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Ella era esa típica rockera que no tenía camino… Se refugiaba durmiendo, en

su cama. –Tenés que salir adelante- Le decía la gente que la rodeaba


diariamente. -”NO ESCUCHO Y SIGO”- decía ella.

La rutina aterraba. En su mano dos libros. Dos libros que marcaban dos
caminos. Ella siempre elegía el mismo, ignoraba el otro. Después de terminar
ponía su música, su género: el rock.

No se expresaba mucho… no era su fuerte. Hablaba con música al conversar


con alguien. Aunque no establecía nada. No recibía tantas visitas… algún que
otro conocido que la haga entrar en razón. -¿Qué te pasa?- le preguntó aquella
persona. –Quiero frenar lo más irremediable- dijo ella.

Porque hay algo, hay algo que le carcome la cabeza. Su rock le ayuda a
convivir, un poco. Realmente necesitaba ayuda y no sabía pedirla. Ella se
dejaba estar, sin pensar en las consecuencias de su forma de vida. ¿Cómo
empezó todo esto? Se preguntaba ella misma, y volvía a recordar esa historia
que tuvo para estar así hoy.

Todo tiene un comienzo. Iba por la calle, serena, sin nada que le importe.
Recorría el lugar… personas, pasaban personas, y más personas. Se cruzó con
un par de infelices, y soltaron varias palabras que no puede olvidar. Se cansó.
Se cansó de eso. No podía seguir viviendo así, tenía miedo a la multitud y
comenzó a refugiarse en su mundo.

Ella piensa que pudo lograr un objetivo en su vida... parece euforia, pero es
sólo otro grito más, de dolor. Desconoce su verdad. Pero sabe que es
diferente a los demás, no a todos. Ella no es la única.

Inesperadamente él entró y le dijo: -Hay una frase que dice “ignoramos lo que
va a venir”, es lo que vos estás haciendo. No te ignores. Vos pensás que ahí
acostada todo va a pasar, y no es así. Tu vida no pasa por eso.- Quedo
paralizada, y él se fue.

El último día, calló en su realidad. Se dio cuenta que el famoso -A COMER-


que se daba en cada familia, no lo oía más. ¿Tal vez no tenía tiempo para
escucharlo? ¿Se olvidaba de comer?

ELLA NO COMÍA. Pasaba sus días internada en una cama, con dos libros, ella
ignoraba el que la ayudaba a entrar en razón y poder alimentarse
correctamente. Estaba en esta situación porque la gente la discriminaba, no
sólo con palabras, también con miradas, con risas. Los primeros días de su
“vida saludable” estaban bien, pero después, se olvidó de comer bien, se
olvidó de todo. Ella era anoréxica.

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