Oaxaca no puede seguir así. Es un crimen que continúe su abandono.
A la irresponsabilidad enfermiza de Ulises Ruiz y el radicalismo violento de la APPO y de la Sección 22 del SNTE, se sigue sumando la indiferencia del gobierno de Felipe Calderón. Igual que con Vicente Fox, se percibe a la entidad como si fuera territorio autónomo o, simplemente, no perteneciera a México. La solución pasa por la renuncia del gobernador, la disolución de los grupos rebeldes y la intervención a fondo del Presidente. Lo demás es demagogia.
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Oaxaca, ¿hasta cuándo?
MARTÍN MORENO
Oaxaca no puede seguir así. Es un crimen que continúe su abandono.
A la irresponsabilidad enfermiza de Ulises Ruiz y el radicalismo violento de la APPO y de la Sección 22 del SNTE, se sigue sumando la indiferencia del gobierno de Felipe Calderón. Igual que con Vicente Fox, se percibe a la entidad como si fuera territorio autónomo o, simplemente, no perteneciera a México. La solución pasa por la renuncia del gobernador, la disolución de los grupos rebeldes y la intervención a fondo del Presidente. Lo demás es demagogia.
Igual que con Carlos Abascal como secretario de Gobernación del
foxismo —cuando, por no contaminar las elecciones presidenciales, el asunto se pasó de manera criminal a un segundo plano sin importar que ello significara la muerte de más de 20 personas—, en Bucareli se mantiene a Oaxaca debajo de la alfombra. Que no molesten. Qué lata.
Muy rápido, el segundo gobierno panista se mostró timorato e incurrió
en irresponsabilidades que le pueden costar muy caro. ¿Qué ha hecho Calderón por Oaxaca? Nada. Sigue fingiendo que no existe y que la solución llegará por arte de magia.
Ruiz es la clase de político que ya nadie quiere —quizá con excepción