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NAPOLEON'S

HAT IN
MONTREAL

Instituto Napoleónico México-Francia - Institut Napoléonien


Mexique-France
Musée de Beaux Arts de Montréal, Montreal Museum of Fine
Arts
Eduardo Garzón-Sobrado, fundador.

Vida de S.M.I. el
Emperador y Rey
NAPOLEÓN I
EL SOMBRERO DE NAPOLEÓN EN MONTREAL
¿TIENE IMPORTANCIA EL
SOMBRERO DE NAPOLEÓN?

El legendario Sombrerito del Emperador


Ejemplar portado por Napoleón durante la Campaña de Rusia.
Poupard y Delaunay, sombrereros del Palacio Imperial.
Colección del Museo de Bellas artes de Montreal.
Fotografía cortesía de The Montral Gazette

Por los doctores

Pierre-François Puech
(HDR)
y Bernard Puech (MD)

Pierre-F. Puech Bernard Puech

Traducción al castellano por el Instituto Napoleónico México-Francia ©


Esta página está disponible al público de manera gratuita y puede ser reproducida con fines no lucrativos,
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requiere permiso previo por escrito de la institución.
¿Q uién pretendería no conocer el mítico sombrero de Napoleón? Su historia ha
madurado en nuestras mentes, por ello es que este sombrero de leyenda ha dejado más que
huellas.

Si hay una conquista que marca la existencia prodigiosa de Napoleón Bonaparte, es la de la


imaginación. ¿Acaso no emprendió crear su propia leyenda desde la campaña de Italia
gracias a los periódicos que difunden ampliamente sus hazañas? El maestro lee entonces
los boletines de la guerra en clase y el cura los comenta en la iglesia. Se exalta así a
Bonaparte quien se convertirá en el Napoleón del pueblo que « vuela como el relámpago y
golpea como el rayo ».
El sombrero de Napoleón cuenta esta nueva vida a partir de 1797, Bonaparte se distingue
entonces de los demás generales portando el bicornio reglamentario en batalla. Es decir,
con las puntas paralelas a los hombros. Durante el Consulado, se manda confeccionar por
el sombrerero Poupard un sombrero de forma simple en fieltro de castor con cucarda pero
sin galón. Apodado « petit chapeau » – sombrerito –, se distingue del de sus similares que,
rematados por un plumero, están bordados con un galón dorado. Las formas han
evolucionado, así es como en la batalla de Marengo el sombrero es largo y menos alto que
el de las primeras batallas de Italia. A raíz de esto, Bonaparte tuvo que prestarle este
sombrero a David para el retrato ecuestre del paso del Gran San Bernardo. Éste se
encuentra ahora en el museo del Ejército en París.

El sombrero oficial, llamado « chapeau français » – sombrero francés – es representado


por vez primera por Isabey quien pinta a Bonaparte en la Malmaison. Este sombrero
terminará por simbolizar al Emperador quien se llevó cuatro de ellos a su exilio en Santa
Helena. Uno de esos sombreros, de regreso de Santa Helena, proporcionará la ocasión al
general Gourgaud, el 15 de diciembre de 1840 en la iglesia San Luis de los Inválidos, de
tener el honor de colocarlo sobre el féretro del Emperador.
Desembarco de Napoleón en la bahía de Juan
Grabado de Johann Adam Klein y Carl Heinrich Rahl (detalle). © Pierre-François
Puech.

Este mismo sombrero, que antaño movilizara a Europa entera, se convirtió en el de la


simbólica escueta que acompaña la leyenda napoleónica. En las aldeas, donde cada
anciano habla de su emperador, se conserva el recuerdo del « sombrerito ». Le queda a la
literatura, con Chateaubriand y luego Balzac, Hugo, Vigny y Lamartine, apoderarse de esta
leyenda puesto que el poder, tras la muerte del 22 de julio de 1832 del hijo del Emperador
(el Aguilucho), ya no teme que una nueva dinastía lo derroque.
Châteaubriand, figura clave de la oposición al régimen de Napoleón, resumió por cierto la
opinión que quiere que « vivo no consiguió al mundo, muerto lo conquista ». El 28 de julio
de 1833, Bonaparte había aparecido, al grito de Viva el Emperador, vestido con su
redingote y su sombrerito en la cima de la Columna de la plaza Vendôme, mostrando los
aplausos que los parisinos habían vuelto a hallar al héroe de lo vivaques. El hombre que se
había hecho a sí mismo y que, a pesar de los reveses, no se había dejado abatir.

El sombrero de Napoleón es una imagen símbolo de Francia en la memoria colectiva. La


imagen se vio tan bien difundida que escogimos para ilustrar este artículo el sombrero del
« Desembarco de Napoleón en la bahía de Juan » de los artistas Johann Adam Klein y Carl
Heinrich Rahl. Éstos últimos reprodujeron para Austria, con gouache o buril, todas las
escenas de la epopeya.

La puesta en imagen de Napoleón se volvió así en el transcurso de los tiempos tan total,
bajo ángulos a veces tan sorprendentes, que es el objeto de una cultura histórica y
mitológica. Se comprende entonces su utilización pedagógica en el Museo de Bellas Artes
de Montreal. El sombrero de Napoleón es el de la Campaña de Rusia en 1812. Este
sombrero es el tradicional « sombrerito » con su cara posterior de forma trapezoide de
ángulos redondeados. Esta cofia está acompañada por la caja original de Poupard y
Delaunay sombrereros en el Palais Royal en París. Desde el 29 de julio de 2008, la
colección Ben Weider se emplea a presentar en Canadá la memoria de Napoleón. El
encanto opera siempre, sin duda porque el museo, a la vez que hace jugar de nuevo la
imaginación con la historia, sigue estando aplicado a presentar lo que fue Europa.

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