Você está na página 1de 6

Carlos de Foucauld

Selección
1858 - 1916

Padre, me abandono en tus manos.


Haz de mí lo que quieras.
Hagas lo que hagas, te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo.
Hágase tu voluntad en mí
y en todas las criaturas.
Esto es todo lo que quiero, Señor.
En tus manos, Señor, encomiendo mi alma.
Te lo agradezco con todo el amor de mi corazón
porque te quiero, Señor.
No puedo menos de ofrecerme a mí mismo,
de entregarme en tus manos,
sin reservas y con ilimitada confianza,
porque tú eres mi Padre.

Querido Dios,
no sé si hay gente capaz de contemplar cómo vives tú en la
pobreza,
mientras ellos quieren seguir siendo ricos...
No puedo concebir que haya amor
sin un imperioso deseo de ser iguales;
especialmente, de compartir todas las penas
y contrariedades de la vida...
Cómo se puede ser rico, vivir confortablemente,
en medio de cosas de mi propiedad,
cuando tú has vivido pobre, incómodo,
fatigado y agobiado por el trabajo.
Yo no podría vivir de otra manera.

http://www.geocities.com/hkr3000/fouca.htm#up
"Reservar todas mis fuerzas para Dios" (E, 14).

"La debilidad de los medios humanos es un motivo de fuerza" (E, 14).

"Jesús es el Señor de lo imposible" (E, 14).

El Señor nos invita a no tener jamás miedo de nada (Cfr. E, 14).

"Tener miedo es hacerle una doble injuria; esto es, 1°, olvidarle, olvidar que Él está con
nosotros, que nos ama, y que Él es omnipotente; 2°, es no estar conformes con su Voluntad"
(E, 43).

"Tengamos, pues, esta fe que destierra el miedo" (E, 43).

"¿Hay alguna cosa más dulce en el mundo que hacer la voluntad de Aquel a quien se ama?"
(E, 15).

La oración es la conversación familiar con nuestro Bien amado. Se le mira, se le ama, se alegra
uno de estar a sus pies (Cfr. E, 16-17).

"...amemos y practiquemos cada día la oración solitaria y secreta, esta oración donde nadie
nos ve más que Nuestro Padre celestial" (E, 19).

"...lo que Nuestro Señor recomienda por encima de todo en la oración es la fe" (E, 20).

"El se retiró solo durante la noche para orar... Amemos, queramos, practiquemos según su
ejemplo la oración nocturna y solitaria..." (E,21).

Mientras que todo duerme sobra la tierra, sólo para adorarte y estar arrodillado delante de Ti,
diciéndote que te amo (Cfr. E, 51).

"Horas en que, mientras todo se calla, todo duerme, todo está sumergido en las sombras, yo
vivo a los pies de Dios, explayando mi corazón en su amor. Diciéndole que le amo, y Él
respondiéndome que yo no le amaré jamás, por grande que sea mi amor, tanto como Él me
quiere..." (E, 21).

"Él me invita a la oración para orar con Él, ¡a pasar una hora de intimidad con Él!" (E, 22).

"...pidamos con fe, con insistencia, con constancia, con amor, con buena voluntad..., y estemos
seguros de que si pedimos así y con suficiente confianza, seremos escuchados, recibiendo la
gracia solicitada o una mejor" (E, 22).

"Para que nuestra vida sea una vida de oración es necesario dos cosas: primeramente, que
ella encierre en sí misma un tiempo suficientemente largo cada día consagrado a la oración"
(E, 23).

"...alabar a Dios es derretirse a sus pies en palabras de admiración y de amor" (E, 26).

"...la alabanza forma parte esencial del amor" (E, 26).

Señor mío y Dios mío, enséñame a encontrar toda mi alegría en alabarte, es decir, repetirte sin
fin que te amo infinitamente (Cfr. E, 27).
"Seamos, pues, fieles a esa práctica "de velar con Él" todos los jueves por la noche para
acompañarle, asistirle, consolarle, estar con Él con toda nuestra alma, durante su agonía..." (E,
28).

"¿Qué postura es la más amante, sino la de estarse de rodillas a los pies de nuestro
Bienamado?" (E, 28).

"...punto básico en nuestras oraciones: la sencillez absoluta" (E, 29).

Que en nuestra oración haya fe, humildad, constancia y sencillez (Cfr. E, 31).

"La oración continua durante todo el día apartará de nosotros las tentaciones" (E, 32).

"María vive como los demás, pero, haga lo que haga, sus ojos, su pensamiento y su corazón
están siempre, enteramente sobre Jesús: Él es toda su vida...Esto es, la vida contemplativa, la
vida del amor más apasionado, del amor de admiración..." (E, 34).

"Cuando estemos delante del Santísimo Sacramento sobre todo, que nuestra primera palabra
sea siempre "¡Gracias!" "¡Gracias de estar a vuestros pies! ¡Qué feliz soy!"... Gracias, una vez
más, gracias por permitirme hablarte, orar, mirarte, hablar contigo, ¡Señor mío y Dios mío, mi
Bienamado, mi dicha y mi vida!" (E, 35).

"Cuanto más sufrimos y más somos tentados, más necesario es orar" (E, 36).

Padre mío, me entrego en tus manos; Padre, Padre mío, haz de mí lo que te plazca; sea lo que
hagas de mí, te lo agradezco; gracias por todo, estoy dispuesto a todo; lo acepto todo; te
agradezco todo; con tal que tu Voluntad se haga en mí, Dios mío; con tal que tu Voluntad se
haga en todas tus criaturas, en todos tus hijos, en todos aquellos que tu Corazón ama, no
deseo nada más, Dios mío; en tus manos entrego mi alma; os la doy, Dios mío, con todo el
amor de mi corazón, porque te amo y porque esto es para mí una necesidad de amor: darme,
entregarme en tus manos sin medida; me entrego en tus manos sin medida; me entrego en tus
manos con infinita confianza, pues Tú eres mi Padre... (Cfr. E, 37).

¡Señor mío y Dios mío, yo te lo suplico, hazme conocer claramente tu Voluntad! Y después
dame la fuerza de cumplirla, de cumplirla fielmente hasta el fin con gratitud y amor... (Cfr. E,
42).

"Nosotros seremos escuchados cada vez que se lo pidamos con fe e insistencia" (E, 46).

"Cuando se ama no se piensa más que en una cosa: en el ser amado" (E, 47).

Tú eres lo principal para mí, mi Dios y mi Todo (Cfr. E, 50).

Yo debo intentar conocerte, Dios mío, a fin de amarte mejor; cuanto más te conociera, más te
amaría (Cfr. E, 54).

"Solamente yo soy quien pone obstáculos por mi cobardía, fragilidad y tibieza..." (E, 56).

Organizar mi vida para ser el último, el más despreciado de los hombres, para pasarla con mi
Maestro, mi Señor, mi Hermano, mi Esposo que ha elegido el último lugar (Cfr. E, 57-58).

Escogan los últimos puestos... (Cfr. E, 88).

Yo te adoro profundamente, Dios mío; te adoro con toda mi alma y te amo con todas las
fuerzas de mi corazón (E, 61).
"Cuando se ama, ¿no encontraremos perfectamente empleado todo el tiempo pasado al lado
del amado? ¿No es éste el tiempo mejor empleado, salvo aquel donde la voluntad, el bien, del
ser amado nos llama por otra parte?" (E, 69).

No pierdas jamás una Comunión por tu culpa: una Comunión es más que la vida, más que
todos los bienes del mundo, más que el universo entero, es Jesús mismo (Cfr. E, 69).

"El mundo esté en tinieblas, en una noche profunda; el hombre de fe vive en plena luz..." (E,
85).

¡Tu Señor, me impones un deber, el de esperar vivir eternamente, a tus pies en el amor y la
santidad! (Cfr. E, 86).

"¡Es la hora de amar a Dios!" (E, 87).

Seamos humildes en los deseos, no teniendo ninguna ambición, ningún deseo de la estimación
de los hombres (Cfr. E, 90).

Señor, orar es mirarte (Cfr. E, 91).

"La oración es la conversación familiar del alma con Dios" (E, 91-92).

Cualquiera que ama, ama la soledad en compañía del ser amado...Cualquiera que ama a Dios,
ama la soledad a los pies de Dios...Todos los santos, sin excepción, han amado la soledad,
pues todos han amado al Señor, se han sentido amados por Él y han amado al prójimo (Cfr. E,
103).

Cada vez que te privas de alguna cosa, por poco que sea, de un movimiento de curiosidad...de
comer un bocado más...si tú lo haces por mi amor, con el deseo de ofrecerme un sacrificio, me
ofreces un acto de adoración...Con mayor razón cuando me ofreces algo que te cuesta más
como por ejemplo, una fuerte humillación, una penitencia, una vigilia dura...(Cfr. E, 105).

"Ser humilde en pensamientos, palabras acciones. No buscar ni amar el aprecio de los


hombres, sino amar su desprecio. Cuando se ama se es humilde, pues se encuentra uno
pequeño, una nada, al lado de lo que se ama" (E, 108).

"Descenso, descenso, humildad, humildad..." (E, 115).

"¡Obediencia! Obediencia no solamente directa a Dios, sino también indirectamente,


obedeciendo por Él, y como a Él mismo, a todos los que os da como preceptores: Padres,
superiores eclesiásticos, directores de conciencia, toda clase de superiores, cada uno en la
medida en que Dios os pide obedecerle..." (E, 119).

"La mejor oración es aquella en la que hay más amor" (E, 140).

En la oración lo que el Señor quiere de nosotros es el amor, el amor, el amor (Cfr. E, 141).

Orar es, sobre todo, pensar en el Señor, amándole...Cuanto más se me ama, más se ora" (E,
141).

"¡Pobreza, pobreza, pobreza!...fe en la oración...Humildad" (E, 147).

Seguir a Jesús... hacer lo que Él haría. Preguntarnos en todo momento: "¿Qué habría hecho
Nuestro Señor?", y hazlo. Esta debe ser nuestra regla de vida (Cfr. E, 148).

"Para seguir a Jesús crucificado, mi vida debe ser una Cruz" (E, 152).
"Es necesario, ante todo, que yo pruebe la Cruz, de la cual Jesús nos ha dejado el ejemplo" (E,
153).

"¡Él viene a nosotros frecuentemente por medio de la Santa Eucaristía! ¡Que Él establezca en
nosotros su Reino! Si nos das alegrías, aceptémoslas con agradecimiento....Si nos das cruces,
besémoslas: "¡Oh buena Cruz!" (E, 154).

"¡Cuán bueno es, ¿no es verdad?, abandonarse al Corazón de Jesús, dejarse llevar por Él..."
(E, 155).

"He aquí el secreto: Ama, ama, ama..." (E, 158).

¡Tu Voluntad Señor es mi cielo aquí abajo!...Ayúdame a cumplirla perfectamente... (Cfr. E,


160).

"¡Las cruces nos desatan de la tierra, y por eso nos atan a Dios!" (E, 163).

"Sé sencillo, evita todo gasto inútil, sepárate cada vez más en tu manera de ser y vivir de todo
lo que siente el mundo, la vanidad, el orgullo..." (E, 166).

"Suprime todo lo inútil, todo lo que huela a mundo...Pero no te inquietes, no temas por el
futuro..." (E, 166).

"Él me repite: "VOLUNTAD DE DIOS...VOLUNTAD DE DIOS..."" (E, 167).

"Rezar el santo Oficio con un cuidado extremo; es el ramo cotidiano de rosas frescas, símbolo
del amor siempre joven, ofrecido cada día al Bienamado, al Esposo..." (E, 178).

"Hacer, en la medida de lo posible, yo mismo, y no otro, todos los quehaceres más bajos de la
casa" (E, 179).

"En cualquier enfermo, no ver a un hombre, sino a Jesús" (E, 180).

"Cuanto más nos peguemos a la Cruz, más nos estrecharemos con Jesús, que en ella está
clavado...La Cruz es una ganancia, pues ella nos une a Jesús...No tener nada más ni mejor
que lo que podía tener Jesús de Nazaret. Alegrarse y desear tener menos, en vez de más" (E,
181).

"¡Mortificación, mortificación! ¡Penitencia, muerte! Es cuanto más se sufre, cuando más se


santifica uno: "Si el grano de trigo no muere, no produce nada..." (E, 183).

"La hora mejor empleada de nuestra vida es aquella en que amamos más a Jesús..." (E, 183).

"Vigilia.- "Te invito a quedar durante la noche en conversación íntima conmigo...¿Te niegas?"
(E, 184).

"Es la hora de amar a Dios". Buscar a Dios solo. Bondad, delicadez,


suavidad...Ánimo...Humildad..." (E, 185).

"Amemos a Jesús, perdámonos delante del Santísimo sacramente: allí está el Todo, lo infinito,
Dios..." (E, 187).

"¡Que la voluntad de Jesús se haga en Usted!" (E, 189).

"Procuro hacer día a día la voluntad de Jesús, y estoy en una gran paz interior" (E, 197).
"¡Qué felices somos al estar entra las manos de tal padre!" (E, 198).

"Si no vivimos del Evangelio, Jesús no vive en nosotros. Volvamos a la pobreza, a la sencillez
cristiana..." (E, 203).

"Volver al Evangelio" (E, 204).

"Sí, Jesús, basta; allí donde Él está nada falta" (E, 205).

"Cuando se puede sufrir y amar, se puede mucho" (E, 207).

Siglas:
E: DE FOUCAULD, Carlos, Escritos Espirituales, Barcelona (6) 1996.

Você também pode gostar