Este documento analiza el paradigma ontológico biopolítico propuesto por Giorgio Agamben. Discute las nociones de ejemplo y excepción como centrales en la ontología de Agamben. El ejemplo permite proyectar una nueva ontología paradigmática, mientras que la excepción conjura la posibilidad de la ontología al exhibir la no-relación entre derecho y vida. La idea de excepción muestra la influencia nietzscheana en Agamben al proponer una ontología crítica que evoca y repela el pelig
Este documento analiza el paradigma ontológico biopolítico propuesto por Giorgio Agamben. Discute las nociones de ejemplo y excepción como centrales en la ontología de Agamben. El ejemplo permite proyectar una nueva ontología paradigmática, mientras que la excepción conjura la posibilidad de la ontología al exhibir la no-relación entre derecho y vida. La idea de excepción muestra la influencia nietzscheana en Agamben al proponer una ontología crítica que evoca y repela el pelig
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Este documento analiza el paradigma ontológico biopolítico propuesto por Giorgio Agamben. Discute las nociones de ejemplo y excepción como centrales en la ontología de Agamben. El ejemplo permite proyectar una nueva ontología paradigmática, mientras que la excepción conjura la posibilidad de la ontología al exhibir la no-relación entre derecho y vida. La idea de excepción muestra la influencia nietzscheana en Agamben al proponer una ontología crítica que evoca y repela el pelig
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Quisiera dialogar, en esta oportunidad, con la hipótesis que inaugura el
artículo “Gobierno de los hombres, teología económica. Derivas agambenianas de la genealogía del gobierno foucaultiana” de Paula Fleisner, publicado recientemente en la revista Perspectivas Metodológicas. Allí Fleisner afirma que para delimitar la huella foucaultiana en la elaboración de la genealogía del gobierno propuesta por Agamben es preciso realizar, previamente, algunas consideraciones metodológicas con el objeto “de poner en evidencia el vínculo insoslayable entre el modo de trabajo y el proyecto de una ontología que la historia de la recepción parece a veces separar artificialmente”. El objetivo del presente trabajo es, entonces, ahondar en esa revisión metodológica que propone Fleisner, para explicitar así el vínculo que, de acuerdo con el paradigma biopolítico, une la metodología con la ontología. Para ello haremos referencia, en primer lugar, a la noción de ejemplo, tal y como aparece en “¿Qué es un paradigma?”, el primero de los tres artículos que componen Signatura rerum. Sobre el método, de Giorgio Agamben. En dicho texto, la noción de ejemplo es trabajada a partir de la idea de paradigma, en función de la noción de analogía. La tríada paradigma-ejemplo-analogía es esencial para comprender en qué sentido la interpretación que allí propone Agamben conduce al filósofo italiano a la aceptación de una lógica de tipo derrideana, donde la cuestión de los indecidibles es definitoria a la hora de proyectar una ontología. En este sentido, Fleisner afirma que valiéndose de numerosas fuentes -Aristóteles, Platón, Kant, Heidegger y Warburg- [...] “Agamben logra construir un método arqueológico-paradigmático que trabaja con una lógica de la analogía para hacer legible el presente a través del pasado. Pero, a su vez, este método se corresponde con una ontología ejemplar, de entes singulares que, como el sol del poema de Wallace Stevens [Agamben cierra el texto “¿Qué es un paradigma?” con el poema Description without place de Wallace Stevens] son en su parecer.” Incluso, y según el propio Agamben, es el poema de Stevens la mejor definición de esta nueva ontología que no se deja presentar sino proyectar o exhibir a través del más biopolítico de los métodos: el método paradigmático. Así juntos, ontología y método, in-auguran la “condición paradigmática” sobre la que vuelve Agamben hacia el final del artículo. Dice: “Si se pregunta, finalmente, si la condición paradigmática reside en las cosas o en la mente del investigador, mi respuesta es que la pregunta no tiene sentido. La inteligibilidad que está en cuestión en el paradigma tiene un carácter ontológico, no se refiere a la relación cognitiva entre un sujeto y un objeto, sino al ser. Hay una ontología paradigmática”. Por todo lo que hasta aquí ha sido afirmado, en segundo lugar, el presente trabajo tendrá que ocuparse de la noción que, según el propio Agamben, funciona en espejo con la de ejemplo: se trata de la idea de excepción, tal como aparece formulada en Estado de excepción. Se diría, en principio, que la excepción ante todo nos ofrece la otra cara de la ontología agambeniana, es decir, la que por medio del ejemplo se proyecta como ontología paradigmática. Pero, ¿qué significa esto: ser el anverso ontológico de una ontología semejante? La respuesta se desprende, simplemente, de la cita anterior: si “hay una ontología paradigmática” y también hay su reverso, es porque la excepción congrega el revés de lo que hay. En este sentido, Agamben sostiene en “¿Qué es un paradigma?” que […] “el ejemplo es la contracara simétrica de la excepción: mientras que esta se incluye a través de su exclusión, el ejemplo se excluye a través de la exhibición de su inclusión” Este ordenamiento de una tensión en función de dos polaridades -ordenamiento que incluso da la cifra de toda la problemática biopolítica- es común al ejemplo y la excepción. Es lo que ambos comparten. Sin embargo, en la idea de excepción la densidad de esta tensión bipolar se da de un modo espectacular, negativo. Sucede que encontrarnos con la excepción agambeniana supone también, encontrarnos con el lado más nietzscheano de Giorgio Agamben. No sería tanto la presencia de Nietzsche en su literalidad (como sucede, por ejemplo en el texto “Arqueología filosófica”, el último artículo de Signatura rerum, en donde Nietzsche es tematizado via Foucault) lo que aquí nos interesa. Se trata más bien de tomar en cuenta ciertas alusiones, aquellas concepciones que aparecen en Agamben y funcionan en la estela de una filosofía nietzscheana que deja su trazo como r-excepción de Nietzsche (esto es, Nietzsche como ejemplo de una singularidad radical). La idea misma de excepción, de estado de excepción, es un ejemplo de esto. Así, cuando Agamben declara cuál es el objetivo de la indagación que lleva por título Estado de excepción afirma: “en el campo de tensión de nuestra cultura actúan dos fuerzas opuestas: una que instituye y pone y una que desactiva y depone. El estado de excepción es el punto de su máxima tensión y, a la vez, lo que al coincidir con la regla hoy amenaza con volverlos indistinguibles”. Sostener que toda nuestra cultura es un campo de tensión en el que actúan dos fuerzas opuestas, es una hipótesis nietzscheana. Es la hipótesis que organiza, por ejemplo, El nacimiento de la tragedia, pero también Sobre verdad y mentira... y Más allá del Bien y del Mal. En este sentido, advertir esta misma densa polaridad como característica del pensamiento biopolítico y de la filosofía de Agamben, sería algo más que una mera consecuencia de la hipótesis nietzscheana. Porque así como el ejemplo y la lógica del indecidible propuestos por Agamben en Signatura rerum permitirían proyectar una nueva ontología; la idea de excepción postulada en Estado de Excepción desarticula completamente esta posibilidad. No hay ontología por delante cuando el concepto de excepción mismo exhibe “el derecho en su no-relación con la vida”. En este sentido, la idea de excepción más que proyectar alguna ontología, parece conjurar su misma posibilidad. En “Arqueología filosófica” Agamben sostiene que el término francés conjurar une en sí dos significados opuestos: evocar y expeler y que quizá “ambos sentidos no se oponen entre sí, porque para conjurar algo -un espectro, un demonio, un peligro- es preciso ante todo evocarlo.” Es evidente entonces que en esto consiste la potencia más nietzscheana de la biopolítica filosófica de Giorgio Agamben: proyectar una ontología paradigmática no sería sino conjurar, a la vez, el peligro de la ontología en general. Se trata entonces de evocar y repeler para afirmar una ontología que, parafraseando a Nietzsche, critique y destruya el pasado para hacer posible la vida. En este punto es preciso volver al diálogo que inicia el texto, al artículo de Paula Fleisner. En el partado denominado “Lo que resta”, la filósofa augura “La eterna promesa todavía incumplida de un cuarto tomo de Homo Sacer donde se aborden los conceptos de “uso” y de “forma de vida” quizás nos permita comprender el modo en que Agamben propone continuar la herencia foucaultiana y deleuziana en torno a su pensamiento de la “vida” que ya no consista en la fricción constante entre bios y zôe sino en 'una potencia que incesamente excede sus formas y sus realizaciones' .”