
Es posible la existencia de hormigueo en los dedos, sensación de frío y falta de aire.
Manifestaciones electrocardiográficas inespecíficas que se resuelven con el tratamiento
adecuado con tiroxina.
Puede complicarse con derrames líquidos en cavidades corporales, afectar la visión, oído
medio e interno y dar inestabilidad y vértigos.
Manifestaciones bucales
Retardo en la erupción y exfoliación dentaria por la capa de mucopolisacáridos que rodea los
esbozos dentarios. Los dientes son pequeños con frecuentes agenesias. Trastornos en la
formación de dentina e hipoplasia del esmalte dental, que puede tener importancia
diagnóstica al señalar el momento de comienzo de la enfermedad.
Diagnóstico
En nuestro país se desarrolla un programa para el diagnóstico precoz en el recién nacido por
determinación de TSH en suero de la sangre del cordón al nacer.
Tratamiento
El tratamiento sea cual sea la causa es a base de preparados tiroideos (T4-T3) a dosis
sustitutivas y supresivas durante toda la vida, el seguimiento es basado en a la evolución
clínica del paciente; desaparición de los síntomas y signos así como el adecuado desarrollo
físico, óseo y mental.
CAPITULO 145
La glándula tiroides secreta las hormonas tiroideas, que controlan la velocidad de las funciones
químicas del cuerpo (velocidad metabólica). Las hormonas del tiroides tienen dos efectos sobre
el metabolismo: estimular casi todos los tejidos del cuerpo a producir proteínas y aumentar la
cantidad de oxígeno que las células utilizan. Cuando las células trabajan más intensamente, los
órganos del cuerpo trabajan más rápido.
Para producir hormonas tiroideas, la glándula tiroides necesita yodo, un elemento que contienen
los alimentos y el agua. Esta glándula concentra el yodo y lo procesa en su interior. Cuando las
hormonas tiroideas se consumen, algo del yodo contenido en las hormonas vuelve a la glándula
tiroides y es reciclado para producir más hormonas.
El organismo se sirve de un mecanismo complejo para ajustar la concentración de hormonas
tiroideas presente en cada momento. En primer lugar, el hipotálamo, ubicado en el cerebro
debajo de la hipófisis, secreta la hormona liberadora de tirotropina, la cual hace que la hipófisis
produzca la hormona estimulante del tiroides o tirotropina. Tal y como su nombre sugiere, ésta
estimula la glándula tiroides para producir hormonas tiroideas. Cuando la cantidad de hormonas
tiroideas circulantes en la sangre alcanza una cierta concentración, la hipófisis reduce la
producción de hormona estimulante del tiroides. Cuando esta concentración disminuye, aumenta
la producción de hormona estimulante (mecanismo de control mediante retroalimentación
negativa).
Las hormonas del tiroides se encuentran en dos formas. La tiroxina (T4) que es la forma
producida en la glándula tiroides, tiene sólo un efecto ligero en la aceleración de la velocidad de
los procesos metabólicos del cuerpo. La tiroxina se convierte en el hígado y otros órganos en
una forma metabólicamente activa, la triyodotironina (T3). Esta conversión produce
aproximadamente el 80 por ciento de la forma activa de la hormona; el 20 por ciento restante lo
produce y secreta la misma glándula tiroides. Muchos factores controlan la conversión de T4 a
T3 en el hígado y en los otros órganos, incluyendo las necesidades del organismo en cada
momento. La mayor parte de las formas T4 y T3 se une a ciertas proteínas en la sangre y es
activa solamente cuando no está unida a ellas. De este modo singular, el organismo mantiene la
cantidad correcta de hormonas tiroideas, necesaria para conservar una velocidad metabólica
estable.
Para que la glándula tiroides funcione normalmente es necesario que muchos factores actúen
muy estrechamente: el hipotálamo, la hipófisis, las proteínas transportadoras de hormona tiroidea
(de la sangre) y la conversión, en el hígado y los otros tejidos, de T4 a T3.
Pruebas de laboratorio
En el síndrome del enfermo eutiroideo, los resultados del examen del tiroides son anómalos aun
cuando la glándula tiroides esté funcionando normalmente.
Se produce habitualmente en los pacientes que sufren de una enfermedad grave que no afecta al
tiroides. Cuando los pacientes están enfermos, desnutridos o han sufrido una intervención
quirúrgica, la forma T4 de la hormona del tiroides no se convierte normalmente en la forma T3.
Grandes cantidades de T3 inversa, una forma inactiva de la hormona tiroidea, se acumulan. A
pesar de esta conversión anómala, la glándula tiroides sigue funcionando y controlando la
velocidad metabólica del cuerpo de forma normal. Debido a que no es un problema de la glándula
tiroides, no se necesita tratamiento. Las pruebas de laboratorio muestran resultados normales
una vez que la enfermedad subyacente se resuelve.
Hipertiroidismo
Enfermedad de Graves
Se cree que la causa de la enfermedad de Graves (bocio tóxico difuso) es un anticuerpo que
estimula el tiroides a producir un exceso de hormonas. Se observan los signos típicos del
hipertiroidismo y tres síntomas distintivos adicionales. Dado que la glándula completa es
estimulada, aumenta mucho de tamaño y causa una tumefacción en el cuello (bocio). Las
personas que padecen esta enfermedad también pueden tener los ojos saltones (exoftalmos) y,
menos frecuentemente, zonas de piel sobreelevadas en las espinillas.
Los ojos se tornan saltones debido a una sustancia que se acumula en la órbita. Este
abultamiento ocular se añade a una intensa fijeza en la mirada y a otras alteraciones oculares
características del hipertiroidismo. Los músculos que mueven los ojos dejan de funcionar de la
forma adecuada, y ésta es la causa de que sea difícil o imposible mover los ojos o coordinar sus
movimientos, lo que provoca visión doble. Los párpados, al no cerrarse por completo, exponen
los ojos a lesiones debidas a partículas extrañas y sequedad. Estos cambios pueden empezar
años antes de que se advierta cualquiera de los otros síntomas de hipertiroidismo,
proporcionando una clave inicial de la enfermedad de Graves, o pueden no presentarse hasta
que aparecen el resto de los síntomas. Los síntomas oculares pueden incluso manifestarse o
agravarse después de que la secreción excesiva de la hormona tiroidea ha sido tratada y
controlada.
Pueden aliviarse los síntomas oculares elevando la cabecera de la cama, mediante la aplicación
de colirios oftálmicos, durmiendo con los párpados vendados y, algunas veces, con la
administración de diuréticos. La visión doble se corrige usando lentes especiales. Por último, en
algunos casos son necesarios los corticosteroides orales, la aplicación de rayos X en las órbitas
o una intervención quirúrgica ocular.
En la enfermedad de Graves, una sustancia similar a la que se concentra detrás de los ojos se
puede acumular en la piel, por lo general encima de las espinillas. Se puede sentir picor en la
zona engrosada, que enrojece y es dura a la palpación cuando se presiona con un dedo. Como
en el caso de las acumulaciones detrás de los ojos, este problema puede empezar antes o
después de que lo hagan los otros síntomas de hipertiroidismo. Las cremas con corticosteroides
o los ungüentos calman el picor y atenúan la dureza. A menudo, el problema desaparece sin
tratamiento o sin razón aparente, meses o años más tarde.
En el bocio tóxico nodular, uno o más nódulos en el tiroides producen una cantidad excesiva de
hormona tiroidea y no están bajo el control de la hormona estimulante del tiroides. Los nódulos
son verdaderos tumores benignos hiperfuncionantes del tiroides y se asocian con los ojos
saltones y los problemas cutáneos de la enfermedad de Graves.
Hipertiroidismo secundario
Una causa poco frecuente del hipertiroidismo puede ser un tumor hipofisario que secrete
demasiada hormona estimulante del tiroides, lo cual a su vez estimula la hiperproducción de
hormonas tiroideas. Otra causa rara de hipertiroidismo es la resistencia hipofisaria a la hormona
tiroidea, que da como resultado una hipófisis que secreta demasiada hormona estimulante del
tiroides.
Las mujeres con una mola hidatidiforme también pueden desarrollar hipertiroidismo, dado que la
glándula tiroides está hiperestimulada por las elevadas concentraciones en sangre de
gonadotropina coriónica humana. El hipertiroidismo desaparece después de que lo haya hecho
esta mola y una vez que la gonadotropina coriónica humana no se detecte en la sangre.
Complicaciones
Tratamiento
Hipotiroidismo
Síntomas
Tratamiento
Tiroiditis de Hashimoto
Esta tiroiditis autoinmune es el tipo más frecuente y la causa más habitual de hipotiroidismo. Por
razones desconocidas, el organismo se vuelve contra sí mismo en una reacción autoinmune y
crea anticuerpos que atacan la glándula tiroides. (.V.página 846) Este tipo de tiroiditis es más
frecuente en las mujeres ancianas y es habitual en familias con antecedentes de la enfermedad.
La dolencia es ocho veces más frecuente en las mujeres que en los varones y tiene una
incidencia más alta en personas con ciertas anomalías cromosómicas, como los síndromes de
Turner, Down y Klinefelter.
La tiroiditis de Hashimoto comienza a menudo con un aumento indoloro del tamaño de la
glándula tiroides o con una sensación de plenitud en el cuello. Cuando se palpa la glándula, por
lo general se encuentra agrandada, con una textura gomosa (cauchosa), pero no blanda, y a
veces tiene una textura grumosa. La glándula tiroides es hipofuncionante en aproximadamente el
20 por ciento de los pacientes cuando se descubre la tiroiditis; el resto tiene un funcionamiento
normal. Algunos pacientes que padecen de tiroiditis de Hashimoto presentan otros trastornos
endocrinos como diabetes, insuficiencia de las glándulas suprarrenales, hipoparatiroidismo u
otras enfermedades autoinmunes (anemia perniciosa, artritis reumatoide, síndrome de Sjögren o
lupus eritematoso sistémico).
Los médicos realizan las pruebas del funcionamiento del tiroides en muestras de sangre para
determinar si la glándula funciona normalmente, pero basan el diagnóstico de tiroiditis de
Hashimoto en los síntomas, el examen físico y la presencia de anticuerpos que atacan la
glándula (anticuerpos antitiroideos), los cuales pueden ser medidos con facilidad en un análisis
de sangre.
No existe un tratamiento específico para la tiroiditis de Hashimoto. La mayoría de los pacientes
desarrolla hipotiroidismo y se les debe prescribir un tratamiento de sustitución hormonal para
toda la vida. La hormona tiroidea es también útil para disminuir la dilatación de la glándula
tiroides.
Incide con mayor frecuencia en las mujeres, habitualmente justo después del parto, y hace que el
tiroides aumente de tamaño sin provocar dolor. En un periodo que oscila de varias semanas a
varios meses, la mujer afectada sufrirá de hipertiroidismo, seguido de hipotiroidismo, antes de
recuperar finalmente el funcionamiento normal del tiroides. Esta afección no requiere un
tratamiento específico, aunque el hipertiroidismo o el hipotiroidismo pueden requerir tratamiento
durante algunas semanas. Con frecuencia, un bloqueador beta como el propranolol es el único
fármaco necesario para controlar los síntomas del hipertiroidismo. Durante el período de
hipotiroidismo, puede ser necesario administrar hormona tiroidea, por lo general durante unos
pocos meses. El hipotiroidismo se vuelve permanente en alrededor de un 10 por ciento de las
personas que padecen tiroiditis linfocitaria silente.
Cáncer de tiroides
Existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides, a saber, papilar, folicular, anaplásico y
medular.
El cáncer de tiroides es más frecuente en las personas que han recibido un tratamiento de
irradiación en la cabeza, el cuello o el pecho, muy frecuentemente por trastornos benignos (si
bien el tratamiento por radiación en casos benignos ya no se lleva a cabo en la actualidad). Más
que causar el agrandamiento de la glándula completa, un cáncer produce pequeños crecimientos
(nódulos) dentro del tiroides. La mayoría de los nódulos tiroideos no son cancerosos y por lo
general existen tratamientos eficaces para las formas de cáncer de tiroides. El cáncer del tiroides
tiene con frecuencia una capacidad limitada para el consumo de yodo y la producción hormonal,
salvo en raras ocasiones, que produce suficiente hormona como para causar un hipertiroidismo.
Hay mayor probabilidad de que los nódulos correspondan a un cáncer si se encuentra un solo
nódulo en vez de varios, si no se demuestra que el nódulo es funcional con una gammagrafía, si
el nódulo es sólido en vez de líquido (cístico), si es duro o si está creciendo con rapidez.
El primer signo de un cáncer de tiroides es un bulto indoloro en el cuello. Cuando los médicos
encuentran un nódulo en la glándula tiroides, realizan varias pruebas. Una exploración del
tiroides determina si el nódulo está funcionando, dado que un nódulo inactivo es más
probablemente canceroso que uno activo. Una exploración con ultrasonidos (ecografía) es menos
útil, pero se efectúa para determinar si el nódulo es sólido o está lleno de líquido. Se toma una
muestra del nódulo por medio de una aguja de biopsia para su examen al microscopio, ya que es
el mejor modo para determinar si el nódulo es canceroso.
Cáncer papilar
El cáncer papilar representa del 60 al 70 por ciento del total de las formas de cáncer del tiroides.
Las mujeres contraen el cáncer papilar dos o tres veces más que los varones; sin embargo, dado
que los nódulos son más comunes en las mujeres, un nódulo en un varón conlleva siempre más
sospechas de cáncer. El cáncer papilar es más frecuente en las personas jóvenes, pero crece y
se extiende más rápidamente en los ancianos. Los pacientes que han recibido en el cuello un
tratamiento con radioterapia, en general por una afección benigna en la infancia o en la niñez, o
por algún otro cáncer en la edad adulta, corren un gran riesgo de desarrollar un cáncer papilar.
La cirugía es el tratamiento que se aplica al cáncer papilar, que a veces se extiende a los
ganglios linfáticos cercanos. Los nódulos más pequeños de 2 cm de diámetro se extirpan junto
con el tejido tiroideo circundante, aunque algunos expertos recomiendan extirpar la glándula por
completo. La cirugía es casi siempre eficaz con estas formas de cáncer pequeño.
Dado que la hormona estimulante del tiroides actúa sobre el cáncer papilar, se administra
hormona tiroidea en dosis lo bastante grandes como para suprimir la secreción de la hormona
estimulante y prevenir una recidiva. Si un nódulo es más grande, se extirpa la mayor parte o toda
la glándula tiroides y se administra yodo radiactivo con la esperanza de que cualquier tejido
tiroideo o cáncer remanentes que se hubieran difundido fuera del tiroides lo absorban y sean
destruidos. En algunos casos, es necesaria alguna otra dosis de yodo radiactivo para asegurarse
de que el cáncer ha sido eliminado por completo. El cáncer papilar se cura casi siempre.
Cáncer folicular
Cáncer anaplásico
El cáncer anaplásico representa menos del 10 por ciento de las formas de cáncer del tiroides e
incide por lo general en mujeres ancianas. Este cáncer crece muy rápidamente causando un gran
tumor en el cuello. Alrededor del 80 por ciento de los pacientes con este tipo de cáncer muere
durante el primer año. El tratamiento con yodo radiactivo es inútil porque el cáncer anaplásico no
lo absorbe. Sin embargo, el tratamiento con fármacos anticancerígenos y radioterapia antes y
después de la cirugía da algunos buenos resultados.
Cáncer medular