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SERENATA
A JOSÉ MARÍA
ARGUEDAS
EN LA VOZ DE
LOS MEJORES
INTÉRPRETES
DRAMÁTICOS
GERARDO ANGULO
ELENA HUAMBOS
OFELIA LAZO
REBECA RÁEZ
MYRIAM REÁTEGUI
DIRECCIÓN:
ERNESTO RÁEZ
GLOSAS:
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
CUENTOS:
– EL LAGARTO
– EL BARRANCO
– WARMA KUYAY
– EL SUEÑO DEL PONGO
– EL TORITO DE LA PIEL
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BRILLANTE
Página
E-mail: Tutaykiri@gmail.com
Cuadra 2 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
ºººººººººº
PLAN LECTOR
PLIEGOS
DE LECTURA
ARGUEDAS,
EL HIJO
AJENO
Danilo Sánchez Lihón
“Amor
contra el espacio
y contra el tiempo”
César Vallejo
1. Los enigmas
de su nacimiento
José María Arguedas es quien nos develó el mundo andino con entrañable fervor,
ternura y belleza sin límites. En las reseñas sobre su vida se consigna que nació el
18 de enero del año 1911 en Andahuaylas, en el departamento de Apurímac, región
de cerros inhiestos y pavorosas hondonadas.
Se refiere, además, que fue hijo del abogado Víctor Manuel Arguedas Arellano y de
la señora Victoria Altamirano Navarro, quien era hacendada y murió cuando él tenía
dos años y medio de edad.
paradojas.
Y esto desde que Luis E. Valcárcel, el gran historiador del Incario, su dilecto
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maestro, colega de trabajo y amigo sincero, revelara en sus memorias que era hijo
natural.
Y, además, fruto de una relación irregular. ¿Qué significa ese apunte turbador,
pavoroso y con signos de ser una lanza meticulosamente adobada y lanzada por un
historiador?
Esto motivó una pregunta inquietante en personas que quieren y aman a José María
Arguedas con libertad y a la vez con compromiso consagrado.
2. La tierra
rezuma sus lágrimas
Y entonces aquello que parecía una historia lacrada y secreta ahora aflora, se filtra y
horada hasta por entre las rocas. Y que se diseña o esboza del siguiente modo:
3. Dejándolo
por los caminos
a. José María Arguedas no nació dentro sino fuera del matrimonio de Víctor Manuel
Arguedas con la señora Victoria Altamirano.
b. Es hijo del padre que se menciona, pero en una criada o sirvienta de la casa de su
hermana, la señora Amalia Arguedas Arellano hermana del padre de José María y
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f. Luego el niño volvió a ser recuperado por la familia Arguedas, para que su padre
fuera dejándolo por los caminos como encargado, hijo extraño o hijo ajeno, faceta
esta última que lo relata el propio José María.
4. ¿Quién
sino?
a. Que José María Arguedas Altamirano quizá sea en verdad José María Arguedas
Tejada, hijo de la criada de su tía Amalia Arguedas Arellano, hermana de su padre.
b. Que Juanita Tejada confinada en Huanipaca asumiera con resignación este hecho
reconociendo que era un destino mejor para su hijo. Desde entonces Juanita Tejada
adoptó una actitud ausente extrañando a su hijo, reclamando a veces y delirando
otras, sintiendo y sabiendo a la vez que era imposible recuperarlo.
d. Pareciera que José María Arguedas supo de este nudo en su destino y de esta
historia sublevante y estremecedora. Y de ser así, debe haber sido uno de los
motivos más gravitantes en su desapego por la vida y en su suicidio concomitante.
e. ¿Quién sino él mismo pudo revelar estos hechos a Luis E. Valcárcel para que él
anote después que es hijo natural e irregular del matrimonio? ¿Quién sino José
María para haber confiado en el hombre viejo, sabio y sosegado con quien trabajó
estrechamente, con quien fueron amigos y confidentes?
5. Un emblema
y una consigna
a. Que las fechas del posible encuentro entre el padre de José María y la criada
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b. Que los parientes de Juanita Tejada recuerdan que ella tuvo por aquella fecha del
nacimiento de José María Arguedas un hijo varón.
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c. Que el genotipo biológico de José María Arguedas corresponde al tronco familiar
de Juanita Tejada Gutiérrez, blanco de piel, ojos claros, zarco, con el pelo castaño y
ondulado.
e. Que la localidad lejana de Huanipaca guarda esta historia como un secreto pero a
la vez como un emblema y una consigna en el alma.
6. La vida se eleva
en un prodigio
A ello se agrega:
a. Que los pobladores del lugar conocen de algún modo la vida extraña que la
muchacha llevó a consecuencia de que le arrebataron a su hijo.
b. Que en la partida de bautismo después del apellido paterno Arguedas figura una T
borroneada.
c. Que José María Arguedas tuvo una especie de fijación en sus novelas acerca de
estas relaciones desiguales de patrones y servidumbre.
e. Que es un hombre que vive con sus emociones en punta, en filo, suspendidas,
temblando y en vilo; o en vuelo.
f. Que siempre tuvo fascinación por los abismos, hondonadas y barrancos; sobre los
cuales la vida se suspende y eleva en un prodigio de equilibrio.
7. Purifican
estigmas
Cabe suponer entonces que nació no en un pueblo grande, sino en un lugar remoto,
posiblemente en la hacienda Karketi de Huanipaca.
Y en una casa pobre y vetusta, porque estos son también escenarios que
constituyen una fijación en sus obras.
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c. Porque la mujer embarazada del patrón se refugia en un lugar inaccesible.
e. Porque son las quebradas andinas, como dobladuras atroces de los cerros, los
lugares más propicios a vivir en otro mundo.
f. Porque son a su vez los lugares más prodigiosos, atravesados de cursos de agua
límpidos y cristalinos que purifican penas, agobios y estigmas.
8. Mundo
trémulo
Siendo así José María Arguedas vería la luz primera del sol en alguno de esos
parajes que son milagros sobrenaturales de la naturaleza y de la vida.
a. Quebrada envuelta entre bosques. Donde cada arbusto, planta y espiga tienen
alma, donde toda la naturaleza estalla y se pasma.
d. Donde los cerros, los seres y las cosas tienen estupor y pugna la vida aunque
poderosa es la muerte.
En ese mundo nació José María Arguedas, para develar entrañable y apulso el
mundo andino lacerado, trémulo y sobrecogido.
9. En ese mundo
nació Arguedas
– Donde las noches son invisibles por lo sobrenaturales. Pero que al final se asumen
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y se sobrevive.
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Quebrada como aquella que recreó en su cuento Warma Kuyay, “Amor de niño”,
donde dice:
Me fui hacia el molino viejo; el blanqueo de la pared parecía moverse, como las
nubes que correteaban en las laderas del “Chawala”. Los eucaliptos de la huerta
sonaban con ruido largo e intenso; sus sombras se tendían…
Esas sombras que él perfila y delinea en el suelo son las que pisamos a tientas y
seguimos conmovidos en este trabajo.
Siguiendo dicho rastro y fascinación y queriendo conversar con alguien que nos
precise un poco más acerca de los perfiles del pueblo de Huanipaca, el día sábado 8
de enero del año 2011 entrevisté a la Sra. Rosa Mattos Gutiérrez en su
departamento ubicado en la cuadra 8 de la Av. Mariátegui, en Jesús María, en Lima.
Y yo me arriesgué diciéndola:
Mujer precisa, que escruta con sus ojos azulados antes de dar una respuesta,
buscando que ésta sea lo más exacta y objetiva posible. Es una dama fina, cultivada
y se la siente que busca el bien en todo. Y quien conoce la obra de José María
Arguedas hasta en sus mínimos detalles.
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– Sí, puede hacerlo.
– Nací en Huanipaca el año 1928 y me crié allí hasta los 9 años, pero he regresado
siempre. A veces por períodos largos, cuando estudiaba en el Cuzco.
– Sí. Estaba casada con don Manuel María Guillén, ambos dueños de las cuatro
haciendas principales de Huanipaca. Fueron mis padrinos de bautizo y yo fui como
una hija para ellos.
– Sí. En esos lugares he jugado y he vivido. Tenían las haciendas más grandes del
distrito: Karketi, Huaychuyo, Wanchulla y Tacmara. Eran dueños de la mayor
extensión de tierras.
– ¿Cómo es Huanipaca?
– Tiene su plaza, sus calles, aunque ahora un poco desoladas, su iglesia que mandó
a construir don Manuel María Guillén, esposo de la señora Amalia Arguedas.
– ¿Qué imagen guarda de la señora Amalia Arguedas, tía de José María, por ser
hermana de su padre?
despedirla, como unas doscientas personas en un cortejo que lloraba hasta la curva
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13. ¿Cree
en ella?
– ¿Su hermano, don Víctor Manuel, padre de José María el escritor, la visitaba
continuamente?
– Sí, siempre. Eran hermanos y él era un abogado trashumante que visitaba los
pueblos.
– Sí.
– ¿Cree en ella?
– Sí.
– ¿Hay pruebas?
– No.
14. Porque es
mi propia historia
(De un caso así lo primero que se tratarán de hacer desaparecer son las evidencias,
pienso yo).
(No es una prueba ni una evidencia, pienso yo, pero a partir de ello lleva a hacerse
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– Sí.
(Y si alguien más cree en eso, pienso yo, es porque sabe que así es el Perú, del
cual Arguedas es su Apu).
– Sin pensar ahora en pruebas, ¿por qué cree que el desenlace fue ese?
– El hecho de que existiera un hijo fuera del matrimonio era una vergüenza y una
afrenta. Por ejemplo, cuando mi madre, de 28 años de edad me concibió a mí, pero
sin haberse casado, mi abuelo ordenó eliminarme.
– ¿Así?
(En el caso de José María, si ocurrió tal como se supone, o bien desaparecía el niño
o bien se aparentaba que era hijo legítimo de los esposos casados, tal como se hizo.
Y debía de desaparecer todo vestigio.
16. Abrir
dicho enigma
– Yo era una niña. Yo no sabía nada. Y no tenía ninguna inquietud al respecto. (No.
De esas historias nunca se habla. Son arcanos. Aquí estamos frente a una lápida,
pienso yo).
– Sí. La última vez que lo vi, ya canosa, mendigaba en el mercado del Cuzco.
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– No, Ninguno.
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– ¿Usted cree que José María Arguedas tenía indicios acerca de este origen?
– Sí. (Y quizá para nadie peor que para él abrir dicho enigma).
– Llegaba siempre a Huanipaca. Vestía terno, nadie más lo hacía. No hablaba con
nadie. Cruzaba la plaza y se sentaba en una piedra de la colina de Cicuca. Me
fascinaba verlo. Él pasaba horas mirando un mismo lugar.
17. Mirarlo
a los ojos
(Después que salió libre de la cárcel y publicó “El sexto”, el primer lugar al cual fue a
buscar alivio a su alma es Huanipaca).
Rosa Mattos a quien entrevisto, ha participado junto con otras personas, elaborando
una semblanza acerca de sí misma en el libro titulado “Reflejos de vida”, producido
por el taller literario del Centro de Adulto Mayor Pablo Bermúdez.
“Cuando conocí “Agua” de Manuel María Arguedas y supe que era ese señor flaco,
que salía todas las mañanas de la casa de doña Amalia, en mi pueblo de
Huanipaca, lamenté no haberle dirigido la palabra, no haberme sentado a su lado y
mirarlo a los ojos.
Claro que aún era pequeña... me limitaba a seguirlo de lejos cuando subía al cerrito
de Cicuca”.
18. Algún
pasaje
– No. Nada.
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Sra. Victoria Altamirano, siquiera en la referencia que de ella pudieran haberle hecho
otras personas?
19. ¿Por
qué?
Sea a partir de noticias, reseñas o anécdotas que le narrasen otras personas, que le
informan acerca de ella.
Si no fue así, es porque este constituía un tema vedado para él, prohibido y tabú.
Que no podía acercarse a él ni tocarlo, salvo con una deidad como Luis E. Valcárcel.
Sino, ¿cómo se explica que él tan sensible no recogiera sus pasos, recreara sus
huellas y revivieran sus latidos en su escritura?
Sino, ¿por qué él tan reconocido a la Pacha Mama no tiene una sola línea dedicada
a evocar a su madre biológica salvo estas diez palabras que más parecen una lápida
que cierra y que clausura?
20. Siendo
así
Nada más en toda una ingente producción literaria. Incluso entre los personajes
nativos que más lo protegieron recuerda principalmente a mujeres, como doña
Cayetana que le supo dar más amor, quizá porque los blancos cuando sufren
necesitan más consuelo que los indios.
No es que excluyera entonces a las mujeres. Siendo así, ¿por qué no hace lo mismo
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Igual que hizo con tantos otros asuntos y contenidos fundamentales, como cuando
relata, en las palabras de otros, cómo los indios construyeron un camino de la sierra
a la costa en unos cuantos días.
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En cambio a su padre sí le dedica capítulos enteros de su obra, no porque fuera un
ejemplo sino por adhesión sentimental y emotiva. En torno a su madre nada.
Pareciera entonces que tenía un muro temible que lo ataja a ocuparse de ella.
21. ¿Quienes
somos?
He allí la despiadada crueldad con alguien que tuvo que sufrir ese destino para
develar no su suerte particular sino de la comunidad indígena plena de ternura y las
raíces que nos sustentan a todos nosotros.
Esta historia no solo vale porque se trate de José María Arguedas sino porque es la
historia de todos nosotros.
Estos contenidos debieron estar presentes en los dos balazos que se descerrajara
en el cráneo al final de su vida.
Y, ¿por qué insistimos en un hecho como este que podría parecer hasta una
averiguación equívoca de detalles luctuosos?
22. Es
nuestra historia
Como dice la Sra. Rosa Mattos en la entrevista que le hacemos. Vale este rosario de
hechos porque es nuestra propia vida.
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algo particular y biográfico, cuando su valor está en otra dimensión, mucho más
social y hasta de rearme para nosotros mismos.
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Por eso vale, de lo contrario podría parecer incluso de un interés superfluo, curioso e
incluso atrabiliario.
Y todo esto por la urdimbre de país irresuelto que somos, de ser los cantos rodados
de “Los ríos profundos” de la tierra y de José María Arguedas, el que avizoró y vela
por nuestro destino.
23. Desafíos
en el alma
La vida de José María Arguedas estuvo herida y desgarrada por dolores y ausencias
muy hondas, además de signada a vivir con los domésticos y siervos y parias.
Y él mismo condenado a ser uno de ellos. ¿No hay en esto una adhesión a la
madre si suponemos que lo sabía?
Pero sobre todo dedicamos estas páginas laceradas y porque una historia así nos
engrandece, por los desafíos en el alma que nos abre y nos plantea y uno es libre de
adoptar.
Ello, ¿no nos hará ser distintos con cada persona que nos interpela en esa
dimensión y en ese sentido?
Porque es aprender a mirar con mayor sabiduría lo que somos. La vida y obra de
José María –y dentro de ella las circunstancias de su nacimiento– han cobrado
Página
Eso ocurre cuando pasan a ser esencias universales del ser del hombre las que se
tocan. Precisas y cabales para un país milenario como es el Perú.
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Y es que en los seres paradigmáticos y legendarios se mimetiza o se expresa
mucho el colectivo social que somos, en este caso el Perú: un país misterioso,
sensual y fragmentado.
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