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CAPÍTULO VIII

RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

A) LA RESPONSABILIDAD EN GENERAL

§ 1.— CONCEPTO

346. Sentidos del vocablo responsabilidad.— La responsabilidad


puede ser entendida en distintos sentidos:
(1) En una concepción amplia, se puede entender por responsable a
todo el que debe cumplir. El vendedor de un cajón de vino, por ejemplo,
es responsable para hacer efectiva su entrega al comprador y, obvia-
mente, por no hacerla efectiva en caso de incumplimiento. Se abarca
así la conducta debida, y la sanción por no adecuarse a ella.
(2) O es dable calificar como responsable al deudor que no ha
cumplido y está sujeto a las acciones del acreedor. AI no haber acatado
a la deuda, esto es, al comportamiento debido como prestación, el
acreedor tiene derecho a ejecutarlo forzadamente, obtener ía ejecución
por otro a su costa, o reclamarle indemnización. Este es el tramo de )a
responsabilidad analizado a partir del número 25, que implica la
actuación de mecanismos legales para que el acreedor se satisfaga de
una u otra manera, en defecto de cumplimiento espontáneo por parte
del deudor,
(3) O, en sentido estricto, se dice responsable a quien, por no haber
cumplido, se le reclama indemnización. Esta es la acepción que común-

(346] BLPSTAMANTE ALSINA, J., La sanción resarcitoria, Buenos Aires, 1966. MAJORCA, C ,
1 fondamenti della responsabültá. Milano, 1990. MARTINS MATEIRO, M. J., "Un abordaje
outópoietíco de la responsabilidad", en ALTERIM, A, A. - LÓPEZ CABANA, R. M. (dir.). La
responsabilidad. Homenaje al profesor doctor Isidoro H. Goldenberg, Buenos Aires, 1995.
NEGRI, H., "La responsabilidad civil como problema antropológico", enALTERiNi, A. A. -LÓPEZ
CABANA. R. M. (dir.), La responsabilidad. Homenaje at pro/esor doctor Isidoro ff. Goldenberg,
Buenos Aires, 1995. NICOLAU, N. L., "Panorama de la responsabilidad civil en el mundo
occidental", en ALTERIM, A. A. - LÓPEZ CABANA, R, M. (dir.), La responsabilidad. Homenaje
al profesor doctor Isidoro H, Goldenberg, Buenos Aires, 1995. NIÑO, C. S., "El concepto de
responsabilidad", en ALTERINI, A. A. - LÓPEZ CABANA. R. M". (dir.), La responsabilidad.
Homenaje al profesor doctor Isidoro H. Goldenberg, Buenos Ajres, 1995.
144 VIH. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

mente se da al concepto, en cuanto concierne al deber de reparar el


daño jurídicamente atribuible causado por el incumplimiento.
347.— Cuando se toman en cuenta los significados (2) y (3), la responsabi-
lidad tiene alcarices de sanción, desde que se entiende por tal la consecuencia
de índole jurídica que corresponde a la infracción de un deber (BUSTAMANTE
ALSINA); tal consecuencia significa un disvalor para quien es pasible de ella y,
en Derecho civil, el catálogo de sanciones es bien amplio (se sanciona al padre
que incumple sus deberes con la pérdida de la patria potestad; al cónyuge
transgresor con el divorcio; a quien causa un daño, con la indemnización). Ver
número 350.
En tal alcance la responsabilidad enlaza el deber de reparar frente a otro
sujeto. Un critertb (JOSSERAND) entiende, sin embargo, que en realidad la
responsabilidad implica una distribución de daños, de manera que aquel que
deba cargar definitivamente con el daño, aunque sea la propia victima, ha de
ser calificado como responsable. Pero —en palabras de los MAZEAUD— la noción
de responsabilidad, hasta etimológicamente (responsable es el que responde),
se conecta con la idea de reparación, que tiene el sentido de que el perjuicio es
padecido por alguien que es su autor, y no por La víctima misma.
A ]o cual no obsta, por cierto, que no todos los daños sean reparables, y que
no siempre el autor sea solvente como para satisfacer efectivamente a la víctima.
No por ello dejará de ser responsable.
348. Responsabilidad e imputabilidad. La responsabilidad moral—
Una acción es imputable cuando se la puede referir a la actividad de
u n a persona; pero tal imputación no adelanta criterio acerca de la
responsabilidad del sujeto. Un obrar es imputable a alguien cuando
puede ser referido a su conducta; ese sujeto es moralmente imputable
si obró voluntariamente; y sólo es jurídicamente responsable cuando lo
ha hecho transgrediendo el ordenamiento jurídico.
La diferencia de estos tres órdenes de imputación, resultado de tres juicios
distintos, fue clarameijtte trazada por CARRARA. Cuando el juez encuentra en un
individuo la causa material del acto le dice "tú lo hiciste": imputaciónJisica que,
lógicamente, presupone tener ia certeza de aquel acto (prius de re quam de reo).
Cuando encuentra que el sujeto realizó el acto con voluntad inteligente, le dice
"tú lo hiciste voluntariamente": imputación moral. Si halla que el hecho era
legalmente prohibido, le dice "tú obraste contra la ley": imputación legal. "Y sólo
después que tenga el resultado de estas tres proposiciones, podrá el juez decir
al ciudadano: 'Te imputo este hecho como delito'"; o, en el orden del Derecho
civil, te imputo este hecho como generador de responsabilidad.
Por cierto que la responsabilidad moral, derivada del obrar voluntario,
ingresa en la órbita jurídica cuando existe una exteriorización de la voluntad
tart. 913, Cód. Civ.), pues cualquiera sea el pensamiento del autor —moral o
inmoral—, al Derecho le interesa primordial mente la forma externa, sin perjuicio
de computar lo verosímil, a tenor de los artículos 1198, 533 y 541 del Código
Civil.
349. Responsabilidad y carga.— En la relación jurídica, al derecho
subjetivo, o facultad, de un sujeto, corresponde el correlativo deber de
otro sujeto. El deber, pues, consiste en una conducta impuesta a un
sujeto (pasivo), que otro sujeto (activo) tiene derecho a exigir coactiva-
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mente, y cuyo incumplimiento da lugar a una sanción; esto es, a una


consecuencia de índole jurídica que corresponde a la infracción de un
deber, y que significa un disvalor para quien es pasible de ella.
La obligación genera deberes, pero éstos consisten concretamente en
satisfacer una prestación de contenido patrimonial. Mientras la deuda
que existe en la obligación es un deber, no todo deber es una deuda:
técnicamente sólo son denominados deudas los deberes de carácter
relativo y de contenido patrimonial, a los cuales corresponde un derecho
subjetivo creditorio.
La responsabilidad —a su vez—, en el ámbito del Derecho civil y en
el área de las obligaciones, implica el deber de reparar, de satisfacer
una prestación (patrimonial), a favor de la víctima de una infracción.
La carga, finalmente, no impone ninguna conducta (a diferencia del
deber); pero si no se cumple tal carga, no se adquiere determinado
derecho.
Ejemplificando: la carga de probar, en el proceso judicial, incumbe a quien
afirma un hecho como fundamento de su derecho (art. 377, Cód. Proc). No tiene
el deber de probar lo que afirma, pero si no lo prueba {si no cumple la carga de
probar), no se tiene por existente el hecho que invocó.
Desde otro punto de vista el concepto carga puede denotar la circunstancia
de que, en determinados casos, el titular de un derecho subjetivo afectado por
una infracción no pueda obtener la reparación de] daño.
Así como, en materia dp derechos reales, las cosas perecen para su dueño,
en lo que aquí interesa, el titular de los derechos subjetivos debe, en determi-
nados casos, soportar cierta dosis de daño. Es lo que ocurre con los daños
derivados de la infracción que no están en causalidad jurídica relevante y, por
lo tanto, no puedan ser endosados al causante de la infracción (ver núm. 496 y
sigs.); o cuando el autor material del hecho es un sujeto carente de discerni-
miento y, en principio, no cabe obtener de él reparación alguna (art. 907, Cód.
Civ.).
350. Ajnbitos de la responsabilidad jurídica.— El Derecho tiene
organizado todo un sistema de sanciones, algunas de las cuales son
retributivas o represivas y otras resarcítorias. En la sanción represiva
no hay equivalencia material entre la infracción y el mal inferido al
autor, en tanto la sanción resarcitoria supone un principio de equiva-
lencia entre el daño y la indemnización con la cual se lo enjuga.
En la sanción represiva late la idea de retribución: se infiere un mal al sujeto,
se lo afecta en sus derechos subjetivos, como retribución por un hecho sancio-
nable, pero el término de comparación no se da entre cosas (p. ej., un guarda-
barros chocado y el dinero necesario para reparado}, "sino que se atribuye un
valor a] bien jurídico perjudicado aJ que se pone en relación con el disvalor del
mal amenazado", y así "no se comparan los objetos robados con los meses de
cárcel que se imponen" (SOLER).
La sanción retributiva o represiva —aun existiendo, en su medida en Derecho
civil— es típica del Derecho penal. Hay, pues, una órbita propia de la respon-
sabilidad penal.
Hay, además, y es la que especialmente nos interesa, u n a esfera de
responsabilidad civil generadora de indemnización. En materia de
146 VIH. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

obligaciones, la reparación civil consiste en una prestación que se


impone al responsable de un daño injusto. Esta prestación es estable-
cida en consideración a la cuantía del daño, que constituye su tope;
aun en los supuestos de agravación del monto indemnizatorio en
función del dolo (núms. 620, 631, 636), ese plus no es debido de manera
independiente de la medida exacta del perjuicio, sino como reparación
del daño inferido. Tiene, pues, una concreta finalidad de satisfacción
de la víctima por el victimario, a través de una prestación patrimonial,
que se impone a este último a favor de aquélla.
§ 2 . — LOS PRINCIPIOS EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

351. Concepto.— Los principios son ciertas proposiciones básicas que sirven
como primeras premisas del sistema, o como reglas que permiten elaborarlo.
Estas proposiciones son evidentes o son convencionales, y dan un punto de
arranque para construir determinado sistema. Por ejemplo, en la lógica formal
son clásicos los principios de identidad, de no contradicción, de tercero excluido
y de razón suficiente, que coherentemente significan que hay una realidad, que
es ella y no otra, que al juzgarla se está en la verdad o en el error, y que esa
realidad, como universo, tiene partes tan íntimamente relacionadas entre si que
permiten pasar de la una a la otra.
Para encontrar los principios en la responsabilidad civil —cuestión que ahora
nos ocupa— podemos andar dos caminos. Cabe deducirlos de la noción de
justicia, aprehendiéndolos por el sentido común, o por la conciencia jurídica.
El sentido común, la naturae rationalis inclinatio, esa inclinación racional que
reside en toda naturaleza racional, comporta una creencia racional de la que
emerge la racionalidad de la proposición. En Derecho más bien que la raciona-
lidad es determinante la razonabilidad, porque la razonabüidad presupone
circunstancias que son significativas en la órbita jurídica: una realidad social
concreta; que ella sea debidamente conocida y valorada: y que —por fin— sea
adecuada congruentemente en la medida de lo posible. La conciencia jurídica
es la versión del sentido común en el ámbito del Derecho, y es propia, pero no
exclusiva, de los juristas, es decir de quienes dedican sus afanes al estudio de
la ciencia del Derecho.
Otro camino hacia los principios es inducirlos. Esta inducción responde al
análisis del contexto de la legislación nacional, de los sistemas de legislación
comparada, o de la doctrina de los autores.
352. Virtualidad.— El previo hallazgo de ciertos principios que rigen —o
deben regir— 5a responsabilidad civil resulta fruto de una exigencia lógica, pues
la virtualidad de tales principios es realmente proficua. En primer lugar, sirven
para armar el sistema, de jure condendo, mientras se lo elabora. En segundo
lugar, para juzgar al áistema elaborado cuando se trata de analizarlo de jure
condito, vale decir tal cual es. Finalmente, para interpretarlo congruentemente
en sus lagunas o silencios, o en sus desarmonías, y para desentrañar su sentido;
es que, como afirmaba CARNELUTTI, así como la metafísica sirve para llenar el
vacío entre las cosas, la dogmática jurídica sirve para llenar el vacio entre las
leyes.
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353. Enunciado.— Señalaremos algunos de los principios de la responsabi-


lidad civil en sentido lato, que no son ciertamente todos los que pueden ser
hallados, pero que resultan relevantes para la interpretación del sistema. Helos
aquí, sin que su orden signifique preeminencia alguna.
354.— (1) Relatividad de los derechos subjetivos. Ningún derecho es
ilimitado. No lo fueron ni el dominio ni la patria potestad en Roma, a
pesar de la amplitud que allí tenían, y el Código Civil argentino siguió
iguales pautas.
En el artículo 2611 y siguientes estableció una serie de restricciones y límites
al dominio como emanación de la relatividad de los derechos subjetivos. En la
nota a ese precepto dijo VÉLEZ SARSFIELD: "Estas disposiciones no tienen en
realidad otro objeto que el de determinar los límites en los cuales debe restrin-
girse el ejercicio normal del derecho de propiedad, o de conciliar los intereses
opuestos de los propietarios vecinos". Las restricciones implican, asi, ajuste, en
su medida exacta, del contenido del dominio.
Y la patria potestad, que VÉLEZ SARSFIELD concibió en el artículo 264 como
el "conjunto de los derechos" de los padres respecto de los hijos, en nuestro
sistema se convirtió luego, a través de la ley 10.903, en el "conjunto de derechos
y obligaciones" y, en el texto vigente (ley 23.364), en el de "deberes y derechos"
de los padres respecto de aquéllos, concebidos "para su protección y formación
integral".
Hay, pues, una absorción paulatina de este concepto de relatividad, a pesar
de que la patria potestad, como el dominio, clásicamente pueden haber sido
considerados los derechos subjetivos más extendidos, aparentemente más
ilimitados, de los sistemas jurídicos.
Sí no hubiera relatividad de los derechos subjetivos bastaría que el legislador
consagrara la facultad y le permitiera al individuo ejercitarla a su antojo. Sin
embargo, el artículo 14 de la Constitución Nacional es particularmente claro,
porque establece que los derechos allí consagrados deben ser ejercitados
"conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio"; y esta reglamentación no
es mera limitación, sino una emanación del principio de relatividad.
Lo suyo del sujeto de Derecho es, pues, el derecho subjetivo en cierta
órbita, porque los derechos subjetivos se dan en el orden social, que
presupone una estructura imbricada, como si se tratase de un sistema
celular proteico en el cual cada facultad se ensanchara o se comprimiera
hasta encontrar otra facultad, otro derecho subjetivo ajeno, que no es
posible invadir.
355.— (2) Principio de reserva. Otro principio es el de reserva: no hay
deber ni transgresión sin norma que lo imponga; principio que deriva
directamente de la noción de seguridad, puesto que es preciso saber a
qué atenerse.
Surge deí artículo 19 de la Constitución Nacional: "Ningún habitante de la
Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella
no prohibe", y lo recoge el Código Civil, cuando menos, en los artículos 53, 1066
y 1074. Aquél establece como facultad de la persona física hacer todo lo que no
le sea prohibido; el artículo 1066 exige la transgresión normativa en sentido lato
para que haya cuasidelito o delito; y el artículo 1074 regula lo mismo para el
caso de las omisiones ilícitas.
V!I1
148 - RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

Tan vigoroso es este principio que BIBILONÍ, cuando puso la nota al articulo
1380 de su Anteproyecto, con cita del artículo 19 de la Constitución Nacional,
escribió: "No porque se cause un daño se constituye e] acto obrado en acto
ilícito".
356.— (3) Neminem laedere. Otro principio corresponde a uno de los
tres contenidos del Derecho para los romanos: neminem laedere (no
dañar a nadie); alterum non laedere (no dañar a otro). Es norma
implícita de los sistemas que incriminan el daño injusto; y es conse-
cuencia, también, de la relatividad de los derechos subjetivos.
Este neminem laedere rige con independencia de cualquier estipulación a!
respecto, por la mera convivencia social; es una garantía de paz en ella.
357.— (4) Se debe responder por actos propíos, no ajenos. Otro
principio es el de la responsabilidad por actos propios: se responde por
actos propios, no por actos ajenos. Esto aparece consagrado respecto
de los actos positivos y de los actos negativos; atañe al problema de la
causalidad como respuesta a quién o qué rva desencadenado un conse-
cuente; y rige, inclusive, en la responsabilidad indirecta en que, por lo
general, hay como subsuelo cierta acción u omisión de la persona en
quien se refleja la responsabilidad y a quien se le exige el deber de
reparar.
Pero el Derecho civil no contempla, ciertamente, igual concepto de autor que
el Derecho penal. Así, por ejemplo, piénsese en el envenenamiento que se
produce por usar condimentos en mal estado al servir comida en un restaurante:
genera responsabilidad civil, pero no hay delito penal de homicidio, a pesar del
desorden en la cocina y del condimento de la comida con veneno, si no es posible
juzgar que hubo previsibilidad del resultado dañoso con la certeza requerida
por el Derecho penal para incriminar esa conducta (ver J.A., 1963-IV-462).
358.— (5) ¡mputabüidad subjetiva. Como se verá infra, número 422,
clásicamente ha sido sostenida la vigencia de un principio de imputa-
bilidad subjetiva, según el cual no hay responsabilidad sin culpabilidad;
a la vez que no puede haber culpabilidad sin que el acto principie por
ser voluntario en sentido jurídico, esto es. obrado con discernimiento,
intención y libertad (núm. 421). Pretender armar la responsabilidad sin
culpabilidad, decía ESMEIN, en esa línea de pensamiento, semeja a un
hombre sin cabeza, a un automóvil sin motor, o a un silogismo sin
premisas.
El Código Civil enroló básicamente en ese criterio (núm. 423). con el apoyo
generalizado de la doctrina tradicional, que consideró valioso asignar sustento
moral a la atribución del deber jurídico de resarcir un daño. En efecto, si
culpable es quien obra sin la debida diligencia (art. 512, Cód. Civ,), va de suyo
que su ligereza de proceder lo hace moralmente reprochable.
En la actualidad es evidente la tendencia contraria (núm. 63): campea la
atribución de responsabilidad con criterio objetivo, fundada en la mera causa-
lidad material, sin que sea exigido un desajuste de conducta en grado genérico
de culpa, o en grado específico de dolo. La ley 17.711 introdujo claramente esos
conceptos en el Código Civil, a través del nuevo artículo 1113,
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359.— (6) Agravación del tratamiento para el dolo. Otro principio que
aquí interesa es el de la agravación de la responsabilidad en caso de
dolo.
Tanto el Derecho Romano, como el antiguo Derecho francés, la legislación
de Partidas y el Código Napoleón, establecieron un máximo reproche para el
autor de dolo. IHERING fue quien lo concibió con mayor amplitud: el doloso >
—según él— debe responder de manera absoluta por todo el daño: y ARISTÓTELES
(Etica a Nicómaco). cuando se refería a lo injusto, decía algo que está en el fondo
de nuestra cultura y en las bases del Derecho: que es distinto ser injusto que
ser malvado, que el culposo es injusto, pero "cuando se obra por elección
deliberada, se es injusto y malvado". De ello se sigue que el Derecho no puede
tratar igualmente a quien comete un entuerto por descuido y a quien lo comete
con la conciencia del mal que quiere causar, o con un obrar deliberado, que
normalmente va a llevar a ese daño.
360.— (7) Pacta sunt servanda. Rebus sic stantibus. El pacta sunt
servanda emana del neminem laedere. Arrancó en DOMAT; fue ignorado
por POTHIER; lo recogió el Código Civil francés cuando en el artículo 1134
estableció que los contratos tiennent lieu de lois, tienen lugar de ley; y
rige en el artículo 1197 del Código Civil: las convenciones tienen fuerza
obligatoria equivalente a la ley general.
Hay en esto un profundo contenido ético: hacer honor a la palabra empeñada;
y evitar, mediante el cumplimiento exacto de la obligación asumida —como
establece la última parte del artículo 505 del Código Civil—, que a través de ese
incumplimiento se dañe a otro. Para la vigencia del neminem laedere no se exige
un pacto previo; el pacta swit servando, implica, en cambio, que no hay que
dañar a los demás a través del incumplimiento de la palabra empeñada —con
fuerza equivalente a la ley— en la convención de !as partes,
Pero pacta sunt servanda siempre que rebus sic stantibus, es decir,
siempre que las cosas sigan siendo así. Este principio tiene su germen
muy remoto en el Derecho Romano, en el cual fue sostenido por
distintos autores; PAULO, AFRICANO, NERACIO, SÉNECA, CICERÓN; lo desa-
rrollaron los glosadores y los postglosadores; fue completado por ALCIA-
TO y los cardenales MANTICA y D E LUCA, y asimismo por GROCio; fue
desdibujado en el Derecho privado; y renació en este convulso siglo XX,
a través de las figuras francesas del houleversement, e italiana del
scortLiolgimento, que implican el trastorno de la situación que, por ser
distinta, merece un tratamiento especifico.
El principio fue recogido en el Derecho privado, en el siglo xvm, por el Código
Maximiliano de 1756 y el Código de Prusia de 1774, y luego también por el
Código austríaco de 181 i. Tiene, pues, viejo linaje legislativo. El Derecho
internacional público hace uso constante de él; el caso más conocido de
aplicación de esta regla es la repudiación por Rusia de la neutralidad del Mar
Negro, que había sido impuesta en 1856 en la Paz de París. Y Pío XII, el 20 de
octubre de 1939, en la encíclica Summi Pontíficatus, también admitió esta
cláusula rebus sic stantibus.
A esta altura de la evolución del pensamiento jurídico, y ante esta realidad
del siglo xx, es inadmisible la opinión de Henri DE PAGE que, siguiendo el molde
de aquel otro famoso pensamiento de PASCAL sobre el amor, expresaba que la
150 VIO. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

seguridad de los contratos tiene razones que la equidad no puede comprender


(núra. 858).
360 bis.— (8) Buena Je. La buena fe puede ser buena fe-creencia, o
buena fe-probidad.
Hay buena fe-creencia cuando versa justificadamente acerca de la titularidad
de un derecho. La apariencia implica el estado objetivo del que deriva el estado
subjetivo de la creencia que, cuando es generalizada, se convierte en error
común; y error commttnis facit jus.
La buena fe-probidad importa el comportamiento leal, el comporta-
miento honesto, en la celebración y cumplimiento del acto y es, desde
otro enfoque, presupuesto del reconocimiento de ciertas facultades, o
derechos subjetivos. Es, diríamos, el comportamiento de la gente de
bien, de la gente que actúa correctamente en la convivencia social (núm.
1674 bis). '
ComoRjPERT, cabe afirmar que la buena fe no produce efectos propios, porque
es lo común en la vida jurídica; la mala fe, en cambio, corrompiendo la armonía
de la conducta común, tuerce el curso habitual de los fenómenos jurídicos y
produce consecuencias comúnmente disvaliosas para quien aporta ese elemen-
to insólito, o inesperado por ío menos, en la convivencia social.
Señalemos —finalmente— que un estatuto particular, la Ley de Contrato de
Trabajo 20.744, consagró posteriormente igual principio de buena fe-probidad
que el Derecho común (art. 63).

§ 3.— CRITERIOS MODERNOS ACERCA DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

360 ter. Manifestaciones.^ La regulación clásica, propia de lá legis-


lación decimonónica (núm. 422), que asoció el deber jurídico de reparar
al reproche de conducta, está en crisis: la responsabilidad civil evolu-
cionó de una deuda de responsabilidad a un crédito de indemnización
(LAMBERT-FAIVRE);/hoy importa la injusticia del daño antes bien que la
injusticia de la conducta generadora (LÓPE2 OLACIREGUI), porque los ojos
de la justicia se han puesto del lado de la víctima (RIPERT).
La nueva concepción tiene muy diversas manifestaciones:
a) Se diluye el requisito de antijuridicidad, consagrado en términos
rigurosos por el articulo 1066 del Código Civil.
Tanto que el Proyecto de Código Único de 1987 previo la derogación de ese
texto; lo cual, de ninguna manera, excluye la categoría de actos ilícitos, que
resulta del artículo 898 del Código Civil.
b) Se desnaturaliza el elemento voluntarista de la culpa, al suprimir
la exigencia de que provenga de un obrar con discernimiento, intención
y libertad; tal es el mecanismo de la culpa objetiva (núm, 423),
c) Cuando todavía se exige culpa, se afina su concepto, bastando
para asignar responsabilidad la menor negligencia, la culpa levísima.
De tal modo, en los hechos, la liberación del deudor se aproxima mucho
al caso fortuito (VINEY).
d) A veces se presume la culpa. En tal situación, como el demandado
tiene la carga de probar su negligencia, cualquier falla en esa demos-
ÓRBITAS CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL 151

tración lo responsabiliza; de manera que, también en los hechos, puede


ocurrir que responda en casos en ios cuales no haya incurrido efecti-
vamente en culpa (núm. 1729 bis).
e) Yendo más lejos, campea la responsabilidad objetiva (núm. 466 y
sigs.), y se encuentran una y otra aplicaciones de ella en hipótesis que.
tradicionalmente, eran enroladas en la responsabilidad subjetiva deri-
vada de la culpa.
f) Se conceden indemnizaciones de equidad, que comprometen a
sujetos que, por carecer de voluntad jurídica, no tienen aptitud para
obrar culposamente (núm. 477 bis).
g) Se amplía el espectro de obligados a la reparación, consagrando
responsabilidades plurales, como en los casos de la responsabilidad
colectiva (núm.^1920 y sigs.), o de la derivada de ruina de edificio (núm.
1868 ítem 3).
h) Se consagra la indiferencia de la concausa, con el alcance de que
se asigna la totalidad del daño a quien aporta una de las causas
concurrentes (núm. 511 bis).
i) Rigen mecanismos alternativos de la responsabilidad civil, que no
la desplazan, sino que coexisten con ella, y tienden a proveer indemni-
zación a la víctima: se trata del seguro —individual o forzoso—, de los
fondos de garantía, de la idea de solidaridad, de la asunción de daños
por el Estado (núm. 472).

B) ÓRBITAS CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL

§ 1.— DESLINDE DE AMBAS

361.— Sabemos que la responsabilidad jurídica juega en dos esferas distin-


tas: la de la responsabilidad penal y ia de la responsabilidad civil (núm. 348).
Ahora bien. El Derecho civil de hoy es heredero del antiquísimo Derecho
quiritario, propio de los quintes o varones púberes con aptitud para portar armas
que integraban los comicios en que se votaban las leyes. Ese Derecho quiritario
fue denominado civil cuando, en la República romana, el cives (o ciudadano)
tomó el lugar de los quintes, y fue el Derecho privado por antonomasia. Pero la
herencia que ha recogido el Derecho civil de hoy es menguada con relación a la
totalidad de ese acervo, aunque continúa siendo el Derecho privado madre, que
brinda —cuanto menos en ese ámbito— los principios generales del Derecho
positivo.
Por eso mismo el tratamiento de la responsabilidad civil toma en cuenta la
responsabilidad propia del Derecho privado: la que fluye del Código Civil y sus
principios, que es adoptada y adaptada a veces por ramas específicas, que son
satélites suyos en algunos casos, e interdependientes en otros.
362.— En la responsabilidad civil existen las órbitas contractual y
extracontractual, que tienen génesis distintas que condicionan regula-
ciones más o menos diversas, con diferencias en todo caso apreciables.
152 VIII. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

a) La sola circunstancia de que el hombre conviva en sociedad determina que


esté sometido a un deber general de no dañar: ei neminem laedere de los
romanos. Este deber de no dañar es genérico, se aplica a las relaciones de los
sujetos de Derecho con independencia de que hayan estipulado las pautas de
su conducta recíproca; rige por el mero hecho de la convivencia social; es
fundamento del ordenamiento jurídico. La violación del deber indicado genera
responsabilidad extracontractual. Asi, el conductor del automóvil que atropella
al peatón le debe la indemnización sin necesidad de que antes del evento dañoso
hayan realizado convención alguna.
b) Otras veces las partes recortan su conducta, a través del juego de la
voluntad proyectada como acto jurídico contractual: anudan el albedrío y
generan obligaciones, que también son susceptibles de incumplimiento.
La responsabilidad es calificable como contractual cuando hay un
deber preexistente que es especifico y determinado, tanto en relación al
objeto como al sujeto obligado (BUSTAMANTE ALSINA): cuando ha sido
concretada una obligación de dar, de hacer, o de no hacer algo, como,
por ejemplo, cuando D vende a A un equipo de video, queda obligado a
entregárselo, y si no cumple, la transgresión de ese deber de entrega
genera su responsabilidad contractual.
En cambio, la responsabilidad enrola en eí área extracontractual
cuando hay un deber preexistente que es genérico (deber general de no
dañar), e indeterminado en cuanto a los sujetos pasivos (BUSTAMANTE
ALSINA), que viene impuesto por la ley, y que rige por el mero hecho de
la convivencia social.
363.— Es decir:
penal
responsabilidad
jurídica . ... í contractual
J
civil { . .
[ extracontractual
,364. Casos comprendidos en una y en otra.— La responsabilidad
contractual abarca, sin duda, el incumplimiento de las obligaciones
nacidas de un contrato (art. 1137, Cód. Civ,), especie de acto jurídico
(art. 944, Cód. Civ.). También, por analogía de situación, se aplican los
mismos preceptos, en cuanto sean compatibles, para los actos unilate-
rales entre vivos de contenido patrimonial, como expresamente lo
dispone el artículo 1324 del Código Civil italiano, involucrando asi las
obligaciones emergentes de la declaración unilateral de voluntad. Los
llamados cuasicontratos también reciben semejante regulación, y así lo
establece el Código Civil en cuanto a la gestión de negocios, regida por
las acciones del mandato en la medida en que la actividad del caso
resulte útil (art. 2297). En determinados supuestos los terceros respec-
to del pacto tienen derecho a prevalerse de las normas atinentes al
contrato: se trata de los contratos a favor o en nombre de terceros (núm.
167).
ÓRBITAS CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL 153

Es decir: la responsabilidad contractual rige también supuestos en


los cuales no hay contrato, y sus normas deben serles aplicadas por
argumento extraído del artículo 16 del Código Civil. Consiguientemente,
denominar contractual a esa responsabilidad, atendiendo tan sólo a la
ubicación metodológica de los preceptos legales que la rigen, puede
provocar equívocos, por lo cual se debe tener presente que se trata de
responsabilidad derivada del incumplimiento de obligaciones que tie-
nen fuente en un acto lícito.
Y, correlativamente, la responsabilidad extracontractual (etimológi-
camente: fuera del contrato) no cubre todas las hipótesis que no
resultan contractuales. Son, sin embargo, propias de la responsabilidad
extracontractual, las siguientes situaciones: la anulación del acto jurí-
dico (art. 1056, Cód. Civ.); la responsabilidad post-contractual; la
emergente del daño a terceros respecto del contrato; o la del tercero que
causa su inejecución (núra. 1930).

§ 2.— DIFERENCIAS DE RÉGIMEN

365. Enumeración u análisis.— No obstante la unidad esencial del


sistema de responsabilidad, existen diferencias de régimen entre la
responsabilidad contractual y la extracontractual o aquiliana. De las
muchas que pueden ser halladas enunciaremos algunas de las más
importantes.
(1) Génesis. El origen de la responsabilidad contractual es una
obligación preexistente que es incumplida; el de la responsabilidad
extracontractual, es la violación de un mero deber no obligacional (núm.
10).
(2) Estructura, En tanto la responsabilidad contractual sustituye o
se adiciona a la obligación preexistente, el deber de resarcir daños y
perjuicios a causa de un hecho ilícito aquiliano implica una obligación
nueva.
(3) Extensión de la responsabilidad. La responsabilidad extracontrac-
tual es más amplia que la contractual. En un hecho ilícito se responde
de las consecuencias inmediatas y mediatas y, en ciertos casos, de las
casuales; ante el incumplimiento contractual, sólo de las consecuencias

[3651 BUERES, A. J., "La unidad sistemática del resarcimiento de daños", en La Revista
del Foro de Cuyo, 4-7, Mendoza, 1992, BUSTAMANTE ALSINA, J., "La responsabilidad delictual
o aquiliana es de Derecho común y la contractual es de excepción", en J.A., I989-JV-474.
ESPINOSA, E. J,, "Reflexiones en torno a la unificación de los regímenes de la responsabi-
lidad civil y extracontractual", en Revista del FOTO, año LXX1X, núm. 2, Lima, 1991, pág.
225. GOLDENBERG, [. H., "La unicidad de lo ilícito. Su problemática", en Revista Jurídica de
San Isidro, t. 1-75, San Isidro, 1967. TRIGO REPRESAS, F. A., "Unificación de la responsabi-
lidad por daños", en TRIGO REPRESAS, F. A. - STIGLITZ, R. S. (dir.), Derecho de daños. Primera
parte. Homenaje a Jorge Mosset Iturraspe, Buenos Aires, 1989, pág. 73, ALTERINI, A. A. -
LÓPEZ CABANA, R. M.r "Responsabilidad contractual y extracontractual: de la diversidad a
la unidad", en Derecho de daños, Buenos Aires, 1992, pág. 33.
154 VIII. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

inmediatas-necesarias si h a y culpa, y de las m e d i a t a s si h a y dolo (núm.


625 y sigs.).
(4) Plazos de prescripción liberatoria. E n la responsabilidad contrac-
tual rige, como regla, el plazo de diez a ñ o s (art. 4 0 2 3 , Cód. Civ.); en la
extracontractual, el plazo es de d o s a ñ o s (art. 4 0 3 7 , Cód. Civ.).
(5) Edad del discernimiento. Para los actos lícitos se adquiere a los 14 años,
y para los ilícitos a los 10 años (arts. 921 y 127, 1- parte, Cód. Civ.).
(6) Carga de la prueba de la<ulpa. En la responsabilidad contractual la carga
de la prueba de !a culpa está distribuida según se trate de obligaciones de
resultado o de medios (núm. 1217): en principio, en las obligaciones de resultado
el sindicado como deudor tiene la carga de demostrar su diligencia; en tanto,
en las de medios, quien pretende ser acreedor está precisado a probar la culpa
del demandado. En la responsabilidad aquiliana la regla es que el acreedor (la
víctima) pruebe la culpa del deudor (art. 1109, Cód. Civ.), no obstante que tal
regla aparezca sepultada, en los hechos, por los casos de daños con intervención
de cosas (art. 1113; núm. 1723).
(7) Producción de la mora. Mientras en el hecho ilícito la mora se produce
automáticamente, en el contrato elJo se datólo en algunas hipótesis (núm. 399
y sigs.).
(8) Juez competente por razón del lugar. En las acciones derivadas de
responsabilidad contractual es juez competente el del tugar convenido para el
pago o, en su defecto, a elección del actor, el del domicilio del demandado o el
del lugar de celebración del contrato, siempre que el demandado se encuentre
en éi al ser notificado de la demanda (art. 5-.inc.3-. Cód, Proc). En las derivadas
de un hecho ilícito, lo es "el del lugar del hecho o el del domicilio del demandado,
a elección del actor" (inc. 4-, art. cit.), o el del domicilio del asegurador si la
víctima lo cita en garantía (art. 118, ley 17.418). ,
(9) Juez competente por razón de la materia. La responsabilidad emergente
de ciertos contratos debe ser ventilada ante fueros especíales; por ejemplo, la
del transporte ante el fuero federal, la del contrato de trabajo ante el fuero
laboral, etcétera. Las acciones por responsabilidad extracontractual se plantean
ante el fuero civil (ley 23.637).

§ 3 . — OPCIÓN AQUILIANA ANTE EL INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL

366. El artículo 1107 del Código Civil.— Este precepto dispone


textualmente: "Los hechos o las omisiones en el cumplimiento de las

[366) AcufiA ANZORENA, A., "Incumplimiento de contrato y responsabilidad por el hecho


de las cosas inanimadas, lnadmisibilidad de la acción y del cúmulo", en L.L., 24-645.
BIANCHI. E. T., "El olvidado artículo 1107 del Código Civil", en J.A., 1976-11-269. BOFFI
BOGGERO, L. M., voz "Opción o cúmulo", en Enciclopedia Jurídica Omeba, XXI-11. CAVAN)-
LLA-S MUJICA, S. - TAPIA FERNÁNDEZ. I., La concurrencia de responsabilidad contractual y
extracontractual. Tratamiento sustancial y procesal, Madrid, 1992. GARCÍA VALDECASAS. G.,
"E3 problema de la acumulación de la responsabilidad contractual y delictual en el Derecho
español", en Revista de Derecho Privado, t. XLV1, Madrid, 1962, pág. 836. LLAMBUE, J. J.,
"La cuestión de la opción o el cúmulo en la responsabilidad contractual o extracontrac-
tual", en J.A., Doctrina 1973-535, MONATERI, P. G., Cumulo di responsabilitá contrattuale
e extracontrattuale. Padova, 1989. SALAS, A. £., "Diferencias técnicas entre la responsabi-
lidad contractual y delictual", en J.A., 1942-IV-729. VENINI, J, C , "La obligación genérica
ÓRBITAS CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL 155

obligaciones convencionales, no están comprendidas en los artículos de


este título, si no degeneran en delitos del derecho criminar.
De ese modo queda marcada una/roníera entre los ámbitos contrac-
tual y extracontractual de la responsabilidad civil. No obstante se da
un pasaporte, para transitar del primero hacia el segundo, cuando el
incumplimiento del contrato implica un delito penal.
Por ejemplo, la venta de una cosa gravada que implica incumplimiento
contractual y configura defraudación penal; la usurpación por el locador del
inmueble alquilado que es, simultáneamente, infracción a las leyes civil y penal;
etcétera.
El citado articulo 1107. cabe acotar, no tiene antecedentes er\ Derecho
comparado, se inspiró en AUBRY-RAU, e implica la adopción de un criterio sobre
el problema que analizaremos enseguida.
367. Discusión doctrinaría sobre el cúmulo y la opción.— Se trata de
establecer si el incumplimiento de un contrato —aparte de la obvia
responsabilidad contractual— puede dar lugar a la aplicación de las
normas propias de la responsabilidad extracontractual, concebidas,
como se sabe, para el caso de violación del deber general de no dañar,
ajeno a la existencia de un contrato.
Por cierto que ello es dable únicamente por vía de opción en bloque,
es decir, aplicando el sistema propio de la responsabilidad contractual,
o el de la extracontractual, pero no por vía de cúmulo; es inadmisible
pretender acumular, en un reclamo de responsabilidad, lo mejor de uno
y de otro sistema (p. ej., la prescripción más larga de la responsabilidad
contractual, y la indemnización mayor de la extracontractual).
368. Distintas posiciones.— Para algunos, las responsabilidades contractual
y extracontractual son incompatibles; para otros, por lo contrario, son compa-
• tibies.
Quienes preconizan la incompatibilidad entienden que la doble regulación
de una y de otra, derivada de sus génesis distintas, sería inútil si se admitiera
que el acreedor por un incumplimiento contractual pudiese acudir a las normas
aquilianas.
369. La tesis de la compatibilidad.— Este criterio, opuesto al anterior, es
mayoritario. Por cierto que no atañen a esta cuestión ni el caso de dos ilícitos
distintos, ni el de los daños en ocasión del contrato. Ejemplo de lo primero es el
del inquilino queT como consecuencia de una discusión sobre el arrendamiento,
hiere al locador; y de lo segundo, el supuesto del operario que, contratado para
hacer un trabajo en una propiedad privada, comete un hurto en ella. De lo que
se trata, concretamente, es de la posibilidad de optar por el sistema de
responsabilidad aquíliana ante un incumplimiento contractual, y en razón de
ese incumplimiento mismo.

de no dañar y el articulo 1107 del Código Civil", en J.A.. 1986-111-892. ALTERINI, A. A..
"Opción aquilíana ante el incumplimiento contractual", en Revista Jurídica de Buenos
Aires, 1965-111-141.
15 6 VIII. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

(1) Opción amplia. Así opinan quienes admiten la opción en todos los casos
de incumplimiento contractual (SAVATIER, DE CUPIS).
(2) Opción restringida. En este sector de doctrina se ponen ciertas cortapisas
para ¡a opción, como la existencia de un incumplimiento contractual doloso
(LALOU, DEMOGUE); O la exigencia de que tal incumplimiento comporte un delito
de Derecho criminal (AUBRY-RAU, GIORGI): O, más aún, que sea a la vez delito de
Derecho civil y de Derecho criminal (LAURENT, DEMOLOMBE).
(3) Opción forzosa. En rigor se excluye la opción, porque se impone exclusi-
vamente la responsabilidad aquiliana (LABBÉ).
370. Sistema argentino.— Como se ha visto (núm. 366) el sistema
argentino enrola^n el grupo que admite la opción con restricciones, a
través de la exigencia de que el incumplimiento contractual implique
delito penal. ,
En tal situación el acreedor tiene derecho a optar, a su arbitrio,, por
la vía contractual o por la aquiliana.
El delito criminal puede ser doloso ci^ulposo y si, por una u otra razón, el
juez en lo criminal no ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre la existencia
o inexistencia de delito, el juez en lo civil puede calificar el hecho a los fines de
habilitar la opción; verbigracia si el acusado penalmente falleció (art. 59, Cód.
Pen.), o está ausente (art. 1101, Cód. Civ.), casos en los cuales el juez en lo civil
no dicta condena con alcances penales, sino que se limita a tener por configu-
rado el presupuesto de la opción —el delito penal— que es el pasaporte para
cruzar la frontera de las responsabilidades contractual y ext rae o ntr actual.
370 bis. Hacia la unidad de las responsabilidades contractual y
extracontractual Los proyectos de reforma.— El distingo entre la res-
ponsabilidad contractual y extracontractual tiene origen histórico: en
Roma, aquella estaba regida por la Ley de las XII Tablas, y ésta, por la
Ley Aquília (ALLENDE).
Su unificación ha sido reclamada insistentemente en numerosos encuentros
jurídicos: III Congreso Nacional de Derecho Civil (Córdoba, 1961): V Jornadas
(Nacionales) de Derecho Civil (Rosario, 1971): Jornadas Australes de Derecho
(Comodoro Rivadavia, 1980); II Jornadas Bonaerenses de Derecho Civil, Comer-
cial y Procesal (Junín, 1986); 111 Jornadas Sanjuaninas de Derecho Civil {San
Juan, 1986): Jornadas Nacionales sobre Unificación de las Obligaciones Civiles
y Comerciales (Buenos Aires, 1986); XII Jornadas Nacionales de Derecho Civil
(Bariloche, 1989); 131 Jornadas de Derecho Civil y Comercial de la Provincia de
La Pampa (1991).
En el Derecho comparado esta unificación ha sido realizada en leyes moder-
nas: Checoslovaquia (1964), Senegal (1967), Yugoslavia (1978), Canadá [Que-
bec] (1980), etcétera.
^ Actualmente se considera que, de las diferencias de régimen enun-
ciadas en el número 365, "muy pocas son auténticas" (YZQUIERDO
TOLSADA) y que carecen "la mayor parte de las veces de justificación
racional" (TUNC). De ellas, las más significativas conciernen a la exten-
sión del resarcimiento y a los plazos de prescripción liberatoria (XII
Jornadas Nacionales de Derecho Civil, cits.j, pero en la realidad jurídica
moderna van quedando diluidas:
ÓRBITAS CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL 157

(1) En este sentido, hoy se entiende por consecuencia inmediata a los


daños conocidos o conocibles por el deudor en razón de integrar la
trama contractual, sea porque asi se lo ha pactado, sea porque se trata
de una derivación de la regla de buena fe; de ese modo, la responsabi-
lidad contractual —confinada de ordinario al'daño inmediato— ^
/ aproxima a la responsabilidad extracontractual, en la que es de regla
la atribución de los daños mediatos (núm. 630 y sigs.).
(2) En cuanto a la prescripción liberatoria, ciertas relaciones extra-
contractuales son regidas por el plazo decenal propio de la responsabi-
lidad contractual (enriquecimiento sin causa, edificación en terreno
ajeno, daños derivados de las relaciones de vecindad) y, a la inversa, se
aplica el plazo de prescripción de un año en el contrato de transporte
terrestre interno (art. 855, Cód. Com., según ley 22.096), y el de dos
años en el contrato de trabajo (art. 256, ley 20.744, t.o. por ley 21.297).
Por otra parte, "los tribunales no se preocupan por la naturaleza
—contractual o éSítracontractual— de la responsabilidad más que allí
donde existe interés en hacerlo" (MAZEAUD - TUNC).
El Proyecto de Código Único de 1987, así como los dos proyectos de reformas
al Código-Civil de 1993, contemplan la demolición del rígido muro demarcatorio
trazado por el artículo 1107 del Código Civil. El Proyecto de 1987, y el de 1993
emanado de Ja Cámara de Diputados, proponen la derogación de ese texto legal,
y asignan nueva redacción a los artículos 520, 521, 522 y 906 del Código Civil.
Igual temperamento resulta del Proyecto del Poder Ejecutivo de 1993 (art. 1549
y sigs.].
370 ter. Unificación, no identidad.— Por lo pronto, es menester tener
en cuenta que ciertas diferencias entre las órbitas contractual y extra-
contractual de la responsabilidad no pueden ser eliminadas en cuanto
conciernen a ontologías diversas. Así como la moda unisex no convierte
al hombre en mujer, ni a la mujer en hombre, la unificación de
regímenes en materia de responsabilidad no diluye ni puede diluir la
distinta estructura del contrato respecto del hecho ilícito.
Por otra parte, la eliminación de diferencias, o su mantenimiento,
depende de razones de política legislativa. Por ejemplo, en los modernos
proyectos de reformas, el Proyecto de Código Único de 1987 y el Proyecto
del Poder Ejecutivo de 1993 mantuvieron el criterio del Código Civil en
materia de solidaridad: existe por ministerio de la ley en materia
extracontractual, y debe ser convenida en el área contractual. Pero el
Proyecto de la Cámara de Diputados de 1993 invierte la regla: "los
codeudores están obligados solidariamente, excepto que de la ley o de
la voluntad de las partes resulte lo contrario" (art. 701).
Asimismo inciden las leyes especiales. Todos los modernos proyectos de
reformas prevén unificar fa extensión de la responsabilidad conforme a los
criterios de la causalidad adecuada (núm, 507), pero ello no impedirá que tales
criterios sean inaplicables en ciertas relaciones jurídicas. En ese orden de ideas
es invocable un reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
("Perrotta c/ Estado Nacional", 22-XII-94), dictado en una causa en la que se
158 VIH. RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO

tramitó el reclamo de daños contra el Estado formulado por un soldado


conscripto que sufrió lesiones incapacitantes durante el ataque subversivo al
regimiento de La Tablada producido en 1989. El conscripto pretendía ser
indemnizado conforme a las reglas de reparación integral del Código Civil, pero
la Corte Suprema de Justicia de la Nación consideró que el caso está regido por
la ley especial 22,511, la cual establece como tope indemnizatorio el importe
correspondiente a treinta y cinco haberes mensuales del grado de cabo o cabo
1?. El fundamento invocado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación es
extensivo a cualquier estatuto legal particular que disponga un régimen especial
de responsabilidad, y no asigne a ra victima el derecho a optar por tas disposi-
ciones del Derecho común: "deviene necesario otorgar prioridad a la norma
especial sobre las generales que regulan, en el Derecho común, la responsabi-
lidad extracontractual".

C) PRESUPUESTOS DE IRRESPONSABILIDAD

371. Enunciado.— La responsabilidad generadora del deber de in-


demnizar exige la concurrencia de cuatro presupuestos:
{1) El incumplimiento otyetíuo, o material, que consiste en la infrac-
ción al deber, sea mediante eí incumplimiento de la palabra empeñada
en un contrato, sea a través de la violación del deber general de no
dañar.
(2) Un factor de atribución de responsabilidad, esto es, u n a razón
suficiente para asignar el deber de reparar al sujeto sindicado como
deudor. Tal factor de atribución puede ser subjetivo (culpabilidad) u
objetivo.
(3) El daño, que consiste en la lesión a un derecho subjetivo o interés
de la victima cTél incumplimiento jurídicamente atribuible.
(4) Una relación de causalidad suficiente entre el hecho y el daño; es
decir, que pueda predicarse del hecho que es causa (fuente) de tal daño
(conf. con este enunciado, V Jornadas Nacionales de Derecho Civ/1,
Rosario, 1971).
372.— Claro está que, si la responsabilidad que se reclama del deudor no es
la indemnización, sino que se lo ejecuta forzadamente, o se pretende la ejecución
por un tercero, el daño y la relación causal resultan indiferentes, pues no se
trata de reparar el daño, sino de remedios distintos. Para ello bastan, única-
mente, el incumplimiento objetivo y un factor de atribución suficiente; o, dicho
de otro modo, alcanza con que el incumplimiento sea jurídicamente relevante
(nym. 344).
373. Virtualidades.— Sin la concurrencia de esos cuatro presupuestos no
hay responsabilidad que dé lugar a indemnización.

[3711 MESSINADE ESTRELLA GUTIÉRREZ, G. N., "LOS presupuestos de la responsabilidad


civil: situación actual", en BUERES, A, J. (dir.). Responsabilidad por daños. Homenaje a
Jorge Bustctmcmte Atsina T. I, Buenos Aires, 1990, pág. 51.

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