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juego de reglas editorial

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tamento de Arte, o a miembros o dependencias de la universidad, se enviará copia de ese
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próximo número de González / González publica lo que se quiera hacer público, todo lo que
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semana del periodo académico.
lunes 2 de noviembre, 2010

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Ana María Mustafá Sanín enviado a hojagonzalez@gmail.com por Jorge Andres Acevedo

Esto pasó Epílogo

Las cosas sólo existen cuando algún ser pensante está ahí para verlas, Después ya no hubo ganas. Quedamos viéndonos a los ojos como si
para vivirlas, pero, ¿sólo hace falta una persona para que un hecho ya quisiéramos seguir, pero ya no podíamos, el cuerpo no respondió. Ni
sea real? No, hace falta su divulgación, la comunicación de una expe- siquiera tenían filo nuestros dedos en las pieles, no eran fríos, ya no ar-
riencia para que al volverse un conocimiento colectivo, sea al fin algo dían. Ya no importaban. Dejó de ser novedad la desnudez. Parecíamos
real. inocentes porque sólo nos veíamos a los ojos, libres de todo.
Quiero que algo que yo sé que pasó empiece a existir; quiero que deje Estuvimos desnudos, poco nos importó que estuviéramos desnu-
de ser un hecho verídico sepultado en mi cabeza con angustia y sea al dos. Era la visión natural que no nos conmovía, ni nos movía.
menos un rumor en más de una cabeza. Los que fumamos dejamos ir la mano a algún lado en busca de fósfo-
No puedo decir ningún nombre ni denunciar el hecho preciso, tam- ros, encendedor; ¿Quieres fuego? ¡Gracias! ¿Y tú? ¡También, enciéndeme!
poco quiero inventar seudónimos; así que me veo obligada a simple- Los que no fumamos respiramos profundo. El deseo se nos fue con
mente sugerir. el aire, quisimos recuperarlo entre suspiro y ahogo. Humeas; sopla mi
Todos nos sentimos seguros y protegidos, vivimos en una realidad pecho porque estoy sudando ¡Gracias! ¡De nada! ¿Qué te hago? Nada,
virtual encerrada en otra que apenas rozamos cuando se asoma por al contrario, me deshaces. Aparecieron protocolos para asumir al otro:
nuestros televisores o que nos vemos forzados a enfrentar en el espacio ¿Duele? No ya no tanto ¿Duele? No, ya tampoco. Después ya no hubo
público... pero, ¿tengo que estar sola en la calle para que me droguen o ganas. Conocimos a alguien que no conocimos antes.
me violen? Tal vez en el iris del otro era más fácil encontrar el recuerdo de los
Parte de la educación privada es hacer pensar que nada de eso le pasa esfuerzos recientes. ¡Sopórtame! Sé que duelo al principio y después
a la gente educada... nos gusta pensarlo y dejarlo en veredas lejanas. duelo mil veces más fuerte. Nunca termino de doler. Tu dolor es el mío.
Entonces se asocia la falta de educación con conductas de ese tipo que Aprendimos a jugar con los dos colores del tablero. ¡Jaque mate! ¡Jaque
aparentemente se alejan de la gente que frecuentamos y ese preconcep- mate! ¡Jaque! ¡Jaque! Negro, blanco, ¡Jaque! Peón, peón, desde peón-
to se convierte en un instintivo silencio en caso de que algo así nos llega peón, duro al frente, velas altas a estribor, ¡Apunten! ¡Fuego! Beban
a pasar. agua, mirada al frente, aliento hondo; pasos, ecos, huellas profundas…
¿De cuantos violadores se ha oído en universidades privadas? a discreción.
Pareciera que el silencio fuera parte de la matrícula que se paga; ade- Nos hundimos en los lugares más dolorosos, nos atrajo el peligro de
mas, ¿al pagar la matricula nos preguntan quienes somos o qué hemos dispararnos lado a lado. Cerca, cerca, a donde nos guiaron las miradas
hecho? Es evidente que el desempeño académico y el liderazgo no ra- perdidas. ¡Hasta el fondo! Dale ¡Aguanta! que yo aguantaré las mismas
yan con este tipo de actos, pero es impactante ver como un criminal no turbulencias.
declarado puede ser reconocido académicamente y en eventos cultura- Después ya no hubo ganas. Aprendimos a construir efigies con las
les como haciéndole honor al silencio de los demás. cenizas del éxtasis. Estuvimos mucho tiempo parpadeándonos, como
Y no estoy culpando a ninguna institución, estoy culpando a la se- quien ve al otro lado de un tren que pasa, hablándonos en Morse desde
guridad ficticia en la que a todos nos gusta creer que vivimos, y que el fondo de las pupilas. Iris espeso, amigo mío, demasiada cafeína ar-
cuando hay algo que no cabe en ella, es mas cómodo callar. diendo en las neuronas, detalles mínimos que no dejan pasar nuestras
No quiero sembrar miedo, ni curiosidad morbosa y mucho menos percepciones en guardia, heridas, rabiosas, hambrientas. Parecemos
señalar a las víctimas por no tomar medidas: sólo quiero que la gente perros nocturnos que han sido heridos por la nada. Así tus ojos son
que sepa de que estoy hablando, se de cuenta que sí hay formas de de- más profundos, ¡Aire! ¡Aire! No seguí instrucciones para sumergirme
nunciar; y la persona que no tiene idea de lo que hablo, pues que tenga donde no debía, ¡Aire! Necesito el aire que me robas porque respira-
esto en mente. mos desacordes; vuelves, vas, vuelves, vas; subes, bajas, subes; fuerte
tu abrazo me abrió heridas en la espalda, fuertes tus quejidos rompie-
—Ana María Mustafá Sanín ron el velo en mis oídos; rómpeme mientras te rompo, ilusión, fugaz
delirio que luego parpadea inocente, desacalorándose. Y sin ropa.
¿Quieres fuego? Gracias, yo no fumo. Yo tampoco.
El gran problema no es la maldad de los malos,sino el silencio de los buenos.
—Martin Luther King — Jorge Andres Acevedo
enviado a hojagonzalez@gmail.com por Cesar Camilo Realpe enviado a hojagonzalez@gmail.com por Francisco Javier Viveros

Nebulosa I

Para J.D

Yo tengo una impresión: Las horas y los días son intermitentes y van
en desorden. Por eso, el tiempo sabe dilatarse y encogerse a su modo,
algunas veces, cuando lo altero yo, se encapricha y pasa; algunas otras,
no está presente; es un sueño largo, uno que no termina, y si termina,
termina dejándome sin sueño.

Hay muchos temas, es evidente, lo que no hay son decisiones. Uno no


decide nada, solo nos sumergimos en creencias, que, pareciendo nues-
tras, nos sorprenden cuando ellas ya nos han decidido. Y así como nos
ponen a su servicio, un buen día nos prueban dándonos libertad pero
pacientes de nuestro irremediable regreso.
Un día por ejemplo, se me iba antojando no ir a clase; por un lado,
caía el peso de la nota para el vago, por otro, el remordimiento y el des-
tino, la fiel creencia de asistir a un claustro que valide una existencia
profesional; entonces las creencias que son más fuertes que el mal in-
mediato, me levantan, me bañan y me acompañan a clase colaborando
al futuro, pues el futuro siempre es bueno.
Lo más difícil en la vida es no creer, y lo segundo más difícil es decir
“Yo” sin titubeos, incluso cuando uno ha dejado de creer.
Ah, sí, la coherencia, el argumento, la verdad…. y toda esa mierda:
Cuando J.D olvidó lo que tenía que hacer, murió; lo murieron.
Pero yo si recuerdo algo:
Recuerdo que perdí la memoria.

—Vigo

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Gustavo Alejandro Nino


enviado a hojagonzalez@gmail.com por Luis Antonio Silva Anaya

¿Está cansado y aburrido de que en González


ya no se pueda escribir anónimamente?

No se preocupe, envíe sus correos a:


podriasercualquieradeustedes@gmail.com.
Desde esa cuenta serán reeenviados a Hoja González a nombre de
enviado a hojagonzalez@gmail.com por Ivan Cardona Gustavo Niño, actual estudiante del Departamento de Arte de la Uni-
versidad de los Andes, futuro egresado de dicha Institución y quien
No creo que el arte esté del marco hacia adentro y que el mundo del controla y tiene a su nombre esa cuenta.
arte está del marco hacia fuera. El arte es humano, y lo humano está del Usted ponga el texto que yo pongo el nombre.
marco hacia fuera. De lo contrario, el arte no cambiaría y pretendería
ser objetivo. Cordialmente,
Ya que González es “oficial”, ¿por qué no tiene un correo hojagonza- Gustavo Niño
lez@uniandes.edu.co?
Saludos, Nota: No utilicé mi cuenta @uniandes pues desaparece sin previo avi-
so al graduarse. Este correo sí fue enviado desde ga.nino23@uniandes.
—I.C. edu.co

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Nicolas Vizcaino

Quien ofrece respuestas claras a problemáticas complejas miente.


­—Michael Hanecke Para escribir en el Gonzalez hay que aprender a leerlo.

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